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Dentro del entramado relacional que se teje entre la ciudad y

los sujetos migrantes, los protagonistas de las novelas quedan


presos de un constante deambular que hace difícil su inscripción
permanente, lo que traería consigo dificultades a nivel de su
subjetivación. Ello haría entonces que los sujetos se instalen
desde una posición que supone la tensión de un entre dos
espacios, lo que hace difícil su afirmación en el terreno de la
ciudad pero, a la vez, tampoco pueden abandonarla del todo.

REVISAR INDICIOS SOBRE EL CUERPO.

El movimiento que dibuja un cuerpo en el espacio va


moldeando también a ese cuerpo13. Este apartado intenta
analizar este efecto por medio de la pregunta por el
desplazamiento que inscribe el cuerpo en las ciudades que
se presentan en las novelas, a saber: Santiago y Buenos
Aires. Cabe señalar que se distinguen dos tipos de
desplazamiento: uno exterior, vinculado a la búsqueda
concreta de un espacio en que instalarse y desde el cual
relacionarse por parte del sujeto con la ciudad; y otro
interno, que busca el impulso hacia el movimiento del
afuera.

 14 Jean-Luc Nancy, 2003, Op. Cit., p. 72-73.

20Esta distinción nos enfrenta a la imbricación de los


espacios físico y psíquico. La descripción que realizan los
protagonistas de ese exterior, con su órdenes y desórdenes,
también da cuenta de una realidad interior que se presenta
en los mismos términos, lo que la hace más o menos
habitable. En este espacio el cuerpo es contenido y allí el
“[…] cuerpo se espacia, se expulsa, idénticamente […] el
cuerpo que se expulsa hunde lo inmundo en pleno mundo”14.
De esta forma, nuestro mundo está dado tanto por el cuerpo
espaciado que se inscribe en el mundo, como por aquel que
se expulsa desde lo inmundo para abrirse paso hacia el
espacio ordenado. Esta gramática de la espacialidad se
concretiza en la experiencia de la corporalidad, la que nos
muestra ambas formas de espaciamiento.

Viajar es experimentar. Fahren ist erfharen. En el idioma alemán


es donde con mayor claridad se ve esta conexión entre ambas
acciones: si viajar (al. fahren) supone experimentar (al.
erfahren) es porque el movimiento del viaje es también interior
al propio sujeto que lo vive: redunda e influye reflexivamente
en él. Tal es el sentido del prefijo «er-», que añade al término
con el que se une un sentido de «reflexión» o de «hacerse cargo
de algo»: «experimentar» o «er-fahren» consiste en ir haciéndose
cargo de los momentos de los que el sujeto es testigo durante un
viaje: no sólo en recorrer y conocer nuevos lugares, sino que
hay un re-conocimiento de uno de los mismos en aquello que le va
sucediendo. El camino recorrido es también, así, su propio
camino. El sujeto se abre al mundo y al conocimiento que se le
manifiesta. Por eso cambia interiormente y, al mismo tiempo, ese
cambio le permite acceder a una verdad que hasta ese momento le
estaba vetada o que, simplemente, no veía20.

Así, la experiencia del desplazamiento se encuentra vinculada a


un saber que se sigue de su acción, un movimiento interior que
da cuenta de un proceso interno, paralelo al externo. Así, al
momento en que visita y revisita nuevos lugares, también se
contacta y descubre elementos internos, hasta entonces
desconocidos, lo que nos permite interpretar que estamos frente
a un sujeto diferente.

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