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El documento analiza cómo el constante deambular de los sujetos migrantes en las ciudades dificulta su inscripción permanente y subjetivación. Esto hace que se instalen en una posición de tensión entre dos espacios, sin poder afirmarse completamente en la ciudad pero sin poder abandonarla tampoco. Asimismo, examina cómo el desplazamiento del cuerpo en el espacio moldea ese mismo cuerpo, distinguiendo entre el desplazamiento exterior para encontrar un espacio donde establecerse y el desplazamiento interior que impulsa el movimiento hacia fuera.
Descripción original:
Título original
Dentro del entramado relacional que se teje entre la ciudad y los sujetos migrantes
El documento analiza cómo el constante deambular de los sujetos migrantes en las ciudades dificulta su inscripción permanente y subjetivación. Esto hace que se instalen en una posición de tensión entre dos espacios, sin poder afirmarse completamente en la ciudad pero sin poder abandonarla tampoco. Asimismo, examina cómo el desplazamiento del cuerpo en el espacio moldea ese mismo cuerpo, distinguiendo entre el desplazamiento exterior para encontrar un espacio donde establecerse y el desplazamiento interior que impulsa el movimiento hacia fuera.
El documento analiza cómo el constante deambular de los sujetos migrantes en las ciudades dificulta su inscripción permanente y subjetivación. Esto hace que se instalen en una posición de tensión entre dos espacios, sin poder afirmarse completamente en la ciudad pero sin poder abandonarla tampoco. Asimismo, examina cómo el desplazamiento del cuerpo en el espacio moldea ese mismo cuerpo, distinguiendo entre el desplazamiento exterior para encontrar un espacio donde establecerse y el desplazamiento interior que impulsa el movimiento hacia fuera.
Dentro del entramado relacional que se teje entre la ciudad y
los sujetos migrantes, los protagonistas de las novelas quedan
presos de un constante deambular que hace difícil su inscripción permanente, lo que traería consigo dificultades a nivel de su subjetivación. Ello haría entonces que los sujetos se instalen desde una posición que supone la tensión de un entre dos espacios, lo que hace difícil su afirmación en el terreno de la ciudad pero, a la vez, tampoco pueden abandonarla del todo.
REVISAR INDICIOS SOBRE EL CUERPO.
El movimiento que dibuja un cuerpo en el espacio va
moldeando también a ese cuerpo13. Este apartado intenta analizar este efecto por medio de la pregunta por el desplazamiento que inscribe el cuerpo en las ciudades que se presentan en las novelas, a saber: Santiago y Buenos Aires. Cabe señalar que se distinguen dos tipos de desplazamiento: uno exterior, vinculado a la búsqueda concreta de un espacio en que instalarse y desde el cual relacionarse por parte del sujeto con la ciudad; y otro interno, que busca el impulso hacia el movimiento del afuera.
14 Jean-Luc Nancy, 2003, Op. Cit., p. 72-73.
20Esta distinción nos enfrenta a la imbricación de los
espacios físico y psíquico. La descripción que realizan los protagonistas de ese exterior, con su órdenes y desórdenes, también da cuenta de una realidad interior que se presenta en los mismos términos, lo que la hace más o menos habitable. En este espacio el cuerpo es contenido y allí el “[…] cuerpo se espacia, se expulsa, idénticamente […] el cuerpo que se expulsa hunde lo inmundo en pleno mundo”14. De esta forma, nuestro mundo está dado tanto por el cuerpo espaciado que se inscribe en el mundo, como por aquel que se expulsa desde lo inmundo para abrirse paso hacia el espacio ordenado. Esta gramática de la espacialidad se concretiza en la experiencia de la corporalidad, la que nos muestra ambas formas de espaciamiento.
Viajar es experimentar. Fahren ist erfharen. En el idioma alemán
es donde con mayor claridad se ve esta conexión entre ambas acciones: si viajar (al. fahren) supone experimentar (al. erfahren) es porque el movimiento del viaje es también interior al propio sujeto que lo vive: redunda e influye reflexivamente en él. Tal es el sentido del prefijo «er-», que añade al término con el que se une un sentido de «reflexión» o de «hacerse cargo de algo»: «experimentar» o «er-fahren» consiste en ir haciéndose cargo de los momentos de los que el sujeto es testigo durante un viaje: no sólo en recorrer y conocer nuevos lugares, sino que hay un re-conocimiento de uno de los mismos en aquello que le va sucediendo. El camino recorrido es también, así, su propio camino. El sujeto se abre al mundo y al conocimiento que se le manifiesta. Por eso cambia interiormente y, al mismo tiempo, ese cambio le permite acceder a una verdad que hasta ese momento le estaba vetada o que, simplemente, no veía20.
Así, la experiencia del desplazamiento se encuentra vinculada a
un saber que se sigue de su acción, un movimiento interior que da cuenta de un proceso interno, paralelo al externo. Así, al momento en que visita y revisita nuevos lugares, también se contacta y descubre elementos internos, hasta entonces desconocidos, lo que nos permite interpretar que estamos frente a un sujeto diferente.