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Extraído del Libro: Nuevos avances de la investigación social: la investigación

social de segundo orden/ introducción y selección de Jesús Ibáñez. Proyecto A


Ediciones, 1998, Barcelona.

• Artículo de JESÚS lBÁÑEZ, «Los avatares del sujeto» (1986, inédito).

Avatar es, en la mitología hindú, una encarnación. Para ser sujetos, tenemos que
encarnarnos en el orden simbólico: orden del metabolismo social; del intercambio de
objetos, de sujetos y de mensajes. Uno, para ser sujeto, ha de ser sujetado por ese orden
(<<Ningún sujeto tiene razón para aparecer en lo real, salvo que existan allí seres
hablantes», ha escrito Lacan).
El sujeto es efecto, no causa, del orden simbólico. El orden simbólico preexiste a los
individuos: cuando nacen tiene ya preparado, para cada uno, su lugar (en el conjunto de las
relaciones sociales). Al encarnarse en el orden simbólico, el sujeto queda dividido en sujeto
del enunciado y sujeto de la enunciación. El sujeto es representado en la cadena hablada
por un nombre -o por un pronombre-, por un significante. Como quedan representados los
otros sujetos y, en general, el mundo. Así desaparece la posibilidad de toda relación
inmediata: toda relación posible queda mediada por el orden simbólico. El sujeto -dividido-
queda, a la vez, excluido del orden simbólico y representado en él. El inconsciente es el
efecto de esta situación. Es el refugio del sujeto «verdadero», de la parte del sujeto que no
encarna en el orden simbólico, que no es metabolizada -ni metabolizable- por la sociedad.
La estructura del orden simbólico no es inmutable. Cambia con el tiempo, y cambia -por
tanto- la estructura del sujeto. Se cruzan dos movimientos: un movimiento de represión que
produce el desvanecimiento del sujeto (que pierde su profundidad vertical, para quedar
aplanado en la horizontalidad superficial del intercambio); y un movimiento de retorno de lo
reprimido (del sujeto de la enunciación). Se puede hacer coincidir el primer movimiento con
la modernidad, y el segundo -que actúa ya en la modernidad- con la posmodernidad.

El sujeto del enunciado

En toda economía (política, libidinal o significante), se cruzan dos procesos: el proceso


vertical de la producción/consumo (operaciones irreversibles) y el proceso horizontal de la
circulación (operación reversible). La economía capitalista abate el orden vertical sobre el
orden horizontal: borra en el producto las huellas, tanto del objeto (materia prima) como del
sujeto (fuerza de trabajo).
El intercambio está regulado por una ley de valor, por un equivalente general de valor
(moneda, padre, lengua). El equivalente cumple tres funciones: arquetipo ideal (ausente),
ficha para el intercambio simbólico (representado), o medio de pago o tesoro reales
(presente). Así, el oro funciona en la producción como patrón, en la circulación como pieza,
en el consumo como lingote (para pagar o atesorar); el padre nos da el nombre, emite ideas
e ideales y nos engendra; la lengua mide la verdad, es el instrumento para conversar con
nuestros semejantes y constituye el tesoro de nuestra memoria.
La ley de valor constituye a la vez la forma de la objetividad y la forma de la subjetividad. En
la época en que escribía Descartes -albores de la modernidad- los equivalentes de valor
eran completos: cumplían las tres funciones. La moneda, el padre y la lengua eran de oro
puro. El habla estaba cubierta por la verdad y era convertible en ella. Había congruencia
entre lo individual y lo universal, el habla reflejaba la verdad del objeto y expresaba la
verdad del sujeto. Había un lugar, el lugar del sujeto transcendental que diseñó Kant o el
lugar de la coincidencia entre el espíritu subjetivo y el espíritu objetivo que diseñó Hegel, en
el que era posible la existencia de un sujeto «absoluto» (verdadero).
Pero, arrastradas por la ley de Greshan, la moneda (de papel), el padre (de boquilla) y la
lengua (de falsilla) pierden sus funciones de arquetipo y tesoro. La moneda no está cubierta
por la belleza (oro), el padre no está cubierto por el bien, la lengua no está cubierta por la
verdad. Los tres son inconvertibles: flotan. Ya no es posible, al mismo tiempo, reflejar la
verdad del objeto y expresar la verdad del sujeto. La verdad del objeto se degradará en
economicismo (noble en Marx, trivial en sus interpretaciones burguesas), la verdad del
sujeto se degradará en psicologismo (noble en Freud, trivial en sus interpretaciones
burguesas). Por una parte, los equivalentes de valor se repliegan en su función de medios
de intercambio, por otra parte se interrumpe la comunicación entre las economías política,
libidinal y significante.

El cubismo, por ejemplo, expresa -según Jean-Joseph Goux- la nueva situación. Dos
rasgos definen el cubismo: multiplicación de las perspectivas y desfiguración parcial
impuesta por la lógica de la composición.

Ya no hay lugar transcendental para el sujeto: el sujeto «absoluto» se ha transformado en


una serie de sujetos «relativos». Ya la figuración no copia lo figurado: el valor se desplaza
de la fidelidad referencial (adecuación a la realidad) a la convención estructural (coherencia
del discurso). La misma distancia que hay en pintura entre realismo y cubismo hay en
literatura entre Zola y Gide. Los monederos falsos es -para Goux- una novela cubista:
multiplicación de perspectivas y desfiguración (los personajes son desplazados por ideas).
El sujeto y el objeto empiezan a ser puestos en cuestión.

Del realismo al cubismo, del cubismo a la abstracción. Ya no hay figuración (y, por tanto, no
hay objeto), ya no hay perspectiva (y, por tanto, no hay sujeto). No hay unidad de medida -el
hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas-, no hay tesoros -la belleza, el bien y
la verdad nos están vedados. El ser, como dijo Heidegger y repite Vattimo, se ha degradado
en valor. Es puro valor de cambio. Se ha completado la monetarización: en un mundo sin
verdad, el juego de significantes vacíos es la única verdad (Goux). El significante no remite
ya a un referente (ni siquiera a un significado), sino a otro significante.

La concepción Lacaniana refleja y expresa esta situación. Bajo la ley de valor de moneda
completa, la ley «cultural» no estaba sometida a la ley «natural»: simplemente garantizaba
la equivalencia entre lo que hay (el valor nominal) y lo que es (el valor real). El valer estaba
sometido al ser. Ahora, la ley de valor es una ley despótica, que obliga a circular a objetos,
sujetos y mensajes, pagables con monedas de curso forzoso. Todo es, en el intercambio de
objetos, moda; en el intercambio de sujetos, política; en el intercambio de mensajes,
publicidad.

El sujeto de la enunciación

El sujeto de la enunciación no se resigna a perder lo bello, lo bueno y lo verdadero.


Reivindica equivalentes de valor que sean, otra vez, unidad de medida y tesoro. El
movimiento que desemboca en el surrealismo reivindica el tesoro. El movimiento que
desemboca en el formalismo reivindica la unidad de medida. Es el retorno de lo reprimido
en el objeto y en el sujeto. No hay cobertura en la horizontal de la circulación: la hay en la
vertical, arriba está el ideal, abajo el tesoro.

El romanticismo y el surrealismo intentan recuperar el sujeto «verdadero». Bajo el régimen


de moneda completa, lo real aparece en la perspectiva del objeto como exterioridad
empírica: bajo el régimen de moneda incompleta -sólo circulante-, lo real aparece en la
perspectiva del sujeto como interioridad experiencial. Hay una aplicación de la oposición
racional/emocional a la oposición objetivo/subjetivo. El tesoro es el inconsciente (lo que en
el individuo resiste): de ahí, por ejemplo, el énfasis puesto en la locura y -en general- en el
descenso a los infiernos.
La modernidad es, desde su raíz protestante, iconoclasta (Goux). La música (modulación
del tiempo) desplaza a la pintura (modelación del espacio). En lo audible, el alma habla al
alma. Bach culmina la abstracción en música (su algebrización). Kandinsky busca los
arquetipos en la forma (arquetipos de la recta: vertical, horizontal, oblicua) y no en el
contenido. Mallarmé opondrá al concepto denotado la idea connotada: la idea que hace
resonar la melodía del alma (al oro del financiero opone el oro del poeta).

Son movimientos condenados a naufragar. Escribe Lacan: «Pienso que la consigna de un


retorno a Descartes no sería superflua». Retorno, sin duda, a la duda. Antes de hacer
hablar a los hechos hay que preguntar por las condiciones de sentido que nos los dan por
tales. Desde que Velázquez pintó a Velázquez pintando el cuadro que pinta Velázquez,
hasta que Patino filmó a Patino filmando el filme que filma Patino, abundan las obras de arte
que son una pregunta por las condiciones de posibilidad de la obra de arte. El sujeto
-«absoluto», «relativo»»se ha desvanecido: sólo queda la posibilidad de un sujeto
«reflexivo». Son las tres posiciones del sujeto en física: clásica, relativista y cuántica. El
sujeto es interior a la representación, que es interior a lo representado. Foucault ha
buscado, en la genealogía de las prácticas de sí, las condiciones de posibilidad del sujeto.

La relación epistemológica ha sido sucesivamente, según Serres, sujeto/sujeto (certidumbre


individual), sujeto/ objeto (condiciones invariantes de la experiencia) y objeto/ objeto
(capacidad compartida de retener la información). La profundidad vertical (el sujeto de la
enunciación) está en lo que de objeto hay en el sujeto. La horizontalidad superficial está en
lo que de sujeto hay en el sujeto (en una intersubjetividad transcendental).

Después del descentramiento del sujeto (Copérnico, Darwin, Freud), un nuevo centramiento
(principio antrópico). No soy una anomalía en los márgenes, soy un dispositivo de
reflexividad que el universo se pone en su centro. El universo es como es porque yo soy
como soy. Nos hemos descentrado de un falso centro (el alma), para centramos en un
centro verdadero (el cuerpo): el hombre vuelve a ser la medida de todas las cosas, porque
ha recuperado sus tesoros (lo inconsciente, lo vivo, lo material en el sujeto).

Bibliografía

ARIST6FANES, Las ranas, Valencia, Prometeo.


GIDE, A, Los monederos falsos, Barcelona, Seix Ban-al, 1985. GOUX, J.-J., Economie
el symbolique, París, Seuil, 1973.
-, Les monnayeurs du langage, Auvers, Galilée, 1984.

LAS POSICIONES DEL SUJETO

• Artículo de JESÚS !BÁÑEZ, «Relatividad y física cuántica sacuden las ciencias


sociales», Tendencias Cientificas y Sociales, 1, 6, septiembre (1988).

Las mecánicas relativista y cuántica no cancelan la mecánica newtoniana: la delimitan.


Hoy sabemos que, una vale para móviles de velocidad casi nula en relación a la velocidad
de la luz (entonces vale la relativista), y otra para masas casi infinitas en relación a la masa
de un electrón (entonces vale la cuántica).

Las revoluciones relativista y cuántica distorsionan la relación sujeto/objeto. En


mecánica newtoniana, el sujeto está separado del objeto. En mecánica relatiivista, el sujeto
es deformado por el objeto: sus parámetros básicos -como espacio, tiempo y velocidad-
quedan transformados cuando observa/manipula el objeto. En mecánica cuántica, el objeto
es deformado por el sujeto: al observarlo/manipularlo, lo transforma.
El sujeto es -respectivamente- absoluto, relativo y reflexivo. En mecánica newtoniana,
puesto que el sujeto y el objeto no se deforman entre sí, hay una posición absoluta para el
sujeto: un lugar privilegiado para el acceso a la verdad, el lugar del sujeto transcendental
kantiano. En mecánica relativista, puesto que el sujeto es deformado por el objeto, hay un
conjunto de posiciones relativas para el sujeto: el acceso a la verdad exige una
conversación entre todos los observadores posibles (pues la observ'ación es relativa a las
condiciones de observación), los lugares de la intersubjetividad transcendental. En ambos
supuestos, hay uno o más lugares transcendentales: el sujeto puede observar/manipular los
objetos desde uno o varios lugares exteriores a ellos. En mecánica cuántica, finalmente,
puesto que el objeto es defomado por el sujeto, no hay posición exterior -ni absoluta ni
relativa- para el sujeto: sujeto y objeto desaparecen en la relación/operación de
observación/manipulación, lo que observa/manipula el sujeto no es un objeto, sino la
observación/manipulación de un objeto. El sujeto se hace reflexivo.

Así como Kant codificó en términos filosóficos la concepción newtoniana del mundo, se
está codificando la concepción relativista/cuántica (aún no están unificadas las dos
concepciones, pero se procede rápidamente -Hawking, Wheeler, etc.- a la cuantización de
la relatividad). La nueva situación está siendo traducida filosófico. Hasta hace poco, se
había creído que la verdad era alcanzable conjugando una prueba teórica (coherencia del
discurso) y una prueba empírica (adecuación a la realidad). Hoy sabemos que ambas
pruebas son paradójicas, porque son autorreferentes: la prueba teórica exige pensar el
pensamiento (incompletitud de Gadel), la prueba empírica exige medir la materia con
instrumentos hechos de materia (indeteminación de Heisenberg). Dice Godel: una teoría no
puede ser a la vez consistente (todas las proposiciones son verdaderas) y completa (todas
las proposiciones son demostrables); habrá al menos una proposición que siendo
verdadera no es demostrable -sentencia godeliana-. Dice Heisenberg: no se pueden
determinar a la vez la posición y el estado de movimiento de una partícula; puesto que al
determinar transformamos, si determinamos la posición indeterminamos el estado de
movimiento (tendremos una partícula), si determinamos el estado de movimiento
indeterminamos la posición (tendremos una onda); de ahí la complementariedad
partícula/onda.

Así, el proceso de conocimiento empírico y teórico nunca termina. La verdad es


perseguible, pero no alcanzable. La incompletitud de Godel introduce en la teoría una
reflexión relativista: la verdad de una proposición es relativa a los axiomas que fundan una
teoría. La indeterminación de Heisenberg introduce en la empiria una inflexión cuántica
(reflexiva): la observación (extracción de observación) y la manipulación (inyección de
neguentropía) son reflexiones del objeto sobre sí mismo; el sujeto (observador/manipulador)
es un espejo -refleja y refracta- que el universo se pone en su corazón.

La memoria de la sociedad

Las ciencias sociales toman como modelo las ciencias de la naturaleza, pero también
las ciencias de la naturaleza toman como modelo las ciencias sociales. El proceso es
circular: las revoluciones en física reflejan las revoluciones en las tecnologías de la
comunicación social.

La memoria de la sociedad se ha depositado: primero en los cuerpos (cuando la


comunicación era oral); luego en hojas de papel (cuando la comunicación era escrita);
finalmente en bancos de datos (cuando la comunicación es mediante dispositivos
electrónicos --computadoras-). En la fase de comunicación oral, la relación privilegiada era
sujeto/sujeto: la verdad se fundaba en la certeza subjetiva (es absoluta). En la fase de
comunicación escrita, la relación privilegiada es sujeto/objeto. El modelo era un lector ante
un libro. El lector está fuera del libro, y hay muchas lecturas posibles del libro (relatividad).
La página del libro era el modelo del objeto. La captación de la verdad del objeto era una
simplificación: la página es una superficie plana (esto es, un espacio de n - 1 dimensiones).
Por eso se dice en inglés ex-plain (proyectar sobre un plano) y en castellano ex-plicar
(desplegar, reducir en una dimensión). El modelo de captación de la verdad era analógico
(visual): el lector que mira la página es el modelo del sujeto que contempla el mundo.

En la fase de comunicación electrónica, la relación privilegiada es objeto/objeto (sujeto y


objeto comparten la propiedad de importar y exportar información). El modelo es un
operador manejando una computadora. El modelo de captación de la verdad es digital
(táctil): el operador que maneja una computadora es el modelo de un sujeto que maneja el
mundo (hemos pasado de la semántica o extracción de información, a la pragmática o
inyección de neguentropía). La captación de la verdad es una complicación: el sujeto es
una dimensión complementaria del objeto (el observador/ manipulador introduce una
dimensión más en el sistema). El operador es interior a la computación: de momento,
establece con la computadora una relación/operación del tipo estímulo/respuesta; cuando
las computadoras sean inteligentes podrá conversar con ellas.

Principio de complementariedad

El principio de complementariedad puede extenderse del campo de la física a los


campos de la biología y de la sociología. La complementariedad partícula/onda tiene ecos
biológicos (organismo/especie) y sociales (individuo/sociedad). En un conjunto, podemos
distinguir tres niveles: .elementos, estructura (conjunto de relaciones entre los elementos) y
sistema (conjunto de relaciones entre relaciones -relaciones entre estructuras o cambios de
estructura-). Un individuo puede ser considerado a estos tres niveles: como individuo, como
nudo de relaciones sociales (en el sentido en que dicen los marxistas que el individuo es el
conjunto de sus relaciones sociales) y como operador (observador/manipulador) del cambio
de las relaciones sociales. En el primer sentido, lo trata la psicología, en el segundo, la
sociología estática (estructura social), en el tercero, la sociología dinámica (cambio social).
La investigación social puede tener como referente uno de estos tres niveles: la perspectiva
distributiva (encuestas) en cuanto elemento; la perspectiva estructural (grupo de discusión)
en cuanto nudo de relaciones; la perspectiva dialéctica (socioanálisis) en cuanto operador
del cambio.

Díada y tríada

La díada partícula/onda se ha transformado en tríada (elemento/nudo de


relaciones/operador del cambio). Hemos pasado de un sistema dinámico a un sistema
lingüístico; de un sistema en el que sólo hay intercambio de energía a un sistema en el que
hay -también- intercambio de información. En un sistema dinámico la correlación entre dos
estados de un sistema es uno-a-uno: sólo hay un camino. En un sistema lingüístico es uno-
a-varios: hay caminos entre los que elegir (de ahí la necesidad de dispositivos de
clasificación, ordenación y medida). Los entes físicos no necesitan saber física; saben
biología inconscientemente los entes biológicos; y saben sociología conscientemente
(saben que saben) los entes sociales. Los elementos de un sistema lingüístico son
reflexivos: están regulados por códigos, genéticos, los biológicos, lingüísticos, los sociales.
En un sistema dinámico, los elementos son pasivos: sus movimientos son resultado de la
correlación de fuerzas. En un sistema lingüístico son -también- activos (su comportamiento
es intencional). La estructura refleja su cara pasiva; el sistema, su cara activa.

La perspectiva de investigación distributiva tiene que ver con la mecánica newtoniana; la


estructural, con la mecánica relativista; la dialéctica, con la mecánica cuántica. Lo mismo
que las mecánicas relativista y cuántica no cancelan la mecánica newtoniana -sino que la
delimitan-, el grupo de discusión y el socioanálisis no cancelan la encuesta -sino que la
delimitan- .Un sociólogo cuantitativo es la proyección lineal de un sociólogo cualitativo
(tridimensional).

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