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Los cuentos de Schweblin tratan de diferentes temas, pero siguen la misma

estructura. En ellos siempre aparecen elementos o asuntos fuera de lo que es


percibido como normal o perteneciente a lo real, en un ambiente realista o
cotidiano. Como parecen estar entre lo real e irreal, entre lo normal y lo
anormal, es posible leerlos como relatos fantásticos

Se concluye que la “realidad” depende del punto de vista de cada lector y que
las anormalidades en los cuentos o . Las omisiones , lo que no se dice
subrayan, enfatizan este hecho.

Tratar de entender el fantástico nos llevan a discutir sobre que es la realidad,


que es lo real y lo irreal, lo normal y lo anormal.

Los cuentos de Schweblin despiertan el interés del lector porque siempre


agregan un elemento extraño o inesperado a una situación o un lugar
cotidiano.

Hay algo que quiebra con la realidad cotidiana y lo que vemos como lo normal,
por lo que los críticos han llamado sus relatos “cuentos fantásticos”.

PERO, la autora misma contesta en varias entrevistas que su escritura no es


un fantástico tradicional y que se pueden considerar sus cuentos fantásticos,
pero también relatos realistas, dado que todo puede ocurrir en sus cuentos.

Lo fantástico sería lo que en cada situación quiebra con el orden, lo natural y lo


lógico. No se pueden explicar los cuentos de una manera RACIONAL.

Mariposas

Ya  vas a ver qué lindo vestido tiene hoy la mía, le dice Calderón a Gorriti, le queda
tan bien con esos ojos almendrados, por el color, viste, y esos piecitos… Están junto al
resto de los padres, esperan ansiosos la salida de sus hijos. Calderón habla, Gorriti
mira las puertas todavía cerradas. Vas a ver, dice Calderón, quedate acá, hay que
quedarse cerca porque ya salen. ¿Y el tuyo cómo va? El otro hace un gesto de dolor y
se señala los dientes. No me digas, dice Calderón. ¿Y le hiciste el cuento de los
ratones…? Ah, no, con la mía no se puede, es demasiado inteligente. Gorriti mira el
reloj. En cualquier momento se abren las puertas y los chicos salen disparados, riendo
a gritos en un tumulto de colores, a veces manchados de témpera o de chocolate. Por
alguna razón, el timbre se retrasa. Los padres esperan. Una mariposa se posa en el
brazo de Calderón, que se apura a atraparla. La mariposa lucha por escapar, él une
las alas  y  la  sostiene de las puntas. Aprieta fuerte para que no se le escape. Vas a
ver cuando la vea, le dice a Gorriti sacudiéndola, le va a encantar. Pero aprieta tanto
que empieza a sentir que las puntas se empastan. Desliza los dedos hacia abajo y
como prueba que la ha marcado. La mariposa intenta soltarse, se sacude y  una  de
las alas se abre al medio como un papel. Calderón lo lamenta; cuando intenta
inmovilizarla para ver bien los daños, termina por quedarse con parte del ala pegada a
uno de los dedos. Gorriti lo mira con asco y niega, le hace un gesto para que la tire.
Calderón la suelta. La mariposa cae al piso. Se mueve con torpeza; intenta volar, pero
no puede. Al fin se queda quieta, sacude cada tanto una de sus alas y ya no intenta
nada más. Gorriti le dice que termine con eso de una vez y él, por el propio bien
de la mariposa, por supuesto, la pisa con firmeza. No alcanza a apartar el pie
cuando advierte que algo extraño sucede. Mira hacia las puertas y, como si un viento
repentino hubiese violado las cerraduras, estas se abren, y cientos de mariposas de
todos los colores y tamaños se  abalanzan  sobre  los padres que esperan. (Así se
produce el fenómeno extraordinario en lo que parecía una escena de lo más
cotidiana.)

Piensa si irán a atacarlo, tal vez piensa que  va  a morir. Los otros padres no parecen
asustarse; las mariposas sólo revolotean entre ellos. Una última cruza rezagada y se
une al resto. Calderón se queda  mirando las puertas abiertas y, tras los vidrios del hall
central, las salas silenciosas. Algunos padres todavía se amontonan frente a las
puertas y gritan los nombres de sus hijos. Entonces las mariposas, todas ellas en
pocos segundos, se alejan volando en distintas direcciones. Los padres intentan
atraparlas. Calderón, en cambio, permanece inmóvil. No se anima a apartar el pie de
la que ha matado; teme, quizá, reconocer en sus alas muertas los colores de la
suya.

Cuando Calderón «advierte que algo extraño sucede», el lector se encuentra


con la alternativa de pensar que la mariposa muerta puede haber sido su
hija. Si bien, no está nada claro qué es lo que ocurrió ni si lo que se cuenta
es efectivamente un hecho imposible ―la transformación del humano en
lepidóptero― o si inmediatamente después de las mariposas, aparecieron
los niños por las puertas del colegio sin que el lector vaya a saberlo jamás,
la inquietud y la extrañeza ya se han instalado. Porque al insinuarlo la
autora, surge la duda, el de lo posible y lo imposible. Los personajes
perciben lo extraño al manifestar que «algo extraño» está teniendo lugar
repentinamente; lo fantástico en el texto está subrayado por lo que dicen ,
no por lo que sucede …

Samanta Schweblin en «Conservas» recupera en cierto modo material científico


pero le da un tratamiento particular. El relato presenta a una pareja que ante un
embarazo que se «adelantó» en sus planes, busca postergarlo sin perjudicar a la
criatura. Después de consultar con una comadrona, «obstetras, curanderos y hasta
con un chamán» dan con el doctor Weisman quien asegura poder solucionar el
contratiempo con un método que él mismo ha desarrollado y que «incluye cambios en
la alimentación, el sueño, ejercicios de respiración, medicamentos», etc. Las
indicaciones son seguidas al pie de la letra por la pareja y lo que va ocurriendo es un
proceso inverso al de un embarazo convencional que concluye con la expulsión del
embrión por la boca de la mujer. Acto seguido, es colocado en un frasco en el que
permanecerá «en conserva» hasta que el momento sea el deseado. Aunque en el
relato la presencia científica es la que justifica el proceso, no cabrá duda de que un
resultado así no puede ser: es imposible hoy y probablemente lo sea siempre. Lo que
se explicita sobre el método, además, parece muy racional, un tratamiento que podría
ajustarse a casi cualquier padecimiento físico. Sin embargo, no es suficiente para que
el lector acepte el resultado ―un embarazo revertido― con naturalidad. Lo
sobrenatural, en «Conservas» tiene una explicación científica (es un médico quien lo
instruye según sus investigaciones), pero que no es válida.

Lo extraño del cuento es la trama. Nuestro conocimiento del mundo nos dice que no
es posible retrasar un embarazo. Sin embargo, hay otros elementos que añaden a la
sensación de que algo está fuera de lo normal. No solo es posible postergar un
embarazo para cuando a la narradora le convenga , sino que también todas las
personas en el cuento aceptan lo que pasa sin cuestionarlo, Ni los padres de la pareja,
ni la narradora y su esposo parecen sorprendidos de que exista tal tratamiento y que
funciona.

“Irman”, se desarrolla en el campo. Dos personas entran en un restaurante, tienen


mucha sed y quieren pedir algo para comer y beber. Sin embargo, este objetivo resulta
algo difícil, ya que el hombre bajo, petiso (llamado Irman) que les sirve no puede
traerles ni un refresco, por la causa de que no puede alcanzar la heladera. Encima
encuentran a una mujer muerta en el suelo de la cocina, y entienden que es ella que
suele preparar la comida. Empieza un conflicto que trata de cómo poder alimentar a
las dos personas y no tanto sobre la mujer en el suelo. Irman propone que una de las
dos personas, Oliver, trabaje por él, por su altura, y dice que tiene mucho dinero para
ofrecerle, lo que le enfada a Oliver. Oliver le ofende y amenaza con robarle, entonces
Irman amenaza a las dos personas con una escopeta. Huyen y se llevan una caja de
cartas que piensan contiene dinero, la cual Oliver tira por la ventanilla del coche
cuando descubre su contenido.

Lo extraño de este cuento empieza cuando se descubre que el camarero es incapaz


de servir a sus visitantes por la razón de que es demasiado bajo. Todo su
comportamiento parece extraño hasta que se entiende lo que ha pasado en su cocina.
Parece muy desorientado y no sabe qué hacer, aunque el restaurante es suyo.

la situación se hace absurda cuando se entiende su debilidad; que por ser petiso
necesita a otras personas para poder vivir y trabajar.

Su mujer es descripta como gorda, no pueden moverla, lo cual añade a la imagen de


una pareja extraña: un hombre muy pequeño y una mujer grande.

Lo normal idea central sería saber cómo la mujer murió y qué se va a hacer con ella,
sería la causa del caos, PERO el CONFLICTO no se desarrolla alrededor de ella,
sino que es la discusión entre los hombres y el comportamiento de las personas
parece ser más importante.

El narrador, quien no tiene nombre, es uno de los dos visitantes y cuenta lo acontecido
en el pasado. Su reacción ante Irman es empática, mientras que Oliver ordena a Irman
que les traiga comida aunque niega: Irman dice que tiene que pensar y que no “puede
sin ella”. El narrador o visitante reacciona intentando levantarse para bajarle a Irman
algo fresco, cuando Oliver le detiene y dice que “tiene que hacerlo solo”, “tiene que
aprender” y luego dirigido a Irman: “decime algo que sí puedas hacer, una cosa, algo”.
Luego de que Oliver ha amenazado con robar a Irman y éste ha desaparecido por una
puerta (para traer la escopeta), el narrador le pregunta a Oliver por qué enfadado y
dice que tiene “la mujer muerta en la cocina”. La respuesta de Oliver es: “¿Viste lo que
dijo sobre mi camioneta? El imbécil quiere contratarme, ser mi jefe, ¿entendés?”
(ibíd.). Oliver parece indiferente ante la situación en que está Irman y ante el que haya
una persona muerta en el restaurante. Tampoco parece entender que la manera de la
que actúa Irman se puede deber al shock por la muerte de su esposa. Oliver parece
fácilmente irritable y muy inseguro, Aunque es más grande y en posición de
superioridad, se ofende tremendamente del propósito del otro y usa su poder físico
sobre él.

No es una historia cuyo final es fácil adivinar; todo parece estar fuera de lo que se
esperaría normalmente, pasan cosas nuevas todo el tiempo, Solo se describe lo que
está pasando el instante de las personas están en el restaurante y luego en el coche.

FALTA la información:

sobre qué pasó en la cocina antes de la llegada de los visitantes, porque est án en
ese lugar, adónde van, por qué tiene Irman tanto dinero, que va hacer Irman con su
mujer muerta o qué pasó con ella. Solo por el final del cuento se entiende, de las
cartas que roban los visitantes, que el nombre del hombre bajo es Irman..

Papá Noel duerme en casa

Para concluir el análisis de este cuento, lo “extraño” consiste en el hecho de que la


madre parece estar enamorada del Papá Noel, que realmente aparece en la casa y
que “existe”, según el niño. Es posible hacerse varias preguntas sobre Papá Noel y su
relación con la madre, y dado que ninguna de las preguntas tiene una respuesta en el
cuento, se podría concluir que lo extraño está dado por las omisiones del texto, por lo
que no se dice.

Es una historia desde el punto de vista de un niño, presenta la realidad desde los ojos
de un niño, y así Schweblin logra una discusión sobre lo real e irreal. El lector puede
elegir creer las palabras del niño; de que realmente fue el Papá Noel que durmió en su
casa, o tener una visión más “realista” y creer que fue el amante de la madre que les
visitaba.

Para un niño la realidad puede ser diferente que para un adulto. Los eventos en la vida
del niño pueden parecerle extraños, si no los entiende, por ejemplo No sabe qué es
una depresión, solo que su madre ha dejado de ser como era, tampoco ve la relación
entre el padre y Marcela de la misma manera que los otros, no entiende por qué viene
a ayudarlos con la casa, También le parece lógico que la madre quiera ser amiga de
Papá Noel asi como su papá es amigo de Marcela, Obviamente le afectan las cosas
que pasan en su alrededor, pero no las entiende de la misma manera que los adultos,
además para él existen cosas importantes, que no son importantes para ellos, como el
regalo o la navidad.

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