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Principales incorrecciones del lenguaje médico

Lenguaje médico hablado

Destacamos algunos extranjerismos de difícil erradicación: randomización (reemplazado


progresivamente por «aleatorización»); screening (existen intentos de castellanización con
«cribado» o «cribaje»; shock (vocablo consagrado, aunque la Academia sólo admite actualmente
la palabra «choque»); shunt, staff (innecesarios), etc.
Es conveniente comentar el tan manoseado verbo ASUMIR que se ha introducido en el
lenguaje médico a partir del lenguaje político. Resulta correcto cuando se emplea como
«tomar para sí» y es incorrecto cuando se hace sinónimo de «suponer» o «presumir» («se asume que
todo el organismo participa en...») o cuando se refiere a cosas con el significado de incremento
(«el incendio asumió grandes proporciones»). Otro ejemplo de incorrección encontrado en el
lenguaje médico: «Si bien se asume que derivan...»
Son muy frecuentes los neologismos, muchos no admitidos, pero casi todos admisibles.
Están los construidos con los sufijos «megalia», «patía», «emia», «ectasia», «rrea», «plasia»,
«trofia», «artria», «grafía», «grama», «oides», «urja», «tisis», «esta sis», «ítís», «osis», etc. y aquellos
que tienen los prefijos «dis», «mega», «peri», «hiper», «hipo», «para», «poli», «epi», etc. Como
puede comprobarse, la influencia helénica es indudable.
Son también frecuentes los cambios de género que se comentarán con más detalle en
otro artículo. Sólo llamaremos la atención sobre el vocablo «asma» que es femenino aunque
lleve artículo masculino por comenzar con una a tónica (lo correcto es «el asma extrínseca» o «el
asma cardíaca»). Sin embargo, se utiliza siempre con adjetivos masculinos.
También son numerosos en el lenguaje médico hablado: 1) Los eufemismos (exitus) y las
perífrasis o circunloquios («me temo lo peor», «puede pasar cualquier cosa», cuando se
espera un fallecimiento). Es un recurso estilístico que se emplea en la literatura (Quevedo) y
no es conveniente su utilización abusiva en el lenguaje médico; 2) Algunos «problemas
desinenciales». Son aquellos problemas que presentan las terminaciones de las palabras. Por
ejemplo: Nefrósico y metastásico (sería más correcto nefrótico y metastático); Hemático y
psíquico (incorrectos cuando se hacen sinónimos de hematológico y psicológico). Según Laín
Entralgo se debe distinguir entre la realidad y nuestro saber científico acerca de ella (una
alteración de la sangre no clasificada ni estudiada será hemática y no hematológica;
Carcinógeno y carcinogénico se utilizan como sinónimos en la mayoría de las ocasiones.
Aunque es muy difícil a estas alturas, convendría reservar la terminación «geno» para la significación
de «engendrador de» (carcinógeno - productor de cáncer) y la terminación «génico» para la
expresión pasiva «engendrado por» (carcinogénico - engendrado por un cáncer); 3) Abuso de
siglas (TAC, ACVA, SIDA) o contracciones de algún tipo (INSALUD, que debe pronunciarse como
palabra aguda). El problema de las siglas será abordado con amplitud en un próximo
capítulo. (A propósito de la terminación aguda de INSALUD, no está de más señalar que SANITAS
es una palabra esdrújula, con acentuación tónica en la primera a).
Existen también en el lenguaje médico hablado (y en el escrito) una serie de barbarismos
difícilmente clasificables:
Analítica - Hace varios años se puso de moda entre los médicos utilizar esta palabra para
designar al conjunto de los análisis practicados a un paciente o como sinónimo de análisis.
Según Lázaro Carreter «este dislate, que no tiene equivalente extranjero, ha hecho furor
entre los médicos». La Academia sólo admite este vocablo con dos acepciones: 1) «Método lógico
para descomponer un todo real o ideal y proceder al examen de sus partes o elementos» y 2)
«Relativo al análisis». Este barbarismo ha pasado actualmente al lenguaje del personal
sanitario no médico e, imcluso, a la lengua común, por lo que no sería extraño que el vocablo
fuese admitido en los próximos años.
Hacer un escáner - El escáner (castellanización admitida de «scanner») es un aparato muy
sofisticado. Es como decir: «Hacer un microscopio». Lo correcto será: «Hacer una exploración
con escáner»
También hemos oído ejemplos parecidos. Por ejemplo, «hacer un doppler».
Glándulas salivares - «Salivar» es arrojar saliva. Lo relativo a la saliva es «salival». Por lo tanto, lo
correcto será «glándulas salivales».
Son también muy frecuentes en el lenguaje médico hablado los apócopes (su presión de
letras al final de un vocablo). Ejemplos: «otorrino», «endocrino», «nefro», «onco», «colangio»,
«arterio», «angio», etc. Esta particularidad lingüística es lógica en una disciplina que posee un
número altísimo de palabras con más de cinco sílabas.
Es muy frecuente también la utilización abusiva del verbo hacer, es decir la monotonía de
este verbo.
Lenguaje médico de historias clínicas e informes

Entre los modismos admitidos podemos destacar los siguientes:


a) Expresiones que reflejan la inseguridad o imprecisión de la Ciencia Médica como
son: «dudoso», «discreto», «moderado», «cierto», «ligero»...
b) Giros gramaticales o vocablos que se utilizan abusivamente: «comienza con», «cuadro»,
«a base de», «abdomen blando y depresible», «encontrándose previamente bien», «prácticamente»,
etc.
Quizás lo más evidente de este tipo de lenguaje es su estructura rígida con gran abundancia de
«frases hechas». Estas son monedas de cambio expresivas que evitan pensar. Son
simples resortes expresivos («viene como anillo al dedo»). Los tópicos son recursos que
se utilizan cuando nos vemos obligados a decir algo («no somos nadie»). Los lugares
comunes son salidas ante situaciones difíciles («no pensé que»). Las diferencias son leves y
un tanto bizantinas. Lo común es la superficialidad y la pereza mental.
En este tipo de lenguaje son frecuentes diversas anomalías lingüísticas que sólo nos limitamos a
nombrar con algún ejemplo significativo ya que se comentarán am pliamente en capítulos
sucesivos: 1) Vulgarismos («hembra», «regla», «dar el pecho»); 2) Pleonasmos («pupilas
isocóricas» Kóre = pupila. Es como decir «pupilas igualespupilas». Lo correcto sería
«isocoria». «Dolor neurálgico», «algos» = dolor. Es como decir «dolor nervioso-dolor». Lo
correcto podría ser «dolor de origen nervioso» o «neuralgia»; 3) Abuso de siglas (BEG, HTA, EPOC,
ORL, DRAS, LOE); 4) Solecismos («a causa de», «luego de que»); 5) Neologismos-
Extranjerismos (por ejemplo, los vocablos terminados en «age» o «aje»: clivage,
despistaje, estadiaje, cornaje, tiraje) Otro ejemplo: «Los potenciales evocados» (del inglés
«evoke») en el informe de un electroencefalograma (EVOCAR tiene tres acepciones: 1.-
Llamar a los espíritus para que acudan, 2.- Invocar a los muertos, 3.- Traer una cosa a la memoria).
Lo correcto sería: «Los potenciales provocados» (por un estímulo); 6) Locuciones
prepositivas. Ejemplos: a) el ya mencionado «en base a», b) la expresión «a nivel de» que suele ser
incorrecta en muchas ocasiones. La palabra nivel se refiere a horizontalidad o altura, pero
no está admitida como localización. Por tanto, no es correcto escribir «a nivel gástrico»
o «a nivel de lóbulo superior derecho». Dice A. Sánchez Vida¡ «nada más fácil que
escarnecer los socorridos a nivel de que empedran las declaraciones de nuestros
hombres políticos. De nada serviría desterrar de la lengua esos patéticos niveles
mientras no se extirpen de otras prácticas sociales, donde resultan, como mínimo, tan
cuestionables como en el habla»; 7) Gerundio incorrecto («tuvo una reacción suspendiendo dicha
medicación»).
Otras incorrecciones del lenguaje médico de historias clínicas e informes son los siguientes:
- Estadio (con tilde). Vocablo muy utilizado en el lenguaje médico. La palabra correcta es
estadio (sin tilde).
- Objetivar. Verbo también muy utilizado en el lenguaje médico y, generalmente, de forma
incorrecta ya que se hace sinónimo de «ver». La definición de «objetivar» es «Dar
carácter objetivo a una idea o sentimiento».
- Visualizar. Su abuso proviene de la jerga política. También se emplea como sinónimo
de «ver». La Academia nos da tres acepciones: 1.- Representar mediante imágenes
ópticas fenómenos de otro carácter, 2.- Formar en la mente una imagen visual de un
concepto abstracto y 3.- Imaginar con rasgos visibles algo que no se ve. También se
emplea abusivamente en el lenguaje médico publicado.
Otroa de las anomaliías típica es la elipsis que suele expresarse con frases negativas. Su
abuso puede llegar a empobrecer el lenguaje médico.

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