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Este documento narra la historia de Penélope desde una perspectiva poco convencional. Describe cómo Penélope se ha aliado con Poseidón para satisfacer sus necesidades físicas a través de relaciones sexuales secretas con sus pretendientes, a fin de sobrevivir los 20 años sin Odiseo. Aunque siente culpa, también sabe que Odiseo probablemente hizo lo mismo durante sus viajes. El documento concluye anticipando el regreso de Odiseo y la reconciliación de la pareja.
Este documento narra la historia de Penélope desde una perspectiva poco convencional. Describe cómo Penélope se ha aliado con Poseidón para satisfacer sus necesidades físicas a través de relaciones sexuales secretas con sus pretendientes, a fin de sobrevivir los 20 años sin Odiseo. Aunque siente culpa, también sabe que Odiseo probablemente hizo lo mismo durante sus viajes. El documento concluye anticipando el regreso de Odiseo y la reconciliación de la pareja.
Este documento narra la historia de Penélope desde una perspectiva poco convencional. Describe cómo Penélope se ha aliado con Poseidón para satisfacer sus necesidades físicas a través de relaciones sexuales secretas con sus pretendientes, a fin de sobrevivir los 20 años sin Odiseo. Aunque siente culpa, también sabe que Odiseo probablemente hizo lo mismo durante sus viajes. El documento concluye anticipando el regreso de Odiseo y la reconciliación de la pareja.
Cierras la puerta, Penélope, y sientes los pasos de tu último
amante alejarse sigilosos, Mañana, aunque aún no lo sabes, regresará Odiseo y por fin volverás a tener a tu hombre (por siempre9 al lado. No has dejado de amarlo, Penélope, y lo sigues deseando tan ardientemente como la primera vez: como cuando aquella virginal chiquilla itacence dejó de ser tal, para convertirse en la mujer que luego desataría las más feroces pasiones entre los hombres del Peloponeso. Pero –nunca has intentado negarte la verdad- veinte años sin compartir el lecho te hubieran consumido de tristeza hasta la muerte. Los secretos placeres que has concedido a tu cuerpo a lo largo de tantas lunas, son los que te han permitid mantenerte en pie: llorando por Odiseo y tejiendo durante el día; amando esos cuerpo tan distintos –que son Odiseo de alguna manera- y destejiendo durante la noche. Nadie lo sabe, Penélope. Has sabido guardar tu secreto de Telémaco. Él es aún más joven, no lo entendería. Te has aliado con Poseidón en un pacto en el que todo tus pretendientes, uno a uno, noche a noche, pasan por tu lecho y alivian tus pesares. A la mañana siguiente ellos no lo recuerdan, sólo tú. Y desconoces el oscuro interés de Poseidón en ayudarte, sabiéndolo acérrimo enemigo de tu Odiseo; pero no te niegas a tu única posibilidad de supervivencia: el sexo. Cuántas veces has saboreado la tersa y tibia piel de Anfínomo; cuántas otras has irrigado tus entrañas con la santa leche de Leócrito. Cuántas veces, Penélope, has organizado orgías salvajes reuniendo a los más jóvenes y fuertes de tus 108 pretendientes; cuántas has cabalgado los robustos valles y colinas del sagrado cuerpo de Eurímaco; y cuántas otras has practicado, no sexo oral sino auditivo, con Femio. Y no te sientas culpable, Penélope. No agobies tu alma con inútiles reclamos, porque Odiseo –si es humano- está haciendo lo mismo en cada costa, en cada rincón del Mediterráneo en el se detenga a pernoctar (Homero lo sabe: Circe y Calipso han sido de Odiseo, Nausíaca también, pero aquí el aedo se ha hecho el desentendido). Mañana volverá Odiseo a Itaca. Mañana ambos se verán a los ojos y se abrazarán y se perdonarán y amarán otra vez, como siempre, como nunca. Y mañana en la noche, mientras los demás duermen hondamente y los pretendientes viajan al Hades, destejerás otra vez la inútil mortaja para tu amado y cubrirás con esos hilos tu cuerpo y el tuyo, incendiados de pasión, fundidos –ahora sí- para siempre. Y confirmarás, Penélope, dando uso a tu muy griega razón, que lealtad y fidelidad nada tienen que ver.