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Una incubadora es un dispositivo que se utiliza para mantener condiciones óptimas

de temperatura, humedad y ventilación para la incubación de huevos. En el caso de


aves domésticas y silvestres, una incubadora se utiliza para garantizar la natalidad
de los huevos, asegurando que las condiciones sean las ideales para el desarrollo
del embrión.

A continuación, se presenta un marco teórico para una incubadora que garantice la


natalidad de huevos en aves domésticas y silvestres:

1. Temperatura: La temperatura es un factor crítico para el desarrollo adecuado


del embrión. La temperatura adecuada para la incubación de huevos de aves
domésticas y silvestres es de 37.5°C. Una fluctuación de más de 1°C puede
tener efectos negativos en la tasa de eclosión.
2. Humedad: La humedad es otro factor importante para la incubación de
huevos. La humedad adecuada para la incubación de huevos de aves
domésticas y silvestres es del 50% al 60%. Una humedad baja puede causar
una tasa de eclosión baja, mientras que una humedad alta puede causar la
muerte del embrión.
3. Ventilación: La ventilación adecuada es necesaria para asegurar que el
dióxido de carbono y la humedad sean eliminados de la incubadora. Una
ventilación insuficiente puede causar la acumulación de dióxido de carbono
y niveles de humedad altos, lo que puede afectar la tasa de eclosión.
4. Control de giro de los huevos: Los huevos deben ser girados
automáticamente en la incubador El desarrollo de los embriones transcurre
normalmente sólo cuando los huevos son volteados periódicamente durante
los primeros días de incubación. En la incubación natural, la gallina voltea
los huevos que incuba con cierta frecuencia (cada hora en promedio durante
el día y la noche y en ocasiones hasta 10 veces en tan solo dos horas), de ahí
que en el proceso de incubación artificial sea necesario repetir este
procedimiento mediante medios mecánicos. El cambio de posición de los
huevos durante la incubación ejerce una gran influencia en el desarrollo,
pues evita la adherencia de los embriones a las membranas del huevo.
Dentro de las incubadoras, los huevos se colocan con el polo obtuso
ligeramente elevado y formando un ángulo de 45 a 55° sobre la vertical, ya
que la cabeza del pollito normalmente sale por el polo obtuso del huevo. La
frecuencia de volteo óptima es de una vez cada 1 o 2 horas, dependiendo
de cada ave. El giro debe alcanzar los 90 grados y los huevos son
mantenidos a 45 grados de una vertical imaginaria. Todos los huevos deben
ser volteados 8 o más veces cada 24 horas, entonces el volteo se realiza en
forma automática cada una o dos horas.

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