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ORIGEN Y EVOLUCIÓN
DE LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO
Y EL SANTO SEPULCRO EN ALICANTE
AnA MAríA Flori lópez
Conservatorio Superior de Música de Alicante
La Semana Santa de Alicante tiene sus orígenes en el siglo XV. Puede decirse, a tenor de
lo aportado por los cronistas de la época, que durante los últimos años del siglo XVIII exis-
tían varias cofradías en la ciudad, entre las que destacaban: la Purísima Sangre de Cristo, San
Jaime y San Pedro Apóstol. Estas cofradías salían en dos procesiones, que tenían lugar al cul-
minar el Oficio de Tinieblas. Entre 1783 y 1819, el Decreto General de extinción de cofradías
terminó con las procesiones, hasta que en ese último año los fieles de la Iglesia de Santa María
consiguieron que el Viernes Santo saliera la procesión del Santo Entierro desde ese mismo
templo. El cabildo municipal aceptó el oficio de invitación del clero de Santa María para par-
ticipar y presidir la procesión, además de anunciar que se encargaría del orden público y de
procurar que todos los actos religiosos se celebraran con la mayor solemnidad posible. En los
años siguientes se mantuvo este protocolo.
Las imágenes, procedentes de diversas iglesias de la ciudad o de casas particulares, se con-
gregaban el día anterior en la plaza de Santa María o en el interior del templo hasta el momento
de la salida, que solía ser a media tarde y el recorrido discurría por el centro histórico. El diario
El Liberal lo indicaba para información de la población: “Villavieja, plaza de Ramiro, Jorge
Juan, Lonja de Caballeros, plaza y calle de las Monjas, Montengán, Virgen de Belén, Santos
Médicos, plaza de San Cristóbal, Labradores, Ángeles, Méndez Núñez y Mayor”.1
1
El Liberal, 22-4-1886.
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A través de los escasos documentos conservados, sabemos que las imágenes o gru-
pos escultóricos que procesionaban eran tallas completas o de bulto, enlienzadas y,
también vestideras. De todas ellas, las piezas más extendidas en la época fueron, sin
duda alguna, las vestidas de lienzo y las de candelero, debido al bajo coste y a la rapi-
dez con que podían realizarse en el tiempo previsto.5
Era bastante habitual leer en la prensa del momento diversas crónicas sobre la Semana San-
ta alicantina; la mayoría de ellas se centraban en los actos religiosos, la música, la Procesión
Oficial, los Pasos y la asistencia de diversas personalidades civiles, religiosas o militares; estas
crónicas de finales del XIX empleaban un lenguaje muy barroco, que resaltaba y elogiaba los
actos. Sirva como ejemplo la que se publicó en El Eco de la Provincia en 1881:
3
Recogido de MARTíNEZ MORELLÁ, Vicente, Inventario del Archivo Parroquial de Santa María de Alican-
te, Ayuntamiento, Alicante, 1955, p. 20.
4
SELLERS ESPASA, Rafael, “La Semana Santa alicantina en la prensa histórica. 1869-1942”, Semana Santa,
Ayuntamiento de Alicante, nº 14, Alicante, 2011, p. 62.
5
IBORRA TORREGROSA, José, “Estatuaria procesional, devociones y rituales en la Semana Santa de Alican-
te. Perspectivas histórico-antropológicas en torno a la Procesión Oficial del Santo Entierro durante los siglos XIX y
XX”, Estudios de escultura en Europa, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Alicante, 2017, p. 248.
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La procesión del Santo entierro que tuvo lugar en la tarde noche del viernes, exce-
dió en concurso y ostentación a la de los años anteriores, invirtiéndose cuatro horas en
recorrer la carrera, por el gran número de luces que acompañaban a las imágenes que
iban representando la pasión de Nuestro Divino Redentor. Entre ellas había algunas lu-
josamente presentadas, llamando la atención La Dolorosa acompañada de centenares
de mujeres, muchas de ellas con ademán de penitencia, pie descalzo y cabello suelto.
María al pie de la Cruz, sobre un deslumbrador tono de luces, con su numerosa cofra-
día luciendo elegantes vestas…
Este es Alicante, cuya Semana Santa corresponde a su importancia, y cuyas funcio-
nes religiosas no quedan atrás que las que celebran las primeras poblaciones de nuestra
patria, debiéndose la contribución de gran parte de tanta magnificencia a la piedad de
muchos de nuestros distinguidos paisanos, que con sus limosnas vencen la penuria que
a escasez de recursos produce hoy a la Iglesia.6
A finales del siglo XIX se produjeron algunos incidentes en las visitas a los sagrarios del
Jueves y Viernes Santo, en los oficios y en la Procesión Oficial, debidos a la presencia de
personas contrarias a las manifestaciones religiosas, aunque por lo general, estos actos se cele-
braban con gran solemnidad y afluencia de público: “debemos ser justos, los libre-pensadores
y masones de esta ciudad, se han contenido en los límites de la más severa corrección y salvo
alguna que otra irreverencia en la procesión del Viernes Santo, no tenemos que lamentar inci-
dente alguno digno de reprensión.”7
Los graves acontecimientos políticos surgidos entre 1931 y el final de la Guerra Civil aca-
baron con las procesiones, además de destrozar muchas imágenes y objetos, que no pudieron
ser recuperados. Algunas tallas fueron escondidas en casas particulares, pero la mayoría des-
aparecieron. Las procesiones fueron suspendidas entre 1932 y 1940. En este último año, el
alcalde de Alicante emitió un escrito8 al Gobierno Civil para reanudar las procesiones; aludía a
los grandes destrozos de imágenes efectuados por los marxistas y a la intolerancia contra toda
manifestación de índole religiosa, en la que incluía la procesión del Viernes Santo. Continua-
ba, diciendo que las imágenes del Santo Sepulcro y la Soledad se habían salvado, aunque la
primera tuvo que ser restaurada por los daños que le produjo un incendio en la Iglesia de Santa
María; estas circunstancias dieron lugar a que muchos católicos querían llevarlas en procesión
por el recorrido tradicional. El alcalde recibió la autorización y ese mismo año se reanudaron
las visitas a los sagrarios, los actos religiosos y volvió a tener lugar la Procesión del Santo En-
tierro, aunque solo salió el Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad de Santa María.
En 1942 surgieron nuevas cofradías; dice Sellers, que la procesión llevaba el siguiente
orden: Sección Montada de le Escolta del General Gobernador, Congregación Mariana de San
Luís Gonzaga y San Estanislao de Kostka, Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y San
Juan de la Palma con nazarenos, Hermandad de Jesús Nazareno (Nuestro Padre Jesús), Dolo-
6
El Eco de la Provincia, 17-4-1881.
7
El Alicantino, 2-4-1893.
8
El escrito emitido por el alcalde de Alicante, D. Ambrosio Luciáñez, puede verse en: SELLERS ESPASA,
Rafael, “La suspensión de las procesiones en 1932 y su reanudación en 1940”, Semana Santa, Ayuntamiento de
Alicante, Alicante, 2014, p. 78.
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rosa Corona Espinas, Cristo del Divino Amor, Cristo de la Buena Muerte, Sepulcro, Soledad
de Santa María, Presidencia y banda municipal.9
Entre 1949 y 1959 la Virgen Mater Desolata se incorporó en la Procesión General del
Santo Entierro y desde el año 2000, gracias a la circunstancia de haber procesionado anterior-
mente, la Hermandad Penitencial Mater Desolata se unió al Santo Sepulcro y a la Soledad para
conformar la Procesión Oficial del Santo Entierro, que tiene lugar el Viernes Santo.
Cabe destacar la Procesión General, que se realizó en el año 2000 con motivo de los actos
especiales organizados por la Junta Mayor de Hermandades para conmemorar el IV Cente-
nario de la Semana Santa de Alicante y que volvió a revivir el esplendor de antaño con la
participación de 17 tronos: Santa Cena, Flagelación, Ecce Homo, El Gran Poder, La Caída, El
Encuentro, Jesús Despojado de sus Vestiduras, La Humildad, El Perdón, El Cristo del Mar, La
Buena Muerte, El Morenet, El Descendimiento y La Redención, a los que se unieron, Mater
Desolata, el Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad. La procesión finalizó en el Ayuntamien-
to, donde todos los tronos esperaron al Santo Sepulcro, ocupando la Soledad un lugar preferen-
te, mientras los demás se alzaban una y otra vez al cielo a los sones del himno nacional.
2. EL SANTO SEPULCRO
Es muy probable que la cofradía del Santo Sepulcro fuera una de las más antiguas de Ali-
cante, pues así puede deducirse por el cronista Bendicho, que la data en el siglo XVII, la exis-
tencia de algunos documentos del Archivo Municipal o, incluso, el testimonio para la prensa
de un miembro del Santo Sepulcro, Manuel Rovira, en el que afirma que dicha cofradía era la
más antigua y poseía su reglamento. También se sabe que, a mediados del siglo XIX, el Paso
del Santo Sepulcro participaba, junto a otros, en la Procesión del Corpus.
Una vez integrado en la Procesión General del Santo Entierro, durante el siglo XIX y,
especialmente en el último cuarto de ese siglo, empezaron a resurgir las muestras de carácter
religioso, que impulsaron la asistencia de público y autoridades a esta procesión. Por ello, se
realizaron diversas restauraciones, empezando por la urna del Cristo Yacente y más adelante,
hubo mejoras en el trono, las luces, tulipas y, nuevamente, la urna. En 1881, la prensa resaltaba
“la elegantísima urna que encierra el sagrado cuerpo del Salvador, de forma esbelta y elegante
con sus cien bombas de cristal y otras tantas luces…”10
El Constitucional de 1884 insertaba un artículo del literato Manuel Ibo Alfaro, extraído de
su libro Jerusalem, en el que describía el Calvario y el Sepulcro. El autor afirmaba ser conoce-
dor y admirador de distintos lugares y monumentos fascinantes del mundo; sin embargo, decía
que todas esas emociones se apagaron en su alma al haber experimentado un sentimiento reli-
gioso grande y profundo, que le impresionó su espíritu como jamás había sentido. Escribía:
Allí está el agujero cuadrangular donde hincaron la cruz; allí la grieta misteriosa,
abierta en la dura peña al espirar [sic] Jesús; allí el ¡dulcísimo lugar sobre la tierra! en
que permanecieron la Virgen y San Juan mientras Cristo pendía de la cruz, inspirando
aquella tierna, patética y dulce poesía de nuestra Iglesia; Stabat Mater dolorosa, justa
9
Vid. En SELLERS ESPASA, Rafael, op. cit., p. 87.
10
El Eco de Alicante, 17-4-1881.
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Hay que hacer constar que la concatedral de San Nicolás dispone de dos tallas del Santo
Sepulcro: una, situada a la entrada de la iglesia y otra, en la antesacristía. Sellers, afirma que
la que se encuentra en la antesacristía corresponde a la que procesionó antes de la Guerra Ci-
vil, basándose en un artículo de la revista Pasión del año 1940, en unas manifestaciones de
Tomás Valcárcel en su pregón de 1987, en una fotografía de 1940 y en otra de Información de
1942.13 Después de la Guerra Civil, la cofradía quedó desorganizada y la junta directiva de la
Hermandad de Nuestro Padre Jesús solicitó su adhesión, de forma que en 1942 se adscribió
a esta última y se constituyó como hermandad, llamándose desde entonces, Hermandad de
Nuestro Padre Jesús y Santo Sepulcro, que desfiló por primera vez con la misma indumentaria
que Nuestro Padre Jesús y luego fue variando hasta adquirir la suya.
La talla que sale en procesión actualmente y que se encuentra a la entrada de la iglesia, es
del artista valenciano José María Ponsoda Bravo y fue encargada en 1943, al igual que el tro-
no, que fue realizado por los Hermanos Peris en ese año. Al mismo tiempo fueron solicitadas
las Andas, luces para las esquinas del trono y faldones.
El 21 de abril se bendijo el Santo Sepulcro en la Iglesia de Santa María. El diario Informa-
ción de ese día resaltaba el exquisito gusto artístico y la decoración dorada del trono, además
de sus grandes dimensiones y, especialmente, la iluminación eléctrica realizada por cuatro
grupos de faroles situados en los vértices. En 2018, con ocasión de la celebración del 75 ani-
versario del Santo Sepulcro, el Cristo Yacente fue restaurado por el imaginero torrevejense
Víctor García Villalgordo, ya que la imagen sufría un gran desgaste al estar situada a la entrada
de la Concatedral, en un lugar de paso muy concurrido.
11
El Constitucional, 10-4-1884.
12
GILBAS, M., “En plena Semana Santa. María en el Entierro de Jesús”, La Correspondencia de Alicante,
28-3-1918.
13
Vid. SELLERS ESPASA, Rafael, op. cit. pp. 74-75. Puede leerse con más detalles los argumentos que da
Sellers para apoyar su conclusión.
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La indumentaria del cofrade del Santo Sepulcro fue variando. En 1927, según Sellers, era
“una túnica negra con botones encarnados, cíngulo rojo y guante negro, zapatilla negra con
hebilla y capirote negro con el escudo de la Cofradía”.14 En 1930 La Voz de Levante decía:
“habrá en la procesión una novedad saliente. La Cofradía del Santo Sepulcro llevará sesenta
nazarenos con lujosas vestas negras que se estrenan este año”.15 Tres días después, el mismo
14
SELLERS ESPASA, Rafael, op. cit., p. 70.
15
La Voz de Levante, 12-4-1930.
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diario detallaba aún más la indumentaria, pues añadía una túnica negra con botones encarna-
dos, un cíngulo del mismo color, guante de piel negro, zapatilla negra con hebilla y capirote
negro, en el que por su frente y a la altura del pecho estaban los distintivos de la Cofradía. “En
el año 1944 se le añade la capa blanca con el escudo de la orden del Santo Sepulcro a la altura
del hombro izquierdo, y en el año 1945 se estrena el capirote blanco con el mismo escudo, a
la altura del pecho”.16 En la actualidad, es así: vesta morada con escudo, capirote blanco con
escudo, zapatos negros, calcetines negros, guantes blancos, cíngulo dorado y medalla de la
hermandad.
La imagen del Santo Sepulcro procesiona custodiada por los Caballeros Procesos de la Or-
den Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, Capítulo Noble de la Lugartenencia de España
Oriental de la Delegación Orihuela-Alicante.17 Los Caballeros, cuya sede se encuentra en la
Basílica de Santa María, comenzaron a acompañar al Santo Sepulcro en el año 2000 con mo-
tivo de la Procesión General conmemorativa del IV Centenario de la Semana Santa, en la que
salieron tres miembros de Cataluña, Aragón y Reino de Valencia: Wilfredo Rincón y García
(Secretario General del Centro de Estudios del Capítulo), Francisco de Cabello y Salvador
Pérez. A medida que transcurrieron los años fueron incorporándose Caballeros de Alicante,
hasta la actualidad, en que hay 20 miembros, entre Caballeros y Damas.
En la Procesión del Santo Entierro pueden vestir capa o hábito; este último lo llevan por ser
Canónigos de la Colegiata de Calatayud. Siguen una jerarquía en el orden procesional: el Co-
mendador va en el centro, auxiliado por el resto de Caballeros. Cuando van a entrar en una igle-
sia, los que desfilan en los laterales esperan al Comendador, realizando el llamado “calcetín”.
En junio de 2007, la Delegación fue autorizada por la Lugartenencia y se procedió al Cru-
zamiento entre la Catedral de Orihuela y la Vela de Armas en la Concatedral de San Nicolás.
Este acto culminó con una misa de acción de gracias en la Basílica de Santa María. Desde en-
tonces, se reúnen una vez al mes con la finalidad de celebrar actos litúrgicos, peregrinaciones
y conseguir una recaudación económica para el sustento del Patriarcado de Jerusalén, por lo
que organizan diversos actividades. Sus estatutos actuales fueron aprobados por el Papa Pablo
VI en julio de 1977.
Es importante hacer constar que, hasta hace cuatro o cinco años, seguían la tradición del
Capítulo Noble, pero actualmente también se ha dado primacía al “noble de corazón”. Los
16
Semana Santa Alicante, http://www.semanasanta-alicante.com/Paginas/ver_cofradia-I54.html?c=56 [Con-
sulta 14/2/2019]
17
La información sobre los Caballeros de la Orden me ha sido facilitada gracias a la amable y desinteresada
colaboración de D. Bernardino Roca de Togores y Cerdá, Caballero Comendador de la Orden Ecuestre del Santo
Sepulcro de Jerusalén y Caballero Justicia de la Sagrada y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, Caballero
de la Ilustre Hermandad Mozárabe de Toledo, Académico de Número de la Academia Valenciana de Genealogía
y Heráldica, Caballero de la Real Maestranza de Caballería de Valencia, Cruz de San Isidoro de Sevilla, Justicia,
Caballero del Real Estamento Militar del Principado de Girona, Caballero de la Real Cofradía de Nobles del Por-
tillo de Zaragoza, Real Asociación de Hidalgos a Fuero de España. Caballero del Real Cuerpo de la Nobleza del
Principado de Asturias y Comandante Honorario de los Reales Tercios de España.
Deseo manifestarle mi agradecimiento por su valiosa información, así como por los documentos que me ha
aportado.
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3. LA MÚSICA
con la octava del sonido fundamental (tercer armónico) y se dirige hacia éste como sonido más
grave, con el que se rinde tributo a los dolores de Nuestra Señora, que en su hora de soledad y
amargura es acompañada de todos los fieles, cofrades y autoridades de la Ciudad.20
20
Vid. IBORRA TORREGROSA, José, op. cit, p. 120-121.
21
FLORI LÓPEZ, Ana Mª, “Tradición y música en la Semana Santa alicantina del siglo XIX. El caso de la
Iglesia Parroquial de Santa María”, Sancta María, Ofibook, Alicante, 2018, p. 113.
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che de duelo, 5 cc., en los cuales solo aparece repetitivamente el sonido fundamental. Hortus
conclusus, 8 cc., que comienzan por la dominante y la triada en dirección ascendente hacia la
octava, excepto los tres últimos compases que vuelven a la fundamental y donde aparecen las
primeras notas corcheas. Soledad de María, 11cc., comienza con la octava para hacer descen-
der a la triada a la nota fundamental en la que se apoya con un valor largo de redonda; vuelve a
la octava, en la que se mantiene la tesitura más aguda durante cuatro compases, para culminar
la obra en el sonido fundamental, repetido dos veces durante los dos últimos compases para
dar más sensación de conclusión.
La prensa del siglo XIX menciona en repetidas ocasiones que en la Procesión del Santo
Entierro los músicos acompañaban el cortejo entonando motetes, piezas fúnebres y versos de
misereres. En los dos primeros casos, es de suponer que la música debía extraerse de cual-
quiera de las piezas breves, escritas en estilo imitativo, que se intercalaban en el Oficio de
difuntos, de algunos versos de un Miserere o de los responsorios del Viernes Santo. Es posible,
también, que hubieran podido ser: alguna secuencia de difuntos (Dies irae, dies illa), el ofer-
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torio (Dominu Jesu Christe Rex gloriae) o la post-communio (Lux aeterna luceat eis Domine),
aunque utilizadas de manera aislada. Por último, se citan, a continuación, responsorios que se
cantaban en la víspera o noche de Viernes Santo, y por consiguiente, los más adecuados para
la Procesión del Santo Entierro, pues era el momento en que Jesucristo acababa de expirar:
Sicut ovis, Jerusalem, surge, Plange, quasi Virgo, Recessit pastor noster. O vos omnes, qui
transitis per viam, Ecce quomodo moritur, Astiterunt reges terrae. Aestimatus sum, Sepulto
Domino, signatum est monumentum. Y finalmente, el himno Vexilla regis prodeunt.22 Además,
era importante la interpretación de un miserere, destacando el que compuso Miguel Crevea,23
que se cantó con bastante asiduidad hasta finales del siglo XIX, gran parte del XX y principios
del XXI. Los músicos de la capilla de San Nicolás acompañaron algún tiempo la Procesión del
Santo Entierro y entonaron varios fragmentos de este miserere durante la misma.
También se tiene constancia de que la Procesión dispuso de banda de tambores y cornetas,
especialmente durante la época de las milicias nacionales, pues el ayuntamiento sufragaba
los gastos de su mantenimiento, así como de la indumentaria. El protocolo establecido era
que el clero de Santa María debía dirigirse al cabildo municipal para que pasara un oficio al
Comandante General con la cita y hora convenida el Viernes Santo. Ese día, la banda quedaba
formada a las puertas de la iglesia una hora antes del comienzo de la procesión. En 1857 esta
banda terminó convirtiéndose en municipal, siendo su primer director el músico alicantino
José Charques.24 En los estatutos redactados y aprobados por el cabildo municipal, figuraba la
obligación de asistir a todos los actos y procesiones que dictara la municipalidad, aunque el
período de crisis económica de la época produjo demora y falta de pago a los músicos, dando
lugar a su disolución en 1871. A partir de entonces fue la banda de música La Lira, dirigida por
Pablo Gorgé,25 la que acompañó a la Procesión hasta 1885, aunque hay constancia de que en
22
Publicado en: FLORI LÓPEZ, Ana Mª, op. cit., p. 108.
La información de motetes y piezas fúnebres ha sido facilitada gracias a la colaboración del doctor Antonio
Ezquerro Esteban, Investigador Científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en su de-
partamento de Ciencias Históricas-Musicología” (Institución “Milà i Fontanals”) de Barcelona. Es también, desde
1999, presidente de RISM-España (Répertoire International des Sources Musicales) y miembro de su Praesidium
internacional.
23
Miguel Francisco Crevea y Cortés (Cocentaina, 1837- Alicante, 1862) ejerció como maestro de la capilla de
música de la colegial de San Nicolás entre 1857 y 1862. Estrenó su Miserere en Do menor en el año 1860 obte-
niendo un gran éxito, lo que supuso su consagración como compositor y su firme reconocimiento como director
y organista de la capilla, aunque fue truncado por su prematuro fallecimiento. En 1951, la Coral Polifónica Santa
Cecilia, bajo la dirección de Antonio Rubio, repuso el Miserere para la Semana Santa alicantina en la iglesia de San
Antonio, aunque en la concatedral de San Nicolás solo se escuchó en 1956. El musicólogo alicantino, José María
Vives, reconstruyó el Miserere entre los años 1994 y 1995 y se reestrenó en la iglesia de Santa María de Cocentai-
na en 1995 para volver a reponerse en San Nicolás durante el Miércoles Santo del año siguiente y ejecutarse sin
interrupción hasta 2002.
24
José Charques Esplá (1823-1902) adquirió por oposición la plaza de oboe y requinto de la banda de música
militar y, desde el 22 de diciembre de 1857 fue oboe de la capilla de música de la colegial de San Nicolás. En 1866
creó el Instituto Musical de Alicante, que impartía canto, piano, solfeo y violín. En 1893 fue director de la Acade-
mia Municipal de Música de Alicante.
25
La banda musical La Lira fue fundada en 1873 por Pablo Gorgé y estaba integrada por profesores de música
de la ciudad, algunos de los cuales pertenecían a la orquesta del Teatro Principal, y actuaba frecuentemente en las
fiestas y verbenas, por lo que adquirió mucha popularidad. En 1879 el ayuntamiento redactó un contrato de seis
años para darle el carácter de municipal, en el que hacía constar la obligación de tocar en todos los actos públicos
y fiestas a los que asistiera el Ayuntamiento.
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1884 fueron tres las bandas participantes: La Lira, la del regimiento de Sevilla y la de la Be-
neficencia. Después, el ayuntamiento o las propias cofradías contrataron bandas particulares.
A finales del siglo XIX participaban cuatro bandas en la procesión Oficial del Santo Entierro
“que iban con los pasos de Jesús Nazareno, Santa Cruz, Nuestra Señora de la Angustias y la
Soledad de Santa María; un acontecimiento que contribuyó a la magnificencia del acto reli-
gioso al decir de la época.”26 La Banda Municipal de Alicante ostenta el privilegio de cerrar la
Procesión Oficial del Santo Entierro, desde principios del siglo XX, acompañando a la Virgen
de la Soledad, de la que son sus “Caballeros Custodios”, junto a la Escolta de Gran Gala de la
Policía Local.
Pablo Gorgé Soler (Alicante, 1850-Valencia, 1913) perteneció a una extensa saga de músicos de reconocido
prestigio dentro y fuera de Alicante. Fundó la Sociedad de Sextetos y la banda de música La Lira. Fue director de
la orquesta del Teatro Principal y del Teatro Circo. Formó su propia compañía lírica, integrada por varios miembros
de su familia, actuando por toda la geografía española. Dirigió La Tempestad de Ruperto Chapí en la inauguración
del Teatro Chapí de Villena, el 20 de junio de 1885.
26
IBORRA TORREGROSA, José, “El drama ritual urbano. Tradición y modernidad en la Semana Santa de
Alicante durante el siglo XIX”, Pasión, Ayuntamiento de Alicante, nº 19, Alicante, 2016, p. 66.
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27
Agradezco a José María Roselló, Presidente de la Hermandad Penitencial Mater Desolata y a Javier Carrillos,
antiguo y apreciado alumno e hijo del compositor Antonio Carrillos, por los documentos e información facilitada
acerca de esta marcha procesional.
28
Hago constar mi agradecimiento a José María Roselló por la información aportada de la Hermandad.
29
La Hornacina, 28-5-2018.
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El nombre del Cristo tiene que ver con la representación de Jesús en la Cruz y porque el lu-
gar donde se dio a conocer fue el convento de las Madres Comendadoras del Espíritu Santo de
Sevilla. El 26 de mayo fue presentado y bendecido, siendo sus padrinos: José Espadero, Pedro
de Gea Lozano, La Real y Muy Ilustre Hermandad del Cristo del Mar y La Muy Piadosa Her-
mandad y Cofradía de Nazarenos de la Santa Redención. Al día siguiente, partió de su sede, en
la iglesia San José de Carolinas, para realizar una procesión extraordinaria por la ciudad hasta
la concatedral de San Nicolás donde fue recibido a los pies de la patrona.
En el año 2019 se ha cumplido el Bicentenario Refundacional de la Real y Muy Ilustre
Cofradía de la Soledad de Santa María, aunque su antigüedad se remonta al siglo XVII. Esta
cofradía cierra históricamente la procesión oficial del Santo Entierro, a la que acompañan to-
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30
Publicado en Información, 4-3-2019.
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Para concluir, hay que destacar la relevancia de la Procesión Oficial del Santo Entierro, ya
que desde sus inicios se ha celebrado con la mayor brillantez, al contar con numerosa partici-
pación ciudadana y con las principales autoridades religiosas, civiles, militares y municipales.
La música, con la recuperación de instrumentos como la Bocina Oficial, los cantos de motetes
y misereres, la participación de las bandas y la composición de distintas obras dedicadas a las
imágenes que procesionan, es otro factor necesario a tener en cuenta, que contribuye al recogi-
miento durante el recorrido por las calles de la ciudad, así como para enriquecer el repertorio
musical de la Semana Santa alicantina. Por último, la incorporación de nuevas tallas, los actos
religiosos previos a la procesión y el trabajo de los cofrades año tras año, hacen que esta pro-
cesión vaya adquiriendo mayor importancia, que se ha ido acrecentando hasta la actualidad.
31
Información, ibídem.