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Libros para aprender

en el Nivel Inicial

Documento para familias

Presentación
El Ministerio de Educación ha lanzado el programa “Libros para aprender” con
el objetivo de garantizar el acceso universal a los libros, fortalecer las oportunida -
des de aprendizaje y recuperar la organización de la vida cotidiana alrededor de la
presencialidad en la escuela, luego del excepcional proceso que vivimos durante
dos años y que estamos superando gracias al esfuerzo cotidiano de las familias.
En esta oportunidad se entregan dos libros a cada niña y cada niño de las salas
de 3, 4 y 5 años de los jardines de infantes de todo el país, tres millones cuatrocien-
tos mil ejemplares en total. Estos libros, seleccionados por cada jurisdicción, son
para cada una y cada uno, para que los lleven de la casa al jardín y del jardín a la
casa, para disfrutarlos en familia y con otros. Les pertenecen, podrán identificarlos,
escribir sus nombres en ellos, comenzar a armar la biblioteca personal en casa y
también compartirlos.
El acceso a los libros es un derecho, por eso estos libros no son un regalo, por-
que todas las niñas y todos los niños deben tener la oportunidad de disfrutar de los
mundos que abre la literatura y compartir con sus familias el placer de la lectura. Y
las salas de jardín acompañarán también la lectura de estos libros. Las y los invita-
mos a mirarlos, explorarlos y conocerlos. Encontrarán historias muy interesantes
para disfrutar.
Esperamos que disfruten las lecturas en compañía de sus hijas e hijos. La es-
cuela es el lugar donde todas y todos podemos ser los protagonistas de la Argentina
que queremos.
ABRIR LOS LIBROS
Piensen en los momentos que dedican a las lecturas, a los juegos con las pala-
bras, a hablar, contar, cantar, recitar, escribir y recordar con sus hijas e hijos. Tal
vez en las mañanas para despertarlas y despertarlos, tal vez en la noche para
acompañarlos al dormir, en tiempos de espera o en un viaje. Las palabras acompa-
ñan, calman, contienen, incluyen y relatan.
Los libros que llegan hoy se pueden incorporar a esos momentos porque son
para sus hijas e hijos, para que los miren, los lean, los toquen, los hablen, los com-
partan y los inventen. Las chicas y los chicos tienen el derecho de disfrutar de un
momento pleno y, en lo posible compartido, mientras los leen.
Seguramente, en muchos hogares estos libros ampliarán la biblioteca; en otros
permitirán la inauguración de un espacio y un tiempo gozosos.
Esta es una oportunidad para que, en familia, se pueda disfrutar de los mundos
que abre la literatura y de la experiencia estética que propone un libro en su totali -
dad, como un objeto de arte que incluye el texto, la ilustración y el diseño. Es una
oportunidad para seguir conociendo escritoras y escritores, ilustradoras e ilustra-
dores, colecciones, para ir construyendo los propios gustos y transformar las pre-
ferencias en la medida en que se lea. Es una oportunidad para tocar el papel, olerlo,
acariciarlo, escuchar las voces que pueden abrirse en cada lectura. Es una oportu-
nidad para el encuentro placentero, distendido, divertido con las chicas y los chi-
cos, para disfrutar de las diversas reacciones que estas historias producen y luego
conversar sobre lo leído.
Y también es una oportunidad para que las personas adultas se den permiso.

Permiso para disfrutar leyendo


Es el permiso para que las personas adultas que están alrededor, leyendo y com-
partiendo la lectura, se abran al asombro, a la sorpresa, al disfrute de estos libros.
Pero, ¿cómo? Son libros para chicos, con dibujitos y nosotros y nosotras somos
grandes ya.
Sí, pero pueden aprovechar esta oportunidad para disfrutar y conmoverse como
lo hacen muchas veces con las películas y las canciones supuestamente infantiles.
Permiso para reírse, asombrarse, conmoverse, recordar, contar, inventar. Eso no les
quita autoridad frente a sus hijas e hijos, todo lo contrario: los acerca, los encuentra.
Pero, ¿y si los libros se rompen?

Cuidar y tocar: tocar cuidando


Con la llegada de los libros, las chicas y los chicos van a querer tocarlos, abrir-
los, mirarlos, compartirlos, y es lo mejor que puede pasar. Pero, muchas veces, las
personas adultas se muestran un poco reacias a que los toquen. ¿Por qué? Porque el
libro está nuevito, precioso, brillante y las chicas y los chicos los pueden ensuciar,
doblar, ajar, romper, gastar; ya se sabe lo que las manitos infantiles pueden hacer.
Piensen algo: es cierto que los libros son objetos frágiles de papel y cartón y son
considerados valiosos. Pero ese valor lo adquieren si se los usa y solo se pueden
usar si se los toca. Entonces, una forma de disfrute y preservación es que las chicas
y los chicos aprendan a cuidar los libros, que les enseñen a hacerlo, como les ense-
ñan a cuidar tantas otras cosas también valiosas que se usan habitualmente.
Y sí: los libros se van a doblar un poquito, se van a ajar, van a perder algo del bri-
llo de sus páginas; pero van a ganar a sus hijas e hijos como lectoras y lectores. Ellos
y ellas van a poder acercarse a una experiencia estética y van a poder apropiarse de
las historias y cadencias que traen las palabras.
¿Y cómo les enseñamos a cuidarlos?

LA BIBLIOTECA: DONDE VIVEN LOS LIBROS


Una manera de preservar los libros es encontrarles un lugar. Un lugar fijo y al
alcance de las niñas y los niños de donde se puedan sacar y volver a guardar con fa-
cilidad. Un lugar accesible y tentador en donde los libros vivan: una BIBLIOTECA.
Como se dijo más arriba, la llegada de estos libros puede ser una ampliación o
una inauguración. En muchos hogares hay bibliotecas y es bueno que las chicas y
los chicos tengan una con sus libros. Puede ser un pequeño mueble o un estante
exclusivo y que esté a su alcance. Ambas opciones tienen ventajas.
La biblioteca personal los conecta con un mundo exclusivo; el estante en la bi-
blioteca familiar les expande el mundo porque abre la posibilidad a otras lecturas
que podrán hacer cuando crezcan; les da un camino, un futuro de lecturas posibles.
También la llegada de estos libros puede ser la inauguración de este espacio de
biblioteca. Puede ser un mueble, estantes o bien una caja en donde los libros entren
cómodos que puedan decorar y personalizar de manera de que sean partícipes y
dueños de ese espacio. Un lugar para inaugurar y ampliar.
Lo importante es que los libros tengan un espacio fijo y accesible y que no se
encuentren mezclados entre juguetes u otros objetos.

MOMENTOS DE LECTURA: TIEMPOS Y ESPACIOS


Es importante que las personas adultas se generen un tiempo para compartir
los libros, para enseñar cómo se abren. Y “abrir” es mucho más que abrir la tapa y
pasar las páginas; es, también, abrir la imaginación, abrir historias, abrir mundos,
abrir conversaciones, inaugurar palabras. Todo esto es leer.
Es cierto que, muchas veces, encontrar ese tiempo es un poco difícil por dife -
rentes circunstancias. A veces se puede; pero cuando no se puede, es importante
no darse por vencido, pues ya vendrá otro momento. Una buena forma es planificar
un tiempo fijo cotidiano y que las chicas y los chicos lo sepan porque entonces se
encargarán de recordarlo.
El momento tradicional de los cuentos parece ser a la noche antes de dormir,
pero puede haber otros tiempos, como la siesta, una salida o la espera en un con -
sultorio. Es importante tomarse un tiempo tranquilo, sin que haya otras cosas que
hacer, sin apuro.
Pasan muchas cosas buenas cuando los adultos, los libros y las niñas y los niños
se juntan. Y para que esto ocurra se pueden tener en cuenta algunas situaciones.

La voz del libro


Siempre es importante que las chicas y los chicos vean las páginas que les están
leyendo, porque así pueden disfrutar de la experiencia total que el libro ofrece: la histo-
ria, la ilustración y la diagramación (cómo están ubicadas en la página las letras y los
dibujos). También esto les permitirá poco a poco descubrir que esas palabras que se di-
cen cuando se lee se relacionan con esas marcas que están en el papel, que son las le-
tras. Pronto también descubrirán cómo se organizan esas marcas en la escritura.
La voz, la lectura, le da vida al texto escrito; entonces hay que buscar la caden-
cia, el ritmo y la musicalidad que provoca. La lectura en voz alta puede ser un desa -
fío que puede transformarse en juego al probar diferentes voces, diferentes pausas
y tonos para los distintos momentos de una historia.
Puede pasar que quieran volver a leer una y otra vez el mismo libro, o que solo
quieran un fragmento o que quieran pasar por alto ciertas partes. Las lectoras y los
lectores tenemos derecho a hacer todo eso con los libros y se van develando nues -
tras preferencias y nuestras elecciones.

Un libro y mucha charla


Hay momentos en los que se necesita leer a solas, pasar las páginas al propio
ritmo, contarse el cuento, recrear las voces que se prestaron para esta historia, ha-
cerlo personal. Porque hay pocas actividades tan personales como la experiencia
artística. Y, como es tan personal, es muy bueno y muy interesante hablar de esta
experiencia. Por eso es una buena iniciativa que quienes comparten la lectura pue-
dan conversar con las chicas y los chicos sobre lo que les pasa cuando leen deter-
minados libros, lo que les atrae, lo que les impacta, lo que les causa algo para lo que
no se encuentran palabras.
La lectura y más allá: el salto a la palabra propia
Muchas veces, las palabras, las historias, los poemas, las cadencias traen el re-
cuerdo de otros poemas, canciones o cuentos que se han escuchado en la infancia.
Esto forma parte de la memoria, de la historia de cada uno, y son parte de lo que
uno es.
Estos recuerdos que surgen pueden ser compartidos con las chicas y los chi-
cos; se les puede contar el momento en que una/o conoció esa canción o ese cuen-
to, hablar sobre las personas que le cantaban o contaban a una/o. Y con este gesto
se crea cultura. Las chicas y los chicos tienen derecho a nuestra memoria porque
esa es también su historia.

ENTONCES…
 El acceso a los libros es un derecho para todas y todos. Niñas y niños, adultas y
adultos, tenemos derecho a disfrutarlos.
 Las niñas y los niños tienen derecho a tocar los libros porque es la mejor forma
de aprender.
 Es importante generar un espacio –caja, estante– que oficie de biblioteca y que
esté al alcance de las niñas y los niños.
 Es importante que las niñas y los niños sepan cuándo es el momento de la lectura
y lo esperen… y lo reclamen y lo construyan junto a las personas adultas.
 La lectura puede ser un salto a la memoria. Es importante que las personas adul-
tas puedan compartir los cuentos y cantos que les acompañaron en su vida. Las
chicas y los chicos tienen derecho a la memoria de las personas adultas porque
esa también es su historia.
 Las familias pueden armar un tiempo y un espacio para compartir la lectura coti-
dianamente con sus hijos e hijas. Esta es una de las estrategias más relevantes
que las familias pueden poner en juego para contribuir, acompañar y ayudar en
los avances de los aprendizajes de las niñas y los niños a lo largo de toda su esco-
laridad.

Entonces…
PREPARADOS…
LISTOS …
Y cuando quieran…
¡acá están los libros!

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