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DEFENSA AL CONSUMIDOR

3. Las Oficinas de Defensa del


Consumidor u otras instancias
administrativas como mecanismo de
solución de estos problemas
Tanto en los casos que una persona recibe intimaciones por una deuda, como en los
casos que sabe que tiene una deuda y desea regularizar su situación (aun cuando no haya
recibido intimación alguna), la mejor alternativa es concurrir a las Oficinas de Defensa del
Consumidor de su domicilio, así como a otros organismos que también ocupan esta
función (ej. Defensoría del Pueblo).
Consejo práctico: Es importante que usted no haga una presentación donde manifieste
que “quiere pagar”, sino que la presentación debe estar destinada a que le brinden
información sobre su deuda. Ej:
Casillero de pretensión/reclamo: “Que me informen las deudas que tengo con el
denunciado, que le haya transmitido a un tercero y quien, el monto, que justifique la
titularidad, liquidación detallada, y acompañe copia del contrato y demás documentación
que acredite estos extremos”.
Esta forma de plantear el problema responde a dos motivos:
El primero es que usted tiene derecho (y debe saber) antes de pagar, si debe, cuánto
debe, qué debe, el detalle, que quien le quiere cobrar es efectivamente el dueño de la
deuda, así como los demás aspectos relevantes.
El segundo motivo, es que encontrándose en una posición de por sí desigual con el
acreedor, pierde aún más poder de negociación y predispone a las y los funcionarios
administrativos a ser intermediarios de un pago, descuidando el control que deben ejercer.
De modo independiente a que como consumidor/a sea deudor/a, usted tiene derecho a
que le suministren esta información de modo adecuado, veraz, gratuito y completo (artículo
42 de la Constitución Nacional, artículos 4 y 8 bis de la Ley de Defensa del Consumidor
24.240).
Consejo práctico: En el reclamo, aun cuando lo llamen desde un estudio jurídico,
empresa de cobranza o quien dice ser titular de la deuda, es importante que también dirija
el reclamo contra la empresa con la que contrajo la deuda original. En muchas ocasiones
quienes dicen ser titulares de la deuda son meras empresas de cobranzas, sumado a que
no se presentan y/o desarrollan prácticas para ocultar su participación y accionar.
En esta instancia lo primero es controlar la existencia de la deuda, quién es el titular, cómo
se compone, que la deuda no esté prescripta (no se la pueden exigir) y demás datos.
Asimismo, si bien es difícil lograr que estas instancias brinden respuestas ante llamados
telefónicos sistemáticos, mensajes de texto y/o whatsapp, mail, etc., el reclamo que cita a
la empresa principal (ej. Banco) suele tener como consecuencia un freno de este acoso.
Sin perjuicio de las dificultades de lograr una respuesta favorable de estas instancias.
Con todos estos elementos, además de la obligación de la autoridad interviniente de
controlarlos y proceder cuando se detecten irregularidades y/o incumplimientos, en los
casos que resulten debidamente acreditados TODOS estos elementos, esta instancia
brinda ventajas para negociar el pago de su deuda (si desea hacerlo).
Es importante aclarar que el acreedor no está obligado a hacer su propuesta, ni usted
aceptar la que formule el acreedor. El derecho del acreedor sólo comprende el  concurrir a
un juez o jueza para obtener su cobro dentro de los límites de la Ley y el control de la o el
magistrado interviniente.
Asimismo, nada impide formular contrapropuestas (es una negociación y a usted le tiene
que convencer y servir). Los acuerdos pueden implicar una quita (pagar menos sin que le
puedan reclamar esa diferencia), ser en un pago o en cuotas, y no tiene limitaciones
siempre que se acrediten todos los extremos citados (deuda, monto, composición,
titularidad, exigibilidad, que no está prescripta, etc.) y no impliquen un empeoramiento de
su situación o renuncia de derechos.
Se aconseja esta instancia administrativa como un espacio de negociación porque:

1. a) Queda constancia del acuerdo, los pagos, libre de deuda y demás aspectos en
un expediente ante un funcionario público, evitando nuevos reclamos por una
deuda arreglada.
2. b) El funcionario tiene la obligación de controlar el acuerdo (legalidad) y
asesorarnos. No es un árbitro imparcial, sino que su función es asegurar la
protección de la o el consumidor involucrado.
3. c) La existencia de control del Estado favorece una actitud más conciliadora y
beneficiosa por parte de las empresas.
4. d) Los procedimientos administrativos no generan honorarios a su cargo, salvo que
concurra con patrocinio letrado propio (respecto de dicho/a profesional).

Por último, hasta la ejecución de la deuda por un proceso judicial usted no tiene la
obligación (coacción) de firmar, aceptar o pagar ante estos reclamos, e incluso en un juicio
podemos defendernos y tampoco nos van a poder cobrar lo que quieran. Si puede existir
un embargo (porcentaje) o bienes como consecuencia del inicio del juicio (que debe ser
autorizado por el juez o jueza). En consecuencia, siempre es muy importante presentarse
en los juicios para defenderse y controlar lo que reclaman.

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