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Muy buenos días a todos, muy feliz domingo de resurrección en el Señor, bienvenidos a

este momento de WhatsApp-Pautas de Oración. Soy Luis, misionero de la Comunidad


Verbum Dei, y hoy 14 de agosto, la Palabra de Dios nos expresa en el capítulo 12,
versículos del 49 al 53, la siguiente escena del Evangelio:
He venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Pero
también he de recibir un bautismo y ¡qué angustia siento hasta que no se haya cumplido!
¿Creen ustedes que he venido para establecer la paz en la tierra? Les digo que no; más
bien he venido a traer división. Pues de ahora en adelante hasta en una casa de cinco
personas habrá división: tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra del hijo
y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra
contra la nuera y la nuera contra la suegra.
Jesús nos regala hoy, una manifestación de su actuar, cargada de muchísima vitalidad. Él,
en medio del transcurrir histórico de su misión en medio de su tiempo y de su época, va
descubriendo que el desenlace de su vida se dirige hacia el compromiso total de sí, en favor
de la humanidad, y, sobre todo, en comunión con su Padre Dios.
La expresión “He venido” dice y revela la claridad de su misión en la tierra, la claridad de
su papel en medio del mundo. “He venido” es la resolución de un hombre determinado a
actuar desde el aquí y el ahora, construyendo día a día la entrega suprema de su vida,
entrega hecha a base de los pequeños y ordinarios ofrecimientos, esfuerzos y sacrificios de
la vida en cada jornada.
“He venido”, diría Jesús, a ser causa de cambio, un cambio que causaría seguidores como
perseguidores. Hombres y mujeres que se constituirían como sus primeros discípulos, y
hombre y mujeres que no acogerían su mensaje, le rechazarían e incluso le perseguirían.
“He venido” a un cambio que movería el piso o la base sobre la que cada hombre y mujer
solía descansar las motivaciones de su vida. Ciertamente, Él ha venido a desinstalarnos de
lo seguro de nosotros mismos, y a ponernos en movimiento o en un dinamismo de vida
distinto del que cada uno podría imaginar o pensar por sí mismo.
El Señor ha venido a poner en movimiento la vida de todos de forma distinta e
insospechada. Ojalá descubriéramos que los intensos deseos de un mundo transformado
según el Señor, no pasa sino también por la colaboración o la suma de todos y de cada uno.
Jesús es el iniciador y consumador de nuestra fe, eso significa, que nuestro sí, nuestra
colaboración, nuestros deseos de seguirle y responderle, se encuentran dentro del
compromiso que Él mismo ha asumido para bien de nuestra respuesta. ¿Qué me puede
impedir, entonces, corresponderle? ¿Qué puede impedir, por tanto, embarcarme en la
aventura y dicha de seguirle, amarle, conocerle y servirle cada vez más?
Sumémonos al ardor misionero del Maestro. Dejémonos llevar por esta invitación,
aprendamos a abandonarnos a sus Palabras, a sus proyectos y a sur profundos deseos de
acción y de compromiso en favor de los hermanos.
Que tengan un feliz domingo.

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