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M o"" ,"b~,og, Alb, " ,1 vi,i,,",,_ '",ud, 'u im'gina­

ción. ¿Quiénes fueron los zapotecos, fundadores de Monte Albán ? "


:l
,..u
¿Por qué fundar la ciudad en una montaña? ¿Qué nos dicen los jero­ ~

glíficos de sus monumentos de piedra? ¿Qué tan extenso fue el domi­ ~


U
'J
nio de sus gobern antes y quiénes sus rivales? ¿Qué sabemos del ocaso
t'
de esta ciudad ahora en ruinas? ¿A dónde fueron sus habital1t~? .-¡

Con erudición y senc illez la autora nos guía por el sitio arqueoló­

gico; descubre el entorno geográfico que sustentó la civilización z¡¡po­

teca; explica por qué se funda Monte Alban ; cómo se Controlaban las

aldeas agrícolas, así como los confines de tal civilización.

El crecimiento de la ciudad entre 500 a.C. y 750 d .C., cuando

Monte Albán despliega plenamente su forma urbana, es aún visible,

e
,~
como lo son cerca de medio millón de zapotecos que en el siglo XXI
.D
viven en Oaxaca , hablan zapoteco, mantienen sus co~tul1lbres e iden­ :(
tidad grupal y preservan su cosmología, cultura y visión del lllundo. v
Este sorprendente recorrido es el que Joyce Marcus logra plasmar en
'"'e
o
este nue vo libro que ponemos en manos del lector. ~

Joy ce Marcus, ;¡mropóloga , obtuvo su docwrado en la Universidad de

Harvard y dedica su vida profesional al eswdio dc las societbdes prehispáni­

cas del área maya, and ina y oJxaq llCI'ia. Actu almeme es profesora de antropo­
logía y es c uradora de arqueología latinoamericana e n la Universidad de
Michigan , AIlIl Arbor. Fu e decta miembro de la Academia Nacional de Cien­
cias en 1997. Entre sus publicaciones se encuemran .\-lcJ,Jallltrita// !-J'rili",!!
SyslclrL<.' Propa,ilandl1, iv/yl/¡ , and HiJlory il/ FOl/r AI/rif//I Ci"ili;.ati,,,,-, (1992); nm
Kenr V Flannay, Ln civiliz aciól/ z apoleca: CVIIIO (voluciolló la ""áedad 1Ir/,.III,¡ 1'' ,,/ Monte Albán

valle de Oaxaca (200 r, FCE). y con Jerem), A. Sabloff, TI/ e . l"ciel" Cily: X"II'
Perspeclives (1/'/ C;,-ballisl/1 ill l!te Old alld NcUJ lMlrlds (100:;).

Joyce Marcus

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911~~~~nIIIUU~~1I
1934·2009
I

Traduccion de
JOYCE MARCUS
LUCRECIA ORENSANZ ESCOFET
y
ADRIANA SANTOVENA

"
MONTE ALBAN

I
EL COLEGIO DE MEXICO
FIDEICOMISO HISTORIA DE LAS AMERICAS
FONDO DE CULTURA ECONOMICA
Primera edici6n, 2008

Sumario
Marcus,Joyce

Monte Alban / Joyce Marcus; tralL de Lucrecia Orel1sanz Escofet y Adriana Santovcfia. _ Me­
xico : FCE. COLMEX, FHA. 20015

206 p.: illlS.; 21 x 14 em - (Colee. Fidcicomiso Historia de las Americas. Ser. Ciudades)

Titulo original MOllte Alban

ISBN 978-968-16-15460-0

. Arqueologia - Mexico Oaxaca 2. Mexico - Oaxaca - Monte Alban Historia


Presentacion 9

L Orcnsanz Escofet, Lucrecia, tr. II. Santovena, Adriana, tr. III. SeT. IV. t. Introduccion 11

LC F1219.8 Z37
Dewey 930.172 74 M334m
I. Elllledio alnbiente 17

II. Los antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

III. Los conflictos entre Monte Alban y sus rivales y la

creaci()n del Estado Zapoteco . . . . . . . . . . . . . . . . 32

IV. Los primeros edificios publicos y piedras grabadas . . 40

V. Escritura y calendarios de los zapotecos. . . . . . . . . . 51

VI. La epoca II: Monte Alban y su fonna actual ...... 63

VII. E1 Ediflcio J y la expansi6n territorial del Estado za­


poteco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

Distri/mci()rt lI1undial VIII. La Epoca IlIa y las relaciones entre Monte Alban y

D. R. 2008 Fideicol1liso llistoria de las Americas


Teotihuacan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

D. R. © 2008 El C:olegio de Mexico


IX. E1 apogeo de Monte Alban: Epoca III 102

Carnino al Ajusco, 20; 10740 Mexico, D. E

X. Cosnlovisi6n y religi6n de los zapotecos 125

La autora agradcce a Katherine Clahassey y John Klausmeyer, quicnes prcpararon XI. Las famosas urnas zapotecas ......... . 133

todos los dibujos. Las f()tos SOil de la autora 0 pertenecen aI archivo del proyecto XII. Una visita a Monte Alban . . . . . . . . . . . 144

"La Prchistoria Ecologia Humana del V.l II 10 de Oaxaca".


XIII. La epoca de decadencia de Monte Alban. 161

D. R. 2008 Fondo de Cultura Economica


XlV. La Epoca V: inmigrantes nlixtecos y ejetcitos aztecas 173

Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Mexico, D. E

Emprcsa certificada ISO 9001: 2000


Xv. E1 tesoro de la Tumba 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181

XVI. Los zapotecos actuales y la herencia de Monte Alban 187

C01l1entarios: cditorial@fondodcculturaeconomica.coll1
Tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694

Cronolog{a del valle de Oaxaca 193

Se prohibe la reproduccion total 0 parcial de esta obra, cllal filerc


Fuentes bibliMraficas 195

medio, la anucncla por escrito dd titular de los dcrcchos.


in dice general 203

ISBN 978-968-16-8460-0

Il11prcso en Mexico· Printed in Afe..-iw

7
Presentacion

del Fideicomiso Historia de las Arnericas de


L A COlECCION
EI Co1egio de Mexico y el Fondo de Cultura Econ6mica
15 anos de existencia, con 73 titulos publicados que res­
paldan su trayectoria editorial. Para conmenlOrarlo sella un cicIo
de su labor con una serie de titulos que, adenlas, celebran el bicen­
tenario de la Independencia y el centenario de la Revoluci6n
~~""~~""'~<"'~«, sucesos que plantean la necesidad ineludible de reflexio­
nar sobre procesos deternlinantes en la vida de nuestros paises. En
el prinler caso, repensar los procesos que condujeron a 1a Indepen­
dencia es una ocasi6n para identificar los vincu10s entre los paises
iberoamericanos, Espafia y el mundo occidental en su conjunto. La
conlprensi6n de los nexos culturales, politicos, socialcs y econ6Illi­
cos que se han dado entre las areas iberoaillericanas y entre estas y
las areas espanolas y europeas nos pernlite significar las particulari­
dades en los procesos hist6ricos anlericanos y reconocer 10 que
nos identifica COlno parte del nlundo occidental.
La Serie Ciudades trata de desentranar los ongenes, la formaci6n
del espacio urbano, la estructura y las funciones de las ciudades,
pero sobre todo sus conlponentes socia1es, politicos y culturales, y
sus transformaciones a 10 largo del tienlpo. Se trata, por otra parte, de
hacer sus estructuras internas y su funcionamiento, res­
petando su propia crono10gia y proceso, pero siempre tratando de
arribar a un ana1isis que identifique y caracterice los rasgos conteIll­
porineos que las distinguen, marque sus problemas y, en 10 posible,
sea capaz de trazar sus proyecciones futuras.
COnfialTIOS en que esta serie conmemorativa, destin ada a 1a
comprensi6n de dos siglos de profundas transformaciones hist6ri­
cas, tanto en el continente americano como en e1 europeo, arroje
nueva luz en torno a los complcjos canlbios vividos, los avances y

9
10 PRESENTACl()N

las resistencias 0 Inodalidades de adaptacion de cada pais. Pensamos


Introducci6n
a su vez que, al presentar un pasado historico estudiado de Inodo
critico -sin falsos nacionalisn10s-, podrelnos cOlnprender nlejor
nuestro presente que, mas que occidental, se nos presenta global.

ALICIA HERNANDEZ CHAVEZ


Fundadora y presidenta del Fideicomiso
Historia de las Alnericas A SOLO OCHO KILO METROS de la actual ciudad de Oaxaca se en­
cuentra la antigua ciudad zapoteca de Monte Alban. Las rui­
nas de este asentamiento, que en su apogeo abarcaba seis kilolJ1e­
tros cuadrados, cubren ahora la cinla y las laderas en terrazas de
varios cerros que se elevan 400 n1 sobre el fondo del valle. Estos
cerros se conocen actualmente como Monte Alban, Monte Alban
Chico, Mogotillo, EI Gallo y Cerro Atzompa.
Miles de visitantes de todo el mundo Began a Monte Alban
cada ano. Todos se quedan impresionados, pero nluchos se van con
preguntas sin responder. ~De donde eran los fundadores de Monte
Alban? ~Por que fundaron la ciudad en una montana? ~Como se
sabe que sus ocupantes eran zapotecos? ~Se pueden leer los jerogli­
ficos de sus monun1entos de piedra? ~Que extension tenia la re­
gion controlada por sus gobernantes? ~La ciudad tenia rivales? ~Por
guedo en ruinas? ;.,.A donde fueron sus ocupantes?
Gracias a las intensivas investigaciones argueologicas de los ul­
timos 75 anos, ahora sabemos las respuestas a nlUchas de estas pre­
guntas, aunque el in teres publico en Monte Alban comenzo mu­
cho antes. Muchos de los viajeros del siglo XIX y principios del XX,
entre elIos exploradores e investigadores tan in1portantes COlJ10
Guillermo Dupaix, Adolphe Bandelier, Desire Charnay, William
H. Holn1es, Marshall H. Saville y Constantine George Rickards,
han hablado de Monte Alban en sus escritos. El primer boct~to de
la plaza principal se publico en 1859, como un apendice dellibro
Estad{stica de Oaxaca, de un tal Murguia.
Las investigaciones cientificas serias en Monte Alban comen­
zaron con el arqueologo mexicano Leopoldo Batres. Los hallazgos de
Batres se publicaron en su libro de 1902, Explorations (1 A-1onte Alb(ln,
en el que ofrecio sus inlpresiones iniciales de la ciudad serrana:

II
INTRODUCCION 13

Monte Alban es una montana, cuya cima y laderas estan prictica­


mente cubiertas de construcciones colosales que nos dicen, por la
elocuencia de la magnitud, que ahi habit6 un gran pueblo, muy
del cual todavia quedan descendientes, pero en condiciones
incomparablemente infcriores a las de sus antepasados.
El mundo no puede contener nada mas hermoso que el pano­
rama de los valles que rodean esta sierra. El acceso es diflcil, pues
s610 hay brechas.
En esta primera visita busque primero algunos monumentos
con escu1turas, escritura 0 cualquier cosa que me permitiera conje­
turar quien habia creado esta enorme ciudad. S610 encontre las seis
piedras con tiguras humanas com{mmente conocidas como Los
Danzantes, que fueron dadas a conocer al mundo por Dupaix.
t El arte de la escritura en Monte Alban puede considerarse {mi­
N
I co. Si no hubiera hecho el estudio antropol6gico de las figuras escul­
pidas en piedra y establecido por este medio, de manera concluyente,
Tilcajele
que csta gran ciudad, ahora en ruin as, habia sido construida por los

\! . .i.. .i..

Jal'"a r
zapotecos, nunca hubiera podido clasificar como zapoteca esta gran
divcrsidad de caracteres lieroglificos
Q~
;;.p . La siguiente publicacion inlportante sobre Monte Alban fue de

%~1t"" km
unjoven arqueologo l11exicano,Alfonso Caso, cuyo libm de 1928, LAs
estelas zapotecas, fue un estudio pionero sobre el calendario,jerogll­
ficos y monurnentos de piedra de Monte Alban y otros sitios del
Silio arqueologico
Pueblo moderno valle de Oaxaca. Muchas de las conclusiones a las que llego Caso en
1928 acerca del calendario y los glifos zapotecos siguen vigentes a la
fecha. Caso merece un credito enorme por nlOstrarnos que la escri­
tura zapoteca fue una de las prillleras y mas illlportantes de Mexico.
Ademas de esto, Caso fue responsable de dirigir 18 aiios las
principales excavaciones en Monte Alban. La primera de sus tern­
Mapa del valle de Oaxaca, en el que aparecen lugares mencionados en el texto.
poradas de excavacion fue en 1931-1932, y fue entonces cuando
excavo la tumba que 10 volveria celebre en todo ell111mdo, la es­
pectacularTU111ba 7, llena de exquisitos objetos de oro, plata, teca­
cristal de roca, azabache, jade, turquesa, ambar, coral, concha
nacar, obsidiana y perla capitulo xv).
14 INTRODuccrON
TNTRODUCCION 15

ticulos alTIorfos en plataformas 0 piran1ides que habian sostenido


templos, palacios,juegos de pelota y otros edificios. Gracias a Caso
y su equipo arqueologico, ahora podemos recorrer estos edificios e
inlaginar como fue vivir en Monte Alban en su apogeo, entre 500
y 700 d.C.
Aunque Batres ya habia visitado la Plaza Principal y muchas
de las terrazas arquitectonicas de la ciudad en 1902, y Caso, Bernal
y Acosta habian trazado sus mapas en la decada de 1930, no fue
sino hasta la decada de 1970 cuando se trazo el mapa conlpleto de
todo el sitio de Monte Alban, incluidas sus 2073 terrazas habita­
cionales. Este mapa se realizo como parte de un intensivo recono­
cilniento tipo "patrones de asentamiento" en1prendido por el ar­
que6logo Ilichard E. Blanton y publicado en su libro de 1978,
Edificio J de Monte Alban como se vera durante las excavaciones Monte Alban: Settlement Patterns at the Ancient Zapotec Capital.
de Alfonso Caso. En Monte Alban, Caso y sus colegas excavaron docenas de
edificios, 300 entierros y 172 tumbas. Muchas de estas contenian
los restos de personas importantes, y algunas presentaban urnas fu­
Muchos de los edificios que vemos hoy en la Plaza Principal nerarias, murales policron10s, adornos y joyeria finamente trabaja­
de Monte Alban fueron excavados, consolidados y restaurados por dos y muchas vasijas que probablemente contuvieron cOlnida y
Alfonso Caso y sus colaboradores: Ignacio Bernal,jorge R.Acosta y bebidas para el mas alIa. En cuanto a los ciudadanos comunes de
Martin Bazan. Estos arqueologos excavaron extensivamente toda la Monte Alban, con1enzamos a saber acerca de sus condiciones de vida
Plaza Principal y mas alla. Tambien establecieron la secuencia crono­ cuando se excavaron varias terrazas residenciales ordinarias, prirne­
logica de las epocas que seguinlOs usando a la fecha: Monte Alban ro en 1972-1973 (Marcus Winter) y luego en 1990-1991 (Ernesto
Epocas I, II, III, IV YV (vease la "Cronologia del valle de Oaxaca"). Gonzalez Licon y Lourdes Marquez Morfin). Gonzalez Licon y
La Epoca I pareda ser el periodo rna.s antiguo de Monte Alban Marquez Morfin excavaron 12 unidades residenciales en cuatro areas
porque sus ceramicas caracteristicas se encontraron en la roca ma­ distintas de Monte Alban. Sus excavaciones produjeron 160 esque­
dre 0 sudo virgen de las excavaciones estratigraficas 111:1S profundas. Ietos y nuevas revelaciones acerca de los nobles principales y me­
Esto file precisan1ente 10 que ocurrio debajo de la Plataforma nores y los ciudadanos ricos. Las investigaciones en Monte Alban
Norte de ]a Plaza Principal, cuya estratigrafia era tan clara que Ig­ se extendieron hasta la ultima decada del siglo xx con tres proyec­
nacio Bernal pudo dividir la I en tres subepocas, que llamo tos: el Proyecto Platafofl11a Norte (dirigido por Gonzalez Licon),
la, Ib y Ie.
el Salvamento Carretera de Acceso a Monte Alban (dirigido por
Cuando Caso y sus colaboradores llegaron a Monte Alban, en­ Gonzalez Licon y Marquez Morfin) y el Proyecto Especial (dirigi­
contraron n1aS de una docena de inmensos monticulos de piedra y do por Winter). Otros trabajos han corrido a cargo del arqueologo
cascajo alrededor de la Plaza Principal. Cuando acabaron sus exca­ Arturo Oliveros, la doctora Nelly Robles Garcia, directora del sitio,
vaciones, 18 ten1poradas despues, habian transformado estos mon- y otra vez, mas recientemente, Gonzalez Licon y Marquez Morfin,
16 INTRODUCCIl')N

I. El nleciio ambiente

fue propicio para la


Monte Alban esta

formado por cinco

E L MEDIO AMBlENTE DEL VALLE DE OAXACA


vida humana mucho antes de la flll1daci6n de Monte Alban.
Los primeros pobladores indigenas entraron al valle hace 1naS de
cerros. EI mas

grande es Monte
10000 atlos. Vivian en pequefios grupos n6n1adas y subsistian cazan­
Alban, que incluye
do y recolectando animales y plantas silvestres. Para el 8000 a.C.
la Plaza Principal
habian comenzado a domesticar algunas de las plantas nativas. Esto
y las vecindades 7

Venado, EI Pitahayo

10 sabetl10s porque estas plantas se conservaron por desecaci6n en las


y EI Plumaje. Los
cuevas habitadas durante distintas cpocas del afio.
otros cerros son
Las primeras plantas que se domesticaron fueron la Jlcara 0
Monte Alban Chico,

bule y la calabaza. En la Cueva de GuiLi Naquitz, cerca de MitIa, se


Mogotillo, EI Gallo y

Cerro Atzompa.
han encontrado cascaras de bule y sClnillas de calabaza que datan
de 8000-6400 a.C. Para el 6000 a.C. ya se estaban cosechando fri­
joles negros, Inientras que las mazorcas de maiz encontradas en la
siguen excavando terrazas residenciales aproximadanlente misma cueva se han fechado con radiocarbono en 4350 a.C. Final­
dos kil6metros al norte de la Plataforrna Norte. nlente se agregaron chiles y aguacates a la dieta. Estas plantas pros­
Estas excavaciones en unidades residenciales nos demostraron peraron gracias al gran potencial agricola del valle de Oaxaca.
que Monte Alban estuvo ocupada por poblacion de muy distintos
nivcles sociales que realizaban una an1plia variedad de tareas arte­
sanales y de rituales dOlllcsticos. Aunque toda esta informacion re­ EI entorno natural
sidencial es ilnportante, aun falta excavar la ITlayor parte de las te­
rrazas residenciales de Monte
Tres subvalles, creados por el rio Atoyac y su tributario, cl rio Sala­
Esperelnos que cl siglo XXI sea otro periodo de descubriIT1ien­ do, fonnan los 2100 km 2 del valle de Oaxaca. EI subvalle de Etla se
tos imoortante<; para Monte Alban.
encuentra hacia el norte y es el n1aS estrecho de los tres. Hacia el
este est! el subvalle de Tlacolula, mas amplio y arido que el de Etla.
Hacia el sur esta elllamado Valle Grande 0 subvalle de Zinlatlan­
OcotIan, donde el rio recibe agua adicional de los rios Sala­
do y Mixtepec.
Aunque es ellnaS angosto y fresco de los tres subvalles, el de
Etla parece haber sido donde conlenzo la vida aldaniega en el valle

17
EL MEDlO AMBIENTE 19
18 EL MEDIO AMBIENTE

de Oaxaca, donde aument6 mas rapidamente la poblaci6n en un zompa y Monte Alban propio. De estas form_aciones calizas se ob­
principio y donde se form6 una sociedad compleja por prilnera vez tiene piedra para construcci6n y cal para el estuco. Las vetas de
en la regi6n. Algunas de las razones de este desarrollo (aunque sin pedernal y silex en la piedra caliza constituian materias prinlas para
duda no todas) pueden ser ambientales. El subvalle de Etla tiene el artefact os y herranlientas de piedra.
mayor numero de arroyos tributarios aprovechables y la nlenor tasa La piedra caliza se podia hornear para producir cal en polvo,
de evaporaci6n potencial. Ahi se podian llevar a cabo practicalnen­ usada ya sea para nlezclar con agua y hacer encalados 0 estucos, 0
te todos los prinleros tipos de agricultura: sembrar en tierra de bien para renlojar el maiz antes de molerlo. La mayo ria de los edi­
humedad, riego a brazo (con pozos) y riego con canales. ficios publicos monum_entales, los pisos de las plazas y las paredes
de las tUlnbas que existen ahora en Monte Alban estuvieron en
La geologia y los recursos naturales usados otra epoca cubiertos capa tras capa de estuco blanco, que a su vez
por los antiguos habitantes se podia pintar con colores fuertes, conlO azul, verde, amarillo y
Un recorrido a traves del valle de Oaxaca revela tres zonas am­ rOJo.
bientales basicas: Una tercera etapa de la historia geo16gica del valle fue la de­
posici6n de flujos de toba volcanica en el nlioceno. Estas tobas son
1) el fondo del valle, con una elevaci6n pronledio de 1 550 mas comunes en el subvalle de Tlacolula, pero aparecen tambien
Inetros sobre el nivel dellnar (nlsnm); en la regi6n de Etla. Esta piedra suave fue ampliamente utilizada
2) una zona de piemonte entre los 1 700 Y 2000 msnm, y para construcci6n y para fabricar manos y metates.
3) una zona de montanas que se eleva hasta 3000 nlsnnl.

La rocamadre mas antigua esta formada por rocas metan16rfi­ La agricultura que sostenia

cas precambricas, principalmente gneis y esquisto. El gneis -una a la sociedad zapoteca

de las formaciones rocosas nlaS conlunes en el valle de Oaxaca­


era una fuente de mica (que ocurre en varios colores, desde blanco y La nlayor parte del fondo del valle, la zona mas importante para 1a
dorado hasta cafe y negro) y minerales de hierro, magnetita e ilmeno­ agricultura, es terreno aluvial. Su anchura varia entre un ki16metro
magnetita (usados por los artesanos antiguos para fabricar espejos en la parte sur del subvalle de Etla y 17 km en el sur del Valle
pequenos y otros articulos). El gneis tambien tenia vetas de hema­ Grande. La variabilidad en cuanto a precipitaci6n y a profundidad
tita y limonita, de donde se obtenia el pigmento rojo usado en el del agua freatica determina la productividad del terreno aluvial en
engobe de la ceramica y en la pintura para los murales de las tum­ cada uno de los subvalles.
bas, asi como hematita cristalina que podia usarse para crear pintu­ El Valle Grande, que tiene la superficie mas grande de terreno
ra roja especular. Los dep6sitos de barro colorado del gneis precam­ aluvial, tambien es donde ocurren con menor frecuencia las hela­
brico tambien se podian usar para colorear la ceramica. El esquisto das. En el Valle Grande hay heladas menos de una vez cada 20-40
era una roca dura usada para hacer hachas. anos, nlientras que en el subvalle de Etla ocurren en promedio
La formaci6n rocosa que sigue en antiguedad en el valle de cada tres anos. Con la altitud aumentan las precipitaciones (y dis­
Oaxaca es la piedra caliza del cretacico. Aparece en San Lazaro minuye la evaporaci6n), de modo que la Hanura aluvial recibe menos
Etla, Rancho Matadanlas y las laderas occidentales del Cerro At- lluvia (500-600 mm) que la parte alta de las montanas (1000+ mm).
EL MElJIO AMBIENTE 21
EL MEDIO AMBlENTE

Por otro lado, los suelos rocosos de las lnontatlas retienen poco el en algunos de los tenlplos de Monte Alban II (100
agua. Encontrar la "mejor" tierra encontrar 1a d.C.). Tristemente, estos sabinos nugnificos han
cOlnbinaci6n exacta de calidad del suelo y cantidad de lluvia. desaparecido de las riberas: fueron talados para usar la nladera en
De un arlo a otro,la cantidad de lluvia que puede caer es va­ construcci6n 0 conlO lena. S610 siguen creciendo sabinos en ciertos
riable e irnpredecible. La regi6n de Tlacolula recibe en promedio lugares el rio Atoyac y sus tributarios.
550 mm al ano, pcro ha habido atlos en que 1l0vi6 hasta 1100 nun
y otros en que las precipitaciones bajaron hasta 300 mnl. Los
cultores locales saben que los lneses de novicnlbre a rnarzo seran La flora "original"
secos, pero no pueden predecir si los nleses de junio a scptiembre
seran mescs prOlnedio 0 seran temporada de grave 0 de llu­ Diez lnil anos de
vias torrenciales que inundaran sus canlpos. Debido a esta incertidum­
bre, muchos de los carnpesinos zapotecos actuales reducen el
sembrando sus parcelas en distintas zonas: en el fDndo del
el Diemonte y en las rnolltallas. antes un
E1 subvalle de que es elmas pequeno, elevado y lltiles de este eran los sabinos, sauces y alisos que credan
ffio de los tres, t011l6 la de1antera por razones Mantuvo cerca del rio pero tarnbien pudo haber anonas, hi­
su y poblaciona1 hasta 1a fundaci6n de Monte gos y Persea americana, el antepasado silvestre del <";;.'u.",'.. ,,,\-,",
Alban. En ese 11l0lnento, el centro poblaciona1 del valle se recorda Sobre las barrancas pennanentelnente hunledas del piemonte cre­
hacia el sur, a 1a ciudad en la montana. dan versiones menos extensivas de este bosque fluvial.
Sobre el terreno aluvial mas elevado, donde el agua freatica
estaba entre tres y seis metros debajo de la superficie, hubo bos­
EI rio Atoyac ques de mesquites. A rnedida que se avanza lucia el piemonte, la
vegetaci6n carnbiaba gradua1rnente hacia un bosque espinoso. Dis­
Uno de los principales recursos con que cont6 Monte Alban fue el minuian los y aumentaban los huizaches, a los que se
rio Atoyac, la principal Fuente de agua para beber, cocinar, sunuba toda una serie de unos arboles legunlinosos y con
banarse, hacer adobes y rnezc1ar mortero y estuco. Ahora el rio llamados guajes 0 Entre estos arboles siguen
Atoyac es un arroyo menor conlparado con el gran rio que cruza­ tunas, ()rganos, y biznagas. En este tipo de zona se da una
ba el valle cuando Monte Alban estuvo habitada. En csa "~r~,·vl,.,r1 de agaves 0 Inagueyes, varios de ellos comestibles.
habia presas, bOlnbas con motor 0 y lll~UlU<l que el da lugar a las rnontailas
asentamientos que redujeran el fiujo del rio aumentan las lluvias y las temperaturas mas bajas reducen las
,~U~'L~111"'11 un
Los zapotecos ancian05 tienen recuerdos vlvidos de los altos
que existian a 10 largo del rio Atoyac. Dicen que el rio es­
taba bordeado por enormes tules 0 sabinos
arboles que vivian miles de anos. Sabemos que habia
sabinos lunto al rio porque sus trOI1COS se usaron como columnas espaciados entre S1.
EL MEDIO AMBIENTE 23
22 EL MEDIO AMBIENTE

carne. Otros pajaros pequenos se cazaban con trampas por sus plu­
Debe de haber habido nluchas especies de roble, pino, manza­
mas de colores brillantes, que se usaban en las capas y toe ados de
nita y madrono. En esta zona todavia se encuentran el nOQ:aL e1
los nobles, asi como para fabricar las cortinas que se colgaban en las
zapote negro, el guamuchi1 y el copal (Bursera
entradas de algunos templos.
Otro alimento basico era el perro, que no formaba parte de la
fauna original del valle de Oaxaca, sino que se habia introducido
La fauna "original"
ya domesticado a1rededor de 2000 a.C. Los perros se criaban por
su carne y parecen haber sido uno de los muchos a1in'lentos usados
E1 an1n'131 grande nlas inlportante en la dieta zapoteca antlgua era
en los rituales 0 servidos en las fiestas zapotecas. Otro animal cria­
el venado de cola blanca, que ha de haber habitado en to do el valle.
do por su carne y huevos era el guajolote, que se introdujo en
Inc1uso cuando el desn'lonte de tierras agrico1as habia reducido su
Oa.xaca en fornu domesticada durante la Epoca II de Monte Al-
habitat en e1 fondo del valle, ha de haber abundado en los bosques
de la sierra cercana. Tambien se cazaba jabali, pero con menor fre­ ban (100 a.C.-200 d.C.).
cuencia. Los conejos y liebres, por su abundancia, eran parte de 1a
dieta basica.
Otro anirna1 basico en 1a dieta era la tuza Resumen
un roedor alguna vez abundante, pero ahora desaparecido en e1
Existen varias razones por las que el valle de Oaxaca pudo sostener
valle. Otros animales pequenos, C01110 Inapaches y tlacuaches, se
una civilizacion telnprana C01110 la zapoteca. Primero, en esta re­
consumian ocasiona1mente, pero ninguno era tan conlun como los
gion se podian aplicar nmchos tipos distintos de tecnicas agricolas,
conejos y las tuzas. E1 leon puma era el depredador mas grande en
incluidas fonnas simples de irrigacion. Segundo, gran parte del
la region; impresionaba a los zapotecos y aparecia a nlenudo en su
tiene solo un mlnirno de heladas. Tercero, el valle tiene 2 100
arte. Tambien conocian a los jaguares y monos, que vivian no
krn2 de superficie sin barreras 0 Inontanas que hubieran inlpedido
de ahj, en altitudes mas bajas, conlO Tehuantepec.
1a interaccion entre las aldeas. Estos factores contribuyero11 al cre­
De los reptiles, solo uno alcanzaba el nivel de alimento basico:
cimiento de una poblacion con oportunidades casi ilirnitadas de
la pequena tortuga de charcos, que pudo haberse atrapado facil­
interaccion social, ritual y (por ultimo) politica, 10 cual facilit6 la
rnente en las pozas y charcos a ori11as del rio Atoyac y sus tributa­
evolucion de grupos politicos cada vez mas grandes.
rios. En Oaxaca hay una gran variedad de aves, pero solo unas
cuantas especies parecen haber fonnado parte de la alinlentaci6n,
entre elIas las palOlnas, huilotas, torcazas y codornices. Los zapote­
cos apreciaban en particular las codornices para hacer sacrificios
rituales porque las consideraban "animales puros", que solo bebian
gotas de rOelo y se a beber agua sucia. Las codornices se
sacrificaban en los telnplos zapotecos y sus huesos aparecen entre
la basura de rituales.
En ocasiones se mataban otras aves, conlO halcones y chacha­
lacas, pero sospechamos que era Inas por sus plunlas que por su
LOS ANTECEDENTES 25

Oaxaca, durante la cua] descubrieron 2700 sitios arqueologicos


II. Los antecedentes que proporcionaron muy buena informacion no s610 sobre los pe­
riodos previos a la Bpoca I sino tambien sobre el crecimiento de la
poblaci6n en el valle de Oaxaca hasta el nlomento de la conquista
"'''....''nola en cl siglo XVI.
Ahora queda claro que nunca hubo un lago en el valle de Oaxa­
de Monte Alban estuvieron ca y que tanlpoco llegaron de otro lugar los fundadores de Monte
H ASTA 1966, LOS ANTECEDENTES
envueltos en el misterio. Solo se sabia que alrededor de 500
a.C. habia aparecido una ciudad sobre una 1110ntana en medio del
Alban. Provenian de aldeas poco alejadas de ]a base de Monte Al­
ban que ya tenian una tradici6n de ceramica, arquitectura y escritu­
valle de Oaxaca. En el nlOlnento de su fundaci6n, 1a ciudad ya era ra jeroglifica que evolucion6 hacia las formas tipicas de Monte
bastante y aparente111enteno tenia antecedentes locales. Alban durante su Bpoca 1. Esas aldeas anteriores tambien sabian
Algunos investigadores especularon que el valle de Oaxaca habia irrigar sus cultivos, convertir las 1aderas en terrazas arquitectonicas
estado cubierto por un lago hasta 500 a.C., teoria que se utilizo y usar drenajes para dirigir el agua de lluvia hacia cisternas. Nece­
para explicar por que no habia sitios anteriores en el valle de Oaxa­ sitarian estas habilidades en Monte Alban.
ca. Otros creian que los fundadores de Monte Alban provenian de
la Sierra Mixteca, quizas de Monte Negro en el valle de Tilanton­
go, un sitio cuya ceramica se parece a la de Monte Alban Epoca 1. La Fase Rosario y los fundadores
Ninguna de estas teorias se mantiene actuahnente.
Durante 1a dec ada de 1950, el doctor Ignacio Bernal comenzo Los acontecimientos que dieron Iugar a la fundacion de Mon­
a examinar el valle de Oaxaca y a registrar cada sitio arqueo16gico te Alban pueden hallarse en el periodo llalnado Fase Rosario, que
con uno 0 mas monticulos artificialcs. Encontr6 39 sitios que se abareo de 700 a 500 a.C., los dos sig10s antes de la fundacion de
relnontaban a la I, pero ninguno parecia contener en sl una Monte Alban.
ocupacion l11aS antigua que Monte Alban. ~De donde habian lle­ Los reconocimientos arqueologieos realizados entre 1971 y
gado, entonces, los fundadores de Monte Alban? 1980 demostraron que durante la Fase Rosario habia entre 75 y 85
En 1966, Bernal entrego una copia de su infornle a un equipo aldeas en el valle de Oaxaca. Se calcu1a que 1a poblacion en todo el
de arqueologos de la Universidad de Michigan y sugirio que este valle durante esa epoca era de 4000 personas. Dichos reconoci­
equipo volviera a visitar los 39 sitios de su Epoca I, para ver si po­ mientos sugieren que esta poblacion estaba dividida en al menos
dian encontrar ceramica mas antigua. En un lugar llaillado San Jose tres unidades politicas distintas, organizadas en e1 nivel de 10 que
Mogote, en el municipio de Guadalupe Etla, los arque610gos de los antropologos llanlan "sociedades de , que estan
Michigan encontraron 10 que esperaba Bernal: evidencia de cinco nadas por una elite hereditaria. Estas familias gobernantes
epocas cronologicas previas a la Bpoca I de Monte Alban y corres­ Inente residen en la aldea 111aS grande de la region y su autoridad
pondientes al periodo 1600-500 a.C. se extiende a una serie de aIde as circundantes.
Entre 1971 y 1980, un segundo equipo de arque610gos -Ri­ La mas septentrional de estas tres soeiedades de jefatura estaba
chard Blanton, Stephen Kowalewski, Gary Feinman, Linda Nicholas en el distrito de Etla. Se calcula que contaba con 2000 habitantes
y Laura Finsten- realizo una inspeccion mas intensiva del valle de y estaba fornlada por la a1dea grande de San Jose Mogote y sus 18

24
20 LOS ANTECEDENTES LOS ANTECEDENTES 27

a 23 aldeas pequefias subordinadas. Hacia el sur, en el Valle Grande, publico de la I de Monte Alban capitulo Los
estaba el principal rival de San Jose la jefatura de San huecos que quedaron entre estas piedras erguidas de la
Martin Tilcajete y sus a1deas satelitales, con una poblacion total Estructura 19 de San Jose Mogote fueron rellenados con bloques
estimada de 700 a 1000 personas. Hacia e1 este, en el subvalle de lIlaS pequenos y rectangulares de caliza, colocados uno so­
lacolula, estaba 1a jefatura de Yegiiih y sus comunidades satelitales, bre otro conlO los peldafios de una escalera. Este esti10 de cons­
cuya poblaci6n estimada era tambien de 700 a 1 000 personas. truccion tarnbien aparece en el Edificio L de Monte Alban, asi
Las relaciones entre estas tres jefaturas de la Fase Rosario eran como en otro ediflcio de 1a I encontrado por e1 arqueologo
tan competitivas que habian una "tierra de nadie" de 80 ktn2 del Sistema IV
en el centro del valle, que servia como una zona de Frontera casi dH.lU~\'-H tenemos el Monumento 3 en San Jose Mogote, una
desocupada para reducir las tensiones entre los rivales. A pesar de lapida de piedra grabada durante la Fase Rosario para representar
esta tierra de nadie, de las aldeas eran saqueadas periodica­ el sacrificio de un enenligo (flgura 11.1). En su aparece una
rnente por sus enemigos. Incluso la a1dea nlaS grande, San voluta trilobu1ada (con tres que indicar que a esta
Mogote, que abarcaba 70 ha, habia sido atacada por sus enemigos victinla de sacriflcio se Ie extrajo el corazon; una evidencia a i:wor
a1rededor de 600 y su principal tenlp10 habia sido incendiado. de esta interpretacion es que aparece sangre que escurre por el
Durante la Fase Itosario, San Jose habia desarrollado pecho hasta 1a orilla del tll0numento, donde fonna dos drculos
varios rasgos estilisticos y cu1turales que nos preparan para 10 que que se convierten en triangulos. Como el Monumento 3
encontramos mas adelante en la Epoca I de Monte Alban. Uno de fonnaba el mnbra1 del corredor entre dos edificios, 10 que uno
los tipos nlas importantes de ceranlica de 1a Fase R..o sario, llarnada
Socorro Gris Fino, aparecio entonces, en la fornla de con
borde volteado. Estos bordes volteados hacia fuera ocurrian en 12
fornlas reconocibles, cuatro de las cua1cs se extendieron hacia 1a
I de Monte Alb[m. Estos mismos bordes presentaban siete FIGURA 11.1 EI Monumento 3
proyecciones decorativas 0 excentricidades, de las cuales cinco se de San Jose Mogote. Esta
piedra grabada muestra a
restringieron a la Fase Rosario y dos se extendieron hacia la Epoca I. un enemigo sacrificado
Algunas vasijas de barro cafe y crenla tanlbien se extendieron de la a quien Ie han sacado
Fase Rosario hacia la Epoca I de Monte Alban. el corazon. la sangre
del pecho hacia el borde
Asi conlO hubo continuidad en la cerarllica,la hubo en la ar­
la piedra, donde forma el
Las construcciones de adobe y de manlposteria de pie­
simbolo de una gota de
de la Fase ltosario de San Mogote evolucionaron
sangre: un circulo y un
triangulo. Entre los
hacia la prinlera arquitectura encontrada en la Epoca I de Monte
de la victima
Alban. Una de las plataformas de un ternplo de San Jose Mogote
un nombre calendarico
(Estructura 19) presentaba enonnes lapidas de piedra nlU­
zar::lot<~co que usa los
jeroglfficos "1" y "l".
chas de ellas colocadas verticahnente C01110 ortostatos. Esta coloca­

EI glifo que Alfonso Caso


cion vertical de piedras enormes se parece a la manera en que es­
designo como" l" se uso
tan acotnodadas las piedras grabadas del Edificio L, un edificio
mas tarde en Monte Alban.
LOS ANTECEDENTES 29
28 LOS ANTECEDENTES

veia prin1ero eran los rnotivos triangulares de la sangre sobre el


peralte de la piedra y luego en la huella, y uno de hecho pisaba el cuer­
po de la victinla representada. Debajo de los pies del enernigo des­
nudo esti su nombre jeroglifico: "1 L" (el nun1ero "1" Y el glifo que
Caso identifIc6 comD "L"). Sabemos que cada nifio zapoteco reci­
bia su nombre del dia de su nacin1iento en el calendario ritual de
260 dias (llan1ado piye en zapoteco; este calendario se describe en
el capitulo v). Por 10 tanto, podernos suponer que este glifo "1 L"
es el nOlnbre propio de la victinla. La raz6n para anotar el nornbre
de la victim a como designaci6n de Ia escena es sin duda subrayar
que el enemigo sacrificado en San Jose Mogote era un mien1bro de
la elite hereditaria y no un soldado comlm. Elmisl110 glifo "L" apa­
rece en textos jeroglificos posteriores de Monte Alban.
Para protegerlo de posibles danos, el MonUl11ento 3 fue retira­
do del sitio por el arque6logo Enrique Fernandez y colocado en la
sala arqueo16gica del rnuseo comunitario de San Jose Mogote,
donde 10 pueden apreciar los visitantes.
En 500 a.C., cansados de ser atacados por las jefaturas rivales y
en busca de un lugar mas defendib1e donde vivir, los habitantes de
San Jose Mogote y muchas de sus aldeas satelita1es (un total de al
Vista aerea de la Plaza Principal de Monte Alban, construida en la
FIGURA 11.2.
menos 2000 personas) abandonaron el fondo del valle y se nmda­ cima de un cerro defendible, 400 m sobre la lIanura aluvial del rio Atoyac.
ron a la cin1a de una n10ntana de 400 111 de altura en Ia "tierra de
nadie". Esta l110ntana es 10 que ahora 11aman10s Monte Alban
111ina 1). Ahi los inn1igrantes comenzaron la construcci6n de una los drenajes y de Monte Alban propio. Su estudio revel6 que
muralla defensiva para proteger las laderas n1is faciles de escalar. cada piso de estuco tenia un declive para dirigir el agua lucia cis­
Tambien comenzaron a formar terrazas en las zonas disparejas para ternas, para almacenarla durante la epoca de lluvias (de nlayo a oc­
convertirlas en lugares pianos para sus viviendas (veanse figura 11.2 . Luego podria usarse en la epoca de secas (noviembre a
y lamina 2). abril). En palabras de Sansores: "Durante el trabajo se descubri6 la
Si bien Monte Alban era un Iugar naturalmente evidencia del sisten1a de desagiie, que indica el principio del pro­
una de sus desventajas era que no contaba con una fuente natural ceso de captaci6n y reciclaje del agua de lluvia. El sistema se 10gr6
de agua en caso de un ataque prolongado. Con10 inicial, mediante la proyecci6n de declives, orientados de manera diferente,
todos los patios y plazas se cubrieron con una capa de estuco. Estas en los pisos de estuco que cubrieron el antiguo recinto".
superficies estucadas captaban el agua de lluvia, que era llevada hacia La segunda estrategia usada por Monte Alban tenia que ver
cisternas subterraneas Inediante un muy extendido sistema de dre- con la gran l11ura11a construida por razones defensivas a principios
En 1980. Francisco Tavier Sansores Dublic6 un estudio sobre de la historia de la ciudad. Al parecer, una parte de la n1nralla ha­
LOS ANTECEDENTES 31
30 LOS ANTECEDENTES

bria servido como presa, para bloquear varios arroyos y fornlar un


reservorio de 2.25 ha, suficiente para almacenar un maximo de IV
I In

67500 n13 de agua, de acuerdo con los calculos del experto en hi­ I

/~ M-, '1'- >~


draulica James A. Neely.
La pob1acion urbana de Monte Alban habria necesitado gran­
_~'\ 0) II\\/ / ~ I
Presa Presa J "/,,

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des cantidades de agua; es InaS, sus necesidades habrian sido tan
elevadas que no parece probable que haya habido agua excedente
para la agricultura. Todas las terrazas excavadas hasta ahora en -" )
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Monte Alban tienen construcciones y pisos de estuco. No es posi­ / _. _. _ ' , _ 0/'
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ble ver terrazas claramente agricolas hasta llegar a la base del cerro.
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En 1a parte baja de Ia ladera surorienta1 de Monte Alban propio, un


equipo de arqueologos dirigido por Michael J. O'Brien estudi6 un pe­ \ \~./ /'

queno sistenla de irrigacion hallado por Neely en su reconoci­


nliento. El sistema esta formado por una presa y un canal de dos FIGURA 11.3. Pequeno sistema de canales de irrigaci6n construido en las laderas
ki16metros de La presa, de aproximadatnente 10 In de altura de Monte Alban durante la Epoca I.
en el centro y con una longitud total de 80 tn, abarca 10 ancho de
una barranca natural y consiste en un relleno de rocas con una cu­
bierta exterior de bloques de piedra caliza. El canal comienza en el
extrenlO sur de 1a presa y sigue el contorno de 1a rnontana a 10 Resumen
largo del extremo sur de ]a barranca, 1uego baja por una estriba­
ci()ll del pienl0nte hasta el fondo del valle. A anlbos 1ados del canal Durante el periodo de 500-300 a.C., la ceranlica, arquitectura,
hay terrazas agricolas. Este sistema se fund6 en la Epoca 1a y amnen­ drenajes, cisternas, lapidas grabadas y escritura jeroglifica de Ia Fase
to de tamano durante 1a Epoca Ie. Se calcula que cl area cultivada es Rosario evolucion6 hacia 1a ceranlica, arquitectura, drenajes, cis­
de 50 ha y probablemente alcanzaria para alimentar a un nlaximo de ternas, Iapidas grabadas y escritura jeroglifica de Ia Epoca I de Monte
250 personas; es decir, s610 un pequeflO porcentaje de la poblaci6n Alban. Lo nlaS ilnportante es que, una vez insta1ados en su cima
de la ciudad (figura II. 3). defendible,la ex jefatura de San Jose Mogote y sus aliados queda­
La mejor tierra agricola cercana a Monte Alban es el terreno ron en una posici6n adecuada para emprender una guerra de con­
a1uvia1 del rio Atoyac, que fluia cerca de la base de 1a montana. Es quista contra sus riva1es de otras partes del valle. Al cabo de poco
probable que la mayor parte de los alimentos consumidos en Monte tienlpo, la poblaci6n de 1a 1110ntana fortificada habia aUInentado a
Alban se cultivaran aqui y se transportaran a Ia cima de la tnontana. 5000 personas y 1a muralla defensiva media tres kiI6metros de lar­
Hay dos lllaneraS en que esto pudo haber ocurrido: primero, mu­ go. Los ocupantes habian creado 1a primera autcntica ciudad del
chos habitantes de Monte Alban pueden haber tenido milpas en el valle de Oaxaca.
fondo del valle; segundo, habta al menos una docena de a1deas que
rnedio dia a de Monte Alban, a las que probable­
rnente se Dedia que produjeran alinlentos como tributo.
LOS CONFLICTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES 33

III. Los conflictos entre Monte Alban nados 0 sacrificados. Aunque menos de 20 de estas piedras con
y sus rivales y la creaci6n prisioneros eran visibles cuando los prilTIerOS exploradores visita­
del Estado zapoteco ron Monte Alban, ahora queda claro que originalnlente habia lTIaS
de 300 y que su disposici6n general era resultado de una planeacion
cuidadosa.
Cada 1apida muestra a un prisionero masculino, desnudo, con

D URANTE LA EpOCA IA DE MONTE ALBAN (500-300 a.C.), 1a


pob1acion aUlnento a un estimado de 8000-10000 personas,
distribuidas en 261 comunidades. Casi un tercio de la poblacion
los ojos cerrados, la boca inusualrnente abierta, a veces con volutas
de sangre para seiialar la mutilacion genital y a veces con una aber­
tura en el pecho, donde se habria extraido el corazon (flgura III.
del valle vivia en 1a cima fortificada que ahora llanumos Monte La nuyoria de los prisioneros aparece en posturas desgarbadas, gro­
Alban. No sabemos como llamaban ala ciudad los propios habitan­ tescas e indignas, como los veria un observador parado sobre su
tes, pero es probable que cada cerro tuviera su propio toponimo. cuerpo tirado en e1 suelo. Los primeros exploradores los confun­
La ocupacion durante la Bpoca Ia se concentro en el cerro grande dieron con" danzantes", y de ahi su inadecuado nornbre. En afios
que ahora llamamos Monte Alban propio (en cuya cima esta 1a recientes, los arqueologos se han dado cuenta de que el Edificio L
Plaza Principal), la ocupacion atm no se hahia extendido hacia los era analogo a las conocidas "galcrias de prisioneros" de ciudades Ina­
cerros cercanos, l1arrlados El Gallo y Cerro Atz01npa, ni hacia la 101na yas como Palenque, To nina
llamada Monte Alban Chico. Unas 65 ha de Monte Alban muestran
una concentraci6n sustancial de tepa1cates de 1a Bpoca la. Algunos
tepalcates de 1a Epoca la aparecen en otras 300 ha, pero lTIl1chos de
cstos pueden haber sido llevados hasta ahi en las canastas de tierra
usadas para el reHeno de edificios de cpocas nlas recientes. (Esto
siempre es un problema en sitios arqueologicos ocupados durante
muchos periodos.)
La arquitectura publica de la Bpoca I en Monte Alban se co­
noce poco, porque la mayor parte sigue enterrada debajo de edifi­
cios posteriores. No hay evidencia de que la Plaza Principal existiera
durante 1a Epoca I, al menos no en su forma presente. No obstante,
se han encontrado vestigios de 1a arquitectura de la Bpoca I
de edificios posteriores dentro alrededor de la Plaza PrmclOal.
algunos de los cuales son visibles para los visitantes.
Una construccion de 1a I que puede apreciarse hoy en a b
dia es el nive1 Inas bajo del Edificio malllamado el Editlcio de
FIGURA 111.1. Estas piedras grabadas del Edificio L en Monte Alban muestran
los Danzantes. Mas precisanlente, este edificio deberia llamarse
enemigos sacrificados 0 prisioneros de guerra: a) presenta mutilaci6n genital,
la Galeria de los Prisioneros, pues 10 que representan las cuatro mientras que b), el maillamado "Danzante del Museo", 5610 ha sido despojado
hileras de Lipidas grabadas no son danzantes sino prisioneros asesi- de sus ropas.

32
34 LOS CONFLlCTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES

Cuando las mas de 300 lapidas se encontraban en su


lugar, e1 Edificio L debe de haber sido uno de los despliegues lnas Muros defcnsivos
impresionantes de propaganda militar de todo el Mexico au,_""",c<,-!.
De hecho, estas esculturas de representan casi 80% de
los monumentos de piedra producidos durante los 1200 anos de ocu­
paci6n de Monte Alban. trOr que Monte Alban se esforz6 tanto
en esta exhibici()n de su exito nlilitar inicial? Quiza porque durante
toda la I Monte Alban se dedic6 a vencer a todas las entida-
OOlltlCaS rivales que se en su de donlinar
letamente todo el valle de Oaxaca.
Gracias al trabajo reciente del doctor Charles Spencer y de la +
N
doctora Elsa lledmond, del American Musemn of Natural History de I 1 km
Nueva York, ahora sabenlos que San Martin Tilcajete (en el distri­
to de OcotLln del Valle Grande 0 subvalle Ineridional) uno de Plaza Principal
los principales rivales de Monte Alban durante esa epoca. Monte a
lsn
Alban trat6 durante varios de someter a Tilcajete a su control.
Las distintas batallas que enfrentaron a Tilcajete contra Monte Al­
ban y que dieron lugar a los saqueos de Monte Alban sobre Tilca­
uno de los descubrimientos araueo16tdcos mas
interesantes de Oaxaca durante los ultinlos alios
San Martin Tilcajete estaba 25 km al sur de Monte Alban. rZ.e­
cordenlos que durante 1a Fase Rosario (700-500 a.C.) San Jose
Mogote habia sido el centro de una sociedad de jefatura de 2000
personas en el subvalle del norte. En la lnisma cpoca, Tilcajete habia
sido el centro de una sociedad de jet:ltura de qUlzas 1000 personas
en el subvalle del sur. Cuando San Jose Mogote y sus se
mudaron a la cima de Monte Alban y conlenzaron a construir su nlU­
deliberadall1ente duplic6 su tamano (de 25 a 52.8
probablell1ente como nledida defensiva. Tambicn construy6 una
ceremonial con una orientaci6n de 17 gradas al este del norte
magnetico (una orientaci6n que quiza eligieron de manera preille­ b
ditada, para contrastar con la orientaci6n norte-sur de los prim<..'ros
edificios publicos de Monte Alban).
Si bien no conocemos todos los detalles del confiicto, sabenlos
que en 330 a. C .. hacia finales de la Eooca la. la ceremonial de
LOS CONFLlCTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES 37
36 LOS CONFLICTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES

1"-'''-'LlUJ<lUd, presuntamente por Monte Alban. Sin


no se rindi6. Sus habitantes se retiraron cerro
\JJi'-'iVH mas defendible, y volvieron a construir
".u'..n ........... , con la IuisIlla orientaci6n dc 17 al
- L.....J

este del norte Tilcajete aument6 a 71.5 ha durante la


Bpoca Ie y 11lUralias defensivas en sus laderas mas faciles
Patio [

-
Es probable que
FIGURA 111.3,
de escalar. Monte Alban tuviera un
V
Durante el periodo de 300-100 a.C. Tilcajetc tarnbien cons­
truy6 dos estructuras notables: 1) un palacio para su gobernante, y
- palacio y un templo de dos
habitaciones en la Epoca I,
pero posiblemente nunca los
2) un templo de dos habitaciones para sus sacerdotes. EI palacio era
una residcncia de 16 x 16 m formada por ocho habitaciones que ~m --
Entrada
a
encontremos porque estan
enterrados debaio de edificios
encerraban un patio interior. El tCIllplo 111edia 21 x 8 nl y consis­
tia en una habitaci6n interior, una exterior y un par de cuartos
111aS pequeflos (quizas para guardar la paraiernalia del templo). mas antiguos son los
La ill1portancia de estos dos cdificios es que ambos excavados en Tilcajete por
instituciones asociadas con el Estado: una sociedad mas granae y Charles
b Elsa ..,"'rI ..... r.nrl
';PT'lT£1111'7'lrl·) que una sociedad de jefatura. E] oalacio de Tilca­

...,,,encia de un rcy que puede usar


tario forzado para construir su residencia oficial. La importancia de
de dos habitaciones es que los sacerdotes pueden vivir varios ki16nletros cuadrados, con una poblaci6n estimada en al
menos 10000 personas. Su muralla dcfensiva lncdia tres kil611letros
unentelllente en la habitaci6n interior, n1ientras que los feli­
y se habia rodeado de 155 satelitalcs, muchas de elIas en zo­
greses usan la que sabenlos ocurri6 en .)'J'_i"U,U''''-'-'''
nas del piemonte, don de se podia usar la irrigaci6n con canales
zapotecas posteriores III. 3).
Confiamos en que para entonces Monte Alban tanlbicn tenia para aunlentar la productividad agricola. Estas 155 aldeas -todas a
un palacio y un templo con dos habitaciones. Sin erllbargo, es medio dia a pie de Monte Alban, cuando mucho- no 5610 sumi­
probable que nunca encontrelllOS estos edificios, porque las cons­ nistraban alimentos para la ciudad en caso de una guerra prolonga­
da, sino tanlbien guerreros para las largas calnpailas militares contra
trucciones mas irllportantes de la Epoca I de Monte Alban estan
enterradas debajo de edificios posteriores que se consolidaron con Tilcajete 0 cualquier otro rival que resultara obstinado.
En algun n10mento entre 30 y 20 a.C., hacia el final de la
cemento para En todo caso, la evidencia con que
Bpoca Ie, Monte Alban volvi6 a atacar a Tilcajete y esta vez result6
contamos sugierc que en el valle de Oaxaca estaba ocurriendo
victoriosa. Incendi6 el y el templo de Tilcajete; el sitio fue
una escalada en la organizaci6n politica, estimulada al
abandonado y los habitantes por convertirse en subditos
por la comoctencia ocrnunente entre Monte Al­
que entonces los 2100 kn12 del valle de
Oaxaca y se habia convcrtido en la de un Estado zaooteco
por :-'UIJUC::-'lU.

este conflicto. Para la


..,

LOS CONFLICTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES 39


3S LOS CONFLICTOS ENTRE MONTE ALBAN Y SUS RIVALES

Con la derrota de Tilcajete, la poblacibn de Monte Alban au­

~
menta a mas de 15000 personas, quienes vivian principahnente en
la zona protegida por la muralla. Se calcula que en ese nlomento la
~.~~i £1 Gallo
'.:'<~:':~,,~
~.~ ....
poblacion de todo el valle de Oaxaca era de 50000 habitantes dis­ : -.
tribuidos en 744 cOInunidades. Alrededor de un tercio de la pobla­
cion del valle seguia viviendo en Monte Alban. La ciudad ya no
tenia rivales: era demasiado grande conlO para ser alnenazada y su
poblacion se estaba extendiendo hacia los cerros cercanos de Mo­
gotillo y El Gallo.
Un aspecto ilnportante del cerro llanlado ahora Mogotillo es
que parece haberse convertido en una especie de "puerta de en­
trada" a Monte Alban. Se estaba desarrollando un irnportante siste­ +
N
nla de carreteras en Monte Alban, y Mogotillo se estaba convirtien­ I
do en un cruce de caminos, donde la principal ruta desde el fimdo
del valle se dividia en cinco: dos de estos canlinos llevaban a aber­
turas en la nmralla defensiva y entraban en Monte Alban; los otros
tres parecen haber llevado hacia el norte, rumbo al subvalle de Etla Caminos principales
(figura Ill. 4) . Caminos sccundarios

FIGURA 111.4. Parte del sistema carretero de Monte Alban,


Resumen descubierto por el doctor Richard Blanton y sus colaboradores.

E1 ascenso de Monte Alban al poder dependio de una serie de deci­


Cuando observamos el m.undo antiguo, notanl0S que Monte
siones cruciales tomadas por sus gobernantes. Con su decision de
Alban no fue la {mica sociedad que creo un Estado de esta manera.
abandonar el fondo de la parte norte y central del valle y fundar
Entre 3400 y 3200 a.C., el Alto Nilo, en Egipto, tambien estaba di­
Monte Alban, consiguieron una cima fortificada desde la cual pe­
vidido en tres sociedades de jefatura rivales: Hierakonpolis, Naqada
lear inlplacab1emente para sonleter a sus rivales, aunque esta estra­
y This. Hierakonpolis unifico a las tres jefaturas mediante la fuerza
tegia los oblig6 a vivir mas lejos de sus milpas de Inalz. Con su
Inilitar y creo un protoestado. Este protoestado del Alto Nilo luego
decision de establecer 155 aldeas satelitales en zonas de irrigacibn
conquisto la regi6n del Bajo Nilo para crear el primer Estado egipcio
por canales, en el pienlOnte cercano, consiguieron 1) los agricultores,
bajo la Dinastia 1, alrededor de 3000 a.C. As}, uno de los principa­
guerreros y artesanos necesarios para las carnpanas militares pro­
les descubrinlientos recientes en la arqueologia de Oaxaca es que
longadas, y 2) atraer nlaS seguidores ala ciudad, hasta que su pobla­
el proceso que dio lugar a Monte Alban ofrece paralelislnos teoricos
cion alcanz6 los 15000 habitantes. Durante ese proceso aparecie­
ron instituciones de Estado, conlO el palacio y el templo de dos con otras civilizaciones antiguas.
habitaciones.
...
LOS PRIM EROS EDIFICI0S PLJBLlCOS Y PIEDRAS GRABADAS 41

por las razones ya mencionadas: en un sitio cOlnplejo como 1a ciu­


IV Los primeros edificios pllblicos dad de Monte Alban, ocupada durante 1 500 atlos, es inevitable que
y piedras grabadas
algunos tepalcates de la Epoca Ia se vuelvan a depositar en capas
de la Ic, mientras que tepalcates de la Epoca Ie se depositen
en capas de la II, y as! sucesivan1.ente. Las precisiones en la
cronolof,ria fueron posibles por excavaciones realizadas en otros sitios
arqueo16gicos, donde el problema de 1a redepositacion es menor.
A NTES DE HABLAR de los prim.eros edificios PUbl1COS y mo­
nUIuentos de piedra grabada de Monte Alban, necesitamos
discutir las maneras en que se han fechado los edificios y terrazas
A partir de estas precisiones, el doctor Iteynolds, un
especialista en cOlllputadoras, esta analizando nuevamente la abun­
de la ciudad. Los edificios, por supuesto, se fechan segun el estilo de dancia de datos del reconocirniento del doctor Blanton. Las estima­
la ceranlica encontrada en sus incorporada en sus rellenos ciones que ofrezco en este libro se basan en los analisis aun inedi­
de tierra 0 atrapada debajo de sus cimientos. Un problema consis­ tos del doctor Reynolds.
tente en un sitio como Monte Alban es que el relieno de los edificios
IUaS grandes estaba con1.puesto por canastas de tierra traida de otras
y en el proceso de juntar esa tierra pueden quedar atrapados El crecitniento de Monte Alban
en el relleno tepalcates de periodos anteriores. Por 10 tanto, los durante la Epoca I
edificios se fechan de acuerdo con los tepalcates mas recientes en­
contrados en su relleno, no los mas antiguos. La FIgura IV. I muestra las 380 terrazas arquitectonicas que ahora
Esta situacion can1.bia en la mayoria de las 2073 terrazas habi­ creetuos estuvieron ocupadas durante los prillleros 200 atlos de la
tacionales de Monte Alban. La nlayoria de esas terrazas nunca han Epoca I (500-300 a.C.), el periodo que Bernal llal116
sido excavadas. Lo que teneinos es una estimacion de su <H!LL5U'­
Monte Alban lao Esta cifra solo puede ser una estimacion, pues
dad, a partir de la data de los tepalcates encontrados a ras del suelo para confinnarla se tendrian que excavar las 380 terrazas, 10
y durante los reconocimientos. COlno no podenlos estar seguros no se ha hecho. Las terrazas que se Illuestran corresponden a aque­
de que cada tepalcate espedfico se origino en una terraza en par­ llas en cuya superficie cl equipo del doctor Blanton encontro te­
ticular, siempre usanlOS e1 tennino estimado cuando hablamos del palcates de seis tipos diagn6sticos: ceramica tipos GIS, G 16 Y
nlll1lero de terrazas habitadas en un nlOmento deternlinado y de la ceran1.ica cren1.a tipos C2 y Y ceramica cafe tipo K3. Sos­
poblacion con que contaba la ciudad, calculada a partir del nume­ pC~l1amos que durante 1a Epoca Ia la pob1acion de Monte Alban
ro de terrazas ocupadas. aUIllento de 2000 a 5000 personas.
Las estirnaciones que se dan en este libro en cuanto a nurnero Durante los ultimos 200 atlos de la Epoca I, el periodo que
terrazas y poblacion de Monte Alban difieren ligeran1.ente de las Bernal llal110 Monte Alban Ie (aproxinladanlente 300-100
que ofrece el doctor Blanton en su importante libro de 1978. La ra­ aparecieron nuevos de ceramica. Estos nuevos tipos nos per­
zon es que durante los u1timos 30 atlOS han ocurrido ciertos refi­ miten ver conlo la ciudad aumento de 5000 a quizas 10000 perso­
namientos en la crono10gia de la ceranlica en Monte Alban. Si bien nas. Como se nlenciono en el capitulo HI, la poblacion se fue ex­
la cronologia de las epocas I-v, trabajada por Bernal y Acosta, tendiendo del cerro principal de Monte Alban propio hacia los
fue exce1ente, habia ciertas precisiones que ellos no podian hacer, cerros cercanos conocidos ahora como Mogotillo y El Gallo.

40
42 LOS PRIMEROS EDIFlCIOS PlJBLICOS Y PIEDRAS GRABADAS

FIGURA IV.1. Monte Alban


propio y Mogotillo durante
la Epoca la. Los circulos en
color gris oscuro son
terrazas en cuya superficie
el equipo del doctor
Blanton hall6 ceramica de
los tipos G15, G16, G17, Abajo del
(2, (4 Y K3. Los circulos Edificio K:
en gris claro son terrazas Templo (?)
que al parecer no fueron con dos
ocupadas sino hasta mas
tarde.

Las estructuras antiguas debajo

de hi Plataforma Norte
+
N
Edificio L: I
Como los primeros edificios de Monte Albin estin cubiertos Galeria de
con construcciones posteriores, s610 logramos vislunlbrar los edi­
ficios publicos de la Bpoca I (figura IV.2). Entre 1942 y 1944,
Caso y Bernal hicieron excavaciones profundas en la esquina su­
reste de la Plataforma Norte, una construcci6n enorme en el ex­ Estclas
12 Y 13 _1----'----'
1-\

tremo norte de la Plaza Principal. Encontraron ahi un edificio


publico de la Bpoca Ia profundamente enterrado. Este edifi­
cio tenia Inotivos de serpientes Inodelados en su estuco, pero
como estaba tan enterrado s610 se pudo exponer una parte de su
estructura. Debajo del piso de esta estructura habia otros tres ni­
o 100 m
Do
veles estratigrificos, que pennitieron a Bernal dividir la Bpoca I en
la, Ib y Ie. Mientras que las epocas Ia (Bpoca I tenlprana) y Ic
(Bpoca I tardia) se siguen usando actualnlente,la Ib se considera
como una sinlple transici6n entre las dos y no tanto como un
FIGURA IV.2. Esbozo de la Plaza Principal de Monte Alban. Los edificios mostrados
periodo independiente. en gris oscuro fueron construidos durante la Epoca I.
44 LOS PRIMEROS EDIFICIOS PlJBLICOS Y PIEDRAS GRAllADAS
"
LOS PRIMEROS EDIFICIOS PUBLIC OS Y PIEDRAS GRABADAS 45

Por illtil1lO, en el punto mas bajo de la excavacion de la Plata­ Otros edificios publicos telnpranos tambicn han sido parcial­
forrna Norte, Caso y Bernal encontraron un I1lUrO en talud de un Inente descubiertos, como el relleno inferior del Monticulo Y, de­
editlcio de la Epoca la, quiza uno de prilneros editlcios p6bli­ bajo del Juego de Pelota nilm. 2, y sin duda ellnaS farnoso de todos
cos en Monte Alban. En palabras de Bernal y Acos­ los edificios de laEpoca I, la Ga1eria de Prisioneros en el LlltilllO
ta, "el editlcio prilnero de la Epoca I consistio en un muro en talud, del Edificio L, ya 111cncionada en el capitulo III.
de 2.50 a 2.75 m de altura, terminando en un corredor 0 plata­
forma. Despues fue rellenado cuando se construyo un
editlcio, que en vez de tener la cara hacia el norte, ]a tuvo hacia el La Galerfa de Prisioneros, Edificio L
sur, y su fachada estuvo decorada con estuco. LlarnanIos al prime­
ro la estructura marron y al segundo estructura morada". Este En 1806, una cxpedici6n encabezada por Guillermo Dupaix fue
Inuy importante, porque sugiere que el primer edificio la prilnera en registrar las piedras grabadas del costado suroeste de 1a
de la Epoca I, construido sobre la roca nIadre debajo de la esquina Plaza Principal. Pero incluso entonces, el editlcio no estaba intacto.
sureste de la Plataforrna Norte (la estructura nurron), tenia ]a cara Desafortunada111ente, los arquitectos de Monte Alban te­
hacia el norte. Esta orientacion refuerza todos los dernas nian una necesidad insaciable de piedra para construcci6n: a 10 lar­
que indican que la Plaza Principal aun no existia en la Epoca go de los siglos fueron arrancando cientos de piedras grabadas con
por 10 menos no en 1a forma que conocernos ahora. Si la Plaza prisioneros del Edificio L y las fueron usando para construir pare­
Principal hubiese existido, 1a "estructura 111arr6n" des y edificios posteriores. Mas de 300 piedras con prisioneros han
habria estado orientada hacia el sur, hacia 1a Plaza. En LdllIUIU. sido localizadas y dibujadas. Para proteger las piedras grabadas ori­
creemos que esta daba 1a cara al norte, hacia un binales, algunas fueron retiradas de 1a Plaza Principal, llevadas al
plaza con otros edificios, ahora completamente ocultos Museo del Sitio y relnplazadas con replicas.
la Plataforma Norte. Aunque menos de 20 de las piedras con prisioneros del Editl­
cio L eran visibles cuando la oleada de exploradores visito
Monte Alban en el XIX, queda claro que estas esculturas esta­
Una estructura antigua dentro
ban aconlodadas en al menos cuatro hi1eras y que su disposici6n
del Monticulo K del Sistema IV
era resultado de una cuidadosa planeaci6n (tlgura
Podemos ver el acolllOdo original de las piedras en una i1ustra­
El Sistenu IV es un complejo de ediflCios y patios en el costado cion de 1902 publicada pOl' Batres. En la hilera inferior, cada escultu­
noroeste de la Plaza Principal. Adentro del Monticulo K, el com­ ra era un ortostato (una piedra colocada verticalrnente); en la segun­
ponente nIaS illlportante del Sisterna IV, estcin sepu1tados los restos da hilera hay piedras individuales colocadas horizontallllente; en 1a
de 10 que podria ser otro editlcio ptlblico de la Epoca I. Esta es­ tercera hilera volvel110s aver ortostatos, y en la cuarta, nuevamente
tructura tiene un muro en talud de seis l11etros de las figuras horizon tales. Los hombres de la hi1era inferior miran
formado por piedras enormes. Tambien presenta un par de COlU111­ todos hacia nuestra derecha, mientras que los de 1a tercera hilera
nas de piedra. Estas columnas son inusuales, porque son convexas 111iran hacia nuestra izquierda. Las figuras horizontales de la segun­
al frente pero planas por atras. Por estas columnas algunos " . . ""~:,. da y cuarta hilera estan todas volteadas hacia nuestra derecha. Esta
logos sospechan que este editlcio era un templo. disposicion indica que estas esculturas de piedra estaban aCOI11odadas
-,
LOS PRIMEROS EDIFICIOS PLJBLICOS Y PIEDRAS CRA13ADAS LOS PRIMEROS EDIFICIOS P(JBLICOS Y PIEDRAS GRA13ADAS 47
46

durante toda la Epoca I Monte Alban elnprendi6 guerras contra


Tilcajete y (muy probablemente) otras entidades rivalcs del valle
de Oaxaca. La enorme galena de cautivos sacrificados del Edificio
L era una forma de propaganda politica y nlilitar, el cOll1ponente
psicologico de las guerras de Monte Alban contra sus rivales. Estas
piedras grabadas advertian a los posibles rivalcs 10 que lcs pasaria si
desafiaban a Monte Alban.

El "Danzante del Museo"

En los cuerpos de por 10 menos siete de los prisioneros represen­


tados en Monte Alban aparece una abertura 0 agujero en fornla
de ronlbo, que puede representar la abertura por la que fue ex­
traido el coraz6n de la victima. Cotno se sena16 en el capitulo II, el
FIGURA IV.3. Fragmento de la Galerfa de los Prisioneros, muro del Edificio L sacrificio por extracci6n de coraz6n ya se habia representado an­
construido en la Epoca I. Pueden verse al menos cuatro filas restantes de piedras tes, en el MonUlnento 3 de San Jose Mogote. En las piedras grab a­
grabadas que muestran prisioneros sacrificados.
das de Monte Alban tambien aparece, incluso con Inayor frecuen­
cia que la abertura en el pecho, evidencia de muti1aci6n genital.
para generar un conjunto 11npactante. Para que cupieran las 320 Estas n1uestras de nlutilacion genital y volutas de sangre en la
piedras grabadas que alguna vez estuvieron desplegadas aqui, la pared entrepierna aparecen en al111enos 50 de los prisioneros represen­
tendria que haber sido nlUcho 1naS larga que el segmento publicado tados.
por Batres, can varias hileras n1aS que las cuatro que se conservaron. Un prisionero que 110 presenta ni de mutilaci6n
Los arque610gos han encontrado cientos de piedras con pri­ tal ni de extraccion del coraz6n es elllamado "Danzante del Museo",
sioneros del Edificio L reutilizadas en otras partes: la escalcra del una piedra hall ada por Batres frente a] Monticulo M figura
Edificio M, los monticulos DyE Y el V crtice Geodesico de la Pla­ m.l b). S610 podel1lOs especular por que este hOlllbre no fue muti­
taforma Norte, los monticulos I y J de la hilera central de edificios lado (aunque si aparece desnudo, al igual que los demas prisioneros
de la Plaza Principal, el Juego de Pelota, el Edificio S, los rnonticu­ sacrificados). Puede haber sido inusuahnente importante, puesto
los P y Q del costado oriental de 1a Plaza, el costado occidental de la que su nonlbre aparecc en 1a leyenda jeroglifica. E1 primer glifo
Plaza en el Sistema IV, ]a Tumba 128 y los l11onticulos N y 0 de puede haberse leido como "fue capturado" (el verbo del enuncia­
la Plataforrna Sur, un complejo llamado Siete Venado, un grupo de edi­ do) y e1 segundo C01110 heche, "felino feroz 0 jaguar" (el sujeto del
ficios hacia el sur de 1a Plataforma Sur, y la Terraza 1458 del reco­ enunciado). Esta frase jeroglifica puede haberse interpretado como
nocim.iento del doctor Blanton. "fue capturado" + "un hornbre que se 11am6 Jaguar". El hecho de
~Por que los primeros gobernantes de Monte Alban eligieron que este prisionero no sufriera 1a indignidad de la nlutilaci6n ge­
este telna, el de una galeria de cautivos desnudos? Ya Villl0S que nital mas el hecho de que no se Ie quitaran sus grandes orejeras
,
LOS PRIMEROS EDIFICIOS PlJBLICOS Y PIEDRAS GRAJ3ADAS 49
48 LOS PRIMEROS EDIFICIOS PlJl3LICOS Y PIEDRAS GRABADAS

sugieren que era una persona destacada, en comparacion con los trabajadores, y una vez reconocida su utilidad se volvio un utensi­
denlaS prisioneros. lio cOlnun a todo el pueblo zapoteco. Vale la pena mencionar que
Los jeroglificos grabados directarnente en los cuerpos de los el cOlnal parece ser un invento del altiplano tnexicano, pues du­
cautivos era otra caracteristica de los monumentos de la Epoca 1. rante la Epoca I todavia era desconocido en la costa del Golfo de
El cuerpo humano se trataba como una carte1era, una superficie Mexico y en la zona maya.
adecuada para desplegar textos. Esta practica, observada por pri­
nlera vez en la Epoca I de Monte Alban, fue enlpleada mas ade1an­
te por los mayas en sus piedras con prisioneros en los sitios de ~C6mo sabemos que la escritura jeroglifica
Yaxchilan, Tonina y Piedras Negras. de la Epoca I era zapoteca?
De todas las piedras grabadas que permanecen in situ en e1 Edi­
ficio L, las de la hilera inferior de la Galena de Prisioneros ofrecen la En el extremo sur de la Galena de Prisioneros hay dos piedras gra­
rnayor cantidad de informacion. Tienden a presentar mayor detalle badas que Caso llanlo Este1as 12 y 13, Y que fornlaban la esquina
en los peinados, tocados, orejeras, collares, adornos y leyendas jero­ del Edificio L durante la Epoca Ia (vease figura IV.4). Estas dos es­
glificas. Una de esas lapidas, designada como D-40 en un amplio telas presentan un texto de ocho glifos que probablemente registran
catalogo cornpilado por el doctor John F. Scott,.incluye barras y acontecimientos re1acionados con la captura de los 320 prisione­
puntos que pueden ser numerales de un nonlbre calendarico ros. Sabenlos que ese texto fue escrito por un hablante de zapoteco
capitulo v). Sobre la mano de la victima aparecen jeroglificos que porque contiene al menos un glifo homonimo, 0 un 'juego de pa­
pueden lcerse como "6 Agua", y en su cara hay mas barras y puntos. labras" que puede ser vinculado con la lengua zapoteca.

Los primeros comales

Todos los ilnpresionantes edificios publicos de la Epoca I debieron


de haber sido construidos por un enornle ejercito de arquitectos,
cortadores de piedra, fabricantes de adobes y artesanos. Todas esas
personas trabajaban bajo la direccion de los nobles que dirigian
FIGURA IVA. Estelas 12 y 13
Monte Alban y deb ian ser alitnentadas por ellos. Es de notar que la ubicadas en la esquina
Epoca I corresponde a cuando aparece por prinlera vez en el valle de la Galerfa de los
de Oaxaca el comal, utilizado para cocinar las tortillas. Los comales Prisioneros. Estas dos
estelas presentan un texto
pueden usarse para producir enonnes cantidades de tortillas de de ocho glifos
rnaiz, las cantidades necesarias para alimentar a una nlano de obra zapotecos (interpretados
de cientos de personas. El hecho de que los comales aparecieran en el capftulo v).
La fotograffa muestra las
por prinlera vez en Monte Alban y solo despues se volvieran co­
estelas originales, que
nlunes en otras comunidades del valle sugiere que se invento ori­ posteriormente fueron
ginalmente con cl fin de producir alimento para grandes masas de sustituidas par replicas.
1

50 LOS PRIMEROS EDIFICIOS PUBLICOS Y PIEDRAS GRABADAS

El segundo glifo de la Estela 12 es una mana con el pulgar V. Escritura y calendarios


extendido de manera prominente (vease capitulo v). En la lengua de los zapotecos
zapoteca, las palabras para a cada de do de la mana eran las
ae~i1g1[1ar el orden de nacimiento de los hijos; es
prllm'oglellllto, """'£,,"M,riA hijo, y asi sucesivamente. Asi, yobi
como "pulgar"; tini significaba tanto
"segundo como "dedo indice"; etc. Para indicar que el indi­
viduo de la Estela 12 era un yobi 0 primogenito, el 2:rabador de la
piedra uso el de una mana con el
A NTES DE SEGUlR con mas descripciones de los primeros mo­
nUlnentos de Monte Alban, debemos discutir el sistema de
escritura El uso mas antiguo conocido de los jeroglificos
esto nos ha permitido avanzar en el estudio de la escritura zal)ol:eca. zapotecos, como ya vimos en el capitulo II, es una grabada
de fechada alrededor de 630-560 de acuer­

Resumen que aparecen ahi, "1 L", fueron usados evidentemente para
trar el nombre de la victima sacrificada y representada en el mo­
Durante la I, Monte Alban construyo varios edificios publi­ numento. Durante la Epoca I de Monte Alban se grabaron muchos
cos ambiciosos, pero la mayoria de ellos estan ahora total 0 parcial­ mas monumentos de piedra, con textos mas largos e interesantes.
mente enterrados debajo de construcciones aun mas grandes de Quien visite actualmente las ruinas de la ciudad podra ver replicas
oenC)Q<)S pOSlcerlOl~es. Es com.prensible que muchas las primeras de estos monumentos en la Plaza Principal, porque los monumen­
f",L,a.V,a. .....
",.:J tuvieran temas militares, pues durante la mayor tos estan exhibidos en el Museo del Sitio.
I los gobernantes de Monte Alban se dedicaron a Ya vimos en el capitulo IV que la escritura de estas estelas ha de
capturar y veneer a sus rivales. Para cuando Monte Alban resulto ser porque algunos de los glifos son homonimos 0 juegos
victorioso y tuvo el control de todo el valle, sus ya reflejan la de oalabras Guegos de vocablos) en lengua zatJot:eca.
lengua Noes necesario preguntarse de donde provenian L'-'J..Lf",U'a.". Por ejemplo, cuando los escribir
los fundadores de Monte Alban. Sabemos ahora que provenian de , usaban el glifo de una mana con el pulgar levanta­
lugares a menos de un dia a pie de esta ciudad y que son los antepa­ do, porque en zapoteco la palabra yobi significaba tanto "pulgar"
sados de los zapotecos actuales. como "primogenito".
En este capitulo analizaremos los monumentos designados por
Alfonso Caso como Estelas 12,13,14,15 Y 17. Los textos de estos
monumentos consisten en glifos acolllodados en columnas, 10 cual
que hay un orden de lectura definido, ya sea de abajo hacia
arriba 0 arriba hacia abajo. COlllO el glifo inferior de la co­
IUlllna 1 de la Estela 15 es Ull signa utilizado para
terminar textos, me parece probable que la Estela 15 se leyera de
hacia abajo. Por otra parte, como el "Glifo del Ano" da ini­
cio a un texto, como se ve en la Estela 12. su oresencia en la

51
1I

52 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS


! ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS 53

superior de una columna generalmente indica que el texto se lee


de arriba hacia
o 00 000
3
0000
4
c:::::::
5
2

La escritura zapoteca 0 00 000 0000 I

6 7 8 9 10
La escritura era 10 que los epigrafistas -las personas que
estudian los sistemas de escritura-llaman un "sisterna mixto"; es 0 00 000
decir, formado tanto por pictogramas (dibujos corno signos), logo­
granlas (signos que representan palabras) y fonogramas que
representan sonidos). Como se vera en el capitulo XIII, en el que se 11 12 13
examinari un texto mas largo, descubierto en una tumba de la
FIGURA V.1.Para escribir los numeros cardinales, los zapotecos usaban un punto
IIIb-IY, incluso puede demostrarse que la escritura jeroglifi­ para el 1 y una barra para el 5. Aquf se muestran los numeros del 1 al 13.
ca zapoteca refleja la sin taxis de la lengua zapoteca hablada. Por
ahora podemos demostrar: 1) que los verbos pueden preceder al
sujeto del enunciado, como en la frase "nacio el senor 12 Mono", barra y punto. Caso creo estas dos categorias porque supuso que los
y 2) que las clausulas de nombre del ano 600 d.C. ya se ajustan es­ glifos con numeros eran signos del calendario (dias, nleses, afios) , y
trechamente a las clausulas de nonlbres zapotecas en el que concentrandose en esos signos podria finalmente describir el
XVI. calendario zapoteco. Caso no solo logro describir el calendario,
Desde sus inicios, la escritura zapoteca estuvo VlnculaOa con sino que inesperadalnente abrio las puertas hacia la historia dinas­
los dos calendarios de esa cultura. Cada calendario usaba una com­ tica porque muchas de esas "fechas" eran en realidad los
binacion de numeros y Los zapotecos usaban puntos para nombres de los nobles, asignados segun el dia de su nacimiento.
rel=)re~~enltar los nunleros del 1 al 4 y una barra para el 5.
por ejenlplo, dos barras y cuatro puntos el 14: 5
+ 5 + 4 = 14. Estos numeros se combinaban con nlas de 20 glifos Los calendarios zapotecos
figura v.
.,,,..,rn.~,,.. estudio sistematico de los zapotecos fue el que De los dos calendarios uno era y el otro era secu­
publico Alfonso Caso en 1928. Como en esa epoca se conoda muy lar. El calendario sagrado 0 piye combinaba 20 glifos, que corres­
poco, Caso asigno a cada gEfo una letra mayuscula (de la A a la Z). pondian a nombres de dia con los numeros del 1 al 13 para formar
Ahora podemos palabras concretas a algunos de eUos, aun­ un ciclo de 260 dias (20 x 13 = Una de las funciones de este
que no a todos. Por ejemplo, la fecha que Caso llamo "2 J" ahora como se sugirio antes, era dar nom.bre a los ninos se­
puede leerse conlO "2 Maiz". gun el dia de su nacimiento. Asi, encontramos referencias a 5 Flor,
En su estudio pionero de 1928, Las estelas zapotecas~ Caso divi­ 11 Lagarto,8 Venado 0" 12 N", en el caso de un glifo que a{m cono­
dio los glifos zapotecos en dos grupos: 1) signos asociados con nu­ cemos solo por la letra mayuscula que Ie asigno Caso.
nleros de barra y punto; y 2) signos que carecen de numeros de El calendario secular zapoteco, llamado y.za correspondia a
J
54 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS

nuestro actual calendario de 365 dias. Tenia 18 "meses" de 20 dias


(18 x 20 = 360) y agregaba un periodo de cinco dias al final. EI
calendario de 365 dias usaba nllmeros del 1 al 19, mientras que
el sagrado s6lo usaba numeros del 1 aI13.Asi, Caso dedujo que los
glifos con nurneros superiores al 13 debian ser "meses" del cal en­
dario secular de 365 dias.
Al dar inicio sinmltaneamente a ambos calendarios, debian trans­
currir 18980 dias anos) antes de que an1bos regresaran exacta­
nlente a los dias en que habian comenzado. S610 cuatro nombres
de dias podian dar inicio a este periodo de 52 anos. Cada uno de
estos cuatro nonlbres de dias se llamaba "portador del ano". Estos
portadores del aflO se n10straban dentro de un cartucho circular
llamado "signo del ana", que incluia una diadema con varios listo­
FIGURA V.2. Dos ejemplos de "portadores del ano" zapotecos.
nes y adornos de jadeita (vease fif,rtlra V.2). La identificaci6n que hizo
Caso en 1928 del signa del ano zapoteco fue un descubrimiento
detern1inante, pues nos permiti6 saber que los zapotecos tenian
portadores del ano y un periodo de 52 aIlos, corno tuvieron mas
adelante los mixtecas y aztecas. Cuando los "signos del ano" apare­

~~
cen en la parte superior de una columna de glifos, el texto general­
Inente se lee de arriba hacia abajo (por ejemplo, en la Estela 12 de
Monte Alban), mientras que si aparece en la parte inferior de la co­
lmnna, el texto se lee de abajo hacia arriba (por ejemplo, en la Lapi­
da 1 de Zaachila). ~,,-­ ~
Para interpretar los glifos de Monte Alban, Caso se bas6 prin­ FIGURA V.3. Ejemplos de
cipalnlente en los trabajos del fraile espanol Juan de C6rdova, quien sign os zapotecos de los
dfas 4 Venado,
escribi6 un estudio detallado del calendario zapoteco en 1578.

QG (§j]
10 Venado, 3 Agua y
C6rdova escribi6 que los zapotecos llamaban piye al calendario de 13 Agua.
260 dias, yza al calendario de 365 dias, peo al Ines y copiycha al dia.
Indic6 talnbien que comenzaban su dia al mediodia y 10 termina­

~
ban al siguiente nlediodia y que los 20 dias tenian nombres de
animales (venado, mono, culebra, lagarto) 0 de fuerzas naturales
@> @@)
(temblor, relampago) (vease figura @' f [c3
Los 260 dias del piye se podian dividir entre 2,4,5, 13 Y 20. Al
dividirlo entre 13 se formaban unidades de 20 dias 0 veintenas, mien­
tras que al dividirlo entre 20 se fornlaban unidades de 13 dias 0
56 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS 57

trecenas. Al dividir el piye entre 4, resultaban unidades de 65 Venado contenia en si estos veinte cada vno de aquellos
llaIlladas cociyo, cada una de las cuales se designaba por el dia en animales que eran veynte tenia treze nombres, y aunque todos estos tre­
que comenzaba: ze nombres eran en si como vna cosa diferenciauandolos con les
anadir 0 qui tar letras, y con mudarles los numeros, como parece ade­
Codyo quia chilla
lante. Como si Pedro quatro, y Perico cinco, y Periquillo
Codyo quia lana
seys, y Perote siete, y Pedroche ocho, que todos significan este nom­
Codyo quia goloo
bre Pedro, aunque en diferentes maneras, y esto por les mudar letras
quia guiloo y numeros como aqui parece.

Asi, los cuatro nombres de mas eran chilla "lagarto", lana "tizne", La FIgura V.4 nluestra las relaciones entre el piye de 260 dias, los
goloo "mono" y guiloo "ojo", cada uno separado del otro por otros de 65 dias y los codi de 13 dias.
cinco dias intermedios. En oalabras de C6rdova:

Estos 260 dias que diximos, diuidianlos los yndios en veynte partes 0 Las estelas de la Epoca I

ne:lllIPOS, 0 meses, que salen a treze cada mes.Y para cada treze dias y el "Danzante 55"

destos tenian aplicada vna de animal. s. Aguila, Mono, Culebra,


Lagarto,Venado, Liebre, &c. Los quales pintauan todos metidos en to­ En las estelas 12, 13, 14, 15 y 17 de la Epoca I de Monte Alban s6lo
das las partes 0 miembros de vn Venado, a donde pintaban las aparecen glifos; no hay figuras ni escenas humanas. Este uso de
de cada vno de aauellos animales, de manera que aquella figura del textos jeroglificos "puros" que para la Epoca I se habia al­
canzado un umbral importante, en el que la escritura por si misma
260 ya podia transmitir el mensaje completo. Es decir, ahora los gober­
nantes de Monte Alban podian usar los textos jeroglificos conlO
muchos de los politicos actuales usan los discursos publicos: para
dar su versi6n de los hechos e influir en el pensamiento de sus su­
65 65 65 65 jetos, as} conlo para documentar acontecimientos rituales, sociales,

~
politicos e hist6ricos daves.
ObSerVeI1l0S algunos ejemplos de escritura en nlonUnlentos de
la 1. Conlenzaremos con las dos estelas mas famosas, las es­
cacii 13 13 13 13 13 telas 12 y 13, ubicadas justo al sur de la Galeria de Prisioneros del
Edificio L (figura v.S). Las estelas 12 y 13 son faI1l0SaS por varias ra­
zones: 1) son textos pUraIllente jerogHficos, sin representaci6n de
escenas; 2) contienen evidencia de glifos calend;~ricos y no calen­
daricos, y 3) ofrecen la primera evidencia del periodo de 52 anos.
chiy
De hecho. el orinler glifo de la Estela 12 es nuestro mas antiguo
FIGURA VA. Divisiones del piye 0 calendario ritual zapoteco de 260 dias. de ano" y de un "portador de ano",
58 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS 59

Estela 12
guiente manera: "En el ano 4 M, el prilTIogenito subi6 al trono, el
Glifo 1: Observamos un ano zapoteco que comienza con el dia 4 M.
dia 8 Agua".
Este glifo conlpuesto tiene tres partes: arriba esta el del ano,

luego el glifo M dentro de un circulo y cuatro puntos abajo.


13
Glifo 2: Una mano Inostrando el pulgar. Este glifo puede refe­ Glifo 1: Parece ser el glifo 10 Jaguar, probablernente un nombre
rirse a un individuo que es primogenito. propio.
3: Este puede ser un verbo relacionado con la en­ 2: Una mane agarrando un objeto; posiblemente el verbo
trada a la realeza 0 la ascensi6n al trono. o "capturar" (en el sentido de tomar un prisionero).
Glifo 4: Algunos investigadores que se trata del signo Gltfo 3: Una cabeza con un dedo indice abajo, quizas para in­
del dia 8 Agua [8 Nifa]. dicar "segundo hijo".
En conlunto. los cuatro glifos podrian interpretarse de la si­ G1tfo 4: Un signa calendarico que Caso llam6 4 W
En conjunto y de manera tentativa, estos cuatro glifos podrian
interpretarse conlO sigue: "10 Jaguar captur6 a un segundo hijo (0
tambien: '10 fue capturado por un segundo hijo') el dia 4 de
una unidad calendarica desconocida y representada por el glifo W".

2
2
il
C1fIi5J
Estela 14 (figura v.6a)

Esta estela es un fragmento de piedra con cuatro jeroglificos inde­

pendientes. El primero parece representar un edificio, el segundo

nluestra dos rostros frente a frente, y el ultinlo es posiblenlente el

glifo "bolsa".

t-------'

Estela 15 (figura v.6b)

3~
Este fragmento tiene dos columnas de glifos. Los de la colunlna 1

son similares a los de la Estela 13. Posiblemente el glifo de la parte

inferior de esta columna signifique "bolsa" , que Caso interpret6

como "el fin". Actualnlente leemos el glifo "bolsa" como "muer­

4~
te" 0 "se muri6", porque los diccionarios de zapoteco del siglo XV!

atribuyen a la palabra cotUguti los sentidos de "bolsa", "muerte" y

~~~
"muerto" .

4~ La colunlna 2 tiene una cabeza hUlTIana; debajo de ella, dos


000
c =oJ 888G dedos y luego el glifo W de Caso con el numeral 14 debajo (dos barras
y cuatro puntos). viene un posiblemente de "cerro" 0 "lu-
a b
gar" . Si este glifo efectivam.ente un cerro, seria uno de los
FIGURA V.5. Texto jeroglifico de la Estela 12 a) y la Estela 13 b). usos mas antiguos del signa zapoteco de cerro (vease capitulo VII).
60 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS 61

FIGURA v.6.

Inscripciones de

la Estela 14 a)

y la Estela 15 b). a b

a b

Estela 17 V.7a)
FIGURA V.7. Inscripciones de la Estela 17 a)
Este texto tambien tiene por 10 menos dos columnas. Prilnero vemos
y del maillamado "Danzante 55" b).
una cabeza boca abajo, luego un de dia que posiblemente es

10 y luego un signo de ano que Caso leeria como 7 E 0 12 E.

En la siguiente colmnna hay una cabeza con dos dedos debajo,


que sirven de leyenda. Los primeros dos, que incluyen la ca­
luego un con barras y puntos que suman 18, y luego
beza de un animal, probablemente representan el nombre del
quiza otra cabeza boca abajo y parte de un crineo. Finalmente
sionero. El tercero es el glifo "bolsa", que puede indicar su muerte.
aparece un glifo de alguien con tocado, orejera y un posible "cu­
E1 prisionero tambien tiene grabados en e1 cuerpo. Una
brebocas" (aparece un signa sin1ilar en el "Danzante 55" ,justo
columna de signos se extiende desde su cuello hasta la entrepierna.
arriba de los genitales mutilados: vease
Conlo evidencia de la mutilacian genital, aparecen volutas de sangre
que enlanan de una herida abierta. En la escritura jerogli­
((Danzante 55" (figura V.7b)
fica de este monumento probablenlente sirvia para especificar el
Este monumento de piedra no muestra un "danzante" sino, nlaS
nombre de 1a victima y 10 que Ie ocurria.
un prisionero desnudo y sacrificado con el cuerpo desgarba­
do. Tiene los ojos cerrados y la boca abierta (caracteristicas que La escritura jeroglifica de estas piedras grabadas de la Epoca I pare­
conlparte con Inuchos otros enemigos sacrificados). Esta victima ce haber tenido una variedad de funciones. Algunos textos jerogli­
en particular era tan importante que el escultor anota su nOInbre ficos son 1eyendas que indican el nOInbre propio de los individuos
mayoria de los mas de 300 prisioneros de la Epoca I aparecen representados, por ser victimas destacadas. Otros son textos puros,
representados sin glifos que especifiquen su nombre). no Ieyendas para acompafiar la representacian de un individuo, y se
Este monunlento tiene en la esquina superior izquierda tres refieren a alguna persona que triunfa en una batalla, que
,
62 ESCRITURA Y CALENDARIOS DE LOS ZAPOTECOS

un prisionero 0 que ascendi6 al trono. Otros textos parecen regis­

trar acontecimientos de importancia social, ritual, religiosa y militar

VI. La E20ca II: Monte Alban


que ayudaron a algun noble a legitimar su derecho a gobernar, 0 ." y su forma actual
bien especifican su orden de nacimiento 0 su fecha de defunci6n.
Estos acontecimientos a veces estan vinculados con dias especifi­
cos en el calendario de 260 dias 0 con anos especificos en el ciclo
de 52 anos.
a. C. Y 200 d. C., una vez subyugados todos sus rivales,
Para entender cabalmente la importancia de los textos jerogli­
ficos de la Epoca I, considerese que muchas de las inscripciones que
E NTRE 20
los gobernantes de Monte Alban (figura VI. I) en1prendieron
una campana in1presionante de construcci6n publica. Cuando aca­
ya contienen s6lo texto datan de 500-400 a. C., epoca en que aun baron, la Plaza Principal de la ciudad tenia la forma y distribuci6n
no aparecian textos jeroglificos en la zona de los mayas, aunque que los visitantes pueden reconocer ahora. Algunas de las cons­
estos luego desarrollaron la escritura mesoamericana hasta su InaS trucciones mas importantes de la Epoca II son el Edificio J, las pri­
alto nive!.
meras etapas de los edificios G, H e I; el adoratorio hundido y el
tunel entre los edificios Pel; una etapa inicial del Juego de Pelota
y de varias otras edificaciones del lado este de la plaza; el Edificio
Resumen
"g" de la Plataforma Norte; una importante sede de tenlplos en el
Monticulo X, hacia el noreste de la Plataforma Norte, y vadas
Los zapotecos tenian dos calendarios: uno secular de 365 dias y tumbas con techo en forma de b6veda. Examinemos a continua­
otro sagrado de 260 dias. En las primeras inscripciones zapotecas ci6n algunas de estas estructuras.
aparecen utilizados an1bos calendarios. Tambien encontramos evi­ Para crear la Plaza Principal, los arquitectos de Monte Alban
dencia de personas importantes cuyos nombres fueron asignados nivelaron y recubrieron con estuco un area enorme (300 m de
segun su dia de nacin1iento en el calendario sagrado. Este uso de norte a sur y 200 m de este a oeste) (vease figura VI.2). En los pun­
nombres es importante porque nos demuestra que el tema de mu­ tos donde la roca madre se proyectaba demasiado sobre la superficie
chos textos jeroglificos eran los actos (reales 0 declarados) de indi­ como para nivelarla, estos afloramientos se aprovecharon como
viduos de la elite y no de "deidades". nucleo de algunos edificios, como la hilera oriental de edificios
entre el Juego de Pelota y el Edificio Q, la serie central de aflora­
lnientos sobre los que se construyeron los edificios G, H e I, y otra
serie mas al oeste, sobre la que se construyeron los sisten1as M y IV:
Algunos de los edificios de la orilla oeste de la Plaza Principal se
construyeron encima de edificios de la Bpoca I, como los que es­
tan adentro del Edificio L (Galeria de Prisioneros) y el Edificio K
(en el Sistema IV).
Como los afloramientos naturales que formaron los nucleos
de est os edificios no eran equidistantes entre sl, result6 una asime­
tria inicial: la fila central de los edificios G, H e I estaba a s6lo 60 m

63
64 LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL

Monticulo X
FIGURA Vl.i. Escultura
en ceramica de un
miembro de la nobleza
de Monte Alban
durante la Epoca II.
Segun Caso, este
joven noble porta el
del dia "13
Agua" en el tocado y
el signo del dfa "13
Pedernal" en el pecho.

de la fila oriental de edificios, pero aproxilnadamente a 120 m de


los edificios K, L y M. En palabras de Ignacio Bernal, los arquitectos
que disefiaron la Plaza Principal de Monte Albin finalmente corri­
gieron esta asimetria "con una solucion digna de Le Corbusier":
construyeron frente a los edificios del oeste, llamados K y M, pe­
quefias platafonnas para telnp10s que unieron a estos dos edificios
nlediante patios amurados. Estas plataformas quedaban aproxinla­
damente equidistantes entre la hilera del oeste K-M y la hilera
central G-H-I. Alfonso Caso Ie llama "sistelnas" a estos complcjos
de templos, edificios, altares y patios: el Sistema IV incluye el Edi­
ficio K y su extension, mientras que el Sistelna M incluye el Edificio
M y su extension (figura VI.3).
+
N
I
Los edificios G, H e I

Es dificil saber exactalnente que aspccto tenian originalmente las


etapas de la Epoca II de los edificios G, H e I. Las etapas postcrio- FIGURA VI.2. La Plaza durante la Epoca II.
LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL

res, visibles actuahnente, son telnplos estandares de dos habitaciones


de la IIlb, que dan ya sea al norte (Editicio G), al este (Edi­
ficio H) 0 al sur (Edificio I). Es que tambien en sus etapas
de ]a Epoca II fueran teillplos. Monte Alban no tenia un unico
templo inmenso, C01110 el Templo Mayor azteca en Tenochtitlan.
En carnbio, los zapotecos de Monte Alban construyeron docenas
de tenlolos separados tigura VI.4 y larnina 3).
del Edificio I (a una profundidad de 9.s nl) se encon­
tro la Ofrenda 2, que contenia ceramica de la Bpoca 11, un collar de
conchas marinas, orejeras de jade en forma de flor, dos mascaras
de rnosaicos (una de jade y turquesa, la otra de pirita y concha) y
un hueso tallado en fornu de un peon de Estos objetos se
encontraron en una caja de ofrenda tipica de la II, con mu­
chos huesos debajo y alrededor de la caja. Entre los huesos habia
restos de aves sacriflcadas, posib]emente oalomas 0 codornices.

FIGURA V1.3.Extremo oriental del Sistema M. Aquf se muestra como se agregaron


patios y plataformas para templos a los edificios occidentales de la Plaza para EI adoratorio hundido
crear la imDresion de simetrfa.
En la Plaza Principal, frente a la escalera del Edificio
H, se encuentra un adoratorio hundido (figura VI.S). Esta cons­
truccion en fonna de altar esta colocada en una gran area rectan­
sumjda, de Inodo que su parte quedaba
damente a 1a altura del piso de estuco de la Plaza Principa
Justo al este del adoratorio hundido se encontro un importante
FIGURA VI.4. Monte Alban entierro Illiiltiple (Entierro Por 10 111enOS cinco personas
tenfa muchos templos en la (esqueletos yacian en un de hUas que corre parcialmente
Epoca II. Esta extraordinaria
debajo del adoratorio;junto con los habia gran cantidad de
escultura en ceramica,
hallada muv debajo de la collares de jade, de jade en forma de £lor, rnascaras y pec­
. la Plataforma torales de jade, perlas, caracoles y otras conchas n1arinas. La llUyO­
Norte, muestra que ria de los esque]etos parecian ser de hon1bres EI esqueleto E
estaban rodeados
C01110 pectoral una asombrosa "mascara de que
por columnas y no por
muros de adobe. La pieza se considera una obra maestra del arte zapoteco. La mascara esta
esta pintada en el estilo fonnada por 25 separadas de jadeita que se engarzaban para
rojo-sobre-crema tipico
de la Epoca II.
formar la cara de un hombre disfrazado de murcielago; los y
6S LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL LA EPOCA H: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL 69

Este tunel habria permitido a los sacerdotes zapotecos realizar


un ritual en el Edificio P y luego desaparecer, para reaparecer mis­
teriosarnente en alguno de los telnplos de la fila central de edificios.
Este acto de desaparicibn y reaparicibn ha de haber sido bastante
ilnpresionante y pudo haber otorgado atm mas Inisterio a los mo­
vimientos de los sacerdotes (0 incluso de los n-,,,h"1'"rI,,nrM

FIGURA V1.5.
EI adoratorio El Edificio J (lalnina 4)
hundido
frente al al sur de la fila central de edificios (G, H e I) estaba el Edi­
Edificio H.
ficio J, una construccibn {mica de la Bpoca II cuya planta arqui­
tectonica tiene forma de punta de tlecha. Un rasgo distintivo de
este edificio eran sus mas de 40 piedras grabadas; se cree que
estas piedras listan los nonlbres de los lugares que Monte Alban
aseguraba tener bajo su control. Este edificio se trata en el ca-
VII.

El Monticulo "g" de la Plataforma Norte


dientes del murcielago estaban hechos con concha rnarina. Este in­
usual conjunto de esqueletos, con una ofrenda tan rica y colocado El entierro lllultiple del Monticulo fue hallado en la parte nor­
tan cerca del adoratorio hundido, siendo un enignla e este de la Plataforma Norte. Contenia dos esqueletos, ambos proba­
preguntas acerca de la identidad y jerarquia de los individuos. blernente femeninos, asociados con los restos de un mosaico de
trataba de difuntos Bmy honorables 0 fueron las vlctinlas de un sacri­ Inadreperla, dos collares de piedra verde y concha y seis vasijas de ce­
ficio descOlnunal? ramica de la Bpoca II, entre ellas piezas de cer[lmica crema con
engobe rojo sobre naranja. Puede haberse tratado de una ofrenda
dentro de un tenlOlo nuevo.
El tunel abajo de la Plaza Principal

Durante la Epoca II, los arquitectos de Monte Alban construyeron El Monticulo X:

un tunel debajo de la Plaza Principal, en el area del adoratorio un templo de la Epoca II (figura VI.6 y lamina 3)

hundido. Este tunel conecta el Edificio P con la fila central de edi­


ficios hacia el oeste H, I). Dentro del tunel,Jorge Acosta en­ En el Monticulo X se encontrb un templo bien conservado. Este
contrb cuatro ofrendas de la Bpoca II. templo se ubicajusto al noreste de la Platafonna Norte y se accedia
1

70 LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL

! LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL

que, en combinacion con Monte Alban, parecen haber formado


una secuencia de unidades adlninistrativas en cuatro niveles
7I

abajo). Para ser mas especificos, durante la Bpoca II habia 1nas de 500
FIGURA V1.6. Plano de un comunidades en e1 valle de con una poblacion total esti­
templo de dos habitaciones nuda de 41 000 personas.
en el Montfculo X, en Monte
Alban. Los drculos
representan bases de
columnas.

FIGURA VI,7,

Plano y secci6n

transversal de la

a el mediante una escalinata encalada que corria a to do 10 largo del Tumba 118 en

costado sur de 1a construccion. Como es dpico de los templos de la Monte Alban,

Bpoca II, este se dividia en dos habitaciones ubicadas en distintos construida para

una familia noble

niveles. La habitacion interior (n'las elevada) tiene un tlecuil 0 hueco de la Epoca II.

que forma parte del piso, as} con10 una caja de ofrenda en 1a parte
de atras de la habitacion. La probablemente se relacionaba con
Camara
la colocacion de ofrendas, n1ientras que el tlemil probablemente se
usaba para lavar 0 desangrar anill1ales de sacrificio.

La jerarquia poHtica de la Epoca II

La Bpoca II es una de las fases r11as interesantes de la prehistoria


zapoteca, porque ya no cabe ninguna duda de que la sociedad
oaxaquerla estaba organizada con10 un Estado; es l11as, com.o un
Estado expansionista. Casi todas las instituciones arqueologica­
mente recuperables de la Bpoca II reflejan la organizacion socio­ FIGURA VI,8. Brasero para
incienso de la Tumba 77
politica propia de un Estado: palacios reales claran1ente definidos con en Monte Alban, Esta
tumbas para los nobles (fib'Uras Vl,7 y vI.8); templos escindares con dos magnifica pieza, que
habitaciones, que los documentos etnohistoricos asocian con un data de la Epoca
sacerdocio formal dedicado a la religion de Estado zapoteca; juegos representa a un guerrero
con la parte inferior del
de pelota estandares en fornu de I, que n1uchos investigadores sos­ rostro pintado de blanco
pee han eran usados por el Estado zapoteca para resolver conflictos y que porta un casco en
entre con1lUlidades (lamina 5), y cientos de pequenas comunidades forma de ave de rapiiia,
LA f;,POCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL LA tpOCA T1:MONTEALBANY SU FORMA ACTUAL 73
72

Varios rasgos del sistenla de asentarllientos de la II refle­


jan el hecho de que todo el valle de Oaxaca ya estaba bajo el do­
minio de Monte Alban. Prinlero, ya hahia desaparecido el anillo de
155 aldeas del piernonte que habia rodeado a Monte Alban duran­
te las guerras de conquista contra Tilcajete. Ahora 1a regi6n central
del valle de Oaxaca, que alguna vez habia sido la zona nlaS densa­ FIGURA VI.9. Monte

mente poblada del val1e, se habia reducido a 23 comunidades. Esto Alban durante la
Epoca II. Los drculos
indica que Monte Alban ya no necesitaba concentrar agricultores,
color gris oscuro
guerreros y artesanos en un radio de 15 knl de la ciudad, pues sus representan terrazas
gobernantes ya contaban con apoyo y tributo de todo el valle. en cuya superAcie el
equipo del doctor
Segundo, un histograma de los tamanos de las 518 comunida­
Blanton descubri6
des del valle muestra la jerarquia en cuatro caracteristica de ceramica de .
los estados j6venes en otras partes del mundo antiguo. Monte Al­ G21, (11, (12 Y A9,
ban, que para este l110lnento cubria 416 ha, era la unica "ciudad"; entre otros. Los
drculos color claro
es decir, el {mico elenlento del Nivel 1 de la jerarquia. Estaban son terrazas que aun
ocupadas alrededor de 252 terrazas de Monte Albin propio, con no se ocupaban en
esa epoca. 300 m
una poblaci6n estilnada de 15000 0 mas. Adenlas, es posible en­
contrar restos de ceramica de la Epoca II en los cerros cercanos de
Mogotillo y El Gallo (figura VI.9). Seis sitios del valle de Oaxaca, se trataba de una "jerarquia con un Iugar central". Este termino se
cada uno con una poblaci6n estimada de 1 000-2000 personas, utiliza en la cultural para designar una jerarquia adminis­
pueden haber constituido las comunidades del Nivel 2 de la jerar­ trativa tan bien integrada que los pueblos grandes rodean la ciudad
quia, los "pueblos grandes". Todos estos pueblos grandes quedaban capital a distancias muy regulares; a su vez, las aldeas grandes rodean
a 14-28 km de Monte Alban, nlenos de un dia de viaje de la ciu­ a los pueblos grandes a distancias tan1bien regulares pero nlenores.
dad. De estos pueblos, incluso el cuarto mas grande cubria 60-70 ha Cuatro centros adnlinistrativos del Nivel 2 -San Jose Mogote,
y ya tenia edificios publicos. El Nivel 3 de la jerarquia estaba for­ San Felipe Tejalapan, Dainzu y Cerro Tilcajete- estaban a 15-22
mado por allnenos 30 "aldeas grandes", con extensiones de 5-10 ha kIn de Monte Alban. Este patr6n regular de pueblos grandes y al­
y una poblaci6n estirnada de 200-700 personas cada una. Ya se han deas grandes debajo de la ciudad de Monte Alban refleja un nivel
excavado varios de estos sitios, que muestran cierta evidencia de de integraci6n de todo el valle inexistente antes de la II
haber tenido al nlenos un edificio publico cada uno. El Nivel 4 de la (figura VI. 10).
jerarquia estaba compuesto por n1aS de 400 "aldeas pequenas",
cada una con una poblaci6n estinlada de menos de 200 personas.
No hay indicios de edificios publicos en el Nivel 4; estas aldeas se Resumen
dedicaban mas bien a cultivar alirnentos 0 fabricar artesanias.
La regularidad de las distancias entre la ciudad de Monte Al­ La Epoca II de Monte Alban fue uno de los periodos mas dinanli­
ban y algunos de los "pueblos grandes" del Nivel 2 sugiere que cos e interesantes de la prehistoria de Oaxaca. Monte Alban ya era
74 LA EPOCA II: MONTE ALBAN Y SU FORMA ACTUAL

VII. EI Edificio J y la expansi6n territorial


del Estado zapoteco
Itejalapan

de muchos estados j6venes es que a su


U NA CARACTERISTTCA
aparici6n inicial un periodo de crecimiento rapido,
casi explosivo, durante el cual alcanzaban sus maXil110S limites terri­
toriales. Esta expansi6n territorial ripida ocurria porque los prilneros
estados, los de "primera generaci6n", estaban rodeados por regio­
nes al nivel de una sociedad de jefatura (0 a veces, un
nivel todavia 111as bajo). C0l110 estas regiones vecinas caredan del
aparato politico y nlilitar de un Estado, a un reino en expansi6n Ie
FIGURA V1.10. Durante la Epoca II, Tejalapan, San Jose Mogote, Dainzu y Cerro
resultaba relativanlente ficil convertirlas en provincias sujetas. S6lo
Tilcajete fueron centros administrativos secundarios a Monte Alban. AI parecer,
mas adelante, cuando las provincias aprendian a su vez las artes del
Tlalixtac tambien fue un lugar importante. A su vez, los centros

Estado, adquirian el poder sutlciente para romper las ataduras del iln­
secundarios estaban rodeados por centros mas pequenos. de Nivelili. La distancia

entre Monte Alban y San Jose Mogote era de unos 15 km. En este diagrama
perialiSIno.
los sitios en cerros defendibles, 0 con muros 0 reductos defensivos, se muestran
Durante la II de Monte Alban, el joven Estado zapoteco
como cuadrados negros. Todos los demas son cfrculos negros.

militarizado se expandi6 nlUcho mis alli del valle de Oaxaca. Esta


expansi6n esti docun1entada de varias l1laneras. En primer lugar, la
la capital de un Estado zapoteco; los principales distritos dentro del ciudad de Monte Alban grab6 n1;1S de 40 lapidas con los nombres
valle de Oaxaca eran administrados por pueblos gran des cuyos go­ jeroglltlcos de los que aseguraba haber colonizado 0 con­
bernantes tenian vinculos con Monte Alban; debajo de cada uno quistado (digo aqui "aseguraba" porque muchos gobernantes meso­
de estos pueblos grandes habia aldeas grandes cuyos gobernantes a111ericanos posteriores exageraron sus conquistas). Estas "Iapi­
estaban subordinados a aquellos, y en la parte inferior de la jerarquia das de conquista" estaban colocadas originalmente en las paredes
habia aldeas pequefias que produdan cultivos y artesanias. Al mis­ de la inusual construcci6n llan1ada Edificio], ya 111encionado en el
lno tienlpo, el Estado de la Epoca II era relativamente joven, con VI. En segundo lugar, los reconocimientos y excavaciones
\"''''t'UU.lU

nobles ambiciosos y artesanos altamente creativos y ansiosos por al­ realizados en distintas partes fuera del valle de Oaxaca muestran
canzar posiciones privilegiadas. En la arquitectura, ceramica y arte que durante la Epoca II hubo un cambio abrupto de los estilos
lapidario de la Epoca II hay obras maestras cuya calidad nunca fue locales al estilo del Estado zapoteco en expansi6n (visible en la ce­
superada en cl resto de la prehistoria oaxaquefia (lamina ramica, las tunlbas e incluso en la arquitectura). Algunas de estas
re!ncmt~S fueron conquistadas n1ilitarrnente, pero otras simplemen­
te fueron colonizadas y otras mis fileron anexadas por medios di­
plomaticos.
76 EL EDIFICIO J Y LA EXPANSION TERRITORIAL DEL ESTADO

Las "lapidas de conquista"

del Edificio J

Una de las edificaciones Jnas inusuales erigidas en la Plaza Princi­


de Monte Alban durante la Epoca II file el Edificio J
VII. 1). Como ya se mencion6, esta construido en forma de una
punta de flecha y orientado en un angulo oblicuo, distinto de la
orientacion norte-sur usada para la Inayoria de los edificios reli­
giosos de la ciudad. Tambien eran inusuales las "lapidas de con­
quista" colocadas en sus paredes.
En ]a figura VII.2 se JIlUestra una Iapida tipica del Edificio J.
Esta lapida presenta tres elementos: 1) el glifo zapoteco "cerro",
que significa "Iugar"; 2) un elemento pict6rico (en este caso, la
cabeza de una liebre), y 3) una cabeza humana invertida con los
ojos cerrados y un complejo peinado. La interpretaci6n de Alfonso
Caso de esta lapida seria que un llamado "Cerro de la Lie­
bre" 0 "Lugar de la Liebre" habia sido subyugado por Monte Al­ FIGURA V11.1. EI Edificio J tiene una planta
ban, al rnostrar invertida la cabeza de su jefe Jnuerto (con un pei­ unica, como una punta de flecha gigante. FIGURA V11.2. Diagrama
nado regional). Es por esto que las piedras del Edificio J se han de una "Iapida de
Hamado "Lipidas de conquista". Sin enlbargo, no todas las lapidas conquista" tipica en el
Edificio J. Sus tres
tienen una cabeza invertida debajo del glifo "cerro". En estos ca­
principales elementos
sos, puede tratarse de provincias que no fueron conquistadas sino son: 1) un glifo para
colonizadas 0 absorbidas politicarnente "cerro" 0 "Iugar",
2) un glifo que
especifica el nombre
dellugar (en este caso
La identificacion de toponimos en las lapidas una liebre, es decir
"Cerro de la Liebre"),
y 3) una cabeza al
las Iapidas del Edificio J incluyen el gllto para reves 0 invertida con
cerro" 0 "Iugar". Estos signos probableluente aludian a referentes un peinado tfpico del
naturales (como montanas 0 rios) rnas que a pueblos grandes. Dc lugar. 10 cual significa
"conquista". Algunas
acuerdo con los espanoles, el uso de referentes naturales era preci­
de las lapidas del
samente la Inanera en que los gobernantes zapotecos del XVI Edificio J no tienen la
definian sus territorios. Este hecho nos permite usar un nlctodo cabeza invertida; estos
hist6rico directo para interpretar las lapidas del Edificio J, como en
haberse incorporado
el siguiente caso. sin lucha.
FIGURA VII.3. Estos
78 EL EDIFICIO J Y LA EXPANSION TERRITORIAL DEL ESTADO
detalles del Lienzo de
Guevea, documento
de alrededor de 1540
Alrededor de 1540 d.C., los conquistadores espanoles pidieron
d.C, muestran lugares
un 111apa del territorio que aseguraba dOlninar el gobernante za­ en los limites del
poteco de un pueblo llanlado Santiago Guevea, en el sur de Oaxa­ territorio reivindicado,
vencido y controlado
ca. Los artistas zapotecos nativos que trazaron el mapa colocaron el
por el gobernante
pueblo de Guevea en el centro. Alrededor trazaron un circulo de zapoteco de Santiago
referentes naturales con nOll1bre -sobre todo montarlas rios­ Guevea. Los nombres
que definlan los linlites del territorio de Guevea. Estos referentes de lugares como
"Cerro Quemado" y
tenian nombres 0 toponimos, como Cerro Quemado, Cerro del IIRio de Arena"
Leon Puma y Rio de los Renacuajos. Los cerros y rios naturales se aparecen en zapoteco
usaban como referentes territoriales porque pernlanecian constan­ y espano!. Este lienzo
muestra c6mo los
tes, mientras que los pueblos grandes y aldeas aparecian y desapa­
zapotecos nombraban
redan con el tiernpo (figura montafias y rlOS para
Para identificar las provincias reclanladas por Monte Alban en definir los I[mites de su
territorio.
el Edificio j, hay que reconocer priIl1ero los referentes territoriales
a los que aluden los"glifos cerro". Esta tarea es tan dificil que hasta
ahora se han identificado ll1enos de una docena de estos toponimos.
Cuatro de las lapidas corresponden a jerogHficos del C(Sdire
un documento del siglo XVI que nlUestra las provincias
de Oaxaca que tributo a los aztecas. El nonlbre de uno de
esos lugares, Tototepec, significa "Cerro del Pajaro" y se refiere a
FIGURA VII.4. Seis lapidas del
una montaih defendible cercana a la costa de Oaxaca sobre el Pa­ Edificio J cuyos nombres
cifico. Esta montana se sigue l1amando "Cerro del Pajaro" en mu­ corresponden a lugares reales,
chas lenguas indigenas: Tani Piguini en zapoteco, Yucusa en mixte­ ubicados entre 85 y 150 km
de Monte Alban: a) Tututepec
co y Tototepec en nahuatL

7~
("Cerro del
En el C(Jdice lvlendoza aparecen otros tres lugares que COi11Ci­ b) Cuicatlan (" Lugar de
den con glifos toponhnicos de las lapidas del Edificio J: Cuicatlan, (;
"Lugar de Canci6n" 0 "Lugar de Canto"; Miahuapan, "En el Canal
Canci6n"); c) Miahuatlan
(" En el Canal con Espigas de l~
con de Maiz", y Ocelotepec, "Cerro del Ocelotl". Los
Maiz"); d) Ocelotepec
(HCerro del Ocelotl");
) [ r\,~
fos de otras dos lapidas corresponden a lugarcs actuales en Oaxaca:
"Lugar de la Cara Perforada" (So sola) y "Cerro de los Chiles"
e) Sosola (H Lugar de la Cara
Perforada"); f) Chiltepec ,A~:{;;//

(Chiltepec). Todos estos lugares estin fuera del valle de Oaxaca, a


(HCerro de los Chiles"). r, --3@Y
--:::-r-- ~

85-150 km de Ia ciudad de Monte Alban. Al estar incluidos en las


N6tese que Miahuatlan y
Ocelotepec no tienen cabezas
--- --~:~
Llpidas del Edificio j, estos sitios probablcmente se consideraban invertidas y podrfan haberse
unido pacificamente a la
.:::: S)
los Ihnites del territorio de Monte Alban (seglln los reyes zapote­ C
entidad polftica administrada J

cos) (figura por Monte Alban. ~

"

80 EL EDIFlCIO J Y LA EXPANSIC1N TERRITORIAL DEL ESTADO EL EDIFICIO J Y LA EXPANSl(JNTERRITORIAL DEL ESTADO 81

Desaf()1"tunadalnente, es pOCO probable que alglm dia Se trataba del tipo de periteria poco organizada que un Estado
mos identiflcar todos los top6ninlos del Ediflcio J con lugares es­ bien estructurado puede incorporar facilmente. En efecto, Fein­
OeClI:lOC>S. Un problema es que los esparloles que trazaron los mapas nlan y Nicholas encontraron un reve1ador can1bio en los patrones
de Oaxaca llevaban guias e aztecas, de modo que nlU­ de asentamiento entre Monte Alban I y II. Mientras nlUchas de las
chos lugares ahora tienen 110lnbres en espanol 0 nahuatl, y no en aldeas de la Epoca Ie disminulan de talllano 0 eran abandonadas,
zapoteco. S6lo podemos correspondencias con las cerca del rio Ejutla surgi6 un gran centro con alillenos una doce­
das del Ediflcio J cuando los nombres en nahuatl son rraaUlCClOlles na de edificios 1110nunlentaies. Esta con1unidad grande, cuya cera­
directas del nombre como en el caso de n1ica 111uestra vinculos estrechos con Monte Alban, se convirti6 en
Las lapidas del Edificio J constituyen la declaraci6n escrita de el en Ejutla de los "pueblos grandcs" del Nivel 2 que
Monte Alban de que se habia expandido bastante mas alla de los con­ habia en el valle de Oaxaca.
fmes de su zona fisiografica central, el valle de Oaxaca. Para confir­ COlll0 sc encuentra sobre una de las rutas principales entre
nur esta declaraci(m, debemos buscar en las regiones vecinas datos Monte Alban y e1 Oceano Pacifico, Ejutla evidentemente se con­
arqueol6gicos que constituyan evidencia del imperialisl110 zapoteco. virti6 en una estaci6n clave para la inlportaci6n de conchas 1nari­
nas y su transfonnaci6n en adornos. Las excavaciones de Feinnlan
y Nicholas en el pueblo grande de la Epoca II de Ejutla han reve­
Colonizaci6n versus conquista lado densas concentraciones de desechos en los lugares donde se
transformaba el osti6n espinoso, la madreperla y mas dc 40 otras
Las provincias incorporadas por un rcino en expansi6n no necesa­ est)CCleS de moluscos marinos en adornos y utensilios. Muchas de
riamente deben ser tomadas por la fuerza. Cuando hay una gran las cuentas y pectorales elaborados en Ejutla se parecen a los que
disparidad poblacional entre la zona central de un Estado y su pe­ aparecen enterrados con los personajes de elite en Monte Alban.
rifcria, puede ser con que la zona central envie colon os Si bien parece claro que Monte Alban incorpor6 a Ejutla den­
a la periferia. Algunas comunidades pequerlas, al ver que resistirse tro de su hegemonia durante la II, no hay indicios de que
seria inutil, pueden un arreglo para salvar las apariencias. esto requiriera fuerza militar. Con su escasa poblaci6n y ubicaci6n
Otras conlunidades renuentes a perder su autonomia, UUL\.·LaUJl\.- ---s6lo ados 0 tres dias de viaje de Monte Alban-,
tcndrian que ser sometidas mediante la hubiera tenido pocas posibilidades de resistirse. Lo n'laS
expansi6n de Monte parece haber que sus gobernantes negociaran un arreglo que les per­
nizaci6n como de \.-\.'''''-IU'''''I.-a.. manecer en el poder a cambio de pagar tributo a Monte Alban en
fornla de adornos de concha. Si son significativos los textos
El valle de Ejutla ,,,,,,,rt,,,,,,, de Monte Alban de 500 arlos despues, este arreg]o incluso
El valle de Ejutla, ubicado a unos 55 km al sur de Monte Alban, haber inc1uido alianzas de matrimonio entre los crnnp1r'n~ln_
fue estudiado por Feinman y Linda Nicholas. Durante la tes de los dos valles.
Epoca la de Monte Alban, esta regi6n era una Frontera escasamen­
te poblada. Incluso en la Ie, despues de un importante cre­ El valle de Miahuatlan
cimiento ooblacionaL los asentamientos seguian siendo y Este valle esta a s()lo 30 knl de sobre la misma nIta hacia el
central
1\.-.ldLUJ.d Y pas{) por un proceso de transformaci6n semeiante. Los
d.\.-Hl\.-V,
82 EL EDIFICIO J Y LA EXPANSIONTERRlTORIAL DEL ESTADO EL EDIFICIO J Y LA EXPANSIC)N TERRITORIAL DEL ESTADO 83

reconocimientos de Donald Brockington y Charles Markman La Canada de CuicatIan


muestran que la estuvo escasamente poblada antes de la Este sitio es una canada fluviallarga que corre de norte a sur y esta
Epoca II de Monte Albin. Durante la Epoca II surgi6 un grupo de estrat 1eglcall1e]ote ubicada entre los valles de Tehuacan (Puebla) y
siete sitios cerca del rio principal, y el mis grande de estos a Oaxaca. En esta zona se puede cultivar algod6n, palma coyol y fru­
dominar la Se ha encontrado abundante ceriIl1ica del estilo tas tropicales que no se encuentran en el valle de Oaxaca. Tanlbien
de la II de Monte Albin, as! como conchas marinas de nlU­ tiene canteras de serpentinita, una piedra verde-azul selnipreciosa
chas de las misnlas que en que se parece al jade. En la epoca de la Conquista espanola, esta
En los documentos aztecas el glifo toponinlico para Miahua­ regi6n se conoda como Cuicatlan, "Lugar de Canci6n". Su glifo
pan, que "En el Canal con Espigas de Maiz", nmestra en el XVI -una cabeza humana con una voluta de canto sa­
gas de maiz creciendo en un canal de riego. Ellnismo aparece liendo de la se parece a uno que se encuentra en una
en una de las del Ediflcio], y esta lipida referirse a del Editlcio] de Monte Alban. Tambien es revelador que la
que Miahuatlin fue colonizada por Monte Albin en la II. da de Cuicatlan una cabeza invertida, que sU2:iere una
Aunque fue colonizada, no hay evidencia arqueo16gica de una do­ militar.
rr\lnnl:>U'lr'l

minaci6n militar. La lipida del Ediflcio] que menciona a Miahua­ El reconocimiento cOlllpleto y el trazado de mapas de la Ca­
tlin tampoco presenta una cabeza invertida. La ausencia de esta nada de Cuicatlan fueron realizados por Elsa Rednlond y Charles
cabeza invertida haber sido la manera en que Monte Albin ::>pien<::er cuyas excavaciones revelaron una comunidad ya sea derro­
indicaba que el gobernante de Miahuatlan no tuvo que ser con­ cada por los zapotecos 0 castigada por una rebeli6n posterior. Se
quistado la fuerza 11lilitar. trata de la mejor correlaci6n entre datos de excavaci6n y las atlr­
maciones de conquista en las lapidas jeroglificas de Monte Alban.
Cerro Tilcajete Cuicatlin es otra regi6n cuya ced.mica temprana (anterior a la
)PC'nllt..C de que Monte Albin conquist6 San Martin I) muestra un estilo local propio, distinto del estilo del valle
ese sitio fue abandonado y una nueva de Oaxaca. Sin embargo, para e1 100 Cuicatlan cOlnenz6 a
cOllmnidad en el Cerro Tilcajete, una clevaci6n cercana. Las exca­ pn~selota.r, en palabras de Redm.ond y cerimi­
vaciones que ha hecho la doctora Christina Elson en el Cerro Til­ ca con una estrecha afinidad estillstica con la de la Eooca II de
"'A~:rAI"'n que la victoriosa Monte Albin habia convertido este Monte Alban" .
sitio en un centro administrativo de Nivel 2 para la regi6n. Elson Este canlbio estilistico estuvo acompanado por la construcci6n
encontr6 un antiguo camino que sale del Cerro hacia el de una autentica fortaleza en un lugar Hamado Quiotepec, "Cerro de
norte; es decir, en direcci6n a Monte Alban. Entre 20 a.C. y 200 la In:florescencia de Maguey". La fortaleza se encuentra en una
d.C. se volvi6 illlpresionante el transporte de ceramica de lujo de estrecha ruta natural que pasa por las montanas que separan la Ca­
Monte Albin hacia el Cerro Tilcajete, pues este ya estaba bajo la nada de Cuicatlan del valle de Tehuacan. La fortaleza de Quiote­
de la ciudad. Lo que aun no sabelllos es si los adminis­
u .... " '.....U H . / L . U '.... pee, cuya ceramica y tunlbas de nobles tienen un estilo zapoteco,
tradores del Cerro Tilcajete eran locales someti­ cuenta con murallas defensivas, grandes edificios publicos y una
dos a Monte Alban 0 funcionarios enviados por la orooia ciudad. que deb ian atravesar los viajeros que cruzaran el rio
Hacia el norte de la fortaleza, Redmond y ::>o,enc::er
traron una "tierra de nadie" de siete kil61netros de
84 EL EDIFICIO J Y LA EXPANSrC)NTERRITORIAL DEL ESTADO EL EDIFIClO J LA EXPANSIC)NTERRITORIAL DEL ESTADO 85

Redmond excavaron un conjunto de 61 craneos humanos aco­


nlOdados en fIlas, como si se hubiera colapsado uno de esos terrori­
ficos exhibidores de craneos que los zapotecos llalnaron yagabetoo
y ll1as adelante los aztecas llamaron tzotnparttli. Estas exhibiciones
de cabezas cercenadas eran comunes en Mesoalnerica, pues servian
para amedrentar a quienes se a pagar tributo.

Sola de Vega
Sesenta y cinco kilonletros al suroeste de Monte Alban se encuen­
tra el valle de Sola de Vega. Los reconocimientos realizados aqui
Balkansky muestran que durante la I de Monte
Alban el valle de Sola estaba practicanlente deshabitado. Para la
Epoca II, parece ser que colonos zapotecos, COll una cerarnica iden­
tica a la del valle de se habian establecido en Sola de Vega
y creado pueblos importantes en ambos extren10S del valle. No
FIGURA V11.5. La fortaleza de Quiotepec, en la Canada de Cuicatlan,
marca ellfmite seotentrional de la expansion polftica de Monte Alban.
evidencia del uso de filerza rnilitar. Lo mas probable es que los zapo­
tecos consideraran Sola de Vega como otra estacion 0 lugar de paso
en 1a ruta hacia 1a costa del Pacifico, donde podian obtener pro­
durante la Epoca II de Monte Alban. Y hacla e1 norte de esta tierra ductos
de nadie, los sltios tienen ceramica en el estilo del valle de Tehua­
ya no de Monte Alban.
Por 10 tanto, 1a fortaleza de Quiotepec pareceria constituir el Resumen
extremo septentrional de la expansion del Estado zapoteco duran­
te la Bpoca II. La ubicacion de Ia forta1eza era muy estrategica, Durante ]a Bpoca II de Monte Alban, los zapotecos usaron al n1enos
pues una de las principales rutas entre Oaxaca y la cuenca de tres metodos para someter las regiones perifericas a su control. Las
Mexico pasaba por la Canada de Cuicatlan.Al cerrar el paso con zonas deshabitadas 0 casi deshabitadas simplemente se colonizaban.
una fortaleza, Monte Alban no solo tOlno el control de la cafiada, Las con las que Monte Alban tenia relaciones pacificas
sino que impidio 1a expansion hacia el sur de los reinos rivales de probab]emente se anexaron a1 valle de Oaxaca mediante alianzas
Tehuacan, Puebla, Tlaxca1a y la cuenca de Mexico. matrin10niales 0 arreglos economic os de cOllllln acuerdo. Solo las re-
Hacia el sur de 1a fortaleza, Spencer y Redmond excavaron La que se resistieron a 1a incorporacion fueron subyugadas
una conlunidad que puede haber sido castigada por re­ lllediante 1a fuerza militar. Esto exp1ica por algunas la­
belarse a la subyugacion zapoteca. Despues de que La Coyotera se pidas del Edificio J incluyen cabezas invertidas (conlO senal de con­
tras1ado a una parte del piemonte durante 1a Ic-II de Monte nlilitar), n1ientras que otras no.
se convirtio en una cOll1unidad de tres hectareas con edifi­ La Canada de Cuicatlfm, una donde Monte Alban se
cios pllblicos. Frente al monticulo pirarnidal mas grande, Spencer y podia abastecer de frutas tropicales y la valiosa serpentinita, parece
EL EDIFICIO ] Y LA EXPANSK'"JN TERRITORIAL DEL ESTADO 87
86 EL EDIFICIO ] Y LA EXPANSIC)N TERRITORIAL DEL ESTADO

haber sido sometida por la fuerza. En cambio, los valles de Ejutla y


Ruta a Teotihuacan
Miahuatbin parecen haber entrado bajo la hegemonia de Monte
Alban sin evidencia de conflicto, quizas nlediante arreglos
maticos 0 alianzas matrimoniales entre nobles. En el caso de Sola
de Vega, Monte Alban parece sinlpletnente haberlo anexado en­
\ ?\ Quiotcpec

viando colonos a ocupar el valle escasanlente poblado. ~ Cuicatlan

Para de la Epoca Ie, Monte Alban habla logrado pacificar


todos los 2100 de su valle. Durante la Bpoca n lleg6 a dorni­
nar una jerarquia de asentamientos en cuatro niveles -formada Sosola

por una ciudad, seis pueblos grandes y muchas aldeas grandes y


pequefias- y extendi6 su hegemonia hacia zonas que estaban hasta
150 km fuera del valle de Oaxaca. Si se sefialan en un nlapa todas
las provincias donde hubo expansi6n zapoteca, manifestada ya sea
por cambios en el estilo de la ceramica 0 por declaraciones en las
jeroglitlcas, parece ser que Monte Alban estaba tratando de o Ejutla
establecer un "corredor de influencia" norte-sur entre Tehuacan
entrada al Mexico central) y la costa del Padtlco (la entrada a la
c::=J Miahuatlin
Tututepec Oce1otepec
zona tropical). En su apogeo, durante la Epoca II, este corredor
puede haber abarcado 20000 de territorios sonletidos (tlgura
. Este Estado expansionista es 10 nlaS cercano a un inlperio
que alcanzaron los zapotecos. Para 200 el Estado zapoteco a1­
canz6 su l11axinla extensi6n territorial, y ya durante 1a Epoca lIla
o 50 100 km
conlenz6 a encogerse.
Muchos estados pristinos, tanto del Nuevo conlO del Viejo
Mundo, alcanzaron su nlaxima expansi6n territorialtnuy al
de su historia. Este fen6meno se debe a que los estados FIGURA VII.6.Este mapa muestra los I[mites aproximados del territorio controlado,

vencido 0 reivindicado por Monte Alban durante la Epoca II. Es probable

tinos u originarios son los primeros en evolucionar en su regi6n, que la expansion de Monte Alban hacia el norte fuera bloqueada

de nlodo que estan rodeados por conllmidades organizadas aun en por la influencia politica de Teotihuacan. Para la Epoca Ilia el territorio

el nivel de sociedades de jefatura 0 incluso en estructuras mas sinl­ de Monte Alban ya habra empezado a reducirse.

pIes. E1 Estado joven aprovecha esta situaci6n imponiendose sobre


sus vecinos menos organizados nlediante la colonizaci6n, las alian­
zas matrimoniales entre nobles, la presi6n econ6mica 0 la conquis­ estados pristinos de Mesopotamia. Los zapotecos disfrutaron y fOlnen­
ta lllilitar. As! ocurri6 con las regiones de Calakmul y Copan en la taron este tipo de expansi6n durante la Epoca II. Para la Epoca
zona lnaya, con los estados de Wari y Tiahuanaco en los altiplanos muchas regioncs perifericas se habian fortalecido politicamente y
de Peru y Bolivia, con el Egipto dinastico telnprano y con nlUchos pudieron liberarse de Monte Alban y recupcrar su independencia.
LA BPOCA lIlA Y LAS RELACIONES 89

VIII. La Epoca IlIa y las relaciones Teotihuacan era una ciudad l1mltietnica con barrios de gente pro­
entre Monte Alban y Teotihuacan cedente de otras partes de MeSOalnerica. Habia un "Barrio de los
Comerciantes" en el sector oriental de Teotihuacan, donde se han
encontrado viviendas circulares con ceramica de 1a costa del Golfo
y la regi6n maya.Y habia tambicn un Barrio Oaxaqueno, un en­
clave zapoteco que arque6logos ahora Haman Tlailotlacan.

M ONTE ALBAN FUE UNA DE LAS PRIMERAS CIUDADES que surgi6


en el Mexico pero no la {mica. Hacia el norte, en la
cuenca de Mexico, estaba la ciudad n1as grande del altiplano mexica­
Los zapotecos vivian en las afueras de Teotihuacan, hacia el
poniente, a unos tres ki16metros del centro politico de la ciudad,
en un barrio que cubria de una ados hectareas. Los inmigrantes
110: Teotihuacan. Ya sugerimos en el capitulo VII que la expansi6n zapotecos vivian en conjuntos residenciales estandares de estilo
territorial del Estado zapoteco hacia el norte se vio limitada por la teotihuacano, de unos 20 x 50 n1. Hacian ceramica con el
expansi6n de hacia el sur. Cerca de la de local de la cuenca de Mexico, pero de sus piezas tenian la
Quiotepec, en la Canada de Cuicatlan, habia una "tierra de nadie" fornla de las zapotecas -sahumadores, cajetes yapax­
que marcaba la Frontera entre las zonas de de Teotihuacan como las que habrian usado si hubieran estado todavia en
y Monte Alban. Oaxaca.
El arque610go Rene Millon siempre crey6 que Monte Alban Algunos de los zapotecos han de haber sido nliembros de fa­
y Teotihuacan tenian una "rcIaci6n . Esta relacion se ob­ Inilias inlportantes, pen-que fueron enterrados en Teotihuacan en
serva mas claramente durante la nIa de Monte Alban (200­ tun1bas C01110 las que se hacian en Monte Alba.n para la nobleza.
500 d.C.). Durante ese periodo hubo aparenten1ente un Barrio Uno de los sepulcros incluso tenia un nombre zapoteco, el glifo "9
en la ciudad de Teotihuacan, rnientras que en Monte L", en una de las jalnbas de la tumba. Ademas, algunos
monUlnentos que registran visitas de em­ entierros contenian urnas funerarias de tipico estilo zapoteco, para
bajadores teotihuacanos a Oaxaca. honrar a los nobles antepasados asociados con los atributos sobre­
naturales de Lluvia y Maiz VIII.
No sabelnos cuantos zapotecos llegaron a vivir en Tlai10tlacan.
EI Barrio Oaxaquefio en Teotihuacan S610 se ha excavado una parte pequeiia del13arrio Oaxaquerlo, y
tampoco se ha determinado el tamano de la poblaci6n inn1igrante
Teotihuacan pas6 por un de crecimiento espectacular du­ Sin eillbargo, parece ser que el nlunero de zapotecos resi­
rante cI II Y entre 200 y 500 d. C. la ciudad lleg6 a cubrir dentes en Teotihuacan lleg6 al orden de los cientos. Tampoco co­
20 km 2 • Durante esos tres siglos, la ciudad puede haber nocemos las condiciones especificas 0 motivaciones que llevaron a
relaciones con Matacapan en la costa enviado tanl111as estos zapotecos a Teotihuacan. Pueden haber sido con1erciantes,
de nobles a Kaminaljuyu en los altos de Guatemala y extendido oficiales diplomaticos 0 al11bos. Los inmigrantes
sus visitas diplomaticas incluso a ciudades de las zonas bajas mayas, ron enterrando a sus muertos como 10 habian hecho en el valle de
como Tikal en el norte de Guatelnala. Durante la IlIa Teo­ Oaxaca, usando la escritura zapoteca, fabricando urnas,
tihuacan mantuvo con Monte Alban una relaci6n que parece haber practicando la rcligi6n zapoteca y honrando a sus antepasados y
sido pacifica y diplOlnatica. fuerzas sobrenaturales C01110 el

88
90 LA EPOCA TIfA Y LAS RELACrONES LA ~:POCA IlIA Y LAS RELAClONES 91

-=-Monticulo

a
Dos descubrimientos hechos en el Barrio Oaxaqueno

FIGURA VIII.1.
de Teotihuacan. a) Jamba de tumba de piedra, esculpida con el dfa-nombre

zapoteco "9 L" b) Urna funeraria zapoteca que representa a un hombre

que ostenta su nombre, "8 Maiz", arriba de la frente.


FIGURA V1I1.2.Plano de la Plataforma Norte de Monte Alban, donde se han

encontrado varios objetos que demuestran el contacto con Teotihuacan.

Las flechas indican las rutas hacia la zona mas privada de la plataforma,

el pequeno patio rodeado por los Templos d, e y g. AI noreste se halla

La Plataforma Norte
el Montfculo X, donde se encontr6 la Lapida de Bazan (vease figura VillA).

en Monte Alban
Las tumbas reales se indican con una "T" y un circulo negro.

Durante la Epoca IlIa, las familias reales de Monte Alban vivian Desde este p6rtico elevado se puede ITlirar hacia dentro del
sobre Ia Plataforn1a Norte, rodeadas por sus sirvientes y ayudantes Patio Hundido, un area de 60 x 60 ITl donde evidentemente se
(figura VIII.2). Esta zona de Monte Alban contiene un con1plejo realizaban distintos rituales. El Patio Hundido era tan profundo (4
realmente impresionante de edificios. Incluso el visitante actual que s6lo los testigos parados sabre su borde podian haber observa­
que camina entre estas estructuras puede percibir 1a dificultad de do los rituales realizados en su interior.
acceso e intimidad de esta zona. Hacia el noreste se ven tres templos -las estructuras d, e y
Para llegar a la Platafornla Norte hay que subir la escalinata ,{!-, que delimitan el patio mas privado de la ciudad de Monte
mas ancha de Monte Alban (y una de las mas anchas de IaAmerica Alban. Esta zona era probablenlente donde Ia familia realllevaba a
prehispanica): casi 38 n1 de ancho. Al terminar la escalinata, se pasa cabo sus rituales religiosos mas intin10s.Richard Blanton fue el
por un p6rtico cuyas colUlnnas macizas probablemente sostuvie­ primero en observar, a partir de su estudio de la circulaci6n de
ron alguna vez un techo. trafico, que este patio es el Dunto mas inaccesible de la ciudad.
92 LA EPOCA IlIA Y LAS RELACIONES LA EPOCA IlIA Y LAS RELACIONES 93

En la Platafornla Norte tan1bien se han encontrado, desplles del valle de Oaxaca. El tipo de mica 1Ilas comun en la Platafornla
de muchos ailos de excavaci6n, objetos importados de Teotihlla­ Norte es la biotita, de color entre cafe y negro. ~Que lucian los
can, as! como imitaciones locales de vasijas cillndricas con pies zapotecos con toda esta cantidad de mica cllando tcrnlinaban de
huecos de estilo teotihuacano (figura VIII.3). De hecho, uno de los cortarla y procesarla? Una posibilidad es que enviaran una parte a
estilos de ceramica de la Epoca lIla de Monte Alban, elaborado Teotihuacan, donde se usaba para adornos y ofrendas en complejos
con barro amarillo y Ham ado Tipo A3 por Bernal y Acosta, residenciales como los conjuntos Viking y Xolalpan. En 1944 el
es identico a la cerarnica "Anaranjada Delgada" de Teotihuacan. arque610go Pedro Arn1illas escribi6 10 siguiente acerca de la nlica
Otro articulo inlportado fue una estatuilla de piedra verde, similar de Teotihuacan:
a las estatuillas de piedra encontradas en Teotihuacan. Algunos de
estos objetos pueden haber sido regalos de los gobernantes de Teo­ Un deseubrimiento muy sorprendente se hizo durante la
tihuacan a los de Monte Alban. cion de 1942. En un interior del edificio [que se localiza
Las excavaciones realizadas hacia el este de la Platafornla Nor­ unos 300 111 al suroeste de la Piramide del Sol], debajo de un piso y una
te, cerca de la playa de estacionamiento actual, han revelado evi­ eapa de grava de 20 em de espesor, se eneontro una capa de laminas
dencia de corte y procesamiento de mica. El uso de la nlica es lImy de mica en toda la extension del patio meneionado I...] que
antiguo en el valle de Oaxaca e incluso los pueblos mas antiguos, sirvieron estas enormes capas de mica? La delicadeza del material
corno San Jose Mogote, participaron en el corte de mica en formas hace muy dudoso que hubieran servido como piso transitable antes
geonletricas. Distintos tipos de 1Ilica abundan en los 70 kn1 de roca de ser recubiertas. Se penso, en consecnencia, que se trata de una
1IletalIl()rfica preCa1Ilbrica que corren sobre el costado occidental ofrenda ritual [... ] Revuelta en el escombro que cubrian los restos
de las construcciones superiores del Patio I se encontro una enorme
cantidad de mica dcsmenuzada, que con seguridad procede de las
destrucciones del C'stuco de las paredes en cuya composici6n entra
aquel material. Laminas irregulares pero con algun borde
cortado a prop6sito, iguales a las de las capas a que me he referido, se
encontraron tambien en rque se localiza unos 600 m al
este de la Piramide del Sol].

Arrnillas observa que la 11lica se usaba tanto para decorar las


paredes de los edificios como para adornar grandes incensarios,
cortada en distintas fonnas. Sin elnbargo, para relacionar definiti­
F,GURA VIII.3. Estas vasijas muestran
varIlente con Teotihuacan la mica procesada en la Platafonna Nor­
la influencia de Teotihuacan en
Monte Alban. a) Trfpode cilfndrico te de Monte Alban, los futuros investigadores tendran que realizar
con soportes en forma de pies de un analisis quimico. S610 estos analisis podrcln revelar si la Illica
losa. b) Cuenco con base anular encontrada en los conjuntos Viking y Xolalpan es el misrIlo tipo
en ceramica "Anaranjada
Delgada" (Tipo A3 de de biotita que se trabajaba en la Plataforma Norte de Monte Alban,
Monte Alban). y estos analisis aun estan por hacerse.
94 LA BPOCA IlIA Y LAS RELACIONES LA BPOCA IlIA Y LAS RELACIONES 95

La Lapida de Bazan pies. Estos glifos indican que el teotihuacano se l1amaba "8 E", mien­
tras que eI se llalnaba "3 E" (de acuerdo conAlfonso Caso).
Un aparente vinculo entre Monte Alban y Teotihuacan aparece en Anlbos nonlbres fueron tonudos del calendario ritual de 260 dias.
una lapida de piedra hermosamente grabada y hal1ada en Monte Cada figura de ]a lapida esta acompaihda por una columna de
Alban. La Lapida de Bazan as! porque la encontro Mar­ jeroglificos que parecen componer una narracion hist6rica 0
tin Bazan, el colaborador de Caso- fue recuperada en el costado tica. En e] texto se hace referencia dos veces a la ciudad de Teoti­
oeste del Mondculo X,justo al noreste de la Platafornla Norte huacan: una vez en 1a posicion A6 (columna A, glifo 6) mediante el
(figura VIII.4). tocado dpico de un embajador teotihuacano (que Clara Millon
En 1936 Caso describio la Lapida de Bazan con10 "uno de los llamo "tocado de borlas"), y otra vez en la posicion B4 (colmnna
nlaS importantes hallazgos de esta telnporada". Agrego que" es una B, glifo 4) con una sandalia teotihuacana. EI viaje se representa con
de alabastro 0 tecali [travertina de ca]idad fina] en la que huellas hununas de pie en las posiciones A 7 y nlientras que el
aparecen las figuras de dos dioses con sus nombres de jerogHfi­ discurso florido 0 diplonlatico se indica con volutas que salen de
cos ..." Ahora sabemos que estas figuras no eran dioses, sino perso­ una cabeza en 1a posicion AS. En AS aparece un incensario zapote­
nas cuyos nombres fueron registrados en esta lapida porque de­ co y en A4 una luano que sostiene un frijol conlO los que usaban
sempefiaron una funcion historica en las relaciones entre Monte los zapotecos en la adivinacion. Entre los del11as jeroglificos de la
Alban y Teotihuacan. Del Iado izquierdo de Ia Iapida venlOS un lapida hay de nunos, C01110 los que usaban los sistemas de
hombre vestido conlO teotihuacano; sostiene una bolsa de copal escritura tanto maya como azteca para producir verbos de accion.
(incienso) en una nuno. Dellado derecho venl0S a un noble zapo­ Es probable que algunos de estos signos tambien fueran verbos en
teco vestido en traje de jaguar. Los nombres jeroglificos de ambos 1a escritura zapoteca.
personajes estan incorporados en "glifos de cerro" debajo de sus Si bien no podemos leer pIenanlente los 16 glifos de la Lapida
de Bazan, el texto parece ser un registro permanente en piedra de
un acuerdo alcanzado por de Teotihuacan y Monte
Alban. Estos representantes pueden haber viajado, tenido un en­
F,GURA VillA. La
de Bazan muestra a un cuentro, consultado con adivinos y quemado incienso para dade a su
embajador de acuerdo un contexto cOlllpletanlente sagrado. Este tipo de ritual es
Teotihuacan probablenlente una de las nlaneras en que Teotihuacan y Monte
reuniendose con un
senor zapoteco vestido Alban conservaron sus relaciones diplo111aticas padficas.
de jaguar. EI texto
jeroglifico cuenta que
viajaron, hablaron y
quemaron incienso. Los
Las ofrendas en los tetnp10s

acuerdos a que lIegaron del Edificio I en Monte Alban

se consideraron 10
suficientemente
Se han encontrado regaIos y ofrendas teotihuacanos en cajas
importantes para
quedar registrados en deb~o de los pisos de varios tenlp]os del Edificio I de Monte Alban.
piedra. Caso encontro una ofrenda con una urna esplcndida que repre­
96 LA EPOCA IlIA Y LAS RELACIONES LA EPOCA IIlA Y LAS RELACIONES 97

sentaba a Cociyo, y dentro de la urna encontro 24 figurillas de


piedra verde. Caso dijo en 1938:

La ofrenda consistia en una urna de gran tamano y dos vasos, uno de 2


e110s con eljeroglifico del d:fa "3 J" [3 Maiz]. En cl vaso 1
se encontr6 un precioso idolillo finamente pulido y con una
Plataforma

@-JJ1
tecnica de escultura en la que se observa gran estudio de la anatomia;
ademas 2 pequei10s caracoles. La urna estaba material­ t
N
mente pues habia dentro de ella 24 idolillos de piedra verde, de
tipo teotihuacano, uno de e110s roto y pegado por los mis1l1os zapo­
I
Sur
tecas, 2 orejeras de jade de gran tamaflO y un collar con cuentas de
y otras piedras verdes r... J Por su riqueza y por la belleza del
Estela Estcla B
idolillo de jade, la ofrenda del templo I es una de las mas importantes
encontradas hasta ahora en Monte Alban.

~Que significaba esta ofrenda? Quizas un importante noble


zapoteco llamado 3 Maiz fue honrado con esta ofrenda, 0 quizas Este plano de la Plataforma Sur de Monte Alban muestra
FIGURA VIII.5.

3 Maiz era el nombre de un antepasado noble venerado, en cuyo las ubicaciones originales de las Estelas 1 a 8 y de la Estela Lisa.

honor se dedi co un nuevo tenlplo. Los articulos "de tipo teotihua­


cano" encontrados en la ofrenda pueden haber sido regalos, ya sea muy importantes porque son caracteristicas de la Epoca IlIa. Cada
enviados por Teotihuacan 0 colocados aqui por embajadores teoti­ ofrenda contenia 10 conchas de ostion espinoso (cinco de Spon­
huacanos que asistieron a la dedicacion del ternplo. princeps y cinco de Spondylus calcifer) , 10 caracoles (Oliva porphy­
y siete cuentas de jade. En Teotihuacan se han encontrado ofren­
das similares, tambien con ostion espinoso y cuentas de
Las estelas de la Plataforma Sur Las estelas originales de 1a Plataforma Sur han sido retiradas
para su proteccion. Lo que ve e1 visitante actual son replicas empo­
En algtlI1 rnomento durante la Epoca IlIa, un gobernante ZalJot:eco tradas en la platafoflna.
Hamado 12 Jaguar ascendio al poder en Monte Alban. Parte de su La Estela 1, en la esquina norcste de la plataforma, muestra al
ritual de ascension fue la dedicacion (0 rededicacion) de la Plata­ gobernante 12 Jaguar sentado en su trono; lleva pucsto un traje de
fonna Sur, una enorme estructura piramidal en el extrema sur de jaguar y porta una lanza VIII.6). El texto jeroglifico asociado
la Plaza Principal de Monte Alban (vease figura VIILS). En ese mo­ se refierc a su asccndencia divina, sus peregrinaciones y sus adivi­
mento se encastraron en las paredes de 1a platafonna por 10 menos naciones. Ocultas en la cara inferior de la Estela 1 hay representa­
nueve estelas (ocho de ellas grabadas). Debajo de tres de las esqui­ ciones de cuatro embajadores, uno de los cuales (llalnado 9 .Mono)
nas del edificio se encontraron G~as de ofrenda. La presencia de una aparece saliendo de un templo decorado al estilo de varios templos
olla era opcional, ya que falto en una de las ofrendas. Estas ollas son de Teotihuacan. Esta escena se ha interpretado en el sentido de que
98 LA EPOCA IlIA Y LAS RELACIONES

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F,GURA VIII'?'La Estela 8

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J
(Plataforma Sur)
muestra a un
prisionero con los

~(
8~C8i~i',\~~ lJd(
brazos atados detras
'Jcrn de la espalda.

~\~4~r~ \~~)~
\'L~-_)\-.:dc --- -- -
(!PH!
~!

La Estela 1 (Plataforma Sur) muestra a un gobernante zapoteco

--------7::1-_
F,GURA V1I1.6. Estela 1
. sentado en su trono.

-~ •... ~
l.rl. ~ ,ln~
~ ©
©cc© ~
9 Mono viajo desde Teotihuacan. Hay una version nlas elaborada
de esta escena "diploillatica" grabada en la cara inferior de otra es­
tela,la llaillada "Estela Lisa" (en la esquina noroeste de la platafor­
a d
ma). Tanto en la Estela 1 COlllO en la Estela Lisa el eillbajador que
aparece retirandose de un tenlplo de estilo teotihuacano lleva el Estela Lisa
nombre 9 Mono. Estos eillbajadores de Teotihuacan pueden haber
ido para asistir a la dedicacion de la Platafornla Sur.
Las otras estelas colocadas en las paredes de la Plataforma Sur
-Estelas 2,3,5,6,7 Y 8- 11luestran prisioneros militares con las
manos atadas detras de la espalda. Es probable que se tratara de pri­ a b d

sioneros que fueron sacrificados en la inauguracion de 12 Jaguar.


F,GURA VIII.B. Escenas esculpidas en los bordes de la Estela 1 y la Estela Lisa

Algunos incluso pueden haber sido prisioneros de las propias campa­ en la Plataforma Sur. En la Estela 1, en c) se ve c6mo una persona lIamada

iias militares de 12 Jaguar. En algunos casos, los prisioneros tienen 9 Mono deja un rastro de huellas que muestran que viaj6 desde un templo

"glifos cerro" debajo de los pies, quizas para indicar sus regiones decorado en estilo teotihuacano. En la Estela Lisa, en a) se ve a 9 Mono vestido

de embajador como parte de una delegaci6n de cuatro visitantes que se reunieron

de procedencia (figuras VIII. 7 Y VIII. 8). con un noble zapoteco (en e) .

...

LA EPOCA TIIA Y LAS RELACIONES lOI


100 LA EPOCA lIlA Y LAS RELACIONES

Resutnen que incluso durante el apogeo de Monte Alban una parte conside­
rable de la ceramica se producia en pueblos y aldeas del valle.
Otro contraste es que Monte Alban era una ciudad ~u.. a'u.a,
l1lUCho por hacer para especificar los distintos tipos .'-\..H. l ....

de relaciones que hubo entre Monte Alban y Teotihuacan, y como pero no Teotihuacan. La ciudad zapoteca tenia alrededor de tres
estas relaciones fueron cambiando con e1 Los datos que kil(nnetros de murallas defensivas sobre sus laderas mas suaves, por­
hemos revisado en este capitulo nos dan una idea acerca de 10 es­ que las mas pronunciadas cOllstituian una defensa natural. En Teo­
que fue la relacion entre las dos ciudades. Monte Alban tenia tihuacan no se ha encontrado evidencia alguna de que hubiera
de Bazan en el Monticulo asi como articulos teoti­ habido una muralla. investigadores sostienen que como la
huacanos en ofrendas del Edificio I y la Plataforma Norte, y habia ciudad tenia nlaS de 100000 habitantes esta inmensa poblacion por
escenas de embajadores teotihuacanos en las estelas empotradas en SI misrna inhibia cualquier ataque. Dellnisnlo modo, durante la
las esquinas de la Plataforma Sur. Por su parte, Teotihuacan tenia Epoca n I de Monte Alban cuando la ciudad alcanzo los 20000­
un Barrio Oaxaqueno y haber importado mica n'lV"r111lpr.'l
30000 tambien se expandio mas alli del area dclimitada
para los conjuntos Viking y por sus muros defensivos, quizis porque su tal1lanO ya era
Deben mencionarse ciertas diferencias significativas entre estas suficiente para disuadir cualquier ataque.
dos grandes ciudades. Monte Alban no tiene un trazado rectilineo Hasta donde puede revelar la informacion arqueologica actual,
ni ortogonal, ni su crecimiento presenta un patron aparentemente de las dos
LlULj;;I.Ula tomo nunca la dclantera ni domino a
lineal ni EI sistema de caminos de Monte Alban no la otra. Esta diplonLacia y aparente Inutuo resulta contras­
lleva hacia la Plaza Principal, sino que deserllboca en aberturas en tante con 10 que ocurrio en otras epocas y lugares de Mesoanleri­
los nluros defensivos, por donde conecta la ciudad con los cerros ca, donde en general las agendas expansionistas y de
vecinos y el fondo valle. En calnbio, Teotihuacan estaba cons­ conquista.
truida sobre un plano en cruz cuyos principales eran una calle
en sentido este-oeste y la conocida Calzada de los Muertos, que
corre en sentido norte-sur. Estas dos avenidas llevaban directanlen­
te a la Hamada Ciudadela, que estaba en el centro adlllinistrativo de
la ciudad.
Otro contraste entre Monte Alban y Teotihuacan es que la pri­
mera no era principahnente un centro comercial ni notoriamente
multietnica, mientras que la segunda era ambas cosas. Teotihuacan
concentraba a sus artesanos en talleres y en conjuntos residenciales
donde cientos de trabajadores COIllpartian una artesania. En cam-
Monte Alban puede haber recibido much os de sus articulos lna­
nufacturados de pueblos y aldeas en otras partes de Oaxaca. Si bien
Monte Alban tenia sin duda tejedores y cortadores de
piedra, sus gobernantes no concentraron a cientos de artesanos dentro
de la ciudad. Los estudios de Feinman, por ejemplo, n1uestran
EL APOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III 103

IX. 1;1 apogeo de Monte Alban: ~.,~


Epoca III - ,

-.
ill

"
G)
Cerro
• Atzompa

l-------l
300m

ONTE ALBAN LLEGO A SU Al'OGEO durante 10 que los arqueo­


M logos llaman el Periodo CLisico, aproxim.adan1ente entre El Gallo
200 y 750 d.C. Las diferencias de estilo en la ceran1ica de este pe­
riodo nos pernliten dividirlo en CLisico Ternprano CEpoca IlIa, \
200-500 d.C.) y CLisico Tardio CEpoca IIIb, 500-750 d.C.).
De acuerdo con la informacion disponible, la poblacion de la
ciudad de Monte Alban alcanzo su punto maximo durante la Epoca .~
. ,:P­
III. De esta epoca data la forma final de la Inayoria de los edificios " M~":lte"'"
Alban
que hoy se yen en su Plaza Principal. Muchos de estos edificios pa­
Chico
saron por etapas anteriores, pero Caso, Bernal y Acosta decidieron
consolidar con cen1ento 1a etapa mas reciente y mejor preservada,
que a Inenudo resulto pertenecer a la Epoca IIIb.
FIGURA IX.1. Monte Alban durante la Epoca Illb, cuando todas las cumbres
Ya fuera por crecimiento interno, formacion deliberada de
estaban ocupadas, desde Cerro Atzompa hasta Monte Alban Chico. Los cfrculos
nucleos urbanos 0 atraccion de nuevos grupos de las zonas aleda­ color gris oscuro son las terrazas en cuya superficie hay tepaicates diagnosticos
nas, Monte Alban alcanzo su poblacion nlaxima estitnada de 25000 de la Epoca Illb.
a 30000 habitantes durante la Epoca IIIb. Para entonces, la pobla­
cion habia rebasado por nmcho los linlites de sus antiguos muros
defensivos y se habia extendido a todos los cerros cercanos. El cerro sacerdotes zapotecos se llamaban copa pitclO 0 bt~mla (vease capitulo x).
de Monte Alban tenia 730 terrazas habitadas; su extensi()11 al este, Se dice que los sacerdotes pasaban gran parte de su tiempo en la
Monte Alban Chico, tenia otras 44. Mogotillo tenia siete terrazas habitacion interna de los telnplos. ~Por habia tantos templos?
ocupadas y El Gallo otras 85.Al norte, d Cerro Atzompa tenia 300 ~Mantenia cada familia noble 0 segmento social de Monte Alban
terrazas habitadas, adem as de un grupo realmente impresionante el suyo propio? ~Se usaba cada templo para una ceremonia dife­
de piramides y otros edificios publicos. Atz01npa tambien tenia su rente? ~Tenja su propio templo cada deidad 0 antepasado deificado?
propio sistema carretero (figura IX. La diversidad de los telnplos zapotecos se ve reflejada en una
Si can1inan10s actuahnente por 1a Plaza Principal de Monte serie de maquetas 0 modelos miniatura de los ternplos, en l".'-"i\.'i,aJ.

Alban, llama la atencion el numero de templos, aunque esto no es hechos de piedra (figuras IX.2 a Estas maquetas se han encon­
de extrafiar, pues algunos docmnentos espanoles nos dicen que los trado tanto en Monte Alban C01no en otros sitios importantes de
zapotecos tenian muchos ternplos en el XVI, asi como nume­ la III. Algunos modelos n1uestran ten1plos con techos deco­
rosos sacerdotes para atenderlos. A la llegada de los espafioles, los rados en un estilo que los arqueologos llaman "doble escapulario",

102

~
EL APOGEO DE MONTE ALBAN: BPOCA Iff 105

FIGURA Algunas maquetas de Maqueta de


FIGURA IX.4.

zapotecos. a) Muestra piedra de un templo


un templo cuyo techo presenta dedicado a un antepasado
el "doble escapulario" tfpico de noble cuyo nombre
la Epoca III. b) Muestra un calendarico era "3 E".
templo cuya entrada se cierra
usando una cortina hecha con
cientos de olumas de ave.

tanlbien usado en las barandillas de las escaleras de los templos.


Otras rnaquetas sugieren que los tenlplos se cerraban usando cor­
tinas hechas con cientos de plumas de ave. La Inaqueta de la figura
IX.3, que se reporta fue encontrada en Monte Alban, muestra c6nlO
el doble escapulario decora el techo y la platafornla que soporta el
templo. Encima del techo se ve el glifo "1 L", probablemente el nom­
bre de un antepasado noble representado en el techo. Otro nlOde­
10 nluestra el nonlbre "3 E" en la entrada, 10 cual sugiere que este
ternplo tambien podria estar dedicado a la veneraci6n de un antepa­
sado noble. Si a cada gobernante muerto se Ie dedicaba un templ0, se­
ria mas facH entender por que hay tantos. Los zapotecos invocaban
FIGURA IX.3. Maqueta nombres de gobernantes nluertos en sus oraciones, pues los ante­
de piedra de un
pasados nobles se volvian intermediarios entre sus subditos y las
templo dedicado a un
antepasado noble grandes fuerzas sobrenaturales, como el Rayo.
cuyo nombre Ademas de los ritos privados realizados por los sacerdotes en
calen darico era "1 L". las habitaciones internas de los templos, es posible que tambien
existieran ritos y ceremonias publicas. La Plaza Principal habria
sido la sede de l11uchas ceremonias publicas: inauguraciones, sacri­
ficios de prisioneros enemigos, sangrados rituales, danzas y tal vez
la ingesta de plantas alucin6genas y bebidas embriagantes como el
pulque (savia de nlaguey fermentada).
106 ELAPOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III EL APOGEO DE MONTE ALDAN: EPOCA III 107

Cuando llegaron los espanoles, la inlportancia de Monte Al­ se luantenian separados porque solo se permitian los matrimonios
ban habia disminuido. No obstante, los espanoles presenciaron entre mienlbros de un nlismo estrato.
muchas cerenlonias religiosas zapotecas en otros pueblos del vane
de Oaxaca. Algunos docunlentos del siglo XVI describen como los El estrato superior
zapotecos del valle sacrificaban ninos, bebian y bailaban por la no­ El estrato superior zapoteca incluia los linajes reales, los linajes de no­
che. Tambien narran conlO los pobladores de Macuilxochitl se saca­ bles mayores y los linajes de nobles menores. Un senor hereditario
ban sangre de la lengua y las orejas, bailaban y bebian hasta em­ se denominaba coqui, y su esposa, xonaxi. Para distinguir a un gran
briagarse. Asi describe Pedro Perez de Zaluora a los habitantes de senor 0 rey (coqUitclO) de un senor luenor (coqui) se utilizaban sufijos
Teitipac: "Sacrificavan perrillos e yndios esclavos [... J e despues aumentativos como tao. Los nobles mayores se den Olninaban joana
que hazian algun sacrificio tenian por costumbre bailar e o xoana, y los nobles luenores, xoanahuini, con el sufijo diminutivo
ynbriagarse con unos hongos en tal nlanera que vian Iuuchas bi­ huird. Habia muchas gradaciones dentro del estrato superior.
siones e figuras espantables". Los linajes reales de muchas civilizaciones rnesoamericanas an­
La gran cantidad de templos en la Plaza Principal de Monte tiguas decian descender de una pareja selnidivina que habia vivido
Alban sugiere que este era un buen Iugar para las cerenlonias Pll­ en un pasado nlitologico. De esta pareja semidivina recibian los
blicas. Cerca de varios tenlplos hay altares, adoratorios y platafor­ gobernantes su derecho hereditario a gobernar. Por ejemplo, algu­
nus, 10 cual habria pernlitido que varios rituales se realizaran a la nos reyes 111ixtecos del norte de Oaxaca decian descender de un
vista del publico. Sin duda, en otras epocas la Plaza Principal habria hombre y una mujer primordiales, ambos llamados 1 Venado.
sido un lugar sagrado y privado, 10 cual conflrma su distancia de los Se piensa que ellinaje real que goberno Monte Alban durante
caminos principales. Sin elnbargo, cuando quedaba a disposicion la Epoca III afirnuba descender de una pareja prinlOrdialHal1uda
de los gobernantes de Monte Alban, la Plaza Principal podria ha­ Senor 1 Jaguar y Senora 2 Maiz. Una nlanera de honrar a esta pa­
berse convertido en sede de ceremonias autorizadas y patrocinadas reja venerada era tallar sus nonlbres jeroglificos en numerosos
por el Estado. Es probable que el nUlllero de individuos presentes vasos de ceranlica, cuya fonna sugiere que se usaban para tOl1ur
en las ceremonias haya sido muy alto. Se ha estimado que si la Plaza bebidas rituales (figura IX.S). En Monte Alban y otros lugares del
Principal se Uenara, podrian caber unas 15000 personas (la Initad valle de Oaxaca se han encontrado vasos pares grises con los nom­
de ]a poblaci6n de la ciudad). bres 1 Jaguar y 2 Matz. Aunque a menudo se trata de un par de
vasos, en ocasiones el alfarero literal mente unia dos vasos en una
sola pieza.
Reconstrucci6n de la sociedad En el capitulo VIII vimos que una de las estelas de la Platafor-
Ina Sur de la Plaza Principal de Monte Alban representa a cuatro
~C6mo era la sociedad de Monte Alban durante el apogeo de la embajadores de Teotihuacan. En la estela, los elnbajadores se reunen
Epoca III? Las descripciones espanolas los zapotecos en el siglo con un senor zapoteco en un lugar Hamado El Cerro de 1 Jaguar.
XVI nos ofrecen algunas pistas. En ese 1110mento, la sociedad zapo­ 2Es el nombre una simple coincidencia? sera que Monte Alban
teca consistia de al menos dos estratos: un estrato superior de nobles propio -el cerro principal de la ciudad- fue nombrado asi en
hereditarios y un estrato inferior de plebeyos. Si bien dentro de honor dellegendario y senlidivino senor 1 Jaguar?
cada estrato habia gradaciones de estatus, en general, am bos grupos

108 EL APOCEO DE MONTE ALUAN: EPOCA 1lI


EL APOCEO DE MONTE ALBAN: EPOCA 109

de sus ocupantes. Los plebeyos ordinarios vivian en una casa senci­


11a llalnada yoho. Un senor 0 coqui residia en una quehui, "casa real",
probablenlente un palacio menor. El (oquitao 0 gobernante supreillo
vivia en un quihuitao, "palacio real hern10so". En ocasiones, este
no solo servia de residencia real sino tambien de sede para
asuntos de gobierno:reuniones con visitantes extranjeros,adtninistra­
cion de gobierno, recepci6n de invitados y tOlna de decisiones. El
desafio de los arqueologos es identificar las plantas de los distintos
tipos de residencias en las ruinas de Monte Alban.

EI palacio de gobierno

Al parecer, ademas de la residencia personal donde vivia con su


FIGURA IX.5.Vasos pares en ceramica gris labrados con los nombres calendaricos
familia y sus sirvientes, el gobernante suprenlO de Monte Alban
de la pareja fundadora primordial, Senor 1 Jaguar (izquierda)
presidia un "palacio de gobierno", donde podia reunir a sus aseso­
y Senora 2 Maiz (derecha).

res y a los dignatarios visitantes para discutir asuntos de Estado.


Este palacio de gobierno ocupaba la mitad sur de la Platafonna
EI estrato inferior
Norte, que como ya vin10s tenia tres caracteristicas inusuales e inl­
Al estrato inferior pertenedan plebeyos de varios tlpos, cOlno ciu­
presionantes: una imnensa escalera con alfardas que conduda a la
dadanos libres, siervos e incluso esclavos (a menudo prisioneros de
parte alta de la plataforma, el enornle Patio Hundido y un portico
guerra). Dentro de este estrato habia varias gradaciones la
cuyo techo descansaba sobre unas colunmas de piedra maciza (fi­
profesion, la riqueza y e1 prestigio. Los mienlbros del estrato supe­ gura IX.O).
rior se casaban con otros mielnbros del n1ismo estrato para garan­ El Patio H undido mide mas de 50 n1 de ancho y es tan pro­
tizar que sus hijos heredaran titulos nobiliarios. Sin embargo, un
fundo que nadie parado en el patio podia verse desde la Plaza
plebeyo que fuera un cOlnerciante adinerado podia vivir casi tan
Principal. Caso dice acerca del Patio Hundido: "Se descubrieron
bien con10 un noble menor. Esto les dificulta a los arque610gos
todos los detalles de los otros lados del oatio. Se li1110i6 tambien la
establecer si determinadas residencias 0 turnbas -las que parecen
escalera dellado sur. Al practicar la
de una elegancia "intennedia" entre las de falnilias reales y las de
en 1a que renlata la escalinata que desciende del montlculo 1>, se
familias evidentemente plebeyas- pertenedan a nobles Inenores
descubrieron cuatro piezas de jade color verde manzana, de calidad
o a plebeyos adinerados.
superior". Alt,Tt1I1as de estas finas piezas de jade parecen importadas
del este -quizas de Chiapas 0 Guatemala- porque su tallado corres­
Las residencias de cada estrato
ponde al estilo y a los tenlaS tipicos del jade maya. Este comercio a
Algunas fuentes espafiolas del siglo XVI indican que los zapotecos
distancia de jades be11alnente tallados sugiere que la Platafor­
tentan una jerarquia graduada de residencias, basada en el estatus n1a Norte era el escenario donde la realeza zapoteca recibia jades

lIO EL APOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III EL APOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA HI III

El Edificio S era un quehui importante IX. 7). Se ubica


allado este de la Plaza Principal, cntre los Edificios P y Q. A veces
llanIado "El Palacio" en las guias turisticas, consiste de una residcn­
cia de 25 111 de lado, originalmente dividida en 10 0 mas cuartos
dispuestos alrededor de un interior. Su muro cortina, sus ban­
cas para donnir y sus cuartos esquineros en fOrIna de L son ele­
mentos arquitectonicos ripicos zapotecos.
Algunos de los palacios residenciales conocidos de
Monte Alban son los que recibieron su nonlbrc de las tumbas fa­
mosas ubicadas b;1jO el de sus patios, con10 las Tun1bas 103,
104 Y 105 (figuras IX.S y IX.9). Todos cstan al norte 0 al este de la
Platafonna Norte. En todos los casos, las tumbas se construyeron
antes que cl palacio, y luego se agregaron escaleras que conducen al
patio del edificio. Esto permitia que los descendientes del si­
viviendo en el palacio y los vivos bajaran las escaleras para
rr1111'1""11

haccr ofrendas 0 agregar rnicmbros de la funilia a la tumba. A par­


tir de este periodo, la "tumba de familia noble" zapoteca se convir­
FIGURA IX.6. EI Patio Hundido en la Plataforma Norte.
tio en un rasgo cOlnun de la arqueologia del vane de Oaxaca.

de rcgalo y despues los usaba C01no ofrendas en (CmplOS y en cscon­


dites debaio de los pisos de patios, escaleras y edificios.

Palacios residenciales

Monte Alban tambien tenia palacios de varios cuartos (quemll) con


una funci6n 1naS residencial en la Plaza Principal (Edificio S) y en
Patio
las terrazas al norte de la Plataforma Norte (C0111O EI Palacio de la
Tumba 1(4). Estos edificios se construyeron con adobe sobre una
base de malnposteria de piedra, y estaban divididos en una serie de
cuartos alrededor de un patio interior. Entre sus caracteristicas tl­ Edificio S,
FIGURA IX.7.
un palacio en el lado
estaban los cuartos esquineros en fonna de Leon baneas para este de la Plaza
donnir y un "nlUro cortina" detras de la entrada principal, que Principal en Monte
ofreda cierta privacidad al illlpedir que los paseantes vieran el in­ Alban.
SIll
terior de la residencia. -.....N­

FIGURA IX. S. Palacio del gobernante zapoteco cuyo cuerpo fue enterrado
en la Tumba 105. La entrada a la tumba es la pequeña abertura cuadrada Lámina 1. El cerro de Monte Albán (al fondo) visto desde San José Mogote , centro
en el patio central. de una jefatura que proporcionó la mayoría de los fundadores de Monte Albán .

Detalle de un mural policromo pintado en la pared de la Tum ba 105.

FIG URA IX. 9


Aquí aparecen dos nobles: una mujer (izq uierda) y un hombre (derecha).
Lámina 2. La Plaza Principal de Monte Albán, rodeada por terrazas residenciales
en las laderas del cerro.
Lámina 5. El juego
Lámina 3. Ruinas de un templo de dos habitaciones en el Montículo X. de pelota sobre el
costado oriental de
la Plaza PrincipaL

Lámina 6. La célebre" máscara


de murciélago" de jade
hallada en un entierro
cerca del adoratorio hundido
en la Plaza PrincipaL
Lámina 4 . El Edificio J en la Plaza PrincipaL
.

EL APOG EO D E MONT E i\Ll3ÁN : ÉPOCA III 11 3

Al noroeste de la Plataforma Norte se encuentra un m ontícu­


lo que tiene un dintel con j eroglíficos. C aso lo llamó "Montículo de
la Piedra Labrada" (figura IX. IO) . Según Caso, "el montícul o está
co locado en el ángulo de una terraza que se prolon ga al N .W. de la
P latafo rma N o rte y en la explanada que queda entre ésta y el
montícu lo de las Tumbas 102, 103 Y 107 se enc uentra el sistema
de constru cc iones qu e tiene como ed ific io principal el de la Tum­
ba 104" .
Ahora veamos alguna s de las tumb as qu e yacen baj o l'stos pa­
lacios . En la an tesa la de la Tumb a 103 , Caso encontró una gran
urna funeraria poli crom a pintada co n la fi gura de una xOl1ax i ve­
nera da. E n palabras de Caso:

Ll eva un trenzado de color azu l, deco rado con ocho cuentas de ba­
rro qu e representan chalc hihuites o turquesas . Está sentada sobre sus
piernas y tiene las manos sobre el vientre. Su huipil es de color ama-

Lámina 7. Adornos de oro de la Tumba 7 de Monte Albán .

El plan o del "Cementerio Norte ", más allá de la Plataf orma Norte,
FIGURA IX.10.
muestra las Tumbas 1 03 Y 104, así como el Montículo de la Piedra Labrada .

Lámina 8. Objetos de oro y cristal de roca de la Tumba 7 de Monte Albán .


II4 ELAPOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA Planta de la
FIGURA IX.11.
Tumba 104. En gris se
muestran las ofrendas de
riUo con orIa roja; la cara la tiene de color y el pelo es amarillo. vasijas en ceramica.

Junto con la urna apareci6 una oBa con doble asa decora­
da al frente con la cabeza de Cocivo [... J un va.<;o cillndrico negro pu­
lido, y unos de cajete con decoraci6n policroma al fresco.

La Tmnba 103 tenIa cinco nichos en los llluros laterales y tres


en el llluro del fondo. Los muros estaban pintados de muchos co­
lores y en la tumba se encontraron objetos fabulosos, entre elIos un
Inaravilloso jade que Caso identific6 como Glifo F Ave y que ser­
via de pectoral. En tres puntos dentro de la los asistentes de
Caso, Martin Bazan y Jorge Acosta, encontraron Inosaicos de jade,
cuentas de (una en forma de calabaza) y una gran de un
centimetro de diametro.
AI sureste de las Tmnbas 103 Y 107 se hallaba el sistenu de pa­
tios asociado al palacio de la Tunlba 104, ubicado en la terraza que
se extiende al norte de la Platafonna Norte. La fachada de la Tum­
ba 104 era muy elaborada y tenia sobre su dintel "un tablero que
deja al centro un nicho en el que esta colocada una gran urna de
barro negro, cubierta con estuco y llunchada con los tres mancho­
nes de color berme1l6n". Estos tres llunchones aparecen en varias
tumbas diferentes y se asocian con aperturas, entradas y nichos.
Estas aperturas son de transici6n donde los vivos y los
Fondo
nluertos estari'an en contacto directo. Por ejemplo, Caso dice acer­
ca de la Tumba 103 que "sobre el nicho del fondo y en los de las
paredes laterales hay tres manchones de pintura roja berme1l6n,
que estan conectados con el culto de los I1lUertos,
pues los encontranl0S en muchas tumbas sobre los
nichos y la entrada, es decir, manchando los dinteles y las represen­
taciones que encima de elIos". Lado dcrccho

La Tmnba 104 tenia cinco nichos, cuatro de los cuales conte­ FIGURA IX.12. Detalles
de los murales
nian ofrendas de ceranlica (figuras IX. II a IX.I3). Sin esta
policromos pintados
tmnba es mas famosa por sus asombrosos murales. Dice Caso: en los tres lados de
la Tumba 104. Los
Lo mas intercsante de ese edificio son las al fresco que de­ rectangulos grises
son nichos para
coran sus oaredes. Las pinturas estan dadas sobre una capa de estuco ofrendas.

n6 EL APOGEO DE MONTE ALUAN: EPOCA III EL APOGEO DE MONTE ALUAN: II7

esta re!listrada en dos en ellado interior de 1a


de la tumba y en el muro trasero cerca sitnbo­
noble que Caso denominb Las Fauces del Cielo.

Yoho: residencias ordinarias

La de las residencias en Monte Alban a nobles


menores 0 a plebeyos de varios tipos. Con base en su reconoci­
miento de la superficie, Blanton estima que durante la Illb
Monte Alban tenia al n1enos 57 "residencias elaboradas" y 2899
"residencias no elaboradas". Blanton sugiere que los hAn.,·,.",,'
~"'~~---4~---- ______________1-DL__Jrn~~~____________ __ _ _ _. J
." II" If beyos cOlllprendian un promedio de entre cinco y 10 personas,
rnientras que los hogares de elite tenian un promedio de entre 10
FIGURA IX.13. Este texto jeroglffico, labrado en la superficie interna de la puerta Y 20 personas, incluidos los sirvientes. De ser correctos, estos c5.lcu­
de de la Tumba 104, muestra la fecha de muerte de su ocupante.
los significarian que menos de cinco por ciento de la sociedad de
Monte Alban pertenecia a la nobleza hereditaria. Estas cifras po­
y se nota que primcro se dibujaron las figuras empicando drian cambiar en el futuro, Clundo se hayan excavado mas terrazas
una pintura raja; despucs se llcnaron los campos can colores pIanos: y se obtengan mas datos de los que puede ofrecer el reconocimien­
raja, azul, amarillo, negro y dejando del color del estuco los to de la superficie.
carnpos que debieron ser blancos; par llltimo se delinearon las figu­ Aqui debe destacarse un illlportante patr(m de residencia en
ras can negro, veces el diseiio primitivo que Monte Alban. La ciudad no consistia sinlplemente de "barrios de
como hemos fue hecho con pintura raja. El fondo sobre el elite" y "barrios plebeyos", C01110 otras ciudades del mundo anti­
que destacan las fue mas bien manchado que pintado, pues guo. Mas el asentamiento en Monte Alban parece haber
se nota que se trata de llenarlo rapidamente dando el color can bro­ COlnlDn:~n(l1d.o "m6dulos" repetitivos, cada uno de los cnales cons1s­
chazos y no extendiendolo Esto y las gotas de pintura que tia de una 0 Inas familias nobles rodeadas por un an1plio grupo de
escurrieron y que se demuestra que la tumba se que les guardaban lealtad. Este patr<)n se volvi6 evidente
seguramente cuando ya el individuo que iba a cuando 1a poblaci6n de Monte Alban se extendib hacia zonas nue­
Irf'rl'n{';':l de enterrarlo. vas y Un anallsis inedito del especialista
tacibn ltobert Reynolds, quien utiliza los datos
El mural muestra una de gente entrando a la tmnba investif.racion de Blanton, sugiere que los plebeyos no eran libres
y viendo hacia el muro del con la vista edificios en eri2'irse cada
cllya llena el !llllro trasero de la tUlllba. Esta vez que se colonizaba una zona nueva de Monte Alban eran las
na "6 E", Y sea el nornbre del difunto, 0 bien el nom­ residencias de elite y / 0 los edificios publicos, que sc ubi caban en
bre de un anteoasado imoortante del difunto. La fecha de rlAh1r\r~'; ...... los mas convenientes y se equipaban con sistenlas de rir"'".Vl;P
II8 EL APOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III EL APOGEO DE MONTE ALUAN: EPOCA III II9

Todo esto indica la existencia en Monte Alban de una relacion Un segundo ejempl0 de este patron en "modulos" puede en­
"patron-cliente", segun la cual cada familia noble era patrona de contrarse en la cumbre que se proyecta al sureste de Monte Alban
un gran numero de plebeyos clientes. propio hacia el Valle Grande. Esta cumbre mide alrededor de 220 m
Veamos ahora algunos ejemplos. Uno de los casos mas evidentes de largo y comprende nueve terrazas (Terrazas 329-337 en el reco­
es el pequeno cerro llanlado Mogotillo, que se hallaba al oeste nocimiento de Blanton). La terraza nlejor ubicada, la 333, presenta
del muro defensivo de Monte Alban, en una de las rutas a1 fondo del una pidmide para templo y cuatro plataformas inferiores para resi­
valle (figura IX. 14). Mogotillo conlenzo a poblarse en la Bpoca I dencias de familias nobles 0 edificios publicos. Al parecer, en las
y con el tienlpo llego a tener al menos una pidlnide para telnplo y terrazas circundantes habia residencias para plebeyos y/o mieI1l­
allnenos una residencia elaborada, rodeada por InaS de 30 terrazas bros de la nobleza menor (figura IX. 15).
con residencias nlenos aSOlnbrosas. Mogotillo era un barrio im­ Por ultimo, veamos la cumbre a medio camino entre Monte
portante de Monte Alban, pues parece que era un cruce de cami­ Alban propio y la larga cadena de cerros llalnada Monte Alban
nos donde un camino des de el fondo del valle se dividia en varias Chico (figura IX. 16). El elelnento principal de este modulo es una
rutas. Al menos dos de elIas llevaban a huecos en los muros defen­ plaza con multiples piramides para templos, rlenominada Terraza
sivos de Monte Albin y dos mas conducian al norte, hacia Cerro
AtzOlnpa.
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~ e" ~~&3 (!) FIGURA IX.15.M6dulo de asentamiento


en una cadena de cerros al sur de la
Vecindad "7 Venado". La terraza
central (333) tiene viviendas que
SOm
parecen ser de elite, y la Terraza 337
tiene un templo-piramide. Las
terrazas circundantes parecen haber
F,GURA IX.14. Este m6dulo de asentamiento en la cumbre de Mogotillo

0
401

albergado viviendas de plebeyos.


muestra un templo-piramide y una residencia de elite rodeada por terrazas

e
Estas suposiciones deberan
con viviendas de plebeyos. Los numeros de las terrazas son los que asignaron

Richard Blanton y su equipo.


140U
confirmarse mediante trabajos
de excavaci6n.

120 EL APOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III EL APOGEO DE MONTE ALDAN: EPOCA III 121

0723 sus autom6viles. La zona elegida esta al este de la Plataforma Nor­


te de la Plaza Principal. A sabiendas de que con esta construcci6n
n10derna se destruirian estructuras antiguas, eliNAH decidi6 rescatar
la nlayor cantidad posible de informaci6n de la zona A y a esto se
Ie llama "arqueologia de rescate".
En 1991, el arque6logo Ernesto Gonzalez Lic6n dirigi6 las
excavaciones sobre toda la zona destin ada a convertirse en estacio­
nan'1iento. Su busqueda revel6 12 residencias, algunas con1pletas y
otras no. Casi todas eran complejos grandes, con un patio central
rodeado por varias habitaciones. Al parecer estas residencias fueron
ocupadas por falnilias de un estatus intern1edio entre los nobles
mayores y los plebeyos ordinarios. A n1enudo no puede determi­
narse si los residentes eran nobles relativamente menores 0 plebeyos
relativanlente adinerados. En n1uchas residencias se encontraron
Modulo de asentamiento en una loma entre Monte Alban propio
FIGURA IX.16. restos de artesanias, con10 productos de alfareria.
y Monte Alban Chico. La terraza central (1453) tiene una plaza ceremonial
rodeada por edificios pUblicos. Esta terraza esta rodeada por anillos
Exalninen10S ahora una residencia que Gonzalez Lic6n 10gr6
concentricos de terrazas con residencias de plebeyos. No se sabe de cuando excavar por con1pleto. Esta residencia se llalna "Estacionamiento­
datan los muros defensivos. A" y se ubica justa al sur de donde los visitantes se estacionan hoy
en dia. El edificio tenia un patio central rodeado de muchos cuar­
1453 en el reconocilniento de Blanton. La Terraza 1453 esta ro­ tos. Ademas de dos tmnbas que se encontraron debajo del patio,
deada por mas de 20 terrazas con residencias n1aS hmnildes. Evi­ otros entierros se asociaron con la residencia, que fue construida
dentemente, este barrio fue fundado en una epoca un poco peli­ en la Epoca II y Inodificada durante la Epoca III. La figura IX.17
grosa porque sus habitantes sintieron la necesidad de construir su n1uestra una ilustraci6n de este recinto.
propio lTlUrO defensivo local. Esta residencia cubria una plataforma artificial que consistla de
Los "ln6dulos" de residencia basados en la relaci6n patr6n­ cantos rodados, grava, ceniza y un relleno de basura. Sobre la plata­
cliente en Monte Alban salen a la luz cuando se estudian los patro­ forma los arquitectos pusieron una capa de arcilla dura y encima
nes de asentan1iento. Sin en'1bargo, para ver los pIanos de las resi­ los cilnientos de piedra para los muros. Los muros superiores eran
dencias es necesario excavar las terrazas individuales. Ahora veren10S de adobe, mientras que el piso del edificio era de lajas.
dos planos de casas recuperados durante las excavaciones. EI patio central de la casa media seis metros de lado. El acceso
a la residencia era a traves de un corredor de 60 cm de ancho en la
esquina sureste. En esta esquina de la casa se encontr6 un drenaje
La Vecindad "Estacionamiento" de tres n'1etros de largo y 30 cn1 de ancho que llevaba el agua de
lluvia desde el patio central al exterior. Este es s610 uno de los tres
En 1991, el Instituto Nacional de Antropologia e Historia decidi6 drenajes que se encontraron.
extender la zona de Monte Alban donde los visitantes estacionan Un aspecto interesante de est a residencia fue la presencia de
122 ELAPOGEO DE MONTE ALBAN: EPOCA III ELAPOGEO DE MONTE AL13AN: EPOCA III 12]

o La Vecindad de Terrazas 634-636


-.~~!
9
J-iorno para ~
0
'cer:nulca En 1973, el arqueologoMarcus Winter decidio excavar un grupo
o .'~ de tres terrazas residenciales contiguas, ubicadas alrededor de un ki­
~"o<,~
lometro al norte de la Plaza Principa1. Se trataba de las Terrazas
~o
I-Iorllo pard 635 y 636 en el reconocinnento de Blanton.
cer<'Lllli<:~l

I Las terrazas estuvieron habitadas des de la Epoca I hasta la


E:j ca IIIb-IV. Durante Monte Alban IIIb, habia tres residencias con

i Tlccllil rw. iCCd1l1icab'


HonlO par~t

seT)araCIOn de 25 m, cada una en su orooia terraza.Una de es­


rr:.. ':~~~i!1!~!}:1OC1 tas tTIostrada en la figura
Patio
; ~ Huub.1 i tos alrededor de un patio central. Bajo el piso de la habitacion
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:1 norte se hallaron las sepulturas cuidadosamente de cua­


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F,GURA IX.17.Residencia "Estacionamiento-A", excavada por E. Gonzalez Licon.
Esta residencia, probablemente ocupada por una familia de la nobleza menor
y sus sirvientes plebeyos, tenia dos tumbas y tres hornos para ceramica.
Los cfrculos irregulares indican entierros sin

tres hornos para ceralTIica, cada uno en una habitacibn diferente.


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En los entierros de hombres en Estacionamiento-A se encontraron -----~ tf-p..J
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varios objetos de concha y obsidiana. Gonzalez Licbn excavo I SJ
las sepulturas de 19 individuos: el mayor numero de tumbas en
cualquier residencia de esta vecindad. Esta residencia alojo a
+ :1_- - -
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3° 0
<)
la fanlilia nlaS adinerada de los 12 recintos en la zona. I ;
El hecho de que algunos individuos fueran sepultados en tumbas o 4m
con jade, mientras que otros recibian un entierro sencillo, I I
significar que el hogar consistia de una familia de la nobleza
nlenor y de sus plebeyos, algunos de los cuales se dedi­ FIGURA IX.18. Pequefia vivienda en la zona de las Terrazas 634-636, excavada

caban a la alfareria. por M. Winter. Esta vivienda, probablemente ocupada por plebeyos, tenia dos
hornos para ceramica y cuatro entierros bajo el piso de una habitacion.

I24 EL APOGEO DE MONTE ALUAN: EPOCA

a.U"'ll"'V~, dos hombres y dos mujen."s, cada uno colo­ x. Cosmovisi6n y religi6n
cado en una tUlnba delimitada por bloques de La casa conte­ de los zapotecos
nia dos hornos para ceralnica cuyos techos tenian fonna de una
cllpula construida de adobes.
Los habitantes de la vecindad de Terrazas 634-636 eran
blernente falnilias plebeyas. Sus casas tenian muros de
sin la elaborada platafonna de la Estacionamiento-A.
Trataban a sus muertos con respeto, pero no los colocaban en tumbas
formaks bajo el patio, ni les ponian ofrendas y concha 111ari­
M UCHOS DE QUIENES VISITAN MONTE ALHAN pueden intuir
que su Plaza Principal se traz6 de acuerdo con un
de principios subyacentes. Su eje corre de norte a sur,
na. Es intcrcsante que csta al igual que la residencia Esta­ aunque la mayoria de sus telnplos se construyeron con la fachada
de mayor estatus, tuviera vinculos con la hacia el este u oeste. De hecho, algunos tcmplos pueden agruparse en
pares uno frente al otro. El templo del Sistema IV da a1 este, hacia el
templo del Edificio U, que a su vez da al oeste. El del Sistelua
Resumen M da al este, hacia el templo del Edificio Q, que a su vez da al oeste.
Esta orientaci6n se debe a que los zapotecos, C01no 10
Las residencias y sepulturas excavadas hasta ahora en Monte Alb~in harian sus vecinos aztecas y n1ayas, crelan que el cosmos era rec­
reflejan la jerarqula social que existi6 durante el apogeo de 1a ciu­ tangular y estaba dividido en cuatro cuadrantes 0 "cuartos de mun­
dad (200-750 d.C.). Estajerarquia se aserneja a 1a descrita por los do" Cada uno de los cuadrantes se asociaba con un color: rojo,
cspaiioles a su llegada en el siglo XVI. Las fan1ilias reales vivian en negro, blanco y amarillo. EI centro del n1undo, don de vivian los
elcgantes palacios de piedra y adobes, y los gobernantes eran ente­ seres se asociaba con e1 verde/azul, que era el color del
rrados en tumbas reales debajo del patio del palacio. Los nobles agua, el y las plun1as del preciado quetzaL La trayectoria este­
menores vivian en grandes casas de adobe acompafiados por sus oeste del Sol era el mayor de su n1undo, 10 cual explica por
sirvientes y, en algunos casos, por artesanos que probablemente tantos ten1plos daban ya filera al sol naciente 0 al sol poniente
eran plebeyos especializados. Los vivian en casas de adobe El hecho de que asociar los cuatro cuadrantes del n11111do con
mas pequer13s ejen1plo, con cllatro cuartos alrededor de un colores estuviera tan difundido entre los pueblos indigenas de
patio central y cran enterrados en sepulturas sencillas y Anterica y de Asia oriental que este concepto fOfInaba
no en tUlnbas formales. parte del mental y cultural de los prin1eros inmigrantes que
cruzaron el Estrecho dc Bering hacia el Nuevo Mundo. La
distribuci6n del concepto cn el continente americano indica, al me­
nos, una gran antigi.iedad y no tanto una gran difusi6n.
En 1a cosmovisi6n de los zapotecos, el espacio tan1bien era in­
separable del tielnpo. Por ejemplo, los cuatro cuadrantes del cosmos
se asociaban con cuatro divisiones tenlporales del d1a. El ticlnpo se
n10via en la direcci6n de las agujas del reloj, del este (nlaIlana) a1
sur (lnediodia) al oeste al norte (noche).

I25

126 COSMOVISI()N Y REUGION DE LOS ZAPOTECOS COSMOV[SrON Y REUG[C)N DE LOS ZAPOTECOS 127

El concepto de la cuatriparticion es tan sendl1o, adaptable y rente. Los aztecas tambien creian en cuatro tlaloque que asistian a
flexible que muchos pueblos indigenas de Mexico 10 aplicaron a el dios principal del rayo y las tornlentas. Durante los ritua­
una anlplia ganla de conlportamientos rituales: colocar en los aztecas elevaban sus sahunladores a cada uno de los cuatro
cajas de ofrenda en las cuatro esquinas de un edificio; usar cuatro puntos cardinales para honrar a los tlaloque. Tambien ofredan
colores de maiz en cada rito; tener cuatro nichos en una tunlba; que a los cuatro cuadrantes (nauhcampa).
asignar una espede de arbol distinta a cada cuadrante del nlundo; Dado que los consideraban la trayectoria este-oeste
arreglar las ofrendas en grupos de cuatro para representar los cua­ del Sol como el eje InaS importante, la tnayoria de los nlapas tra­
tro cuadrantes, y agregar una quinta ofrenda en el centro para crear zados por escribas indigenas para los espanoles del siglo XVI ponen
1a disposici6n 1lamada quincunx. La cuatripartici6n tanlbien se apli­ "oriente" arriba y "poniente" abajo. El diccionario de 1578 de
co al terreno politico, donde permitia dividir un irnperio en cua­ de Cordova dice que los zapotecos se referian al "este" conlO
tro cuadrantes, conlO 10 hicieron los Inayas y los incas. zani copiycha (" donde el Sol y al "oeste" como footiace
Si bien gran parte de los grupos indigenas en Anlerica consi­ copiycha (" donde el Sol se
deraban que el mundo tenia cuatro cuadrantes, el color espedfico Este enfasis en el eje este-oeste nos ayuda a en tender por
que Ie asignaban a cada uno variaba de un grupo a otro. Por ejemplo, tantos tenlplos en Monte Alban dan al este 0 al oeste, y nos con­
los mayas veian el este rojo, el oeste negro, el norte blanco. el sur duce al tema de la religion zapoteca.
anlarillo y el centro verde/azul.
No se sabe color asignaban los zapotecos a cada cuadrante
durante el apogeo de Monte Alban. No obstante, en 1a sierra al sur La religion zapoteca
de Miahuatlan, nluchas comunidades zapotecas del
asociaban distintos colores con los diferentes puntos caromales. La religion zapoteca entenderse mejor si se combinan di­
ejemplo, a1 flores rituales, elegian flores negras para simboli­ versas Fuentes: docUlnentos de los siglos XVI y XVII escritos por
zar el este, flores blancas para sinlbolizar el oeste, verdes para el frailes espanoles; estelas con escritura jeroglifica zapoteca, y las
norte, anlarillas para el sur y azules para el centro. No queda si turnbas, templos y cajas de ofrendas que los arqueologos han exca­
estas asociaciones espedficas son las que se usaban en tiempos pre- vado en Monte Alban.
Es poco probable que la de verde y azul (verde El dicdonario de 1578 de Juan de Cordova indica que los
para el norte y azul para el centro) en el Miahuatlan del siglo xx telnplos (yohopee, "la casa de la fuerza vital") eran atendi­
sea antigua, pues los grupos prehispanicos Inesoalnericanos pare­ dos por una jerarquia de sacerdotes: hasta arriba estaba e1 sacerdote
dan considerar el verde/azul como un solo color. superior, uiyatao; seguian los sacerdotes ordinarios, copa
Los zapotecos tambien aplicaban el principio de la cuatriparti­ despues los jovenes que se iniciaban en el sacerdocio, bigaiia; y por
cion a su calendario. Su piye 0 calendario ritual de 260 ruas se divirua illtinlO unos individuos conocidos conlO sacrificadores, huezaeche.
en cuatro partes, cada una de las cuales se llamaba (rayo) y Tanlbicn habia adivinadores (colan;y) que usaban e] calendario de
tenia 65 dias (vease capitulo Si bien los vecinos de los zapote­ 260 dias para hacer profedas, adivinar el futuro y nombrar a los
cos (como los mayas) no dividian su calendario de 260 dias en reden nacidos.
cuatro unidades importantes, si creian que el mundo estaba habitado La mayoria de los templos zapotecos, conlO puede verse en
por cuatro chaacob 0 rayos, cada uno asociado con un color toda la Plaza Principal de Monte Alban. eran estructuras de dos

I2R COSMOVISION Y RELIGION DE LOS ZAPOTECOS COSMOVISION Y RELIGION DE LOS ZAPOTECOS 129

habitaciones construidas encinla de plataformas de piedra (por brian con pign1ento bermellon 0 rojo. Es posible que estas estatuillas
ejelnplo, los Monticulos X, L, M, Y la Platafornla Norte) 0 de pira­ de piedra y efigies de ceramica fueran "sustitutos" para las victinlas de
mides truncadas (por ejemplo, la Platafornla Sur). Las personas que la nobleza: en lugar de sacrificar a ciertos individuos, se ofredan
querian hacer ofrendas entraban a la habitacion externa del tenl­ piedras sustitutas que nunca se descon1pondrian.
plo, pero los sacrificios en si los realizaba un sacerdote, ya fuera en Es posible que los antiguos zapotecos se esforzaran por estable­
la habitacion interna 0 en un altar cercano (pequie) "piedra sagra­ cer una relacion redproca con el Rayo y otras fuerzas sobrenatura­
da"). Algunos docun1entos senalan que los habitantes con1unes les. Algunas fuentes del siglo XVI nos dicen que los zapotecos po­
nunca entraban en la habitacion interna del ten1plo y que los sa­ dian sacrificar una persona al Rayo esperando que este perforara
cerdotes raras veces la abandonaban. En la habitacion interna se las nubes para enviar lluvia. A esta victinla de sacrificio se Ie llanla­
realizaba toda una serie de ritos, incluidos la quelna de incienso, el ba peni guiy cociyo.
sacrificio de seres hmnanos (bebes, esclavos y prisioneros de guerra) La religion zapoteca diferia de muchas religiones actuales en
y el sacrificio de animales (codornices, guajolotes, venados y perros). aspectos illlportantes. Por ejemplo, Ie atribuia vida a cosas que aho­
Como se vio en el capitulo I, las codornices se consideraban ani­ ra se consideran inaninudas. Entre los objetos que los zapotecos
males especialnlente "puros" para el sacrificio porque se les vela veian con10 "vivos" estaban el rayo, los telllblores, el fuego, el vien­
bebiendo gotas de rodo en lugar de agua sucia. to, las nubes, el granizo, las colinas, las 1110ntanas, las cuevas, la san­
En la habitacion intern a del telllplo los sacerdotes realizaban gre que fluye, los rios que corren, el Sol, la Luna y la luz. Cualquier
autosacrificios: ofredan su sangre perforandose la lengua, ellobulo objeto que se consideraba vivo poseia una fuerza vital (escrita de
de la oreja u otras partes carnosas del cuerpo. Para perforarse la distintas fornlas: pee) pe 0 pi). Dicho objeto no solo se consideraba
carne usaban espinas de Inantarraya, lancetas de obsidiana 0 espinas vivo sino tan1bien sagrado, y uno solo podia conmnicarse con ellos
de hoja de nlaguey. Los zapotecos consideraban que la sangre to­ a traves de rituales. La silaba zapoteca pe 0 pi -derivada de pee)
nlada del propio cuerpo era particularmente apropiada porque que significa "espiritu", "fuerza vital" 0 "10 que da anima 0 vida"­
fluia y se nlovia y, por ende, estaba viva y era sagrada. Adenlas del es la raiz 0 el prefijo de varias palabras importantes. Entre ellas se
sangrado, los rituales del tenlplo incluian el uso de plantas como el cuentan anirnales (pichina "venado", piciya "aguila"), los hombres
toloache (Datura sp.)) los hongos alucinogenos (Psilocybe)) el fuerte (pen i)) el calendario de 260 dias (piye)) la Luna (peo)) la luz (pianiy) y la
tabaco silvestre (Nicotiana)) asi conlO la ingesta de bebidas con10 espuma efervescente en una taza de chocolate batido (pichiyna).
chocolate espmnoso y pulque. Para dirigirse a fuerzas sobrenaturales mayores, como el Rayo
Se ha aprendido n1ucho de los templos zapotecos, en especial o el Temblor, los zapotecos Ie oraban a pitao cociyo) "Gran Espiritu
de la excavacion de ofrendas colocadas debajo de los pisos como dentro del Rayo", y pitao xoo) "Gran Espiritu dentro del Ten1blor".
parte de la dedicacion del tenlplo. Estas ofrendas servian para san­ Cuando se dirigian al espiritu dentro de una estatua de madera, los
tificar la ubicacion, para convertir un lugar comun en un escenario zapotecos llamaban al pitclO yaga) "Gran Espiritu dentro de la Made­
sagrado. Tales ofrendas podian incluir piedra verde Uadeita 0 ser­ ra". Para dirigirse al espiritu dentro de una estatua de piedra, dedan
pentina), figurillas dentro de una urna (como la encontrada debajo pitao quie) "Gran Espiritu dentro de la Piedra". Algunas estatuas
del piso de un templo en el Monticulo I, ubicado en la fila central de eran illlageneS de antepasados nobles; otras eran representaciones
la Plaza Principal), sangrado animal 0 hununo, quenla de incienso, de fuerzas sobrenaturales, como Rayo. Otras mas eran antepasados
etc. Las figurillas y otros artefactos de piedra verde a menudo se cu- nobles metan10rfoseados en fuerzas sobrenaturales, con caracteris­

.&

130 COSMOVISION Y RELIGION DE LOS ZAPOTECOS COSMOVISIC)NY RELIGION DE LOS ZAPOTECOS 13 1

ticas humanas 111ezcladas con atributos de uno 0 n1aS anirnales que el cuerpo con tela para formar un fardo que despues se ata con
nunca se cornbinarian en la naturaleza. Para crear un ser sobrena­ cuerdas; 3) atar tiras de tela y blanca, lazos de papel y plumas a
tural, los zapotecos a Inenudo conlbinaban atributos de dos 0 mas la parte superior de los postes de nladera que soportan la angarilla;
animales. 4) colocar el fardo envuelto en la angarilla y calentarlo 0 ahumarlo
En algunas ocaslones, para dirigirse a estos seres sobrenaturales para secar el cuerpo y poder exhibirlo, y 5) hacer ofrendas a1 fardo
los zapotecos deb ian portar mascaras y atuendos especiales. No to­ como adornos de papel y tela, plunlas, tabaco en polvo,
dos los miembros de la sociedad podian acercarse de igual fonna a chocolate y codornices.
los seres sobrenaturales poderosos. De hecho, comunicarse con los E1 proceso de colocar el cuerpo en la angarilla se llluestra en al­
seres sobrenaturales rnas poderosos era prerrogativa de sacerdotes, gunos monumentos zapotecos de piedra tallada de la Epoca IIIb-IV,
nobles e individuos inlportantes -en particular nobles difuntos-, encontrados en varios lugares del subvalle de Etla. Fray Juan de
quienes podian intervenir entre los plebeyos vivos y las fuerzas so­ Cordova nos infornla que los zapotecos del siglo XVI se referian a
brenaturales mas poderosas imitando a dichas fuerzas. 1a angarilla cm110 yagapelagatixoba penicoti ("litera 0 angarilla de
Como tantas religiones lTIeSOal11ericanas, la zapoteca requeria lnadera para llevar a los rnuertos") 0 yagaquifia ("G~ja de Inadera").
que sus fieles se comunicaran con sus antepasados, tanto recientes La X. I lTIUestra un ejemp10 de angarilla.
como relTIotos. Honrar a los antepasados durante los funerales y en
sus aniversarios mortuorios eran acontecimientos clave en la vida
de los zapotecos. Durante los funerales y los aniversarios se podia
quenlar incienso, hacer sacrificios de varios tipos, ofrendar conlida y
bebida, as! como disponer escenas de efigies y urnas funerarias a la
entrada de la tumba del antepasado.
Caso encontro este tipo de evidencia cuando excavo cientos
de tunlbas en Monte Alban. Tambien existen piedras labradas, en­
contradas en otros poblados en el valle de Oaxaca, que muestran a
nobles difuntos zapotecos convertidos en fardos funerarios y trans­
portados de un lado a otro en angarillas de nladera. Estos fardos
funerarios se convirtieron en objetos de culto y reverencia y, en
ocasiones, se sacaban y exhibian durante los funerales y otros ritos
zapotecos. Dado su valor politico y sinlbolico, los fardos funerarios
podian ser capturados por enemigos 0 rivales politicos. Una vez
capturados, se utilizaban con distintos propositos, como 1egitimar a
FIGURA X.i.Este monumento
gobernantes rivales en busca de seguidores. de piedra labrada del
Algunos codices del siglo XVI pintados por los nlixtecos, los subvalle de Etla, al norte de
vecinos occidentales de los zapotecos, muestran las distintas etapas Monte Alban, muestra el
fardo funerario de un senor
para hacer fardos funerarios similares: 1) vestir el cuerpo con una ela­
zapoteco muerto, colocado
borada vestirnenta, como tocados de jaguar 0 quetzal; 2) envolver en una angarilla de madera.

13 2 COSMOVrSr()N Y RELlGIC)N DE LOS ZAPOTECOS

La no puede separarse facilnlente de la pOlltICa, pues XI. Las faillosas urnas zapotecas
los zapotecos cOllsideraban que Rayo era el antepasado de su fa­
milia real. De alli que nmchas urnas funerarias muestren a antepa­
sados reales portando l11ascaras 0 con los atributos de
(vease capitulo Xl). Es probable que e1 contacto con e1 Rayo estuvie­
ra monopolizado por las elites zapotecas, pues admiraban su aS01l1­
broso despliegue de poder: una serpiente de fllego
el cielo con el ooder de las nubes y provocar lluvia.
en
D E TODOS LOS ARTEFACTOS elaborados por los alfareros de Mon­
te Alban, ninguno es mas fa111oso que 1a urna zapoteca. Se
trata de un producto prototipico de la alta cultura zapoteca. Una
urna tipica consiste de una cillndrica que en el frente tiene
Resumen de las siguientes figuras: 1) una figura humana completa de
un hombre 0 una a mcnudo vestidos de manera elaborada
Exarninar la COSl11ovision, la religion y las creencias religiosas de una humana que porta una mascara 0 un que 1c per-
los zapotecos nos permite entender nmchos de los eletllentos de la mite imitar una fuerza sobrcnatural; 3) un aninul antropOlnorfizado,
arquitectura y las estelas de Monte Alban. La orientacion de la l11a­ como jaguar, murcielago 0 tlacuache, que puede representar un an­
de sus telnplos se explica por la importancia de la trayectoria tepasado n1ctamorh)scado, 0 4) una "criatura fantastica" que combi­
este-oeste del Sol. Las procesiones alrededor de la Plaza Principal na los atributos de dos anil11ales 0 mas para representar fuerzas so­
rectangularprobablemente iniciaban en c1 este y por los brenaturales, en particular seres sobrenaturales podcrosos y sagrados.
lados sur, oeste y norte, para terminar en la enorme escalinata de la Muchas urnas honran claramente la rnCl110ria de hombres 0
Platafof1na Norte, donde vivian los gobernantes. EI concepto de pee mUJeres nobles, cuyo elevado estatus se ve reflejado en sus vestimen­
o fuerza vital cxplica por que la sangre que fluye 0 se mueve era un tas: orejeras collares de euentas nmy grandes, tocados y pec­
elemento tan in1portante para el sacriticio. EI il11presionante poder torales elaborados, una capa u otra prenda deeorada con grandes
del Rayo explica por los gobernantes afirmaban dcscender de conchas marinas y sandalias de cuidadosa Inanufactura (en especial
Codyo, por que maban nlaSCaras para imitarlo y por que conver­ llevadas por algunos hombres nobles).
dan sus propios funerales en csplendidos rituales en los que exhi­ En ocasiones, las urnas de hornbres y lTIujeres nobles ostentan
bian los cuerpos cuidadosalllCntc preservados y envucltos de ex un jeroglifico que denota un dia del calendario de 260 dias, un
gobernantes y antepasados nobles con10 objetos de veneracion. dia-nombre que probablenlente indica la feeha de nacillliento de
la persona que encierra la urna. COlll0 sefialan Wl1frido Cruz y
Andres Henestrosa, los zapotecos del siglo xx siguen honrando a
los bil1(i{u[azaa, anciana de las nubes", "nuestros antepasa­
dos". Los nobles tenian un conociIlliento especial y una habilidad
nmcho mayor para interactuar directanlente con las fuerzas pode­
rosas de la naturaleza.
Es probable que el de la urna zapoteca se encuentre en
una serie de botellas-efigie de la I de Monte Alban

133

134 LAS rAM OSAS UR NAS ZAPOTECAS LAS FAMOSAS UR.NAS ZAPOTECAS 135

XI. r a XI.3). Algunas de estas botellas se hallaron en tumbas y quizás


representen antepasados hombres o mujeres muertos con los ojos
ce rrados. Otras botellas representan a Cociyo (Rayo) C01110 una fi­
gura humanoide asociada con una olla de agua o un a mazorca de
maíz, y que tiene una lengu a de serpiente saliéndole de la bo ca y
llamas elevá nd ose de sus cejas. E stos atributos so n referen cias al
R ayo como una "serpiente del fu ego " que aparece cuando el cielo
está to rm entoso.

FIGURA X1.3. Esta botella­


efigie representa a Cociyo
FI GURA X1. 1 . Esta urna (Rayo) con lengua de
hallada en Zaachila serpiente y cejas de fuego.
muestra un difunto
con orejeras de jade
envuelto en un fardo .
Para la Época II de Monte Albán , estas botell as le estaban ce­
diendo el paso gradua lmente a un as figuras de ce rámica de hom­
bres y mujeres nobles con largos collares de jade y grandes adornos
en las o rejas. Los hombres aparecían se ntados con las piern as cru­
zadas, y las mujeres, de rodillas. Había un tipo de urn a pequ eña
qu e a m enudo aparecía en las tumb as en po siciones qu e apuntaban
a que estaban allí para asistir a los difuntos, una función similar a la
de las flg uras usha bti en las antigu as tumbas egipci as . Por eso los
arqu eólogos las llamaron aco111paiia11tes (flguras XI.4 a XI. 5) · En O axa­
ca, los aco 111paiian tes a m enudo ti enen los brazos cruzados so bre el
pe ch o en posición de obediencia, y cuando forma n parte de un
co njunto, suel en rodear una efigie m ás elaborada, como ocurre en
la Tumba 104 en M o nte Albán .
Para la Época II ya habí a nac ido la urna zapoteca clásica. Estas
grand es urnas (e n ocasiones llamadas "urnas funerarias" por su fre­
FIGURA xl.2 . Esta botella­
efigie de la Tumba 33, cuenci8 en las tumbas) son muy detalladas. M uestran cómo se ha­
tumba de la Época I en brí an vestido los antep asa dos nobl es dur ant e diversas ocasiones:
Monte Albán, muestra guerreros que sostienen las cabezas d e los ene migos, rein8s co n
pro bablemente a un
peinados elabo rados, imitadores de las fu erzas sob renaturales o go­
antepasado difunto .
,
136 LAS l AM OSAS URNAS ZAPOTECAS LAS f :'\.M OSAS U I"tNAS ZAPOTECA S 137

FIGURA XI.4. Este acompañante de las qu e vemos hoy día en los mu seos so n produ cto de excava­
representa a u n hombre con collar
ci o nes il egales. Otros ej emplares d e mu seo fu ero n falsifi cacio n es
y oreje ras de Jade, sentado con las
piernas cruzadas . el ab oradas para ap rovec har la crec iente p o pulari da d de la s urn as
zap otecas.
Si bien los es tudios d e Linn é, Caso, B ernal y otros pos teriores
so n imp ortantes, se realizaron en una ép oca en que se pensaba que
los j eroglífi co s zapot ecos sólo registraban fe chas d el ca lendari o y
que todas las urnas eran " dioses". A ctualmente sab emos que en su
m ayo ría las urnas representan a personaj es reales o nobles, en espe ­
cial aquellas qu e ti enen nombres to mados del cal endari o de 260
días . Muchas urnas que se creía que represe ntaban a Cociyo en rea­
lidad mu estran a nobl es di sfrazados de R ayo ; es decir, mu es tran a
un nobl e co n una m ásca ra de Cociyo. Los gobernant es zapotec os
so lí an aparec er en p úbli co p o rtand o máscaras, pu es en teoría los
plebeyos no debían verlos. Al rea lizar ritos con m ásca ras de va ri os
se res sobrenaturales , los señ o res y sacerd o tes zapote cos podían
m antener un co ntacto direc to con seres que los plebeyos só lo po­
dían contac tar por medi os indirectos. Las representacion es de se­
ñores zapotecos, ya sea vivos o mu ertos, durante eve ntos públic os
los mu es tran po rtand o trajes con los que imitan a R ayo, M aíz o
FI CURA XI.5 . Este acompañ ante
repre senta a una mujer con
algún o tro de vari os se res sobren aturales.
collar y orejeras de Jade, A lo largo d e su vida, los n o bles zap o tecos tenían relac io n es
arrodillada, con las manos particularmente cercanas co n fu erzas sobrenaturales como el R ayo.
en las rodillas.
Po r lo tant o, n o es de sorprend er qu e al m orir esos n obl es pudie­
ran transformarse en seres sobrenaturales o adquirir atribut os esp e­
bernantes con la m ás cara d e Co ciyo, represe nt antes human os de cífi cos de fuerzas so brenaturales p o derosas. Por ej empl o, al gun os
Rayo en la Ti erra. nobles difuntos adquirían la cap ac id ad de volar, lo cual les permitía
En el siglo xx se publi caro n dos estudi os clave sobre las urnas v ivir entre las nub es con el R ayo. En ocasi ones, los artistas za po te­
zapote cas. Un o es el de Sigvald Linné, quien estudip las urnas d e la cos representaban a los antepasados nobles qu e habían sufr ido una
Cole cción Paulsen d el M useo Etn og ráfi co de Suec ia; el otro es el m etamo rfos is co mo " figu ras voladoras", portando másca ras y sos­
d e Alfonso Caso e Ign acio B ern al d e 1952. Al guna s de la s urn as teniend o obj etos o ad o rn os asociad os co n fuerzas sob renatural es
estudiadas se en contraron entre los cientos de tumbas excavad as en esp ecífi cas.
M onte Albán , pero mu chas o tras no indi on su proced encia. Para D urante la Época 1II, la image n de CoCl yo p o día adornar ollas
fin es del siglo X IX, si n o es qu e antes, se había desarrollado un acti­ o cuencos. Unas pocas veces , algunas de estas imáge nes ador na ban
vo com ercio d e urnas zapo tecas rob ad as y, por desgrac ia, mucha s un grupo d e cuatro vaso s (fi gura XI. 6) . Estos co njuntos de vas ijas
13 8 LAS FAM OSAS URN AS ZAPOTECAS LAS FAMOSAS UR NAS ZAI'()TECAS 1]9

FIGURA XI.6. Escultura en


ce rámica de Codyo
(Rayo) que adorna un F IGURA XI.? Esta urna de la
conjunto de vasos para Época 111 muestra una figura
sus cuatro ayudantes: humana sentada en una
Llu via, Nubes, Viento y pl ataforma que ti ene un
Granizo . remolin o de agua al frente.
La fi gura porta una máscara
grotesca de Cociyo con un
pueden interpretarse como representac iones de Cociyo acompaña­
e
glifo en el tocado.
do de contenedores para sus cuatro com pañeros frecuentes: Lluvia,
Nu bes, Vi ent o y Granizo. En otras ocas iones, los compañeros de
Coc/)'o se representan como cuatro figuras aco mpéia11 tes. Esto nos re­ nicho que se ha lla sobre la entrada de la tumba. Mu estra a un ante­
mite al Tláloc de los aztecas, que tenía cuatro t/aloque para asistido. pasado real venerado que p orta un elaborado tocado cuya pi eza
ce ntra l es una figura con un a máscara de Cociyo surgiend o de una
seri e de elem entos felinos y fantásti cos (figura xl.8). Debajo de la s
Ejemplos de urnas zapotecas manos de Cociyo hay un tocado tejido de caila que lo sostiene a él y a
las plum as. La figura del noble difunto parece serena. Los elemen­
En las Ép ocas Il y III hay vasijas que muestran a Cociyo se ntad o tos má s prominente s que lleva p ues tos son unas o rej eras largas, una
co rno un noble , con las pier nas cruzadas y las man os apoyadas en nariguera y un pect oral con grand es conchas marinas, todos el los
la s rodillas. La fi gura X1.7 muestra una figura de Cociyo, sentado parte del atuen do típico de los nobles. En su mano izq ui erda sos­
en la parte fron tal de una vasija. Cociyo puede identificarse por 1) su tiene una bolsa de copa l (incienso). Está sentado en una plataforma
grotesca máscara que muestra sus oj os, boca y nariz distintivos, y que algunos conjeturan lleva el nombre de " Cerro del Tigre"; qui ­
2) los símbolos y atributos que lo asocian con el rayo, el agua y el zás, corno ya se men cionó, se trata del nombre antiguo del cerro
m aíz. El símbolo del agua aparece en la pl ataforma donde está sen­ principal de M onte Albán.
tado; los símbolos del maíz aparecen tanto en su tocado como co l­ Dentro de la Tu mba 104, Caso enco ntrÓ un único esq uel eto
gando de su cuello y taparrab os. masculino. A sus pies había una urna de 40 cm de alto que mostraba
Una de las urnas más famosas d e la Épo ca III es la que se en­ a Coclyo portando enormes orej eras y acompailado por cuatro figuras
cuentra en la fachada de la Tumba 104 en Monte Albán. Esta mag­ aco111paiialltcs más pequeí1as. La tumba tenía cinco nichos en el muro
nífi ca urna, de unos 91 cm de alto, fue descubierta por Caso en el - algunos aL111 con ofi-endas- , yen el piso había docenas de vasij as,
140 LAS 1:\V10SAS UR' .'\S ZAPOTECAS
LAS F!\_v lOSAS URN AS ZAPOTECAS 14 J

FIGURA XI.9 Urna funeraria de la


Tumba 103 en Monte Albán
Aunque Caso supuso que
esta urna representaba al dios
Xipe Totec o Yopi, es más
probable que se trate de un
gobernante zapoteco en su
papel de líder guerrero . En la
mano izquierda sostiene
la cabeza de un enemigo, y en
la derecha, un bastón o garrote
de guerra, y porta una máscara
hecha con la piel de la cara de
un enemigo sacrificado.

ba 103 en Monte Albán. Este señor zapoteco, ataviado de guerrero,


sostiene un bastón o arma en la mano derecha. Con la izquierda
sL~eta la larga cabellera de la cabeza de un enemigo decapitado. El
señor nos entrevé a través de un a máscara hecha con la piel d el
rostro de un prisionero desollado. Su tocado ostenta largas plumas
de aves de selvas distantes. Además, porta grandes orejeras de Jade,
un impresio nante collar y pectoral también de jade y una falda
cubierta de enormes conchas de mar tubulares, todo lo cual con­
FIGURA XI.8 .La enorme urna (91 cm de alto) montada en un nicho en la fachada
tribuye a su elega ncia. El escultor incluso modeló las sa ndalia s con
de la Tumba 104 de Monte Albán . La urna representa a un antepasado
una excepcional ate nción al detall e.
noble venerado.
Algunas de las urnas que representan a mIembros de la rea leza
también incluían su nombre calendárico. Por eje mplo, la urna fu ­
neran a de un a mujer real la mu estra acompaña da por su nombre
Otras urnas famosas muestran a un señor zapoteco corno gue­
en el calendario de 260 días: 13 Lagarto. Como es típico de l os
rrero victonoso, ya sea con la cabeza de algún enemigo alrededor
nobl es, la mujer porta unas grandes orejeras y un collar de Jade.
del cuello o una máscara hecha con la piel del rostro de un prisio­
Cas o y Bernal reconocieron en esta urna el peinado trenzad o que
nero desollado. Un magnífico ej emplo de esto último PUCC1c versc
todavía usan las mujeres del poblado de Yalálag en la Sierra de Ju á­
en la figura XI.9 , que muestra la urna de S 1 cm de alto de la Tu 111­ rez (figura x I.To).
(42 LAS FAMOSAS URNAS ZAI'OTECAS LAS FAMOSAS URNAS ZAPOTECAS 143

vasija cilíndrica contenía algún material perecedero, quizás una be­


bida ritual como chocolat e o pulque. Por otra part e, las urnas
encontradas en nicho s so lían co nten er ofrendas como cuentas de
jade, figurillas de piedra ve rd e u objetos de concha y obsidiana.
A menudo, estos objetos estaban cubi ertos con pigmen tos co lo r
bermellón.

Resumen

FIGURA X1.1 0. Urna funeraria


Al igual que muchos grupos m es oamericanos, los zapotecos cen­

¿
de una mujer noble cuyo nombre
ca lendárico, 13 Lagarto, aparece . traban parte important e de su reli gión en comunicarse con sus
en su huipil. Lleva el cabello antepasados reales o nobles, o binl~~ulazaa . Una manera de honrar a
trenzado en un estilo que aún ... los antepasados era representarlos en urnas. Honrar a los antepasa­
utilizan las mujeres zapotecas de .. _
Yalálag en la Sierra de Juárez . --..' '..;. ---'"
dos durante los funerales y en el an iversario de su enti erro era un
aco ntecimiento clave qu e p odía incluir la quema de incienso; la
ofrenda de la sangre propia; el sacriflcio de seres humanos o an i­
El contexto de las urnas males; la ofrenda de comida, y el arreglo de urnas en la entrada de
las tumbas.
Las urn as zapotecas podían encontrarse en contextos no funera­ Algunas urnas repre se ntan a gobernantes con la máscara de
rios, como templos o nicho s. Sin embargo, muchas de ellas sí se Cociyo (Rayo). Otras parecen representar a Cociyo u otros seres o
hall aron en contextos funerarios, ya sea dentro de una tumba, fren­ fuerzas so brenaturales para des tacar la capacidad de los nobl es di­
te a su entrada, sobre la puerta o sobre el dintel. funtos para mediar entre el mundo de los vivos y el mundo de lo
H acia la Época III comienzan a verse urnas zap o tecas dispues­ divino en el cielo.
tas en g rup os de cuatro o cinco. Estos arreglos podían colocarse Es p osible que un grupo de urnas en una tumb a haya cumpli­
dentro de la tumba (como puede ve rse en Monte Albán) o afuera, do va rias fun cio n es : 1) proteger o vigilar la tumb a; 2) m ed iar e l
com o pu ede verse en el sitio ce rca no de Xoxocotlán. En este últi­ fluj o de comunicación entre los difuntos en la tumb a y sus descen­
mo caso, pare ce que el g rup o de cin co urnas fue colocado ahí ya dientes en la residencia sup erior; 3) honrar al difunto, y 4) reavivar las
sea despu és de que la tumba fu e rea bi erta para introducir a miem­ memoria s del antepasad o en sus aniversarios mortuorios.
bros adicionales de la familia , o bien durante una visita de fami li a­
res que co ndu cían ritual es frente a la tumba.
Queda por resolver la cuestión de qué material se habría colo­
cad o dentro de la vasija cilíndrica qu e constituía la parte trasera de
la urna. N o lo sa bemos, porque la m ayoría de las vasijas cilíndricas
estaban va cías cuando se encontraron la s urnas. E videntem ente , la
UNA n<;IT\ A MO N T E ALll AN '4 5

XII. Una visita a Monte Albán edifici os se h allaba a la lllí 'i ma distancia de los lad os este y oeste de
la Plaza.
Por más impresionante que fue ra la Plaza Principal, el acceso a
ella se contro laba c:srrechando las aberturas en ca da es quin a, d e
m odo qu e el público sólo podía entrar cua nd o la élite gobernante
así lo d ese ab a. La Plaza Principal era un lu ga r espe cta c ular p ero
so litario, salvo en ocasi ones esp eci ales . Veamos ahora algunos d e
A L BAJAl< DEL TAX I, au tobú s o automóvil en la Playa de l stacio­
namiento de Monte Albán, el visitante normalmente entra a
la Plaza Prin cipal. La visita puede ini ciars e en el Juego de Pelo ta y
sus edifici os funcionalmente distintos.

seguir por la Plaza en la dire cc ión de las agujas del rel oj. Este m o­ El lado este de la Plaza Principal (figura xII.r)
vimiento en la dirección de las ag ujas del reloj es algo que los za­ I Ju ego de Pel o ta en el lado este de la Plaza Principal presenta la
potecos aprobarían, pues, como ya vimos, vinculaban el este co n la for ma de un 3 .. 1" mayúscula; tiene cuatro nichos (u no en cada es­
mañ an a, el sur con el mediodía, el oeste co n la tarde y el norte con quina) y paredes con un a pendiente pronunciada. H ay varias canchas
la noche. Así, el visitante debería ini ciar su paseo en la equ ina no­ de pelota en M onte Albán, pero ésta oc upa una posición promi-
reste de la Plaza, dirigirse ha cia la Plataforma Sur, lu ego h acia el
lado oeste con las Estru cturas M, L Y K, y terminar en la Plataforma
N orte. Después de esto, el visitante puede subir la gran escalinata Juego de Pelota
que lo llevará al Patio Hundid o y continuar h acia el norte al Ce­
m en teri o N orte y las Tumbas 103 y 104.

La Plaza Principal

Una vieja Guía ofiCIal publicada por el Instituto Na cional de An­


tropologí a e Hi stori a sugiere qu e la Pl az ~ Princip al de Mont e AI­
bán "pue de ve rse mejor al atardecer" y "transmite una impresión
de majestad sin par y belleza seren a". ......
¿Cómo pudieron los zapotecos transmitir a la vez una maj es­
tad y una belleza seren a l Lo lograro n: 1) allanando una en or m e
área que aho ra es tá delimitada po r estructuras monumentales im­ j
presionantes; 2) controlando el acceso al espacio ab ierto qu e es la
Plaza Principal, y 3) crea nd o una apa riencia ge neral de perfecta
simetría. Esta aparente simetría, como se discu tió en el capítulo VI,
se lo gró m ed iant e la construcción de unas extensiones en los FIGURA XII.1. En primer plano , el Edificio J y, al fondo, el cuadrante noreste
Edificios K y M que crea ron la ilu sión de que la fil a central de de la Plaza Prin cipal.

144
J4 6 UNA VISITA A MON T E ALllÁ N UNA VISITA A MO N T E ALI3Á'l 147

nente en la plaza . La etapa de constru cc ión qu e pu ede verse data


de la Ép oca 1II, pero d ebaj o hay etapas de constru cción anterio res.
N o co n oce mos la s regla s d el ju ego d e pel o ta, pero sab em os qu e
tení a serios mati ces po líti cos y reli g iosos, y que era m ás q ue un
simpl e evento depo rtivo (fi guras XII. 2 y X II.3).
Yendo h ac ia el sur, se pasa p o r la Estru ctur a U y se ll ega al
Edifi cio P. Caso y sus colegas enco ntraro n es te ed ifi cio en m alas
condi ciones, pero pudi eron fec harlo en la Ép oca II, ya qu e muchas
ofre ndas de ese peri o do se encontraro n rela ciona das co n él. Entre Esta pi ed ra grabada,
FI GURA X1 1. 3.

lo s Edifi cios P y H -direc tamente enfrente de lrt esca lin ata del enco ntrada en la Tumba 6 en
Monte Albán, muestra el casco
Edificio H- hay un ado ratori o hundid o. Esta constru cc ión d e va­ y la máscara protecto ra
ri os ni ve les se levanta en un a gran área rectan gul ar, de tal m o d o utilizados por un jugador
que su sup erfi cie externa está m ás o m en os al mism o nivel qu e el de pelota .
pi so de es tu co de la plaza . Aquí es dond e los excava d ores desc u­
brieron el imp ortante enti erro m úl tiple q ue incluía la famosa m ás­ A qu í el visitante tamb ién verá el tún el que co rre debajO de la
cara de murciélago (véase lámin a 6) . Plaza Pr incipa l y qu e une el Edificio P con la fi la de edificios G, H
e 1. La ubicació n del tún el se halla indicada por un g rup o de traga­
lu ces co locados en el piso de la plaza . D entro del túnel, el arq ueó­
logo J orge Acosta encontró cuatro o fre ndas de la Época II , Y sugiri ó
qu e el tún el sólo fun cion ó durante ese peri o d o. N o se co n oce la
Ú.lI1ción del túnel, pero, co m o ya se m enci o n ó, un sacerd o te p odía
estar en el templo del Edifi cio P, rea lizar un rito y luego desa pare­
cer dentro del túnel por un os m ome ntos para reapare cer en un o de
los templos de la fJ a cen tral n orte- sur de edifi cios.
Yend o m ás al sur, ll egare1l1 os al llama do Palac io o Edifi cio S,
que tiene un a escalin ata ampli a e imp resio nante y un dintel en la
entrada qu e pc\a va rias to nela das (fig ura XII-4). Trece cuartos ro­
d ean el pati o del Edifi cio S. No se sabe qui én viyía en e<;[e palacio
(d on de h asta ah o ra n o se han en co ntrado res tos de tum bas), p ero
dada su ubicació n es poco probable qu e pc'rteneciera al go bern an­
te d e M o nt e Albán , quien se guram ent e tenía su reside nc ia e n la
Pl ataform a Norte (figura XlI. 5).

F IGURA XII .2 . El Juego de Pelota visto desde el norte .


El Palacio UN A VISITA A MO'lTE ALlJ .-\ N 149
(Edificio S) Q

El extremo sur de la Plaza Principal


A medida qu e el visitante se acerque a la Plataforma Sur, podrá ver
que se trata d e un a pirám id e tru n c:ld a realmente enorme (fi gura
xlI .6). Su b ase medía más de 100 m de laJo y su cima se erguía a
m ás de 15 m sobre la plaza. Segú n J orge Acosta: "Tiene una cn or­
mc esca lera d e 23 .70 m de ancho por 12 .75 m de alt ura , con 44
escalon es construidos con enormes bl oques de piedra, cada uno de
los c u ales pesa aproxim adamente m edi a ton elada. D ich a escalera
está limitada a los lados p or anchas alfardas (de 10.75 m ) cuyo per­
fi l d estruido consen'a parte de sus gra nd es talud es" . Esta en o rm c
esca lera conduce a la cim a pbm de la plataforma, donde se h an
en con trado al menos dos estru ct uras imp ortantes . U na era un tem­
plo - la Estructura IIT- asociado co n un a interesante piedra gra­
bada en contrada en 1998 por el Proyec to Esp ecial , encabezado por
FIG URA XI/A . Cuadrante sureste de la Plaza Principal, co n los Edificios S y Q . M arcus W imer (fi gura Xli. 7). La piedra, encontrada e n un muro de
la Estruct ura 111, muestra a un individuo sentado qu e sostiene una
h oj a de la planta alucin ó ge na to loac h e (Da wra sp.) , e n vu elta en
una b o lsa (figu ra XI1. 8) . Este indivi duo po dría estar dirig ie ndo un
r ito para comunica rse con lIll antepa\ado.

FIGURA XII .5. Edifi cio S, "El Palacio" . Nótese que un peq ueño muro , llamado
" muro-cortina ", habría impedido que los plebeyos vieran el interi or del palacio .
FIGURA XI/ .6. La Plataforma Su r en el extremo su r de la Plaza Pri ncipal.
De igual modo, la entrada habría estado cerrada co n una cortin a de tel a o plumas.
UN A VISITA A MO N TE l\L13ÁN J 5¡

n la base de la Platafo rma Sur, el v isitante verá unas bu enas


répli cas de las grandes estelas que originalmente se encontraban en

las esquinas de la plataforma. E n el capí tul o V Ill vimos qll e mu chas

de estas es telas representan a prisioneros co n los brazos atados en la

espalda. En la E stela 1 pu ed e verse a un gobernant e ll ama do 12

Jaguar se ntado en su tro n o. Al parecer, cuand o subi ó al tro no se

sacr ifica ro n estos p risioneros m ilitares y llegaro n embajado res de

Teotihuacan en la cuenca de j\/léxico.

El lado oeste de la Plaza Principal (fi gura XIl.9)

Entre los Edificios M y L hay una p o rción de edifici o que data de

la Ép oca l . Se trata de la Ga lería de Prisioneros Sa crifi ca dos descr i­

ta en el capítulo IV. Como ya vim.os, en algún m o m ento esta ga lería

exhibió más de 300 prisioneros y seguramente fu e un o de los des­

F1GURA XII ? Estructu ra 111 , te mpl o-pirámide en lo alto de la Platafo rma Sur. pliegues más impresionantes y poderosos de propaganda m ilitar en

todo M éxico entre 500 y 300 a.e. (fi gura Xli . ro).

Ahora el visitante pu ede dirigirse al Sistema IV, d o nd e los ar­


qu eólogos dejaron un túnel abierto en la entrada n orte para poder

L
Galería de

;::~~
" .. e:=:;:
~~~~" ~~.~;:?

',' ,

FIGURA X11.8. Esta piedra g rabada, asociada co n la Estructura 111 , muestra


a un individuo sentado sosteniend o una hOJa de la plant a alucinógena toJoach e
(di bujada por John Klaus meyer y Kay Clahassey). F IGURA X11.9. Cuadrante suroeste de la Plaza Principal .
U NA VISITA A MONTE ALll ÁN 153

o bservar el en orme tal ud inclin ado de un edifIcio anteri or cl1 bier­


to p or el Ed ifi cio M. U nas Lipid:1s co n pnsioneros d e la Época J
fu ero n re utilizadJs en este edi fic io, y o tras, en la Plaza Prin cip;il.
Al n ort e del Siste m a IV h ay un co mpl ejo resid e n cial de élile
qu e posee una tumba de la Época 11 co n tec h o en fo rm a d e b óve­
da . E sta tumba fu e excava da p or el Proyec to Especial e ntre 1992 y
1994 Y es quizás uno de los desc ubrimi ent os m ás imp o rtantes del
proye ct o, pu es se han enc o ntrad o mu y p ocas res id en cias de la alta
n o bleza d e la Época II (figura X II . II).

La hilera central norte-sur: Edificios G, H e I


A lgunos arqu eólogos consid er:m que G , 1-} e I constituye n un solo
g ran edifi cio. Aunque se trata d e al m e n os tres temp los diferentes ,
FIGURA XII 10. Una escalinata más reciente del Ed ificio L, en la cual se reutili zaro n
sus bas es piramidJle s están conec tadas y estru cturalmente form :lI1
como escalones unas piedras grabadas que muestran prisionero s sacrifi cados

y que originalmente estaban en la Galería de los Prisioneros . Cualquiera que


un lar go e dificio. LJ etap a final d e cons tru cc ión de los t emp los
visitara el templo del Edificio L pi saría estas imágenes de los enemigos de Monte
visibles es de la Ép oca lIl b, p ero debajo se hallan enterraeb, eupas
Albán : una pod erosa metáfora de dom inación política.
antenores.
Al sur del Edifici o 1, el visitant e encon trará la Estr uctura J, es­
tudi ada en el capítulo VII. SU forma y orientJció n la vuelve n única
Plataforma
Residencia y tumba Norte
en Mo n te Al bán , y sus estelas grabadas con lugares reivind ica dos po r
K de la Época "
Mo nte A lb án h ace n p ensar que fu e m ás b ien u n ed ificio público
sec ular y n o religios o. Al recorrer el E di fic io J, el visit:1l1te p u e d e
exanuna r mu ch as d e las lápid as co n los n omb res d e regi ones reC ll­
p erad ,:¡ , po r M onte Albá n dur:ll1 t e la Ép oca TI. A h ora el visitan te
pu ed e pro<;eguir a la Platafo rma No rte.

La Plataforma Norte

La Pla tafor ma N o rt e so sreu ía u n pó rtico, el Patio H undi do, y los


templos m ás privad os d e.: la ciLl oao. E ra si ll d uda el ce ntro polí tico
....u
~~
d e M on te A lbán. M ie ntras qu e h Pla t.1fo J'l11a Sur h abría alhergado
so bre to d o ed ifi cios relig iosos, la Pbtatorm<1 No rt e tiene lu gares
dc.: re uni ó n p ú bli ca v, más al norte, resi J ellc iJs d e n oble~ . Dd..,ido a su
FIGURA XII.1 1. Cuadrante noroeste de la Pl aza Principal. el e\.¡CiÓ ll so bre b P laza Prillcipal , es poco p robah le que alg l1 ien
IS .j UNA VISITAA MONTE ALBÁN U NA VISITA A 1\ 10NT E t\ LIJ ÁN 155

parado en la Plaza Principal pudiera ver lo que ocurría en el Patio


H undido.
Se h an encontrado muy pocas cs telas de la Épo ca llI b-l V en
M on te A lbán propio, entre ellas la E stela lOA. Ésta fue hallada
en la Platafor ma N orte, al sur del pequ6ío patio conocido corno
el "Pa ti o Vé rti ce Geod ésico " (figura ~( II.I2 ), en las esca leras de l Señ ora
Templ o "e". Esta zona de la Platafor ma N orte -qui z;Ís la m en os .5])
accesible d e Monte Albán , como lo indica un estudio ya m encio­
nado de la circulac ión de personas - incluye los tres templ os pri­
S ~li orJ
vados que probablem en te usaba la familia real. 12N " SI.' rlor ].lgu.1r"
La Estel a lOA es una es tela genealógica que al parecer muestra 7 C :lr;¡
tres gen eraciones de un a fami lia real (figura XIl.I3). Su conten id o
es sim ilar al de los "registro s genea lógicos" estudiados en el capítu­
lo Xlll. La primera gen era ción , representada en la parte inferior de
la estela, mu es tra a dos mUj eres sentadas sobre gJi fo s de cerro, cada
Se llO r,'
un o de los cm les representa un poblad o de n o mbre diferente. Se ño ra -+-H -..A'IX 10Y FIGURA XII.B. La Estela
:; J3úbo 10A presenta datos
Cerro dcl
Cn ro genealógicos de la
Ci lIo E~3lft;n:Sq'i211I/j)] M"i¿ Señora 5 D,
miem bro de un a
importante fam il ia
gobernante zapoteca
(dibujada por John
Klau smeyer
y I< ay Cl ahassey).

El registro de la Ségunda generación , a la m itad de la estela, m ues­


tra a una anciana llamdda " 12 N" Y :J. un 'c ñor dcifi cJ do o llll'tJJllor­
fosea do de nom bre 7 Ca ra. La tercera generación , repre<;em :1 da en
el registro sup erior de la estela , lllll es tra a un.l sola persona, una
m ujer de nombre "5 ])" ; su posible sob n; nomb rt' incluye los glJfos
E y G J e Caso.
Es probab le que esrc 111 0num enro d e 2.7 m d e aI ro (Es te hl
1(lA) fu er::! com i'lOn ado por la Seiiora 5 1) para mostrar su gen ea­
FIGURA X11.12. El Patio Vértice Geodésico en lo alto de la Plataforma Norte.
logía y su certifi ca do din á~üco, Ill encionando al m ell OS dos geul'ra­
El templo-pirámide en el ce ntro es el Edi fici o g. (El Ed ifi cio e, donde se enco ntró

la Estela 10A, se halla a la derecha del g.)

Clon e, previas de sus anrepasados. Pa ra leg itimarse, b Sáio ra 5 LJ


156 l .',. \ VISITA A MONTE !\ LlJÁN U " .,\ V ISITA A MON rr: Al HAN 157

utilizó el rcg i<; tro intermedi o de la este la para mostrar a su m adre En la parte inferior d e la Este!a 10 pue den verse dos antepasa ­
anciana ya su difunto padre (qui z3s un ex gobernante que , al 1110­ dos rem o tos. El nombre jeroglífico de! antepasado de la iz q uierd a
rir, se había transformado en un señor jaguar). Usó e! registro inferior podría ser "6 F ", y e! de la dere cha, " 1O L" .Arr iba de estos antep asa­
de la c:stela r ara honrar a tía s o abue las aún más ;)\iligllJ S q ue, al dos se ven dos individuos sentados (hombres, según C aso), lla mados
pare cc:r, lkg aron a Monte :\lb án desde dos pu e bl os di stintos. La " 3 J " Y" 9 D " . En e! centro de la es tela se halla un individuo senta­
estela ahora se encuentra en el Museo cid Sitio de MonteAJhán por do. En la parte superior h ay dos personas más (muj eres, según C aso) ,
motivos d e protección. ambas asoc i ~ldas co n e! mismo nombre: Señ o ra 2]. E n e l extremo
Otra lápida grabada, denominada ~ ) t e la 10 po r .' \ lfonso (~ aso, superior se encuentra e! motivo qu e A lfonso Caso llamó Las b u­
fue hallada en el Patio Hundid o de la Plataforma N o rte. Al ig u al ces del C ielo, qu e simbolizan e! tija caqui ("linaje nobl e") )' el Pitao
que la Estela lúA menci o n ada arriba , la l .stela 10 comprende múl­ Cozaana (Gran E spíritu dentro de la Engendrad o ra o Creadora).
tiples generac iones y parece repr-: ·.-: ntar a más mujeres qu e h0111­ Es prob able qu e estas dos estd as - 10 y l OA- fueran graba­
bres (f¡gura XIl.I4). d as más o menos al mi smo ti empo y dispuestas una cerca de la
o tra. Debido a su altura - 2.7 m cuando es taban int acta~- ha­
brían sido v isibles para cualquiera que se encontrara en la Platafor­
m a N o rte.
Como veremos e n e! cap ítulo X III , registrar información ge­
-~;¡;¡;'~ r 6 Vt' nado
n ealógica e n monum en to s d e pi e dra fu e típico de la Época I V,
periodo durante e! cual M ome Albán d ecayó como capital zapoteca.
Señ ora 2 J A m edida que e! poder de Monte Al bán dism inuía, m uchas familias
Sci10ra 2 J nobles ri vales competían entre sí p o r co nt ro lar la capital zapot eca .
C ada fam ilia alegaba qu e su genea logía le daba e! derec h o m ás le­
gítimo de gobernar.
E n efect o, en su reco rrido por la Galería de Prisioneros de la
É p oca 1 en e! Edifici o L, las lápidas de la É poca 11 en el Edificio J,
la E stela 1 de la Plataform a Sur q ue mu estra al gobernante re cién
e ntron izad o recibiend o un a pro ces ió n de pris ioneros ata d os du ­
r ante la É poca lIla y, finalmé'nte, la Plataforma N o rte y el M use o
del Sitio d o nde se hallan las Estelas 10 y lOA de la Época Ilíb - I "
Stiior:3 P
~élio! 9 D' e! visita nte pue de ver la histo ri a política de M onte Albán recapitu ­
La Est ela
FI<,URA XII .14.
lada enl110numentos de piedra labrada: el surgimi ento de la ciudad
10 m uestra a dos
mujeres (ambas Antl'cC,O! mediante vic torias militares, sus alega tos d e conquista imp en al, su
llamadas Señ ora 2 J) 6 P "re la ció n espec ial" con Teo tihu aca l1 y, p o r último, su d eca d e ncia
Y menciona a algunos Amc ct"or
entre alegatos genealógic os y dispu tas sobre cuál famili a n oble d e­
de sus antepasados HI L?
(dibujada por Mark bía gobernar.
Orsen)
J5~ U N A V ISITAA MONTEA LUÁN

El Templo X

Antes de proseguir al Cementer io N orte, el vi sitante debería d ete­


n erse a observar el templo del Mo ntículo X (figura XIl.I5). Se trata
de un templo de la Época TI que se halla en condic io n es so rpren­
dentemente bu enas . E n palabras d e Acosta: "El edifi cio exp uesto
co nsta de un basam ento de 12 .8 m de an ch o por 11.2 m de largo
y 2 .7 m de altura, con acceso a su parte superi or por m edio de una
esca lera co n siete grandes escalones perfectamente estu ca d os, qu e
corre n a todo lo la rgo del lado Sur de la es tructura" . En la hab ita­
ción int erna y m ás sa grad a d e este templo de dos h abitacio n es, el
visitant e ve rá un tlealÍl o cuen co en ye sado coloc ado en el piso y
una cripta de mamposterí a para alm acenam iento en el fo ndo d el
cu arto, cerca de la línea m edi a d el templo. Es probable qu e la crip ­
ta esté relacio nada con la recepc ió n de ofi~endas y el cuenco con el
sa n grado o el sac rifi cio de anim ales realizado por los sace rdo tes en
la habitación interna. FIGURA XII 16Templ o cerca del extremo noroccidental de la Plataforma Norte.
A la distancia (arriba a la derecha en la foto) puede verse el Cerro Atzompa,
el más septentrional de los cinco ce rros de Monte Albán .

FIGURA >'11.1 5.Templo de dos habitaciones en el Montículo X, ce rca de donde FIGURA X11. 17. Esta fotog rafía aére a de las ruinas del Cerro Atzompa muestra
se halló la famosa Lápida de Bazán (véase figura VillA) su enorme complejo de edificios públicos.
160 U '-.A V ISITA /\ 'VIOl\:T E ALUAN

El Cementerio Norte XIII. La época de decadencia de Monte Albán


Ah ora el visitante puede seguir en dirección noroeste para ve r dos
de las tumba s m ás fam osas de M onte Albán : la 103 Y la 104. Al vi­
sitar estas tumbas, debe recordarse que no existían de m anera aislada;
ca da un a se co mtru yó debaj o de l pati o de un palaci o rea l, cuyos
muros de adobe ya no existen . MONTE AL BÁN alca nzó su mayor ex tensió n du ­
Antes de regresar a la Pbya de Estacionamiento, recomiendo
qu e el visitante mire hac ia el no rte po r algunos minu tos. A la dis­
L A CIUDAD, DE
rante la Epoca lIlb. Para 700 d .C. cubrí a m ás de se is kil óm e­
tros cuadrados , y su pobla ción máxima se ha es timad o en 20000­
tan cia verá el C erro de Atzo mpa (fi gura~ X TI.1 6 y XTI .17) . Durante 30000 pe rsonas. Cada uno de sus cinco cerros estaba completamente
la Época ]llb,Atzompa se convirti ó 1) en el barrio más al n orte de la habitado : el cerro del propi o M o nt e Alb án, M o nte Alb án C hi co,
ciudad J e M onte Alb án, o bic ll 2) en el intento de una familia real M ogotillo, El Gallo y C erro Atzom pa. M uchos de los edifi cios pú­
ambi ciosa por separarse de su s rivales y crea r su propia sede de bli cos qu e pu eden vers e fu eron constru idos, ampliados o reco ns­
poder. La gran distancia entre la Tumba 104 y Atzompa indi ca cuán truidos por última vez durante la Época ¡lIb.
extensa era la zona urbana de M onte Albán durante su apogeo. É ste se rí a el m ayor tamañ o q ue alc an za rí a M onte Alb án. En
alg ún momento entre 700 y 750 d .C. - q ui zás nun ca se sepa la
fecha con certeza-, M onte Albán propi o dejó de levantar o repa­
rar ed ific ios pú blicos en su Plaza Prin cipal. Si bi en Mo nte Albá n
nunca fue abandonado del todo, su población comenzó a disminuir
gradu almente. Poco a poco dej ó de ser la capital dinámica de un gran
Estado territorial zapoteco. Con el ti emp o, la poblaci ón se redu ci­
ría a m enos de 10000 habitantes: aunqu e la cifra sigue siend o im­
portante, M onte Albán dej ó de ser por mu ch o la comunidad m ás
g rand e del valle de Oaxaca .
¿Po r qu é decayó M onte Albán ? Probablem ente por múltiples
raz on es . Po r un lado , mu ch os de los pueblos grand es q ue hab ían
sido centros admin istrativos de N ivel Ir en la jerarquía debaj o de
Mo nte Albán desarrollaron sus prop ias famili as nobles po derosas.
Sin duda, estas famili as trataro n de aumentar la cantidad de ti erras
qu e controlaban, los num erosos súbditos que estaban bajo su con­
trol, así como los recursos agríco las y bi enes art es an ale s qu e és tos
produ cían. Ad em ás , podía n cumplir m ejor con su pro pi a age nda
p olítica si no tenían que paga r tributo a los gobernantes de M onte
Albá n . Incluso es posible qu e la próspera co munidad que oc upaba
300 terrazas del Ce rro Atzompa tuviera para ese entonces una fa­

161
162 LA ÉPOCA DE DECADE "iC IA DE MONTE ALBAN LA ÉPOCA DE DECADENC IA DE M ONTE .I\ LBÁN 163

milia noble tan poderosa como cualquie ra de las que v ivían en la prehist oria de Oaxaca. Por desgracia, es dificil fechar con prec i­
M onte Albán propio. sión muchos de los acontecimientos que ocurrieron durante 500 y
Mu chos de los pueblos que ocupaban el Nivel II (o Nivel III) 1000 d.C La primera mitad de este periodo (500 a 700 d.C) se
en la jerarquía de Monte Albán obtuvieron poder e independen­ denomina Época llIb de Monte Albán , y en ese entonces Monte
c ia, a medida que Monte Albán se reducía a alred edor de 4000 Albán aún era una ciudad vibrante y en crecimiento. La segunda
habitantes para la Época IV Entre esos pueblos figuraban El Choco mitad del peri o do (700 a 1000 d.C) se denomina Época IV de
y j ali eza en el su bvalle del sur; C uilapan en el valle cen tral, y Ma­ Monte Albán, y en ese entonces Monte Albán (al igual que Teoti­
cu ilxóchitl, Santa Ana del Valle, Lambityeco y Mitla en el subva lle huacan) ya estaba en decadencia.
oriental. El mayor de estos sitios era j ali eza, que, según el recono­ El problema que enfren tan los arqueólogos en Oaxaca es que
cimiento de Blanton, llegó a cubrir cinco kilómetros cuadrados y, la ce rámica de las Ép ocas IIIb y IV es tan similar que no permite
para 900 d. C (con alrededor de 16000 habitantes), ha bía sustitui­ fech ar los depósitos arqueológi cos de este periodo con pre cisión.
do a Monte Albán como el centro urbano más grande en el valle de En ocasiones no hay más remedio que atribuir edificios, o incluso
Oaxaca. Sabremos más después de las excavac iones que Lu ca Cas­ sitios completos, simplemente a la Ép oca lIlb-IV En algunos casos,
paris y C hristina Elson están haciendo actualmente en j alieza. la presen cia de objetos de cerámica imp ortados de la región maya
Además de los cambios políticos intemos que se dieron dentro (un tipo de cerámi ca llamada anaranjada fina) ayuda a hacer distin­
del valle de Oaxaca, existe una posible razón externa para la decaden­ ciones más precisas. Además, cuando se encuentran urn as fun era ­
cia de Monte Albán. Durante cientos de años, Monte Albán tuvo rias en buenos co ntextos, éstas pueden mostrar diferencias de estilo
una " rela ción especial" con Teotihuacan en la cuenca de México, la entre las Ép ocas IIIb y IV Por desgrac ia, la cerámica ordinaria de
ciudad más grande de Mesoamérica. Si bien ambas ci udades pare­ las Ép ocas IIlb y IV es poco atractiva y casi indistinguible.
cían tener una relación pacífica y diplomática (véase capí tul o vm),
era n rivales en e l sentido de que ninguna de ellas quería qu e la
otra invadiera su territorio. Es posible que una de las razones para Cambios en los m onumentos de piedra
el gra n crecimiento de Monte Alb án fuera desalentar a Teotihua­
can de extender su influencia hacia Oaxaca. Aun cuando el tamaño de Monte Albán comenzó a disminuir des­
Alrededor de 700 d.C, por razones no muy claras, la población pués de 700 d.C, su legado po lítico continuó sintiéndose en toda
de Teo tihuacan comenzó a disminuir. Pronto dejó de ser un centro la región zapoteca. Esto tiene que ver con las genealogía s de las
urbano importante, recaudador de tribut o, y el mayor centro co­ familia s reales y nobles . Muchos de los gobernantes de los pequ e­
mercial y religioso de la parte alta de Méxi co. ños se ñoríos o cac icazgos que co braron importancia durante este
Una vez desaparecida la amenaza de invasión de Teotihuacan periodo buscab,m vincular su abolengo con los linajes gobernantes
sobre Oaxaca, disminuyeron las razones para que lo s zapotecos anti guos y muy respetados de M onte Albán. Así corno los gober­
concentraran a dec enas de miles de hab itantes en una cumbre de nantes aztecas de la cuen ca de M éxico afirmaban des ce nd er de
400 m de alto. Quizá aho ra la co mpetencia política entre varias toltecas nobles legendarios, los gobernantes zapotecos de 700-900
familias nobles zapo tecas era mayor que su necesidad de concen­ d.C afirmaban descender de los gobernantes legend arios de J\tlonte
trarse alrededor de un solo núcleo. Albán, incluso después de que la g ran ciudad reduj era su tamaño.
Nos falta saber mu cho m ás so bre este importante per iodo en De hecho, la búsqueda de estatus entre las fam ilias nobles zapotecas
164 LA ÉPOCA DE DECA DENCIA D E MO i'.T E ALBÁ N LA ÉP OC A DE DECADENC IA DE MO NTE ALB ÁN 165

p oster iores era tan g rand e que com petí an por casar a sus miem­ Las "tumbas fanUliares" de los nobles
bros co n los novios y novias dispo nibles de mayor rango.
Como resultado de esta competencia por los títulos de n oble­ Durante esa época de p olítica camb iante, los v ín culos " h or izonta­
za , durante el peri odo 600-J 000 d.C. surgió un nu evo tipo de mo­ les" entre n obles más o menos iguales se volvieron tan importantes
numento de piedra grabada. En lugar de representar victorias mili­ co mo los vínculos "verticales" con fa m ili as superiores. Al parece r,
tares o embaj adores d e Teo tihu acan, estos nu evo s m on ument os u na de las formas en que los nobles se relaciona ban con otros no bles
mu es tran a nobles realizan do dist intos ritos reli g ioso s, así co m o era invitá ndolos a participar en fun erales, bodas y o tras ceremonias.
hombres nobles casánd ose con mujeres nobles, a menudo mientras Éstas in cl uían la co nmemo ra ción de al1lversarios de defunción de
sus an tepasado s difuntos los o bs erva n. A estos m on umentos de pie­ n obles imp ortantes, en p arti cular cuando se trata ba de ma trimo­
dra labrada los he denominado "registros genealógicos " y en el ca ­ nios que habían fundado nu evas dinastías. Los elaborados r itua les
pítulo XII v imos dos grandes ejemplos de Monte Albán, las Estelas funerario s se llevaban a cabo cerca de la tumba. Frente a la entrada,
10 Y lOA. A diferencia d e estas estelas, mu ch os registros genealó gi­ los participantes disponían grupos de urnas con la imagen de Cociyo
c os de la Ép oca IIIb- IV eran pequeños y se hallaban en la antecá ­ (Rayo), quemaban in ciens o, comían y tomaban.
mara de las tumb as. Allí sólo podían verlos unos nobles y no grandes Durante la Época IIIb-I V se vo lviero n comunes las tumb as
multitudes de plebeyos. H ab ía genealogías labradas en piedra qu e familiares, que m ostraba n a varias gene ra ciones de la misma dinas­
posibl emente fueron pre curso ras de los posteriores có dices genea­ tía. Los zapotecos den orninab an estas tumb as paa o, en el caso de
lógic os pintados en piel de venado (figura XIII . I). las tumbas de piedra, quie paa. Al sepultar a múltiples generaciones, los
zapotecos buscaban que lo s ante p asados nobles siguie ran partici­
pando en la vida de sus descendientes. En la cosmología zap o teca ,
los vivos y los mu ertos coexistían en un continuU111 inint errumpid o
y la tumba familiar facilitaba la co municac ión constant e entre gene­
racion es. Esc e u so multigeneracional de la tumba hiz o del patio
ubi cado sobre la tumba un área clave para las reuni o nes rituales.
FIG URA XI II.l. Registro
M uchas tumbas de esta époc a fueron co nstruidas antes de que
genealógico típico de la
Época IlIb-IV. En el se completaran las estru cturas residenciales a las que pertenecían y,
registro superior aparece en mu chos caso s, fu ero n talladas en la roca madre. Entre estas tum­
un matrimonio noble bas de uso multigeneracional y las tu mbas reales de los mayas hav
realizando un ritual. La
pareja está sentada
un marcado contras te , pu es estas últimas so lían con ten er un solo
debajo del símbolo que esqu ele to. Tan to los mayas co mo los zap ot ecos sabían qu e se agre­
Caso llamó "Las Fauces garían más ofren das a la tumba real, pero en el caso z;¡poteco tam­
de l Cielo " , que indica
bi én podían agregarse entierros. Por ejemplo, la Tumba 6 en el sitio
ascendencia noble. En el
registro inferior se ve a de Lambityeco en el subva ll e orient al fu e abie rta se is v eces para
un matrimonio de una agregar a miembros de la familia (\é ase ¡/~{¡-a).
generación an terior
En el caso de algunas tumbas zapotecas, el regis tro genealógico
realizando el mismo
ritual. comienza con una "pareja fun dad ora " , seguida p o r ge nerac io ne s
166 LA ÉPOCA DE DECADENC IA D E MON T E AUlAN LA ÉPOCA DE DECADE NC IA DE MONTE AwAN 167

sucesivas de matrimonios. El hincapié en la pareja matrimoni al su­ cree que para reafirmar la continuidad de la dina stía, se espe raba
braya el hec ho de qu e, para la élite zapoteca, todos los antepasados que ca da prImogénito sostuv iera el fémur de su padre. Así, el fé­
eran imp o rtant es, tant o ho mbres com o muj eres . La prese ntac Ió n mur de! fundador de la familia sería sostenido por su hijo (generación
de sec uencias de m atrU110nios zapo tecos, que com e nzó en m o nu­ 2); a su vez , su fémur sería sostenido por su hijo (generac ión 3). La
mentos de piedra después de 600 d.C., continu ó hasta ya entrado prese rvación de los fémures significaba que una línea de descen­
e! siglo XV I en códices de papel o piel de venado. dencia ininterrumpida se extendía desde la pareja fundadora hasta
Un excele nte ej emplo de tumba multigenera cional zapoteca sus descendientes, quienes encargaron los fri sos de la Tumba 6.
es la encontrada en el M ontículo 195 en Lambityeco, un sitio de la Otro ejemplo de tumba fam ili ar es la Tu mba 5 en la cumbre
Ép oca IV cerca de Tlaco lula en el subvalle oriental. La Tumb a 6 de Suchilquitongo en el subvalle del norte, excavada en 1985 por
fue abierta y reabierta varias veces entre 650 y 750 d.C., y con te­ Enrique Méndez Martín ez y analizada por Anhur Miller. Cuando
nía los restos de generac ion es sucesivas de la misma familia. Sobre la la Tumba 5 fue reabierta, se agregó a la cámara funeraria un registro
entrada de la Tumba 6, modelados en estuco, pued en vers e los ros­ genealógico llamado Estela 5 (figura XJII-4). En el registro superior
tro s de UI1él pareja ancestral (o pareja fundadora), denominados Se­ de la estela puede vase el Seúor 13 M ono, se ntado sobre una an­
ñ or 1 Movimi ent o y Seúora 10 Maíz (figura XIII.2) . Fren te a esta garilla de madera, en la posición de un ant epasado ve nerado. A los
parep fundado ra, los arqueólogos ]ohn Paddock, Mich ae! Lind y
Javi er Urcid en con traro n varias urnas y vasijas colocadas allí en
diferentes ocasiones; algunas representan a Cociyo.
Dentro de la Tu mba 6 había seis esqueletos. En algún m omen­
to est uvieron completos, pero ahora sólo se en co ntraron tres de los
12 fémures espe rados. ¿Po r qu é faltaban nu eve fémures? Los fri­
sos de es tu co de los lados nort e y sur del exter io r de la tumba
ofrecen una posible explicació n: muestran al hombre de la genera­
ció n 2 y al h o mbre de la ge n erac ión 3 sos teniendo ca da un o un
a
fémur human o (en zapo teco chita baala) (fi gura XIII. 3) . Ahora se

FIGURA x111. 2. Sobre la puerta de la Tumb a 6, en el sitio de Lambltyeco, FI GURA XIII.3. Detalles del fri so de estuco afu era de la Tum ba 6 en Lambityeco.

pueden ve rse los rostros de la "pareja fundadora", Señor 1 Movimiento El friso muestra a dos ho mbres herederos nobles, cada uno sosteniendo el fémur

(izquierda) y Señora 1 O Maíz (derecha), modelados en estuco. de su antepasado difunto . a) Del Fri so Norte; b) del Friso Sur

Ió 8 LA É POCA n f I)ECADEN C IA DE \, 1 0~ Tr ;\LBÁN LA ÉPOCA DE DECADENCIA Df \10NTE A LB.ÁN 169

Es decir, mi entra s que los descendientes del gobern ante de la


Tumb a 6 en Lambityeco establecieron la continuidad dinástica
m edi ante representaciones que los muestran sosteniendo los fému­
res de sus ant epasados, los descendientes del Señor 12 Mono en
Su chilquiton go se representaron en una estela que agregaron a la
tumb a reabierta de su antepasado,
Señor 13 Mono
El texto de la Estela 5 en Suchilquitongo es importante, pu es
en su angarilla
demu es tra qu e la escritura jeroglífica zapoteca seguía el mismo or­
(antecesor)
den de palabras que el zapoteco hablado: primero el verbo y lu ego
Señ or 12 M ono

(h iJo)

el suj eto de la oración, Como puede verse en las fi g ura s X III, 5 y


x lIl, 6, los dos textos paralelos a los lados de la Estela 5 mu estran el
mism o ord en de palabras:

la fec ha + ve rb o (nació) + rango (dentro de la nobl eza) +


no mbre perso nal tomado del piye + orden de nacimi ento (de
los hij os de 13 Mono) + " muerte" + fecha (de mu erte o "as­
ce nsió n al cielo") ,

Señ o ra 12 N Señor J 1 A
(hij a) (yerno)

FIGURA XIIL 4 . Estela 5, reg istro genealógico encontrado en la Tumba 5

en Suchilquitongo, al norte de Monte Albán . El registro superior muestra

2
;~I n ~1( i ó r.1J1 go
(nobleza)
12 N

al antepasado difunto, Señor 13 Mono, apoyado en su an garilla de madera.

@@®®~
Frente a él está su hilO, Señor 12 Mono , En el registro inferior está la hija

del gobernante difunto, Señora 12 N, Y su esposo, Señor 11 A.

(Dibujado a partir de Arthur Miller, 1991)

lados de la Estela 5 hay dos textos j eroglífi cos paralelos que men­ ~s
terce ra
T1 ~ci d a
c uent,1s
p:lr,) Jll Ll t' rrC
N
(ft.'c1Ja
cionan a los hij os de 13 M on o, en parti cular a su hija" 12 N " Y su
Jdiv inar dt: Illu e rte:)
hijo 12 M o no, Dad o qu e la estela prese nta las fechas de defunción
de los dos hijos , es probabl e qu e qui en comisionó elmonull1ento FIG URA XIII, S, El te xto jeroglífico de un lado de la Estela 5 de Suchilq uitongo ofrece

las fechas de nacimiento y muerte de Señora 12 N Y explica que era la tercera

haya sido el ni eto o la ni eta de 12 M on o, de los hiJOS de Señor 13 Mono.

170 LA ÉPOCA. DE DECADENCI ,\ DE MONTE A.LBÁN LA ÉPOCA. DE DECAD ENC IA DE MONTE ALBÁN 17 1

Honrar a los difuntos n obles (en zapo teco peni co li) era una es­
trategia integradora que consolidaba los vínculos co n las generacio­
n es tanto anteriores como p os teri ores, así com o co n las élites de

~~~
Añ o otros sitios relacionad os por lazo s matrimoniales. Para 600 d.C, los
pueblos de O axac a llevaban practicando la ven era ción de los antepa­
sados quizás durante 1500 años. En los últimos siglos de ese mileni o,
Nr~
¡lJe JO r:mgo
12 Mono los zapotecos representaron a sus antep asados nobles en urnas.
El texto (noblez,,)
FIGURA X111.6 .
jeroglífico del lado
opuesto de la Estela
3999 A menudo, esos antepasados se representaban portando másca­
ras o tocad os qu e incluían atributos de Rayo, Maíz y varias otras
5 ofrece las fechas fu erzas sobrenaturales. Con Rayo se asociab an otros elementos ce­

~~~~
de nacimiento y lestes, co mo la llu via, las nubes, el viento y el grani zo.
muerte de Señor 12
Los zapotec os creían qu e los nobl es difuntos ascendían al cielo
Mono y explica que
era el cuarto de los y se convertían en nubes, de m odo que su ubicación celestial les
hijos de Señor 13 (u.uta llm errt' permitía int erced er con Rayo a favo r d e su s desc en dient es. Sin
f) clcido
(te du
Mono . de llw c rte) emb argo , só lo lo harí an si se les propiciaba adecuadam e nte con
comida , bebid a, inci enso y sacrificios. De allí la preocupación por
En o tras palabras, la estela n os dice qu e la Princesa 12 N nació te ner tumbas qu e pudi era n abrirse cuand o fu era necesario.
en el año 2 N ; ell a era el terce r nií'í o del Seí10r 13 M o no ; murió en C uando se vo lvi ó habitual disponer grupos de cin co urnas o
el año S N . El Príncipe 12 Mono naci ó en el año 3 N ; era el cuar­ m ás enfrente de la s tumbas (como en Xoxo cotlán, Lambityeco y
to nií10 del Señor 13 Mono, y muri ó en el aJ'í.o 7 M. Como ya vi­ M onte Alb án), au mentó el número de estas efigi es de cerámi ca.
mos en el cas o de las Estelas 12 y 13 de Monte Albán , el orden de Sin emb argo, n o fu e sino ha sta alreded or de 600 d. C cuand o em­
nacimiento de los hijos se indi ca ba usando los dedos de la mano. pezaron a abundar b e. estelas qu e do cumentan casamientos de élite,
Es evid e nte que el orden de n acimi ento era relevant e en la suce­ gene alogías familiares y ceremoni as sagradas realizadas por parejas
SIón real; era imp onante sab er si uno era el primogénito, el segun­ promin en tes. Las estelas de 600 d.C mue stran una gran va ri edad
do hijo , etcétera. de esc enas , como individuos quem ando inci enso, co mpartiend o
Estas prácticas mortuorias con stitu yen una de las clave l, para comida , ofrend ando o bjetos prec ioso s y tomand o bebidas como
entender a la nobleza zapotec a de 600 a 1000 d.C Al conservar la pulque (nupi) y chocolate (l1ira pizoya).
tumba familiar abiena y accesible, las familias n obles podían agre­ Al ver que su antigua capital , M onte Albán, comenzaba a de­
ga r par ient es a la tumb a, colocar nuevas ofre ndas y repintar lo s clinar, vari os pu eblos en el va lle de Oa X3 ca buscaron establec er sus
murales y friso s para incluir a generaciones posteriores . La élite propias alianz as m atrim oniales, rit1131 es y eco n ómicas. Al parecer,
zapoteca honraba a familias multigencracionales enteras. Así, la los m ecani smos integradores clave para v incular las élites zapotecas
magnificencia fin al de sus tumbas se deb e no só lo al ocupante ori­ en varios puebl os eran los matrimoni os interdin ás ticos , la ve n era­
ginal, sin o tambi én a los h erederos qu e agrega ban ofrendas, repin­ ci ó n de antepasa do s co munes o apicales, y Id ~1sis t e ncia a fun erales,
taba n los murales y co mision aban reg istros gen ealógicos que los aniversa rios y ceremoni as de ve cin os imp ortantes.
incluyeran.
[,2 LA ÉPOCA DE DECADENCIA DL ,\ \ONTL1\ LBÁN

Resumen XIV La Época V: inmigrantes mixtecos


y ej ércitos aztecas
Todas las grandes ciudades del mundo antiguo -Ur y Babilonia
en MesopotamJa, Lu xar en Egipto, Palenque en la región maya,
Teotihuacan en la cuenca de M éxico, \X/ari y Tiahuanaco en los
Andes- con e! tiempo perdieron pod er. Un mito común es que
estas ciudades antiguas sufrieron algún tipo de desastre, como una de fechas radiocarbónicas aún es inade­
Illundación, un temblor, una plaga, etc. La verdad es que casi todas
estas grandes ciudades antiguas , incluido Monte Albán, declinaron
C OMO LA ,\ 1UESTRA
cuada, resulta difícil fechar con preClsión e! inicio y el fin de
la Época V de Monte Albán. Seguro ya había empezado para 1100
por razones políticas. d.C. y, por conveniencia, diremos que terminó alrededor de
En su apogeo, Monte Albán era una concentraCIón de 30000 1521 d.C., 31'io en que los conquistadores españoles llegaron al
habitantes o más en una cumbre empinada, donde e! agua de lluvia valle de Oaxaca.
tenía que almacenarse y gran parte de la comida tenía que llevars e Durante la Época V, Monte Albán dejó de ser la capital de un
del fondo de! valle, 400 m más abajo. Este esfuerzo resultaba lógi co gran Estado zapoteco. El valle de Oaxaca estaba dividido en varios
cuando Mo nt e Albán estaba en guerra con rival es como Tilcajete, señoríos o cacicazgos encabezados por familias nobles importantes
o trataba de conservar su tam31'io y permanecer defendible mien­ en lugares como Z aachila, Macuibcóchitl, Mitla,jalieza, Tlalix tac de
tras Teotihuacan expandía su influencia en todo el altiplano mexi­ Cabrera, Teitipac y Yagul. Se dice que Z aachila fue la resid encia del
cano. Es probable que esforzarse por mantener un gran centro cívico­ gobernante zapoteco más poderoso, n1.ientras que Mitla era el cen­
ceremonial en una cumbre de 400 m de altura dejara de valer la tro religioso más importante del valle.
pena cuando Teotihuacan comenzó a declinar y los pueblos gran­ A pe sar de su decadencia, Monte Albán no fu e abandonado
des de! fondo del valle de Oaxaca se cansaron de pagarle tributo a durante la Época V Con base en e! reconoc imi ento de Blanton, su
M onte Albán. población era de alrededor de 4000 y 8000 habitantes, que vivían
Sin embargo, a pesar de su población m enguante y la pérdida en unas 300 terrazas. Sin embargo, parece que la población de
de apoyo político, M onte Albán siguió siendo un lugar sagrado, M onte Albán dejó de erigir edificios verdaderamente importantes
incluso después de 750 d.C. A fm de cuentas, e! linaj e real de Monte y de labrar monumentos de pi edra importantes con escriturajeroglí­
Albán era uno de los que todos los gobernantes zapotecos busca­ fica. De hecho, parece que la comumdad de M onte Albán constru yó
ban apropiarse. A partir de ese periodo, gran parte de los monu­ nuevos muros defensivos en partes de! sitio, como si por momen­
mentos labrados zapo tecas comenzaron a mostrar la genealogía de tos sintieran que estaban amena zados. Quedan algunas preguntas
cada gobernante local, y ya no las victorias militares. por resolver: ¿quiénes vivieron en M onte Albán durante este p e­
riodo! ¿Qui én les suministraba com.ída des de los campos de! valle?

17 3
J 74 LA ÉPOCA V l"\ii' HGR:\NTES lvll XTECOS y EJÉRCITOS AZTECAS LA ÉPOCA V INM IGR ANTES MIXTECOS y EJÉRCITOS AZTECA S (75

Los matrimonios reales zapoteco-mixtecos pueblo ce rcan o de Cu ilapan de G u errero tenía h ablantes mi x tecos.
Fue cuando pregu ntó có mo se h abía llegado a esta situación cuan­
Um de las principales estra tegias de las familia s go bernantes en los do le co ntaro n sobre los matrimo ni os_ En palabras de M ata:
se l1 0ríos preh ispánicos tardí os era fortalecer su poder arreglando
ali anzas militares co n sus vec in os y es tableciendo alianzas matri­ porq ue preguntados com o vi niero n ellos a esta provincia ~apo t eca
moniales con los goberna ntes de otros cacicazgos . Durante los si­ siendo ellos nústecas responden que por via de un casamiento qu e se
glos de la Época V, algunas familias reales zapo tecas arreglaro n ma­ hizo de una Mi xteca con un Señor de Teoppo dan; vinieron mas ha
trimo ni os con algunas familias reales de sus vecinos mix tecos del de trezi entos años, au nque fu eron pocos los que entonces vi nieron;
n o rte del estado de Oaxaca. Sabemos de estos matr im oni os por­ pero poco antes que viniero n los españoles vbo otro casamiento de un
que se rememoraban, a menudo por cientos de al10S, y se relataron Señor de Yangui tlan que se casó con la h erma na de la muger de l
a los españ o les , qu ienes los registraron en papel. Vari os matr im o ­ Señor y Rey de Teo c;apo tlan , el qual vivio en C uylapa porque se lo
ni os rea les es tán d esc rit os en una se ri e de doc umentos llamados dio El Señor de Teo yapo tlan para que alli viuiesen . Entonces vini e­
R elaciones Geográficas, escritos en 1580 y 1581 por admini strado res ron muchos mas que abian ve nid o antes; asi que todos con cuerda n
españoles locales, a petición de l rey de España. en esto, en dezir que Teoc;apotla n es el Señorío yapo teca. Llamase en
Los pueblos zapo tecos involu crados eran Z aachila (llamado Teo­ r;:apo teca Zachilla.
zapotlan o "Teoc;:a potlan" por los españoles) y Cuilapan de Guerrero
(llamado C uylapa por los españoles). Por su parte, los pueblos mixte­ La Relación de Teo z apotlan (publicada, y por ende puesta a dis­
cas eran Yanhuitlan (llamado Yanguitlan por los españoles) y Almolo­ posición de los lec tore s, en 1905) se concemra en Cuilapan de
yas. Cada vez que se cons umaba un matrimonio real, el novio o la Guerrero com o un posible centro mixteco durante la Época V. Se­
novia mixteca se mudaba al valle de Oaxaca Junto con un séquito de gú n fray Agustín de SaInar - quien ofrece una versión un tant o
cientos de sir vientes y trabaj adores agrícolas (llamados tay sit~l11da}'1I d iferente del mism o casamiento real mencionado por fray Ju an de
en nuxteco). Los documentos ap untan a que los zapo tecos buscaban M ata-, la ti erra de cultivo oto rga da a los mixtecos se enco ntraba
un mayor prestigio y apoyo n1ilitar po tencial de los señores n1i xtecos, en realidad en una de las laderas inferiores de M onte Albán. Así, se
mientras que los mixtecos (que provenían de regiones mu y monta­ hallaba cerca de C uila pan, pero no Jdentro. En palabras de Salazar:
ñosas) buscaban buenas tierras de cu ltivo en el valle de Oaxaca.
Veamos dos de los matrimonios en los que participó Z aach ib. V ini ero n es tos yndios d e unos pueblos de la misteca que llamam os
Ambos se menc io nan en la Relación de Teozapotlal1 [Z aac hila], es­ las A lm o loyas, ti erra mu y áspera y fragosa por cienos casa mientos
crita en 1580 d. C. por un sace rdote español, ti-ay Ju an de M ata. En que h ubo en diferentes tiempos y a m as de trezientos al''1 os que vi­
el primer caso, una prin cesa mixteca se casó con un gober nante ni eron, estos yndios en gran cantidad y po rque uno dellos y entclll1­
zapoteco de Z aach ila. En el segundo, un prínc ipe mi x teco de Ya n­ bos eran de personas principales y el uno dellos era casamiento co n
h uitlan se casó co n la cuñada del rey zapoteco de Z aa chila. Se di ce la hij a de Teo~apo tlan que esta 3/4 leguas de aq uÍ , lel SeJ'lo r de Teo­
que en es te caso el sel10r de Zaachila le di o al prín cip e mixteco y a c;apo tlan] dio a su yerno e! siti o deste dicho pueblo, au nque cuando
sus trabajadores agrícolas algunas tierras en el ce rcano Cuilapan. lo dio es taba un poco mas apa rtado .. .. y ento n ces no le llamaban
M ientras esc ribía la R elación, fray Juan de Ma ta reparó en que, y nchaca, como ah ora sin o Sayucu, qu e q uiere decir "al pie de! ce rro"
si bien la poblac ión dom inante de Zaachila hablaba zapot eco, el y porqu e aq ue! sitio no era tan bue no C0111 0 las tierras que con e!lio
176 LA ÉPOCAV: INM IGR AN TES MI XT EC OS y EJ ÉRC ITOS t\ZTE CAS LA ÉPO CAV IN M IGRANTES MIXTEC OS y EJÉRCITOS AZTEC AS 177

del R ey de Teo¡;:apotlan, acordaro n los yn di os por consej o de los re­


ligiosos de pasarlo a donde ahora esta.

La ve rsión de SaInar so bre el matrimoni o descr ib e a la novia


como hij a (en lugar de cuñada) del señor de Z aachila, y especifica
que la ti erra o to rga da originalm ent e a los mix tecos era un lu gar
llamado Sa' a Yu cu (sa'a = al pi e del; yucu = cerro) en la ladera sur R. SolOdo

de Monte Alb án. Esto ha sido confirmado po r la arqueol ogía. El


reconocimiento de la parte ce ntral del valle de O axaca practicado .oo;~v
por el doc tor Stephen Kowalewski reveló un gran sitio arqueológico _ ~:.~~~\~t

t;~
de la Ép oca V (sitio C-V-1 32) al pie de Monte Alb án . Es pro bable N
que este siti o co ntenga los res tos de Sa' a Yucu , el lu ga r do nde se I
~
estableci eron los mixtecos. o 1 2 km
L-1-...J
El sitio C - V- 132 era una comunid ad co n alrededor de entre
980 y 1960 habitantes, repartidos en ci entos de res idencias indivi­
du ales. Éste es el patrón qu e esperaríamos si los se ño res mixtec os Mapa del valle de Oaxaca central durante la Época V de Monte
FI GURA XIV. 1 .

que llegaro n hubieran ll eva do consigo a terraz2ueros, siervos plebe­ Albán. Las zonas negras representan los sitios arqueológicos ocupad os
durante la Época V, según el reconocimiento del doctor Stephen Kowalews ki .
yos o peon es agrícolas que trab aj aran sus tierras. El reconoc imiento El sitio marcado (-V-132 podría ser el antigu o asentamiento de Sa'a Yucu,
de Kowal ews ki m ostró que mil es de individuos adicio nales vivían donde se les permitió vi vir a los mixtecos que inmigraron al valle de Oa xaca .
en otras aldeas en las faldas del cerro (figura XlV. 1) .
El sitio C-V-1 32 aún no se ha excavado, pero n o muestra evi­
den cias importantes de haber tenido edifi cios públicos importan­ capítulo xv) . Aún no pued e eleg irse alg una de es tas alt ernativas
tes. Esto podría significar qu e Sa' a Yucu fue ante todo un a comu­ porque la arqu eología aún no prop o rcion a respuestas definitivas a
n idad de g ranj eros , y que el pro pi o p rín c ipe mixteco re sidí a en las preguntas imp ortantes de la Época V
aachila con su suegro. El descu brimiento de una tumba muy ri ca
en Zaachila respald a esta posibilidad. Alfonso Caso pensab a qu e el
oc up ante de la tumb a era un descendi ente de algunos gobernantes Las amenazas del Im p erio azteca
mi xtecos , nombrado en un doc umento gen ea lóg ico llamado el
Códice N uffa/l. Una probable razón por la que zap o tecos y mixtecos busca ban es­
Sin emb argo, no pod em os ign orar la posibilidad de que el se­ tablecer rela cio nes interculturales fLl ertes a través de matrimoni os
ñor mixtec a n o viviera en Zaachila, sino en Sa'a Yucu; es dec ir, en reales era que amb as sociedades se sentí:m am enazadas por los az­
una de las terrazas de la Época V en la cumb re de Monte Albán. La tecas de la c uenca de M éx ico. Los aztec as de los siglos xv y XV I
Tu mba 7 de M o nte Albán sugiere esta alterna tiva . C ontiene un te­ bu sca ban establecer un imp eri o expansi o ni sta y milit ari sta . Sus
soro real, así como una ser ie de huesos tallados con m o tivos y jero­ conquistas incluían la provincia de Xoco nochco (S oco nu sco) en la
glífi cos qu e co rrespond en al estil o de los códices mi xtec os (véase costa del Pací fi co de Guatemal a, cientos de kilómetros al sur de
17 S LA ÉPOCA V: INMI GRAN TES M IXTECOS y EJÉ IZC ITOS AZTE CAS LA ÉPOCA V rN 'vI IGRANTE S MIXTECOS y EJf:tzcrT os AZTECAS 179

Oaxaca . En consec uencia, e! ej ército nteca quería el permiso de los


í'
zapotecos para atravesa r el valle de Oaxaca en su camino a Xoco ­ e o
noc h co. Los zapotecos se unieron co n los mixtec os para resis tir.
Por seguridad, el rey zapoteco Cociyo eza mudó su corte real
de! ind efendible pu eblo de Z aac hila en el fondo del valle a una
fortal eza en el cerro llamad a G ui engola, cerca de Tehu antep ec. La FIGURA XIV.2 . M o nte Albán

durante la Época V Lo s

fuerza combinada de los ejércitos zapoteco y mi xteco, aunada al o


círculos color gris oscuro
sofocante calor de Tehuantepec, crearon un empate que los aztecas indican terrazas en cuya ~o o
no pudieron ganar. Esta guerra termin ó con una tregua lograda superfi cie se encontraron
med iante un casamiento político: se acordó q ue la hija de Ahuít­ te paica tes de ce rámica de 9
tipo G3M. Los círculos co lor
zo t! , una princesa llamada Coyoli catzin ("Copo de Algo dón"), se gris claro son terrazas en cuya
casara con Cociyo eza, quien se convirtió en e! yerno del rey azte­ superfi cie no se han
ca. Esto trajo la paz, pero era una paz insegura. encontrado evidencias
"7 Ve nado"
co nclusivas de cerámica de la
De acu erdo co n la Relación de Teozapo tlan , el documento de l Época V En la superficie de P rilkjpJ. ]
siglo XV I m encionado antes, uno de lo s términos de la tregu a era la Terraza 867 se encontraron
qu e los aztecas podían colocar una pequeña guarnición de soldados alguno s tepalcates aztecas. La
Tumba 7 fue abierta y
en el vall e de Oaxaca para reca udar un tributo anua l mínimo, esen­
reutilizada durante la Época V
cialmente simbólico. La Relación sos ti e ne que, tras la muert e de (véase capítulo xv) .
300 ll1

Ahuítzotl, su sucesor azteca M otec uhzoma II empla zó esta guarni­


ció n de soldados en una cumbre llamada Acatepec, cerca de la actual
ciudad de Oaxaca . La tradición lo ca l de Oaxaca afirma qu e esta a m ejores ti erras en Cuilapan cuando los invit aro n a hace rlo, lo
guarnició n azteca estaba en la cumbre qu e hoy se llama Cerro del cual expli ca por qué estaban allí en 1580. Por otra parte, la pequ e­
Fortín . N o obstante, e! recono cimiento arqu eológico no ha revela­ ña guarnició n azteca de Acatepec p odría h aber estad o en e! sec to r
do restos ntecas en Cerro de! Fortín. En cambio, el reconocimien to El Plumaj e de M o nte Albán, y no en Cerro del Fortín.
de Blanton en M onte Albán recup eró aproximadamente 10 tepal­
ca tes de vas ij as aztec as (negro- so bre-naranj a) en la Terraza 867.
Esta terraza se halla en el sec tor de Monte Albán co nocido hoy en Resumen
dí a co mo "El Plumaj e", 1.4 km al norte de la Pl ataforma Norte
(figura XI V(2). Parte de la actividad en torno de M onte Albán durante la Ép oca V
Así, a pesa r de su disminui da importancia polít ica durante la fu e resultado de las incursiones mixtecas y ntecas al valle de Oaxa­
Época V, M o nt e Albán sigu e proporcionando informació n rele­ ca . Los mix tecos entraron al valle como aliados polí tic os y miem­
vante. R esulta q ue Sa'a Yu cu, la colonia agr icultora establec ida para bros de alianzas matrimon iales co n las famili as reales zapotecas.
el príncipe mixteco qu e se casó con un miembro de la familia rea l Entre 980 y 1960 terrazgueros mixtecos pudieron es tabl ecerse en la
zapoteca, estaba en la ladera sur de Monte Alb án, y no en Cuila­ base sur de M onte Albán, un lu gar llamado Sa'a Yucu (en la lengua
pan. Con e! tiempo, los ocupan tes mixtecos de Sa'a Yucu se mudaron mi xteca). Los aztecas eran enemigos de los zapotecos, pero resol­
180 LA ÉPO CA V: lNMI CRAN TES MIXTECOS y Ej ÉRC rTOS AZTE CAS

vieron su confli cto m edlante una alianza m atrim oni al entre la hija XV El tesoro de la Tumba 7
del rey azteca Ahuítzo tl y el rey zap ote co Coc iyoeza. Como resul­
tado de ese casa mi ento, los aztecas se conformaro n con poner una
pequeñ a guarnición en la cima de M onte Alb án. Al gun os arqueó­
logos creen qu e es ta guarnición (llamad a Aca tep ec en la lengua
náhuatl) p odría h ab er es tado cerca de la Terraza 86 7 en ;Vlonte
Albán, pero se neces itan excavaciones para co nür m ar eso.
C OMO SE Vl 0 E N EL CA PÍTULO XVI , la cima de Monte Albán es­
taba habitada po r alrededor de entre 4 000 Y 8000 personas
durante la Épo ca V En la falda sur de Monte Albán había un asen­
tamiento menor co n entre 980 y 1960 habit ant es, qui zás una
comunidad agríc ola de inmigrantes mixtecos llam ada Sa'a Yucu.
Los habitantes de M onte Albán de la Época V siguieron enterran­
do a sus muertos en la m ontaña, en ocasiones reutilizand o las tum­
bas ex istentes . Sin em ba rgo, ningún arqu eó logo estaba preparado
para enc o ntrar la extrao rdinaria riqueza de la Tu mba 7 en Monte
Albán, de scubi ert;1 por Alfo nso Caso en enero de 193 2.
El tesoro de la Tumb a 7 incluía adorn os de o ro co n un peso
total de 3598 gramos, adornos de plata con un peso to tal de 325 gra­
mos y adorn os d e co bre co n un peso to tal de 200 g ramos. En
1932 era el mayor tesoro jamás encontrad o en la Am érica prehi s­
pánica. Inclus o h oy, ~ó l o es superado por las tumb as rea les de Sipán
en la costa n orte del Perú.
LaTumba 7 fu e desc ubierta al norte de la Pl ataforma N o rte.
Originalmenre, este sepulcro fue construid o co m o una tumba están­
dar zapoteca de la b poca III en M onte Alb án , con las típicas urnas
funerarias y una puerta de pi edra labrada con Jeroglíücos. En un prin­
Clpio, la tumb a podría haber estado baj o el pati o de una res idencia,
pero en fc chas poster iores se construyó enCIma de ella un típico tem­
plo zapotec o con co lumnas a cada lado de la entrada (fIgura XV.l ) .
Al parecer, es ta rumba de la Época 1][ fu e descubierta . parcial­
mente vaciada y re utilizada durante la Ép oca V La Tu mba 7 ti ene
dos cámaras qu e corren de este a oeste unidas p or un amplio vestí ­
bulo. En la Época V se agregaron al m en os n L1t~ ve es qu eleto-o que
probablem ente estaban enterrados en otros lu gares am es de ser co ­
locad os en la Tumba 7.

¡81
r 82 EL TES ORO DE LA TU MB A 7 EL TESORO DE LA T UM BA 7 r83

Los entierros secundarios de la Tumba 7 estaban acompañad os


~ Templo ---"--'---,
por más de 500 objetos de parafernalia exótica, sin contar las rrules
de cuentas individ uales que formaban parte de collares. H abía pec­
to rales de oro, plata e incluso de oro con plata co mbinad os. Algu­
o ~ ~- nos pectorales tenían el típi co j eroglífico mi x teco del año, que se
asem eja a una A entrelazada co n una O. Otros pecto rales muestran
a se res divinos como Yopi o Xipe Totec (láminas 7 y 8). H abía un
.-Á- N­ cráneo humano cubierto con un maravilloso mosa ico de turquesa .
Había cuentas de oro con núcleos de carbón elaborados mediante
el proceso de cera perdida (ci re perdue). Tambi én se encontraron

o o mangos de oro y jade para aba nic os ; pinzas de oro y plata para qui­
tar el vello fac ial indeseado; anillos de oro y plata; campanas de oro
y pl ata; orejeras; bezotes; uñas postizas de oro; y cuentas de turquesa
2 III Q
en todo el piso de la tumba. Otras ofrendas incluían una diadema
g
C ··" de oro y una imitació n de pluma en o ro; cuencos de plata, cr istal de
ro ca y tecalli , y orej eras de obsidiana, pulidas hasta qu e estab an tan
delgadas que se podía leer un p er ió di co a través de ellas .Junto a
La Tumb a 7 de Monte Albán estaba originalmente baJO el patio

FIGURA XV .1.
de un palacio de la Época 111. Más tarde, sobre las ruinas del palacio
los esqueletos habí a collares de oro, plata, ámbar, na bache, coral,
se construyó u n templo de dos habi tac iones. Durante la Época V, la tumba
perla y concha .
fue descubierta y reutilizada para un grupo de entierros acompañados
La Tumba 7 tambi én contenía un gr upo de 34 huesos tallados
de f abulosos objetos de luJO.

al es til o de los cód ices mixtecos, algunos con incrustaci o nes de


turquesa que servían de fo ndo azul brillante para qu e las figuras
D e ac uerdo con el antrop ólogo físi co Rubín de la Borbolla, el bl ancas contrastaran y se vieran m ejor. De acuerdo con el tema de
esquelet o prin cipal de la Tumba 7 era de un h o mbre de 55 úi os, los tallad os, h abía tres categorías principales de hu eso s tallad os:
con deformación craneal deliberada y dientes lim ado s. En general, 1) los que incluían personaj es, nombres, lugares y esc en as similares
tanto la deformació n como el limado dental se consideran signos de a los enco ntrados en los códices; 2) los que contenían listas conse­
esta tus elevado. La mayoría de los esqueletos restant es eran hom­ cutivas, ya fuera de años o de los 20 signos j eroglíficos de días del ca­
bres de entre 20 y 50 años. También había hu esos de do s muj eres y lendario de 260 días, y 3) los que mostra ban símbolos y elementos
un bebé; sin embargo, D aniel Rubín de la Borbolla sospechaba que Iconográficos alternados y repetidos, en lugar de escritura j eroglífica .
estos últimos no debían estar allí y que fu ero n inclui do s cuan do Caso sugirió qu e la mayoría de los hu esos eran de jagu ar o ve nado,
los entierros se cundari os se trasfiri ero n a la Tumba 7 desde sus se­ pero es tán tan modificados que no pod emos es tar seguros de ello.
pulcros an teri ores . Luego de cerrar nueyamente la tumba, los indi­ Lo s hues os tall ad os de la Tumba 7 constituyen una de las razo­
viduos qu e enterraron los nueve esqueletos dejaron una ofrenda de ne s que lleva ron a Caso a pens ar qu e los oc upantes de la tumb a
tres orejeras de jade, 36 cuentas de jade y una tromp eta de concha eran étnicamente mixtecos. La escri tura j eroglífica en los huesos era
marina sob re la tierra enci ma de la tumba. mu y diferente de la escr itura zap oteca y azteca, y mu y cercana a la
184 ELTESO RO DE LA ll:\1BA 7 EL TESORO DE LA T UMBA 7 185

es critura de la Mixteca Alta. Por ejemplo, Caso n o tó que los nú ­ dentemente de derecha a izqui erda, co m enzando por el día 7 Llu­
m eros qu e ac o mpañan los signos de días del calendari o de 26 0 días via en el calendario de 26 0 días . D espu és si gue un h ombre tirando
en es tos hu esos estaban escritos ex clusivamente con puntos (como de una señal con una cu erda atada (se halla dentro del glifo cerro el
lo hacían los mixtecos), a diferencia del sistema zapoteco, que usaba nombre del lugar). Luego siguen seis lo ca lid ades conquistadas.
puntos para los " uno s" y barras para los " cincos". C ada nombre de lu gar tiene una fle cha atravesa da , con el extremo
Veam os ah ora ejemplos de huesos de cada uno de los tres tipos, emplumado de la fle ch a hac ia arriba y a la derecha del n ombre del
comenzando por el Tipo 1 (figura xv. 2). El Hu eso 203b se lee evi­ lugar. Así es como los mix tecos indicaban "conquista". El texto ter­
mina a la izquierda co n el signo mixt ec a de añ o (parecido a una
"A" entrelazada con una " O") ; e! añ o 7 Caña , y el día 4 o 5 Casa.
Un ejemplo de hueso tallado de Tipo 2 es el Hu es o 172i, qu e


. . ..; ,.". , . .--:.
,~

.O:: . ...... ,.

r'
lista algunos días del cal endario de 260 dí as en ord en cons ec utivo.
_ O Un ej emplo que lista los úios en o rden conse cutivo es el Hueso
. "
f{5))j
. . " . ;. ¡"
37a. En amb os casos se dan en orden 13 unidad es (días o añ os). Por
ej emplo, en e! Hueso 172i el texto se lee de derecha a izquierda, y nos
da los primeros 13 días del calendario ritual de 260 días com o sigu e:
Hueso 203b

1 Lagarto, 2 Viento, 3 Casa, 4 Lagartija, 5 Serpiente, 6 Muerte,


7 Venado, 8 C onej o, 9 Agua , 10 Perro, 11 Mono, 12 Pasto y 13
Caña

Un ejemplo de! Tip o 3 -los hu es os tallados que mu es tran


Hueso ¡ni símb olos o m otivos rep etitivos- es el Hues o 203 f. É ste mu es tra

lr;!imam
dos cab ezas de animal , un lagarto alternado con un zopil ote .
:s posible que los huesos tallados deTip o 1 se refi eran a la ge­
nealogía y a ac ontecimientos históricos relac ionados con los ocu­
pantes de la turnba o sus ant epasados. Los Tip os 2 y 3 se utilizaban
' . ,,. .... 'c, ...,,".... .; ' .. ., 0', ..'···· ; .. . , .... ·.·c. . e·....,,·... ·. ,. c... . ~ . . < ; ;"'';';' .. .. . c. i .. ,,:,. " """"'
'.' ' '-;=..., . =,;..L:<>."
< '::::.w
'>i'.,..;.;:.:.:.••; .,'.•.,: com o instrum ent os de adivin ación para tomar ciertas dec isi o ne s.
Hu eso 203f Si lo s rest os human os de la Tumba 7 pu eden interpretarse como
los de un noble de 55 añ os y su séquito de asistentes , es p os ibl e
FIGURA XV.2 . Detalles de tres de los huesos tallados dejados en la Tum ba 7
qu e entre éstos hu bi era un sacerdote o adivinador, una persona que
durante la Épo ca V El Hueso 203b muestra una serie de acontecimientos

continuaría sus actos adivinatorios despu és de la muerte, utilizando


políticos, presentados en el estilo de los códices mixtecos. En esta parte

del hueso se ven cu atro lugares con flech as que los atraviesan, lo cu al ind ica
los hu eso s tallad os .Tambi én es posible qu e algunos hu es os tallad os
conqui st a; uno de los lugare s (el primero a la izquierda) se conoce como " Lugar
de Tipo 1 representen los registros de C;} ,> ;1 miento s, conquistJs \ des­
de la Cancha de Pelota en forma de 1". El Hu eso 172i lista en orden

cendencia real apuntados por algún sa cerd ote o escriba de confian­


los días del calend ario ritual de 260 días. El Hueso 203f muestra sím bolos

repetitivos, un zopilote alternado con un lagarto.


za, cuyos resto s se hallarían entre los ocupantes de la tumba.
186 EL TESOR O DE LA TUIvlBA 7

¿Por qu é estarán estos nueve enti erros se cundarios de la Época


XVI. Los zapotecos actuales y la herencia
V, con sus luj os as o fren da s y hues os tallado s, enterrados en una
de Monte Albán
tumba de segunda mano baj o un templo de la Ép oc a IIIb? ¿Será
p osible qu e estos fabulos os objetos h ayan sido ocultos en la Tumba
7 para protegerlos de los enemigos? Y estos enemigos ¿s erían riva­
les zapotecos, so ldados aztecas o conquistadores españoles?
Tal vez nunca conozc amos la historia completa de la Tumba 7 ,
pero hoy día e! visitante pu ede pasearse por el Museo Regi onal de
Oaxaca , en el ex Convento de Santo D omin go, y admirar el tes oro
H Oy DÍA QUIE N VI SlTA MONTE ALBÁN sólo pued e ver una pe­
queña fracci ón de la gran ciudad. Setent a años de arqueolo­
gí a han logrado limpi ar y conso lid ar la Plaza Principal y algunos
de la Tumba 7 exhibido en su propi a sala. Caso, Bernal y Ac os ta barrios al n o rte y este. Más de cinco kil ó metro s cuadrados de la
excava ron más de 20 0 tumbas adi cionales en Monte Albán, pero ciudad aún se encuentran en ruinas, cubiertas p or ti erra y vegeta­
ninguna pro dujo nada parecido a las espec taculares ofrendas de la ción qu e ocultan mil es de sorpresas para los futuro s investigadores.
Tumba 7. Claramente, se trata de un acontecimiento úni co. Pero ¿q ué hay de los propios zapotecos, d e lo s descendientes de
aqu ella extrao rdinari a cultura qu e creó M onte Alb án?
Me complace informar que los zapotec os no sólo sobrevivieron
la conquista española y las enfermedades europeas de la época colo­
nial, sino que también están prosperando. De hecho, durante las últi­
mas seis décadas de! siglo xx su población aumentó en forma espec­
tacular. El censo de 1940 registró 94 000 hablantes de zapoteco; para
1950, e! número aumentó drásticamente a 215000, y para 1990, casi
se volvió a duplicar a 400000 . N o sólo está aumentando e! número
de hablantes de zapoteco, también el de los hablantes de mu chas otras
lenguas indígenas en el estad o de Oaxa ca. La lejanía de los pueblos
montañosos no es el único factor que ha permitido la supervivencia
del lenguaj e, la cosmología, la cultura y la visión del mundo zapote­
cas oTambién es e! resultado de un intenso orgullo y un sentimi ento
de ind ependencia, de un deseo de no rendirse ante culturas extranj e­
ras y de mantener su propia identidad, la integridad de su comunidad,
la endogamia de sus pueblos y la propiedad grupal de la tierra.
Después de todo, los zapotec os tienen much o de qué eno rgu ­
lle cerse. Sus antepasados comenzaron a trabajar la tierra en fechas
tan tempranas como 8000 a.e. Producían calabazas y jícaras cuan­
do mu chas p art es d e M éx ic o aún no tení an plantas domésticas.
H acia 6000 a.e. agregaron frijoles n egros, y maíz para 4350 a. e.
E n 1600 a.e. ya vivían en aldeas, tej ían y hac ían cerámi ca .

•87
)88 L O S ZAPO TECO S ACTUALES y LA HElZEN C I A D E MONTE AL BÁN LOS ZAP O TECOS ACIUALE) y LA H EREN C I A UE MON TE ALB Á N I~9

Para 500 a.e. fund aron lo que podrí a ser la primera ciudad del Kearn ey public ó en 1972 un estudio so bre la visión de mundo de
M éxi co antiguo: Monte Albán . De los cu atro grandes sistem as de los zap oteco s en el puebl o de Ixtepeji , en la Sierra de Juárez.
escritura j eroglífica del M éx ico antigu o - zapote co, maya, mixte­ Para la reg ió n sur del valle de Oa xa ca tenem os los importan­
co y azteca- , la escritura zapo te ca es la más antigua.Y cuand o, tes estudios de R oberto Weitlaner y Gabriel de Cicco, qui enes du­
durante la Ép o ca TI , M onte Alb án conquistó la Cúiada de C uica­ rante la década de 1950 se conce ntraro n en el calendari o zap oteco
tlán y se anexó Ejutl a, Miahuatlán y Sola d e Vega, los zapot ec os y en la supervive ncia de las cre encias y con cepto s religi osos. Para
es taban cre ando el prim er imperi o de la anti gua Mesoaméri ca . el brm o de Tehuantep ec está el libro de 1954 de Migu el C ovarru­
sta exp ansión política ll evó la lengu a zap o teca a Sierra de Juárez bias ,lVIexico So.tth, un tanto id ea lizad o, pero imp ortante. También
y al Istmo de Tehuantepec. está el libro de 1973 de Beverl y C hiñas sobre el papel económi co
desemp eI1ado por las mujeres en un pu eblo del Istmo qu e llamó
San Juan Evangelista, una comunidad que en ese entonces tenía la
Estudios sobre co m unidades zapotecas mayo r cantidad de h ablant es de zapot eco en tod o el Istmo de
Tehu antepec (96% hablaba zapotec o y español; 43% ha blab a sól o
Con el surgimi ento de la antrop ología social se han estudiado nu­ zap oteco) .
mero sas comunidades zapot ecas d e los siglos xx y XXI, tantas qu e Cabe destacar que en la década de 1930 los zapotecos dellstmo
sólo podré m encionar algunas aquí. A principios del siglo XX, Fre­ de Tehuantep ec comenzaron a publi car !\ic;za (Camino), el primer
derick Stan es cribió una etnografía de los pu eblos indígenas m exi­ peri ó dic o en lengua zapoteca del mundo. En la décad a de 196 0,
canos e incluyó un breve estudio sobre lo s zap o tecos. El estudio de l,\'cz a fue relanzad o como Nez a Cubi (C amino N uevo). En la dé­
1930 de Oscar Schmieder sobre el uso de la tierra entre los zapo­ cada de 1990 se lanzó una nueva publicación , Guchaclú 'reza (Iguana
tec os y los mixes aún ofrece información import ante. En 193 6, Raj ada), cuyo o bjetivo era prom over "los valores culturales y so­
Elsie C lews Pars ons, quien vivió m ás de un añ o en el pu eblo d e ciales de la entidad oaxaqueña" .
M ida, escribi ó el primer " es tudio de comunidad " exhaustivo sobre E ntre los estudi os importantes sobre los zap o tecos se cu entan
los zapotecos en el valle de Oaxa ca . los de M aría Lui sa Ac evedo, M arco Antonio Aguirre,J os é Alc ina
En la década de 1940,Juli o de la Fuente estudió el pu eblo za­ Franch , Alici a Barabas, M igu el Bartolomé, Ralpb Beals, José M aría
poteco de Yalál ag en la SIerra de j uárez. En esa dé cada tambi én se Bradomín , In és Butler, D o uglas Butterworth , M arcell o Carmag­
publi có un volumen importante, Los z apotccos, co mpilado por Lucio nani , john C hance,J effrey C ohen, Scott Cook,Jack Corbett,Víc­
M endieta y N úñez. En la década de 1960, Laura N ader se concen­ to r de la Cruz, W ilfrido Cruz, P hilip D enni s, M artin Dis kin , Se­
trÓ en la o rganización social de Talea y Jugu ila, dos aldeas má s de la ba stián van Doesburg, Ted Downing, Fadwa El Guindi , M anuel
Si erra Z apoteca. U no de est os pu eblos, Ta lea, fue el tema de otro Esparza, B ernd Fahmel B eyer, Enriqu e Fernánd ez , M aría Teres a
es tudio importante en la décad a de 1990, cuand o Roberto Gon­ Fernández de M iranda , Ernesto Gonzál ez Licón, Andrés Henes­
ó lcz se enfoc ó en las prácti cas agrícolas y en la toma de decisi ones trosa, M ichael H iggins, Lan e Hirabayashi , Eugene Hunn , M aarten
de sus OCl1p:ll1tes. Jansen,Jeremias López C hiI1as, Aus encia López Cruz, Robert M ac­
En la década de 1950, Charl es Leslie volvió a esru diar M itla , el Laury, Lourd es M árquez M orfin , Raúl M atadamas,Arthur M urphy,
mismo pu eblo es tudiado por Parsons, pero Leslie pu so m8yor aten­ Arturo Oliveros, M ichel Oudijk, M aría Teresa Pard o, R ose ndo Pé­
ción a la visió n del mundo de sus residentes. Por su parte, M ichael rez G arcía, Velma Pickett , Emily R abin, Juan Jos é R endón , Rafael
190 LOS ZAPOTECOS ACTUALES y LA HERENCIA DE MONTE AlBÁ N LOS ZAPOTECOS ACTUALES y LA HEREN UA DE MO NTE ALBÁN 191

R eyes, N elly Robles Garda, Francisco Rojas González, Teresa Rojas n ominaba guela gueza (contribuir), en e! siglo X VI. Actualm ente, en
R abi ela, Rosa Rojas Iorres, María de los Án geles R omero Fri zzi, el dialecto zapoteco de Teo titlan del Valle se den omina xel gez, en el
Franc isco Javier Sansores, H enry Selby, Thomas Smith Stark , Lynn dialecto de Mida es gaehl gehtz . Los hablantes de españ ol lo pro­
Stephen, Alex Stepick, Jorge Suárez, Mauricio Swadesh, Morris nuncian guelaguetza y su significado or igin al a menudo se malinter­
Stubblefield, David Tavárez,J avier Urcid, Ronald Wa terbury, R o­ preta. D ado que los ep isodios de ay uda mutua a menudo iban se­
berto Weirlaner, J oseph Whitecotton , Robert o Z árate y R osa guidos de bebida y bailes rituales, los hispano hablantes actuales del
M aría Z úñiga. va lle de Oaxaca suelen pens ar q ue la <~uelaguetza se refi ere a una
La lec tura de estos estu dios sobre los g rup os zapotecos ac tua­ danza fo lkl ó rica o incluso a una fie sta. Esta interpretac ión consti­
les nos remonta en el tiempo al centro urb ano de M on te Albán y tuye una seria desestimación de la práctica original. La guela gueza
nos h ace preguntarnos: ¿Cuál es e! legado de Monte Albán y otros era una práctica cultural que ayudaba a unir a las familia s zapotecas en
pueblos y comunidades antiguas;> Aunqu e la llegada de los españ o­ una red de o bligaciones recíprocas a largo plazo, algo similar al
les alteró profund amente las v idas de los pueblos zapotecas -en compadrazgo que introdujeron los españoles en el siglo XVI.
espec ial las de los reyes y nobles- su impacto fue m uy variable. Algun as casas zapotecas actuales aún se parecen a las excava das
Muchas de las comun id ades que hablaban zapot eco en ese en las terrazas debaj o de la Plaza Principal en Monte Albán, las cua ­
en tonces aún lo hablan, aunque la lengua se ha dividido en varios les consisten de tres o cuatro habitac io nes de adobe alrededo r de
dialectos ininteligibl es entre sí, pero que aú n se consideran var ie­ un patio interior.
dades de la famili a de lenguas zapotecas. El zapoteco que se h abla O tra herencia zapoteca es la espec iali zación artesanal por po­
en el Istmo de Tehuantep ec en la actualidad parece ser el más si­ blado, un patrón qu e ca rac terizó al valle incluso desde la Ép oca I
milar al registrado por fray Juan de Córdova en Tlac ochahu aya en de Monte Alb án. Atzomp a, Coyo tepec, San Marc os Tlap azola y
1578 . Ocotlán produ cen objetos de cerámica; la arcilla utilizad a en At­
En Ju chitán , los zapotecos actua les aún beben lo que ll aman zompa es similar a la usada para las vasijas de color crema en Mon­
bu'pú, una bebida de chocolate batido con una espuma gruesa y te Alb án, mientras que la arci lla utilizada en San M arcos Tlapazola
fragante. En las comunidades de! Istmo, Mitla y Sierra de J uárez, es se m ejante a la usada para las vasijas de color café en Monte Al­
muchos zapotecos aún hablan con respeto acerca de Cus íi o R ayo, bán. Teotirlán del Valle es famoso por sus tejidos, y Magdalena Tei­
e! fenómeno qu e los antiguos zapo tecos llamaban Cociyo. Muchos tipac fabrica metates, utilizando el mismo tipo de toba volcánica
agricultores zapotecos aún ha cen ofrendas a la T ierra para garanti­ q ue se usaba para hacer m etates en las an tiguas comunid ades del
zar una bu ena cose cha de m aíz. va lle de Oaxaca.
Una herencia del pasado es un a forma de ayud a mutua entre
las familias zapote cas, una inst itu ción que los antrop ólogos llam an
"reciprocidad postergada". C u ando tenía que construir una casa Resumen
nueva , cosechar una milp a extensa o ll evar a cabo una boda o fu­
neral con comida y bebida abundantes, una famili a zapo teca podía Cada año, miles de visitantes exploran las ruinas de Monte Albán.
ped irle a otra que contribuyera. Se en tendía que en algún futu ro, la Su visita será más placentera y signi6ca tiva si saben que medio mi­
segunda familia podía pedirle a la prim era que contribuyera en un llón de desce ndi entes de los an tigu os zapotecos aún viven entre
momento similar de necesidad. Esta reciprocidad postergada se de­ nosotros.Y no só lo habi tan en poblados en todo el val le de O~lx.a-
192 LOS ZAPOTECOS ACTUALES y LA H ERENCIA DE M O N TE AwAN

ca; al visitar Mitla, Teotitlán del Valle y m uchos pueblos más , cual­ Cronología del valle de Oaxaca *
quier turista podrá escu charlos h ablar en sus lengu as indígenas.
D escr itos por todos los antropólogos sociales que los han estu­
diado como int eli ge ntes, trabajadores, art ísticos, empre nd edores,
háb iles tan to en la agricultura rura l como en los ofic ios urba nos,
comerc iantes y ne gociadores de di cados, los zap otecos ac tu ales
mantienen viva la magia de una extraordinaria civilizac ión preco­ Fecha aproximada Épocas o sucesos
lombina.
8000-4000 a.C Orígenes de la agr icultura.

1600-11 50 a.C Primeras aldeas permanentes.

1150-700 a.C Primeras sociedad es de jefatura.

700- 500 a.C Fase Rosa rio; arquitectura, cerámica y j ero­

glífi cos que anti cipan los de Monte Alb án.

500 a.C Mil es de perso nas abandonan sus ald eas en

el valle para fu ndar Monte Albán.

500-1 00 a.C Época 1 de M onte Albán (a vec es es posible

distinguir una Época la, 500- 300 a.C, y una

Épo ca l c, 300- 100 a.C).

100 a.C-200 d.C Ép oca Ir de M onte Albán.

200-500 d.C Época lIl a de Monte Albán; diploma cia con

Teo tihu aca n.

500-700/750 d.C Ép oca mb de Monte Albán.

700/750- 1000 d.C Ép oca IV de Mont e Albán; la ciudad pierde

poder político.

1000-1 300 d.C Época V temprana de Monte Albán; señoríos

múltiples.

1300- 1521 d.C Ép oca V tardía de Monte Albán; la famosa

Tumba 7.

1521 d. C Los españoles ll egan a Oaxaca.

* Basada en fec has radiocJ rb óllic:ls no calibra da s.

1 <)3
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EI crecimiento de Monte Alban durante 1a I .. 41

Las estructuras antiguas debajo de la Platafornla

Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

Una estructura antigua dentro del Monticulo K

del Sistelna IV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44

La Galeria de Prisioneros, Edificio L . . . . . . . . . . . . . 45

EI "Danzante del Museo" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

Los orinleros conlales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

20 3
204 INDICE GENERAL IN DICE GENERAL 205

~C6mo sabem.os que la escritura jeroglifica


IX. El apoRco de N/011te Alban: I':poca III . . . . . . . . . . . .. 102

de la Bpoca I era zapoteca? . . . . . . . . . . . . . . . 49


Reconstruccion de la sociedad . . . . . . . . . . . . . .. 106

Resunlen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
El palacio de gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 109

Palacios residenciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 110

V. Escritura y calendarios de los 51


Yoho: residencias ordinarias . . . . . . . . . . . . . . . . . 117

La escritura zapoteca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
La Vecindad "Estacionallliento" . . . . .. . ...... . 120

Los calendarios zapotecos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53


La Vecindad de Terrazas 634-636 ............. . 123

Las estclas de la Bpoca I y el "Danzante 55" ..... . 57


Resunlen 124

Resunlen . . . . . . . . . . . . . . . ........ 62

X. Cosrnovision y religion de los zapotecos ........... . 125

VI. La Epoca II: Monte Alban y suforma actual . ..... . 63


La religion zapoteca ........... . ........ . 127

Los editlcios G, H e I . . . . . . . . ., ....... . 64


Resumen ......... . 132

El adoratorio hundido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

El tunel abajo de la Plaza L LLU'-W<" •••••••••••• 68


XI. urnas ","WYV''--LW., • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 133

El Editlcio J ......... .................. . 69


Ejelnplos de urnas zapotecas . . . . . . . . . . . . . . . . . 138

El Monticulo "g" de la Platafonna Norte ....... . 69


El contexto de las urnas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142

El Monticulo X: un templo de Ia Bpoca II ...... . 69


ResUlnen 143

La jerarquia poHtica de la Bpoca II .......... . 70

l{.esunlen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
XII. Una lJisita a ]V/onte Alban. .................. 144

La Plaza Principal ........... . . . . . . . . . . . .. 144

VII. El Edificio J y la expansion territorial del Estado 75


La Platafornu Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 153

Las "lapidas de conquista" del Edificio J ........ . 76


El Telnplo X . . . .. ...................... 158

La identitlcaci6n de topbninl0s en las lapidas .... . 76


El Cenlenterio Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160

Colonizacion versus conquista ............ . 80

Resunlen .......... . ....... . 85


XIII. La epoca de decadencia de Monte Alban .......... . 161

Call1bios en los monumentos de piedra ........ . 163

VIII. La Epoca lIla }I las relaciones entre Monte Alban


Las "tumbas familiares" de los nobles .......... . 165

y Teotihuacan ............. .... ........ . 88


ReSUlllen . . . . . . . . . . . . . . . . .. . ...... . 172

EI Barrlo Oaxaque£io en Teotihuacan .......... . 88

La Plataforma Norte en Monte Alban ......... . 90


XlV. La Epoca V: inmigrantes mixtecos y ejercitos aztecas 173

La Llpida de Bazan . . . . . . . . . . . . . . ....... . 94


Los nutrinl0nios reales zapoteco-mixtecos ..... . 174

Las ofrendas en los tempi os del Ediftcio I


Las alnenazas del hnperio aztec a . . ........... . 177

en Monte Alban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
l<--esumen 179

Las estclas de la Plataforma Sur .............. . 96

ResU111en . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100

206 ÍNDICE GENERAL

XV El teso ro de la ul1nba 7 181

XV I. Los z apotecos actuales y la herencia de Monte Albán 187

Estudios sob re comunidades zapotecas 188

Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . 191

Cronología de/1Ialle de Oaxaca 193

Fuentes bibliográficas ... 195

Diseno de la ponada : Laura Esponda Aguilar


C uidado de la edición: Rubén Hu nado T.ópez
Formación : Yolanda M o rales Calván

La ed ición de A1ol1fe Albál1, de Joyce Marcu s,

consta de 3000 ej emplares; fue impresa en agosro de 2008

en Impresora y Encuaderna dora Progreso, S. A. de C.v

( IEPSA), CalzoSan Lorenzo, 24 4; 09830 M éxico, D. F.

Familias tipográfi cas: Bembo y Sy nta x

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