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Estos cuatro sencillos pasos nos ofrecen una vía muy potente y eficaz para
desbloquear conflictos y problemas con los demás. Sin embargo, debemos prestar
atención para no desviarnos de lo que nos proponen. Para ello tal vez sea conveniente
aclarar algunos puntos:
4. El último paso consiste en hacer una petición clara y respetuosa. Tenemos que
aprender a decir a los demás qué cosas concretas deseamos que hagan.
Tampoco aquí vale decir frases como “Te pido que seas…”. Las peticiones
tienen que ser concretas y factibles, y deben referirse a hechos posibles,
evitando las interpretaciones y las críticas. Además, es importante recordar que
una petición no es lo mismo que una exigencia. Cuando exigimos algo al otro
éste puede sentirse acorralado y presionado, con lo que es poco probable que
esté dispuesto a acceder a nuestros deseos. Una petición, en cambio, es algo
que solicitamos respetando siempre la libertad y la autonomía del otro.
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