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Filosofía y Pedagogía Montessori

La filosofía Montessori es una opción que integra toda la vida del ser humano. Si educación
se basa en la libertad del ser humano y su misión en el planeta, la educación parte desde el
nacimiento, en la que se les proporciona a los niños una libertad y un trabajo que permite
educar la voluntad a partir de la libre elección en un trabajo, donde se da un Ambiente
Preparado para las necesidades de los niños/as.

El Adulto acompaña al niño y la niña en su labor fundamental de autoconstrucción dentro


de un ambiente preparado. Se prepara una triada de estos tres aspectos: niño, ambiente
preparado y el adulto que están vinculados, donde el niño y la niña son el centro de su
aprendizaje, el adulto es un facilitador que ayuda al niño y la niña a conectarse con el
ambiente, estando adecuado para las necesidades de desarrollo de estos. 

Se deben presentar los materiales con propósitos inteligentes y ofrecer ayuda al niño o la
niña, solo cuando éste lo requiera. 

La atención es fundamental cuidarla para que desarrollen la concentración.

Nos centramos en el niño y la niña para que sigan sus procesos, potenciando sus
capacidades y posibilidades de desarrollo de acuerdo con sus necesidades de desarrollo. 
Es por eso que, la conquista de la independencia es necesaria y fundamental para su
crecimiento, dejar al niño y la niña para que sean ellos mismos, para  que sean ellos mismos
quienes construyan su propia educación. 

Según Maria Montessori, la mayor receptividad se encuentra en los niños de entre 0 y 6


años, pues se forma la totalidad de la inteligencia humana, estando en periodo de mente
absorbente. Por ello, el niño y la niña aprenden de manera autónoma, siendo conscientes de
sus propios descubrimientos y experiencias, son ellos mismos que van marcándonos su
propio ritmo de trabajo; desde las experiencias sensoriales, usando materiales que ayudan a
experimentar los conocimientos de manera significativa, con el material logran satisfacer
sus necesidades internas.

La concentración es un aspecto esencial para el desarrollo de las capacidades y habilidades


del niño, pero debe conseguirse a través del interés de las cosas. El niño aprende a
concentrarse solo, como un camino de educación de la voluntad, un camino de
autoconstrucción y una práctica de trabajo.

El interés por aprender cosas nuevas está en todos los niños de forma innata y natural. Los
niños y niñas deben aprender a corregir sus propios errores, a detectarlos y controlarlos
cuando realizan las tareas, de esta manera se hacen responsables a temprana edad de sus
acciones, se hacen responsables de ser parte de una comunidad cohesionada, amorosa y
solidaria. La educación Montessori apunta a un aprendizaje activo, donde los niño/as
aprendan a su ritmo y se les respete en su tiempo y capacidades. 

Poner la vida al centro es el foco de la filosofía Montessori, y plantear que el Universo sólo
existe y evolucionó para que exista y floreciera la vida, tal como la conocemos hoy. De esta
manera, para una educación integradora la vida adquiere un carácter sagrado. Entonces, una
manera de conectarse con la vida y su evolución es la forma saludable de aprender, crecer y
desarrollarse. Montessori sitúa a la Vida en el centro, representada en el desarrollo del
infante, donde logra ir construyéndose en la medida que este inserto en un ambiente
preparado para sí, para su desarrollo integral. Su objetivo es la conexión con la vida, su
metodología la vivencia y la manipulación de los materiales y de la experiencia misma, en
suma, es: aprender a Vivir, adaptándose a las diferentes circunstancias que pueden aparecer
en el camino.

Una educación interdependiente, que requiere el reconocimiento de la escuela como un


espacio de cruzamiento de diversos saberes, lenguajes y representaciones para la expresión
del conocimiento humano, de la creatividad y de la ciudadanía. De esta manera, la filosofía
Montessori respeta al ser humano en sus distintas tendencias, centran la atención en las
necesidades del niño y la niña como seres activos y transformadores de la realidad,
educando y visionando todas sus potencialidades.  

Un Ecosistema educativo y diversificado que requiere pluralidades de espacio, tiempos y


lenguajes, multiplicidad de metodologías y estrategias, como condiciones fundamentales
para el reencantamiento de la Educación. En eso, la educación cósmica es un pilar
inspirador para el trabajo de las nuevas generaciones. Ayuda a fundar y crear “ambientes
enriquecidos” desde el vínculo humano, ambientes preparados que ayudan a la formación
del carácter a través de la libre elección y el desarrollo de la voluntad. Ese es el espacio
virtuoso para el aprendizaje de nuevos conocimientos y la reintegración social. La
educación debe entenderse como un proceso circular, retroalimentándose cada inventiva a
lo largo de todo el proceso formador y educativo.

La Filosofía Montessori es una educación para la vida, nos acerca una visión de educación,
además que trabaja de manera concreta la educación para la paz. En cada actividad se
trabaja el respeto y se cuida la dignidad de las personas y de todo ser viviente. Montessori
es un estilo de vida, el cual aspiramos cada día, a ser mejor persona, mejores educadores y
por encima de todo, mejor ser humano. 

La Educación Montessori tiene como finalidad un verdadero cambio en el psiquismo de la


especie humana dirigido a la afectividad, al desarrollo de las potencialidades humanas. Para
este ‘aprender a aprender’ se debe estimular la curiosidad y el interés por participar en la
autoconstrucción del conocimiento desde y en la comunidad. El niño y la niña deben
acostumbrarse a intervenir creativamente en el proceso de aprendizaje, por eso, es un
aprendizaje activo y significativo, el cual se vuelve un propósito y una razón para la vida. 

Como maestro  (guía) en el método Montessori tratar  cada día, de  ser facilitador del
aprendizaje , donde se observe siempre  las necesidades, capacidades e intereses de cada
niño y niña, de manera individual, preparando un ambiente físico, psíquico y espiritual,
donde pueda ofrecerles oportunidades para desarrollarse. Desde ese punto, se debe trabajar
la observación, como parte de un verdadero accionar como guía. Esta debe ser acertada y
libre de prejuicios. Una actitud humilde y de profundo respeto hacia el niño y a la niña.
Como persona y guía debemos estar siempre preparándonos en las distintas áreas de
conocimiento del desarrollo y crecimiento humano. Se debe preparar en desarrollo
personal, trabajar espiritualidad y  humildad, para buscar caminos de crecimiento interior.
Para que a través de las distintas experiencias, se encuentre una identidad y sentido de mi
vida a través de nexos con la comunidad, el mundo natural y valores como la compasión y
la paz.

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