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Alma en Pena: Daniel (Hermano)
Alma en Pena: Daniel (Hermano)
Bárbara (narradora) Nahir (mamá) Amaya (curandera) Valentina (niña muerta) Daniel
(hermano) Abel (abuelo)
Bárbara: Según la creencia popular, el alma de un niño fallecido va directo al cielo debido a su
pureza. Sin embargo, hay casos donde el alma no diferencia la muerte por lo tanto se queda
vagando en la casa donde vivió.
No hace mucho, en un pequeño pueblo, falleció una niña ahogada en una poza.
Nahir: ¿! Por que mi hija tuvo que morir!? Tan inocente mi niña (mientras llora). Voltea a ver al
abuelo y le dice: Tendremos que llevarla a la curandera del pueblo para que la pueda vestir.
Bárbara: Se dice que cuando los familiares visten al fallecido, este se los puede llevar.
Amaya: Claro que si, solo necesito que los familiares esperen fuera para poder vestirla. ( la
vale debe de estar recostada en una mesa o donde sea)
Bárbara: Aunque después del llanto que le dedicaron a la niña, en su velorio, la familia
celebraba de que ella estuviera en mejor lugar.
Mientras el abuelo bailaba, el hermano de la niña fallecida recogió unos caramelos para
llevarlo al difunto.
Abel: Niño, si entiendes que tu hermana está muerta verdad? Los muertos no comen ni beben.
Abel: El niño tiene que saberlo. De todas maneras el quiere ver a su hermana.
Nahir: (se acerca al Daniel y lo coge de los hombros) ¿En serio quieres ver a tu hermana?
Entonces sígueme.
Bárbara: la madre coge de la mano a su hijo de la mano mientras el abuelo los persigue por
detrás.
Nahir: ( lo lleva al Daniel cerca de un perro) Ves al perro y sus lagañas? (Daniel asienta con la
cabeza) Coge sus lagañas y póntelas en el lagrimal.
Nahir: Los perros pueden ver seres del más allá, cuando untas sus lagañas en tu lagrimal es
como si tuvieras los ojos del perro, tu también podrás ver seres, así podrás ver a tu hermana.
Bárbara: Los tres fueron juntos a visitar el ataúd de la niña, los tres con lagañas de perro en los
ojos.
Daniel: (señala el ataúd) Miren! Hay una sombra blanca. Debe ser mi hermana!
Bárbara: Los tres atónitos después de ver a la niña deambular sobre su ataúd, como si
estuviera pérdida. Pues la niña no puede verlos.
Abel: ( con voz aterrorizada) tenemos que irnos, pronto terminara el velorio.
Bárbara: El abuelo y la madre quedaron aterrorizados, pues lo que dijo la madre solo era un
mito. Aquella noche no pudieron dormir, es más, tuvieron pesadillas con la niña.
Daniel: Quiero ver a mi hermana por última vez! ( Abel acepta la ida de Daniel al cementerio)
En casa
Nahir: Tenemos que llevar las pertenencias de mi hija a la curandera, si dejamos libres sus
cosas ella podrá irse en paz.
Donde la curandera
Nahir: por favor! Díganos que podemos hacer para librar las cosas de mi hija.
Amaya: Recuerda el río al norte del pueblo? Pues tendremos que botar las cosas de la niña allí
para que descanse en paz.
En el rio
Bárbara: La curandera hizo que los familiares de la niña pongan las pertenencias en un costal
para llevarlos al rio.
La niña que pasaba penando en la casa reconoció sus pertenencias y las siguió. Finalmente al
llegar al río se deshicieron del costal, y la niña se esfumó rápidamente, lo que significa que por
fin descansara en paz.