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En fin, de creer a los medios, nunca hubo un verano tan cálido como
éste. Lógico, si el cambio climático provoca incendios inéditos, según
Sánchez. Pero esta es otra mentira de las que a diario consumimos sin
mirar. He aquí una prueba de que, en 1957, con muy pocos coches y la
décima parte de la población mundial, se alcanzaban los 50 grados.
Portada de El Español.
"Alrededor del año 2030, en diez años, 250 días y diez horas, estaremos
en una posición en la que desencadenaremos una irreversible reacción
en cadena más allá del control humano que probablemente conducirá
al fin de nuestra civilización tal como la conocemos. ¡No quiero que
tengas esperanza; quiero que entres en pánico!"
Todas las frases de Bild, que tiene millones de lectores, son falsas, pero
¿no se parecen a las que a diario vemos en la prensa o la televisión? A
los medios, por otra parte, les da igual llevar a portada un cataclismo
o su contrario. Kaiser recata tres portadas de Time en los años 70
(p.85) sobre el enfriamiento global y otras tres de hoy sobre el
calentamiento global (p.86). Infinidad de libros en los últimos setenta
años nos han alertado sobre la desertización, luego sobre
las inundaciones, y ahora sobre ambas cosas. El caso es vender, y nada
vende como una mala noticia con vitola científica.
El miedo es libre, suele decirse. En realidad, nadie está libre de tener
miedo. Pero nada suscita hoy temor más fundado que el cambio
climático como arma de los liberticidas, desde Sánchez a los Kirchner
y Maduro. Si, para empezar, las empresas del Ibex 35, a las que, tras
verlas genuflexas y rendidas, culpa Fráudez de la subida de precios,
dejaran de financiar la propaganda climática y de género, daríamos
por bien empleado el verano.
Pero ¿de dónde venía ese Informe? Del grupo III del IPPC que en dos
años consultó a 389 expertos, y los reunió cuatro veces en distintos
lugares del mundo. Otros 787 expertos o representantes de sus
gobiernos añadieron 24.766 comentarios. Al final, 1176 nombres
firmaban el informe aprobado por unanimidad en Abu Dabi por los
países del IPCC y la ONU.
El negocio de Teske
Sin embargo, esta inmensa estafa mediática y política, adoptada por
la Agenda 2030 de Davos, bajo la mirada paternal de Xi Jinping,
funcionó por el pánico creado a partir del informe de 2001, el del CO2.
Y ahí es donde Gerondeau se convierte en Maigret y desvela el crimen.
El único escenario de los 162 estudiados por el IPPC que adivinaba, sin
prueba alguna, el aumento del 6% de la temperatura en la Tierra por
el CO2, no era lo anónimo que dictan las normas de investigación. Y
con razón, porque Sven Tesk, el Lysenko del cambio climático, ni
siquiera era doctor, como presumía, a los 35 años, época del informe.
Le dieron el título ya a los 40. Y el Lead Author del capítulo 8 del
Informe, el esencial, era "Coordinador internacional de Greenpeace
para asuntos climáticos". El IPPC, llamémosle Stalin, le encargó a este
militante ecologista, llamémosle Lysenko, elegir el único escenario que
favorecía la propaganda apocalíptica.
Sven Tesk tiene además otro aspecto que lo emparenta con Greta y
demás publicistas de las renovables. Según Gerondeau, pertenece a
la "European Photovoltaic Industry Association", un lobby que lleva
años predicando la necesidad de financiar con dinero público estas
energías que apenas cubren una mínima parte de la necesidad de la
gente a la que salva.
Así resume Gerondeau su investigación sobre Sven Teske: