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Feynm an
Pr e se n t a ción
La elect r odinám ica cuánt ica es una de las teor ías físicas m ás pr ecisas per o tam bién
m ás com plicadas. En est e libr o ( «una av ent ur a que, por lo que sabem os, nunca se
había int ent ado», señala en el pr efacio Ralph Leight on) , RI CHARD P. FEYNMAN
( 1918- 1988) , pr em io Nobel de Física en 1965 por sus cont r ibuciones al desar r ollo
de la elect r odinám ica cuánt ica, pr esent a esa t eor ía con la clar idad, la pr ecisión y la
exhaust ividad que le hicieron fam oso. Suponiendo escasos conocim ient os cient íficos
en los lect ores y profundizando en el cont enido int uit ivo y v isual de la t eor ía,
Fey nm an —uno de los físicos m ás geniales de nuest r o siglo— descr ibe la int er acción
ent r e luz y elect r ones, «absur da» desde el punt o de v ist a del sent ido com ún pero
que se encuent r a en la base de pr áct icam ent e t odo lo que obser v am os en el m undo
físico. Las páginas de ELECTRODI NÁMICA CUÁNTI CA ex plican sat isfact or iam ent e
fenóm enos t an fam iliar es com o la luz r eflej ándose en un espej o o cur vándose
cuando pasa del air e al agua. Dos aspect os de est e libr o ser án especialm ent e
apr eciados por t odos aquellos int er esados en la física m oder na: por un lado, la
for m a en que Fey nm an int r oduce sus célebr es «diagram as», una her r am ient a
absolut am ent e fundam ent al par a el est udio y aplicación de la elect r odinám ica
cuánt ica; por ot ro, su ut ilización de los «cam inos posibles», con los que const r uyó
su conocida int erpr et ación de la m ecánica cuánt ica. Finalm ent e, Feynm an explica
cóm o la elect r odinám ica cuánt ica ay uda a com pr ender los quar k s, gluones y ot ros
elem ent os fundam ent ales par a la física actual.
Pr ólogo
Pr e fa cio
Agr a de cim ie n t o
Est e libr o se supone que son las act as de las confer encias que sobr e elect r odinám ica
cuánt ica di en UCLA, t r anscr it as y edit adas por m i buen am igo Ralph Leight on. En
r ealidad, el m anuscr it o ha exper im ent ado consider ables m odificaciones. La
ex per iencia de Mr . Leight on en la docencia y en el ar t e de escr ibir han sido de valor
consider able en est e int ent o de pr esent ar est a par t e im por t ant e de la física a una
audiencia m ás am plia.
Muchas ex posiciones «popular es» de la ciencia logr an una sim plicidad apar ent e al
descr ibir algo difer ent e, algo considerablem ent e dist or sionado, de lo que pr et enden
est ar descr ibiendo. El r espet o hacia nuest r o t em a no nos ha per m it ido hacer est o. A
lo lar go de m uchas horas de discusión, hem os int ent ado alcanzar el m áx im o de
clar idad y de sencillez sin com pr om isos con la dist or sión de la v er dad.
I n t rodu cción
Alix Maut ner sent ía una gran cur iosidad por la física y, a m enudo, m e pedía que le
ex plicar a cosas. Lo hacía sin pr oblem as, t al com o lo hago con un gr upo de
est udiant es de Calt ech que acuden a m í cada j ueves una hora, pero en ocasiones
fallé en lo que consider o la par t e m ás int er esant e: siem pr e nos quedábam os
at ascados en las locas ideas de la m ecánica cuánt ica. Le decía que no podía
ex plicar le esas ideas en una hor a o en una velada —r equer ían m ucho t iem po— per o
le pr om et í que algún día pr epar ar ía una ser ie de confer encias sobr e el t em a.
Pr epar é algunas confer encias y fui a Nuev a Zelanda a ensay ar las ¡pr obablem ent e
porque Nuev a Zelanda est á t an alej ada que si no tenían éx it o no im por t ar ía! Bien, la
gent e de Nuev a Zelanda pensó que er an cor r ect as, de m aner a que supuse que lo
er an ¡al m enos para Nuev a Zelanda! Por consiguient e, aquí est án las confer encias
que pr epar é en r ealidad para Alix per o que desafor t unadam ent e, ahor a, no puedo
pr onunciár selas a ella dir ect am ent e.
De lo que quier o hablar es de una par t e de la física que es conocida, no de una
par t e desconocida. La gent e siem pr e est á pr egunt ando por los últ im os desar rollos
en la unificación de est a t eor ía con aquella ot ra, y no nos da la opor t unidad de
ex plicar les nada sobr e las t eor ías que conocem os bastant e bien. Siem pr e quier en
conocer cosas que no sabem os. De m aner a que en lugar de confundir les con un
m ont ón de t eor ías a m edio hacer y par cialm ent e analizadas, m e gust ar ía hablar les
de un t em a que ha sido com plet am ent e analizado. Me gusta est a ár ea de la física y
pienso que es m ar avillosa: es lo que denom inam os elect r odinám ica cuánt ica, o QED
para abr ev iar .
Mi obj et iv o pr incipal en est as confer encias es descr ibir, de la for m a m ás pr ecisa
posible, la ex t r aña t eor ía de la luz y la m at er ia —o de m anera m ás específica, la
int er acción de la luz y los elect r ones—. Va a llev ar bastant e t iem po ex plicar todo lo
que quier o. Sin em bar go, hay cuat r o confer encias, de m odo que m e t om ar é el
t iem po necesar io y t odo saldrá bien.
La física t iene un hist or ial de sint et izar m uchos fenóm enos en unas cuantas t eor ías.
Por ej em plo, al pr incipio ex ist ían fenóm enos de m ovim ient o y fenóm enos de calor ;
había fenóm enos de sonido, de luz y de gr avedad. Pero pr ont o se descubr ió,
después de que Sir I saac New t on ex plicase las ley es del m ovim ient o, que algunas
de las cosas apar ent em ent e dist int as er an aspect os de la m ism a cosa. Por ej em plo,
el fenóm eno del sonido podr ía com prender se com plet am ent e m ediant e el
m ovim ient o de los átom os en el air e. De m aner a que el sonido no se consider ó
nunca m ás com o algo separ ado del m ovim ient o. Tam bién se descubr ió que los
fenóm enos calor íficos se ex plicaban con facilidad a par t ir de las ley es del
m ovim ient o. De est a for m a, am plias esfer as de la t eor ía física se sint et izar on en
una t eor ía sim plificada. Por otr o lado, la t eor ía de la gr av it ación no se ent endía
m ediant e las ley es del m ovim ient o, e incluso en la act ualidad per m anece aislada de
ot r as t eor ías. Hast a ahora, la gr av it ación no puede ser ex plicada en t ér m inos de
ot ros fenóm enos.
Tr as la sínt esis de los fenóm enos de m ovim ient o, sonido y calor , t uvo lugar el
descubrim ient o de un núm ero de fenóm enos que denom inam os eléct ricos y
m agnét icos. En 1873 est os fenóm enos fueron unificados con los fenóm enos
lum inosos y ópt icos en una única t eor ía por Jam es Cler k Maxw ell, quien pr opuso
que la luz es una onda elect r om agnét ica. De m aner a que ent onces est aban las ley es
del m ovim ient o, las ley es de la elect r icidad y m agnet ism o, y las leyes de la
gr av edad.
Alr ededor de 1900 se desarr olló una t eor ía para ex plicar lo que era la m at er ia. Se
denom inó la t eor ía elect r ónica de la m at er ia, y decía que ex ist ían pequeñas
par t ículas cargadas dent r o de los átom os. Est a t eor ía evolucionó gradualm ent e
hast a incluir un núcleo pesado con elect rones girando en t or no a él.
Los int ent os par a com pr ender el m ovim ient o de los elect r ones alr ededor del núcleo
ut ilizando ley es m ecánicas —de for m a análoga a com o New t on ut ilizó las ley es del
m ovim ient o par a descubr ir cóm o la t ier r a gir aba alr ededor del sol— fuer on un
v er dader o fracaso: t odo t ipo de pr edicciones r esult ar on er róneas. ( I ncident alm ent e,
la t eor ía de la r elat iv idad que t odos Vds. consider an ser una gr an r ev olución en la
física, fue t am bién desarr ollada en est a época. Pero com par ada con el
descubr im ient o de que las ley es del m ovim ient o de New t on no er an v álidas par a los
át om os, la t eor ía de la r elat ividad er a sólo una pequeña m odificación) . El elabor ar
ot r o sist em a que r eem plazase a fas ley es de New t on llev ó lar go t iem po por que los
fenóm enos a niv el at óm ico eran bast ant e ex t r años. Había que perder el sent ido
com ún par a per cibir lo que est aba ocur r iendo a niv el at óm ico. Finalm ent e, en 1926,
se desar rolló una t eor ía «insensat a» para ex plicar «la nuev a form a de
com por t am ient o» de los elect r ones en la m at er ia. Par ecía dispar atada, per o en
r ealidad no lo er a: se denom inó la t eor ía de la m ecánica cuánt ica. La palabr a
«cuánt ica» hace r efer encia a ese peculiar aspect o de la nat ur aleza que v a en cont r a
del sent ido com ún. Es de est e aspect o del que voy a hablar les.
La t eor ía de la m ecánica cuánt ica tam bién explicaba t odo t ipo de det alles, com o el
por qué se com bina un át om o de ox ígeno con dos de hidr ógeno para form ar agua, y
dem ás cosas. La m ecánica cuánt ica sum inist r ó así la t eor ía a la quím ica. De m odo
que la quím ica t eór ica fundam ental es r ealm ent e física.
Debido a que la t eor ía de la m ecánica cuánt ica podía ex plicar t oda la quím ica, y las
dist int as pr opiedades de las sust ancias, fue un éx it o t r em endo. Per o aún quedaba el
pr oblem a de la int er acción de la luz y la m at er ia. Es decir , la t eor ía de Maxw ell de la
elect r icidad y el m agnet ism o t enía que ser m odificada de acuer do con los nuev os
pr incipios de la m ecánica cuánt ica. De m odo que una nuev a t eor ía, la t eor ía
cuánt ica de la int er acción de la luz y la m at er ia, que es conocida con el hor r ible
nom br e de «elect r odinám ica cuánt ica» fue finalm ent e desarr ollada por un núm er o
de físicos en 1929.
Per o la t eor ía t enía pr oblem as. Si se r ealizaban cálculos gr oseros, se obt enía una
r espuest a razonable. Per o si se int ent aban hacer cálculos m ás pr ecisos se
encont r aba que la cor r ección que se pensaba que iba a r esult ar pequeña ( el
siguient e t ér m ino de la ser ie, por ej em plo) er a de hecho m uy grande —de hecho
¡er a infinit o! —. Por lo que r esult ó que no se podía calcular nada que ex cediese una
cier t a pr ecisión.
Por cier t o, lo que acabo de esbozar es lo que y o llam o «una hist or ia de la física por
un físico», que no es nunca corr ect a. Lo que les est oy r elat ando es una especie de
hist oria- m it o convencional que los físicos cuent an a sus est udiant es y est os
est udiant es se la repit en a los suyos, y no est á necesar iam ent e relacionada con el
desarr ollo hist ór ico r eal, ¡el cuál desconozco!
De cualquier m aner a, par a pr oseguir con est a «hist or ia», Paul Dir ac, ut ilizando la
t eor ía de la r elat iv idad, elabor ó una t eor ía r elat iv ist a del elect r ón que no t enía
t ot alm ent e en cuent a t odos los efect os de la int eracción del elect rón con la luz. La
t eor ía de Dir ac est ablece que el elect r ón t iene un m om ent o m agnét ico —algo sim ilar
a la fuer za de un pequeño im án— que posee un v alor ex act am ent e igual a l, en
det er m inadas unidades. Luego, alr ededor de 1948, se descubr ió a t rav és de los
ex per im ent os que el núm er o r eal er a próxim o a 1,00118 ( con una incer t idum br e de
alr ededor de 3 en el últ im o dígit o) . Se sabía, nat ur alm ent e, que los elect r ones
int er accionan con la luz, por lo que se esper aba una pequeña corr ección. Tam bién
se esper aba que est a corr ección fuese ex plicable con la nuev a t eor ía de la
elect r odinám ica cuánt ica. Per o cuando se calculó, en lugar de 1,00118 el r esult ado
era infinit o ¡lo que era incor rect o, experim ent alm ent e!
Bien, est e pr oblem a de cóm o calcular las cosas en elect r odinám ica cuánt ica, fue
solv ent ado por Julián Schw inger , Sin- I t ir o Tom onaga, y yo m ism o alr ededor efe
1948. Schwinger fue el pr im ero en calcular est a corrección ut ilizando un nuevo
«j uego de capas», su valor t eór ico er a apr oxim adam ent e 1,00116, lo
suficient em ent e pr óx im o al v alor ex per im ent al com o par a dem ostr ar que est ábam os
en el buen cam ino. ¡Al fin, t eníam os una t eor ía cuánt ica de la elect r icidad y el
m agnet ism o con la que se podían r ealizar cálculos! Est a es la t eor ía que v oy a
descr ibir les.
La t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica llev a en vigor m ás de cincuent a años, y ha
sido ensay ada con pr ecisión cada v ez m ay or en un r ango cada v ez m ás ex t enso de
condiciones. En la act ualidad puedo decir or gullosam ent e ¡qué no ex ist e difer encia
apr eciable ent r e t eor ía y ex per im ent o!
Para dar les idea de cóm o esta t eor ía ha sido puest a a pr ueba, les dar é algunos
núm er os r ecient es: los ex per im ent os habían dado par a el núm er o de Dir ac un valor
de 1,00115965221 ( con una incer t idum bre de 4 en el últ im o dígit o) ; la t eor ía lo
coloca en 1, 00115965246 ( con una incert idum bre com o m ucho cinco veces
super ior ) . Para que capt en la pr ecisión de est os núm er os les dir é algo com o que: si
se m idiese la dist ancia de Los Ángeles a Nueva Yor k con sem ej ant e pr ecisión, su
v alor difer ir ía del cor r ect o en el espesor de un cabello hum ano. Est e es el gr ado de
sut ileza con que ha sido pr obada la elect r odinám ica cuánt ica durant e los últ im os
cincuent a años —tant o de m anera t eór ica com o ex per im ent al—. Por cier t o que sólo
he escogido un valor com o m uestr a. Exist en ot r as cosas en la elect r odinám ica
cuánt ica que se han m edido con una pr ecisión com parable y que t am bién
concuer dan per fect am ent e. Se han com probado cosas a escalas de dist ancia que
v ar ían desde cien v eces el t am año de la t ier r a hasta la cent ésim a par t e del t am año
del núcleo at óm ico. ¡Est os núm er os son par a int im idar les, par a que cr ean que la
t eor ía pr obablem ent e no est á m uy descam inada! Ant es de que t er m inem os, les
describiré cóm o se realizan los cálculos.
Me gust ar ía im pr esionar les de nuev o con el am plio r ango de fenóm enos que la
t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica descr ibe: Es m uy fácil decir lo en r et r ospect iv a:
la t eor ía describe t odos los fenóm enos del m undo físico ex cept o el efect o
gr av it acional, el que les m ant iene a Vds. en su asient o ( en r ealidad, es una cuest ión
de grav edad y cor t esía, m e t em o), y los fenóm enos r adiact iv os, que im plican al
núcleo desplazándose en sus niv eles ener gét icos. De m odo que si dej am os a un
lado la gr av it ación y la r adiact iv idad ( m ás ex act am ent e, la física nuclear ) , ¿qué nos
queda? La gasolina que se quem a en los aut om óviles, la espum a y las bur bujas, la
dur eza de la sal o del cobr e, la r igidez del acer o. De hecho, los biólogos est án
int ent ando int er pr et ar el m ay or núm er o posible de hechos de la v ida en t ér m inos de
quím ica, y, com o y a he ex plicado, la t eor ía que se esconde t ras la quím ica es la
elect r odinám ica cuánt ica.
Debo aclarar algo: Cuando digo que t odos los fenóm enos del m undo físico se
pueden ex plicar m ediant e est a t eor ía, en r ealidad no lo sabem os. La m ay or ía de los
fenóm enos que nos son fam iliar es im plican un núm ero t an t rem endo de elect rones
que es difícil par a nuest r as pobr es m ent es el seguir t al com plej idad. En sem ej antes
sit uaciones, podem os usar la t eor ía par a hacem os una idea apr oxim ada de lo que
t iene que ocur r ir y est o es lo que ocur r e, apr oxim adam ent e, baj o esas
cir cunst ancias. Pero si disponem os en el labor at or io de un ex per im ent o que
im plique sólo unos pocos elect rones baj o circunst ancias sencillas, podem os calcular
lo que puede ocurr ir en form a m uy pr ecisa, y m edir lo de m aner a tam bién m uy
pr ecisa. Cada v ez que r ealizam os est os ex per im ent os, la t eor ía de la
elect rodinám ica cuánt ica funciona m uy bien.
Los físicos siem pr e est am os com pr obando si hay algo m al en la t eor ía. Est e es el
j uego, porque si hay algo m al, ¡es int eresant e! Pero hast a ahora, no hem os
encont r ado nada equiv ocado en la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica. Por t anto,
yo diría que es la j oya de la física —la posesión de la que est am os m ás orgullosos.
La t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica es t am bién el pr ot ot ipo de las nuev as
t eorías que int ent an explicar los fenóm enos nuclear es, las cosas que t ienen lugar
dent r o del núcleo de los át om os. Si se consider ase el m undo físico com o un
escenar io, los act or es no sólo ser ían los elect r ones, que están fuera del núcleo de
los át om os, sino tam bién los quar k s y gluones y t odos los dem ás —docenas de t ipos
de part ículas— que están en el int erior del núcleo. Y aunque est os «act or es»
parecen m uy dist int os ent re sí, t odos t ienen un ciert o est ilo de act uar —un est ilo
ex t r año y peculiar —, el est ilo «cuánt ico». Al final les hablar é un poco de las
par t ículas nuclear es. Ent r e t ant o, voy a hablar les de los fot ones —par t ículas de luz—
y de los elect rones, para hacerlo m ás sencillo. Porque es la m aner a en que act úan lo
que im port a, y est a m anera es m uy int eresant e.
De m odo que y a saben de qué v oy a hablar les. La siguient e pr egunt a es
¿ent ender án Vds. lo que v oy a contar les? Todos los que acuden a una confer encia
cient ífica saben que no van a ent enderla, pero quizás el conferenciant e t enga una
bonit a cor bata color eada a la que m ir ar. ¡Est e no es el caso! ( Fey nm an no llev a
cor bat a) . Lo que les voy a cont ar es lo que enseñam os a nuest ros est udiant es de
física en el t er cer o cuar t o cur so de nuest r a escuela gr aduada, y ¿Vds. cr een que y o
se lo voy a explicar de m aner a que lo ent iendan? No, Vds. no van a ser capaces de
com pr ender lo. Ent onces ¿por qué m olest ar les con t odo est o? ¿Por qué van a
per m anecer ahí sent ados t odo est e tiem po, cuando v an a ser incapaces de ent ender
lo que les voy a decir ? Es m i deber convencer les de que no se vayan porque no lo
ent iendan. Verán, m is est udiant es de física t am poco lo ent ienden. Nadie lo
ent iende.
Me gust aría hablar les un poco m ás acerca del ent endim ient o. Cuando nos dan una
confer encia exist en m uchas r azones para no com pr ender al orador . Una, su
lenguaj e es m alo —no sabe lo que quier e decir , o lo dice de for m a desordenada— y
es difícil de ent ender . Est o es una cuest ión t r iv ial y y o har é lo im posible par a ev it ar
en el m ayor gr ado m i acent o de Nueva Yor k.
Ot r a posibilidad, especialm ent e cuando el confer enciant e es físico, es que ut ilice
palabras com unes con un sent ido cur ioso. Los físicos ut ilizan con fr ecuencia
palabr as com o «t rabaj o» o «acción» o «ener gía» o incluso, com o v erán «luz» con
pr opósit os t écnicos. Así, cuando hablo de «t r abaj o» en física, no quier o ex pr esar lo
m ism o que cuando hablo de «tr abaj o» en la calle. Dur ant e est a confer encia podr ía
usar alguna de estas palabr as sin darm e cuent a de que lo est oy haciendo en el
sent ido inhabit ual. I nt ent ar é ev it ar lo —es m i deber —, per o es un er r or fácil de
com et er .
La siguient e r azón que pudier an pensar para ex plicar la inint eligibilidad de lo que les
est oy diciendo es que m ient r as yo les est oy descr ibiendo cóm o funciona la
Nat ur aleza, Vds. no ent ender án por qué funciona así. Per o nadie lo entiende. No
puedo ex plicar por qué la Natur aleza se com por t a de est a for m a peculiar .
Finalm ent e, ex ist e est a posibilidad: que después de decir les algo, Vds. no se lo
cr ean. No puedan aceptar lo. No les gust a. Un velo cae sobr e Vds. y ya no escuchan
m ás. Voy a descr ibir les cóm o es la Nat uraleza, y si no les gusta, est o v a a int er fer ir
con su for m a de com pr ender . Es un pr oblem a que los físicos han apr endido a
m anej ar : han apr endido a per cibir que el que les gust e o no una t eor ía no es el
punt o esencial. Más bien lo que im por t a es si la t eor ía pr opor ciona o no pr edicciones
en consonancia con los experim ent os. No es cuest ión de si la t eoría es una delicia
filosófica, o es fácil de ent ender , o es per fectam ent e r azonable desde el punt o de
v ist a del sent ido com ún. La t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica descr ibe a la
nat ur aleza de m aner a absur da desde el punt o de v ist a del sent ido com ún. Y
concuer da com plet am ent e con los experim ent os. De m anera que espero que
acept en a Nat uraleza com o es —absurda.
Me v oy a div er t ir hablándoles de est a absurdidad porque la encuent r o deliciosa. Por
favor , no abandonen por que no puedan creer que la Natur aleza sea t an ex t r aña.
Escúchenm e hast a el final, y esper o que cuando acabem os est én t an encant ados
com o yo.
¿Cóm o voy a ex plicar les las cosas que no ex plico a m is alum nos hast a el t er cer año
efe car r era? Déj enm e que se lo ex ponga m ediant e una analogía. Los m ay as estaban
int er esados en el am anecer y la puest a de Venus com o «estr ella» m at ut ina y com o
«est r ella» v esper t ina —est aban m uy int er esados en saber cuándo apar ecía—.
Después de varios años de observación, not aron que los cinco ciclos de Venus se
aproxim aban m ucho a ocho «años nom inales» de 365 días ( est aban al cor r ient e de
que el año v erdader o de estaciones er a dist int o y t am bién hicier on cálculos sobr e
él) . Par a r ealizar los cálculos, los May as habían invent ado un sist em a de bar ras y
punt os que r epr esent aba los núm er os ( incluido el cer o) y t enían r eglas con qué
calcular no sólo los am anecer es y ocasos de Venus, sino t am bién ot r os fenóm enos
celest iales com o los eclipses lunares.
En aquellos días, sólo unos cuantos sacerdot es Mayas podían r ealizar sem ej ant es
cálculos t an elabor ados. Supongam os que pr egunt ásem os a uno de ellos cóm o dar
el pr im er paso en el pr oceso de pr edicción de la siguient e apar ición de Venus com o
est r ella m at ut ina —r est ando dos núm er os—. Y supongam os que, al cont rar io de lo
que ocurr e en la act ualidad, no hubiésem os ido a la escuela y no supiésem os r est ar .
¿Cóm o nos ex plicar ía el sacer dot e lo que es una subst racción?
Podr ía enseñar nos los núm er os r epr esent ados por las bar ras y punt os y las r eglas
de «subst racción», o podr ía decir nos lo que est aba haciendo r ealm ent e:
«Supongam os, que quer em os r est ar 236 a 584. Pr im er o, cont em os 584 j udías y
pongám oslas en un pucher o. Luego quit em os 236 j udías y dej ém oslas a un lado.
Finalm ent e, cont em os las j udías del pucher o. Ese núm er o es el r esult ado de
subst raer 236 a 584» .
Podr ían decir , « ¡Por Quet zalcóat l! ¡Qué aburr im ient o —cont ar j udías, poner las,
sacar las—, qué t rabaj o! ». A lo que el sacer dot e r esponder ía, «Esta es la r azón por
la que t enem os r eglas par a las barr as y punt os. Las r eglas son int r incadas, per o son
m ucho m ás eficaces com o m edio de obt ener la r espuest a que contar j udías. Lo
im por t ant e es que no hay difer encia en lo que al r esult ado se refier e: podem os
pr edecir la apar ición de Venus cont ando j udías ( lo que es lent o per o sencillo de
ent ender ) o utilizando las int r incadas r eglas ( que es m ucho m ás rápido per o que
r equier e años en la escuela par a apr ender las) ».
Com prender cóm o funciona la subst racción —en t ant o que no t enga Vd. que hacerlo
r ealm ent e— no es t an difícil. Est a es m i post ur a: Voy a explicar les lo que los físicos
hacen cuando pr edicen cóm o se com por t a la nat ur aleza, per o no voy a enseñar les
ningún t r uco par a que puedan hacer lo de m anera eficaz. Descubr ir án que par a
r ealizar cualquier pr edicción r azonable con est e nuev o esquem a de la
elect rodinám ica cuánt ica, t endrán que hacer un m ont ón de flechas en un papel. Nos
lleva siet e años —cuat ro com o est udiant e universitar io y t res com o licenciado— el
ent r enar a nuest r os est udiant es de física para que lo r ealicen con habilidad y
eficiencia. Y he aquí cóm o vam os a salt am os siet e años de educación en física:
ex plicándoles la elect r odinám ica cuánt ica en t ér m inos de lo que r ealm ent e est am os
haciendo, ¡esper o que sean capaces de com pr ender lo m ej or que algunos de
nuest ros est udiant es!
Av anzando un escalón m ás con el ej em plo de los m ayas, podr íam os pr egunt ar al
sacerdot e por qué cinco ciclos de Venus son casi equivalent es a 2920 días, u ocho
años. Habr ía t odo t ipo de t eor ías acerca del por qué, t al com o «20 es un núm er o
im por t ant e en nuest r o sist em a de contar, y si div ide 2920 ent r e 20 obt iene 146 que
es una unidad m ás del núm er o que se puede r epr esent ar por la sum a de dos
cuadrados en dos m aner as dist int as» y cosas por el est ilo. Per o est a t eor ía no
t endr ía nada que v er con Venus r ealm ent e. En los t iem pos m oder nos hem os
encont rado que las t eorías de est e t ipo no son út iles. De m odo que, de nuevo, no
v am os a t r atar el por qué la nat uraleza se com por t a de la for m a peculiar en que lo
hace, no exist en buenas t eorías que lo expliquen.
Lo que he hecho hast a ahor a es poner les en disposición adecuada par a que m e
escuchen. De ot ra m anera, no hubiese tenido oport unidad. De m odo que aquí
est am os ¡dispuest os a lanzar nos!
Com encem os con la luz. Cuando New t on em pezó a consider ar la luz, lo pr im er o que
not ó es que la luz blanca es una m ezcla de color es. Descom puso la luz blanca
m ediant e un pr ism a, en var ios color es, pero cuando hizo pasar luz de color —r oj o,
por ej em plo— a t r avés de ot ro pr ism a, encont r ó que no podía descom poner la m ás.
Así encont r ó New t on que la luz blanca es una m ezcla de difer ent es color es, cada
uno de los cuales es pur o en el sent ido de que no se puede descom poner m ás.
( De hecho, un color par t icular de luz puede desdoblar se una v ez m ás, en sent ido
difer ent e, de acuer do con la denom inada «polar ización». Est e aspect o de la luz no
es v it al par a ent ender el car áct er de la elect r odinám ica cuánt ica, por lo que en
beneficio de la sencillez lo dej ar é a un lado —a expensas de no t ener una
descr ipción absolut am ent e com plet a de la t eor ía—. Esta liger a m odificación no
im pedir á, en ningún sent ido, un ent endim ient o r eal de lo que les hablar é. Per o,
debo de t ener cuidado y m encionar les t odo lo que dej o a un lado) .
Cuando digo «luz» en est as confer encias, no m e r efier o solam ent e a la luz que
v em os, del r oj o al azul. Ocur r e que la luz v isible es sólo una par t e de una larga
escala que es análoga a la escala m usical, en la que hay notas m ás alt as y m ás
baj as de las que se pueden oír . La escala de luz puede descr ibir se m ediant e
núm eros —denom inados frecuencias— y cuando los núm eros se hacen m ás
gr andes, la luz v a del r ojo al azul, al v iolet a y al ult r aviolet a. No podem os v er la luz
ult r aviolet a, per o puede afect ar las placas fot ográficas. Es luz —solo que su núm er o
es difer ent e—. ( No debem os ser tan pr ovincianos: lo que podem os det ect ar
direct am ent e con nuest r o propio inst r um ento, el oj o, ¡no es lo único que exist e en el
m undo! ) . Si cont inuam os cam biando el núm er o, llegam os a los ray os-X, r ayos
gam m a y así sucesiv am ent e. Si cam biam os el núm er o en la ot r a dir ección, vam os
de las ondas azules a las r oj as, a las infr arr ojas ( calor ) y luego a las ondas de
t elev isión y de r adio. Par a m í t odo est o es «luz». Voy a ut ilizar la luz r oj a para la
m ay or ía de m is ej em plos, per o la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica se ex t iende
a t odo el r ango que he descr it o, y es la t eor ía que est á det r ás de t odos est os
div er sos fenóm enos. New t on pensó que la luz est aba hecha de par t ículas —a las
que llam ó «cor púsculos»— y t enía r azón ( per o el r azonam ient o que ut ilizó par a
llegar a t al conclusión er a er r óneo). Sabem os que la luz est á for m ada de par t ículas
porque podem os t om ar un inst r um ent o m uy sensible que hace clicks cuando la luz
incide sobr e él, y si la luz se hace m ás t enue, los clicks se m ant ienen igual de
sonor os sólo que hay m enos. Luego la luz es algo com o las gotas de lluvia —cada
pequeño pedacit o de luz se denom ina fot ón— y si la luz es de un único color , t odas
las «got as de lluvia» t ienen el m ism o tam año.
El oj o hum ano es un inst rum ent o m uy bueno: sólo requiere de cinco a seis fot ones
para act iv ar una célula ner v iosa y llev ar un m ensaj e al cer ebr o. Si hubiésem os
ev olucionado un poquit o m ás de for m a que pudiésem os ver con una sensibilidad
diez veces m ayor, no t endríam os que t ener est a discusión —t odos hubiésem os vist o
una luz m uy t enue de un sólo color com o una serie de dest ellos int erm it ent es de la
m ism a int ensidad.
Pueden pregunt arse cóm o es posible det ect ar un único fotón. Al inst rum ent o que
puede hacer lo se le denom ina fot om ult iplicador , y descr ibir é br ev em ent e com o
funciona: Cuando un fot ón incide sobr e la placa m et álica A en la par t e infer ior del
dibuj o ( ver Figur a 1) hace que se liber e un elect r ón de uno de los át om os de la
placa. El elect r ón liber ado se v e fuer t em ent e at r aído por la placa B ( que est á
car gada posit iv am ent e) , e incide sobr e ella con fuer za suficient e com o para liber ar
Figura 1. Un fot om ult iplicador puede det ect ar un único fotón. Cuando un fot ón
incide sobr e la placa A, liber a un elect rón que es at r aído por la placa B, cargada
posit ivam ent e, arrancando m ás elect rones a su vez. Est e pr oceso continúa hast a
que m iles de m illones de elect r ones inciden sobr e la últ im a placa, L, y pr oducen una
cor rient e eléct r ica, que es aum ent ada por un am plificador . Si se conecta un altavoz
al am plificador , se oyen clicks de volum en uniform e cada vez que un fot ón de un
color det er m inado incide sobr e la placa A.
Si colocam os un gran núm er o de fot om ult iplicador es por los alr ededor es y dej am os
que una luz m uy t enue br ille en var ias direcciones, la luz va a uno u ot r o de los
m ult iplicador es y hace un click de int ensidad t otal. Es t odo o nada: si un
fot om ult iplicador se dispara en un m om ent o det er m inado, ningún ot r o se dispar a
sim ult áneam ent e ( except o en el caso raro de que dos fot ones abandonen la fuent e
lum inosa sim ult áneam ent e) . No hay desdoblam ient o de luz en «m edias par t ículas»
que v ayan a lugar es difer ent es.
Quier o r esalt ar que la luz llega de est a for m a —par t ículas—. Es m uy im por t ant e
saber que la luz se com por ta com o par t ículas, especialm ent e para aquellos de Vds.
que han ido a la escuela, en donde pr obablem ent e les dij er on algo acer ca de la luz
com por t ándose com o ondas. Les dir é la for m a en que r ealm ent e se com por t a —
com o part ículas.
Podr ían decir que es el fot om ult iplicador el que det ect a la luz com o par t ículas, pero
no, cada inst r um ent o diseñado con la sensibilidad suficient e par a det ect ar luz débil
siem pr e ha t er m inado descubr iendo lo m ism o: que la luz est á for m ada por
par t ículas.
Voy a suponer que están fam iliar izados con las pr opiedades de la luz en las
cir cunst ancias or dinar ias —cosas com o que la luz se pr opaga en línea r ect a, que se
desvía cuando incide sobr e el agua; que cuando se r eflej a en una super ficie
especular , el ángulo con que incide en la super ficie es igual al ángulo con que la
abandona; que la luz puede descom ponerse en color es; que se pueden obser v ar
colores m uy bonit os en un charco cuando ést e t iene un poquit o de aceit e; que una
lent e focaliza la luz, y así sucesivam ent e—. Voy a ut ilizar est os fenóm enos que les
son fam iliar es a fin de ilust r ar el com por t am ient o ver dader am ent e ex t r año de la luz;
v oy a ex plicar les est os fenóm enos fam iliar es en t ér m inos de la t eor ía de la
elect r odinám ica cuánt ica. Les he hablado sobr e el fot om ult iplicador par a ilust r ar les
un fenóm eno esencial con el que podr ían no est ar fam iliar izados —el que la luz est á
const it uida por par t ículas— ¡per o con el que esper o que ahor a tam bién se hay an
fam iliar izado!
Bien, cr eo que t odos conocen el fenóm eno por el que la luz se ve par cialm ent e
r eflej ada por algunas super ficies t ales com o la del agua. Hay m uchas pint uras
r om ánt icas de la luz de la luna r eflej ándose en un lago ( ¡y son m uchas las veces en
las que se han m et ido en pr oblem as a causa de la luz de la luna r eflej ándose en un
lago! ) . Cuando se m ir a desde arr iba hacia el agua se puede v er lo que est á debaj o
de la super ficie ( especialm ent e dur ant e el día) , per o t am bién se obser v a el r eflej o
de la super ficie. El cr ist al pr opor ciona ot r o ej em plo: si t iene una lám para encendida
en la habit ación y m ir a hacia afuera a t ravés de una v ent ana dur ant e el día, puede
ver las cosas del ext er ior a t r avés del cr ist al j unt o con un t enue r eflej o de la
lám par a en la habit ación. Luego la luz es r eflej ada par cialm ent e por la super ficie del
cr ist al.
Ant es de cont inuar , quier o que se den cuent a de la sim plificación que v oy a r ealizar
y que cor r egir é post er ior m ent e: Cuando hablo de la r eflex ión par cial de la luz por el
cr ist al, v oy a pr et ender que la luz se r eflej a sólo por la super ficie de cr ist al. En
r ealidad, un t r ozo de cr ist al es un m onstr uo t er r ible de com plej idad —enorm es
cant idades de elect rones est án en m ovim ient o.
Cuando llega un fot ón, int eracciona con los elect rones del crist al, no sólo con los de
la super ficie. El fotón y los elect r ones r ealizan una especie de baile, cuy o r esult ado
final es equiv alent e al fot ón incidiendo sólo sobr e la super ficie. Así que déj enm e
r ealizar est a sim plificación por un rat o. Post er ior m ent e, les enseñar é lo que ocur r e
en r ealidad dent r o del cr ist al de for m a que puedan com pr ender por qué el r esult ado
es el m ism o.
Ahor a m e gust ar ía descr ibir les un ex per im ent o y ex plicar les sus sor pr endent es
result ados. En est e experim ent o una fuent e lum inosa em it e unos cuant os fot ones
del m ism o color —es decir , luz r oj a— en la dir ección de un bloque de cr ist al ( ver
Fig. 2) . En A, por encim a del cr ist al, se ha colocado un fot om ult iplicador para capt ar
cualquier fot ón que sea r eflej ado por la super ficie super ior . Par a m edir cuánt os
fot ones at r av iesan est a super ficie, se ha colocado ot ro fot om ult iplicador en B,
dent r o del cr ist al. No im por t an las dificult ades obvias de colocar un fot om ult iplicador
dent r o de un bloque de cr ist al; ¿cuáles son los r esult ados de est e ex per im ent o?
De cada 100 fot ones que v an dir ect os hacia el cr ist al, for m ando un ángulo de 90°
con él, una m edia de 4 llegan a A y 96 a B. Luego «r eflex ión par cial» en est e caso
significa que el 4 por 100 de los fot ones son r eflej ados por la super ficie fr ont al del
cr ist al, m ient r as que el 96 por 100 r est ant e es t r ansm it ido.
Ya est am os ant e una gran dificult ad: ¿cóm o puede ser la luz r eflej ada par cialm ent e?
Cada fot ón acaba en A o en B — ¿cóm o « decide» el fot ón si debe ir a A o a B?— ( Se
r íe la audiencia) .
Figura 2. Un ex per im ent o par a m edir la r eflex ión parcial de la luz por una única
superficie de crist al. Por cada 100 fot ones que abandonan la fuent e de luz, 4 son
reflej ados por la super ficie fr ont al y t erm inan en el fot om ult iplicador en A, m ient ras
que los ot ros 96 son t r asm it idos por la superficie frontal y acaban en el
fot om ult iplicador en B.
Puede sonar a chist e, per o no podem os r eír, ¡t enem os que ex plicar est o en t ér m inos
de una t eor ía! La r eflex ión par cial es ya un gr an m ist er io, y fue un pr oblem a m uy
difícil par a New t on.
Exist en var ias t eor ías posibles que pueden ex plicar la r eflex ión par cial de la luz por
el cr ist al. Una es que el 96 por 100 de la super ficie del cr ist al est á for m ada por
«aguj er os» que dej an pasar la luz, m ient r as que el ot r o 4% de la super ficie est á
cubier t a de pequeñas «m anchas» de m at er ial r eflect ant e ( v er Fig. 3) . New t on se
Figura 3. Una t eor ía par a ex plicar la r eflex ión par cial por una única super ficie
im plica una super ficie hecha principalm ent e de «huecos» que dej an pasar la luz,
j unt o con una pocas «m anchas» que la r eflej an.
Ot r a t eor ía posible sur ge de la consider ación de que los fot ones t engan algún t ipo
de m ecanism o int er no —«r uedas» y «engr anaj es» int er ior es que gir en de alguna
m anera— de m odo que cuando se «apunta» el fot ón adecuadam ent e, pasa a t rav és
del cr ist al, y cuando no se apunt a corr ect am ent e, se r eflej a. Podem os probar est a
t eor ía t r at ando de filt r ar los fot ones que no est án dir igidos en la dir ección cor r ect a
colocando unas cuant as lám inas m ás de cr ist al ent r e la fuent e y la pr im er a capa del
cr ist al. Después de atr av esar los filt r os, los fot ones que llegasen al cr ist al deber ían
est ar t odos dir igidos cor r ectam ent e y ninguno deber ía ser r eflej ado. El pr oblem a de
est a t eor ía es que no concuer da con el ex per im ent o: incluso después de atr av esar
m uchas capas de cr ist al, el 4% de los fotones que alcanzan una super ficie dada son
r eflej ados.
Por m ucho que int ent em os invent ar una t eor ía razonable que pueda ex plicar cóm o
un fot ón «decide» si at rav iesa un cr ist al o r et r ocede, es im posible pr edecir en qué
1
¿Cóm o lo supo? Newt on fue un gran hom bre: escribió, «Porque puedo pulir u n crist al». Pueden pregunt arse
¿cóm o diablos podía decir que porque podía pulim ent arlo n o podían ex ist ir aguj er os y m anch as? Newt on pulía su s
propias lent es y espej os y sabía lo que est aba haciendo al pulir: est aba ray ando la superficie de un crist al con
polv os cada v ez m ás fin os. Según se hacían m ás finas las ray aduras, la superf icie del cr ist al cam biaba su aspect o
desde un gris deslust rado ( debido a que la luz era difundida por las grandes ray as) a una claridad t ransparent e
( porque las ex t rem adam ent e finas ray aduras dej aban pasar la luz) . Así que v io que era im posible acept ar la
suposición de que la luz pudiese verse afect ada por irregularidades m uy pequeñas t ales com o arañazos o aguj er os
y m anchas; de hecho, encont ró que lo con t rario era lo corr ect o. Las ray aduras m ás finas y por t ant o las m an chas
igualm ent e m inúsculas, no afect an a la luz. Por lo que la t eoría de aguj eros y m anchas no es adecuada.
dirección irá un fot ón. Los filósofos han dicho que si las m ism as circunst ancias no
pr oducen siem pr e los m ism os r esult ados, las pr edicciones r esult an im posibles y la
ciencia colapsar ía.
He aquí una cir cunstancia —fot ones idént icos llegando siem pr e en la m ism a
dir ección al m ism o tr ozo de cr ist al— que produce r esult ados difer ent es. No podem os
pr edecir si un fot ón dado llegar á a A o a B. Todo lo que podem os pr edecir es que de
cada 100 fot ones que llegan, una m edia de 4 ser án r eflej ados por la super ficie
fr ont al. ¿Significa est o que la física, ciencia de gr an ex act it ud, se ha r educido a
calcular sólo la pr obabilidad de un suceso, y no de pr edecir de m aner a ex act a lo que
v a a ocur r ir ? Sí. Es una r et ir ada, per o así es com o es: la nat uraleza sólo nos
per m it e calcular pr obabilidades. Y, sin em bar go, la ciencia aún no ha colapsado.
Mient r as que la r eflex ión par cial por una sola super ficie es un pr ofundo m ist er io y
un pr oblem a difícil, la r eflex ión par cial por dos o m ás super ficies es un absolut o
quebrader o de cabeza. Déj enm e decir les el por qué. Realizar em os un segundo
ex per im ent o, en el que m edir em os la r eflex ión par cial de la luz por dos super ficies.
Reem plazam os el bloque de cr ist al por una lám ina m uy delgada —con sus dos
super ficies ex act am ent e par alelas ent r e sí— y colocam os el fot om ult iplicador debaj o
de la lám ina de cr ist al, en línea con la fuent e de luz. Est a vez, los fot ones pueden
ser r eflej ados por la super ficie fr ont al o por la super ficie post er ior —y finalizar en
A—, los dem ás acabar án en B ( ver Fig. 4) . Podr íam os esper ar que la super ficie
fr ont al r eflej ase al 4% de la luz y la super ficie post er ior el 4% del 96% r est ant e,
haciendo un t ot al del 8% . Así, deber íam os encont r ar que de cada 100 fot ones que
salen de la fuent e de luz, alr ededor de 8 llegasen a A.
Lo que r ealm ent e ocur r e, baj o est as condiciones ex per im ent ales cuidadosam ent e
cont r oladas, es que el núm er o de fot ones que llega a A es r ar am ent e 8 de cada
100. Con algunas lám inas de cr ist al, se obt iene de for m a consist ent e una lect ur a de
15 o 16 fot ones — ¡el doble del v alor esper ado! —. Con ot ras lám inas de cr ist al,
obt enem os consist ent em ent e sólo 1 o 2 fot ones. Ot r as lám inas de crist al dan una
r eflex ión par cial del 10% ; ¡algunas elim inan t ot alm ent e la r eflex ión par cial! ¿Qué
puede ex plicar est os locos r esult ados? Después de pr obar la calidad y unifor m idad
de las dist int as lam inas de cr ist al, descubr im os que sólo difier en liger am ent e en el
espesor .
Figura 4. Un ex per im ent o par a m edir la r eflex ión parcial de la luz por dos super ficies
de cr istal. Los fot ones pueden alcanzar el fot om ult iplicador en A al r eflej arse bien en
la super ficie fr ontal o en la super ficie post erior de una lám ina de cr ist al;
alt er nativam ent e, pueden at ravesar am bas super ficies y acabar alcanzando el
fot om ult iplicador en B. Dependiendo del espesor del crist al, de 0 a 16 fot ones de
cada 100 llegan al fot om ultiplicador en A. Est os r esult ados plant ean dificultades a
cualquier t eoría razonable, incluyendo la de la Figur a 3. Par ece com o si la r eflex ión
par cial pudiese ser «r educida» o «am pliada» por la pr esencia de una super ficie
adicional.
Para com probar la idea de que la cant idad de luz r eflej ada por las dos super ficies
depende del espesor del cr ist al, r ealicem os una ser ie de ex per im ent os: com enzando
con la lám ina de cr ist al m ás fina posible, cont ar em os cuánt os fotones inciden en el
fot om ult iplicador en A cada vez que 100 fot ones abandonan la fuent e de luz. Luego
r eem plazar em os la lám ina de cr ist al por ot ra liger am ent e m ás gr uesa y cont ar em os
de nuevo. Después de r epet ir el pr oceso una docena de veces ¿cuáles son los
r esult ados?
Figura 5. Los r esult ados de un ex per im ent o que m ide cuidadosam ent e la r elación
ent r e el espesor de una lám ina de crist al y la r eflex ión par cial, dem uest r an la
ex ist encia de un fenóm eno llam ado «int er fer encia». Al aum ent ar el espesor del
cr istal, la r eflex ión par cial experim ent a un ciclo de r epet ición desde 0 al 16% , sin
sínt om as de ext inción.
Con lám inas de cr ist al gr adualm ent e m ás gr uesas, la r eflex ión par cial aum ent a de
nuevo al 16% y r et or na luego a cer o —un ciclo que se r epit e una y ot ra vez ( ver
Fig. 5) —. New t on descubr ió est as oscilaciones y r ealizó un exper im ent o que se
podía int er pr et ar de m aner a cor r ect a ¡sólo si las oscilaciones cont inuasen dur ant e al
m enos 34 000 ciclos! Hoy, con los láseres ( que producen una luz m onocrom át ica
m uy pur a) , se puede ver que est e ciclo cont inúa después de m ás de 100.000.000
de r epet iciones —lo que cor r esponde a un cr ist al de m ás de 50 m et r os de espesor—
( No vem os est e fenóm eno t odos los días por que la fuent e lum inosa no es
nor m alm ent e m onocr om át ica).
Result a, por consiguient e, que nuest r a pr edicción del 8% es cor r ect a com o m edia
( puest o que la cant idad r eal v ar ía de m aner a r egular desde cer o al 16% ) per o es
ex act am ent e corr ect a solam ent e dos veces por ciclo —com o un r eloj par ado (que
t iene la hor a cor r ect a dos veces al día) —. ¿Cóm o podem os ex plicar est e ex t r año
r asgo de la r eflex ión par cial que depende del espesor del cr ist al? ¿Cóm o puede
r eflej ar la super ficie fr ont al un 4% de luz ( según confir m a nuest r o pr im er
ex per im ent o) cuando, colocando una segunda super ficie debaj o, a la dist ancia
adecuada, podem os de alguna m anera «apagar » la r eflex ión? Y colocando est a
segunda super ficie a una dist ancia liger am ent e dist int a, ¡podem os «am plificar » la
r eflex ión hast a un 16% ! ¿Podr ía ser que la super ficie post er ior ej er ciese algún t ipo
de influencia o algún efect o en la habilidad de la super ficie fr ont al para r eflej ar la
luz? ¿Qué ocur r ir ía si colocásem os una t er cer a super ficie?
Con una t er cer a super ficie, o cualquier núm er o super ior de super ficies, el v alor de la
r eflex ión par cial cam bia de nuev o. Nos encont r am os pr egunt ándonos, después de
per seguir super ficie tr as super ficie con est a t eor ía, si habr em os alcanzado
finalm ent e la últ im a super ficie. ¿Tiene que hacer est o un fot ón par a «decidir » si se
v a a r eflej ar en la super ficie fr ont al? New t on llev ó a cabo discusiones ingeniosas
r efer ent es a est e pr oblem a 2 , per o al final se dio cuent a de que no había desar rollado
una t eor ía sat isfact or ia.
2
Result a m uy afor t unado para nosot ros el que New t on se conv enciese de que la luz son « corpúsculos» porqu e
podem os ver por lo que t uvo pasar una m ent e vigorosa e int eligent e al considerar est e fenóm eno de la reflex ión
parcial por dos o m ás superficies y t rat ar de ex plicarlo. ( Aq uellos que creían que la lu z eran ondas nunca t uv ieron
que pelear con ello) . Newt on argum ent aba lo siguient e: Aun que la luz parece reflej arse por la prim era superficie, no
puede ser así. Si lo fuese, ¿cóm o podría ent onces ser capt u rada de nuev o la luz reflej ada por la prim era superficie
cuando el espesor fuese t al que se supone que no ex ist e r eflex ión alguna? Por con siguient e, la luz debe reflej arse
en la segunda superficie. Pero para ex plicar el hecho de que el espesor del crist al det er m ina el v alor de la reflex ión
parcial, Newt on propu so est a idea: la lu z que llega a la prim era superficie est ablece una especie de onda o cam po
que v iaj a j unt o con la luz y la predispone a reflej arse o no en la segunda superficie. Denom in ó a est e proceso, que
ocurre en ciclos dependiendo del espesor del crist al, «accesos de fácil reflex ión o de fácil t ran sm isión ». Exist en dos
dificult ades en est a idea: la prim era es el efect o de las su perficies adicionales que he descrit o en el Tex t o —cada
nuev a superficie afect a a la reflex ión —. El ot ro problem a es que la lu z ciert am ent e se reflej a en la superficie de un
lago, que no t iene una segunda superficie, luego la lu z debe reflej arse en la superficie front al. En el caso de
superficies únicas, Newt on decía que la luz t enía una predisposición a reflej arse. ¿Podem os t ener una t eoría en la
que la luz sabe el t ipo de superficie en la que est á incidiendo y si es la única superficie? Newt on no resalt ó esas
dificult ades de su t eoría de «accesos de reflex ión y t ransm isión» aunque est á claro que sabía que su t eoría n o era
sat isfact oria. En la época de Newt on, las dificult ades de una t eoría se discut ían con brev edad y se encubrían —un
est ilo m uy dist int o del que se usa hoy en la ciencia, en donde se señalan los punt os donde nuest ra propia t eoría no
se aj ust a a las observaciones ex perim ent ales—. No est oy diciendo nada en cont ra de Newt on; sólo quiero decir alg o
a fav or de cóm o nos com unicam os ent re nosot ros en la cien cia hoy en día.
Dur ant e m uchos años después de New t on, la r eflex ión par cial por dos super ficies se
ex plicaba felizm ent e m ediant e una t eor ía de ondas 3 [ 3] , pero cuando los
exper im ent os se r ealizar on con luz m uy débil incidiendo en fot om ult iplicador es, la
t eor ía ondulat or ia colapso: según se iba haciendo la luz m ás t enue, los
fot om ult iplicador es seguían haciendo clicks de igual int ensidad, sólo que cada v ez
en m enor núm er o. La luz se com por t aba com o par t ículas.
La sit uación act ual es que no t enem os un buen m odelo para explicar la r eflex ión
par cial por dos super ficies; sólo calculam os la pr obabilidad de que un
fot om ult iplicador det er m inado sea alcanzado por un fot ón r eflej ado por una lám ina
de cr ist al. He escogido est e cálculo com o nuest r o pr im er ej em plo del m ét odo que ha
pr opor cionado la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica. Voy a m ostrar les «cóm o
cont am os j udías» —lo que los físicos hacen para obt ener la r espuest a cor r ect a—. No
v oy a ex plicar cóm o los fotones «deciden» en r ealidad si r et r oceden o cont inúan
hacia adelant e, est o no se conoce. ( Pr obablem ent e el pr oblem a no t iene sent ido) .
Sólo les voy a m ostr ar cóm o calcular la pr obabilidad cor r ect a de que la luz sea
r eflej ada por un cr ist al de espesor dado, ¡por que est o es lo único que los físicos
saben hacer ! Lo que hacem os par a t ener la r espuest a a est e pr oblem a es análogo a
lo que t enem os que hacer par a t ener la r espuest a a cualquier ot r o problem a
ex plicado por la elect r odinám ica cuánt ica.
Pr epár ense para enfr ent ar se con ello, no por que sea difícil de ent ender , sino por que
es absolut am ent e r idículo: Todo lo que hacem os es dibujar pequeñas flechas en una
hoj a de papel — ¡est o es t odo!
Per o ¿qué r elación t iene una flecha con la pr obabilidad de que ocur ra un suceso en
par t icular ? De acuer do con las r eglas de «cóm o cont am os j udías», la pr obabilidad
de un suceso es igual al cuadr ado de la longit ud de la flecha. Por ej em plo, en
nuest r o pr im er exper im ent o (cuando est ábam os m idiendo la r eflex ión par cial sólo
3
Est a idea ut iliza el hecho de que las ondas se pueden com binar o cancelar , y los cálculos basados en est e m odelo
se aj ust aban a los result ados de los ex perim ent os de Newt on, así com o a los realizados du rant e cent enares de años
post eriores. Pero cuando se desarrollaron in st rum en t os suficient em ent e sensibles com o para det ect ar un único
fot ón, la t eoría ondulat oria predecía que los « click s» del fot om ult iplicador debían de hacer se m enos y m enos
audibles, m ient ras que lo que ocurría era que m ant enían la m ism a int ensidad —sim plem ent e se sucedían con
frecuencia cada v ez m enor—. No ex ist ía m odelo razonable que pudiese ex plicar est e hecho, por lo que hubo un
período durant e el cual uno debía ser list o: Había que saber qué experim ent o se est aba analizando para decir si la
luz eran ondas o part ículas. Est e est ado de confusión se denom inó la «dualidad onda- part ícula» de la lu z, y había
quién decía de m anera chist osa que la luz era ondas los Lu nes, Miércoles y Viernes; part ícu las los Mart es, Juev es y
Sábados, y los Dom ingos, ¡había que m edit arlo! El propósit o de est as conferencias es decirles com o se «resolv ió»
finalm ent e el r om pecabezas.
de la super ficie fr ont al) , la pr obabilidad de que un fot ón llegase al fot om ult iplicador
sit uado en A era del 4% . Est o se corr esponde con una flecha cuya longit ud es 0,2
porque el cuadrado de 0,2 es 0,04 ( ver Fig. 6) .
En nuest r o segundo ex per im ent o ( cuando est ábam os r eem plazando lám inas
delgadas de cr ist al por ot ras m ás gr uesas), los fot ones r ebot ados por la super ficie
fr ont al y la post er ior llegaban a A. ¿Cóm o dibuj ar una flecha que r epr esent a est a
sit uación? La longit ud de la flecha debe var iar de cer o a 0,4 para r epr esent ar las
pr obabilidades del 0 al 16% , dependiendo del espesor del cr ist al ( ver Fig. 7) .
Figura 6. Los ex t raños rasgos de la r eflex ión par cial por dos super ficies han for zado
a los físicos a r enunciar a efect uar pr edicciones absolutas para r ealizar m er os
cálculos de pr obabilidad de su suceso. La elect r odinám ica cuánt ica propor ciona un
m ét odo para hacerlo —dibujando pequeñas flechas en una hoj a de papel—. La
pr obabilidad de un suceso viene r epr esent ada por el ár ea del cuadr ado generado
por una flecha. Por ej em plo, una flecha r epresent ando una pr obabilidad del 0,04
( 4% ) t iene una longit ud de 0,2.
Em pezar em os por consider ar los dist int os cam inos que el fot ón puede llev ar desde
la fuent e hast a el fot om ult iplicador en A. Pu est o que est oy haciendo la sim plificación
de que la luz r ebot a, bien en la super ficie fr ont al o en la post er ior , ex ist en dos
cam inos posibles para que un fot ón pueda llegar a A. Lo que hacem os en est e caso
es dibuj ar dos flechas —una por cada for m a en que puede ocur r ir — y com binar las
en una «flecha final» cuy o cuadr ado r epr esent a la pr obabilidad del suceso. Si
ex ist ier an t r es cam inos dist int os en los que pudiese haber ocur r ido el suceso,
dibuj ar íam os t r es flechas separ adas ant es de com binar las.
Em pezar em os por consider ar los dist int os cam inos que el fot ón puede llev ar desde
la fuent e hast a el fot om ult iplicador en A. Pu est o que est oy haciendo la sim plificación
de que la luz r ebot a, bien en la super ficie fr ont al o en la post er ior , ex ist en dos
cam inos posibles para que un fot ón pueda llegar a A. Lo que hacem os en est e caso
es dibuj ar dos flechas —una por cada for m a en que puede ocur r ir — y com binar las
en una «flecha final» cuy o cuadr ado r epr esent a la pr obabilidad del suceso. Si
ex ist ier an t r es cam inos dist int os en los que pudiese haber ocur r ido el suceso,
dibuj ar íam os t r es flechas separ adas ant es de com binar las.
Figura 7. Flechas r epr esent ando pr obabilidades del 0% al 16% tienen longit udes de
0 a 0, 4.
Ahor a, déj enm e m ostrar les cóm o com binam os las flechas. Digam os que quer em os
com binar la flecha x con la flecha y ( ver Fig. 8) .
Todo lo que hay que hacer es colocar la cabeza de x j unt o a la cola de y ( sin
cam biar la dir ección de ninguna) , y dibujar la flecha final desde la cola de x a la
cabeza de y .
Figura 8. Se han dibuj ado las flechas que r epr esent an cada cam ino posible por el
que un suceso puede t ener lugar, y luego se han com binado ( «sum ado») de la
siguient e m aner a: Se une la punta de una flecha al ext r em o post er ior de otr a —sin
cam biar las dir ecciones de ninguna— y se dibuj a una «flecha final» desde la cola de
la pr im er a flecha a la cabeza de la últ im a.
Est o es t odo lo que hay que hacer . Podem os com binar cualquier núm er o de flechas
de est a m aner a ( t écnicam ent e, se llam a «sum ar flecháis») . Cada flecha dice cuánt o,
y en qué dir ección, hay que m over se en el baile. La flecha final dice el único
m ovim ient o a r ealizar para t er m inar en el m ism o punt o ( ver Fig. 9) .
Bien, ¿cuáles son las r eglas específicas que det er m inan la longit ud y dir ección de
cada flecha que com binam os a fin de obt ener la flecha final? En est e caso par t icular ,
com binar em os dos flechas —una r e- pr esent ando la r eflex ión por la super ficie fr ont al
del cr ist al, y la ot r a r epr esent ando la r eflex ión por la super ficie post er ior .
Figura 10. En un ex per im ent o que m ide la reflex ión por dos super ficies, podem os
decir que un único fot ón puede llegar a A por dos cam inos —por vía de la superficie
fr ont al o de la post er ior —. Par a cada cam ino se dibuja una flecha de longit ud 0,2,
con su dir ección det erm inada por la m anecilla de un «cr onógrafo» que cr onom et ra
al fot ón cuando se m ueve. La flecha de «reflexión front al» se dibuj a en el sent ido
opuest o al que señala la m anecilla del cr onógr afo cuando se det iene.
Ést a vez, la m anecilla est á señalando casi en la m ism a dir ección, por que el fot ón
r eflej ado en la super ficie post er ior del cr ist al inv ier t e un t iem po liger am ent e
super ior en llegar a A —at r aviesa dos veces la ext r em adam ent e delgada lám ina de
cr ist al—. Ahor a dibujam os una pequeña flecha de longit ud 0,2 en la m ism a dir ección
y sent ido que señala la m anecilla del cronógrafo ( ver Fig. 11) .
Figura 11. Un fot ón r ebot ando en la super ficie post er ior de una lám ina de cr ist al
delgada tarda un poquito m ás en llegar a A. En consecuencia, la m anecilla del
cr onógr afo señala al final una dir ección ligeram ent e dist inta de la que señaló cuando
siguió al fot ón de la superficie fr ont al. La flecha de la « reflexión post erior» se dibuj a
en el m ism o sent ido que t iene la m anecilla al det ener se.
Com binem os ahora las dos flechas. Puest o que las dos t ienen la m ism a longit ud
per o apunt an en sent idos casi opuest os, la flecha final t iene una longit ud cer cana a
cero, y su cuadrado es m ás próxim o a cero aún.
Figura 12. La flecha final, cuyo cuadr ado r epr esent a la probabilidad de r eflex ión por
una lám ina de cr ist al ext r em adam ent e delgada, se dibuj a sum ando la flecha de
reflexión front al con la flecha de r eflexión post er ior. El result ado es casi nulo.
Por tant o, la pr obabilidad de que la luz sea r eflej ada por una lám ina de cr ist al
infinit am ent e delgada es esencialm ent e nula ( ver Fig. 12) .
Cuando r eem plazam os la lám ina de cr ist al m ás delgada posible por ot ra liger am ent e
m ás gr uesa, el fot ón r eflej ado por la superficie post er ior t arda un poquit o m ás que
en el pr im er ej em plo en alcanzar A; la m anecilla del cr onógr afo, en consecuencia,
gir a un poquit o m ás ant es de det ener se, y la flecha de r eflex ión post er ior finaliza
con un ángulo liger am ent e m ay or con r espect o a la flecha de r eflex ión fr ont al. La
flecha final es un poquit o m ás lar ga, y su cuadrado tam bién ( ver Fig. 13) .
Figura 13. La flecha final para una lám ina de crist al ligeram ent e m ás gruesa es un
poco m ás larga, debido al m ayor ángulo form ado por las flechas de r eflex ión fr ont al
y post er ior . Est o se debe a que, com par ado con el ej em plo ant er ior , el fotón
r ebot ado por la super ficie post er ior t arda un poco m ás en alcanzar A.
que la flecha de r eflex ión fr ont al. Cuando com binam os las dos flechas, obt enem os
una flecha final de longit ud 0,4, cuyo cuadrado es 0,16 repr esent ando una
pr obabilidad del 16% ( v er Fig. 14) .
Figura 14. Cuando la lám ina de cr istal es lo suficient em ent e gr uesa com o para que
la m anecilla del cr onógr afo dé m edia vuelta m ás, las flechas de r eflex ión fr ont al y
post er ior señalan de longit ud 0,4, que r epr esent a una probabilidad del 16% .
Figura 15. Cuando la lám ina de cr istal t iene el espesor adecuado par a que la
m anecilla del cronógrafo que sigue al fot ón de reflexión post erior dé una vuelt a
ent er a m ás, la flecha final es de nuevo cero, y no exist e r eflexión.
Si el espesor , del cr ist al es t al que la m anecilla del cr onógr afo que sigue a la
r eflex ión por la super ficie post er ior r ealiza 1/ 4 o 3/ 4 de v uelt a ex t r a, las dos flechas
finalizan for m ando ángulo r ect o. La flecha final es, en est e caso, la hipot enusa de
un t r iángulo r ect ángulo y , de acuer do con Pit ágoras, el cuadr ado de la hipot enusa
es igual a la sum a de los cuadr ados de los ot r os dos lados. Aquí t enem os el v alor
cor rect o «dos veces al día» —4% + 4% hace 8% — ( ver Fig. 16) .
Figura 16. Cuando las flechas de r eflexión front al y post erior form an un ángulo
rect o, la flecha final es la hipot enusa de un t riángulo rect ángulo. Por tant o, su
cuadrado es la sum a de los ot r os dos cuadrados —8% .
Nót ese que al aum ent ar gradualm ent e el espesor del cr ist al, la flecha de r eflex ión
fr ont al siem pr e señala en la m ism a dir ección, m ient r as que la flecha de r eflex ión
post er ior cam bia gr adualm ent e de dir ección. El cam bio en la dir ección r elat iv a de
las dos flechas hace que la flecha final vaya de 0 a 0,4 en un ciclo que se r epit e; por
t ant o, el cuadrado de la flecha final r ecor r e un ciclo que se r epit e y que v a de cer o
al 16% , t al y com o observam os en nuest r os experim ent os ( ver Fig. 17) .
Figura 17. Al ser r eem plazadas las lám inas delgadas de crist al por ot r as liger am ent e
m ás gruesas, la m anecilla del cronógr afo, que sigue al fot ón que se reflej a en la
super ficie post er ior , gir a liger am ent e m ás y el ángulo for m ado por las flechas de
reflexión front al y post erior cam bia. Est o hace que la longit ud de la flecha final se
m odifique y que su cuadrado varíe de 0 al 16% , y vuelva al 0, una y ot ra vez.
Acabo de m ost rar les cóm o se puede calcular , de m aner a pr ecisa, est e ex t raño r asgo
de la r eflex ión par cial, dibujando algunas condenadas flechit as en una hoj a de
papel. La palabra t écnica par a estas flechas es «am plit ud de probabilidad» y yo m e
sient o m ás dignificado cuando digo que est am os «calculando am plit udes de
pr obabilidad par a un suceso». Pr efier o, no obstant e, ser m ás honest o y decir que
est am os int ent ando encont r ar la flecha cuy o cuadrado r epr esent a la pr obabilidad de
algo que est á ocurr iendo.
Ant es de que t er m ine est a pr im er a confer encia, m e gustar ía hablar les de los color es
que ven en las pom pas de j abón. O m ej or aún, si su coche pier de aceit e en un
char co, cuando m ir a al aceit e am arr onado de ese sucio char co con bar ro, ver á
pr eciosos color es en su super ficie. La delgada película de aceit e flot ando en el
char co em bar rado es sim ilar a una lám ina m uy delgada de cr ist al —r eflej a luz de un
Figura 18. Al aum ent ar el espesor de la lám ina, las dos super ficies pr oducen una
r eflex ión par cial de la luz m onocr om át ica cuya pr obabilidad fluct úa cíclicam ent e
desde el 0% al 16% . Puest o que la velocidad de la m anecilla im aginar ia del
cr onógr afo es dist inta para los dist intos colores de luz, el ciclo se r epit e a
velocidades difer ent es. Así cuando dos colores pur os com o r ojo y azul inciden sobr e
la lám ina, un espesor det erm inado reflej ará sólo r oj o, sólo azul, azul y r oj o en
pr oporciones diferent es ( lo que produce varios m at ices de violet a) , o ningún color
( negr o). Si la lám ina es de espesor var iable, com o una gota de aceit e
ext endiéndose en un charco fangoso, t odas las com binaciones t endrán lugar. Con la
luz del Sol, que cont iene t odos los colores, tendrá lugar t odo t ipo de com binaciones,
lo que produce m ontones de t onalidades.
Est e fenóm eno de color es pr oducido por la r eflex ión par cial de la luz blanca por dos
super ficies se denom ina ir idiscencia, y se puede encont rar en m uchos lugar es.
Quizás se pr egunt en cuál es el or igen de los color es br illant es de los colibr íes y
pav os r eales. Ahora lo saben. Cóm o se desarr ollar on esos color es br illant es es
t am bién una pr egunta int er esant e. Cuando adm ir am os un pavo r eal, debem os
agradecer a las gener aciones de hem br as deslust r adas el haber sido t an select iv as
con sus m achos. ( El hom br e se int roduj o en est e asunt o post eriorm ent e par a hacer
m ás eficaz el proceso de selección de los pavos reales) .
En la pr óxim a confer encia les m ostr ar é cóm o est e absurdo pr oceso de com binar
pequeñas flechas de la r espuest a cor r ecta a esos ot r os fenóm enos que les son
fam iliar es: la luz v iaj a en línea r ect a, se r eflej a en un espej o con el m ism o ángulo
con que llega ( «el ángulo de incidencia es igual al ángulo de r eflex ión») , las lent es
focalizan la luz, y sim ilar es. Est e nuev o m ar co les descr ibir á t odo acer ca de la luz.
Ca pít u lo 1
Fot on e s: par t ícula s de lu z
Est a es la segunda de una ser ie de conferencias sobr e elect r odinám ica cuánt ica y
com o está claro que ninguno de Vds. est aba aquí la últ im a v ez (puest o que les dij e
que no iban a ent ender nada) voy a r esum ir br ev em ent e la pr im er a confer encia.
Est ábam os hablando de la luz. El pr im er rasgo im por tant e de la luz es que par ece
que son part ículas: cuando luz m onocrom át ica ( luz de un color) m uy t enue incide
sobr e un det ect or , el det ect or em it e clicks de la m ism a int ensidad, aunque cada v ez
con m enor fr ecuencia, según se va haciendo m ás t enue la luz.
El ot r o r asgo im por t ant e de la luz discut ido en la pr im er a confer encia es el de la
r eflex ión par cial de la luz m onocrom át ica. Una m edia del 4% de los fot ones que
inciden sobr e una única super ficie de cr ist al es r eflej ada. Est o es y a un profundo
m ist er io, puest o que es im posible pr edecir qué fot ones se r eflej arán y cuáles
pasar án a t rav és de la lám ina. Con una segunda super ficie, los r esult ados son
ex t r años: en lugar del esper ado 8% de r eflex ión por las dos super ficies, la r eflex ión
par cial puede am pliar se hast a un elev ado 16% o desapar ecer , dependiendo del
espesor del cr ist al.
Est e ex t r año fenóm eno de la r eflex ión parcial por dos super ficies puede ex plicar se
para una luz int ensa m ediant e una t eor ía de ondas, per o la t eor ía ondulat or ia no
puede ex plicar cóm o el det ect or em it e click s de igual int ensidad cuando la luz se
at enúa. La elect r odinám ica cuánt ica «resuelv e» est a dualidad onda- par t ícula
est ableciendo que la luz se com pone de par t ículas ( com o New t on pensó
inicialm ent e) , per o el pr ecio de est e gr an av ance de la ciencia es una r et ir ada de la
t ísica a la posición de ser capaz de calcular sólo la pr obabilidad de que un fot ón
incida en el det ect or, sin ofrecer un buen m odelo de cóm o ocurr e realm ent e.
En la pr im era confer encia descr ibí cóm o los físicos calculan la pr obabilidad de que
un suceso par t icular t enga lugar. Dibuj ar é algunas flechas sobr e una hoj a de papel
según unas reglas, que son las siguient es:
GRAN PRI NCI PI O: la pr obabilidad de un suceso es igual al cuadrado de la longit ud
de una flecha denom inada «am plit ud de pr obabilidad». Una flecha de longit ud 0,4,
por ej em plo, r epr esent a una probabilidad de 0,16 o 16% .
REGLA GENERAL par a dibuj ar flechas si un suceso puede ocur r ir por cam inos
alt er nat iv os: Dibuj ar una flecha para cada cam ino, y com binar las ( «sum ar las»)
uniendo la cabeza de una a la cola de la siguient e. Se dibuj a luego una «flecha
final» desde la cola de la pr im er a flecha hast a la cabeza de la últ im a. La flecha final
es t al que su cuadr ado da la probabilidad del suceso com plet o.
Exist en t am bién algunas r eglas específicas par a dibujar flechas en el caso de la
r eflex ión par cial por el cr ist al ( se pueden encont r ar en las páginas 36 y 37) . Todo lo
que pr ecede es un r esum en de la pr im era confer encia.
Lo que m e gustar ía hacer ahora es m ostrar les cóm o est e m odelo del m undo, que es
t an com plet am ent e dist int o de cualquier a que hayan vist o ant es (que quizá esper en
no v olv er a v er lo nunca m ás) , puede ex plicar t odas las pr opiedades elem ent ales que
conocen de la luz: cuando la luz se r eflej a en un espej o, el ángulo de incidencia es
igual al ángulo de r eflex ión; la luz se cur v a cuando pasa del air e al agua; la luz v iaj a
en línea r ect a: la luz se puede focalizar por una lent e, y así sucesiv am ent e. La
t eor ía t am bién descr ibe m uchas otr as pr opiedades de la luz con las que
pr obablem ent e no est én fam iliar izados. De hecho, la m ay or dificult ad que he tenido
al pr epar ar est as confer encias ha sido el resist ir la t ent ación de deducir t odas las
cosas que sobr e la luz les cost ó t anto apr ender en la escuela —tales com o el
com por t am ient o de la luz cuando pasa por un bor de y ar roj a una som br a ( llam ado
difr acción) — per o puest o que la m ay or ía de Vds. no ha obser vado cuidadosam ent e
est os fenóm enos, no m e ocupar é de ellos. Sin em bar go, puedo gar ant izar les ( de
ot r a m aner a, los ej em plos que v oy a m ost rar les ser ían engañosos) que cada
fenóm eno lum inoso que ha sido obser v ado con det alle puede ser ex plicado por la
t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica, aunque sólo v aya a descr ibir les los m ás
sencillos y com unes de ent re ellos.
Com enzarem os con un espej o y el problem a de det er m inar cóm o se r eflej a la luz en
él ( ver Fig. 19) . En S t enem os una fuent e que em it e luz de un color con una
int ensidad m uy baj a ( usem os de nuevo luz roj a) . Est a fuent e em it e un fot ón cada
v ez. En P, colocam os un fot om ult iplicador para det ect ar fotones. Coloquém oslo a la
m ism a alt ura que la fuent e —el dibuj ar flechas es m ás sencillo si t odo es sim ét r ico—
Quer em os calcular la pr obabilidad de que el det ect or haga un click después de que
la fuent e haya em it ido un fot ón. Puest o que es posible que un fot ón vaya
dir ect am ent e hacia el det ect or , coloquem os una pantalla en Q par a ev it ar que
ocurra est o.
Figura 19. El punt o de vist a clásico del m undo dice que un espej o r eflej ará la luz allí
donde el ángulo de incidencia iguale al de reflexión, incluso si la fuent e y el det ect or
est án en niveles diferent es, com o en ( b) .
Bien, esper am os que t oda la luz que alcance el det ect or se r eflej e en el cent r o del
espej o, por que es el sit io en donde el ángulo de incidencia es igual al ángulo de
r eflex ión. Y par ece bast ant e obvio que las par t es del espej o cer canas a am bos
ext r em os t engan t ant o que ver con la r eflex ión com o con el pr ecio del queso
¿ver dad?
Aunque puedan pensar que las par t es del espej o cer canas a los ex t r em os no t ienen
nada que v er con la r eflex ión de la luz que v a de la fuent e al det ect or , m ir em os lo
que la t eor ía cuánt ica t iene que decir . Regla: la pr obabilidad de que un suceso
det er m inado t enga lugar es el cuadr ado de la flecha final que se obt iene dibuj ando
una flecha par a cada cam ino por el que el suceso puede t ener lugar y luego
com binando ( «sum ando») las flechas.
En el ex per im ent o en el que se m edía la r eflex ión par cial de la luz por dos
super ficies, ex ist ían dos cam inos por los que el fot ón podía ir de la fuent e al
det ect or . En est e exper im ent o, exist en m illones de cam inos por los que puede ir el
fot ón: puede incidir en la par t e izquier da del espej o, en A o B ( por ej em plo) , y
r eflej ar se hacia el det ect or ( ver Fig. 20) ; puede r eflej ar se en la par t e que piensa
que deber ía de hacer lo, en G; o, puede incidir en la par t e der echa del espej o, en K o
M, y r eflej ar se hacia el det ect or . Pueden pensar que est oy loco por que en la
m ayor ía de los cam inos que les he m encionado para que el fot ón se r eflej ase en el
espej o, los ángulos no eran iguales. Per o no est oy loco, por que ¡esa es la form a en
que la luz v iaj a r ealm ent e! ¿Cóm o puede ser ?
Figura 20. El punt o de vist a cuánt ico del m undo est ablece que la luz se r eflej a con
la m ism a am plit ud desde cualquier par t e del espej o, desde A a M.
Para sim plificar el pr oblem a, supongam os que el espej o consist e solo en una t ir a
lar ga de izquier da a der echa —t am bién es convenient e, por el m om ent o, olv idar que
el espej o sobr esale del papel ( ver Fig. 21) . Mient r as que ex ist en, en r ealidad,
m illones de sit ios en donde la luz puede r eflej ar se en est a t ir a de espej o, hagam os
una apr oxim ación tem por al div idiendo el espej o en un núm er o finit o de pequeños
cuadrados, y consider ando sólo un cam ino para cada cuadrado —nuest r o cálculo se
hace m ás pr eciso ( per o m ás ar duo t am bién) al hacer los cuadr ados m ás pequeños y
consider ar m ás cam inos.
Ahor a dibuj em os una pequeña flecha par a cada cam ino por el que la luz, en esta
sit uación, puede v iaj ar . Cada flechit a t iene una cier t a longit ud y dir ección.
Consider em os la longit ud en pr im er lugar.
Podr ían pensar que la flecha que dibuj am os r epr esent ando el cam ino que v a al
cent r o del espej o, a G, es con m ucho la m ás lar ga ( puest o que par ece exist ir una
gr an pr obabilidad de que cualquier fot ón que llegue al det ect or lo haga de est a
m anera) , y que las flechas par a los cam inos desde los ex t r em os del espej o deben
de ser m uy cor tas.
Figura 21. Par a calcular con m ás facilidad a dónde va la luz, consider am os,
t em poralm ent e, sólo una tir a de espej o dividida en cuadr adit os, con un cam ino por
cada cuadr ado. Esta sim plificación en m odo alguno dism inuye la r ealización de un
análisis pr eciso de la sit uación.
No, no; no debem os hacer una r egla t an ar bit rar ia. La r egla corr ect a —lo que
realm ent e ocur re— es m ucho m ás sim ple: un fot ón que llega al det ect or t iene casi
la m ism a posibilidad de hacer lo por cualquier cam ino, por lo que las pequeñas
flechas t ienen t odas casi idént ica longit ud. ( Ex ist en, en r ealidad, algunas liger as
v ar iaciones de longit ud debido a los dist int os ángulos y dist ancias im plicadas, pero
son t an nim ias que v oy a ignor ar las) . Por consiguient e digam os que cada pequeña
flecha que dibuj am os t iene una longit ud
ar bit rar ia unifor m e —har é su longit ud
m uy pequeña porque exist en m uchas de
est as flechas que r epr esent an los
m uchos cam inos en que la luz puede
viaj ar ( ver Fig. 22) .
Figura 22. Cada uno de los cam inos por Aunque es válido suponer que la
los que puede viaj ar la luz ser á longit ud de t odas las flechas es casi la
repr esent ado en nuest ros cálculos por m ism a, las dir ecciones son clar am ent e
una flecha de longit ud pat r ón arbit raria, dist int as porque sus t iem pos son
t al y com o se m uestra. difer ent es —com o r ecor darán de la
pr im er a confer encia, la dir ección de una flecha par t icular est á det er m inada por la
posición final de un cronógrafo im aginario que cr onom et ra a un fot ón en su
m ovim ient o a lo largo de un cam ino part icular—. Cuando un fot ón va hacia la
izquier da del espej o, hacia A, y luego al det ect or , t arda claram ent e m ás t iem po que
un fot ón que va al det ect or r eflej ándose en el cent r o del espej o, en G ( ver Fig. 23) .
O, im aginen por un m om ent o que t ienen prisa y t ienen que corr er desde la fuent e
hast a el espej o y luego al det ect or. Saben que cier t am ent e no es una buena idea el
ir hast a A y luego t odo el cam ino hasta el det ect or ; ser ía m ucho m ás rápido t ocar el
espej o en algún lugar pr óxim o a su cent r o.
Figura 23. Mient ras que la longit ud de cada flecha es esencialm ent e la m ism a, la
dir ección será difer ent e por que el t iem po que tar da el fot ón es dist into par a cada
cam ino. Claram ent e, t arda m ás en ir desde S a P por A que desde S a P por G.
Para ay udam os a calcular la dir ección de cada flecha, v oy a dibuj ar una gráfica
debaj o del esquem a r epr esent at iv o del espej o ( ver Fig. 24) . En línea con cada par t e
del espej o en donde se puede r eflej ar la luz, v oy a señalar , en ver t icales, cuánt o
t iem po se t ar dar ía si la luz v iaj ase por ese cam ino. Cuant o m ás t iem po se em plee,
m ás alt o est ará el punt o en la gr áfica. Com enzando por la izquier da, el t iem po que
t ar da un fot ón en hacer el cam ino que se r eflej a en A es bast ant e grande, de
m anera que dibuj am os un punt o bast ant e alt o en la gr áfica. Al desplazar nos hacia el
cent r o del espej o, el t iem po que em plea un fot ón en r ecor rer el cam ino, en la for m a
en que nos m ovem os, se r educe, de m odo que dibujam os cada punt o
sucesiv am ent e m ás baj o que el ant er ior . Después de pasar el cent r o del espej o, el
t iem po que em plea un fot ón en cada uno de los sucesivos cam inos es cada vez m ás
gr ande, así que r epr esent am os nuest ros cor r espondient es punt os cada v ez m ás
alt os. Par a v isualizar lo m ej or unam os los punt os: form an una cur va sim ét r ica que
em pieza alt a, baj a y luego sube de nuevo.
Bien, ¿qué r elación t iene est o con la dir ección de las flechit as? La dir ección de una
flecha específica cor r esponde al t iem po que t ar dar ía un fot ón en ir desde la fuent e
al det ect or siguiendo ese cam ino específico. Dibuj em os las flechas com enzando por
la izquier da.
Figura 24. Cada cam ino por el que puede viaj ar la luz ( en est a sit uación
sim plificada) se m uestr a en la par t e super ior ; con un punt o en la gráfica de debaj o
m ost rando el t iem po que t arda el fot ón en ir desde la fuent e a ese punt o del espej o
y luego al fotom ultiplicador . Debaj o de est a gr áfica est á la dir ección de cada flecha,
y en la par t e infer ior el r esultado de sum ar t odas las flechas. Es evident e que la
m ayor cont r ibución a la longit ud de la flecha final proviene de las flechas E hast a I ,
cuyas direcciones son casi iguales porque el t iem po de sus cam inos es casi el
m ism o. Tam bién ocurre que aquí es donde el t iem po es m ínim o. Es por t ant o
bast ant e aproxim ado el decir que la luz va por donde el t iem po es m ínim o.
El cam ino A es el que lleva m ás t iem po, su flecha señala en una dir ección ( Fig. 24) .
La flecha del cam ino B señala en dir ección difer ent e por que su t iem po es difer ent e.
En el cent r o del espej o, las flechas F, G y H señalan casi en la m ism a dir ección
porque sus t iem pos son casi los m ism os. Después de pasar el cent ro del espej o,
v em os que cada cam ino a la der echa se cor r esponde con un cam ino a la izquier da
Figura 25. Para com probar la idea de que r ealm ent e exist e reflexión en los
ext r em os del espej o ( per o que se cancela) hacem os un experim ent o con un t r ozo
gr ande de espej o colocado en si t i o equivocado para la reflexión de S a P. Est e
t r ozo de espej o se di vi de en secciones m ucho m ás pequeñas, de m anera que el
t iem po ent re un cam ino y el siguient e no sea m uy diferent e. Cuando se sum an
t odas las flechas, no conducen a ninguna part e: for m an un cír culo y su sum a es
m uy pr óxim a a nada.
Con est a im agen m ás det allada, v em os que algunas flechas señalan m ás o m enos
hacia la der echa; ot ras m ás o m enos hacia la izquier da. Si sum am os t odas las
flechas, t endr em os un conj unt o de flechas dist ribuidas esencialm ent e en un círculo
que no conducen a par t e alguna.
Per o supongam os que ray am os cuidadosam ent e el espej o en aquellas zonas cuy as
flechas se inclinan hacia una det er m inada dir ección —digam os hacia la izquier da—
de m anera que sólo per m anecen aquellos sit ios en donde las flecha señalan, en
gener al, en la ot r a dir ección ( ver Fig. 26) . Cuando sum am os sólo las flechas que
señalan m ás o m enos hacia la der echa, obtenem os una ser ie de depr esiones y una
flecha final subst anciosa —¡de acuerdo con la t eor ía deber íam os de t ener ahor a una
gr an r eflexión! — y de hecho la t enem os, ¡la t eor ía es corr ect a! Tal espej o se
denom ina una r ed de difracción y funciona que es un encant o.
Figura 26. Si sólo se sum an las flechas con pr edom inio hacia una dir ección concr et a
—t al com o hacia la der echa—, m ient ras que se despr ecian las dem ás ( arañando el
espej o en los lugar es corr espondient es) , el espej o colocado en el lugar equivocado
r eflej a una cant idad consider able de luz. Un espej o así grabado se denom ina r ed de
difracción.
4
Las zonas del espej o cuyas flechas señalan, en general, hacia la izquierda, t am bién dan lugar a una reflex ión
fuert e ( cuando se elim inan las zonas cuy as flechas señalan en sent ido opuest o) . Si t an t o las zonas con flechas con
t endencia hacia la izquierda com o aquellas con t endencia hacia la derecha reflej an a la v ez, ent onces la
cont ribución se cancela. Est o es análogo al caso de la reflex ión parcial por dos superficies: m ient ras que cada
superficie es capaz de reflej ar por sí m ism a, si el espesor es t al que las dos superficies cont ribuy en con flechas
señalando en sent idos opuest os, la reflexión se anula.
La r ej illa par t icular que acabo de m ostrar les ha sido diseñada par a la luz r oj a. No
funcionar á con luz azul; t endr íam os que hacer una nuev a r ej illa con las t ir as
cor t adas con m enor espaciado por que com o les dij e en la pr im er a confer encia, la
m anecilla del cr onógrafo gir a m ás depr isa cuando sigue a un fot ón azul que cuando
sigue a uno r oj o. De m aner a que los cor t es diseñados específicam ent e para la
v elocidad de gir o «r oja» no están sit uados en los lugar es cor r ect os par a la luz azul;
las flechas se acodan y las r ej illas no funcionan m uy bien. Pero ocurr e que si, com o
por accident e, desplazam os el fot om ult iplicador hacia abaj o form ando un ángulo
difer ent e, la r ed de difr acción hecha par a la luz r oj a funciona ahor a para la luz azul.
Es un accident e afor t unado, una consecuencia de la geom et r ía involucr ada ( ver Fig.
27) .
Figura 27. Una r ed de difr acción con sur cos a la distancia adecuada par a la luz r oja,
t am bién funciona par a otr os color es si el det ect or se coloca en un lugar difer ent e.
En consecuencia, dependiendo del ángulo, es posible ver color es difer ent es
reflej ándose en una super ficie con sur cos —t al com o un disco de gram ófono.
Si se hace incidir luz blanca sobr e la r ej illa, la luz r oj a apar ece en un sit io, la
nar anj a liger am ent e por encim a, seguida de la am ar illa, v er de y azul —t odos los
color es del ar co ir is—. A m enudo se pueden ver los color es donde ex ist e una ser ie
de sur cos j unt os —por ej em plo, cuando sost ienen un disco de gram ófono ( o m ej or,
un v ídeo disco) baj o luz br illant e y ángulo cor r ect o—. Quizá Vds. hayan vist o esas
m arav illosas señales plat eadas ( aquí en la soleada Califor nia a m enudo se v en en la
par t e post erior de los coches) : cuando se m ueve el coche, se ven colores m uy
br illant es cam biando del r oj o al azul. Ahora saben de dónde pr oceden los color es:
est án m ir ando a una r ed de difr acción —un espej o que ha sido ar añado en los sit ios
adecuados—. El sol es la fuent e lum inosa, y sus oj os son el det ect or . Puedo
cont inuar fácilm ent e ex plicándoles cóm o funcionan los láser es y hologram as, per o
sé que no t odos han vist o est as cosas y yo t engo m uchas ot ras cosas de que
hablar 5 .
Por consiguient e una r ed de difr acción dem uest r a que no podem os ignorar las
par t es de un espej o que no par ecen r eflej ar ; si le hiciésem os algunas cosas
int eligent es al espej o, podr íam os dem ost r ar la r ealidad de las r eflex iones par a t odas
sus part es y producir algunos fenóm enos ópt icos chocant es.
Figura 28. La Nat ur aleza ha cr eado m uchos t ipos de r edes de difr acción en for m a de
cr istales. Un cr istal de sal r eflej a los r ayos X ( luz par a la que la m anecilla del
cr onógr afo im aginar io se m ueve ex t r em adam ent e depr isa —quizá 10 000 veces m ás
r ápido par a que para la luz visible—) par a det er m inados ángulos, a par tir de los
cuales se puede calcular la dist ribución ex act a y el espaciado de los át om os
individuales.
Lo que es m ás im por t ant e, al dem ostr ar la r ealidad de la r eflex ión por t odas las
par t es del espej ó dem ostram os que ex ist e una am plit ud —una flecha— par a cada
cam ino por el que un suceso puede t ener lugar. Y a fin de calcular correct am ent e la
5
No puedo resist ir sin hablarles de una red de difracción cr eada por la Nat uraleza: los crist ales de sal son át om os
de sodio y clor o em paquet ados con una dist ribución reg ular. Su dist r ibución alt ernada, al igual que nuest ra
superficie de su rcas, act úa com o una rej illa cuando la lu z del color adecuado ( ray os- X en est e caso) incide sobre
ella. Buscando los lugares específicos donde un det ect or recoge m uchas de est as reflex iones especiales ( llam adas
difracción) , se puede det erm inar ex act am ent e la dist ancia ent re sur cos y en consecuen cia la separación ent re los
át om os ( v er Fig. 28) . Es una form a preciosa de det erm in ar la est ru ct ura de t odo t ipo de crist ales, así com o de
confirm ar que los r ay os- X son la m ism a cosa que la luz. Est os ex per im ent os se r ealizaron por pr im era v ez en 1914.
Fue m uy ex cit ant e v er, en det alle, por vez prim era cóm o est án em paquet ados los át om os en subst ancias
diferent es.
pr obabilidad ele un suceso baj o difer ent es cir cunst ancias, t enem os que sum ar las
flechas de cada cam ino por el que el suceso puede ocur r ir — ¡no sólo las de los
cam inos que cr eem os que son im por tant es!
Bien, m e gustar ía hablar les de algo m ás fam iliar que las r edes de difr acción: acer ca
de la luz que v a del air e al agua. Est a v ez colocar em os el fot om ult iplicador debaj o
del agua — ¡suponem os que el ex per im ent ador puede hacer eso! —. La fuent e
lum inosa est á en el aire en S, y el det ect or debaj o del agua en D ( ver Fig. 29) .
Figura 29. La t eoría cuánt ica est ablece que la luz puede ir desde una fuent e en el
air e a un det ect or en el agua por m uchos cam inos. Si se sim plifica el pr oblem a,
com o en el caso del espej o, se puede dibuj ar una gr áfica m ost rando los t iem pos de
cada cam ino con la dir ección de cada flecha debaj o. De nuevo, la contr ibución
m ayor a la longit ud de la flecha final pr oviene de aquellos cam inos cuyas flechas
señalan casi en la m ism a dir ección porque sus t iem pos son casi iguales; una vez
m ás, aquí es donde el t iem po es m ínim o.
Figura 30. Encont rar el cam ino de t iem po m ínim o la luz es análogo a encont r ar el
cam ino de t iem po m ínim o par a un socor rista que corr iendo y luego nadando
r escatase a una víctim a que se est á ahogando: el cam ino m ás cor t o t iene
dem asiada par t e con agua; el cam ino de m enor por ción de agua tiene dem asiada
part e con t ierra; el cam ino de m enor t iem po es un com prom iso ent r e los dos.
Ot r o fenóm eno de la luz que m e gust ar ía m encionar br evem ent e es el espej ism o.
Cuando est án conduciendo por una car r et er a m uy calient e, a v eces pueden ver lo
que par ece agua en la car r et era. Lo que r ealm ent e est án viendo es el cielo, y
cuando se ve el cielo en la car r et er a norm alm ent e es por que hay char cos en ella
( r eflex ión par cial de la luz por una única super ficie) . Per o ¿cóm o se puede v er el
cielo en la car r et er a cuando no t iene agua? Lo que necesit an saber es que la luz
v iaj a m ás despacio en el air e fr ío que en el calient e, y par a que se pueda ver un
espej ism o, el obser vador debe de encontr ar se en el air e m ás fr ío que está por
encim a del air e calient e de la super ficie de la car r et era ( ver Fig. 31) . Cóm o es
posible ver el cielo m ir ando hacia abaj o es algo que se puede com pr ender
encont rando el cam ino de t iem po m ínim o. Les dej o est o para que j ueguen en casa
—es div er t ido el pensar lo y m uy fácil descubr ir lo.
En los ej em plos que les he expuest o de la luz r eflej ándose en un espej o y la luz
at r avesando air e y luego agua, est aba haciendo una apr oxim ación: por m ot iv os de
sim plificación, dibuj é los dist int os cam inos en los que la luz puede viaj ar com o dos
líneas r ect as —dos líneas r ect as que for m an un ángulo—.
Pero no t enem os que suponer que la luz viaj a en línea r ect a cuando est á en un
m edio unifor m e com o el air e o el agua; incluso est o se puede explicar por el
Figura 31. Encont rar el cam ino de t iem po m ínim o explica cóm o se pr oduce un
espej ism o. La luz viaj a m ás depr isa en air e calient e que en air e fr ío. Par t e del cielo
par ece est ar en la car r et era porque par t e de la luz del cielo llega al oj o provenient e
de la car r et era. La única ocasión en la que el cielo par ece est ar en la car r et er a es
cuando lo r eflej a el agua y así el espej ism o hace que par ezca que haya agua.
Así, en nuest r o pr óxim o ej em plo, voy a m ost r ar les cóm o, sum ando flechit as, puede
par ecer que la luz v iaj a en línea r ect a. Coloquem os una fuent e y un
fot om ult iplicador en S y P, r espect ivam ent e ( ver Fig. 32) , y consider em os t odos los
cam inos por los que puede ir la luz —t odo t ipo de cam inos sinuosos— desde la
fuent e del det ect or . Ent onces dibuj am os una flechit a par a cada cam ino y ¡est am os
apr endiendo la lección bien!
Para cada cam ino sinuoso, t al com o el cam ino A, exist e ot r o un poquit o m ás
der echo y decididam ent e m ás cor t o —es decir , que llev a m ucho m enos t iem po—.
Pero cuando los cam inos son casi rect os —com o por ej em plo en C— un cam ino
pr óxim o y m ás der echo t iene casi el m ism o t iem po. Aquí es donde las flechas se
sum an en lugar de cancelar se; aquí es por donde va la luz.
Es im por t ant e señalar que la única flecha que r epr esent a el cam ino en línea r ect a, a
t r avés de D ( Fig. 32) , no es suficient e par a ex plicar la pr obabilidad de la luz que v a
de la fuent e al det ect or . Los cam inos próxim os, cam inos casi r ect os —los de C y E
por ej em plo— t am bién cont r ibuyen de m aner a considerable. Luego la luz r ealm ent e
no viaj a sólo en línea r ect a; «olfat ea» los cam inos pr óxim os y ut iliza un pequeño
núcleo del espacio cer cano ( De la m ism a m anera, un espej o t iene que t ener un
t am año adecuado para r eflej ar norm alm ent e: si el espej o es m uy pequeño con
respect o al núcleo de cam inos vecinos, la luz se difunde en m uchas direcciones
independient em ent e de donde se coloque el espej o) .
Figura 32. La t eoría cuánt ica se puede ut ilizar para dem ostr ar el por qué la luz
par ece viaj ar en línea r ect a. Cuando se han considerado t odos los cam inos posibles,
cada cam ino sinuoso t iene un cam ino vecino de distancia consider ablem ent e infer ior
y consecuent em ent e de t iem po m ucho m enor ( y con una flecha en dirección
subst ancialm ent e distint a) . Sólo los cam inos próxim os al cam ino rect o D t ienen
flechas señalando casi en la m ism a dirección, porque sus t iem pos son casi los
m ism os. Únicam ent e est as flechas son im port ant es, porque ellas son las que
per m it en obt ener una flecha final grande.
I nv est iguem os est e núcleo de luz con m ás det enim ient o colocando una fuent e en S,
un fot om ult iplicador en P, y un par de bloques ent r e ellos par a ev it ar que las
t r ayect or ias de la luz se alej en dem asiado ( ver Fig. 33) . Ahor a, coloquem os un
segundo fot om ult iplicador en Q, debaj o de P, y supongam os de nuev o, por sencillez,
que la luz puede ir de S a Q sólo m ediant e cam inos de dobles líneas r ect as. Ahora
¿qué ocurr e? Cuando la separ ación ent r e bloques es lo suficient em ent e gr ande
com o par a per m it ir m uchos cam inos vecinos hacia P y Q, las flechas de los cam inos
que llevan a P se sum an ( por que t odos los cam inos hacia P suponen el m ism o
t iem po) , m ient r as que las cor r espondient es a cam inos hacia Q se anulan ( por que
est os cam inos t ienen una diferencia considerable de t iem po) . Ent onces el
fot om ult iplicador en Q no hace click.
Figura 33. La luz viaj a no sólo en línea rect a sino t am bién a través de los cam inos
cer canos. Cuando los dos bloques se separ an lo suficient e com o par a per m it ir la
exist encia de est os cam inos, los fot ones norm alm ent e llegan a P, y casi nunca a Q.
Pero si acercam os los bloques ent r e sí, en un det erm inado m om ent o ¡el det ect or en
Q com ienza a hacer clicks! Cuando el espaciado ent r e bloques es m uy pequeño y
sólo exist en unos cuant os cam inos vecinos, las flechas de los que van hacia Q
t am bién se sum an, porque apenas ex ist e difer encia de t iem po ent r e ellos ( v er Fig.
34) . Por supuest o, am bas flechas finales son m uy pequeñas de m odo que no hay
m ucha luz en ninguno de los dos cam inos al pasar a t rav és de un aguj er o t an
pequeño, ¡pero el det ect or en Q hace casi t ant os clicks com o el de P! Por t ant o,
cuando int ent am os const r eñir m ucho la luz par a asegur ar nos de que sólo v iaj a en
línea r ect a, ést a se niega a colaborar y em pieza a desper digar se 6 .
Figura 34. Cuando la luz se r est ringe t ant o que sólo unos pocos cam inos son
posibles y la luz que es capaz de pasar a t ravés de la r endij a est r echa va t ant o a Q
com o a P, porque no exist en flechas suficient es r epr esent ando los cam inos a Q
com o para que est os se anulen.
Por consiguient e la idea de que la luz v iaj a en línea r ect a es una aproxim ación
conv enient e par a descr ibir lo que ocur r e en nuest r o m undo fam iliar ; es sim ilar a la
6
Est e es un ej em plo del «prin cipio de in cert idum bre»: ex ist e una especie de « com plem ent ariedad» ent re el
conocim ient o de por dónde v a la luz ent re los bloques y por dónde v a después —el conocim ient o preciso de am bos
es im posible—. Me gust aría sit uar el principio de incert idum bre en su cont ex t o hist órico: Cuando las ideas
rev olucionarias de la física cuán t ica com enzaron a llegar, la gent e int ent aba t odav ía ent enderlas en t érm inos de las
v iej as ideas pasadas de m oda ( t ales com o que la luz viaj a en línea rect a) . Pero en det erm inado m om ent o las v iej as
ideas em pezaban a fallar , de m aner a que se ideó una adv er t encia que decía «Su s v iej as ideas son condenadam ent e
m alas cuando…». Si se deshacen de t odas las ideas pasadas de m oda y en su lugar ut ilizan las ideas que les est oy
ex plicando en est as conferencias sum ando flechas para t odos los cam inos en que un suceso puede t ener lugar— ¡no
hay necesidad de un principio de incert idum bre!
cr uda apr oxim ación que establece que cuando la luz se r eflej a en un espej o, el
ángulo de incidencia es igual al ángulo de r eflex ión.
De la m ism a m aner a que fuim os capaces de llev ar a cabo un tr uco ingenioso par a
hacer que la luz se r eflej ar a con m uchos ángulos en un espej o, podem os r ealizar un
t r uco sim ilar par a hacer que la luz v aya de un punt o a ot r o por var ios cam inos.
En pr im er lugar sim plifiquem os la sit uación. Voy a dibuj ar una línea v er t ical
punt eada ( ver Fig. 35) ent r e la fuente lum inosa y el det ect or ( la línea no significa
nada, es una línea ar t ificial) y a est ablecer que los únicos cam inos que v am os a
consider ar son los de doble línea r ect a. La gr áfica que m uest ra el t iem po par a cada
cam ino t iene el m ism o aspect o que en el caso del espej o (per o est a v ez la dibujar é
de lat er al) : la cur v a em pieza en A, en la par t e super ior, y luego r et r ocede, por que
los cam inos en la par t e cent r al son m ás cor t os y llevan m enos t iem po. Finalm ent e,
la cur va sale de nuevo.
Figura 35. El análisis de t odos los cam inos posibles de S a P se ha sim plificado y se
incluyen sólo los de doble línea r ecta ( en un único plano) . El efect o es el m ism o que
para el m ás com plicado caso r eal: ex ist e una cur va de t iem pos con un m ínim o, de
donde pr ocede la cont ribución m ayor a la flecha final.
Bien, div ir t ám onos un r at o. «Engañem os a la luz» de m aner a que t odos los cam inos
r equier an el m ism o t iem po. ¿Cóm o podem os hacer lo? ¿Cóm o podem os hacer que el
cam ino m ás cor t o a t r avés de M lleve exact am ent e el m ism o t iem po que el cam ino
m ás largo a tr av és de A?
Bien, la luz v iaj a m ás despacio en el agua que en el air e; t am bién va m ás lent a en
el cr ist al ( ¡qué es m ucho m ás fácil de m anej ar ! ) . Por tant o si colocam os un cr ist al
del espesor adecuado en el cam ino m ás cort o, a t r avés de M, podem os hacer que el
t iem po para est e cam ino sea exact am ent e el m ism o que el del cam ino A. Los
cam inos pr óxim os a M, que son un poquit o m ás largos, no r equer irán de la m ism a
cant idad de cr ist al ( ver Fig. 36) . Cuant o m ás pr óx im os est em os a A, m enos cr ist al
necesit ar em os para r etar dar la luz. Colocando el espesor adecuado de cr ist al,
cuidadosam ent e calculado, necesar io para com pensar el t iem po a lo lar go de cada
cam ino, podem os r epet ir el ex per im ent o m uchas veces. Cuando dibuj em os las
flechas de cada cam ino por el que puede v iaj ar la luz, encont rar em os que hem os
conseguido ender ezar las t odas —y hay en r ealidad m illones de flechit as— luego el
result ado final es una flecha final inesperadam ent e enorm e, ¡sensacionalm ent e
gr ande! Por supuest o saben lo que est oy descr ibiendo: una lent e focalizador a.
Ar r eglando las cosas para que t odos los t iem pos sean iguales podem os focalizar la
luz —podem os hacer que la pr obabilidad de que la luz llegue a un punt o
det er m inado sea m uy alt a, y que sea m uy baj a en cualquier ot r o.
He ut ilizado est os ej em plos para m ost rar les cóm o la t eor ía de la elect r odinám ica
cuánt ica, que par ece al pr incipio una idea absur da, sin causalidad, m ecanism o o
algo r eal en ella, r eproduce efect os que les son fam iliar es: la luz r eflej ándose en un
espej o, la luz desviándose cuando pasa del air e al agua y la luz focalizándose
m ediant e una lent e. Tam bién r epr oduce ot r os ej em plos que pueden o no haber
vist o, t ales com o las r edes de difracción y ciert o núm ero de ot ras cosas. De hecho,
la t eoría cont inúa t eniendo éxit o explicando t odo fenóm eno lum inoso.
Les he m ostr ado, con ej em plos, cóm o calcular la pr obabilidad de un suceso que
puede t ener lugar por cam inos alt er nat iv os: dibuj am os una flecha por cada cam ino
en que pueda ocurr ir y luego súm anos las flechas. «Sum ar flechas» significa que las
flechas se colocan cabeza contr a cola y se dibuj a una «flecha final». El cuadrado de
la flecha final r esult ant e r epr esent a la pr obabilidad del suceso.
Para dar les una idea m ás com plet a de la t eor ía cuánt ica, m e gustar ía m ost rar les
ahora cóm o calculan los físicos las pr obabilidades de los sucesos com puest os —
sucesos que pueden descom ponerse en una serie de pasos, o sucesos que consist en
en un núm ero de cosas ocurriendo independient em ent e.
Un ej em plo de suceso com puest o puede conseguir se m odificando nuest r o pr im er
ex per im ent o, en el que enviábam os algunos fot ones r oj os a una super ficie de cr ist al
para m edir la r eflex ión par cial. En lugar de colocar el fot om ult iplicador en A ( ver Fig.
37) pongam os una pant alla con un aguj ero que dej a que los fot ones que llegan al
punt o A la at r aviesen. Luego, pongam os una lám ina de cr ist al en B y coloquem os el
fot om ult iplicador en C. ¿Cóm o det er m inam os la pr obabilidad de que un fot ón llegue
desde la fuent e hast a C?
Podem os pensar en est e suceso com o una secuencia de dos pasos. Paso 1: un fot ón
v a desde la fuent e al punto A, r eflej ándose en la super ficie del cr ist al. Paso 2: el
fot ón va desde el punt o A al fot om ult iplicador en C, r eflej ándose en la lám ina de
cr ist al en B.
Figura 37. Un suceso com puest o puede analizar se com o una sucesión de pasos. En
est e ej em plo, el cam ino de un fot ón que va de S a C puede dividirse en dos pasos:
1) el fot ón va de S a A, y 2) el fot ón va de A a C. Cada paso se puede analizar por
separado y obt ener una flecha que se puede considerar de una nueva m anera:
com o una flecha unidad ( una flecha de longit ud 1 señalando las 12 en punt o) que
ha ex per im ent ado una r educción y un gir o. En est e ej em plo, la r educción y el gir o
para el paso 1 es 0,2 y las 2 en punt o; la r educción y el giro para el paso 2 es 0, 3 y
las 5 en punt o. Para obt ener la am plit ud de los dos pasos sucesivos, r educim os y
giram os en sucesión: la flecha unidad se r educe y gira para obt ener en sucesión: la
flecha unidad se r educe y gira para obt ener una flecha de longit ud 0,2 girada hacia
las 2 que a su vez se reduce y gira ( com o si se t rat ase de una flecha unidad) en 0,3
y el equiv alent e a las 5 en punt o para obt ener una flecha de longit ud 0,06 y gir ada
a las 7 en punt o. Est e proceso de reducciones y giros sucesivos se denom ina
«m ultiplicación» de flechas.
Cada paso t iene una flecha final —una «am plit ud» ( voy a int er cam biar las palabras)
— que puede calcular se de acuer do con las r eglas que conocem os hast a ahor a. La
am plit ud par a el pr im er paso t iene una longit ud de 0,2 ( cuy o cuadr ado es 0,04, la
pr obabilidad de r eflex ión por una super ficie de cr ist al) y for m a un cier t o ángulo —
digam os que señala las dos en punt o ( Fig. 37) .
Para calcular la am plit ud del segundo paso, colocam os t em poralm ent e la fuent e
lum inosa en A y dir igim os los fot ones hacia la lám ina de cr ist al que est á por encim a.
Dibuj am os flechas par a la r eflex ión por la super ficie fr ont al y la post er ior y las
sum am os —digam os que t erm inam os con una flecha final de longit ud 0,3 y que
señala las cinco en punt o.
Bien, ¿cóm o com binam os las dos flechas par a dibujar la am plit ud del suceso t ot al?
Considerem os cada flecha baj o nuevo aspect o: com o una inst r ucción para una
r educción y un gir o.
En est e ej em plo, la pr im era am plit ud t iene una longit ud de 0,2 y señala hacia las
dos. Si com enzam os con una «flecha unidad» —una flecha de longit ud 1 señalando
hacia arr iba— podem os r educir la desde 1 a 0,2 y gir ar la desde las doce hast a las
dos. La am plit ud del segundo paso puede consider ar se com o una r educción de la
flecha unidad desde 1 a 0,3 y un giro desde las doce hast a las cinco.
Ahor a, par a com binar las am plit udes de los dos pasos, r educim os y gir am os en
sucesión. Pr im er o, r educim os la flecha unidad desde 1 a 0,2 y la gir am os desde las
12 hast a las 2; luego r educim os m ás la flecha, desde 0,2 hasta t r es décim as de est o
y la gir am os lo equiv alent e de las 12 a las 5 —es decir , la giram os desde las dos
hast a las siet e en punt o—. La flecha r esult ant e t iene una longit ud de 0,06 y señala
las 7 en punt o. Repr esent a una pr obabilidad de 0,06 al cuadrado, o 0,0036.
Obser v ando las flechas cuidadosam ent e v em os que el r esult ado de r educir y girar
dos flechas en sucesión es equivalent e a sum ar sus ángulos ( las 2 + las 5) y
m ult iplicar sus longit udes ( 0,2 × 0,3) . Com pr ender por qué sum ados los ángulos es
sencillo: el ángulo de una flecha est á det er m inado por la cant idad de gir o de la
m anecilla del cr onógr afo im aginar io. Por t ant o, la cant idad t otal de gir o para los dos
pasos en sucesión es sim plem ent e la sum a del gir o del pr im er paso con el gir o
adicional del segundo.
Por qué se denom ina a est e pr oceso «m ult iplicar flechas» r equier e un poco m ás de
explicación, pero es int eresant e. Considerem os la m ult iplicación, por un m om ent o,
desde el punt o de v ist a de los gr iegos ( est o no t iene nada que v er con la
confer encia) . Los gr iegos quer ían usar núm er os que no er an necesar iam ent e
ent er os, de m odo que r epr esent aban los núm er os por líneas. Cualquier núm er o se
puede ex pr esar com o una t r ansfor m ación de la línea unidad —ex t endiéndola o
r educiéndola—. Por ej em plo, si la línea A es la línea unidad ( ver Fig. 38) , la línea B
r epr esent a 2 y la línea C r epr esent a 3.
Figura 38. Podem os ex pr esar cualquier núm er o com o una tr ansfor m ación de la línea
unidad m ediant e ex pansiones o r educciones. Si A es la línea unidad, B r epr esent a 2
( ex pansión) , y C r epr esent a 3 ( ex pansión) . La m ult iplicación de líneas se logr a a
t r avés de t r ansfor m aciones sucesivas. Por ej em plo, m ultiplicar 3 por 2 significa que
la línea unidad se ex pande t r es veces y luego 2 veces, dando la r espuest a, una
expansión de 6 ( línea D) . Si D es la línea unidad, la línea C r epresent a 1/ 2
( r educción) , la línea B r epr esent a 1/ 3 (r educción) y m ult iplicar 1/ 2 por 1/ 3 significa
que la línea unidad D es r educida a 1/ 2 y luego est o a 1/ 3, dando com o r esult ado,
una reducción a 1/ 6 ( línea A) .
Ahor a bien, ¿cóm o m ult iplicam os t r es veces dos? Aplicam os la t r ansform ación en
sucesión: com enzando con la línea A com o unidad, la ext endem os dos veces y luego
t r es veces ( o 3 veces y luego 2 veces —el or den es indifer ent e—) . El r esult ado es la
línea D cuy a longit ud r epr esent a 6. ¿Cóm o m ult iplicam os 1/ 3 por 1/ 2?, t om ando la
línea D com o línea unidad, pr im er o la r educim os a 1/ 2 ( línea C) y luego ést a a 1/ 3.
El r esult ado es la línea A que r epr esent a 1/ 6.
Mult iplicar flechas funciona de la m ism a m anera ( v er Fig. 39) . Aplicam os
t r ansfor m aciones en sucesión a la flecha unidad —ocur r e que la tr ansfor m ación de
una flecha im plica dos operaciones, una reducción y un gir o—. Para m ult iplicar la
flecha V por la flecha W, r educim os y gir am os la flecha unidad por la cant idad
pr escr it a por V, y luego r educim os y giram os la cant idad pr escr it a por W —de
nuev o, el or den es ir r elev ant e—. Por consiguient e, par a m ult iplicar flechas se sigue
la m ism a r egla de t ransform aciones sucesiv as que r ige los núm er os habit uales 7 .
7
Los m at em át icos han t rat ado de encont rar t odos los obj et os que puedan exist ir que obedezcan a las ley es del
Figura 39. Los m at em áticos han encont r ado que la m ult iplicación de flechas puede
ex pr esar se t am bién com o t ransfor m aciones sucesivas de la flecha unidad ( para
nuest ros propósit os, una r educción y un giro) . Com o en la m ult iplicación nor m al, el
or den es irr elevant e: la r espuest a, la flecha X, se puede obt ener m ult iplicando la
flecha V por la W o la flecha W por la V.
Volv am os al pr im er ex per im ent o de la pr im er a confer encia —la r eflex ión par cial por
una super ficie— con est a idea de los pasos en m ent e ( ver Fig. 40) . Podem os div idir
el cam ino de r eflexión en t r es pasos: 1) la luz va desde la fuent e hast a el cr ist al, 2)
es r eflej ada por el cr ist al, y 3) v a del crist al al det ect or . Cada paso puede ser
consider ado com o una cier t a cant idad de r educción y gir o de la flecha unidad.
álgebra ( A + B = B + A, A × B = B × A, et c. ) . Las reglas se hicieron originariam ent e para los ent eros posit iv os,
ut ilizados para cont ar cosas com o m anzan as o personas. Los nú m eros se m ej oraron t ras la inv ención del cero,
fracciones, núm er os irracionales —núm er os que n o se pueden ex plicar cóm o cocient e de dos ent er os— y núm er os
negat iv os, y cont inuaron obedeciendo las reglas originales del álgebra. Algunos de los núm eros que inv ent aron los
m at em át icos supusieron, al principio, dificult ades para las personas —la idea de m edia persona era difícil de
im aginar— pero h oy no exist e ninguna dificu lt ad: nadie t iene escrúpulos m orales o sent im ient os sangrient os
incóm odos cuando oy e que hay una m edia de 3,2 personas por m illa cuadrada en algunas regiones. No int ent an
im aginar la persona 0,2, en su lugar saben que 3,2 significa que si m ult iplican 3,2 por 10, obt ienen 32. De m od o
que, algunas cosas, que sat isfacen las reglas del álgebra, pueden ser int eresant es para los m at em át icos inclu so
aunque no siem pre represent en la sit uación real. Las flech as en un plano pueden «sum ar se» colocando la cabeza
de una flecha sobre la cola de ot ra, o «m ult iplicarse» m ediant e reducciones y giros sucesivos. Puest o que est as
flechas obedecen las m ism as reglas del álgebra que los núm eros regulares, los m at em át icos las denom inan
núm eros. Pero para dist inguirlos de los núm eros ordinarios, los llam an «nú m eros com plej os». Para aquellos de Vds.
que hay an est udiado las m at em át icas suficient es para haber llegado a los «núm eros com plej os» les podría haber
dicho «la probabilidad de un suceso es el v alor absolut o del cuadrado de un núm ero com plej o. Cuando un suceso
puede ocurrir por cam inos alt ernat iv os, sum en los núm eros com plej os; cuando pueda ocu rrir sólo por una sucesión
de pasos, m ult ipliquen los núm er os com plej os». Aunque pu ede result ar m ás im presionan t e de est a m anera, no he
dicho nada que no dij ese ant es —sólo he ut ilizado un lenguaj e diferent e—.
Figura 40. La r eflex ión por una super ficie se puede descom poner en t r es pasos,
cada uno con una reducción y/ o un giro de la flecha unidad. El result ado t ot al, una
flecha de longit ud 0,2 señalando en alguna dir ección, es el m ism o que ant es, pero
nuest r o m ét odo de análisis es ahora m ás det allado.
Recor dar án que en la pr im er a confer encia, no consider am os t odos los cam inos por
los que se puede r eflej ar la luz en un cr ist al, lo que r equier e dibujar y sum ar
m ont ones y m ont ones de flechit as. Par a evit ar t odo est e det alle, di la im pr esión de
que la luz v a a un punt o par t icular de la super ficie del cr ist al —que no se disper sa—.
Cuando la luz v iaj a de un punt o a ot r o, en r ealidad se disper sa ( al m enos que sea
engañada por una lent e) y ex ist e una pequeña r educción de la flecha unidad que
llev a asociada.
Por el m om ent o, sin em bargo, m e gust ar ía ceñir m e al punt o de vist a sim plificado de
que la luz no se disper sa y en consecuencia que es apr opiado despr eciar est a
r educción. Tam bién es apr opiado suponer que puest o que la luz no se disper sa,
cada fot ón que abandona la fuent e finaliza en A o en B.
Por consiguient e: en el pr im er paso no hay r educción, per o hay gir o —corr esponde
a la cant idad de gir o de la m anecilla del cr onógrafo im aginar io cuando sigue al fot ón
que va de la fuent e a la super ficie fr ont al del cr ist al—. En est e ej em plo, la flecha del
pr im er paso acaba con longit ud 1 y un det er m inado ángulo —digam os señalado a
las cinco en punt o.
El segundo paso es la r eflex ión del fot ón por el cr ist al. Aquí hay una r educción
consider able —de 1 a 0,2— y un gir o de m edia v uelt a. ( Est os núm er os ahor a
par ecen ar bit r ar ios: dependen de si la luz es r eflej ada por un cr ist al o por cualquier
ot r o m at er ial. En la t er cer a confer encia ¡ex plicar é t am bién est o! ) . Luego el segundo
paso est á r epr esent ado por una am plit ud de longit ud 0,2 y una dir ección señalando
a las 6 ( m edia v uelt a) .
El últ im o paso es el del fot ón yendo del cr ist al al det ect or . Aquí, com o en el pr im er
paso, no hay r educción, per o hay gir o —digam os que la dist ancia es liger am ent e
m ás cort a que en el paso 1 y que la echa señala a las 4 en punt o.
Ahor a «m ult iplicam os» las flechas 1, 2 y 3 en sucesión ( sum ar los ángulos y
m ult iplicar sus longit udes) . El efect o t ot al de los t r es pasos —1) gir o, 2) r educción y
m edia v uelt a, vuelt a, y 3) gir o— es el m ism o que el de la pr im er a confer encia: el
gir o de los pasos 1 y 3 —( las 5 m ás las 4) — es el m ism o que se obt iene cuando
dej am os que el cr onógr afo funcione a lo lar go de t odo el r ecor r ido ( las nuev e en
punt o) ; la m edia v uelt a ex t r a del paso 2 hace que la flecha señale la dir ección
opuest a a la m anecilla del cr onógr afo, com o ocur r ía en la pr im er a confer encia, y la
r educción a 0,2 del segundo paso dej a una flecha cuyo cuadr ado r epr esent a el 4%
de r eflex ión par cial obser v ado para una super ficie.
En est e exper im ent o hay un pr oblem a que no consider am os en la pr im er a
confer encia: ¿qué ocurr e con los fot ones que van a B —los que son t ransm it idos por
la super ficie del cr ist al—?
Figura 41. La tr ansm isión a t ravés de una super ficie t am bién se puede dividir en
t r es pasos, con una r educción y/ o gir o en cada uno. Una flecha de longit ud 0,98
t iene un cuadrado de aproxim adam ent e 0,96, r epr esent ando una pr obabilidad de
t r ansm isión del 96% ( lo que com binado con la pr obabilidad de r eflex ión del 4% , da
cuent a del 100% de luz) .
La am plit ud de un fot ón que llegue a B debe de est ar cer ca de 0,98 puest o que 0,98
× 0,98 = 0,9604 lo que es m uy pr óx im o al 96% . Est a am plit ud se puede analizar
igualm ent e descom poniéndola en pasos ( ver Fig. 41) .
El prim er paso es el m ism o que par a el cam ino hacia A —el fot ón va desde la fuent e
lum inosa al cr ist al— la flecha unidad gira hacia las 5 en punt o.
El segundo paso es el del fot ón at r av esando la super ficie del cr ist al: no exist e gir o
asociado a la t r ansm isión, sólo una liger a r educción —al 0,98.
El t er cer paso —el fot ón v iaj ando por el int er ior del cr ist al— im plica un gir o adicional
per o sin r educción.
El r esult ado tot al es una flecha de longit ud 0,98 girada en alguna dir ección, cuy o
cuadrado r epr esent a la pr obabilidad de que un fot ón llegue a B —el 96% .
Ahor a consider em os de nuev o la r eflex ión par cial por dos super ficies. La r eflex ión
por la super ficie fr ont al es equiv alent e a la r eflex ión por una única super ficie, luego
los tr es pasos para la super ficie fr ont al son los m ism os que acabam os de v er ( Fig.
40) .
La r eflex ión por la super ficie post er ior se puede descom poner en siet e pasos ( ver
Fig. 42) . I m plica el gir ar una cant idad igual al gir o de la m anecilla del cr onógr afo
que sigue a un fot ón a lo lar go de t oda la dist ancia ( pasos 1, 3, 5 y 7) , una
r educción de 0,2 ( paso 4) y dos r educciones a 0,98 ( pasos 2 y 6) . La flecha
r esult ant e t er m ina en la m ism a dir ección que ant es, per o su longit ud es del or den
de 0,192 ( 0,98 × 0, 2 × 0, 98) , que yo apr oxim é a 0, 2 en la pr im era conferencia.
Resum iendo, aquí est án las r eglas par a la r eflex ión y t r ansm isión de la luz por el
cr ist al: 1) la r eflex ión desde el air e hacia el air e ( por la super ficie fr ont al) im plica
una r educción de 0,2 y una m edia v uelt a; 2) la r eflex ión desde el cr ist al al cr ist al
( por la super ficie post er ior ) t am bién im plica una r educción a 0,2 pero sin gir o; y 3)
la t r ansm isión desde el air e al cr ist al o del cr ist al al air e im plica una r educción de
0,98 y sin giro en am bos casos.
Quizás es dem asiado, per o no puedo r esist ir el m ostr ar les un bonit o ej em plo m ás
de cóm o funcionan las cosas y cóm o son analizadas m ediant e est as r eglas de pasos
sucesiv os. Mov am os el det ect or a una posición por debaj o del cr ist al, y
consider em os algo de lo que no hablam os en la pr im er a confer encia —la
pr obabilidad de t ransm isión por dos super ficies de cr ist al ( ver Fig. 43) .
Nat ur alm ent e que conocen la r espuest a: la pr obabilidad de que un fot ón llegue a B
es sim plem ent e el 100% m enos la pr obabilidad de que llegue a A, que y a hem os
calculado ant er ior m ent e. Así, si encont r am os que la pr obabilidad de llegar a A es el
7% , la probabilidad de llegar a B debe de ser el 93% . Y com o la pr obabilidad de A
v ar ía de cer o al 16% pasando por el 8% ( debido a los dist int os espesor es del
cr ist al) , la pr obabilidad par a B var ía del 100% al 84% pasando por el 92% .
Est a es la r espuest a cor r ecta, per o est am os esper ando calcular t odas las
pr obabilidades por m edio del cuadr ado de una flecha final. ¿Cóm o calculam os la
flecha para la am plit ud de t ransm isión por una lám ina de cr ist al, y cóm o se las
ar r egla par a v ar iar su longit ud de m anera t an apr opiada que se aj ust e, en cada
caso, con la corr espondient e longit ud de A de for m a que la probabilidad par a A y la
pr obabilidad para B siem pr e sum en ex act am ent e el 100% ? Consider em os los
det alles.
Para que un fot ón vay a de la fuent e al det ect or , sit uado debaj o del cr ist al en B, se
pr ecisan cinco pasos. Reduzcam os y girem os la flecha unidad a m edida que
r ecor r em os el cam ino.
Los t r es prim er os pasos son los m ism os que los del ej em plo ant er ior : el fot ón va de
la fuent e al cr ist al ( gir o, no r educción) ; el fot ón es t r ansm it ido por la super ficie
fr ont al ( sin gir o, r educción a 0,98) , el fot ón at r av iesa el cr ist al ( gir o, no r educción) .
El cuar t o paso —el fot ón at rav iesa la superficie post er ior del cr ist al— es análogo al
segundo paso en lo que se r efier e a r educciones y gir os: no gir os, sino una
reducción a 0,98 del 0,98, luego la flecha t iene ahor a una longit ud de 0,96.
Finalm ent e, el fot ón va de nuev o a t r avés del air e hacia el det ect or —est o significa
m ás gir o, per o no m ás r educción—. El r esult ado es una flecha de longit ud 0,96
señalando en una dir ección det er m inada por los sucesiv os gir os de la m anecilla del
cr onógr afo.
Una flecha de longit ud 0,96 r epr esent a una pr obabilidad de apr oxim adam ent e el
92% ( el cuadr ado de 0,96) lo que significa que una m edia de 92 fot ones, de cada
100 que salen de la fuent e, llegan a B. Est o t am bién significa que el 8% de los
fot ones son r eflej ados por las dos super ficies y llegan a A. Per o encontr am os en
nuest r a pr im er a confer encia que un 8% de r eflex ión por las dos super ficies es el
v alor cor r ect o sólo algunas veces ( «dos veces al día») ; que en r ealidad, la r eflex ión
por dos super ficies fluct úa cíclicam ent e desde cer o al 16% al aum ent ar
gr adualm ent e el espesor del cr ist al. ¿Qué ocur r e cuando el cr ist al t iene el espesor
adecuado par a que la r eflex ión par cial sea del 16% ? De cada 100 fotones que salen
de la fuent e, 16 llegan a A y 92 a B, lo que significa que el 108% de la luz ha sido
det ect ada — ¡qué hor r or ! —. Algo est á m al.
¡Olvidam os considerar t odos los cam inos por los que la luz puede llegar a B! Por
ej em plo, puede r ebot ar en la super ficie post er ior , at rav esar en dir ección ascendent e
el cr ist al com o si fuese hacia A, per o r eflej arse luego en la superficie front al y volver
hacia B ( ver Fig. 44) . Est e cam ino supone nueve pasos. Veam os lo que ocurr e a la
flecha unidad con cada paso dado por la luz ( no se pr eocupen, ¡sólo se r educe y
gir a! ) .
Pr im er paso —el fot ón va a tr av és del air e— gir o, no r educción. Segundo paso —el
fot ón penet r a en el cr ist al— no gir o, r educción al 0,98. Ter cer paso —el fot ón va a
t r avés del cr ist al— gir o, no r educción. Cuar t o paso —r eflex ión en la super ficie
post er ior — no gir o, per o r educción al 0,2 de 0,98 o 0,196. Quint o paso —el fot ón
asciende a t r avés del cr ist al— gir o, no r educción. Sex t o paso —el fot ón se r eflej a en
la super ficie fr ont al ( es r ealm ent e una super ficie «post er ior », porque el fot ón est á
dent r o del cr ist al) — no gir o, per o r educción a 0,2 de 0,196 o 0,0392. Sépt im o paso
—el fot ón r et r ocede dent r o del cr ist al— m ás gir o, no r educción. Octav o paso —el
fot ón pasa a t rav és de la super ficie post erior — no gir o, per o r educción a 0,98 de
0,0392 o 0,0384. Finalm ent e, el noveno paso —el fot ón va hacia el det ect or a
t r avés del air e— gir o, no r educción.
El r esult ado de t oda est a r educción y gir o es una am plit ud de 0,0384 de longit ud —
digam os 0,04 para los aspect os práct icos— y un ángulo de gir o que se cor r esponde
con la cant idad t otal de giro del cr onógr afo cuando sigue al fot ón por t odo est e
lar go cam ino. Est a flecha r epr esent a un segundo cam ino que puede llev ar la luz
desde la fuent e hasta B. Ahor a t enem os dos alt er nat iv as, luego sum em os las dos
flechas —la del cam ino m ás dir ect o, cuy a longit ud es 0,96, y la del cam ino m ás
lar go, cuya longit ud es 0,04— y obt endr em os la flecha final.
Las dos flechas, en gener al, no t ienen la m ism a dir ección, por que al cam biar el
espesor del cr ist al cam bia la dir ección r elat iv a de la flecha de 0,04 con r espect o a la
de 0.96. Per o v ean que bien funcionan las cosas: la v uelt a ex t r a que da el
cr onógr afo al seguir al fot ón dur ant e los pasos 3 y 5 ( en su cam ino hacia A) es igual
a la vuelt a ext r a que da al seguir el fot ón dur ant e los pasos 5 y 7 ( en su cam ino
hacia B) . Est o supone que cuando las dos flechas de r eflex ión se cancelan par a dar
una flecha final que repr esent a una reflexión nula, las flechas de t ransm isión se
sum an par a dar una flecha de longit ud 0,96 + 0,04, o 1 —cuando la pr obabilidad de
r eflex ión es cer o, la pr obabilidad de t ransm isión es 100% ( v er Fig. 45) —. Y cuando
las flechas de r eflex ión se unen par a dar una am plit ud de 0,4, las flechas de
t r ansm isión se oponen, dando una am plit ud de longit ud 0,96 − 0,04, o 0,92 —
cuando la r eflexión se det er m ina com o el 16% , la t r ansm isión se calcula com o el
84% ( o 0,92 al cuadr ado) — ¡Ya v en que int eligent e es la Nat ur aleza con sus r eglas
que aseguran que siem pr e t endr em os el 100% de los fot ones consider ados! 8
Figura 45. La Nat ur aleza siem pr e se asegura de que se r esponde del 100% de la
luz. Cuando el espesor es el adecuado para que se acum ulen las flechas de
t r ansm isión, las flechas de la r eflex ión se oponen ent r e sí; cuando las flechas par a
la reflexión se acum ulan, las de la t ransm isión se oponen.
Finalm ent e, ant es de que m e vaya, m e gust ar ía decir les que hay una ext ensión a la
r egla que nos dice cuándo m ult iplicar flechas: las flechas se t ienen que m ult iplicar
no sólo cuando el suceso consist a en una sucesión de pasos, sino t am bién cuando el
suceso consist a en un núm ero de cosas ocur riendo de m odo concom it ant e —
independient e y posiblem ent e de m aner a sim ult ánea—. Por ej em plo, supongam os
que t enem os dos fuent es, X e Y, y dos detect or es, A y B ( ver Fig. 47) , y quer em os
8
Habrán not ado que cam biam os 0,0 384 por 0, 04 y ut ilizad o 84% com o el cuadrado de 0, 92 a fin de conseguir el
100% de la luz considerada. Pero cuando se su m a t odo, 0, 0384 y 84% no t ienen por qué redondearse —t odos los
t rocit os de flecha ( represent ando t odos los cam inos en q ue puede ir la luz) se com pensan ent re sí y dan la
respuest a correct a—. Para aquellos de Vds. que gust en de est e t ipo de cosas, aquí v a un ej em plo de ot ro cam ino
por el que puede v iaj ar la luz desde el det ect or hast a A —u na serie de t res reflex iones ( y dos t ransm isiones) , que
result an en una flecha final de longit ud 0,98 × 0,2 × 0,2 × 0,2 × 0,98 o alrededor de 0,008 —una flecha m uy
dim inut a ( v er Fig. 4 6) . Para realizar un cálculo com plet o d e la reflex ión parcial por dos superficies, t endrían que
añadir est a pequeña flecha, m ás ot ra m ás pequeña aún que represent a cinco reflex iones, et c.
Figura 46. Par a r ealizar un cálculo m ás apr opiado se debe considerar aún ot r os
cam inos por los que la luz se puede r eflej ar . En est a figura, t ienen lugar r educciones
de 0,98 en los pasos 2 y 10, y reducciones de 0,2 en los pasos 4, 6 y 8. El r esultado
es una flecha con una longit ud de aproxim adam ent e 0,008, que represent a ot ra
alt er nativa para la r eflex ión y que debe por t ant o añadir se a las ot ras flechas que
r epr esent an la r eflex ión ( 0,2 par a la super ficie fr ont al y 0,192 para la super ficie
post er ior ) .
En est e ej em plo, los fot ones viaj an a t rav és del espacio par a ir a los det ect or es —no
son ni r eflej ados ni t r ansm it idos— luego ést a es una buena ocasión par a que dej e
de despr eciar el hecho de que la luz se disper sa cuando viaj a. Ahora les voy a
pr esent ar la r egla com plet a para la luz m onocr om át ica v iaj ando de un punt o a ot r o
a t r avés del espacio —no hay ninguna apr ox im ación aquí y ninguna sim plificación—.
Est o es t odo lo que se necesit a conocer sobr e la luz m onocr om át ica viaj ando a
t r avés del espacio ( sin t ener en cuent a la polar ización) : el ángulo de la flecha
depende de la m anecilla del cr onógr afo im aginar io, que gir a un cier t o núm er o de
v eces por pulgada ( dependiendo del color del fot ón) ; la longit ud de la flecha es
inver sam ent e pr opor cional a la dist ancia que alcanza la luz —en ot r as palabras, la
flecha se r educe según avanza la luz 9 .
Figura 47. Si uno de los cam inos por el que un suceso det erm inado puede t ener
lugar depende de un núm er o de cosas que ocur r en independient em ent e, la am plit ud
de est e cam ino se calcula m ultiplicando las flechas de cada cosa independient e. En
est e caso el suceso final es: después de que las fuent es X e Y pierden cada una un
fot ón, los fot om ult iplicador es A y B hacen un click. Un cam ino por el que puede
t ener lugar est e suceso es el de un fot ón que vaya de X a A y ot ro fot ón que vaya
de Y a B ( dos cosas independient es) . Para calcular la pr obabilidad de est e «pr im er
cam ino» las flechas de cada cosa independient e —X a A e Y a B— se m ult iplican
para obt ener la am plit ud de est e cam ino par t icular ( El análisis continúa en la Fig.
48) .
9
Est a regla v erifica lo que nos enseñan en la escuela —la cant idad de luz t ransm it ida a una ciert a dist ancia v aría
inv ersam ent e con el cuadrado de la dist an cia— porque una flecha que reduce su t am año original a la m it ad, t iene
un cuadrado de v alor un cuart o de su longit ud inicial.
Figura 48. El ot ro cam ino por el que el suceso descrito en la Figura 47 puede
suceder —un fot ón que vaya de X a B y ot ro de Y a A— t am bién depende de que
t engan lugar dos cosas independient es, por t ant o la am plit ud para est e «segundo
cam ino» se calcula t am bién m ult iplicando las flechas de las cosas independient es.
Finalm ent e, se sum an las flechas del «pr im er cam ino» y del «segundo cam ino»,
r esult ando la flecha final del suceso. La pr obabilidad de un suceso se r epr esent a
siem pr e por una flecha final única —independient em ent e de cuant as flechas se
dibuj en, m ultipliquen o sum en par a conseguir lo.
Supongam os que la flecha de X a A t iene una longit ud de 0,5 y señala hacia las 5 en
punt o, lo m ism o que la flecha de Y a B ( Fig. 47) . Mult iplicando las flechas ent r e sí
obt enem os una flecha final de longit ud 0, 25 señalando hacia las 10 en punt o.
¡Per o esper en! Est e suceso puede ocurr ir de ot ra for m a: el fot ón de X puede ir a B y
el fot ón de Y a A. Cada uno de est os subsucesos t iene una am plit ud y est as flechas
t am bién se deben dibuj ar y m ult iplicar para pr oducir una am plit ud par a est e cam ino
par t icular ( ver Fig. 48) . Puest o que la cant idad de r educción con r espect o a la
dist ancia es m ucho m enor que el valor del gir o, las flechas de X a B y de Y a A
t ienen esencialm ent e la m ism a longit ud que las ot r as flechas, 0,5, per o su gir o es
m uy difer ent e: la m anecilla del cr onógrafo gir a 36 000 veces por pulgada para la luz
r oj a, de m odo que una m inúscula difer encia en dist ancia r esult a en una subst ancial
difer encia en cr onom et r aj e.
Las am plit udes, par a cada cam ino por el que el suceso puede t ener lugar , se sum an
para obt ener la flecha final. Puest o que sus longit udes son esencialm ent e las
m ism as, es posible que las flechas se cancelen si sus sentidos son opuest os. Las
dir ecciones r elat iv as de las dos flechas pueden alt er nar se cam biando la dist ancia
ent re las fuent es o los det ect or es: sim plem ent e alej ando o acercando un poquit o los
det ect or es se puede hacer que la pr obabilidad del suceso se am plifique o se anule,
de for m a análoga al caso de la r eflex ión par cial por dos super ficies 10 .
En est e ej em plo, las flechas se m ult iplicar on y luego se sum ar on para pr oducir una
flecha final ( la am plit ud del suceso) , cuy o cuadrado es la pr obabilidad del suceso.
Hay que r esalt ar que independient em ent e del núm er o de flechas que dibuj em os,
sum em os o m ult ipliquem os, nuest ro obj et ivo es calcular una única flecha final del
suceso. A m enudo, los est udiant es de física com et en er r or es al pr incipio por que no
t ienen en consideración est e punt o t an im port ant e. Trabaj an t ant o t iem po
analizando sucesos que im plican un único fot ón, que em piezan a pensar que la
flecha est á de alguna m aner a asociada con el fot ón. Per o est as flechas son
am plit udes de pr obabilidad, que dan, cuando se elev an al cuadr ado, la pr obabilidad
de un suceso com plet o 11 .
En la pr óxim a confer encia iniciar é el pr oceso de sim plificación y ex plicación de las
pr opiedades de la m at er ia —a ex plicar de dónde pr oviene la r educción de 0,2, el por
qué la luz par ece ir m ás lent a a tr av és del cr ist al o del agua que a t rav és del air e,
et c. — por que hast a ahora les he est ado engañando: los fot ones en r ealidad no se
r eflej an en la super ficie del cr ist al; int er accionan con los elect r ones dent r o del
cr ist al. Les m ost rar é cóm o los fot ones no hacen ot ra cosa que ir de un elect r ón a
10
Est e fenóm eno, denom inado el efect o Hanbury - Br own- Twiss, ha sido u t ilizado para dist inguir una fuent e ún ica d e
ondas de radio de ot ra doble en las profundidades del espacio, in cluso cuando las dos fuent es se en cont raban
ex t rem adam ent e próx im as.
11
Mant ener est e principio en m ent e debería de ay udar al est udiant e a ev it ar confusiones con cosas com o la
«r educción de un paquet e de ondas» y m agias sim ilares
ot r o, y cóm o la r eflexión y la t r ansm isión son r ealm ent e el r esult ado de que un
elect r ón se apoder e de un fot ón «le r asque la cabeza» por así decir , y em it a un
nuev o fot ón. Est a sim plificación de t odo lo que hem os est ado hablando hasta ahor a
es m uy bonit a.
Ca pít u lo 2
Los e le ct rone s y su s int e ra ccione s
Est a es la t er cer a de cuat r o confer encias sobr e un t em a bast ant e difícil —la t eor ía
de la elect rodinám ica cuánt ica— y puest o que obviam ent e hay aquí m ás gent e est a
noche de la que hubo ant eriorm ent e, algunos de ust edes no han escuchado las
ot r as dos confer encias y van a encont rar ést a casi incom pr ensible. Aquellos de
ust edes que hayan escuchado las ot ras dos conferencias t am bién encont rarán ést a
incom pr ensible, per o saben que t odo est á bien: com o les ex pliqué en la pr im er a
confer encia, la m aner a que t enem os de descr ibir la Natur aleza es en general
incom pr ensible para nosot ros.
En est as confer encias quier o hablar les de la par t e de la física que conocem os m ej or ,
la int er acción de la luz y los elect r ones. La m ayor ía de los fenóm enos que les son
fam iliar es t r at an de la int er acción de la luz y los elect r ones —t oda la quím ica y la
biología, por ej em plo—. Los únicos fenóm enos que est a t eor ía no abar ca son los de
la gravit ación y los fenóm enos nuclear es; t odo lo dem ás est á cont enido en ella.
Encont r am os en nuest ra prim era conferencia que no disponem os de m ecanism os
sat isfact orios para describir incluso el m ás sencillo de los fenóm enos, com o es la
r eflex ión par cial de la luz por el cr ist al. Tam poco t enem os for m a de pr edecir si un
fot ón dado será r eflej ado o t ransm it ido por el cr ist al. Todo lo que podem os hacer es
calcular la pr obabilidad de que un suceso par t icular t enga lugar —si la luz ser á
r eflej ada en est e caso—. ( Esta pr obabilidad es del or den del 4% cuando la luz incide
en ángulo r ect o sobr e una super ficie de cr ist al, la pr obabilidad de r eflex ión aum ent a
cuando la luz incide sobr e el cr ist al con m ayor inclinación) .
Cuando t rat am os con pr obabilidades bajo cir cunst ancias ordinar ias, ex ist en las
siguient es «r eglas de com posición»: 1) si algo t iene lugar por cam inos alt er nat iv os,
sum am os las pr obabilidades de cada cam ino; 2) si el suceso ocur r e com o una
sucesión de pasos —o depende de un núm er o de cosas que ocur r en de m anera
«concom it ant e» ( independient em ent e) — m ult iplicam os las probabilidades de cada
paso (o cosa).
En el m undo salv aj e y m arav illoso de la física cuánt ica, las pr obabilidades se
calculan com o el cuadr ado de la longit ud de una flecha: donde en condiciones
nor m ales hubiésem os esper ado sum ar pr obabilidades nos encont r am os «sum ando»
flechas; donde nor m alm ent e hubiésem os m ult iplicado las pr obabilidades,
«m ult iplicam os» flechas. Los r esult ados peculiar es que obt enem os calculando
pr obabilidades de esta m aner a encaj an per fect am ent e con los r esult ados de los
ex per im ent os. Me encant a el que debam os r ecurr ir a r eglas t an peculiar es y
r azonam ient os t an ex t raños par a com pr ender la Nat uraleza y disfr ut o diciéndoselo a
la gent e. No hay «r uedas y engranaj es» det r ás de est e análisis de la Nat ur aleza; si
quier en com pr ender lo ést e es el cam ino que deben t om ar.
Ant es de ent r ar en el t em a cent ral de est a confer encia, m e gust ar ía m ostr ar les ot r o
ej em plo de cóm o se com por t a la luz. De lo que quier o hablar les es de luz m uy débil
de un color —un fot ón cada vez— que va desde una fuent e, en S, a un det ect or, en
D ( ver Fig. 49) . Pongam os una pant alla ent r e la fuent e y el det ect or y hagam os dos
pequeñísim os aguj er os, en A y B, separ ados unos m ilím et r os ent r e sí. ( Si la fuent e
y el det ect or est án separ ados 100 cm , los aguj er os deben de ser m ás pequeños que
una décim a de m ilím et r o) . Alineem os A con S y D, y sit uem os a B en algún sit io
cercano a A desalineado de S y D.
Cuando cerram os el aguj ero en B, obt enem os un ciert o núm ero de clicks en D —lo
que r epr esent a los fot ones que llegan a t rav és de A ( digam os que el det ect or hace
un click una m edia de una vez por cada 100 fot ones que salen de S, o un 1% ) —.
Cuando cer ram os el aguj er o de A y abr im os el de B, sabem os por la segunda
confer encia que obt enem os casi el m ism o núm er o de clicks, en pr om edio, por que
los aguj er os son m uy pequeños. ( Cuando «for zam os» dem asiado a la luz, las r eglas
del m undo ordinar io —t al com o que la luz v iaj a en línea r ect a— no funcionan) .
Cuando abr im os am bos aguj er os obt enem os una r espuest a com plicada porque est á
pr esent e la int er fer encia: Si los aguj er os est án separ ados una cier t a dist ancia,
obt enem os m ás clicks que el esper ado 2% ( el m áxim o es del or den del 4% ) ; si los
dos aguj er os est án a una dist ancia liger am ent e m ay or , no obt enem os ningún click.
Nor m alm ent e uno pensar ía que la apert ur a de un segundo aguj er o siem pr e
aum ent ar ía la cant idad de luz que llega al det ect or , per o est o no es lo que ocur r e
r ealm ent e. Y así, decir que la luz v a «por un cam ino o por ot ro» es falso. Todav ía
m e r ecuer do diciendo, «bien, va por est e cam ino o por aquél» per o cuando digo
est o, t engo que t ener en cuenta lo que quiero decir por sum ar am plit udes: el fot ón
t iene una am plit ud de ir por un cam ino, y ot r a am plit ud de ir por ot r o cam ino. Si las
am plit udes se oponen, la luz no llegará al punt o —aunque, com o en est e caso,
am bos aguj er os est én abier t os.
Bien, he aquí un nuevo rizo a ese ya ext raño com por tam ient o de la Nat uraleza que
m e gust ar ía explicar les. Supongam os que sit uam os unos det ect or es especiales —
uno en A y ot r o en B ( es posible diseñar un det ect or que pueda decir si el fot ón
pasó a tr av és de él) — de m aner a que podam os decir por qué aguj ero ( s) pasa el
fot ón cuando am bos aguj eros est án abier t os ( ver Fig. 50) . Puest o que la
pr obabilidad de que un único fot ón v aya de S a D, sólo se v e afect ada por la
dist ancia ent r e aguj er os, debe ex ist ir alguna form a solapada de que el fot ón se
div ida en dos y luego se unifique de nuev o, ¿ver dad? De acuerdo con est a hipót esis,
los det ect or es de A y B deber ían disparar se siem pr e sim ult áneam ent e ( ¿con la
m it ad de la fuer za quizás?) , m ient r as que el det ect or en D se dispar ar ía con una
pr obabilidad ent r e cer o y el 4% dependiendo de la dist ancia ent r e A y B. Lo que
r ealm ent e ocur r e es est o: los det ect or es en A y B nunca se dispar an j untos —o lo
hace B o lo hace- A—. El fot ón no se divide en dos; va por un cam ino o por ot ro.
Adem ás, baj o est as condiciones, el det ect or en D se dispar a un 2% de las veces —la
sim ple sum a de las probabilidades de A y B ( 1% + 1% ) —. El 2% no se ve afect ado
por el espaciado ent r e A y B, ¡la int er fer encia desapar ece cuando se colocan
det ect ores en A y B!
La Nat ur aleza se lo ha pr eparado t an bien que nunca ser em os capaces de saber
cóm o lo hace: si colocam os inst r um ent os para descubr ir por qué cam ino va la luz,
podem os descubr ir lo, per fect o, per o la m arav illosa int er fer encia desapar ece. Per o si
no t enem os inst rum ent os que puedan decirnos el cam ino que lleva la luz, ¡los
efect os de int er fer encia r eaparecen! ¡Muy ext r año, v erdader am ent e!
Para ent ender est a par adoj a, déj enm e r ecor dar les el pr incipio m ás im por tant e: para
calcular cor r ectam ent e la pr obabilidad de un suceso, se debe t ener m ucho cuidado
de definir con clar idad el ex per im ent o com plet o —en par t icular , cuáles son las
condiciones iniciales y finales del ex per im ent o—. Mir e al disposit iv o ant es y después
del ex per im ent o y busque cam bios. Cuando est ábam os calculando la probabilidad
de que un fot ón fuese de S a D sin det ect or es en A o B, el suceso er a,
sencillam ent e, el det ect or en D hace un click. Cuando el click en D era el único
cam bio en las condiciones, no había form a de decir por qué cam ino había ido el
fot ón y en consecuencia había int erferencia.
Cuando colocam os det ect or es en A y B, cam biam os el pr oblem a. Ahor a, r esult a que
hay dos sucesos com pletos —dos conj unt os de condiciones finales— que son
dist inguibles:
1. los det ect ores en A y D se disparan, o
2. los det ect ores en B y D se dispar an.
12
La hist oria com plet a de est a sit uación es m uy int eresant e: si los det ect ores en A y B no son perfect os, y det ect an
los fot ones sólo en algunas ocasiones, hay t res condicion es finales dist inguibles: 1 ) los det ect ores en A y B se
disparan; 2) los det ect ores en B y D se disparan, y 3) el det ect or en D se dispara con A y B inalt erados ( han
perm anecido en su est ado inicial) . Las posibilidades para los dos prim eros sucesos se calculan de la for m a ex plicada
ant eriorm ent e ( ex cept o que ex ist irá un paso m ás —una red ucción por la probabilidad de que el det ect or en A [ o en
B] se dispare, puest o que los det ect ores n o son perfect os—) . Cuando D se dispara solo, no es posible separar
am bos casos, y la Nat uraleza j uega con nosot ros y causa int erferencia —la m ism a respuest a pecu liar que
hubiésem os obt enido si n o hubiese habido det ect ores ( ex cept o que la flecha final se ha reducido en una am plit ud
equiv alent e a la de que los det ect ores no se disparen) . El r esult ado final es una m ezcla, la sim ple sum a de los t res
casos ( ver Fig. 51) . Al aum ent ar la fiabilidad de los det ect or es, obt enem os m enos int erferencia.
Les he señalado est as cosas por que cuant o m ej or se v e cuán ex t r añam ent e se
com por t a la Nat uraleza, m ás difícil es hacer un m odelo que ex plique cóm o ocur r e
r ealm ent e el fenóm eno m ás sencillo. En consecuencia, la física t eór ica ha
abandonado el hacer lo. Vim os en la pr im er a confer encia cóm o un suceso se podía
div idir en cam inos alt er nat iv os y cóm o se podía «sum ar » la flecha final de cada
cam ino.
Figura 51. Cuando no exist en det ect or es en A o B, exist e int erferencia —la cant idad
de luz varía de cer o al 4% ( a) —. Cuando hay det ect or es en Ay B que son fiables al
100% , no exist e int er ferencia —la cant idad de luz que alcanza D es una constant e,
el 2% ( b) —. Cuando los det ect ores en A y B no son fiables al 100% ( es decir ,
cuando a veces no hay nada colocado en A o B que pueda det ect arse), exist en t r es
posibles condiciones finales —A y D se disparan, B y D se disparan, y D se dispara
solo—. La cur va final es una m ezcla, for m ada de cont ribuciones de cada una de las
posibilidades finales. Cuando los det ect ores en A y B son m enos fiables, hay m ayor
int er fer encia pr esent e. Así los det ect ores en el caso ( c) son m enos fiables que en el
caso ( d) . El principio r efer ent e a la int er fer encia es: La pr obabilidad de cada una de
las dist intas condiciones finales posibles debe de ser calculada de m aner a
independient e sum ando flechas y elevando al cuadrado la longit ud de la flecha final;
luego, las diver sas probabilidades se sum an de la m aner a nor m al.
En la segunda confer encia, oím os cóm o cada cam ino podía div idir se en pasos
sucesiv os, cóm o la flecha de cada caso podía ser consider ada com o la
t r ansfor m ación de la flecha unidad, y cóm o las flechas de cada paso podían
«m ult iplicar se» m ediant e sucesiv as r educciones y gir os. Est am os por t anto
fam iliar izados con t odas las r eglas necesar ias para dibujar y com binar flechas (que
repr esent an t rocitos del suceso) , que per m it en obt ener una flecha final cuyo
cuadrado es la pr obabilidad de un suceso físico obser v able.
Es nat ural pr eguntar se hast a qué punt o podem os cont inuar con est e pr oceso de
desdoblam ient o de sucesos en subsucesos m ás y m ás sencillos. ¿Cuáles son los
t rocit os m ás pequeños posibles de los sucesos? ¿Exist e un núm ero finit o de t rocit os
que puedan com binar se para for m ar t odos los fenóm enos que involucr an a la luz y
los elect rones? ¿Exist e un núm ero finit o de «let ras» en est e lenguaj e de la
elect r odinám ica cuánt ica que puedan com binar se para for m ar las «palabr as» y
«fr ases» que descr iben casi cada fenóm eno de la Nat ur aleza?
La respuesta es sí, el núm ero es tres. Sólo existen t res acciones básicas necesarias
para pr oducir t odos los fenóm enos asociados con la luz y los elect r ones.
Ant es de decir les cuáles son est as tr es acciones básicas, deber ía pr esent ar les de
m anera adecuada a los act or es. Los act ores son los fot ones y los elect r ones. Los
fot ones, las par t ículas de luz, ya han sido t r at ados con lar gueza en las dos pr im eras
conferencias. Los elect rones fueron descubiert os, en 1895, com o part ículas: se
puede colocar uno en una gota de aceit e y m edir su carga eléct r ica. Gradualm ent e
se hizo obv io que el m ovim ient o de est as par t ículas pr opor cionaba una explicación a
la elect r icidad de los alam br es.
Poco después del descubr im ient o del elect r ón se pensó que los át om os er an com o
pequeños sist em as solar es form ados por una par t e cent r al pesada ( llam ada el
núcleo) y los elect r ones, que daban vuelt as en «ór bit as» a la m anera en que lo
hacen los planet as alr ededor del Sol. Si piensan que ést a es la for m a en que est án
const it uidos los át om os, están ust edes en 1910. En 1924, Louis de Broglie encont ró
que ex ist ía un car áct er ondulat or io asociado a los elect r ones y, poco después, C. J.
Dav isson y L. H. Germ er de los Laborat or ios Bell, bom bar dear on un cr ist al de níquel
con elect rones y dem ost r aron que t am bién ést os se reflej aban con unos ángulos
locos ( lo m ism o que hacían los rayos X) y que est os ángulos podían calcularse a
par t ir de la fór m ula de De Br oglie par a la longit ud de onda de un elect r ón.
Cuando consideram os los fot ones a escala m acr oscópica —m ucho m ay or que la
r equer ida par a un gir o del cr onógr afo— los fenóm enos que obser vam os se pueden
aproxim ar m uy bien m ediant e r eglas t ales com o que «la luz v iaj a en línea r ect a»
porque ex ist en cam inos suficient es alr ededor del cam ino de t iem po m ínim o com o
para r efor zar lo, y cam inos suficient es com o para anular cualquier ot r o. Per o cuando
el espacio por el que se m ueve un fot ón se hace m uy pequeño ( com o el de los
m inúsculos aguj er os de una pantalla) est as r eglas fallan —descubr im os que la luz
no viaj a en línea r ect a, que se cr ean inter fer encias por los dos aguj er os y así
sucesivam ent e—. La m ism a sit uación se present a para los elect rones: cuando se
consider an a escala m acr oscópica, viaj an com o par t ículas, por cam inos definidos.
Per o a pequeña escala, com o en el int er ior de un át om o, el espacio es t an pequeño
que no hay cam ino pr incipal, no hay «ór bita»; ex ist en m uchos cam inos por los que
el elect r ón puede ir, cada uno con una am plit ud. El fenóm eno de la int er fer encia se
hace m uy im por t ant e, y t enem os que sum ar flechas para pr edecir hacia dónde es
pr obable que v aya el elect r ón.
Es m uy int er esant e not ar que los elect r ones apar ecier on pr im er o com o par t ículas y
que su caráct er ondulat or io se descubr iese post er ior m ent e. Por ot r o lado,
ex cept uando a New t on que se equiv ocó y pensó que la luz er a «cor puscular », la luz
par ecía al pr incipio ser ondas v sus car act er íst icas com o par t ículas apar ecier on
post er ior m ent e. De hecho, am bos obj et os se com por t an a veces com o ondas y a
v eces com o par t ículas. A fin de libr ar nos de t ener que invent ar palabr as nuev as
com o «ondículas» hem os decidido llam ar a est os obj et os «par t ículas», per o t odos
sabem os que obedecen las r eglas de dibuj o y com binación de flechas que y a les he
ex plicado. Par ece que t odas las «par t ículas» de la Nat uraleza —quar k s, gluones,
neut r inos y dem ás (que t r atar em os en la pr óxim a confer encia) — se com por tan de
est a m anera m ecanocuánt ica.
Por consiguient e, ahor a les pr esent o las t r es acciones básicas, a par t ir de las cuales
se obt ienen t odos los fenóm enos de la luz y los elect r ones.
· ACCI ÓN N.° 1: Un fot ón va de un sit io a ot ro.
· ACCI ÓN N.° 2: Un elect r ón va de un sit io a ot r o.
Cada una de est as acciones t iene una am plit ud —una flecha— que se puede calcular
siguiendo cier t as r eglas. En un m om ent o les dir é est as r eglas, o ley es, a par t ir de
las cuales podem os constr uir el m undo ent er o ( ¡except uando el núcleo y la
gr av it ación, com o siem pr e! ).
Bien, el escenar io en donde t ienen lugar est as acciones no es el espacio, es el
espacio y el t iem po. Hasta ahora, había despr eciado los problem as concer nient es al
t iem po, t ales com o cuándo exact am ent e sale el fot ón de la fuent e y llega al
det ect or . Aunque el espacio es r ealm ent e t r idim ensional, v oy a r educir lo a una
dim ensión en las gr áficas que v oy a dibujar . Pondr é la sit uación par t icular de un
obj et o en el espacio en el ej e hor izont al, y el t iem po en el ver t ical.
El pr im er suceso que v oy a r epr esent ar en el espacio y el t iem po —o espacio-
t iem po, com o puedo denom inar lo inadver t idam ent e— es una pelot a de béisbol que
est á quiet a ( ver Fig. 52) . El j uev es por la m añana, que denom inar é T0, la pelot a de
béisbol ocupa un cier t o espacio que denom inar é X 0 . Un poco después, en T1 , ocupa
el m ism o espacio porque est á quiet a. Mom ent os después, en T 2 , la pelot a t odav ía
est á en X 0 . Por t ant o, el diagr am a de la pelot a de béisbol en r eposo, es una banda
vert ical, en sent ido ascendent e, con la pelot a ocupando t odo su int erior.
¿Qué ocur r e si t enem os una pelot a de béisbol, flot ando en el espacio ingráv ido
ex t er ior , dir igiéndose hacia una par ed? Bien, el j uev es por la m añana ( T 0 ) est á en
X 0 ( ver Fig. 53) per o un poco m ás tar de no est á en el m ism o lugar —se ha m ovido
un poquit o, hacia X 1 —. Al cont inuar la pelot a su der iv a, cr ea una «banda de
béisbol» inclinada sobr e el diagram a espacio- t iem po. Cuando la pelot a golpea la
par ed ( que está quiet a y por t ant o es una banda v er t ical) , r et rocede ex act am ent e al
punt o del espacio del que viene ( X 0 ) pero con un punt o de t iem po diferent e T6 .
Por lo que se r efier e a la escala de t iem pos, es m ás convenient e r epr esent ar el
t iem po no en segundos, sino en unidades m ucho m ás pequeñas. Puest o que
est am os t rat ando con fot ones y elect rones, que se m ueven m uy rápidam ent e, voy a
r epr esent ar con un ángulo de 45° a algo m oviéndose con la v elocidad de la luz. Por
ej em plo, par a una par t ícula m oviéndose a la v elocidad de la luz desde X 1 T1 a X2 T2 ,
la dist ancia hor izont al ent r e X 1 y X 2 es la m ism a que la dist ancia v er t ical ent r e T1 y
T2 ( ver Fig. 54) . El fact or por el que se ha r educido el t iem po ( par a hacer que un
ángulo de 45° r epr esent e a una par t ícula y endo a la v elocidad de la luz) se llam a c,
y encont rarán que c est á revolot eando cont inuam ent e en las fórm ulas de Einst ein —
es el r esult ado de una elección desafor t unada del segundo com o unidad de tiem po,
en lugar del t iem po que t ar da la luz en v iaj ar un m et r o.
Deber ía t ener m ás cuidado: deber ía decir , un fot ón que se sabe que est á en un sit io
dado en un m om ent o dado t iene una cier t a am plit ud de llegar a ot ro lugar en otr o
m om ent o. En m i gr áfica espacio- t iem po ( ver Fig. 55) , el fot ón en el punt o A —en X1
y T1— t iene una am plit ud de llegar al punt o B —en X2 y T2—. A est a am plit ud la
llam ar é P( A a B) .
Figura 55. Un fot ón ( r epr esent ado por una línea ondulant e) t iene una cier ta
am plit ud de ir de un punt o A del espacio- tiem po a otr o B. Est a am plit ud, que
denom inar é P( A a B) , se calcula a par t ir de una fór m ula que depende sólo de la
difer encia de posiciones —( X 2 − X1 ) — y de la diferencia de t iem pos — ( T 2 − T1 ) —.
De hecho, es una función sencilla que es la inversa de la difer encia de sus
cuadrados —un «int er valo», I , que puede escr ibirse com o ( X 2 − X1 ) y ( T2 − T1 ) .
Exist e una fór m ula para el t am año de esta flecha P( A a B) . Es una de las gr andes
ley es de la Natur aleza y es m uy sencilla. Depende de la difer encia en dist ancia y de
la difer encia en t iem po de est os punt os. Est as difer encias pueden ex pr esarse
m at em át icam ent e 13 por ( X 2 − X 1 ) y ( T2 − T1 ) .
La contr ibución m ay or a P( A a B) t iene lugar a la v elocidad conv encional de la luz —
cuando ( X2 − X1 ) es igual a ( T2 − T1 ) que es donde se espera que ocur r iese, pero
t am bién hay una am plit ud par a la luz que v a m ás depr isa ( o m ás despacio) que la
v elocidad convencional de la luz. Han v ist o en est as confer encias que la luz no v iaj a
sólo en línea rect a, ahora, encont rarán ¡qué no sólo va a la velocidad de la luz!
13
En est as conferencias est oy dibuj ando la sit uación especial de un punt o en una dim ensión, a lo largo del ej e X.
Para sit uar un pun t o en el espacio t ridim ensional, se t iene que est ablecer una «habit ación » y m edir la dist an cia del
punt o hast a el suelo y a cada una de las paredes ady acent es ( con ángulos rect os ent re sí) . Est as t res m edidas se
pueden llam ar X 1 , Y1 y Z 1 . La dist an cia real de est e punt o a un segundo punt o con m edidas X 2 , Y2 , Z 2 se puede
calcular ut ilizando un «t eorem a Pit agórico t ridim ensional»: el cuadrado de est a dist ancia real es ( X 2 − X 1 ) 2 + ( Y2 −
Y1 ) 2 + ( Z 2 − Z 1 ) 2 A la diferencia ent re est o y las diferencias de t iem pos al cuadrado — ( X 2 − X 1 ) 2 + ( Y2 − Y1 ) 2 + ( Z 2
− Z 1 ) 2 − ( T2 − T1 ) 2 —se le denom ina a v eces « I nt erv alo» o I , y es la com binación de la que, de acuerdo con la
t eoría de Einst ein de la relat iv idad, debe depender P( A a B) . La m ay or con t ribución a la flecha final P( A a B) v iene
de donde se supone —de donde la diferencia en dist ancia igual a la diferencia en t iem po ( es decir, cuando I es
cero) —. Pero adem ás ex ist e una cont ribu ción cuando I no es cero, que es inv ersam ent e propor cional a I : señala a
las 3 en punt o cuando I es posit iv o ( cuando la luz v a m ás d epr isa que c) , y señala hacia las 9 en punt o cuando I es
negat iv o. Est as últ im as cont ribuciones se cancelan en m uch as circun st ancias ( v er Fig. 56) .
Figura 56. Cuando la luz viaja a la velocidad C, el «int er valo», I , se hace cer o y
exist e una cont r ibución grande en la dirección de las 12 en punt o. Cuando I es
m ayor que cer o, hay una pequeña cont r ibución, en la dir ección de las t r es en punt o,
inver sam ent e pr opor cional a I ; cuando I es infer ior a cer o y ex ist e una contr ibución
sim ilar en la dir ección de las nueve en punt o. Por consiguient e, la luz t iene una
am plit ud par a viaj ar m ás depr isa o m ás despacio que a la velocidad C, per o est as
am plit udes se cancelan a lar gas dist ancias.
Puede r esult ar les sorpr endent e que ex ist a una am plit ud par a un fot ón que vay a a
v elocidades super ior es o infer ior es a la de la v elocidad conv encional c. Las
am plit udes de est as posibilidades son m uy pequeñas com paradas con la
cont r ibución de la v elocidad c, de hecho se anulan cuando la luz v iaj a lar gas
dist ancias. Sin em bargo, cuando las dist ancias son cor t as —com o en m uchos de los
diagram as que dibujar é— est as ot ras posibilidades son de im por t ancia vit al y deben
consider ar se.
Por consiguient e, ést a es la pr im er a acción básica, la pr im er a ley básica de la física
—el fot ón va de un punt o a ot r o—. Est o ex plica t oda la ópt ica: es decir , ¡la t eor ía
com plet a de la luz! Bien, no del t odo: he dej ado fuer a la polar ización ( com o
siem pre) y la int er acción de la luz con la m at eria, lo que m e lleva a la segunda ley.
La segunda acción fundam ent al par a la elect r odinám ica cuánt ica es: Un elect r ón v a
desde el punt o A al punt o B en el espacio- t iem po. ( Por el m om ent o, im aginarem os a
est e elect r ón com o un elect r ón falso, sim plificado, sin polar ización —lo que los
físicos denom inam os un elect r ón de «espín cer o»—. En r ealidad, los elect r ones
t ienen un t ipo de polar ización, que no añade nada nuev o a las ideas esenciales, sólo
com plica algo las fórm ulas) . La fór m ula para la am plit ud de est a acción, que
denom inar é E( A a B) tam bién depende de ( X 2 − X1 ) y ( T2 − T1 ) ( com binadas de la
m ism a m anera que se ha descr it o en la not a 13) , así com o de un núm ero que
denom inar é «n», núm er o que una v ez det er m inado, per m it e que t odos nuest r os
cálculos concuer den con los ex per im ent os. ( Ver em os m ás adelant e cóm o
det er m inados el v alor de n). Es una fórm ula bastant e com plicada y lam ent o no
saber cóm o ex plicar la en t érm inos m ás sencillos. Sin em bar go, les int er esar á saber
que la fór m ula para P( A a B) —un fot ón viaj ando de un sit io a ot r o en el espacio-
t iem po— es la m ism a que par a E( A a B) —un elect r ón viaj ando de un sit io a otr o—
si n se hace igual a cero 14 .
La t er cer a acción básica es: un elect r ón em it e o absor be un fot ón —no im por t a la
difer encia—. Denom inar é a est a acción una «unión» o «acoplam ient o». Par a
dist inguir los elect r ones de los fot ones en los diagram as, dibujar é cada elect r ón que
v iaj a por el espacio- t iem po por una línea r ect a.
14
La fórm ula para E( A a B) es com plicada, pero hay una form a int eresant e de ex plicar cuánt o v ale. E( A a B) se
puede represent ar com o una sum a gigant esca de un m ont ón de cam inos dist int os por los que un elect rón puede ir
del punt o A al punt o B en el espacio- t iem po ( v er Fig. 57) : el elect rón puede dar un «v uelo de un salt o» y endo
direct am ent e de A a B; puede hacer un «v uelo de dos salt os» parando en un punt o int erm edio C, puede dar un
«vuelo de t res salt os» parando en los punt os D y E, y así sucesiv am ent e. En est e análisis, la am plit ud de cada
«salt o» —desde un punt o F a ot r o G— es P( F a G) , la m ism a am plit ud que para un fot ón que v ay a de F a G. La
am plit ud de cada «parada» se represent a por n 2 , siendo n el núm ero que m encioné ant es, el que usam os para que
nuest ros cálculos result en cor rect os. La fórm ula para E( A a B) ese ent on ces una serie de t ér m inos: P( A a B) [ el
«v uelo de un salt o»] + P( A a C) × n 2 × P( C a B) [ el «v uelo de dos salt os», parando en C] × P( A a D) × n 2 × P( D a
E) × n 2 × P( E a B) [ el «vuelo de t res salt os», parando en D y E] + … de t odos los posibles punt os int erm edios C, D,
E y así sucesiv am ent e. Nót ese que al aum ent ar n, los cam inos indirect os cont r ibuy en en m ay or m edida a la flecha
final. Cuando n es cero ( com o para el fot ón) , t odos los t érm inos con n desaparecen ( porque t am bién ellos son
iguales a cero) , dej ando sólo el prim er t érm ino que es P( A a B) . En con secuencia, E( A a B) y P( A a B) est án
ínt im am ent e relacionados.
infinit o, y los puntos en los que el elect r ón puede cam biar de dirección en su cam ino
de A a B en el espacio- t iem po son infinit os. Todo est á incluido en E( A a B) .
Cada acoplam ient o, en consecuencia, es u na unión ent re dos líneas rect as y una
línea ondulant e ( v er Fig. 58) . No ex ist e una fór m ula com plicada para la am plit ud de
un elect rón que em it a o absorba un fot ón; no depende de nada — ¡es sólo un
núm er o! —. Al núm er o de la unión lo denom inar é j —su valor es apr oxim adam ent e
−0,1: una r educción de apr oxim adam ent e una décim a par t e y un gir o de m edia
vuelt a 15 .
Bien, est o es t odo lo que concier ne a est as acciones básicas —ex cept uando alguna
liger a com plicación debida a la polar ización que siem pr e hem os dej ado de lado—.
Nuest r o siguient e t r abaj o es r eunir est as t r es acciones para r epr esent ar
cir cunst ancias de algún m odo m ás com plej as.
Com o pr im er ej em plo, calculem os la pr obabilidad de que dos elect r ones, sit uados
en los punt os 1 y 2 del espacio- t iem po, acaben en los punt os 3 y 4 ( ver Fig. 59) .
Est e suceso puede t ener lugar por dist int os cam inos. El pr im er cam ino es el del
elect r ón en 1 yendo a 3 —calculado poniendo 1 y 3 en la fórm ula E( A a B) que
15
Est e núm ero, la am plit ud para em it ir o absorber un fot ón, se denom ina a v eces la «carga» de la part ícula.
Figura 59. Par a calcular la pr obabilidad de que los elect r ones de los punt os 1 y 2 del
espacio- t iem po acaben en los puntos 3 y 4, calculam os la flecha del «pr im er
cam ino» , 1 yendo a 3 y 2 yendo a 4, con la fór m ula E( A a B) ; luego calculam os la
flecha del «segundo cam ino», 1 yendo a 4 y 2 yendo a 3 ( un « cr uce») . Finalm ent e,
sum am os las flechas del «pr im er cam ino» y del «segundo cam ino» para obt ener
una buena apr oxim ación de la flecha final. ( Est o es ver dad par a el elect r ón fict icio
sim plificado de «espín cer o». Si hubiésem os incluido la polar ización del elect r ón,
deber íam os haber r est ado —en lugar de sum ado— las dos flechas) .
Ot ro cam ino por el que puede ocurr ir est e suceso es el del elect r ón en 1 yendo a 4 y
el de 2 vendo a 3 —de nuevo, dos subsucesos concom it ant es—. La «flecha del
segundo cam ino» es E ( 1 a 4) × E ( 2 a 3) y la sum am os a la flecha del «pr im er
cam ino» 16 .
Est a es una buena apr oxim ación para la am plit ud de est e suceso. Para r ealizar un
cálculo m ás pr eciso, que se aj ust e m ás a los r esult ados ex per im ent ales, debem os
consider ar ot r os cam inos por los que puede tr anscur r ir el suceso. Por ej em plo, para
16
Si hubiese incluido los efect os de la polarización del elect rón, la flecha del «segundo cam ino» debería haberse
«rest ado» —girado 180° y sum ado—. ( Más det alles sobr e el t em a aparecerán m ás adelant e en est a conferencia) .
cada uno de est os dos cam inos pr incipales, podr ía suceder que uno de elect r ones
fuese a descargarse a un sit io nuevo y m aravilloso y em it iese un fot ón ( ver Fig. 60) .
Mient r as t ant o, el ot r o elect r ón podr ía ir a ot r o sit io y absor ber el fot ón. Calcular la
am plit ud del pr im er o de est os cam inos nuev os supone m ult iplicar las am plit udes
para: un elect r ón que va desde 1 al sit io nuevo y m ar avilloso, 5 ( donde em it e un
fot ón) y que luego va desde 5 a 3; el ot r o elect r ón que va desde 2 al ot r o lugar , 6
( donde absorbe el fot ón) , y que luego va de 6 a 4. Debem os r ecor dar incluir la
am plit ud de que el fot ón vay a desde 5 a 6. Voy a escr ibir la am plit ud, par a est e
cam ino por el que el suceso puede t ener lugar , a la m anera de las m at em át icas
super ior es, y ust edes pueden hacer lo conm igo: E ( 1 a 5) × j × E ( 5 a 3) × E ( 2 a 6)
× j + E ( 6 a 4) + P ( 5 a 6) —m ont ones de r educciones y gir os—. ( Les dej o que
deduzcan la not ación par a el ot r o caso, cuando el elect r ón en 1 acaba en 4, y del 2
en 3) 17
Figura 60. Dos cam inos «cam inos alt ernat ivos» por los que el suceso de la Fig. 59
puede t ener lugar: en cada caso se em it e un fot ón en 5 y se absor be en 6. Las
condiciones finales de am bas alt ernat ivas son las m ism as que en los otros casos —
dos elect rones ent ran y dos elect rones salen— y est os result ados son indistinguibles
de los de ot ras alt er nativas. En consecuencia, las flechas par a est os «cam inos
alt er nativos» se deben sum ar a las flechas de la Fig. 59 par a obt ener una m ej or
aproxim ación a la flecha final del suceso.
17
Las condiciones finales del ex perim ent o para est os cam inos m ás com plicados son las m ism as que para los
cam inos m ás sencillos—los elect r ones sit uados inicialm ent e en los punt os 1 y 2 y acabando en los punt os 3 y 4— de
m odo que no podem os dist inguir ent re est as alt ernat ivas y las dos prim eras. En consecuencia debem os sum ar las
flechas de est os dos cam in os a los dos cam inos considerados pr ev iam ent e.
Per o, esper en: las posiciones 5 y 6 pueden est ar en cualquier lugar en el espacio y
t iem po —sí, en cualquier lugar — y las flechas de t odas est as posiciones se t ienen
que calcular y sum ar. Ya ven, est á em pezando a conver t ir se en m ucho t rabaj o. No
es que las r eglas sean t an difíciles, es com o j ugar al aj edr ez: las r eglas son
sencillas, per o se usan una y otr a v ez. Por t ant o, nuestr a dificult ad en el cálculo
sur ge de t ener que agr upar t ant a cant idad de flechas. Est e es el m ot iv o por el que
se necesit an cuat r o años de est udios univ er sit ar ios para apr ender a r ealizar est o de
m anera eficient e — ¡y est am os considerando un problem a sencillo! ( Cuando los
pr oblem as se v uelv en dem asiado difíciles, ¡los m et em os en un com putador ! ) .
Figura 61. Puest o que la luz t iene una cierta am plit ud de ir m ás rápida o m ás lent a
que la velocidad convencional de la luz, los fot ones de est os t r es ej em plos pueden
considerar se com o em itidos en el punt o 5 y absorbidos en el punt o 6, incluso
aunque el fot ón del ej em plo ( b) se haya em it ido al m ism o t iem po que se ha
absor bido, y el fot ón en ( c) se haya em itido después de que se haya absor bido —
una sit uación para la que Vds. hubiesen pr efer ido decir que se había em it ido en 6 y
absorbido en 5—; de ot ro m odo, el fot ón t iene que ir ¡hacia atrás en el t iem po! Por
lo que r espect a a los cálculos ( y a la Nat uraleza) t odo es lo m ism o ( y t odo es
posible) , de m anera que decim os sencillam ent e que se ha «int er cam biado» un fot ón
e int r oducim os las posiciones del espacio- t iem po en la fór m ula P( A a B) .
Me gustar ía señalar les algo a cer ca de los fot ones que se em it en y absorben: si el
punt o 6 es post er ior al 5 podem os decir que el fot ón se em it ió en 5 y se absorbió en
6 ( v er Fig. 61) . Si el punt o 6 ocur r e ant es que el 5, podr íam os pr efer ir decir que el
fot ón se em it ió en 6 y se absorbió en 5, per o de la m ism a m anera podem os decir
que ¡el fot ón va ret rocediendo en el t iem po! Sin em bargo, no t enem os que
pr eocupar nos por el cam ino por el que ha ido el fot ón en el espacio- t iem po; todo
est á incluido en la fór m ula P ( 5 a 6) , y decim os que el fot ón se « ha int er cam biado».
18
¿No es bonit o v er qué sim ple es la Nat ur aleza? .
Bien, adem ás del fot ón que se puede int er cam biar ent r e 5 y 6, se puede
int ercam biar ot ro —ent r e dos punt os, 7 y 8 ( ver Fig. 62) —.
No est oy dem asiado cansado par a escr ibir t odas las acciones básicas cuy as flechas
t ienen que m ult iplicar se, pero —com o habrán notado— cada línea r ect a supone un
18
A un fot ón int er cam biado de est a m anera, que en realidad nunca aparece en las condiciones iniciales o finales del
ex perim ent o, se le denom ina en ocasiones un «fot ón virt ual».
incluido los efectos de la polar ización, ser ía obvio el por qué para los elect r ones
r et r ocediendo, el signo de j est á inver t ido, haciendo que la car ga apar ezca com o
posit iv a) . Por est a razón se denom ina un «posit r ón». El posit r ón es una par t ícula
her m ana del elect r ón y es un ej em plo de una «ant i- par t ícula» 19 .
Est e fenóm eno es gener al. Cada par t ícula de la Natur aleza t iene una am plit ud de
m ovim ient o hacia at rás en el t iem po, y por t ant o t iene una ant i- par t ícula. Cuando
una par t ícula y su ant i- par t ícula colisionan, se aniquilan y for m an ot r as par t ículas.
( Para posit rones y elect rones aniquilándose, norm alm ent e es uno o dos fot ones) .
¿Y qué ocur re con los fot ones? Los fot ones aparecen exact am ent e igual en t odos los
aspect os cuando ret r oceden en el t iem po —com o vim os ant er ior m ent e— luego ellos
19
Dirac propuso la ex ist encia de «ant ielect r ones» en 1 931; el año siguient e, Carl Anderson los encont r ó
ex perim ent alm ent e y los llam ó «posit r ones». Hoy , los posit rones se generan con facilidad ( por ej em plo, haciendo
que dos fot ones colisionen ent re sí) y se m ant ienen durant e sem anas en un cam po m agnét ico.
m ism os son su ant i- par t ícula. ¡Ya ven qué int eligent es som os haciendo de una
ex cepción par t e de la r egla!
Me gust ar ía m ostr ar les qué aspect o t iene par a nosot ros est e elect r ón r et r ocediendo,
cuando nosotr os avanzam os en el t iem po. Voy a div idir el diagr am a en bloques de
t iem po, T0 a T10 ( ver Fig. 64) m ediant e una ser ie de líneas par alelas para v isualizar
m ej or . Em pezam os en T0 con un elect rón m oviéndose hacia un fot ón, que se est á
m oviendo en sent ido opuest o. De repent e —en T 3 — el fot ón se conv ier t e en dos
part ículas, un posit rón y un elect rón. El posit rón no dura m ucho t iem po: pront o
cor r e hacia el elect r ón —en T5 —, donde se aniquilan y producen un nuevo fot ón.
Mient ras t ant o, el elect rón, creado ant eriorm ent e por el fot ón or iginal, cont inúa
at r avesando el espacio- t iem po.
20
La am plit ud para el int ercam bio de un fot ón es ( −j ) × P( A − B) × j —dos acoplam ient os y la am plit ud para que
un fot ón v ay a de un sit io a ot ro—. La am plit ud para que un prot ón se acople con un fot ón es −j .
Ahor a consider em os de nuev o la r eflex ión par cial de la luz por una lám ina de cr ist al.
¿Cóm o t iene lugar ? Les hablé de la luz siendo r eflej ada por la super ficie fr ont al y
post er ior . Est a idea de las super ficies es una sim plificación que r ealicé a fin de
m ant ener inicialm ent e las cosas a un niv el sencillo. La luz no se ve afect ada en
r ealidad por las super ficies. Un fot ón incident e es difundido por los elect r ones de los
át om os de crist al, y es un nuevo fot ón el que vuelve al det ect or. Es int eresant e que
en lugar de sum ar t odos los m iles de m illones de flechas dim inut as que r epr esent an
la am plit ud para que t odos los elect r ones dent r o del cr ist al difundan un fot ón
incident e, solam ent e sum em os dos flechas —una para la r eflex ión por la «super ficie
fr ont al» y ot r a par a la «super ficie post er ior »— y obt enem os el m ism o r esult ado.
Veam os por qué.
Para discut ir la r eflex ión por una lám ina desde nuest r o nuev o punt o de vist a,
debem os de t ener en cuent a la dim ensión del t iem po. Ant eriorm ent e, cuando
hablam os de luz de una fuent e m onocr om át ica, ut ilizábam os un cr onógrafo
im aginario que cronom et raba el fot ón en su m ovim ient o —la m anecilla de est e
cr onógr afo det erm inaba el ángulo de la am plit ud de un cam ino dado—. En la
fór m ula de P( A a B) ( la am plit ud par a que un fot ón vaya de un punt o a otr o) no se
m enciona giro alguno. ¿Qué ocurrió con el cronógrafo? ¿Qué ocurrió con el giro?
En la pr im er a confer encia dij e sencillam ent e que la fuent e lum inosa er a
m onocrom át ica. Para analizar de m odo corr ect o la r eflex ión par cial de una lám ina,
necesit am os saber algo sobr e las fuent es m onocrom át icas de la luz. La am plit ud de
em isión de un fot ón por una fuent e v ar ía, en gener al, con el t iem po: al t r anscur r ir
ést e, cam bia el ángulo de am plit ud de em isión de un fot ón por la fuent e. Una fuent e
de luz blanca —m uchos colores m ezclados— em it e fot ones caót icam ent e: el ángulo
de la am plit ud cam bia de for m a abr upta e ir r egular , sin cont inuidad. Per o cuando
const r uim os una fuent e m onocrom át ica, est am os haciendo un disposit ivo
cuidadosam ent e diseñado par a que se pueda calcular fácilm ent e la am plit ud de
em isión de un fot ón cada cier t o tiem po: cam bia su ángulo a v elocidad constant e,
com o una m anecilla de cr onógr afo. ( En r ealidad, est a flecha gir a a la m ism a
v elocidad que el cr onógr afo im aginar io que ut ilizam os antes, per o en sent ido
opuest o —ver Fig. 67—) .
La v elocidad de gir o depende del color de la luz: la am plit ud par a una fuent e de luz
azul gir a casi dos veces m ás depr isa que para una luz r oja, igual que ant es. Por
t ant o, el cont ador de t iem po que ut ilizam os para el «cr onógrafo im aginar io» er a la
fuent e m onocr om át ica: en r ealidad, el ángulo de la am plit ud par a un cam ino dado
depende del t iem po en que se ha em it ido el fot ón por la fuent e.
Una vez em it ido el fot ón, no hay gir os de la flecha m ient r as v a de un punt o a ot ro
del espacio- t iem po. Aunque la fór m ula P( A a B) dice que hay una am plit ud par a la
luz que va de un sit io a otr o a velocidad dist int a de c, la dist ancia ent r e la fuent e y
el det ect or en nuest r o ex per im ent o es r elat iv am ent e gr ande ( com parada con un
át om o) , luego la única cont r ibución a la longit ud de P( A a B) que cuent a es la que
pr ocede de la de la v elocidad c.
Para com ent ar nuest r o nuev o cálculo de la r eflex ión par cial, em pecem os por definir
com plet am ent e el suceso: el det ect or en A hace un click en un t iem po dado, T. A
cont inuación dividam os la lám ina de crist al en un núm ero de secciones m uy
delgadas —digam os, seis ( ver Fig. 68a) —. Del análisis que r ealizam os en la
segunda confer encia en el que encont r am os que casi t oda la luz es r eflej ada por el
cent r o del espej o, sabem os que aunque cada elect r ón difunde la luz en t odas las
direcciones, cuando se sum an t odas las flechas de cada sección, el único sit io en
donde no se cancelan es aquel donde la luz v a dir ect a a la zona cent ral de la sección
y difunde en una de las dos dir ecciones —dir ect am ent e de v uelt a al det ect or o hacia
abaj o a t rav és del cr ist al—. La flecha final del suceso vendr á det er m inada ent onces
por la sum a de seis flechas r epr esent ando la difusión de la luz por os seis punt os
m edios —X1 a X6— dist r ibuidos ver t icalm ent e a t r avés del cr ist al.
De acuer do, calculem os la flecha par a cada uno de est os cam inos por los que puede
ir la luz —v ía los seis punt os, X 1 a X 6 —. Hay cuatr o pasos involucr ados en cada
cam ino ( lo que significa cuat r o flechas a m ult iplicar ) :
· PASO N.° 1: La fuent e em it e un fot ón en un det erm in ado m om ent o.
· PASO N.° 2: El fot ón va desde la fuent e a uno de lo s punt os del crist al.
· PASO N.° 3: El fot ón es difundido por un elect r ón e n ese punt o.
· PASO N.° 4: Un nuevo fot ón em prende el cam ino hacia el det ect or.
Dir em os que las am plit udes de los pasos 2 y 4 ( el fot ón va hacia o viene de un
punt o del cr ist al) no incluyen r educciones o gir os, por que podem os suponer que
nada de luz se pier de o se disper sa ent r e la fuent e y el cr ist al o ent r e el cr ist al y el
det ect or. Para el paso 3 ( un elect rón difunde un fot ón) la am plit ud de difusión es
una const ant e —una r educción y un gir o de un cier t o valor , S— y es la m ism a en
t odas par t es del cr ist al. ( Est a cant idad es, com o m encioné ant es, difer ent e para
cada m at er ial. Para el cr ist al, el gir o de S el 90° ) . Por t ant o, de las cuatr o flechas a
m ult iplicar , sólo la flecha del paso 1 —la am plit ud para que un fotón sea em it ido por
la fuent e cada det er m inado t iem po— es difer ent e para cada alt er nat iv a.
El inst ant e en el que t endr ía que haber se em it ido un fot ón par a llegar al det ect or A
en el inst ant e T ( ver Fig. 68b) no es el m ism o par a los seis cam inos dist int os. Un
fot ón difundido por X 2 deber ía haber se em it ido liger am ent e ant es que un fot ón
difundido por X1, porque su cam ino es m ás lar go. Por tant o la flecha en T 2 est á
liger am ent e m ás gir ada que la flecha en T1 , por que la am plit ud para que una fuent e
m onocrom át ica em it a un fot ón en un t iem po det erm inado gira en el sent ido de las
agujas del r eloj al av anzar del t iem po. Lo m ism o ocurr e con cada flecha hast a T 0 :
las seis flechas t ienen la m ism a longit ud, per o est án gir adas con ángulos dist int os —
es decir , señalan en dist int as dir ecciones— porque r epr esent an un fot ón em it ido por
la fuent e en t iem pos dist int os.
Figura 68. Com enzam os nuest r o nuevo análisis de la r eflex ión par cial dividiendo una
lám ina de cr istal en un núm er o de secciones ( aquí, seis) y considerando los dist intos
cam inos que pueden llevar la luz desde la fuent e al cr istal y a su vuelta al det ect or
en A. Los únicos puntos im por tant es en el crist al ( donde las am plit udes de difusión
de la luz no se anulan) est án sit uados en el cent ro de cada sección; X1 a X6 se
m uest r an en ( a) en su posición física dent r o del cr istal, y en ( b) com o líneas
ver t icales en la gr áfica del espacio- t iem po. El suceso, cuya pr obabilidad est am os
calculando, es: el det ect or en A em it e un click cada ciert o t iem po, T. Luego el
suceso apar ece com o un punt o ( donde se int er secan A y T) en la gr áfica del
espacio- t iem po. Para cada uno de los cam inos en que puede t ener lugar el suceso,
t iene que haber cuatro pasos en sucesión, por lo que se t ienen que m ultiplicar
cuat ro flechas. Los pasos se m uest ran en ( b) : 1) el fot ón abandona la fuent e en un
det er m inado t iem po (las flechas de T1 a T6 r epr esent an la am plit ud de que est o
ocur ra en seis t iem pos diferent es) ; 2) el fot ón va desde la fuent e a uno de los
punt os del cr istal ( las seis alt er nat ivas se r epr esent an por líneas ondulant es
m oviéndose hacia la der echa) ; 3) un elect rón en uno de los punt os difunde un fot ón
( m ost rado com o la línea cort a vert ical) ; y 4) un nuevo fot ón va al det ect or y llega
en el t iem po acor dado, T ( m ostr ado por una línea ondulant e hacia la izquier da) . Las
am plit udes de los pasos 2, 3 y 4 son las m ism as para las seis vías alt er nat ivas,
m ient r as que las am plit udes par a el paso 1 son difer ent es: com par ado con un fot ón
difundido por un elect rón en la par t e fr ontal del cr istal ( en X 1 ) , un fot ón difundido a
m ayor pr ofundidad en el cr istal —en X 2 , por ej em plo— debe abandonar ant es la
fuent e, en T2 . Cuando hayam os t er m inado de m ult iplicar las cuat ro flechas para
cada alt er nat iva, las flechas r esultant es, m ost r adas en ( c) , son m ás cor tas que las
de ( b) ; am bas han sido gir adas 90° ( de acuer do con las car act er íst icas de difusión
de los elect rones en el crist al) . Cuando est as seis flechas se sum an en orden,
for m an un arco; la flecha final es su cuerda. La m ism a flecha final se puede obt ener
dibuj ando dos flechas radio, m ost radas en ( d) y «r est ándolas» ( girando la flecha de
la «super ficie fr ont al» en dir ección opuest a y sum ándole a ést a la flecha de la
«super ficie post erior ») . Est e at aj o se ut ilizó com o una sim plificación en la prim era
confer encia.
Después de r educir el t am año de la flecha en T1 por las cant idades pr escr it as en los
pasos 2, 3 y 4 —y gir ar la los 90° pr escr it os en el paso 3— acabam os con la flecha 1
( ver Fig. 68c) . Lo m ism o ocurr e con las flechas 2 y 6. Por consiguient e, las flechas 1
a 6 t ienen t odas la m ism a longit ud ( acor tada) y est án gir adas ent r e sí la m ism a
cant idad que las flechas T1 a T 6 .
A cont inuación, sum am os las flechas 1 a 6. Al conect ar las flechas or denadam ent e
del 1 al 6, obt enem os algo par ecido a un ar co, o par t e de un cír culo. La flecha final
es la cuer da de est e ar co. La longit ud de la flecha final aum ent a con el espesor del
cr ist al —un cr ist al m ás gr ueso significa m ás secciones, m ás flechas y por tant o m ás
par t e de un cír culo— hast a que se alcanza un sem icír culo ( y la flecha final es el
diám et r o) . Por tant o, la longit ud de la flecha final decr ece al cont inuar aum ent ando
el espesor del cr ist al y el cír culo llega a com plet ar se par a com enzar un nuev o ciclo.
21
El radio del arco ev ident em ent e depende de la longit ud de la flecha de cada sección, que v iene det erm inada, en
últ im o lugar , por la am plit ud S de que un elect rón en un át om o del cr ist al difunda al fot ón . Est e radio se puede
calcular usando las fór m ulas de las t res acciones básicas par a la m ult it ud de int ercam bios de fot ones inv olu crados y
sum ando las am plit udes. Es un problem a m uy difícil, pero est e radio ha sido calcu lado para subst ancias
relat iv am ent e sencillas con considerable éx it o, y las v ariaciones del radio, de subst ancia a subst an cia, se ex plican
bast ant e bien ut ilizando est as ideas de la elect rodinám ica cuánt ica. Debe decirse, sin em bargo, que nun ca se ha
realizado u n cálculo direct o, a part ir de prim eros prin cipios, para una subst an cia t an com plej a com o un crist al. En
est os casos, el radio se det erm ina ex perim ent alm ent e. Para un crist al, se ha obt enido a part ir de los ex perim ent os
un v alor de aprox im adam ent e 0,2 ( cuando la luz incide direct am ent e sobre el crist al en ángulo rect o) .
seis flechas señalan en la m ism a dir ección, por que la longit ud de los seis cam inos
que im plican una difusión es la m ism a. La dir ección de est as flechas secundar ias
for m a ángulo r ect o con la flecha pr incipal para el caso de sustancias t ranspar ent es
com o el cr ist al. Cuando est as flechas secundar ias se sum an a la flecha pr incipal,
r esult a una flecha final de la m ism a longit ud que la pr incipal, per o gir ada hacia una
dirección ligeram ent e dist int a. Cuant o m ás grueso es el crist al, m enos flechas
secundar ias ex ist en, y m ás gir ada se encuent r a la flecha final. Así es com o funciona
en r ealidad una lent e focalizador a: se puede conseguir que la flecha final par a cada
cam ino señale en la m ism a dir ección inser t ando un espesor ex t r a de cr ist al en los
cam inos m ás cor t os.
Figura 69. La m ayor am plit ud para la luz que es t r ansm it ida, a t ravés de una lám ina
de cr istal y hacia el det ect or en B, pr oviene de la zona que r epr esent a la no difusión
de los elect r ones en el int er ior del cr ist al y que se m uest r a en ( a) . A est a flecha
sum am os ot ras seis que r epr esent an la difusión de la luz por cada una de las
secciones, represent adas por los punt os X 1 a X 6 . Est as seis flechas t ienen la m ism a
longit ud ( porque la am plit ud de difusión es la m ism a para cualquier par t e del
cr istal) y señalan en la m ism a dir ección ( por que la longit ud de cada cam ino desde la
fuent e hast a el punt o B pasando por cualquier punt o X es la m ism a) . Una vez
sum adas las flechas pequeñas a la grande, encont r am os que la flecha final para la
t r ansm isión de la luz a t ravés de una lám ina de cr ist al está m ás gir ada de lo que
hubiésem os esperado si la luz hubiese incidido dir ect am ent e. Por est a r azón par ece
que la luz t ar da m ás en at ravesar el cr istal que en at r avesar el vacío o el air e. La
cant idad de gir o de la flecha final causada por los elect rones de un m at erial se
denom ina el «índice de r efr acción». Par a m at er iales t r anspar ent es, las flechas
pequeñas form an ángulo r ect o con la flecha pr incipal ( en r ealidad se cur van cuando
se incluye la difusión doble y t r iple, im pidiendo que la flecha final sea m ás larga que
la flecha principal: la Nat ur aleza siem pr e ha funcionado de m aner a que nunca
obt endr em os m ás luz de la que incide) . Para m at eriales par cialm ent e opacos —que
absor ben luz hast a cier t o punt o— las flechas pequeñas señalan hacia la flecha
pr incipal, r esultando en una flecha final significativam ent e m ás cor ta de lo
esper ado, com o se m uest r a en ( b) . Est a flecha final m ás cort a r epresent a una
pr obabilidad r educida de que el fot ón sea transm itido por un m at erial par cialm ent e
opaco.
El m ism o efect o t endr ía lugar si los fot ones v iaj asen m ás despacio a tr av és del
cr ist al que a t r avés del air e: ex ist ir ía un gir o ex t r a de la flecha final. Est a es la r azón
por la que dij e ant es que la luz par ece ir m ás despacio a t r av és del cr ist al ( o del
agua) que a t rav és del air e. En r ealidad, la «lent it ud» de la luz se debe al gir o ex t r a
causado por los át om os del cr ist al ( o del agua) difundiendo la luz. El gr ado de gir o
ex t r a de la flecha final cuando la luz at r aviesa una sustancia det er m inada se
denom ina su «índice de r efr acción» 22 .
Para sustancias que absor ben la luz, las flechas secundar ias for m an ángulos agudos
con las flechas pr incipales ( ver Fig. 69b) . Est o ocasiona que la flecha final sea m ás
22
Cada una de las flechas de la reflex ión por una sección ( q ue form an un «cír culo») t iene la m ism a longit ud que
cada una de las flechas que hacen que la flecha final de la t ransm isión est é m ás girada. Por t ant o, ex ist e una
relación ent re la reflex ión par cial de un m at erial y su índice de refracción. Parece que la flecha final es m ás grande
que 1, lo que significa: ¡qué sale m ás luz del crist al qu e la que ent ra! Parece así porque he despreciado las
am plit udes para que un fot ón fuese hacia abaj o a ot ra sección, un nuev o fot ón se difundiese hacia arr iba en ot ra
sección y luego un t ercer fot ón se difundiese hacia ab aj o a t rav és del crist al —y ot ras posibilidades m ás
com plicadas—, que son las cau sant es de que las flechit as se curven m ant eniendo la longit ud de la flecha final ent re
0,92 y 1 ( por con siguient e, la probabilidad t ot al de que la lu z sea reflej ada o t ran sm it ida por la lám ina del crist al es
siem pre del 100% )
cor t a que la flecha pr incipal, indicando que la probabilidad de que un fot ón pase a
t r avés de un cr ist al par cialm ent e opaco es m enor que para un cr ist al t r anspar ent e.
Así que t odos los fenóm enos y los núm er os arbit r ar ios m encionados en las dos
pr im er as confer encias —t ales com o la r eflex ión par cial de la luz con una am plit ud de
0,2, la «lent it ud» de la luz en el agua y el cr ist al, y dem ás—, se explican con m ás
det alle gr acias a t r es acciones básicas. Tr es acciones que, de hecho, ex plican
t am bién casi t odo lo dem ás.
Es difícil cr eer que casi t oda la apar ent e ex t ensa v ar iedad de la Nat ur aleza r esult e
de la m onot onía de com binar r epet idam ent e est as t r es acciones básicas. Per o lo es.
Esbozar é un poco cóm o surge est a v ar iedad.
Figura 70. Los fot ones sit uados en los punt os 1 y 2 del espacio- t iem po tienen una
am plit ud de alcanzar los punt os 3 y 4 que puede ser aproxim ada consider ando los
dos cam inos pr incipales en los que el suceso puede t ener lugar : P( 1 a 3) × P( 2 a 4)
y P( 1 a 4) × P( 2 a 3) , m ostr ados aquí. Dependiendo de las sit uaciones r elat ivas de
los punt os 1, 2, 3 y 4 exist irán diver sos grados de int erfer encia.
Podem os em pezar con los fot ones ( ver Fig. 70) . ¿Cuál es la pr obabilidad de que dos
fot ones, en los punt os 1 y 2 del espacio- t iem po, vayan a dos det ect or es en los
punt os 3 y 4? Ex ist en dos cam inos pr incipales por los que est e suceso puede t ener
lugar y cada uno depende de dos cosas que ocur r en concom it ant em ent e: los
fot ones pueden ir dir ect am ent e —P ( 1 a 3) × P ( 2 a 4) — o pueden «cr uzar se» —P
( 1 a 4) × P ( 2 a 3) —. Las am plit udes r esult ant es para est as dos pr obabilidades se
sum an, y exist e int erferencia ( com o vim os en la segunda conferencia) haciendo que
la flecha final v ar íe en longit ud, dependiendo de la sit uación r elat iv a de los punt os
en el espacio- t iem po.
¿Qué ocur re si hacem os que 3 y 4 sean el m ism o punt o del espacio- tiem po ( ver Fig.
71) ? Digam os que am bos fot ones acaban en el punt o 3 y vem os cóm o afect a est o a
la probabilidad del suceso. Ahor a t enem os P ( 1 a 3) × P ( 2 a 3) y P ( 2 a 3) × P ( 1 a
3) , lo que da dos flechas idént icas. Cuando se sum an, su longit ud es el doble de
cualquier a de ellas, y pr oduce una flecha final cuy o cuadr ado es cuat r o v eces el
cuadrado de una sola flecha. Com o las dos flechas son idént icas, siem pr e est án
«alineadas». En ot r as palabras, la int er fer encia no fluct úa de acuer do con la
separación r elat iv a ent r e los punt os 1 y 2; siem pr e es posit iv a. Si no hubiésem os
pensado en la int er fer encia siem pr e posit iv a de los dos fot ones, hubiésem os
pensado que deber íam os haber obt enido, com o pr om edio, la pr obabilidad cuatr o
v eces m ayor. Cuando se v en involucr ados var ios fot ones, la m ás esperada
pr obabilidad aum ent a t odav ía m ás.
Figura 71. Cuando se hacen coincidir los punt os 4 y 3, las dos flechas —P ( 1 a 3) ×
P ( 2 a 3) y P ( 2 a 3) × P ( 1 a 3) — son iguales en longit ud y dirección. Cuando se
sum an siem pr e se «alinean» y form an una flecha de longit ud doble de cualquier a de
las ot ras flechas, con un cuadrado cuat ro veces m ayor. En consecuencia los fot ones
t ienden a ir al m ism o punt o del espacio- t iem po. Est e efect o se am plifica aún m ás
con m ás fot ones. Esta es la base de la operación de un láser.
Est o t iene com o r esult ado un núm ero de efect os práct icos. Podem os decir que los
fot ones t ienden a t ener la m ism a condición o «est ado» ( la for m a en que v ar ia la
am plit ud de encont rar uno en el espacio) . La posibilidad de que un át om o em it a un
fot ón se ve reforzada si ya est án present es algunos fot ones ( en un est ado en que el
át om o los pueda em it ir) . Est e fenóm eno de «em isión est im ulada» fue descubiert o
por Einst ein cuando pr esent ó la t eor ía cuánt ica pr oponiendo el m odelo fot ónico de la
luz. Los láser es funcionan sobr e la base de est e fenóm eno.
Si hacem os la m ism a com paración con nuest ros falsos elect rones de espín cero,
ocur r ir ía lo m ism o. Per o, en el m undo real, en donde los elect r ones se hayan
polar izados, ocurr e algo m uy difer ent e: las dos flechas, E ( 1 a 3) × E ( 2 a 4) y E ( 1
a 4) × E ( 2 a 3) se r est an —una de ellas se gir a 180° ant es de sum ar se—. Cuando
los punt os 3 y 4 son los m ism os, las dos flechas t ienen la m ism a longit ud y
dirección y en consecuencia se cancelan cuando se rest an ( ver Fig. 72) . Est o
significa que a los elect r ones, a difer encia de los fot ones, no les gust a ir al m ism o
sit io; se ev it an ent r e sí com o la plaga, no puede haber dos elect r ones con la m ism a
polar ización en el m ism o punt o del espacio-t iem po —es el denom inado «pr incipio de
exclusión».
Figura 72. Si dos elect rones ( con la m ism a polar ización) int ent an ir al m ism o punto
del espacio- tiem po, la int er fer encia es siem pr e negativa debido a los efect os de
polar ización: las dos flechas idént icas —E ( 1 a 3) × E ( 2 a 3) y E ( 2 a 3) × E ( 1 a 3)
— se r est an par a dar una flecha final de longit ud nula. La aver sión de dos
elect r ones a ocupar el m ism o lugar del espacio- t iem po se denom ina «Principio de
Exclusión» y es el r esponsable de la gr an var iedad de át om os en el univer so.
pequeño inicio hacia el análisis de cualquier sit uación r eal, donde ex ist en t al
m ult it ud de int ercam bios fotónicos que es im posible calcular los —se t iene que
adquir ir ex per iencia par a conocer cuáles son las posibilidades m ás im por t ant es—.
Ent onces invent am os ideas t ales com o «índice de r efr acción» o «com pr esibilidad» o
«v alencia» que nos ay udan a calcular de m anera apr oxim ada cuando ex ist e una
enor m e cant idad de det alles ocur r iendo por debaj o. Es algo análogo a saber las
r eglas del aj edr ez —que son sencillas y fundam ent ales— com par ado con ser capaz
de j ugar bien al aj edr ez, lo que im plica el com pr ender el caráct er de cada posición y
la nat ur aleza de v ar ias sit uaciones —lo que es m ucho m ás av anzado y difícil.
Las ram as de la física que t r at an de cuest iones t ales com o el por qué el hier r o ( con
26 pr ot ones) es m agnét ico m ient r as que el cobr e ( con 29) no lo es, o el porqué un
gas es t ranspar ent e y el ot r o no, se denom inan «física del est ado sólido» o «física
de los fluidos» o «física honest a». La ram a de física que encont r ó est as t r es
sencillas acciones ( la par t e m ás fácil) se denom ina «física fundam ent al» —
¡robam os el nom bre para que así los ot ros físicos se sint iesen incóm odos! —. Los
pr oblem as m ás int er esant es de la act ualidad —y cier t am ent e los m ás pr áct icos— se
encuent r an obv iam ent e en la física del est ado sólido. Per o alguien dij o que no hay
nada tan pr áct ico com o una buena t eor ía. ¡Y la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica
es definit ivam ent e una buena t eoría!
Finalm ent e, m e gust aría volver a ese núm ero 1,00115965221, el núm ero que en la
pr im er a confer encia les dij e que había sido m edido y calculado t an cuidadosam ent e.
El núm ero r epr esent a la respuest a de un elect rón a un cam po m agnét ico ext erno —
algo denom inado el «m om ent o m agnét ico»—. Cuando Dir ac elabor ó por pr im er a v ez
las r eglas par a calcular est e núm er o, ut ilizó la fór m ula E( A a B) y obt uvo una
r espuest a m uy sencilla que consider ar em os en nuest r as unidades com o 1. El
diagram a de est a pr im er a apr oxim ación del m om ent o m agnét ico de un elect r ón es
m uy sencillo —un elect r ón va de un lugar a ot r o del espacio- t iem po y se acopla con
un fot ón de un im án ( ver Fig. 73) .
Al cabo de v ar ios años se descubr ió que est e v alor no er a ex act am ent e 1, sino
liger am ent e super ior —algo com o 1,00116—.
Figura 73. El diagr am a para el cálculo de Dirac del m om ent o m agnét ico de un
elect r ón es m uy sencillo. El valor r epr esent ado por est e diagr am a se dir á que es 1.
Est a corr ección fue calculada por vez pr im er a, en 1948, por Schw inger com o j × j
div idido por 2π, y se debía a un cam ino alt er nat iv o por el que el elect r ón podía ir de
un sit io a ot r o: en lugar de ir dir ect am ent e de un punt o a ot r o, el elect r ón v iaj aba
dur ant e un t iem po y de r epent e em it ía un fot ón; luego ( ¡hor r or ! ) absor bía su pr opio
fot ón ( v er Fig. 74) . Quizá hay a algo de «inm oral» en est o, ¡per o el elect r ón lo hace!
Para det er m inar la flecha de est a alt er nat iv a, t enem os que const r uir una flecha par a
cada punto del espacio- t iem po en donde se pueda em it ir el fot ón y para cada punt o
en donde pueda ser absorbido. Así que habr á dos ex t r as E( A a B) , un P( A a B) y dos
ex t r as j t odos m ult iplicándose ent r e sí. Los est udiant es apr enden a hacer est e
sencillo cálculo en su curso elem ent al de elect rodinám ica cuánt ica, durant e su
segundo año de carr era.
Figura 74. Exper im ent os del labor ator io m uest r an que el valor r eal del m om ent o
m agnét ico del elect rón no es 1, sino un poquit o m ás. Est o se debe a la exist encia de
alt er nativas; el elect r ón puede em it ir un fotón y luego absorber lo —r equir iendo dos
ext ra E( A a B) , un P( A a B) , y dos ext ra j —. Schw inger calculó que el aj ust e que
t iene en cuent a est a alt er nat iva es j × j dividido por 2π. Puest o que est a alt er nat iva
es ex per im ent alm ent e indistinguible del cam ino or iginal por el que el elect r ón puede
ir —un elect r ón est á inicialm ent e en el punt o 1 y t er m ina en el punt o 2— las flechas
de las dos vías alt ernat ivas se sum an, y no exist e int erfer encia.
Per o esper en: los ex per im ent os han m edido el com por t am ient o de un elect r ón con
t ant a pr ecisión que tenem os que consider ar t odavía otr as posibilidades en nuest r os
cálculos —t odos los cam inos por los que el elect r ón puede ir de un sit io a ot r o con
cuat r o acoplam ient os ex t r as ( ver Fig. 75) —. Hay t r es cam inos por los que el
elect r ón puede em it ir y absor ber dos fot ones. Tam bién hay una nuev a e int er esant e
posibilidad ( m ostr ada a la der echa de la Fig. 75) : se em it e un fot ón; form a un par
posit rón- elect rón, y —de nuevo, si Vds. suprim en sus obj eciones «m orales»— el
elect rón y el posit rón se aniquilan, cr eando un nuevo fot ón que es absorbido
finalm ent e por el elect r ón. ¡Est a posibilidad t am bién t iene que consider ar se!
Figura 75. Los ex perim ent os de labor ator io han logr ado t al pr ecisión que se han
t enido que calcular m ás alt er nativas, involucr ando cuatr o acoplam ient os ex t r a
( sobr e t odos los posibles punt os int erm edios del espacio- tiem po), algunos de los
cuales se m uest ran aquí. La alt er nativa de la der echa im plica un fot ón
desint egrándose en un par posit rón- elect r ón ( com o se describe en la Fig. 64) , que
se aniquila par a for m ar un nuevo fot ón, que es finalm ent e absorbido por el elect r ón.
La det er m inación del siguient e t ér m ino supuso dos años de t rabaj o a dos gr upos
«independient es» de físicos y luego ot r o año el descubr ir que había un err or —los
ex per im ent os habían m edido un valor liger am ent e difer ent e— y dur ant e un t iem po
par eció que, por v ez pr im er a, la t eor ía no concor daba con los ex per im ent os, per o
no: ex ist ía un er r or de cálculo. ¿Cóm o pudier on com et er dos gr upos el m ism o er r or ?
Result ó que hacia el final de sus cálculos los dos gr upos com par ar on not as y lim ar on
las difer encias; es decir , no er an r ealm ent e independient es.
El t ér m ino con seis j ext r as supone t odav ía m ás cam inos posibles por los que puede
ocur r ir el suceso; les dibujar é ahor a algunos de ellos ( ver Fig. 76) . Llev ó veint e
años el que apar eciese est e r efinam ient o de la pr ecisión en el v alor t eór ico del
m om ent o m agnét ico del elect rón. Mient ras t ant o, los experim ent ador es llevaron a
cabo ex per im ent os m ás det allados y añadier on algunos dígit os m ás a su núm er o —y
la t eor ía t odav ía concor daba.
Por t ant o, para hacer nuest r os cálculos const r uim os est os diagram as, escr ibim os lo
que r epr esent an m at em át icam ent e y sum am os las am plit udes —un pr oceso lineal,
de «libr o de cocina»—. En consecuencia puede ser r ealizado por las com putador as.
Figura 76. Los cálculos en la act ualidad se encam inan a obt ener un valor t eór ico aún
m ás pr eciso. La siguient e cont r ibución a la am plit ud, que r epr esent a t odas las
posibilidades con seis acoplam ient os ex t ra, im plica del or den de 70 diagr am as, t r es
de los cuales se m uest ran aquí. En 1983, el valor t eórico era 1,00115965246 con
una incer t idum br e de alr ededor de 20 en los dos últ im os dígit os; el valor
exper im ent al era 1,00115965221, con una incert idum bre del orden de 4 en el
últ im o dígit o. Est a precisión es equivalent e a m edir la dist ancia de Los Ángeles a
Nueva Yor k, superior a las 3000 m illas, con un er r or del orden del espesor de un
cabello hum ano.
Est oy segur o de que en unos cuant os años m ás los valor es t eór ico y ex per im ent al
del m om ent o m agnét ico de un elect r ón habrán sido calculados con m ás dígit os.
Nat ur alm ent e, no est oy segur o de si t odav ía coincidir án los dos valor es. Est o nunca
se puede decir m ient ras no se hagan los cálculos y exper im ent os.
Y así hem os cerr ado el cír culo y r et or nado al núm er o que escogí al pr incipio de
est as confer encias para «int im idar les». Esper o que com pr endan ahora m ucho m ej or
el significado de est e núm er o: r epr esent a el gr ado ex t raordinar io al que hem os
llegado com pr obando que la ext raña t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica es
r ealm ent e cor r ect a.
A lo lar go de estas confer encias m e ha encant ado dem ostrar les que el pr ecio de
logr ar una t eor ía t an pr ecisa ha sido la er osión de nuest r o sent ido com ún. Debem os
acept ar unos com por t am ient os un t ant o peculiar es: la am plificación y supr esión de
pr obabilidades, la luz r eflej ándose en t odas las par t es de un espej o, la luz v iaj ando
por cam inos dist int os al de la línea r ect a, los fot ones v iaj ando m ás depr isa o m ás
despacio que la v elocidad conv encional de la luz, los elect r ones r et r ocediendo en el
t iem po, los fot ones desintegrándose de repent e en pares elect rón- posit rón, et c.
Debem os hacer lo par a apr eciar lo que ocur r e r ealm ent e en la Nat ur aleza,
subyaciendo a t odos los fenóm enos que vem os en el m undo.
Con la excepción del det alle t écnico de la polar ización, les he descr it o el m ar co que
nos per m it e ent ender t odos est os fenóm enos. Dibuj ábam os am plit ud para cada
cam ino en que podía t ener lugar un suceso y las sum ábam os cuando, en
cir cunst ancias nor m ales esperábam os que se sum asen las probabilidades;
m ult iplicábam os am plit udes cuando esper ábam os que se m ult iplicasen las
pr obabilidades. Pensar t odo en t ér m inos de am plit udes puede causar dificult ades,
inicialm ent e, dada su abst racción, pero al cabo de un t iem po, uno se acost um bra a
est e ex t r año lenguaj e. Det r ás de tant os fenóm enos que obser v am os cada día sólo
hay t r es acciones básicas: una se descr ibe por el sencillo núm er o de acoplam ient o,
j ; las ot r as dos por las funciones —P( A a B) y E( A a B) — am bas ínt im am ent e
r elacionadas. Est o es t odo, y de aquí sur gen t odas las dem ás ley es de la física.
Sin em bargo, ant es de que t er m ine est a confer encia, m e gust ar ía hacer algunos
com ent ar ios adicionales. Se puede ent ender el car áct er y el espír it u de la
elect r odinám ica cuánt ica sin incluir el det alle t écnico de la polar ización. Per o est oy
segur o de que t odos Vds. se sent ir án incóm odos a m enos que diga algo acer ca de lo
que he est ado dej ando a un lado. Ocur r e que los fot ones vienen en cuat r o
v ar iedades difer ent es, denom inadas polar izaciones, que est án r elacionadas
geom ét r icam ent e con las dir ecciones del espacio y el t iem po. Así, hay fot ones
polar izados en las dir ecciones X, Y, Z y T. ( Quizá hay an oído algo com o que la luz
t iene sólo dos est ados de polar ización —por ej em plo, un fot ón y endo en la dir ección
X o Y—. Bien, lo han adiv inado: en sit uaciones en las que el fot ón r ecor r e una gr an
dist ancia y parece ir a la velocidad de la luz, las am plit udes de los t ér m inos Z y T se
cancelan. Pero para fot ones virt uales yendo ent re un prot ón y un elect rón en un
át om o, es la com ponent e T la que r esult a m ás im por tant e) .
De m aner a análoga, un elect r ón puede est ar en una de las cuat r o condiciones que
t am bién, pero de m anera m ás sut il, se hayan r elacionadas con la geom et r ía.
Podem os denot ar esas condiciones por 1, 2, 3 y 4. Calcular la am plit ud de un
elect r ón yendo del punt o A al B en el espacio- t iem po, se vuelve de alguna m anera
m ás com plicado porque ahora nos podem os hacer pr eguntas com o «¿cuál es la
am plit ud de que un elect rón liberado en la condición 2 en el punt o A llegue al punt o
B en la condición 3?» . Las dieciséis com binaciones posibles —pr ovenient es de las
cuat r o condiciones difer ent es en las que puede acabar en B— est án r elacionadas, de
m anera m at em át icam ent e sencilla, con la fór m ula E( A a B) de la que les he
hablado.
Para un fot ón no se necesit a sem ejant e m odificación. Así, un fot ón polarizado en la
dir ección X en A sigue polar izado en la dir ección X en B, llegando con la am plit ud
P( A a B) .
La polar ización pr oduce gran núm ero de dist int os acoplam ient os posibles.
Podr íam os pr egunt ar , por ej em plo, « ¿cuál es la am plit ud par a que un elect r ón en la
condición 2 absorba un fot ón polar izado en la dir ección X y en consecuencia se
convier t a en un elect r ón en la condición 3?». No t odas las condiciones posibles de
elect r ones polar izados y fot ones se acoplan, pero las que lo hacen t ienen la m ism a
am plit ud j aunque, en ocasiones, con un gir o adicional de la flecha con un v alor
m últ iplo de 90°.
Todas est as posibilidades par a los dist int os t ipos de polar ización y la nat uraleza de
los acoplam ient os, se pueden deducir de m anera m uy elegant e y bella a par t ir de
los pr incipios de la elect r odinám ica cuánt ica y de dos suposiciones m ás: 1) el
r esult ado de un exper im ent o no se ve afect ado si el aparat o con el que se est á
r ealizando se gir a en alguna dir ección y 2) t am poco ex ist en difer encias si el apar ato
se encuent r a en una nave espacial m oviéndose a una v elocidad ar bit rar ia. ( Est e es
el pr incipio de la r elat iv idad) .
Est e elegant e análisis gener al m uest r a que cada par t ícula debe est ar en alguna de
las clases posibles de polar ización que denom inam os espín 0, espín 1/ 2, espín 1,
espín 3/ 2, espín 2 y así sucesivam ent e. Las dist int as clases se com port an de
m anera difer ent e. Una par t ícula de espín O es la m ás sencilla —sólo t iene una
com ponent e— y no se ve efect ivam ent e polar izada, ( Los falsos elect r ones y fot ones
que hem os est ado consider ando en estas confer encias son par t ículas de espín 0.
Hasta ahora, no se han encontr ado par tículas fundam ent ales de espín 0) . Un
elect r ón r eal es un ej em plo de par t ícula de espín 1/ 2 y un fotón r eal es un ej em plo
de par t ícula de espín 1. Tant o las par t ículas de espín 1/ 2 com o de espín 1 t ienen
cuat r o com ponent es. Los otr os t ipos t endrán m ás com ponent es; así, las par t ículas
de espín 2 t endrán 10 com ponent es.
He dicho que la r elación ent r e r elat ividad y polar ización es sencilla y elegant e, ¡per o
no est oy segur o de que pueda explicar la de m anera sencilla y elegant e! ( Necesit ar ía
al m enos una confer encia adicional par a poder hacer lo) . Aunque los det alles de la
polar ización no son esenciales par a com pr ender el espír it u y car áct er de la
elect r odinám ica cuánt ica, nat uralm ent e lo son para el cálculo cor r ect o de cualquier
pr oceso r eal, y a m enudo t ienen efect os m uy im port ant es. He est ado cent rando
est as conferencias en interacciones relat ivam ent e sencillas, a dist ancias m uy
pequeñas, ent r e elect r ones y fot ones, en las que solo se v en im plicadas unas pocas
par t ículas. Per o m e gust ar ía nacer una o dos obser vaciones sobr e cóm o t ienen lugar
est as int eracciones en el universo, en donde se int ercam bia un núm ero m uy grande
de fot ones. A t an gran escala, el cálculo de las flechas se vuelv e m uy com plicado.
Exist en, sin em bargo, algunas sit uaciones que no son t an difíciles de analizar . Hay
circunst ancias, por ej em plo, en donde la am plit ud de em isión de un fot ón por una
fuent e es independient e de si se ha em it ido ot ro fot ón. Est o puede ocurrir cuando la
fuent e es m uy pesada ( el núcleo de un át om o) , o cuando se m ueve del m ism o
m odo un núm er o m uy grande de elect r ones, por ej em plo de un lado a otr o en la
ant ena de una est ación de r adiodifusión, o alr ededor de los enr ollam ient os de un
elect roim án. Baj o est as condiciones se em it en un gran núm er o de fot ones, t odos del
Ca pít u lo 3
Ca bos sue lt os
Voy a div idir est a confer encia en dos par t es. En pr im er lugar v oy a hablar de
pr oblem as asociados con la pr opia t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica, suponiendo
que t odo lo que exist e en el m undo son elect rones y fot ones. Luego hablar é sobre la
r elación de la elect r odinám ica cuánt ica con el r est o de la física.
La car act er íst ica m ás chocant e de la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica es el loco
m ar co de las am plit udes ¡qué Vds. pueden pensar que indica pr oblem as de algún
t ipo! Sin em bar go, los físicos han est ado j ugando con am plit udes desde hace m ás
de cincuent a años y han t er m inado acostum brándose a ellas. Adem ás, t odas las
nuev as par t ículas y los nuev os fenóm enos que som os capaces de obt ener encaj an
per fect am ent e con lo que se puede deducir de ese m arco de am plit udes, en el que
la pr obabilidad de un suceso es el cuadr ado de una flecha final cuya longit ud v iene
det er m inada por la com binación de flechas en for m as div er t idas ( con int er fer encias
y cosas por el est ilo) . Por t ant o, est e m arco de am plit udes no present a ninguna
duda desde el punt o de v ist a ex per im ent al: puede Vd. t ener t odas las
pr eocupaciones filosóficas que quier a en lo que se r efier e al significado de las
am plit udes ( si, de hecho, significan algo) per o com o la física es una ciencia
ex per im ent al y el m ar co concuerda con los ex per im ent os, est o es suficient e par a
nosot ros por el m om ent o.
Exist e un conj unt o de pr oblem as asociados con la t eor ía de la elect r odinám ica
cuánt ica que t iene que v er con la m ej or a del m ét odo de cálculo de la sum a de todas
las flechit as —t écnicas diversas de las que se dispone en circunst ancias diferent es—
y que llev an t r es o cuat r o años el dom inar las a los est udiant es gr aduados. Puest o
que son pr oblem as t écnicos, no voy a discut ir los aquí. Es sólo una cuest ión de
m ej or ar cont inuam ent e las t écnicas par a analizar lo que la t eor ía t iene r ealm ent e
que decir en circunst ancias diferent es.
Per o ex ist e un pr oblem a adicional caract er íst ico de la pr opia t eor ía de la
elect r odinám ica cuánt ica, que llev ó veint e años r esolv er lo. Est á r elacionado con los
elect r ones y fot ones idealizados y los núm eros n y j .
Per o no ex ist en esos elect r ones ideales. La m asa que obser v am os en el labor at or io
es la de un elect r ón r eal, que em it e y absor be sus pr opios fot ones de vez en
cuando, y que por t ant o depende de la am plit ud de acoplam ient o, j . Y la car ga que
obser v am os est á ent r e la de un elect r ón r eal y un fot ón r eal —que puede for m ar un
Figura 78. La am plit ud exper im ent al de acoplam ient o ent re el elect r ón y el fot ón, un
núm ero m ist erioso, e, es un núm ero det erm inado experim ent alm ent e que incluye
t odas las «corr ecciones» par a un fot ón yendo de un punt o a otr o del espacio-
t iem po, dos de las cuales se m uest r an aquí. Cuando hacem os los cálculos,
necesit am os un núm ero, j , que no incluye est as correcciones, sino solam ent e la del
fot ón yendo dir ect am ent e de un punt o a otro. Ex ist e una dificultad par a calcular
est e valor de j que es análoga a la exist ent e para calcular el valor de n.
Si ex ist iese una r elación m at em át ica definida ent r e n y j por un lado, y m y e por
ot r o, t am poco ex ist ir ía pr oblem a: sim plem ent e calcular íam os los valor es de n y j
necesar ios para em pezar , a fin de t er m inar con los valor es obser vados, m y e. ( Si
nuest ros cálculos no concordasen con m y e, bailar íam os los valor es iniciales de n y
j hast a que lo hiciesen) .
Veam os cóm o calculam os m r ealm ent e. Escr ibim os una ser ie de t érm inos que son
análogos a la ser ie que vim os para el m om ent o m agnét ico del elect r ón: el pr im er
t ér m ino no t iene acoplam ient o —sólo E( A a B) — y r epr esent a un elect r ón ideal
v iaj ando dir ect am ent e de un punt o a otr o del espacio- t iem po. El segundo t érm ino
t iene dos acoplam ient os y r epr esent a un fot ón que es em it ido y absorbido. Luego
viene el t érm ino con cuat ro, seis y ocho acoplam ientos y así sucesivam ent e
( algunas de est as «cor r ecciones» se m uest ran en la Fig. 77) .
Cuando calculem os los t érm inos con acoplam ient os, debem os consider ar ( com o
siem pr e) t odos los posibles punt os en donde los acoplam ient os pueden t ener lugar ,
incluido el caso en el que los dos punt os del acoplam ient o se super ponen —con
dist ancia cer o ent r e ellos—. El pr oblem a es que cuando int ent am os calcular t odas
las sit uaciones hasta la de dist ancia cer o, la ecuación ex plot a ant e nosot ros y da
respuest as sin sent ido —cosas com o infinit o—. Est o or iginó m uchas m olest ias
cuando la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica apar eció por pr im era v ez. ¡La gent e
obt enía infinit o para cada problem a que int ent aba calcular ! ( Uno deber ía descender
hast a la dist ancia cer o a fin de ser m at em át icam ent e consist ent e, per o aquí es
donde ni n ni j t ienen ningún sent ido; y donde est á el pr oblem a) .
Bien, en lugar de incluir t odos los posibles punt os de acoplam ient o hast a la
dist ancia cero, si se det ienen los cálculos cuando la dist ancia ent r e los punt os de
acoplam ient o es m uy pequeña —digam os, 10 −16 cm — exist en ent onces unos valores
definidos para n y j que se pueden usar de m aner a que la m asa calculada coincida
con la m asa m obser v ada en los ex per im ent os y la car ga calculada concuer de con la
car ga obser vada, e. Per o, aquí est á la tr am pa: si alguien m ás hace los cálculos y los
det iene a dist ancia difer ent e —digam os 10 −40 cm —, ¡los valor es de n y j que precisa
para obt ener los m ism os valor es de m y e son difer ent es!
Veint e años después, en 1949, Hans Bet he y Vict or Weisskopf not ar on algo: si dos
per sonas que paraban los cálculos a dist ancias difer ent es par a det er m inar n y j a
par t ir de los m ism os m y e, calculaban luego la r espuest a a otr o pr oblem a —cada
uno ut ilizando los valor es apr opiados per o difer ent es de n y j —, cuando incluían
t odas las flechas de t odos los t ér m inos ¡sus r espuest as a est e ot r o pr oblem a er an
casi idént icas! De hecho, cuant o m ás se aproxim aban a la dist ancia cer o en los
cálculos de n y j , ¡m ej or concordaban las r espuestas finales par a los ot r os
pr oblem as! Schw inger, Tom onaga y yo m ism o invent am os, de m anera
independient e, for m as de hacer cálculos definidos para confirm ar que est o er a
v er dad ( obt uvim os pr em ios por est o) . ¡La gent e pudo finalm ent e calcular con la
t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica!
Por consiguient e par ece que las únicas cosas que dependen de las pequeñas
dist ancias ent r e los punt os de acoplam ient o son los valor es de n y j —núm eros
t eór icos que no son obser vables dir ectam ent e de ninguna m aner a—; t odo lo dem ás,
lo que puede ser obser v ado, par ece no v er se afect ado.
El j uego de capas que ut ilizam os par a encont r ar n y j se denom ina t écnicam ent e
«r enorm alización». Per o independient em ent e de lo int eligent e que sea la palabr a, es
lo que y o llam ar ía ¡un pr oceso de pr ofundización! El haber t enido que r ecur r ir a t al
m alabar ism o nos ha im pedido dem ostrar que la t eor ía de la elect r odinám ica
cuánt ica es m at em át icam ent e aut o consistent e. Es sor prendent e que t odavía no se
haya podido dem ost rar de una m aner a u ot r a que la t eor ía es auto consist ent e;
sospecho que la r enorm alización no sea legít im a desde el punt o de v ist a
m at em át ico. Lo que es ciert o es que no t enem os una buena form a m at em át ica de
descr ibir la elect r odinám ica cuánt ica: sem ej ante m ont ón de palabras para descr ibir
la r elación ent r e n y j y m y e no son buenas m at em át icas23 .
Exist e un pr oblem a m ás pr ofundo y bonit o asociado a la const ant e de acoplam ient o
ex per im ent al, e —la am plit ud de que un elect r ón r eal em it a o absor ba un fot ón
r eal—. Es un núm er o sencillo cuyo valor , pr óxim o a −0,08542455, ha sido
det er m inado ex per im ent alm ent e. ( Mis am igos físicos no r econocerán est e núm er o
porque pr efier en r ecor dar la inver sa de su cuadrado: apr oxim adam ent e 137,03597
con una incer t idum br e de 2 en la últ im a cifr a decim al. Est a constant e ha sido un
m ist erio desde su descubrim ient o, hace m ás de cincuent a años, y todos los buenos
físicos t eór icos colocan est e núm er o en su pizar r a y se pr eocupan por él) .
A Vds. les gustar ía saber inm ediat am ent e de dónde sale est e núm er o de
acoplam ient o: ¿est á r elacionado con π, o quizá con la base de los logar it m os
neper ianos? Nadie lo sabe. Es uno de los condenados m ist er ios m ás grandes de la
física: un núm er o m ágico que apar ece sin que el hom br e ent ienda cóm o. Podr ían
decir que «la m ano de Dios» escr ibió ese núm er o, y que «nosot r os no sabem os
cóm o cogió su lápiz». Sabem os al son de qué m úsica bailar par a m edir
23
Ot ra form a de describir est a dificult ad es decir que quizá la idea de que dos punt os pueden est ar infinit am ent e
próx im os es errónea —la suposición de que podem os ut ilizar la geom et ría hast a el últ im o recov eco es falsa—. Si
hacem os la dist an cia m ín im a posible ent re dos punt os t an pequeña com o 10 −100 cm ( la dist ancia m ás pequeña
inv olucrada en cualquier ex perim ent o, hoy en día, es de alrededor de 10 −16 cm ) , los infinit os desaparecen, de
acuerdo —pero surgen ot ras inconsist encias t ales com o qu e la probabilidad t ot al de un suceso su m e algo m ás o
m enos del 1 00% , o que obt engam os energías negat iv as en cant idades infinit esim ales—. Se ha sugerido que est as
consist encias surgen porque n o se ha t enido en cuen t a los efect os de la grav edad —que son n orm alm ent e m uy ,
m uy débiles, pero que se v uelv en im port ant es a dist ancias d el orden de 10 −33 cm .
ex per im ent alm ent e con gr an pr ecisión est e núm er o, pero no sabem os el son par a
obt ener est e núm er o en un com put ador — ¡sin int roducirlo en secret o!
Una buena t eor ía dir ía que e es la r aíz cuadr ada de 3 div idida por 2pi cuadrado, o
algo sim ilar . De vez en cuando, se han hecho suger encias acer ca de qué er a e, per o
ninguna ha r esult ado út il. Pr im er o, Ar t hur Eddingt on dem ostr ó, por pura lógica, que
el núm er o que les gust aba a los físicos er a ex act am ent e 136, el v alor ex per im ent al
de la época. Luego, cuando ex per im ent os m ás pr ecisos dem ostr ar on que el núm er o
est aba m ás cer cano a 137, Eddingt on descubr ió un liger o err or en su ant er ior
r azonam ient o y m ostr ó, de nuev o por pur a lógica, ¡qué el núm er o t enía que ser el
ent er o 137! De v ez en cuando, alguien adv er t ía que una det er m inada com binación
de π y e ( la base del logar it m o neper iano) y doses y cincos pr oducía la m ist er iosa
const ant e de acoplam ient o, pero es un hecho no apr eciado en su t otalidad por la
gent e que j uega con la ar it m ét ica que es sor pr endent e la gran cant idad de núm er os
que se pueden obt ener a par t ir de píes y ees y sim ilar es. Por t ant o, a lo lar go de la
hist or ia de la física m oder na han apar ecido ar t ículo t r as ar t ículo de per sonas que
han obt enido e con var ias cifr as decim ales para que la siguient e r onda de
ex per im ent os m ej or ados pr oduj ese un v alor en desacuer do con él.
Per o aunque hoy t enem os que r ecur r ir a un pr oceso de pr ofundización par a calcular
j , es posible que, algún día, se encuent re una conexión m at em át icam ent e válida
ent re j y e. En est e caso sin duda que aparecerían ot r o m ont ón de art ículos que nos
dir ían cóm o calcular j «con nuest r as pr opias m anos» por así decir lo, pr oponiendo
que j es 1 dividido por 4 × pi o algo sim ilar .
Est o m uest r a t odos los problem as asociados con la elect r odinám ica cuánt ica.
Cuando planeé est as conferencias, int ent é concent rarm e sólo en la par t e de la física
que conocem os m uy bien —descr ibir la al com plet o y no decir , nada m ás—. Per o
ahora que hem os llegado hasta aquí y siendo un pr ofesor ( lo que significa t ener la
cost um br e de no ser capaz de dej ar de hablar a la hor a debida) , no puedo r esist ir el
cont ar les algo del r est o de la física.
Pr im er o, debo decir les inm ediat am ent e que ninguna de las par t es del r est o del la
física ha sido t an com pr obada com o la elect r odinám ica: algunas de las cosas que
v oy a decir les son buenas suposiciones, algunas ot ras, t eor ías par cialm ent e
elabor adas y ot r as, pura especulación. Por lo t ant o, est a pr esent ación v a a par ecer
algo así com o un r elat iv o lío, y com par ada con las otr as confer encias ser á
incom plet a y falt a de m uchos det alles. Sin em bargo, ocur r e que la est r uct ur a de la
t eor ía de la QED sir v e com o base ex celent e par a la descr ipción de ot r os fenóm enos
del r est o de la física.
Com enzaré hablando de pr ot ones y neut rones, lo que const it uye el núcleo de los
át om os. Cuando se descubr ier on por v ez prim er a los pr ot ones y neut r ones se pensó
que er an par t ículas sencillas, per o pr ont o se ev idenció que no er an sencillas —en el
sent ido de que la am plit ud, par a ir de un punt o a otr o podía ex plicar se por la
fór m ula E( A a B) , per o con un núm er o difer ent e par a n en ella—. Por ej em plo, el
pr ot ón t iene un m om ent o m agnét ico que si se calcula de la m ism a m aner a que para
el elect r ón, deber ía aproxim ar se a 1. Per o de hecho, ex per im ent alm ent e r esult a un
v alor com plet am ent e loco ¡−2,79! En consecuencia, se v io pr ont o que algo ocur r ía
dent ro del prot ón que no se t enía en cuent a en las ecuaciones de la elect rodinám ica
cuánt ica. Y el neut rón, que no debería t ener int eracción m agnét ica si fuese
realm ent e neut ro, ¡t iene un m om ent o m agnét ico de apr oxim adam ent e −1,93! Por
t ant o, se sabía desde hacía bastant e t iem po que algo rar o ocurr ía t am bién dent r o
del neut rón.
Exist ía t am bién el pr oblem a de qué m ant iene a los neut r ones y pr ot ones j unt os
dent r o del núcleo. Se apr eció en seguida que no podía ser debido al int er cam bio de
fot ones, porque las fuerzas que m ant enían unido el núcleo eran m ucho m ás fuert es
—la ener gía r equer ida par a r om per un núcleo es m ucho m ayor que la que se
r equier e par a ext raer un elect r ón de un át om o, en una pr opor ción análoga al m ucho
m ás elev ado poder de dest r ucción de la bom ba at óm ica fr ent e al de la dinam it a—:
la ex plosión de la dinam it a es una r edist r ibución de la disposición de los elect r ones,
m ient r as que la ex plosión de una bom ba at óm ica es una r edist r ibución de la
disposición de prot ones y neut rones.
Para descubr ir algo m ás sobr e lo que m ant iene unido a los núcleos, se r ealizar on
m uchos experim ent os en los que se hacía incidir, sobre los núcleos, pr ot ones con
ener gías cada v ez m ás elev adas. Se esper aba que sólo se obt endr ían prot ones y
neut r ones. Per o cuando la ener gía fue lo suficient em ent e elev ada, apar ecier on
nuev as par t ículas. Pr im er o fuer on los piones, luego las landas, y sigm as, y r os, y
luego agot aron el alfabet o. Después apar ecier on par t ículas con núm er os ( sus
m asas) , tales com o sigm a 1190 y sigm a 1386. Pr onto se hizo evident e que el
núm er o de par t ículas en el m undo no t enía fin y dependía de la cant idad de ener gía
em pleada par a desint egr ar el núcleo. Exist en en la act ualidad m ás de cuat r ocient as
par t ículas. No podem os aceptar cuat r ocient as par t ículas ¡es dem asiado
com plicado! 24
Gr andes invent or es com o Murr ay Gell- Mann casi se v uelv en locos t r at ando de
descubr ir las ley es de com por t am ient o de est as par t ículas, y a pr incipios de los
set ent a aparecieron con la t eoría cuánt ica de las int eracciones fuert es ( o
«cr om odinám ica cuánt ica») , cuy os actor es pr incipales er an las par t ículas
denom inadas «quar k s». Todas las par t ículas com puest as de quar k s se div iden en
dos clases: algunas, com o el pr ot ón y el neut r ón, est án for m adas por tr es quar k s ( y
t ienen el hor r ible nom br e de «bar iones»); ot r as, com o los piones est án const it uidas
por un quar k y un ant iquark ( y se denom inan « m esones») .
Déj enm e const ruir una t abla de part ículas fundam ent ales t al com o aparecen en la
act ualidad ( ver Fig. 79) . Com enzar é por las par t ículas que van de punt o a punt o
según la fór m ula E( A a B) —m odificada por el m ism o t ipo de r eglas de polar ización
del elect r ón—, llam adas «par t ículas de espín 1/ 2». La pr im er a de est as par t ículas es
el elect r ón y su núm er o m ásico es 0,511 en unidades que usar em os t odo el t iem po
y que denom inar em os MeV 25 .
24
Aunque en los ex perim ent os a alt a energía surgen m uchas part ículas del núcleo, en los ex perim ent os a baj a
energía —en condiciones m ás norm ales— se encuent ra que los núcleos cont ienen sólo prot ones y neut rones.
25
Un MeV es m uy pequeño —apr opiado para t ales part ículas—alrededor de 1,78 × 10 −27 gr.
Figura 79. A Nuest r a lista de t odas las par t ículas del m undo se inicia con las
par tículas de «espín 1/ 2»: el electr ón ( con una m asa de 0,511 MeV) , y dos
«arom as» de quar k, d y u ( am bos con una m asa de alr ededor de 10 MeV) . Los
elect r ones y quarks t ienen una « carga» —es decir , se acoplan con fotones con los
siguient es valor es ( en t érm inos de la constant e de acoplam ient o −j ) = −1, −1/ 3 y
+ 2/ 3.
Debaj o del elect r ón dej ar é un espacio en blanco (que ocupar em os post er ior m ent e) ,
debaj o del cual sit uar é dos t ipos de quar k s —el d y el u—. La m asa de est os quar k s
no se conoce con exact it ud, una buena apr oxim ación es de alr ededor de 10 MeV
cada uno. ( El neut r ón es liger am ent e super ior al pr ot ón, lo que par ece im plicar —
com o v er án en seguida— que el quar k d es liger am ent e m ás pesado que el quar k
u) .
Al lado de cada par t ícula colocar é su car ga, o const ant e de acoplam ient o, en
t ér m inos de −j , el núm ero de acoplam ient o con fot ones invert ido de signo. Est o
hace que la carga del elect r ón sea −1, consist ent e con el convenio iniciado por
Benj am ín Fr anklin y al que desde ent onces nos hem os adher ido. Para el quar k d la
am plit ud de acoplam ient o con un fot ón es −1/ 3, y par a el quar k u es + 2/ 3 ( si
Benj am ín Fr anklin hubiese sabido de los quar k s, ¡hubiese t om ado la carga del
elect rón, al m enos, com o −3! ) .
Ent onces, la carga del pr ot ón es + 1 y la carga del neut r ón es cer o. Jugando un poco
con los núm er os se puede ver que el pr ot ón —hecho de t r es quar ks— debe t ener
dos u, y un d m ient r as que el neut r ón —t am bién for m ado por tr es quar k s— debe
t ener dos d y un u ( ver Fig. 80) .
Figura 80. Todas las par t ículas form adas por quar ks, de las cuales el pr ot ón y el
neut rón son los ej em plos m ás com unes, vienen en una de las des posibles clases:
las constit uidas por un quar k y un anti- quark, y las constit uidas por tr es quar ks. La
carga de los quar ks d y u se com bina para dar + 1 par a el pr ot ón y cero par a el
neut rón. El hecho de que el prot ón y el neut rón est én for m ados por par tículas
cargadas m oviéndose dentr o de ellos da una pista de por qué el pr ot ón tiene un
m om ent o m agnét ico superior a 1, y por qué el supuest am ent e neut ro neut r ón t iene
un ciert o m om ent o m agnét ico.
¿Qué m ant iene unidos a los quar ks? ¿Los fot ones que se m ueven ent re ellos?
( Puest o que un quar k d t iene una car ga de −1/ 3 y un quar k u de + 2/ 3, los quar k s,
adem ás de elect r ones, em it en y absor ben fot ones) . No, est as fuer zas eléct r icas son
dem asiado débiles par a hacer lo. Se ha inv ent ado algo m ás, que al v iaj ar de uno a
ot r o quar k los m ant iene unidos; algo llam ado «gluones» 26 . Los gluones son un
26
Nót ense los nom bres: «fot ón» prov iene de la palabra grieg a para luz; «elect rón» v iene del griego ám bar, el inicio
ej em plo de ot r o t ipo de par t ículas denom inado «espín 1» ( com o son los fot ones) ;
v iaj an de un punt o a ot ro con una am plit ud det er m inada por la m ism a fórm ula que
la de los fot ones, P( A a B) . La am plit ud para que los gluones sean em it idos o
absor bidos por los quar k s es un núm ero m ist er ioso, g, que es m ucho m ay or que j
( ver Fig. 81) .
Figura 81. Los «gluones» m ant ienen a los quar ks unidos para form ar prot ones y
neut rones, e indirect am ent e son responsables del hecho de que los prot ones y
neut rones se m ant engan j unt os en el núcleo de un át om o. Los gluones m ant ienen
unidos a los quarks m ediant e fuer zas m ucho m ás fuer t es que las eléct r icas. La
const ant e de acoplam ient o de los gluones, g, es m ucho m ás grande que j , lo que
hace m ucho m ás difíciles los cálculos de los t érm inos con acoplam ient os: la m ayor
pr ecisión que se puede esperar de m om ent o es del 10% .
de la elect ricidad. Pero según iba progresando la física m oderna, los nom bres de las part ículas h an m ost rado un
int erés cada v ez m enor por el gr iego clásico, hast a llegar a inv ent ar palabras com o «gluones». ¿Pueden im aginar
Vds. por qué se llam an «gluones» ? De hecho, d y u r epr esent an palabras, pero no quiero confundir les, —un quark d
no est á m ás «abaj o ( dow n) » que est á «arriba ( up) » un qu ark u. I n cident alm ent e la d- nez o u- nez de un quark se
llam a su «ar om a ( flav or) ». [ Tam bién se ut iliza la ex presión «sabor » para f lav or. N. de la T.]
Los diagram as que const r uim os de quar k s int er cam biando gluones son m uy
sim ilar es a los dibuj os que hicim os de los elect r ones int er cam biando fot ones ( ver
Fig. 82) . Tan par ecidos, de hecho, que pueden Vds. decir que los físicos car ecen de
im aginación — ¡sim plem ent e han copiado la t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica
para las int eracciones fuert es! —. Y t endrán razón: es lo que hicim os, pero con un
liger o cam bio.
Los quar k s t ienen un t ipo de polar ización adicional que no est á r elacionada con la
geom et r ía. Los idiot as de los físicos, incapaces de encont r ar alguna m ar av illosa
palabr a gr iega, baut izar on a est e t ipo de polar ización con el desafor t unado nom br e
de «color », que no t iene nada que v er con el color habit ual. En un m om ent o dado,
el quar k puede est ar en una de las t r es condiciones o «color es» —R, G o B ( ¿pueden
im aginar que significa?) 27 —. El «color » de un quar k puede com binar se cuando el
quark em it e o absorbe un gluón. Los gluones vienen en ocho t ipo diferent es, de
acuer do con los «color es» con que pueden acoplar se. Por ej em plo, si un quar k r oj o
cam bia a v er de, em it e un gluón r oj o- ant iv er de 28 —un gluón que t om a el r oj o de
quar k y cede el v er de— ( «ant iv er de» significa que el gluón est á t r anspor tando al
v er de en la dir ección opuest a) . Est e gluón puede ser absorbido por el quar k v er de,
que cam bia a r oj o ( v er Fig. 83) . Ex ist en ocho posibles gluones dist int os, t ales com o
r oj o- ant ir r ojo, r oj o- ant iazul, r oj o- ant iv er de, et c. ( pensar án que er an nuev e, per o
27
R = red ( rojo) , G = gr een ( v erde) , B = blue ( azul) . ( N. de la T.)
28
Tam bién se denom inan: ant iverde → m agent a, ant irroj o →cian, ant iazul → am arillo. ( N. de la T.)
por r azones t écnicas, falt ó uno) . La t eor ía no es m uy com plicada. La r egla com plet a
de los gluones es: los gluones se acoplan con cosas con «color» —sólo se precisa un
poco de contabilidad par a seguir el r ast r o de a dónde v an los «color es».
Figura 83. La t eoría gluónica difier e de la elect r odinám ica en que los gluones se
acoplan con cosas que t ienen «color » ( con una de las tr es posibles condiciones —
«r ojo», «ver de», y «azul»—). Aquí, un quark u cam bia a ver de em itiendo un gluón
r oj o- ant iverde que es absor bido por un quar k d ver de que cam bia a r oj o ( si el
«color » se t ranspor t a hacia atr ás en el t iem po, adquier e el pr efij o «ant i») .
Exist e, sin em bar go, una int er esant e posibilidad cr eada por est a r egla: los gluones
se pueden acoplar con otr os gluones ( ver Fig. 84) . Por ej em plo, un gluón verde-
ant iazul encont rándose con un gluón roj o- ant iverde result a en un gluón roj o-
ant iazul. La t eor ía de los gluones es m uy sencilla —se dibuj a el diagr am a y se
siguen los «color es». La m agnit ud de los acoplam ient os en t odos los diagr am as
v iene det er m inada por la constant e de acoplam ient o par a gluones, g.
Figura 84. Puest o que los gluones t ienen t am bién « color» se pueden acoplar ent re
sí. Aquí un gluón verde- ant iazul se acopla con un gluón roj o- ant iverde para form ar
un gluón roj o- ant iazul. La t eoría gluónica es fácil de ent ender —sólo hay que seguir
los «color es».
La t eor ía de los gluones no es m uy dist int a form alm ent e de la elect r odinám ica
cuánt ica. Ent onces, ¿cóm o se com para con los experim ent os? Por ej em plo, ¿cóm o
es el m om ent o m agnét ico obser vado del pr ot ón cuando se com para con el v alor
calculado de la t eor ía?
Los experim ent os son m uy pr ecisos —dem uest r an que el valor del m om ent o
m agnét ico es 2,79275—. En el m ej or de los casos, la t eor ía sólo puede dar 2,7 ±
0,3 —si uno es lo suficient em ent e opt im ist a sobr e la pr ecisión de su análisis ¡un
err or de 10% que es 10 000 veces m ás im preciso que el experim ent o! Tenem os una
t eor ía sencilla, definida, que se supone que ex plica t odas las pr opiedades de los
pr ot ones y neut rones, y sin em bargo no se puede calcular nada con ella porque las
m at em át icas son dem asiado com plicadas par a nosotr os. ( Pueden im aginar se lo que
est oy t r at ando de hacer , y no m e llev a a ninguna par t e) . La r azón por la que no
podem os calcular nada con m ay or pr ecisión se debe a la constant e de acoplam ient o
de los gluones g, que es m ucho m ás gr ande que la de los elect r ones. Tér m inos con
dos, cuatro, e incluso seis acoplam ient os, no son m eras correcciones m enores a la
am plit ud pr incipal; r epr esent an cont r ibuciones consider ables que no se pueden
ignor ar. De m aner a que hay flechas de t ant as posibilidades difer ent es que no
hem os sido capaces de or ganizar ías de m aner a r azonable par a encont rar cuál es la
flecha final.
En los libr os se dice que la ciencia es sencilla: se hace una t eor ía y se com para con
los ex per im ent os; si la t eor ía no funciona, se descar t a y se hace una nuev a t eor ía.
Aquí t enem os una t eor ía definida y cient os de ex per im ent os pero ¡no podem os
com pararlos! Es una sit uación que nunca ant es había exist ido en la hist or ia de la
física. Nos encont r am os t em por alm ent e encaj onados, incapaces de dar con un
m ét odo de cálculo. Est am os ent er rados baj o una capa de flechit as.
A pesar de nuest r as dificult ades para r ealizar cálculos con la t eor ía, ent endem os
algunas cosas, cualit at iv am ent e, gracias a la cr om odinám ica cuánt ica ( las
int er acciones fuer t es de quar k s y gluones) . Los obj et os com puest os de quar k s, que
v em os, son de «color » neut r o: los gr upos de t r es quar k s cont ienen un quar k de
cada «color» y los par es quar k - ant iquar k t ienen la m ism a am plit ud de ser r oj o-
ant ir r oj o, v erde- ant iv er de o azul- ant iazul. Tam bién ent endem os el por qué los
quar ks nunca se pueden pr oducir com o par t ículas indiv iduales —el por qué,
independient em ent e de cuant a energía se ut ilice par a hacer chocar un núcleo contra
un pr ot ón, en lugar de obser var la apar ición de quar ks indiv iduales, vem os un haz
de m esones y bar iones ( par es quar k -ant iquar k y gr upos de t r es quar k s) .
La cr om odinám ica cuánt ica y la elect r odinám ica cuánt ica no son t odo en la física. De
acuer do con ellas, un quar k no puede cam biar su «arom a»: un quar k u siem pr e
ser á un quar k u; un quar k d siem pr e ser á un quar k d. Per o la Nat ur aleza en
ocasiones se com por ta de m anera difer ent e. Exist e una for m a de radiact iv idad que
t iene lugar lent am ent e —del t ipo de la que le pr eocupa a la gent e que se pueda
escapar de los r eact or es nuclear es— denom inada desint egr ación beta, que im plica
un neut r ón cam biando a pr otón. Puest o que un neut r ón est á for m ado por dos
quar ks d y un quar k u, m ient r as que un pr ot ón se hace con dos u y un d, lo que
r ealm ent e ocur r e es que uno de los quar k s t ipo d del neut r ón se cam bia a un quar k
t ipo u ( ver Fig. 85) . Y así es com o ocur r e: el quar k d em it e algo nuev o análogo a un
fot ón, denom inado un W, que se acopla con un elect rón y con ot r a par t ícula nueva
llam ada ant i- neut rino, un neut rino que va hacia at rás en el t iem po. El neut rino es
ot r a par t ícula de espín 1/ 2 ( com o el neut r ón y los quar k s) pero sin m asa ni carga
( no int eracciona con los fot ones) . Tam poco int eracciona con los gluones, sólo se
acopla con los W ( ver fig. 86) .
Figura 85. Cuando un neut rón se desint egra en un pr ot ón ( un proceso denom inado
«desint egr ación bet a») lo único que cam bia es el «ar om a» de un quar k —de d a u
em it iéndose un elect r ón y un anti- neut rino. Est e proceso es relat ivam ent e lent o, por
lo que se ha pr opuest o la exist encia de una par tícula int erm edia ( denom inada un
«bosón int er m edio W») con una m asa m uy elevada (de alr ededor de 80 000 MeV) y
una carga de + 1.
La W es una par t ícula t ipo 1 ( com o el fot ón y el gluón) que cam bia el «ar om a» de
un quar k y se llev a su car ga —el d, carga −1/ 3, cam bia a u, carga + 2/ 3 ¡una
difer encia de −1! ( No cam bia el «color » del quar k) —. Dado que el W− t om a una
car ga de −1 ( y su ant ipar t ícula, el W+ t om a una car ga de + 1) , tam bién se puede
acoplar con un fot ón. La desint egr ación bet a dur a m ucho m ás que las int er acciones
de fot ones y elect r ones, de m odo que se piensa que el W debe de t ener una m asa
m uy elev ada ( alr ededor de 80 000 MeV) , a difer encia del fot ón y del gluón. No
hem os sido capaces de obser v ar el W aislado, debido a la ener gía t an elev ada que
r equier e el ar r ancar una par t ícula con una m asa t an gr ande 29 .
29
Después de haberse pronunciado est as conferencias, se log raron energías lo suficient em ent e elev adas com o par a
producir un W aislado, encont rándose para su m asa un v alor m uy próx im o al v alor predicho por la t eoría.
Figura 86. El W se acopla con el elect rón y el neut rino por un lado y el quar k d y el
u por el ot ro.
Exist e ot r a par t ícula, que podr íam os consider ar la com o una W neut r a, denom inada
Z0. La Z0 no cam bia la car ga del quar k, per o se acopla con un quar k d, un quar k u,
un elect rón, un neut rino ( ver Fig. 87) . Est a int eracción t iene el equívoco nom br e de
«corr ient e neut r a» y pr oduj o m ucha ex cit ación cuando se descubr ió hace unos
pocos años.
Por t ant o, ex ist e la posibilidad de que los t r es W y el fot ón sean aspect os div er sos
de la m ism a cosa. St ephen Weinber g y Abdus Salam int ent ar on com binar la
elect r odinám ica cuánt ica con lo que se denom ina «int er acción débil» ( int er acción
con los W) en una única t eor ía cuánt ica y lo consiguier on. Per o si Vds. m ir an los
r esult ados que obt uvier on se puede v er el pegam ent o 30 por así decir lo. Est á clar o
que el fot ón y los t r es W est án de alguna m aner a int er conect ados, per o al niv el
act ual de conocim ient o es difícil v er la conex ión con clar idad —t odav ía se pueden
v er las «cost uras» en las t eor ías; aún no se han pulido de for m a que las conex iones
sean m ás herm osas y por tant o, pr obablem ent e m ás cor r ectas.
Así que aquí est am os: la t eor ía cuánt ica t iene t r es t ipos pr incipales de int er acción —
las «int er acciones fuer t es» de quar ks y gluones, las «int er acciones débiles» de los
W y las «int er acciones eléct r icas» de los fot ones—. Las únicas par t ículas del m undo
( de acuer do con est e esquem a) son los quar k s ( en «ar om a» u y d, con t res
«color es» cada uno) , los gluones ( ocho com binaciones de R, G y B) , los W
( cargados ± 1 y 0) , los neut r inos, elect r ones y fot ones —alr ededor de veint e
30
«glue» en original inglés. ( N. de la T.)
par t ículas difer ent es de seis t ipos dist int os ( m ás sus ant ipar t ículas) —. No está m al
—alr ededor de veint e par tículas difer ent es— except o que est o no es t odo.
Al hacer incidir sobr e los núcleos pr ot ones de ener gía cada v ez m ás alt a, siguier on
apar eciendo nuev as par t ículas. Una de ellas fue el m uón, que es en t odos los
aspect os idént ico al elect r ón, salv o que su m asa es m ucho m ás elev ada —105,8
MeV com par ada con 0,511 para el elect r ón, o alr ededor de 206 veces m ás pesado—
¡Es com o si Dios quisier a pr obar un núm er o dist int o para la m asa! Todas las
pr opiedades del m uón se pueden descr ibir com plet am ent e por la t eor ía de la
elect r odinám ica —la const ant e de acoplam ient o j es la m ism a y E( A a B) t am bién;
sólo se necesit a poner un valor dist int o de n 31 .
Dado que el m uón t iene una m asa apr oxim adam ent e 200 veces m ás gr ande que la
del elect r ón, la «m anecilla del cr onógr afo» par a un m uón gir a 200 veces m ás
depr isa que par a un elect r ón. Est o nos ha per m it ido ver ificar si la elect r odinám ica
t odav ía se com por t a com o est ablece la t eor ía a dist ancias 200 v eces m ás pequeñas
de lo que habíam os sido capaces ant es de pr obar —aunque est as dist ancias son
t odav ía m ás de ocho cifr as decim ales super ior es a las dist ancias a las que la t eor ía
puede t ener pr oblem as debido a los infinit os.
31
El m om ent o m agnét ico del m uón se ha m edido con m u ch a precisión —se ha encont rado ser 1,0 01165 924 ( con
una incert idum bre de 9 en el últ im o dígit o) m ient ras que el v alor para el elect rón es 1,001159652 21 ( con una
incert idum bre de 3 en el ú lt im o dígit o) —. Podrían sent ir cur iosidad de por qué el m om ent o m agnét ico del m uón es
ligeram ent e superior al del elect rón. Un o de los diagram as que hem os dibuj ado t enía un elect rón em it iendo un
fot ón que se desint egraba en un par posit rón- elect rón ( v er Fig. 89) . Ex ist e t am bién una pequeña am plit ud de que el
fot ón em it ido puede for m ar un par m uón- ant im u ón que es m ás pesado que el elect rón original. Est o es asim ét rico,
porque el m uón em it e un fot ón, si ese fot ón form a u n par posit rón- elect r ón, est e par es m ás ligero que el m uón
original. La t eor ía de la elect rodinám ica cuánt ica describe con precisión t odas las propiedades eléct ricas del m uón y
del elect rón.
crea un par que t iene una m asa próxim a o m uy superior a la del elect rón. Por ot ro lado,
cuando el m uón em it e un fot ón que se desint egr a en un par m uón- ant im uón o posit r ón-
elect rón, est e par t iene una m asa próxim a o m ucho m ás ligera que la m asa del m uón. Los
experim ent os confirm an est a ligera diferencia.
¿Y qué ocur r e con los quar k s? Enseguida se supo que las par t ículas t enían que est ar
for m adas por quar k s m ás pesados que el u o el d. Así, se incluyó un t er cer quar k,
denom inado s (por «ex t r año» 32 ( + ) ) en la list a de par t ículas elem ent ales. El quark s
t iene una m asa de unos 200 MeV, com par ada con unos 20 MeV para los quar ks u y
d.
Dur ant e m uchos años pensam os que había t r es «arom as» de quar k s —u, d y s—
per o, en 1974, se descubr ió una nuev a par t ícula denom inada m esón- pi que no
32
«st range» en el original inglés. ( N. de la T.)
podía estar const it uida por tr es quar k s. Exist ía t am bién una buena razón t eór ica de
que debía de haber un cuar t o quar k , acoplado al quar k s m ediant e un W de la
m ism a m anera en que se acoplan un quar k u y otr o d ( v er Fig. 91) . El «arom a» de
est e quar k se denom inó c y yo no t engo agallas par a ex plicar les de dónde pr oviene
la c, per o puede que lo hay an leído en los per iódicos 33 . ¡Los nom br es van
em peor ando cada v ez m ás!
Figura 91. La Nat ur aleza par ece est ar r epit iendo las par t ículas de espín 1/ 2. Adem ás
del m uón y del neut rino- m u, exist en dos nuevos —s y c— que t ienen la m ism a
carga per o m ayor es m asas que sus cont rapar t idas en la siguient e colum na.
Est a r epet ición de par t ículas con las m ism as pr opiedades per o m asas m ás pesadas,
es un com plet o m ist er io. ¿Qué es est a ex t r aña duplicidad del esquem a? Com o el
pr ofesor I. I . Rabi dij o cuando se descubr ió el m uón « ¿Quién lo ha or denado?».
Recient em ent e ha com enzado ot r a r epet ición de la list a. Al ir a ener gías cada v ez
m ás alt as, la Nat uraleza par ece cont inuar apilando est as par t ículas com o para
dr ogar nos. Tengo que hablar les de ellas por que quier o que v ean lo apar ent em ent e
com plej o que el m undo par ece en r ealidad. Ser ía m uy engañoso si les diese la
33
De «char m » ( encant o) . ( N. de la T.)
im pr esión de que puest o que hem os resuelt o el 99% de los fenóm enos del m undo
m ediant e elect r ones y fot ones, ¡el ot r o 1% de los fenóm enos r equir iese sólo el 1%
de par t ículas adicionales! Result a que par a ex plicar est e 1% final, necesit am os un
núm er o diez o v eint e v eces m ayor de par t ículas adicionales.
Figura 92. ¡Aquí est am os de nuevo! Ot r a r epet ición de las par tículas de espín 1/ 2 se
ha iniciado a ener gías aún m ás elevadas. Est a r epet ición ser á com plet a si se
encuent r a una par t ícula con las pr opiedades adecuadas para im plicar la exist encia
de un nuevo ar om a par a el quar k. Mient r as t ant o, se est án r ealizando los
pr epar ativos para buscar los pr incipios de ot r a r epet ición a ener gías t odavía m ás
elevadas. La causa de est as r epet iciones es un com plet o m ist erio.
De m odo que em pezam os de nuev o: ut ilizando ener gías aún m ás elev adas en los
ex per im ent os, se ha encont r ado un elect r ón t odavía m ás pesado, denom inado
«t au»; t iene una m asa de alr ededor de 1800 MeV; ¡t an pesado com o dos prot ones!
Tam bién se ha inferido un neut rino- t au. Y ahora se ha encont rado una curiosa
par t ícula que im plica un nuev o «ar om a» para los quar k s —est a v ez es «b» de
«belleza» y t iene una car ga de −1/ 3 ( ver Fig. 92) —. Bien, ahora, por un m om ent o,
les quier o físicos t eór icos fundam ent ales de pr im er a clase y que pr edigan algo: se
encont r ará un nuev o ar om a para los quar ks, denom inado… ( de «…», con una carga
de…, una m asa de… MeV) — ¡y cier t am ent e esper am os que sea v er dad que ex ist a! 34
Mient r as t ant o, se est án r ealizando ex per im ent os par a ver si el cír culo se r epit e una
v ez m ás. En la act ualidad se est án const r uy endo m áquinas par a buscar un elect r ón
aún m ás pesado que el t au. Si la m asa de est a supuest a par t ícula es 100 000 MeV,
no van a ser capaces de producir la. Si est á alr ededor de 40.000 MeV podr án
hacer lo.
Mist erios com o est os ciclos que se repit en hacen que sea m uy int eresant e ser físico
t eór ico: ¡La Nat ur aleza nos pr opor ciona unos r om pecabezas t an m ar av illosos! ¿Por
qué r epit e la Nat ur aleza el elect r ón, con m asas 206 y 3640 veces m ás gr andes?
Me gust ar ía hacer un últ im o com ent ar io para poder com plet ar t otalm ent e lo
r efer ent e a las par t ículas.
Figura 93. Un quar k d t iene una pequeña am plit ud de cam biar a un quar k c en lugar
de a un quar k u, y un quar k s t iene una pequeña am plit ud de cam biar a un quar k u
en lugar de a un quar k c, con la em isión en am bos casos de un W. De m odo que el
W par ece ser capaz de cam biar el arom a de un quar k de una a ot ra colum na de la
t abla ( ver Fig. 92) .
Cuando un quark d acoplándose con un W cam bia a un quar k u, t iene a su vez una
pequeña am plit ud de cam biar , en su lugar , a un quar k c. Cuando un quar k u se
34
Desde que se im part ieron est as conferencias, ha aparecido ciert a ev idencia de la ex ist encia de un quark t con una
m asa elev ada — alr ededor de 40 000 MeV. [ t de «t rue» y «t rut h» N. de la T.]
Lam ent o si t oda est a especulación sobr e las nuev as par t ículas les ha confundido,
per o decidí com plet ar m i discusión del r esto de la física para dem ostrar les cóm o el
caráct er de est as ley es —el m ar co de am plit udes, los diagr am as que r epr esent an
las int er acciones que hay que calcular , y dem ás— par ece ser el m ism o que en la
t eor ía de la elect r odinám ica cuánt ica, nuestr o m ej or ej em plo de una buena t eor ía.