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Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para salir y escapar de
ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla.

Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el
agua de la olla. Estaba feliz en esa 'piscina' improvisada.

Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que al poco tiempo, el
agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando
plácidamente en ella. Sin embargo, poco a poco, el agua subió de temperatura. Tanto, que llegó a
estar tan caliente, que la rana murió de calor. Ella, sin embargo, no se había dado cuenta, ya que el
calor aumentaba de forma gradual y se iba acostumbrando a él.

Moraleja: Si te vas acomodando y acostumbrando a los cambios que llegan sin reflexionar sobre


ellos, puede que pierdas la visión de la realidad y termine afectando a tu calidad de vida. Busca
siempre lo mejor para ser feliz y nunca pierdas la visión del lugar donde te encuentras.

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Preguntas para reflexionar con los niños sobre esta fábula

Sin duda, esta fábula es una metáfora cargada de enseñanzas con las que podrás reflexionar
junto a tu hijo. Sobre todo, puedes hablar con él de lo importante que es en la vida no asumir todo sin
más y ser siempre conformista, sino que a menudo es necesario ser crítico, buscar siempre lo mejor
y lo que nos haga más felices. También puedes advertirle del peligro de acostumbrarse al riesgo
hasta perder la noción de lo que realmente nos pone en peligro.

Ayúdate de estas preguntas para saber si tu hijo entendió la fábula sobre el pensamiento crítico:

1. ¿Qué animal es el protagonista de esta historia?

2. ¿Qué le pasó a la primera rana?

3. ¿Cómo estaba el agua del caldero donde saltó la segunda rana?

4. ¿Qué le pasó al agua?

5. ¿Qué hizo la rana?


6. ¿Por qué no saltó?

7. ¿Qué has aprendido con esta fábula?

8. ¿Por qué crees que es tan importante no acomodarnos y ser conformistas?

A partir de estas preguntas puedes armar un pequeño debate en casa con el que los niños
aprendan a expresar su opinión de una forma respetuosa y argumentada. Escucha lo que tu hijo
tenga que decir sobre el tema y anímale a que él también aprenda a escucharte a ti. Esta es una
actividad muy beneficiosa que enseña a los niños a pensar y a expresar su opinión tras sacar
conclusiones de una forma crítica.

¿Tu hijo es víctima del síndrome de la rana hervida?

'La rana y el agua hirviendo' es una fábula popular que hará reflexionar a los niños y a los padres.
Pero, más allá del relato, habla de lo que se ha llamado el síndrome de la rana hervida o de la rana
cocida. Tal y como se cuenta en la fábula, hace referencia a esas situaciones que dejamos pasar o
de las que no somos conscientes de forma inmediata en las que nos acomodamos, pero que acaban
produciendo un daño a largo plazo.

Lamentablemente, si te paras un momento a pensar, te darás cuenta de que esta es una


circunstancia que se da bastante a menudo en nuestro día a día. Y, lo que es peor, a menudo
nuestros hijos son los principales perjudicados por el agua hirviendo. Si no te lo crees, ten en cuenta
los siguientes ejemplos:

- Un día, nuestro hijo se pone a llorar y le damos el móvil para que se calme. Otro día, tiene una
rabieta porque no ha conseguido algo que quería. Más tarde, se enfada y le damos la tableta cuando
se enfada porque se le ha roto un juguete... En el día a día no nos damos cuenta, ya que solo
buscamos el alivio inmediato de nuestro hijo para que deje de llorar, pero a la larga le estamos
enseñando a ignorar las emociones desagradables y utilizar el móvil (al que podrían acabar
enganchado) cada vez que se siente incómodo.

- Cuando cedemos ante los caprichos de nuestro hijo para que no tengan un berrinche delante de
todo el mundo en el supermercado; cuando les permitimos las faltas de respeto porque estamos
de buen humor y no queremos estropear el ambiente; cuando dejamos que nos peguen al
enfadarse por evitar una escena desagradable... Son conductas cotidianas en las que nos
acomodamos que perjudican a los niños a largo plazo.

No se trata de sentirnos culpables por ser malos padres. Se trata de identificar nuestros errores,
reflexionar y aprender de ellos para que no se vuelvan a repetir. ¡Nuestros hijos lo agradecerán!
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pensamiento crítico en los niños, en la categoría de Fábulas en Guiainfantil.com.

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