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La física trata de las cosas que pueden ser medidas, por ejemplo, la longitud, el tiempo, la
temperatura, etc. A una propiedad medible de un sistema la llamamos magnitud física. Las
magnitudes físicas se miden siempre con respecto a un patrón, denominado unidad.
Para expresar relaciones entre distintas magnitudes físicas usamos ecuaciones. Toda ecuación
debe ser dimensionalmente consistente: sólo podemos sumar o igualar términos que tengan
las mismas dimensiones. La suma de dos magnitudes físicas exige además que ambas estén
expresadas en las mismas unidades.
La trigonometría resulta muy útil como método para medir distancias, cuando no podemos
hacerlo de manera directa (por medio de una regla). También es una herramienta fundamental
para el manejo de vectores, que veremos más adelante.
Magnitud escalar: son magnitudes físicas que pueden especificarse completamente por
medio de un número y su correspondiente unidad. Algunas magnitudes escalares son la masa,
la temperatura, el volumen, la densidad, la energía, la potencia, la carga eléctrica, la corriente
eléctrica, el tiempo, la frecuencia y el esfuerzo. Estas magnitudes satisfacen las reglas
usuales de suma, resta, multiplicación y división.
Magnitud vectorial: estas magnitudes, tienen dirección y sentido. Son magnitudes vectoriales
la fuerza, la velocidad, la aceleración, el impulso, el momento, el campo eléctrico y el campo
magnético, entre muchas otras. Para dar la información completa de una magnitud vectorial
tenemos que decir cuánto vale (su módulo con su correspondiente unidad) e indicar hacia
dónde apunta (su dirección y sentido).
1.5 Vectores
Una fuerza es una influencia, un empuje o un tirón que actúa sobre un objeto y cuyo efecto, en
ausencia de otras fuerzas, es producir un cambio en el estado de movimiento del objeto.
Unidades. Las fuerzas se miden en Newton (N) o kilogramos fuerza (kgf o kp), entre otras unidades. La
relación entre estas unidades es 1kgf = 9,8 N.
Una fuerza tiene módulo, dirección y sentido, por lo tanto, es un vector.
Gráficamente las fuerzas se representan por flechas. La información que proporcionan es:
Cuando sobre un objeto actúan muchas fuerzas, podemos considerar la fuerza neta o
resultante, que es la suma de todas las fuerzas que actúan sobre el objeto. Las fuerzas se
suman como vectores. Si tienen la misma dirección se suman, si tienen dirección opuesta se
restan. Cuando sumamos fuerzas que no son paralelas, debemos descomponerlas en sus
componentes sobre un sistema de ejes cartesianos que elijamos, y luego sumarlas
componente a componente. Gráficamente las sumamos utilizando la regla del paralelogramo
Fuerza de la gravedad o fuerza peso: Es la fuerza de atracción gravitatoria que actúa sobre
cualquier objeto. Cuando el objeto está en las cercanías del planeta Tierra, la fuerza peso es
ejercida por el planeta Tierra y apunta siempre hacia el centro de la Tierra.
Fuerza normal: Es la fuerza que un cuerpo ejerce sobre otro en contacto con él. Su dirección
es siempre perpendicular a la superficie de contacto entre los cuerpos y su sentido es desde el
cuerpo que la ejerce hacia el cuerpo sobre el cual actúa.
Fuerza de roce o fricción: Es la fuerza ejercida por una superficie a un objeto en contacto
con ella. Es paralela a la superficie y actúa oponiéndose al deslizamiento o a la tendencia a
deslizar del objeto. Los lubricantes, como el aceite en un motor de un auto o el líquido
sinovial en el cuerpo humano, son materiales que reducen la fricción.
Fuerza muscular: La postura y el movimiento de los animales están controlados por fuerzas
producidas por los músculos. Un músculo consta de un gran número de fibras cuyas células
son capaces de contraerse al ser estimuladas por impulsos que llegan a ellas procedentes de
los nervios. La contracción del músculo produce dos pares de fuerzas que actúan sobre los
dos huesos y los músculos en el punto donde están ligados los tendones. La fuerza máxima
que puede ejercer un músculo es proporcional al área de su sección transversal.
2
+
superficie, entonces la fuerza de roce es nula y la fuerza de contacto coincide con la normal.
En las articulaciones, donde los huesos están unidos, actúan fuerzas de contacto.
Fuerza de cuerdas: Un cuerpo se puede arrastrar y mover mediante una cuerda flexible. Las
cuerdas, al igual que las cadenas o los tendones, sirven para tirar de un objeto, pero no para
empujar. El módulo de la fuerza que un trozo de una cuerda ejerce sobre otro adyacente se
denomina tensión. Por lo tanto, si se tira de un objeto con una cuerda, la magnitud de esa
fuerza coincide con la tensión.
Fuerza elástica: Fuerza que ejerce un resorte cuando se estira o se comprime una longitud x.
Tiene dirección contraria al estiramiento (o compresión) y es proporcional a x.
Consideremos un libro en reposo apoyado sobre una mesa. A menos que apliquemos una
fuerza, no cambiará ese estado de reposo. Supongamos un disco pulido deslizándose por un
piso con roce: recorrerá una cierta distancia y en algún momento se detendrá; en todo instante
actuó sobre él una fuerza neta (igual a la fuerza de roce en este caso) que hizo que el disco
cambie su estado de movimiento. Si el disco se deslizara sobre una mesa sin fricción, seguiría
moviéndose indefinidamente en línea recta con rapidez constante, no cambiaría su estado de
movimiento, pues no habría ninguna fuerza neta actuando sobre él.
Estos experimentos muestran que, si ninguna fuerza neta actúa sobre un cuerpo, el cuerpo
permanece en reposo o en movimiento a velocidad constante. Tal observación se conoce
como primera ley de Newton. Un cuerpo persiste en su estado de movimiento cuando se
encuentra libre de fuerzas o cuando la fuerza neta que actúa sobre él es cero. La propiedad de
un cuerpo de resistir cambios en su estado de movimiento se llama inercia.
No hace falta aplicar una fuerza para mantener el movimiento de un cuerpo. Sí es necesario
aplicar una fuerza neta para cambiar su movimiento, esto quiere decir, cambiar su velocidad.
La velocidad es una magnitud vectorial, tiene un módulo (lo llamamos rapidez) y dirección.
Que un cuerpo cambie su velocidad, significa que cambie su rapidez o su dirección o ambas.
2.4 Masa
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.
No confundir masa con volumen: el volumen es una medida del espacio que ocupa un objeto,
se mide en unidades como el metro cúbico (m 3) o litros o equivalentes. Una caja vacía de 1
m3 ocupa el mismo volumen de 1 m 3 que si la caja está llena de arena. Sin embargo, la masa
en mucho mayor en la que contiene arena, ya que la cantidad de materia es mayor.
La masa no es lo mismo que el peso: La masa es una propiedad inherente al objeto y vale lo
mismo en todos lados, en la Luna, en la Tierra o en cualquier lugar del espacio. El peso de un
objeto es una medida de la fuerza de atracción gravitatoria sobre ese objeto. El peso depende
de la ubicación del objeto debido a la forma que depende la fuerza gravitatoria (depende del
inverso al cuadrado de la distancia entre dos cuerpos).
Cuando un objeto A ejerce una fuerza sobre otro objeto B, el objeto B ejerce sobre el objeto A
una fuerza igual en módulo y de sentido contrario.
A una de las fuerzas se la llama acción y a la otra de reacción. En general reconocemos como
acción las fuerzas que actúan sobre el objeto que estamos estudiando. (No podés empujar
algo sin que este algo te empuje, o no podés tocar sin ser tocado, este es el significado del
principio de acción y reacción. )
Las fuerzas de acción-reacción nunca actúan sobre el mismo objeto. Esto es importante de
tener en cuenta para identificar las fuerzas que actúan sobre un objeto. Un error común es
identificar a la fuerza normal como reacción a la fuerza peso. Normal y peso son dos fuerzas
que actúan sobre el mismo objeto, nunca serán pares de acción y reacción. La reacción a la
normal es la fuerza que el objeto hace a la superficie con la que está en contacto, y la reacción
al peso es la fuerza que el objeto le hace a la Tierra, que apunta saliendo de la Tierra.
En estos casos, las fuerzas de reacción son las que causan el movimiento. Esas fuerzas
dependen de la fricción: una persona o un automóvil en el hielo, por ejemplo, podrían no
llegar a ejercer la fuerza de acción que produzca la fuerza de reacción necesaria. Ninguna
fuerza existe sin la otra.
2.6 Equilibrio
Una partícula es un objeto cuya posición puede describirse por un solo punto. Cualquier cosa
puede considerarse como una partícula – una molécula, una persona o una galaxia – siempre
que podamos ignorar razonablemente su estructura interna. El estudio del movimiento y sus
causas en partículas constituye la mecánica traslacional.
Decimos que una partícula está en equilibrio si se encuentra en reposo (equilibrio estático) o
en movimiento a velocidad constante (equilibrio dinámico).
Si un objeto está en equilibrio, la fuerza resultante actuante sobre el objeto es igual a cero.
Por fuerza resultante entendemos a la suma vectorial de todas las fuerzas sobre el objeto.
Una receta útil: En muchos problemas de equilibrio vamos a encontrar que todas las fuerzas
que actúan sobre el cuerpo son paralelas (tienen la misma dirección), en este caso, podemos
simplificar el análisis vectorial y decir:
Si un cuerpo está en equilibrio y todas las fuerzas que actúan sobre el cuerpo son paralelas,
entonces, la suma de los módulos de las fuerzas que apuntan en un dado sentido es igual a la
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suma de los módulos de las fuerzas que apuntan en sentido contrario. Otra manera de decir
esto es: la suma de los módulos de las fuerzas que van para un lado menos la suma de los
módulos de las fuerzas que van para el lado contrario es igual a cero.
Si la fuerza neta (o fuerza resultante) que actúa sobre un cuerpo es diferente de cero, el
cuerpo experimenta una aceleración.
La 2da ley de Newton establece que: La fuerza neta que actúa sobre un cuerpo es igual al
producto de la masa del cuerpo por su aceleración:
La fuerza neta es la causa que un objeto se acelere. Si un objeto está en equilibrio, vimos
anteriormente que la fuerza neta es cero, eso implica que su aceleración es cero y el objeto no
cambia su velocidad, permanecerá en reposo o moviéndose con velocidad constante.
La 2da ley de Newton es la explicación de porqué todos los cuerpos que caen hacia la Tierra lo
hacen con la misma aceleración. Cuando un cuerpo está en caída libre la única fuerza que
actúa sobre él es la fuerza peso, ejercida por la Tierra. Cuanto mayor sea la masa del objeto,
mayor será la fuerza peso que la Tierra ejerce sobre él. ( La respuesta la da la 2 da ley de
Newton: la aceleración de un objeto no sólo depende de la fuerza que actúa sobre él, sino
también de la masa del objeto.) El doble de fuerza actuando sobre el doble de masa produce
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la misma aceleración. Todos los objetos en caída libre se aceleran en dirección hacia el centro
de la Tierra con este valor.
Vemos entonces que la aceleración en caída libre es independiente de la masa del objeto. Una
piedra 100 veces más masiva que una moneda cae con la misma aceleración que la moneda,
porque, aunque la fuerza sobre la piedra (su peso) es 100 veces mayor que la fuerza sobre la
moneda, la resistencia de la piedra a cambiar su estado de movimiento (su masa) también es
100 veces mayor. El mayor peso se compensa con la mayor masa.
Hay casos donde evidentemente no podemos despreciar la resistencia del aire. Por ejemplo,
una pluma y una moneda caen de manera diferente cuando se las suelta desde la misma
altura. En presencia de la resistencia del aire, la fuerza neta que actúa sobre un objeto en
caída es el peso menos la fuerza aerodinámica debida a la resistencia del aire. La fuerza
aerodinámica que actúa sobre un objeto que cae depende de dos factores: su área frontal y su
rapidez. Cuanto mayor sean estas dos variables, mayor será la fuerza aerodinámica.
En algunos casos la resistencia del aire afecta mucho la caída, y en otros no. La resistencia
aerodinámica es importante en la caída de una pluma. Como la pluma tiene tanta superficie
en comparación con su peso tan bajo, no cae mucho antes que la resistencia del aire, con
dirección hacia arriba, anule el peso que actúa hacia abajo. Entonces, la fuerza neta sobre la
pluma es cero y la aceleración termina. Al terminarse la aceleración se dice que el objeto
alcanzó su rapidez terminal, con la que termina cayendo al suelo. La misma idea se aplica a
todos los objetos que caen por el aire; por ejemplo, en el paracaidismo.
. Definimos el peso aparente de un cuerpo como la fuerza que el cuerpo ejerce sobre una
superficie de soporte. El peso aparente de un ser vivo es la “señal” que le indica a los
músculos y huesos que tan fuertes deben estar.
En ausencia de una fuerza de soporte, como es el caso de un cuerpo en caída libre, el peso
aparente de un cuerpo es cero. A este estado de un cuerpo se lo denomina ingravidez.
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Un objeto puede tener gran cantidad de movimiento si su masa o su velocidad son grandes.
Si la cantidad de movimiento de un objeto cambia y el objeto conserva su masa, entonces
cambia la velocidad del objeto y se produce una aceleración. La aceleración es producida por
una fuerza neta. Cuanto mayor sea la fuerza que actúa sobre un objeto, mayor será el cambio
en su cantidad de movimiento. Pero hay algo más que importa cuando cambia la cantidad de
movimiento: el tiempo que actúa la fuerza. Una fuerza sostenida durante largo tiempo
produce más cambio de cantidad de movimiento que la misma fuerza cuando se aplica
durante un breve lapso. El cambio en la cantidad de movimiento de un objeto se denomina
impulso y es el producto de la fuerza neta por el intervalo de tiempo durante el cual actúa:
Cuanto mayor sea el impulso ejercido sobre algo, mayor será el cambio en la cantidad de
movimiento. La relación entre impulso y cantidad de movimiento ayuda a analizar muchas
situaciones en las que las fuerzas actúan y cambia el movimiento:
De la definición del impulso se deriva una ley física conocida como la conservación de la
cantidad de movimiento: Si la fuerza neta externa que actúa sobre un sistema es cero, el
impulso es cero y la cantidad de movimiento del sistema permanece constante.
El movimiento de rotación está presente en todas partes. Cualquier línea trazada a partir de un
eje que lo una con cualquier punto en rotación, barre el mismo ángulo en el mismo tiempo, y
entonces decimos que cualquier punto del cuerpo tiene la misma velocidad rotacional. La
velocidad rotacional es una magnitud vectorial que indica el número de rotaciones dividida
por el tiempo que le toma realizarlas. La dirección de la velocidad rotacional de un objeto
apunta a lo largo del eje de rotación. La rapidez con que un punto de un objeto en rotación se
mueve a lo largo de un eje es directamente proporcional a la distancia radial al eje y a la
velocidad rotacional. ¡Cuidado!: velocidad y velocidad rotacional son dos magnitudes físicas
diferentes.
Cuando la velocidad rotacional cambia, decimos que hay una aceleración rotacional.
Podemos establecer entonces una analogía entre los conceptos de velocidad y aceleración que
vimos en los capítulos 2 y 3 y velocidad rotacional y aceleración rotacional: si hay un cambio
en la velocidad de un objeto (es decir, en su estado de movimiento traslacional) hay una
aceleración, y, si hay un cambio en la velocidad rotacional de un objeto (es decir, en su
estado de movimiento rotacional) hay una aceleración rotacional.
4. 2 Inercia rotacional
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externas, un trompo giratorio sigue girando con misma velocidad rotacional, en tanto que uno
en reposo permanecerá en reposo.
La inercia rotacional depende de la masa del objeto y de cómo está distribuida la masa dentro
del objeto respecto al eje de rotación. Así, al contrario que la masa de un objeto, que es una
propiedad del mismo objeto, la inercia rotacional depende de la localización del eje de
rotación. Cuanto mayor es la masa, mayor es la inercia rotacional. Cuanto más lejos está la
masa del eje, mayor es la inercia rotacional. Esto se observa en los volantes tipo industriales,
que se fabrican tal que la mayoría de su masa se concentra alejada del eje, en la orilla. Una
vez que empiezan a girar tienen mayor tendencia a permanecer girando. Cuando están en
reposo son más difíciles de hacerlos girar.
Cuanto mayor sea la inercia rotacional de un objeto, más difícil será cambiar su estado de
rotación. Esto lo emplean los equilibristas que caminan por una cuerda sosteniendo una
pértiga larga, para ayudarse a conservar el equilibrio.
4.3 Momento
. Definimos el módulo del momento ejercido por una fuerza alrededor de un punto.
O sea, el momento es el producto del módulo de la fuerza por el brazo de palanca, que
representa la distancia al punto O medida perpendicularmente. El momento lo definimos
positivo (+) si la fuerza tiende a producir una rotación en sentido contrario a las agujas del
reloj y negativo (-) si tiende a producir una rotación en sentido de las agujas del reloj.
El momento de una fuerza con respecto a un punto es una medida cuantitativa de la tendencia
de esa fuerza a producir rotación alrededor de un eje que pase por ese punto y sea
perpendicular al plano que contiene el punto y la fuerza. Si se desea hacer que se mueva un
objeto en reposo hay que aplicarle una fuerza, y si se desea que comience a girar un objeto en
reposo hay que aplicarle un momento. La unidad de momento es el N.m o el kgf.m, o
cualquier unidad de fuerza multiplicada por cualquier unidad de longitud.
1- El módulo y el signo del momento producido por una fuerza depende del punto O
alrededor del cual se lo calcula.
Los momentos generados por las fuerzas que actúan sobres los cuerpos pueden ser:
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Momentos positivos: Todos aquellos donde las fuerzas tienden a hacer girar a los cuerpos en
el sentido contrario a las agujas del reloj (giro antihorario) respecto al eje de rotación (Figura
4.6a).
Momentos negativos: Todos aquellos donde las fuerzas tienden a hacer girar a los cuerpos
en el sentido de las agujas del reloj (giro horario) respecto al eje de rotación (Figura 4.6b).
Momentos nulos: Todos aquellos donde la línea de acción de las fuerzas pasa por el eje de
rotación y entonces no genera giro
Para un cuerpo rígido en rotación respecto a un eje, el momento neto actuante sobre el cuerpo
rígido respecto a ese eje, es decir la suma de todos los momentos producidos por todas las
fuerzas que actúan sobre ese cuerpo, es el producto de la inercia rotacional del cuerpo
respecto a ese eje por la aceleración rotacional:
De esta relación se concluye que, si el momento neto actuante sobre un cuerpo rígido
respecto al eje de rotación es cero, la aceleración rotacional del cuerpo es cero y entonces la
velocidad rotacional del cuerpo es constante (no cambia su estado de rotación).
Un objeto que no tiene tendencia a ponerse a girar se dice que está en equilibrio rotacional.
Para que un objeto esté en equilibrio rotacional la suma de los momentos producidos por
todas las fuerzas que actúan sobre el objeto debe ser nula.
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La suma vectorial de todos los momentos que se ejercen sobre el mismo debe ser cero
(equilibrio rotacional)
Al aplicar la condición de que la suma de momentos es cero, todos los momentos deben
calcularse alrededor del mismo punto. Si el objeto está en equilibrio no importa dónde esté
localizado ese punto, la suma siempre será igual a cero.
Nos limitaremos en este capítulo a problemas donde todas las fuerzas que actúan sobre el
objeto que se encuentra en equilibrio estático se encuentran en un plano, por ejemplo el plano
X-Y, con lo cual los momentos producidos por estas fuerzas serán perpendiculares al plano; su
signo será positivo o negativo de acuerdo a si la fuerza que los produce tiende a producir un
giro antihorario u horario respecto al punto que se está considerando.
5. 2 Centro de gravedad
El momento M peso producido por la fuerza peso sobre un objeto extenso alrededor de un punto
se calcula en términos del peso del objeto P y de la posición de un punto especial llamado
centro de gravedad.
Centro de gravedad: Es el punto donde puede suponerse se concentra toda la fuerza peso
sobre el cuerpo. Para un cuerpo determinado, el centro de gravedad es la posición promedio
de la distribución del peso del cuerpo.
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5. 3 Principio de equilibrio
Vimos que para que un objeto esté en equilibrio, la suma de las fuerzas y la suma de los
momentos que actúan sobre él deben ser cero por separado. Si el momento neto no es cero, el
objeto está sin equilibrar y girará en el sentido del momento total, distinto de cero, que actúa
sobre él.
Principio de equilibrio: Si la fuerza normal y la fuerza peso son las únicas fuerzas que
actúan sobre un objeto apoyado sobre una base horizontal, el objeto estará equilibrado si y
solamente si su centro de gravedad está localizado sobre su área de apoyo.
Para el cuerpo humano, el principio de equilibrio requiere que nuestro centro de gravedad esté
por encima de nuestra área de apoyo que viene definida por la posición de nuestros pies.
5. 4 Estabilidad
.
Una buena estabilidad se obtiene teniendo el centro de gravedad de un objeto en una
posición baja por encima de un área de apoyo grande. Para un cuadrúpedo, el área de apoyo
es el área que hay entre las cuatro patas y tienen un centro de gravedad más bajo, lo cual hace
que el animal tenga una gran estabilidad. Un hombre erguido tiene un área de apoyo pequeña
(el área delimitada por sus dos pies) y mecánicamente no es muy estable.
5.6 Palanca
Las palancas se pueden clasificar en tres clases, dependiendo de la ubicación relativa del
apoyo con respecto a las fuerzas de potencia y de resistencia.
Palanca de 1º género: el punto de apoyo se ubica entre la potencia y la resistencia. Por
ejemplo, las tijeras y las tenazas son palancas de 1º género. En el cuerpo humano, un ejemplo
de este tipo de palanca se muestra en la Figura 5.18: el peso de la cabeza (F R) que la tiende a
hacer caer hacia adelante es equilibrado por la acción de los músculos de la nuca (F P), y la
primera vértebra de la columna vertebral es el punto de apoyo (A).
Palanca de 2º género: la resistencia se halla entre el punto de apoyo y la potencia. La
carretilla y los rompenueces son ejemplos de esta palanca. Un ejemplo de esta palanca en el
cuerpo humano se muestra en la Figura 5.19a: la punta del pie se apoya en el piso (A), el peso
del cuerpo (FR) se aplica a través de los huesos de la pierna (tarso) y la contracción de los
músculos gemelos hace que el cuerpo se levante (FP). Se caracteriza en que, en el equilibrio, la
potencia es menor que la resistencia y se utiliza cuando se requiere amplificar la fuerza
transmitida, con el objeto de levantar o sostener una carga de mayor peso que esta fuerza.
Palanca de 3º género: la potencia se halla entre el punto de apoyo y la resistencia. Las pinzas
para depilar son un ejemplo de esta palanca. Un ejemplo de esta palanca en el cuerpo humano
se muestra en la Figura 5.19b: los huesos del antebrazo se apoyan en la articulación del codo
(A), el músculo bíceps se contrae (FP) y equilibra el peso del antebrazo (FR). Se caracteriza en
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que, en el equilibrio, la potencia es mayor que la resistencia y se utiliza cuando lo que se
requiere es amplificar la velocidad transmitida a un objeto o la distancia recorrida por él.
Capítulo 6: Energía
Todo proceso físico en el Universo involucra energía y transferencias y transformaciones de
energía.
Energía química: es la energía almacenada en los enlaces entre átomos que forman las
moléculas. Es una forma de energía potencial a nivel microscópico. Está disponible cuando se
alteran las posiciones de las cargas eléctricas dentro y entre las moléculas; esto es, cuando se
produce un cambio químico. Esta energía caracteriza los combustibles fósiles, las pilas y el
alimento que ingerimos. La energía química está presente en todos los enlaces de todas las
moléculas de todos los cuerpos, pero no lo está en la misma cantidad en todos ni se puede
extraer con la misma facilidad. Por eso no nos sirve cualquier sustancia como combustible.
Energía nuclear: es la energía almacenada en los núcleos de los átomos que se libera cuando
los núcleos se rompen durante el proceso conocido como fisión nuclear. Durante la fisión
nuclear se libera una gran cantidad de energía que controlada artificialmente se puede utilizar
para su aprovechamiento. En general se emplean átomos de uranio. También la energía puede
liberarse cuando dos núcleos atómicos muy livianos se fusionan, proceso conocido como
fusión nuclear.
6. 1 Trabajo
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hacemos trabajo. Para levantarlo, también hacemos trabajo. En este último caso, cuanto más
pesado sea el objeto o más alto lo levantemos, más trabajo efectuaremos. Siempre que se
efectúa trabajo vienen a colación dos cuestiones:
Vemos que en la definición de trabajo intervienen tanto una fuerza como una distancia.
En el caso más general, el trabajo es el producto sólo de la componente de la fuerza que actúa
en dirección del movimiento, por la distancia recorrida. Cuando una fuerza actúa en un ángulo
respecto a la dirección del desplazamiento, la componente de la fuerza paralela al mismo se
multiplica por la distancia recorrida. En cambio, cuando una fuerza actúa a 90º de la dirección
del movimiento, no realiza trabajo. Por ejemplo, en la Figura 6.2, el trabajo realizado sobre el
bloque por la fuerza F solo depende de la componente a lo largo de la dirección del
desplazamiento, Fx.
El trabajo es una magnitud escalar y se mide en unidades de fuerza multiplicada por unidades
de longitud. Una unidad de medida es el Joule (J), que es una unidad de energía y equivale a
Newton.metro (N.m). Por ejemplo, si una fuerza de 3 N actúa sobre un objeto y este se
desplaza 2 m en la misma dirección y sentido de la fuerza, el trabajo es de 3 N × 2 m = 6 J.
Si sobre el sistema actúan varias fuerzas, el trabajo total o neto realizado sobre el sistema es la
suma escalar de los trabajos realizados por cada fuerza.
6. 2 Potencia
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6. 3 Energía mecánica
6. 4 Energía potencial
Un sistema puede almacenar energía gracias a la posición relativa de los objetos que lo
forman. A la energía que se almacena y está lista para utilizarse se le llama energía
potencial, ya que en su estado almacenado tiene el potencial de efectuar trabajo.
La energía potencial, sea gravitacional o cualquiera otra, tiene importancia sólo cuando
cambia, es decir, cuando efectúa trabajo o se transforma en energía de otra forma. Sólo tienen
significado los cambios en la energía potencial. Una de las formas de energía en que se puede
transformar la energía potencial es la energía cinética, asociada al movimiento.
6. 5 Energía cinética
. La energía cinética de un objeto en movimiento es igual al trabajo requerido para llevarlo del
reposo hasta esa rapidez, o el trabajo que el objeto puede realizar hasta llegar al reposo.
Observa que, en la fórmula de la energía cinética, la rapidez está al cuadrado, de manera que
si la rapidez de un objeto se duplica, su energía cinética se cuadruplica (2 2 = 4). Entonces, para
duplicar la rapidez habrá que multiplicar el trabajo por 4.
Cuando un auto acelera, su aumento de energía cinética se debe al trabajo que se efectúa sobre
él. También, cuando desacelera, se efectúa trabajo para reducir su energía cinética. El trabajo
neto, es decir el trabajo de la fuerza neta, es igual al cambio de la energía cinética:
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A esta fórmula se la conoce como el teorema del trabajo y la energía cinética. Por ejemplo,
si empujas un objeto y también la fricción actúa sobre el objeto, el cambio de energía cinética
es igual al trabajo de la fuerza neta, que es tu empuje menos la fricción. En este caso, sólo
parte del trabajo total que haces cambia la energía cinética del objeto. El resto, debido a la
fricción, se transforma en energía térmica del objeto y el piso, que se calientan.
Si la fuerza de fricción es igual y opuesta a tu empuje, la fuerza neta sobre el objeto es cero, y
no se hace trabajo neto. Entonces, el cambio de la energía cinética del objeto es cero.
El teorema del trabajo y la energía cinética también se aplica cuando disminuye la rapidez.
Cuando oprimes el pedal del freno de un auto y lo haces patinar, es porque el asfalto hace
trabajo (negativo) sobre el vehículo. El trabajo es la fuerza de fricción multiplicada por la
distancia durante la cual actúa esa fuerza de fricción (con signo menos, ya que la fuerza de
fricción tiene sentido contrario al desplazamiento del vehículo).
El teorema del trabajo y la energía cinética es válido siempre que el sistema que estemos
estudiando pueda modelarse como una partícula. Cuando esto no sea así, el trabajo sobre un
sistema puede, en lugar de cambiar la energía cinética, provocar otros cambios, como por
ejemplos variaciones en la energía potencial o la energía térmica del sistema. Tener siempre
presente que el trabajo no es una forma de energía, sino una forma de transferir energía de un
lugar a otro, o de una forma a otra.
6.7 Máquinas
Cuando el punto de apoyo de una palanca está relativamente cerca de la carga, una fuerza de
entrada pequeña producirá una fuerza de salida grande. Esto se debe a que la fuerza de entrada
se ejerce en una distancia grande y la carga se mueve sólo una distancia corta. Entonces una
palanca puede ser un multiplicador de fuerza. ¡Pero ninguna máquina puede multiplicar ni el
trabajo ni la energía! Esto último es una negación absoluta debida a la conservación de la
energía.
6.8 Eficiencia
En la sección anterior se describió una máquina ideal: el 100% del trabajo que le entra
apareció a la salida. Una máquina ideal trabajaría al 100% de eficiencia. Eso no sucede en la
práctica, y nunca se puede esperar que suceda. En cualquier transformación se disipa algo de
energía en forma de energía térmica de la máquina y su entorno, y ambos se calientan.
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Hasta una palanca que gire convierte una pequeña fracción de la energía de entrada en energía
térmica. Podemos, por ejemplo, efectuar en ella 100 J de trabajo de entrada, y obtener de ella
98 J de trabajo de salida. En ese caso, la palanca es eficiente en 98%.
La cantidad de energía utilizable disminuye con cada transformación hasta que ya no queda
nada, sólo la energía térmica a temperatura ordinaria. La energía térmica es inútil para realizar
trabajo, a menos que se transforme a una temperatura más baja. Una vez que llega a la
temperatura práctica más baja, es decir, la del ambiente, no puede usarse. Nuestro entorno es
el “cementerio” de la energía útil.
Toda la materia está formada por bloques constructivos diminutos, que en sí son básicamente
espacio vacío: son los átomos, que se pueden combinar para formar moléculas, las cuales a la
vez se aglomeran para formar la materia que vemos a nuestro alrededor.
Como no podemos ver el interior de un átomo, formamos modelos del mismo. En ese sentido,
un modelo es una abstracción que nos ayuda a visualizar lo que no podemos observar, y nos
permite realizar predicciones acerca de partes de la naturaleza que no se han visto.
El modelo clásico del átomo, similar al del sistema solar, consiste en suponer que está
formado por un núcleo diminuto y denso rodeado por electrones que orbitan dentro de capas
esféricas
El núcleo concentra casi toda la masa de un átomo y sólo ocupa una ínfima parte del volumen
del mismo. Por lo tanto, el núcleo es muy denso. El principal bloque constituyente del núcleo
es el nucleón. Cuando un nucleón está en estado eléctricamente neutro, es un neutrón; cuando
está cargado eléctricamente, es un protón. La masa de un protón es casi igual a la de un
neutrón. Los núcleos más livianos tienen aproximadamente el mismo número de protones que
de neutrones; los más masivos tienen más neutrones que protones. Los protones tienen carga
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eléctrica positiva que repele a otras cargas positivas, pero atrae a cargas negativas. Los
protones del núcleo atraen a la nube circundante de electrones cargados negativamente para
constituir un átomo. Los electrones son casi 2.000 veces más livianos que los nucleones. La
cantidad de carga positiva que tiene un protón es igual a la cantidad de carga negativa de un
electrón. Por otro lado, los protones se mantienen juntos a pesar de su repulsión mutua gracias
a la acción de la fuerza nuclear fuerte. Esta fuerza es extremadamente intensa pero solo se
ejerce a distancias pequeñas.
7. 2 Elementos
Cuando una sustancia está compuesta por átomos del mismo tipo, decimos que tal sustancia es
un elemento.
Los materiales que encontramos en nuestra vida diaria se componen casi en su totalidad de
unos 14 elementos, pues la mayoría de los elementos son relativamente raros. El más liviano
de los elementos es el hidrogeno (H) y también el más abundante: más del 90 % de los átomos
que hay en el universo conocido son de H. El helio (He), el segundo elemento más liviano,
proporciona la mayoría de los átomos restantes del Universo.
Los elementos se clasifican de acuerdo con la cantidad de protones que contienen sus átomos.
Esa cantidad es el número atómico. La tabla periódica es una tabla en que los átomos se
clasifican según su número atómico y su configuración electrónica. El hidrógeno (H), que
contiene un protón por átomo, tiene número atómico 1; el helio (He), que contiene dos
protones por átomo, tiene número atómico 2; y así sucesivamente, en orden hasta el elemento
más pesado que se encuentre en la naturaleza, el uranio, con número atómico 92. Los números
continúan más allá del número 92 en los elementos que se producen artificialmente.
7.4 Isótopos
Identificamos los isótopos por su número de masa, que es el número total de protones y
neutrones en el núcleo. Por ejemplo, un átomo de hierro con 26 protones y 30 neutrones tiene
un número de masa de 56 y se conoce como hierro-56. Un átomo de hierro con 26 protones y
sólo 29 neutrones se llamaría hierro-55.
La masa total de un átomo se llama masa atómica. Es la suma de las masas de todos sus
componentes (electrones, protones y neutrones). Como los electrones son mucho menos
masivos que los nucleones, su contribución con la masa atómica es insignificante. La unidad
práctica en que se expresa la masa de los átomos se llama unidad de masa atómica o uma. Un
átomo de 12 nucleones, como el carbono-12, tiene una masa aproximada de 12 uma.
7. 5 Moléculas
Los átomos pueden combinarse para formar partículas más grandes llamadas moléculas. Por
ejemplo, dos átomos de hidrogeno se combinan con uno de oxígeno para formar la molécula
agua H2O. Los átomos no solo están mezclados, sino que están conectados de una manera
definida. Una molécula puede ser tan sencilla como la combinación de dos átomos de oxígeno
(O2) o de nitrógeno (N2), que forman la mayoría del aire que respiramos. En contraste, el
ADN está compuesto por millones de átomos.
Los materiales que a temperatura ambiente están en estado gaseoso o líquido se componen en
general de moléculas. Pero no toda la materia está hecha de moléculas. Los metales y los
minerales de roca están hechos de átomos que no forman parte de moléculas.
Al igual que los átomos, las moléculas individuales son demasiado pequeñas para poder
detectarlas con microscopio óptico. Hay excepciones, el ADN es una macromolécula que si
puede verse con un microscopio óptico. Pruebas más directas de la existencia de las moléculas
las tenemos mediante microscopia electrónica.
Al cambiar un átomo en una molécula se puede producir una gran diferencia. Por ejemplo, en
la clorofila hay un anillo de átomos de hidrógeno, carbono y oxígeno que rodea un solo átomo
de magnesio. Si el átomo de magnesio se sustituye por hierro, la sustancia se reordena y forma
el anillo semejante al de la hemoglobina (una proteína que lleva oxígeno a la sangre).
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Se requiere energía para separar las moléculas. Esto se puede comprender imaginando un par
de imanes pegados. Así como se requiere algo de “energía muscular” para separar los imanes,
la descomposición de las moléculas requiere energía. Durante la fotosíntesis las plantas usan
energía de la luz solar para romper las cadenas dentro del agua y el dióxido de carbono
atmosférico. El principal producto de la fotosíntesis son las moléculas de carbohidratos, que
retienen la energía solar hasta que la planta se oxida, ya sea con lentitud al pudrirse o con
rapidez al quemarse, y libera la misma cantidad de energía que la que suministró el Sol.
7. 6 Compuestos y mezclas
Un compuesto es una sustancia que está hecha de átomos de distintos elementos, combinados
en una proporción fija La fórmula química del compuesto nos dice en qué proporción se
encuentra cada tipo de átomo. Por ejemplo, en el caso del dióxido de carbono, la formula CO 2
indica que hay dos átomos de oxigeno (O) por cada átomo de carbono (C). Son compuestos el
agua y la sal de mesa. El aire, la madera y el agua salada no son compuestos, ya que las
proporciones de sus átomos pueden variar.
Las sustancias que se mezclan entre sí, sin combinarse químicamente, se llaman mezclas. La
arena combinada con sal es una mezcla. El hidrógeno y el oxígeno gaseoso forman una
mezcla hasta que se encienden, en cuyo caso forman el compuesto agua. Una mezcla común
de la que dependemos todos nosotros es la de nitrógeno y oxígeno, con un poco de argón y
pequeñas cantidades de dióxido de carbono y otros gases. Es el aire que respiramos.
La materia puede existir en cuatro estados: sólido, líquido, gaseoso y plasma. Un sólido se
caracteriza por poseer un volumen y una forma definida. Un sólido es un objeto rígido que
tiende a mantener su forma cuando se le aplican fuerzas externas. Su forma solo se puede
modificar por la aplicación de una fuerza considerable, como por ejemplo la que se necesita
para doblar una barra de acero. Esta rigidez de forma es el resultado de las intensas fuerzas
existentes entre las moléculas del sólido, las cuales están unidas estrechamente en posiciones
fijas. Para doblar un sólido debe alterarse esta disposición molecular que es muy estable y ello
requiere la aplicación de una fuerza intensa.
Un líquido se caracteriza por poseer volumen definido, pero no una forma definida. Un
líquido fluye para adaptar la forma del recipiente que lo contiene. Sin embargo, conserva su
volumen a pesar de los cambios de forma que pueda sufrir, debido a la fuerte atracción entre
sus moléculas. Las moléculas de un líquido están casi tan apretadas como en un sólido, pero
no tienen posiciones fijas. Un líquido no posee rigidez porque sus moléculas se mueven
libremente unas con respecto a las otras.
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Un gas no tiene forma ni volumen definido. Se expande hasta llenar cualquier recipiente en el
que se lo coloque, y si el recipiente se abre, el gas escapará por la abertura. La fuerza de
atracción gravitatoria que ejerce la Tierra impide que la atmósfera gaseosa se extienda por el
espacio. La Luna, que ejerce solamente un sexto de la fuerza gravitatoria terrestre no puede
retener una atmósfera gaseosa. En un gas diluido, las moléculas están tan separadas que sólo
ejercen fuerzas entre sí cuando chocan. Cada molécula se desplaza en línea recta hasta que
choca con otras moléculas o las paredes de su recipiente. Es este movimiento molecular libre
el que le da al gas su natural expansibilidad.
Los gases poseen propiedades específicas como resultado de su expansibilidad mientras que
los líquidos poseen también propiedades específicas por el hecho de presentar una superficie.
Sin embargo, gases y líquidos tienen en común muchas propiedades que proceden de su falta
de rigidez. Se emplea la palabra fluido cuando se hace referencia a las propiedades comunes a
líquidos y gases.
Un plasma es un gas electrificado. Los átomos y las moléculas que lo forman están ionizados,
les falta uno o más electrones, y se acompañan por la cantidad correspondiente de electrones
libres. A pesar de ser poco común en nuestra experiencia cotidiana, el estado de plasma es el
estado predominante de la materia en el universo. El Sol y las demás estrellas están en estado
de plasma. El gas que brilla en una lámpara incandescente es un plasma.
7.8 Densidad
Las masas de los átomos y las distancias entre ellos determinan la densidad de los materiales.
La densidad es una medida de la compacidad de la materia, de cuánta masa ocupa
determinado espacio; es el cociente entre la masa y el volumen.
Un material homogéneo, como el hierro o el hielo, tiene la misma densidad en todas sus
partes. Dos objetos hechos del mismo material tienen igual densidad, aunque tengan masas y
volúmenes diferentes. Eso se debe a que la razón entre masa y volumen es la misma para
ambos objetos. La densidad se expresa en unidades de kg/m3, o kg/litro o g/cm3. Por ejemplo,
la densidad del agua potable es de 1.000 kg/m 3 o de 1 g/cm3. Esto quiere decir que la masa de
un centímetro cúbico de agua (más o menos el tamaño de un cubito de azúcar) es de 1 g.
La densidad de algunos materiales varía de un punto a otro dentro del material. Un ejemplo es
el cuerpo humano, que incluye grasa de baja densidad (940 kg/m3 aproximadamente) y huesos
de elevada densidad (de 1.700 kg/m3 a 2.500 kg/m3). En estos casos, la ecuación (1) describe
la densidad media del cuerpo u objeto en cuestión. Por ejemplo, la densidad media del cuerpo
humano es de 950 kg/m3 aproximadamente.
La densidad puede expresarse en términos de peso en vez de masa, y ello define el peso
específico, que se mide en unidad de fuerza dividido unidad de volumen (N/m3 por ejemplo):
Capítulo 8: Sólidos
Las moléculas de un sólido, al igual que un líquido, están tan cerca entre sí que se ejercen
intensas fuerzas de atracción. Pero a diferencia con los líquidos en los que las moléculas
pueden moverse libremente de un lugar a otro, las moléculas en los sólidos están en
posiciones relativamente fijas. Las posiciones fijas son las que le dan al sólido su
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característica de rigidez. Debido a esa rigidez los materiales sólidos se emplean en la
construcción de todas las estructuras complejas que tienen una forma fija.
8. 1 Clasificación de sólidos
Un sólido no cristalino no tiene una temperatura de fusión definida. Como las moléculas están
dispuestas al azar, algunas pueden desprenderse de sus posiciones más fácilmente que otras.
Cuando aumenta la temperatura, el sólido no cristalino se hace cada vez más blando hasta que
comienza a fluir, pero no aparece una transición brusca del solido al líquido.
8. 2 Elasticidad
Si se estira un material elástico más allá de cierto punto, no recuperará su estado original, la
deformación será permanente. La distancia más allá de la cual la deformación es permanente
se llama límite elástico.
La ley de Hooke establece que, para muchos materiales y en la región elástica, existe una
relación lineal entre la fuerza de tensión o compresión T y la magnitud de alargamiento o
acortamiento L. Decimos que T es directamente proporcional a L.
Cuando se tira de algo (se tracciona) se dice que está en tensión. Cuando se aprieta algo (se
comprime) se dice que está en compresión. La compresión hace que las cosas se vuelvan más
cortas y más gruesas; mientras que la tensión las hace más largas y más delgadas.
Supongamos un material cilíndrico de longitud inicial L0 y sección transversal de área A
sometido a fuerzas de tensión o compresión de módulo T, como se muestra en la Figura 8.4.
21
Como consecuencia de esto, la variación de la longitud de la muestra es L = L – L0. En
función de estas 4 cantidades, L0, A, T, L, podemos definir otras dos magnitudes físicas, el
esfuerzo () y la deformación ().
Resulta conveniente escribir las propiedades mecánicas de los sólidos en términos del
esfuerzo y la deformación, en vez de fuerza y variación de longitud, porque la relación entre
el esfuerzo y la deformación es independiente del tamaño del objeto (o sea, no intervienen
datos geométricos de la muestra, como longitud o área).
Por consiguiente, el módulo de Young suele definirse como el cociente entre esfuerzo (causa)
y deformación (efecto).
Si el esfuerzo sobre una barra de sostén de una estructura mecánica supera el límite elástico,
la barra queda permanentemente deformada (deformación remanente) y se modifican sus
propiedades físicas. El sólido deformado es en general más débil que el material original. Por
ejemplo, una lámina de metal puede ser doblada indefinidamente atrás y adelante siempre que
no sea doblada más allá de su límite elástico. Pero una vez que se dobla más allá de este
límite, la lámina se rompe con facilidad con unas pocas flexiones más. Por esa razón, los
miembros de una estructura animada o inanimada se diseñan de tal manera que los mayores
esfuerzos que se les aplican no superen nunca a sus límites elásticos.
Hay materiales que son resistentes y poco extensibles cuando se les somete a esfuerzos de
tracción, pero se deforman fácilmente por esfuerzos de compresión. La característica
estructural de estos materiales es que están formados por fibras que forman cuerdas. Podemos
mencionar entre ellos a la seda, el colágeno y la celulosa.
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8. 4 Tracción y compresión en huesos
Los materiales sólidos tales como huesos, dientes, cuernos, uñas y cartílagos son sustancias
heterogéneas. Por ejemplo, la parte compacta de un hueso está constituida por células vivas
embutidas en una estructura sólida compuesta por una mezcla de fibras de colágeno y cristales
de hidroxiapatita..
8.5 Elastómeros
Los elastómeros son sustancias, como el caucho, que pueden ser estiradas elásticamente hasta
el doble o más de su longitud original. Un elastómero está compuesto de moléculas largas que
están dispuestas al azar y débilmente enlazadas una con otras. Estas moléculas están
enrolladas y cuando se aplica una tracción se desenrollan y eso hace aumentar enormemente
la longitud del material. Cuando se suprime la tensión, las moléculas vuelven a su
configuración original y la sustancia recobra su forma primitiva.
La elasticidad del tejido conjuntivo blando del cuerpo es debida a la presencia de fibras
elastoméricas en el tejido. Estas fibras, que están compuestas de la proteína elastina, llenan el
espacio que queda entre las células, y junto con otras fibras (compuestas por colágeno) dan al
tejido su resistencia. La curva esfuerzo-deformación de un elastómero, no presenta una
porción recta y no se cumple.. El límite elástico e es el 95% de la resistencia a la tracción u.
Esto quiere decir que el tejido puede estirarse hasta el límite de rotura sin producir
deformación permanente.
Capítulo 9: Fluidos
Los fluidos desempeñan un papel crucial en muchos aspectos de la vida cotidiana. Los
bebemos, respiramos y nadamos en ellos; circulan por nuestro organismo y controlan el clima.
Los aviones vuelan a través de ellos y los barcos flotan en ellos. Un fluido es cualquier
sustancia que puede fluir; usamos el término tanto para líquidos como para gases. Mientras
que un sólido conserva una forma determinada, un fluido adopta la forma del recipiente que lo
contiene. Las moléculas de un líquido están muy cerca unas de otras, por lo que resisten
bastante a fuerzas de compresión. Por eso los líquidos como los sólidos son difíciles de
23
comprimir, y se los considera incompresibles. Los gases, en cambio, se comprimen con
facilidad, o sea, su volumen puede modificarse con facilidad y se dice que son compresibles.
9. 1 Presión en un fluido
Cuando un fluido está en reposo, ejerce una fuerza perpendicular a cualquier superficie en
contacto con él, como la pared de un recipiente o un cuerpo sumergido. Esta es la fuerza que
sentimos en las piernas al sumergirlas en una piscina. Aunque el fluido considerado como un
todo está en reposo, las moléculas que lo componen están en movimiento; la fuerza ejercida
por el fluido se debe a los choques de las moléculas con su entorno.
Si imaginamos una superficie dentro del fluido, el fluido a cada lado de ella ejerce fuerzas
perpendiculares, iguales y opuestas sobre la superficie (de otra forma, la superficie se
aceleraría y el fluido no permanecería en reposo). Definimos la presión como la fuerza normal
que el fluido ejerce sobre un lado de la superficie divido el área sobre la que está siendo
ejercida:
Contrariamente a la fuerza, que es una magnitud vectorial, la presión es una magnitud escalar,
es decir, no posee dirección ni sentido. La presión de fluidos actúa en forma perpendicular a
cualquier superficie en un fluido. La unidad de presión en el Sistema Internacional es el
pascal (Pa), que es un Newton dividido por metro cuadrado (N/m 2). Cualquier unidad de
fuerza dividida por unidad de área es unidad de presión, por ejemplo, kgf/m2 o kgf/cm2.
Al sumergirnos en agua sentimos la presión que ejerce sobre los tímpanos. A mayor
profundidad, mayor será la presión. Esa presión se debe al peso del agua que está por encima.
Cuanto más profundo uno se sumerja, habrá más agua, y por tanto mayor presión. O sea, la
presión que un fluido ejerce depende de la profundidad.
Si se reemplaza el agua por otro fluido más denso, a una misma altura se sentirá una mayor
presión. Quiere decir que la presión del fluido también depende de su densidad. Cuanto más
denso o mayor peso específico tenga el fluido, mayor presión ejerce.
La diferencia de presión entre dos puntos de un fluido en equilibrio es igual al producto del
peso específico del fluido por la diferencia de altura entre esos dos puntos:
Si uno de esos puntos es la superficie libre del fluido expuesta al aire, la presión en ese punto
es la presión atmosférica y la diferencia de altura es la profundidad del fluido a la que ejerce
la presión. Esto entonces nos permite expresar la presión absoluta (o presión “a secas”) en un
fluido abierto a una dada profundidad de la siguiente manera:
Un resultado importante es que la presión hidrostática debe ser la misma en todos los puntos
que están a la misma profundidad. Porque si no fuese así, habría diferencia de presión y el
agua fluiría. La presión no depende del volumen del fluido presente, sino de su profundidad.
Sentimos la misma presión al sumergir la cabeza un metro bajo el agua en un estanque que en
un lago muy grande.
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que el aire a presión atmosférica se vea forzado a penetrar en ellos. Del mismo modo, la
presión manométrica en los pulmones es negativa cuando succionamos agua con un sorbete o
bombilla, de manera que la presión en el sorbete es menor a la atmosférica, permitiendo que
el peso de la atmósfera oprima el líquido y lo suba por el interior del sorbete hasta la boca.
La presión sanguínea es la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Un
dispositivo común para medir la presión arterial, llamado esfigmomanómetro, usa un
manómetro lleno de mercurio. Las lecturas de la presión arterial, como 13/8, se refieren a las
presiones manométricas máxima y mínima en las arterias, medidas en cm Hg. El primer valor
se denomina presión sistólica y se refiere a la presión en el interior de la arteria cuando el
corazón se contrae y bombea sangre al cuerpo. El segundo valor es la presión diastólica y se
refiere a la presión en el interior de la arteria cuando el corazón está en reposo y se está
llenando de sangre. La presión arterial varía con la altura en el cuerpo; el punto de referencia
estándar es la parte superior del brazo, a la altura del corazón.
9. 3 Flotación
Al tratar de sacar un objeto sumergido en el agua, notamos que "pesa" menos que si está
fuera del líquido. Por ejemplo, levantar un piedra grande del lecho de un rio es relativamente
fácil, mientras la piedra este bajo la superficie. Sin embargo, cuando sube de la superficie, la
fuerza que se requiere para levantarla es mucho mayor. Esto se debe a que sobre los objetos
sumergidos actúa una fuerza hacia arriba, en dirección opuesta a la fuerza gravitatoria, que es
la fuerza de empuje.
Que un objeto flote o se hunda en un líquido tiene que ver con la magnitud de la fuerza de
empuje en relación al peso del objeto. Estas fuerzas a su vez, tienen que ver con la densidad
del fluido y la del objeto. En general, podemos resumir el efecto de la densidad en 3 casos:
- si un objeto es más denso que el fluido en el que está inmerso, se hundirá.
- si la densidad de un objeto es igual a la densidad del fluido en el que está inmerso, no se
hundirá ni flotará. Permanecerá en equilibrio.
- si un objeto es menos denso que el fluido en el que está inmerso, flotará. .
9. 4 Flujo de fluido
25
Analizaremos ahora el movimiento de un fluido. El flujo de fluidos suele ser extremadamente
complejo, pero algunas situaciones se pueden representar con modelos idealizados
relativamente simples. Un fluido ideal es incompresible (su densidad no puede cambiar) y no
tiene fricción interna. El trayecto de una partícula individual en un fluido en movimiento se
llama línea de flujo. Si el flujo es estable, cada elemento que pasa por un punto dado sigue la
misma línea de flujo. En este caso, el “mapa” de las velocidades del fluido en distintos
puntos del espacio permanece constante, aunque la velocidad de una partícula específica
puede cambiar tanto en módulo como en dirección durante su movimiento
9. 5 Principio de Bernoulli
9. 6 Viscosidad y turbulencia
Al hablar del flujo de fluidos supusimos que el fluido no tenía fricción interna y que el flujo
era laminar, esto último quiere decir que las capas del fluido se deslizaban suavemente unas
sobre otras y que el flujo es estable. Aunque en muchos casos esos supuestos son válidos, en
otras situaciones los efectos de la viscosidad (fricción interna) y la turbulencia (flujo no
laminar) son muy importantes. Examinemos someramente algunas de esas situaciones.
Si la rapidez de un fluido que fluye excede cierto valor crítico, el flujo deja de ser laminar. El
patrón de flujo se vuelve muy irregular y complejo, y cambia con el tiempo. Este flujo
irregular y caótico se denomina turbulencia. El principio de Bernoulli no es aplicable a
regiones de turbulencia, pues el flujo no es estable.
El hecho de que un flujo sea laminar o turbulento depende en parte de la viscosidad del
fluido. Cuanto mayor es la viscosidad, mayor es la tendencia del fluido a fluir en capas y es
más probable que el flujo sea laminar. Para un fluido de cierta viscosidad, la rapidez de flujo
es un factor determinante para que exista turbulencia. Un patrón de flujo que es estable a baja
rapidez se vuelve inestable de repente cuando se alcanza una rapidez crítica.
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termodinámica estudia la energía interna de un sistema, y los medios por los cuales esa
energía se intercambia entre el sistema y su entorno.
La materia (sólida, líquida y gaseosa) está formada por átomos y moléculas en constante
movimiento. La energía cinética promedio de los átomos y moléculas influye en lo caliente
que se sienta algo. Siempre que algo se calienta, sus átomos y moléculas se mueven con
mayor rapidez, y por lo tanto aumenta su energía cinética.
10.1 Temperatura
En general, todas las formas de la materia (sólidos, líquidos, gases) se dilatan o expanden
cuando se calientan, y se contraen cuando se enfrían. Ello se debe a que cuando aumenta la
temperatura, sus átomos se mueven con más rapidez y, en promedio, se alejan entre sí. Lo
contrario ocurre cuando la temperatura disminuye, o sea, su rapidez disminuye y en promedio
están más cerca. Cuanto mayor sea el incremento de temperatura, mayor será la dilatación
del material.
Las diferentes sustancias se dilatan con tasas distintas. Cada material está caracterizado por
un coeficiente de dilatación volumétrica. Su unidad de medida es (ºC) -1. Cuanto mayor sea el
valor del coeficiente de dilatación para un material, más se dilatará ante un dado incremento
en su temperatura.
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Los líquidos se dilatan en forma apreciable al aumentar su temperatura. En la mayoría de los
casos, la dilatación en ellos es mayor que en los sólidos. La causa de que suba el mercurio de
un termómetro al aumentar la temperatura es que la expansión del mercurio líquido es mucho
mayor que la expansión del vidrio
10.3 Calor
El calor es energía en tránsito. Es importante resaltar que la materia no contiene calor, sino
que contiene energía cinética y potencial molecular. Análogamente, el trabajo es energía en
tránsito, un cuerpo no contiene trabajo, sino que efectúa trabajo o el trabajo se realiza sobre
él. Un sistema intercambia energía con su entorno mediante calor o trabajo. Calor y trabajo
son dos formas de transferir energía entre un sistema y su entorno, pero mientras el trabajo es
energía transferida a partir de la aplicación de una fuerza que produce un desplazamiento, el
calor es energía transferida a partir de una diferencia de temperaturas.
Cuando una sustancia absorbe o emite calor, aumenta o disminuye la energía interna que hay
en ella. En ciertos casos, como cuando se funde hielo, el calor agregado no aumenta la
energía cinética molecular de la sustancia (y por lo tanto su temperatura), sino que se
convierte en otras formas de energía. La sustancia sufre un cambio de fase, que
describiremos con detalle más adelante.
Cuando las cosas están en contacto térmico, el flujo de calor es de la que tiene mayor
temperatura a la que tiene menor temperatura; aunque no necesariamente es de una sustancia
que contenga mayor energía interna a otra que contenga menos energía interna. Hay más
energía interna en un vaso de agua tibia que en un alfiler calentado al rojo. Si ese alfiler se
sumerge en el agua, el flujo de calor no es del agua tibia al alfiler: es del alfiler al agua, que
está más fría. El calor nunca fluye espontáneamente de una sustancia con menor temperatura
a otra con mayor temperatura.
Unidades: Como el calor en una forma de energía, se mide en Joules. También se suele
utilizar la caloría, que es la cantidad de calor necesaria para cambiar en 1ºC la temperatura de
un gramo de agua (1 caloría = 4,186 J).
28
Potencia: El calor, como el trabajo, es una forma de transferir energía entre un sistema y su
entorno. Así como con el trabajo definíamos la potencia, podemos hacer lo mismo para el
calor. En este caso hablamos de potencia térmica, o de rapidez o tasa de flujo de calor:
Los diversos materiales requieren distintas cantidades de calor para elevar una cantidad
específica de grados la temperatura de determinada masa del material. Los diversos
materiales absorben energía en forma diferente. Por ejemplo, mientras 1 gramo de agua
requiere 1 caloría de calor para aumentar su temperatura en 1 °C, sólo se necesita más o
menos la octava parte de esa energía para elevar en 1 °C la temperatura de 1 gramo de hierro.
Para el mismo cambio de temperatura, el agua absorbe más calor por gramo que el hierro. Se
dice entonces que el agua tiene mayor calor específico que el hierro.
El calor específico de una sustancia es la cantidad de calor requerida para cambiar un grado
la temperatura de una unidad de masa. Es una especie de inercia térmica, porque representa la
resistencia de una sustancia a cambiar su temperatura. El calor específico se mide en
unidades de energía divido por unidades de masa y de temperatura, por ejemplo, cal/g°C.
11.1 Conducción
Qué tan bien un sólido conduzca el calor dependerá del enlace dentro de su estructura
atómica o molecular. Los sólidos formados por átomos que tienen electrones externos
“sueltos”, como los metales, conducen bien el calor (y la electricidad). Los electrones libres
se mueven a través del metal, empujándose y transfiriendo energía por colisión a los átomos
y a los demás electrones libres en todo el metal. La plata es el mejor conductor y le sigue el
cobre, y entre los metales comunes están a continuación el aluminio y el hierro. Por otro lado,
los materiales cuyos átomos tienen electrones externos más fijos, como la madera, el papel, la
paja y la lana son malos conductores del calor y se los llama aislantes. Cada sustancia está
caracterizada por un coeficiente denominado conductividad térmica, que es una medida de
29
cuán buen o mal conductor es el material. Las sustancias cuya conductividad térmica es alta
son buenos conductores y las de conductividad térmica baja son buenos aisladores. Como
ejemplo, la conductividad térmica del aluminio es 2.000 veces mayor que la de la madera
La mayoría de los líquidos y gases son malos conductores del calor. El aire es muy mal
conductor y, por eso, la mano no se daña cuando se mete brevemente en el horno caliente.
Las buenas propiedades aislantes de materiales como la madera, la piel y las plumas se deben
en parte a los espacios de aire que contienen. La piel, la grasa y los músculos también son
buenos aislantes térmicos, lo cual permite que los órganos vitales mantengan su temperatura,
aún en ambientes bastante fríos e incluso en el agua, que es mucho mejor conductora que el
aire.
La sensación de frío o calor está relacionada con la rapidez con la que se transfiere el calor
(es decir la potencia térmica), no necesariamente con las temperaturas.
En general, la potencia térmica a través de un material (recordemos que es 𝑄 , esto es, el
calor transferido (Q) 𝛥𝑡 dividido el intervalo de tiempo (Δt) en que se transfiere) es
directamente proporcional a la conductividad térmica (K) del material, al área transversal (A)
y a la diferencia de temperaturas entre los extremos del material (ΔT), mientras que resulta
ser inversamente proporcional a la longitud del material (L)
11.2 Convección
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Además de la convección natural que acabamos de describir, donde el fluido circula por
diferencia de densidades causadas por expansión térmica, la convección también puede ser
forzada, por causas naturales como la acción del viento o de las corrientes marinas, o
artificiales, como en los dispositivos calefactores o refrigeradores que llevan algún tipo de
ventilador para hacer la convección más intensa. El mecanismo de transferencia de calor más
importante dentro del cuerpo humano (necesario para mantener una temperatura casi
constante en diversos entornos) es la convección forzada de sangre, bombeada por el corazón.
11.3 Radiación
Radiación es energía electromagnética que se propaga a través del espacio vacío (sin
necesidad que exista un medio material) a la rapidez de la luz (3x108 m/s). La luz es una
forma de radiación, pero existen otras como las ondas de radio, microondas, infrarrojo,
ultravioleta, rayos X, etc.
Todos los cuerpos emiten radiación electromagnética. Dicha radiación está asociada al
movimiento de las cargas eléctricas que componen cualquier material. El calor transferido
por radiación desde un cuerpo a sus alrededores es mayor cuanto mayor sea la temperatura del
cuerpo y cuanto mayor sea su área. Simultáneamente, los cuerpos absorben la energía
electromagnética irradiada por los cuerpos en su entorno. Los objetos a temperatura ambiente
emiten principalmente radiación infrarroja, y los objetos a altas temperaturas emiten radiación
visible, así como también infrarroja. Ejemplo de esto último son el Sol y la Tierra: ambos
emiten radiación, la del Sol es a mayor temperatura y una parte de ella es visible al ojo; la de
la Tierra es a menor temperatura y no llega a ser visible. Las ondas infrarrojas que absorbe
nuestra piel generan sensación de calor, por eso a veces se la denomina radiación térmica.
Las fuentes comunes que dan sensación de calor son las brasas ardientes de un fogón, el
filamento de una lámpara y el Sol. Todo ello emite radiación infrarroja, además de luz visible.
Cuando esta radiación infrarroja encuentra un objeto, parte de la energía se refleja y otra parte
se absorbe. La parte que se absorbe aumenta la energía térmica del objeto. Si ese objeto es la
piel humana, la radiación se siente como un calentamiento.
La energía de un cuerpo emisor no se agota porque al mismo tiempo recibe (absorbe) energía
de su entorno. Si la temperatura de un objeto es mayor a la de sus alrededores, el objeto
emitirá más energía que la que recibe de su entorno (emisor neto) y como consecuencia el
objeto se enfriará. Si la temperatura de un objeto es menor a la de sus alrededores, el objeto
emitirá menos energía que la que recibe de su entorno (absorbedor neto) y como consecuencia
el objeto se calentará. Por ejemplo, una pizza caliente colocada en el exterior en un día de
invierno es un emisor neto. La misma pizza en el interior de un horno caliente es un
absorbedor neto.
Los buenos emisores de energía radiante son también buenos absorbedores. Los malos
emisores, son malos absorbedores. Cuando un cuerpo recibe radiación de su entorno, parte la
absorbe y parte la refleja. Cuánto absorben y cuánto reflejan depende de sus características.
31
Es interesante observar que, si un buen emisor no fuera también un buen absorbedor, los
objetos negros permanecerían más calientes que los objetos de color claro, y nunca llegarían
los dos a alcanzar la misma temperatura. Los objetos en contacto, con el tiempo suficiente,
alcanzan la misma temperatura. Un auto oscuro puede calentarse más que sus alrededores en
un día cálido. Pero cuando llega la noche se enfría más rápido. Esto se puede comprobar con
un par de recipientes metálicos de mismo tamaño y forma, uno que tenga una superficie
blanca y pulida, y el otro una superficie oscura y mate (Figura 11.5). Si los llenamos con agua
caliente y ponemos un termómetro en cada uno veremos que el recipiente negro se enfría con
más rapidez. La superficie ennegrecida es mejor emisor. El café, el té o el agua caliente para
tomar mate permanecen calientes durante más tiempo en un recipiente brillante que en uno
ennegrecido. Podemos hacer el experimento inverso, llenar los recipientes con agua helada y
dejarlos en el exterior, en un día soleado, o en cualquier dónde haya una buena fuente de
energía radiante (un fogón, por ejemplo). Veremos que el recipiente negro se calienta con más
rapidez. Un objeto que emite bien absorbe bien.
La emisión y absorción en la zona visible del espectro resulta afectada por el color. Pero la
emisión y absorción en la zona infrarroja resulta afectada por la textura de las superficies. Un
acabado mate emite y absorbe radiación térmica mejor que un acabado pulido, sin que
importe el color. Por ejemplo, la piel negra presenta evidentemente una buena absorción de la
luz visible, mientras que la piel blanca no. Pero tanto la piel negra como la blanca absorben de
manera casi perfecta e igual en el infrarrojo. La diferencia entre la piel negra y la blanca sólo
es importante cuando se trata de la absorción directa de la luz visible.
Una buena forma de repasar los métodos de transferencia de calor consiste en examinar un
dispositivo que inhibe los 3 métodos y es el termo. Un termo es un recipiente de vidrio de
doble pared, donde se ha hecho vacío entre sus paredes. Las superficies de vidrio que miran
una hacia la otra son plateadas. Un tapón hermético de corcho o plástico sella la botella.
Cualquier líquido dentro del termo, esté caliente o frío, permanece varias horas casi a su
temperatura inicial.
1. Es imposible la transferencia de calor por conducción a través del vacío. Algo de calor
escapa por conducción por el vidrio y el tapón, pero es un proceso lento ya que el vidrio y el
plástico o el corcho son malos conductores del calor.
2. También el vacío evita que se pierda calor por convección a través de las paredes.
3. Se reduce la pérdida de calor por radiación, con las superficies plateadas en las
paredes, que reflejan el calor.
32
Capítulo 12: Cambios de fase
Cuando una sustancia intercambia energía con su entorno, en general se produce un cambio
en su temperatura. Sin embargo, existen situaciones que involucran una transferencia de
energía desde o hacia el medio que no involucran cambios en la temperatura de la sustancia.
Esto puede pasar al producirse cambios en las características físicas de la sustancia,
denominados cambios de fase. Por “fase” se entiende el estado de la sustancia: sólido, líquido
o gaseoso.
12. 1 Evaporación
En el agua, las moléculas que la forman están constantemente moviéndose de forma aleatoria
y chocando unas con otras. Al producirse un choque, las moléculas más lentas reciben energía
de las más rápidas. Las moléculas de la superficie que aumentan su energía cinética pueden
adquirir energía suficiente como para escapar del líquido. Así, se transforman en moléculas de
vapor.
33
La energía cinética promedio del agua se reduce al producirse la evaporación (las más rápidas
han dejado el líquido). Por lo tanto, el proceso de evaporación es un proceso de enfriamiento.
Es interesante marcar que las moléculas rápidas que salen libres por la superficie pierden
rapidez al alejarse, debido a la atracción de la superficie. Así, aunque el agua se enfría por
evaporación, el aire de arriba no se calienta en forma recíproca en el proceso.
Que sea un proceso de enfriamiento explica, por ejemplo, lo que te ocurre al pasarte alcohol
por el cuerpo. El alcohol se evapora con rapidez y enfría rápidamente la piel.
Hasta el agua congelada “se evapora”. A esta forma de evaporación, en la que las moléculas
saltan directamente de su fase sólida a gaseosa, se le llama sublimación. Como las moléculas
de agua están tan fijas en su fase sólida, el agua congelada no se evapora (se sublima) con
tanta facilidad como se evapora el agua líquida. Sin embargo, la sublimación explica la
desaparición de grandes cantidades de nieve y hielo, en especial en los días soleados y en los
climas secos.
12. 2 Condensación
Un ejemplo muy notable del calentamiento producido por la condensación es la energía que
cede el vapor al condensarse; es doloroso si se condensa sobre la piel. Es la razón por la que
una quemadura de vapor es mucho más dañina que una de agua hirviente a la misma
temperatura: el vapor cede mucha energía cuando se condensa en un líquido y moja la piel.
Esta liberación de energía por condensación se usa en los sistemas de calefacción con vapor.
Cuando una persona se baña, la calienta la condensación del vapor en la zona de la ducha
(aunque sea el vapor de una ducha fría). Si sale de la ducha sentirá frío por la evaporación
del agua que moja su cuerpo. Si permanece dentro de las cortinas de baño, aún con la ducha
cerrada, el efecto calefactor de la condensación contrarresta el efecto refrigerante de la
evaporación. Si se condensa tanta humedad como la que se evapora, no sentirá cambio de
34
temperatura. Si la condensación es mayor que la evaporación, se sentirá tibio. Si la
evaporación es mayor que la condensación sentirá frío.
Siempre hay algo de vapor de agua en el aire. Una medida de la cantidad de ese vapor de
agua se llama humedad (masa de agua dividida por el volumen de aire). En los informes
meteorológicos se menciona la humedad relativa, que es la relación de la cantidad de vapor
agua que contiene el aire en ese momento con la cantidad máxima de vapor de agua que el
aire puede contener. La humedad relativa es un buen indicador del confort. Para la mayoría
de las personas las condiciones son ideales cuando la temperatura ronda los 20°C y la
humedad relativa entre el 50 y 60 %. Cuando la humedad relativa es mayor, el aire se siente
“pegajoso” porque la condensación contrarresta la evaporación de la
transpiración.
El aire que contiene tanto vapor como puede se llama saturado. La saturación
ocurre cuando la temperatura del aire baja y las moléculas de vapor de agua en
ese aire comienzan a condensarse. Las moléculas de agua tienden a unirse entre
sí. Sin embargo, debido a que sus rapideces promedio en el aire son altas, la
mayoría de ellas no se unen entre sí al chocar. En cambio, esas moléculas
veloces rebotan y regresan cuando chocan y, por lo tanto, permanecen en la fase
gaseosa. No obstante, algunas moléculas se mueven con más lentitud que el
promedio, y es más probable que las lentas se unan entre sí al chocar. Entonces,
las moléculas de agua más lentas son las que con más probabilidad se
condensarán y formarán gotitas de agua en el aire saturado. Como las menores
temperaturas del aire se caracterizan por moléculas más lentas, es más probable
que haya saturación y condensación en el aire frío que en el aire caliente. El aire
caliente puede contener más vapor de agua que el aire frío.
12. 3 Ebullición
35
La ebullición, al igual que la evaporación, es un proceso de enfriamiento. Cuando se hierve
agua a 100 ºC a presión atmosférica, su temperatura permanece constante. O sea que se enfría
al mismo ritmo al que se calienta. Y el mecanismo de enfriamiento es la ebullición. Si no
hubiese enfriamiento la temperatura del agua aumentaría constantemente al seguir
entregándole energía. La razón de que con una olla a presión se llegue a mayores temperaturas
es porque evita la ebullición normal, o sea, evita el enfriamiento.
Imagina que tomas de la mano a alguien y comienzas a saltar por todos lados. Cuanto más
impetuoso saltes, más difícil será que conserves la mano sujeta a la otra persona. Y si saltaras
con gran violencia, te sería imposible continuar sujeto de la mano de otra persona. Algo así
sucede con las moléculas de un sólido que se calienta. Conforme absorban calor, las
moléculas vibrarán cada vez con mayor violencia. Si absorben el calor suficiente, las fuerzas
de atracción entre las moléculas ya no las podrán mantener unidas: el sólido se fundirá.
A la presión atmosférica, el agua se congela a los 0°C, a menos que se disuelvan en ella
sustancias como azúcar o sal. En este caso, el punto de congelación será menor. En el caso de
la sal, los iones de cloro toman electrones de los átomos de hidrógeno del H2O e impiden la
formación de cristales. El resultado de esta interferencia debida a iones “extraños” es que se
requiere un movimiento más lento para que se formen las estructuras cristalinas del hielo.
12. 5 Regelamiento
Como las moléculas de H2O forman estructuras abiertas en la fase sólida, la aplicación de
presión puede hacer que el hielo se funda. Simplemente lo que sucede es que los cristales de
hielo se aplastan y pasan a la fase líquida. Este fenómeno de fusión a presión y congelación de
nuevo al reducir la presión se denomina regelamiento y es una de las propiedades del agua
que la hace distinta a otros materiales. Un buen ejemplo del regelamiento es hacer bolas de
nieve: al comprimir la nieve entre las manos se provoca una ligera fusión entre los cristales de
hielo; cuando cesa la presión, vuelve la congelación y se pega la nieve entre sí. Es difícil hacer
bolas de nieve cuando el clima es muy frío, porque la presión que se aplica no es suficiente
para fundirla.
Las energías necesarias para fundir 1 gramo de hielo a 0 °C (80 calorías) y para vaporizar 1
gramo de agua a 100 °C (540 calorías) son las mismas que se liberan cuando los cambios de
fase tienen la dirección contraria. Esos procesos son reversibles.
36
+
La cantidad de energía necesaria para cambiar una unidad de masa de sustancia de sólido a
líquido (y viceversa) se denomina calor latente de fusión de la sustancia. Para el agua vemos
que es de 80 calorías/gramo. El calor latente de fusión es la energía por unidad de masa
necesaria para separar moléculas de la fase sólida o la energía liberada por unidad de masa
cuando se forman enlaces en un líquido que cambia a la fase sólida.
La cantidad de energía necesaria para cambiar una unidad de masa de sustancia de líquido a
gas (y viceversa) se llama calor latente de vaporización de la sustancia. Para el agua vemos
que es de 540 calorías/gramo. El calor latente de vaporización es la energía por unidad de
masa requerida para separar moléculas de la fase líquida o la energía liberada por unidad de
masa cuando un gas se condensa.
El valor grande, de 540 calorías por gramo, del calor latente de vaporización del agua explica
por qué, bajo ciertas condiciones, el agua caliente se congela con mayor rapidez que el agua
tibia. El agua caliente no se congelará antes que el agua fría, pero sí antes que el agua tibia.
Por ejemplo, el agua que hierve caliente se congelará ante que el agua a unos 60 ºC, pero no
antes que el agua a menos de 60 ºC. Este fenómeno es evidente cuando se distribuye una
delgada capa de agua sobre una gran superficie, como cuando lavas un auto en invierno. La
tasa de enfriamiento por evaporación rápida es muy alta, porque cada gramo que se evapora
toma cuando menos 540 calorías del agua que se queda. Es una cantidad enorme de energía en
comparación con la de 1 caloría por grado Celsius que se extrae de cada gramo de agua al
enfriarla por conducción térmica. La evaporación es un proceso de enfriamiento.
37
La primera ley es un principio general que no se ocupa de la estructura interna del sistema en
sí. La energía que sea transferida en forma de calor tiene como función: producir un aumento
de la energía interna del sistema, permitir que el sistema efectúe trabajo sobre su entorno, o
ambas funciones al mismo tiempo.
Supongamos que tenemos un sistema constituido por aire que se encuentra encerrado en un
recipiente. Nuestro sistema de estudio es el aire encerrado. Colocamos el recipiente en el
fuego, por lo que el aire se calienta y como el recipiente está cerrado herméticamente, el aire
no puede hacer trabajo sobre el recipiente (no puede desplazar la tapa). Por lo tanto, toda la
energía transferida en forma de calor se traduce en un aumento en la energía interna del aire .
Si reemplazamos la tapa del recipiente por un pistón que puede moverse, el aire se expande al
calentarse y empuja al pistón. Por lo tanto, el aire realiza trabajo sobre su entorno. La energía
transferida en forma de calor se transforma en un aumento de energía interna y en trabajo que
realiza el sistema.
El hecho de agregar calor a un sistema, de tal manera que este pueda efectuar trabajo
mecánico, es sólo una de las aplicaciones de la primera ley de la termodinámica. Si en vez de
agregar calor, efectuamos trabajo mecánico sobre el sistema, la primera ley indica que el
sistema aumentará su energía interna. Frota las palmas de tus manos y se calentarán. O bien,
frota dos varas secas y notarás que se calentarán. O también infla un neumático de la bicicleta
y el inflador se calentará. ¿Por qué? Porque principalmente estamos efectuando trabajo
mecánico sobre el sistema y aumentando su energía interna. Si el proceso sucede con tanta
rapidez que sale del sistema muy poco calor, entonces la mayoría del trabajo que entra se
consume en aumentar la energía interna y el sistema se calienta.
El calor nunca fluye de manera natural o espontánea desde un objeto frío a uno caliente.
Para que el calor fluya desde un objeto frío a un objeto caliente, hay que realizar trabajo sobre
el sistema o bien agregar energía de otra fuente. Por ejemplo, en invierno el calor pasa del
interior de una casa con calefacción hacia el aire frío del exterior. En verano, el calor pasa del
aire caliente del exterior al interior, que está más fresco. La dirección del flujo espontáneo de
calor es desde lo caliente hacia lo frío. Se puede lograr la dirección contraria, pero solo si se
efectúa trabajo sobre el sistema, que es lo que se logra mediante bombas térmicas y con los
acondicionadores de aire, que hacen que el calor vaya de los lugares más fríos hacia los más
calientes.
38
+
energía en forma de calor que tiene lugar durante la transformación. El incremento de la
energía térmica resultante de esta transformación es la “tumba” de la energía útil.
Con esta perspectiva, otra forma de enunciar la segunda ley es: en los procesos naturales, la
energía de alta calidad tiende a transformarse en energía de menor calidad; el orden tiende al
desorden.
Imagina un sistema formado por una pila de monedas sobre la mesa, todas con la cara hacia
arriba. Alguien que pasa choca por accidente con la mesa y las monedas caen al piso, y con
seguridad no todas caerán con la cara hacia arriba. El orden se transforma en desorden. Si
quitas la tapa de un frasco de perfume, las moléculas escapan a la habitación y forman un
estado más desordenado. El orden relativo se transforma en desorden. No esperas que lo
inverso suceda por sí mismo; esto es, no vas a esperar que las moléculas de perfume se
ordenen espontáneamente de nuevo y regresen al frasco.
Los procesos en los que el desorden regresa al orden, sin ayuda externa, no existen en la
naturaleza. La energía desordenada se puede transformar en energía ordenada, pero sólo a
expensas de algún esfuerzo o consumo organizativo. Por ejemplo, el agua se congela en un
refrigerador y se ordena más, porque se consumió trabajo en el ciclo de refrigeración; un gas
se puede ordenar en una región pequeña del espacio si a un compresor se le suministra energía
externa para efectuar trabajo. Los procesos en los que el efecto neto es un aumento de orden
requieren siempre un consumo externo de energía. No obstante, en estos procesos siempre hay
un aumento de desorden en otro lugar, por lo que anula el aumento de orden neto.
Una máquina térmica es cualquier dispositivo que transforme la energía interna en trabajo
mecánico (o sea, en una forma útil de energía). Puede ser un motor a combustión, una
máquina de vapor, un músculo, etc. La Figura 13.2 esquematiza el funcionamiento de una
máquina térmica. La máquina absorbe o gana energía en forma de calor a partir de conectarse
con un foco o fuente caliente. Parte de este calor absorbido lo utiliza en realizar trabajo y la
otra parte lo cede o desecha en forma de calor a un foco frío. En cualquier máquina térmica
sólo se puede transformar algo del calor en trabajo.
Una máquina térmica ideal no se calienta ni se enfría, esto quiere decir que no cambia su
energía interna: toda la energía que absorbe (en forma de calor) es igual al trabajo que realiza
más el calor que cede. Como el calor absorbido es siempre estrictamente mayor al trabajo
realizado por la máquina, el rendimiento de una máquina térmica es siempre menor que 1.
Un organismo vivo es una máquina, formada por máquinas más pequeñas que son las células.
Como cualquier máquina, las células necesitan una fuente de energía: el alimento.
Similarmente a lo que ocurre con el combustible de un motor de un auto, hay más energía en
39
las moléculas del alimento que en los productos de la reacción después de haber quemado u
oxidado el alimento. Esa diferencia es lo que mantiene la vida.
La energía disponible para la vida proviene de los alimentos consumidos (hidratos de carbono,
grasas y proteínas). Esa energía se almacena en forma de enlaces químicos en varias
sustancias orgánicas. La glucosa (C6H12O6) es la fuente principal de energía y se distribuye por
la sangre. El glucógeno, que es un polisacárido de glucosa, se concentra principalmente en el
hígado y en los músculos, y sirve para realizar esfuerzos rápidos. El principal almacén de
energía es el tejido adiposo, formado por triglicéridos deshidratados, con un elevado
contenido energético por unidad de masa.
Según la primera ley de la termodinámica, para que cualquier plan dietario tenga éxito,
debemos (durante el tiempo que se desarrolle la dieta) quemar más energía que la
correspondiente a la extraída por los alimentos que consumimos. Esto producirá que no sólo
oxidemos los alimentos que hemos ingerido, sino también parte de la grasa corporal
acumulada en el organismo. Para quemar más de lo que ingerimos, podemos hacer dos cosas
básicamente: ingerir poco (cuidarnos de los alimentos con muchas calorías) o quemar mucho
(hacer ejercicio físico).
La potencia asociada al gasto energético de una persona la podemos expresar como el valor
absoluto de la pérdida de energía interna dividido por el intervalo de tiempo en que se
desarrolla este consumo energético. Esta cantidad se puede clasificar en tres componentes:
Los valores de TMR fluctúan con el peso del individuo, condiciones externas de temperatura,
edad, etc. El aumento con la temperatura del cuerpo se debe a que, en general todas las
reacciones químicas aumentan su velocidad con la temperatura. Por cada grado de temperatura
40
+
adicional, hay un incremento de cerca del 10% en el metabolismo en reposo. Esto explica la
conveniencia de realizar actividad física cuando se desea bajar de peso, no sólo se queman
calorías por el trabajo realizado, sino que el calentamiento local de músculos hace más activo
el proceso.
Para estimar el consumo real de un organismo hay que tener en cuenta, además de la TMR, el
hecho que debe realizar otras actividades. Eso determina la tasa metabólica de campo (TMC),
definida como el consumo promedio energético dividido el intervalo de tiempo en un día de
actividad normal. Para una persona de 70 kg de masa la TMC es de 126 W, lo que implica un
gasto energético diario de 2600 kcal.
Actividad muscular voluntaria: Es la actividad muscular involucrada en mantener la
postura, el movimiento de brazos y piernas, etc. Representa el 20 % del consumo energético
por día aproximadamente. Cuando se realiza ejercicio físico vigoroso, el consumo de energía
puede ser diez veces mayor que la TMR, pero hay que tener en cuenta, al estimar el consumo
energético promediado en un día, la duración que ha tenido dicho ejercicio. De este consumo
metabólico para realizar trabajo, solo el 25% se transforma en trabajo efectivo. El 75%
restante se disipa en forma de calor. Es decir, la eficiencia metabólica de convertir energía
química del organismo en trabajo muscular es muy próxima a 0,25.
El calor específico del cuerpo es casi igual al del agua (1 kcal/kg ºC). Quiere decir que si un
kilogramo de tejido humano absorbe una kilocaloría, la temperatura sube casi 1 ºC. Siendo
que el consumo metabólico es de aproximadamente 1 kcal por kg por hora, el ritmo de
incremento de temperatura corporal sería de 1 ºC por hora. Al realizar ejercicios intensos este
valor puede aumentar hasta diez grados por hora. Como la temperatura del cuerpo humano
admite sólo variaciones muy pequeñas, el ritmo de producción de energía metabólica es muy
peligroso si no va acompañado de un ritmo análogo de disipación de calor. A fin de mantener
los 37 ºC de temperatura corporal, el cuerpo debe eliminar el exceso de energía interna con la
misma rapidez que es generada.
La regulación de la temperatura del organismo se realiza principalmente desde una zona del
cerebro situada en el hipotálamo, donde neuronas termorreceptoras detectan continuamente las
pequeñas variaciones de temperatura que se producen en el cuerpo y desde allí se activan los
mecanismos adecuados. El organismo tiene que expulsar de modo eficiente el calor que se
produce en los órganos más activos, especialmente en el cerebro, el corazón, el hígado y los
riñones, y en los músculos durante el ejercicio, manteniendo todo el interior a una temperatura
muy estable. La conducción de calor a través del organismo es una vía poco eficiente. Por ello
la regulación se realiza esencialmente controlando el flujo sanguíneo, que lleva calor del
interior del cuerpo a la parte externa o superficial. Este proceso requiere que la temperatura de
la parte externa, es decir, de la piel, sea inferior a la del interior del cuerpo. El flujo de sangre
en los órganos internos es intenso, de modo que se puede intercambiar mucho calor con pocas
décimas de diferencia temperatura entre el interior y el exterior del cuerpo.
La temperatura corporal puede subir con la fiebre. El estado febril se produce como respuesta
a ciertas agresiones al organismo, debidas, por ejemplo, a una infección bacteriana. En este
estado la temperatura corporal se sitúa muy cerca del límite superior letal, lo que le permite
que todas las reacciones químicas, incluidas las que se producen para combatir la agresión, se
realicen a una velocidad mucho mayor, y por tanto, con más eficacia. En ese caso el
termostato corporal se sitúa a una temperatura más allá de lo normal, en general próximo a 39
ºC en el exterior del cuerpo y a 41 ºC en el interior. A esta temperatura el cuerpo reacciona
frente al ambiente consecuentemente con los mecanismos descriptos más arriba. Si la persona
42
+
con fiebre está en un entorno térmicamente neutro para una temperatura corporal normal,
entonces siente frío porque su temperatura corporal es más elevada y necesita un entorno más
caliente. Por ello, se producen escalofríos, para generar calor y mantener la temperatura febril.
Cuando el estado febril cesa, una abundante exudación facilita la vuelta a la temperatura
ordinaria, ya que es necesario disipar una gran cantidad de calor del cuerpo para reducir su
temperatura en dos o tres grados.
La fuerza eléctrica es una fuerza a distancia. La fuerza ejercida por una carga puntual sobre
otra está dirigida a lo largo de la línea que las une. La fuerza varía inversamente con el
cuadrado de la distancia
que separa las cargas y es proporcional al producto de las mismas. Es repulsiva si las cargas
tienen el mismo signo y atractiva si las cargas tienen signos opuestos. La magnitud de la
fuerza eléctrica Fe entre dos objetos de magnitud de carga q1 y q2, separados una distancia r,
está dada por la ley de Coulomb:
En muchos materiales, tales como el cobre y otros metales, parte de los electrones pueden
moverse libremente en el seno del material. Estos materiales se denominan conductores.
Como se verá más adelante, este flujo de electrones a través del material es lo que conocemos
como corriente eléctrica.
En otros materiales, como la madera o el vidrio, todos los electrones están ligados a los
átomos
próximos y no pueden moverse libremente. Estos materiales se denominan aislantes. Hay
otros
materiales, como el silicio o el germanio, que a veces se comportan como aislantes y otras
como conductores, dependiendo de diversos factores, y se les llama semiconductores.
Qué tan buen conductor de la electricidad es un material está dado por una propiedad
denominada conductividad eléctrica. A temperaturas cercanas al cero absoluto, la
conductividad de ciertos metales se vuelve infinita, es decir, su resistencia al flujo de cargas
se hace cero. Estos metales se dicen que son superconductores.
Cuando a un átomo se le quita o añade un electrón, con la aparición de una carga neta, se
convierte en un ion. En un metal conductor los iones positivos se distribuyen formando una
red. Normalmente, un conductor es eléctricamente neutro porque existe un ion de red que
transporta una carga +e por cada electrón libre portador de carga –e. Un conductor puede
tomar una carga neta por adición o extracción de electrones libres.
Todos estamos familiarizados con los efectos eléctricos que produce la fricción. Por ejemplo,
podemos frotar nuestros zapatos con una alfombra y sentir el hormigueo al tocar el picaporte
43
de la puerta; cuando nos peinamos frente a un espejo en la oscuridad en un día seco, podemos
llegar a ver y oír chispas de electricidad. Esto ocurre porque electrones se transfieren por
fricción cuando un material se frota contra otro.
Por ejemplo, cuando se frota una varilla de vidrio con un trozo de seda, pasan electrones del
vidrio a la seda. Los electrones están sujetos a los átomos con más firmeza en la seda que en
el vidrio. La seda tiene más afinidad hacia los electrones que el vidrio. Así que cuando
frotamos la varilla de vidrio con la seda, los electrones pasan del vidrio a la seda, y la seda
queda con un exceso de carga negativa. A su vez, el vidrio queda con un exceso de carga
positiva.
Si el vidrio pierde N electrones, tendrá N protones más que electrones, por lo que su carga
total será Ne. La seda tendrá N electrones más que protones por lo que su carga total será
negativa, -Ne. La carga total de la varilla y la seda juntas es: Ne + N(-e)= 0. Es importante
destacar que cuando se carga algo no se crean ni se destruyen electrones, solo pasan de un
material al otro. La carga se conserva.
Los electrones pueden pasar de un material a otro con un simple toque. Por ejemplo, cuando
se toca un objeto neutro con una varilla con carga negativa, algunos electrones pasarán al
objeto neutro. A este método se le llama carga por contacto. Si el objeto tocado es buen
conductor, los electrones se difundirán a todas partes de su superficie, porque se repelen entre
sí. Si es un mal conductor, será necesario tocar varios lugares del objeto con la varilla
cargada para obtener una distribución de carga más o menos uniforme.
Los conductores aislados de la Tierra pueden acumular cargas, normalmente por fricción. El
cuerpo humano es un buen conductor, y en ambientes con humedad relativa baja, acumula
cargas electrostáticas, ocasionadas por ejemplo por la fricción del calzado con suelos
aislantes. Por ejemplo, el ambiente aislado de los quirófanos, su baja humedad relativa y los
sistemas de aire acondicionado allí presentes, sumado a las zapatillas aisladas de la ropa
quirúrgica, permiten que el personal almacene carga en la piel, lo que expone al ambiente
quirúrgico a descargas, con el peligro que esto conlleva por la generación de chispas, en un
medio que normalmente posee alta concentración de agentes inflamables. Durante el invierno
es dónde más sentimos los efectos de las descargas; durante el verano el aire es más húmedo
y el vapor de agua conduce suficientemente bien la electricidad como para ayudar a que los
electrones salgan de nuestro cuerpo, por lo que resulta más difícil que nos carguemos lo
suficiente para recibir ¨toques¨.
Otra manifestación de las descargas electroestáticas son los calambres al bajar de un auto.
Existen básicamente dos causas: la primera y menos frecuente es que el coche se cargue con
electricidad estática por el rozamiento producido por el aire sobre la carrocería; la segunda y
mucho más habitual es por el roce de nuestra ropa con el tapizado de los asientos. La
electricidad estática es un problema en las estaciones de servicio. Una mínima chispa podría
encender los vapores que provienen de la nafta y provocar un incendio. Una buena medida es
tocar metal para provocar la descarga estática del cuerpo antes de cargar nafta. Además, hay
que evitar utilizar el teléfono celular en estos casos.
Si acercas un objeto cargado a una superficie conductora, harás que se muevan los electrones
en la superficie del material, aunque no haya contacto físico. Examinemos las dos esferas
metálicas A y B de la Figura 14.4. a) se tocan, por lo que de hecho forman un único
conductor. b) Cuando se acerca a A una varilla con carga negativa, como los electrones del
44
+
metal tienen movimiento libre, son repelidos todos lo más lejos posible, hasta que su
repulsión mutua sea lo suficientemente grande para equilibrar la influencia de la varilla: se
redistribuye la carga. c) si A y B se separan cuando la varilla está presente, d) cada esfera
quedará cargada con la misma cantidad de carga y signo opuesto. Esto es la carga por
inducción. La varilla con carga nunca tocó las esferas.
En las tormentas con relámpagos hay carga por inducción. La parte inferior de las nubes tiene
carga negativa, que induce una carga positiva sobre la superficie de la tierra. El relámpago es
una descarga eléctrica entre una nube y el suelo, con carga opuesta, o entre partes de nubes
con carga opuesta (Figura 14.5).
La carga tiende a concentrarse más o pasa con más facilidad hacia puntas metálicas afiladas
o desde ellas. Este es el principio de funcionamiento del pararrayos (Figura 14.6). Si una
varilla se coloca sobre un edificio y se conecta con el terreno, la punta del pararrayos atrae a
electrones del aire, evitando que se acumule una gran carga positiva por inducción. Esta fuga
continua de carga evita una acumulación de carga que de otra forma produciría una descarga
súbita entre la nube y el edificio. Por consiguiente, la finalidad principal del pararrayos es
evitar que suceda una descarga del relámpago. Si por alguna razón no escapa suficiente carga
del aire a la varilla y aún así cae el rayo, será atraído al pararrayos y llegará directo al suelo,
sin dañar el edificio. El objetivo principal del pararrayos es evitar incendios causados por
relámpagos.
Polarización de la carga
Cuando un objeto con carga se acerca a un aislante, no hay electrones libres que puedan
migrar por el material aislante. En cambio, hay un nuevo arreglo de cargas dentro de los
átomos y las moléculas mismas. Aunque los átomos no cambian sus posiciones relativamente
fijas, sus centros de carga sí se mueven y el átomo o molécula se polariza. De esta forma, se
inducen cargas en la superficie del aislante.
Esto explica por qué trocitos de papel se pegan a objetos cargados, por ejemplo, a un peine
que se haya frotado con el cabello. Cuando el peine cargado se acerca, se polarizan las
moléculas del papel. El signo de la carga más cercana al peine es contrario al de la carga del
peine. Las cargas del mismo signo están un poco más alejadas. Gana la cercanía y los trocitos
de papel sienten una atracción neta. A veces se pegan al peine y de repente salen despedidos.
Esta repulsión se debe a que los trocitos adquieren carga del mismo signo que la del peine,
cuando lo tocan.
Muchas moléculas, como por ejemplo las de agua H2O, están polarizadas eléctricamente en
sus estados normales. En ellas, la distribución de carga eléctrica no es perfectamente
uniforme. Hay un poco más de carga eléctrica de un lado que del otro. Se dice que esas
moléculas son dipolos eléctricos.
.
14.5 Campo eléctrico
Al igual que la fuerza gravitatoria, la fuerza eléctrica actúa entre objetos que no se tocan,
ambos son fuerzas de campo o de acción a distancia. Podemos suponer que existe un campo
de fuerzas que influye sobre cuerpos masivos (campo gravitacional) o cargados (campo
eléctrico). Cuando analizamos la caída de un objeto decimos que interactúa con la Tierra,
aunque también podríamos decir que interactúa con el campo gravitacional y no directamente
con el cuerpo masivo que lo produce. Similarmente, a un cuerpo cargado puede asociarse un
campo eléctrico que lo rodea y se extiende en el espacio. Así, el campo desempeña un papel
intermedio en la fuerza entre los cuerpos.
45
La dirección de campo en un punto del espacio se define como la dirección hacia la cual sería
empujada una pequeña carga de prueba positiva situada en reposo en ese punto. La dirección
de la fuerza y el campo son iguales.
Una representación útil es a través de las líneas de campo . Representan una pequeña
cantidad entre la infinidad de líneas posibles que indican la dirección del campo. Donde las
líneas están más alejadas entre sí, el campo es más débil. Para una carga aislada las líneas se
prolongan hasta el infinito; para dos o más cargas se representan como si salieran de las
cargas positivas y terminaran en las negativas.
El concepto de campo eléctrico nos ayuda no sólo a comprender las fuerzas entre los cuerpos
estacionarios cargados y aislados, sino también lo que sucede cuando las cargas se mueven.
El campo eléctrico es un almacén de energía, y la energía se puede transportar a largas
distancias en un campo eléctrico. La energía que se propaga en un campo eléctrico se puede
dirigir a través de alambres conductores, y guiarse en ellos. O bien, puede juntarse con un
campo magnético para atravesar el espacio vacío (radiación electromagnética).
Así como una corriente de agua es el flujo de moléculas de H 2O, la corriente eléctrica es el
flujo de la carga eléctrica. La corriente eléctrica se define como el cociente entre la cantidad
de carga eléctrica que atraviesa una dada área y el tiempo que tarda en hacerlo:
Por convención, se toma como sentido de la corriente el sentido del flujo de cargas positivas.
Con esta convención, los electrones se mueven en sentido opuesto a la corriente. Es
interesante observar que un conductor de corriente en general no está cargado eléctricamente .
Bajo condiciones ordinarias, los electrones de conducción, negativos, pasan por la red de
átomos formada por núcleos atómicos con carga positiva. Hay entonces tantos electrones
como protones en el conductor. Si un alambre conduce corriente o no, su carga neta normal
es cero en cualquier momento.
Vimos que cuando los extremos de un material conductor están a distinta temperatura, el
calor fluye de la temperatura más alta a la más baja y el flujo de calor cesa cuando llegan a la
misma temperatura. Análogamente, podemos definir una cantidad física denomina potencial
46
+
eléctrico que indica la tendencia de las cargas eléctricas a moverse de una región a otra. Si
entre dos puntos de un conductor existe una diferencia de potencial o voltaje habrá un flujo
de cargas desde el potencial mayor al menor. El flujo persiste siempre que se mantenga la
diferencia de potencial. Si no hay diferencia de potencial no hay flujo de cargas.
Los dispositivos que producen una diferencia de potencial o voltaje son los generadores, las pilas y
las baterías, que son fuentes de energía que pueden mantener un flujo de carga estable.
Las pilas, baterías y generadores efectúan trabajo para separar las cargas negativas de las
positivas. En las baterías químicas, ese trabajo lo realiza la desintegración química del zinc o
del plomo en un ácido, y la energía almacenada en los enlaces químicos se convierte en
energía potencial eléctrica. El trabajo efectuado por cualquier medio para separar las cargas
queda disponible en los terminales o bornes de la batería o del generador. Esos distintos
valores de energía entre carga establecen una diferencia de potencial. El voltaje es lo que
mueve a los electrones a través de un circuito que se conecte a esos terminales. La unidad de
voltaje es el Volt (V); 1 V= 1 Joule/coulomb.
15. 3 Resistencia
La corriente eléctrica que circula por un conductor no solo depende del voltaje sino también
de la resistencia que ofrece el conductor al paso de las cargas. La resistencia es la propiedad
del material que indica cuánto se opone al paso de la corriente.
La resistencia se mide en ohms, que se simboliza con la letra griega mayúscula omega ().
Un circuito es una trayectoria por donde circulan las cargas. Para que se establezca una
corriente debe haber un circuito completo sin interrupciones. El circuito más sencillo que
podría armarse para que aparezca una corriente está esquematizado en la Figura 15.1. El
circuito siempre tiene, por pequeña que sea, una resistencia. ΔV es la diferencia de potencial
que provee la pila, o batería, o fuente que suministra las cargas que van a viajar por el
circuito. I es la corriente, que por convención se la representa saliendo del polo positivo de la
pila y regresando (sin modificación alguna) al polo negativo. En ninguna parte del circuito se
crean ni se destruyen cargas, de modo que todo lo que sale por el polo positivo vuelve a
entrar por el negativo. R es la resistencia del circuito; el resto de las partes (pila y cables) se
considera que tienen resistencia nula.
.
La Ley de Ohm implica que la corriente en un circuito varía en proporción directa a la
diferencia de potencial a través del circuito y en proporción inversa a la resistencia total del
circuito.
47
15.5 Efectos de las corrientes eléctricas en el cuerpo humano
Los daños que se producen por una “descarga eléctrica” los produce el paso de la corriente
por el cuerpo. La corriente eléctrica en el cuerpo produce la contracción involuntaria de los
músculos y puede causar la parálisis del diafragma o del corazón. De acuerdo con la ley de
Ohm la corriente dependerá del voltaje aplicado y de la resistencia del cuerpo humano. La
resistencia del cuerpo depende de sus condiciones, puede ser de 100 si está empapado con
agua salina hasta unos 500.000 (0,5 M) si la piel está muy seca. Si tocamos los dos
electrodos de una batería de 24 V con los dedos secos, cerrando el circuito de una mano a la
otra, nuestra resistencia aproximada será de 100.000 (0,1 M) y no sentiremos la
corriente. Sin embargo, si la piel está mojada los 24 V pueden ser muy desagradables. La
Tabla 15.I muestra los valores de corriente con su respectivo efecto sobre el cuerpo.
Si tocas una lámpara defectuosa conectada a la línea de 220 V, estando parado sobre el piso,
en condiciones normales del organismo es posible que la corriente no baste para causar
lesiones graves. Pero si estás descalzo y con los pies mojados, la resistencia entre tu cuerpo y
la tierra es muy baja, tal que una diferencia de potencial de 220 V podría generar una
corriente dañina sobre tu cuerpo. Por eso hay que evitar tocar equipos eléctricos cuando estás
mojado. Las gotas de agua que se juntan en las llaves de apagado/encendido de los aparatos
tales como los secadores de pelo pueden conducir la corriente hasta el usuario. Aunque el
agua destilada es un buen aislante, las sales que contiene el agua ordinaria reducen mucho su
resistencia ya que aportan iones.
Para que circule una corriente se requiere una diferencia de potencial entre una parte del
organismo y otra. La mayoría de la corriente pasará por el camino de menor resistencia
eléctrica entre esos dos puntos. Mientras no toques otra cosa con distinto potencial no
recibirás una descarga eléctrica. Si te cuelgas con las dos manos de un cable de alta tensión,
no establecerás diferencia de potencial, y no habrá peligro. Sin embargo, si con una mano
sujetas algo a distinto potencial, sufrirás una descarga letal. Por eso a los pájaros posados
sobre cables de alta tensión no les ocurre nada, todas las partes de su cuerpo están al mismo
alto potencial que el cable.
Corriente directa: es el flujo de carga en una única dirección. Una batería de auto o una pila
producen una corriente continua porque sus terminales tienen siempre el mismo signo. La
polaridad es siempre la misma. Los electrones fluyen de la terminal negativa, que los repele,
hacia la terminal positiva, que los atrae, y siempre se mueven por el circuito en la misma
dirección.
Las tomas de corriente de una casa suministran corriente alterna. Los electrones no se
desplazan por los cables, sino que vibran en torno a posiciones relativamente fijas. Cuando se
conecta una lámpara a una toma de corriente, ésta proporciona energía, no electrones (que ya
48
+
se encuentran en el filamento de la lámpara). En el filamento la mayor parte de esa energía se
transforma en radiación infrarroja, y otra parte en luz.
Los circuitos pueden tener más de un dispositivo que recibe la energía eléctrica. Estos
dispositivos (en lo siguiente serán resistencias) pueden estar conectados en serie o en
paralelo. En el caso de una alimentación continua (cd), la presencia de una batería se
simboliza de la forma , donde el borne mayor representa el potencial más alto y el menor al
de más bajo potencial.
Conexión en paralelo
La mayoría de los circuitos se conectan de tal manera que es posible hacer trabajar varios
aparatos eléctricos de forma independiente. En tu casa se puede encender o apagar una
lámpara sin afectar el funcionamiento de las otras, o de otros aparatos eléctricos. Esto se debe
a que esos dispositivos no están conectados en serie, sino en paralelo.
Se dice que los dispositivos eléctricos conectados a dos mismos puntos de un circuito
eléctrico están conectados en paralelo.
1- Cada dispositivo conecta los mismos dos puntos A y B del circuito. En consecuencia, el
voltaje es igual a través de cada dispositivo.
2- La corriente total en el circuito se divide entre las ramas en paralelo. Como el voltaje a
través de cada rama es el mismo, la cantidad de corriente en cada rama es inversamente
proporcional a la resistencia de la misma; la ley de Ohm se aplica por separado a cada ramal.
Las instalaciones eléctricas hogareñas poseen circuitos conectados en paralelo, ya que el uso
de algún elemento no debe interrumpir el funcionamiento del resto. La electricidad en una
casa se alimenta mediante dos cables por los que circula la corriente que consumimos y que
juntos recorren toda la casa. A uno se lo llama vivo y a otro neutro. La diferencia de potencial
entre los cables es de 220 V de promedio efectivo, 50 veces por segundo el vivo es positivo
respecto del neutro y 50 veces por segundo negativo (alternadamente).
Todos los dispositivos que conectamos en nuestra casa lo hacemos en paralelo. Por lo tanto a
todos se los alimenta con el mismo voltaje. A medida que se conectan y encienden más
aparatos, como hay más trayectorias para la corriente, baja la resistencia total del circuito.
Por ende, pasa más corriente.
49
El circuito se sobrecarga si la corriente aumenta más que su límite de seguridad. Esto puede
ocurrir cuando alguno de los artefactos puede estar fallado y en lugar de tener una buena
resistencia en el filamento, hacer contacto directo entre el vivo y el neutro. En ese caso
tendríamos una resistencia casi nula, pero como en todo el circuito se cumple la ley de Ohm
esto produciría una corriente enorme. Corrientes elevadas producen un sobrecalentamiento de
los cables, con el peligro que se inicie un incendio. Esa corriente enorme recalienta los cables
de la instalación; y en algún lugar la temperatura es tan alta que el cable se funde, se derrite.
Inmediatamente el circuito se abre, y el peligro cesa. En un lugar previamente fijado -de fácil
acceso- se hace un afinamiento en los cables. De modo que si la corriente crece demasiado
(por ejemplo, por un cortocircuito) la temperatura aumenta mucho más rápidamente en esa
sección finita, y la instalación se funde precisamente allí y no en cualquier lugar escondido.
Este dispositivo diseñado para que se funda se llama fusible. Los fusibles (porque iba uno en
cada cable) venían montados en un dispositivo de fácil reposición llamados tapones. En la
actualidad prácticamente no se usan y fueron reemplazados por la llave térmica, que está
permanentemente sensando la temperatura de los cables; cuando siente que la temperatura es
elevada y se encuentra en riesgo la instalación (en un cortocircuito, por ejemplo) abre el
circuito en forma automática.
Una carga que se mueva por un circuito emite energía. Pero la energía tampoco se destruye:
debe convertirse en otros tipos de energía que, en el peor de los casos, será una energía no
aprovechable. Esa energía puede hacer que el circuito se caliente, o que haga girar un motor.
La rapidez con la que la energía eléctrica se convierte en otra forma, como energía mecánica,
calor o luz, se llama potencia eléctrica, la cual es igual al productor de la corriente que
50
+
circula por un dado elemento del circuito por la diferencia de potencial a la que se encuentra
ese elemento:
Las resistencias disipan energía, por lo tanto se habla de potencia disipada. Las pilas, fuentes
o baterías entregan energía, por lo tanto se habla de potencia entregada. El principio de
conservación de la energía implica que la suma de todas las potencias disipadas en cada
resistencia de un circuito es igual a la potencia entregada por la fuente.
Todo artefacto eléctrico tiene una potencia de consumo, indicada por el fabricante. Por
ejemplo, una lámpara de 60 W. Esa será la potencia con la que consume energía sólo si es
conectada correctamente tal como lo previó el fabricante. Si se conecta a una diferencia de
potencial diferente de la prevista, la potencia disipada será distinta de la indicada. La potencia
no es una característica invariante de los componentes eléctricos, como la resistencia, sino
una propiedad que depende del entorno, básicamente, de la diferencia de potencial. La
lámpara de 60 W consumirá 60 W (e iluminará como tal) sólo si se la conecta a 220 V.
Algunas potencias típicas son: una licuadora de cocina, 400 W; un horno a microondas, 1.200
W; un motor de auto, 800.000 W. Estos números indican con qué rapidez consumen energía
cada uno de estos elementos.
Cuando describimos las fuerzas eléctricas, vimos que eran fuerzas entre partículas cargadas
que dependían de la magnitud de las cargas y de la distancia de separación (ley de Coulomb).
Cuando las cargas se mueven entre sí, surge otra fuerza entre partículas cargadas que
depende de su movimiento, que es la fuerza magnética. Las fuerzas tanto eléctricas como
magnéticas son en realidad distintos aspectos del mismo fenómeno del electromagnetismo.
Así como una carga eléctrica está rodeada de un campo eléctrico, si se mueve se rodeará
también de un campo magnético. Las partículas cargadas en movimiento tienen asociado un
campo eléctrico y un campo magnético.
Al igual que el campo eléctrico, el campo magnético es una magnitud vectorial: en cada
punto del espacio hay una propiedad a la que le podemos asignar una magnitud (la magnitud,
módulo o intensidad del campo) y una dirección. Se suele usar el símbolo B para hacer
referencia al campo magnético. Y al igual que con el campo eléctrico, la forma más
ilustrativa de representar un campo magnético es dibujando sus líneas de campo.
Hay polos de dos tipos: polo norte y polo sur. Cualquier tipo de polo atrae cuerpos de hierro
por igual. Dos polos de distinto tipo se atraen entre sí. Y dos polos de igual tipo se repelen
entre sí. Los polos siempre aparecen de a dos o más y de distinto tipo, o sea, todo imán tiene
un polo norte y un polo sur al menos (Fig. 16.1). Ningún cuerpo puede tener un único polo
magnético (o monopolos). Esta particularidad establece una diferencia importante entre la
fuerza entre cargas y la fuerza entre polos: mientras que las cargas se pueden aislar, los polos
magnéticos no. Si partes a la mitad un imán recto, cada mitad se seguirá comportando como
si fuera un imán completo. Si partes las mitades de nuevo a la mitad, obtendrás cuatro imanes
completos. Puedes seguir partiendo las piezas a la mitad y nunca aislarás a un solo polo.
Una brújula consta de un imán en forma de aguja. Como todo imán, cuando una brújula se
encuentra en una región donde hay un campo magnético su aguja termina alineándose con la
dirección del campo. Cuando la aguja de una brújula no está alineada con el campo
magnético terrestre, se producen fuerzas magnéticas opuestas sobre los polos de la aguja que
producen un momento que hace girar la misma hasta que queda alineada en la dirección del
campo (momento nulo)
Dado que una carga en movimiento produce un campo magnético, una corriente de cargas
también produce un campo magnético. El campo magnético que rodea un alambre que
conduce corriente se puede visualizar colocando una serie de brújulas en torno a un alambre
conductor Si no circula corriente, las brújulas se orientan según el campo magnético
terrestre. Pero si se hace pasar una corriente, se alinean con el campo magnético producido
por la corriente (si es mucho mayor que el terrestre), siguiendo un patrón de círculos
concéntricos con el alambre. Si se invierte la dirección de la corriente, las agujas de las
brújulas giran 180º, indicando que la dirección del campo magnético cambia y es opuesta a la
anterior. Para un alambre largo, la magnitud del campo magnético a una dada distancia del
alambre es directamente proporcional a la corriente que circula por él e inversamente
proporcional a la distancia.
Debido a la simetría del alambre, las líneas de campo magnético son círculos concéntricos
con el alambre y se encuentran en un plano perpendicular al mismo. La magnitud de B es
constante sobre cualquier círculo. Una manera conveniente de determinar la dirección de B es
a través de la mano derecha, colocando el dedo pulgar apuntando en la dirección de la
corriente. Los cuatro dedos restantes de la mano envuelven la circulación de las líneas de
campo, siendo la dirección de B la dirección de la tangente en cada punto del círculo.
Si el alambre se curva y forma una espira, las líneas de campo se concentran en el interior de
ella ). Si se forma otra espira más a continuación de la primera se duplica la concentración de
líneas de campo magnético . La intensidad del campo magnético en esa región aumenta
conforme se incrementa la cantidad de espiras. La intensidad del campo magnético es
apreciable cuando se forma una bobina , es decir, se juntan muchas vueltas de un conductor
con corriente.
52
+
Si el movimiento de carga eléctrica produce el magnetismo, ¿dónde estará ese movimiento en
un imán? La respuesta es: en el movimiento constante de los electrones de los átomos que
forman el imán. Los electrones ejecutan dos clases de movimientos: orbital (alrededor del
núcleo) y de espín (en torno a su propio eje). En los imanes más comunes, el magnetismo se
debe al espín de los electrones.
Cualquier electrón que gire es un imán diminuto. Si dos electrones giran en la misma
dirección forman un imán más fuerte. Si giran en direcciones opuestas sus campos
magnéticos se anulan. La mayoría de las sustancias son no magnéticas porque los electrones
de los átomos giran en direcciones opuestas. Sin embargo, en materiales como el hierro,
níquel y cobalto, los campos debido al espín no se anulan y cada átomo es un imán diminuto.
Los imanes más comunes se fabrican con aleaciones que contienen hierro, cobalto y níquel
en diversas proporciones.
Para medir la intensidad del campo se define una magnitud, el tesla, T. Un tesla es una
unidad grande: el campo magnético terrestre mide aproximadamente (varía de lugar a lugar)
Bt = 5 x 10-5 T. Las líneas de alta tensión generan campos magnéticos de intensidad similar a
las del campo magnético terrestre, a una distancia de unos 10 metros del cable.
Tecnológicamente se pueden crear campos mucho más intensos que el terrestre. Por ejemplo,
los equipos de imagen de resonancia magnética (también llamados de resonancia magnética
nuclear) que se utilizan en diagnóstico médico generan campos de hasta una decena de teslas.
El campo magnético de un átomo individual de hierro es tan intenso que las interacciones
entre átomos adyacentes hacen que grandes grupos de ellos se alineen entre sí. A esos grupos
de átomos alineados se les llama dominios magnéticos.
Pero no cualquier trozo de hierro es un imán. Eso se debe a que normalmente un trozo de
hierro está constituido por un conjunto de dominios magnéticos que se encuentran orientados
al azar (Fig. 16.6a). Si conseguimos que esos dominios se orienten todos en la misma
dirección, por ejemplo colocándolo en una región de campo magnético intenso B0 (ver Figura
16.6b) el objeto de hierro se habrá magnetizado. Es lo que ocurre cuando juntamos un clavo
con un imán. Al separarlos el clavo ha quedado magnetizado y se comporta también como un
imán. El movimiento térmico ordinario hace que la mayor parte o todos los dominios del
clavo regresen a un ordenamiento aleatorio. Pero si el campo del imán permanente es muy
intenso, el clavo puede conservar algo de magnetismo permanente propio, después de
separarlo del imán.
En un superconductor no hay resistencia eléctrica que limite el flujo de cargas eléctricas, por
lo tanto no hay calentamiento aunque pasen corrientes enormes. Las bobinas
superconductoras producen campos magnéticos extremadamente intensos, y lo hacen en
forma económica porque no hay pérdidas por calor (aunque se usa energía para mantenerlos
refrigerados). En los hospitales se usan imanes superconductores en los aparatos de imágenes
por resonancia magnética.
16.6 Magnetismo terrestre
Sin embargo, los polos magnéticos terrestres no coinciden con los polos geográficos. En el
hemisferio norte, el polo magnético está a unos 1,800 km del polo geográfico, en algún lugar
de la Bahía de Hudson en el norte de Canadá. El otro polo está al sur de Australia. Esto
quiere decir que las brújulas no apuntan hacia el norte verdadero.
Si bien no se sabe a ciencia cierta por que la Tierra es un imán, está posiblemente
relacionando con las corrientes eléctricas de convección en las profundidades de la Tierra.
La fuerza que causa la desviación es muy distinta de las fuerzas que se producen en otras
interacciones, como las fuerzas gravitacionales entre masas, las fuerzas eléctricas entre
cargas y las fuerzas magnéticas entre polos magnéticos. La fuerza que actúa sobre una
partícula cargada en movimiento no actúa a lo largo de la línea que une las fuentes de la
interacción, sino en dirección perpendicular tanto a las del campo magnético como a la
trayectoria del haz de electrones.
Somos afortunados que los campos magnéticos desvíen las partículas cargadas. Muchas de
las partículas cargadas provenientes del espacio exterior son desviadas por el campo
magnético terrestre. Si no fuera así, sería mayor la intensidad de los nocivos rayos cósmicos
que llegan a la superficie terrestre.
54
+
La simple lógica indica que, si una partícula cargada que se mueve a través de un campo
magnético está sometida a una fuerza desviadora, entonces una corriente de partículas
cargadas que se mueve a través de un campo magnético también siente una fuerza
desviadora. Si las partículas están en un conductor, cuando responden a la fuerza desviadora,
el alambre también será empujado (ver Figura 16.9).
Vemos que, así como un conductor con corriente desvía una brújula, un imán desviará a un
conductor con corriente eléctrica.
Los potenciales medidos se relacionan de forma indirecta con la actividad eléctrica del
órgano interno. Ello se debe a que la piel conduce mal la electricidad, y solo una pequeña
fracción de la corriente generada por el órgano llega a la superficie. Para estudiar más
directamente la corriente de los órganos se han desarrollado instrumentos que pueden
detectar los campos magnéticos que generan estas corrientes.
En el siglo XVIII un “magnetizador” célebre de Viena, Franz Mesmer, llevó los imanes a
París y se estableció como curandero de la sociedad parisina. Curaba a los pacientes haciendo
oscilar bandas magnéticas sobre la cabeza.
. La idea de que la sangre es atraída por un imán es pura palabrería, porque el hierro de las
moléculas de hemoglobina no es ferromagnético y no es atraído por un imán. Además, la
mayoría de los imanes que se venden con fines terapéuticos son del tipo de los que se usan
para sujetar papeles en las puertas de las heladeras, con alcance muy limitado. Para tener una
idea de lo rápido que se desvanece el campo de esos imanes, basta con fijarse cuantas hojas
de papel pueden sujetar sobre la heladera o sobre cualquier superficie de hierro. El imán se
caerá cuando lo separen unas cuantas hojas de papel. El campo no pasa mucho más de un
milímetro, y no penetra en la piel, y mucho menos en los músculos. Y aún cuando lo hiciera,
55
no hay pruebas científicas de que el magnetismo tenga algunos efectos benéficos sobre el
organismo.
Al igual que los electrones, los protones tienen “espín” y se alinean con el campo magnético.
A diferencia de una brújula que se alinea con el campo magnético terrestre, el eje de un
protón oscila en torno al campo magnético aplicado. A los protones que oscilan se les golpea
con un impulso de ondas de radio, sintonizadas de forma tal que empujen al eje de giro del
protón hacia un lado, perpendicular al campo magnético aplicado. Cuando las ondas de radio
pasan y los protones regresan con rapidez a su comportamiento de oscilación, emiten señales
electromagnéticas débiles, cuya frecuencia depende del entorno químico en el que se
encuentra el protón. Las señales son captadas por un sensor y analizadas por una
computadora, y revelan densidades variables de átomos de H en el organismo y sus
interacciones con los tejidos vecinos. En las imágenes se distinguen el tejido del hueso.
La mayoría de la información acerca de lo que nos rodea nos llega en forma de ondas. Es a
través del movimiento ondulatorio que el sonido llega a nuestros oídos, la luz a nuestros ojos
y la radiación electromagnética a la radio y a la TV. A través del movimiento ondulatorio se
puede transferir energía de una fuente hacia un receptor, sin transferir materia entre esos dos
puntos.
Una onda es una perturbación de alguna propiedad del espacio (como presión, densidad
o campo eléctrico) que se propaga. La fuente o el origen de cualquier tipo de onda es la
vibración de algo material, esta vibración es la que producirá cambios (perturbaciones) en
alguna magnitud física del espacio.
Una onda transporta energía, mientras que aquello que se está perturbando (por ejemplo,
las partículas del medio material por el que viaja la onda) lo hace alrededor de una posición
de equilibrio, pero no viaja con la perturbación. Una onda no transporta materia.
En una onda periódica no es una única perturbación la que viaja. Son muchas y todas iguales y
equiespaciadas. Hay una forma básica que se repite periódicamente.
Amplitud (A): a los puntos más altos de la curva que representa a la onda se les llama crestas,
y a los puntos bajos, valles. La amplitud es la distancia del punto medio de la onda a la cresta
(o valle) de la misma. Representa el desplazamiento máximo respecto al equilibrio (Figura
56
+
17.3)
Longitud de onda (): es la distancia desde la cima de una cresta hasta la cima de la cresta
siguiente. También es la distancia entre cualesquiera dos partes idénticas sucesivas de la
onda. Las de las olas del mar son del orden del metro, la de ondulaciones en un estanque
del orden del centímetro y las de la luz del orden del nanómetro. (Figura 17.4)
Frecuencia (f): es el número de veces que se repite la vibración por unidad de tiempo. Una
vibración es una oscilación completa de ida y vuelta. Por ejemplo, en un péndulo, es la
cantidad de oscilaciones que efectúa en un segundo. Si en un segundo hay dos vibraciones, la
frecuencia es dos vibraciones por segundo. La unidad de frecuencia es el hertz (Hz). La
relación entre el hertz y el segundo es: 1 hertz = 1/segundo, es decir, el hertz se mide en
dimensiones del inverso del tiempo.
.
Período ( ): es el tiempo que tarda en completar una vibración (Figura 17.5). Si se conoce la
frecuencia, se puede determinar el período y viceversa: 1 1
Está relación es válida para todas las clases de ondas, ya sean de agua, en una cuerda, sonoras o
electromagnéticas.
Según precisen o no de un medio material para propagarse, las ondas pueden clasificarse en:
Según la dirección en que se desarrolla la vibración, las ondas pueden clasificarse en:
Ondas transversales: Son aquellas en las que el medio vibra perpendicular respecto a la
dirección hacia donde viaja la onda (dirección de propagación). Son ejemplos de ondas
transversales las que se propagan en una cuerda, las ondas en las cuerdas tensas de los
instrumentos musicales, y sobre la superficie de los líquidos. También las ondas
electromagnéticas son ondas transversales, ya que en este caso los campos eléctricos y
magnéticos oscilan perpendicular a la dirección de propagación de la onda.
Ondas longitudinales: Son aquellas en las que el medio vibra en la misma dirección en la que se
propaga la onda. Las ondas sonoras son longitudinales.
Se pueden demostrar tanto las ondas transversales como las longitudinales con un resorte
flexible y largo, estirado como en la Figura 17.6. Una onda transversal se forma subiendo y
bajando el extremo del resorte o moviéndolo de un lado al otro. Una onda longitudinal se
forma si se tira y empuja con rapidez el extremo del resorte, hacia uno o alejándose de él. En
este caso se ve que el medio vibra en dirección paralela a la de transferencia de energía. Una
parte del resorte se comprime, y una onda de compresión viaja por él. Entre las compresiones
sucesivas está una región estirada, llamada rarefacción. Las compresiones y rarefacciones
viajan en la misma dirección, a lo largo del resorte.
La longitud de onda de una onda longitudinal es la distancia entre las compresiones sucesivas
o, lo que es equivalente, entre las rarefacciones sucesivas. El ejemplo más común de ondas
longitudinales es el sonido en el aire. Las moléculas del aire vibran hacia adelante y hacia
57
atrás, respecto a una posición de equilibrio, cuando pasan las ondas. En el siguiente capítulo
estudiaremos con detalle las ondas sonoras.
.
Está formula nos permite concluir que la energía que una onda transmite es el producto de su
intensidad, por el área de incidencia y el tiempo que demora la transferencia. Al aumentar
cualquiera de estas variables, se incrementa la energía que la onda transmite hacia el
receptor.
Si la onda viaja por un espacio de sección constante (por ejemplo, un elástico cuyas espiras
son todas iguales como se muestra en la Figura 17.7), la intensidad de la onda también
permanece constante, ya que toda la energía que recibe cada espira se la entrega pura y
exclusivamente a la espira vecina, sin importar cuán lejos está la espira que consideremos. Si
queremos transportar una onda sin pérdida apreciable de energía, podemos confinarla en un
tubo (de sección constante) por lo que su intensidad no decrecerá en todo el trayecto. Este
principio es la base de funcionamiento del estetoscopio, que en este caso conduce los sonidos
producidos en el cuerpo hasta los oídos del médico por un tubo. Algunos sistemas de
comunicación primitivos (en buques y edificios) se basaban en el mismo principio.
Si la onda viaja por una superficie (por ejemplo, ondas en el agua como se muestra en la
Figura 17.8), cuanto más alejado se halle una posición del foco emisor, menor será la
intensidad de la onda en esa posición. La intensidad es inversamente proporcional a la
distancia al foco emisor.
Si la onda viaja por espacio tridimensional (por ejemplo, la luz de una estrella como se
muestra en la Figura 17.9), cuanto más alejado se halle una posición del foco emisor, menor
será la intensidad de la onda en esa posición. En este caso, la intensidad es inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia al foco emisor.
La mayoría de los sonidos son ondas producidas por las vibraciones de objetos materiales.
En un piano, un violín o una guitarra, el sonido se produce por las cuerdas en vibración, en
un saxofón por la lengüeta vibratoria, en una flauta por una columna vacilante de aire en la
58
+
embocadura. La voz se debe a vibraciones de las cuerdas vocales. La vibración original
estimula la vibración de algo mayor o más masivo, como la caja de resonancia de un
instrumento de cuerdas, la columna de aire de la lengüeta del instrumento de viento, o el aire
en la garganta y la boca del cantante. Este material en vibración manda, entonces, una
perturbación por el medio que la rodea, que normalmente es aire, en forma de ondas
longitudinales. En condiciones ordinarias, son iguales la frecuencia de la fuente de vibración
y la frecuencia de las ondas sonoras que se producen.
Describimos nuestra impresión subjetiva de la frecuencia del sonido con la palabra altura. La
frecuencia corresponde a la altura: un sonido alto o agudo tiene frecuencia alta de vibración;
en tanto que un sonido bajo o grave tiene baja frecuencia de vibración.
El oído de una persona joven capta normalmente frecuencias en el rango 20 a 20.000 Hz.
Conforme vayamos madurando, se contraen los límites de este intervalo de audición, en
especial en el extremo de alta frecuencia. Este límite superior puede caer hasta los 8.000 Hz a
los 60 años. Las ondas sonoras con frecuencias menores a 20 Hz son infrasónicas, y las
superiores a 20.000 Hz son ultrasónicas. No podemos escuchar las ondas sonoras infrasónicas
ni las ultrasónicas. Muchos animales son capaces de percibir infrasonidos o ultrasonidos.
El movimiento ondulatorio de cualquier clase posee energía en diversos grados. Por ejemplo,
las ondas electromagnéticas que provienen del Sol nos traen enormes cantidades de la energía
necesaria para la vida en la Tierra. En comparación, la energía en el sonido es
extremadamente pequeña. Ello se debe a que para producir el sonido sólo se requiere una
cantidad pequeña de energía. Por ejemplo, cuando 10.000.000 de personas hablan al mismo
tiempo sólo producirían la energía acústica necesaria para encender una linterna común. La
audición es posible sólo porque los oídos tienen una sensibilidad realmente notable. Nuestros
dos oídos son tan sensibles a las diferencias del sonido que llegan a ellos qué es posible decir
con gran precisión de donde proviene un sonido. Con un solo oído no tendríamos idea de ello
(y, en caso de emergencia, no sabríamos hacia dónde saltar).
La energía del sonido se disipa en energía interna del medio, mientras el sonido se propaga
en el aire. Para las ondas de mayor frecuencia, la energía acústica se transforma más
rápidamente en energía interna que para las ondas de bajas frecuencias. En consecuencia, el
sonido de bajas frecuencias llega más lejos por el aire que el de altas frecuencias. Es la causa
de que las sirenas de niebla de los barcos tengan baja frecuencia.
Una onda sonora es una perturbación que se lleva a cabo en un gas, líquido o sólido (en el
vacío no existe el sonido) y que viaja alejándose de la fuente que la genera con una rapidez
definida que depende del medio en el que está viajando. Las vibraciones provocan
incrementos locales de presión respecto a la presión atmosférica llamados compresiones, y
decrementos locales llamados rarefacciones; los cambios de presión ocurren en la misma
dirección en la que viaja la onda, pueden verse como cambios de densidad y como el
desplazamiento de los átomos y moléculas de sus posiciones de equilibrio
La mayoría de los sonidos que escuchamos se trasmiten a través del aire. La rapidez del
sonido depende de las condiciones del viento, la temperatura y la humedad. No depende ni de
la intensidad ni de la frecuencia del sonido; todos los sonidos se propagan con la misma
rapidez. La rapidez del sonido en aire seco a 0 ºC es de 330 m/s. Por cada grado de aumento
de temperatura sobre 0 ºC, la rapidez del sonido aumenta 0,6 m/s. Así, en el aire a la
temperatura normal de 20 ºC, el sonido se propaga a 340 m/s aproximadamente.
59
En general, todos los sonidos se propagan por un medio con la misma rapidez, que es
característica de las propiedades del medio. Como la rapidez de propagación de una onda es
el producto de su frecuencia por su longitud de onda, esto implica que los sonidos de mayor
frecuencia son los de menor longitud de onda y viceversa. Por ejemplo, las longitudes de
onda de los infrasonidos son mucho más grandes que la de los ultrasonidos.
En relación con los sólidos y los líquidos, el aire es el peor conductor de sonido. Puedes
escuchar el sonido de un tren lejano con más claridad si colocas el oído sobre el riel. O bien,
mientras estés sumergido en el agua haz chocar piedras. Escucharás muy bien el chasquido.
En los materiales sólidos, es el módulo de Young (E) el que caracteriza las propiedades
elásticas del material. Cuanto mayor sea E, mayor es la rapidez de propagación del sonido.
También la rapidez depende de la densidad del medio; cuanto mayor sea la densidad, menor
será la rapidez de propagación de la onda sonora.
En los líquidos, la rapidez del sonido depende del módulo de compresibilidad (B),
característico de la sustancia. Cuanto mayor sea B mayor es la rapidez de propagación.
Cuanto mayor sea la densidad, menor será la rapidez de propagación de la onda. Como los
seres vivos están constituidos en gran parte por agua, la rapidez de ondas acústicas a través de
los tejidos orgánicos viene determinada por las propiedades de propagación en el agua. Como
la sangre y los tejidos blandos tienen propiedades parecidas (densidad y módulo de
compresibilidad), la rapidez del sonido es muy similar en el agua y en la sangre.
Cuando un sonido que se propaga por un medio, por ejemplo, el aire, se encuentra con un
obstáculo compuesto por un determinado material, la energía sonora de la onda que incide en
él se divide en otras tres:
Reflejada: Parte de la energía de la onda es devuelta por el material. A la reflexión del sonido
se le llama eco. La fracción de la energía que porta la onda sonora reflejada es grande si la
superficie es rígida y lisa, y es menor si la superficie es suave e irregular. El sonido se refleja
en una superficie tal que el ángulo de incidencia que forma la dirección de propagación del
sonido con la normal a la superficie es igual al ángulo de reflexión. A veces, cuando el
sonido se refleja en las paredes, el techo y el piso de un lugar, las superficies vuelven a
reflejarlo, es decir, se refleja varias veces. A estas reflexiones múltiples se les llama
reverberación.
60
+
Transmitida: Parte de la energía de la onda atraviesa el material. Cuanto mayor sea el espesor del
material, menor será la energía transmitida.
Absorbida: Parte de la energía de la onda es absorbida por el material. Los materiales que
más absorben el sonido se utilizan como aislantes acústicos. Mientras más porosa sea la
superficie del material, mayor será la absorción, por ejemplo: alfombra, lana mineral, lana de
vidrio, etc. Es típico el uso de hueveras y otros diseños de rugosidad más elaborados para
aumentar la absorción.
Cuando entramos en una casa sin amueblar, o en obras, o en un portal con escasos muebles,
nuestra voz hace eco. Este fenómeno se da porque los materiales de acabado de interiores,
tales como hormigón, yeso, vidrio, son lo suficientemente rígidos y no porosos como para ser
muy reflectantes. Una vez amueblada la casa, las alfombras y cortinas absorben cantidades
importantes de energía acústica, gracias a su porosidad, reduciendo la reverberación previa.
La absorción del sonido depende tanto del material como de la frecuencia de la onda sonora
incidente. Los materiales porosos absorben más sonido a medida que aumenta la frecuencia,
mientras que los materiales en forma de panel o membrana absorben con mayor eficacia las
frecuencias bajas. Otros materiales, denominados resonantes, presentan mayor absorción a
una frecuencia determinada, que es la frecuencia de resonancia del material.
Refracción: La dirección en la que viaja el sonido siempre está en ángulo recto con su frente
de onda. Las ondas sonoras se desvían cuando algunas partes de sus frentes viajan a distintas
rapideces. Esto sucede, por ejemplo, cuando el sonido se propaga a través de aire a distintas
temperaturas. A tal desviación del sonido se le llama refracción. En verano las altas
temperaturas hacen que el sonido tienda a refractarse hacia arriba, donde su rapidez de
propagación es menor; en invierno ocurre lo contrario.
Difracción: El fenómeno físico mediante el cual el sonido se dispersa como consecuencia del
encuentro con obstáculos se denomina difracción. Puede producirse por dos motivos:
1) Porque una onda sonora encuentra a su paso un pequeño obstáculo y lo rodea. Los
sonidos de baja frecuencia son más capaces de rodear los obstáculos, pues sus longitudes de
onda son lo suficientemente grandes para superar la mayor parte de los obstáculos que se
encuentran.
2) Porque una onda sonora se topa con un pequeño agujero y lo atraviesa. Si la abertura
es grande en comparación con la longitud de onda, el efecto de la difracción es pequeño y el
sonido se propaga en línea recta. Cuando el tamaño de la abertura es menor en comparación
con la longitud de onda, los efectos de la difracción son grandes y el sonido se comporta
como si procediese de una fuente puntual localizada en la abertura.
Los efectos de la difracción imponen una limitación a la capacidad para situar o localizar
objetos pequeños o para identificar sus detalles más finos mediante la reflexión de ondas
sobre ellos. No se produce ninguna reflexión apreciable de las ondas a no ser que el objeto
sea de un tamaño por lo menos del orden de la longitud de onda. Así pues, no puede
observarse ningún detalle a una escala menor que la longitud de onda utilizada. Si se utilizan
ondas de una dada longitud de onda para localizar un objeto, su posición puede conocerse
con un margen de error igual a la longitud de onda utilizada. Debido a que los ultrasonidos
son las ondas sonoras de menor longitud de onda, estas pueden emitirse y reflejarse en
objetos pequeños. Los murciélagos emiten y detectan frecuencias de hasta 120.000 Hz,
correspondientes a una longitud de onda de 2,8 mm, que utilizan para localizar presas
pequeñas como mariposas nocturnas.
61
18. 4 Intensidad del sonido
Un sonido de 10 decibeles es 10 veces más intenso que uno de 0 decibeles, que es el umbral
de audición. De acuerdo con esto, 20 decibles es 100 veces, o 10 2 veces, la intensidad del
umbral de audición; 30 decibeles es mil veces (103) el umbral de la audición y 40 decibeles es
104 veces el umbral. Entonces 60 decibeles representan una intensidad sonora un millón (10 6)
de veces mayor que 0 decibeles; 80 decibeles representan 10 2 la intensidad de 60 decibeles.
La escala decibélica es una escala logarítmica.
Cuando el nivel llega a 85 decibeles hay riesgo de sufrir daños fisiológicos en la audición, y
el grado de daño depende de las características de tiempo de exposición y frecuencia. Los
daños provocados por sonidos fuertes pueden ser temporales o permanentes, según se dañen
o se destruyan los órganos de Corti, que son los receptores de oído interno. Un solo impulso
de sonido podría generar en esos órganos vibraciones suficientemente intensas como para
romperlos. Un ruido menos intenso, pero fuerte, podría interferir con los procesos celulares
en esos órganos y dañarlos. Por desgracia, las células de esos órganos no se regeneran. Los
protectores de oídos normalmente reducen la intensidad del sonido en unos 30 decibles.
Muchas de las actividades del cuerpo humano producen ondas acústicas, en su mayor parte
de baja frecuencia, que transmiten información sobre los procesos y órganos que originan
esas ondas. La auscultación o escucha de los sonidos de origen fisiológico constituye un
método de diagnóstico utilizado habitualmente. El estetoscopio actúa como amplificador de
las ondas acústicas y es utilizado para facilitar la auscultación.
62
+
variable provoca la oscilación del material, lo que da lugar a una onda acústica), generándose
con facilidad ultrasonidos de frecuencias del orden de millones de Hz (o MHz).
Los ultrasonidos se propagan con relativa facilidad a través de los diferentes tejidos
orgánicos, aunque su intensidad disminuye con la distancia recorrida debido a la absorción.
Cada tejido (en general cada material) está caracterizado por un coeficiente de absorción que
indica cuan buen absorbedor de las ondas acústicas es el tejido (ver Tabla 18.II).
Como ocurre con cualquier onda, los ultrasonidos se reflejan parcialmente al cambiar de un
medio de propagación a otro. Por tanto, si se envía un pulso ultrasónico a través del
organismo, sufrirá una reflexión parcial al pasar de un tejido a otro, dando lugar a un "eco"
que puede ser detectado externamente por medio de otro detector piezoacústico (donde ahora,
la onda acústica genera una señal eléctrica que se envía a un medio de registro). El tiempo de
retraso entre la señal y el eco correspondiente permite medir la profundidad del tejido en que
se produjo y, a partir de esto, reconstruir una imagen del organismo, lo que constituye una
ecografía. Típicamente, la energía utilizada es muy baja, lo que resulta inocuo para el
organismo, permitiendo incluso el examen del feto durante la etapa de gestación, en la que el
uso de técnicas basadas en rayos X resultaría peligroso.
Los ultrasonidos también pueden ser utilizados para provocar la ruptura mecánica y la
destrucción selectiva de algunas estructuras o tejidos orgánicos, para lo que se utilizan
intensidades del orden de 190 decibeles.
Si se agita con una varilla dentro de agua en reposo se producirán ondas en su superficie. De
manera análoga, si se agita una varilla cargada eléctricamente en el espacio vacío se
producirán ondas electromagnéticas. Esto se debe a que la carga en movimiento es una
corriente eléctrica y por ende está rodeada por un campo magnético. Como la corriente
eléctrica cambia, el campo magnético varía. Y un campo magnético variable produce un
campo eléctrico. Si el campo magnético oscila, el campo eléctrico que genera oscila también.
Y un campo eléctrico oscilante induce a su vez un campo magnético oscilante. Los campos
eléctrico y magnético se regeneran entre sí y forman una onda electromagnética que se aleja
de su fuente, esto es, de la carga eléctrica vibrante.
Las ondas electromagnéticas son ondas transversales ya que la oscilación de los campos
eléctricos y magnéticos es perpendicular a la dirección de propagación de la onda, como se
muestra en la Figura 19.1. Esta perturbación es de tipo inmaterial, lo que se perturba para que
la onda se propague son campos, no materia. Las ondas electromagnéticas no necesitan de un
medio material para propagarse, pueden propagarse por el espacio vacío. La luz es un
ejemplo de onda electromagnética.
63
Todas las ondas electromagnéticas de cualquier frecuencia se propagan en el vacío con la
misma rapidez que la de la luz visible, esto es, a 300.000 km/s.
Luz Visible: Son las ondas electromagnéticas que el ojo humano es capaz de percibir. Los
colores que percibimos dependen de la frecuencia de la luz que vemos. Las luces de distintas
frecuencias son percibidas como de distintos colores (Ver Figura 19.3). La luz de menor
frecuencia que podemos detectar es la roja y la de frecuencia máxima es la violeta. La luz
blanca del Sol está formada por la combinación de todos los colores visibles.
Ultravioleta: Junto con el infrarrojo y la luz visible, son parte fundamental de las ondas
electromagnéticas emitidas por el Sol. En las personas activan la célula melanocito, que
segrega el pigmento melanina responsable del color de la piel. Las ondas ultravioletas de
longitud de onda larga (UVA) están cerca de la luz visible y son inofensivas. Las
ultravioletas de longitud de onda corta (UVC) serían dañinas si llegaran a nosotros, pero la
capa de ozono de la atmósfera se encarga de absorberlas casi por completo. Las ultravioletas
de longitud de onda intermedia (UVB) son parcialmente absorbidas por la atmósfera y son las
que ante una exposición prolongada pueden causar quemaduras solares, daños en los ojos y
cáncer de piel.
Rayos Gamma: Son producidos por la desintegración de materiales radiactivos. Son las
ondas electromagnéticas de mayor frecuencia y las de menor longitud de onda. Debido a las
altas energías que poseen, penetran profundamente en la materia y pueden causar daño a las
células, por lo que son usados para esterilizar equipos médicos y alimentos .
Los materiales que permiten que la luz se propague por ellos en líneas rectas se dice que son
transparentes a la luz. Tal es el caso del vidrio o el agua. Los materiales que absorben o
reflejan la luz pero no la reemiten, se dice que son opacos. El concepto de transparencia y
opacidad puede extenderse al conjunto de las ondas del espectro electromagnético.
Veamos el caso del vidrio de la Figura 19.4. Como la frecuencia natural de las vibraciones
de los electrones en el vidrio está en la región del ultravioleta, se presenta la resonancia
cuando las ondas del ultravioleta llegan al vidrio: los electrones vibran con gran amplitud. La
energía absorbida por los electrones pasa a otros átomos en forma de calor por choques, y no
se reemite como ultravioleta; esto hace que el vidrio sea opaco a las frecuencias del
ultravioleta. En el intervalo de la luz visible, las vibraciones forzadas de los electrones en el
vidrio tienen menores amplitudes y son más sutiles; hay reemisión de luz (en vez de
generación de calor) y el vidrio es transparente. La frecuencia de la luz reemitida que pasa de
uno a otro átomo es idéntica a la frecuencia de la luz que produjo la vibración de la fuente
original. Los rayos infrarrojos hacen que resuenen moléculas completas y no sólo los
electrones. De nuevo, se genera energía térmica y el vidrio es opaco al infrarrojo. Un ejemplo
parecido se da con las gafas soldadoras, que bloquean los rayos ultravioletas e infrarrojos
emitidos en la soldadura por arco eléctrico, evitando los daños que estos pueden producir en
los ojos como quemaduras o cataratas, pero dejan pasar algo de luz visible.
65
La mayoría de los objetos que nos rodean son opacos, es decir, absorben y reflejan la luz y no la
reemiten. Los libros, las mesas, las sillas y las personas son opacos. Las vibraciones que la luz
absorbida comunica a sus átomos y moléculas se convierten en energía térmica y el objeto se
calienta un poco.
Los metales son opacos. Como los electrones externos de los átomos de los metales no están
enlazados con algún átomo determinado, vagan libremente con poca dificultad por todo el
material. Cuando la luz llega a un metal y pone a vibrar esos electrones, su energía no “salta”
de un átomo a otro en el material, sino que se refleja. Es la causa de que los metales tengan
brillo.
La atmósfera terrestre es transparente a una parte de los rayos ultravioletas, a toda la luz
visible, y a una parte de los rayos infrarrojos, pero es opaca a los rayos ultravioleta de alta
frecuencia. La pequeña parte de radiación ultravioleta que pasa es la causa de las quemaduras
por asolearse. Las nubes son semitransparentes al ultravioleta, y en consecuencia uno puede
quemarse la piel aún en un día nublado. La piel negra absorbe las ondas ultravioletas antes
que penetren demasiado, mientras que en la piel blanca penetran más. Con la exposición
suave y gradual, la piel blanca puede broncearse e incrementar la protección contras los rayos
ultravioletas.
¿Has notado que las cosas se ven más oscuras cuando están húmedas que cuando están secas?
La luz que incide en una superficie seca rebota directamente hacia los ojos; en tanto que si
llega a una superficie mojada rebota dentro de la región mojada transparente, antes de llegar a
los ojos. En cada rebote ocurre absorción y entonces una superficie mojada se ve más oscura.
19.4 Color
A excepción de las fuentes luminosas, como lámparas, la mayoría de los objetos que nos
rodean reflejan la luz, en vez de emitirla. Sólo reflejan parte de la luz que les llega, la parte
que produce su color. Por ejemplo, una rosa no emite luz, más bien la refleja. Si iluminamos
una rosa con luz verde o amarilla, los pétalos parecen negros. Si la iluminamos con luz roja,
los pétalos se ven rojos, pero el tallo y las hojas verdes se ven negros. Eso demuestra que los
pétalos rojos tienen la capacidad de reflejar la luz roja, pero no otros colores. Asimismo, las
hojas verdes tienen la capacidad de reflejar la luz verde, pero no otros colores. Cuando la rosa
se ilumina con luz blanca, los pétalos se ven rojos y las hojas verdes se ven verdes, porque
los pétalos reflejan la parte roja de la luz blanca, y las hojas reflejan la parte verde.
Los distintos materiales tienen distintas frecuencias de absorción y emisión de las ondas
electromagnéticas. En un material, los electrones oscilan con facilidad en ciertas frecuencias;
en otro, oscilan con facilidad en distintas frecuencias. En las distintas frecuencias de
resonancia, donde las amplitudes de oscilación son grandes, se absorbe la luz; pero a las
frecuencias menores y mayores que las de resonancia, la luz se reemite. Si el material es
transparente, la luz reemitida lo atraviesa. Si el material es opaco, la luz regresa al medio de
donde vino. Eso es la reflexión. Un objeto sólo puede reflejar frecuencias que estén presentes
en la luz que lo ilumina.
66
+
frecuencias visibles, como la parte blanca de esta página, es del mismo color que la luz que le
llega. Si un material absorbe toda la luz que recibe, no refleja luz y es negro. Recordemos que
todos los colores juntos producen el blanco. La ausencia total de color produce el negro.
Para el caso de un objeto transparente, el color de un objeto depende del color de la luz que
transmita. Un trozo de vidrio rojo parece rojo porque absorbe todos los colores que forman la
luz blanca, excepto el rojo que es el que transmite. Asimismo, un trozo de vidrio azul parece
azul porque transmite principalmente luz azul, y absorbe la luz de los demás colores que lo
iluminan. El trozo de vidrio contiene colorantes o pigmentos, que son partículas finas que
absorben en forma selectiva luz de determinadas frecuencias. Desde un punto de vista
atómico, los electrones de los átomos de pigmento absorben en forma selectiva la luz de
ciertas frecuencias. De molécula a molécula en el vidrio se reemite la luz de otras
frecuencias. La energía de la luz absorbida aumenta la energía cinética de las moléculas y el
vidrio se calienta. El vidrio ordinario de las ventanas es incoloro, porque transmite
igualmente bien luz de todas las frecuencias visibles.
La rapidez de la luz en un medio transparente como el aire, el agua o el vidrio es menor que
su valor en el vacío. Un medio transparente se caracteriza por su índice de refracción, n, que
es el cociente entre la rapidez de la luz en el vacío y la rapidez de la luz en este medio:
Para el agua, el índice de refracción es 1,33, mientras que para el vidrio varía de 1,50 a 1,66
según el tipo de vidrio. El diamante posee un índice de refracción muy elevado,
aproximadamente 2,4. Cuanto mayor es el índice de refracción de un medio, menor será la
rapidez de propagación de la luz por ese medio. El índice de refracción del aire es
aproximadamente 1,00003, con lo cual, la rapidez de la luz en el aire es prácticamente la
misma que en el vacío y para el aire se puede redondear a 1 su índice de refracción.
Reflexión y refracción: Cuando un haz de luz incide sobre una superficie de separación
entre dos medios, como una superficie aire-vidrio, parte de la energía luminosa se refleja y
parte entra en el segundo medio. Si la luz incidente no es perpendicular a la superficie,
entonces la luz transmitida no es paralela a la incidente. El cambio en dirección del rayo
transmitido se denomina refracción. La Figura 19.5 muestra un rayo de luz que incide sobre
una superficie lisa aire-vidrio. El ángulo ϴ1 entre el rayo incidente y la normal (recta
perpendicular a la superficie) se denomina ángulo de incidencia y el plano definido por
ambas líneas recibe el nombre de plano de incidencia. El rayo reflejado está situado en el
plano de incidencia y forma un ángulo ϴ´1 con la normal que es igual al ángulo de incidencia
El rayo que entra en el vidrio en la Figura 19.5 se denomina rayo refractado y el ángulo ϴ2
es el ángulo de refracción. Cuando un rayo de luz cruza un límite en el cual se reduce su
rapidez, como en el caso de la luz que penetra en el vidrio desde el aire, el ángulo de
refracción es menor que el ángulo de incidencia, es decir, el rayo refractado se aproxima a la
normal. En cambio, si el haz luminoso se origina en el vidrio y se refracta en el aire, entonces
el rayo refractado se aleja de la normal. El ángulo de refracción ϴ2 está relacionado con el
ángulo de incidencia ϴ1 y con los índices de refracción del medio incidente y del medio
transmisor, los llamamos n1 y n2 respectivamente, mediante una relación que se conoce como
ley de Snell:
Reflexión interna total: En la Figura 19.6 se ve una fuente puntual en el agua con rayos que
inciden sobre la superficie agua-aire con diferentes ángulos. Todos los rayos no
perpendiculares a la interfase se desvían alejándose de la normal. Al ir aumentando el ángulo
67
de incidencia, el ángulo de refracción crece hasta que se alcanza un ángulo de incidencia
crítico para el cual el ángulo de refracción es 90°. En el caso de ángulos de incidencia
mayores que este ángulo crítico, no existe rayo refractado. Toda la energía se refleja. Este
fenómeno se denomina reflexión interna total. Puede hallarse el ángulo crítico en función de
los índices de refracción de los dos medios despejando seno ϴ1 en la ley de Snell y haciendo
ϴ2 igual a 90°. Obsérvese que sólo se presenta la reflexión interna total cuando la luz se
encuentra originalmente en el medio con mayor índice de refracción. Matemáticamente, si n2
es mayor que n1, no podría verificarse la ley de Snell porque no existe ningún ángulo real
cuyo seno sea mayor que 1.
Difracción: Al igual que como vimos con el sonido en el capítulo anterior, la luz en
particular y las ondas electromagnéticas en general pueden difractarse. Toda desviación de la
luz que no sea refracción o reflexión constituye una difracción. Cuando la luz pasa por una
abertura grande en comparación con su longitud de onda (que es más pequeña que una
milésima de un milímetro), forma una sombra como la que se ve en la Figura 19.8a. Se ve
una frontera bastante nítida entre las zonas de luz y sombra. Pero si se hace pasar luz a través
de una rendija delgada, se ve que desaparece entones la frontera nítida entre las áreas
iluminadas y la sombra, y la luz se propaga como en abanico, produciendo un área iluminada
que se debilita hasta llegar a la oscuridad, sin bordes bien definidos. La luz se difractó.
La difracción no ayuda a ver objetos pequeños con un microscopio. Si el tamaño del objeto
es más o menos el mismo que la longitud de onda de la luz, la difracción difumina la imagen.
.
La diferencia fundamental entre unas radiaciones y otras es cómo interactúan con la materia
a partir de la energía que estas radiaciones portan. Así, podemos dividirlas en radiaciones
ionizantes y radiaciones no ionizantes. En este capítulo nos concentraremos en el estudio de las
68
+
radiaciones ionizantes.
Las radiaciones ionizantes transmiten la energía suficiente para romper los enlaces químicos
y producir ionización de la materia, extrayendo electrones de sus estados ligados al átomo. Estas
radiaciones pueden alterar las estructuras químicas de las moléculas que forman las células
de nuestro organismo. Se pueden clasificar en electromagnéticas o corpusculares.
Las radiaciones que no poseen la energía suficiente para arrancar electrones de un átomo se
llaman radiaciones no ionizantes. Dentro del espectro electromagnético, por ejemplo, son
radiaciones no ionizantes las ondas electromagnéticas de menor frecuencia (radiofrecuencia,
infrarrojo, luz visible y rayos ultravioleta de baja frecuencia). Las radiaciones
electromagnéticas no ionizantes, aun cuando sean de alta intensidad, no pueden causar
ionización en un sistema biológico. Sin embargo, se ha comprobado que esas radiaciones
producen otros efectos biológicos, como por ejemplo calentamiento, alteración de las
reacciones químicas o inducción de corrientes eléctricas en los tejidos y las células. Algunos
efectos biológicos pueden ser inocuos, como es el caso de la reacción orgánica de incremento
del riego sanguíneo cutáneo en respuesta a un ligero calentamiento. Algunos efectos pueden
ser provechosos, como por ejemplo la sensación cálida de la luz solar directa en un día frío, o
incluso beneficiosos para la salud, como es el caso de la función solar en la producción de
vitamina D por el organismo. Sin embargo, otros efectos biológicos resultan perjudiciales para
la salud, como pueden ser las quemaduras solares o el cáncer de piel generados por la
exposición excesiva a rayos ultravioletas, o el calentamiento excesivo y perjudicial en la piel y
los tejidos producido por la exposición prolongada a rayos infrarrojos o de radiofrecuencias de
alta intensidad
20.2 Rayos X
Los rayos X son ondas electromagnéticas con mayor energía y frecuencia que la luz, por ende
de menor longitud de onda. Son emitidos, por lo general, por desexcitación de los electrones
orbitales más interiores en los átomos. En un tubo de producción de rayos X, el filamento
(cátodo) al calentarse emite un haz de electrones por emisión termoiónica, que son acelerados
por un alto voltaje y chocan bruscamente con una placa metálica (ánodo) (Figura 20.1). Estos
electrones poseen energía suficiente para vencer la repulsión eléctrica de las capas exteriores
de electrones de los átomos del elemento que se usa como recubrimiento del ánodo, pudiendo
llegar hasta el interior del mismo átomo para sacar uno de los electrones de las capas más
cercanas al núcleo del átomo. Al quedar el hueco en esa capa interior, los electrones de las
capas superiores descienden para llenar dicho hueco, emitiendo rayos X (Figura. 20.2).
69
Al considerar la incidencia de radiación X sobre un material, hay que tener en cuenta los
procesos de: (a) Absorción y (b) Atenuación.
(a) Proceso de absorción: es el efecto que produce la imagen. Una radiografía es una sombra
proyectada sobre una placa radiográfica. La absorción depende de dos factores:
del número atómico Z del material (número de protones de los átomos constitutivos). La
absorción de rayos X se incrementa conforme aumenta Z. Los materiales orgánicos
(constituidos por elementos livianos) son bastante transparentes a los rayos X.
del voltaje V aplicado entre los electrodos del tubo de rayos X, el cual determina cuánta
energía adquieren los rayos X. La absorción disminuye al aumentar el voltaje del tubo.
Para un voltaje dado, los distintos materiales tienen distinta absorción de los rayos X. En esto
se basa la posibilidad de su uso en producción de imágenes para diagnóstico. Los elementos
más pesados, como el calcio, absorben mucho más que el oxígeno, hidrógeno y carbono. La
imagen de una placa radiográfica es la sombra de los átomos que absorben la radiación
Como los huesos tienen calcio, se ven con mayor facilidad (su sombra es más oscura). O sea,
los rayos X pasan con más facilidad a través de los tejidos que de los huesos. Para obtener
imágenes de tejidos blandos, como en el caso del sistema digestivo, el paciente debe ingerir
compuestos especiales que contengan bario, por ejemplo, que aumentan el contraste con lo
que lo rodea.
Más del 99% de los átomos de nuestro ambiente cotidiano son estables. Los núcleos en dichos
átomos probablemente no cambiarán durante toda la vida del Universo. Sin embargo, en
algunas clases de átomos, los núcleos de estos son inestables y se desintegran
espontáneamente, transformándose en otros núcleos diferentes. Todos los elementos de
número atómico (Z) mayor que 82 (Z=82 corresponde al plomo) presentan esta característica
y entonces decimos que son radiactivos. También encontramos muchos
isótopos de elementos de Z ≤ 82 que también son radiactivos, como
el yodo-131, el carbono-14 o el cobalto-60. Al núcleo que decae se
lo suele llamar “núcleo padre” y al núcleo producido en la
desintegración “núcleo hijo”. Si el núcleo hijo también es
radiactivo, se desintegra a su vez, y así siguiendo hasta que se
70
+
forma un núcleo estable (no radiactivo). El proceso de
desintegración radiactiva es espontáneo, en el sentido que el
momento exacto en que un dado núcleo decae no puede ser predicho.
Todo lo que se puede predecir es la probabilidad de que un núcleo
radiactivo se desintegre en un dado intervalo de tiempo. El período
durante el cual un núcleo tiene una probabilidad del 50% de sufrir
una desintegración se denomina vida media y es característica de cada núcleo. Los
elementos radiactivos pueden emitir de forma espontánea 3 clases de radiación ionizante:
partículas alfa, partículas beta y rayos gamma.
Partículas beta: Una partícula beta tiene carga eléctrica negativa y es un electrón eyectado
del núcleo. Cuando un núcleo emite una partícula beta, el núcleo hijo aumenta en 1 su número
atómico y mantiene su número de masa (gana un protón y pierde un neutrón). Las partículas
beta tienen menor masa y mayor alcance que las partículas alfa, pudiendo atravesar el papel
con facilidad, pero no una lámina de aluminio o la ropa gruesa. Estas partículas son fácilmente
desviadas de su trayectoria original por los electrones con los que interactúan y tienen menor
poder de ionización que las partículas alfa. Además de perder energía por ionizar electrones,
las partículas beta producen rayos X siempre que sufren una repentina desaceleración. Como
los rayos X producidos tienen mayor alcance que los rayos beta originarios, para una adecuada
protección a los rayos beta el blindaje debe ser de elementos livianos a fin de disminuir la
producción de rayos X por frenado o, para el caso de que sean muy energéticos, recubrir el
material liviano con una capa de plomo, a fin de absorber los rayos X producidos. La emisión
de radiación beta se da en isótopos de todos los elementos.
Rayos gamma: Los rayos gamma son ondas electromagnéticas cuya frecuencia y energía es
mayor a la de los rayos X. No tienen masa ni carga eléctrica. Los rayos gamma son mucho
más penetrantes que los rayos alfa y beta, pudiendo penetrar en varios centímetros de plomo
macizo. Los rayos gamma acompañan a veces una desintegración alfa o beta: al desintegrarse
un núcleo radiactivo, el núcleo “hijo” producido no está necesariamente en su nivel de más
baja energía, entonces pasa a su estado fundamental (de más baja energía) mediante la emisión
de radiación gamma. Al interactuar con la materia, la radiación gamma produce electrones de
gran energía cinética que se comportan como rayos beta y generan una gran cantidad de
nuevas ionizaciones en el medio material.
71
Además de los rayos alfa, beta y gamma, hay diversas radiaciones ionizantes corpusculares
que se emiten del núcleo cuando se lo golpea con partículas energéticas. Un tipo importante
de radiación ionizante a considerar que se genera de diversas reacciones nucleares son los
neutrones, si bien hay que saber que éstos no son ionizantes por sí mismos, es decir cuando
interaccionan con la materia no arrancan electrones. Sin embargo, cuando chocan con un
núcleo atómico pueden activarlo o hacer que éste emita una partícula cargada o un rayo
gamma, por lo que son ionizantes de forma indirecta. Los neutrones son las radiaciones
ionizantes con mayor capacidad de penetración.
72
.
20.4 Fuentes de la radiación ionizante
La radiación ionizante forma parte de nuestra vida cotidiana, ya que es un agente natural con
el que convivimos. Aproximadamente un 82% de nuestra exposición a la radiación ionizante
proviene de fuentes naturales. Esta radiación natural de fondo es originada por:
2) Los rayos cósmicos: Son rayos alfa y otras partículas de alta velocidad que viajan a
través del universo originadas en las estrellas. Cuando estas partículas interactúan con los
núcleos de la atmósfera, producen otras partículas ultraenergéticas y radiación
electromagnética, parte de la cual llega a la superficie terrestre. La atmósfera terrestre atenúa la
radiación cósmica, con lo cual la exposición a esta radiación aumenta con la altitud a la que nos
encontremos. La latitud también influye en la radiación cósmica que recibimos, pues el campo
magnético terrestre la desvía, de tal manera, que la dosis es menor en el Ecuador que en los
Polos.
73
elaboran imágenes que presentan detalles tanto de la estructura como de la función de los
órganos y tejidos. Esta técnica se denomina gammagrafía o centellografía.
La radiación debida a la generación de energía eléctrica con carbón y con reactores nucleares
tiene en promedio contribuciones mínimas menores al 1% del total.
Las unidades dosimétricas más utilizadas para cuantificar las dosis de radiación ionizante
incluyen la exposición, la actividad, la dosis absorbida, la dosis equivalente, la dosis efectiva
y la tasa de dosis.
La exposición es una magnitud que cuantifica la capacidad que posee una radiación para
ionizar una masa de aire. Esto es, expresa la cantidad de carga eléctrica de los electrones que
se genera por unidad de masa de aire. Se mide en coulombs por kg de aire, aunque
tradicionalmente se usa como unidad de medida el Roentgen que equivale a 2,58 x 10 -4 C/kg.
Esta magnitud es muy utilizada, porque es fácil de medir, pero no ofrece información sobre el
daño producido en un paciente debido a que no tiene en cuenta la radiosensibilidad de los
tejidos u órganos que atraviesa.
En los seres vivos, particularmente, el efecto que causa la radiación se mide en términos del
daño biológico, y éste puede variar notablemente de un tipo de radiación a otro. Para tener en
cuenta esto, se define una magnitud denominada dosis equivalente, que se se mide en sievert,
que equivale a 1 J/kg. Se define la dosis equivalente como la dosis depositada en el
organismo, multiplicada por un factor de calidad que tiene en cuenta el tipo de radiación
ionizante a la que se está expuesto. Por ejemplo, para el caso de la radiación alfa, el factor es
20, para radiación por neutrones es entre 5 y 20 (depende esto de la energía de los neutrones)
mientras que para los rayos X, gamma o beta el factor es 1 (con lo cual, la dosis absorbida y
la dosis equivalente son numéricamente iguales).
El daño producido por las radiaciones ionizantes en un ser vivo, además de depender de la
dosis absorbida y del tipo de radiación, también está influenciado por el tejido u órgano que
ha sufrido la irradiación. Esto se debe a que no todos los tejidos de nuestro organismo son
igual de sensibles a la radiación y por lo tanto no todos ellos contribuirán de igual forma al
perjuicio que una misma dosis equivalente tendrá en nuestra salud. Para tener en cuenta este
factor, se define otra magnitud que es la dosis efectiva, que al igual que la dosis equivalente,
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se mide en sievert. Se define la dosis efectiva como la suma (Σ) de las dosis equivalentes
recibidas en los distintos órganos o tejidos, multiplicadas por un factor de ponderación que es
característico de cada tejido (ver Tabla 20.III) y no depende del tipo y la energía de la
radiación.
Una persona en promedio está expuesta a una dosis efectiva de 2,4 milisievert (mSv) por año
(1 milisievert = 0,001 sievert) debida a la radiación natural, aunque este número puede variar
considerablemente. Algunos promedios nacionales exceden los 10 mSv por año. En las
localidades en que el suele tiene concentraciones elevadas de elementos radiactivos, la dosis
puede llegar a ser hasta 20 veces el valor promedio mundial. La dosis efectiva anual debida a
los rayos cósmicos a nivel del mar es en promedio de 0,4 mSv. Como la intensidad de los
rayos cósmicos aumenta con la altitud, en las ciudades localizadas a una gran altitud, los
residentes pueden recibir dosis efectivas de rayos cósmicos varias veces mayores que las que
reciben las personas a nivel del mar. Los viajes aéreos en promedio dan lugar a una dosis
anual extra de 0,01 mSv.
La principal fuente de exposición a la radiación artificial para una persona son los exámenes
médicos, siendo la dosis efectiva promedio del orden de 0,4 mSv. La Tabla 20.IV presenta
valores de dosis efectiva de distintas prácticas médicas.
Para entender que representan las magnitudes dosimétricas que acabamos de definir, vamos a
imaginarnos que estamos debajo de una tormenta de granizo .La cantidad de granizo que cae
representa la actividad, el número de granizos que nos alcancen representará la dosis
absorbida.. El número de granizos que nos alcanzan y su tamaño es lo que, para las
radiaciones ionizantes, nos indica la dosis equivalente. Lo mismo ocurre con las radiaciones
y los tejidos de nuestro cuerpo y por eso es necesario utilizar la dosis efectiva.
Hay una magnitud que también va a influir en el efecto que produzca la radiación ionizante
en nuestra salud: la tasa de dosis, que indica la dosis de radiación recibida por unidad de
tiempo. Se sabe que una misma dosis recibida durante un largo periodo de tiempo es menos
nociva que si esa misma dosis se recibe en segundos o minutos.
Se debe evitar exponerse a radiaciones mayores que la normal de fondo por los daños que
pueden provocar. Las células de los tejidos vivos están formadas por moléculas de estructuras
intrincadas en el seno de una salmuera acuosa, rica en iones. Cuando la radiación ionizante
encuentra esta “sopa” muy ordenada, produce caos a escala atómica: rompe o altera la
estructura de algunas moléculas, y crea las condiciones en las que se formarán otras
moléculas, que pueden ser dañinas para los procesos vitales.
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Si la molécula alterada es importante para el funcionamiento de la célula, como es el caso del
ADN, la célula podrá resultar lesionada o muerta. Si la radiación no es demasiado intensa, las
células pueden reparar la mayoría de los daños moleculares, Una célula puede sobrevivir a
una dosis letal de radiación si se reparte durante largo tiempo, para permitir intervalos de
recuperación o cicatrización. Cuando la radiación es suficiente como para matar las células,
las células muertas se pueden reponer con otras nuevas. Una excepción importante son casi
todas las células nerviosas, que son irremplazables.
Existe un conjunto de criterios que deben ser tomados en cuenta en radioprotección,y que
son tres parámetros: distancia, tiempo y blindaje
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Además de las técnicas de diagnóstico con rayos X y medicina nuclear, la otra gran
aplicación de las radiaciones ionizantes en medicina surge de su capacidad para destruir
células. La aplicación selectiva de fuertes dosis de radiación en tejidos malignos o tumores se
ha demostrado como una vía eficaz en ciertas modalidades de cáncer.
Existen dos métodos bien diferenciados para el tratamiento de enfermedades con radiaciones
ionizantes. La radioterapia, que utiliza fuentes de radiación "encapsuladas" y la medicina
nuclear, en la cual la sustancia radiactiva se administra al paciente a tratar (inyección, vía
oral, inhalación), unida a un fármaco.
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