Salomón, el nuevo rey de Israel, no tenía experiencia gobernando y sabía que necesitaba la ayuda de Dios. Él viajó al tabernáculo y ofreció sacrificios, y Dios le dijo que pidiera lo que quisiera. Salomón no pidió riquezas o fama, sino sabiduría para gobernar justamente. Dios estuvo complacido y le dio un corazón sabio, además de riquezas y gloria.
Salomón, el nuevo rey de Israel, no tenía experiencia gobernando y sabía que necesitaba la ayuda de Dios. Él viajó al tabernáculo y ofreció sacrificios, y Dios le dijo que pidiera lo que quisiera. Salomón no pidió riquezas o fama, sino sabiduría para gobernar justamente. Dios estuvo complacido y le dio un corazón sabio, además de riquezas y gloria.
Salomón, el nuevo rey de Israel, no tenía experiencia gobernando y sabía que necesitaba la ayuda de Dios. Él viajó al tabernáculo y ofreció sacrificios, y Dios le dijo que pidiera lo que quisiera. Salomón no pidió riquezas o fama, sino sabiduría para gobernar justamente. Dios estuvo complacido y le dio un corazón sabio, además de riquezas y gloria.
Salomón era el nuevo rey. Él no tenía experiencia y no sabía que
hacer para gobernar en justicia. También sabía que no podría ser un rey bueno y justo sin la ayuda de Dios. Entonces Salomón fue a Gabaón donde estaba el tabernáculo de Moisés para buscar a Dios. Allí él sacrifició mil holocaustos sobre el altar adorando y dando honra a Dios. Una noche, Dios apareció a Salomón en sueños diciéndole: “Pide lo que quieras que yo te dé.” (1 Reyes 3:5) Y ¿Saben qué niños? Salomón no pidió dinero. Tampoco no pidió fama o larga vida. Pero él pidió que Dios le daría sabiduría para que podría ser un rey bueno y justo sobre el pueblo de Dios. La petición de Salomón agradó a Dios mucho porque no era una petición egoísta. Entonces Dios le dio un corazón sabio y entendido. También Dios dio a Salomón cosas que él no había pedido. Le dio riquezas y gloria de tal manera que entre los reyes ninguno haya como Salomón en todos sus días. CONCLUSIÓN: Salomón es él que ha escrito los Proverbios. El tiene este consejo para nosotros: Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que la plata. (Proverbios 16:16)