Está en la página 1de 17

El DUELO EN LA PAREJA ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE LA PROCREACIÓN

Autor
María de la Luz Hernández Macedo

INDICE

Presentación
1. El duelo en la pareja ante la imposibilidad de la procreación
1.1.. Familia
1.2. Antecedes históricos de pareja
1.3. Concepto de pareja
1.4. Estereotipos
1.5. Duelo por infertilidad
1.6. Etapas del duelo
1.7. El ser hombre y el duelo
1.8. El ser mujer y el duelo
1.9. Crisis de pareja
1.10. Abanico de posibilidades
2. Teoría fundamentada
3. Conclusiones
4. Referencias
El DUELO EN LA PAREJA ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE LA PROCREACIÓN
Autor
María de la Luz Hernández Macedo

Presentación

La infertilidad es un problema de salud en México afectando a cerca del 10% de las parejas;
60% de los casos son debidos a factores femeninos, 30% a factores masculinos y 10 % a desordenes
de ambos cónyuges (Martínez, 2012 p.67).
De acuerdo a lo anterior la infertilidad en México se encuentra direccionada a la mujer, en
cuanto al varón según la estadística es menor, de ahí es importante comentar que en el contexto
socio-cultural del país, la presión se da con cierta tendencia a la mujer, entonces el hombre esta ante
el riesgo de ser infiel o chantajista, tener una crisis de pareja, entre otros factores de peligro; por los
estereotipos que son aprendidos a lo largo de la vida y que rigen la toma decisión al respecto, sin
embargo ante el suceso, la mujer puede presentar obstinación hacia el embarazo, por una coerción
del ambiente en el que se desarrolla.
En este sentido, es importante hacer la acotación de cómo vive la pareja la perdida, existen
diferencias entre el duelo de la mujer y el hombre.
La presente investigación documental hace referencia al tema del duelo en la pareja ante la
imposibilidad de procreación, de suma importancia en la sociedad, ya que se asume desde la
infancia, adolescencia, que los hijos son una bendición, el legado de una familia que enaltece el
apellido. De ahí el cuestionamiento ¿Qué sucede cuando la pareja recibe la noticia de que no podrán
ser padres?, el diagnóstico es infertilidad, se sometieron a tratamientos de reproducción asistida, sin
éxito alguno; al insistir en ello puede ocasionar severos daños a la salud.
Es necesario estudiar cómo la mujer y el hombre asumen este duelo en relación a su
experiencia e historia de vida, evocando temas relacionados a la familia, a la elección de pareja,
tomando en consideración lo aprendido como constructo social, duelo, crisis en la pareja y por
supuesto, una gama de posibilidades en la re significación, un nuevo replanteamiento como persona,
mujer u hombre.
Tan solo imaginar que la mujer no podrá amamantar a un niño, que su vientre está seco,
como aquel árbol que nunca dio frutos, aquellos juegos sobre el cargar al muñeco, se quedaron en el
pasado. De lado masculino ser fuerte, no se permite llorar, debe proteger y tomar decisiones, pues él
es pilar de la familia.

2
El principal interés es conocer las manifestaciones que presenta ante una pérdida, ambos
géneros, en tanto, la mujer tiende a la elaboración de un duelo normal, en comparación al hombre
que no proyecta sus emociones, pensamientos, vive encerrado en un sufrimiento silencioso.

1. El duelo en la pareja ante la imposibilidad de la procreación

El termino infertilidad es definido como la incapacidad de una pareja para concebir


(completar un embarazo) después de doce a veinticuatro meses de mantener relaciones sexuales,
frecuentemente y sin utilizar métodos de planificación familiar, las causas pueden ser diversas:
endometriosis, alteración en la producción de espermatozoides, retraso en la edad de concepción,
infecciones, entre otras (Brugo, 2003. p. 23).
Al enterarse formalmente que la pareja no se encuentra en posibilidades biológicas para ser
padres, vienen a ellos estos pensamientos desgastantes, puesto que no podrán abrazar a un hijo que
viene del amor de ellos; es un evento que es marcado desde la antigüedad siendo que la mujer ha
sido simbolizada como signo de fertilidad, a través de obras donde se muestra amamantando a su
bebe o la sagrada familia vista como la célula básica de la sociedad (Arce, 2011. p. 10).
La mayoría de las mujeres desde la infancia anhelan ser madres, debido a que son educadas
para crecer y tener hijos, esto se da desde el contexto en donde cada una se desenvuelve por los
roles en que han estado inmersas, como jugar a la comidita, a los esposos, cambiar el muñeco; más
bien se les instruye a reflejarse en el espejo de futuras madres.
En relación a la parte masculina Villamizar (2005), hace referencia al poder de tomar
decisiones, el hombre es quien tiene la gran responsabilidad de salvaguardar a su pareja y por ende
a su descendencia, es un proveedor competitivo, mientras que en lo emocional existe carencia en la
expresión de los sentimientos; siendo estos factores relevantes en el tema ¿cuál es la interpretación,
del cómo vive la mujer y el hombre la imposibilidad de la procreación?, por supuesto es de
manera distinta, siendo de gran importancia, el contexto y otras variables culturales, de ahí la
notabilidad de profundizar, debido a que el hombre y la mujer de acuerdo a la historia de vida, lo
asumen social, psíquica y emocionalmente con sus propios recursos, tomando en cuenta sus propias
características de personalidad.
Cabe mencionar que desde el transcurso del noviazgo formal, el tener hijos es uno de los
temas importantes por acordar, trascendental sin lugar a duda; basta realizar una pequeña
introspección, por ejemplo: visualizar una pareja sentada en el parque, bajo la sombra de aquel
árbol frondoso e idealizar la descendencia soñada, siempre juntos en el embarazo, tomarse fotos
mes a mes, parto sin problema e incluso el varón en sala de quirófano de la mano de ella, listo para

3
tomar a su recién nacido, más adelante niños obedientes, al parecer todo un evento mágico, sin
contemplar que pueden existir graves dificultades.
Rodríguez (1991), refiere que cada etapa de la vida, el noviazgo, el matrimonio, trae
situaciones relacionadas con cambios, fatalidades en la pareja diariamente se puede enfrentar a
posibles crisis existenciales personales, de pareja, una de ellas es el querer y no poder ser padres.
En consecuencia, un chubasco de grandes emociones llega, la pareja se somete físicamente
a innumerables tratamientos, donde se requieren múltiples esfuerzos, ya que son demasiados
costosos, muchas veces no ofrecen el resultado esperado. Todo ello va provocando sentimientos
amenazantes, vergonzosos, cambios importantes en lo cotidiano, en la salud mental, después de
tiempo se observan síntomas de depresión, o bien ansiosos, hostilidad en las relaciones
interpersonales, tristeza, lo que es peor mucha frustración dada la incapacidad de tener un hijo
(Arce, 2011).
Por tanto, se infiere que el diagnóstico de infertilidad es una alteración al equilibrio
personal genera desesperanza y confusión; desde lo emocional es una gran pérdida que implica un
fuerte dolor para la relación.
Derivado de lo anterior es importante que la sociedad esté informada, acerca del duelo que
una pareja sufre ante la imposibilidad de tener hijos, esta situación los lleva a situaciones
desgastantes, en todos los contextos en los que se desarrolla, hablar de que esta infertilidad, no solo
lastima a la mujer por la condición cultural, también al hombre; el romper paradigmas del silencio,
sobre todo por la apariencia que muestra al fingir que no pasa nada, el callar su dolor que lo
consume día a día, en la incertidumbre de no poder realizar el deseo de procreación en su proyecto
de vida, inculcado desde la infancia; socialmente se tiene que ser padre o madre para cubrir los
roles, abrazar, amar, pensar en todo el proceso de evolución del mismo, fortaleciendo la creencia
cultural de dejar un legado a través de ello.
Esta investigación aportará el supuesto que los individuos sean más sensibles, ante estos
hechos de la existencia, ofreciendo de apoyo familiar, así como la implicación del apoyo
tanatológico para confrontar la problemática, además de todo un abanico de posibilidades para la
mejora de la calidad de vida.
Castro (2014), refiere que cuando un integrante de la familia pierde su equilibrio, se lastima
el sistema, entonces es necesario mostrar habilidades como la empatía, escucha activa, ser creativos
en la búsqueda de soluciones, para disminuir ansiedad.

4
1.1 Familia

Dado que una de las redes de apoyo para la pareja es la familia, institución donde se obtienen
las primeras experiencias de aprendizaje, enseñan valores, normas, primeros hábitos, ofrece amor,
seguridad, protección y bienestar necesario para todo individuo; en fin es una fuente de crecimiento
para hombres y mujeres (Moreno, 1999, p. 2).
Si bien es cierto que la familia es un factor protector para el individuo, existe una fuerte presión
social ante la realidad de una pareja que se encuentra en crisis por el diagnóstico de infertilidad,
cabe señalar que este hecho se presenta con comentarios “para cuando se embarazan”. De ahí, se
proyecta lo que será la pareja en el ambiente, si permanecerá o se va excluir en el contexto de
reuniones o fechas importantes.
Satir (2002, pp. 23-25), expresa que todo comienza dentro de la familia, con una autoestima
apropiada para poder enfrentar cada una de las adversidades que se presentan en el mundo exterior;
como la imposibilidad ante la concepción, por lo tanto, se hace referencia a los tipos de familia:
Familia nutricia: los padres se consideran acompañantes, reconocen ante ellos equivocaciones
como aciertos. En general existe armonía, fluidez en las relaciones interpersonales, si acontece
algún evento de sus miembros se adaptan al cambio, siendo de gran importancia los sentimientos,
emociones, pensamientos y el trato como la persona que se es. Desarrollan destrezas en los hijos,
como la autoestima, comunicación, asertividad, razonamiento y solución de conflictos.
Familia conflictiva: los miembros parecer permanecer dentro del ambiente por obligación, apenas
se toleran, no se disfrutan, se encuentran de mal humor, la convivencia casi nula, mientras que
fuera de casa se manejan buenas relaciones sociales, sirven de apoyo para los demás, aunque se
manejan con individualismo.
Por su parte Bronfman (2000, p. 326), afirma que todo lo aprendido en el grupo familiar de
pertenencia, incentiva la individualidad y la formación de la identidad. Al momento de culminar el
proceso se opta por la separación del sistema familiar, para que este pueda construir la propia; con
la intención de encontrar alguien que cubra las expectativas para elegir una pareja, de ahí que la
mujer desea un hombre que solo se fije en ella, la respete, valore, la haga crecer brindándole
consuelo y satisfacción sexual, que la acoja en momentos difíciles, mientras que los hombres
buscan personas que satisfagan sus necesidades coitales, que los miren con alto conocimiento para
la toma de decisiones.
Desde tiempo atrás la pareja ha sido una de las polémicas fundamentales en el propósito de
la existencia de los individuos, siendo que estas decisiones tendrán un impacto social, cultural
debido a que se realizan desde el propio marco de referencia que a cada quien le fue mostrado, si

5
desde la infancia hubo violencia, consumo de sustancias, infidelidad, existe la probabilidad de que
sea de esa forma; conocer al paso de los años como se ha modificado la pareja, es de suma
importancia y contrastar si en efecto ha sufrido una transformación o es una realidad enmascarada.

1.2 Antecedes históricos de pareja

Rodríguez (1991, p. 20), realiza una síntesis sobre los antecedentes de pareja en las diversas
civilizaciones:
a) Griegos: gozaban de libertad sexual, no había tabúes, ni represiones.
b) Romanos: exigía la fidelidad de la mujer, existía libertad sexual, mientras que el hombre no se
involucrara con una mujer ajena.
c) Chinos: como norma el contrato por compraventa, los padres vendían a sus hijas, siendo esclavas
del cónyuge y de los suegros.
d) Japoneses: la mujer sometida al marido, en silencio cuando el hombre hablaba, al salir juntos, el
varón adelante y ella atrás, en total sumisión.
e) Los indios: los padres casaban a un niño con una niña, de hecho la procreación era un deber
sagrado, creían que una multitud de almas estaban esperando un cuerpo para reencarnarse; la mujer
era vista como fabricante de hijos, devaluada en el rango de instrumento.
Definitivamente, el matrimonio como el amor no hacía un equilibrio, ya que había intereses
políticos, financieros, religiosos y sociales. En la historia de México Aquino (2007, p.11) refiere
que en la época colonial la moción del matrimonio era por amor, deliberada con mucha frecuencia
en los padres, ya que elegían las parejas a sus hijos, para coalición de las familias, intercambiar
beneficios, heredar privilegios y riquezas. Con frecuencia las relaciones de pareja eran cotidianas en
función de ganancias sociales, mercantiles o políticas.
Contrariamente en la actualidad, el permanecer en una vida conyugal está asociado a una
atracción física, a la complementariedad, al libre albedrío; sin embargo los individuos se dan más
tiempo disfrutando de lo que les agrada, marcan límites para pensar en vivir con alguien o tener
hijos, suelen controlarse con métodos anticonceptivos por tiempos prolongados, esta suele ser una
de las razones que emanan culpa sobre todo en la mujer, al querer elegir en algún momento tener
un hijo, y no se presenta, asume que este es el motivo e incluso le llaman “castigo divino”.

6
1.3 Concepto de pareja

Después de hacer una revisión en la antigüedad sobre las parejas es necesario apuntar sobre su
concepto, que se concibe como la alianza de dos personas en la que existe una relación de interés
mutuo, ajustándose a un nuevo rumbo de vida, a la negociación de reglas (Aquino, 2007, p.14).
De tal modo que las personas que han elegido formar una relación comparten sentimientos
valores, fracasos, traumas, tristezas, así como distas entre ellas (Satir, 2002, p.160).
Es cierto que al no ponerse de acuerdo en situaciones o bien de existir una lucha de poder en la
pareja, ocasiona crisis que desencadenan en posibles quebrantamientos, sobre todo al momento de
recibir la noticia de infertilidad deben conversar sobre los costos de tratamientos de reproducción
asistida, los que por cierto son altamente costosos.
Por eso Maturana (1996), plantea que la comunicación constituye un elemento fundamental en
donde el compromiso, la intimidad y el romance deben permanecer como factores que solidifiquen
la estructura:
a) Compromiso: componente de la relación que mantiene el interés y responsabilidad de la pareja,
sobre todo en los instantes de más riesgo en la pareja.
b) Intimidad: capacidad de profundizar en los temas donde existe conflicto, la finalidad es sentirse
protegido, es decir hablar acerca del verdadero sentimiento de no ser padres biológicos.
c) Romance: conductas propias para generar atracción, acciones que demuestran sentimientos, de
hecho, este es un factor de protección en la relación de pareja, sentirse importante en la fase grave.
Si bien es cierto la pareja sufre crisis, es parte de la esencia misma; la adaptación al diagnóstico
de infertilidad, va ir enfocando la búsqueda de estrategias; así como la personalidad, el ser hombre o
mujer, lo aprendido a nivel familiar, presión social, cultural, va a determinar si la pareja sigue bajo
el mismo proyecto o se rompe el compromiso en su totalidad; la estigmatización a la desaprobación
social, de no verse cubriendo roles establecidos como padres.

1.4 Estereotipos

De modo que Benítez (2010), define al género como el acumulado de ideas que cada cultura
elabora sobre la discrepancia sexual, se atribuyen características específicas a las actividades de las
esferas de la vida; es decir el género es una construcción social acerca de ser hombre y ser mujer;
por lo tanto, el rol de genero esboza al conjunto de expectativas acerca de comportamientos sociales
considerados apropiados para las personas que poseen un sexo determinado, de ahí que todas las
mujeres están hechas para la maternidad y el hombre para tener hijos; son algunos signos culturales

7
que giran en lo social, el compromiso principal del hombre dentro de la familia es mantenerla, la de
la mujer sostenerla.
Por su parte Sterm (2007, p. 105), define que los estereotipos son creencias fuertemente
arraigadas que se imputan a roles de hombres y mujeres; se graban inconscientemente, a través de la
socialización, no de la conciencia. Su importancia radica que al predisponer del comportamiento se
provocan respuestas esperadas, de tal forma que se refuerza el estereotipo.
En tal sentido apunta Mateos (2009), que la paternidad como parte del rol masculino
experimentado es un elemento concluyente, en la trasmisión de modelos de masculinidad para los
varones; el ser padre es la única participación en la procreación. De otro modo ¿Qué sucede cuando
el hombre, no puede o no desea tener hijos?
Entonces se lucha contra un muro social, bastante duro de romper; donde el hombre reprime sus
sentimientos, prefiere callar y llorar en el obscuro silencio.
De la misma manera Rage (1996, p. 245) afirma que las mujeres también sufren estereotipos
femeninos, percibidas como dependientes, sumisas, pasivas, ilógicas, frágiles, sin ambiciones,
trabajadoras, diseñadas por la naturaleza para ser amas de casa y madres; es ser biológicamente
complementaria a un hombre.
En la actualidad, tanto hombres y mujeres se desarrollan en actividades donde ambos son participes
en funciones de la vida cotidiana como: plomeras, científicas, en cuanto a hombres gastronomía,
diseñadores de moda. En la pareja el crecimiento debe ser mutuo, de ninguna manera aplica ser
sombra del otro; por lo tanto, la pareja tiene como objetivo mediato trabajar en equipo para buscar
alternativas a situaciones que generen conflicto, uno de ellos, es el no poder tener descendencia.

1.5 Duelo por infertilidad

Al haber revisado temas con anterioridad relacionados con la familia, la pareja, ahora damos
paso al tema que concierne, el duelo en la pareja ante la imposibilidad de la procreación; de acuerdo
a los constructos sociales del ser hombre que reafirma el ser viril o macho, lo demuestra teniendo
hijos, así como en la mujer que ha sido creada para la fertilidad; sin embargo al paso del tiempo
descubrir que no será de esa manera, trae como consecuencia un luto invisible; constatar que esa
matriz no será ocupada, esos pechos no se vaciaran al amamantar. Esa mujer que en otro momento
de su vida, se ilusiono con ser madre, por esos roles sociales generados, que el varón seria abuelo, y
que habría una descendencia que llevara el apellido en alto.
De hecho, Tame (2007, pp. 7-11) hace una reseña histórica sobre las tratas de infertilidad
año 2000 a.C. donde la mujer bebía agua de melón mezclada con la leche de la madre de un varón,

8
las que solían eructar eran infértiles; lo que es peor los parámetros utilizados en la antigüedad,
carecían de conocimiento que lograba denigrar a la mujer al punto de ocasionar lesiones
emocionales, que derivaban en la auto devaluación, por consecuencia en un marcaje contextual.
En México los indígenas huicholes elaboraban muñecas de tela, las dejaban en cuevas donde
creían que habitaban diosas de la concepción, después de cierto tiempo las tomaban usándolas,
pensando que este ritual les daría la oportunidad de embarazarse; en este sentido se apegaban a la
creencia para contrarrestar el malestar por la pérdida ante la reproducción.
La autora apunta que las mujeres mexicanas profesaban que la infertilidad se debía a la
ingestión de comidas fritas, y se prevenía comiendo tres hojas de maíz negro crudas, una por una
durante tres noches, consecutivas de la luna nueva.
Actualmente la pareja que no puede tener hijos es considerada por mucha gente como
inaudito, esto genera un sufrimiento en ambos y se vive como un proceso de pérdida; Arce (2011,
p.17), apunta que se da en diferentes fases:
1. Cuando el embarazo no se da en lo programado, ha pasado entre 18 y 24 meses sin usar métodos
de planificación familiar.
2. Al término de cada tratamiento, los resultados no son los esperados.
En otras palabras; la seguridad que producen los tratamientos en la pareja va retardando, el
que la pareja acepte la infertilidad, siendo que es primordial que acepten el proceso de duelo, donde
se experimentan reacciones psicológicas, sociales, físicas ante la percepción de una perdida.
Ya lo dice Polo (2006), el duelo es la reacción frente a la perdida de algo significativo, que
puede ser una persona, una relación, en este caso el no poder tener un hijo, representa una
desviación del estado de bienestar donde es necesario tener un equilibrio emocional y físico, se
requiere de tiempo para que la persona en duelo este en una homeostasis, es decir consiga un
equilibrio, y más adelante nuevas pautas que le permitan tomar decisiones.
El duelo constituye un ciclo con ritmo, tiempos y características específicas, es un espacio
de meditación y soledad donde se procesará la experiencia de la perdida (Castro, 2007, p. 107).
Es necesario que el ser humano se enfrente al dolor para poder reconstituirse con
posterioridad en una persona con mayores fortalezas, todos lo experimentan en diversas fases.

1.6. Etapas del duelo

Por lo anterior, se hace mención de las etapas de duelo de acuerdo a Kubler- Ross (citado
por Polo, 2006 pp. 84-85).

9
1. Negación y aislamiento: cuando la pareja conoce el diagnóstico certero de infertilidad, la primera
reacción es de negar la realidad; la pareja se aferra a que no es verdad, se ha cometido un error
(buscan varias opiniones médicas).
2. Ira: la pareja se torna con cólera, rabia, envidia, resentimiento, es un momento de búsqueda de
culpables. El enojo se dirige al “yo” al, “tu” es un instante o muchos, de reclamos con Dios, con
todo lo expuesto, puede traer una crisis en la relación.
3. Pacto: Acuerdo, una promesa espiritual que se hace en secreto, ante la desesperación. Como
ejemplo: la pareja puede irse de viaje, incentivándose para poder planificar, reorganizar nuevas
estrategias.
4. Depresión: Existe una profunda tristeza, ya no se puede esconder el dolor, la pareja comienza a
sentir desesperanza, desolación, ganas de llorar, llorar, no parar, hasta que no haya una lagrima más;
piensan que ya no hay nada, opciones, ninguna que los lleve a ser padres biológicos.
En esta etapa la pareja se aísla de su ambiente social, familiar e incluso su cotidianeidad, se
ve lastimada, no hay interés por las actividades que realizaban de manera personal y junta; cada uno
vive su propio dolor.
5. Aceptación: después de la catarsis emocional, de esa gran sacudida, existe una aproximación a un
nuevo plan, se renueva para la búsqueda de expectativas, aunque la dificultad reproductiva sea
identificada en un miembro de la pareja, el resignificarse es que ambos caminaran juntos en
soluciones; el vivir el presente, sin anclarse al pasado.
Adaptarse a la infertilidad, no es nada fácil, se debe reconocer el dolor de que no tendrán la
experiencia de procrear, y al paso del tiempo empezar a recuperar su imagen corporal, que tiene que
ver con hábitos saludables (limites, alimentación sana, ejercicio, chequeos médicos, salir, etc.), al
final evaluar la importancia de desear ser padres, tal vez de corazón (adopción).
El duelo en la pareja ante la imposibilidad de la procreación, lo externan de manera
diferente el hombre y la mujer.

1.7. El ser hombre y el duelo

En este sentido, a los varones no se les permite experimentar miedo, afecto, tristeza, de ahí
mensajes “mejor no hablo porque podría percibirme como un hombre débil”, “los hombres no
lloran”; es decir son introyectos desde la niñez y al paso del tiempo se van marcando socialmente;
de hecho, esa afectividad reprimida suele detonar y cuando esto sucede es caótico, termina con lo
que existe a su alrededor (Castro, 2007, p. 91).
Justamente Rage (1996, p.242), menciona algunas características del rol masculino:

10
1. Emociones inadaptables: el hombre tiende a mostrar sus afectos siendo un buen proveedor, como
proporcionar los recursos económicos de los tratamientos de fertilidad, es la forma de amar
regularmente para el varón.
2. Independencia: siente que es capaz de resolver cualquier necesidad para aliviar el dolor de su
pareja, sin redes de apoyo, ya que siente vergüenza que la gente a su alrededor perciba su sentir.
3. Ira: después de varios intentos en los tratamientos, quiere abandonar el proceso, no observa
avance.
4. Negación del miedo: disfrazar sus sentimientos, emociones sobre el tema de no poder tener hijos.
5. Distanciamiento: No profundiza en la situación de la infertilidad, con nadie externo, evita
encuentros sociales.
6. Exitoso: Al desear ser el mejor, la situación de no tener hijos, le ocasiona frustración.
En lo tocante a la sexualidad, el hombre tiene la idea de que le faltan espermatozoides de
calidad para la concepción, su pensamiento es que le falta virilidad, disminuye la frecuencia de las
relaciones sexuales, ya que estos le recuerdan la perdida y prefiere evitarlas, además de que produce
ansiedad e inseguridad, por toda la situación que vive, las relaciones coitales dejan de ser
placenteras.

1.8. El ser mujer y el duelo

Siendo niñas se aprenden conductas relacionadas a lo femenino como ser madre, además
que biológicamente está diseñada para tener hijos. De tal modo, que ante una maternidad frustrada
la presión social es mayor para la mujer. La sociedad en gran medida tiene influencia para que la
mujer tenga la ilusión de procrear, y a través de la introyección se va dando la conducta en la que
vive (Rojas, s.f.).
Las mujeres que desean ser madres se enfrentan a mensajes sociales:
“una mujer al casarse debe tener hijos”, “una mujer debe ser madre”,” si una mujer no tiene hijos,
no sirve”, “la mujer se auto realiza a través de los hijos”, “los hijos son una bendición de Dios.”
Por tanto, se debe considerar que actualmente existen mujeres, que no está dentro de su proyecto de
vida ser madres, son responsables de esta elección. Sin embargo, hay mujeres que ante tales
exigencias como la procreación, les ocasiona una crisis emocional.
Castro (2007, pp. 92-94) expresa el manejo de duelo en hombres y mujeres de la siguiente
forma:

11
En los hombres
1. El duelo ante la imposibilidad de procreación debe ser reconocido abiertamente, para trabajar el
desconcierto y la ansiedad. Darse cuenta del aquí y el ahora, de una realidad.
2. Confrontar el dolor hoy, en lo actual, darse permiso para llorar, hablar, gritar, reorganizar su plan
de vida. Este punto es definitivo, ya que el hombre maneja un duelo invisible, lo transporta a beber,
fumar, a consumir sustancias psicoactivas, a trabajar demasiado.
3. Resolver a través de estrategias que le permitan irse adaptando a las nuevas circunstancias.
En las Mujeres:
Tienen mayor probabilidad de salir adelante en la elaboración del duelo normal ante no ser
madres, desde que poseen habilidades para expresar sus emociones, pensamientos, sentimientos, sin
embargo, existen características aprendidas que pueden ensombrecerlo aún más como:
A la mujer se le asume con la necesidad de ser mimada, apoyada económicamente por el
hombre, sensible, débil y sexualmente pasiva.
Por lo anterior, es importante que la mujer se empodere a través de la reconstrucción de la
autoestima, reconociendo todos aquellos logros personales académicos, profesionales que a lo largo
de su vida ha obtenido, además que asuma la responsabilidad, de que esta idealizando un “hijo” que
biológicamente no vendrá, que alrededor existen muchos elementos que poco a poco le permitirán
ajustarse a la realidad.
El ser mujer es una encomienda demasiado difícil en esta área de la fertilidad, ya que desear
un hijo desde las entrañas provoca desazón, pues someterse a varios y tortuosos tratamientos trae
consigo maximizar toda la energía para centrarse en este objetivo de no tener un vientre vacío, sin
embargo, provoca dejar de lado aspectos importantes en la vida de pareja.

1.9. Crisis de pareja

Carreño (2007, p.51), dice que la infertilidad es motivo de vergüenza sobre todo en el
hombre, siendo un primer arrastre a la separación, en cuanto a la mujer se aprecia incompleta, y por
ello esa necesidad de abandonar a la pareja, para conseguir la paternidad con otra persona; se
presentan síntomas de celos, envidia, dificultades por situaciones que anteriormente eran parte de su
cotidianeidad, y ahora existe conflicto.
En algunos casos la actitud de la mujer ante la infertilidad es abnegada, tímida, sumisa,
estas condiciones traen como resultado que la persona no persevere en la relación, el hombre suele
ser infiel y chantajista. Por dicha razón, resulta importante tener límites claros frente a la pareja, un
compromiso de pares basado en la igualdad.

12
En este punto la pareja debe reconsiderar realizar un balance decisional, en función de sus
necesidades personales, de acuerdo a lo ya experimentado, de todo esto se desprende continuar
juntos o bien romper con lo acordado al inicio de la relación; en cualquier elección se sugiere
trabajar un proceso tanatológico.

1.10 Abanico de posibilidades

En este apartado se dan a conocer algunas estrategias para replantear el proyecto de “Vida
en pareja ante la imposibilidad de la procreación”, en un primer contacto es importante brindar psi
coeducación para obtener el conocimiento de que es el duelo, fases de duelo, así como aclarar las
causas de la infertilidad, identificar los efectos emocionales ante la falta del embarazo, expresar el
malestar que el hecho ocasiona.
Posteriormente, desmitificar la maternidad, reducir o eliminar esas propiedades que
socialmente se le ha dado a este concepto, darse cuenta de todo lo que hay próximo en torno a las
habilidades de cada miembro.
Seguidamente de la identificación y manejo de emociones, hacerlas conscientes, poder
sentirlas, así como describirlas, así como la conducción técnica de confrontación que va permitir
obtener cambios conductuales.
Elegir el planteamiento de nuevas alternativas como es la adopción, que actualmente ofrece
programas de integración familiar, facilitando la convivencia temporal de menores, bajo la guía de
un equipo interdisciplinario que observan el comportamiento de adaptación de un nuevo sistema
familiar; se debe tomar a consideración que en este sentido, existe mayor apertura de las
Instituciones en procesos administrativos, para que dejen de ser engorrosos.
Es necesario recurrir a un profesional de la salud, para el proceso de duelo; un tanatólogo
que profundice sobre las sensaciones, percepciones y emociones ante la pérdida de ideales
construidos por medio de la ilusión, aunado a todos aquellos paradigmas del deber ser que dicta la
sociedad.
Propuesta: Estrategias para el manejo de duelo en la pareja
De acuerdo al abanico de posibilidades, la tabla 1, plantea algunas estrategias para el
posible manejo de duelo en la pareja, donde es importante que se trabaje de manera individual; ya
en la parte de replanteamiento ambos cerraran este capítulo ejecutando algunas técnicas, cuyo
objetivo es encontrar de acuerdo a sus habilidades un nuevo sentido a su vida.

13
Tabla 1. Estrategias en el duelo ante la imposibilidad de la procreación
1.Psicoeducación Se brinda información acerca de temas como: infertilidad,
pareja, habilidades para la vida.

La persona escribe acerca de lo aprendido en la etapa de niñez y


2.Desmitificación de maternaje
adolescencia sobre el ser madre y padre (constructos sociales).
y paternaje
Socio drama para identificar fases del duelo, en cual
probablemente se ubica.
3.Identificación de fase de
¿Cuáles son las emociones?
duelo
¿Qué siento y en qué parte del cuerpo lo siento?

¿Qué deseo hacer con esas emociones?


4.Identificación de emociones
Afrontando: a través de técnica de respiración o relajación,
hablar o gritar frente al espejo todo lo acontecido (con las
5.Manejo de emociones emociones que se susciten) el final, para concluir realizar una
respiración.

¿Ahora qué sigue? (manejo autoestima y decisiones)

6.Replanteándome Metas a corto plazo.

(pareja) Evaluación semanal.

2. Teoría fundamentada:

Teoría de la Aceptación-Rechazo Interpersonal (IPARTheory) (Rohner, 2014, pp.9-17)

Fundador Ronald P. Rhoner, sus orígenes en 1890, el objetivo de esta teoría es predecir,
explicar las principales consecuencias de aceptación y rechazo, especialmente a lo largo del ciclo
vital, se relaciona con las historias de las reacciones que se perciben desde la infancia como
necesidades emocionales, esperando respuestas positivas de las figuras de pertenencia reflejándose
en la etapa adulta, el autor las clasifica en tres subteorías:

1. Subteoría de la personalidad: Todos los adultos se perciben aceptados o rechazados


independientemente de su contexto cultural, social por sus figuras de apego. En este sentido

14
la imposibilidad ante la procreación, depende de las características emocionales de cada
miembro de la pareja, las habilidades desarrolladas desde la infancia, y el tipo de familia a
la que se pertenece (nutricia, conflictiva).
2. Subteoría del apego: Determinados factores como la autoestima, satisfacción familiar, les
aportan a los adultos la fortaleza, de afrontar eficazmente las experiencias del rechazo.
3. Subteoría de los Sistemas Socioculturales: el rechazo abarca a la familia, a la comunidad;
de tal forma que, si la pareja se encuentra solidificada, con proyectos personales y en
conjunto, librarán las presiones sociales.

3. Conclusiones

Hablar de dolor es referir sufrimiento, este sentimiento provoca miedo, expectativa, suele
estar presente en la vida de manera muy frecuente, desde la infancia o mejor dicho desde que hay
una directriz que seguir y va marcando la pauta de comportamiento en hombres y mujeres, como
hábitos, normas que encajan en los parámetros sociales, en muchas ocasiones al no llevarlas a cabo
existe una estigmatización que provoca severos daños, hasta darse cuenta o voltear y observar que
se traen consigo muchos sucesos colgando; al llegar a ciertas etapas de la vida, como la elección de
pareja, decidir tener hijos, para dejar un legado a través de la historia personal.

A través de generaciones se enseña que lo normal es tener hijos, la crianza en algunos


momentos se torna mágica, hasta que los individuos se enfrentan a malas noticias, como el no ser
madre, al escuchar estas palabras, el cuerpo se estremece al punto de una parálisis tal que deja sin
habla, más si el proyecto personal es tener un hijo, que viene del ser; al saber que no será existe un
enojo fuerte con los doctores y el medio en el que la persona se desenvuelve, se percibe una
obscuridad que pareciera que jamás se asomara la resplandeciente luz.

Debido a esto, el tema que se ha abordado en esta investigación documental es el duelo en


la pareja ante la imposibilidad de la procreación, por unos segundos al cerrar los ojos e imaginar
que se estará solo, que no se escuchará la risa de un niño, un berrinche; un motivo de vida que la
sociedad hace expresa, un hijo que, a la llegada de los padres, corra y se abrazasen tiernamente,
pronunciando el amor.

De todo esto se desprende el dolor ¿ Quién presenta mayores manifestaciones el hombre o


a la mujer?, con respecto a lo social se percibe que es ella, porque suele expresar sus emociones,
grita, patea, llora hasta quedarse profundamente dormida del mismo sufrimiento; en comparación

15
al hombre que se calla, aguanta, solloza en el absoluto silencio, en medio de la turbulencia, un
grito desesperado, sin voz, porque le han dicho culturalmente que es como roble, fuerte, que debe
sostener, que si gime es “vieja”, entonces; en el cuerpo grita y la boca enmudece.

Finalmente, a través de estas líneas se puede expresar que el hombre soporta, gracias a sus
aprendizajes de la infancia, su fortaleza disimulada desplazada hacia otras actividades cotidianas
como: el trabajo excesivo, abusar de sustancias legales, alcohol, tabaco. Desafortunadamente, le es
difícil manejar el duelo, sin embargo, la mujer tiene mayores posibilidades de salir adelante,
depende de factores: la personalidad, el ambiente familiar en el que se desarrolló, si pertenece a una
familia nuclear, redes de apoyo, etc.
El duelo en la pareja ante la imposibilidad de la procreación es un tema relevante con poca
investigación al respecto, con tratamientos altamente costosos, y en ocasiones poco fructíferos.

La atención tanatológica es de suma importancia en el manejo de estas pérdidas, ya que


ofrece un acompañamiento a través de escucha activa, empatía, se hace llegar de técnicas de
intervención que ofrecen la mejora en la calidad de vida.

4. Referencias

Aquino, M. (2007). Transición y diferencias en la vida de pareja desde que empiezan a


vivir juntos hasta la llegada del primer hijo (Tesis maestría). UAEMex, Toluca.
Arce, B. (2011). La pérdida de la esperanza de dar vida (Tesina). Asociación Mexicana de
Tanatología, México.
Benitez, F. (2010). Hombres violentados por el estereotipo de género masculino
establecido dentro de la cultura mexicana. (Tesis de licenciatura). UAEMex, Toluca.
Bronfman, M. (2000). La familia: dinámica, estructura y riesgo diferenciado. UNAM,
México. Recuperado de www.facmed.unam.mx ll_ SPC_317-329
Brugo, S. (2003). Definición y causas de infertilidad, revista colombiana de obstetricia y
ginecología. Volumen 54. Recuperado de www.scielo.org.co pdf
Carreño, J. (2007). Guía clínica de intervención psicológica de la paciente con esterilidad.
Investigación del departamento de psicología Instituto Nacional de Perinatología. vol 21, no. 1.
enero-marzo. México. Recuperado de www.inper.mx

16
Castro, M. (2007). Tanatología la inteligencia emocional y el proceso de duelo,
temperamento, carácter y personalidad, las pérdidas inevitables, el duelo y los sentimientos, como
ayudar a otros a manejar sus sentimientos. México: trillas.
Castro, M. (2014). Tanatología la familia entre la enfermedad y la muerte. México: trillas.
Martínez, J. (2012). Estudio de la carga económica de la infertilidad femenina por
anovulación en un hospital público en México, Revista Mexicana de Ciencias Familiares, vol 43,
No 2.
Mateos, R. (2009). La representación social del poder en el varón dentro de sus relaciones
de pareja heterosexuales. (Tesis de licenciatura). UAEMex, Toluca.
Maturana, H. (1996). La realidad ¿objetiva o construida? Santiago: anthropos
Moreno, K. (1999). Como proteger a tus hijos contra las drogas. México: centros de
integración juvenil.
Polo S, (2006). Los duelos en la familia. México: mc.
Rage, E. (1996). La pareja elección, problemática y desarrollo. México: Paz y Valdés.
Rhoner, R. Carrasco M. (2014). Teoría de la Aceptación-rechazo Interpersonal
IPARTheory): Bases conceptuales, método y evidencia empírica, revista de psicología. Vol.11,
No.2 Madrid. Recuperado de 2019 de Scielo.isciiii.es
Rodríguez, M. (1991). Creatividad en las relaciones de pareja. México: trillas.
Rojas, V (s.f). La frustración del anhelo de la maternidad. La influencia de los introyectos y
su atención psicoterapéutica desde el enfoque Gestalt, Revista figura fondo no.8. Recuperado de
https://gestalnet
Satir, V. (2002). Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. México. Pax
Sterm, C. (2007). Estereotipos de género, relaciones sexuales y embarazo
adolescente en las vidas de jóvenes de diferentes contextos socioculturales en México,
estudios sociológicos, vol XXV, no. 73, p 105.www.redalyc.org
Tame, N. (2007). Infertilidad el dolor secreto métodos para prevenirla. México: pax
Villamizar, Y. (2005). Traer hijas o hijos al mundo Significados Culturales de la paternidad
y maternidad, Revista latinoamericana de ciencias sociales, Niñez y Juventud, vol.3, no.2,
Manizales, Colombia.www.scielo.org.co.

17

También podría gustarte