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Prudencia Ayala (Sonzacate, 28 de abril de 1885-San Salvador, 11 de julio

de 1936) fue una escritora y activista social salvadoreña, que luchó por el
reconocimiento de los derechos de la mujer en El Salvador, fue un referente
de la historia Hispanoamericana por convertirse en la primera mujer
aspirante a la presidencia en su país.1

Su postura y determinación, le permitieron dar inicio al reconocimiento de la


mujer en una sociedad en la que solo el hombre gozaba de privilegios en
cuanto a honores, roles y funciones claves dentro del ámbito político y
económico, promoviendo la capacidad de la mujer y su importancia dentro
de la sociedad.

Familia

Provenía de una familia de origen indígena, sus padres fueron Aurelia Ayala
y Vicente Chief, descendientes de indígenas nahuapipiles. Aunque se
expresó y escribió en castellano entendía el idioma náhuat gracias al cuidado
de sus abuelas. Su madre participó en la Revolución de los 44, levantamiento de 1894 contra el general Carlos
Ezeta, motivo por el que fue condecorada como coronela2. Cuando contaba con diez años de edad, se trasladó a
la ciudad de Santa Ana, donde comenzó sus estudios primarios en el colegio de la profesora María Luisa de
Cristofine,3 los cuales nunca pudo concluir debido a la falta de recursos económicos en su familia,4 por lo que
desarrolló una formación autodidacta.

Aprendió el oficio de costurera y lo ejerció paralelo a sus futuras actividades. Aseguraba que tenía la capacidad
de predecir el futuro mediante revelaciones de «voces misteriosas»,45 lo cual le daba relevancia entre sus
allegados, permitiéndole ganar fama y reconocimiento. Dicha afirmación provocó, además, críticas y burlas por
parte de algunos grupos sociales.3 En 1899, a los 14 años, publicó su primer artículo en el Diario de Occidente,
periódico de Ana Delgado de Rossi2, donde la empiezan a llamar «la Sibila santaneca». En 1914 pronosticó la
caída del káiser de Alemania y la entrada de los Estados Unidos en la guerra.3 De ahí en adelante, su nombre
tomaría realce por sus planteamientos feministas y lo esotérico de su figura.

Participación social

A partir de sus publicaciones en el Diario de Occidente comienza a involucrarse en temas políticos y


manifestándose partidaria del antiimperialismo, el feminismo y el unionismo centroamericano, además de
expresar su rechazo a la invasión norteamericana de Nicaragua. También publicó poemas en varios periódicos
del país.

En 1919 fue encarcelada por criticar en una de sus columnas, al alcalde de Atiquizaya y luego, en Guatemala,
fue encarcelada varios meses por acusaciones de colaborar con la planificación de un golpe de Estado.3 En 1921
publicó el libro Escible. Aventuras de un viaje a Guatemala donde narraba su viaje a ese país en los últimos
meses del gobierno dictatorial de Manuel Estrada Cabrera. Además publicó los libros Inmortal, amores de loca
(1925) y Payaso literario (1928). A finales de la década de los años 1920 fundó y dirigió el periódico
Redención femenina, donde expresó su postura en defensa de los derechos ciudadanos de las mujeres.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (Ciudad Barrios, 15 de
agosto de 1917 – San Salvador, 24 de marzo de 1980), conocido
como monseñor Romero,1 fue un sacerdote católico salvadoreño,
cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980),
célebre por su prédica en defensa de los derechos humanos.

Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas


violaciones de los derechos humanos y manifestó en público su
solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país.2
Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del
respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la
Iglesia católica se le consideró como un obispo que defendía la «opción preferencial por los pobres». En una de
sus homilías, afirmó: «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su
salvación» (11 de noviembre de 1977).

Sus acciones son admiradas por los seguidores de la teología de la liberación;3 sin embargo, según su secretario
monseñor Jesús Delgado, «Romero no estaba interesado» en ella.4 Para el jesuita Martin Maier, si antes de 1977
la había juzgado como una moda teológica peligrosa, después escogió a Ignacio Ellacuría (martirizado como él)
y a Jon Sobrino como sus consejeros teológicos y destacó en sus homilías y cartas pastorales la opción por los
pobres, los signos de los tiempos, la praxis y el método de ver-juzgar-actuar.5 En la Conferencia de Puebla se
reunió con los teólogos de la liberación, a quienes habían negado la participación oficial. En Lovaina, disipó los
prejuicios ante la teología de la liberación.6

En 1979 fue nominado al Premio Nobel de la Paz7 a propuesta del Parlamento del Reino Unido.8 Sin embargo,
la laureada con este galardón ese año fue Teresa de Calcuta.

Fue asesinado durante la celebración de una eucaristía en la capilla del hospital Divina Providencia en San
Salvador. La orden de su asesinato nunca se ha confirmado oficialmente.9

El 24 de marzo de 1990 se dio inicio a la causa de canonización de monseñor Romero. En 1994 se presentó de
modo formal la solicitud para la canonización a su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de ese proceso,
monseñor Romero recibió el título de Siervo de Dios.10 El 3 de febrero de 2015 fue reconocido por parte de la
Iglesia católica como mártir «por odio a la fe», al ser aprobado por el papa Francisco el decreto de martirio
correspondiente y promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos.1112 Por eso mismo, en
consonancia con los procesos debidos según los estipula la misma Iglesia católica, el 23 de mayo de 2015 fue
beatificado en la plaza Salvador del Mundo. Poco más de tres años más tarde, el 14 de octubre de 2018 fue
canonizado por el papa Francisco en la plaza de San Pedro en Roma.13

La Iglesia católica lo venera como santo y algunos de sus fieles se refieren a él como san Romero de
América.141516

Óscar Romero goza de las siguientes particularidades: Se trata del primer salvadoreño en ser elevado a los
altares; el primer arzobispo mártir de América;8 el primero en ser declarado mártir ulterior al Concilio Vaticano
II;17 el primer santo nativo de Centroamérica,18 ya que, si bien es cierto el santo hermano Pedro de San José de
Betancur realizó toda su obra por la que fue canonizado en la ciudad de Santiago de los Caballeros de
Guatemala y, por tanto, también un santo centroamericano, sus orígenes se encuentran en Tenerife, España.19
Además, la santificación por parte de la Iglesia católica no es la primera que ha recibido, puesto que la Iglesia
anglicana ya lo había incluido en su santoral oficial,20 así como la Iglesia luterana también ya lo había incluido
en su calendario litúrgico.2122

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