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Prudencia Ayala (28 de abril de 1885 / 11 de julio de 1936)

Fue una escritora y activista social salvadoreña, que luchó por el reconocimiento de los derechos de la
mujer en El Salvador, fue un referente de la historia Hispanoamericana por convertirse en la primera
mujer aspirante a la presidencia en su país.
Su postura y determinación, le permitieron dar inicio al reconocimiento de la mujer en una sociedad en la
que solo el hombre gozaba de privilegios en cuanto a honores, roles y funciones claves dentro del
ámbito político y económico, promoviendo la capacidad de la mujer y su importancia dentro de la
sociedad.

Prudencia Ayala siendo mujer, aborigen y madre soltera se atrevió a desafiar a las leyes y a la sociedad
de El Salvador en 1930.

La llamaron "Prudencia la loca". Pero a ella no le importó.

La ridiculizaron por ser mujer, madre soltera e indígena.

Sin embargo, Prudencia Ayala no dejó de luchar por lo que creía que eran sus derechos como mujer
ciudadana en El Salvador. Incluso se postuló a la presidencia de ese país en 1930, cuando aun las
mujeres no tenían derecho al voto.

"Era una mujer muy audaz para su tiempo, se enfrentó a los máximos poderes y a la burla social",
la describe Carlos Henríquez Consalvi, director del Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador.

La historia y los medios de comunicación la olvidaron tras su muerte en 1936.


Pero en la actualidad, grupos defensores de los derechos a la mujer la tomaron como un ejemplo y
utilizan su imagen y nombre como bandera

Familia
Provenía de una familia de origen indígena, sus padres fueron Aurelia Ayala y Vicente Chief. Cuando contaba
con diez años de edad, se trasladó a la ciudad de Santa Ana, donde comenzó sus estudios primarios en el
colegio de la profesora María Luisa de Cristofine, los cuales nunca pudo concluir debido a la falta de recursos
económicos en su familia, por lo que desarrolló una formación autodidacta.

Aprendió el oficio de costurera y lo ejerció paralelo a sus futuras actividades. Aseguraba que tenía la
capacidad de predecir el futuro mediante revelaciones de «voces misteriosas» lo cual, desde luego, le daba
relevancia entre sus allegados, permitiéndole ganar fama y reconocimiento pese a una improbable verdad de
sus predicciones. Dicha afirmación provocó, además, críticas y burlas por parte de algunos grupos sociales.

Sus predicciones fueron publicadas en los periódicos de Santa Ana, donde la


empiezan a llamar «la Sibila santaneca». En 1914 pronosticó la caída del káiser
de Alemania y la entrada de los Estados Unidos en la guerra.1 De ahí en adelante,
su nombre tomaría realce por sus planteamientos feministas y lo esotérico de su
figura.
Participación social
A partir de 1913 comenzó a publicar artículos de opinión en el Diario de Occidente, periódico que circulaba
en la región occidental de El Salvador, donde se manifestó partidaria del antiimperialismo, el feminismo y el
unionismo centroamericano, además de expresar su rechazo a la invasión norteamericana de Nicaragua.

También publicó poemas en varios periódicos del país. En 1919 fue encarcelada por criticar en una de sus
columnas, al alcalde de Atiquizaya y luego, en Guatemala, fue encarcelada varios meses por acusaciones de
colaborar con la planificación de un golpe de Estado. En 1921 publicó el libro Escible. Aventuras de un viaje
a Guatemala donde narraba su viaje a ese país en los últimos meses del gobierno dictatorial de Manuel
Estrada Cabrera.

Además publicó los libros Inmortal, amores de loca (1925) y Payaso literario (1928). A finales de la década de
los años 1920, fundó y dirigió el periódico Redención femenina, donde expresó su postura en defensa de los
derechos ciudadanos de las mujeres

Participación política
En 1930, intentó postularse como candidata a la presidencia de la república, a pesar de que la legislación
salvadoreña no reconocía el derecho al sufragio femenino. Su plataforma de gobierno incluía el apoyo a
los sindicatos, la honradez y transparencia en la administración pública, la limitación de la distribución y
consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los «hijos ilegítimos»
(hijos fuera del matrimonio).1 Se inició un debate público de argumentos jurídicos y políticos a favor y en
contra de su pretensión. Uno de los defensores de su candidatura fue el filósofo, maestro, escritor
y diputado Alberto Masferrer, quien escribió en el periódico Patria:

Prudencia Ayala defiende una causa justa y noble, cual es el derecho de la mujer a ser elector y ocupar
altos puestos. Su programa de gobierno no es inferior en claridad, sentido práctico y sencillez, al de otros
candidatos que se toman en serio.

Finalmente, su solicitud, fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia, pero el debate que siguió a su
intento de postulación, dio impulso al movimiento femenino que permitió que el derecho al sufragio
femenino se reconociera en 1939,6 y que en la Constitución de 1950, bajo la aprobación del presidente Óscar
Osorio, se diera reconocimiento legal a los derechos de la mujer en El Salvador
Fallecimiento y homenajes
Prudencia Ayala murió en el 11 de julio de 1936, alejada de la palestra política, pero cerca del trabajo de
masas y movimientos sociales. No se tiene constancia de su participación en el levantamiento campesino de
1932, pero se cree que colaboró con los alzados.8 En el centro de San Salvador, cerca de la Catedral
Metropolitana, se encuentra una plaza de pequeño tamaño con el nombre de Ayala. En el sitio hay una placa
que dice:
Prudencia Ayala, salvadoreña de sangre indígena, precursora de la lucha por los derechos humanos de la
mujer.
Existen diversas organizaciones que hacen honor a su nombre, destacando la Concertación Feminista
Prudencia Ayala.
En marzo de 2009, con motivo del día de la mujer, y en homenaje a Prudencia Ayala, se representó la obra
de teatro Prudencia en tiempos de brujería

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