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El camaleón Casey

por Romelle Broas

¿Alguna vez has visto un camaleón rosa?

-Cuando me hacen cosquillas, me pongo de color rosa -dijo Casey, mientras

jugueteaba con su pluma favorita bajo su barbilla-. El rosa me da una sensación de

calidez en todo el cuerpo.

Casey puede volverse de casi todos los colores. Pero el verde es su tono natural.

-Cuando descanso, me pongo de color verde, verde selva, verde lima, y cualquier

matiz intermedio -dijo Casey-. Se siente muy bien ser verde.

Casey reptó hacia lo alto de un árbol y descansó sobre una rama. Saludó a sus

amigos abajo y comenzó a silbar una alegre melodía. Casey pasó del verde al...

AMARILLO.
Guittap, EL CAMALEÓN CASEY 2

-Cuando estoy feliz, me pongo de color amarillo desde la punta de mi nariz hasta

la punta de mi cola -dijo Casey, bailoteando. Entonces, descubrió que faltaba algo.

Casey se quedó sin aliento. -¿Dónde está mi pluma... mi pluma favorita?

Miró hacia arriba. Miró hacia abajo. Su boca comenzó a temblar. Casey se volvió....

AZUL.

Se enfurruñó y sollozó, y se enroscó en una bola. Se quedó un momento en

silencio.

-Cuando estoy triste, parezco un arándano. Prefiero ser verde que azul -dijo

Casey-. Debo encontrar mi pluma. ¡Creo que alguien la ha robado! -Casey pataleó y

siseó. Antes de darse cuenta, se volvió...

ROJA.

-Cuando estoy enojada, me pongo como un pimiento colorado -dijo Casey, dando

latigazos con su cola-. ¡No, estoy segura que alguien ha robado mi pluma! -gritó y se

puso cada vez más roja-. Oh, Dios mío, necesito calmarme. No soy una buena compañía

cuando me vuelvo roja -Casey jadeó y resopló. Y entonces se volvió...

NARANJA.

-Cuando estoy ansiosa y apurada, parezco una zanahoria. No me siento para nada

cómoda de color naranja -Casey dijo con un puchero. Intentó contener la respiración por

todo el tiempo que pudo. Pero pronto su rostro se volvió...

PÚRPURA.

Casey jadeó en busca de aire. -Cuando estoy por explotar, me pongo púrpura, un

color que le queda bien a las flores, pero no a mí.


Guittap, EL CAMALEÓN CASEY 3

Casey contuvo nuevamente su respiración, pero esta vez hasta la cuenta de tres. Uno...

dos... tres. Entonces, soltó el aire lentamente. El color de Casey fue pasando por todos

los matices: lavanda, azul violáceo, turquesa, y luego...

¡VERDE!

-Soy verde nuevamente -dijo Casey-. Verde como el musgo, verde como una

hoja, verde como el pasto debajo de mis pies.

Ahora que Casey se había recompuesto, comenzó a buscar su pluma. Se deslizó

reptando a través del campo. Buscó y exploró. ¿Y qué encontró en el pasto?

-¡Mi pluma! Encontré mi pluma -chilló Casey.

Estaba justo donde la había dejado.

-Pero si miré ahí... realmente, lo hice -dijo Casey, mientras sus mejillas se ponían

rosadas.

Entonces, rodó en la pradera con su pluma en la mano... dando tumbos colina

abajo, entre risas y bufidos de alegría.

-Me gusta ser verde -dijo Casey. -Pero realmente no me molesta ser...

¡ROSA!

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