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Norton C.

Bueno

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Norton era el matón más grande y malvado de quinto grado. Sus maestros siempre le decían
que fuera bueno.
Pero Norton nunca escuchaba.

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Un día, mientras Norton estaba intimidando a uno de sus compañeros de clase, ¡apareció un
hechicero! El hechicero advirtió a Norton...

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-Norton, es mejor que comiences a ser amable o me aseguraré de que te conviertas en un ser
tan horrible como tus acciones. Pero Norton no lo escuchó.

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El hechicero lanzó un poderoso hechizo sobre Norton.

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Cada vez que Norton hacía algo malvado, se volvía más feo. El hechicero quería mostrar a
Norton que si hacemos algo malo nos convertimos en personas feas por dentro y por fuera.
Quizás esto enseñaría a Norton a ser amable.
Al día siguiente, Norton no estaba tramando nada bueno. Durante el recreo, Norton se dio
cuenta de que Jeffrey estaba remontando un barrilete.

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Norton tomó el hilo del barrilete de las manos de Jeffrey y estrelló el barrilete contra un árbol.
Una vez más, apareció el hechicero y advirtió a Norton que sea bueno. Una vez más, Norton no
escuchó.

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Esa noche, mientras se lavaba los dientes, Norton notó algo extraño. ¡Las orejas de Norton se
habían vuelto gigantes, verdes y escamosas!
Norton se estaba volviendo horrible, justo como lo había prometido el hechicero.

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A la mañana, Norton corrió a ponerse su sombrero de invierno. Bajó el sombrero sobre sus
orejas para que su madre no las viera. Y se fue a la escuela.

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Durante el recreo, Norton robó las zapatillas de David, ¡y el hechicero apareció al instante! El
hechicero le explicó que las orejas espantosas de Norton eran sólo el principio, y que todo
empeoraría si no empezaba a ser bueno. Una vez más, Norton no escuchó.
En su lugar, arrojó las zapatillas de David a un árbol.
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Más tarde aquella noche, Norton notó que sus pies se habían vuelto verdes, escamosos y con
la misma forma que los de los pollos! También le habían crecido alas como las de los
murciélagos, y todo su cuerpo se estaba volviendo verde y escamoso.
¡Norton estaba horrorizado!
A la mañana siguiente, Norton se puso un abrigo de mangas largas, una gorra de invierno y las
botas más grandes de su papá. Esperaba que este atuendo pudiera esconder su apariencia
horrorosa.

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De camino a la escuela, Norton robó la vianda con el almuerzo de Kate. Estaba a punto de
romperla cuando apareció el hechicero. Norton miró hacia abajo y observó sus pies enormes y
comenzó a pensar que quizás debería devolver la vianda a Kate. En su lugar, Norton la abrió
estrellándola contra el piso, y luego se fue cojeando al colegio.

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Más tarde esa noche, la mamá de Norton fue a arroparlo ¡y se horrorizó al ver lo que encontró!

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Norton se había vuelto tan horrible que su madre pensó que se lo había comido un monstruo.

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La madre salió corriendo y reunió a los habitantes del pueblo. Armados con antorchas,
persiguieron a Norton dentro del bosque oscuro.

p15 Norton corrió tan rápido como pudo y se detuvo a esconderse entre las raíces de un gran
árbol.

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El bosque era frío y solitario. Norton estaba asustado y comenzó a llorar. De repente, el viejo y
nudoso árbol cobró vida y dijo: -¿Norton? Norton, ¿puedes escucharme?

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El viejo árbol dijo: -¡Norton, si continúas actuando tan mal quedarás destinado a esconderte en
el bosque, lejos de tu familia, por el resto de tu vida!
Mientras que el árbol hablaba, comenzó a azotar una tormenta.

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¡Los truenos hicieron temblar el bosque, cayó la lluvia y un rayo golpeó el viejo árbol!
Entre sus ramas, comenzaron a aparecer llamaradas de fuego.
Unos pichoncitos que estaban en su nido comenzaron a llorar pidiendo ayuda desde lo alto del
árbol.
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Norton no lo dudó, subió por las ramas, tomó a los pichoncitos y se apresuró a ponerlos a
salvo.

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Norton sabía que ahora debía salvar al viejo árbol del fuego. Salió corriendo tan rápido como
pudo hacia el río. Mientras corría, sus alas comenzaron a aletear.
¡Norton estaba volando!

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Norton tuvo una idea: buscó el pez más grande que pudo encontrar y se lanzó en picado para
decirle que necesitaba su ayuda para apagar el fuego. El pez estuvo de acuerdo. Tragó toda el
agua que pudo. Norton levantó el pez y, aleteando con todas sus fuerzas, voló de regreso hacia
el árbol en llamas.

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Norton apuntó el pez hacia el fuego y le dio un enorme apretón. ¡Brotó un gran chorro de agua
que apagó las llamas!

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Norton agradeció al pez y lo llevó de regreso al río sano y salvo. El árbol y los pajaritos estaban
seguros, y Norton se sintió maravillosamente bien por lo que había hecho.

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A medida que iba desapareciendo el humo del árbol, sucedió algo sorprendente: ¡el viejo árbol
se transformó en el hechicero! Norton no daba crédito a sus ojos.

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-Norton, haz hecho unas acciones muy valientes hoy -dijo el hechicero-. Espero que ahora
puedas ver qué bien se siente ser al ser bueno. Norton asintió. -¡Estoy listo para ser amable
para siempre! -exclamó-. ¡Prometo que nunca más voy a ser un matón! En ese mismo
momento, se levantó el hechizo y Norton mágicamente se transformó de nuevo en un niño.

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Norton agradeció al sabio y viejo hechicero y salió corriendo a su casa tan rápido como pudo.
Lo saludó su mamá, ¡quien lo alzó y le dio un enorme abrazo!

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Los habitantes del pueblo se reunieron para escuchar como Norton había escapado del
malvado monstruo verde con las orejas largas y las patas de pollo. Estaban todos muy
contentos de ver a Norton sano y salvo.

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Esto hizo que Norton se sintiera cálido y bienvenido. Desde ese día, Norton nunca más intimidó
a otro niño.

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En su lugar, utilizó su fuerza para ayudar a los otros.

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De vez en cuando, el hechicero aparecía en forma de árbol cerca del patio de la escuela.
Quería recordar a Norton que siguiera siendo bueno.
Pero no era necesario, porque Norton siempre lo era.

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