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Que tiene que ver la justicia social con la economía

La justicia social comúnmente hace referencia a la igualdad social, la igualdad


de oportunidades, el Estado de bienestar, la distribución de la renta,
los derechos laborales y sindicales, la lucha contra la pobreza, etc. Se le
define como la obligación que tiene el Estado de procurar el equilibrio y la
equidad entre la población, principalmente en favor de las personas
desfavorecidas.
Pero la justicia no puede ser llevada al nivel de situaciones que no han sido
creadas de manera intencional y deliberada.

La conducta de una persona en concreto puede o no ser justa. En el plano


individual, pues, la justicia sí es aplicable. Pero cuando se habla de las
consecuencias de actos individuales, la cuestión es otra.

Pueden existir conductas perfectamente justas que tengan consecuencias


impredecibles en otras personas. Esos resultados y esas consecuencias no
pueden ser vistos como justos, ni como injustos.

Sí, existen reglas de justicia en el nivel personal. Sabemos las reglas para
actuar con justicia y sabemos cómo elevar el progreso. Pero en esas
acciones puede haber consecuencias que produzcan riesgos y hasta
fracasos que son inmerecidos en otros. Allí no tiene aplicación la justicia.

Dentro de un proceso espontáneo hay imprevistos. En ese mercado libre,


cada persona decide su trabajo y los ingresos que espera corresponden al
valor que otros asignan a su trabajo. Ese valor puede ser independiente de
los méritos personales y de las necesidades individuales.

Las buenas intenciones personales no son de beneficio propio, pues lo que


asegura el ingreso es el valor que los demás ponen en la persona. Las
personas gozan de ingresos de acuerdo al valor que otros dan a los
servicios que ellas ofrecen.
Por eso es que puede explicarse que un futbolista gane más dinero que un
violinista. Pero el punto es el de las consecuencias imprevistas de actos
correctos.

Incluye el tema de los precios justos y los salarios dignos, implican valores
como la igualdad, no discriminación, mediante políticas directas que permita
disminuir los niveles de pobreza en el mundo.
Aunque particularmente en México, las empresas deben trabajar para
contribuir en integrar esos valores, como parte de su responsabilidad social,
señaló Mateo Castillo, Miembro del Consejo Internacional y Punto Focal en
México para la Carta de la Tierra.

"Es uno de los retos más importantes que se deben trabajar, lo es así porque
la justicia social y económica implica valores como igualdad, la equidad y no
discriminación, de ahí que debemos tener políticas directas para poder
mitigar la pobreza sobre todo, es un reto".

El especialista indicó que la creación de políticas públicas no resultan


suficientes, para poder permear los conceptos de Justicia Social y Económica
plasmados en la Carta de la Tierra.[OBJECT]

Es necesaria la participación activa de las fundaciones, las organizaciones que


son las que también tienen que hacer un esfuerzo importante en el accionar
cotidiano de estos valores.

Mencionó que la participación ciudadana es una condición para el desarrollo


sustentable. "Si no ejercemos el derecho a la participación, no podremos
entonces ejercer nuestro derecho a la Patria", enfatizó.
Reconoció que "el proceso es lento, no tenemos prisa, pero porque no
tenemos recursos para hacerlo más rápido, pero el camino que sigue la Carta
de la Tierra es muy consistente, por lo que se espera ver sociedades más
justas, sostenibles y pacíficas en un futuro".

Garantizar el acceso al agua potable, a una vivienda y a la seguridad


alimenticia, a la tierra no contaminada y a un saneamiento seguro, forman
parte de estos valores que deben ser realmente asegurados.

Distribución equitativa de la riqueza, la terminación de la violencia contra las


mujeres y las niñas y la participación activa de ellas en la vida económica,
política, cívica, social y cultural, como partícipes activos en la toma de
decisiones, líderes y beneficiarias.

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