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Hacer una lectura del capítulo 3 Medios: ¿hacia la soberanía del consumidor?, del texto
Geopolítica de la cultura de Armand Mattelart, es hacer un recorrido histórico por la
idea de multitudes, manipulación y la cultura de masas, entendiendo cómo estos
conceptos han influido en la sociedad y cómo ha cambiado con el tiempo. En primera
instancia el autor define lo que es, cómo se comporta y de qué manera se comprende a
la multitud. En palabras de Sighele, la multitud es un ser hipnotizado por los medios y
que se convierte en “en la arcilla blanda sobre la que la mano del periodista imprime su
huella”. De igual manera se habla que desde el siglo XX se ha trabajado en la psicología
de la manipulación por parte de los medios y los sectores industriales, quienes han visto
la necesidad de acotar el perfil de los destinatarios de los mensajes. Desde esta época, y
aún mas con la aparición del behaviorismo en los años veinte, se empiezan a dar los
primeros pasos de la psicología del comportamiento.
Por otro lado, aparecen preguntas generadas a partir del texto. En primer lugar, está la
pregunta de ¿cómo ha cambiado el modo de pensar al receptor en comunicación? Como
es evidenciado en el texto, se ve cómo desde finales del siglo XIX, por medio del Ladies
Home Journal se hacía un estudio de la célula familiar. Esto refleja que durante varias
décadas el consumidor ha sido buscado para ser estudiado y conocerlo. La respuesta, sin
embargo, se responde concretamente con el hecho de que “la producción y la
implantación de las nuevas redes y los nuevos artefactos de comunicación conducían a
la búsqueda de modos más estrechos de interacción entre el usuario, el diseñador y el
difusor”. (Mattelart, 2002, pp. 52) Hoy en día, como establece el autor, los medios se
han convertido en “máquinas de comunicar” y asimismo los receptores, quienes cada
vez más reciben esta información y conllevan la cotidianidad con la gran cantidad de
datos recibidos.
En definitiva, es evidente como una especie de neoliberalismo cada vez se esmera más
por el control de los sistemas audiovisuales, buscando siempre vincularlos con la
cultura. Este fenómeno no es algo reciente, sino que se ha visto desde hace tiempo y que
dependiendo del contexto sociopolítico, cultural y espacio-temporal se adapta, se
remoldea y se pone en práctica. Dicho esto, deja la incertidumbre de que este suceso sea
infrenable o de que sea algo cíclico que parece no tener fin.