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Lógica matemática

La lógica matemática, también llamada lógica simbólica, lógica teorética, lógica


formal o logística,1 es el estudio formal y simbólico de la lógica, y su aplicación a algunas
áreas de la matemática y la ciencia. Comprende la aplicación de las técnicas de la lógica
formal a la construcción y el desarrollo de las matemáticas y el razonamiento matemático,
y conversamente la aplicación de técnicas matemáticas a la representación y el análisis de
la lógica formal. La investigación en lógica matemática ha jugado un papel crucial en el
estudio de los fundamentos de las matemáticas.
La lógica matemática estudia la inferencia mediante la construcción de sistemas
formales como la lógica proposicional, la lógica de primer orden o la lógica modal. Estos
sistemas capturan las características esenciales de las inferencias válidas en los lenguajes
naturales, pero al ser estructuras formales susceptibles de análisis matemático, permiten
realizar demostraciones rigurosas sobre ellas.
La lógica matemática se suele dividir en cuatro áreas: teoría de modelos, teoría de la
demostración, teoría de conjuntos y teoría de la computabilidad. La teoría de la
demostración y la teoría de modelos fueron el fundamento de la lógica matemática. La
teoría de conjuntos se originó en el estudio del infinito por Georg Cantor y ha sido la fuente
de muchos de los temas más desafiantes e importantes de la lógica matemática, desde
el teorema de Cantor, el axioma de elección y la cuestión de la independencia de
la hipótesis del continuo, al debate moderno sobre grandes axiomas cardinales. La lógica
matemática tiene estrechas conexiones con las ciencias de la computación. La teoría de la
computabilidad captura la idea de la computación en términos lógicos y aritméticos. Sus
logros más clásicos son la indecidibilidad del Entscheidungsproblem de Alan Turing y su
presentación de la tesis de Church-Turing. Hoy en día, la teoría de la computabilidad se
ocupa principalmente del problema más refinado de las clases de complejidad (¿cuándo
es un problema eficientemente solucionable?) y de la clasificación de los grados de
insolubilidad.
La lógica matemática también estudia las definiciones de nociones y objetos matemáticos
básicos como conjuntos, números, demostraciones y algoritmos. La lógica matemática
estudia las reglas de deducción formales, las capacidades expresivas de los diferentes
lenguajes formales y las propiedades metalógicas de los mismos.
En un nivel elemental, la lógica proporciona reglas y técnicas para determinar si es o no
válido un argumento dado dentro de un determinado sistema formal. En un nivel avanzado,
la lógica matemática se ocupa de la posibilidad de axiomatizar las teorías matemáticas, de
clasificar su capacidad expresiva, y desarrollar métodos computacionales útiles en
sistemas formales. La teoría de la demostración y la matemática inversa son dos de los
razonamientos más recientes de la lógica matemática abstracta. Debe señalarse que la
lógica matemática se ocupa de sistemas formales que pueden no ser equivalentes en
todos sus aspectos, por lo que la lógica matemática no es un método para descubrir
verdades del mundo físico real, sino solo una fuente posible de modelos lógicos aplicables
a teorías científicas, muy especialmente a la matemática convencional.
Por otra parte, la lógica matemática no estudia el concepto de razonamiento humano
general o el proceso creativo de construcción de demostraciones matemáticas mediante
argumentos rigurosos pero con lenguaje informal con algunos signos o diagramas, sino
solo de demostraciones y razonamientos que se pueden formalizar por completo.

Áreas[editar]

 Filosófica y crítica
 Lógica general (que incluye campos como la lógica modal y la lógica borrosa)
 Teoría de modelos
 Teoría de la computabilidad
 Teoría de conjuntos
 Teoría de la demostración y matemática constructiva algebraica
 Modelos no estándar
En algunos casos hay conjunción de intereses con la informática teórica, pues muchos
pioneros de la informática, como Alan Turing, fueron matemáticos y lógicos. Así, el estudio
de la semántica de los lenguajes de programación procede de la teoría de modelos, así
como también la verificación de programas y el caso particular de la técnica del model
checking. También el isomorfismo de Churry-Howard entre pruebas y programas se
corresponde con la teoría de pruebas, donde la lógica intuicionista y la lógica lineal son
especialmente significativas.
Algunos sistemas formales como el cálculo lambda y la lógica combinatoria entre otras han
devenido en auténticos lenguajes de programación, creando nuevos paradigmas como son
la programación funcional y la programación lógica.

Sistemas formales
Un sistema formal o sistema lógico es un sistema abstracto compuesto por un lenguaje
formal, axiomas, reglas de inferencia y a veces una semántica formal, que se utiliza para
deducir o demostrar teoremas y dar una definición rigurosa del concepto de demostración.
Un sistema formal es una formalización rigurosa y completa del concepto de sistema
axiomático, los cuales se pueden expresar en lenguaje formal o en lenguaje natural
formalizado. Al crear un sistema formal se pretende capturar y abstraer la esencia de
determinadas características del mundo real, en un modelo conceptual expresado en un
determinado lenguaje formal. Algunos de los sistemas formales más conocidos son
la lógica proposicional, la lógica de primer orden y la lógica modal.
En la teoría de la demostración, las demostraciones formales se pueden expresar en el
lenguaje de los sistemas formales, consistentes en axiomas y reglas de inferencia. Los
teoremas pueden ser obtenidos por medio de demostraciones formales. Este punto de
vista de las matemáticas ha sido denominado formalista; aunque en muchas ocasiones
este término conlleva una acepción peyorativa. En ese sentido, David Hilbert creó
la metamatemática para estudiar los sistemas formales, entendiendo que el lenguaje
utilizado para ello, denominado metalenguaje era distinto del lenguaje del sistema formal
que se pretendía estudiar, al que se llama lenguaje objeto.
Un sistema así es la reducción de un lenguaje formalizado a meros símbolos, lenguaje
formalizado y simbolizado sin contenido material alguno; un lenguaje reducido a mera
forma que se expresa mediante fórmulas que reflejan las relaciones sintácticas entre los
símbolos y las reglas de formación y transformación que permiten construir las fórmulas
del sistema y pasar de una fórmula a otra.2
Una teoría axiomática es un conjunto de fórmulas en un determinado lenguaje formal y
todas las fórmulas deducibles de dichas expresiones mediante las reglas de inferencia
posibles en dicho sistema formal. El objetivo de las teorías axiomáticas es construir
sistemas formales que representen las características esenciales de ramas enteras de las
matemáticas. Si se selecciona un conjunto más amplio o menos amplio de axiomas el
conjunto de teoremas deducibles cambian. El interés de la teoría de modelos es que en un
modelo en que satisfagan los axiomas de determinada teoría también se satisfacen los
teoremas deducibles de dicha teoría. Es decir, si un teorema es deducible en una cierta
teoría, entonces ese teorema es universalmente válido en todos los modelos que
satisfacen los axiomas. Esto es interesante porque en principio la clase de modelos que
satisface una cierta teoría es difícil de conocer, ya que las teorías matemáticas
interesantes en general admiten toda clase infinita de modelos no isomorfos, por lo que su
clasificación en general resulta difícilmente abordable si no existe un sistema formal y un
conjunto de axiomas que caracterice los diferentes tipos de modelos.
En el siglo XX, Hilbert y otros sostuvieron que la matemática es un sistema formal. Pero en
1931, Kurt Gödel demostró que ningún sistema formal con suficiente poder expresivo para
capturar la aritmética de Peano puede ser a la vez consistente y completo. El teorema de
la incompletitud de Gödel, junto con la demostración de Alonzo Church de que la
matemática tampoco es decidible, terminó con el programa de Hilbert. Sin embargo, a
pesar de sus limitaciones, el enfoque sigue siendo ampliamente usado, básicamente
porque no se ha encontrado ninguna alternativa mejor al enfoque formalista de Hilbert y la
pretensión de trabajar en el seno de teorías matemáticas explícitamente axiomatizadas,
aun con sus limitaciones.
Los sistemas formales también han encontrado aplicación dentro de la informática,
la teoría de la información y la estadística.

Metalógica[editar]
Esta sección es un extracto de Metalógica[editar]

La metalógica es la rama de la lógica que estudia las propiedades y los componentes de


los sistemas formales.3 Las propiedades más importantes que se pueden demostrar de los
sistemas formales son la consistencia, decidibilidad y completitud.4 Ejemplos de teoremas
metalógicos importantes son los teoremas de incompletitud de Gödel, el teorema de
completitud de Gödel y el teorema de Löwenheim-Skolem. Otra propiedad es
la compacidad.

Teoría de modelos[editar]

En matemática, teoría de modelos es el estudio de (clases de) estructuras


matemáticas tales como grupos, cuerpos, grafos, o incluso universos de teoría de
conjuntos, en relación con las teorías axiomáticas y la lógica matemática. La teoría de
modelos permite atribuir una interpretación semántica a las expresiones puramente
formales de los lenguajes formales. Además permite estudiar en sí mismos los conjuntos
de axiomas, su completitud, consistencia, independencia mutua, y permiten introducir un
importante número de cuestiones metalógicas.

Teoría de la computabilidad[editar]
La teoría de la computabilidad es la parte de la computación que estudia los problemas de
decisión que se pueden resolver con un algoritmo o equivalentemente con una máquina de
Turing. Las preguntas fundamentales de la teoría de la computabilidad son:

 ¿Qué problemas puede resolver una máquina de Turing?


 ¿Qué otros formalismos equivalen a las máquinas de Turing?
 ¿Qué problemas requieren máquinas más poderosas?
 ¿Qué problemas requieren máquinas menos poderosas?
La teoría de la complejidad computacional clasifica las funciones computables según el
uso que hacen de diversos recursos en diversos tipos de máquina.

Teoría de conjuntos[editar]
Un diagrama de Venn que ilustra la intersección de dos conjuntos.

La teoría de conjuntos es una rama de la lógica matemática que estudia las propiedades y
relaciones de los conjuntos: colecciones abstractas de objetos, consideradas como objetos
en sí mismas. Los conjuntos y sus operaciones más elementales son una herramienta
básica en la formulación de cualquier teoría matemática.5
La teoría de los conjuntos es lo suficientemente rica como para construir el resto de
objetos y estructuras de interés en matemáticas: números, funciones, figuras geométricas,
etc; gracias a las herramientas de la lógica, permite estudiar los fundamentos. En la
actualidad se acepta que el conjunto de axiomas de la teoría de Zermelo-Fraenkel es
suficiente para desarrollar toda la matemática.
Además, la propia teoría de conjuntos es objeto de estudio per se, no solo como
herramienta auxiliar, en particular las propiedades y relaciones de los conjuntos infinitos.
En esta disciplina es habitual que se presenten casos de
propiedades indemostrables o contradictorias, como la hipótesis del continuo o la
existencia de un cardinal inaccesible. Por esta razón, sus razonamientos y técnicas se
apoyan en gran medida en la lógica.
El desarrollo histórico de la teoría de conjuntos se atribuye a Georg Cantor, que comenzó
a investigar cuestiones conjuntistas (puras) del infinito en la segunda mitad del siglo XIX,
precedido por algunas ideas de Bernhard Bolzano e influido por Richard Dedekind. El
descubrimiento de las paradojas de la teoría cantoriana de conjuntos, formalizada
por Gottlob Frege, propició los trabajos de Bertrand Russell, Ernst Zermelo y Abraham
Fraenkel.
La teoría de conjuntos se emplea habitualmente como sistema fundacional de toda la
matemática, en particular en la forma de la teoría de conjuntos de Zermelo-Fraenkel con el
axioma de elección.6 Además de su papel fundacional, la teoría de conjuntos también
proporciona el marco para desarrollar una teoría matemática del infinito, y tiene varias
aplicaciones en informática, filosofía y semántica formal. Su atractivo fundacional, junto
con sus paradojas, sus implicaciones para el concepto de infinito y sus múltiples
aplicaciones han hecho de la teoría de conjuntos un área de gran interés
para Logoss y Filósofos de la matemática. La investigación contemporánea sobre la teoría
de conjuntos abarca una amplia gama de temas, que van desde la estructura de la línea
de números reales hasta el estudio de la consistencia del cardinal grande.

Teoría de la demostración[editar]
Esta sección es un extracto de Teoría de la demostración[editar]

La teoría de la demostración o teoría de la prueba es una rama de la lógica matemática


que trata a las demostraciones como objetos matemáticos, facilitando su análisis mediante
técnicas matemáticas. Las demostraciones suelen presentarse como estructuras de
datos inductivamente definidas que se construyen de acuerdo con los axiomas y reglas de
inferencia de los sistemas lógicos. En este sentido, la teoría de la demostración se ocupa
de la sintaxis, en contraste con la teoría de modelos, que trata con la semántica. Junto con
la teoría de modelos, la teoría de conjuntos axiomática y la teoría de la computabilidad, la
teoría de la demostración es uno de los «cuatro pilares» de los fundamentos de las
matemáticas.[cita requerida]

Historia[editar]
El uso más temprano de matemáticas y de geometría en relación con la lógica y la filosofía
se remonta a los griegos antiguos tales como Euclides, Platón, y Aristóteles. Muchos otros
filósofos antiguos y medievales aplicaron ideas y métodos matemáticos a sus afirmaciones
filosóficas.
En el siglo XVIII se hicieron algunos intentos de tratar las operaciones lógicas formales de
una manera simbólica por parte de algunos filósofos matemáticos como Lambert, pero su
labor permaneció desconocida y aislada. También por parte de Leibniz ) que desarrolló la
idea de un calculus ratiocinator, un sistema de reglas para simplificar oraciones
compuestas.
Siglo XIX[editar]
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la lógica sería revolucionada profundamente. En
1847, George Boole publicó un breve tratado titulado El análisis matemático de la lógica, y
en 1854 otro más importante titulado Las leyes del pensamiento. La idea de Boole fue
construir a la lógica como un cálculo en el que los valores de verdad se representan
mediante el F (falsedad) y la V (verdad), y a los que se les aplican operaciones
matemáticas como la suma y la multiplicación.
En el último tercio del siglo XIX la lógica va a encontrar su transformación más profunda de
la mano de las investigaciones matemáticas y lógicas, junto con el desarrollo de la
investigación de las estructuras profundas del lenguaje, la lingüística, convirtiéndose
definitivamente en una ciencia formal. Es una ciencia formal, ya que estudia las ideas y
constituye una herramienta conceptual para todas las otras ciencias y áreas del
conocimiento. y forma parte de un conjunto sistemático de conocimientos racionales y
coherentes, que se ocupan del estudio de los procesos lógicos y matemáticos,
Al mismo tiempo, Augustus De Morgan publica en 1847 su obra Lógica formal, donde
introduce las leyes de De Morgan e intenta generalizar la noción de silogismo. Otro
importante contribuyente inglés fue John Venn, quien en 1881 publicó su libro Lógica
Simbólica, donde introdujo los famosos diagramas de Venn.
Charles Sanders Peirce y Ernst Schröder también hicieron importantes contribuciones.
Sin embargo, la verdadera revolución de la lógica vino de la mano de Gottlob Frege, quien
frecuentemente es considerado como el lógico más importante de la historia, junto con
Aristóteles. En su trabajo de 1879, la Conceptografía, Frege ofrece por primera vez un
sistema completo de lógica de predicados y cálculo proposicional. También desarrolla la
idea de un lenguaje formal y define la noción de prueba. Estas ideas constituyeron una
base teórica fundamental para el desarrollo de las computadoras y las ciencias de la
computación, entre otras cosas. Pese a esto, los contemporáneos de Frege pasaron por
alto sus contribuciones, probablemente a causa de la complicada notación que desarrolló
el autor. En 1893 y 1903, Frege publica en dos volúmenes Las leyes de la aritmética,
donde intenta deducir toda la matemática a partir de la lógica, en lo que se conoce como
el proyecto logicista. Su sistema y su aplicación a la teoría de conjuntos, sin embargo,
contenía una contradicción (la paradoja de Russell).
Lógica matemática fue el nombre dado por Giuseppe Peano para esta disciplina. En
esencia, es la lógica de Aristóteles, pero desde el punto de vista de una nueva notación,
más abstracta, tomada del álgebra.

Siglo XX[editar]
En el siglo XX hubo uno de los enormes desarrollos en lógica. A partir del siglo XX, la
lógica pasó a estudiarse por su interés intrínseco, y no solo por sus virtudes
como propedéutica, por lo que se estudió a niveles mucho más abstractos.
En 1910, Bertrand Russell y Alfred North Whitehead publican Principia mathematica, un
trabajo monumental en el que logran gran parte de la matemática a partir de la lógica,
evitando caer en las paradojas en las que cayó Frege. Se suponía que las teorías
matemáticas eran tautologías lógicas, y el programa debía mostrar esto por medio de una
reducción de la matemática a la lógica. Los autores reconocen el mérito de Frege en el
prefacio. En contraste con el trabajo de Frege, Principia mathematica tuvo un éxito
rotundo, y llegó a considerarse uno de los trabajos de no ficción más importantes e
influyentes de todo el siglo XX. Principia mathematica utiliza una notación inspirada en la
de Giuseppe Peano, parte de la cual todavía es muy utilizada hoy en día.
En 1912 C. I. Lewis publica Conditionals and the Algebra of Logic, justo después de
los Principia Mathematica de Russell y Whitehead. En 1918 publica A Survey of Symbolic
Logic en donde propone un nuevo condicional más adecuado para recoger el significado
de la expresión «si... entonces» del lenguaje natural. Lewis lo llama implicación estricta. El
nuevo condicional requiere, para ser verdadero, una relación más fuerte entre el
antecedente y el consecuente que el condicional clásico.
En 1920 David Hilbert propuso de forma explícita un proyecto de investigación
(en metamatemática, como se llamó entonces) que acabó siendo conocido
como programa de Hilbert. Quería que la matemática fuese formulada sobre unas bases
sólidas y completamente lógicas. El proyecto fue refutado por los teoremas de
incompletitud de Gödel. Tanto la declaración del programa de Hilbert como su refutación
por Gödel dependían de su trabajo estableciendo el segundo ámbito de la lógica
matemática, la aplicación de las matemáticas a la lógica en la forma de la teoría de la
demostración. A pesar de la naturaleza negativa de los teoremas de la incompletitud, el
teorema de la complejidad de Gödel, un resultado en la teoría de modelos y otra aplicación
de las matemáticas a la lógica, puede ser entendido como una demostración del logismo
cercano: toda teoría matemática rigurosamente definida puede ser capturada exactamente
por una teoría de primer orden. El cálculo de la prueba de Frege es suficiente para
describir toda la matemática, aunque no sea equivalente a ella.
El origen de los modelos abstractos de computación se encuadra en los años 1930 (antes
de que existieran los ordenadores modernos), en el trabajo de los lógicos Alonzo
Church, Kurt Gödel, Stephen Kleene, Emil Leon Post, Haskell Curry y Alan Turing. Estos
trabajos iniciales han tenido una profunda influencia, tanto en el desarrollo teórico como en
abundantes aspectos de la práctica de la computación; previendo incluso la existencia de
ordenadores de propósito general, la posibilidad de interpretar programas, la dualidad
entre software y hardware, y la representación de lenguajes por estructuras formales
basados en reglas de producción.
La deducción natural fue introducida por Gerhard Gentzen en su trabajo Investigaciones
sobre la inferencia lógica (Untersuchungen über das logische Schliessen), publicado en
1934-1935.
En los años 1940 Alfred Tarski comenzó a desarrollar junto a sus discípulos el álgebra
relacional, en la que pueden expresarse tanto la teoría axiomática de conjuntos como
la aritmética de Peano. También desarrolló junto a sus discípulos las álgebras cilíndricas,
que son a la lógica de primer orden lo que el álgebra booleana a la lógica proposicional. En
1941 publicó en inglés uno de los manuales de lógica más acreditados, Introduction to
Logic and to the Methodology of Deductive Sciences.
Noam Chomsky en 1956 propone una clasificación jerárquica de distintos tipos
de gramáticas formales que generan lenguajes formales llamada jerarquía de Chomsky.
Si bien a la luz de los sistemas contemporáneos la lógica aristotélica puede parecer
equivocada e incompleta, Jan Łukasiewicz mostró que, a pesar de sus grandes
dificultades, la lógica aristotélica era consistente, si bien había que interpretarse
como lógica de clases, lo cual no es pequeña modificación. Por ello la silogística
prácticamente no tiene uso actualmente.
Además de la lógica proposicional y la lógica de predicados, el siglo XX vio el desarrollo de
muchos otros sistemas formales; entre los que destacan las muchas lógicas modales.

Véase también[editar]

 Noción primitiva
 Función indicatriz
 Retroalimentacion
 Cibernética
 Teoría de sistemas
 Emergencia (filosofía)
 Pensamiento sistémico
 Dinámica de sistemas
 Mereología
 Sistema complejo
 Sistema dinámico

Lógica
La lógica es una rama de la filosofía1 de carácter interdisciplinario, entendida como
la ciencia formal que estudia los principios de la demostración y la inferencia válida,2
las falacias, las paradojas y la noción de verdad.3
La lógica se divide en varias categorías según su campo de estudio. La lógica
filosófica estudia el concepto y la definición, la enunciación o proposición y
la argumentación utilizando los métodos y resultados de la lógica moderna para el estudio
de problemas filosóficos. La lógica matemática estudia la inferencia mediante sistemas
formales como la lógica proposicional, la lógica de primer orden y la lógica modal.
La lógica informal se enfoca en el desarrollo lingüístico de los razonamientos y
sus falacias. La lógica computacional es la aplicación de la lógica matemática a
las ciencias de la computación.
Los orígenes de la lógica se remontan a la Edad Antigua, con brotes independientes
en China, India y Grecia. Desde entonces, la lógica tradicionalmente se considera una
rama de la filosofía, pero en el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica
matemática, y por lo tanto ahora también se considera parte de las matemáticas, e incluso
una ciencia formal independiente.
No existe un acuerdo universal sobre la definición exacta o los límites de la lógica.456 Sin
embargo, el ámbito de la lógica (interpretada en sentido amplio) incluye:

 La clasificación de los argumentos.
 El análisis sistemático de las formas lógicas.
 El estudio sistemático de la validez de los inferencias deductivas.
 La fuerza del inferencias inductivas.
 El estudio de los argumentos defectuosos, como las falacias.
 El estudio de las paradojas lógicas.
 El estudio de la sintaxis y la semántica de los lenguajes formales.
 El estudio de los conceptos de sentido, denotación y verdad.
Históricamente, la lógica se ha estudiado principalmente en filosofía desde la antigüedad,
en matemáticas desde mediados del siglo XIX y en informática desde mediados del siglo
XX. Más recientemente, la lógica también se ha estudiado en lingüística y en ciencias
cognitivas. En general, la lógica sigue siendo un área de estudio fuertemente
interdisciplinaria.

Etimología y acepciones[editar]
La palabra «lógica» deriva del griego antiguo λογική logikḗ, que significa «dotada de razón,
intelectual, dialéctica, argumentativa» y que a su vez viene de λόγος (lógos),
«palabra, pensamiento, idea, argumento, razón o principio».78i
En el lenguaje cotidiano, expresiones como «lógica» o «pensamiento lógico» aportan
también un sentido alrededor de un «pensamiento lateral» comparado, haciendo los
contenidos de la afirmación coherentes con un contexto, bien sea del discurso o de
una teoría de la ciencia, o simplemente con las creencias o evidencias transmitidas por
la tradición cultural.
Del mismo modo existe el concepto sociológico y cultural de lógica como por ejemplo
«lógica deportiva», que en general, podríamos considerar como «lógica cotidiana» -
también conocida como «lógica del sentido común».
En estas áreas la «lógica» suele tener una referencia lingüística en la pragmática.
Un argumento en este sentido tiene su «lógica» cuando resulta convincente, razonable y
claro; en definitiva cuando cumple una función de eficacia. La habilidad de pensar y
expresar un argumento así corresponde a la retórica, cuya relación con la verdad es una
relación probable.

Temas
La inferencia es el proceso por el cual se derivan conclusiones a partir de premisas.9
Cuando una conclusión se sigue de sus premisas por medio de inferencias válidas, se dice
que éstas implican aquella.
La inferencia es el objeto de estudio tradicional de la lógica, así como la vida es el objeto
de estudio de la biología. La lógica investiga los fundamentos por los cuales algunas
inferencias son aceptables, y otras no. Cuando una inferencia es aceptable, lo es por
su estructura lógica y no por el contenido específico del argumento o el lenguaje utilizado
(retórica). Por esto se construyen sistemas lógicos que capturan los factores relevantes de
las deducciones que aparecen en el lenguaje natural.10
Tradicionalmente, se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones,
las inducciones y las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un
caso especial de inducción.11 Las inducciones se estudian desde la lógica inductiva y
el problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor
parte de la lógica contemporánea.12
En las investigaciones sobre la inteligencia artificial, la inferencia es la operación
lógica utilizada en los motores de inferencia de los sistemas expertos.[cita requerida]

Validez[editar]
Esta sección es un extracto de Validez (lógica)[editar]

En lógica, la validez es una propiedad que tienen los argumentos cuando


las premisas implican la conclusión. Si la conclusión es una consecuencia lógica de las
premisas, se dice que el argumento es deductivamente válido.13 Algunos consideran estas
dos nociones idénticas y usan ambos términos indistintamente. Otros, sin embargo,
consideran que puede haber argumentos que no sean deductivamente válidos, como
las inducciones. En cualquier caso, de las inducciones a veces se dice que
son buenas o malas, en vez de válidas o inválidas.
Ejemplos de argumentos deductivamente válidos son los siguientes:
1. Si no es lunes, 1. Todos los planetas giran
1. Si está soleado,
entonces es martes. alrededor del Sol.
entonces es de día.
2. No es lunes. 2. Marte es un planeta.
2. Está soleado.
3. Por lo tanto, es 3. Por lo tanto, Marte gira
3. Por lo tanto, es de día.
martes. alrededor del Sol.
Para que un argumento sea deductivamente válido, no es necesario que las premisas o la
conclusión sean verdaderas. Sólo se requiere que la conclusión sea una consecuencia
lógica de las premisas. La lógica formal exige únicamente una relación condicional entre
las premisas y la conclusión. Esto es: que si las premisas son verdaderas, entonces la
conclusión también lo es (esta es la caracterización semántica de la noción de
consecuencia lógica); o alternativamente: que la conclusión sea deducible de las premisas
conforme a las reglas de un sistema lógico (esta es la caracterización sintáctica de la
noción de consecuencia lógica). Si un argumento, además de ser válido, tiene premisas
verdaderas, entonces se dice que es sólido.
Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes
lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales.14

Falacias[editar]
Esta sección es un extracto de Falacia[editar]

En lógica, una falacia (del latín fallacia ‘engaño’) es un argumento que parece válido, pero


no lo es.1516 Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a
los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia.
En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner
mucha atención para detectarlas.17
Que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas ni
que sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun
así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí. De
hecho, inferir que una proposición es falsa porque el argumento que la contiene por
conclusión es falaz es en sí una falacia conocida como argumento ad logicam.18
El estudio de las falacias se remonta por lo menos hasta Aristóteles, quien en
sus Refutaciones sofísticas identificó y clasificó trece clases de falacias.15 Desde entonces
se han agregado a la lista cientos de otras falacias y se han propuesto varios sistemas de
clasificación.19
Las falacias son de interés no solo para la lógica, sino también para la política, la retórica,
el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, la mercadotecnia, el cine y, en general,
cualquier área en la cual la argumentación y la persuasión sean de especial relevancia.

Paradojas[editar]
Esta sección es un extracto de Paradoja[editar]

El cubo imposible es un objeto paradójico.

Una paradoja (del latín paradoxa, ‘lo contrario a la opinión común’) o antilogía es una idea


lógicamente contradictoria u opuesta a lo que se considera verdadero a la opinión
general.20 También se considera paradoja a una proposición en apariencia falsa o que
infringe el sentido común, pero no conlleva una contradicción lógica, en contraposición a
un sofisma que solo aparenta ser un razonamiento válido.21 Algunas paradojas son
razonamientos en apariencia válidos, que parten de premisas en apariencia verdaderas,
pero que conducen a contradicciones o situaciones contrarias al sentido común.22 En
la retórica, es una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases
que implican contradicción. Las paradojas son estímulo para la reflexión y a menudo los
filósofos se sirven de ellas para revelar la complejidad de la realidad. La paradoja también
permite demostrar las limitaciones de la comprensión humana; la identificación de
paradojas basadas en conceptos que a simple vista parecen sencillos y razonables ha
impulsado importantes avances en la ciencia, la filosofía y las matemáticas.23

Verdad[editar]
Esta sección es un extracto de Verdad[editar]

La Verdad y la Falsedad por Alfred Stevens, 1857-66.

El Tiempo salvando a la Verdad de la Falsedad y de la Envidia, tela de François Lemoyne, 1737.

La verdad es la coincidencia entre una afirmación y los hechos, o la realidad a la que dicha


afirmación se refiere24 o la fidelidad a una idea.24 El término se usa en un sentido técnico
en diversos campos como la ciencia, la lógica, las matemáticas y la filosofía.

El uso de la palabra verdad abarca asimismo la honestidad, la buena fe y la sinceridad


humana en general; también el acuerdo de los conocimientos con las cosas que
se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular;25 y, finalmente, la relación
de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del Todo, el Universo.26
Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen.2728
El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de los
estudiosos y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay
posiciones diferentes acerca de cuestiones como:

 Qué es lo que constituye la verdad.


 Con qué criterio podemos identificarla y definirla.
 Si el ser humano posee conocimientos innatos o solo puede adquirirlos.
 Si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan solo mediante
la experiencia, el entendimiento y la razón.
 Si la verdad es subjetiva u objetiva.
 Si la verdad es relativa o absoluta.
 Y hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas propiedades.
Este artículo procura introducir las principales interpretaciones y perspectivas, tanto
históricas como actuales, acerca de este concepto.
La pregunta por la verdad es y ha sido objeto de debate
entre teólogos, filósofos y lógicos a lo largo de los siglos considerándose un tema
concerniente al alma y al estudio de una llamada psicología racional dentro del campo de
la filosofía.
En la actualidad es un tema de investigación científica así como
de fundamentación filosófica:29

 La investigación científica de la función cognitiva30 introduce nuevas perspectivas


acerca del conocimiento basado en la evidencia como creencia epistemológicamente
verdadera con justificación válida.31
 Interesa a la lingüística pues el lenguaje es expresión de la propia verdad.
 Interesa a la antropología filosófica, pues parece evidente que los seres humanos
prefieren la verdad a la falsedad, al error o la mentira y prefieren la certeza a la duda.
 Interesa a la Historia, por cuanto el aprecio hacia la verdad y la condena de la mentira
o del error varía en intensidad según las épocas y las culturas, pues tanto el concepto
de verdad como su valoración no siempre es el mismo a lo largo de la historia y según
las diferentes culturas.
 Interesa a la ciencia en cuanto tal32 en su pretensión de conocimiento válido.
La importancia que tiene este concepto es que está arraigado en el corazón de cualquier
supuesto personal, social y cultural. De ahí su complejidad.

Ramas[editar]

Sobre esta primera, y en cierto sentido única, regla de la razón, de que para aprender hay que desear
aprender, y al desearlo no conformarse con lo que ya se inclina a pensar de forma capaz, se desprende un
corolario que merece por sí mismo ser inscrito en cada muro de la ciudad de la filosofía: No bloquees el
camino de la investigación.

Lógica matemática
La lógica matemática, también llamada lógica simbólica, lógica teorética, lógica formal o
logística,33 es el estudio formal y simbólico de la lógica, y su aplicación a algunas áreas de
la matemática y la ciencia. Comprende la aplicación de las técnicas de la lógica formal a la
construcción y el desarrollo de las matemáticas y el razonamiento matemático, y
conversamente la aplicación de técnicas matemáticas a la representación y el análisis de
la lógica formal. La investigación en lógica matemática ha jugado un papel crucial en el
estudio de los fundamentos de las matemáticas.
La lógica matemática estudia la inferencia mediante la construcción de sistemas
formales como la lógica proposicional, la lógica de primer orden o la lógica modal. Estos
sistemas capturan las características esenciales de las inferencias válidas en los lenguajes
naturales, pero al ser estructuras formales susceptibles de análisis matemático, permiten
realizar demostraciones rigurosas sobre ellas.
La lógica matemática se suele dividir en cuatro áreas: teoría de modelos, teoría de la
demostración, teoría de conjuntos y teoría de la computabilidad. La teoría de la
demostración y la teoría de modelos fueron el fundamento de la lógica matemática. La
teoría de conjuntos se originó en el estudio del infinito por Georg Cantor y ha sido la fuente
de muchos de los temas más desafiantes e importantes de la lógica matemática, desde
el teorema de Cantor, el axioma de elección y la cuestión de la independencia de
la hipótesis del continuo, al debate moderno sobre grandes axiomas cardinales. La lógica
matemática tiene estrechas conexiones con las ciencias de la computación. La teoría de la
computabilidad captura la idea de la computación en términos lógicos y aritméticos. Sus
logros más clásicos son la indecidibilidad del Entscheidungsproblem de Alan Turing y su
presentación de la tesis de Church-Turing. Hoy en día, la teoría de la computabilidad se
ocupa principalmente del problema más refinado de las clases de complejidad (¿cuándo
es un problema eficientemente solucionable?) y de la clasificación de los grados de
insolubilidad.
La lógica matemática también estudia las definiciones de nociones y objetos matemáticos
básicos como conjuntos, números, demostraciones y algoritmos. La lógica matemática
estudia las reglas de deducción formales, las capacidades expresivas de los diferentes
lenguajes formales y las propiedades metalógicas de los mismos.
En un nivel elemental, la lógica proporciona reglas y técnicas para determinar si es o no
válido un argumento dado dentro de un determinado sistema formal. En un nivel avanzado,
la lógica matemática se ocupa de la posibilidad de axiomatizar las teorías matemáticas, de
clasificar su capacidad expresiva, y desarrollar métodos computacionales útiles en
sistemas formales. La teoría de la demostración y la matemática inversa son dos de los
razonamientos más recientes de la lógica matemática abstracta. Debe señalarse que la
lógica matemática se ocupa de sistemas formales que pueden no ser equivalentes en
todos sus aspectos, por lo que la lógica matemática no es un método para descubrir
verdades del mundo físico real, sino solo una fuente posible de modelos lógicos aplicables
a teorías científicas, muy especialmente a la matemática convencional.
Por otra parte, la lógica matemática no estudia el concepto de razonamiento humano
general o el proceso creativo de construcción de demostraciones matemáticas mediante
argumentos rigurosos pero con lenguaje informal con algunos signos o diagramas, sino
solo de demostraciones y razonamientos que se pueden formalizar por completo.

Lógica computacional
La lógica computacional es la misma lógica matemática aplicada al contexto de
las ciencias de la computación. Su uso es fundamental en varios niveles: en los circuitos
computacionales, en la programación lógica y en el análisis y optimización (de recursos
temporales y espaciales) de algoritmos.
La lógica se extiende al corazón de la informática a medida que surge como una disciplina:
El trabajo de Alan Turing sobre el Entscheidungsproblem seguido del trabajo de Kurt
Gödel sobre teoremas incompletos. La noción de la computadora de uso general que
surgió de este trabajo fue de gran importancia para los diseñadores de la maquinaria
informática en la década de 1940.
En los años 50 y 60, investigaciones predijeron que, cuando el conocimiento humano se
pudiera expresar usando la lógica con notaciones matemáticas, sería posible crear una
máquina capaz de razonar o una inteligencia artificial. Esto fue más difícil de lo esperado a
causa de la complejidad del razonamiento humano. En la lógica de programación, un
programa consiste en una colección de axiomas y reglas. Los sistemas de programación
lógicos (como Prolog) calculan las consecuencias de los axiomas y las reglas organizadas
para responder a una consulta.
Hoy en día, la lógica es extensamente aplicada en los campos de inteligencia artificial y de
ciencias de computación, y estos campos proporcionan una rica fuente de problemas en la
lógica formal e informal. La teoría de la argumentación es un buen ejemplo de cómo la
lógica está siendo aplicada a la inteligencia artificial. El sistema de clasificación
computacional ACM, en particular, considera:
 Sección F.3 en Lógicas y significados de programas y F.4 en Lógica matemática y
lenguajes formales como parte de la teoría de la ciencia de computación: este trabajo
cubre la semántica formal de los lenguajes de programación tan bien como el trabajo
de métodos formales como la lógica de Hoare.
 Lógica booleana como fundamento en el hardware de la computadora, particularmente
la sección del sistema B.2 en la estructura aritmética y lógica, relacionado con
operadores AND, NOT y OR.
 Muchos formalismos lógicos fundamentales son esenciales para la sección I.2 sobre
inteligencia artificial, por ejemplo la lógica modal y la lógica por defecto en los
formalismos y métodos de representación del conocimiento, las cláusulas de Horn en
la programación lógica y la lógica de descripción.
Además, las computadoras se pueden usar como herramientas para los lógicos. Por
ejemplo, en lógica simbólica y lógica matemática, las pruebas de los seres humanos
pueden ser asistidas por computadoras. Usando la prueba automatizada del teorema, las
máquinas pueden encontrar y comprobar pruebas, así como trabajar con las pruebas
demasiado largas para escribir a mano.

Lógica filosófica[editar]
La lógica filosófica se refiere a aquellas áreas de la filosofía en la que reconocidos
métodos de la lógica tradicionalmente, han sido utilizadas para resolver o avanzar en la
discusión de los problemas filosóficos.34 Entre estos, Sybil Wolfram destaca el estudio
del argumento, el significado y verdad,35 mientras Colin McGinn presenta las nociones
de identidad, existencia, predicado, estado de necesidad y verdad como ideas principales
en su libro sobre este tema.36 La lógica se usa únicamente para pensamientos sobre
existencias relacionadas con nosotros, en el caso de la filosofía esto es en relación a todo
lo posiblemente imaginativo.[cita requerida]
La lógica filosófica también dirige extensiones y alternativas a la lógica tradicional, la más
conocida es la lógica no clásica. Estas reciben más atención en textos tales como Lógica
Filosófica, la guía de Blackwell a la lógica filosófica de John P. Burgess o el Manual de
lógica filosófica editado por Dov M. Gabbay y Franz Guenthner el cual dispone de múltiples
volúmenes.373839
La lógica filosófica trata de las descripciones formales de lo ordinario, lenguaje natural no
especificado, que es estrictamente único sobre los argumentos dentro de las ramas de
otras filosofías. La mayoría de los filósofos suponen que la mayor parte del razonamiento
cotidiano se podría capturar en la lógica si se pudiera encontrar un método o métodos para
traducir el lenguaje ordinario a esa lógica. La lógica filosófica es esencialmente una
continuación de la disciplina tradicional llamada "lógica" antes de la invención de la lógica
matemática. La lógica filosófica tiene un mayor interés con la conexión entre el lenguaje
natural y la lógica. Como resultado, los lógicos filosóficos han contribuido al desarrollo de
lógica no convencional (por ejemplo lógicas libres, lógica temporal, etc) al igual que varias
extensiones de la lógica clásica (por ejemplo, la lógica modal) y la semántica no
convencional para tales lógicas (por ejemplo, el supervaluacionismo de Kripke en la
semántica de la lógica).
La lógica y la filosofía del lenguaje están estrechamente relacionadas. La filosofía del
lenguaje tiene que ver con el estudio de cómo nuestra lengua se involucra e interactúa con
nuestro pensamiento. La lógica tiene un impacto inmediato en otras áreas de estudio.
Estudiar la lógica y la relación entre la lógica y la forma de expresión ordinaria puede
ayudar a una persona a estructurar mejor sus propios argumentos y criticar (o analizar) los
argumentos de otra persona. Muchos argumentos populares están llenos de errores
porque muchas personas son inexpertas en la lógica e ignoran cómo formular un
argumento correctamente.
Lógica informal[editar]
La lógica informal, o lógica no formal, es el estudio de los argumentos a posteriori en
oposición al estudio técnico y teórico de la lógica matemática. Esta parte de la lógica se
dedica principalmente a diferenciar entre formas correctas e incorrectas en que se
desarrolla el lenguaje y el pensamiento cotidiano, en especial al estudio de los procesos
para obtener conclusiones a partir de información dada, sin importar su forma lógica. Parte
de que el pensamiento y el lenguaje humano es a menudo incorrecto, o tendencioso.
Surgió en la década de los 70's como un sub-campo de la filosofía. La primera obra en
hablar acerca de esta disciplina fue La lógica y la retórica contemporánea (1971)
de Howard Kahane.

Lógica silogística[editar]
Una representación del siglo XV del Cuadro de oposición de los juicios , que expresa las dualidades
fundamentales de la silogística.

El Organon fue el conjunto de trabajos de Aristóteles sobre lógica, constituyendo


los Primeros analíticos el primer trabajo explícito de lógica formal, introduciendo la
silogística.40 Las partes de la lógica silogística, también conocida con el nombre de lógica
de términos, son el análisis de los juicios en proposiciones que consisten en dos términos
que están relacionados por una de un número fijo de relaciones, y la expresión de
inferencias mediante silogismos que consisten en dos proposiciones que comparten un
término común como premisa, y una conclusión que es una proposición que involucra los
dos términos no relacionados de las premisas.
La obra de Aristóteles fue considerada en la época clásica y a partir de la época medieval
en Europa y Oriente Medio como la imagen misma de un sistema totalmente elaborado.
Sin embargo, no fue el único: los estoicos propusieron un sistema de lógica
proposicional que fue estudiado por los lógicos medievales. También el problema de la
generalidad múltiple fue reconocido en la época medieval. No obstante, no se consideraba
que los problemas de la lógica silogística necesitaran soluciones revolucionarias.
Hoy en día, algunos académicos afirman que el sistema de Aristóteles es generalmente
visto como algo que tiene poco más que valor histórico (aunque hay algún interés actual
en la ampliación de la lógica de términos), considerado como obsoleto por el advenimiento
de la lógica proposicional y el cálculo de predicados. Otros utilizan a Aristóteles en la teoría
de la argumentación para ayudar a desarrollar y cuestionar críticamente los «esquemas de
argumentación» que se utilizan en la inteligencia artificial y en los argumentos legales.

Lógica proposicional[editar]
Un cálculo o lógica proposicional (también un cálculo sentencial) es un sistema formal en
el que las fórmulas que representan proposiciones pueden formarse
combinando proposiciones atómicas (normalmente representadas con p, q, etc.)

utilizando conectivos lógicos (  etc.); estas proposiciones y conectivas son los


únicos elementos de un cálculo proposicional estándar.41 A diferencia de la lógica de
predicados o la lógica silogística, donde los sujetos y predicados individuales (que no
tienen valores de verdad) son la unidad más pequeña, la lógica proposicional toma
proposiciones completas con valores de verdad como su componente más básico. 41 Los

cuantificadores (por ejemplo,   o  ) se incluyen en el cálculo proposicional


extendido, pero sólo cuantifican sobre proposiciones completas, no sobre sujetos o
predicados individuales. 41 Una lógica proposicional dada es un sistema de prueba formal
con reglas que establecen qué fórmulas bien formadas de un lenguaje dado son
"teoremas" demostrándolos a partir de axiomas que se asumen sin prueba.42

Lógica modal[editar]
En el lenguaje, la modalidad se ocupa del fenómeno de que las subpartes de una oración
pueden tener su semántica modificada por verbos especiales o partículas modales. Por
ejemplo, "Vamos a los juegos puede modificarse para dar "Debemos ir a los juegos', y
"Podemos ir a los juegos y quizás "Iremos a los juegos. De forma más abstracta,
podríamos decir que la modalidad afecta a las circunstancias en las que damos por
satisfecha una afirmación. La confusión de la modalidad se conoce como falacia modal.
La lógica de Aristóteles se ocupa en gran parte de la teoría de la lógica no modalizada.
Aunque, hay pasajes en su obra, como el famoso argumento de la batalla naval en Sobre
la interpretación § 9, que ahora se ven como anticipaciones de la lógica modal y su
conexión con la potencialidad y el tiempo, el primer sistema formal de lógica modal fue
desarrollado por Avicena, que finalmente desarrolló una teoría de la "temporal modalizada"
silogística.43
Aunque el estudio de la necesidad y la posibilidad siguió siendo importante para los
filósofos, apenas se produjeron innovaciones lógicas hasta las históricas investigaciones
de C. I. Lewis en 1918, quien formuló una familia de axiomatizaciones rivales de
la modalidades aleatorias. Su trabajo desató un torrente de nuevos trabajos sobre el tema,
ampliando los tipos de modalidad tratados para incluir la lógica deóntica y la lógica
epistémica. El trabajo seminal de Arthur Prior aplicó el mismo lenguaje formal para tratar
la lógica temporal y preparó el camino para la unión de los dos temas. Saul
Kripke descubrió (contemporáneamente con Prior) su teoría de la semántica de Kripke,
que revolucionó la tecnología formal disponible para los lógicos modales y dio una
nueva teoría de grafos forma de ver la modalidad que ha impulsado muchas aplicaciones
en lingüística computacional y informática, como la lógica dinámica.

Lógica de predicados[editar]
La lógica de predicados es el término genérico para los sistemas formales simbólicos
como la lógica de primer orden, la lógica de segundo orden, la lógica de muchos órdenes y
la lógica infinitaria. Proporciona una cuenta de cuantificadores lo suficientemente general
para expresar un amplio conjunto de argumentos que ocurren en el lenguaje natural. Por
ejemplo, la famosa paradoja del barbero de Bertrand Russell, "hay un hombre que afeita a
todos y sólo a los hombres que no se afeitan a sí mismos", puede formalizarse mediante la

sentencia  , utilizando el predicado no lógico   para indicar que x es un

hombre, y la relación no lógica   para indicar que x afeita a y; todos los demás
símbolos de las fórmulas son lógicos, y expresan el cuantificadores universal y existencial,
la conjunción, el implicación, la negación y el bicondicional.
Mientras que la lógica silogística aristotélica especifica un pequeño número de formas que
puede adoptar la parte relevante de los juicios implicados, la lógica de predicados permite
analizar las oraciones en sujeto y argumento de varias formas adicionales, permitiendo a la
lógica de predicados resolver el problema de la generalidad múltiple que había dejado
perplejos a los lógicos medievales.
El desarrollo de la lógica de predicados suele atribuirse a Gottlob Frege, a quien también
se le atribuye el mérito de ser uno de los fundadores de la filosofía analítica, pero la
formulación de la lógica de predicados más utilizada hoy en día es la lógica de primer
orden presentada en Principios de lógica matemática por David Hilbert y Wilhelm
Ackermann en 1928. La generalidad analítica de la lógica de predicados permitió la
formalización de las matemáticas, impulsó la investigación de la teoría de conjuntos y
permitió el desarrollo del enfoque de Alfred Tarski sobre la teoría de modelos. Proporciona
la base de la lógica matemática moderna.
El sistema original de lógica de predicados de Frege era de segundo orden, en lugar de
primer orden. La Lógica de segundo orden es defendida de manera más prominente
(contra las críticas de Willard Van Orman Quine y otros) por George Boolos y Stewart
Shapiro.

Lógica no clásica[editar]
Las lógicas discutidas anteriormente son todas "bivalentes" o "de dos valores"; es decir, se
entienden de forma más natural como la división de las proposiciones en verdaderas y
falsas. Los sistemas de lógica no clásica son aquellos que rechazan varias reglas de
la lógica clásica.
Hegel desarrolló su propia lógica dialéctica que amplió la lógica trascendental de Kant pero
también la devolvió a la tierra asegurando que ni en el cielo ni en la tierra, ni en el mundo
de la mente ni en el de la naturaleza, existe en ninguna parte un "o" abstracto como el que
sostiene el entendimiento. Todo lo que existe es concreto, con diferencia y oposición en sí
mismo.44
En 1910, Nicolai A. Vasiliev amplió la ley del medio excluido y la ley de la contradicción y
propuso la ley del cuarto excluido y la lógica tolerante a la contradicción.45 A principios del
siglo XX, Jan Łukasiewicz investigó la ampliación de los valores tradicionales de
verdadero/falso para incluir un tercer valor, "posible" (o indeterminado, una hipótesis)
inventando así la lógica ternaria, la primera lógica plurivalente de la tradición occidental. 46
Una modificación menor de la lógica ternaria fue introducida posteriormente en un modelo
de lógica ternaria de hermanos propuesto por Stephen Cole Kleene. El sistema de Kleene
difiere de la lógica de Łukasiewicz con respecto a un resultado de la implicación. El
primero supone que el operador de implicación entre dos hipótesis produce una hipótesis.
Desde entonces se han ideado lógicas como la lógica difusa con un número infinito de
"grados de verdad", representados por un número real entre 0 y 1. 47
La Lógica intuicionista fue propuesta por L.E.J. Brouwer como la lógica correcta para
razonar sobre las matemáticas, basándose en su rechazo del principio del tercero
excluido como parte de su intuicionismo. Brouwer rechazó la formalización en
matemáticas, pero su alumno Arend Heyting estudió la lógica intuicionista formalmente, al
igual que Gerhard Gentzen. La lógica intuicionista es de gran interés para los informáticos,
ya que es una lógica intuicionista y ve muchas aplicaciones, como la extracción de
programas verificados a partir de pruebas y la influencia en el diseño de lenguajes de
programación a través de la correspondencia fórmula-como-tipos.
La lógica modal no es condicional de verdad, por lo que a menudo se ha propuesto como
una lógica no clásica. Sin embargo, la lógica modal se formaliza normalmente con el
principio del medio excluido, y su semántica relacional es bivalente, por lo que esta
inclusión es discutible.

Historia[editar]
La historia de la lógica documenta el desarrollo de la lógica en varias culturas y tradiciones
a lo largo de la historia. Aunque muchas culturas han empleado intrincados sistemas de
razonamiento, e, incluso, el pensamiento lógico estaba ya implícito en Babilonia en algún
sentido, la lógica como análisis explícito de los métodos de razonamiento ha recibido un
tratamiento sustancial solo originalmente en tres tradiciones: la Antigua China, la Antigua
India y la Antigua Grecia.
Aunque las dataciones exactas son inciertas, particularmente en el caso de la India, es
probable que la lógica emergiese en las tres sociedades hacia el siglo IV a. C. El
tratamiento formalmente sofisticado de la lógica proviene de la tradición griega,
especialmente del Organon aristotélico, cuyos logros serían desarrollados por los lógicos
islámicos y, luego, por los lógicos de la Edad Media europea. El descubrimiento de la
lógica india entre los especialistas británicos en el siglo XVIII influyó también en la lógica
moderna.
La historia de la lógica es producto de la confluencia de cuatro líneas de pensamiento, que
aparecen en momentos históricos diferentes:48 La lógica aristotélica, seguida de los
aportes de los megáricos y los estoicos. Siglos después, Ramon Llull y Leibniz estudiaron
la posibilidad de un lenguaje único, completo y exacto para razonar. Al comienzo del siglo
XIX las investigaciones en los fundamentos del álgebra y la geometría, seguidos por el
desarrollo del primer cálculo completo por Frege. Ya en el siglo XX, Bertrand
Russell y Whitehead culminaron el proceso de creación de la lógica matemática. A partir
de este momento no cesarán de producirse nuevos desarrollos y de nacer escuelas y
tendencias. Otra perspectiva interesante sobre cómo abordar el estudio de la historia
lógica la ofrece Alberto Moretti49 y que es sintetizada por Diego Letzen.50

Controversias[editar]
¿Es empírica la lógica?[editar]
¿Cuál es el estatus epistemológico de la leyes de la lógica? ¿Qué tipo de argumento es
apropiado para criticar los supuestos principios de la lógica? En un influyente artículo
titulado "¿Es empírica la lógica?"51 Hilary Putnam, basándose en una sugerencia de W. V.
Quine, argumentó que en general los hechos de la lógica proposicional tienen un estatus
epistemológico similar al de los hechos sobre el universo físico, por ejemplo como las
leyes de la mecánica o de la relatividad general, y en particular que lo que los físicos han
aprendido sobre la mecánica cuántica proporciona un caso convincente para abandonar
ciertos principios familiares de la lógica clásica: si queremos ser realistas sobre los
fenómenos físicos descritos por la teoría cuántica, entonces debemos abandonar
el principio de distributividad, sustituyendo la lógica clásica por la lógica cuántica propuesta
por Garrett Birkhoff y John von Neumann. 52
Otro trabajo del mismo nombre de Michael Dummett sostiene que el deseo de realismo de
Putnam exige la ley de la distributividad.53 La distributividad de la lógica es esencial para
que el realista entienda cómo las proposiciones son verdaderas del mundo de la misma
manera que ha argumentado que lo es el principio de bivalencia. De este modo, la
pregunta "¿Es la lógica empírica?" puede verse como una respuesta natural a la
controversia fundamental en metafísica sobre realismo versus antirrealismo.

Implicación: estricta o material[editar]


La noción de implicación formalizada en la lógica clásica no se traduce cómodamente al
lenguaje natural por medio de "si ... entonces ...", debido a una serie de problemas
denominados paradojas de la implicación material.
La primera clase de paradojas involucra contrafactuales, tales como Si la luna está hecha
de queso verde, entonces 2+2=5, que son desconcertantes porque el lenguaje natural no
soporta el principio de explosión. La eliminación de esta clase de paradojas fue la razón de
la formulación de C. I. Lewis de la implicación estricta, que finalmente condujo a lógicas
más radicalmente revisionistas como la lógica relevante.
La segunda clase de paradojas involucra premisas redundantes, sugiriendo falsamente
que conocemos el sucesor debido al antecedente: así, "si ese hombre es elegido, la
abuelita morirá" es materialmente verdadero ya que la abuelita es mortal,
independientemente de las perspectivas de elección del hombre. Tales oraciones violan
la máxima griceana de relevancia, y pueden ser modeladas por lógicas que rechazan el
principio de Monotonicidad de la implicación, como la lógica de la relevancia.
Tolerar lo imposible[editar]
Georg Wilhelm Friedrich Hegel fue profundamente crítico con cualquier noción simplificada
del Principio de no contradicción. Se basó en la idea de Gottfried Wilhelm Leibniz de que
esta ley de la lógica requiere también un fundamento suficiente para especificar desde qué
punto de vista (o tiempo) se dice que algo no puede contradecirse. Un edificio, por
ejemplo, se mueve y no se mueve; el terreno para lo primero es nuestro sistema solar y
para lo segundo la tierra. En la dialéctica hegeliana, la ley de la no-contradicción, de la
identidad, se apoya ella misma en la diferencia y, por tanto, no es afirmable de forma
independiente.
En estrecha relación con las cuestiones que surgen de las paradojas de la implicación está
la sugerencia de que la lógica debe tolerar la inconsistencia. La Lógica relevante y
la Lógica paraconsistente son los enfoques más importantes aquí, aunque las
preocupaciones son diferentes: una consecuencia clave de la Lógica clásica y de algunos
de sus rivales, como la Lógica intuicionista, es que respetan el principio de explosión, lo
que significa que la lógica colapsa si es capaz de derivar una contradicción. Graham
Priest, el principal defensor del dialeteismo, ha argumentado a favor de la paraconsistencia
sobre la base de que existen, de hecho, contradicciones verdaderas.54

Rechazo de la verdad lógica[editar]


La vena filosófica de varios tipos de escepticismo contiene muchos tipos de duda y
rechazo de las diversas bases sobre las que descansa la lógica, como la idea de forma
lógica, la inferencia correcta o el significado, lo que a veces lleva a la conclusión de que no
hay verdades lógicas. Esto contrasta con los puntos de vista habituales en el escepticismo
filosófico, donde la lógica dirige la indagación escéptica para dudar de los saberes
recibidos, como en la obra de Sexto Empírico.
Friedrich Nietzsche proporciona un fuerte ejemplo del rechazo de la base habitual de la
lógica: su rechazo radical de la idealización le llevó a rechazar la verdad como un
"... ejército móvil de metáforas, metonimias y antropomorfismos-en resumen ... metáforas
que están desgastadas y sin poder sensual; monedas que han perdido sus imágenes y
ahora importan sólo como metal, ya no como monedas". 55 Su rechazo de la verdad no le
llevó a rechazar por completo la idea de la inferencia o la lógica, sino que sugirió que "la
lógica [llegó] a existir en la cabeza del hombre [a partir] de la ilógica, cuyo reino
originalmente debe haber sido inmenso. Innumerables seres que hicieron inferencias de
una manera diferente a la nuestra perecieron".56 Así, existe la idea de que la inferencia
lógica tiene una utilidad como herramienta para la supervivencia humana, pero que su
existencia no respalda la existencia de la verdad, ni tiene una realidad más allá de lo
instrumental: "También la lógica se apoya en supuestos que no se corresponden con nada
del mundo real".57
Esta posición sostenida por Nietzsche, sin embargo, ha sido sometida a un escrutinio
extremo por varias razones. Algunos filósofos, como Jürgen Habermas, afirman que su
posición es autorrefutante y acusan a Nietzsche de no tener siquiera una perspectiva
coherente, y mucho menos una teoría del conocimiento. 58 Georg Lukács, en su libro La
destrucción de la razón, afirma que, "Si estudiáramos las afirmaciones de Nietzsche en
este ámbito desde un ángulo lógico-filosófico, nos encontraríamos con un caos vertiginoso
de las afirmaciones más escabrosas, arbitrarias y violentamente incompatibles.
"59 Bertrand Russell describió las afirmaciones irracionales de Nietzsche con "Es aficionado
a expresarse de forma paradójica y con vistas a escandalizar a los lectores
convencionales" en su libro A History of Western Philosophy.
La importancia de la simbolización en los procesos de aprendizaje

Cuando tenía 6 años vi una vez una lámina magnífica en un libro sobre El
Bosque Virgen, que se llamaba “Historias vividas”.
Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. El libro decía:
“Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no
pueden moverse y duermen durante los seis meses de la digestión”.
Reflexioné mucho entonces sobre las aventuras de la selva y, a mi vez,
logré trazar con un lápiz de color mi primer dibujo. Mostré mi obra maestra
a las personas grandes y les pregunté si mi dibujo les asustaba. Me
contestaron: ¿Por qué habría de asustar un sombrero?”. Mi dibujo no
representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un
elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa, a fin de que las
personas grandes pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones.
Las personas grandes me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de
serpientes boas abiertas o cerradas, y que me interesara un poco más en la
geografía, la historia, el cálculo, y la gramática. Así fue cómo, a la edad de
6 años, abandoné una magnífica carrera de pintor. Estaba desalentado por
el fracaso de mis dibujos. Las personas grandes nunca comprenden nada
por sí solas y es cansado para los niños tener que darles siempre y siempre
explicaciones.
“EL PRINCIPITO” “Saint-Exupery”

El desaliento de un pequeño de 6 años que nos trasmite el poeta, y el


abandono de su propio universo de significado al confrontarlo con la visión
del mundo adulto, nos permite iniciar nuestro trabajo.

MELTZER dice: “Si pensamos en la formación de símbolos como en un tipo


de unión creativa y que el área de congruencia es aquella compartida por
dos objetos que están inmersos en una recíproca relación simbólica, cada
vez que el símbolo es usado, terminamos por referirnos a ambos objetos.
Pero si esta área de congruencia no es jamás observada desde el punto de
vista de la vinculación entre dos elementos que se ven separados, podemos
hacernos una idea de cómo opera el pensamiento concreto”.

El desarrollo de la capacidad de pensar y, por ente, el desarrollo del


proceso simbólico, es indisociable como bien ha dicho Bion, de la
experiencia emocional. Y es en el vínculo, en la experiencia emocional, en
la relación con el otro, ya sea en el mundo interno o en el mundo externo,
donde adquiere sentido cualquier experiencia emocional.

Este va a ser nuestro punto de partida. Entenderemos el desarrollo de la


capacidad simbólica como un proceso interno que acontece desde los
primeros instantes de la vida y que es el resultado de la elaboración y
metabolización de la experiencia emocional, en función del vínculo madre-
bebé . Expondremos diferentes modelos teóricos que privilegian, con
diferencias conceptuales, la importancia de la función pensante y
metabolizadora de la madre para proveer de significados y promover el
crecimiento mental del bebé. Inversamente y desde estos mismos modelos,
las fallas en este proceso, inevitablemente, promueven importantes fallas a
su vez en la posibilidad de la elaboración de la experiencia emocional. y
ocasionan la alteración de la función simbólica del niño., afectando, de
diversas formas, su “aparato de pensar” y su modo de operar frente a los
diferentes procesos de aprendizaje.

En el transcurso de la historia del psicoanálisis, –puesto que es desde el


psicoanálisis desde donde vamos a abordar nuestro trabajo–, la teoría y la
técnica psicoanalítica se han sustentado recíprocamente. Y es
sobradamente conocido por todos el uso de la técnica del juego en el
psicoanálisis infantil, en tanto que está plenamente consensuada como el
instrumento terapéutico (equivalente al uso del lenguaje en el psicoanálisis
del adulto) que permite el abordaje y la elaboración de la fantasía
inconsciente.

Debemos a FREUD y a su rigor permanente como observador intuitivo y


genial de la realidad circundante las primeras reflexiones sobre el juego. En
1908, en su artículo “El creador literario y el fantaseo” (.O.C. T. IX
Amorrortu. págs. 127-128) dice: “¿No deberíamos buscar ya en el niño las
primeras huellas del quehacer poético? La ocupación preferida y más
intensa del niño es el juego. Acaso tendríamos derecho a decir: todo niño
que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o,
mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le
agrada… Ahora bien, el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un
mundo de fantasía al que toma muy en serio, vale decir, lo dota de grandes
montos de afecto, al tiempo que lo separa de la realidad efectiva”.

Cuando FREUD nos aproxima a la dimensión de lo “poético” del juego del


niño y observa la transformación que opera éste sobre su realidad a través
de su propia recreación interna, nos está anticipado lo que van a
desarrollar, posteriormente, otros autores. Unos, han tomado estos
procesos de transformación como punto de partida para la comprensión de
la estructuración del psiquismo temprano, con diferentes teorizaciones
sobre el origen del pensamiento; otros, han partido directamente del juego
del niño, considerándolo como un exponente de su funcionamiento mental,
es decir, de su capacidad o no de formar símbolos y de generar
pensamientos.

Si efectuamos una revisión bibliográfica desde la psicología sobre los


procesos de simbolización, concluiremos que la formación de símbolos
tiene una vertiente intelectual, pero, ante todo, es un conjunto de procesos
que afectan a la estructuración psíquica de la personalidad.

J. PIAGET, desde un punto de vista cognitivo y genético, nos ha descrito el


aspecto conceptual y lógico matemático de la génesis del lenguaje y de la
inteligencia. Define la función simbólica como “la capacidad de evocar
objetos o situaciones no percibidas actualmente, sirviéndose de signos o
de símbolos.. Se manifiesta, poco más o menos, simultáneamente bajo los
cuatro aspectos siguientes: adquisición del lenguaje, emergencia del juego
simbólico, comienzo de la imitación diferida, y primeras manifestaciones de
la representación de los actos de inteligencia.”

Si bien, desde la psicología ha sido la teoría piagetiana una de las que más
respuestas ha dado al proceso de simbolización y a los interrogantes
creados por su estudio, nos parece que ha sido el psicoanálisis el que más
ha estudiado y más se ha interrogado sobre esta cuestión.

FREUD, en el cap. VII de “La interpretación de los sueños”, formuló una


serie de hipótesis para comprender cómo se estructura el psiquismo y más
concretamente, cómo se originan los pensamientos en el niño. Para FREUD
el pensamiento empezaría a originarse en la vivencia de satisfacción y su
inscripción en el psiquismo como huella mnémica. La vivencia de
satisfacción es posible gracias a los cuidados maternos. Cada vez que se
incrementa la tensión de la necesidad se reactivará la imagen mnémica que
contiene en sí la representación del objeto que hizo posible la satisfacción,
es decir, la representación boca y pezón a la vez. El bebé buscará la
repetición de la satisfacción a través de la satisfacción alucinatoria del
deseo, que para FREUD constituye el primer acto psíquico.
Ahora bien, como la búsqueda de la experiencia placentera a través de la
alucinación no comporta la satisfacción esperada, el incipiente psiquismo
deberá inhibir la alucinación y
posponer los procesos de descarga, hasta que, por vía del examen de
realidad, pueda encontrar un objeto idéntico al anhelado. Esto ya implica la
intervención de procesos de pensamiento y de enlaces de representaciones.

Las continuas experiencias de satisfacción-insatisfacción harían entrar en


juego la noción de presencia-ausencia, siendo precisamente la ausencia del
objeto anhelado la que conduce al reconocimiento del otro, posibilitando
enlaces de representaciones y haciendo intervenir los procesos de
pensamiento, es decir, los procesos de simbolización. De esta manera se
daría el paso de la identidad de percepción, propia de la alucinación, a la
identidad de pensamiento.

En esta tarea la adquisición del lenguaje cumple un papel prioritario,


posibilitando la representación de relaciones aún en ausencia del objeto.
Recordemos cómo describe FREUD magistralmente este proceso en el juego
del fort-da, al que nos referiremos más adelante.

Fue M. KLEIN, a través de su trabajo clínico con niños, la que elaboró una
teoría sobre los procesos de formación de símbolos.

En 1923, siguiendo a FREUD, FERENCZI y JONES, puso el acento en torno a


las inhibiciones neuróticas del talento en la represión. Sin embargo, cuando
en 1929 retomó este tema no pudo dejar de lado sus descubrimientos
relativos a la angustia y al sadismo y pasó de una concepción que hace de
la libido el factor dinámico, a otra que atribuye ese papel a la angustia. Esto
implica renunciar a la idea de un Narcisismo primario de un estadio
anobjetal temprano, ya que la angustia es por definición el signo de una
relación de objeto, y más precisamente de un ataque sádico.

La formación de símbolos es una actividad yóica que se lleva a cabo a


través de la fantasía inconsciente y que modifica su carácter y función de
acuerdo a los cambios del yo y de
la relación de objeto. Su modo de proceder con los objetos se refleja en
perturbaciones, o no de la formación de símbolos. Esta actividad del yo es
determinante en la capacidad de comunicarse, ya que toda comunicación es
efectuada mediante símbolos siendo estos indispensables para la
comunicación externa e interna.
¿Cómo surge el símbolo para M. Klein?

Sostiene la autora que en la estructuración del psiquismo hay un primer


momento: posición esquizoparanoide, en la que se exacerba el sadismo
juntamente con el impulso epistemofílico, cuyo objeto es apoderarse y
destruir el cuerpo de la madre con todas las armas que el sadismo oral,
anal, uretral, tiene a su alcance; dicho cuerpo posee en la fantasía del niño:
el pene del padre, los excrementos y los demás bebés. Todo ello
homologado con sustancias comestibles. Estos ataques sádicos provocan
en el niño una angustia intensísima, ya que el sujeto se siente amenazado
por el propio sadismo y por el de los objetos atacados (retaliación).

Los mecanismos de defensa utilizados en este momento, son


preferentemente la escisión y la identificación proyectiva. El bebé, a través
del mecanismo de escisión, pretende dividir al objeto en uno ideal, al cual
querría unirse, y en uno malo, al que querría aniquilar junto a las partes
malas de sí mismo proyectadas en él.

El sentido de realidad, en estos momentos, es precario. El pensamiento


tiene unas características omnipotentes, y el concepto de ausencia es casi
inexistente. Con estas primeras proyecciones e introyecciones comienza el
proceso de formación de símbolos. Estos símbolos que son vividos como el
objeto originario, son los llamados por H. SEGAL: “ecuaciones simbólicas”.

Hay que llegar al umbral de la posición depresiva para hablar de símbolos


propiamente dichos, que surgen cuando los sentimientos depresivos
predominan sobre los esquizoparanóides, cuando se puede tolerar la
separación del objeto, la ambivalencia, la culpa y la pérdida. No se usan
para negar ésta, sino para superarla.

Sirven los símbolos para desplazar la agresión del objeto original y


disminuir la culpa y el temor a la pérdida.

Ahora bien, estos logros no son irreversibles; si la angustia es demasiado


intensa podrá producirse una regresión a una etapa esquizoparanoide y los
símbolos vuelven a adquirir el carácter de ecuaciones simbólicas. El yo, por
identificación proyectiva, vuelve a confundirse con el objeto, y el símbolo
con la cosa simbolizada.
No queremos dejar de hacer un esbozo de autores tan significativos en este
tema como BION y MELTZER, ambos dedicados expresamente al estudio de
los procesos de pensamiento.

BION, desde su lectura del pensamiento de FREUD y profundo conocer de la


obra de M. KLEIN, elaborará su propia teoría del pensamiento y la
simbolización.

Como ya expusimos en otro trabajo titulado “Fallos en la simbolización de


una niña de ocho años”, BION otorga una importancia esencial a la función
materna en la estructuración del psiquismo. Tomaremos algunos de los
conceptos expuestos en dicho trabajo.

Para la estructuración del pensamiento BION propone los siguientes


términos: a) preconcepción: término con el cual significa un estado de
expectación; b) concepción: es aquello que resulta cuando una
preconcepción se une a las impresiones sensoriales apropiadas. Por tanto,
cada vez que una preconcepción se une a una realización positiva se
produce una concepción. Las concepciones siempre estarán unidas a una
experiencia emocional de satisfacción. Por ello el pecho otorga significado
cuando produce satisfacción.

A la vez nos destaca BION que el término “pensamiento” se refiere a una


conjunción de una preconcepción con una frustración. El bebé cuya
expectación de un pecho entra en conjunción con la realización negativa de
la no existencia de un pecho para su satisfacción, lo experimenta como
tener un pecho “ausente” adentro. El próximo paso depende de la
capacidad del niño para tolerar frustraciones, ya que puede tender tanto a
modificar éstas como a evadirlas. Si la capacidad para tolerar la frustración
es suficiente el “no pecho”• adentro deviene un pensamiento y se
desarrolla un aparato para pensar.

En el modelo de BION la madre con capacidad de “revêrie”, comprendiendo


al bebé desde su ensoñación, proveedora de significado y satisfacción;
permitiendo en el vínculo con él la realización de sus preconcepciones,
ayuda a desarrollar en el bebé su capacidad simbólica y a construir su
“aparato para pensar los pensamientos” o “aparato preconceptual”.

BION nos aportó su concepto de función alfa, señalando con este nombre
una función transformadora y esencial para el desarrollo del pensar. La
madre ordena, de algún modo, el caos de pensamientos y sentimientos que
le está proyectando el bebé y se lo devuelve reordenado, más tolerable para
él. De este modo, la relación continente-contenido así formada, es
introyectada como vínculo de desarrollo emocional.

Paralelamente, se va produciendo el imprescindible pasaje de posición


esquizoparanoide a posición depresiva, es decir, la interrelación entre
momentos desintegrativos y paranóides y momentos integrativos
depresivos (PS—D).

La capacidad de crear símbolos para BION, requiere pues una elaboración


exitosa de la posición depresiva, que implica la tolerancia a la ausencia del
objeto y su recreación a través del símbolo que la representa.

MELTZER continúa y enriquece las teorías de BION. No vamos a extendernos


sobre su propia elaboración, pero sí señalar que para este autor la
formación de símbolos implica un estado mental creativo, en la medida que
extrae del mundo exterior un nexo entre dos objetos que enriquece el
significado de ambos. Es decir, entre dos objetos se tendría que dar un
área de superposición que daría lugar al símbolo, cuyo significado
enriquecería al de los elementos separados. Cuando el área de
superposición entre los dos elementos es total, tendríamos la ecuación
simbólica de la que hablaba H. SEGAL.

Para ambos autores en la experiencia emocional siempre hay un encuentro,


un vínculo con el otro, y este encuentro produce un conflicto entre las
tendencias constructivas, creativas, y las tendencias destructivas,
desintegrativas (Amor, Odio y Conocimiento, y menos Amor, menos Odio y
menos Conocimiento).

Es a partir de aquí que MELTZER, con una metapsicología que incluye


diversas dimensiones, postula las distintas categorías del aprender, dentro
de la dimensión epistemofílica. A cada categoría corresponde un estado
mental determinado, que a la vez influiría sobre el desarrollo de la
personalidad.

Establece cinco categorías de aprendizaje:

 1.ª categoría.- Aprender de la experiencia: involucra a la experiencia


emocional y por tanto produce una modificación de la personalidad.
La persona “deviene” en algo que no era antes. Dentro de esta
categoría estarían las personas que hacen un auténtico aprendizaje,
en la medida que establecen una relación creativa con el otro, capaces
de enriquecerse mutuamente y con posibilidad de sentir
agradecimiento.
 2.ª categoría.- Aprender por identificación proyectiva: entraña una
fantasía omnipotente de acceder a las capacidades de otra persona,
apoderándose de sus cualidades. Son personas que pueden tener un
buen nivel de rendimiento pero éste no está relacionado con un
enriquecimiento de su personalidad. Estarían más pendientes de
cómo sobresalen por encima del otro que de su propia gratificación
por lo aprendido.
 3.ª categoría.- Aprender por identificación adhesiva: entraña una
fantasía inconsciente de quedarse sobre la superficie del objeto. Son
personas que imitan y que tienen aprendizajes mecánicos, pero que
dificilmente pueden aplicar lo que aprenden a nuevas situaciones.
Pueden aparentar una buena adaptación social pero son muy
inestables pudiéndose producir desviaciones hacia nuevos objetos a
los que imitar.
 4.ª categoría.- Aprendizaje por “scavenging” (pillaje de desperdicios):
típico de la parte envidiosa de la personalidad, no pueden pedir ayuda
ni aceptarla con gratitud.
 5.ª y última categoría.- Aprender delirante: es aquél en el que se
construye un mundo antinatural y es vivido como natural por el
sujeto. Es un aprendizaje de un orden diferente, propio de los
psicóticos.
Sólo la primera forma de aprendizaje, es decir, el aprender de la
experiencia, produce cambios desde lo esquizoparanoide a lo depresivo.
Depende de la asistencia de objetos benévolos (internos y externos) con los
cuales pueda compartir la carga de angustia que acompaña al impacto de
una “nueva idea”.

Para MELTZER la capacidad de pensar depende de la identificación con un


objeto interno pensante (Madre).

Dicha capacidad pensante (sea cual fuere su origen), tiene una evolución en
el tiempo, y todo lo que se refiere a los procesos de simbolización se halla
reflejado en mayor o menor medida en el juego.

Aunque no podemos dejar de citar los importantes aportes de FREUD y M.


KLEIN, que hicieron del juego una Teoría y Técnica terapéuticas, nos vamos
a centrar en el juego como un proceso potencialmente estructurador del
psiquismo, como una actividad simbólica en sí misma, que a su vez ayuda a
desarrollar la capacidad simbólica en el niño, rescatándole de los estrechos
límites de lo concreto y abriéndole el amplio mundo de la fantasía y la
simbolización.

WINNICOTT enfatizó el carácter terapéutico que todo juego posee, porque,


al ocurrir en el espacio potencial entre el bebé y su madre, constituye el
primer adentramiento creativo del niño en el mundo de los objetos reales.
El jugar, dice WINNICOTT, es excitante y estimulante, no porque en él estén
involucrados los instintos, (recordemos las tesis kleinianas que relacionan
juego con fantasía masturbatorias), sino porque supone las primeras
experiencias de dominio sobre el no-yo.

Pero no todo juego significa el desarrollo de la capacidad simbólica, o lo


que es lo mismo, no todo lo que parece juego lo es.

D. LIBERMAN y cc. en “Semiótica y Psicoanálisis de niños” aporta un ejemplo


esclarecedor:

Dos niños mueven enérgicamente un palito en un recipiente con agua; para


uno se trata de una lavadora, para el otro se trata simplemente de mover
un palito en el agua. La diferencia entre ambos niños es obvia. El primer
niño desea comunicar a su analista que está dispuesto a dejarse remover
por él, con la esperanza de salir “más limpio” de la experiencia. Supone
también lo que WINNICOTT llamó la capacidad para estar a solas en
presencia de otros como producto de un buen vínculo interno. Sin
embargo, el segundo niño parece “estar sólo” como producto del rechazo
activo del vínculo; aferrándose a lo concreto: “es un palo dentro del agua”
muestra el rechazo activo al analista al que parece querer decir: no
remuevas en mis cosas”. No parece que sea ésta una actitud que promueva
el aprendizaje. El vínculo de este tipo de niños con el exterior parece teñido
de omnipotencia y desprecio: ¿es que estás tonto, no ves que hago?. Como
consecuencia será difícil que espere recibir algo bueno de un mundo
exterior tan hostil. Juan, de siete años, con un rotundo fracaso escolar
decía, a través de un personaje de sus juegos a propósito de la comida: “te
la dan, parece bueno pero es una trampa de arañas y te mata por dentro”.

Será un aspecto importante de nuestra tarea discriminar de entre las


actividades lúdicas aquellas que son juego de las que no lo son, y es
nuevamente LIBERMAN, en la obra anterior-mente citada quien nos ayuda
en nuestro propósito.

En el juego se distinguen tres niveles: el sintáctico, el semántico y el


pragmático, siguiendo sus aportaciones sobre la Teoría de Comunicación y
Lingüística.

1. Del primer nivel, el sintáctico, diremos que para que haya un juego
simbólico debe haber una referencia constante a un tiempo y un
espacio diferente al momento en que ocurre el juego. Se juega
escenificando con los elementos presentes una situación ausente.
2. Para que el aspecto semántico se dé, es necesario que la categoría
simbólica “presencia-ausencia” haya sido adquirida por el niño.
Más adelante volveremos a este punto, puesto que es precisamente la
posibilidad de elaboración de la ausencia de la madre, la piedra
angular sobre la que se asiente la capacidad simbolizadora del niño,
(y éste es un punto de acuerdo en todos los autores revisados).

Para que el niño acceda a este nivel, debe poder distinguir entre
“mamá no está aquí” y “mamá no existe más”.

Cuando Jaime, un adolescente tratado por uno de nosotros, con un


rotundo fracaso escolar hablaba de sus primeras vivencias escolares
relataba que llegaba al parvulario, sobre los tres o cuatro años, tan
desesperado que sólo podía dedicarse a un único “juego”: cogía una
de esas estructuras de plástico que tienen orificios para meter piezas
y las intentaba meter a puñetazos y patadas, hasta que todo quedaba
destrozado o la profesora se lo impedía. Jaime expresaba de esta
manera que, no pudiendo soportar la separación de su madre,
intentaba meterse por la fuerza en una mamá a la que dejaba
destrozada, quedando él mismo tan agujereado que no podía retener
adentro suyo ningún contenido.

3. Nivel pragmático. El auténtico juego tiene la intención de comunicar


algo y no es sólo una evacuación de ansiedades o angustias
intolerables para el yo. También este carácter de comunicación debe
mantener a nivel intrapsíquico, esto quiere decir que el niño que
juega a ser supermán tiene que poder discriminar entre verdad y
ficción y esto depende de la existencia de un yo fuerte, observador,
que impida que el yo sea absorbido por el rol. En el pseudojuego el
niño no juega a ser supermán, “es supermán”.
Sólo si estas tres áreas o niveles se dan conjuntamente, el juego ayuda a
ampliar el universo simbólico de los niños.

Ilustraremos a continuación el caso de un niño atrapado en una falsa


identidad con importantes fallos en el nivel pragmático.

Guillermo, un niño de seis años, se presentaba en la consulta diciendo “yo


voy a un colegio muy chulo, y, cuando sea mayor lo voy a ser todo:
ingeniero, abogado, economista… todo, porque como voy a colegios muy
buenos, lo voy a ser todo. Yo soy el jefe del pueblo donde vamos a
veranear, porque antes era mi abuelo y cuando se estaba muriendo le
pregunté: abuelito: ¿ahora quién sera el jefe? y me dijo que yo. Así que
ahora mando yo”.Mientras hablaba de esto, jugaba con las piezas de
construcción a hacer un muro muy grande. En otro momento, decía “yo soy
el primero de clase, porque intento portarme muy bien, y los demás se
portan muy mal, y hacen muchas tonterías. Yo siempre lo hago todo muy
bien. Yo soy el mejor y el que más sabe.

Los padres de Guillermo habían consultado porque no sabían si debían


preocuparse por el comportamiento del niño,. Durante el verano el niño
había matado un pájaro y, “jugando” con un perro a no dejarle salir de la
piscina, éste había muerto seguramente de un ataque al corazón. Sin
embargo, el niño no había mostrado ninguna preocupación, insistiendo en
que él lo había sacado de la piscina, al ver que no se movía.

No recordaban datos de su primera infancia. En realidad los padres no lo


veían apenas. La madre no le podía dedicar nada de tiempo. Ellos creían
que era inteligentísimo, porque siempre había tenido salidas muy geniales.
Sin embargo, el niño no había conseguido aprender a leer ni a escribir.

A pesar de que la realidad le muestra a Guillermo sus dificultades en el


aprendizaje, que no es un héroe salvador sino ejecutor, él necesita seguir
“creyéndose” el ideal de los padres, unos padres que no se pueden hacer
cargo de un niño pequeño; una mamá para la que dedicarle media hora
diaria a su hijo es una misión imposible; una mamá que espera un hijo
superdotado, precoz, que se eduque solo.

Nos podríamos preguntar:

¿Qué es lo que les pasa a estos padres con su narcisismo infantil, sus
deseos, sus identificaciones…?, ¿qué les pasa con sus ideales?, y ¿qué
salida le queda a este niño, que no sea la de alucinar a un Guillermo-Ideal
del yo de los padres, superdotado, genial, precoz… a costa de su propio
yo?

Fue S. FREUD, como sabemos, quien inauguró una fecunda línea de


investigación sobre la función de jugar, cuando describió en “Más allá del
principio del placer” el juego de un niño de 18 meses que desde entonces
se le conoce como el “juego del carrete” o “el fort-da”. Hoy se piensa que
antes que el niño pueda acercarse al hecho de ser independiente de la
madre y pueda soportar su pérdida momentánea, han pasado muchas
cosas en su constitución psíquica.

FREUD, en el “juego del carrete” describe a través de la dialéctica de


presencia-ausencia, el intento de control sobre el objeto que realiza un
niño cuando se enfrenta con la experiencia de separación. La relación “fort-
da” una vez constituida, deja de ser imagen particular de una situación,
para convertirse en un esquema de representación que da forma a todas las
situaciones de separación.

Decíamos anteriormente que toda actividad humana tiene un desarrollo en


el tiempo, y a él nos referimos en adelante siguiendo las ideas de R.
RODULFO en su libro “El niño y el significante. Un estudio sobre las
funciones del jugar en la constitución temprana”, quien hace una
articulación personal de distintas teorías.

El niño desde el momento del nacimiento es esencialmente activo y su


constitución como sujeto independiente pasa tanto por su propia actividad
como por la influencia del ambiente, (mito familiar, deseo de los padres,
etc.).

En los primeros tiempos de los procesos de estructuración del psiquismo,


el niño dispone sólo de su cuerpo, e inicia a través de éste, el camino hacia
la representación simbólica. Como SAMI-ALI señaló, espacio y cuerpo
coinciden plenamente porque aún no está adquirida, la diferenciación yo-
no yo. Si la evolución continúa, el primer trabajo del niño será, como
numerosos autores lo han señalado (M. MAHLER), arrancarse de la
simbiosis materna para construir su propia individualidad. Las
adquisiciones simbólicas en esta etapa van sacando al bebé del espacio
unidimensional, (boca-pezón son un continuum), para adquirir cierta
noción de sujeto-objeto, y de continente-contenido.
Todos los juegos recuerdan la importancia estructurante que la
omnipotencia narcisista infantil tiene para el bebé en estos momentos.
WINNICOTT diría en una de sus paradojas estructuradoras del psiquismo,
que para separarse-desilusionarse de un objeto hay que haber estado muy
unido e ilusionado.
En efecto, el espacio del bebé es todavía predominantemente bidimensional
y el volumen apenas si se empieza a apuntar; el bebé está todavía pegado a
la madre, posee y es poseído por ella, y una separación prematura que le
pusiera en contacto con la indefensión total, podría dejar secuelas en su
estructuración psíquica indelebles. Todo ello se da durante el primer año
de vida y constituye un primer entramado psíquico que, de plasmarse
conscientemente, deja al niño bastante protegido de la destrucción
psicótica.

El caso de Miguel, un niño de seis años, creemos que puede ser


significativo de los aspectos que acabamos de señalar.

Su vida estuvo marcada por continuos cambios. Cambios de país, de casas,


de colegios. Sus trastornos en el sueño comenzaron desde el nacimiento.
Sólo se calmaba en el momento que la madre le daba el pecho. Durante la
noche lloraba continuamente e intentaron dejarlo solo “para ver si se
acostumbraba”, sintiéndose los padres incapaces de contenerlo.

Al año y medio, y coincidiendo con un traslado de país, unido a una fuerte


inestabilidad familiar, el niño hace una detención en su desarrollo,
evidenciándose sobre todo a nivel de lenguaje e instalándose un extraño
código de laleos.

Alrededor de los cinco años, los padres se dan cuenta que tienen un hijo
con problemas y empiezan a dedicarle mucha más atención, a la que
Miguel responde muy positivamente. De todas formas, las dificultades
persisten y hay un evidente fracaso escolar, lo que los decide a iniciar un
tratamiento, interrumpido cuatro meses más tarde.

El tratamiento estuvo centrado en los siguientes temas:

1. Tema. Su preocupación por lo que había debajo del suelo. Preguntaba


¿hay algo, no hay nada?, manifestando a nivel de ecuación simbólica
su preocupación por la inestabilidad del suelo que pisaba, poco firme,
poco consistente, pasando a sentir ese suelo vacío como su propio
cuerpo, perdiendo sus contenidos que sólo podía retener a través de
una masturbación compulsiva genital y anal, al tiempo que se
refugiaba debajo de unos almohadones.
2. Tema. Amenaza continua de pérdida de objeto. Empezaba las
sesiones diciendo: “muérete, que te caigas al suelo” y “ya estás viva”,
donde había una fantasía de control omnipotente que representaba
precisamente, su indefensión e impotencia ante los sentimientos de
pérdida prematura que él había sufrido y que no podía representar
simbólicamente porque eran una amenaza real. En esta misma línea
también repetía:”yo me voy y tú te quedas malita. ¿Pasa algo, no pasa
nada?
En realidad no había un auténtico juego sino una repetición de situaciones
traumáticas que él no había podido elaborar y que tenían que ver
básicamente con una no estructuración de las categorías de yo-no yo,
interno-externo, presencia-ausencia, categorías simbólicas básicas en el
psiquismo infantil.

Hacia el final del primer año, se enriquece la función del jugar y toda la
actividad parece encaminada al afianzamiento de la categoría simbólica
básica y estructurante: la de presenciaausencia, que otorga al individuo la
primera noción de existencia independiente de la madre y otorga a los
demás objetos, la categoría de lo real.

Son los juegos de las escondidas, de las pequeñas apariciones y


desapariciones, que nos hacen pensar en lo que WINNICOTT llama el
destete, como un “dejarse caer de la madre y de su mirada”. Antes, el niño
necesitaba la presencia de la madre para existir: “soy mirado, luego existo”,
dice WINNICOTT, y toda sensación de existencia dependía de que la mirada
y los cuidados maternos libidinizarán al bebé. Pero cuando el niño empieza
a esconderse de la madre, o juega a que ésta desaparezca –el “fort” de
FREUD– inicia los primeros pasos de existencia independiente.

En los juegos de “fort-da”, es decir, en los juegos de expulsión-aparición,


lo realmente novedoso es el primer movimiento, la expulsión, el
alejamiento que inaugura la posibilidad de reconocer lo que está fuera del
alcance. Se inicia entonces un enorme trabajo de discriminación porque hay
muchas cosas que son no-yo y no-madre. Pero la existencia independiente
de la madre y de los demás objetos es un golpe demasiado duro para la
omnipotencia y pronto aparecerá el “da”, el reencuentro que el niño cree
posible por su propia voluntad y gracias al alivio que esto le procura,
seguirá avanzando en el descubrimiento maravilloso de que mamá, él, y
todas las demás cosas por las que se interesa cada vez más, tienen
existencia por sí mismas.

El espacio también adquiere una importante ampliación simbólica. En el


acto de expulsión, el bebé va creando el espacio externo. De la
bidimensionalidad de la superficie continua, pasa a la tridimensionalidad, y
así parece, que de la categoría simbólica principal presencia-ausencia, se
van derivando otras que ya indican una mayor conexión del bebé con su
entorno: cerca-lejos, antes-después, arriba-abajo, y mucho más tarde:
delante-detrás, derecha-izquierda, etc.

Todas estas categorías son condiciones “sine qua non” para que el niño
esté en disposición para aprender a situarse en el espacio y pueda aprender
a leer en su momento.

Una de las más frecuentes sintomatologías psicomotores, la que


conocemos como una mala orientación espacial, es decir, niños que no
pueden establecer los pares derecho-revés, derecha-izquierda, provienen
de trastornos narcisistas, son niños cuya categorización de yo-no yo fue
muy precaria y tienden a verse desde la perspectiva del otro; siguen
estando fijados a un estadio simbólico funcional y no saben existir si no es
adheridos a otros. Así, todas las operaciones superiores, que requieren una
clara diferenciación yo-no yo, fracasan en mayor o menor medida.

Para que esta etapa se cumpla con éxito, es absolutamente necesario que el
niño pueda simbolizar la diferencia entre separar y destruir y que, tanto el
niño como su madre, puedan metabolizar los ambivalentes sentimientos
que toda separación provoca.

Si la diferencia entre separar y destruir está simbolizada, el niño podrá ir


fraguando su identidad, al tiempo de poder permitirse la curiosidad e
interés por los objetos.

La curiosidad debe poder ser tolerada por los padres para que el niño la
sienta como legítima (nuevas categorías simbólicas: permitido-prohibido,
público-privado se empiezan a establecer en esta época).

Pero es frecuente encontrar en la práctica clínica, trastornos del


aprendizaje relacionados con la inhibición de la curiosidad, porque ésta es
vivida como una intrusión destructiva en el otro, además de ocultar el
deseo de inmiscuirse en la escena primaria.
En el transcurso de la adolescencia, se debería realizar la consolidación de
la capacidad de simbolización junto a la aparición del pensamiento formal
hipotético-deductivo que capacita a los jóvenes para las primeras
reflexiones teórico-abstractas.

Pero esta mayor capacidad para aprender está siendo bombardeada por
numerosos frentes. De todo el complejo proceso adolescente, descrito por
Teresa Olmos de Paz en su trabajo “De la confusión a la simbolización”,
entresacaremos, lo directamente relacionado con el tema. Puesto que en la
adolescencia tiene lugar la resignificación de toda la problemática infantil
“prefiero llamar primera adolescencia al tipo de funcionamiento mental que
se caracteriza, fundamentalmente, por el estado de omnipotencia narcisista
y confusional, consecuencia del impacto en el self de la metamorfosis de la
pubertad; y segunda adolescencia, al modo de funcionamiento mental en el
cual se procesan una serie de operaciones simbólicas, básicamente el
trabajo de elaboración de los duelos por las pérdidas del cuerpo infantil, de
las fantasías de bisexualidad, de la identidad infantil y de los padres de la
infancia”. Esto supone un turbulento proceso de desidealización, tanto del
propio self, como de las figuras parentales, proceso que se da en el marco
de la elaboración de la conflictiva edípica.

Los procesos de aprendizaje-simbolización implican la puesta en marcha


del Ideal del Yo con cierto carácter de futuro, fantasear lo que uno quiere
ser, en cuyo caso se desarrollan las identificaciones secundarias. Ser como
papá, o mejor que él, ser el mejor deportista, etc. son fantasías que tienen
que ver con el Ideal del Yo e impulsan al niño hacia adelante. El aprendizaje
debe ser un deseo que nazca del yo y se conjugue con el Ideal del Yo, de lo
contrario, el Ideal se convierte en una exigencia superyóica que ahoga y
arrastra al yo en lugar de impulsarlo.

Cuando surgen problemas de aprendizaje-simbolización, los proyectos de


futuro, están interrumpidos, y, en lugar del Ideal del Yo, suele aparecer una
hipertrofia del Yo Ideal, una fantasía narcisista omnipotente de que ya se es
un genio, un ídolo. En este caso, el contacto con lo que aún no se sabe es
intolerable y el camino para aprender está interrumpido.

Para terminar estas reflexiones, incluiremos el proceso terapéutico de un


caso de una niña de seis años, expuesto de un modo muy sintético.

Merche se enferma con el nacimiento de su único hermano –tenía 8 meses


cuando su madre se quedó embarazada–, manifestando su ansiedad de
perder su lugar en la casa a través del cuerpo: hace bronquitis, anginas,
diarreas…

Frente a la angustia de la niña se despierta la propia conflictiva materna,


quien no puede reconocer ni tolerar los celos y la hostilidad de su hija, en
la medida en que se reactiva lo que ella debió sentir cuando nacieron sus
propios hermanos: ella se quedó sin comida, sin dulce.

La dificultad materna dejó a madre e hija enganchadas en una relación


sádica, sin posibilidad de elaborar el duelo y sin posibilidad de establecer
un exitoso proceso de separación-individuación. Las dos se quedaron
enganchadas y el padre, muy inseguro, tampoco pudo mediar en la relación
entre ambas.

A partir de este momento y tras el nacimiento de su hermano, siendo la


mayor funciona como la menor. Para ella, en su fantasía, son las cosas mal
hechas; para el varón –para su hermano– son las buenas cosas. El hermano
tiene lo necesario para crecer y desarrollarse, mientras que ella, por el
contrario, no puede despegarse y crecer. Queda detenida en un
permanente malentendido: cuando siente necesidad de algo, no está;
cuando lo tiene, tiene tanta rabia que lo rechaza.

Internamente se siente rota y un objeto interno roto –como objeto


identificatorio– no le sirve para crecer, ni le permite aprender. A los seis
años tenía los conocimientos y el comportamiento de una niña de dos
años.

Para ella, el mantenimiento de la relación simbiótica con el objeto materno


era la única forma posible de evitar la desestructuración psicótica. Así,
permanentemente ella se “descabezaba”, y se paralizaba para evitar los
cambios y mantenerse en la simbiosis. Paralelamente, “descabezarse”,
“hacerse la loquita” era, a su vez, su manera de separar a la madre del
hermano y del padre.

Estaba sumida en un sentimiento de vacío intenso: no sabía luchar por lo


que quería, enfermándose más y más. Su rabia y sus sentimientos de celos
y de envidia actuaban transformando permanentemente para ella lo bonito
en feo. Todo ello despertaba e incrementaba en ella una intensa voracidad,
que era usada como una manera de atacar, no de tomar alimento:
reventaba ella y reventaban los otros.
Intentaba evitar el duelo y el dolor a través de la omnipotencia, haciéndose
la que no era. Simulaba saber leer, escribir, sumar… porque temía no tener
lo necesario para poder aprender. Se decía a sí misma “a mí qué me
importa”, negando su dolor y su necesidad. A través de ser la nena
sufriente y desprotegida, de inspirar pena y desesperanza, culpaba y
paralizaba a la madre, reteniéndola. Igualmente tenía agarrada a la
maestra. Ambas, madre y maestra, como representantes de un objeto
interno que ella, en su fantasía, vació de bebés, y así mismo lo convertía en
un objeto interno mamá-vacía-caquitas, con el que se identificaba. Ella,
con una mente inservible, vacía, sin cosas valiosas, incapaz de aprender.

Inició una psicoterapia a la edad de seis años y que prosiguió durante siete
años. La psicoterapia, inicialmente, la proveyó de un espacio externo e
interno adonde dirigir sus proyecciones, iniciándose un lento y costoso
camino para contener su ansiedad –y la de los padres y educadores–, con
vías a posibilitar el establecimiento de un espacio simbólico que le
permitiera reconocerse a sí misma como capaz de pensar y aprender,
capaz, por tanto, de individualizarse y de elaborar el duelo patológico que
la dejó paralizada y fijada simbióticamente a la madre.

Los padres, ambos muy agotados e impotentes, dañados en sus propias


funciones materna y paterna, se sintieron apoyados y aliviados,
recuperando lentamente su confianza en su propia función. Hasta ese
momento, parecía como si ellos mismos no hubieran podido simbolizarse
como padres, y siguieran actuando y reconociéndose a sí mismos
simbólicamente como hijos –cada uno de ellos se mantenía muy fijado a su
propia familia–.

La dificultad de poder funcionar en un plano simbólico por Merche fue


notoria desde el principio. Venía llorando y en brazos de la madre y
permanecía desconsolada y desmadejada durante gran parte de la sesión.
Cuando empezó a salir de es te estado –a través de sentirse contenida por
la analista en su trabajo interpretativo–, depositó en la terapeuta su propia
parte bebita-mala, insoportable y llorona, convirtiéndose ella en una mamá
sádica e impaciente, que castigaba, frustraba y fastidiaba a su hija. No
había simbolización en esta etapa, se movía en ecuaciones simbólicas que
le impedían discriminar su propia fantasía y que la mantenían, muy
próxima al terror y al pánico. Poco a poco la terapeuta, como ecuación
simbólica –bebita mala–, pudo ser sustituida por una muñeca, BIBI, que
empezó a funcionar como objeto transicional (WINNICOTT) en un plano
presimbólico, y que permitió la distancia entre Merche y la terapeuta,
tranquilizando y aliviando el sufrimiento de la niña. Así, empezó a acudir a
las sesiones con menos pánico y a tolerar la separación de la madre,
además de tolerar la escolarización –cosa imposible hasta ese momento–.

Poco a poco empezó a establecerse un mundo interno propio, poblado de


personajes que podían ya ser simbolizados: TONTOLINA, CONEJITO…,
como representantes de su propia fantasía, la niña tonta, incapaz de
aprender; su parte envidiosa, rival, cagona, –además de sus aspectos
omnipotentes y omniscientes– MAESTRA que todo lo sabe: leer, escribir,
pintar, recortar.

La terapeuta tuvo que funcionar haciéndose cargo de sus aspectos de


necesidad, frustración y sufrimiento, negados y escindidos, para poder
acceder al espacio vincular que permitiera la confianza y la posibilidad de
sentirse comprendida.

Cuando pudo instaurarse esta incipiente función simbólica –sobre el año de


iniciarse la psicoterapia–, comenzó a aprender, paralelamente con la
interiorización y su mejor tolerancia frente a aspectos negados y escindidos
de sí misma y de la realidad externa. Sus personajes, en sus juegos,
empezaron a mostrar características menos despóticas y crueles –ahora
eran, mamá, hijita, o vendedora de alimentos…–, con lo que empezó a
instaurarse una mejor relación con una madre interna-externa confiable y
capaz de satisfacer. Paralelamente, mostraba mayor conciencia de sus
propias dificultades y de su necesidad de “ser arreglada”: el juego de la
“peluquera” y el salón de peluquería pasaron a ser exponentes de su
necesidad de que su cabecita, antes “descabezada”, fuera arreglada.

Junto al sufrimiento que le producía el ir enfrentándose a su realidad


psíquica, iban disminuyendo su omnipotencia y sus negaciones. Mejoró la
percepción de su propia realidad y de la realidad externa, poniendo a
prueba su tolerancia frente a la realidad de su retraso escolar y afectivo. La
fragilidad de su autoestima hacía muy difícil, en muchos momentos el
abordaje de su conflictiva.

Su aprendizaje fue progresando, aunque lenta y dificultosamente. Llegó a


tener unos conocimientos escolares de 4.º de E.G.B. aproximadamente, con
algunas lagunas. Podía trabajar sola y ser más responsable con su trabajo,
aunque la inseguridad en su propio rendimiento, la mantenía necesitada de
la confirmación externa. Era amistosa y no tenía problemas de ser
aceptada, ni por parte de los chicos/as de su edad, ni por parte de los
adultos, aunque la conciencia de sus dificultades hacía que buscara
vínculos de protección, en grandes y pequeños.

El final de la terapia fue un período en que ella buscaba encontrar medios


de enfrentar el duelo y poder mantener “vivos” a los ausentes. Encontró las
cartas y el teléfono; además de buscar ir “simbolizándose” como mayor,
con posibilidades de estar sola. Fue reconstruyendo internamente su
necesidad de encontrar contención para sus propios aspectos intolerantes,
ávidos, a través de recuperar a la madre-maestra-terapeuta interna capaz
de tolerar sus propias ansiedades infantiles sin venirse abajo. El peligro de
la madre interna-externa, frustrante, aparecía mitigado por los aspectos
positivos de una madre interna-externa capaz de contener y satisfacer.

Como puede verse, junto a los cambios que se fueron produciendo,


también seguían existiendo dificultades. A pesar de ello, la terapeuta y los
padres, de mutuo acuerdo con ella, decidieron interrumpir temporalmente
la terapia –como separación necesaria para poder ella ser “mayor”–,
dejando abierta la posibilidad de retomarla más adelante, en caso de que
ella tuviera necesidad de resolver otras situaciones de sufrimiento. Lo que
fue muy bien aceptado por ella.

Para concluir y a modo de síntesis, pensamos que la posibilidad de


“aprender” –y ello es generalizable a cualquier tipo de aprendizaje–requiere
el normal desarrollo de la función simbólica, que se va estableciendo desde
los primeros instantes de la vida en el espacio vincular madre-bebé. Este
espacio vincular, en un primer momento funcional e indiferenciado, va
permitiéndole al bebé desarrollar su propia capacidad de representación de
sí mismo y del otro, gracias a la capacidad materna de contener y de
modificar la ansiedad.

La representación simbólica de la que hemos hablado largamente, la


categoría PRESENCIA-AUSENCIA, establece el requisito fundamental que
permite la diferenciación yo-no yo, y el establecimiento consecuente del
sentimiento de identidad.

La posibilidad de aprender requiere que el mundo externo y el mundo


interno propio, aparezcan y sean vislumbrados por el niño como no
excesivamente dolorosos, de modo que le permitan mantener y satisfacer
su deseo de conocer, descubrir y explorar, además de permitirle confiar en
encontrar la presencia de lo vital adentro y fuera de sí mismo, de este
modo, establecer vínculos creativos. Sólo entonces la mente del niño se
vuelve permeable y promueve el desarrollo de su propia capacidad de
integración que le posibilita pensar, elaborar y recrear su propia
experiencia.

Aprender es un proceso, pues, que requiere la incorporación,


interiorización e integración. La imitación, la mera repetición o la
falsificación, nunca pueden generar pensamientos propiamente dichos y,
por lo tanto, no pueden posibilitar el crecimiento mental conduciendo
inevitablemente el empobrecimiento, el bloqueo y la detención del pensar,
o a la falsedad, tal y como señalan: BION Y MELTZER.

Es por esto que el niño –o el adulto– que no aprende, o aquel que pseudo-
aprende, o el que se apropia del aprendizaje del otro, cada uno de ellos
presentan fallas en la propia representación de sí mismos –a nivel de sus
procesos de identificación–, que alteran y dificultan su captación de la
realidad, interna y externa, afectando sus procesos simbólicos frente a los
cambios socio-culturales y personales.

Regla de inferencia
En lógica, una regla de inferencia, o regla de transformación es una forma lógica que
consiste en una función que toma premisas, analiza su sintaxis, y devuelve una conclusión
(o conclusiones).
Por ejemplo, la regla de inferencia modus ponendo ponens toma dos premisas, uno en la
forma "Si p, entonces q" y otra en la forma "p", y devuelve la conclusión "q". La regla es
válida con respecto a la semántica de la lógica clásica (así como la semántica de muchas
otras lógicas no clásicas), en el sentido de que si las premisas son verdaderas (bajo una
interpretación), entonces también lo será la conclusión.
Por lo general, una regla de inferencia conserva la verdad, una propiedad semántica.
En muchos valores lógicos, esta conserva una designación general. Pero la acción de la
regla de inferencia es puramente sintáctica, y no es necesario preservar ninguna
propiedad semántica: cualquier función de conjuntos de fórmulas cuenta como una regla
de inferencia.
Entonces, aunque la aplicación de una regla de inferencia es un procedimiento puramente
sintáctico, debe preservar la validez. Para que el requisito de preservación de la validez
tenga sentido, es necesaria una cierta forma semántica para las aserciones de las reglas
de inferencia y las reglas de inferencia en sí mismas.
Las reglas significativas de inferencia en la lógica proposicional incluyen modus
ponens, modus tollens y contraposición. La lógica de predicados de primer orden usa
reglas de inferencia para liderar con cuantificadores lógicos.

La forma estándar de reglas de inferencia[editar]


En lógica formal (y muchas áreas relacionadas), las reglas de inferencia suelen darse
generalmente en la siguiente forma estándar:
  Premisa#1
  Premisa#2
        ...
  Premisa#n   
  Conclusión
Esta expresión indica que cada vez que en el curso se haya obtenido alguna derivación
lógica a partir de las premisas dadas, la conclusión especificada puede darse también por
sentado . El lenguaje formal exacto utilizado para describir tanto premisas como las
conclusiones depende del contexto real de las derivaciones. En un caso sencillo, se puede
utilizar fórmulas lógicas, tales como en:

Esta es la regla modus ponendo ponens de la lógica proposicional. Por lo general, las


reglas de inferencia se formulan como esquemas empleando metavariables.1 En la regla
(esquema), las metavariables A y B pueden crear instancias de cualquier elemento del
universo (o, a veces, por convención, un subconjunto restringido como proposiciones) para
formar un conjunto infinito de reglas de inferencia.
Un sistema de prueba está formado por un conjunto de reglas encadenadas entre sí para
formar pruebas, también llamadas derivaciones. Cualquier derivación tiene una sola
conclusión final, que es la declaración probada o derivada. Si las premisas quedan
insatisfechas en la derivación, en consecuencia, la derivación es una prueba de una
declaración hipotética: "si las premisas se mantienen, entonces la conclusión es válida."

Ejemplo: Sistemas de Hilbert para dos proposiciones lógicas[editar]


En un sistema de Hilbert, las premisas y la conclusión de las reglas de inferencia son
simplemente fórmulas de algún lenguaje, usualmente empleando metavariables. Por
compacidad gráfica de la presentación y haciendo hincapié en la distinción entre axiomas y
reglas de inferencia, esta sección utiliza la notación secuente (⊢) en lugar de una
presentación de reglas en forma vertical.
El lenguaje formal de la lógica proposicional clásica se puede expresar usando solamente
la negación (¬), la implicación (→) y los símbolos preposicionales. Una axiomatización muy
conocida, que comprende tres esquema del axioma y una regla de inferencia (modus
ponendo ponens), es:

(CA1) ⊢ A → (B → A)

(CA2) ⊢ (A → (B → C)) → ((A → B) → (A → C))

(CA3) ⊢ (¬A → ¬B) → (B → A)

(MP) A, A → B ⊢ B

Esta secuencia difiere de la lógica clásica por el cambio en axioma 2 y la adición de


axioma 4. El teorema de la deducción clásico no se cumple en esta lógica; sí lo hace una
forma modificada: A ⊢ B si y solo si ⊢ A → (A → B). Sin embargo, existe una distinción a
destacar también en este caso: la primera notación describe una deducción, que es una
actividad de pasar de sentencias a sentencias; mientras que A → B es simplemente una
fórmula integrada con un conector lógico, en este caso implicación. Sin una regla de
inferencia (en este caso como modus ponens), no hay ninguna deducción o inferencia.
Este punto se ilustra en el diálogo de Lewis Carroll llamado "Lo que la tortuga dijo a
Achilles".2
En algunas lógicas no clásicas, no se cumple el teorema de deducción. Por ejemplo,
la lógica trivalente Ł3 de Łukasiewicz puede ser axiomatizada como:3

(CA1) ⊢ A → (B → A)

(LA2) ⊢ (A → B) → ((B → C) → (A → C))

(CA3) ⊢ (¬A → ¬B) → (B → A)

(LA4) ⊢ ((A → ¬A) → A) → A

(MP) A, A → B ⊢ B

Esta secuencia difiere de la lógica clásica por el cambio en axioma 2 y la adición de


axioma 4. El teorema de deducción clásica no se cumple para esta lógica, sin embargo si
lo hace una forma modificada , a saber, A ⊢ B si y solo si ⊢ A → (A → B).4

Admisibilidad y derivabilidad[editar]
En un conjunto de reglas, una regla de inferencia podría ser redundante en el sentido de
que es admisible o derivable. Un regla derivable es aquella cuya conclusión se puede
derivar de sus premisas utilizando las demás reglas. Una regla admisible es aquella cuya
conclusión mantiene siempre las premisas poseídas. Todas regla derivable son admisible.
Para apreciar la diferencia, considerar el siguiente conjunto de reglas para definir

los números naturales (sentencia   afirma el hecho de que n es un número


natural):

La primera regla establece que 0 es un número natural, y el segundo afirman que s(n) es


un número natural si n lo es. En este sistema de prueba, la siguiente regla, lo que
demuestra que el segundo sucesor de un número natural es también un número natural,
es derivable:

Este es un hecho cierto de los números naturales, tal como puede ser probado
por inducción. (Para probar que esta regla es admisible, asumir una derivación de la

premisa e inducir en ella para producir una derivación de  .) Sin embargo, no es
derivable, porque depende de la estructura de la derivación de la premisa. Debido a esto,
la derivabilidad es estable bajo las adiciones al sistema de prueba, mientras que la
admisibilidad no lo es. Para ver la diferencia, supongamos que se añadiera la regla
siguiente tonta al sistema de la prueba:
En este nuevo sistema, la regla de doble sucesor sigue siendo derivable. Sin embargo, la
regla para encontrar el predecesor ya no es admisible, porque no hay manera de derivar 

. La fragilidad de la admisibilidad proviene de la forma en que se prueba: ya que


la prueba puede inducir en la estructura de las derivaciones de las premisas, las
extensiones al sistema añaden nuevos casos de esta prueba, que ya no puede ser
sostenida.
Las reglas admisibles pueden ser pensados como teoremas de un sistema de prueba. Por
ejemplo, en un cálculo secuencial donde se mantiene el corte de eliminación, es admisible
la regla de corte.

Reglas recursivas[editar]
Por lo general, solo son importantes las reglas que sean recursivas; es decir, reglas para
que no haya un procedimiento efectivo para determinar si cualquier fórmula dada es la
conclusión de un determinado conjunto de fórmulas de acuerdo a la regla. Un ejemplo de
una regla que no es efectiva en este sentido es la infinitista regla ω.5

Tabla de verdad
Una tabla de verdad, o tabla de valores de verdades, es una tabla que muestra el valor
de verdad de una proposición compuesta, para cada combinación de verdad que se pueda
asignar.1
Fue desarrollada por Charles Sanders Peirce por los años 1880, pero el formato más
popular es el que introdujo Ludwig Wittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus,
publicado en 1921.

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