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El Rincón de las Doncellas, donde la belleza atrae la

muerte

Dicen que por eso muchos hombres han muerto ahogados en esa presa, esta es
la leyenda de este mítico lugar

NOGALES, Ver.- Cuentan los abuelos que la leyenda del Rincón de las Doncellas
nace en pleno romanticismo francés. Las musas de los poetas se podían
encontrar en las riberas de los ríos o bajo la frondosidad de las arboledas, y un
lugar perfecto era “La Presa”, donde dicen se aparecían las doncellas.
Daniel Serrano, habitante de Ciudad Mendoza, cuenta que mujeres míticas
salían a asolearse y darse baños al medio día, jugueteando en las aguas
cristalinas del Ojo de Agua, que en ese entonces era poco frecuentado. Sólo
quienes encontraban dicho lugar podían sentir la inspiración para escribir un
verso y purificar el alma, no solo por las hermosas mujeres, sino también por
las características de ese bello espacio, donde los rayos solares nutren de vida
al cuerpo y al espíritu.

La presa mágica inspiración de pintores, músicos y poetas, llamada Rincón de


las Doncellas se encuentra ubicada en la segunda sección del municipio de
Nogales, en los límites con Ciudad Mendoza. DONCELLAS VIVÍAN EN
HACIENDA DEL ENCINAR
Relata que ahí se bañaba un grupo de doncellas que vivía en la hacienda del
Encinar de pleno porfiriato, a finales del siglo IXX en territorio del municipio de
nogales.
Convivían alegres en sus frías aguas, pero un ser maligno en forma de mujer las
hechizó para no poder volver salir del agua, por envidiar su belleza. Lo podrían
hacer solo si a una de ellas la llevara cargando un hombre hasta la capilla de
San Isidro Labrador, en la hacienda del Encinar.
Dicen que por eso muchos hombres han muerto ahogados en esa presa.
Cuentan que las doncellas se suben en sus espaldas y, ellos al asustarse, caen al
fondo de la presa y mueren.

Los bañistas respetan el Rincón de las Doncellas y son pocos los que se
arriesgan a nadar en las aguas transparentes que atraen a propios y extraños.
Durante el periodo vacacional de Semana Santa es cuando recibe la mayor
cantidad de turistas y vacacionistas, pues sus aguas son refrescantes. Gente de
la localidad y de comunidades indígenas de los alrededores, que llegan también
a disfrutar del lugar, conocen la historia y aunque sí gozan al permanecer ahí, lo
hacen con muchas reservas.
El Rincón de las Doncellas se ubica en la congregación de “Ojo Zarco” y, en la
represa, como en los riachuelos se puede convivir con la familia.

El sepulcro viviente

Hace mucho, pero mucho tiempo, la sociedad orizabeña compartió el dolor con
una familia que lamentó la muerte de su pequeña hija, misma que era la alegría
y el por qué de vivir de ellos.
Su nombre Ana María Dolores Segura y Couto, la cual por azares del destino
murió quemada, aquel aciago día 6 de julio de 1908, cuando sólo contaba con 2
años y tres meses de edad.
Era tal el amor que sus progenitores le profesaban que acordaron perpetuar su
recuerdo, y para ello le mandaron a hacer un sepulcro, trayendo al mejor
marmolista, al cual le encomendaron esculpir la belleza de la niña tal cual había
sido en vida, con las dimensiones que su cuerpo tenía al fallecer, pero sobre
todo con su peculiar y bello rostro y su hermoso cabello, todo ello con el fin de
que visitarla ellos sintieran que estaba viva aún. Sin embargo, sabedores de que
no todos los días podrían visitarla, mandaron ponerle un Ángel Guardián. Este
ángel estaría para siempre cuidándola.
Cuentan los panteoneros que por las noches el ángel con sus ojos ilumina a la
pequeña para que no tenga miedo de la oscuridad y, que cuando sale a jugar él
ilumina el sitio para que nada le pueda pasar.
Es tanto el amor que le profesa su Ángel Guardián, que al salir el Sol cuando la
niña juega la cubre con sus hermosas alas para que los rayos no toquen su
rostro bello. Así mismo, hay quienes afirman que la han visto sonreir y que al
pedirle un favor ella se los ha cumplido.
Ana María Dolores Segura y Cuoto, nació el 3 de marzo de 1906 y falleció el día
6 de julio de 1908. Esta inscripción se puede leer en su lápida en el cementerio
Juan de la Luz Enríquez de Orizaba, Ver.
¿Qué misterio encierra el movimiento de los ojos de la estatua y los cambios de
posición del ángel que la cuida?
¿Será acaso visión de óptica?
¿o, tal vez se trata de un milagro?
La niña y el ángel hasta la fecha siguen en un perfecto estado, a pesar de que
han pasado 100 años de su existencia. Se dice que la niña baja a jugar en el
cementerio y que hurta las flores de otros sepulcros. Al ir y ver la imagen se
siente como si en verdad la estatua te observara. Si algún día visitan Orizaba, no
duden en ir a visitar el panteon y ver con sus propios ojos la majestuosidad de
este sepulcro. Y aprovechar el recorrido nocturno y culturizarte más de esta
hermosa ciudad.

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