ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL DE LA ESCUELA DEL SIGLO XXI EN TIEMPOS

DE INCERTIDUMBRE

Tomás Enrique Huerta Calderón

Estudiante de Magister en dirección y liderazgo para la gestión educacional – UNAB
Santiago de Chile. Mayo de 2022.

Los estragos generados por la pandemia a nivel
educativo son considerables, al respecto Fullan
(2021) nos menciona que “La pandemia del
COVID-19 ha trastornado prácticamente todos los
aspectos de la humanidad tal como la conocemos,
sacudiendo los cimientos de la educación actual”.
p.2.
La metamorfosis ocasionada en el seno de la
estructura organizacional en las instituciones
escolares obligó a replantear la forma de llevar los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Las
organizaciones que mejor lograron sortear los
embates de la incertidumbre pandémica han sido
aquellos que lograron innovar en metodologías
activo-colaborativas (Espinal C., Gutiérrez M.,
Rubina E., 2021). Pero más allá de esto, aquellas
en las que la cultura colaborativa permitió generar
procesos de aprendizaje colectivo en sus
organizaciones. De ahí que Azorin, C., & Fullan,
M. (2022) mencione que “Las culturas
colaborativas se presentan como una de las
soluciones principales para el futuro de la
enseñanza y del aprendizaje”. p.4.
No Obstante, cabe preguntar:
¿Cómo debe ser la estructura organizacional
de una escuela efectiva que permita la cultura
colaborativa en tiempos de incertidumbre?
Tradicionalmente, la visión de liderazgo era
exclusivamente individual y atribuida al director.
(Bolívar, López & Murillo, 2013). Las estructuras
organizacionales tradicionales se caracterizan por
mantener un liderazgo jerárquico
institucionalizada en el rol directivo. Sin embargo,
llevar una institución a la mejora continua exige la
evolución hacia una perspectiva colectiva que
integre las atribuciones y acciones de diferentes
personas en un único esfuerzo, coordinado y
dirigido, con el fin de mejorar los elementos que
influyen en el aprendizaje (Anderson, 2010).
Además, según Bellei, C., Muñoz, G., Pérez, L.
M., & Raczynski, D. (2004). Una escuela efectiva
logra una “buena gestión institucional centrada en
lo pedagógico, donde el alumno y sus necesidades
concretas están en la base del proceso de
aprendizaje en el aula, lo que es incentivado y
apoyado por la unidad educativa” p.19.
La estructura organizacional de la escuela debe
propender a una estructura colectiva centrada en la
colaboración y con una gestión en lo pedagógico,
por lo que debe considerarse una estructura con un
liderazgo pedagógico y distribuido, en este
sentido, este liderazgo no recae en una figura, sino
que es una práctica distribuida de líderes y
situaciones, incorporando las actividades de
múltiples grupos (Hairon y Gosh, 2015).
Si la confianza, el estilo de liderazgo del director,
la satisfacción y motivación de los docentes y la
estructura organizativa de la escuela son solo
algunos componentes con repercusión en los
procesos de mejora (López, E., García, L., &
Martínez, J., 2019). La nueva estructura debe
centrarse en la confianza de todos los agentes
dentro de la institución, que faciliten
colaboración y que permita el trabajo en red
entendiendo que existe una necesidad de trabajar
hacia una escuela en red, no
tecnológicamente hablando desde el punto de
vista del aprendizaje a distancia, sino también
desde la perspectiva de la colaboración, en el
sentido más profundo y amplio de la palabra
(Azorín, 2020).
Conjuntamente, el impacto en el aula de quienes
dirigen la organización es relevante, tal como lo
menciona Bolívar, A. (2010) “La creación de un
ambiente y de unas condiciones de trabajo que
favorezcan a su vez un buen trabajo en las aulas es
algo que depende de los equipos directivos” p.17.
Es por lo que la estructura organizacional debe
considerar la coherencia organizacional entre el
liderazgo del director y el liderazgo del docente en
el aula que faciliten la cultura colaborativa en red.
Bibliografía.
Anderson, S. (2010). Educational Leadership: Keys for a
Better School. Psicoperspectivas, 9, 34–52.
Azorín, C. (2020). Lead the change series. Q & A with Cecilia
Azorín. AERA Educational Change Special Interest
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Azorín, C., & Fullan, M. (2022) “Liderando nuevas y más
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Revista de Cambio Educativo, 2022. P. 4.
https://doi.org/10.1007/s10833-021-09448-w
Bellei, C., Muñoz, G., Pérez, L. M., & Raczynski, D. (2004).
Escuelas efectivas en sectores de pobreza ¿Quién dijo
que no se puede?.
Bolívar, A. (2010) El Liderazgo Educativo Y Su Papel En La
Mejora: Una Revisión Actual De Sus Posibilidades Y
Limitaciones.
Bolívar, A., López, J., & Murillo, F. J. (2013). Liderazgo en
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la Espinal C., Gutiérrez M., Rubina E., (2021) “Uso de técnicas
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COVID – 19” Revista Iberoamericana de la Educación,
Vol – Especial 1 2021 - e-ISSN: 2737-632x
solo Fullan, M. (2021). The right drivers for whole system success.
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Hairon, S. y Goh, J. W. (2015). Pursuing the elusive construct
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Educational Management Administration & Leadership,
43(5), 693-718.
https://doi.org/10.1177/1741143214535745
López, E., García, L., & Martínez, J. (2019). La gestión
directiva como potenciadora de la mejora del clima
organizacional y la convivencia en las instituciones
educativas media superior. Revista Iberoamericana para
la investigación, 9(18), 792-812. https://doi.org/1023913