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El complicado arte de exponer1

Iñaki Arrieta Urtizberea


Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea

1. DE LA CONSERVACIÓN A LA EXPOSICIÓN

Una de las principales innovaciones o reinvenciones que se viene dando en los


museos tiene que ver con la importancia que han adquirido las exposiciones en dichas
infraestructuras culturales (Anderson, 2004: 6). Hasta mediados del pasado siglo XX,
la relevancia política, social y científica del museo radicaba preferentemente en las co-
lecciones que albergaba; en la calidad de las mismas (Bennet, 1995; Turgeon y Dubuc,
2002). Sin embargo, en las últimas décadas las funciones museísticas de difundir y ex-
poner han ganado relevancia frente a la de conservar. Esto se ha dado por dos motivos.
El primero, al que podríamos calificar como «comunicacional», está relacionado con la
progresiva generalización de los principios de la democracia cultural y de la democra-
tización de la cultura. Según esos principios, el museo debe abrirse a la sociedad y una
de las maneras de conseguirlo es a través de la exposición.

El segundo motivo podríamos denominarlo «económico». Éste ha posibilitado am-


pliar las fuentes de financiación de los museos ante la ampliación de sus funciones y acti-
vidades y la disminución, en no pocos casos, del apoyo económico de la Administración
pública, especialmente en los últimos años. Entre esas nuevas fuentes de financiación
está la captación del mayor número posible de visitantes al museo, para lo cual la expo-
sición juega un papel importante (Bouquet, 2012: 106; Chaumier, 2011: 87; Mairesse,
2007: 203; 2011: 517). Así, las propuestas expositivas, su calidad o su capacidad para
atraer al público van a otorgar al museo su importancia, su carácter emblemático o su vi-
sibilidad social (Prior, 2006: 515). La máxima expresión de esa tendencia se encuentra en
la aparición y generalización de las exposiciones denominas, bajo el neologismo angló-
fono, blockbuster (Mairesse, 2007: 203; Poulot, 2005: 16; Yúdice, 2001: 639).

1 Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco del grupo consolidado IT-403-10 del Sistema

Universitario Vasco, financiado por el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura


del Gobierno Vasco. Deseo agradecer a Agustín Arrieta Urtizberea (Universidad del País Vasco/
Euskal Herriko Unibertsitatea) y a Mathieu Viau Courville (Musées de la Civilisation) las suge-
rencias realizadas al borrador de este trabajo.
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Esta búsqueda del público, del gran público o del público de masas, ha motivado
que el museo se haya adentrado en el ámbito del ocio y el entretenimiento (Díaz Ba-
lerdi, 2008: 158; Rabinovitch, 2010: 59) y, consecuentemente, tenga que realizar
una oferta expositiva atractiva para competir con los parques temáticos o, incluso,
con los centros comerciales. De este modo, también, los museos han prestado mayor
atención al qué se expone y al cómo se hace, mejorando sus presentaciones. No obs-
tante, al tratar de alcanzar el favor del público, los museos pueden correr el riesgo
de caer en una cierta demagogia (Chaumier, 2011: 71-72). Aunque no consideremos
que la elaboración de un discurso expositivo riguroso sea incompatible con el es-
pectáculo y el ocio, más bien, al contrario, es innegable que esto puede llevar a una
cierta banalización de la función museística: «Sans vouloir être trop pessimiste, mais
si nous n’y prenons garde, nous verrons venir le jour où l’on abandonnera les expo-
sitions d’intérêt purement scientifique, ou même celles qui mettent des connaissan-
ces fondamentales à la portée d’un large public, au bénéfice d’expositions qui flat-
teront la facilité et l’ignorance. Et d’être parfois conduits à choisir les thèmes des
expositions, non plus en fonction de leur intérêt intrinsèque, mais en fonction du vo-
lume de produits dérivés qui pourra être créé et vendu» (Desvallées, citado en Chau-
mier, 2011: 88).

Esta preponderancia creciente de la función comunicativa respecto a las otras ta-


reas museológicas se puede constatar también en el creciente número de exposiciones
temporales que se vienen organizando. Este tipo de exposición se está convirtiendo en
el motor del museo ya que ayuda a la llegada de nuevos visitantes o a la reiteración de
los habituales (Roigé, 2007: 27-28). Tal y como afirma Tusell, «un museo sin exposi-
ciones temporales se puede convertir en un museo en caída libre ante las expectativas
del público» (2001: 11). Hay, por tanto, una tendencia museológica clara en esta línea
(Alcalde, Boya y Roigé, 2010: 7). Sin embargo, está también la otra cara de la mo-
neda, ya que si el museo se vuelca en las exposiciones temporales, en detrimento de la
conservación y, también, de la investigación, éste puede dejar de ser lo que es (Sturte-
vant, 1969: 645). Corre el riesgo de convertirse en un simple contenedor para acoger
este tipo de presentaciones con el solo objetivo de atraer y entretener a muchos visi-
tantes (Calvo Serraller, 2001: 35; Chaumier, 2011: 86; Mairesse, 2010: 76; Skramstad,
2004: 123).

Otro aspecto en el que se puede ver la importancia que está adquiriendo la ex-
posición dentro del museo, es la tendencia creciente de hacer visitable los espacios
de conservación (Bouquet, 2012: 141). Por último, la significación creciente de la
exposición se refleja también en las plantillas del personal de los museos y en su
organización. Las figuras de comisario, encargado de proyecto de exposición, di-
señador o responsable del marketing van adquiriendo una mayor relevancia res-
pecto a la del conservador. Un ejemplo de todos estos cambios organizativos se
puede seguir en el número cuatro de la revista Thema, dedicado a los «museos sin
conservadores»2.

2 Revista THEMA. La revue des Musées de la civilisation, «Musées sans conservateurs/

Museums withtout Curators», http://thema.mcq.org/index.php/Thema/announcement/view/27


[consulta: agosto de 2015]
EL COMPLICADO ARTE DE EXPONER 13

2. LA ACCIÓN DE EXPONER COMO CAMPO DE FUERZAS

Según el Dictionnaire encyclopédique de muséologie, el término «exposición» sig-


nifica la acción de exponer, lo que se expone, así como el espacio en el cual se exhibe
(Desvallés y Mairesse, 2011: 133). Esta breve y sencilla sentencia, esconde un proceso
muy complejo que se puede seguir en todos y en cada uno de los trabajos que consti-
tuyen esta publicación. Es complejo porque la exposición, o la acción o el proceso de
exponer no consisten simplemente en presentar unos objetos. Sin embargo, en no pocos
museos, como en los de arte e historia, la exposición parecería reducirse a una senci-
lla acción de presentación, centrada en la singularidad, preferentemente estética, de las
obras o los objetos expuestos (Kirshenblatt-Gimblett, 1991: 393). Pero ya hemos seña-
lado que la exposición consiste en un proceso complejo, de comunicación, que trata de
trasmitir ideas, conceptos, fenómenos, hechos, acontecimientos, valores o emociones
a través de un discurso, sustentado en unos objetos, distribuidos en un espacio y utili-
zados como signos de algo que en sí mismo está, más o menos, ausente, a saber, esos
acontecimientos, ideas, conceptos, emociones… Por tanto, aunque el grado de com-
plejidad de lo que se quiere transmitir varíe, la exposición trata de revivirlo a partir de
unos determinados elementos que, en sí mismos, son parte de esa complejidad o están
relacionados con ella (Díaz Balerdi, 2008: 102). En ese sentido, el proceso de exponer
es una acción creativa, en cuanto se quiere transmitir lo que está ausente a partir de de-
terminados elementos, parciales, de esa complejidad. También es creativo dicho pro-
ceso, o puede serlo, en cuanto que puede generar nuevos conocimientos y experiencias
en los receptores del discurso expuesto: en los visitantes. Así, el proceso de exponer
deviene en un arte (Desvallés, Schärer, Drouguet, 2011: 148) o, incluso, para algunos,
en una acción mágica (Basu y Macdonald, 2007: 2).

La necesidad de elaborar un discurso, para dar cuenta de esa complejidad, ponen


claramente sobre la mesa el carácter construido del mismo en cualquier tipo de expo-
sición, incluso en aquéllas que se realizan en instalaciones in situ o en espacios en los
que simplemente se presentan unos objetos o unas obras (Kirshenblatt-Gimblett, 1991:
389). Esta construcción se realiza en función de la estrategia interpretativa de sus ela-
boradores, diseñadores o concepteurs (Desvallés, Schärer y Drouguet, 2011: 148) y nos
conduce a preguntarnos acerca del conjunto de emisores que toman parte en dicho pro-
ceso de comunicación. No obstante, antes de tratar de responder a esta pregunta, nos
gustaría subrayar que, dado que complejiza más el proceso de exponer, nos encontra-
mos ante una acción subjetiva en la que la objetividad no existe. Al menos, no en tér-
minos absolutos como muchas veces es proclamada por algunos concepteurs a la hora
de validar su propuesta discursiva, frente a otros posibles mensajes (Desvallées, 1994:
61; Macdonald, 2006: 3; Schärer, 2006: 41). Es, la objetividad, más bien, una cualidad
gradual o un proceso paulatino (Arrieta Urtizberea, 2013: 67-68). Como afirma Edgar
Morin, no se trata de impugnar el conocimiento objetivo, «sus beneficios han sido y si-
guen siendo inestimables, puesto que la primacía absoluta otorgada a la concordancia
de las observaciones y de las experiencias sigue siendo el medio decisivo para eliminar
lo arbitrario y el juicio de autoridad. Se trata de conservar absolutamente esta objetivi-
dad, pero integrándola en un conocimiento más amplio y reflexivo» (1993: 34-35).

El carácter construido y subjetivo de la acción de exponer, nos conduce, como


decíamos anteriormente, a preguntarnos acerca de quiénes toman parte en este pro-
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ceso de comunicación. Y una primera aproximación nos muestra la variada y di-


versa amalgama de agentes o actores que intervienen en dicho proceso. Del lado de
la emisión, tenemos políticos, patrocinadores, conservadores, científicos, especialis-
tas, comisarios, encargados de proyectos, diseñadores y técnicos, cada uno de ellos
con sus repertorios interpretativos, conocimientos, habilidades, valores e intereses.
Así, la acción de exponer objetos esconde un complicado juego de negociaciones en-
tre todos esos agentes. El proceso de exponer constituye, por tanto, un field of forces
(Bouquet, 2012: 1053) acerca de quiénes, qué, cómo, dónde, cuándo, y por qué con
respecto a lo que se quiere comunicar (Maroeviþ, 2006: 19-20). Obviamente, este
juego no se da entre iguales. Dentro del campo de fuerzas que se constituye en la ac-
ción de exponer hay una distribución desigual del poder a la hora de sugerir o im-
poner los contenidos del discurso y del tipo de narrativa. Esta confrontación atañe
tanto a cuestiones generales del discurso, que tienen que ver con aspectos ideológi-
cos o científicos del mensaje a transmitir, como con temas más concretos relaciona-
dos con la instauración del recorrido o con el tipo de paneles explicativos a instalar,
por ejemplo. Estas segundas cuestiones, consideradas por algunos como pequeñas o
de relevancia menor con respecto a las primeras, condicionan, y mucho, el discurso
que se quiere transmitir.

3. ALGUNAS CUESTIONES QUE COMPLEJIZAN EL PROCESO DE


EXPONER

Todo lo dicho hasta ahora nos lleva a recuperar una afirmación realizada hace ya
cuatro décadas por René d’Harnoncourt, el entonces director del Museum of Modern
Art de Nueva York: no hay ninguna exposición neutral (Weil, 2004: 76).

Como decíamos, las exposiciones están mediatizadas por los repertorios interpre-
tativos, los conocimientos, las habilidades, los valores y los intereses de los agentes in-
volucrados, entre los que están los políticos y patrocinadores. Aunque muchas veces
sus decisiones, sus sugerencias o su autoridad no afloren públicamente, al quedar en-
sombrecidas u ocultas bajo la propuesta expositiva, en muchas ocasiones denominada
«técnica», su influencia o determinación ahí está: la acción de exponer no está «al mar-
gen de determinados intereses, sean estos ideológicos, políticos o económicos» (Díaz
Balerdi, 2008: 141). Esos agentes, tal y como los describe Clifford, «ejercen una verda-
dera «supervisión» (palabra más cortés que «censura») en cuanto a la clase de exhibi-
ciones que puede montar un museo. No es difícil imaginar cómo escasearían donacio-
nes, subsidios y legados, si un museo mayor adoptara una postura crítica coherente con
respecto» (1999: 258) a los principios ideológicos o intereses económicos de aquellos
que los sostienen o patrocinan.

Como hemos apuntado previamente, en la acción de exponer, además de políti-


cos y patrocinadores, toman parte científicos y especialistas. Su autoridad se da en
diferentes aspectos de dicha acción. Aquí, no obstante, nos centraremos en uno de

3 Mary Bouquet sigue el concepto de «champ de production culturelle» de Bourdieu.


EL COMPLICADO ARTE DE EXPONER 15

ellos porque se nos ha planteado reiteradamente en nuestras investigaciones. Este


tiene que ver con el papel que dichos agentes, especialmente los relacionados con
el mundo académico o universitario, juegan a la hora de dar forma al discurso ex-
positivo y que, obviamente, condiciona el mensaje que se quiere transmitir. Muchos
de ellos pasan por alto las diferencias entre el discurso académico y el expositivo, y
tratan de imponer «una ingente cantidad de información y con un lenguaje para ex-
pertos» (Momoitio Astorkia, 2012: 51) que, en general, no es apropiado en la co-
municación museográfica. El relato de la historiadora canadiense Joanne Burgess es
muy revelador al respecto: «Pour travailler au musée, et surtout pour travailler avec
des muséologues, l’historien doit donc comprendre les exigences d’un nouveau mé-
dium et s’y adapter. Il doit reconnaître l’importance de communiquer autant, sinon
davantage, par les objets, les sons et l’image que par les textes. Il doit aussi appren-
dre à employer ce nouveau langage. (…) Le médium qu’est l’exposition exige aussi
d’apprendre à présenter et à raconter l’histoire autrement» (2003: 41-42). Así, en el
juego de exponer se tiene que evitar el sometimiento de la estructura del discurso
expositivo a la narración académica, que generalmente se hace bajo la forma de un
texto en un espacio de dos dimensiones para ser leído, mientras que la exposición se
da en uno tridimensional, apoyándose en diferentes soportes, en el que los visitantes
se desplazan utilizando todos los sentidos. Por tanto, hay que desarrollar un mensaje
más inteligible «a los ojos de unos visitantes que, en su gran mayoría, no son exper-
tos en las materias expuestas y que se encuentran con una dificultad añadida cuando
lo que se les intenta comunicar no cala en su sensibilidad, no afecta directamente a
sus intereses vitales, educativos, etc.» (Díaz Balerdi, 2012: 14). Un público, en gene-
ral, al que no le interesa leer largas declaraciones o tener que descifrar gráficos esta-
dísticos (Rabinovitch, 2010: 50).

Además de las cuestiones relativas a la dificultad e interés del público apuntadas


por Iñaki Díaz Balerdi (2012), hay otras dos razones por las que la traslación del dis-
curso académico al expositivo no es acertada o, al menos, exige alguna consideración.
Por un lado, como se ha indicado en el primer apartado, está el momento en el que el
público, en una gran mayoría, acude a ver una exposición. La visita se realiza en perio-
dos de ocio y de entretenimiento, difícilmente compatibles con una propuesta basada
en una narración densa y profusa. Y, por otro lado, está el poco interés que los visi-
tantes, en general, muestran por las largas y extensas declaraciones. Un desinterés cre-
ciente si tenemos en cuenta lo que está pasando en otros ámbitos comunicativos, donde
los productores de contenidos «están acortando sus contenidos para adaptarse a la ca-
pacidad de atención más corta que caracteriza a los consumidores en línea, así como
para mejorar su clasificación en los motores de búsqueda. (…) La influencia de la Red
no termina al borde de una pantalla de ordenador. Las empresas mediáticas están cam-
biando sus productos tradicionales, incluso los físicos, para asemejarlos más a lo que
las personas experimentan cuando están online» (Carr, 2011: 119). Obviamente, con
esto no queremos decir que a la hora de elaborar el discurso expositivo haya que caer
en la banalización del mismo o en un simplismo ramplón.

No obstante, sean cuales sean los objetivos de los emisores del proceso de comuni-
cación expositivo y la contundencia del discurso que se quiera transmitir, hay que tener
presente que dicho discurso es interpretado por los receptores, a saber, por los visitan-
tes (Desvallées, 1994: 76). «El visitante en última instancia percibe las cosas a través
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de sus propios ojos, no a través de los del intérprete; siempre traducirá estas palabras lo
mejor que pueda a algo que se relacione con su propio conocimiento y experiencia ín-
timos» (Tilden, 2006: 44). Por tal motivo, en las últimas décadas se han ido elaborando
planteamientos expositivos más interactivos y dinámicos, haciéndose aún más com-
pleja la acción de exponer.

Esa interacción, con relación al visitante, se plantea en dos niveles. En el pri-


mero, el concepteur renuncia a establecer un tema de manera incontestable en la expo-
sición. El objetivo es que el visitante construya o desarrolle su propio punto de vista,
siguiendo, por ejemplo, la metodología de la muséologie de la ruptura, planteada por
Jacques Hainard (Hainard, 1985; Roigé, 2007: 30). Obviamente, como afirma Free-
man Tilden, el visitante siempre interpretará el mensaje en función de sus criterios. In-
cluso puede rechazar de plano la propuesta expuesta, marchándose de la exposición.
Sin embargo, si el emisor asume el papel activo del visitante en el proceso comunica-
tivo, huirá de proponer algo axiomático, objetivo, redefiniendo, de este modo, la acción
de exponer.

El segundo nivel implica un mayor grado de participación del visitante. Supone,


más bien, una participación plena del visitante en la acción de exponer, implicándose
en la propia elaboración y presentación del discurso. Se trata de que el visitante sea
también concepteur e intervenga en el field of forces de la exposición, tomando parte
en la toma de decisiones y no limitando, claro está, «dichas posibilidades al buzón de
sugerencias o a la inscripción en un programa didáctico» (Díaz Balerdi, 2012: 13).
No obstante, está claro que el rango de participación es muy amplio, yendo desde la
consulta una vez elaborado el discurso hasta su implicación plena desde el comienzo
del proyecto expositivo.

Sin embargo, una participación del público en este segundo nivel plantea impor-
tantes retos, no fáciles de resolver, si es que lo son. Hasta ahora hemos hablado del vi-
sitante, pero está claro que no hay visitante, sino visitantes. Entonces, a continuación,
hay que preguntarse acerca de quiénes son los visitantes o quiénes constituyen el pú-
blico de una exposición. Y la respuesta no es fácil porque, en general, se sabe más bien
poco de la composición del público que visita los museos, tanto con respecto a los vi-
sitantes locales (Mesa-Bains, 2004: 104) como con respecto a los turistas (Prats y San-
tana, 2011: 12-13), aunque es un tema que se viene trabajando desde comienzos del
pasado siglo y que ya hemos abordado en otro trabajo (Arrieta Urtizberea, 2014). Este
desconocimiento se acentúa más si de las características demográficas o socioeconómi-
cas de los visitantes, pasamos a las culturales a partir de las cuales las «comunidades
interpretativas» que constituyen el público interpretan la propuesta expositiva (Basu y
Macdonald, 2007: 2; Hooper-Greenhill, 2000: 122).

No obstante, nuevas propuestas se están llevando a cabo con el objetivo de supe-


rar el reto de la participación. Entre otras, por ejemplo, están los planteamientos deno-
minados «voces o relatos múltiples» (Douglas, 2010: 127; Rabinovitch, 2010: 45, 53),
«perspectivas múltiples» (Schiele, 2010: 15) o «zonas de contacto» (Clifford, 1999:
239-240). Con todo, hay quien no se muestra muy optimista a pesar de esos plantea-
mientos y del interés de muchos concepteurs por alcanzar una comunicación más inte-
ractiva y participativa con los receptores: «Incluso podría pensarse que el poder cam-
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bia de manos, pero curiosamente, nunca recae en aquel sujeto para quien se reclaman
transformaciones estructurales y en nombre del cual se acometen reformas inaplaza-
bles: en el público. Es más, el poder no cambia de manos. Tan solo se reparte entre
quienes poseen las claves del saber (el director, los técnicos, los expertos, los investi-
gadores) y quienes tienen la capacidad de comunicar ese saber (los especialistas en co-
municación, los diseñadores, los relaciones públicas). El público siempre se ve orillado
y constreñido a cumplir con el papel de feligrés. No le queda otra opción» (Díaz Ba-
lerdi, 2008: 137).

Los planteamientos de voces o relatos múltiples, perspectivas múltiples o zonas de


contacto se están llevando a cabo especialmente cuando el tema a exponer está estre-
chamente relacionado con una población, una comunidad o un colectivo social contem-
poráneo. Se trata de que la comunidad expuesta participe activamente, en mayor o
menor grado, en la elaboración del discurso expositivo. No obstante, en determina-
das circunstancias esos planteamientos no son fáciles de llevar a cabo, principalmente
cuando los referentes culturales de la comunidad a exponer y los de los diseñadores de
la exposición son muy dispares: «Time and space in a museum are defined in terms of
the confines of the collection, not of the context from which [the collection is] drawn.
Visiting hours from ten to five and glass exhibit cases define Euro-American, not na-
tive American time and space» (Sklar, citado en Weil, 2004: 76). Algo que no solo
atañe al tiempo y al espacio, sino también a otras categorías socioculturales (Ames,
2004: 86).

Para concluir con las variables que afectan a la acción de exponer, habría que
destacar todo aquello que tiene que ver con la escenografía, es decir, con los aspec-
tos formales y materiales de la exposición en los que se concreta el discurso (Mairesse,
2011: 327) y, claro está, con los especialistas que lo llevan a cabo. Porque el escenario
expositivo con todos sus objetos e instalaciones no constituye un espacio físico sin
más, en el que se va a desplegar y mostrar el discurso tal y como se ha elaborado sobre
el papel en los despachos de los concepteurs. El escenario, su disposición, condiciona
también la recepción del mensaje (Moser, 2010: 24). Sin querer ser exhaustivos, la ac-
ción de exponer viene condicionada por la iluminación, los soportes, las vitrinas, los
atriles, los paneles y otros elementos de sujeción, los recursos audiovisuales e interac-
tivos, el color de las paredes, las dimensiones y el decorado de las salas, los recorridos,
los textos informativos y, cómo no, el propio edificio.

Aun siendo breves y concisos, hemos tratado de presentar el conjunto de ac-


tores y elementos que intervienen en este proceso de comunicación que constituye
la exposición. Nos hemos dejado muchos temas en el tintero, y los abordados se han
hecho de manera sumarísima. No obstante, todos estos temas son tratados con pro-
fusión en los trabajos que conforman esta publicación, basándose, además, en estu-
dios de casos.

La intervención de políticos y patrocinadores en la acción de exponer, especial-


mente la de los primeros, se puede seguir principalmente en los trabajos de Xavier
Hernàndez Cardona y de Magdalena Mieri. El primero describe y analiza el diseño y
montaje de la exposición Donec Perficiam en el recién inaugurado Born Centre Cul-
tural en Barcelona. Esta exposición aborda el asedio y la toma de Barcelona por parte
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de las tropas de Felipe V en 1713-1714, lo que trajo la «liquidación del Estado cata-
lán». Mieri, por su parte, presenta el proceso de realización de tres exposiciones por el
National Museum of American History: Cosecha Amarga, Cosecha Dulce y America
on the Move, llevadas a cabo en la década pasada, y Many Voices, One Nation, que
se va a inaugurar en el 2017. En estas exposiciones se abordan los temas de la inmi-
gración, la explotación laboral de los inmigrantes y las relaciones o intervenciones ex-
teriores de los Estados Unidos de Norteamérica. En ambos artículos se puede seguir el
grado de supervisión política acaecido en las exposiciones, motivada, en gran medida,
por la actualidad de los temas planteados. En el primero, afloran las actuales relaciones
conflictivas entre Catalunya y España, por resumirlo de algún modo. En el segundo, la
política exterior, laboral y de inmigración de los EE.UU. En los trabajos de Joan Segui,
acerca de la exposición permanente del Museu Valencià d’Etnologia, cuya última sala
se abrió en el 2011, y de Daniel Arsenault y Nadie Desbiens, sobre la exposición C’est
notre histoire. Premières Nations et Inuit au XXIème siècle, inaugurada en el 2013, en
el Musée de la civilisation en la ciudad de Québec, se abordan también esas cuestiones
políticas, aunque no afloren de una manera tan nítida y tengan que ver más con el
proyecto museológico que con el expositivo.

Lo que sí se puede seguir en los cuatro artículos que acabamos de mencionar y en


los de Viviane Gosselin, acerca de las exposiciones Bhangra.me, Play House: The ar-
chitecture of Daniel Evan White y Sex Talk in the City, inauguradas a lo largo de esta
década en el Museum of Vancouver, y de Haizea Barcenilla, sobre el proyecto Kami,
Khokha, Bert And Ernie del 2012 en Tensta Konsthall en Estocolmo, es el juego ll-
evado a cabo por científicos, especialistas y técnicos a la hora de diseñar y materi-
alizar las exposiciones. Las descripciones y los análisis llevados a cabo por los/as au-
tores arrojan luz acerca de cómo esos agentes intervienen en el complicado proceso de
exponer. En los casos tratados por Gosselin, Mieri, Arsenault y Desbiens el proceso
se hace aún más complejo porque las comunidades expuestas —los punjabs en Van-
couver, los mexicanos en los Estados Unidos o las Primeras Naciones y los Inuit en
Canadá— participan, en mayor o menor grado, en la acción de exponer. La publicación
se cierra con el trabajo, más teórico, de Núria Serrat Antolí acerca de la interactividad
en las exposiciones, como estrategia clave para llegar al público.

En definitiva, todos estos trabajos ponen de manifiesto que la acción de exponer es


algo más que una simple presentación de objetos. Se trata, por el contrario, de un arte
complicado que los autores de esta publicación presentan a toda persona interesada en
la difícil tarea de exponer.

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DOI: http://dx.doi.org/10.31048/1852.4826.v12.n1.18036

El Museo de Quai Branly-Jean Chirac


El discurso normativo de la museología

The Quai Branly-Jean Chirac Museum


The museology normative discourse

Luis Adrián Galindo


RMA Universidad Central de Venezuela. Investigador y museólogo de la diversidad cultural y la
Museología interculturalidad. E-mail: luisgalindo@yahoo.com

Resumen
Hoy como en el pasado, muchos museos etnográficos o de las culturas en el mundo, continúan escenificando un
orden social establecido hegemónicamente. En ellos el discurso normativo de la museología eurocentrista logra
imponerse a partir de la concepción de su estructura narrativa, la selección de sus objetos de exhibición y la puesta
en escena, fortaleciendo así el pensamiento neoliberal que promulga la diversidad cultural como la sumatoria de
culturas que comparten un mismo territorio, sin contradicciones, sin asimetrías, sin tensiones sociales, en una “paz
social” aparente y en una relación natural con el entorno. El Museo de Quai Branly-Jean Chirac es un buen ejemplo
de ello.

Palabras clave: museos; diversidad cultural; Museo de Quai Branly; museología.

Abstract
Today, as in the past, many museums of ethnography or museums of the world’s cultures, continues to stage a
hegemonic established social order. In them the normative discourse of the Eurocentric culture manages to impose
itself from the conception of its narrative structure, the selection of its objects of exhibition and the staging, thus
strengthening the neoliberal thought that promotes the cultural diversity as the summation of the cultures which
share the same territory, without contradictions, without asymmetries, without social tensions, in an apparent
«social peace» and in a natural relationship with the environment. The Quai Branly-Jean Chirac Museum is a good
example of this.

Keywords: museums; cultural diversity; Quai Branly Museum; museology.

Museología y eurocentrismo además clama por ser conocido más no transformado.


Hoy como en el pasado, muchos museos etnográficos o
El discurso museológico normativo-eurocentrista se basa de las culturas en el mundo, continúan escenificando un
en taxonomías que incorporan un cierto orden necesario orden social establecido hegemónicamente, como una
en la distribución de los objetos etnográficos, históricos suerte de guion teatral cuyos actores (los usuarios del
u obras de arte dentro de las salas de exposición de los museo) interpretan continuamente, visita tras visita sobre
museos, expresando fundamentalmente una racionalidad el escenario museal (Galindo, 2015; 2017).
científica, una jerarquización del saber y una definición del
sujeto del conocimiento, desde el cual se intenta explicar Los visitantes son conducidos a través de una secuencia de
realidades propias y foráneas. La imposición de un saber salas de exposición que van presentando un compendio
eurocéntrico prefigurando un tipo cultural hegemónico ha de nuestros pueblos y sus culturas (los indígenas, los
sido intensamente debatido por autores latinoamericanos afrodescendientes, los mestizos, los inmigrantes…),
como: Quijano (1992), Mignolo (1995), Lander (2000) y conforme a sus particularidades históricas y sociales y su
Dussel (2000) entre otros. distribución geográfica en el territorio, fortaleciendo así
el pensamiento neoliberal que promulga la diversidad
Este proceso educativo-civilizador logra a través de cultural como la sumatoria de culturas que comparten
una segunda fase (que corresponde a la museografía), un mismo territorio, sin contradicciones, sin asimetrías,
escenificar tales taxonomías en el espacio expositivo, sin tensiones sociales, en una “paz social” aparente
mostrándolas como el orden “natural” del mundo o el y en una relación natural con el entorno. Experiencia
estado natural de las cosas (arte popular/arte folklórico/ cultural, que al ser construida desde una clase o grupo
arte primitivo vs arte moderno/arte contemporáneo), que social dominante, estimula en los usuarios la mirada

Recibido 04-02-2019. Recibido con correcciones 23-04-2019. Aceptado 23-04-2019

Revista del Museo de Antropología 12 (1): 101-104, 2019 / ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrónico)
http://revistas.unc.edu.ar/index.php/antropologia/index
IDACOR-CONICET / Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba - Argentina
L. A. Galindo | Revista del Museo de Antropología 12 (1): 101-104 | 2019
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jerarquizada de sus culturas a través de geografías 1998. Para la formulación de este proyecto el presidente
imaginarias, suspendiendo el tiempo de la alteridad y Chirac nombra en 1996 una comisión de “Arts Premiers”.
naturalizando las relaciones sociales.
Kerchache, en su objetivo de crear el Louvre de las artes
El Museo du Quai Branly y su interpretación de la primeras, enfrentó grandes oposiciones, entre ellas la
diversidad cultural. herencia de la antropología francesa estructuralista, que
en la figura de Claude Levi-Strauss, ya había demostrado
Un ejemplo elocuente de la interpretación de la diversidad con suficientes ejemplos etnográficos, la complejidad
cultural desde el discurso de una museología normativa de las relaciones entre formas del pensamiento mágico
eurocentrista, es la exposición permanente del Museo del y religioso, los modos de trabajo y la producción de la
muelle Branly-Jacques Chirac en Paris. En junio de 2006 cultura material. Y en ello a los objetos rituales de tanta
el gobierno francés inaugura el Museo du Quai Branly en admiración por parte de la sociedad intelectual francesa
Paris, fruto de la disolución del Museo Nacional de las post-colonial. Kercharche, tratando de librar el camino
Artes de África y Oceanía y de la incorporación de toda de escombros, lidera una ofensiva contra los etnólogos,
la colección etnográfica del Museo del Hombre. Con particularmente de aquellos que trabajaban en el
un total de 300 mil piezas, se crea este nuevo museo Laboratorio de Etnología del Museo del Hombre, que a su
bajo la promesa de iniciar una “Institución cultural y pensar, son incapaces de ver en los objetos etnográficos
científica de nuevo cuño, a la vez museo, centro cultural la belleza del arte, obstaculizando la entrada al Louvre
y lugar de investigación y enseñanza, el museo du Quai de esta tipología de objetos.
Branly proclama el rechazo de cualquier jerarquía, tanto
de las artes como de los pueblos. El museo celebra “Los etnólogos no consideran en absoluto la dimensión
la universalidad del genio humano a través de la artística de las artes de las sociedades sin escritura.
deslumbrante diversidad de sus expresiones culturales” África, Oceanía y América todavía están excluidas de la
(Chirac, 2006, p.7). Todo pareciera comenzar con una gran legitimidad de los museos. El arte de las sociedades
ya dilatada discusión entre intelectuales, investigadores ágrafas sigue siendo el punto ciego de los museos
y directores de museos franceses1, sobre la ausencia casi franceses. La controversia del Louvre fue rápidamente
absoluta en el Museo del Louvre de objetos culturales bloqueada en una relación de espalda uno a otro en
representativos de las sociedades de África, Oceanía, la lógica del “experto” no erudito. Y entre aquellos
las Américas y el sureste asiático, en contraposición a la “conservadores” muy nombrados y reconocidos que
dominancia en las exposiciones del Louvre (35 mil obras mantienen su rechazo hacia las sociedades sin escritura”
en 60 mil 600 m2 de exposición actual) de obras de arte (Kercharche, 1994, citado por Depaigne, 2006, p. 17) (TL).
de la Europa medieval y renacentista y de las culturas
antiguas y clásicas reconocidas en su historiografía Esta batalla entre Kercharche y los etnólogos del
hegemónica, como origen de sus culturas presentes. Laboratorio de Etnología del Museo del Hombre, entre
la valoración exclusivamente estética de los objetos
Ya avanzado el siglo XX, la minusvalía de los museos de la colección del Museo del Hombre y la necesaria
de arte de las culturas colonizadas era en Paris cada vez contextualización de los objetos para una interpretación
más evidente, en contraposición a un museo del Louvre integral de las sociedades creadoras, estuvo y continua
o un Centro George Pompidou que logran fortalecerse presente en el proceso de conceptualización del Museo
con el paso del tiempo, alimentándose del desarrollo de del Quai Branly y la puesta en valor de las colecciones
la museología moderna. De esta manera la pregunta de: etnográficas en sus espacios expositivos.
¿Por qué no tener un gran Louvre de las artes primitivas o
artes primeras?, está en el debate de muchos intelectuales El investigador Maurice Godelier, durante su participación
y de la sociedad francesa en general de finales del siglo en la creación del Museo du Quai Branly advirtió: “El
XX, y cuya campaña, de acuerdo con Depaigne (2006) objeto está muerto en sí mismo. El no da información
será interesadamente liderada por un coleccionista y sobre sus creadores, su historia y su cultura. Es necesario
vendedor de objetos etnográficos, llamado Jacques abordar los objetos desde cuatro ángulos de vista: su
Kerchache. valor estético, su uso en la sociedad que lo produjo, su
historia - aquella que llega a nosotros en nuestra cultura-,
Kerchache logra entusiasmar al entonces presidente de y su sociedad de origen y su historia” (Godelier citado por
Francia Jacques Chirac, a partir de una exposición sobre Dupaigne, 2006, p.142)
arte taino en el Grande Palais en 1992, incentivándolo a la
creación de un Museo de las Artes Primeras, cuyo nombre La obra de Depaigne (2006) reporta muy bien parte
será duramente cuestionado, hasta ser definidamente importante de este debate, pero que a nuestro parecer,
decretada su instauración como Museo Du Quai Branly en desborda la discusión entre un tipo u otro de valoración
1
Al respecto recomendamos la obra de Bernard Dupaigne (exdirector del objeto, desde las fronteras interpuestas entre las
del Laboratorio de Etnología del Museo del Hombre de Paris): “Le disciplinas. Es suficientemente conocido por muchos,
scandale des arts premiers. La véritable histoire du musée du Quai que aunque existe una amplia diversidad de paradigmas
Branly” Ediciones Mille et une nuits, Paris 2006.

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El Museo de Quai Branly-Jean Chirac ... | Revista del Museo de Antropología 12 (1): 101-104 | 2019
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de análisis del arte y de los objetos de la cultura material La puesta en escena


en general, tanto en la historia del arte, como en la
antropología eurocentrista, se impone un horizonte El Museo du Quai Branly se conceptualiza, organiza y
normativo que secuestra los múltiples sentidos que los construye entre 1996 y 2006. Su edificación fue diseñada
objetos tienen en sus respectivos mundos culturales, y equipada por Jean Nouvel a un costo de 235 millones
y son analizados en la total suspensión de su propio de euros. Se trata de cuatro edificios conectados por
tiempo por la imposición de una temporalidad única (lo pasarelas y pasillos, en una superficie de 25.100 m2, de
contemporáneo contra lo tradicional) o en la enajenación los cuales 8.150 m2 están destinados para áreas para
del espacio territorial (lo cercano y lo lejano). exposiciones y 6.095 m2 para la custodia y conservación
de sus colecciones, además de centro de documentación,
Consideramos que en el destino final del Museo del teatro y salas de educación e investigación. El museo
Quai Branly se impone el ejercicio colonial-moderno de está ubicado a las orillas del río Sena y a pocos metros
la museología de las escisiones, que ha sabido tomar de la torre Eiffel, lo cual resulta un lugar de gran
de varias disciplinas, principalmente de la historia del visibilidad pública, aunado a los atractivos del edificio,
arte y de la antropología eurocentrista, los constructos como lo son un jardín-selva, la fachada cubierta de
fundamentales para vaciar de contenidos sociales y vegetación y la intervención artística de “obras aborígenes
políticos, a los objetos de las sociedades colonizadas. contemporáneas” integradas al proyecto arquitectónico.
Como muy bien lo expresa Clifford (1995) no es casual El acceso a las salas de exposición del museo se realiza a
que justo cuando el expansionismo político, económico, través de una rampa helicoidal que se desarrolla en torno
religioso y cultural de Europa occidental ha avanzado a una especie de “silo” o torre de vidrios transparentes,
significativamente sobre los pueblos de África, Asia y dejando visualizar parte de la colección de instrumentos
América, se crea esta “generosa categoría” global y musicales. La rampa finaliza en un corredor llamado
“amplia” del arte. Como afirma este autor, es a partir “rivière” dotado de estaciones o cubículos con pequeñas
del modernismo que los objetos “tribales” encuentran pantallas para videos documentales, alto-parlantes e
nicho en los discursos e instituciones del arte y de la interactivos sobre las culturas allí representadas. Al final de
antropología, buscando cómo “apropiarse o rescatar la este “río”, comienza a desarrollarse cuatros grandes áreas
alteridad, por organizar las artes no occidentales a su expositivas: África, Asia, Oceanía y Américas, agrupando
propia imagen, y por descubrir las capacidades humanas los objetos provenientes de cada continente.
universales y ahistóricas” (Clifford, 1995, p. 233). Ambos
discursos se oponen y se excluyen mutuamente, en En cada una de estas áreas expositivas, destacan piezas
su afán de interpretar y representar al Otro. “Ambos de gran formato y atractivo visual llamadas “piezas faro”
discursos presuponen un mundo primitivo con necesidad (las obras maestras) identificando cada espacio, en tanto
de preservación, redención y representación” (Clifford, que la mayoría de las colecciones son presentadas en
1995, p.240). vitrinas de alto diseño industrial y de amplios formatos
favoreciendo la contemplación del objeto desde varios
La Europa occidental pareciera estar ausente en el ángulos e iluminadas internamente con fibra óptica.
Museo du Quai Branly. En efecto ya lo había anunciado A un lado de cada vitrina el visitante encuentra las
Maurice Godelier : « No encuentro una fundamentación convencionales cédulas o rótulos informativos de cada
teórica para justificar el hecho de que Europa no haya pieza. Si algún visitante desea más información debe
sido contemplada en el proyecto. Esta es una decisión dirigirse hasta el corredor principal (el río), y buscar
política, una categoría política y no científica » (Godelier entre los diversos videos e interactivos la información
citado por Dupaigne, p.81) (TL). Sin embargo, podemos necesaria. El dramatismo del lugar se enfatiza a través
decir que políticamente y científicamente, Europa está de una iluminación artificial de muy baja intensidad,
ideológicamente presente en este museo en un nivel mezclada con los claros oscuros de la luz natural tamizada
supra-objetual, ya que es precisamente parte de la a través de la fachada de vidrio, gracias a una cubierta
intelectualidad europea la que organiza los objetos, los de grafismos simulando vegetación tropical. Entre la
re-semantiza y establece un orden y jerarquías en este penumbra de las salas, en cada cierta distancia, aparece
museo. Es la razón científica instrumental europea la la “pieza faro” espectacularmente iluminada, con lo cual
que asigna lugares a los objetos en la exposición y con los organizadores esperan así transmutar el objeto ritual
ellos a las culturas de origen, y en este sentido, la Europa o de la vida cotidiana, en una obra de arte que goza
moderna e industrial no necesita estar presente con sus de autonomía y que por su especificidad es capaz de
objetos en este museo para fortalecer su identidad y “sobrevivir” fuera de su contexto original. Complementa
su supremacía política. De esta forma el museo cumple las exposiciones permanentes, dos galerías suspendidas
con su objetivo principal de escenificar el sentido de en un segundo nivel de altura, para exposiciones
pertenencia social de sus visitantes locales, vigorizar su temporales.
arraigo cultural y prefigurar la sociedad que se desea a
futuro. Nuestra hipótesis es que aún y cuando el Museo du
Quai Branly hace un esfuerzo por dotar de información

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L. A. Galindo | Revista del Museo de Antropología 12 (1): 101-104 | 2019
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a los 4 mil objetos etnográficos impecablemente interculturalidad y espacios de representación en


exhibidos, no se obtiene el logro deseado. Por una parte, Venezuela: los museos y la escenificación de la diversidad
la concentración en un solo espacio de los recursos cultural” Universidad Central de Venezuela. FACES.
informativos distanciados de los objetos, pero sobre Mimeo, 2009.
todo por la ausencia total en el discurso museológico de
los sujetos creadores de estas importantes colecciones. Bibliografía
En efecto, Jacques Kercharche, coleccionista de arte y
promotor de este museo, le responde a los defensores Chirac, Jacques. 2006. Presentación en La Guía del
de la contextualización de los objetos etnográficos de Museo, edición del Museo du Quai Branly, Paris. France.
la siguiente manera: “¿Se imaginan ustedes a la Venus
de Milo presentada entre dos maniquíes, uno tocando Clifford, James. 1995: Dilemas de la Cultura: Antropología,
una flauta, y el otro vendiendo queso griego de cabra?” literatura y arte en la perspectiva posmoderna. Editorial
(Kercharche citado por Depaigne, 2006, p.54). Gedisa, Barcelona.

Los objetos aquí presentados están suspendidos en Dupaigne, Bernard. 2006. “Le scandale des arts premiers.
su tiempo de origen. El visitante no podrá informarse La véritable histoire du musée du Quai Branly” Ediciones
sobre lo que viven hoy las sociedades que crearon estos Mille et une nuits, Paris. France.
objetos, si son todavía colonias de Francia o Inglaterra o
ya son repúblicas independientes, si tienen acceso a la Dussel, Enrique. 2000: Europa, modernidad y
televisión y al internet, si sus vidas y objetos rituales se han eurocentrismo, en La Colonialidad del Saber: eurocentrismo
transformado, incluso conocer sus interpretaciones sobre y ciencias sociales, Edgardo Lander editor, Ediciones
estos mismos objetos, entre otros aspectos, lo cual podría Faces/ UCV, Caracas.
ayudar al visitante a comprender que estas sociedades
tienen una existencia propia, que se desenvuelve fuera Galindo, Luis. 2015. La escenificación de la diversidad
del ejercicio de la descripción neocolonialista expresada cultural en Venezuela: El Museo Nacional de las Culturas,
en el museo. Las naciones, sus pueblos y sus creadores en Museos e identidades na América Latina, Universidad
son de esta manera anulados como sujetos actores de Campinas, Sao Paulo, Brasil.
del conocimiento y sus creaciones presentadas como
obras excepcionales, producto quizás del azar o de la Galindo, Luis. 2018. El Guion musológico, una
ingenuidad. herramienta para la seducción, en Revista de Museología,
Nº 71, Madrid. España.
Pretender que el público occidental pueda sólo a
través de la contemplación lograr una interpretación Lander, Edgardo. 2000: La colonialidad del saber:
problematizada sobre estos objetos, como si se tratase eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
de obras de sus culturas más difundidas, es negar la larga latinoamericanas. UNESCO-Faces UCV, Caracas.
y sistemática enseñanza que muchos hemos tenido de
manera hegemónica sobre la historia y desarrollo del Mignolo, Walter.1995: The Darker side of the Renaissance.
arte occidental. Educación que si posibilita, o acaso Literacy, Territoriality and Colonization, Michigan
condiciona, una mirada instruida sobre los objetos del University Pres., Ann Arbor.
arte occidental. Aún más, no solo el público carece de
amplia información sobre estas culturas no europeas, sino Quijano, Anibal, 1992. (1992): “Colonialidad y
que en la mayoría de los casos poseen profundas visiones Modernidad/Racionalidad”, en H. Bonilla (Comp.) Los
estereotipadas y descalificadoras sobre ellas. Conquistados: 1492 y la población indígena de las
Américas. FLACSO / Ediciones Libri Mundi, Quito (págs.
Nota: Una versión preliminar y ampliada de este artículo 437-449)
se encuentra en mi tesis doctoral: “Eurocentrismo,

ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrónico)


104
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina Titulo
Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)
En: Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder. Buenos Aires : CLACSO, 2014. ISBN
978-987-722-018-6
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Colección Antologías Colección
Dependencia; Capitalismo; Estado-nación; Modernidad; Raza; Eurocentrismo; Temas
Colonialidad del poder; Poder; América Latina;
Capítulo de Libro Tipo de documento
"http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140507042402/eje3-8.pdf" URL
Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND Licencia
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Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO)
Latin American Council of Social Sciences (CLACSO)
www.clacso.edu.ar
Colonialidad del poder,
eurocentrismo y América Latina* **

L a globalización en curso es, en primer


término, la culminación de un proceso
que comenzó con la constitución de América
una construcción mental que expresa la ex-
periencia básica de la dominación colonial
y que desde entonces permea las dimensio-
y la del capitalismo colonial / moderno y eu- nes más importantes del poder mundial, in-
rocentrado como un nuevo patrón de poder cluyendo su racionalidad específica, el eu-
mundial. Uno de los ejes fundamentales de rocentrismo. Dicho eje tiene, pues, origen y
ese patrón de poder es la clasificación social carácter colonial, pero ha probado ser más
de la población mundial sobre la idea de raza, duradero y estable que el colonialismo en
cuya matriz fue establecido. Implica, en con-
secuencia, un elemento de colonialidad en el
* El presente artículo fue publicado originalmente en:
patrón de poder hoy mundialmente hegemó-
Quijano, Aníbal 2000 “Colonialidad del poder, eurocen-
trismo y América Latina” en Lander, Edgardo (comp.) nico. En lo que sigue, el propósito principal
La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias es abrir algunas de las cuestiones teórica-
sociales. Perspectivas latinoamericanas (Buenos Ai- mente necesarias acerca de las implicancias
res: CLACSO) p. 246. En: <http://bibliotecavirtual.clac- de esa colonialidad del poder respecto de la
so.org.ar/ar/libros/lander/quijano.rtf>.
historia de América Latina1.
** Quiero agradecer, principalmente, a Edgardo Lan-
der y a Walter Mignolo, por su ayuda en la revisión de
este artículo. Y a un comentarista, cuyo nombre ignoro,
por sus útiles críticas a una versión anterior. Ellos, por 1 Sobre el concepto de colonialidad del poder, véa-
supuesto, no son responsables de los errores y limita- se: “Colonialidad y modernidad / racionalidad” (Quija-
ciones del texto. no, 1991a).
778 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

I. América y el nuevo patrón Raza, una categoría mental


de poder mundial de la modernidad

América se constituyó como el primer espacio La idea de raza, en su sentido moderno, no tie-
/ tiempo de un nuevo patrón de poder de voca- ne historia conocida antes de América3. Quizás
ción mundial y, de ese modo y por eso, como la se originó como referencia a las diferencias fe-
primera identidad de la modernidad. Dos proce- notípicas entre conquistadores y conquistados,
sos históricos convergieron y se asociaron en la pero lo que importa es que muy pronto fue cons-
producción de dicho espacio / tiempo y se esta- truida como referencia a supuestas estructuras
blecieron como los dos ejes fundamentales del biológicas diferenciales entre esos grupos.
nuevo patrón de poder. De una parte, la codifi- La formación de relaciones sociales funda-
cación de las diferencias entre conquistadores y das en dicha idea produjo en América identida-
conquistados en la idea de raza, es decir, una su- des sociales históricamente nuevas: indios, ne-
puesta diferente estructura biológica que ubica- gros y mestizos, y redefinió otras. Así, términos
ba a los unos en situación natural de inferioridad como español y portugués, y más tarde euro-
respecto de los otros. Esa idea fue asumida por peo, que hasta entonces indicaban solamente
los conquistadores como el principal elemento procedencia geográfica o país de origen, desde
constitutivo, fundante, de las relaciones de do- entonces cobraron también, en referencia a las
minación que la conquista imponía. Sobre esa nuevas identidades, una connotación racial. Y
base, en consecuencia, fue clasificada la pobla- en la medida en que las relaciones sociales que
ción de América, y del mundo después, en dicho
nuevo patrón de poder. De otra parte, la articula-
ción de todas las formas históricas de control del rica, el capitalismo y la modernidad nacieron el mismo
trabajo, de sus recursos y de sus productos, en día” (ILLA, 1991). Sobre el concepto de espacio / tiem-
torno del capital y del mercado mundial2. po, ver de Wallerstein (1997) “El espacio / tiempo como
base del conocimiento”.
3 Sobre esta cuestión y sobre los posibles antece-
2 Ver “Americanity as a Concept or the Americas dentes de la idea de raza antes de América, remito a
in the Modern World-System” (Quijano y Wallerstein, mi “‘Raza’, ‘etnia’ y ‘nación’ en Mariátegui: cuestiones
1992). También, la entrevista a Aníbal Quijano “Amé- abiertas” (Quijano, 1992a).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 779

estaban configurándose eran relaciones de do- En América, la idea de raza fue un modo de
minación, tales identidades fueron asociadas a otorgar legitimidad a las relaciones de domina-
las jerarquías, lugares y roles sociales corres- ción impuestas por la conquista. La posterior
pondientes, como constitutivas de ellas y, en constitución de Europa como nueva id-entidad
consecuencia, al patrón de dominación colo- después de América y la expansión del colo-
nial que se imponía. En otros términos, raza nialismo europeo sobre el resto del mundo
e identidad racial fueron establecidas como llevaron a la elaboración de la perspectiva eu-
instrumentos de clasificación social básica de rocéntrica de conocimiento y con ella a la ela-
la población. boración teórica de la idea de raza como natu-
Con el tiempo, los colonizadores codifica- ralización de esas relaciones coloniales de do-
ron como color los rasgos fenotípicos de los minación entre europeos y no-europeos. Histó-
colonizados y lo asumieron como la caracte- ricamente, eso significó una nueva manera de
rística emblemática de la categoría racial. Esa
codificación fue inicialmente establecida, pro- no-americanos, ya que no hay huellas de esas catego-
bablemente, en el área britano-americana. Los rías en las crónicas y otros documentos de los primeros
negros eran allí no solamente los explotados cien años del colonialismo ibérico en América. Para el
más importantes, pues la parte principal de la caso britano-americano existe una extensa bibliografía:
economía reposaba en su trabajo. Eran, sobre Allen (1994); Jacobson (1998), entre los más importan-
tes. El problema es que ésta ignora lo sucedido en la
todo, la raza colonizada más importante, ya que América ibérica. Debido a eso, para esta región care-
los indios no formaban parte de esa sociedad cemos aún de información suficiente sobre este aspec-
colonial. En consecuencia, los dominantes se to específico. Por eso ésta sigue siendo una cuestión
llamaron a sí mismos blancos4. abierta. Es muy interesante que a pesar de que quienes
habrían de ser europeos en el futuro, conocían a los
futuros africanos desde la época del imperio romano,
inclusive los íberos que eran más o menos familiares
4 La invención de la categoría de color –primero con ellos mucho antes de la Conquista, nunca se pensó
como la más visible indicación de raza, luego simple- en ellos en términos raciales antes de la aparición de
mente como el equivalente de ella–, tanto como la in- América. De hecho, raza es una categoría aplicada por
vención de la particular categoría de blanco, requieren primera vez a los “indios”, no a los “negros”. De este
aún una investigación histórica más exhaustiva. En modo, raza apareció mucho antes que color en la histo-
todo caso, muy probablemente fueron inventos brita- ria de la clasificación social de la población mundial.
780 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

legitimar las ya antiguas ideas y prácticas de El capitalismo: la nueva estructura


relaciones de superioridad / inferioridad entre de control del trabajo
dominados y dominantes. Desde entonces ha
demostrado ser el más eficaz y perdurable ins- De otro lado, en el proceso de constitución his-
trumento de dominación social universal, pues tórica de América, todas las formas de control
de él pasó a depender inclusive otro igualmen- y de explotación del trabajo y de control de la
te universal, pero más antiguo, el intersexual producción-apropiación-distribución de pro-
o de género: los pueblos conquistados y domi- ductos fueron articuladas alrededor de la rela-
nados fueron situados en una posición natural ción capital-salario (en adelante capital) y del
de inferioridad y, en consecuencia, también sus mercado mundial. Quedaron incluidas: la escla-
rasgos fenotípicos, así como sus descubrimien- vitud, la servidumbre, la pequeña producción
tos mentales y culturales5. De ese modo, raza mercantil, la reciprocidad y el salario. En tal en-
se convirtió en el primer criterio fundamental samblaje, cada una de dichas formas de control
para la distribución de la población mundial en del trabajo no era una mera extensión de sus
los rangos, lugares y roles en la estructura de antecedentes históricos. Todas eran histórica
poder de la nueva sociedad. En otros términos, y sociológicamente nuevas. En primer lugar,
en el modo básico de clasificación social uni- porque fueron deliberadamente establecidas y
versal de la población mundial. organizadas para producir mercaderías para el
mercado mundial. En segundo lugar, porque no
existían sólo de manera simultánea en el mismo
5 La idea de raza es, literalmente, un invento. No tie- espacio / tiempo, sino todas y cada una articu-
ne nada que ver con la estructura biológica de la espe- ladas al capital y a su mercado, y por ese medio
cie humana. En cuanto a los rasgos fenotípicos, éstos
se hallan obviamente en el código genético de los in-
entre sí. Configuraron así un nuevo patrón glo-
dividuos y grupos, y en ese sentido específico son bio- bal de control del trabajo, a su vez un elemento
lógicos. Sin embargo, no tienen ninguna relación con fundamental de un nuevo patrón de poder, del
ninguno de los subsistemas y procesos biológicos del cual eran de modo conjunto e individual depen-
organismo humano, incluyendo por cierto aquellos im- dientes histórico-estructuralmente. Esto es, no
plicados en los subsistemas neurológicos y mentales,
y sus funciones. Véase: Mark (1994) y “¡Qué tal raza!” sólo por su lugar y función como partes subor-
(Quijano, 1999a). dinadas de una totalidad, sino porque sin per-
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 781

der sus respectivas características específicas das a la naturaleza de los roles y lugares en la
y sin perjuicio de las discontinuidades de sus nueva estructura global de control del trabajo.
relaciones con el orden conjunto y entre ellas Así, ambos elementos, raza y división del tra-
mismas, su movimiento histórico dependía en bajo, quedaron estructuralmente asociados y
adelante de su pertenencia al patrón global de reforzándose mutuamente, a pesar de que nin-
poder. En tercer lugar, y como consecuencia, guno de los dos era necesariamente dependien-
para colmar las nuevas funciones cada una de te el uno del otro para existir o para cambiar.
ellas desarrolló nuevos rasgos y nuevas confi- De ese modo se impuso una sistemática di-
guraciones histórico-estructurales. visión racial del trabajo. En el área hispana, la
En la medida en que aquella estructura de Corona de Castilla decidió temprano el cese
control del trabajo, de recursos y de produc- de la esclavitud de los indios, para prevenir
tos consistía en la articulación conjunta de su total exterminio. Entonces fueron confina-
todas las respectivas formas históricamente dos a la servidumbre. A los que vivían en sus
conocidas, se establecía, por primera vez en la comunidades, les fue permitida la práctica de
historia conocida, un patrón global de control su antigua reciprocidad –por ejemplo, el in-
del trabajo, de sus recursos y de sus produc- tercambio de fuerza de trabajo y de trabajo
tos. Y en tanto que se constituía en torno a y sin mercado– como una manera de reprodu-
en función del capital, su carácter de conjunto cir su fuerza de trabajo en tanto siervos. En
se establecía también con carácter capitalista. algunos casos, la nobleza india, una reducida
De ese modo se establecía una nueva, original minoría, fue eximida de la servidumbre y reci-
y singular estructura de relaciones de produc- bió un trato especial, debido a sus roles como
ción en la experiencia histórica del mundo: el intermediaria con la raza dominante y le fue
capitalismo mundial. también permitido participar en algunos de
los oficios en los cuales eran empleados los
Colonialidad del poder y españoles que no pertenecían a la nobleza.
capitalismo mundial En cambio, los negros fueron reducidos a la
esclavitud. Los españoles y los portugueses,
Las nuevas identidades históricas, producidas como raza dominante, podían recibir salario,
sobre la base de la idea de raza, fueron asocia- ser comerciantes independientes, artesanos
782 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

independientes o agricultores independientes, nados (u oliváceos) fueron sumados a blancos,


en suma, productores independientes de mer- indios, negros y mestizos. Dicha distribución
cancías. No obstante, sólo los nobles podían racista de nuevas identidades sociales fue com-
participar en los puestos altos y medios de la binada, tal como había sido tan exitosamente
administración colonial, civil y militar. lograda en América, con una distribución racis-
Desde el siglo XVIII, en la América hispánica ta del trabajo y de las formas de explotación
muchos de los mestizos de españoles y muje- del capitalismo colonial. Esto se expresó, so-
res indias, ya un estrato social extendido e im- bre todo, en una cuasi exclusiva asociación de
portante en la sociedad colonial, comenzaron a la blanquitud social con el salario y por supues-
participar en los mismos oficios y actividades to con los puestos de mando de la administra-
que ejercían los ibéricos que no eran nobles. ción colonial.
En menor medida y sobre todo en actividades Así, cada forma de control del trabajo estuvo
de servicio o que requerían de talentos o habi- articulada con una raza particular. Consecuen-
lidades especiales (música, por ejemplo), tam- temente, el control de una forma específica de
bién los más “ablancados” entre los mestizos trabajo podía ser al mismo tiempo el control
de mujeres negras e ibéricos (españoles o por- de un grupo específico de gente dominada.
tugueses), pero tardaron en legitimar sus nue- Una nueva tecnología de dominación / explo-
vos roles ya que sus madres eran esclavas. La tación, en este caso raza / trabajo, se articuló
distribución racista del trabajo al interior del de manera que apareciera como naturalmente
capitalismo colonial / moderno se mantuvo a lo asociada. Lo cual, hasta ahora, ha sido excep-
largo de todo el período colonial. cionalmente exitoso.
En el curso de la expansión mundial de la
dominación colonial por parte de la misma Colonialidad y eurocentramiento
raza dominante –los blancos (o a partir del si- del capitalismo mundial
glo XVIII en adelante, los europeos)– fue im-
puesto el mismo criterio de clasificación social La privilegiada posición ganada con América
a toda la población mundial a escala global. En para el control del oro, la plata y otras mercan-
consecuencia, nuevas identidades históricas y cías producidas por medio del trabajo gratui-
sociales fueron producidas: amarillos y aceitu- to de indios, negros y mestizos, y su ventajo-
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 783

sa ubicación en la vertiente del Atlántico por Una región históricamente nueva se constituía
donde, necesariamente, tenía que hacerse el como una nueva id-entidad geocultural: Eu-
tráfico de esas mercancías para el mercado ropa y más específicamente Europa Occiden-
mundial, otorgó a dichos blancos una ventaja tal6. Esa nueva identidad geocultural, emergía
decisiva para disputar el control del tráfico co- como la sede central del control del mercado
mercial mundial. La progresiva monetización mundial. En el mismo movimiento histórico se
del mercado mundial que los metales preciosos producía también el desplazamiento de hege-
de América estimulaban y permitían, así como monía desde las costas del Mediterráneo y des-
el control de tan ingentes recursos, hizo que a de las costas ibéricas, hacia las del Atlántico
tales blancos les fuera posible el control de la Noroccidental.
vasta red preexistente de intercambio comer- Esa condición de sede central del nuevo
cial que incluía, sobre todo, China, India, Ce- mercado mundial no permite explicar por sí
ylán, Egipto, Siria, los futuros Lejano y Medio misma, o por sí sola, por qué Europa se convir-
Oriente. Eso también les hizo posible concen- tió también, hasta el siglo XIX y virtualmente
trar el control del capital comercial, del trabajo hasta la crisis mundial alrededor de 1870, en la
y de los recursos de producción en el conjunto sede central del proceso de mercantilización
del mercado mundial. Y todo ello fue, poste- de la fuerza de trabajo, es decir del desarrollo
riormente, reforzado y consolidado a través de de la relación capital-salario como forma espe-
la expansión de la dominación colonial blanca cífica de control del trabajo, de sus recursos y
sobre la diversa población mundial. de sus productos. Mientras, en cambio, todo el
Como es sabido, el control del tráfico co- resto de las regiones y poblaciones incorpora-
mercial mundial por los grupos dominantes, das al nuevo mercado mundial y colonizadas o
nuevos o no, en las zonas del Atlántico donde en curso de colonización bajo dominio euro-
tenían sus sedes, impulsó un nuevo proceso de peo, permanecían básicamente bajo relaciones
urbanización en esos lugares, la expansión del no-salariales de trabajo, aunque, desde luego
tráfico comercial entre ellos, y de ese modo la
formación de un mercado regional creciente-
6 Fernando Coronil (1996) ha discutido la construc-
mente integrado y monetizado gracias al flujo
ción de la categoría Occidente como parte de la forma-
de metales preciosos procedentes de América. ción de un poder global.
784 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ese trabajo, sus recursos y sus productos, se portaban, sino porque tales indios fueron usa-
articulaban en una cadena de transferencia de dos como mano de obra desechable, forzados a
valor y de beneficios cuyo control correspon- trabajar hasta morir. La eliminación de esa prác-
día a Europa Occidental. En las regiones no- tica colonial no culmina, de hecho, sino con la
europeas, el trabajo asalariado se concentraba derrota de los encomenderos, a mediados del
cuasi exclusivamente entre los blancos. siglo XVI. La subsiguiente reorganización polí-
No hay nada en la relación social misma del tica del colonialismo ibérico implicó una nueva
capital, o en los mecanismos del mercado mun- política de reorganización poblacional de los in-
dial, en general en el capitalismo, que implique dios y de sus relaciones con los colonizadores.
la necesariedad histórica de la concentración, Pero no por eso los indios fueron en adelante
no sólo, pero sobre todo en Europa, del trabajo trabajadores libres y asalariados. En adelante,
asalariado y después, precisamente sobre esa fueron adscritos a la servidumbre no pagada. La
base, de la concentración de la producción in- servidumbre de los indios en América no puede
dustrial capitalista durante más de dos siglos. ser, por otro lado, simplemente equiparada a la
Habría sido perfectamente factible, como lo de- servidumbre en el feudalismo europeo, puesto
muestra el hecho de que así ocurriera en verdad que no incluía la supuesta protección de ningún
después de 1870, el control europeo-occidental señor feudal, ni siempre, ni necesariamente, la
del trabajo asalariado de cualquier sector de la tenencia de una porción de tierra para cultivar,
población mundial. Y, probablemente, más bene- en lugar de salario. Sobre todo antes de la In-
ficioso para los europeo-occidentales. La expli- dependencia, la reproducción de la fuerza de
cación debe ser, pues, buscada en otra parte de trabajo del siervo indio se hacía en las comuni-
la historia. El hecho es que ya desde el comienzo dades. Pero inclusive más de cien años después
mismo de América, los futuros europeos asocia- de la Independencia, una parte amplia de la
ron el trabajo no pagado o no-asalariado con las servidumbre india estaba obligada a reproducir
razas dominadas, porque eran razas inferiores. su fuerza de trabajo por su propia cuenta7. Y la
El vasto genocidio de los indios en las prime-
ras décadas de la colonización no fue causado
7 Eso fue lo que, según comunicación personal, en-
principalmente por la violencia de la conquista,
contró Alfred Metraux, el conocido antropólogo fran-
ni por las enfermedades que los conquistadores cés, a fines de los años cincuenta en el Sur del Perú; y
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 785

otra forma de trabajo no-asalariado, o no paga- sificación social racista de la población del
do simplemente, el trabajo esclavo, fue adscrita, mundo. En otros términos, por separado de
exclusivamente, a la población traída desde la la colonialidad del poder capitalista mundial.
futura África y llamada negra. El control del trabajo en el nuevo patrón de
La clasificación racial de la población, y la poder mundial se constituyó, así, articulan-
temprana asociación de las nuevas identida- do todas las formas históricas de control del
des raciales de los colonizados con las formas trabajo en torno de la relación capital-trabajo
de control no pagado, no asalariado, del tra- asalariado, y de ese modo bajo el dominio de
bajo, desarrolló entre los europeos o blancos ésta. Pero dicha articulación fue constitutiva-
la específica percepción de que el trabajo pa- mente colonial, pues se fundó, primero, en la
gado era privilegio de los blancos. La inferio- adscripción de todas las formas de trabajo no
ridad racial de los colonizados implicaba que pagadas a las razas colonizadas, originalmen-
no eran dignos del pago de salario. Estaban te indios, negros y de modo más complejo, los
naturalmente obligados a trabajar en benefi- mestizos en América y, más tarde, a las demás
cio de sus amos. No es muy difícil encontrar, razas colonizadas en el resto del mundo: olivá-
hoy mismo, esa actitud extendida entre los ceos y amarillos. Y, segundo, en la adscripción
terratenientes blancos de cualquier lugar del del trabajo pagado, asalariado, a la raza coloni-
mundo. Y el menor salario de las razas infe- zadora, los blancos.
riores por igual trabajo que el de los blancos, Esa colonialidad del control del trabajo de-
en los actuales centros capitalistas, no podría terminó la distribución geográfica de cada una
ser, tampoco, explicado al margen de la cla- de las formas integradas en el capitalismo mun-
dial. En otros términos, decidió la geografía so-
cial del capitalismo: el capital, en tanto que re-
lo mismo que también encontré en 1963, en el Cusco:
un peón indio obligado a viajar desde su aldea, en La lación social de control del trabajo asalariado,
Convención, hasta la ciudad, para cumplir su turno de era el eje en torno del cual se articulaban todas
servir durante una semana a sus patrones. Pero éstos las demás formas de control del trabajo, de sus
no le proporcionaban vivienda, ni alimento, ni, desde recursos y de sus productos. Eso lo hacía do-
luego, salario. Metraux proponía que esa situación es-
minante sobre todas ellas y daba carácter capi-
taba más cercana del colonato romano del siglo IV d.C.,
que del feudalismo europeo. talista al conjunto de dicha estructura de con-
786 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

trol del trabajo. Pero al mismo tiempo, dicha capitalismo mundial, no podría ser apropiada
relación social específica fue geográficamente y plenamente entendido.
concentrada en Europa, sobre todo, y social-
mente entre los europeos en todo el mundo del Nuevo patrón de poder mundial
capitalismo. Y en esa medida, y manera, Euro- y nueva intersubjetividad mundial
pa y lo europeo se constituyeron en el centro
del mundo capitalista. Ya en su condición de centro del capitalis-
Cuando Raúl Prebisch8 acuñó la célebre mo mundial, Europa no solamente tenía el
imagen de “centro-periferia”, para describir control del mercado mundial, sino que pudo
la configuración mundial del capitalismo des- imponer su dominio colonial sobre todas las
pués de la Segunda Guerra Mundial, apuntó, regiones y poblaciones del planeta, incorpo-
sabiéndolo o sin saber, al núcleo principal del rándolas al “sistema-mundo” que así se cons-
carácter histórico del patrón de control del tra- tituía y a su específico patrón de poder. Para
bajo, de sus recursos y de sus productos, que tales regiones y poblaciones, eso implicó un
formaba parte central del nuevo patrón mun- proceso de re-identificación histórica, pues
dial de poder constituido a partir de América. desde Europa les fueron atribuidas nuevas
El capitalismo mundial fue, desde la partida, identidades geoculturales. De ese modo, des-
colonial / moderno y eurocentrado. Sin rela- pués de América y de Europa, fueron estable-
ción clara con esas específicas características cidas África, Asia y eventualmente Oceanía.
históricas del capitalismo, el propio concepto En la producción de esas nuevas identidades,
de “moderno sistema-mundo” desarrollado, la colonialidad del nuevo patrón de poder fue,
principalmente, por Immanuel Wallerstein9 a sin duda, una de las más activas determina-
partir de Prebisch y del concepto marxiano de ciones. Pero las formas y el nivel de desarro-
llo político y cultural, más específicamente
intelectual, en cada caso, jugaron también un
8 Ver: “Commercial Policy in the Underdeveloped
papel de primer plano. Sin esos factores, la
Countries” (Prebisch, 1959); Prebisch (1960); “The Eco-
nomics of Prebisch and ECLA” (Baer, 1962). categoría Oriente no habría sido elaborada
como la única con la dignidad suficiente para
9 Ver, principalmente: Wallerstein (1989); Hopkins y
Wallerstein (1982). ser el Otro –aunque, por definición, inferior–
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 787

de Occidente, sin que alguna equivalente fue- En el proceso que llevó a ese resultado, los
ra acuñada para indios o negros10. Pero esta colonizadores ejercieron diversas operaciones
misma omisión pone al descubierto que esos que dan cuenta de las condiciones que llevaron
otros factores actuaron también dentro del a la configuración de un nuevo universo de re-
patrón racista de clasificación social univer- laciones intersubjetivas de dominación entre
sal de la población mundial. Europa y lo europeo y las demás regiones y po-
La incorporación de tan diversas y hetero- blaciones del mundo, a las cuales les estaban
géneas historias culturales a un único mundo siendo atribuidas, en el mismo proceso, nuevas
dominado por Europa, significó para ese mun- identidades geoculturales. En primer lugar, ex-
do una configuración cultural e intelectual, propiaron a las poblaciones colonizadas –entre
en suma, intersubjetiva, equivalente a la ar- sus descubrimientos culturales– aquellos que
ticulación de todas las formas de control del resultaban más aptos para el desarrollo del
trabajo en torno del capital, para establecer capitalismo y en beneficio del centro europeo.
el capitalismo mundial. En efecto, todas las En segundo lugar, reprimieron tanto como pu-
experiencias, historias, recursos y productos dieron; es decir en variables medidas según
culturales, terminaron también articulados los casos, las formas de producción de cono-
en un sólo orden cultural global en torno de cimiento de los colonizados, sus patrones de
la hegemonía europea u occidental. En otros producción de sentidos, su universo simbólico,
términos, como parte del nuevo patrón de po- sus patrones de expresión y de objetivación de
der mundial, Europa también concentró bajo la subjetividad. La represión en este campo fue
su hegemonía el control de todas las formas de conocidamente más violenta, profunda y dura-
control de la subjetividad, de la cultura, y en dera entre los indios de América ibérica, a los
especial del conocimiento, de la producción que condenaron a ser una subcultura campesi-
del conocimiento. na, iletrada, despojándolos de su herencia inte-
lectual objetivada. Algo equivalente ocurrió en
África. Sin duda mucho menor fue la represión
10 Sobre el proceso de producción de nuevas identida- en el caso de Asia, en donde, por lo tanto, una
des histórico-geoculturales, véanse: O’Gorman (1954);
parte importante de la historia y de la heren-
Rabasa (1993); Dussel (1995); Mudimbe (1988); Tilly
(1990); Said (1979); Coronil (1996). cia intelectual, escrita, pudo ser preservada.
788 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Y fue eso, precisamente, lo que dio origen a la periales de la historia, el etnocentrismo. Pero
categoría de Oriente. En tercer lugar, forzaron en el caso europeo ese rasgo tenía un funda-
–también en medidas variables en cada caso– mento y una justificación peculiar: la clasifica-
a los colonizados a aprender parcialmente la ción racial de la población del mundo después
cultura de los dominadores en todo lo que fue- de América. La asociación entre ambos fenó-
ra útil para la reproducción de la dominación, menos, el etnocentrismo colonial y la clasifi-
sea en el campo de la actividad material, tec- cación racial universal, ayuda a explicar por
nológica, como de la subjetiva, especialmen- qué los europeos fueron llevados a sentirse
te religiosa. Es este el caso de la religiosidad no sólo superiores a todos los demás pueblos
judeocristiana. Todo ese accidentado proceso del mundo, sino, en particular, naturalmente
implicó a largo plazo una colonización de las superiores. Esa instancia histórica se expresó
perspectivas cognitivas, de los modos de pro- en una operación mental de fundamental im-
ducir u otorgar sentido a los resultados de la portancia para todo el patrón de poder mun-
experiencia material o intersubjetiva, del ima- dial, sobre todo respecto de las relaciones
ginario, del universo de relaciones intersubjeti- intersubjetivas que le son hegemónicas y en
vas del mundo, de la cultura en suma11. especial de su perspectiva de conocimiento:
En fin, el éxito de Europa Occidental en los europeos generaron una nueva perspecti-
convertirse en el centro del moderno sistema- va temporal de la historia y re-ubicaron a los
mundo, según la apta formulación de Wallers- pueblos colonizados, y a sus respectivas his-
tein, desarrolló en los europeos un rasgo co- torias y culturas, en el pasado de una trayec-
mún a todos los dominadores coloniales e im- toria histórica cuya culminación era Europa12.
Pero, notablemente, no en una misma línea
de continuidad con los europeos, sino en otra
11 Acerca de esas cuestiones, ver: Stocking (1968); categoría naturalmente diferente. Los pueblos
Young (1995). Ver, también, “Colonialidad y moder- colonizados eran razas inferiores y –por ello–
nidad / racionalidad” (Quijano, 1991a); “Colonialidad anteriores a los europeos.
del poder, cultura y conocimiento en América Latina”
(Quijano, 1997); “Réflexions sur l’Interdisciplinarité, le
Développement et les Relations Inter culturelles” (Qui-
jano, 1992b); Gruzinski (1988). 12 Véase: Mignolo (1995); Blaut (1993); Lander (1997).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 789

Con acuerdo a esa perspectiva, la moder- mente hegemónica en el mismo cauce de la


nidad y la racionalidad fueron imaginadas expansión del dominio colonial de Europa
como experiencias y productos exclusiva- sobre el mundo. No sería posible explicar de
mente europeos. Desde ese punto de vista, otro modo, satisfactoriamente en todo caso,
las relaciones intersubjetivas y culturales la elaboración del eurocentrismo como pers-
entre Europa, es decir Europa Occidental, y pectiva hegemónica de conocimiento, de la
el resto del mundo, fueron codificadas en un versión eurocéntrica de la modernidad y sus
juego entero de nuevas categorías: Oriente- dos principales mitos fundantes: uno, la idea-
Occidente, primitivo-civilizado, mágico / mí- imagen de la historia de la civilización huma-
tico-científico, irracional-racional, tradicio- na como una trayectoria que parte de un esta-
nal-moderno. En suma, Europa y no-Europa. do de naturaleza y culmina en Europa. Y dos,
Incluso así, la única categoría con el debido otorgar sentido a las diferencias entre Europa
honor de ser reconocida como el Otro de Eu- y no-Europa como diferencias de naturaleza
ropa u “Occidente”, fue “Oriente”. No los “in- (racial) y no de historia del poder. Ambos mi-
dios” de América, tampoco los “negros” del tos pueden ser reconocidos, inequívocamen-
África. Estos eran simplemente “primitivos”. te, en el fundamento del evolucionismo y del
Por debajo de esa codificación de las relacio- dualismo, dos de los elementos nucleares del
nes entre europeo / no-europeo, raza es, sin eurocentrismo.
duda, la categoría básica13. Esa perspectiva
binaria, dualista, de conocimiento, peculiar La cuestión de la modernidad
del eurocentrismo, se impuso como mundial-
No me propongo aquí entrar en una discusión
detenida de la cuestión de la modernidad y de
13 Acerca de las categorías producidas durante el
dominio colonial europeo del mundo, existen un buen su versión eurocéntrica. Le he dedicado antes
número de líneas de debate: “estudios de la subalter- otros estudios y volveré sobre ella después.
nidad”, “estudios postcoloniales”, “estudios culturales”, En particular, no prolongaré este trabajo con
“multiculturalismo”, entre los actuales. También una una discusión acerca del debate modernidad-
floreciente bibliografía demasiado larga para ser aquí
posmodernidad y su vasta bibliografía. Pero
citada y con nombres famosos como Guha, Spivak,
Said, Bhabha, Hall, entre ellos. es pertinente para los fines de este trabajo, en
790 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

especial de la parte siguiente, insistir en algu- nuevo universo intersubjetivo del patrón mun-
nas cuestiones14. dial de poder.
El hecho de que los europeos occidentales Desde luego, la resistencia intelectual a esa
imaginaran ser la culminación de una trayec- perspectiva histórica no tardó en emerger. En
toria civilizatoria desde un estado de natura- América Latina desde fines del siglo XIX, pero
leza, les llevó también a pensarse como los se afirmó sobre todo durante el siglo XX y en es-
modernos de la humanidad y de su historia, pecial después de la Segunda Guerra Mundial,
esto es, como lo nuevo y al mismo tiempo lo en vinculación con el debate sobre la cuestión
más avanzado de la especie. Pero puesto que al del desarrollo-subdesarrollo. Como ese debate
mismo tiempo atribuían al resto de la especie fue dominado durante un buen tiempo por la
la pertenencia a una categoría, por naturaleza, denominada teoría de la modernización15, en
inferior y por eso anterior, esto es, el pasado en sus vertientes opuestas, para sostener que la
el proceso de la especie, los europeos imagina- modernización no implica necesariamente la
ron también ser no solamente los portadores occidentalización de las sociedades y de las
exclusivos de tal modernidad, sino igualmente culturas no-europeas, uno de los argumentos
sus exclusivos creadores y protagonistas. Lo más usados fue que la modernidad es un fenó-
notable de eso no es que los europeos se ima- meno de todas las culturas, no sólo de la euro-
ginaran y pensaran a sí mismos y al resto de la pea u occidental.
especie de ese modo –eso no es un privilegio Si el concepto de modernidad es referido,
de los europeos–, sino el hecho de que fueran sólo o fundamentalmente, a las ideas de nove-
capaces de difundir y de establecer esa pers- dad, de lo avanzado, de lo racional-científico,
pectiva histórica como hegemónica dentro del laico, secular, que son las ideas y experiencias
normalmente asociadas a ese concepto, no
cabe duda de que es necesario admitir que es
14 De mis anteriores estudios, ver, principalmente: un fenómeno posible en todas las culturas y
“Modernidad, identidad y utopía en América Latina”
(Quijano, 1988a); “Colonialidad y modernidad / racio-
nalidad” (Quijano, 1991a); y “Estado-nación, ciuda- 15 Hay una vasta literatura en torno de ese debate. Un
danía y democracia: cuestiones abiertas” (González y sumario puede ser encontrado en mi texto “El fantasma
Schmidt, 1998). del desarrollo en América Latina” (Quijano, 2000a).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 791

en todas las épocas históricas. Con todas sus nes, con el papel hegemónico de Europa y, en
respectivas particularidades y diferencias, to- general, de Occidente.
das las llamadas altas culturas (China, India, Los defensores de la patente europea de la
Egipto, Grecia, Maya-Azteca, Tawantinsuyo) modernidad suelen apelar a la historia cultural
anteriores al actual sistema-mundo, muestran del antiguo mundo heleno-románico y al mun-
inequívocamente las señales de esa moderni- do del Mediterráneo antes de América, para
dad, incluido lo racional-científico, la secula- legitimar su reclamo a la exclusividad de esa
rización del pensamiento, etc. En verdad, a patente. Lo que es curioso de ese argumento
estas alturas de la investigación histórica sería es que escamotea, primero, el hecho de que la
casi ridículo atribuir a las altas culturas no- parte realmente avanzada de ese mundo del
europeas una mentalidad mítico-mágica como Mediterráneo, antes de América, área por área
rasgo definitorio, por ejemplo, en oposición a de esa modernidad, era islamo-judaica. Segun-
la racionalidad y a la ciencia como caracterís- do, que fue dentro de ese mundo que se mantu-
ticas de Europa, pues aparte de los posibles vo la herencia cultural grecorromana, las ciu-
o más bien conjeturados contenidos simbóli- dades, el comercio, la agricultura comercial,
cos, las ciudades, los templos y palacios, las la minería, la textilería, la filosofía, la historia,
pirámides, o las ciudades monumentales, sea cuando la futura Europa Occidental estaba
Machu Pichu o Boro Budur, las irrigaciones, dominada por el feudalismo y su oscurantis-
las grandes vías de trasporte, las tecnologías mo cultural. Tercero que, muy probablemente,
metalíferas, agropecuarias, las matemáticas, la mercantilización de la fuerza de trabajo, la
los calendarios, la escritura, la filosofía, las relación capital-salario, emergió, precisamen-
historias, las armas y las guerras, dan cuenta te, en esa área y fue en su desarrollo que se
del desarrollo científico y tecnológico en cada expandió posteriormente hacia el norte de la
una de tales altas culturas, desde mucho antes futura Europa. Cuarto, que solamente a partir
de la formación de Europa como nueva iden- de la derrota del Islam y del posterior despla-
tidad. Lo más que realmente puede decirse es zamiento de la hegemonía sobre el mercado
que, en el actual período, se ha ido más lejos mundial al centro-norte de la futura Europa,
en el desarrollo científico-tecnológico y se han gracias a América, comienza también a despla-
hecho mayores descubrimientos y realizacio- zarse el centro de la actividad cultural a esa
792 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nueva región. Por eso, la nueva perspectiva Hay, sin embargo, un conjunto de elemen-
geográfica de la historia y de la cultura, que tos demostrables que apuntan a un concepto
allí es elaborada y que se impone como mun- de modernidad diferente, que da cuenta de un
dialmente hegemónica, implica, por supuesto, proceso histórico específico al actual sistema-
una nueva geografía del poder. La idea misma mundo. En ese concepto no están, obviamente,
de Occidente-Oriente es tardía y parte desde la ausentes sus referencias y sus rasgos anterio-
hegemonía británica. ¿O aún hace falta recor- res. Pero más bien en tanto y en cuanto forman
dar que el meridiano de Greenwich atraviesa parte de un universo de relaciones sociales,
Londres y no Sevilla o Venecia?16 materiales e intersubjetivas, cuya cuestión cen-
En ese sentido, la pretensión eurocéntrica de tral es la liberación humana como interés histó-
ser la exclusiva productora y protagonista de la rico de la sociedad y también, en consecuencia,
modernidad, y de que toda modernización de su campo central de conflicto. En los límites de
poblaciones no-europeas es, por lo tanto, una este trabajo, me restringiré solamente a ade-
europeización, es una pretensión etnocentrista lantar, de modo breve y esquemático, algunas
y a la postre provinciana. Pero, de otro lado, si proposiciones17.
se admite que el concepto de modernidad se En primer término, el actual patrón de po-
refiere solamente a la racionalidad, a la ciencia, der mundial es el primero efectivamente glo-
a la tecnología, etc., la cuestión que le estaría- bal de la historia conocida. En varios sentidos
mos planteando a la experiencia histórica no específicos. Uno, es el primero donde en cada
sería diferente de la propuesta por el etnocen- uno de los ámbitos de la existencia social están
trismo europeo, el debate consistiría apenas en articuladas todas las formas históricamente
la disputa por la originalidad y la exclusividad conocidas de control de las relaciones socia-
de la propiedad del fenómeno así llamado mo- les correspondientes, configurando en cada
dernidad, y, en consecuencia, moviéndose en área una sola estructura con relaciones siste-
el mismo terreno y según la misma perspectiva máticas entre sus componentes y del mismo
del eurocentrismo. modo en su conjunto. Dos, es el primero donde

16 Sobre esto, sugiero consultar las agudas observa- 17 Un debate más detenido en “Modernidad y demo-
ciones de Robert J. C. Young (1995). cracia: intereses y conflictos” (Quijano, 2000b).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 793

cada una de esas estructuras de cada ámbito tual en su conjunto constituye el primer siste-
de existencia social está bajo la hegemonía de ma-mundo global históricamente conocido, no
una institución producida dentro del proceso solamente un mundo como el que quizás fue-
de formación y desarrollo de este mismo pa- ron el chino, el hindú, el egipcio, el helénico-
trón de poder. Así, en el control del trabajo, de románico, el maya-azteca o el tawantinsuyano.
sus recursos y de sus productos, está la em- Ninguno de esos posibles mundos tuvo en co-
presa capitalista; en el control del sexo, de sus mún sino un dominador colonial / imperial y,
recursos y productos, la familia burguesa; en aunque así se propone desde la visión colonial
el control de la autoridad, sus recursos y pro- eurocéntrica, no es seguro que todos los pue-
ductos, el Estado-nación; en el control de la in- blos incorporados a uno de aquellos mundos
tersubjetividad, el eurocentrismo18. Tres, cada tuvieran también en común una perspectiva
una de esas instituciones existe en relaciones básica respecto de las relaciones entre lo hu-
de interdependencia con cada una de las otras. mano y el resto del universo. Los dominado-
Por lo cual el patrón de poder está configurado res coloniales de cada uno de esos mundos,
como un sistema19. Cuatro, en fin, este patrón no tenían las condiciones, ni probablemente
de poder mundial es el primero que cubre a la el interés, de homogenizar las formas básicas
totalidad de la población del planeta. de existencia social de todas las poblaciones
En ese específico sentido, la humanidad ac- de sus dominios. En cambio, el actual, el que
comenzó a formarse con América, tiene en co-
mún tres elementos centrales que afectan la
18 Acerca de las proposiciones teóricas de esta con-
vida cotidiana de la totalidad de la población
cepción del poder, ver: “Coloniality of Power and its
Institutions” (Quijano, 1999). mundial: la colonialidad del poder, el capitalis-
mo y el eurocentrismo. Por supuesto que este
19 En el sentido de que las relaciones entre las par-
tes y la totalidad no son arbitrarias y la última tiene patrón de poder, ni otro alguno, puede implicar
hegemonía sobre las partes en la orientación del mo- que la heterogeneidad histórico-estructural
vimiento del conjunto. No en el sentido sistémico, es haya sido erradicada dentro de sus dominios.
decir en que las relaciones de las partes entre sí y con Lo que su globalidad implica es un piso bási-
el conjunto son lógico-funcionales. Esto no ocurre sino
co de prácticas sociales comunes para todo el
en las máquinas y en los organismos. Nunca en las rela-
ciones sociales. mundo, y una esfera intersubjetiva que existe
794 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

y actúa como esfera central de orientación va- trón de poder mundial. Si hay que preservar
lorativa del conjunto. Por lo cual, las institu- el nombre, debe tratarse, de todos modos, de
ciones hegemónicas de cada ámbito de exis- otra modernidad.
tencia social son universales a la población del La cuestión central que nos interesa aquí es
mundo como modelos intersubjetivos. Así, el la siguiente: ¿qué es lo realmente nuevo respec-
Estado-nación, la familia burguesa, la empre- to de la modernidad? ¿No solamente lo que de-
sa, la racionalidad eurocéntrica. sarrolla y redefine experiencias, tendencias y
Por lo tanto, sea lo que sea lo que el término procesos de otros mundos, sino lo que fue pro-
modernidad mienta, hoy involucra al conjun- ducido en la historia propia del actual patrón
to de la población mundial y a toda su historia de poder mundial?
de los últimos 500 años, a todos los mundos Dussel ha propuesto la categoría de trans-
o ex mundos articulados en el patrón global modernidad como alternativa a la pretensión
de poder, a cada uno de sus segmentos dife- eurocéntrica de que Europa es la productora
renciados o diferenciables, pues se constitu- original de la modernidad20. Según esa pro-
yó junto con, como parte de, la redefinición o puesta, la constitución del ego individual dife-
reconstitución histórica de cada uno de ellos renciado es lo nuevo que ocurre con América y
por su incorporación al nuevo y común pa- es la marca de la modernidad, pero tiene lugar
trón de poder mundial. Por lo tanto, también no sólo en Europa sino en todo el mundo que
como articulación de muchas racionalidades. se configura a partir de América. Dussel da en
En otros términos, puesto que se trata de una el blanco al recusar uno de los mitos predilec-
historia nueva y diferente, con experiencias tos del eurocentrismo. Pero no es seguro que
específicas, las cuestiones que esta historia el ego individual diferenciado sea un fenómeno
permite y obliga a abrir no pueden ser in- exclusivamente perteneciente al período ini-
dagadas, mucho menos contestadas, con el ciado con América.
concepto eurocéntrico de modernidad. Por lo Hay, por supuesto, una relación umbilical
mismo, decir que es un fenómeno puramente entre los procesos históricos que se generan
europeo o que ocurre en todas las culturas,
tendría hoy un imposible sentido. Se trata de
algo nuevo y diferente, específico de este pa- 20 Enrique Dussel (1995).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 795

a partir de América y los cambios de la subje- histórico. Es ese elemento lo que desencadena
tividad o, mejor dicho, de la intersubjetividad el proceso de constitución de una nueva pers-
de todos los pueblos que se van integrando pectiva sobre el tiempo y sobre la historia. La
en el nuevo patrón de poder mundial. Y esos percepción del cambio lleva a la idea del futu-
cambios llevan a la constitución de una nueva ro, puesto que es el único territorio del tiempo
subjetividad, no sólo individual, sino colectiva, donde pueden ocurrir los cambios. El futuro es
de una nueva intersubjetividad. Ese es, por lo un territorio temporal abierto. El tiempo puede
tanto, un fenómeno nuevo que ingresa a la his- ser nuevo, pues no es solamente la extensión
toria con América y en ese sentido hace parte del pasado. Y, de esa manera, la historia puede
de la modernidad. Pero cualesquiera que fue- ser percibida ya no sólo como algo que ocurre,
sen, esos cambios no se constituyen desde la sea como algo natural o producido por decisio-
subjetividad individual, ni colectiva, del mundo nes divinas o misteriosas como el destino, sino
preexistente, vuelta sobre sí misma, o, para re- como algo que puede ser producido por la ac-
petir la vieja imagen, esos cambios no nacen ción de las gentes, por sus cálculos, sus inten-
como Minerva de la cabeza de Zeus, sino que ciones, sus decisiones, por lo tanto como algo
son la expresión subjetiva o intersubjetiva de que puede ser proyectado, y, en consecuencia,
lo que las gentes del mundo están haciendo en tener sentido21.
ese momento. Con América se inicia, pues, un entero uni-
Desde esa perspectiva, es necesario admitir verso de nuevas relaciones materiales e inter-
que América y sus consecuencias inmediatas subjetivas. Es pertinente, por todo eso, admitir
en el mercado mundial y en la formación de un que el concepto de modernidad no se refiere
nuevo patrón de poder mundial, son un cam- solamente a lo que ocurre con la subjetividad,
bio histórico verdaderamente enorme y que no no obstante toda la tremenda importancia de
afecta solamente a Europa sino al conjunto del ese proceso, sea que se trate de la emergencia
mundo. No se trata de cambios dentro del mun- del ego individual, o de un nuevo universo de
do conocido, que no alteran sino algunos de sus relaciones intersubjetivas entre los individuos
rasgos. Se trata del cambio del mundo como
tal. Este es, sin duda, el elemento fundante de
21 Ver: “Modernidad, identidad y utopía en América
la nueva subjetividad: la percepción del cambio Latina” (Quijano: 1988a).
796 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

y entre los pueblos integrados o que se integran rá un papel de primer orden en esa elaboración
en el nuevo sistema-mundo y su específico pa- eurocéntrica de la modernidad. Esto último no
trón de poder mundial. El concepto de moder- es muy difícil de percibir si se tiene en cuen-
nidad da cuenta, igualmente, de los cambios en ta lo que ya ha sido mostrado antes, el modo
la dimensión material de las relaciones socia- como la colonialidad del poder está vinculada
les. Es decir, los cambios ocurren en todos los a la concentración en Europa del capital, del
ámbitos de la existencia social de los pueblos salariado, del mercado del capital, en fin, de la
y, por tanto de sus miembros individuales, lo sociedad y de la cultura asociadas a esas de-
mismo en la dimensión material que en la di- terminaciones. En ese sentido, la modernidad
mensión subjetiva de esas relaciones. Y puesto fue también colonial desde su punto de partida.
que se trata de procesos que se inician con la Pero ayuda también a entender por qué fue en
constitución de América, de un nuevo patrón Europa mucho más directo e inmediato el im-
de poder mundial y de la integración de los pacto del proceso mundial de modernización.
pueblos de todo el mundo en ese proceso, de En efecto, las nuevas prácticas sociales
un entero y complejo sistema-mundo, es tam- implicadas en el patrón de poder mundial,
bién imprescindible admitir que se trata de capitalista, la concentración del capital y del
todo un período histórico. En otros términos, a salariado, el nuevo mercado del capital, todo
partir de América un nuevo espacio / tiempo se ello asociado a la nueva perspectiva sobre el
constituye, material y subjetivamente: eso es lo tiempo y sobre la historia, a la centralidad de
que mienta el concepto de modernidad. la cuestión del cambio histórico en dicha pers-
No obstante, fue decisivo para el proceso pectiva, como experiencia y como idea, requie-
de modernidad que el centro hegemónico de ren, necesariamente, la des-sacralización de
ese mundo estuviera localizado en las zonas las jerarquías y de las autoridades, tanto en la
del centro y norte de Europa Occidental. Eso dimensión material de las relaciones sociales
ayuda a explicar por qué el centro de elabora- como en su intersubjetividad; la des-sacraliza-
ción intelectual de ese proceso se localizará ción, el cambio o el desmantelamiento de las
también allí, y por qué esa versión fue la que correspondientes estructuras e instituciones.
ganó hegemonía mundial. Ayuda igualmente a La individuación de las gentes sólo adquiere
explicar por qué la colonialidad del poder juga- su sentido en ese contexto, la necesidad de
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 797

un foro propio para pensar, para dudar, para En ese sentido, todo concepto de modernidad
decidir; la libertad individual, en suma, contra es necesariamente ambiguo y contradictorio22.
las adscripciones sociales fijadas y en conse- Es allí, precisamente, donde la historia de
cuencia la necesidad de igualdad social entre esos procesos diferencia tan claramente a Eu-
los individuos. ropa Occidental y el resto del mundo, para el
Las determinaciones capitalistas, sin em- caso, América Latina. En Europa Occidental,
bargo, requerían también, y en el mismo mo- la concentración de la relación capital-salario
vimiento histórico, que esos procesos sociales, es el eje principal de las tendencias de las re-
materiales e intersubjetivos, no pudieran tener laciones de clasificación social y de la corres-
lugar sino dentro de relaciones sociales de ex- pondiente estructura de poder. Eso subyace a
plotación y de dominación. En consecuencia, los enfrentamientos con el antiguo orden, con
como un campo de conflictos por la orienta- el Imperio, con el Papado, durante el período
ción, es decir, los fines, los medios y los límites del llamado capital competitivo. Esos enfren-
de esos procesos. Para los controladores del tamientos permiten, a los sectores no domi-
poder, los controles del capital y del mercado nantes del capital y a los explotados, mejores
eran, y son, los que deciden los fines, los me- condiciones de negociar su lugar en el poder y
dios y los límites del proceso. El mercado es el la venta de su fuerza de trabajo. De otro lado,
piso, pero también el límite de la posible igual- abre también condiciones para una seculariza-
dad social entre las gentes. Para los explotados ción específicamente burguesa de la cultura y
del capital y en general para los dominados del de la subjetividad. El liberalismo es una de las
patrón de poder, la modernidad generó un ho- claras expresiones de ese contexto material y
rizonte de liberación de las gentes de toda rela- subjetivo de la sociedad en Europa Occidental.
ción, estructura o institución vinculada a la do- En cambio, en el resto del mundo, en Améri-
minación y a la explotación, pero también las ca Latina en particular, las formas más exten-
condiciones sociales para avanzar en dirección didas de control del trabajo son no-salariales,
a ese horizonte. La modernidad es, pues, tam-
bién una cuestión de conflicto de intereses so-
22 Ver: “Estado-nación, ciudadanía y democracia:
ciales. Uno de ellos es la continuada democra-
cuestiones abiertas” (Quijano, 1998). También “El fan-
tización de la existencia social de las gentes. tasma del desarrollo” (Quijano, 2000a).
798 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

aunque en beneficio global del capital, lo que modo concreto de producir conocimiento se
implica que las relaciones de explotación y de reconocen como eurocentrismo24.
dominación tienen carácter colonial. La Inde- Eurocentrismo es, aquí, el nombre de una
pendencia política, desde comienzos del siglo perspectiva de conocimiento cuya elaboración
XIX, está acompañada en la mayoría de los sistemática comenzó en Europa Occidental an-
nuevos países por el estancamiento y retroceso tes de mediados del siglo XVII, aunque algunas
del capital y fortalece el carácter colonial de la de sus raíces son sin duda más viejas, incluso
dominación social y política bajo Estados for- antiguas, y que en las centurias siguientes se
malmente independientes. El eurocentramien- hizo mundialmente hegemónica recorriendo
to del capitalismo colonial / moderno, fue en el mismo cauce del dominio de la Europa bur-
ese sentido decisivo para el destino diferente guesa. Su constitución ocurrió asociada a la
del proceso de la modernidad entre Europa y específica secularización burguesa del pensa-
el resto del mundo23. miento europeo y a la experiencia y las necesi-
dades del patrón mundial de poder capitalista,
colonial / moderno, eurocentrado, establecido
II. Colonialidad del poder a partir de América.
y eurocentrismo No se trata, en consecuencia, de una catego-
ría que implica a toda la historia cognoscitiva en
La elaboración intelectual del proceso de mo- toda Europa, ni en Europa Occidental en parti-
dernidad produjo una perspectiva de conoci- cular. En otros términos, no se refiere a todos
miento y un modo de producir conocimiento los modos de conocer de todos los europeos y
que dan muy ceñida cuenta del carácter del en todas las épocas, sino a una específica racio-
patrón mundial de poder: colonial / moderno, nalidad o perspectiva de conocimiento que se
capitalista y eurocentrado. Esa perspectiva y hace mundialmente hegemónica colonizando

23 Ver: “Modernidad, identidad y utopía en América 24 La literatura del debate sobre el eurocentrismo cre-
Latina” (Quijano: 1988a); “Colonialité du Pouvoir, Dé- ce rápidamente. Una posición diferente de la que orien-
mocratie et Citoyenneté en Amérique Latine” (Quija- ta este artículo, aunque emparentada, es la de Samir
no, 1994). Amin (1989).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 799

y sobreponiéndose a todas las demás, previas secuencia histórica unilineal; ninguna de ellas
o diferentes, y a sus respectivos saberes con- fue una mera extensión de antiguas formas pre-
cretos, tanto en Europa como en el resto del capitalistas, ni fueron tampoco incompatibles
mundo. En el marco de este trabajo lo que me con el capital.
propongo es discutir algunas de sus cuestiones En América la esclavitud fue deliberada-
más directamente vinculadas a la experiencia mente establecida y organizada como mercan-
histórica de América Latina, pero que, obvia- cía para producir mercancías para el mercado
mente, no se refieren solamente a ella. mundial y, de ese modo, para servir a los propó-
sitos y necesidades del capitalismo. Así mismo,
Capital y capitalismo la servidumbre fue impuesta sobre los indios,
inclusive la redefinición de las instituciones de
Primero que nada, la teoría de una secuencia la reciprocidad, para servir los mismos fines,
histórica unilineal y universalmente válida en- por ejemplo, para producir mercancías para el
tre las formas conocidas de trabajo y de con- mercado mundial. Y en fin, la producción mer-
trol del trabajo, que fueran también conceptua- cantil independiente fue establecida y expandi-
lizadas como relaciones o modos de produc- da para los mismos propósitos.
ción, especialmente entre capital y pre capital, Eso significa que todas esas formas de traba-
precisa ser, en todo caso respecto de América, jo y de control del trabajo en América no sólo
abierta de nuevo como cuestión mayor del de- actuaban simultáneamente, sino que estuvie-
bate científico-social contemporáneo. ron articuladas alrededor del eje del capital y
Desde el punto de vista eurocéntrico, reci- del mercado mundial. Consecuentemente, fue-
procidad, esclavitud, servidumbre y produc- ron parte de un nuevo patrón de organización y
ción mercantil independiente son todas perci- de control del trabajo en todas sus formas his-
bidas como una secuencia histórica previa a la tóricamente conocidas, juntas y alrededor del
mercantilización de la fuerza de trabajo. Son capital. Juntas configuraron un nuevo sistema:
pre capital. Y son consideradas no sólo como el capitalismo.
diferentes sino como radicalmente incompati- El capital, como relación social basada en
bles con el capital. El hecho es, sin embargo, la mercantilización de la fuerza de trabajo, na-
que en América ellas no emergieron en una ció probablemente en algún momento circa
800 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

los siglos XI a XII, en algún lugar en la región predominante de otro modo, a escala mundial
meridional de las penínsulas ibérica y/o itálica y global, y con toda probabilidad no habría po-
y por consecuencia, y por conocidas razones, dido desarrollarse de otro modo.
en el mundo islámico. Es pues bastante más
antiguo que América. Pero antes de la emer- Evolucionismo y dualismo
gencia de América, no está en ningún lugar
estructuralmente articulado a todas las demás Como en el caso de las relaciones entre capi-
formas de organización y control de la fuerza tal y pre capital, una línea similar de ideas fue
de trabajo y del trabajo, ni tampoco era aún elaborada acerca de las relaciones entre Euro-
predominante sobre ninguna de ellas. Sólo con pa y no-Europa. Como ya fue señalado, el mito
América pudo el capital consolidarse y obte- fundacional de la versión eurocéntrica de la
ner predominancia mundial, deviniendo pre- modernidad es la idea del estado de naturaleza
cisamente en el eje alrededor del cual todas como punto de partida del curso civilizatorio
las demás formas fueron articuladas para los cuya culminación es la civilización europea u
fines del mercado mundial. Sólo de ese modo, occidental. De ese mito se origina la específica-
el capital se convirtió en el modo de produc- mente eurocéntrica perspectiva evolucionista,
ción dominante. Así, el capital existió mucho de movimiento y de cambio unilineal y unidi-
tiempo antes que América. Sin embargo, el ca- reccional de la historia humana. Dicho mito
pitalismo como sistema de relaciones de pro- fue asociado con la clasificación racial de la
ducción, esto es, el heterogéneo engranaje de población del mundo. Esa asociación produjo
todas las formas de control del trabajo y de sus una visión en la cual se amalgaman, paradóji-
productos bajo el dominio del capital, en que camente, evolucionismo y dualismo. Esa visión
de allí en adelante consistió la economía mun- sólo adquiere sentido como expresión del exa-
dial y su mercado, se constituyó en la historia cerbado etnocentrismo de la recién constituida
sólo con la emergencia de América. A partir de Europa, por su lugar central y dominante en el
ese momento, el capital siempre ha existido y capitalismo mundial colonial / moderno, de la
continúa existiendo hoy en día sólo como el vigencia nueva de las ideas mitificadas de hu-
eje central del capitalismo, no de manera se- manidad y de progreso, entrañables productos
parada, mucho menos aislada. Nunca ha sido de la Ilustración, y en la vigencia de la idea de
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 801

raza como criterio básico de clasificación so- de la producción cultural de la humanidad.


cial universal de la población del mundo. En adelante no eran sino razas inferiores,
La historia es, sin embargo, muy distinta. capaces sólo de producir culturas inferiores.
Por un lado, en el momento en que los ibéri- Implicaba también su reubicación en el nue-
cos conquistaron, nombraron y colonizaron vo tiempo histórico, constituido con América
América (cuya región norte o Norte América, primero y con Europa después: en adelante
colonizarán los británicos un siglo más tarde), eran el pasado. En otros términos, el patrón
hallaron un gran número de diferentes pueblos, de poder fundado en la colonialidad impli-
cada uno con su propia historia, lenguaje, des- caba también un patrón cognitivo, una nue-
cubrimientos y productos culturales, memoria va perspectiva de conocimiento dentro de
e identidad. Son conocidos los nombres de los la cual lo no-europeo era el pasado y de ese
más desarrollados y sofisticados de ellos: azte- modo inferior, siempre primitivo.
cas, mayas, chimús, aymaras, incas, chibchas, Por otro lado, la primera identidad geocul-
etc. Trescientos años más tarde todos ellos tural moderna y mundial fue América. Eu-
quedaban reunidos en una sola identidad: in- ropa fue la segunda y fue constituida como
dios. Esta nueva identidad era racial, colonial consecuencia de América, no a la inversa. La
y negativa. Así también sucedió con las gentes constitución de Europa como nueva entidad /
traídas forzadamente desde la futura África identidad histórica se hizo posible, en primer
como esclavas: ashantis, yorubas, zulús, con- lugar, con el trabajo gratuito de los indios, ne-
gos, bacongos, etc. En el lapso de 300 años, to- gros y mestizos de América, con su avanzada
dos ellos no eran ya sino negros. tecnología en la minería y en la agricultura, y
Ese resultado de la historia del poder co- con sus respectivos productos, el oro, la pla-
lonial tuvo dos implicaciones decisivas. La ta, la papa, el tomate, el tabaco, etcétera, et-
primera es obvia: todos aquellos pueblos fue- cétera25. Porque fue sobre esa base que se
ron despojados de sus propias y singulares configuró una región como sede del control
identidades históricas. La segunda es, quizás, de las rutas atlánticas, a su vez convertidas,
menos obvia, pero no es menos decisiva: su
nueva identidad racial, colonial y negativa,
implicaba el despojo de su lugar en la historia 25 Véase sobre este punto: Viola y Margolis (1991).
802 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

precisamente sobre esa misma base, en las su codificación con la idea de raza; y c) la dis-
decisivas del mercado mundial. Esa región torsionada reubicación temporal de todas esas
no tardó en emerger como Europa. América diferencias, de modo que todo lo no-europeo es
y Europa se produjeron históricamente, así, percibido como pasado. Todas estas operacio-
mutuamente, como las dos primeras nuevas nes intelectuales son claramente interdepen-
identidades geoculturales del mundo moderno. dientes. Y no habrían podido ser cultivadas y
Sin embargo, los europeos se persuadieron a desarrolladas sin la colonialidad del poder.
sí mismos, desde mediados del siglo XVII, pero
sobre todo durante el siglo XVIII, no sólo de Homogeneidad / continuidad
que de algún modo se habían autoproducido a y heterogeneidad / discontinuidad
sí mismos como civilización, al margen de la
historia iniciada con América, culminando una Como es observable ahora, la perspectiva
línea independiente que empezaba con Grecia eurocéntrica de conocimiento, debido a su
como única fuente original. También concluye- radical crisis, es hoy un campo pletórico de
ron que eran naturalmente (por ejemplo, racial- cuestiones. Aquí es pertinente aún dejar plan-
mente) superiores a todos los demás, puesto teadas dos de ellas. Primero, una idea del cam-
que habían conquistado a todos y les habían bio histórico como un proceso o un momento
impuesto su dominio. en el cual una entidad o unidad se transforma
La confrontación entre la experiencia histó- de manera continua, homogénea y completa
rica y la perspectiva eurocéntrica de conoci- en otra cosa y abandona de manera absoluta
miento permite señalar algunos de los elemen- la escena histórica. Esto le permite a otra en-
tos más importantes del eurocentrismo: a) una tidad equivalente ocupar el lugar, y todo esto
articulación peculiar entre un dualismo (pre continúa en una cadena secuencial. De otro
capital-capital, no europeo-europeo, primitivo- modo no tendría sentido, ni lugar, la idea de
civilizado, tradicional-moderno, etc.) y un evo- la historia como una evolución unidireccional
lucionismo lineal, unidireccional, desde algún y unilineal. Segundo, de allí se desprende que
estado de naturaleza a la sociedad moderna cada unidad diferenciada, por ejemplo una
europea; b) la naturalización de las diferencias “economía / sociedad” o un “modo de produc-
culturales entre grupos humanos por medio de ción” en el caso del control del trabajo (capital
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 803

o esclavitud) o una “raza / civilización” en el capital monopólico, capital transnacional o


caso de grupos humanos, es una entidad / iden- global, o pre fordista, fordista, de mano de obra
tidad homogénea. Más aún, que son, cada una, intensiva, de capital intensivo, de información
estructuras de elementos homogéneos relacio- intensiva, etc., etc.) están simultáneamente en
nados de manera continua y sistémica (lo que actividad y trabajan juntos en una compleja
es distinto de sistemática). malla de transferencia de valor y de plusvalor.
La experiencia histórica demuestra sin em- Esto es igualmente cierto respecto de las razas,
bargo que el capitalismo mundial está lejos de ya que tantos pueblos diversos y heterogéneos,
ser una totalidad homogénea y continua. Al con heterogéneas historias y tendencias histó-
contrario, como lo demuestra América, el pa- ricas de movimiento y de cambio fueron reuni-
trón de poder mundial que se conoce como ca- dos bajo un solo membrete racial, por ejemplo
pitalismo es, en lo fundamental, una estructura indio o negro.
de elementos heterogéneos, tanto en términos Esta heterogeneidad no es simplemente es-
de las formas de control del trabajo-recursos- tructural, basada en las relaciones entre ele-
productos (o relaciones de producción) o en mentos coetáneos. Ya que historias diversas y
términos de los pueblos e historias articulados heterogéneas de este tipo fueron articuladas
en él. En consecuencia, tales elementos se re- en una sola estructura de poder, es pertinente
lacionan entre sí y con el conjunto de manera admitir el carácter histórico-estructural de esa
también heterogénea y discontinua, incluso heterogeneidad.
conflictiva. Y son ellos mismos, cada uno, con- Consecuentemente, el proceso de cambio
figurados del mismo modo. de dicha totalidad capitalista no puede, de
Así, cada una de esas relaciones de produc- ningún modo, ser una transformación homo-
ción es en sí misma una estructura heterogénea. génea y continua del sistema entero, ni tampo-
Especialmente el capital, desde que todos los co de cada uno de sus componentes mayores.
estadios y formas históricas de producción de Tampoco podría dicha totalidad desvanecerse
valor y de apropiación de plusvalor (por ejem- completa y homogéneamente de la escena his-
plo: acumulación primitiva, plusvalía absoluta tórica y ser reemplazada por otra equivalente.
y relativa, extensiva o intensiva; o en otra no- El cambio histórico no puede ser unilineal,
menclatura: manufactura, capital competitivo, unidireccional, secuencial o total. El sistema,
804 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

o el específico patrón de articulación estruc- manidad, común a todas las “culturas” o “civi-
tural, podría ser desmantelado. Pero aún así lizaciones” históricamente conocidas. Pero es
cada uno o algunos de sus elementos puede también común a todas –hasta la aparición del
y habrá de rearticularse en algún otro patrón eurocentrismo– la permanente co-presencia de
estructural, como ocurrió, obviamente, con los los dos elementos como dos dimensiones no
componentes del patrón de poder pre colonial separables del ser humano, en cualquier aspec-
en, digamos, el Tawantinsuyu26. to, instancia o comportamiento.
El proceso de separación de estos elemen-
El nuevo dualismo tos del ser humano es parte de una larga histo-
ria del mundo cristiano sobre la base de la idea
Finalmente, por el momento y para nuestros de la primacía del “alma” sobre el “cuerpo”.
propósitos aquí, es pertinente abrir la cuestión Pero esta historia muestra también una larga e
de las relaciones entre el cuerpo y el no-cuerpo irresuelta ambivalencia de la teología cristiana
en la perspectiva eurocéntrica, tanto por su sobre este punto en particular. Ciertamente, es
gravitación en el modo eurocéntrico de produ- el “alma” el objeto privilegiado de salvación.
cir conocimiento, como debido a que en nues- Pero al final, es el “cuerpo” el resurrecto, como
tra experiencia tiene una estrecha relación con culminación de la salvación.
las de raza y género. Ciertamente, también, fue durante la cultu-
La idea de la diferenciación entre el “cuer- ra represiva del cristianismo, como resultado
po” y el “no-cuerpo” en la experiencia humana de los conflictos con musulmanes y judíos,
es virtualmente universal a la historia de la hu- sobre todo entre los siglos XV y XVI en ple-
na Inquisición, que la primacía del “alma” fue
enfatizada, quizás exasperada. Y porque el
26 Sobre el origen de la categoría de heterogeneidad “cuerpo” fue el objeto básico de la represión,
histórico-estructural véase: “Notas sobre el concepto el “alma” pudo aparecer casi separada de las
de marginalidad social” (Quijano, 1966); incorporado relaciones intersubjetivas al interior del mun-
después al volumen Imperialismo y marginalidad en do cristiano. Pero esto no fue teorizado, es
América Latina (Quijano, 1977). Puede verse, también:
decir, sistemáticamente discutido y elabora-
“La nueva heterogeneidad estructural de América Lati-
na” (Quijano, 1988). do, hasta Descartes, culminando el proceso
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 805

de la secularización burguesa del pensamien- ese punto de vista el ser humano es, por exce-
to cristiano27. lencia, un ser dotado de “razón”, y ese don se
Con Descartes28 lo que sucede es la mutación concibe como localizado exclusivamente en el
del antiguo abordaje dualista sobre el “cuerpo” alma. Así el “cuerpo”, por definición incapaz
y el “no-cuerpo”. Lo que era una co-presencia de razonar, no tiene nada que ver con la “ra-
permanente de ambos elementos en cada eta- zón / sujeto”. Producida esa separación radical
pa del ser humano, en Descartes se convierte entre “razón / sujeto” y “cuerpo”, las relacio-
en una radical separación entre “razón / suje- nes entre ambos deben ser vistas únicamente
to” y “cuerpo”. La razón no es solamente una como relaciones entre la “razón / sujeto” hu-
secularización de la idea de “alma” en el senti- mana y el “cuerpo / naturaleza” humana, o en-
do teológico, sino que es una mutación en una tre “espíritu” y “naturaleza”. De este modo, en
nueva id-entidad, la “razón / sujeto”, la única la racionalidad eurocéntrica el “cuerpo” fue fi-
entidad capaz de conocimiento “racional”, res- jado como “objeto” de conocimiento, fuera del
pecto del cual el “cuerpo” es y no puede ser entorno del “sujeto / razón”.
otra cosa que “objeto” de conocimiento. Desde Sin esa “objetivización” del “cuerpo” como
“naturaleza”, de su expulsión del ámbito del
“espíritu”, difícilmente hubiera sido posible
27 Siempre me he preguntado por el origen de una intentar la teorización “científica” del pro-
de las más caras propuestas del Liberalismo: las ideas blema de la raza, como fue el caso del Con-
deben ser respetadas. El cuerpo, en cambio, puede ser de de Gobineau durante el siglo XIX29. Desde
torturado, triturado y muerto. Los latinoamericanos
esa perspectiva eurocéntrica, ciertas razas
solemos citar con admiración la desafiante frase de un
mártir de las luchas anticoloniales, en el momento mis- son condenadas como “inferiores” por no ser
mo de ser degollado: “¡Bárbaros, las ideas no se degüe- sujetos “racionales”. Son objetos de estudio,
llan!”. Sugiero ahora que su origen debe buscarse en ese “cuerpo” en consecuencia, más próximos a la
nuevo dualismo cartesiano, que convirtió al “cuerpo” “naturaleza”. En un sentido, esto los convier-
en mera “naturaleza”.
te en dominables y explotables. De acuerdo
28 Cf. Discours de la méthode (varias ediciones). Tam-
bién “Méditations” y “Description du corps humain”
(1967). Paul Bousquié (1994) acierta en este punto: el 29 Essais sur l’inégalité des races humaines (París:
cartesianismo es un nuevo dualismo radical. s/d, 1853-1857).
806 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

al mito del estado de naturaleza y de la ca- de la naturaleza. Es probable, aunque la cues-


dena del proceso civilizatorio que culmina en tión queda por indagar, que la idea de género
la civilización europea, algunas razas –negros se haya elaborado después del nuevo y radical
(o africanos), indios, oliváceos, amarillos dualismo como parte de la perspectiva cogniti-
(o asiáticos) y en esa secuencia– están más va eurocentrista.
próximas a la “naturaleza” que los blancos30. Durante el siglo XVIII, ese nuevo dualismo
Sólo desde esa peculiar perspectiva fue po- radical fue amalgamado con las ideas mitifica-
sible que los pueblos no-europeos fueran das de “progreso” y de un estado de naturaleza
considerados, virtualmente hasta la Segunda en la trayectoria humana, los mitos fundacio-
Guerra Mundial, ante todo como objeto de nales de la versión eurocentrista de la moder-
conocimiento y de dominación / explotación nidad. Esto dio pie a la peculiar perspectiva
por los europeos. histórica dualista / evolucionista. Así todos los
Ese nuevo y radical dualismo no afectó so- no-europeos pudieron ser considerados, de un
lamente a las relaciones raciales de domina- lado, como pre europeos y al mismo tiempo
ción, sino también a las más antiguas, las re- dispuestos en cierta cadena histórica y con-
laciones sexuales de dominación. En adelante, tinua desde lo primitivo a lo civilizado, de lo
el lugar de las mujeres, muy en especial el de irracional a lo racional, de lo tradicional a lo
las mujeres de las razas inferiores, quedó es- moderno, de lo mágico-mítico a lo científico.
tereotipado junto con el resto de los cuerpos, En otras palabras, desde lo no-europeo / pre
y tanto más inferiores fueran sus razas, tanto europeo a algo que en el tiempo se europeizará
más cerca de la naturaleza o directamente, o “modernizará”.
como en el caso de las esclavas negras, dentro Sin considerar la experiencia entera del co-
lonialismo y de la colonialidad esa marca inte-
lectual sería difícilmente explicable, así como
30 Acerca de esos procesos en la subjetividad euro- la duradera hegemonía mundial del eurocen-
centrada, dice mucho el que la única categoría alterna trismo. Las solas necesidades del capital como
a Occidente era, y aún lo es, Oriente, mientras que los tal, no agotan, no podrían agotar, la explicación
negros (África) o los indios (América antes de los Esta-
del carácter y de la trayectoria de esa perspec-
dos Unidos) no tenían el honor de ser el Otro de Europa
u Occidente. tiva de conocimiento.
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 807

III. Eurocentrismo y experiencia historia de la llamada cuestión nacional. Dicho


histórica en América Latina de otro modo, del problema del moderno Esta-
do-nación en América Latina.
Aplicada de manera específica a la experiencia Naciones y Estados son un viejo fenómeno.
histórica latinoamericana, la perspectiva euro- Sin embargo, aquello que llamamos el moderno
céntrica de conocimiento opera como un espejo Estado-nación es una experiencia muy especí-
que distorsiona lo que refleja. Es decir, la ima- fica. Se trata de una sociedad nacionalizada
gen que encontramos en ese espejo no es del y por eso políticamente organizada como un
todo quimérica, ya que poseemos tantos y tan Estado-nación. Implica a las instituciones mo-
importantes rasgos históricos europeos en tan- dernas de ciudadanía y democracia política. Es
tos aspectos, materiales e intersubjetivos. Pero, decir, implica una cierta democracia, dado que
al mismo tiempo, somos tan profundamente cada proceso conocido de nacionalización so-
distintos. De ahí que cuando miramos a nuestro cietal en los tiempos modernos ha ocurrido so-
espejo eurocéntrico, la imagen que vemos sea lamente a través de una relativa (o sea, dentro
necesariamente parcial y distorsionada. de los límites del capitalismo) pero importante
Aquí la tragedia es que todos hemos sido con- y real democratización del control del trabajo,
ducidos, sabiéndolo o no, queriéndolo o no, a ver de los recursos productivos y del control de la
y aceptar aquella imagen como nuestra y como generación y gestión de las instituciones políti-
perteneciente a nosotros solamente. De esa ma- cas. De este modo, la ciudadanía puede llegar a
nera seguimos siendo lo que no somos. Y como servir como igualdad legal, civil y política para
resultado no podemos nunca identificar nuestros gentes socialmente desiguales31.
verdaderos problemas, mucho menos resolverlos, Un Estado-nación es una suerte de socie-
a no ser de una manera parcial y distorsionada. dad individualizada entre las demás. Por eso,
entre sus miembros puede ser sentida como
El eurocentrismo y la “cuestión identidad. Sin embargo, toda sociedad es una
nacional”: el Estado-nación estructura de poder. Es el poder aquello que

Uno de los ejemplos más claros de esta trage- 31 Sobre este punto véase mi “Estado-nación, ciudada-
dia de equivocaciones en América Latina es la nía y democracia: cuestiones abiertas” (Quijano, 1998).
808 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

articula formas de existencia social dispersas homogeneización de la gente en un Estado-


y diversas en una totalidad única, una socie- nación moderno. Toda homogeneización de
dad. Toda estructura de poder es siempre, la población de un Estado-nación moderno,
parcial o totalmente, la imposición de algu- es desde luego parcial y temporal y consiste
nos, a menudo cierto grupo, sobre los demás. en la común participación democrática en
Consecuentemente, todo Estado-nación po- el control de la generación y de la gestión
sible es una estructura de poder, del mismo de las instituciones de autoridad pública y
modo en que es producto del poder. En otros de sus específicos mecanismos de violen-
términos, del modo en que han quedado con- cia. Esto es, se ejerce, en lo fundamental, en
figuradas las disputas por el control del tra- todo el ámbito de la existencia social vincu-
bajo, sus recursos y productos; del sexo, sus lado al Estado y que por ello se asume como
recursos y productos; de la autoridad y de su lo explícitamente político. Pero dicho ámbi-
específica violencia; de la intersubjetividad y to no podría ser democrático, esto es, impli-
del conocimiento. car ciudadanía como igualdad jurídica y civil
No obstante, si un Estado-nación moder- de gentes desigualmente ubicadas en las re-
no puede expresarse en sus miembros como laciones de poder, si las relaciones sociales
una identidad, no es solamente debido a que en todos los otros ámbitos de la existencia
puede ser imaginado como una comunidad32. social fueran radicalmente no democráticas
Los miembros precisan tener en común algo o antidemocráticas33.
real, no sólo imaginado, algo que compartir. Puesto que todo Estado-nación es una es-
Y eso, en todos los reales Estados-nación tructura de poder, eso implica que se trata de
modernos, es una participación más o menos un poder que se configura en ese sentido. El
democrática en la distribución del control
del poder. Esta es la manera específica de
33 Una discusión más amplia sobre los límites y las
condiciones de la democracia en una estructura de
32 Como sugiere Benedict Anderson (1991) en Imagi- poder capitalista, en mi “El fantasma del desarrollo en
ned Communities. Una discusión más extensa sobre América Latina” (Quijano, 2000a) y en “Estado-nación,
este punto en mi “Estado-nación, ciudadanía y demo- ciudadanía y democracia: cuestiones abiertas” (Quija-
cracia: cuestiones abiertas” (Quijano, 1998). no, 1998).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 809

proceso empieza siempre con un poder políti- esa peculiar institución llamada “certificado de
co central sobre un territorio y su población, limpieza de sangre”34.
porque cualquier proceso de nacionalización Por otro lado, el proceso de centralización
posible sólo puede ocurrir en un espacio dado, estatal que antecedió en Europa Occidental
a lo largo de un prolongado período de tiempo. a la formación de Estados-nación, fue parale-
Dicho espacio precisa ser más o menos esta- lo a la imposición de la dominación colonial
ble por un largo período. En consecuencia, se que comenzó con América. Es decir, simultá-
precisa de un poder político estable y centrali- neamente con la formación de los imperios
zado. Este espacio es, en ese sentido, necesa- coloniales de esos primeros Estados centrales
riamente un espacio de dominación disputado europeos. El proceso tiene, pues, un doble mo-
y ganado frente a otros rivales. vimiento histórico. Comenzó como una coloni-
En Europa, el proceso que llevó a la for- zación interna de pueblos con identidades di-
mación de estructuras de poder configuradas ferentes, pero que habitaban los mismos terri-
como Estados-nación, empezó con la emer- torios convertidos en espacios de dominación
gencia de algunos pocos núcleos políticos que interna, es decir, en los mismos territorios de
conquistaron su espacio de dominación y se los futuros Estados-nación. Y siguió paralela-
impusieron sobre los diversos y heterogéneos mente a la colonización imperial o externa de
pueblos e identidades que lo habitaban. De este pueblos que no sólo tenían identidades dife-
modo el Estado-nación empezó como un pro- rentes a las de los colonizadores, sino que ha-
ceso de colonización de algunos pueblos sobre bitaban territorios que no eran considerados
otros que, en ese sentido, eran pueblos extran- como los espacios de dominación interna de
jeros. En algunos casos particulares, como en los colonizadores, es decir no eran los mismos
la España que se constituía sobre la base de territorios de los futuros Estados-nación de
América y sus ingentes y gratuitos recursos, el los colonizadores.
proceso incluyó la expulsión de algunos gru-
pos, como los musulmanes y judíos, conside-
rados como extranjeros indeseables. Esta fue 34 Probablemente el antecedente más cercano de la
idea de raza producida por los castellanos en América.
la primera experiencia de limpieza étnica en el
Véase mi “’Raza’, ‘etnia’ y ‘nación’ en Mariátegui: cues-
período moderno, seguida por la imposición de tiones abiertas” (Quijano, 1992a).
810 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Si indagamos desde nuestra actual perspec- su poder señorial en Europa, en lugar de una
tiva histórica aquello que sucedió con los pri- hegemonía sobre el mercado mundial y el capi-
meros Estados centrales europeos, sus espa- tal comercial y financiero, como hicieran luego
cios de dominación (poblaciones y territorios) Inglaterra o Francia. Todas las luchas por for-
y sus respectivos procesos de nacionalización, zar a los controladores del poder a admitir o ne-
se observa que las diferencias son muy visibles. gociar alguna democratización de la sociedad y
La existencia de un fuerte Estado central no es del Estado fueron derrotadas, notablemente la
suficiente para producir un proceso de relativa Revolución liberal de 1810-12. De este modo, el
homogeneización de una población previamen- colonialismo interno y los patrones señoriales
te diversa y heterogénea, para producir, así, de poder político y social, combinados, demos-
una identidad común y una fuerte y duradera traron ser fatales para la nacionalización de la
lealtad a dicha identidad. Entre esos casos, sociedad y el Estado españoles, en la medida
Francia es probablemente la más lograda expe- en que ese tipo de poder no sólo probó ser inca-
riencia, así como España es la menos exitosa. paz de sostener cualquier ventaja proveniente
¿Por qué Francia sí y España no? España era de ese rico y vasto colonialismo imperial o ex-
en sus inicios mucho más rica y poderosa que terno: probó igualmente que era muy poderosa
sus pares. Sin embargo, luego de la expulsión valla a todo proceso democratizador de las re-
de los musulmanes y judíos dejó de ser pro- laciones sociales y políticas, y no sólo dentro
ductiva y próspera para convertirse en correa del espacio propio de dominación.
de trasmisión de los recursos de América a los Por el contrario, en Francia, a través de la
centros emergentes del capital financiero mer- democratización radical de las relaciones so-
cantil. Al mismo tiempo, luego del violento y ciales y políticas con la Revolución francesa, el
exitoso ataque en contra de la autonomía de las previo colonialismo interno evolucionó hacia
comunidades campesinas y de las ciudades y una “francesización” efectivo, aunque no total,
burgos, quedó atrapada en una estructura se- de los pueblos que habitaban el territorio de
ñorial de poder, y bajo la autoridad de una mo- Francia, originalmente tan diversos e históri-
narquía y de una iglesia represivas y corruptas. co-estructuralmente heterogéneos como en el
La monarquía de España se dedicó, además, a espacio de dominación que se llamaría España.
una política bélica en busca de la expansión de Los vascos franceses, por ejemplo son, en pri-
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 811

mer lugar, franceses, como los occitanos o los inter-naciones, inclusive se formaron alianzas
navarros. No así en España. militares en las guerras entre colonialistas in-
En cada uno de los casos de exitosa nacio- gleses y franceses, sobre todo. Los indios no
nalización de sociedades y Estados en Euro- eran parte de la población incorporada al espa-
pa, la experiencia es la misma: un importante cio de dominación colonial britano-americana.
proceso de democratización de la sociedad es Por eso mismo, cuando se inicia la historia del
la condición básica para la nacionalización de nuevo Estado-nación llamado Estados Unidos
esa sociedad y de su organización política en de América del Norte, los indios fueron exclui-
un Estado-nación moderno. No hay, en verdad, dos de esa nueva sociedad. Fueron considera-
excepción conocida a esa trayectoria histórica dos extranjeros. Pero, más adelante, sus tierras
del proceso que conduce a la formación del fueron conquistadas y ellos casi exterminados.
Estado-nación. Sólo entonces los sobrevivientes fueron ence-
rrados en la sociedad norteamericana como
El Estado-nación en América: raza colonizada. En el comienzo, pues, relacio-
Estados Unidos nes colonial / raciales existieron solamente en-
tre blancos y negros. Este último grupo era fun-
Si examinamos la experiencia de América, damental para la economía de la sociedad co-
sea en sus áreas hispánica o británica, pode- lonial, como durante un primer largo momento
mos reconocer diferencias y factores básicos para la economía de la nueva nación. Sin em-
equivalentes. En el área britano-americana, la bargo, demográficamente los negros eran una
ocupación del territorio fue desde el comien- relativamente reducida minoría, mientras que
zo violenta. Pero antes de la Independencia, los blancos componían la gran mayoría.
conocida en Estados Unidos como la Revolu- Al fundarse Estados Unidos como país inde-
ción americana, el territorio ocupado era muy pendiente, el proceso de constitución del nue-
pequeño. Por eso los indios no fueron habitan- vo patrón de poder llevó desde el comienzo a
tes del territorio ocupado, no estaban coloniza- la configuración de un Estado-nación. En pri-
dos. Por eso, los diversos pueblos indios fue- mer término, a pesar de la relación colonial de
ron formalmente reconocidos como naciones dominación entre blancos y negros y del exter-
y con ellos se practicó relaciones comerciales minio colonialista de la población india, dada
812 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

la condición abrumadoramente mayoritaria Hacia mediados del siglo XIX, Tocqueville35


de los blancos, es inevitable admitir que dicho observó que en Estados Unidos de América,
nuevo Estado-nación era genuinamente repre- gente de orígenes tan diversos cultural, étnica
sentativo de la mayoría de la población. Esa e incluso nacionalmente eran incorporados to-
blanquitud social de la sociedad norteamerica- dos en algo parecido a una máquina de re-iden-
na fue incluso más lejos con la inmigración de tificación nacional: rápidamente se convertían
millones de europeos durante el siglo XIX. En en ciudadanos estadounidenses y adquirían una
segundo término, la conquista de los territorios nueva identidad nacional, incluso preservando
indios resultó en la abundancia de la oferta de por algún tiempo sus identidades originales. To-
un recurso básico de producción, la tierra. Este cqueville encontró que el mecanismo básico de
pudo ser, por consecuencia, apropiado y distri- ese proceso de nacionalización era la apertura
buido de manera no únicamente concentrada de la participación democrática en la vida polí-
bajo el control de muy pocas gentes, sino por tica para todos los recién llegados. Todos ellos
el contrario pudo ser, al mismo tiempo, parcial- eran atraídos hacia una intensa participación
mente concentrado en grandes latifundios y política y con la libertad de decisión de parti-
también apropiado o distribuido en una vasta cipar o no. Pero vio también que dos grupos
proporción de mediana y pequeña propiedad. específicos no estaban autorizados a participar
Equivalente, pues, a una distribución democrá- en la vida política. Estos eran, evidentemente,
tica del recurso. Eso fundó para los blancos negros e indios. Esa discriminación era, pues,
una participación notablemente democrática el límite de ese impresionante y masivo proceso
en el control de la generación y la gestión de de formación del Estado-nación moderno en la
la autoridad pública. La colonialidad del nuevo joven república de Estados Unidos de América.
patrón de poder no fue anulada, sin embargo, Tocqueville no dejó de advertir que a menos
ya que negros e indios no podían tener lugar, en que esa discriminación social y política fuera
absoluto, en el control de los recursos de pro- eliminada, el proceso de construcción nacional
ducción, ni de las instituciones y mecanismos se vería limitado. Un siglo más tarde, otro eu-
de la autoridad pública.
35 Democracy in America (ediciones varias, 1835:
Vol. 1, Caps., XVI y XVII).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 813

ropeo, Gunnar Myrdall36, observó esas mismas América Latina: Cono Sur
limitaciones en el proceso nacional de Estados y mayoría blanca
Unidos. Vio también que debido a que los nue-
vos inmigrantes eran no-blancos (provenían de A primera vista, la situación en los países del
América Latina y de Asia, en su mayoría), las llamado Cono Sur de América Latina (Argen-
relaciones coloniales de los blancos con esos tina, Chile y Uruguay) fue similar a la ocurrida
otros pueblos podrían ser un serio riesgo para en Estados Unidos. Los indios, en su mayoría,
la reproducción de esa nación. Sin duda esos tampoco fueron integrados a la sociedad colo-
riesgos van en aumento hoy en día, a medida en nial, en la medida en que eran pueblos de más
que el viejo mito del melting pot ha sido aban- o menos la misma estructura que aquellos de
donado forzosamente y el racismo tiende a ser Norteamérica, sin disponibilidad para conver-
de nuevo agudo y violento. tirse en trabajadores explotados, no condena-
En suma, la colonialidad de las relaciones bles a trabajar forzosamente y de manera dis-
de dominación / explotación / conflicto entre ciplinada para los colonos. En esos tres países,
blancos y no-blancos, no obstante su intensa también la población negra fue una minoría
vigencia, dada la condición vastamente mayo- durante el período colonial, en comparación
ritaria de los primeros no fue tan fuerte como con otras regiones dominadas por españoles o
para impedir la relativa, pero real e importan- portugueses. Y los dominantes de los nuevos
te, democratización del control de recursos países del Cono Sur consideraron, como en el
de producción y del Estado, entre blancos, es caso de los Estados Unidos, necesaria la con-
verdad, pero con el vigor necesario para que quista del territorio que los indios poblaban y
pudiera ser reclamada más tarde también por el exterminio de éstos como forma expeditiva
los no-blancos. El poder pudo ser configurado de homogenizar la población nacional y de ese
en la trayectoria y la orientación de un Estado- modo facilitar el proceso de constitución de
nación. Es a eso que se refiere, sin duda, la idea un Estado-nación moderno, a la europea. En
de la Revolución americana. Argentina y Uruguay eso fue hecho en el siglo
XIX. Y en Chile durante las tres primeras dé-
cadas del siglo XX. Estos países atrajeron tam-
36 American Dilemma (Myrdall, 1944). bién millones de inmigrantes europeos, con-
814 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

solidando en apariencia la blanquitud de las y por eso su reconocimiento como sede de un


sociedades de Argentina, Chile y Uruguay. En Virreinato fue tardío (segunda mitad del siglo
un sentido, esto también consolidó en aparien- XVIII). Su emergencia como una de las áreas
cia el proceso de homogeneización en dichos prósperas del mercado mundial fue rápida
países. desde el último cuarto del siglo XVIII, lo que
Un elemento crucial introdujo, sin embargo, impulsó en el siglo siguiente una masiva mi-
una diferencia básica en esos países en com- gración desde Europa del Sur, del Centro y del
paración con el caso norteamericano, muy en Este. Pero esa vasta población migratoria no
especial en Argentina. Mientras en Estados encontró una sociedad con estructura, historia
Unidos la distribución de la tierra se produjo e identidad suficientemente densas y estables,
de una manera menos concentrada durante un para incorporarse a ella e identificarse con ella,
importante período, en Argentina la apropia- como ocurrió en el caso de Estados Unidos y,
ción de la tierra ocurrió de una manera com- sin duda, en Chile y Uruguay. A fines del XIX
pletamente distinta. La extrema concentración la población de Buenos Aires estaba formada
de la tenencia de la tierra, en particular de las en más de un 80% por migrantes de origen eu-
tierras conquistadas a los indios, hizo imposi- ropeo. Tardaron, por eso probablemente, en
ble cualquier tipo de relaciones sociales demo- considerarse con identidad nacional y cultural
cráticas entre los propios blancos y, en conse- propias diferentes de la europea, mientras re-
cuencia, de toda relación política democrática. chazaban explícitamente la identidad asociada
Sobre esa base, en lugar de una sociedad de- a la herencia histórica latinoamericana y, en
mocrática, capaz de representarse y organizar- particular, cualquier parentesco con la pobla-
se políticamente en un Estado democrático, lo ción india37.
que se constituyó fue una sociedad y un Estado
oligárquicos, sólo parcialmente desmantelados
desde la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, 37 Todavía en los años veinte en pleno siglo XX, H.
esas determinaciones se asociaron al hecho de Murena, un miembro importante de la inteligencia ar-
que la sociedad colonial en ese territorio, so- gentina, no dudaba en proclamar: “somos europeos exi-
lados en estas salvajes pampas”. Ver Nosotros mañana
bre todo en la costa atlántica que devino he-
(Imaz, 1964). Y tan tarde como en los años sesenta, en
gemónica sobre el resto, fue poco desarrollada las luchas sociales, culturales y políticas de Argentina,
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 815

La concentración de la tierra fue igualmente parte importante de la burguesía señorial. Fue-


fuerte en Chile y algo menor en Uruguay. De ron esas condiciones las que hicieron posible
todos modos, a diferencia de Argentina, los que los trabajadores y las capas medias pudie-
migrantes europeos encontraron en esos paí- ran negociar con algún éxito, desde 1930-35, las
ses una sociedad, un Estado, una identidad, condiciones de la dominación / explotación /
ya suficientemente densos y constituidos, a conflicto. Esto es, de la democracia en las con-
los cuales incorporarse y con los cuales iden- diciones del capitalismo. De ese modo, pudo
tificarse más pronto y más completamente que ser establecido un poder configurado como Es-
en el otro caso. En el caso de Chile, por otra tado-nación de blancos, por supuesto. Los in-
parte, la expansión territorial a costa de Boli- dios, exigua minoría de sobrevivientes habitan-
via y de Perú, permitió a la burguesía chilena el do las tierras más pobres e inhóspitas del país,
control de recursos cuya importancia ha mar- fueron excluidos de ese Estado-nación. Hasta
cado desde entonces la historia del país: salitre hace poco eran sociológicamente invisibles.
primero, y cobre poco después. En las pampas Ahora no lo son tanto, comienzan a movilizarse
salitreras se formó el primer gran contingente en defensa de esas mismas tierras que también
de asalariados obreros de América Latina, des- arriesgan perder frente al capital global.
de mediados del siglo XIX, y más tarde fue en el El proceso de homogeneización de los
cobre que se formó la columna vertebral de las miembros de la sociedad imaginada desde una
organizaciones sociales y políticas de los obre- perspectiva eurocéntrica, como característica
ros chilenos de la vieja república. Los benefi- y condición de los Estados-nación modernos,
cios, distribuidos entre la burguesía británica y fue llevado a cabo en los países del Cono Sur
la chilena, permitieron el impulso de la agricul- latinoamericano no por medio de la descoloni-
tura comercial y de la economía comercial ur- zación de las relaciones sociales y políticas en-
bana. Se formaron nuevas capas de asalariados tre los diversos componentes de la población,
urbanos y nuevas capas medias relativamente sino por la eliminación masiva de unos de ellos
amplias, junto con la modernización de una (indios, negros y mestizos). Es decir, no por
medio de la democratización fundamental de
las relaciones sociales y políticas, sino por la
“cabecita negra” era el despectivo mote de la discrimi-
nación específicamente racial. exclusión de una parte de la población. Dadas
816 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

esas condiciones originales, la democracia al- se ha demostrado hasta ahora imposible de


canzada y el Estado-nación constituido, no po- culminar. Tras la derrota de Tupac Amaru y de
dían ser afirmados y estables. La historia políti- Haití, sólo en los casos de México y de Bolivia
ca de esos países, muy especial desde fines de se llegó tan lejos como se pudo en el camino de
los sesenta hasta hoy, no podría ser explicada la descolonización social, a través de un pro-
al margen de esas determinaciones38. ceso revolucionario más o menos radical, du-
rante el cual la descolonización del poder pudo
Mayoría india, negra y mestiza: el recorrer un trecho importante antes de ser con-
imposible “moderno Estado-nación” tenida y derrotada. En esos países, al comenzar
la Independencia, principalmente aquellos que
En el resto de países latinoamericanos, esa tra- fueron demográfica y territorialmente exten-
yectoria eurocéntrica hacia el Estado-nación sos a principios del siglo XIX, aproximadamen-
te poco más del 90% del total de la población
estaba compuesta de negros, indios y mestizos.
38 La homogeneización es un elemento básico de la Sin embargo, en todos estos países, durante el
perspectiva eurocentrista de la nacionalización. Si así proceso de organización de los nuevos Esta-
no fuera, no se podría explicar, ni entender, los con- dos, a dichas razas les fue negada toda posible
flictos nacionales en los países europeos cada vez que participación en las decisiones sobre la orga-
se plantea el problema de las diferencias racial-étnicas
dentro de la población. No se podría entender tampoco, nización social y política. La pequeña minoría
de otro modo, la política eurocéntrica de poblamiento blanca que asumió el control de esos Estados
favorecida por los liberales del Cono Sur de América se encontró inclusive con la ventaja de estar
Latina, ni el origen y el sentido del así llamado “proble- libre de las restricciones de la legislación de la
ma indígena” en toda América Latina. Si los hacenda-
Corona española, que se dirigían formalmente
dos peruanos del siglo XIX importaron culíes chinos,
fue, precisamente, porque la cuestión nacional no es- a la protección de las razas colonizadas. A par-
taba en juego para ellos, sino el desnudo interés social. tir de ahí llegaron inclusive a imponer nuevos
Ha sido por esa perspectiva eurocentrista, fundada en tributos coloniales sobre los indios, sin perjui-
la colonialidad del poder, que la burguesía señorial la- cio de mantener la esclavitud de los negros por
tinoamericana ha sido enemiga de la democratización
muchas décadas. Por supuesto, esta minoría
social y política, como condición de nacionalización de
la sociedad y del Estado. dominante se hallaba ahora en libertad para
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 817

expandir su propiedad de la tierra a expensas das nacionales, y ciertamente mucho menos,


de los territorios reservados para los indios por democráticas. Esto presenta una situación en
la reglamentación de la Corona española. En el apariencia paradójica: Estados independientes
caso del Brasil, los negros no eran sino escla- y sociedades coloniales39. La paradoja es sólo
vos y la mayoría de indios estaba constituida parcial o superficial; sin embargo, cuando ob-
por pueblos de la Amazonía, siendo de esta ma- servamos con más cuidado los intereses socia-
nera extranjeros para el nuevo Estado. les de los grupos dominantes de aquellas socie-
Haití fue un caso excepcional donde se pro- dades coloniales y sus Estados independientes.
dujo, en el mismo movimiento histórico, una En la sociedad colonial britano-americana,
revolución nacional, social y racial. Es decir, ya que los indios constituían un pueblo ex-
una descolonización real y global del poder. tranjero, viviendo más allá de los confines de
Su derrota se produjo por las repetidas inter- la sociedad colonial, la servidumbre no estuvo
venciones militares por parte de los Estados tan extendida como en la sociedad colonial de
Unidos. El otro proceso nacional en América la América ibérica. Los sirvientes (indentured
Latina, en el Virreinato del Perú, liderado por servants) traídos de la Gran Bretaña no eran
Tupac Amaru II en 1780, fue tempranamente legalmente siervos, y luego de la Independen-
derrotado. Desde entonces, en todas las demás
colonias ibéricas los grupos dominantes tuvie-
ron éxito en tratar precisamente de evitar la 39 En los sesenta y setenta muchos científicos socia-
descolonización de la sociedad mientras pelea- les dentro y fuera de América Latina, entre los que me
ban por tener Estados independientes. incluyo, usamos el concepto de “colonialismo interno”
Tales nuevos Estados no podrían ser con- para caracterizar la aparente relación paradójica de los
Estados independientes respecto de sus poblaciones
siderados en modo alguno como nacionales,
colonizadas. En América Latina: “Internal colonialism
salvo que se admita que esa exigua minoría de and national development” (González Casanova, 1965)
colonizadores en el control fuera genuinamen- y “Classes, colonialism and acculturation” (Stavenha-
te representante del conjunto de la población gen, 1965); fueron seguramente los más importantes
colonizada. Las respectivas sociedades, funda- entre quienes trataron de teorizar el problema de mane-
ra sistemática. Ahora sabemos que esos son problemas
das en la dominación colonial de indios, negros
acerca de la colonialidad que van mucho más allá de la
y mestizos, no podrían tampoco ser considera- trama institucional del Estado-nación.
818 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

cia no lo fueron por mucho tiempo. Los escla- asalariados, los productores independientes
vos negros fueron de importancia básica para y la burguesía local. Esto, en consecuencia,
la economía, pero demográficamente fueron con las limitaciones derivadas de la exclusión
una minoría. Y desde el comienzo, después de negros y mestizos, era un interés nacional
de la Independencia, la producción fue hecha para la gran mayoría de la población del nue-
en gran medida por trabajadores asalariados vo Estado-nación.
y productores independientes. En Chile, du-
rante el período colonial, la servidumbre india Estado independiente y sociedad
fue restringida, ya que los sirvientes indios lo- colonial: dependencia histórico-
cales eran una pequeña minoría. Y los escla- estructural
vos negros, a pesar de ser más importantes
para la economía, eran también una pequeña En cambio, en las otras sociedades iberoameri-
minoría. De este modo, esas razas no eran una canas, la pequeña minoría blanca en el control
gran fuente de trabajo gratuito como en el de los Estados independientes y las sociedades
caso de los demás países ibéricos. Consecuen- coloniales no podía haber tenido, ni sentido,
temente, desde el inicio de la Independencia ningún interés social en común con los indios
una creciente proporción de la producción y negros y mestizos. Al contrario, sus intereses
local hubo de estar basada en el salario y el sociales eran explícitamente antagónicos res-
capital, y por esa razón el mercado interno fue pecto de los siervos indios y los esclavos ne-
vital para la burguesía pre monopólica. Así, gros, dado que sus privilegios estuvieron, pre-
para las clases dominantes de ambos países cisamente, hechos del dominio / explotación
–toutes distances gardées– el trabajo asalaria- de dichas gentes. De modo que no había ningún
do local, la producción y el mercado interno terreno de intereses comunes entre blancos y
fueron preservados y protegidos de la compe- no blancos y, en consecuencia, ningún interés
tencia externa como la única y la más impor- nacional común a todos ellos. Por eso, desde
tante fuente de beneficio capitalista. Aún más, el punto de vista de los dominadores, sus inte-
el mercado interno tuvo que ser expandido y reses sociales estuvieron mucho más cerca de
protegido. En ese sentido, había algunas áreas los intereses de sus pares europeos y en con-
de intereses comunes entre los trabajadores secuencia estuvieron siempre inclinados a se-
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 819

guir los intereses de la burguesía europea. Eran riada, precisamente porque eso iba en contra
pues, dependientes. de la reproducción de su señorío. Y destinaban
Eran dependientes de esa manera específi- esos beneficios comerciales al consumo osten-
ca, no porque estuvieran subordinados por un toso de las mercancías producidas, sobre todo,
mayor poder económico o político. ¿De quién? en Europa.
España o Portugal eran entonces demasiado La dependencia de los capitalistas seño-
débiles, se subdesarrollaban, no podían ejercer riales de esos países tenía, en consecuencia,
ningún neocolonialismo como ingleses o fran- una fuente inescapable: la colonialidad de su
ceses en ciertos países de África después de la poder los llevaba a percibir sus intereses so-
independencia política de esos países. Estados ciales como iguales a los de los otros blancos
Unidos estaba absorbido en la conquista de las dominantes, en Europa y en Estados Unidos.
tierras de los indios y en el exterminio de esa Esa misma colonialidad del poder les impedía,
población, iniciando su expansión imperial so- sin embargo, desarrollar realmente sus intere-
bre parte del Caribe, sin capacidad aún de ex- ses sociales en la misma dirección que los de
pandir su dominio económico o político más sus pares europeos, esto es, convertir capital
allá. Inglaterra intentó la ocupación de Buenos comercial (beneficio producido lo mismo en la
Aires y fue derrotada. esclavitud, en la servidumbre, o en la recipro-
Los señores blancos latinoamericanos, cidad) en capital industrial, puesto que eso im-
dueños del poder político y de siervos y de plicaba liberar indios siervos y esclavos negros
esclavos, no tenían intereses comunes, sino y convertirlos en trabajadores asalariados. Por
exactamente antagónicos a los de esos traba- obvias razones, los dominadores coloniales
jadores, que eran la abrumadora mayoría de la de los nuevos Estados independientes, en es-
población de los nuevos Estados. Y mientras pecial en América del Sur después de la crisis
en Europa y Estados Unidos la burguesía blan- de fines del siglo XVIII, no podían ser en esa
ca expandía la relación social llamada capital configuración sino socios menores de la bur-
como eje de articulación de la economía y de guesía europea. Cuando mucho más tarde fue
la sociedad, los señores latinoamericanos no preciso liberar a los esclavos, no fue para asa-
podían acumular sus cuantiosos beneficios co- lariarlos, sino para reemplazarlos por trabaja-
merciales comprando fuerza de trabajo asala- dores inmigrantes de otros países, europeos y
820 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

asiáticos. La eliminación de la servidumbre de latinoamericano de industrialización depen-


los indios es reciente. No había ningún interés diente: la sustitución de los bienes importados
social común, ningún mercado propio que de- para el consumo ostentoso de los señores y de
fender, lo que habría incluido el salariado, ya sus pequeños grupos medios asociados, por
que ningún mercado local era de interés de los productos locales destinados a ese consumo.
dominadores. No había, simplemente, ningún Para esa finalidad no era necesario reorganizar
interés nacional. globalmente las economías locales, asalariar
La dependencia de los señores capitalistas masivamente a siervos, ni producir tecnología
no provenía de la subordinación nacional. Esta propia. La industrialización a través de la susti-
fue, por el contrario, la consecuencia de la co- tución de importaciones es, en América Latina,
munidad de intereses raciales. Estamos tra- un caso diáfano de las implicaciones de la co-
tando aquí con el concepto de la dependencia lonialidad del poder41.
histórico-estructural, que es muy diferente de En este sentido, el proceso de independencia
las propuestas nacionalistas de la dependencia de los Estados en América Latina sin la desco-
externa o estructural40. La subordinación vino lonización de la sociedad no pudo ser, no fue,
más adelante, precisamente debido a la depen- un proceso hacia el desarrollo de los Estados-
dencia y no a la inversa: durante la crisis eco- nación modernos, sino una rearticulación de la
nómica mundial de los treinta, la burguesía con colonialidad del poder sobre nuevas bases ins-
más capital comercial de América Latina (Ar- titucionales. Desde entonces, durante casi 200
gentina, Brasil, México, Chile, Uruguay y, has- años, hemos estado ocupados en el intento de
ta cierto punto, Colombia) fue forzada a pro- avanzar en el camino de la nacionalización de
ducir localmente los bienes que servían para nuestras sociedades y nuestros Estados. Toda-
su consumo ostentoso y que antes tenían que vía, en ningún país latinoamericano es posible
importar. Este fue el inicio del peculiar camino encontrar una sociedad plenamente naciona-
lizada ni tampoco un genuino Estado-nación.

40 Véase, sobre este aspecto, mi “Urbanización, cam-


bio social y dependencia” (Quijano, 1967), publicado en 41 Sobre estas cuestiones he adelantado algunas pro-
el libro de Cardoso y Weffort América Latina. Ensa- puestas de debate en “América Latina en la economía
yos de interpretación sociológica. mundial” (Quijano, 1993).
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 821

La homogeneización nacional de la población, Tupac Amaru. En México, el proceso de des-


según el modelo eurocéntrico de nación, sólo colonización del poder empezó a verse pau-
hubiera podido ser alcanzada a través de un latinamente limitado desde los sesenta hasta
proceso radical y global de democratización entrar finalmente en un período de crisis al
de la sociedad y del Estado. Primero que nada, final de los setenta. En Bolivia la revolución
esa democratización hubiera implicado, y aún fue derrotada en 1965.
debe implicar, el proceso de la descolonización 2. Un limitado pero real proceso de homoge-
de las relaciones sociales, políticas y culturales neización colonial (racial), como en el Cono
entre las razas, o más propiamente entre gru- Sur (Chile, Uruguay, Argentina), por medio
pos y elementos de existencia social europeos de un genocidio masivo de la población abo-
y no europeos. No obstante, la estructura de rigen. Una variante de esa línea es Colombia,
poder fue y aún sigue estando organizada sobre en donde la población original fue cuasi ex-
y alrededor del eje colonial. La construcción de terminada durante la colonia y reemplazada
la nación y sobre todo del Estado-nación han con los negros.
sido conceptualizadas y trabajadas en contra 3. Un siempre frustrado intento de homogenei-
de la mayoría de la población, en este caso, de zación cultural a través del genocidio cultu-
los indios, negros y mestizos. La colonialidad ral de los indios, negros y mestizos, como en
del poder aún ejerce su dominio, en la mayor México, Perú, Ecuador, Guatemala-Centro
parte de América Latina, en contra de la de- América y Bolivia.
mocracia, la ciudadanía, la nación y el Estado- 4. La imposición de una ideología de “demo-
nación moderno. cracia racial” que enmascara la verdadera
Actualmente se puede distinguir cuatro tra- discriminación y la dominación colonial de
yectorias históricas y líneas ideológicas acerca los negros, como en Brasil, Colombia y Vene-
del problema del Estado-nación: zuela. Difícilmente alguien puede reconocer
con seriedad una verdadera ciudadanía de la
1. Un limitado pero real proceso de descolo- población de origen africano en esos países,
nización / democratización a través de re- aunque las tensiones y conflictos raciales no
voluciones radicales como en México y en son tan violentos y explícitos como en Sudá-
Bolivia, después de las derrotas de Haití y de frica o en el sur de los Estados Unidos.
822 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Lo que estas comprobaciones indican es que las limitaciones sabidas, en todo el mundo de
hay, sin duda, un elemento que impide radi- identidad europea (Canadá, EE.UU., Australia,
calmente el desarrollo y culminación de la na- Nueva Zelandia, por ejemplo)? ¿Por qué no ha
cionalización de la sociedad y del Estado, en sido posible, hasta hoy sino de modo parcial y
la misma medida en que impide su democra- precario, en América Latina?
tización, puesto que no se encuentra ningún Para empezar, ¿hubiera sido posible en Fran-
ejemplo histórico de modernos Estado-nación cia, el caso clásico de Estado-nación moderno,
que no sean el resultado de dicha democrati- esa democratización social y radical si el factor
zación social y política. ¿Cuál es o puede ser racial hubiera estado incluido? Es muy poco
ese elemento? probable. Hoy en día es fácil observar en Fran-
En el mundo europeo, y por eso en la pers- cia el problema nacional y el debate producido
pectiva eurocéntrica, la formación de Estados- por la presencia de población no-blanca, origi-
nación ha sido teorizada, imaginada en verdad, naria de las ex colonias francesas. Obviamente,
como expresión de la homogeneización de la no es un asunto de etnicidad ni creencias reli-
población en términos de experiencias his- giosas. Nuevamente basta con recordar que un
tóricas comunes. Y a primera vista, los casos siglo atrás el caso Dreyfus demostró la capa-
exitosos de nacionalización de sociedades y cidad de discriminación de los franceses, pero
Estados en Europa parecen darle la razón a su final también demostró que para muchos
ese enfoque. Lo que encontramos en la histo- de ellos la identidad de origen no era requisito
ria conocida es, desde luego, que esa homo- determinante para ser miembro de la nación
geneización consiste en la formación de un francesa, hasta tanto el color fuera francés. Los
espacio común de identidad y de sentido para judíos franceses son hoy más franceses que los
la población de un espacio de dominación. hijos de africanos, árabes y latinoamericanos
Y eso, en todos los casos, es el resultado de nacidos en Francia. Esto, para no mencionar lo
la democratización de la sociedad, la cual de sucedido con los inmigrantes rusos y españo-
ese modo puede organizarse y expresarse en les cuyos hijos, por haber nacido en Francia,
un Estado democrático. La pregunta pertinen- son franceses.
te, a estas alturas del debate, es ¿por qué eso Esto quiere decir que la colonialidad del
ha sido posible en Europa Occidental, y con poder, basada en la imposición de la idea de
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 823

raza como instrumento de dominación, ha sido va de conocimiento es el debate y la práctica


siempre un factor limitante de estos procesos de proyectos revolucionarios. En el siglo XX la
de construcción del Estado-nación basados en abrumadora mayoría de la izquierda latinoame-
el modelo eurocéntrico, sea en menor medida ricana, adherida al materialismo histórico, ha
como en el caso norteamericano o de modo de- debatido básicamente en torno a dos tipos de
cisivo como en América Latina. El grado actual revoluciones: democrático-burguesa o socialis-
de limitación depende, como ha sido mostrado, ta. Rivalizando con esa izquierda, el movimien-
de la proporción de las razas colonizadas den- to denominado aprista –el APRA (Alianza Popu-
tro de la población total y de la densidad de sus lar Revolucionaria Antiimperialista) en el Perú;
instituciones sociales y culturales. AD (Acción Democrática en Venezuela); MNR
Por todo eso, la colonialidad del poder esta- (Movimiento Nacionalista Revolucionario) en
blecida sobre la idea de raza debe ser admitida Bolivia; MLN (Movimiento de Liberación Na-
como un factor básico en la cuestión nacional cional) en Costa Rica; Movimiento Revolucio-
y del Estado-nación. El problema es, sin em- nario Auténtico y los Ortodoxos en Cuba, entre
bargo, que en América Latina la perspectiva los más importantes– por boca de su mayor
eurocéntrica fue adoptada por los grupos do- teórico, el peruano Haya de la Torre, propuso
minantes como propia, y los llevó a imponer originalmente, entre 1925-1935, la llamada Re-
el modelo europeo de formación del Estado- volución antiimperialista, como un proceso de
nación para estructuras de poder organizadas depuración del carácter capitalista de la econo-
alrededor de relaciones coloniales. Así aún mía y de la sociedad latinoamericanas, sobre la
nos encontramos hoy en un laberinto donde base del control nacional-estatal de los princi-
el Minotauro es siempre visible, pero ningu- pales recursos de producción, como una tran-
na Ariadna para mostrarnos la ansiada salida. sición hacia una revolución socialista. Desde el
fin de la Segunda Guerra Mundial, ese proyecto
Eurocentrismo y revolución transitó definitivamente a una suerte de social-
en América Latina liberalismo42, y se va agotando de ese modo.

Otro caso claro de ese trágico desencuentro


42 La miopía eurocéntrica, no sólo de estudiosos de
entre nuestra experiencia y nuestra perspecti- Europa o de Estados Unidos sino también de los de
824 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

De manera breve y esquemática, pero no ar- que la economía, y por lo tanto, la sociedad y el
bitraria, se puede presentar el debate latinoa- Estado en América Latina son básicamente ca-
mericano sobre la revolución democrático-bur- pitalistas. En su lenguaje, eso implica que el ca-
guesa como un proyecto en el cual la burguesía pital como relación social de producción es ya
organiza a la clase obrera, a los campesinos y a dominante y que, en consecuencia, lo burgués
otros grupos dominados para arrancar al seño- es también dominante en la sociedad y en el
río feudal del control del Estado, y para reorga- Estado. Admite que hay rezagos feudales y en
nizar la sociedad y el Estado en los términos del consecuencia tareas democrático-burguesas
capital y de la burguesía. El supuesto central de en el trayecto de la revolución socialista.
ese proyecto es que la sociedad en América La- De hecho, el debate político del último me-
tina es, en lo fundamental, feudal, o a lo sumo dio siglo en América Latina ha estado anclado
semifeudal, ya que el capitalismo es aún inci- en si la economía, la sociedad y el Estado eran
piente, marginal y subordinado. La revolución feudales / semifeudales o capitalistas. La ma-
socialista, en cambio, se concibe como la erra- yor parte de la izquierda latinoamericana, hasta
dicación de la burguesía del control del Esta- hace pocos años, adhería a la propuesta demo-
do por la clase obrera, la clase trabajadora por crático-burguesa; siguiendo ante todo los linea-
excelencia, a la cabeza de una coalición de las mientos centrales del socialismo real o campo
clases explotadas y dominadas, para imponer socialista, sea con sede en Moscú o en Pekín.
el control estatal de los medios de producción, Para creer que en América Latina una re-
y construir desde el Estado la nueva sociedad. volución democrático-burguesa basada en el
El supuesto de esa propuesta es, obviamente, modelo europeo es no sólo posible, sino nece-
saria, primero es preciso admitir en América,
y más precisamente en América Latina: 1) la
América Latina, ha difundido y cuasi impuesto univer-
salmente el nombre de populismo para esos movimien- relación secuencial entre feudalismo y capita-
tos y proyectos que, sin embargo, tienen poco en co- lismo; 2) la existencia histórica del feudalismo
mún con el movimiento de los narodnikis rusos del si- y en consecuencia el conflicto histórico an-
glo XIX o del populismo norteamericano posterior. Una tagónico entre la aristocracia feudal y la bur-
discusión de estas cuestiones en mi texto “Fujimorismo
guesía; 3) una burguesía interesada en llevar a
y populismo” (Quijano, 1998a), publicado en el libro de
De Lara El fantasma del populismo. cabo semejante empresa revolucionaria. Sabe-
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 825

mos que en China a inicios de los treinta, Mao te de este continente (EE.UU., todo el Caribe,
propuso la idea de la revolución democrática incluyendo Venezuela, Colombia, las costas de
de nuevo tipo, porque la burguesía ya no está Ecuador y Perú, Brasil), el esclavismo ha sido
interesada en, y tampoco es capaz de llevar a más extendido y más poderoso. Pero, claro, la
cabo, esa, su misión histórica. En este caso, esclavitud terminó antes del siglo XX. Y fueron
una coalición de clases explotadas / domina- los señores feudales los que heredaron el po-
das, bajo el liderazgo de la clase trabajadora, der. ¿No es verdad?
debe sustituir a la burguesía y emprender la Una revolución antifeudal, ergo democrá-
nueva revolución democrática. tico-burguesa, en el sentido eurocéntrico ha
En América, sin embargo, como en esca- sido, pues, siempre, una imposibilidad histó-
la mundial desde hace 500 años, el capital ha rica. Las únicas revoluciones democráticas
existido sólo como el eje dominante de la ar- realmente ocurridas en América (aparte de la
ticulación conjunta de todas las formas histó- Revolución americana) han sido las de Méxi-
ricamente conocidas de control y explotación co y de Bolivia, como revoluciones populares,
del trabajo, configurando así un único patrón nacionalistas-antiimperialistas, anticoloniales,
de poder, histórico-estructuralmente heterogé- esto es contra la colonialidad del poder, y anti-
neo, con relaciones discontinuas y conflictivas oligárquicas, esto es contra el control del Esta-
entre sus componentes. Ninguna secuencia do por la burguesía señorial bajo la protección
evolucionista entre los modos de producción, de la burguesía imperial. En la mayoría de los
ningún feudalismo anterior, separado y anta- otros países, el proceso ha sido un proceso de
gónico del capital, ningún señorío feudal en el depuración gradual y desigual del carácter so-
control del Estado, al cual una burguesía urgi- cial, capitalista, de la sociedad y el Estado. En
da de poder tuviera que desalojar por medios consecuencia, el proceso ha sido siempre muy
revolucionarios. Si secuencia hubiera, es sin lento, irregular y parcial.
duda sorprendente que el movimiento seguidor ¿Podría haber sido de otra manera? Toda de-
del materialismo histórico no haya luchado mocratización posible de la sociedad en Amé-
por una revolución antiesclavista, previa a la rica Latina debe ocurrir en la mayoría de estos
revolución antifeudal, previa a su vez a la revo- países, al mismo tiempo y en el mismo movi-
lución anticapitalista. Porque en la mayor par- miento histórico como una descolonización y
826 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

como una redistribución del poder. En otras la idea de una sociedad capitalista homogénea,
palabras, como una redistribución radical del en el sentido de que sólo el capital como re-
poder. Esto es debido, primero, a que las “cla- lación social existe y en consecuencia la clase
ses sociales”, en América Latina, tienen “co- obrera industrial asalariada es la parte mayori-
lor”, cualquier “color” que pueda encontrarse taria de la población. Pero ya hemos visto que
en cualquier país, en cualquier momento. Eso así no ha sido nunca, ni en América Latina, ni
quiere decir, definitivamente, que la clasifica- en el resto del mundo, y que casi seguramente
ción de las gentes no se realiza solamente en así no ocurrirá nunca. Segundo, la idea de que
un ámbito del poder, la economía, por ejemplo, el socialismo consiste en la estatización de to-
sino en todos y en cada uno de los ámbitos. La dos y cada uno de los ámbitos del poder y de
dominación es el requisito de la explotación, y la existencia social, comenzando con el control
la raza es el más eficaz instrumento de domina- del trabajo, porque desde el Estado se puede
ción que, asociado a la explotación, sirve como construir la nueva sociedad. Ese supuesto co-
el clasificador universal en el actual patrón loca toda la historia, de nuevo, sobre su cabeza.
mundial de poder capitalista. En términos de la Inclusive en los toscos términos del materia-
cuestión nacional, sólo a través de ese proceso lismo histórico, hace de una superestructura,
de democratización de la sociedad puede ser el Estado, la base de la sociedad. Y escamotea
posible y finalmente exitosa la construcción de el hecho de una total reconcentración del con-
un Estado-nación moderno, con todas sus im- trol del poder, lo que lleva necesariamente al
plicancias, incluyendo la ciudadanía y la repre- total despotismo de los controladores, hacién-
sentación política. dola aparecer como si fuera una socialización
del poder, esto es la redistribución radical del
En cuanto al espejismo eurocéntrico acerca control del poder. Pero, precisamente, el socia-
de las revoluciones “socialistas”, como control lismo no puede ser otra cosa que la trayectoria
del Estado y como estatización del control del de una radical devolución del control sobre el
trabajo / recursos / productos, de la subjetivi- trabajo / recursos / productos, sobre el sexo /
dad / recursos / productos, del sexo / recursos / recursos / productos, sobre la autoridad / ins-
productos, esa perspectiva se funda en dos su- tituciones / violencia, y sobre la intersubjetivi-
puestos teóricos radicalmente falsos. Primero, dad / conocimiento / comunicación, a la vida
Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina 827

cotidiana de las gentes. Eso es lo que propon- será retomado en América Latina sino a partir
go, desde 1972, como socialización del poder43. de los años sesenta del siglo que recién termi-
Solitariamente, en 1928, José Carlos Mariá- nó, y en el resto del mundo a partir de la derro-
tegui fue sin duda el primero en vislumbrar, no ta mundial del campo socialista.
sólo en América Latina, que en este espacio / En realidad, cada categoría usada para ca-
tiempo las relaciones sociales de poder, cual- racterizar el proceso político latinoamericano
quiera que fuera su carácter previo, existían y ha sido siempre un modo parcial y distorsio-
actuaban simultánea y articuladamente, en una nado de mirar esta realidad. Esa es una conse-
única y conjunta estructura de poder; que ésta cuencia inevitable de la perspectiva eurocéntri-
no podía ser una unidad homogénea, con rela- ca, en la cual un evolucionismo unilineal y uni-
ciones continuas entre sus elementos, movién- direccional se amalgama contradictoriamente
dose en la historia continua y sistémicamente. con la visión dualista de la historia; un dualis-
Por lo tanto, que la idea de una revolución so- mo nuevo y radical que separa la naturaleza de
cialista tenía que ser, por necesidad histórica, la sociedad, el cuerpo de la razón; que no sabe
dirigida contra el conjunto de ese poder y que qué hacer con la cuestión de la totalidad, ne-
lejos de consistir en una nueva reconcentra- gándola simplemente, como el viejo empirismo
ción burocrática del poder, sólo podía tener o el nuevo posmodernismo, o entendiéndola
sentido como redistribución entre las gentes, sólo de modo organicista o sistémico, convir-
en su vida cotidiana, del control sobre las con- tiéndola así en una perspectiva distorsionante,
diciones de su existencia social44. El debate no imposible de ser usada salvo para el error.
No es, pues, un accidente que hayamos
sido, por el momento, derrotados en ambos
43 Véanse: “¿Qué es y qué no es el socialismo?” (Qui-
jano, 1972); “Poder y democracia en el socialismo”
(Quijano, 1981). (Mariátegui, 1928; numerosas ediciones); “Punto de
44 Ese descubrimiento es, sin duda, lo que otorga a vista Antiimperialista” (Mariátegui, 1974), presentado
Mariátegui su mayor valor y su continuada vigencia, en la Primera Conferencia Comunista Latinoameri-
derrotados los socialismos y su materialismo históri- cana, Buenos Aires, junio de 1929; y el célebre editorial
co. Véase, sobre todo, el tramo final del primero de sus de la revista Amauta “Aniversario y balance” (Mariáte-
7 ensayos de interpretación de la realidad peruana gui, 1928).
828 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

proyectos revolucionarios, en América y en Blaut, J. M. 1993 The Colonizers Model of the


todo el mundo. Lo que pudimos avanzar y World. Geographical Diffusionism and
conquistar en términos de derechos políti- Eurocentric History (Nueva York: The
cos y civiles, en una necesaria redistribución Guilford Press).
del poder, de la cual la descolonización de la Bousquié, Paul 1994 Le corps cet inconnu
sociedad es presupuesto y punto de partida, (París: L’Harmattan).
está ahora siendo arrasado en el proceso de Coronil, Fernando 1996 “Beyond
reconcentración del control del poder en el Occidentalism: Toward Nonimperial
capitalismo mundial y con la gestión de los Geohistorical Categories” en Cultural
mismos funcionarios de la colonialidad del Anthropology, Vol. 11, N° 1, feb.
poder. En consecuencia, es tiempo de apren- Descartes, René 1967 “Méditations” y
der a liberarnos del espejo eurocéntrico don- “Description du corps humain” en Oeuvres
de nuestra imagen es siempre, necesariamen- philosophiques (París: Alquie).
te, distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar Descartes, René 1637 Discours de la méthode
de ser lo que no somos. (París: ediciones varias).
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Los museos y el peso de la historia ya contada.


La recuperación de dos monumentos históricos nacionales de Venezuela.

Luis Adrián Galindo Castro


Doctor en ciencias sociales, antropólogo y museólogo

En el contexto de la celebración continental del bicentenario de las Independencias en América,


se están realizando en varios de nuestros países diferentes acciones para la recuperación de espacios de
la memoria histórica y exposiciones referidas especialmente a la vida cotidiana durante el período
colonial y a los sucesos políticos y militares ocurridos en contra del Imperio español. En Venezuela
tuve la honrosa responsabilidad de coordinar el proyecto general para la restauración y puesta en valor
de las principales edificaciones históricas vinculadas con este período de nuestra historia nacional,
acompañado de un excelente equipo de profesionales de la arquitectura, la conservación y restauración
de edificaciones, restauradores de textiles, historiadores, educadores, museógrafos y diseñadores
gráficos.
La Red de Museos Bolivarianos de Venezuela está constituida por cuatro edificaciones, tres de
ellas construidas entre los siglos XVI y XVIII, junto con sus respectivas colecciones de objetos y obras
de arte de la vida cotidiana del período colonial, declaradas Monumentos Históricos Nacionales y
Patrimonio Cultural de la Nación. Estas cuatro edificaciones son: Casa Natal del Libertador Simón
Bolívar, Ingenio Bolívar y Casa Histórica de San Mateo, Cuadra de Bolívar y Museo Bolivariano. Estos
espacios y museos tienen significativa importancia para los venezolanos debido a su vinculación con la
vida, pensamiento y acciones de varios próceres, principalmente de Simón Bolívar, y con las batallas de
la Guerra de Independencia del Imperio español, libradas en Venezuela y en el resto de América.
El reto que nos hemos planteado para esta Red de Museos Bolivarianos, parte de la
consideración de varios procesos sociales ocurridos en este país y que son fundamentales para
comprender la dimensión y complejidad de la labor emprendida. La población mayoritaria de
Venezuela, como la de otros países de la América Latina, ha sido sometida a largos e intensos procesos
de enseñanza y construcción de imágenes de negación de sus potencialidades culturales, la
invisibilización de sus propias estructuras de conocimientos y la imposición de herramientas
conceptuales y operativas para explicar su historia y sus realidades, fundadas desde el eurocentrismo,
produciendo una penetrante vergüenza étnica.
Estos procesos de enseñanza civilizatoria comienzan en el sistema educativo formal, desde sus
primeros niveles hasta los más avanzados, acelerados por los medios de comunicación social y la
llamada “industria del entretenimiento”. La avanzada de la Colonialidad del Saber a través de la
imposición de un tipo cultural y la construcción de las identidades de los Otros, está en el eje medular
de la permanencia y reproducción de modelos civilizatorios en América Latina.
Es por ello, que de forma insistente intentamos comprender las formas de acción de la
museología en Venezuela, a través de la "puesta en escena" de nuestra historia y culturas, a diecisiete
años de la promulgación de una nueva Constitución Nacional, que en su preámbulo define al país como
una nación multiétnica y pluricultural. Cuáles son los “caminos viables” en este contexto, para la
creación de formas alternas de interpretación y valoración social de nuestra historia y culturas,
compartiendo varios escenarios confrontados: a) las oportunidades ofrecidas por una constitución
nacional incluyente, democrática y reconocedora de la pluralidad cultural; b) el discurso gubernamental
basado en la transformación de los procesos hegemónicos en las relaciones de poder, c) al mismo
tiempo, las profundas contradicciones que alberga la narrativa y la acción gubernamental, sus
instituciones y la sociedad misma en los modos de autodefinición de su identidad cultural y en el
ejercicio de su memoria histórica, y d) la velocidad exponencial de los procesos de globalización y el
neoliberalismo. La preocupación por “musealizar” la diversidad cultural y la memoria histórica en
nuestros países de la América Latina y El Caribe, se valora de diferentes maneras, por una parte la
sociedad se ha educado para percibir las diferencias culturales como un obstáculo para el desarrollo
social enfatizando en la construcción de una imagen homogénea de su cultura y de su identidad
nacional, como también en la interpretación lineal y progresiva de su historia, pero al mismo tiempo,
nuestras sociedades viven las diferencias como forma constitutiva de su nacionalidad, y difícilmente
podrían negarse a escenificarla. Esta dualidad genera sofisticadas prácticas de representación cultural,
con las cuales la sociedad mayoritaria y el Estado terminan por subvalorar unas culturas y sobrevalorar
otras, a través de complejas “taxonomías sociales y culturales” en las que subyacen jerarquías, escalas
de valores e intersubjetividades; acciones de una cultura dominante, útiles en la significación de valores
y categorías que sustentan al mito de la modernidad.

De nuevo nos preguntamos: ¿Cuál es locus de enunciación desde donde pensamos nuestras
ideas, cuando hablamos de interpretar nuestras culturas y memoria histórica? Aquí una categoría quizás
fundamental es la interculturalidad, que bien puede explicarse desde el locus de enunciación del
neoliberalismo, como una intensa gramática del intercambio cosificado de la cultura, que mientras más
intensa, más democrática se considera. En tanto que, desde otro locus, la interculturalidad necesaria se
piensa como un “marco epistemológico compartido” (Walsh, 2004) que garantice la inclusión y la
equidad de formas plurales del conocimiento y el ejercicio del poder en las estructuras de organización
del estado-Nación. Un “marco epistemológico compartido” que “pluralizan, problematizan y desafían
la noción de un pensamiento y conocimiento totalitario, único y universal desde una postura política y
ética, abriendo la posibilidad y el reconocimiento de distintos modos de pensar” (Walsh, 2004, p.1).
Está aquí precisamente, uno de los retos principales de Venezuela, al declararse multiétnica y
pluricultural.

Dentro de esos “caminos viables” nos interrogamos sobre las posibilidades del Museo, como
institución cultural de la modernidad, de repensarse desde otras perspectivas más incluyentes,
problematizadoras, más plural en sus lenguajes y sus voces, y por lo tanto liberadora, reconociendo la
diversidad social y cultural y combatiendo las desigualdades sociales (económicas, políticas, de
género...): ¿Es realmente esto posible? ¿El museo es susceptible de ser transformado en tal intensidad?

Desde la acción política de los museos, nos debatimos entre la existencia de una triple escisión
en la puesta en escena del conocimiento (Galindo, 2004). Una primera ruptura establece claras e
infranqueables fronteras entre la ciencia y la cultura, la cultura y la naturaleza, la tradición y la
modernidad, la cabeza y el cuerpo, lo civilizado y lo primitivo, evidenciado en la existencia primaria de
espacios distintos y consagrados para cada campo del saber (Museo de Bellas Artes - Museo de
Ciencias-Museo de Historia Natural- Museo de las Culturas Populares, Museo de Historia).
En una segunda escisión, los museos frecuentemente seleccionan como criterios de
representatividad de los pueblos y naciones, a los aspectos “formales” de la cultura, comúnmente
denominados “expresiones culturales” y a los objetos que ellos representan: variedades estilísticas de
un oficio cerámico, diversidad de técnicas constructivas, variantes musicales o danzarias, etc., negando
la trama que desde la cultura se urde, con las formas de producción de conocimiento, modos de
producción económica o estructuras de organización social y participación política, por ser éstos
aspectos de “lo social y lo político” y no de “lo cultural”. Hoy en día las formas de organización
política y de ejercicio del poder en la región son unos de los aspectos que presentan mayor movilidad
social. Estas escisiones entre la esfera de lo "cultural" y lo "político", muy frecuentes en nuestras
exposiciones, nos dibujan una “geografía imaginaria”. Esta geografía imaginaria sirve para caracterizar
el “espacio del Otro” basado en la operación primaria de la construcción negativa del sentido de
identidad, en la oposición de lo común y lo ajeno, conocido-desconocido, lo cercano y lo lejano
Y una tercera escisión, que deriva de la segunda, en la cual estas “expresiones culturales” de los
pueblos deben ser respetados, en tanto se encuentran respaldados por convenciones internacionales de
derechos humanos y otros instrumentos jurídicos, pero no son en sí mismas consideradas un modelo de
desarrollo social aceptable, sus “expresiones culturales” reducidas a variantes formales, deben ser
absorbidas por un modelo de desarrollo hegemónico, que en una visión progresiva de la historia,
representa el avance y la superación de la barbarie .
Exposición: Bolívar, raíz de pueblo soberano. Lugar: Museo Bolivariano, Caracas. 10 salas de
exposición.
El reto fundamental de esta exposición estuvo en la desmitificación de Simón Bolívar, del héroe
histórico como sujeto individual, apresado en su condición militar, a través de la construcción de un
discurso y una puesta en escena que sin desplazar a Simón Bolívar como máximo líder de la Guerra de
Independencia, diera mayor visibilidad a la composición étnica, social, económica y política de la
sociedad de la época y con ello la explicación sobre las principales tensiones sociales que originaron
los procesos de insurrección hacia la Corona española y nuestra Independencia. Para alcanzar este
objetivo, fue necesario actuar en varios horizontes interpretativos y expográficos. El primero de ellos
fue hacer perceptibles procesos, ideas y objetos y sus contextos de uso y función, de la vida cotidiana
de las distintas clases sociales, pueblos étnicos y los conflictos sociales del período colonial.
Ubicados en una geopolítica del conocimiento, encontramos de gran importancia la discusión
sobre cómo se concibe el lugar de enunciación del conocimiento y del cómo éste es interpretado y
accionado por las poblaciones latinoamericanas. Walter Mignolo (2000) ha sido muy enfático en decir
que la idea de un “hemisferio occidental” definido a partir de la inclusión, en su exterioridad,
fundamentalmente de nuestras culturas, se construyó al interior de las relaciones asimétricas del poder
sustentadas en la expansión del circuito comercial del Atlántico en el siglo XVI. Nace una nueva
concepción del espacio geográfico que como muy bien apunta Catherine Walsh se trata de un espacio
geo-histórico:

“Por eso, hablar de la geopolítica no sólo hace referencia al espacio físico -es decir,
el lugar en el mapa- sino también a los espacios históricos, sociales, culturales,
discursivos e imaginados (…) que ofrecen la base para las subjetividades
(identidades) políticas, la diferencia no sólo étnica sino colonial, y las luchas que se
construyen en relación a ellas. En las espacialidades de la geopolítica se forman,
negocian, transgreden fronteras y se desarrollan el poder y la política, tanto en
territorios nacionales como transnacionales. También aquí se generan, producen y
distribuyen conocimientos” (Walsh, 2004, p.1).
Es en este nueva complejidad geo-cultural que nace un régimen de representación que denominamos
Modernidad, donde la “colonialidad” es su “lado oscuro”. No existe para Mignolo, modernidad sin
colonialidad:
“La conformación de la modernidad en Europa y de la colonialidad en el resto
del mundo (con excepciones, por cierto, como el caso de Irlanda), fue la imagen
hegemónica sustentada en la colonialidad del poder que hace difícil pensar que no
puede haber modernidad sin colonialidad; que la colonialidad es constitutiva de la
modernidad, y no derivativa” (Mignolo 2000, p.87)
Desde esta Modernidad se construye la identidad del Otro, no europeo. También para Enrique
Dussel la Modernidad nace en 1502 aproximadamente, a partir de la Conquista, sustentada en las
múltiples negaciones del Otro (del indígena americano), primero “encubierto” como asiático bajo la
creencia de haber llegado al Asia, luego negado en su propia racionalidad alterna, dominado y
diezmado bajo el “Mito de la Modernidad”
“en un victimar al inocente (al Otro) declarándolo causa culpable de su propia
victimación, y atribuyéndose el sujeto moderno plena inocencia con respecto al acto
victimario. Por último, el sufrimiento del conquistado (colonizado, subdesarrollado)
será interpretado como el sacrificio o el costo necesario de la modernización”
(Dussell, 1994, p.70)
En su argumentación Dussel expone como se construyó a partir del siglo XVI una lógica de la
dominación basada en los criterios de “inmadurez”, inferioridad y barbarie de los dominados, criterios
que aún hoy en día son argüidos, aunque verbalizados de otra manera, para justificar los procesos de
conquista y dominación contemporáneos.
En esta Colonialidad, que pronto se transforma en una Colonialidad del Saber, problemática que
agrupará a un importante número de investigadores alrededor del mundo, el concepto de “doble
consciencia” ya introducido por W.E. B Du Bois (1904), resalta como esencial para comprender el ser
y estar de las sociedades latinoamericanas, en nuestro caso. Apunta Mignolo (2000, p.91)
“La particularidad de la imagen de “hemisferio occidental” fue la de marcar,
de manera fuerte, la inserción de los criollos, descendientes de europeos, en ambas
Américas, en el mundo moderno/colonial. Esta inserción fue, al mismo tiempo, la de
la consolidación de la doble consciencia criolla que fue forjándose en el proceso
mismo de la colonización”.

La problemática de la “doble conciencia” en las poblaciones bajo régimen de opresión post-colonial


también fue ampliamente trabajada por Paulo Freire, a partir de la cual desarrolló su propuesta
educativa y de acción cultural durante la década de los 60 y 70. Su reflexión teórica y propuesta
metodológica ha sido considerada como uno de los aportes más valiosos al desarrollo de las ciencias
sociales y humanística de la contemporaneidad, inspirando diversos programas educativos en
alfabetización y educación popular en general, tanto en América Latina como en otras partes del
mundo. Freire nos describe la situación “dual” de conciencia de nuestras poblaciones de la siguiente
manera:
“Sufren una dualidad que se instala en la “interioridad” de su ser. Descubren
que, al no ser libres, no llegan a ser auténticamente. Quieren ser, mas temen ser. Son
ellos y al mismo tiempo son el otro yo introyectado en ellos como conciencia
opresora. Su lucha se da entre ellos mismo o ser duales. Entre expulsar o no al
opresor desde “adentro” de sí. Entre desalinearse o mantenerse alienados. Entre
seguir prescripciones o tener opciones. Entre ser espectadores o actores. Entre actuar
o tener la ilusión de que actúan en la acción de los opresores” (Freire, 1970, p.39)
Tarea compleja la de tratar de caracterizar nuestros modos de ser, estar y actuar en la América
Latina. Dussel es fulminante al describir a la población mestiza latinoamericana, uno de los “rostros
ocultos por la Modernidad”:
“El mestizo vivirá en su cuerpo y sangre la contradictoria figura de la
Modernidad-como emancipación y como mito sacrificial-. Pretenderá ser “moderno”,
como su “padre” Cortes-como la Ilustración borbónica colonial del siglo XVIII,
como el liberalismo positivista del siglo XIX, o como el desarrollismo de
dependencia modernizada después de la crisis de los populismos y el socialismo en el
siglo XX- pero fracasará siempre al no recuperar la herencia de su “madre”
Malinche” (Dussel, 1994, p.157)

Para los objetivos de esta exposición, fue muy importante profundizar en esta problemática
sobre la fuerte presencia de “lo mestizo” en el imaginario colectivo o en nuestro pensamiento nacional
sobre lo que somos como país, en su complejidad social y cultural, para lo cual no solo debió sortear la
influencia de una museología normativa y eurocentrista, también fue necesario debatir sobre la
predominancia de “lo mestizo” en la auto-representación cultural de nuestra población mayoritaria, así
como proponer formas alternativas en su museología y en la puesta en escena de nuestra memoria
histórica y culturas.
Como señala el investigador Walter Mignolo (2000), a partir del siglo XX nuestras sociedades
criollas profundizan en la negación de su doble conciencia, en la cual el concepto de “mestizaje” es una
“contradictoria expresión de homogeneidad” y una de sus máximas auto-imágenes de representación.
Concepto que habiendo penetrado profundamente en la definición que hoy impera en el imaginario
nacional sobre lo que somos culturalmente, dificulta la comprensión de la coexistencia y la
interrelación de diversas formas culturales en un mismo territorio.
El segundo horizonte interpretativo y museográfico, fue aproximar a los usuarios a una mirada
íntima de la vida del Libertador Simón Bolívar como sujeto humano y ser social. El tercer horizonte
relacionado con la composición social humilde y no profesional del ejército patriota y sus aciertos en la
creación de sus propias armas y estrategias para la guerra y el cuarto horizonte, ya enmarcado en la
contemporaneidad, vinculado con la independencia como valor social expresado en la música, el baile,
la poesía y la estética general de los sectores populares de la Venezuela de hoy.
Exposición re-inaugural del Museo de la Caña de Azúcar. Ingenio y Casa Histórica de San Mateo.
Estado Aragua. Área total del museo 20 mil m2, área de exposiciones bajo techo 1500m2. Se trata de la
primera posesión de la familia Bolívar, de origen vasco, en tierras americanas, otorgada por la Corona
española en 1593.
Esta hermosa hacienda, constituida por tres edificaciones históricas, con presencia de
construcciones y tecnología para el procesamiento de la caña de azúcar originales y en óptimo estado
de conservación, hace del lugar un espacio de hermosa contemplación, de apacible atmósfera y frescos
paseos. No obstante, frente a esta bucólica condición, el reto fundamental de esta exposición consistió
en lograr sensibilizar a los usuarios sobre la historia del proceso de explotación y servidumbre indígena
y de esclavitud de pueblos africanos y sus descendientes en América durante el período colonial, sobre
la importancia de la hacienda de caña de azúcar como generador de riqueza primero para la Corona
española y luego para las clases sociales insurgentes que les permitió liberarse de la misma Corona
española, como también el uso de esta hacienda como lugar estratégico para algunas de las batallas de
la Independencia.
Para lograr nuestro objetivo, se desarrollaron tres escenarios de acción. El primero consistió en
la restauración de las edificaciones y su puesta en uso como museos. El segundo escenario, consistió en
la investigación documental y generación de un guión museológico y museográfico basado en cuatro
aspectos fundamentales: a) explicación de la encomienda indígena y del sistema esclavista, b) del
proceso tecnológico del trapiche e ingenio azucarero c) la hacienda azucarera y la generación de
riquezas, c) la economía de la colonial y la guerra de Independencia. El tercer escenario consistió en el
diseño museográfico y puesta en escena, privilegiando la explicación de los procesos sociales y
tecnológicos, haciendo comparaciones entre el “ayer” y el “hoy”, confrontando las distancias espacio-
temporales (Fabian, 1983) a través de objetos de una y otra temporalidad. Para ello, hemos tratado de
aproximarnos a una “museografía de inmersión”. Los principios fundamentales de este tipo de
museografía lo podemos resumir de la siguiente manera:
a) Integración física del visitante al espacio representado. Es decir que se elimina o por lo menos
disminuye la distancia física entre el visitante y la exposición. Aún más, el visitante se ubica al centro
de la exposición, transformándose en un elemento constitutivo de lo representado. De esta manera, el
visitante tiene asignado previamente, un espacio y un rol específico: “ubica físicamente a los visitantes
en las condiciones que reproducen ciertas características del sujeto tratado y le permite sentir y vivir
sus objetivos” (Montpetit citado por Belaen, 2005).
b) Se crea una relación de tensión entre integración y distanciamiento del visitante con respecto al
espacio expositivo (Belaen, 2005)
c) El visitante experimenta una absorción mental que lo conduce a vivir un sentimiento de estar en un
lugar y tiempo particular (Bitgood, 1990) logrando así la suspensión del tiempo real (Davallon, 1999).
Aquí opera un principio de simulación e ilusión, se trata de “cómo si estuviéramos allí”, logrado a
través de la teatralización y la dramatización de los espacios expositivos.
Retornando a nuestras inquietudes planteadas al inicio de este artículo, sobre las posibilidades
del Museo para su transformación en espacio problematizador de nuestras formas aprendidas en la
interpretación de la historia y las culturas, fue concluyente esta experiencia para nosotros en cuanto a la
necesidad de un constante cuestionamiento sobre las estructuras narrativas de las exposiciones por una
parte, y de su traducción en el espacio museal, el discurso museográfico, la experimentación
museográfica, la búsqueda de nuevas formas de presentación de los objetos y sus contextos de uso y
función. Por otra parte, las dimensiones, esplendor y belleza de estas edificaciones históricas ejercen un
gran peso en nuestro imaginario colectivo, en el cual resulta muy fácil identificarse con la clase
dominante del momento, minimizando los sucesos de explotación humana que allí ocurrieron. Tenemos
ahora que evaluarnos con los públicos, saber de qué forma se construye la experiencia cultural en
relación con las expectativas, los conocimientos previos y el imaginario colectivo de nuestros usuarios.
Conocer si nuestro discurso es comprendido y de qué forma. Esta la tarea que tenemos por delante.
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Un modelo
civilizatorio
en una muestra
futurista
LUIS ADRIÁN GALINDO C.*
FOTOGRAFÍAS Archivo Museo Bolivariano

A partir de la segunda mitad del siglo XIX las naciones del mundo
encontraron en las exposiciones universales –que hasta hoy continúan
realizándose– una nueva manera de prefigurar un orden y preconizar
las bondades de la modernidad. Consideramos que la acción cultural y
política de la expografía como sofisticado instrumento de dominación cultural no sólo con-
siste en traducir el pensamiento ideológico reinante en un espacio tridimensional pleno
de lenguajes diversos (objetos, imágenes, sonidos, textos y conductas) orgánicamente estructurados,
sino también en escenificar un deseo a futuro e imbuir a los visitantes a través del ritual del recorrido
expositivo, en una suerte de “profetización” del país anhelado. La expografía es un dispositivo de in-
mersión y seducción colectiva hacia una realidad por construir, y en este sentido la exposición como
instrumento de la cultura suele anteceder al total dominio imperial –y no al contrario.
Parte fundamental de nuestra tesis consiste en que la expografía opera de manera contrapuntística
entre construcciones de imaginarios de lo que una sociedad aspira ser y tensiones generadas por la
imposición de una ideología dominante en construcción.

GACETA DE MUSEOS 15
PROCESOS

Guerrera que perteneció


a Simón Bolívar, cosida,
colección Museo
Bolivariano.
A dos páginas, espada La Venezuela del siglo XIX participó en varias exposiciones universales, la primera de
elaborada por el famoso
orfebre Chungapoma ellas en Londres, en 1862, cuyos temas centrales fueron la agricultura, la industria y las bellas
que la municipalidad artes. Luego vendrían París, en 1867; Viena, en 1873; Bremen, en 1874, y Filadelfia, en 1876.
de Lima obsequió al
El investigador alemán Adolfo Ernst, uno de los primeros pensadores positivistas del país, fue el
Libertador (“Espada
del Perú”), 1825, encargado de organizar la participación venezolana en algunas de las muestras citadas. Y fue
fundición y labrado precisamente a él a quien el presidente de la república Antonio Guzmán Blanco asignó la ela-
en oro de 18 quilates,
acero e incrustaciones boración de una memoria descriptiva de lo que podríamos considerar el evento más extenso y
de brillantes, colección elocuente realizado hasta la fecha sobre el pensamiento político y social de Venezuela. Basados
Museo Bolivariano en el ejercicio de Ernst, haremos una aproximación a la Exposición Nacional de 1883.
De acuerdo con Ernst, Guzmán Blanco tuvo desde el principio la intención de realizar
una muestra como parte de los actos conmemorativos del centenario del natalicio de Simón
Bolívar. Algo que, conforme a las palabras del entonces presidente, diera “una idea lo más
exacta posible del estado actual de Venezuela y de su adelanto progresivo en sus distintas épo-
cas, desde el siglo pasado a la fecha”. No nos sorprende el hecho de que, así como la Europa
del XIX influyó en Guzmán Blanco y en lo que toca a su gestión, la moda de las exposiciones
universales atrajera su interés y se correspondiera tan fehacientemente con el espíritu de la
Venezuela guzmancista, lo que implicó que sus resultados hayan satisfecho no sólo al Ejecuti-
vo Federal sino también a la intelectualidad y sociedad caraqueñas.
Como lo exigen las exposiciones en su tipo, Venezuela también construyó un edificio para
albergar la suya. El espacio se levantó en un año con un estilo arquitectónico neogótico, fren-
te a la fachada sur de la hoy Asamblea Nacional, en el centro de Caracas. Aquí el palacio de
exposiciones funcionó como una piel, un contenedor, una envolvente que organizó, caracteri-
zó y dio identidad corporal a un contenido que, como veremos, presentaba sobre todo aspec-
tos de un país más rural que industrial, una nación que necesitaba despojarse de su condición
“bárbara” para ir vistiendo un nuevo modelo, signo de la modernidad y el desarrollo –de allí el
estilo neogótico de la construcción.

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PROCESOS

El edificio cumplió su función no sólo en el interior; también constaba de una torre “almena-
da” que permitía admirar los avances urbanísticos e industriales de Caracas. Así describió Ernst
el paisaje de la ciudad visto desde las alturas:

Preciosa es la vista que allí se presenta al espectador, sobre todo el valle de Caracas: como ricas
alfombras aparecen inmediatamente debajo los jardines de la plaza Guzmán Blanco y del Capitolio; alre-
dedor se extiende la capital con la red rectangular de sus calles, sus templos y demás edificios y monu-
mentos notables: hacia el occidente se divisan los techos metálicos de la estación del ferrocarril de
La Guaira […] Al sur cierra el cuadro la cadena de las colinas del Rincón del Valle, en cuyas faldas se dis-
tingue el tren del ferrocarril del Centro.

El público era recibido por una sala de recepción o vestíbulo y de allí podía entrar, por la Banda militar
del prócer (detalle),
derecha, al Salón Bolívar, o por la izquierda, al Salón de Bellas Artes. Veremos que en esta expo- tejida y bordada,
sición resaltaron dos figuras que, como héroes míticos, aseguraban el orden necesario para colección Museo
Bolivariano
lograr el progreso y la modernidad: los propios Simón Bolívar y Guzmán Blanco.
En el Salón Bolívar se presentaba una amplia colección de piezas que pertenecieron al Liber-
tador, algunas provenientes de la colección privada de Antonio Leocadio Guzmán y el resto del
Museo Nacional. Se trataba de objetos de uso personal y cotidiano, como una sopera y un pla-
tón de plata, dos cucharillas doradas y una caja de rapé, en contraposición a otros para uso mili-
tar o ceremonial, ya sea condecoraciones, la urna en la que trasladaron los restos del prócer, la
primera lápida y una cantidad importante de ofrendas de distintos géneros realizadas por ins-
tituciones nacionales y extranjeras con motivo del centenario, como obras pictóricas, literarias
y banderas. Destacaban las pinturas Encuentro de Bolívar y Sucre en el Desaguadero de los Andes,
de Manuel Otero, y La presentación de la bandera invencible de Numancia, de Arturo Michelena.
De tal manera que esta sala centró la atención del público en el Bolívar héroe, aunque también
había otras obras de Jacinto Inciarte y del mismo Michelena, además de esculturas en bronce

Guzmán Blanco tuvo desde el principio la intención de realizar


una muestra como parte de los actos conmemorativos
del centenario del natalicio de Simón Bolívar.
Algo que diera “una idea lo más exacta posible del estado
actual de Venezuela y de su adelanto progresivo”

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Encuentro de Bolívar y cuyos temas principales homenajeaban a Antonio Guzmán Blanco y a Cristóbal Colón, comple-
Sucre en el Desaguadero tando así una trama objetual y visual que, reforzada en las siguientes salas, enlazaba en un con-
de los Andes,
Manuel Otero, 1883, tinuo los tres únicos periodos históricos que el pensamiento político deseaba enfatizar.
óleo sobre tela, En el Salón de Bellas Artes se hallaban trabajos de artistas que habían recibido formación
160 x 230 cm., colección
Museo Bolivariano
académica en Europa. A mano izquierda Ernst señaló el atractivo de la escena de Manuel Cruz,
de tres y medio metros de altura por dos de ancho, que retrataba la matanza del cacique Guai-
caipuro y su grupo, vencidos por los españoles que huían victoriosos. Al parecer, era la única
obra en el salón que hacía referencia a las sociedades indígenas, y su contenido se presentaba
“minusválido” ante la secuencia histórica que le seguía: La firma del Acta de la Independencia, de
Martín Tovar y Tovar, icono de la plástica del país que por su calidad expresiva y sus dimensio-
nes atrapó la mirada del público; Betsabé, estudio de un desnudo en París por trazo de Pedro
Emilio Rodríguez Flegel; La Margarita del Fausto, de Maury, estudiante de la Escuela de Bellas
Artes de París; La muerte del Libertador, de Antonio Herrera Toro; La muerte de Atanasio Girar-
dot en Bárbula y Ruinas del antiguo convento de los [mercedarios], de Cristóbal Rojas; Retrato del
general Roberto Ibarra, Cabeza de una anciana y Tipos italianos, de Tovar, y Vista de la ciudad
de Maracay, de Romero. Finalmente, Ernst resaltó una escultura de J.A. Vander-Kerckhoven,
un retrato en medallón de Ana Teresa de Guzmán Blanco.
Se buscaba, pues, escenificar el modelo de país que se quería construir. En un edifi-
cio imponente, al mejor estilo arquitectónico en boga, una nación capaz de liberarse del
dominio español mediante grandes batallas militares, objetivadas en una colección de conde-

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coraciones, armas de guerra, uniformes del Libertador Simón Bolívar, pinturas realizadas en La firma del Acta
de la Independencia,
las corrientes artísticas más reconocidas y frente a un pasado indígena recordado con melan- Martín Tovar y Tovar, 1883,
colía y tristeza por su gran debilidad ante los conquistadores. El espacio se completaba con óleo sobre tela, 454 x 656 cm.,
la ornamentación de paredes y techos en salas, realizada por artífices nacionales y extran- colección Salón Elíptico
del Palacio Federal
jeros que trazaron referencias a la Independencia y al pensamiento político del gobierno
guzmancista: “El salón oriental contiene en ocho viñetas, sostenidas por figuras de niños,
alegorías correspondientes a los ocho ministerios que constituyen el Ejecutivo Federal”, escri-
bió Ernst. La decoración finalizaba con imitaciones de pisos de mármol, cornisas, rosetones
y techos con frescos pompeyanos. En el centro del patio interior fue colocada la pila bau-
tismal de Bolívar, acaso guiño a las fuentes y jardines centrales que entonces eran un orden
constante en las exposiciones universales.
En el palacio principal, además de los salones Bolívar y de Bellas Artes, se encontraban seis
salas que circundaban un patio central “de catorce metros de ancho por veintiséis de largo,
rodeado de diez y seis arcos apoyados sobre columnas apareadas que soportan una ancha
cornisa coronada por un elegante festón”. Fue en ellas donde se presentaron los avances tec-
nológicos del momento, como maquinaria a vapor de seis caballos de fuerza, una locomotora
original de Winckelmann Hermanos, aparatos para la explotación de minas, instrumentos tipo-
gráficos, libros y periódicos, máquinas de coser y procesadoras de productos agrícolas, entre
otros. Igualmente se mostraron productos industriales en metal, joyería y tela; atavíos repre-
sentativos de la moda y la clase social dominante, como sombreros, trajes, abanicos, bordados,

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PROCESOS

La distribución en el palacio
principal presentaba dos lados
complementarios: en el lado norte,
la historia de los vencedores
(salones Bolívar y de Bellas Artes);
en el sur, seis salas con el legado
y el futuro inminente de esa historia:
la modernidad. Sin embargo,
llegados hasta este punto, surgiría
la pregunta: “¿con qué recursos
haremos la Venezuela moderna?“

encajes elaborados por las niñas de los colegios de Cara-


cas y otras prendas que caracterizaban un modo de vida que apenas prosperaba en la capital
aunque era símbolo del deseo de todo un país.
Palacio de la Exposición
Nacional de 1883;
imagen tomada La sombrerería propiamente dicha formaba uno de los grupos más notables en la exposición […] Los
de La crítica de
sombreros de Dubbers y Ca., Sombrería de La Palma, llenaban una gran vidriera en forma de pirámide trun-
la arquitectura en
Venezuela durante cada de ocho caras […] La colección comprendía quince muestras de la materia prima: pelo de conejo y de
el siglo XIX, Leszek liebre de diferentes procedencias, varias piezas de fieltro o batisaje […] y un número considerable de som-
Zawisza, Caracas, 1998,
Consejo Nacional breros de diferentes formas, todos bien hechos, livianos y elegantes […] Hoy se compran en Caracas
de la Cultura sombreros tan elegantes y tan baratos como los hay en los grandes almacenes de París.

La espectacular muestra incluía un sistema de iluminación a carbón con catorce reflectores. De


esta manera la distribución en el palacio principal presentaba dos lados complementarios: en el
lado norte, la historia de los vencedores (salones Bolívar y de Bellas Artes); en el sur, seis salas
con el legado y el futuro inminente de esa historia: la modernidad. Sin embargo, llegados hasta
este punto, surgiría la pregunta: “¿con qué recursos haremos la Venezuela moderna?”
Debido a que los productos llegados de diversas partes del país superaron las expectativas de
los organizadores, la exposición se extendió desde el palacio principal con la construcción
de una segunda ala al este, hasta la sede de la Universidad de Caracas, para abarcar un total de
cinco mil metros cuadrados. Fue allí donde se dispuso la Venezuela rural, simbolizada princi-
palmente por una suerte de diorama con pájaros vivos en grandes jaulas, “agua corriente en su
suelo y paisajes tropicales pintados al fresco sobre la pared del fondo”.
Se mostraban asimismo riquezas minerales, vegetales y animales. Oro, cobre, hierro, pirita,
plomo, plata, asfalto, petróleo y derivados como el querosén y la bencina extraídos de la Petrolia
del Táchira; dos mil setenta especies aprovechables, entre maderas, tintes, fibras y plantas; lana
de oveja, pieles de monos, tigres, cunaguaros... ciento veinte muestras de aves “embalsamadas”.
En fin, un sinnúmero de productos que perfilaban una geografía de grandes riquezas –muchas
de ellas desconocidas para el público citadino– en una narrativa expográfica que, desde la gra-
mática de la dominación, invitaba al país a despertarse de la barbarie.
Barbarie que también estuvo simbolizada desde el imaginario del poder por la presen-
cia de cestería indígena y criolla, telares y tejidos artesanales, instrumentos rústicos de pesca
y piezas arqueológicas, figurillas y vasijas cerámicas, todo aludiendo a un pasado de rarezas

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y creatividad ingenua e infantil. De esta manera, el palacio de la Exposición Nacional de 1883


prefiguró de forma contrapuntística, primero en su ala principal, con los lados norte y sur,
a la Venezuela de la historia de los vencedores, la del orden y el progreso; y en el este, a la
Venezuela prístina, natural, de grandes riquezas, pronta a ser civilizada. En efecto, el montaje
asimilaba muchos códigos expográficos de las muestras universales, escenificando la razón
eurocéntrica de múltiples escisiones gravitantes entre cultura y naturaleza. Un modelo civili-
zatorio en una exposición futurista.
La Exposición Nacional de 1883 debió significar un gran impacto: por sus salas pasaron, en
sus treinta y nueve días de apertura, 62 mil 761 visitantes de un total aproximado de ochenta
mil habitantes en la Caracas de fines del siglo XIX. Pudo ser, para la mayoría, parte de una expe-
riencia del ejercicio del poder, experiencia constructora de imaginarios, seductora y dinamizado-
ra de las intersubjetividades que hasta hoy practicamos en los museos oficiales Q
* Antropólogo. Director del Museo Nacional de las Culturas, Venezuela

BIBLIOGRAFÍA
Ernst, Adolfo, Obras completas, (Blas Bruni Celli, comp.), 6 vols., Caracas, Presidencia de la República, 1986 [1884].

La presentación
de la bandera
invencible
de Numancia,
Arturo
Michelena, 1883,
óleo sobre tela,
179 x 225 cm.,
colección Museo
Bolivariano

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