LOS MUSEOS COMUNITARIOS COMO RECURSO

DIDÁCTICO PARA LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA

DE VENEZUELA
Lis Silva
Resumen
El presente trabajo plantea la necesidad del uso de los museos comunitarios
como estrategia didáctica para la enseñanza de la Historia de Venezuela,
en la educación formal y no formal, en pro de afianzar la identidad
histórico-cultural del venezolano. Este tipo de investigación se basó en
un modelo descriptivo y documental, empleando como técnica de
recolección de la información la entrevista a profundidad, aplicada a un
grupo de docentes de la Universidad de Carabobo, Facultad de Ciencias
de la Educación, Departamento de Ciencias Sociales, adscritos a la
Cátedra de Historia. La interpretación de los resultados fue producto de
una triangulación procedente del diagrama de integración final, llegando
a la conclusión de que los educadores de la Cátedra de Historia desconocen
la existencia de la propuesta de los museos comunitarios, pero si la
consideran como una estrategia viable para la enseñanza de la Historia
de Venezuela.
Palabras clave: Museos comunitarios, Políticas de Estado, Sistema
educativo, Enseñanza de Historia de Venezuela.
THE MUSEUM AS AN EDUCATIONAL COMMUNITY FOR
TEACHING VENEZUELAN HISTORY
Abstract
This paper raises the need to use the community museums as teaching
strategy for teaching the history of Venezuela, in formal and non formal
education in favor of strengthening the historical and cultural identity of
Venezuelans. This type of research was based on a descriptive model and
documentary, using a technique of information gathering in-depth
interviews, applied to a group of professors from the University of
Carabobo, Faculty of Education, Department of Social Sciences, assigned
to the Chair of History. The interpretation of the results was the product of
a triangular diagram from the final integration and concluded that

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teachers of the Faculty of History unaware of the proposal for the museum
community, but if you see it as a viable strategy for teaching the history of
Venezuela.
Key words: Community museums, State Policies, Education, Teaching
History of Venezuela.
Introducción
El ámbito educativo ha de ser el camino más idóneo para la
enseñanza y aprendizaje de los valores e identidad históricos y
culturales de la nación. Es por ello que la presente investigación
tiene como finalidad el estudio del uso de los museos comunita-
rios como recurso didáctico, para la enseñanza de la Historia de
Venezuela, en la educación formal y no formal.
De lo que se trata es de introducir nuevas estrategias de
enseñanza y aprendizaje de la historia, de forma innovadora,
en cuanto a que los museos puedan ser empleados en cualquier
nivel educativo formal y no formal; como también, que se con-
viertan en centros de formación para los propios habitantes de
la comunidad y visitantes, ayudando a reafirmar el sentido de
pertenencia e identidad histórica cultural del venezolano. Ha-
bida cuenta que la misma ha sido distorsionada por agentes
exógenos, ajenos a nuestra cultura, y por tal motivo se pretende
valorar las actuaciones de la cotidianidad desde su contexto his-
tórico, contribuyendo así a que exista una conexión de los he-
chos locales y regionales, con los nacionales, generando una vi-
sión mas global del hombre y, por ende, una mayor y mejor
comprensión de la historia nacional y mundial.
Esta investigación es de tipo documental y descriptiva; se
apoya en los métodos cualitativos fenomenológicos y
hermenéuticos. Además, está estructurada en cinco partes: en
la primera se pone de manifiesto la urgencia en los cambios en
las formas de enseñanza de la Historia de Venezuela, de segun-
do hacia la conformación de nuevas estrategias didácticas, en-

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focada en el contexto, seguidamente, los museos comunitarios

como una nueva reestructuración de los espacios museístico;
luego se muestra la necesidad de propiciar más los estudios de
historia regional y local en nuestro país, para reescribir la historia
nacional. También se define lo que es una conciencia histórica y,
por último, se refleja la función del docente en el proceso de ense-
ñanza y aprendizaje de la Historia de Venezuela.
Nuevas Estrategias Didácticas
La enseñanza de la Historia de Venezuela a lo largo del
tiempo, no ha sido la más acertada u objetiva con nuestro ver-
dadero pasado histórico; ya que la historia que aprendemos es
netamente escrita y memorística. Ante tal situación, la educa-
ción es la vía fundamental para propiciar la creación de los
museos comunitarios, en conjunto con los miembros de la co-
munidad, para tratar de alcanzar y expandir la conciencia real
y critica sobre nuestro pasado histórico.
Una forma de legitimar lo cotidiano de una comunidad, es
a través de dichos museos, con los cuales se pretende recuperar
los modelos de representación de la vida de los colectivos en sus
diferentes dimensiones: historia social de los barrios, los cam-
bios culturales, los saberes y el conocimiento tecnológico popu-
lar, la ecología de la comunidad, los sistemas de producción,
cambio y consumo dentro de la misma, entre otras. Ya que la
finalidad de estos, es traducir esas experiencias de la
cotidianidad en una narración visual, textual y vivencial que
permita a los colectivos reconocer su propia historia, al igual
que descubrir nuevas interconexiones y afiliaciones con las de
otros colectivos que integran la sociedad venezolana.
En este sentido, se recurre a la concepción actual del Mu-
seo Comunitario planteada por Vargas y Sanoja (2006:29), como:
«una acción cultural que trata de conocer e interpretar la
integralidad y la organicidad de una comunidad y diseñar las

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tácticas, las lecturas que permiten al local adquirir un nivel de

conciencia sobre su ser social, y al foráneo poder adentrarse y
comprender la cotidianidad de los otros».
Es así como los museos comunitarios son una herramienta
didáctica que permite transformar el espacio vivo e interactivo
del colectivo, para transmitir el valor de la historia de las socie-
dades desde otra perspectiva, a través de una visión múltiple de
conocimientos, con la cual desarrollará en las personas un pen-
samiento crítico y analítico.
Es por ello, que se hace necesario recurrir a estos museos,
como un recurso de enseñanza y aprendizaje de la Historia de
Venezuela, desde una visión más integradora, vivencial,
contextualizada y significativa; donde los docentes y estudian-
tes de las ciencias sociales tengan conocimiento de la existencia
de dichos sitios y, por ende, ambos sean sus promotores sociales
y de la importancia que tienen para la formación de la identi-
dad histórica nacional del venezolano.
Los Museos Comunitarios, una nueva reestructuración de los
espacios museísticos
Hoy en día, cuando se piensa en la constitución de museos
comunitarios o de historia, capaces de registrar las memorias
olvidadas y en pugna con una tradición hegemónica
eurocéntrica, se hace necesario considerar los espacios como
lugares de controversia y de ejercicio crítico, donde se activen
mecanismos socializadores y de negociaciones simbólicas en un
amplio sentido con la comunidad. Es así como en estos tiempos
de conciencia de cambio, se impone una revisión crítica de nues-
tra historia que incluye los parámetros de nuestras políticas cul-
turales, como producción de sentido de pertenencia, conciencia
histórica y recurso educativo.
Es por ello, que el Museo Comunitario tiene que ser visto
como espacio cultural y vivencial, ya que refleja la vida cotidia-

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na y muestra los resultados alcanzados por el hombre, como

producto de toda esa serie de experiencias vividas a lo largo de
la historia de sus localidades, donde resaltarían la explicación
histórica de sus propias comunidades y de los personajes desta-
cados en dichos sitios, por su espíritu luchador y emprendedor,
que con sus aportes han contribuido al enriquecimiento cultu-
ral de la comunidad. Siendo estos los verdaderos protagonistas
de la historia local y regional que coadyuvan a construir la his-
toria nacional. Tal como lo manifiestan Vargas y Sanoja
(ob.cit.:31):
Los héroes de un museo de comunidad deben ser individuos
locales, su trabajo, su creación, su imagen vis a vis de los otros.
Por otra parte, puede ser también el lugar de encuentro entre
los creadores y la comunidad o los foráneos: artesanos, músicos,
pintores, cuenta cuentos, literarios, etc. sean populares o
eruditos.
De lo que se trata es que se rompan esas barreras que
desvinculan nuestro verdadero pasado histórico, por la imposi-
ción de otro. Para que esto sea viable, se necesita la participa-
ción activa de la comunidad con el museo; en la construcción
de los elementos de exposición, además de la interacción de los
participantes que visitan el museo con las obras expuestas, em-
pleando estrategias didácticas, que produzcan en sus visitantes
el sentido de pertenencia e identidad.
Propiciar los estudios de historia regional y local para
reescribir la Historia Nacional
La forma más viable para rescatar las historias que surgen
en la cotidianidad, es darle relevancia y cabida a las investiga-
ciones en historia regional y local, ya que este tipo de estudio,
según Páez (2002: 25), se entiende como «la rama de la historia
que tiene como objetivo el estudio de regiones y localidades his-
tóricamente determinadas (…), en las cuales se encuentran va-

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riables o indicadores comunes que permiten identificar una uni-

dad que se define como región histórica».
Siendo esta la manera más viable de abordar el estudio de
las comunidades, con un tipo de historia que vaya directamente
al lugar de forma minuciosa, pero sin aislarse del contexto ge-
neral (regional, nacional y mundial). Porque se hace imprescin-
dible en los actuales momentos, debido a que existe una crecien-
te necesidad de las comunidades que reclaman que su identi-
dad sea reconocida, lo que a su vez implica la necesidad de his-
toriar, en cuanto que la identidad de una comunidad o locali-
dad tiene que ver con la historia y la tradición, que demandan
un estudio exhaustivo de su pasado, tal como lo señala Medina
(2002: 20): «Para fundamentar las soluciones a los problemas
que afectan en su presente, que casi siempre tienen sus raíces en
su pasado.»
En tal sentido, los estudios de la historia regional y local
consisten en ir directamente a esos referentes históricos, tal como
lo manifiesta el mismo Medina (ob.cit.: 65) «La utilización cre-
ciente de series testimoniales muy amplias en donde las fuentes
materiales, el testimonio oral y el documento conforman un
mundo de información cada vez más rico y complejo». Aunque
en el caso exclusivo del documento escrito, requiere una revi-
sión ardua y sistemática de: «Recolección cotejo,
complementariedad, comparación y críticas previas al proceso
de procesamiento y análisis de la misma información». (Ibid,
Pág. 65).
En el momento de hurgar en los diversos conjuntos de do-
cumentos inexplorados, se tratará de ir a esos que no se encuen-
tran contenidos en los archivos centrales, sino en documentos y
series testimoniales que se hallan en los archivos regionales y
locales; tales como archivos notariales, municipales, parroquiales,
judiciales, archivos privados de personas, empresas e institucio-

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nes que deben ser objeto de estudio para todo historiador; y que
vienen siendo patrimonio documental de los pueblos.
Es por ello, que corresponde a los historiadores hacer un
llamado y un esfuerzo para reconstruir el concepto de historia
por medio del sistema educativo y cultural con el apoyo de las
entidades en donde se encuentren los archivos y vestigios histó-
ricos como monumentos, piezas, objetos e iconografías que re-
flejen la idiosincrasia de una localidad, con la intención de ade-
cuar la definición de la historia a un concepto que englobe to-
dos los entes que de alguna u otra forma contribuyen a su con-
formación, como también emprender la tarea de preservar y
mantener estos vestigios que son muestras de nuestras socieda-
des y que permiten recuperar la historia que forma parte de
nuestras vidas.
Para que esto se haga praxis, es necesario preocuparse por
el rescate y formación de la comunidad respecto a su herencia
histórica, generando en las personas de una localidad la
adquisición y aprehensión de una conciencia histórico- cultural,
que los diferencie y al mismo tiempo les permita vincularse con
un entorno más amplio. De modo tal que conlleve a que los
ciudadanos obtengan, según Vargas y Sanoja (ob.cit.79-80),
«Sentimiento de solidaridad colectiva, de manera de promover
su participación democrática en programas orientados hacia la
consolidación social democrática, basada en la conciencia de
participación colectiva, piedra angular de un nuevo Estado
Nacional».
En este caso, el artículo 2 de la Ley de los Consejos Comu-
nales, define a los mismos como:
Los consejos comunales en el marco constitucional de la
democracia participativa y protagónica, son instancias de
participación, articulación e integración entre las diversas
organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos

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y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer

directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos
orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las
comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y
justicia social.
Entre las necesidades y aspiraciones de la comunidad está
el que cada venezolano reconozca su identidad, sus costum-
bres, tradiciones y todo los elementos que lo identifiquen con su
entorno. Es por ello, que urge la necesidad de recurrir a la inte-
gración de la comunidad con su patrimonio (Consejos Comu-
nales), para que a través de este medio el ciudadano organiza-
do pueda exigir y velar por el patrimonio histórico- cultural; y
junto con los museos comunitarios como centros de formación
construyan la identidad del ciudadano que necesita la nación,
generando la conciencia histórica que se requiere.
Conciencia Histórica
Para comprender este proceso mental, que ocurre en las
personas, hay que entender primero su definición; y para ello se
recurrió a la planteada por Vargas y Sanoja (ob.cit.)
La identificación que establece un grupo social con su herencia
histórica, en consecuencia, con su legado, con su herencia
cultural, su patrimonio y sus bienes culturales, como en la
posibilidad real de ejercer dicha propiedad. Esa identificación
es posible gracias al reconocimiento social de las pautas
históricas de dicho proceso es decir, de la conciencia histórica.
Cuando las personas que integran una comunidad se
interrelacionan con el contexto que los rodea y se involucran
con él haciéndolo parte de si, son capaces de identificarse, crean-
do un sentido de pertenencia que les permite defender, proteger
y conservar los elementos que representan su legado histórico,
que pueden usarlo y transformarlos en su beneficio y que al
mismo tiempo generen resistencia y rechazo hacia contenidos
ajenos a su herencia cultural.

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El Estado como ente garante y generador de políticas cultura-

les y museísticas
El Estado está en la obligación de propiciar las condiciones
más favorables para estos fines y de hacer cumplir lo que esta-
blece el artículo 99 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (1999):
El Estado garantizará la protección y preservación,
enriquecimiento, conservación y restauración del patrimonio
cultural, tangible e intangible, y la memoria histórica de la
Nación. Los bienes que constituyen el patrimonio cultural de
la Nación son inalienables, imprescriptibles e inembargables.
La Ley establecerá las penas y sanciones para los daños
causados a estos bienes.
Para promover una conciencia histórica, cultural y crítica
dentro de los habitantes de una comunidad, se hace necesario
contar con el apoyo y la experiencia de historiadores, ya que es
el especialista en indagar en la historia menuda y cotidiana de
las localidades y regiones, es quien debe buscar entre los pape-
les familiares, registros de las localidades, libros de notarios, cen-
sos, hemerotecas, crónicas de viaje, tradiciones orales e infor-
mes realizados por las autoridades locales, entre otros testimo-
nios; que pueden de alguna u otra forma reflejar ese pasado que
tanto interesa y añora el historiador como investigador. Todo
ello con la intención de reinterpretar esa historia de las regiones
y localidades, que le permitan reconstruir una historia más am-
plia, tomando en consideración los diferentes métodos y disci-
plinas que estudian al hombre, con la finalidad de comprender-
lo como un todo integrado.
Una vez presentadas las investigaciones por los historiado-
res, se hace necesaria su proyección hacia la sociedad, en donde
es imprescindible la figura del docente, que sirve de puente en
su compromiso de educar y de proyectar lo investigado a sus
estudiantes, para que así éstos puedan difundir lo aprendido en

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su comunidad convirtiéndose en promotores sociales que co-

nozcan, expliquen y ayuden a la transformación social.
También, una de las misiones primordiales del historiador
y del docente en el rol de facilitador y orientador, es formar y
difundir la historia real de nuestro pasado sociohistórico, lle-
gando así a despertar en los educandos una conciencia real y
crítica de los hechos que se analizan e investigan, ayudándolo a
integrarse con su propia comunidad, a sentirse parte de la mis-
ma; y por ende, a convertirse en un ente activo, colaborador y
comprometido con el desarrollo y progreso de su mismo entor-
no social.
Para que todo esto sea posible, se tienen que adoptar nue-
vas políticas culturales y museísticas, que le den el apoyo y fun-
damento legal a las actividades y funciones que cumplan los
historiadores, docentes, estudiantes y comunidad, en pro del
rescate de nuestra identidad histórica y cultural.
La función del docente en el Proceso de Enseñanza y Apren-
dizaje de la Historia de Venezuela
Para que los docentes logren en sus estudiantes un apren-
dizaje significativo en la enseñanza de la Historia de Venezue-
la, deben emplear una serie de recursos y estrategias didácticas,
innovadoras, creativas y cónsonas con la dinámica y su entorno
social. En este sentido, Páez (ob.cit. 76-77) afirma como la in-
vestigación por redescubrimiento, especialmente en la enseñan-
za de la Historia Local y Regional:
Es una estrategia en la cual el estudiante, bajo la orientación
del maestro o profesor , cumple los diferentes pasos de la
investigación histórica, imitando el quehacer del historiador
profesional, (…) logrando así que el estudiante viva la
experiencia de investigar aplicando procedimientos del método
histórico regional.

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En este tipo de estrategia se utilizan, sobre todo, fuentes

secundarias como: manuales, enciclopedias, museos, fuentes
orales, programas de televisión, radio, entre otros, caracterizán-
dose porque los educandos aprendan la historia redescubrién-
dola, en los escenarios en que se produce.
Además, para que el estudiante se avoque y entienda la
importancia del saber histórico, requiere que el docente lo moti-
ve a adentrase a las investigaciones, para que este mismo la des-
cubra. Es importante que el educador motive también a los es-
tudiantes a comprender que los estudios de historia regional y
local son recientes en el país, pero que a través del tiempo, se ha
demostrado que son de vital relevancia para conocer mejor el
contexto que le es propio. Y esto por que la motivación, es un
proceso conciente que requiere incentivar y contagiarlos de amor
y pasión en el estudio de las ciencias sociales. Para Tapia y Fita
(1998:25) «la motivación es el motor o el deseo del ser humano
para lograr sus objetivos en la vida, es como el alma del indivi-
duo que lo guía a cumplir ciertas metas que lo llevan a realizar-
se como persona».
Por otro lado, la comunidad cuenta con múltiples compo-
nentes que pueden ser empleados como un recurso de enseñan-
za de la Historia, basándose en los elementos propios de su
cotidianidad y que les permiten a las personas tener un contac-
to directo con su contexto; pudiendo así relacionarlo mejor con
los hechos del pasado, en un proceso sincrónico y diacrónico de
espacio y tiempo.
El Estado como entidad educadora de la Sociedad
El Estado venezolano tiene la función de ser un ente educa-
dor que debe cumplir con la responsabilidad de formar y fo-
mentar la conciencia histórica de este pueblo, a través de múlti-
ples mecanismos de acción de educación formal e informal, que
compensen la deficiencia de contenidos existentes en las áreas

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de historia social y cultural. Así lo establece el artículo 45 de La

Ley Orgánica de Educación vigente:
La educación extra- escolar aprovechará las facilidades o
recursos que para esta educación posean las instituciones
docentes públicas o privadas, los talleres de artes, las
bibliotecas, las instalaciones deportivas y recreacionales, las
industrias establecidas y demás posibilidades existentes dentro
de las comunidades, y utilizara al máximo la potencialidad
educativa de los medios de comunicación social.
Además de los sitios que establece la ley como centros de
formación extra-escolar; también los museos comunitarios ten-
drían que ser tomados en cuenta y aprovechados como centros
de capacitación para la realización de actividades diversas como:
cursos, talleres y otras. Para el aprendizaje en general que con-
lleve a ese ser integral e idóneo, con características críticas y
reflexivas.
La educación extra escolar, es una forma de fortalecer y
adiestrar al pueblo de manera paralela al sistema formal, de
modo que reforzará los valores de identidad y cultura, garanti-
zando así la preservación y el rescate de los mismos, proveyen-
do hacia una mejor formación del individuo que requiere el país.
Pero el Estado, en su condición de resguardo del patrimo-
nio histórico cultural, debe apoyarse en las leyes, instituciones,
consejos comunales y demás entes sociales, como un mecanis-
mo para lograr el sentido de pertenencia y participación de las
comunidades en la conformación de los museos comunitarios.
Ya que es necesario, estudiar el espacio y considerar las formas
más adecuadas para su organización, que permitan exhibir y
presentar los bienes culturales para lograr una mejor recepción
y comprensión de los mensajes que puedan transmitir dichos
elementos en el usuario; generando, aparte del sentido de perte-
nencia, una cultura museística acorde a nuestras raíces históri-

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cas. Cabe advertir, no obstante, que el coleccionismo no puede

ser práctica de los museos comunitarios.
Conclusión
En nuestro tiempo urge que la sociedad venezolana tome,
crítica y reflexivamente, una conciencia sobre su legado cultu-
ral e histórico y que ello, precisamente, venga direccionado, en-
tre otros, por el ente estatal. En tal sentido, el Estado nacional
en consonancia con el propósito de consolidar la democracia
participativa y protagónica, debe promover la organización en
las distintas comunidades del país, con la finalidad de que se
puedan crear museos comunitarios, como una vía educativa no
formal, tal como lo plasman Vargas y Sanoja (ob.cit. 191-192):
Estos deberán ser motivadores de desarrollo del pensamiento
humano, señalando peculiaridades, convergencias y relaciones
entre los procesos históricos, de distintos pueblos. Deberían
ser instrumentos didácticos que le permitan al público
relacionar datos, objetivos e imágenes con procesos por ellos
vividos. Deberían incentivar la reflexión y el estudio particular
de la historia.

Museos Comunitarios

Vistos como En donde seria

La
comunidad

Un espacio cultural Función del Estado y En la

y vivencial todos los entes
sociales El La motivación

Que involucra En
Que junto a
Ente de
participación vivo Que logren
La historia regional
y local
Los docentes,
historiadores Recursos y
y estudiantes Identidad estrategias didácticas
A través de Cultura histórica cultural
Museística del venezolano Dispersa por la
Propicien
Debe emplear
Referentes históricos Y la
y documentos
*Globalización
En la conformación En su rol de facilitador
La organización *Alienación
de la *Nuevo orden y orientador
Que permiten Mundial

De los Interpretación e Para lograr la

En pro Donde el
internalización
de la historia Siendo necesario el

De los
Estudio Realizado por Historiadores,
El conocimiento de la Por medio del exhaustivo docentes
comunidad y de su de la y estudiantes
conciencia histórica comunidad
cultural
Promotor
social
Para convertirse en

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Partiendo del diagrama de integración final, se puede con-

cluir que en los actuales tiempos de revolución tecnológica, cien-
tífica, económica, política, ideológica y social, se hace necesario
que también exista una revolución positiva en la cultura vene-
zolana, que permita afianzar mediante la educación la identi-
dad histórica y cultural del venezolano. Es por ello que se plan-
tean los museos comunitarios como estrategias didácticas, puesto
que se considera a los mismos como figuras que reflejan de una
forma más real y palpable la verdadera historicidad del pueblo
y su gente.
Por tal motivo, debemos abocarnos al estudio de las regio-
nes y localidades, de los espacios geográficos que ocupan y que
son parte de esta gran nación, desde un enfoque geohistórico,
dialéctico, holístico y transdisciplinar, con la intención de cap-
tar el fenómeno de la cotidianidad en su máxima expresión; en
un todo integrado.
Partiendo de los estudios de las regiones y localidades, los
museos comunitarios serán entonces la vía alternativa para afian-
zar la conciencia histórica, porque son muestras fieles de un
legado histórico y cultural que muchas veces no está a simple
vista y que es necesario redescubrir, a través de investigaciones
acordes con este tipo de estudio.
En tal sentido, es necesario propagar la idea de estos mu-
seos a todas las comunidades y entes sociales, para que tras-
ciendan las barreas físicas, es decir, que no se limiten a un recin-
to cerrado, ni a la exhibición de imágenes estáticas o figuras
dedicadas únicamente al disfrute y deleite del público, sino, que
muestren elementos propios de la cotidianidad, tales como: ves-
tigios, signos iconográficos, tangibles e intangibles, manifesta-
ciones de diversas índole, entre las que se pueden mencionar
religiosas, gastronómicas, bailes, rituales, tecnologías, formas eco-
nómicas de producción, relaciones personales, de fuerzas de tra-

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bajo, de relación hombre y medio natural, registradas en la me-

moria de los habitantes.
Entonces definimos los museos comunitarios, como espa-
cios vivos de interacción tanto de la misma gente que conforma
la comunidad, como de visitantes extranjeros, que están abiertos
a la participación colectiva; donde su fundamental elemento de
expresión es reflejar el trabajo del día a día de la comunidad,
resaltando su capacidad creativa y su ardua labor a través del
tiempo, que ha logrado mantenerse desarrollarse en el presente;
asegurando su futuro, sirviendo sus testimonios y ejemplos de
vida, para nutrir al venezolano de una conciencia histórica cul-
tural, que permita lograr un mayor sentido de pertenencia.
En este punto, es necesario que el docente, principalmente
de las Ciencias Sociales, como conocedor de la realidad socio
histórica y cultural de los pueblos, la nación, el ámbito mundial
y de toda esa dinámica existente en sus procesos, se aboque a la
organización y conformación de los museos comunitarios, por-
que consideramos que es la vía más adecuada y vivencial, para
enseñar y aprender la historia local, que conlleva a comprender
y reconstruir la historia nacional.
Referencias
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). Gaceta Oficial
Extraordinaria Número 5.453. Caracas, Venezuela.
Ley de los Consejos Comunales. (2006). Colección Textos Legislativos.
Caracas, Venezuela.
Ley Orgánica de Educación. (1980). Gaceta Oficial Extraordinaria Número
5.662. Caracas, Venezuela.
Medina R. Arístides. (2002). Lecturas de la Historia Regional y Local. Arauco
Ediciones, C.A. Caracas, Venezuela.
Páez, Gladys. (2002). Historia Regional: Investigación y Enseñanza. FEDUPEL,
Fondo Editorial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
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Tapia, J y Fita, E. (1998). La Motivación en el Aula. 2ª Edición. PPC Ediciones.

Madrid, España.
Vargas, I y Sanoja, M. (1993). Historia Identidad y Poder. 1era Edición. Fondo
Editorial Tropykos. Caracas, Venezuela.

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