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Resumen: El análisis del discurso ideológico busca identificar aquellas ideologías
que forman parte de la estructura de los discursos y se utilizan como elementos de
propaganda política. En el cuento de El matadero se encuentran presentes algunas
ideologías políticas que pretenden mostrar una realidad específica al lector.
Abstract: The analysis of the ideological discourse seeks to identify those ideologies
that are part of the structure of the discourse and are use as element of political
publicity. In the text El matadero some political ideologies are present trying to show
a specific social reality to the reader.
Análisis
Desde el inicio, el autor recurre a la validación de su texto al etiquetarla como
“historia”, no obstante, menciona que no va a recurrir a la tradición de los
historiadores que utilizaban la crónica, sin embargo, no especifica su renuencia a la
tradición histórica y se limita a establecer una fecha imprecisa “183..”, en Buenos
Aires como escena de acción y la cuaresma como época del año, es decir, en el
marco histórico de la dictadura de Juan Manuel de Rosas.
El primer grupo que se introduce en el texto son los federales y aunque parece
que se realiza bajo aspectos positivos, lo cierto es que se hace uso de la ironía para
desacreditar o revelarle a lector su verdadera naturaleza:
Los abastecedores, por otra parte, buenos federales, y por lo mismo buenos
católicos, sabiendo que el pueblo de Buenos Aires atesora una docilidad singular
para someterse a toda especie de mandamiento, sólo traen en días cuaresmales al
matadero, los novillos necesarios para el sustento de los niños y de los enfermos
dispensados de la abstinencia por la Bula, y no con el ánimo de que se harten
algunos herejotes, que no faltan, dispuestos siempre a violar los mandamientos
carnificinos de la iglesia, y a contaminar la sociedad con el mal ejemplo. (p. 1)
Desde que se califica a los federales como buenos religiosos y por ende buenos
ciudadanos queda evidenciada la unión entre dos grupos de poder: la iglesia y el
gobierno. Su colaboración no solo implica apoyo moral entre ambos grupos sino que
hasta cierto punto existe un cedimiento de poder: la iglesia utiliza al gobierno para
que sus mandatos se realicen al pie de la letra, y esta, a su vez, respalda bajo
argumentos religiosos las imposiciones gubernamentales. Ambos tienen un público
en común: “el pueblo de Buenos Aires poseedor de una docilidad singular para
someterse a todo especie de mandato” (p.1).
Del mismo modo que la presentación del contrincante se hizo utilizando la ironía
como herramienta para transformar adjetivos positivos en negativos, ocurre lo
mismo con la presentación de los unitarios. Ante la llegada del temporal de lluvias,
las condiciones del pueblo se vuelven críticas como consecuencia del exceso de
agua. La actitud que los ciudadanos toman como respuesta a la crisis vivida apunta
al discurso político y religioso al que están expuestos día a día, su respuesta
automática es acusar a los unitarios sin importar la causa:
¡Ay de vosotros, pecadores! ¡Ay de vosotros, unitarios impíos que os mofáis de la
iglesia, de los santos, y no escucháis con veneración la palabra de los ungidos del
Señor! [...] Vuestra impiedad, vuestras herejías, vuestras blasfemias, vuestros
crímenes horrendos, han traído sobre nuestra tierra las plagas del Señor. La justicia
del Dios de la Federación os declarará malditos. (p. 4)
La idea de un dios específico para los federales evidencia la posición que ellos
mismos se adjudicaban en la jerarquía de poder. Por su parte, los unitarios son
presentados como el residuo social de Buenos Aires, no solo están en contra del
gobierno sino de la iglesia y es por su impureza que las desgracias ocurren en su
pueblo. Si bien, los adjetivos utilizados crean una imagen sobre este grupo, el que
sean culpados por situaciones ajenas a sus manos vuelven esa imagen
incongruente. La satanización excesiva de los unitarios se vuelve recurrente en el
texto, la carga ideológica que recae en ellos como transgresores de todos los
buenos valores, la criterios morales y las tradiciones políticas parece contradictorio
en relación con las las propuestas que los federales consideran como buen ejemplo.
Ante la imposibilidad del consumo de carne por motivos las consecuencias del
clima, se pronuncia la figura de Juan Manuel de Rosas como El restaurador c uya
figura de autoridad y se le adjunta la idea de gobernador bondadoso para cubrir el
ataque mediante el uso de la ironía:
Alarmóse un tanto el gobierno, tan paternal como previsor, el Restaurador, creyendo
aquellos tumultos de origen revolucionario y atribuyéndoselos a los mismos salvajes
unitarios, cuyas impiedades, según los predicadores federales, habían traído sobre
el país la inundación de la cólera divina… (p. 4)
En este fragmento se vuelve a utilizar la ironía como forma de desprestigiar no sólo
a los federales sino al mismo Juan Manuel de Rosas, calificando de paternal y
precavida su decisión de abastecer el matadero para que la gente satisfaga sus
necesidad de proteína. Del mismo modo, los unitarios vuelven a ser blanco de
maldiciones. Más adelante, la crítica hace uso de la ironía pero ahora con la
intención de desprestigiar el poderío entre el gobierno y la iglesia: “¡Cosa extraña
que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la
iglesia tenga la llave de los estómagos!” (p.6). Esto a raíz de que el gobierno y las
familias de alto poder recibieron “permiso divino” para romper la cuaresma y
consumir carne.
El espectáculo que ofrecía entonces era animado y pintoresco aunque reunía todo lo
horriblemente feo, inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar del
Río de la Plata (p. 6)
Teun Van Dijk menciona el uso de las descripciones como forma de enfatizar
características positivas o negativas dependiendo de sujeto en quien esté enfocado
el discurso. En el caso de la cita anterior se enfatiza directamente en los aspectos
negativos del pueblo pero también del gobierno y sus jerarquías de poder, quienes
desde un comienzo apuntaban a los unitarios como los libertinos y sin escrúpulos. El
contraste entre “animado y pintoresco” y “feo, inmundo y deforme” supone un
vistazo a la realidad del pueblo quienes están acostumbrados a vivir suprimidos y
bajo estándares sociales impuestos que les impiden cuestionar su realidad.
En torno de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas
[...] A sus espaldas se rebullían, caracoleando y siguiendo los movimientos, una
comparsa de muchachos, de negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad
trasuntaba las harpías de la fábula, y, entremezclados con ella, algunos enormes
mastines olfateaban, gruñían o se daban de tarascones por la presa.
Dentro de los conceptos de feo, inmundo y deforme se presenta un escenario que
describe no sólo la situación en el matadero, sino la manera en que está
esquematizada la sociedad. Aquellos grupos de tez y raza distinta se ubican a la par
de los animales carroñeros, son la base de la pirámide social y su presencia pasa
desapercibida para los grandes poderes. La atención del gobierno evidentemente no
está puesta en los grupos vulnerables aún cuando en un comienzo se afirmaba la
actitud paternal y benevolente del gobierno para servir de guía a los ciudadanos.
Para recalcar esta postura egoísta del gobierno se recurre a dos ejemplificaciones
de situaciones crudas que representan la indiferencia de los federales respecto al
pueblo. El primero es el acontecimiento que se suscita cuando se intenta atrapar al
toro que se escapa del matadero y por accidente terminan degollando a un niño que
estaba cerca del lugar. La actitud extasiada de los federales ante la competencia por
ver quién atrapaba al toro no cambió incluso luego de ver el cadáver del niño y esto
no solo refleja su indiferencia ante la situación social del pueblo, sino que también
deja entrever cuales son las actitudes que se producen bajo el accionar de sus
ideologías. El otro acontecimiento ocurre cuando los federales capturan a un unitario
que se perdió en el territorio. La tortura física y psicológica a la que someten al
detenido refleja la naturaleza de las ideologías políticas de cada grupo y cómo estas
propician acciones en cada grupo. Mientras que los federales se burlaban y
amenazaban al unitario, este se encargaba de proclamar sus propios ideales en
contra de los ideales federales.
Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a la jerga inventada por el Restaurador,
patrón de la cofradía, a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón;
a todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de
las luces y de la libertad (p.19).
La ironía atraviesa la estructura del texto como forma de evidenciar las actitudes
nefastas de los grupos federales ante la sociedad justificando su accionar con las
ideologías políticas. El último párrafo finalmente se libera de la herramienta de la
ironía y muestra su verdadero posicionamiento ideológico y político respecto a la
situación política de su país.
Conclusiones.
Aunque Esteban Echeverría publicó el cuento hasta 1883 luego de que la dictadura
de Juan Manuel de Rosas había terminado en 1852, no se puede negar que el texto
pretende -y funciona- generar en el lector una reacción sobre acontecimientos que
marcaron profundamente la historia argentina. Las propuestas que Teun Van Dijk
hace para el análisis del discurso ideológico abren un campo de análisis que
requieren de mayor minuciosidad respecto a los elementos que pueden ofrecer más
información acerca del mensaje y del contexto político en el que se enuncia el
discurso.
Sin embargo, gracias a las propuestas teóricas de Van Dijk se pudieron abordar
ue acentuaban el posicionamiento
varios aspectos del cuento El matadero q
ideológico y político de los tanto de los unitarios como de los federales. Se destaca
que el texto principalmente enfatiza las cosas malas de los federales y no menciona
alguna actitud positiva del grupo, por su parte no se enfoca en engrandecer el
nombre de los unitarios pero sí se burla de la excesiva satanización del nombre y
mediante la ironía, las descripciones, las ejemplificaciones y las metáforas va
postulando su propia ideología política en el discurso narrativo. Cada uno de estos
recursos se enlazaron entre sí para formular un mensaje final y aunque fue la ironía
cuya aparición fue acentuando el tono y la intención del texto, finalmente los dos
ejemplos finales generan el choque final con el lector para introducir en su
subconsciente la noción de dolor, sangre y barbarie al hablar de los federales y de
nobleza, victimización y libertad al hablar de los unitarios.
Bibliografía
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