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EL DISCURSO IDEOLÓGICO EN EL MATADERO DE ESTEBAN ECHEVERRÍA

COMO INSTRUMENTO DE ALINEACIÓN POLÍTICA

THE IDEOLOGICAL DISCOURSE IN EL MATADERO BY ESTEBAN ECHEVERRÍA


AS AN INSTRUMENT OF POLITICAL ALIENATION.

Ileana Yaraidee Bravo Vázquez


Universidad de Guadalajara

Resumen: ​El análisis del discurso ideológico busca identificar aquellas ideologías
que forman parte de la estructura de los discursos y se utilizan como elementos de
propaganda política. En el cuento de ​El matadero se encuentran presentes algunas
ideologías políticas que pretenden mostrar una realidad específica al lector.

Abstract: ​The analysis of the ideological discourse seeks to identify those ideologies
that are part of the structure of the discourse and are use as element of political
publicity. In the text ​El matadero some political ideologies are present trying to show
a specific social reality to the reader.

Palabras clave: ​ideología, sociedad, política, discurso, autoridad.


Keywords: ​ideology, society, politics, speech, authority.
Introducción
Uno de los aspectos más interesantes en el campo del análisis de las obras recae
en el estudio crítico de los discursos que se manifiestan bajo diversas formas, ya
sea en el lenguaje o en la construcción del texto. Este acercamiento a los textos no
pretende sólo identificar tales discursos sino analizar qué es lo que expresan y el
por qué se formulan de cierta manera.
Adriana Santos y Luciana Libório (2014) mencionan que el foco central del
análisis del discurso recae en la idea de que “todo discurso es producido por un
sujeto en determinado momento y espacio” y citan a Eni Orlandi (2009) quien
menciona que el sujeto del discurso posee un papel histórico y se pronuncia desde
un espacio social. (p. 291). Ya desde esta perspectiva se hace evidente que el
campo del análisis del discurso es complejo en tanto que los componentes que se
mencionan, lo social y lo histórico, engloban diversos núcleos a tratar.
Teun A. Van Dijk (2005) sostiene que el discurso no es solo un conjunto de
palabras enlazadas con la finalidad de hacer llegar información al receptor, sino que
se construye tomando en consideración aspectos sociales como los valores
morales, dinámicas del grupo, creencias, normas, tradiciones e ideologías, grupos
de referencia objetivos e intereses básicos, todo esto con una intención específica
(p.20). Pocas veces el sujeto es consciente de los discursos a los que está expuesto
porque estos no siempre están manifiestos explícitamente en el contenido que
consume, por lo tanto no se puede reducir el uso de las ideologías a acciones
“observables” en los discursos y prácticas sociales, sino como recursos que
gobiernan tales prácticas como representaciones subyacentes (p. 23).
Es evidente que los criterios sociales considerados en la construcción del discurso
dan pauta a una diversidad discursiva que si bien vale la pena analizar, esta
investigación no pretende identificarlos. En cambio, se enfocará en el discurso
ideológico del cuento ​El matadero (​ 1883) que funciona como instrumento de
alineación política durante la dictadura de Juan Manuel de Rosas, tomando en
consideración criterios de la teoría de la ideología en el discurso que propone Teun
A. Van Dijk.
Sobre el concepto de ideología
Intentar definir el concepto de ideología es una tarea difícil dada la pluralidad de
significados que lo envuelven pues responden a diversas perspectivas de la
sociedad. Para Alvin Gouldner (en Eagleton, 1997) la ideología se alberga en la
conciencia doctrinaria de la sociedad, es dogmática, irracional y extremista,
considerando que es bajo las ideologías que las personas justifican la mayoría de su
accionar. Por su parte, John B. Thompson (en Eagleton, 1997) destaca el carácter
dominante de las ideologías y menciona que su estudio implica reconocer las
formas “en que el significado o significación sirven para sustentar relaciones de
dominio”. Ante esto, Terry Eagleton (1997) menciona que son necesarias ciertas
estrategias para legitimar el poder:
Un poder dominante se puede legitimar por sí mismo ​promocionando creencias y
valores afines a él; ​naturalizando y universalizando tales creencias para hacerlas
evidentes y aparentemente inevitables; ​denigrando ideas que puedan desafiarlo;
excluyendo formas contrarias de pensamiento; quizá por una lógica tácita pero
sistemática; y ​oscureciendo la realidad social de modo conveniente a sí misma. (p.
24)
Es decir que los sistemas ideológicos operan en el tejido social con la intención de
crear realidades específicas para cada sujeto cuyas propuestas serán elementales
en la toma de decisiones o en su forma de enfrentar las situaciones de su realidad.
Estas estrategias se pueden ver presentes, por ejemplo, en el discurso anti-lgbt+,
cuyas creencias se promocionan entre los miembros simpatizantes al grado de
naturalizar la percepción de ​antinatural que se tiene sobre este grupo. Aunque se
han abierto muchos debates cuya intención es informar más que influenciar al
público, todavía hay quienes ​denigran y ​rechazan la existencia de nuevos
interpretaciones de la sexualdiad en la sociedad. Bajo estos criterios se vuelve
evidente que las ideologías son parte elemental de las construcciones sociales pero
también de aspectos individuales de los sujetos relacionados con la identidad y
pertenencia.
Teun A. Van Dijk (2005), por otro lado, aborda el concepto de ideología desde la
noción de conjunto de ideas o ​sistemas de creencias, ​es decir, que por sí mismas
no comprendes las prácticas ideológicas. Resalta que no existe ideologías
individuales sino que son socialmente compartidas y funcionan como
“representaciones sociales que definen la identidad social del grupo… como
condiciones fundamentales y sus modos de existencia y reproducción” (p. 10). Van
Dijk, además, sostiene que las creencias pueden considerarse ideologías siempre
que estas sean de carácter fundamental, es decir, aquellas creencias que recaen en
los aspectos socioculturales o de actitudes sociales no son necesariamente
ideologías. Entre sus funciones destaca el carácter cognitivo que pretende
proporcionar coherencia a las creencias del grupo así como sus interacciones e
intereses en conjunto para garantizar la facilidad de su uso cotidiano. Tal como T.
Eagleton, T. Van Dijk rescata el carácter legitimador de dominio aunque también
destaca su uso para "articular resistencia en las relaciones de poder” (p. 13).

​Teun A. Van Dijk y las ideologías políticas en el discurso


Ya se había mencionado que no todo el tiempo los miembros de un grupo social
expresan explícita y conscientemente las ideologías bajo las que se rigen, sin
embargo, no se puede negar que cuando se trata del campo de la política, los
sujetos automáticamente adoptan conductas y discursos en pro o en contra de
grupos o sistemas políticos.
Sobre esto, T. Van Dijk (2005) menciona que son pocas las ideologías que se
defienden tan explícitamente como las ideologías políticas. Desde una perspectiva
general se sostiene que las ideologías políticas son la base de las estructuras de
poder de un tejido social, estas se involucran con el sujeto político, los procesos, la
cognición política, las prácticas y los discursos. La organización de los grupos
políticos se sustenta bajo ideologías específicas y es a partir de ellas que se llevan a
cabo acciones en el campo social con ejercicios como elecciones, campañas
políticas, propaganda, manifestaciones y asambleas (pp. 23-25).
El discurso es el espacio donde se expresan libremente las ideologías y también
se vuelven “observables” para el público. Aunque se perciban los discursos como
medios de transmisión de ideologías, este proceso requiere de estrategias
específicas para lograr su cometido. Cuando se realizan análisis de discurso el
enfoque no solo recae en los aspectos estructurales como la sintaxis, metáforas,
figuras retóricas, argumentos o el uso intencional de ciertos pronombres como
“nosotros” y “ellos”, sino que se deben considerar los aspectos contextuales como el
quién habla, cómo, cuándo, dónde, por qué y a quién, es decir, la situación política
al momento de su enunciación (Van Dijk, 2005, 27).
Van Dijk (citado en Van Dijk, 2005) denomina al modelo mental de la situación
política como ​modelo contextual ​cuya función es definir “cómo los participantes
experimentan, interpretan y representan los aspectos que para ellos son relevantes
en la situación política” (p. 27). Es tomando en consideración estos modelos
contextuales a la par de las aspectos estructurales del discurso que este puede ser
analizado en cuestión de las ideologías presentes. Así un discurso político generará
una reacción distinta en el público si es pronunciado por un diputado o un
gobernador, o si es dicho durante un evento colectivo o ante el senado de la
república.
Para el análisis de las ideologías presentes en el discurso, Van Dijk (2005)
propone un modelo sistemático que engloba cuatro estrategias principales que
identificarán las estructuras ideológicas que forman parte del discurso político:
énfasis en nuestras cosas buenas​, énfasis en sus cosas malas, minimizar nuestras
cosas malas, minimizar sus cosas buenas. ​Es decir, se establece una actitud
divisoria entre el nosotros y el ustedes dependiendo del contexto del discurso. Cabe
señalar que estos criterios pueden aplicarse a todos los niveles del texto: fondo y
forma y significado, sin embargo, Van Dijk señala algunos recursos que las cuatro
estrategias principales utilizan para el análisis discursivo de los cuales se destacan
los siguientes:
➢ Auto presentación positiva​: se van a resaltar todas las cualidades positivas
del emisor del discurso.
➢ Autoridad​: figuras de autoridad como argumento de respaldo en el discurso
➢ Categorización:​ se categoriza a los sujetos involucrados en la situación
política
➢ Descripción del actor: s​ e describen los involucrados en el discurso
enfatizando en la presentación positiva de uno y la negativa del otro.
➢ Ejemplificación: s​ e utiliza una historia para mostrar una realidad específica
que argumente a favor del emisor del discurso.
➢ Generalización:​ se hablan de las características negativas del ​otro b
​ ajo una
perspectiva generalizada
➢ Ironía:​ disimula los ataques directos y se utiliza para desacreditar al
contrincante.
➢ Metáfora: ​se utilizan las significados abstractas para transmitir un mensaje
que desacredite al contrincante o beneficie al emisor.
➢ Victimización: se utiliza para desacreditar al otro a partir de la representación
dramática de una realidad específica.
Bajo estos criterios el discurso político se convierte en una medio de transmisión de
posturas ideológicas que requiere de recursos específicos para generar una
reacción en el público en beneficio de una ideología política.

El matadero y la república argentina


Antes de abordar el objeto de estudio es necesario contextualizar la situación
política de Argentina en el siglo XIX. A raíz de la revolución del mayo en 1810 contra
la autoridad española, el cambio de los sistemas de poder y gobierno se convirtió en
el asunto más importante. Surgen entonces los grupos políticos de los unitarios,
quienes defendían el liberalismo y la necesidad de un gobierno centralizado,
mientras que por otro lado, los federales defendían la autonomía de las provincias y
la necesidad de un gobierno autónomo con constitución, leyes y economía propia, a
la par reconocían la necesidad de un gobierno nacional para cuestiones específicas
y con poder limitado. De 1829 a 1852 Juan Manuel de Rosas gobernó Buenos Aires
bajo las ideologías federales, se consideraba antiliberalista y su gobierno fue
reconocido por el terror, la sangre y barbarie que estaba dispuesto a realizar con tal
de reprimir a quienes se oponían a su dictadura (Santos y Liborio, 2014, 293).
El matadero ​es un cuento publicado en 1883 por Esteban Echeverría, se ubica
dentro del cuadro de costumbres ya que retrata aspectos de la cotidianidad del
pueblo Riachuelo de Barrancas. El cuento es uno de los más importantes en la
literatura hispanoamericana al considerarlo como el primer cuento en funcionar
como instrumento de reforma social. Entre sus características formales se destacan
las crudas descripciones de la realidad social, la naturaleza y de las
representaciones de las figuras de poder.
Metodología
Para esta investigación se tomó como objeto de estudio el cuento argentino ​El
​ ublicado en 1883 por Esteban Echeverría, dadas las características
matadero p
literarias del texto no se puede acceder a él bajo las características del discurso
político como tal, sin embargo, sí se pueden identificar algunos elementos
ideológicos presentes de modo que se tomaron en consideración las estrategias
globales que propone Teun A. Van Dijk para analizar el discurso ideológico en el
texto mencionadas anteriormente así como los recursos de los que se valen las
estrategias globales para enunciar un posicionamiento ideológico. Cabe señalar que
este análisis es una aproximación a lo que podría ofrecer el texto por lo que no será
un abordaje minucioso.

Análisis
Desde el inicio, el autor recurre a la validación de su texto al etiquetarla como
“historia”, no obstante, menciona que no va a recurrir a la tradición de los
historiadores que utilizaban la crónica, sin embargo, no especifica su renuencia a la
tradición histórica y se limita a establecer una fecha imprecisa “183..”, en Buenos
Aires como escena de acción y la cuaresma como época del año, es decir, en el
marco histórico de la dictadura de Juan Manuel de Rosas.
El primer grupo que se introduce en el texto son los federales y aunque parece
que se realiza bajo aspectos positivos, lo cierto es que se hace uso de la ironía para
desacreditar o revelarle a lector su verdadera naturaleza:
Los abastecedores, por otra parte, buenos federales, y por lo mismo buenos
católicos, sabiendo que el pueblo de Buenos Aires atesora una docilidad singular
para someterse a toda especie de mandamiento, sólo traen en días cuaresmales al
matadero, los novillos necesarios para el sustento de los niños y de los enfermos
dispensados de la abstinencia por la Bula, y no con el ánimo de que se harten
algunos herejotes, que no faltan, dispuestos siempre a violar los mandamientos
carnificinos de la iglesia, y a contaminar la sociedad con el mal ejemplo. (p. 1)
Desde que se califica a los federales como buenos religiosos y por ende buenos
ciudadanos queda evidenciada la unión entre dos grupos de poder: la iglesia y el
gobierno. Su colaboración no solo implica apoyo moral entre ambos grupos sino que
hasta cierto punto existe un cedimiento de poder: la iglesia utiliza al gobierno para
que sus mandatos se realicen al pie de la letra, y esta, a su vez, respalda bajo
argumentos religiosos las imposiciones gubernamentales. Ambos tienen un público
en común: “el pueblo de Buenos Aires poseedor de una docilidad singular para
someterse a todo especie de mandato” (p.1).
Del mismo modo que la presentación del contrincante se hizo utilizando la ironía
como herramienta para transformar adjetivos positivos en negativos, ocurre lo
mismo con la presentación de los unitarios. Ante la llegada del temporal de lluvias,
las condiciones del pueblo se vuelven críticas como consecuencia del exceso de
agua. La actitud que los ciudadanos toman como respuesta a la crisis vivida apunta
al discurso político y religioso al que están expuestos día a día, su respuesta
automática es acusar a los unitarios sin importar la causa:
¡Ay de vosotros, pecadores! ¡Ay de vosotros, unitarios impíos que os mofáis de la
iglesia, de los santos, y no escucháis con veneración la palabra de los ungidos del
Señor! [...] Vuestra impiedad, vuestras herejías, vuestras blasfemias, vuestros
crímenes horrendos, han traído sobre nuestra tierra las plagas del Señor. La justicia
del Dios de la Federación os declarará malditos. (p. 4)
La idea de un dios específico para los federales evidencia la posición que ellos
mismos se adjudicaban en la jerarquía de poder. Por su parte, los unitarios son
presentados como el residuo social de Buenos Aires, no solo están en contra del
gobierno sino de la iglesia y es por su impureza que las desgracias ocurren en su
pueblo. Si bien, los adjetivos utilizados crean una imagen sobre este grupo, el que
sean culpados por situaciones ajenas a sus manos vuelven esa imagen
incongruente. La satanización excesiva de los unitarios se vuelve recurrente en el
texto, la carga ideológica que recae en ellos como transgresores de todos los
buenos valores, la criterios morales y las tradiciones políticas parece contradictorio
en relación con las las propuestas que los federales consideran como buen ejemplo.
Ante la imposibilidad del consumo de carne por motivos las consecuencias del
clima, se pronuncia la figura de Juan Manuel de Rosas como ​El restaurador c​ uya
figura de autoridad y se le adjunta la idea de gobernador bondadoso para cubrir el
ataque mediante el uso de la ironía:
Alarmóse un tanto el gobierno, tan paternal como previsor, el Restaurador, creyendo
aquellos tumultos de origen revolucionario y atribuyéndoselos a los mismos salvajes
unitarios, cuyas impiedades, según los predicadores federales, habían traído sobre
el país la inundación de la cólera divina… (p. 4)
En este fragmento se vuelve a utilizar la ironía como forma de desprestigiar no sólo
a los federales sino al mismo Juan Manuel de Rosas, calificando de paternal y
precavida su decisión de abastecer el matadero para que la gente satisfaga sus
necesidad de proteína. Del mismo modo, los unitarios vuelven a ser blanco de
maldiciones. Más adelante, la crítica hace uso de la ironía pero ahora con la
intención de desprestigiar el poderío entre el gobierno y la iglesia: “¡Cosa extraña
que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la
iglesia tenga la llave de los estómagos!” (p.6). Esto a raíz de que el gobierno y las
familias de alto poder recibieron “permiso divino” para romper la cuaresma y
consumir carne.
El espectáculo que ofrecía entonces era animado y pintoresco aunque reunía todo lo
horriblemente feo, inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar del
Río de la Plata (p. 6)
Teun Van Dijk menciona el uso de las descripciones como forma de enfatizar
características positivas o negativas dependiendo de sujeto en quien esté enfocado
el discurso. En el caso de la cita anterior se enfatiza directamente en los aspectos
negativos del pueblo pero también del gobierno y sus jerarquías de poder, quienes
desde un comienzo apuntaban a los unitarios como los libertinos y sin escrúpulos. El
contraste entre “animado y pintoresco” y “feo, inmundo y deforme” supone un
vistazo a la realidad del pueblo quienes están acostumbrados a vivir suprimidos y
bajo estándares sociales impuestos que les impiden cuestionar su realidad.
En torno de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas
[...] A sus espaldas se rebullían, caracoleando y siguiendo los movimientos, una
comparsa de muchachos, de negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad
trasuntaba las harpías de la fábula, y, entremezclados con ella, algunos enormes
mastines olfateaban, gruñían o se daban de tarascones por la presa.
Dentro de los conceptos de feo, inmundo y deforme se presenta un escenario que
describe no sólo la situación en el matadero, sino la manera en que está
esquematizada la sociedad. Aquellos grupos de tez y raza distinta se ubican a la par
de los animales carroñeros, son la base de la pirámide social y su presencia pasa
desapercibida para los grandes poderes. La atención del gobierno evidentemente no
está puesta en los grupos vulnerables aún cuando en un comienzo se afirmaba la
actitud paternal y benevolente del gobierno para servir de guía a los ciudadanos.
Para recalcar esta postura egoísta del gobierno se recurre a dos ejemplificaciones
de situaciones crudas que representan la indiferencia de los federales respecto al
pueblo. El primero es el acontecimiento que se suscita cuando se intenta atrapar al
toro que se escapa del matadero y por accidente terminan degollando a un niño que
estaba cerca del lugar. La actitud extasiada de los federales ante la competencia por
ver quién atrapaba al toro no cambió incluso luego de ver el cadáver del niño y esto
no solo refleja su indiferencia ante la situación social del pueblo, sino que también
deja entrever cuales son las actitudes que se producen bajo el accionar de sus
ideologías. El otro acontecimiento ocurre cuando los federales capturan a un unitario
que se perdió en el territorio. La tortura física y psicológica a la que someten al
detenido refleja la naturaleza de las ideologías políticas de cada grupo y cómo estas
propician acciones en cada grupo. Mientras que los federales se burlaban y
amenazaban al unitario, este se encargaba de proclamar sus propios ideales en
contra de los ideales federales.
Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a la jerga inventada por el Restaurador,
patrón de la cofradía, a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón;
a todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de
las luces y de la libertad (p.19).
La ironía atraviesa la estructura del texto como forma de evidenciar las actitudes
nefastas de los grupos federales ante la sociedad justificando su accionar con las
ideologías políticas. El último párrafo finalmente se libera de la herramienta de la
ironía y muestra su verdadero posicionamiento ideológico y político respecto a la
situación política de su país.

Conclusiones.
Aunque Esteban Echeverría publicó el cuento hasta 1883 luego de que la dictadura
de Juan Manuel de Rosas había terminado en 1852, no se puede negar que el texto
pretende -y funciona- generar en el lector una reacción sobre acontecimientos que
marcaron profundamente la historia argentina. Las propuestas que Teun Van Dijk
hace para el análisis del discurso ideológico abren un campo de análisis que
requieren de mayor minuciosidad respecto a los elementos que pueden ofrecer más
información acerca del mensaje y del contexto político en el que se enuncia el
discurso.
Sin embargo, gracias a las propuestas teóricas de Van Dijk se pudieron abordar
​ ue acentuaban el posicionamiento
varios aspectos del cuento ​El matadero q
ideológico y político de los tanto de los unitarios como de los federales. Se destaca
que el texto principalmente enfatiza las cosas malas de los federales y no menciona
alguna actitud positiva del grupo, por su parte no se enfoca en engrandecer el
nombre de los unitarios pero sí se burla de la excesiva satanización del nombre y
mediante la ironía, las descripciones, las ejemplificaciones y las metáforas va
postulando su propia ideología política en el discurso narrativo. Cada uno de estos
recursos se enlazaron entre sí para formular un mensaje final y aunque fue la ironía
cuya aparición fue acentuando el tono y la intención del texto, finalmente los dos
ejemplos finales generan el choque final con el lector para introducir en su
subconsciente la noción de dolor, sangre y barbarie al hablar de los federales y de
nobleza, victimización y libertad al hablar de los unitarios.
Bibliografía
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