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El secreto de la abundancia

El otro día mientras caminaba para la iglesia me daba cruce con una hermana
cristiana, que comentaba en voz alta las cinco palabras que más repetimos los
cubanos hoy en día. Seguro que ya puedes adivinarlas: “Qué mala está la cosa”.
Y es cierto, “la cosa” parece estar mala. ¿Pero en serio debería un cristiano
afligirse de semejante forma a punto de desesperar a los demás en la calle?
Veamos que dice la biblia:
Filipenses 4:6 (Traducción Dios Habla Hoy)
“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y
denle gracias también.”
Y sí, en tiempos malos es que se diferencian los hijos de Dios, en los que se pone
a prueba su fe. Dios siempre ayuda a sus hijos, y si no te va bien pues, siguiendo
las palabras de Pablo, debemos revisar nuestras oraciones, nuestra fe y nuestra
acción de gracias.
Cuando pienso en tener fe, lo primero que me viene a la mente es que si en la
mañana le pido a Dios que llueva, ese día debo ir a trabajar con un paraguas y
una capa. Y si no lo hago es porque no he tenido fe en mi oración.
En cambio, cuando se trata de agradecer, existen tres formas en las que solemos
fallar. Supongamos que te detienes a orar un minuto y viene un hermano y te
regala mil pesos antes de terminar. Una primera forma de faltarle a Dios en la
acción de gracias sería atribuir este hecho a la casualidad de los acontecimientos,
o sea creer que de todas formas el hermano ya nos los iba a regalar, olvidando
que el Señor ya conocía lo que íbamos a pedir. La segunda forma sería agradecer
solamente a nuestro hermano, glorificándolo a él, quien solo es la vía utilizada. Y
una tercera y peor aún es creer que todo es gracias a nosotros que hemos sido
buenos hermanos y nos lo merecemos.
De esta forma, ofendemos a Dios aunque agradezcamos con la boca, porque le
faltamos a su Gloria.

Ahora permítanme hacer una historia de mi vida:


Durante mucho tiempo quise conocer la ley de la abundancia y para ello me tomé
el trabajo de leer más de cien libros. El primero llamado “El Secreto” decía que la
clave es la visualización y que nuestros pensamientos están atrayendo
constantemente “cosas” a nuestra vida. Y esto, a parte de las fuentes lejanas a
Dios que tiene, no hace más que aflorar (o sea adornar) lo que en realidad es
espiritual.
Luego pensé en encontrar dicha ley en la psicología y me leí algunos libros de
autoayuda como “El secreto de la mente subconsciente” de Murphy, que era más
de lo mismo, la autosugestión y el engañarse, algo que te hace sentir bien por un
breve espacio de tiempo, pero luego vuelves a la realidad.
Por último me fui a algo más material y leí libros de educación financiera, de
Kiyosaki, Cardone, y otros de negocios y ventas y me hice un negociante, pero
tampoco encontré en el dinero el secreto de la abundancia.
Y no fue hasta que en este 2023 que Cristo me llamó y me hizo desempolvar un
librito guardado por años en una gaveta del armario, que comprendí la verdadera
ley de la abundancia. ¿Y adivinen qué? Funciona.

Si dividimos este secreto en dos partes, la primera la podemos encontrar en el


evangelio de Mateo, al final del capítulo 6:
Mateo 6:31-32
“No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? Porque los gentiles buscan estas cosas; pero vuestro Padre celestial
sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.”
Exacto. No sean como los gentiles que no tienen a Dios. ¿Adivina qué pasa
cuando estás en una cola y te quejas constantemente de “la situación”? Pues
sucede que los que tienen otros dioses dicen: “A este su Dios lo abandonó”.
Cuando en realidad no solo eres tú quien ha abandonado a Dios, sino que estás
perdiendo la fe y te estás condenando con tus propias palabras.
¿Hasta cuándo hombres de poca fe? Lo primero que tienes que hacer es dejar de
quejarte tanto, dejar de decir “Qué mala está la cosa”. Detente ya, que tú tienes un
Dios que todo lo puede a tu lado.
Mateo 6:33-34a
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque
el día de mañana traerá su afán…”
¿Acaso existe más abundancia que solo preocuparse por el día de hoy, y no
tenerse que preocupar por el mañana?
La primera parte del gran secreto está ilustrado en el versículo 33: buscad
primero la Gloria de Dios, no la tuya.
La segunda parte, la podemos encontrar en 2 Corintios, donde en el capítulo 9, del
versículo 6 en adelante, Pablo parece hacer una exhortación muy interesante,
veamos:
2 Corintios 9:6-8
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el
que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como
propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al
dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia,
a fin que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para
toda buena obra;”
El que siembra mucho, mucho cosechará. Sin duda un llamado a ser generoso.
Ahora citemos con quién debemos ser generosos:
1- El pobre de a nuestro lado: seguramente todos nosotros como cristianos
cuando vamos a merendar y vemos a la señora pobre que nos mira, nos
sacamos $ 70 del bolsillo y le compramos una piza. Y es fácil hacerlo
cuando tienes mil pesos en el bolsillo. ¿Pero cuántos lo hacemos cuando
tenemos sólo $ 70? ¿Cuántos donan el 100% de su riqueza y confían que
Dios lo ayudará luego a usted?
2 Corintios 9:10
“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,”
2- Con el hermano: y no solo con el de la iglesia, sino con todo aquel que nos
rodea. Al ser generoso con él, no solo estamos resolviendo su problema,
sino que Dios nos verá y permitirá que sean generosos con nosotros
cuando lo necesitemos. Pero si no lo somos seguramente Dios se dirá: “¿A
este para qué lo voy a bendecir, si él no ayuda a nadie?” Quien no es
bueno con lo poco, no se le dará mucho.
3- La ofrenda de la iglesia: parece haberse desatado una campaña en la redes
sociales propiciada por personas de poca fe en torno a esto. Pero
analicemos un detalle: es conocido que en varias partes de la escritura está
escrito: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios”. Sin embargo, existe una
situación, solo una, al menos en los 66 libros del Canon que utilizamos, en
la que Dios mismo parece pedir que lo prueben:
Malaquías 3:10
“Traed todos diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme
ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de
los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
El gran secreto de la abundancia que no es más que una aplicación práctica de los
dos mandamientos principales “Amarás a Dios más que a nada y al prójimo como
a ti mismo” es el siguiente:

EL SECRETO DE LA ABUNDANCIA
“Buscarás la Gloria de Dios primero (y no la tuya) y serás infinitamente
generoso con tu prójimo”

Esto sin dejar de cumplir los demás mandamientos.


Para terminar, hacer un resumen de las posibles causas por las cuales a un
cristiano puede que no le valle bien en tiempos de crisis:
1- no confiamos en Dios, o no tenemos fe,
2- no lo ponemos por encima de todo y buscamos su gloria primero,
3- no somos generosos,
4- no agradecemos correctamente.
En esta situación que estás viviendo, no te rindas, clama a tu Dios, ten fe y Él
responderá.

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