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CONVIVENCIA DE CRISTIANOS Y MUSULMANES...

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES


EN LOS INICIOS DEL MUNDO MODERNO

EDUARDO ENRÍQUEZ DEL ÁRBOL


Instituto de la Paz y los Conflictos
Universidad de Granada

Uno de los diversos aspectos de la Paz en la historia humana es aquél


que concierne a las relaciones internacionales que se producen entre
comunidades políticas distintas pero unidas por intereses y deberes mutuos1 .
En este apretado análisis pretendemos aproximarnos a la problemática que
resulta del cambio del Medioevo a la Edad Moderna con la aparición del
Estado y con ello el nacimiento de Europa2 y la constitución de una nueva
sociedad internacional, cuyas relaciones poseen una etiología particular
basada en nuevos principios, donde una paz «inestable», pero siempre
presente, se ve perturbada con contiendas bélicas de múltiples causas.
Con ello intentamos esbozar, bajo una óptica diferente a la historiografía

1. Estas comunidades políticas que forman las «naciones», van unidas a la aparición
de los Estados modernos, todavía un término impreciso, que detentan las Monarquías
autoritarias del Occidente europeo a partir del siglo XVI. La nación adquiere su carta de
naturaleza, como una unidad espiritual, en el Concilio de Constanza (1414-1418) cuando
ante dificultades de organización al ser muy crecido el número de personas con voto, se
decidió un nuevo modo de sufragio y fue dividir a los concurrentes en cuatro naciones:
italiana, francesa, alemana e inglesa; los españoles al encontrarse todavía a favor del Papa
Luna, no estuvieron representados.
2. TILLY, C. (1992) Coerción, Capital y los Estados europeos 990-1990, Madrid.
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tradicional, la posibilidad de una visión de la historia de la paz, que es personal y social, con el renacimiento de la paz y la confianza colectivas;
al mismo tiempo una reconstrucción del objeto, y cuyo paradigma puede la reivindicación de los valores individuales; la noción, que ahora triunfa,
ampliar sabidos conocimientos abriendo nuevas perspectivas de interpre- de la perfectibilidad del ser humano frente a la imperfectibilidad del
tación histórica. Por último, no podemos dejar de subrayar, de acuerdo hombre condenado por el pecado original y que abocará en la idea de
con nuestra tesis, la existencia de aquellos generosos espíritus que pen- progreso, tan cara a los ilustrados del siglo XVIII y por último, frente
saron, frente al maquiavelismo imperante, en una organización pacífica a la tradición y a la autoridad admitidas, la crítica de la razón, que conducirá
que desterrase por medio del amor y la fraternidad cristianas, la violencia al pensamiento libre, a la Reforma, a las especulaciones teóricas y a los
y las guerras, no obstante la intolerancia, el fanatismo, las ambiciones descubrimientos científicos7 . Estas dos ideas últimas, no es necesario decir,
y los egoísmos nacionales del largo siglo XVI3 . han conformado nuestra civilización hasta hoy.
La idea de la universalidad que abarcaba el mundo cristiano de Occidente
quedaba periclitado con los cambios económicos, geográficos, científicos,
1. LA SOCIEDAD INTERNACIONAL MODERNA: sociales, ideológicos y políticos. Estos cambios, de modo especial, la
CONFLICTIVIDAD Y PAZ aparición de la burguesía en la ciudad, el nuevo modo de producción
(capitalismo comercial), las nuevas relaciones de mercado, la creación
Como es sabido, la época moderna constituye un periodo revolucio- de una burocracia administrativa y de un ejército permanente que refuerza
nario en Europa y va a significar un avance en todos los campos resultado el predominio real, dan paso a nuevas realidades, que se concretan desde
de reajustes políticos y económicos internos en los que el núcleo urbano4 , el punto de vista político con el nacimiento de un concepto más rico de
el desarrollo comercial al mismo tiempo que el robustecimiento del poder nación (o nacionalidades) que alcanza su punto culminante con la creación
de la autoridad real, juegan un papel fundamental. Todo ello va a conducir del llamado Estado moderno8 . Estado moderno que encarnado en el Rey,
a una aceleración del proceso de desarrollo que se gestó en los últimos lleva a la absorción de unidades políticas más débiles y a la acentuación
siglos de la Edad Media. Bien es verdad que continúan las tradiciones del «imaginario monárquico». Al unísono, la soberanía del Estado9 se
y prácticas medievales: los lazos de lealtad hacia el monarca, las ideas materializará en un territorio determinado con un cuerpo de funcionarios
sobre el poder y su articulación basadas en textos romanos que confor- y movido por un interés que tomará el calificativo de «nacional». Como
marán el devenir monárquico5 ; la potestad de dar leyes como la facultad consecuencia, asistimos a un proceso mental de abstracción que pasa del
de impartir justicia del rey6 , pero con todo, la monarquía autoritaria poder individualizado medieval al poder institucionalizado que va a
sustituye a la concepción feudal del monarca. En un marco que cada día confluir en el Estado, al que se transfiere toda la soberanía. El Estado
se hacía más novedoso por la intervención de nuevos cambios socioeco- moderno, el Estado soberano, pues, fue producto de un proceso de
nómicos, conviene destacar por el momento, algunos factores que afec-
taban al ciudadano de a pie: la recuperación del sentido de la seguridad
7. Asimismo se ha dicho del descubrimiento del poder social de la razón y del dinero,
que serán los mediadores formales de todos los contenidos cognoscitivos y materiales de
la vida humana.
3 Para Braudel empezaría en 1450 y acabaría en 1640. 8. Esta expresión de Estado moderno la aplicamos, por el momento, a las naciones
4. Cfr. entre otros, RINDGROSE, D. (1998) «Historia urbana y urbanización en la de la Europa occidental dentro de una visión eurocéntrica de la Historia, aunque por sentido
España moderna», en Hispania, vol. LVIII/2, 489-512. trasla-ticio la palabra Estado puede referirse a otras comunidades políticas del pasado. Sobre
5. En el siglo XIII escribía el gran Federico II: «La majestad imperial es libre de todas el Estado véase: SCHULZE, H. (1997) Estado y nación en Europa. Madrid; PADIOLEAU,
las leyes de cualquier clase que sean y no tiene que rendir cuenta más que al juicio de P. (1989) El Estado en concreto. México; HALL, J.A y IKENBERRY, G.J. (1993) El Estado.
la razón que es madre del Derecho». Madrid.
6. Como diría aún dos siglos más tarde Saavedra Fajardo: «Si falta la justicia, falta 9. Entre las innovaciones más importantes que presenta el Estado moderno estarían:
el orden de la república y cesa el oficio de rey» (SAAVEDRA FAJARDO, D. (1952) Idea a) Territorialidad; b) Control de los medios de violencia; c) Estructura impersonal del poder;
de un príncipe político-cristiano representada en cien empresas. Madrid, 193-194). d) Legitimidad (Cfr. HELD, D.(1997) La democracia y el orden global. Barcelona, 71).
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concentración y secularización del poder que, desde ahora en adelante, novo, estimando las nuevas concepciones del Derecho de Gentes (caso
se convierte en el centro sobre el que iba a gravitar el pensamiento de la libertad de los mares, de las presas, de respeto a los derechos humanos)
político 10 . Asimismo surge una teoría política alternativa a la que había que en mayor o menor medida podían ser aceptadas. Concepciones
dominado en el Medievo, que confluye en el autoritarismo y absolutismo dimanantes del pensamiento de los grandes teólogos, iusnaturalistas,
monárquico. Este artificio terminará por separarse tanto de los gobernantes politólogos o reformadores de la época.
como de los gobernados, como más adelante expresaría Hobbes. La gestión y el papel de los nuncios, embajadores y enviados diplo-
Por otra parte, es el momento en que los dos principios básicos de máticos se multiplican y van a adquirir enorme importancia ya como
la actividad del municipio: proteccionismo y reglamentación corporativa mediadores o ya en la canalización y normalización de las relaciones
pasan a las esferas rectoras del poder soberano, a través de la mentalidad interestatales, al mismo tiempo que decae el arbitraje medieval13 . Se
del patriciado urbano que es asimilada ahora por el Estado. De ahí la actitud desarrolla una estrategia diplomática que cuenta con la coordinación de
de éste que llevó en sí al intervencionismo protector (premercantilismo). los Estados en sus pacíficas relaciones o, a veces, con la inordinación
Con estas premisas, no hay un poder superior sobre estas sociedades de los mismos, lo que presupone su enfrentamiento.
emergentes y, por ello, llamadas por algunos anárquicas, que se imbricaban Los conflictos que surgen no podían resolverse sólo mediante la
en una estructura internacional de actores (los Estados). Estructura que aplicación del Derecho dada la soberanía con la que se impugnaba al
suele designarse con la categorización de yuxtaposición e igualdad. En enemigo y, su resolución debía pasar por las vías de la negociación, que
consecuencia, se desarrollan los Estados modernos en estrecha relación era la menos costosa y «normal» para resolver los litigios internacionales
unos con otros a través de múltiples y variadas formas. Esta es la cara o, en caso contrario, usando de la fuerza14 . Hay, pues, un aumento
de la Paz, a la que la historia (con mayúscula) de todos los tiempos, ha significativo de gestiones diplomáticas que se traducen en alianzas y
concedido poca importancia. tratados. Sirvan a modo de ejemplo, entre otros, los Tratados entre In-
Al mismo tiempo, se desenvuelven, ahora con más libertad, lasRelaciones glaterra y Borgoña en 1496 aboliendo las represalias y afirmando el respeto
internacionales, que pueden ser estudiadas desde dos enfoques principales: a los mercaderes y el «intercursus magnus» del mismo año, entre Inglaterra
el idealista y el realista11 . Su actuación se concretará en dos vertientes: y los Países Bajos, concediendo mutuos privilegios a ingleses y flamencos
bien aprovechando las normas consuetudinarias que correlativamente y fijando derechos de aduanas; el Tratado de Friburgo entre Francia y
cambian de fisonomía y de contenido y se enriquecen con fórmulas nuevas Suiza, el 29 de noviembre de 1516, llamado de la «Paz perpetua», que
que vienen a añadir matices a las tradicionales 12 . O bien, partiendo ex durará hasta la Revolución francesa; o la misma Tregua de los Doce Años
en el Tratado de Amberes (9 de mayo de 1609) que se revela como un
instrumento diplomático crucial por el que se aceptaba el hecho consumado
de la rebelión de los Países Bajos contra la Corona española y, por lo
10. La mejor definición de soberanía nos la dió Jean Bodin en 1576: «El poder de
mandar y de obligar sin poder ser mandado ni obligado por nadie en la Tierra» (BODIN,
tanto, también por primera vez se reconocía el espíritu de disidencia
J. (1985) Los Seis Libros de la República (1576). Madrid, 63). Estos Estados soberanos nacional en Europa. Todo ello son ajustes y reajustes encaminados a
de Europa forman lo que se ha venido llamando «la aristocracia de la sociedad internacional estructurar un mundo de convivencia que se hará más complejo a medida
sometida al dinamismo de la regla de la fuerza» (GARCIA ARIAS, L. (1962) La guerra que avance el tiempo, pero que alumbrará los nuevos derroteros por los
moderna y la organización internacional. Madrid, 434).
11. El realismo político es aquél que sustituye los antiguos valores éticos por el nuevo
que va a guiarse en adelante la Humanidad entera.
concepto de interés nacional. Para las dos concepciones del idealismo político y del realismo
político internacionales, véase MEDINA, M. (1983) Teoría y formación de la sociedad
internacional. Madrid, 48-80. 13. Recordemos que es la época de la instauración de la diplomacia de modo per-
12. Para las tradiciones referentes a relaciones pacíficas durante la Edad Antigua y manente, a través de representantes junto a las principales cortes europeas, y que jugarán
Media, véase ALGANZA ROLDAN et alii (1994) «Cosmovisiones de paz en el Medite- un papel polifacético: información, mediación y negociación.
rráneo. Una primera aproximación» en CANO, M.J. y MUÑOZ, F. (Eds.) Hacia un 14. Era lógico que los Estados se aferrasen, por otra parte, al concepto bodiniano de
Mediterráneo pacífico, Granada, 44-58. la soberanía que les permitía ser sujetos originarios del Derecho Internacional.
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1.1. La conflictividad y la paz indisolublemente unidas que la guerra por cuanto que además de la paz interna, seguía existiendo
la coexistencia y la paz entre otros Estados.
Podemos afirmar sin equivocarnos que durante todas las épocas de Ateniéndonos solamente al interior de los mismos, nos pueden servir
la Humanidad, los grupos humanos se han relacionado dentro de una estas interrogantes: ¿No hubo espacios de paz que dependían en su
pacífica convivencia en donde emergen constantemente una serie de extensión en proporción inversa a la de las guerras? ¿Cuántos seres
conflictos, que tienen de positivo el presentar problemáticas nuevas, pero humanos intervinieron en esos acontecimientos? ¿Hasta qué punto afectó
al mismo tiempo, la virtualidad de abrir vías de diálogo superando los realmente a una gran parte de la población los avatares de una guerra
planteamientos anteriores y creando nuevas expectativas. Estos conflictos en su convivencia pacífica?17.
que forman la trama de los cambios históricos pueden tener múltiples Precisamente, dentro de este escenario político, por este carácter de
aspectos (económicos, sociales, políticos, jurídicos ideológicos, cultura- su «anormalidad», las guerras han servido en muchas ocasiones de pautas
les) y distintos grados de violencia. para separar periodos y se ha tomado el hecho bélico, unas veces como
Al estudiar la historia en sentido «subjetivo», la Historia escrita, la expresión acabada de una larga época: ¿Quién no recuerda la Guerra de
encontramos jalonada de periodos de crisis y conflictividad, de violencia los Cien Años como fenómeno terminal del Medioevo en donde se da
y de guerra, pero siempre unidos de un modo indisoluble a la convivencia la última lucha con clave medieval como fue la derrota de la caballería
y a la paz, porque éstas subyacen en todo aunque no se las nombre francesa en Crecy? Y otras veces, como culminación de un proceso, es
expresamente y observando desde otra perspectiva la realidad, deberíamos decir, para significarcambios cualitativos que hacenirrumpir otros periodos
en vez de enumerar los periodos de guerras que nunca eran absolutas históricos en el devenir del tiempo: recuérdese el paso del Medievo a la
totales, contabilizar los periodos de paz15 . época Moderna para el que se elige la conquista de Constantinopla por
Partiendo de este sustrato, si pasamos a considerar los conflictos que los turcos o el triunfo cristiano de Granada. Entre 1453 de la primera y
desembocan en luchas armadas, debemos decir que en cualquier caso, 1492 de la segunda, se hace alumbrar la nueva época: la llamada Edad
los hechos bélicos han ocupado un lugar preponderante cuando no Moderna, aunque no en todos los países tiene la misma significación, en
excesivo en la historia16 , olvidando que la paz existía al mismo tiempo cuanto a su periodización o a las nuevas connotaciones que comporta.
Ciñéndonos concretamente al periodo que nos ocupa, hallamos que
la guerra está con frecuencia presente, debido en gran manera a la diferente

15. La guerra misma, que es la máxima expresión de la violencia presupone la paz


ya que ha servido en no pocas veces como un medio de paz. Aristóteles, criticando la
organización espartana, diría: «El legislador debe esforzarse principalmente porque la
legislación que promulgue sobre la guerra y sobre todo lo demás tenga por fin el reposo monarcas, que encarnaban la soberanía y eran los representantes principales del Estado,
y la paz, pues la mayoría de las ciudades de tipo militar permanecen incólumes mientras a cuyos interés todo debía estar subordinado; en tercer lugar, por el concepto histórico
hacen la guerra, mas perecen una vez que han conquistado el imperio. En la paz, pierden descriptivo o de una historia crónica en la que el papel de las guerras como acontecimientos
su temple como el hierro, y el culpable es el legislador, por no haberlas educado para trágicos y extraordinarios ocupaba una extensión e importancia, sin lugar a dudas, des-
el empleo del ocio (...) El fin de la guerra es la paz y el ocio del negocio» (ARISTOTELES, proporcionada; y, por último, como explicación en parte de la anterior, se da una equi-
Política, VII,13). paración psicológica en la información que recibimos hoy día, donde la frase inglesa bad
16. No negamos la transcendencia que tienen en sí los hechos bélicos pero podemos news are news, tiene una total vigencia, significando que sólo lo que es extraordinario,
aseverar que si en la antigua concepción tradicional de la Historia estos fenómenos tuvieron anormal o extravagante o se «presenta» como tal, tiene capacidad de absorber nuestra
una presencia fundamental, fue debido por cuatro razones, que creemos, claves: En primer atención.
lugar, porque se interrumpía un periodo de paz, al que siempre se aspiraba como una 17. Hay casos en los que la guerra por su duración, por su impulso destructor u otras
existencia deseada, por un periodo de violencia y de desastres que conmovían a la población circunstancias, alarga su radio de acción y endurece sus actuaciones, entonces la población
en su modo vivencial y podían afectar a grandes sectores de la misma; en segundo lugar, sufre toda clase de violencias y desastres: asalto, saqueo, pillaje, alojamiento de las tropas,
por sostener un concepto cuasi patrimonial y reverencial de la Historia, puesto que a ésta impuestos y tasas, etc., como sucedió en numerosos lugares de Alemania en la Guerra
preocupaba más que los intereses verdaderos de los pueblos, los de la «nación» y de los de los Treinta Años.
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disposición de las comunidades políticas, a conceptos de legitimidad Desde el ámbito económico, en la llamada doctrina mercantilista21
dinástica, de discriminación racial, de enfrentamiento religioso o a inte- que consideraba que el Estado debía asumir del mismo modo que los
reses económicos. La guerra además era facilitada por la misma estructura intereses particulares (municipales) la expansión del país, fomentando la
inorgánica de la comunidad internacional europea, a la que hemos hecho población y desarrollando la industria a través de un control patrimonial
referencia, y que producía inestabilidad internacional al no existir un poder de la economía, cuyo objetivo era obtener una balanza comercial favorable
superior que evitase mediante su mediación o solucionase de modo pacífico mediante la exportación y la consiguiente acumulación de metal dinera-
los conflictos más graves como eran los bélicos. rio 22 . Estos objetivos que los Estados pretendían alcanzar, por una parte
De hecho, al afirmarse el ius bellum en estos siglos como un derecho condujeron a un extraordinario auge del comercio y de la paz, aunque
fundamental o prerrogativa de la soberanía ilimitada, hacía de la guerra a veces determinaran, sin punto de comparación posible con los periodos
una función natural de los Estados y por tanto, eran consideradas todas de paz, enfrentamientos proteccionistas y conflictos mercantilistas como
las guerras emprendidas por éstos como legales18 . Los conflictos bélicos el de Holanda e Inglaterra en el siglo XVII.
se transforman en guerras de despacho, luchaban los ejércitos y la guerra Desde la ideología, predomina, en los comienzos de la Modernidad
resultaba ser más asunto de los Gobiernos que no de los pueblos, aunque como continuación del Medievo, la identidad religiosa como identidad
éstos soportasen sus nefastas consecuencias19 . Luchas armadas con di- universal cristiana, pero ahora este sentimiento se trastoca con la aparición
plomacia reforzada, entendida como una manera más enérgica de negociar de la Reforma. La creencia de la colectividad en una sola fe acompañada
frente al contrario, teniendo en cuenta, en definitiva, que tanto unas como de una concepción radical de la misma, como diríamos hoy, fundamen-
otras dependían más que nada de las posibilidades de su financiación, sobre talista, enfrentará con desusada hostilidad a los bandos antagónicos que
todo si se utilizaba la estrategia del desgaste 20 . surgen de los ideales religiosos. Los espíritus no estaban preparados para
la coexistencia de la verdad y la herejía. La pugna entre la Reforma
protestante y la Contrarreforma católica será uno de los grandes problemas
1.2. Los principios y paradigmas internacionales que inquietan a la Europa del siglo XVI y durante buena parte del XVII.
Las cuestiones cruciales serán dos: En primer lugar, si el Estado debía
Llegados a este punto, de una forma muy sucinta, señalemos que los basarse en la identidad religiosa (católica o protestante) como se practicaba
paradigmas de esta época se centran en tres grandes cuestiones funda- en la mayoría de los estados católicos y que después pasará a la concepción
mentales que tienen su expresión en las relaciones internacionales: protestante del gobernante y su pueblo; y, en segundo lugar, si la pre-
dicación de las doctrinas (cristianas o judías) era libre y pacífica o, al
contrario, ejerciendo violencia, debía prohibirse. En efecto, será a partir

18. Todo esto cambiará a partir de la I Guerra Mundial cuando se institucionaliza


la teoría del bellum legale y el iustum bellum. Bellum legale que recogió el Pacto de la
Sociedad de Naciones y confinado a su ilegalidad en la actual Organización de Naciones 21. En Francia el mercantilista más conocido fue Barthélemy de Laffemas (1545-1611)
Unidas (párrafo 4º del art.2º), aunque no de modo absoluto ya que admite excepciones. por sus numerosas memorias entre las cuales destacaríamos: La ruina y la escasez de dinero
19. No debemos pasar por alto que las funciones del Estado eran fundamentalmente común hoy a toda Francia, a causa de los desórdenes e injusticia de la guerra con el
geopolíticas con predominio militar. Se calcula que entre un 70% a 80% (término medio) remedio seguro que no ha sido conocido ni por los más sutiles hasta el presente; La doctrina
de los ingresos de los grandes Estados, eran para gastos militares (MANN, M. (1991) Las más elaborada la encontramos en la obra de Antoine de Montchrétien (1615) Traité de
fuerzas del poder social. Vol.1, Madrid, 514). l’economie politique. París.
20. Así lo testimonian Bernardino de Mendoza en su obra Teoría y práctica de la 22. Era ante todo un sistema unificador y «supeditaba toda acción económica a los
guerra, publicada en 1595: «El triunfo será de quien posee el último escudo» y lo mismo puntos de vista que convenían a las necesidades del Estado y al de su territorio y que
Giovanni Botero, en 1605: «La guerra se prolonga todo lo que es posible y su finalidad se concebían como formando una ciudad» (HECKSCHER, Eli F. (1983) La época mer-
no es aplastar sino cansar, no es derrotar, sino desgastar», cit. en PARKER, G. (1977) cantilista. México, 6). Cfr. también OVERBEEK, J. (1998) Free trade versus protectionism,
The Dutch Revolt, 309. Cheltenham.
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de las luchas cainitas de religión y de las persecuciones que llevaban al binomio gobernantes y gobernados, apareciendo con un nuevo sesgo
consigo, cuando en algunas mentes va abriéndose paso la idea de la la idea contractualista, que tiene añejos precedentes en el Medievo y
tolerancia, que entonces tenía su estricto sentido que es la aceptación terminará por triunfar en el siglo XVII24 . Junto a todo ello, se analizan
provisional de un mal inevitable. Es evidente que fue ganando terreno las relaciones que deben presidir los distintas comunidades políticas y el
a medida que los disturbios y las guerras se hacían más feroces o se equilibrio que debe reinar entre ellas para salvaguardar su propia seguridad.
prolongaban. Esta tolerancia estaba motivada en sí más que por la fidelidad Estas investigaciones y sus resultados van a ir gestando la evolución mental
de los fieles a unos principios religiosos, por la impotencia de los Estados, de las élites europeas que, unidos a otros factores, darán lugar al fenómeno
fueran católicos o no, para reducir a los disidentes (luteranos y calvinistas, de la Ilustración.
en el lado católico, o presbiterianos, baptistas, independientes, congre- Es también el momento, no lo olvidemos, de la racionalidad que hemos
gacionistas, etc. en el lado protestante y judíos en ambos sectores), grupos indicado, siendo una de sus manifestaciones el nuevo sentido dado al
que en algunos lugares llegan a generar guerras civiles. Derecho Natural, recogido de los canonistas medievales, y que había
Desde el campo político, esas monarquías potentes que apoyándose sufrido ya una evolución desde los tiempos romanos a la Edad Media.
en las ciudades han vencido a los señores feudales van creando un espacio Su vinculación al verdadero ius gentium o Derecho Internacional dará
propio e independiente y pretenden un desarrollo ególatra con aspiraciones frutos que se recogerán más adelante25 .
de hegemonía, moviéndose en tres planos: el de la fuerza, el del poder Con los paradigmas indicados, tanto en una u otra situación, las re-
y el de la autoridad. Emerge así el interés egoísta de los Estados, el deseo laciones internacionales se basan en dos principios que van imponiéndose
de engrandecimiento, que suponía como requisito el ser independientes y se sustentan por la transcendencia que se les concede como conocimiento
en el concierto europeo y contar con una Hacienda saneada, sin la cual científico cimentado en un saber acerca de la realidad. Estos dos principios
era difícil mantener un ejército permanente, otro rasgo de la modernidad, fundamentales en los que se va a encuadrar la sociedad internacional
para salvaguardar el poder mismo y hacer posible la práctica expansionista moderna y por los que tambien se regulan sus relaciones, son:
más allá de sus fronteras.
En el fondo de todas estas actitudes yacía la razón de Estado23 , a la Principio de igualdad y de independencia, por el que todos los Estados
que podemos llamar maquiavelismo político, este realismo político in- están en pie de igualdad con los demás a diferencia de la época medieval:
ternacional que imponía la falta de escrúpulos en los medios empleados la existencia teórica de una soberanía del Sacro Imperio Germánico sobre
para alcanzar sus fines, separándose de las consideraciones éticas o teo- los reinos de la Cristiandad.26 Se crea así una comunidad paritaria dado
lógicas que habían predominado en la Edad Media, a las que habían estado
inseparablemente unidos y cuyas primeras desviaciones surgen ya a partir
del siglo XV.
24. Idea de gran enjundia que tendrá multiples aspectos: Desde la cuestión del origen
Debemos consignar que estos tres paradigmas que se incardinan en de la soberanía y el papel que desempeña el pueblo y el rey hasta el más riguroso absolutismo
el juego político de las sociedades europeas, provocan sustanciosos debates monárquico. Recuérdese la lucha de los monarcómanos protestantes contra la Corona
que versan sobre los mismos orígenes del Estado y la sociedad, sobre su francesa, la respuesta de Jean Bodin (1530-1596), en 1570, con Los Seis Libros de la
estructura y su función, sobre la soberanía y el papel que corresponde República, defendiendo contra los extremistas la inmunidad del rey al que se imponían
las leyes fundamentales (leyes de Dios, de la naturaleza y costumbres), pero desechaba
la subordinación a una teocracia y defendía la libertad religiosa. Era la primera tentativa
que se hacía para fundamentar de un modo racional la teoría del poder monárquico. Y
a partir de 1585, serán los católicos franceses, por razones obvias, los que adopten las
23. En los documentos de la época se llama a veces con las expresiones de «interés
teorías antimonárquicas llegando a la apología del tiranicidio.
superior del Reino» o «provecho público». Se ha definido como «la máxima del obrar
político, la ley motora del Estado» (MEINECKE, F. (1983) La idea de la razón de Estado 25. En el Reino Unido desde el siglo XVI se aduce que la ley internacional forma
en la Edad Moderna. Madrid, 46) o «como aquella necesidad que tienen quienes gobiernan parte de la ley del país («International law is a part of the law of the land»).
de tomar medidas propias para asegurar la continuidad en el poder y en periodo de crisis, 26. La teoría de la soberanía universal del Emperador no tenía ninguna efectividad,
la salvación del Estado» (GAUTIER, L. (1971) Maquiavelo. México, 98). era, pues, una pura entelequia. Ni siquiera Carlos V llegó a pensar en tal posibilidad, como
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que sus miembros no están ya subordinados a ningún ente superior sino 1.3. La paz y el irenismo como teoría y práctica
que se encuentran unos Estados junto a otros en una relación de coor-
dinación y en caso contrario, enfrentados en una relación de inordinación. Como hemos mencionado párrafos arriba, si solamente nos fijáramos
En la relación de coordinación se tendía a alcanzar la paz por medio de en los momentos bélicos dejaríamos un mundo mucho más amplio
aunar intereses comunes, donde cada una de las partes obtuviese beneficios marginado, un mundo que convive y vive a pesar de las guerras: el de
y, por lo tanto, el principio se mostraba positivo para la paz. la paz. Este mundo de la paz que se estructura en la Edad Moderna, tiene
Sin embargo, al no existir homogeneidad de los Estados modernos dos facies distintas:
que se van construyendo como unidades políticas independientes, nace
una sociedad desigual en cuanto a las diferencias de recursos y de poder La paz que no aparece, que sostiene la convivencia diaria en buena
y esto podía acarrear ambición de dominio, hostilidad y enfrentamiento. vecindad, que se da por supuesta, que es la que se practica entre los
ciudadanos y entre las naciones, en sus múltiples relaciones de intereses
Principio de equilibrio y balanza de poderes, por el que ninguno de comunes (comercio, relaciones diplomáticas, dinásticas, de cultura, par-
los Estados debe suponer una amenaza para la existencia y seguridad ticipaciones pacíficas, intercambio de conocimientos, etc.). Es una paz
de los demás. Era evitar la prepotencia o hegemonía de un Estado que silenciosa, que no se explicita ni resulta de manifestaciones de alborozo
predisponía al recelo y temor de los otros. Este principio, que se enuncia ni de toque de campanas, sino que es esa paz que no necesita propaganda
ya a fines del siglo XV por Lorenzo de Médicis para demostrar la necesidad porque se convive con ella cotidianamente y que, por su diversa gradación
de aliarse con Milán y Nápoles contra el predominio de la República de en cuanto a la conflictividad, podemos llamar paz gradual27 . En el ámbito
Venecia, se pondrá en práctica a lo largo de la Edad Moderna. Así también internacional engloba, a su vez, la paz de alianzas y tratados en mutuo
lo vio el cardenal Wolsey, en la Inglaterra de Enrique VIII, con la fórmula beneficio, sobre todo de relaciones comerciales que son consustanciales
cui adhaereo praeest, que permitía inclinarse por uno de los bandos, entre a la propia existencia de las sociedades modernas.
los contendientes, para sacar de ello ventajas. Esta paz silenciosa se manifiesta: En coexistencia pacífica que es-
Un principio que ahora se hace más necesario no porque no existiera pecifica la condición mínima para que los Estados organicen sus problemas
una autoridad superior, sino porque el instinto de conservación se reforzaba compartidos en el orden internacional, a través de la costumbre, de acuerdo
ante el peligro acrecentado de ser absorbido por su vecino, peligro que con la naturaleza de los acuerdos y su respeto (pacta sunt servanda). Y
era mucho mayor que en la Edad Media. en la coexistencia cooperativa con el conjunto de reglas que facilitan la
Este principio de equilibrio, que usa el maquiavelismo con el empleo cooperación y que llevan a vinculaciones económicas y sociales 28 , aunque
de cualquier medio para conseguir sus fines, dio lugar a extrañas alianzas, se desarrollarán partir del siglo XVII.
como la de Enrique II de Francia con el Papa y con los turcos (!!) contra Todo ello se refleja en alianzas, tratados de muy diversa índole,
Felipe II. O más adelante la que sigue sosteniendo Francia contra la pacificaciones, concordatos, convenios 29 .
hegemonía de España o el engrandecimiento de la Casa de Austria, con
su intervención en todos aquellos acontecimientos que tendieran a debi-
litarla. A partir de 1670, este equilibrio se orientará contra Luis XIV.
27. Se denomina también a esta paz silenciosa, paz imperfecta (F.A.MUÑOZ), paz
relativa (SCHWARZENBERGER), eficaz, neutra, etc.
28. Cfr. HELD, D.(1997), 101-102.
29. Recuérdese la alianza de Ginebra, entre Francia y Suiza, firmada el 7 de noviembre
puso de manifiesto Menéndez Pidal al analizar las diferencias que separaban al César de de 1515; En cuanto a los tratados valga como recordatorio, el de Troyes entre Francia e
las Memorias de su secretario Mercurino de Gattinara. Son curiosas las láminas que se Inglaterra, en 1564, por el que ésta renunciaba a Calais a cambio de 227 millones de coronas;
conservan de principios del siglo XVI que dibujan esta comunidad universal cristiana La pacificación de Gante en 1576 en que todas las provincias de los Países Bajos pactaron
colocando en su centro al Emperador, a su derecha, al rey de Francia y a su izquierda para defender sus intereses nacionales y religiosos, expulsar a los españoles y, en una
al de España, y ya en posición inferior, los nobles en sus diferentes titulaciones. asamblea posterior, resolver todos los conflictos; Como concordato, sirva de botón de
242 EDUARDO ENRÍQUEZ DEL ÁRBOL LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES... 243

Como es sabido, a pesar de las guerras, el conjunto o la gran mayoría desde San Clemente, a San Brasilio el Grande pasando por Tertuliano,
de la sociedad europea vivió pacíficamente, dado que aquéllas afectaban Orígenes o Lactancio llegan hasta prohibir el servicio de armas. Esta época
directamente a porcentajes reducidos de la población, exceptuando casos quedará bien lejos con la Iglesia constantiniana, cuando se realiza la
como las guerras civiles, la guerra que España sostuvo en los Países Bajos30 estrecha alianza entre Imperio e Iglesia y se pasará del pacifismo radical
o la de los Treinta Años, con la que quedó el Reich alemán completamente al idealismo moderado que desde San Atanasio y, sobre todo, San Agustín
desvastado y cuyas consecuencias se dejaron sentir en países muy alejados llega hasta la época moderna mientras aquel pacifismo se refugia para-
de la contienda (Polonia, Rusia, Italia)31 . dójicamente en algunas sectas heréticas. Es también el momento en el
Una segunda cara de la paz es la paz emanada de tratados, que pone que se impone no sólo la permisión de la guerra sino su misma licitud,
fin a conflictos armados y es la paz que se manifiesta públicamente con la llamada guerra justa y que, más tarde, sería aclarada y completada
la satisfacción de haberla alcanzado, recuperando la armonía entre las brillantemente por Francisco de Vitoria en el siglo XVI.
naciones que hasta hacía poco eran enemigas. Esta paz advenida, inter- A aquel irenismo radical se van a soldar sectas religiosas, de origen
estatal, se plasma, fundamentalmente, en tratados de paz32 y treguas33 . protestante en esta época, con una teorización del mismo como doctrina
Que los tratados adquieren una relevancia especial dentro del mundo y práctica de paz absoluta que obligaba a sus miembros y a su jerarquía.
cultural-histórico, lo demuestra el hecho del nacimiento de una disciplina Este irenismo tendrá acabado cumplimiento en dos doctrinas muy dispares
llamada Historia de los tratados, que se constituye en la primera Historia entre sí que ven la luz en los siglos siguientes: la de los cuáqueros, de
de las Relaciones Internacionales, cuyo desarrollo se inició en este mismo tipo confesional y la de los francmasones, aconfesional.
siglo XVI (el Recueil de Jean Tillet en 1577). Debemos añadir, finalmente, que las actitudes de paz las podemos
Aparte de estas facies de la paz, señalemos aquí aunque sea a modo contemplar no sólo a través de aquellas creencias religiosas sino también
de síntesis, el irenismo que es la paz como construcción social volitiva por las aspiraciones y conductas pacifistas, desde el punto de vista práctico,
y no simplemente como una convivencia «normalizada», que anhela que sostuvieron personajes de la época en su gobierno34 y, desde el téorico,
alcanzar una verdadera paz intra y extraestatal y vuelca su actividad para algunos inquietos pensadores hacia un mundo mejor y pacífico por medio
que el grado de conflictividad sea el menor posible, señalando la nego- de las llamadas utopías, que podemos conceptuar como absolutas, porque
ciación como única salida al conflicto y prohibiendo el uso de la violencia. tratan de crear comunidades ideales verdaderamente irrealizables en ese
El irenismo de los primeros tiempos del cristianismo ponía de relieve momento35 , que distinguimos de los irenismos (pacifismos no radicales)
la ilicitud intrínseca de toda guerra y muchos papas y padres de la Iglesia

34. A los actores «pacifistas» los encontramos, por doquier, en la historia de cada
país. Baste citar aquí, en el caso de España, a Ruy Gómez de Silva, príncipe de Eboli,
muestra el de Viena, en 1444, entre el Papado y el Imperio que tendrá consecuencias a amigo y consejero de Felipe II que en la segunda mitad del siglo XVI hasta su muerte
lo largo de la Edad Moderna o el de Bolonia, firmado entre el Papado y Francia en 1516. se enfrentará al «partido belicista» del duque de Alba; o en la Francia de la misma época,
30. Cfr. PARKER, G. (1985) El ejército de Flandes y el Camino español (1567-1659). el partido de los llamados políticos dirigidos por L’Hospital y sostenido por la reina Catalina
Madrid. de Médicis, que buscará el equilibrio entre los católicos radicales y los hugonotes,
31. Véase nota 17. considerando que el Estado debía existir por encima de las rivalidades religiosas y por
32. Matrimoniales, de paz después de una guerra (como el de Cateau-Cambresis el lo tanto, se trataba de promover reuniones para llegar a acuerdos pacíficos y componendas
3 de abril de 1559 entre Francia y España que desalojó a Francia de Italia y dio la hegemonía (sínodos, asambleas, concilios y paces); Otro ejemplo el del grupo armoniano holandés,
a España; el de Vervins el 2 de mayo de 1598 entre Enrique IV y Felipe II,etc.); paces dirigido por el gran pensionario Jan Oldenbarneveldt, a principios del siglo XVII. Al igual
de contenido religioso (Paz de Bergerac, de Flix o la de Nantes entre la monarquía francesa podemos encontrar en el Papado.
y los protestantes), etc. 35. Citemos sólo la más conocida del siglo XVI, la de Tomas Moro: Utopía (1516)
33. Con las que se suspendía la guerra por un periodo determinado, como la de Niza que combatirá entre otras cosas el espíritu de conquista y la guerra sería permitida sólo
en 1538 entre el Emperador y Francisco I por 10 años; las de Amboise de 1563 y de Saint- por motivos humanitarios. Para este tema puede consultarse: DAVIS, J.C. (1985) Utopía
Germain de 1570, de fondo religioso entre la monarquía francesa y los hugonotes, etc. y sociedad ideal: Estudio de la literatura utópica inglesa 1516-1700. México; y en un
244 EDUARDO ENRÍQUEZ DEL ÁRBOL LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES... 245

en los que en oposición frontal a la guerra, predominaban ideales de paz Suecia en 1613 y Suecia y Rusia en 1617, parecían augurar una Europa
pero sin llegar a elaborar planes concretos, apelando a la obligación, en paz por mucho tiempo. Fue un momento en que las relaciones inter-
moralidad y justicia que la paz, entre cristianos, encierra, aunque admitían nacionales bien por cansancio, por agotamiento o por falta de actores
una justificación para la guerra justa 36 . Y, por último, los llamados planes agresivos, crean un clima de paz internacional que se prolongaría hasta
de paz, respuestas elaboradas frente a una sociedad internacional desor- 1618 38 .
denada, que propone la creación de organizaciones supranacionales que
desterrasen las guerras fratricidas entre los Estados37 .
Los planes de paz que, desde ahora, van a aparecer con más insistencia, 2. REALISMO, IDEALISMO Y PAZ INTERNACIONAL
buscan, por tanto, crear un mundo armonioso que supere los egoísmos
nacionales, estableciendo una comunidad o federación de Estados cris- Con el objetivo de esclarecer los conceptos que expresan las «Rela-
tianos, aunque esa paz a veces sirviese, en un segundo término, para poder ciones internacionales» de un lado, y del otro, la «Historia de la paz»,
luchar con éxito contra el enemigo común: Los turcos. es conveniente que deslindemos estas dos cuestiones, comenzando por
A fines del siglo XVI las contiendas políticas y religiosas parecían los enfoques con los cuales los Relaciones internacionales han sido estudiadas
haber llegado a su fin tras el entronizamiento de Enrique IV y el edicto y comprendidas. De estos enfoques nos interesan básicamente dos, que
de Nantes que apaciguaba a los protestantes en Francia y la estabilidad son el idealismo y el realismo político internacional, dejando de lado la
de la situación alemana. El Occidente de Europa parecía tender al com- visión cientifista, de la que se asume sólo la concepción científica que
promiso. Se afirma una nueva generación que algunos historiadores la conlleva39 . Acto seguido, pasaremos a la concreción de nuestras posiciones
han llamado la generación pacifista de 1600, representada fundamental- con respecto a la Historia de la Paz en estrecha conexión con las Relaciones
mente por Felipe III en España, Jacobo I en Inglaterra o María de Médicis Internacionales.
en Francia. La paz de Francia con España en 1598 y la de España con Hemos visto en las páginas precedentes como se constituye la comu-
Inglaterra en 1604, la tregua entre el Emperador y el Sultán en 1606, la nidad internacional40 en una estructura que, decimos, se califica de anárquica,
del Emperador con las Provincias Unidas de 1609, la de Dinamarca y

38. No es el momento oportuno de traer aquí la cuestión de si era sentido en el fondo


de la generación o era un puro arbitrio de coyuntura o un «periodo de contracción» el
plan más general: MANUEL, F.E. y MANUEL, F.P. (1981) El pensamiento utópico en que, en realidad, determinaba las actitudes (TRITONE). Lo que sí parece cierto es la crisis
el mundo occidental. Madrid. de 1619-1622, que se caracteriza por su entrada en una fase económica en que van de
36. Destaquemos a Erasmo de Rotterdam, en sus obras Laus Stultitiae (1511), en modo seguido, la interrupción del crecimiento rápído y la estabilización, y que se le conoce
Querella pacis (1517) y en los Adagia, sobre todo destacables por su oposición a toda como crisis de tiempo corto (Juglar) o cambio de movimientos medianos (Kochin), etc.
guerra, ni siquiera contra los turcos, aunque más tarde admitiría la guerra justa contra la 39. Para un esquema de las distintas concepciones de las Relaciones Internacionales
agresión en Enchiridion Militis christiani (1518) (Cfr. CASTELLANO CASTELLANO, desde el punto de vista sociológico, véase MERLE, M. (1995) Sociología de las Relaciones
J.L.(1993) «Erasmo defensor de la paz», en MUÑOZ, F. (Ed.): Confluencia de culturas internacionales. Madrid (1ª reimpresión).
en el Mediterráneo, Granada, 277-288); el flamenco Jose Van Clichtove con su De bello 40. Aunque en el caso de la sociedad internacional no es muy apropiado, prefiero
et pacis opusadum que recuerda los argumentos de los primitivos cristianos contra toda usar el término de comunidad en vez de sociedad, por cuanto consideramos que, al final,
violencia; Alfonso de Valdés en su Diálogo de las cosas ocurridas en Roma (1530) se más allá de los Estados lo que debe existir es la humanidad. Esta diferenciación (sociedad-
opone a la guerra, aunque justifica la guerra justa emprendida por el Emperador; Luis comunidad) utilizada por primera vez por el sociólogo Ferdinand Tönnies, en el siglo
Vives en su magnífico tratado De concordia et discordia humani generis; el mismo Miguel pasado, completado por Max Scheler y seguido por Poch o Fueyer, entre otros, estima
de Montaigne, etc. que la comunidad es la categoría de lo espontáneo, vivir por tener algo en común, mientras
37. El mismo Erasmo señala una organización de estados unidos cristianos; John la sociedad es un grupo social de cohesión artificial, basado en actos conscientes, producto
Sylvagius en 1515 y mucho más tarde, Emeric Crucé en Le nouveau Cynée, verdadera de actividad reflexiva, que puede expresarse con la idea de contrato. En la comunidad
organización de paz, etc. se es, en la sociedad se está.
246 EDUARDO ENRÍQUEZ DEL ÁRBOL LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES... 247

en su sentido estricto de falta de un poder superior, pero no de desorden, En este realismo político internacional al parecer dominan más las fuerzas
tal como podemos comprobar históricamente al no existir un ente superior ocultas, las pasiones y hasta el fatum, que la verdadera voluntad de los
al que pudiera estar sometida. Esta sociedad así constituida da origen a hombres42 . Solo juega la razón de Estado más descarnada 43 . La política
unas relaciones internacionales que llevan de por sí la conflictividad en se entiende sólo como lucha por el poder44 .
cuanto, que por la misma razón anterior, no hay una ley superior a la La idea que el realismo político ha creado en torno al hombre y a la
cual todos deban obedecer. sociedad, nos lleva a un mundo donde se pierden los valores en aras de
Ahora bien, esta realidad, que no negamos, ha servido de punto de una sociedad caótica, donde cada uno en una competencia feroz trata de
partida para la construcción del enfoque del realismo político (o como aniquilar al adversario, al Otro, al que se ve siempre como un potencial
también se le llama en alemán Real-politik), un mundo derivado de la enemigo45 .
concepción maquiaveliana en cuanto a la creencia de la maldad del hombre, ¿Que hay más allá de esta concepción? Al otro lado no hay nada, es
completada por Hobbes, que trata de resaltar la teoría contractualista para el vacío, el de la neutralidad indiferente que va a ocupar el lugar de la
situar, lo mismo que había hecho con el hombre, al Estado, es decir situando civilización, porque se pierde con esa visión la conciencia de lo esencial
a éste en un estado de naturaleza, de guerra permanente, sometido a la y nos conduce a una ignorancia respecto a las motivaciones humanas más
ley de la selva donde el más poderoso triunfa y los esfuerzos de los Estados profundas de las que sólo se extraen sus móviles negativos y una des-
se encaminan a lograr el llamado «interés general», que era en realidad confianza total en su racionalidad. Es este pensar técnico, esta ratio Status,
el interés de los gobernantes en un primer nivel, interés que no dudamos con su contenido negativo, el que nos aleja del humanismo en la sociedad
estaba sometido a las ideologías del príncipe y, en un segundo nivel, el internacional y deviene banal la idea de progreso.
de los pueblos bajo el subterfugio del beneficio colectivo, que después Debemos añadir que la visión realista ha entrado recientemente en
se llamará interés nacional41 . Esta situación de pesimismo antropológico crisis, debido a la creciente interconexión global que está transformando
y de guerra permanente se asocia así, como hemos dicho líneas arriba, la naturaleza y el papel del Estado, como entidad política parcialmente
con la teoría realista del poder internacional y por ende, de las Relaciones autónoma y al Estado mismo se le ve ya como un epifenómeno46 . Los
Internacionales.
A pesar de la realidad de la independencia y la igualdad soberana de
todos los Estados modernos, no podemos estar de acuerdo con el enfoque
42. Más todavía cuando esta cara del realismo político depende, no ya de los fenómenos
del realismo político por todas sus características retenidas como esen- debidos a la fortuna (al fatum, al azar, lo que se nos viene dado como dirá el mismo
ciales: por negar la posibilidad del progreso, por su determinismo inma- Maquiavelo), sino a los que posee la propia naturaleza del ser humano. No entramos aquí
nentista, por la competición constante de los intereses de los Estados y en una polémica que puede no tener fin, sólo afirmamos que el hombre es capaz de aportar
por la distinción que realizan entre los códigos de la moral y del Estado. su voluntad y su decisión, marcados por unos principios ético-políticos a nivel individual
y a nivel estatal o internacional.
43. Para una síntesis completa de las distintas etapas y movimientos (realismo,
behaviorismo, cientifismo, idealismo, neo-realismo, etc.) véase DEL ARENAL, C. (1990,
3ª ed.) Introducción a las Relaciones Internacionales. Madrid, 109 y 126 y ss.; KRIP-
41. Esta razón de Estado servía de coartada moral para acallar la conciencia, al emplear PENDORFF, E. (1985) El sistema internacional como historia. México; MERLE, M.
cualquier medio con la expresión «el fin justifica los medios». Nos referimos a los políticos (1995), 27-106.
y más altos dignatarios del siglo XVI. Es el examen de conciencia al que tuvieron que 44. Si bien el fenómeno del poder está presente siempre en la política como un elemento
someterse los monarcas, a pesar de la laxitud moral que daba el principio superior de la indispensable, no quiere decir que todo deba girar en torno al mismo.
salvación de la sociedad (fuera católica o protestante), justificando todos los medios a 45. Entre las críticas al realismo y al behaviorismo norteamericano y a la imposible
su alcance. Pensemos en nuestro mismo Felipe II con la ejecución de Montigny en Simancas, separación de las consideraciones valorativas de las puramente científicas, aún sigue
sin proceso y ocultando la causa verdadera de su muerte o el del secretario de D.Juan teniendo vigencia la obra de Raymond Aron y la de su discípulo Hoffmann (ARON, R.
de Austria, Escobedo, en Madrid, a instigación de Antonio Pérez; o la matanza desde el (1963) Paz y guerra entre las naciones. Madrid).
poder en las luchas religiosas en Francia, acallada bajo la denominación de «bien público» 46. Véase si no las teorías de Arthur Schleinger y de Bruce Porter, ante la crisis de
para evitar la descomposición del Estado. la democracia en los Estados Unidos, creen que se necesita un enemigo exterior, retomando
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enfoques actuales se centran en los debates entre globalismo y realismo 47 nueva: Es esta ciencia de la paz, sui generis, una ciencia, de un lado, abierta
o entre el realismo de poder y el humanismo planetario. El tema no es y dinámica que promueve una epistemología de la complejidad 49 y de
baladí. otro, es una ciencia de valores50 que obliga a la voluntad a guiarse por
Pero de igual modo, tampoco podemos aceptar el enfoque amplio del valores supremos como son la solidaridad, el amor y el respeto de los
idealismo político internacional, distinto del idealismo filosófico y del derechos humanos51 . En nuestro caso, es la misma Paz que conlleva un
utopismo político 48 . Y ello, al no reconocer determinados fenómenos que compromiso ético y que nos mueve a desentrañar lo que de Paz, en sus
afloran en la vida de la sociedad internacional y que nos transportarían múltiples facetas, haya en la historia del pasado.
fuera de la realidad. Podemos estar de acuerdo con la fe en el progreso, Pero ¿qué concepto de paz estamos utilizando? El concepto que
con una visión no determinista del mundo, con el radical racionalismo, utilizamos es el de la paz negativa, en su nivel más bajo, es decir, la ausencia
pero sin embargo, diferimos de la afirmación de una armonía natural de de violencia física, la cual trasladada a la disciplina de las Relaciones
intereses de los Estados como complementarios más que antagónicos, internacionales, supone la ausencia de guerra o de conflictos armados.
porque para nosotros, éstos pueden darse y se dan en la realidad inter- Esta paz negativa es el eje alrededor del cual gira el contenido conceptual
nacional. que nos debe servir de criterio histórico. A tenor de lo dicho, queremos
A raíz de esto, si caminamos por la vía del idealismo con su escala subrayar la posibilidad de una nueva reinterpretación de la Historia y, en
de valores, somos conscientes de no idear un utopismo social, ya que este caso, la elaboración de la Historia de la Paz.
estamos dispuestos a conocer las tendencias que la realidad modifica, sin No obstante, debemos señalar que la elaboración no puede responder
descender al fácil recurso de la simplicidad utópica, que al creer en una a una amplitud global y absoluta. No puede ser una elaboración acabada
política perfecta y un Estado perfecto, caería, a su vez, en el más acendrado y menos aún en la historia, que es una ciencia en construcción y que
idealismo. depende de los conocimientos y del nivel que hayamos alcanzado para
En síntesis, este modus vivencial de las comunidades políticas que ampliar nuestro arsenal tanto epistemológico como metodológico, con el
surgen de la Edad Moderna, nos muestran una realidad fenoménica en que poder llevar a cabo nuevas reinterpretaciones de aquella realidad
la cual, decíamos, ha habido periodos de guerra, intercalados temporal- fenoménica.
mente entre determinados Estados y por un tiempo limitado. Esto es lo
que designamos bajo la expresión realismo pacífico. Pero, inmediatamen-
te, se nos presentan una serie de cuestiones que aquí, de modo muy somero, 3. HACIA UNA HISTORIA DE LA PAZ INTERNACIONAL EN LA
intentamos explanar: ÉPOCA MODERNA
El primer paso es saber qué conceptualización debemos dar, en este
caso concreto, a la paz. Pero, previamente, digamos algo de esta ciencia Hemos llegado al final de nuestro discurso en el que tratamos de
configurar una Historia de la Paz internacional en los inicios del mundo
moderno. Una historia alternativa a la historia tradicional como referíamos
al principio. Aunque nos movamos dentro de lo que se ha llamado el tipo
tradicionales ideas, para que pueda sobrevivir una sociedad constituída en Estado. Son
el desarrollo de las nuevas fuerzas centrífugas de la sociedad actual (TARNAWSKI, E.
(1997) «Las inciertas perspectivas de la democracia en la época del choque de las
civilizaciones», en CANO, M.J. y MUÑOZ, F. (Eds.), 137-154). También DUNN, J. (1996)
La agonía del pensamiento político occidental. Madrid y COCHRAN, T. (1996) La cultura 49. MORIN, E. (1994) Introducción al pensamiento complejo. Barcelona.
contra el Estado. Madrid. 50. Como decía Galtung, los estudios sobre la Paz consti-tuyen una ciencia social
47. KEOHANE, Robert O. (ed.) (1986), Neorealism and its Critics. New York. aplicada clara y explícitamente orienta-da por valores. Para la problemática de la con-
48. Para los distintos enfoques de la problemática que presentan las Relaciones ceptualización de la Paz, véase GALTUNG, J. (1993) «Los fundamentos de los estudios
internacionales como materia científica, véase entre otros: DEL ARENAL, C. (1990), 95- sobre la Paz», en RUBIO, A. (Ed.) Presupuestos teóricos y éticos sobre la paz, Granada,
203; MERLE, M. (1995). 99-106. 15-50.
250 EDUARDO ENRÍQUEZ DEL ÁRBOL LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES... 251

de modelo teórico de integración y orden por cuanto que enfatiza el interés silenciosa manifestada en una coexistencia pacífica o en una coexistencia
colectivo, sin embargo, somos conscientes al mismo tiempo de la conflictivi- cooperativa. Hubo, pues, espacios de Paz en los inicios de la Edad
dad presente que puede dar inestabilidad al sistema en cualquier situación Moderna, que no han sido mencionados dando por supuesta una realidad
dada52 . Pero, entendámonos, no se trata de prefigurar un mundo histórico de la que no se hablaba nunca. Desde otro punto de vista, no es necesario
de acuerdo con nuestros deseos sino de hallar en el mundo de esa realidad insistir en el hecho de que uno de los objetivos de la Historia de la Paz
objetiva, las facies existentes de ese acontecer que están dependiendo, sería contabilizar los periodos de Paz y no sólo de guerra.
en gran manera, de nuestra interpretación53 . En consecuencia, se trata Es preciso poner de relieve, la importancia de la Paz conseguida en
también de ordenar los acontecimientos según un orden de prioridades los Tratados que ponen fin a los conflictos armados. Paz y tratados que
a tenor de la importancia de los distintos factores que entran en juego. deben ocupar un papel primordial en la Historia. De igual modo, la Historia
Recogiendo las formulaciones hechas en las páginas precedentes nos debe partir también de las paces para señalar cambios históricos aunque
interesa aquí sintetizarlas de un modo ordenado, a modo de conclusiones hayan aparecido como final de una guerra.
provisionales tomadas también como propuestas a debatir. Estas propues- Se impone, desde otro lado, recalcar también la existencia y el papel
tas o puntos que deberán ser profundizados, sobre todo a nivel de categorías que jugaron tanto el pacifismo radical, nunca bien ponderado, que creó
analíticas con la extensión requerida en ulteriores trabajos, serían: espacios de Paz en el lugar en que vivían, como el irenismo pacífico que
En el campo de sociedad internacional, hacemos uso del concepto de intentaba evitar la conflictividad debida a cuestiones religiosas o políticas;
la Paz negativa, es decir, la ausencia de conflictos armados, que nos sirven así como las utopías que refundaban un mundo en paz y que, a pesar de
de criterio para conformar la Historia internacional de la Paz. Una ausencia su utopismo, espoleaban los sentimientos pacifistas de sus lectores; y, por
de guerras que facilita la doctrina mercantilista, puesta en práctica por último, los planes de paz, al elaborar organizaciones que pretendían
los Estados y señalada muchas veces como motivo de ruptura y fricciones, modificar las actitudes belicosas de los Estados y crear la armonía en la
cuando debemos estudiarla bajo otros parámetros, como hacedora de paz sociedad internacional, haciendo a aquéllos más humanos.
a través del comercio internacional. Incluso los mismos paradigmas que hemos expuesto van a servir para
Hemos demostrado la indisolubilidad de la conflictividad y la paz en preparar nuevos horizontes para la paz, como fue, de un lado, la idea de
el ámbito internacional y, sin embargo, la historia escrita que se ha hecho contrato que augura el liberalismo y la libertad humana en paz y de otro,
sobre la Europa moderna con la creación del Estado, con sus contiendas, la racionalidad que abre también caminos con el Derecho Natural y el
ambiciones de dominio, desequilibrios, de la que la «Real-Politik» ha Derecho de Gentes que servirán para regular pacíficamente las relaciones
extraído sus consecuencias, no nos dice todo sobre esa realidad. Junto entre los Estados.
a esa realidad parcial, existió la Paz, la paz que nace de las relaciones Asimismo, el principio de equilibrio y balanza de poderes, que modificó
e intercambios de toda índole y, en especial, del comercio. Esta paz el planteamiento de las Relaciones internacionales, no tuvo siempre un
sentido negativo, ya que sirvió tambien de regulador pacífico en las
situaciones en que un Estado por su potencia y superioridad pudiera
avasallar al vecino por medio de la guerra.
51. Cfr. LEWIS, H. (1994) La cuestión de los valores humanos. Barcelona; KüNG, Como hemos advertido, el realismo que nosotros aceptamos, como
H. (1995) Proyecto de una ética mundial. Madrid.
52. Frente al modelo de integración está el de conflicto, que se interesa por la divergencia
constatación de una parte de la historia, es aquél que nos habla de aspectos
de intereses de la sociedad y estima que el consenso sólo sería un ocultamiento de las conflictivos y aspectos cooperativos en las relaciones interestastales y
relaciones fácticas de poder (VON BEYME, K. (1977) Teorías políticas contemporáneas, postula una realidad pacífica con contenidos conflictivos, que denomi-
Madrid, 42). naríamos realismo pacífico.
53. Ya hace muchos años que Spykman, en su teoría del conocimiento, distinguía
entre la realidad empírica y el mundo de concepto y valores: «El conocimiento no procede
Por consiguiente, en trazos gruesos, frente a las concepción realista,
de la observación de la realidad sino que se adquiere a través de la observación de la debemos ir creando la Historia de la Paz y de las Relaciones Interna-
realidad mediante las categorías específicas de conocimiento» (MEDINA, M. (1983), 49). cionales, bajo el realismo pacífico, que no es la historia de los aconte-
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cimientos bélicos, de los enfrentamientos, de las guerras, aunque sea ésta Por último debemos añadir que este análisis, en el que hemos planteado
ahora la impresión que tengamos cuando abordamos la historiografía de hipótesis de trabajo sobre las que se habrá de volver más de una vez, es,
la propia historia, como hemos puesto de manifiesto a lo largo de este en definitiva, un estudio preparatorio que nos ha servido para delinear
discurso. En definitiva, coloquemos a la guerra y a los hechos bélicos la posición teórico-práctica que hemos asumido sobre la Historia de la
en el lugar justo que les corresponden, como la otra cara, aunque oscura, Paz en el marco del Mundo moderno, y, que no es más que una aproxi-
de la Paz. mación, como decíamos al principio, que no tiene otras pretensiones sino
De otro lado, es admisible el enfoque idealista restringido que nos las de ser un reto al que debemos enfrentarnos.
permite la construcción de una teorética para una historia del presente
o para una proyección futura, mientras que el realismo pacífico nos sirve
como elemento de conceptualización para una historia del pasado.
Repetimos que no pretendemos negar la realidad, pero queremos
recuperar dentro de la misma, la de la vida del hombre y de los pueblos:
la paz, su anhelo de convivencia y su efectiva realización54 . Aspiramos
con ello, a que la Historia de la Paz sea escrita, por tanto, con una visión
distinta de la historiografía tradicional sobre el pasado 55 , al ser éste
interpretado con nuevas claves 56 .
En consecuencia, bajo estas premisas, situemos a la Paz y a lo que
ella significa y representa, en el centro del objeto histórico no sólo como
parte del modelo a construir sino, al mismo tiempo, como criterio para
recrear la historia57 . Creemos que esta nueva interpretación se aviene a
la realidad internacional o, dicho de otro modo, no es más que la adaptación
de la realidad empírica a los valores que estamos propugnando como claves
de la comprensión de la sociedad que apareció en el siglo XVI.

54. Me vienen aquí, a la memoria, las palabras de Giovanni Botero, quien en aquellas
fechas tan conflictivas, donde la razón de Estado se imponía en todas las Cortes, se deja
llevar por su íntima convicción repudiando la fuerza y la guerra, al preguntarse: «¿De
qué sirven las conquistas violentas, las guerras o la exaltación de la fuerza? De nada. Para
que un país florezca sólo requiere justicia, paz y abundancia» (BOTERO, G. (1603) Delle
cause della grandezza delle città).
55. ENRIQUEZ DEL ARBOL, E. (1997) «Historia y Paz. Hacia un nuevo paradigma»
en DIAZ BARRADO, M. (Coord.) Historia del tiempo presente. Teoría y metodología.
Cáceres, 259-266.
56. En resumen, a la luz de estas manifestaciones, las categorías que hemos presentado
y que necesitan profundizarse en estudios históricos futuros, son primordialmente: La
coexistencia pacífica, la cooperación internacional y el pacifismo en teoría y práctica,
además de una conceptualización de los enfoques del realismo pacífico y del idealismo
restringido.
57. La riqueza de la historia como globalidad del devenir de las sociedades humanas,
hace que sean numerosas las incursiones desde otras disciplinas ya que la Historia ofrece
el acontecer espacio-temporal en su génesis y desarrollo a cada una de las posibles ciencias.

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