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Rosa Devés y tesis sobre

pedofilia: "El problema


es grave y hay que
enfrentarlo"

Desde su oficina en la Rectoría de la


Universidad de Chile, la máxima
autoridad de la Casa de Bello profundiza
en los controvertidos trabajos. Pese a
que “este momento no es el de emitir
juicios académicos o éticos”, señala que
hay que revisar “los límites de la libertad
de investigación”. Sobre el fracaso de la
Convención, dice que “el lenguaje fue
uno muy especializado, a ratos de
expertos, a ratos de activismo […] un
lenguaje nuevo para la población, que no
se entendió”.

-¿Leyó las tesis sobre la pedofilia


elaboradas en la Facultad de Filosofía y
Humanidades que han causado tanta
controversia?

-Las he leído y quiero aclarar que mi rol en este


momento no es el de emitir juicios académicos
o éticos. Sí, como lo publicamos el martes,
definir un camino para la universidad. Es muy
importante distinguir el rol de una rectora del
rol académico que tiene una universidad.
Ahora, sí es un tema que nos preocupa y sobre
el cual vamos a actuar con la mayor de las
responsabilidades.

-En el comunicado firmado por usted, se


anuncian dos medidas: formar un
comité de académicos para investigar lo
ocurrido y una investigación sumaria
que dé cuenta del desarrollo de las
actividades de graduación. ¿Qué
sanciones consideran?

-Primero hay que mirar desde la perspectiva


académica y ética. Leer estas tesis en
profundidad y juzgar los límites que tiene la
libertad de investigación. Se ha alarmado a la
población y la universidad tiene
responsabilidad en eso. La universidad no tiene
solo que liderar un juicio sino establecer
también una posición.

-¿Cómo afecta este episodio al prestigio


de la Universidad de Chile?

-Es importante cómo una universidad


reacciona frente a un problema como este. Si
bien estos procesos son de crisis, finalmente
producen mejora y eso es fundamental. Los
pasos que hemos dado no están orientados a
cuidar una imagen, sino a resguardar la calidad
intrínseca de la universidad.

-¿Este episodio amerita una revisión


sancionatoria o más amplia de los
estándares de académicos de la
universidad?

-Estas son instituciones con reglamentos y vías


bien definidas en el caso de las investigaciones
sumarias. Pero uno no puede ahora anunciar
ninguna sanción. No es que no exista, pero no
corresponde ahora apuntar. Hay que ser
cuidadosos y lo que uno haga podría no
provocar mejoras.

Sobre el estándar académico, estas son dos


tesis. Nosotros tenemos 120 programas de
magíster, cada programa tiene muchos
estudiantes, tenemos 38 programas de
doctorados con un número importante de
estudiantes. Graduamos 200 doctores al año.
¡Estamos hablando de dos tesis! No quiero
decir que no sean importantes. El problema es
grave y hay que enfrentarlo, pero no es el
estándar general de la universidad.

-¿Por qué fracasó el trabajo de la


Convención Constitucional?

-Es un hecho que la propuesta rechazada


abordó muchas temáticas, y muy en
profundidad, entonces había también múltiples
posibilidades de que distintas personas
estuvieran en desacuerdo con ciertos temas. Y
sobre todo el lenguaje fue uno muy
especializado, a ratos de expertos, a ratos de
activismo, y que era un lenguaje nuevo para la
población, que no se entendió.

El problema comunicacional es algo que hay


que corregir, porque fue un tema importante
desde el punto de vista del mismo texto. No así
de lo que ocurrió por supuesto en los medios.

–El “Acuerdo por Chile”, firmado por


amplios sectores políticos, menciona un
rol protagónico de las universidades.
¿Qué espera del nuevo proceso?

-Vamos a tener un rol sumamente importante.


En el proceso anterior colaboramos mucho,
más técnicamente. En esta vuelta, con el
artículo 153 que les entrega a la U. de Chile y la
U. Católica una responsabilidad que todavía
debe reglamentarse y que puede convertirse en
un espacio muy político. En ese sentido,
todavía hay que reglamentar y definir ese rol,
precisamente porque la participación es clave
en los procesos y su legitimación.

-¿Plazos y fondos?
-De acuerdo a cómo está en este momento en el
acuerdo, este proceso participativo se iniciaría
el 19 de julio, al momento en que comienzan a
trabajar los 50 nuevos convencionales, pero no
estaría presente en el momento en que trabajan
los expertos para producir el anteproyecto. Ahí
hay un tema.

El Congreso nos va a encargar una tarea y


nosotros tenemos que cumplirla, pero hay que
definirla con mucha claridad. Universidad de
Chile y Universidad Católica vamos a estar
juntos en esto, y no me cabe duda de que las
otras universidades. Al ser un proceso de tal
importancia política y de legitimación, tenemos
que estar muy de acuerdo.

-¿Qué espera del acto conmemorativo


que hará la Administración Boric por los
50 años del Golpe?

-Sabemos que el Gobierno está pensando en


enfocar esta conmemoración hacia una mirada
a futuro. Creo que son momentos muy
importantes para una comunidad
multigeneracional como la nuestra. Esta
conmemoración debe ser enfrentada
resguardando la memoria, reconociendo el
dolor que representó y con el compromiso
hacia un país distinto donde esto no pueda
nunca volver a ocurrir.
Para una institución formativa, esto es un
momento clave y debe tener la mayor
relevancia. Nos obliga a reflexionar, a
conversar lo que es completamente necesario.
A cohesionarnos y reconocer nuestros errores
para proyectar un Chile distinto.

-¿Cree que los años restantes del


Gobierno sean suficientes para cumplir
con la promesa de fortalecimiento de la
educación superior pública?

-Los desafíos son grandes y creo que van a


tomar más de un gobierno. Pero dentro de todo
hay que reconocer que ha habido continuidad
en los distintos gobiernos en algunos elementos
muy claves de las políticas, como la política de
acceso a las universidades, que se instala con la
Ley General de Educación Superior y le toca al
gobierno de Sebastián Piñera implementar el
sistema al Ministerio de Educación. Ahí vemos
una política de Estado clara, ejemplar.

¿Son las cuotas de paridad de género un


instrumento eficiente?

-Son eficientes y se requieren en algún


momento para cambiar rápidamente
composiciones y generar diálogos distintos. Sin
embargo, hay que hacerlo con mucho cuidado.
Ahora, es muy interesante que se esté
convirtiendo en cultura y no en una obligación.
-Desde la Casa de Estudios se han
pronunciado en más de una vez por el
control de Azul Azul. ¿Cómo ve ese
tema?

-Estamos siempre vigilantes, porque nuestros


símbolos los tenemos que resguardar. Hay una
preocupación, porque la imagen de la
universidad en cuanto se transfiere al club sea
respetada y cuidada. Nos estamos vinculando
por supuesto. Tuvimos una conversación bien
franca en la rectoría con Michael Clark,
presidente de Azul Azul, y creo que vamos a
tener una relación también bien franca. Es un
tema que nos preocupa y nos ocupa.

-¿Cuál es la facultad real que tiene la


casa de estudios?

-Hay que trabajar. No sé si es materia de


golpear la mesa, sino de realmente transmitir la
presencia de la universidad de manera
importante.

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