Está en la página 1de 9

PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 1

PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

La psicología evolucionista es una perspectiva de las ciencias cognitivas en la que la

biología evolucionista está integrada con las ciencias cognitivas, neurológicas y conductistas

con el fin de guiar la representación sistemática de las estructuras computacionales y

neuronales típicas de cada especie en las especies animales, incluidos los humanos.

Aunque este campo se abastece de muchas disciplinas, fue de especial importancia la

integración de (1) el estudio cognitivo de las especializaciones funcionales exploradas en la

percepción y en la psicolingüística de Chomsky (MARR, 1982); (2) los estudios sobre los

cazadores-recolectores y los primates (Lee y DeVore, 1968); y (3) la revolución que situó la

biología evolucionista sobre la base más rigurosa y formal de la dinámica de duplicación

(Williams, 1966; Dawkins, 1982). Empezada en la década de 1960, esta revolución fue el

catalizador de la deducción de un conjunto de teorías acerca de la manera en que la evolución

configura el diseño orgánico con respecto a la consanguinidad, a la búsqueda de alimentos, al

cuidado de los padres, a la selección de pareja, a la COOPERACIÓN Y COMPETICIÓN, a la

agresión, a la comunicación, a la historia de la vida, y demás –teorías que fueron

perfeccionadas y probadas sobre una base empírica que ahora incluye miles de especies. Este

cuerpo teórico ha permitido que los psicólogos evolucionistas aplicaran los conceptos y

métodos de las ciencias cognitivas a temas no tradicionales, tales como la reciprocidad, la

memoria en la búsqueda de alimentos, la motivación de los padres, la dinámica de coalición,

el evitar el incesto, los celos sexuales, y así sucesivamente. La psicología evolucionista es

poco común en que tiene como objetivo primordial la construcción de un mapa global de toda

la arquitectura computacional característica de la especie de los humanos, incluidos los

mecanismos motivacionales y emocionales, y que su campo de acción incluye todo el


PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 2

comportamiento humano en lugar de simplemente la “fría cognición.”

El volumen de George Williams (1966) Adaptación y Selección Natural tuvo una

trascendencia formativa especial para la psicología evolucionista. Williams identificó los

defectos en el impreciso e ingenuamente optimista pensamiento funcionalista que había

impregnado la biología evolucionista y que continua impregnando, de manera implícita, otros

campos. El libro trazó los principios del adaptacionismo moderno (véase ADAPTACIÓN Y

ADAPTACIONISMO), mostró las fuertes restricciones a las que tenía que estar sometida

cualquier afirmación adaptacionista (es decir, funcionalista) o afirmación subproducto para

ser consistente con el neo-darwinismo, e identificó las pruebas empíricas que tales

afirmaciones debían superar. Hasta que apareció Williams, muchos biólogos explicaron la

existencia de un rasgo (o atribuyeron una funcionalidad a los rasgos) mediante la

identificación de alguna consecuencia beneficiosa (para el individuo, el grupo social, el

ecosistema, las especies, etc.). Lo hicieron sin considerar si la funcionalidad o el beneficio

estaba estrechamente emparejado, tal como requiere el neo-darvinismo, con un diseño que

conducía a una propagación genética sistemática de réplicas de él mismo dentro del contexto

del entorno ancestral de la especie. Los psicólogos evolucionistas aplican estas precisas

restricciones adaptacionistas al funcionalismo en las ciencias cognitivas, neurológicas, y

sociales, y mantienen que los científicos cognitivos deben al menos ser conscientes de que

muchas teorías cognitivas postulan de forma rutinaria una compleja organización funcional

de géneros que los procesos evolucionistas es improbable que produzcan.

Los psicólogos evolucionistas consideran que su campo es metodológicamente análogo a

la ingeniería inversa en informática. En tal empresa, los psicólogos evolucionistas

argumentan, el conocimiento de la dinámica evolucionista y del entorno donde se llevaban a

cabo las tareas ancestrales responsables de la construcción de la arquitectura de cada especie

puede proporcionar patrones valiosos, aunque incompletos, de los problemas


PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 3

computacionales (sensu Marr, 1982) con los que cada especie se encontraba de manera

regular. Estos, a su vez, pueden ser utilizados para señalar con precisión muchas

características candidatas del diseño de los mecanismos computacionales que podían haber

evolucionado para solucionar estos problemas, las cuales pueden entonces ser utilizadas para

guiar las investigaciones empíricas. Por ejemplo, si la dirección de la mirada ancestralmente

proporcionaba de modo fiable información útil acerca de las intenciones de los miembros de

la misma especie o de los depredadores, entonces pueden haberse desarrollado detectores

especializados de la dirección de la mirada como un componente de la COGNICIÓN SOCIAL, y

puede que valga la pena realizar pruebas para detectar su existencia y diseño (Baron-Cohen,

1995).

Los psicólogos evolucionistas consideran probable que la arquitectura cognitiva

contenga un gran número de mecanismos computacionales evolucionados que estén

especializados en la función (Gallistel, 1995), tales como los sistemas de RECONOCIMIENTO

DE CARAS, un mecanismo de adquisición del lenguaje, especializaciones para la navegación,

y el reconocimiento del movimiento animado. Son escépticos acerca de que una arquitectura

que está formada predominantemente por procesos cognitivos independientes del contenido,

tales como los conectores de modelos de propósito general, pueda resolver la diversa

variedad de problemas adaptativos de un modo suficientemente eficiente como para

reproducirse a si misma de modo fiable en entornos naturales complejos e implacables que

incluyen, por ejemplo, adversarios vivos que evolucionan al mismo tiempo como

antagonistas, tales como parásitos, presas, depredadores, competidores y compañeros sociales

que no son del todo armoniosos.

La selección lleva a que los rasgos del diseño sean incorporados dentro de la arquitectura

en proporción a la distribución real de los problemas adaptativos con la que se encuentran las

especies a lo largo del periodo de tiempo evolucionista. No hay ninguna selección que
PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 4

generalice el campo de acción de la resolución de problemas hasta incluir problemas que

nunca o rara vez ocurren a costa de la eficiencia resolviendo problemas que ocurren

frecuentemente. En la medida en que los problemas se agrupan en tipos (dominios) con

propiedades y estructuras estadísticamente recurrentes (p. ej. : la expresión facial

estadísticamente indica el estado emocional), a menudo resultará más eficiente incluir

especializaciones computacionales hechas a medida para explotar por deducción las

características recurrentes del dominio (los objetos siempre tienen un lugar, están delimitados

por superficies, no pueden pasar el uno a través del otro sin deformarse, pueden utilizarse

para moverse el uno al otro, etc.). Debido a que los efectos de la selección dependen de la

repetición a través del tiempo evolutivo, los psicólogos evolucionistas esperan que las

detalladas características de diseño de los motores de inferencia específica de dominio

reflejen de forma intrincada las características perdurables de los dominios.

Consecuentemente, los psicólogos evolucionistas están muy interesados en los detallados

estudios de las regularidades de las tareas y del entorno perdurables, porque éstos predicen

detalles del diseño funcional (Shepard, 1987). Las predicciones adaptacionistas de la

ESPECIFICIDAD DE DOMINIO han obtenido apoyo de muchas fuentes, por ejemplo, de la

neurociencia cognitiva, al demostrar que muchos déficits cognitivos disociables muestran una

sorprendente especifidad de contenido, y el de la investigación del desarrollo que indica que

los niños vienen equipados con motores evolutivos de inferencia específicos de dominio (p.

ej. : una FÍSICA INGENUA, un módulo de TEORÍA DE LA MENTE; Hirschfeld y Gelman, 1994).

Una característica distintiva de la psicología evolucionista es que los psicólogos

evolucionistas tienen, para sus hipótesis, razones teóricas basadas en principios derivadas de

la biología, de la paleoantropología, de la TEORÍA DEL JUEGO, y de los estudios sobre los

cazadores-recolectores. Tales hipótesis previas teóricamente deducidas permiten a los

investigadores proyectar experimentos que hagan posible la detección y localización de


PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 5

mecanismos computacionales que, de otro modo, nadie hubiera pensado en buscar si no

hubieran existido tales teorías. En la medida en que la teoría evolucionista utilizada es

acertada, los psicólogos evolucionistas afirman que esta práctica constituye una estrategia de

investigación mucho más eficiente que los experimentos diseñados y llevados a cabo

ignorando los principios del diseño evolutivo o las probables funciones del cerebro.

Utilizando este nuevo programa de investigación, se han realizado muchos nuevos

descubrimientos motivados por la teoría acerca de, por ejemplo, las representaciones internas

de trayectorias; las especializaciones computacionales para el razonamiento sobre el peligro,

los intercambios sociales y de las amenazas; la ventaja femenina en el aprendizaje incidental

de la localización espacial de objetos; el formato de frecuencia de las representaciones del

razonamiento sobre la probabilidad; las normas de decisión que gobiernan la aversión al

riesgo y su ausencia; el criterio universal de selección de pareja y los estándares de belleza; la

detección de la dirección de la mirada y su relación con la teoría de la mente; los principios

de generalización; los cambios en la historia de la vida en el campo de la agresión y de las

decisiones de los padres; la memoria social; el razonamiento sobre las coaliciones y los

grupos; la organización de los celos, y docenas de otros temas (véase Barkow, Cosmides y

Tooby, 1992 para una revisión).

Aunque algunos críticos (Gould, 1997) han argumentado que el campo consiste en una

narrativa a posteriori, resulta difícil reconciliar tales afirmaciones con la práctica real de los

psicólogos evolucionistas en tanto que, en la psicología evolucionista, el modelo evolutivo o

“explicación” precede al descubrimiento empírico y guía a los investigadores hacia éste en

lugar de ser construida a posteriori para explicar algún hecho conocido. A pesar de que

algunos críticos también han mantenido de forma plausible que las reconstrucciones del

pasado son inherentemente especulativas, los psicólogos evolucionistas han respondido que

los investigadores saben con certeza o gran confianza miles de cosas importantes acerca de
PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 6

nuestros antepasados, muchas de las cuales pueden ser desplegadas en el momento de diseñar

experimentos cognitivos: nuestros antepasados tenían dos sexos; vivían en un entorno donde

el movimiento autopropulsado predecía de un modo fiable que el ente era un animal;

habitaban un mundo donde los movimientos de los objetos estaban de acuerdo con los

principios de la geometría cinemática; escogían parejas; tenían visión en color; eran objetos

de depredación; tenían caras; vivían en un entorno vivo con una estructura taxonómica

jerárquica; etc. Además de esto, los psicólogos evolucionistas señalan que, en la medida en

que las reconstrucciones son inciertas, éstas simplemente llevarán a experimentos los cuales

probablemente no serán ni más ni menos productivos que el empiricismo agnóstico

evolutionista, la estrategia de investigación alternativa.

De modo semejante, los críticos han argumentado que el análisis adaptacionista está mal

concebido, debido a que las adaptaciones son de poca calidad, convirtiendo las predicciones

funcionales en irrelevantes (Gould, 1997). Los psicólogos evolucionistas responden que, a

pesar de que la selección no optimiza, está demostrado que produce adaptaciones bien

diseñadas para los problemas adaptativos de larga duración. Efectivamente, siempre que los

ingenieros han intentado duplicar cualquier capacidad natural (la visión en color, el

reconocimiento de objetos, la adquisición de la gramática, la percepción de una textura, la

manipulación de objetos, la locomoción sobre terreno natural, la comprensión del lenguaje,

etc.), incluso cuando han utilizado grandes presupuestos, grandes equipos de investigación y

décadas de esfuerzo, han sido incapaces de ingeniar sistemas artificiales que estén cerca

siquiera de competir con los sistemas diseñados naturalmente.

Los procesos de cambio evolutivo se dividen en dos familias: el azar y la selección. Los

procesos casuales (deriva, presión de mutación, cambio medioambiental, etc. ) producen un

cambio evolutivo aleatorio, y por tanto no pueden construir una estructura orgánica más

organizada funcionalmente que la que podría explicar el azar. La selección natural, por el
PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 7

contrario, es el único componente del proceso evolutivo que clasifica los rasgos dentro o

fuera de la arquitectura basándose en cómo funcionan. En consecuencia, toda organización

cognitiva que probablemente está demasiado bien organizada con respecto a la función para

haber surgido al azar debe ser atribuida al proceso de selección, un restringido conjunto de

procesos que limitan los tipos de organización funcional que pueden aparecer en los

organismos. Como consecuencia, los rasgos de la arquitectura neuronal o cognitiva de una

especie pueden ser divididos en adaptaciones, las cuales están presentes porque fueron

seleccionadas (p. ej. : el sistema mejorado de reconocimiento de serpientes combinado con

una pauta de decisión para adquirir una motivación para evitarlas); en subproductos, los

cuales están presentes porque están casualmente asociados a rasgos que fueron seleccionados

(p. ej. : el evitar las serpientes inofensivas); y en el ruido, el cual fue inyectado por los

componentes estocásticos de la evolución (p. ej. : el hecho de que un pequeño porcentaje de

humanos estornuden cuando están expuestos a la luz solar). Una ventaja obtenida al integrar

el análisis adaptacionista con la ciencia cognitiva fue la comprensión de que las estructuras

funcionales complejas (computacionales o anatómicas), en las especies con unas historias de

la vida como los humanos, serán predominantemente específicas de cada especie (Tooby y

Cosmides, 1990a). Es decir, las complejas adaptaciones que componen la ARQUITECTURA

COGNITIVA humana deben ser universales humanos, mientras que la variación causada por

diferencias genéticas es predominantemente ruido: perturbaciones aleatorias menores

alrededor del diseño típico de cada especie. Este principio permite la triangulación

transcultural del diseño típico de las especies, hecho por el cual muchos psicólogos

evolucionistas incluyen componentes transculturales en su investigación.

Los psicólogos evolucionistas enfatizan el estudio de las adaptaciones y sus

subproductos no porque crean que todos o la mayoría de los rasgos son adaptaciones (o sus

efectos secundarios), sino porque (1) en el presente, las teorías adaptacionistas de la función
PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 8

proporcionan predicciones previas claras y útiles acerca de la organización cognitiva; (2) es

mucho más probable que los elementos funcionales sean típicos de cada especie y, por tanto,

que puedan extraerse a través de la experimentación; (3) el análisis de los componentes

aleatorios o contingentes de la evolución proporciona muy pocas predicciones constreñidas o

que puedan falsificarse acerca de la arquitectura cognitiva; y (4) las teorías de restricción

filogenética no son todavía muy útiles o no están bien desarrolladas, aunque esto puede

cambiar. Los psicólogos evolucionistas no sostienen que todos los rasgos son adaptativos,

que la arquitectura realizada de la mente humana es inmune a la modificación, que los genes

o la biología son deterministas, que la cultura no es importante, o que la estructura social

humana existente es justa o inevitable. En verdad, ellos proporcionan teorías que pueden

comprobarse acerca de los procesos de desarrollo que construyen (y pueden cambiar) los

mecanismos que generan el comportamiento humano.

Véanse también ALTRUISMO; ATRACCIÓN SEXUAL; COGNICIÓN SOCIAL EN ANIMALES;


EVOLUCIÓN; MODULARIDAD DE LA MENTE; PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA DE;

SOCIOBIOLOGÍA

--Leda Cosmides y John Tooby

Referencias bibliográficas

Barkow, J., L. Cosmides, y J. Tooby, Eds. (1992). The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the Generation of
Culture. Nueva York: Oxford University Press.
Baron-Cohen, S. (1995). Mindblindness: An Essay on Autism and Theory of Mind. Cambridge, MA: MIT Press.
Dawkins, R. (1982) The Extended Phenotype. San Francisco: W. H. Freeman.
Gallistel, C. R. (1995) The replacement of general-purpose theories with adaptive specializations. En M. S. Gazzaniga, Ed.,
The Cognitive Neurosciences. Cambridge, MA: MIT Press.
Gould, S. J. (1997). Evolution: the pleasures of pluralism. Nueva York Review of Books 44(11): 47–52.
Hirschfeld, L., y S. Gelman, Eds. (1994). Mapping the Mind: Domain Specificity in Cognition and Culture. Nueva York:
Cambridge University Press.
Lee, R. B., y I. DeVore, Eds. (1968) Man the Hunter. Aldine: Chicago.
Marr, D. (1982). Vision. Cambridge, MA: MIT Press.
Shepard, R. N. (1987). Evolution of a mesh between principles of the mind and regularities of the world. En J. Dupre, Ed.,
The Latest on the Best: Essays on Evolution and Optimality. Cambridge, MA: The MIT Press.
Tooby, J., y L. Cosmides. (1990a). On the universality of human nature and the uniqueness of the individual: the role of
genetics and adaptation. Journal of Personality 58: 17–67.
Tooby, J., y L. Cosmides. (1992). The psychological foundations of culture. En J. Barkow, L. Cosmides, y J. Tooby, Eds.,
The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the Generation of Culture. Nueva York: Oxford University Press.
Williams, G. C. (1966). Adaptation and Natural Selection. Princeton: Princeton University Press.
PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA 9

Lecturas complementarias

Atran, S. (1990). The Cognitive Foundations of Natural History. Nueva York: Cambridge University Press.
Brown, D. E. (1991). Human Universals. Nueva York: McGraw-Hill.
Buss, D. M. (1994). The Evolution of Desire. Nueva York: Basic Books.
Carey, S., y R. Gelman, Eds. (1991). Epigenesis of the Mind: Essays in Biology and Knowledge. Hillsdale, NJ: Erlbaum.
Cosmides, L., y J. Tooby. (1992). Cognitive adaptations for social exchange. En J. Barkow, L. Cosmides, y J. Tooby, Eds.,
The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the Generation of Culture. Nueva York: Oxford University Press.
Daly, M., y M. Wilson. (1995). Discriminative parental solicitude and the relevance of evolutionary models to the analysis
of motivational systems. En M. S. Gazzaniga (Ed.), The Cognitive Neurosciences. Cambridge, MA: MIT Press.
Daly, M., y M. Wilson. (1988) Homicide. Nueva York: Aldine.
Ekman, P. (1993). Facial expression and emotion. American Psychologist 48: 384–392.
Gigerenzer, G., y K. Hug. (1992). Domain specific reasoning: social contracts, cheating, and perspective change. Cognition
43: 127–171.
Krebs, J. R., y N. B. Davies. (1997). Behavioural Ecology: An Evolutionary Approach. 4th ed. Sunderland, Mass.: Sinauer
Associates.
Maynard Smith, J. (1982) Evolution and the Theory of Games. Cambridge: Cambridge University Press.
Pinker, S. (1997). How the Mind Works. Nueva York: W. W. Norton.
Rozin, P. (1976) The evolution of intelligence and access to the cognitive unconscious. En J. M. Sprague y A. N. Epstein,
Eds., Progress in Psychobiology and Physiological Psychology. Nueva York: Academic Press.
Shepard, R. N. (1987). Toward a universal law of generalization for psychological science. Science 237: 1317–1323.
Sherry, D., y D. Schacter. (1987). The evolution of multiple memory systems. Psychological Review 94: 439–454.
Spelke, E. (1990). Principles of object perception. Cognitive Science 14: 29–56.
Sperber, D. (1994). The modularity of thought and the epidemeology of representations. En L. Hirschfeld y S. Gelman, Eds.,
Mapping the Mind: Domain-Specificity in Cognition and Culture. Cambridge: Cambridge University Press.
Sperber, D. (1996). Explaining Culture: A Naturalistic Approach. Cambridge: Blackwell.
Staddon, J. E. R. (1988). Learning as inference. En R. C. Bolles y M. D. Beecher, Eds., Evolution and Learning. Hillsdale,
NJ: Erlbaum.
Stephens, D., y J. Krebs. (1986). Foraging Theory. Princeton, NJ: Princeton University Press.
Symons, D. (1979). The Evolution of Human Sexuality. Nueva York: Oxford University Press.
Tooby, J., y L. Cosmides. (1990b). The past explains the present: emotional adaptations and the structure of ancestral
environments. Ethology and Sociobiology 11: 375–424.

También podría gustarte