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Cuando la terapia de pareja estaba en su primera fase de desarrollo en los Estados Unidos
en la década de 1930, era un tratamiento reservado para las personas que ya estaban
casados o comprometidos para casarse. Los psicólogos aconsejaban a sus pacientes sobre el
matrimonio y la vida familiar, y los miembros de la pareja raramente lo hacían
conjuntamente.
El campo se transformó con la aparición de la terapia familiar y el aumento de las tasas de
divorcio en los años 1960 y 1970. La terapia conjunta se convirtió en la norma. Así la
terapia de pareja de hoy en día fue fuertemente influenciada por la terapia familiar. Terapia
diseñada para tratar el sistema familiar y todos los miembros de la misma. Pioneros de la
terapia de la familia, tales como Murray Bowen y Virginia Satir ayudaron a dar forma a la
profesión.
Actualmente, hay una multitud de diferentes enfoques de la terapia de pareja.
Una terapia de pareja exitosa depende de la motivación de cada miembro y dedicación al
proceso. Y de que las parejas puedan esperar y “evolucionar” para convertirse en mejores
oyentes y comunicadores y encontrar nuevas maneras de apoyarse el uno al otro.
La terapia de pareja, también denominada psicoterapia de pareja, es el tratamiento
clínico psicológico que se brinda a ambos miembros de una relación sentimental, en su
condición de enamorados, novios, esposos, convivientes, separados y/o divorciados, por
parte de un psicoterapeuta o terapeuta profesional, debidamente capacitado y facultado por
los respectivos organismos oficiales reguladores del país donde ejerce su profesión.
En una terapia de pareja, el psicoterapeuta se centrará fundamentalmente en mejorar la
comunicación en la relación. De esta manera, se aprenderá a controlar los impulsos y
emociones para afrontar y resolver los conflictos que puedan surgir de una manera más
eficiente. Además, se enseñará a ver los problemas desde otra perspectiva, intentando
relativizar los mismos sin que los personalismos, la soberbia u orgullo pueda distorsionar
los juicios de valor.
No fue hasta los años de 1950 que los terapeutas empezaron a tratar los problemas
psicológicos en el contexto de la familia. Por lo tanto, la terapia de pareja como
un servicio profesional y discreto es un fenómeno reciente. Hasta finales del siglo XX, la
labor de consejería para parejas la realizaban informalmente amigos cercanos, familiares o
consejeros religiosos locales.
¿Qué es la terapia de pareja?
Recibe el nombre de terapia de pareja aquel tipo de tratamiento o procedimiento que se
emplea a nivel profesional con el fin de mejorar la situación y relación de una pareja ante la
existencia de algún tipo de problemática que interfiere en su funcionamiento habitual o que
es generador de sufrimiento para una o ambas partes.
Este tipo de terapia es de gran utilidad para aquellas parejas con problemas y conflictos
importantes o para aquellas que buscan solucionar problemáticas menores pero que pueden
llegar a afectar a la relación.
Lo más habitual es que detrás de los diferentes problemas se esconda la presencia de algún
tipo de frustración o insatisfacción con algún aspecto de la relación, generalmente
vinculada o empeorada por la falta de comunicación.
Algunas de las principales causas que suelen llevar a una pareja a acudir a consulta suelen
ser la aparición de una infidelidad, problemas o ausencia de comunicación, mala
convivencia, presencia de celos, dependencia emocional, problemas de fertilidad,
disfunciones sexuales, ausencia de metas compartidas o percepción de falta de implicación
por una de las partes, discrepancias en la educación de la prole, discrepancias estructurales
a nivel de problemas de jerarquía o ausencia de equidad en el poder o problemas
inesperados tales como el fallecimiento de un hijo o el diagnóstico o padecimiento de
alguna enfermedad médica crónica o terminal o un trastorno mental.
Tipos de terapia de pareja según su paradigma
Todas estas problemáticas pueden ser observadas y tratadas desde muy distintas
perspectivas teóricas y prácticas. Por ejemplo, algunas de ellas pueden centrarse más en
factores emocionales o en las sensaciones de sus miembros mientras que otras se basan más
en la existencia de roles y estructuras familiares o en aspectos más cognitivos. Todas ellas
se consideran terapia de pareja y todas ellas tienen su utilidad en distintas situaciones.