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¿BUENOS O MALOS HÁBITOS?

Introducción

¿Qué piensas que predomina más en tu vida, los buenos hábitos o los malos? Todos
tenemos un poco de ambos, aunque muchas veces no somos demasiado conscientes de
ello.

Los hábitos que desarrollamos tienen una influencia enorme en nuestra vida, porque nos
predisponen a realizar acciones sin casi esfuerzo.

Por ejemplo: lavarse los dientes no es una actividad particularmente interesante, pero si
te has acostumbrado a lavártelos después de cada comida, seguramente se habrá
convertido en algo instintivo para ti; de hecho, lo echarás de menos si en alguna ocasión
no puedes lavártelos.

El profeta Daniel, por ejemplo, tenía el hábito de apartar 3 veces al día un tiempo especial
dedicado a orar (Daniel 6:10). Esto, sin duda, fue una de las claves en su vida para
mantener una relación cercana con el Señor.

¿Puedes imaginarte cómo crecería tu vida espiritual si desarrollases algunos hábitos, tales
como:

orar más a menudo,

leer la Biblia de manera constante,

ser más agradecido?

De eso quiero hablar contigo el día de hoy

*Hábito 1. Sé totalmente sincero contigo mismo BUENOS O MASLOS HABITOS?

Y para ello, quiero empezar analizando un primer hábito: el de ser totalmente sincero/a
contigo mismo/a. No hay nada peor que cuando tratamos de engañarnos a nosotros
mismos, ocultando lo que en el fondo sabemos que es verdad. Esto nos impide ser
sanados y prosperar.

La Biblia dice en (2 Corintios 13:5, RVR95).

“examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos”

A lo largo de mi vida, una de las grandes constantes ha sido y es precisamente el estar


siempre atento a lo que hay en mi corazón, y exponer todos mis sentimientos,
pensamientos y fallos a Dios de una manera totalmente honesta (Ejemplo de la ducha).

Esa sinceridad me ha hecho crecer en mi relación con Él, y experimentar Su guía en


innumerables ocasiones.

Debemos hacer de esa relación sincera con Dios un hábito en nuestro día a día. Que
siempre que nos acerquemos a Él en oración, nuestras palabras sean reales. No tengas
miedo de exponerle nuestros puntos débiles:

“ Él desea fortalecernos con Su amor. “ Disfrutemos de este día y de todos los días en
Su Presencia

¡Buenos Hábitos! Hábito 2. Empieza cada día junto a Dios DEJA EL


TELÉFONO…

¿Qué es lo primero que haces cuando abres los ojos por la mañana, después de una noche
de descanso?

Para muchas personas, su primer reflejo es consultar el email en el teléfono, o hacer


scrolling/ scooting ( de pasadita ) en las redes sociales. Si eres una de esas personas,
tengo que pedirte un favor: ¡no lo hagas!
Los primeros minutos después de despertarnos son momentos clave para enfocar y
marcar la dinámica de nuestro día.

¿De verdad quieres llenarlo de distracciones y preocupaciones?

Yo he cometido ese error demasiadas veces en el pasado, y es por eso que al final decidí
cambiar ese hábito por otro que me ha dado infinitamente mejores resultados: el de
centrarme en Dios desde primera hora de la mañana.

Eso es lo que hacía Jesús. (Marcos 1:35 RV95). La Biblia dice que, “levantándose muy
de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”

Jesús estaba acostumbrado a levantarse muy temprano para pasar tiempo con el Padre.

En mi caso, lo primero que hago al despertarme es levantarme e ir en silencio al Baño


regreso a la habitación. Ahí empiezo a leer la Biblia, a anotar cosas en mi cuaderno de
oración, y a orar. Le abro mi corazón a Dios y estoy atento para escuchar Su voz,
mientras paseo por el salón y le doy gracias con la música de alabanza que pongo siempre
de fondo.

Suelo dedicar unos minutos a media hora, este tiempo con Dios, lo cual me fuerza a
levantarme bastante temprano. Pero, ¡Vale tanto la pena! Este hábito ha transformado mi
vida, y se ha convertido en mi momento favorito del día.

hoy te animo a que empieces cada día junto a Dios. Levántate unos minutos antes, y
aprovecha para derramar tu corazón ante Él.

Te doy con un consejo más: apaga las notificaciones del teléfono. No solo quitarás la
tentación de verlas en la mañana, sino que podrás enfocarte mejor en las cosas que tienes
que hacer durante el día, sin tantas distracciones.
Hábito 3. HAZ UN PARÉNTESIS (…) Para y enfócate de nuevo en Dios

Si tuvieras que definir el nivel de estrés que sueles experimentar en tu día a día, de 0 al
10, ¿qué puntuación le darías?

Recuerdo una publicidad que hay sobre el Chocolate Milkyway . Los actores en el
anuncio decidían “hacer un alto en su actividad estresante”, lo cual significaba que
aprovechaban para hacer un parada para tomar un tentenpie, abriendo un paréntesis en
medio de su estresante realidad para disfrutar de una sabroso chocolate.

A veces la realidad que nos rodea es estresante, pero en cualquier momento podemos
hacer una pausa para enfocarnos de nuevo en Dios y en Sus promesas. A mí me ha
pasado mil veces: estar en una situación complicada o estresante, y, en medio del fuego
de la prueba, parar y empezar a dar gracias a Dios porque Él estaba conmigo.

Siempre que tomo la decisión de hacer un paréntesis, todo cambia: en lugar de seguir
estresado, en tensión, enfadado…, el hecho de centrarme de nuevo en Dios me ayuda a
recuperar la perspectiva, la calma, el gozo, la visión…, y, sobre todo, a disfrutar de Su
Presencia.

Es en esta nueva dimensión de fe en la que podemos confirmar lo que dice la Biblia en


Romanos RVC 8:28.

“a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” Sí, el enemigo quiere
estorbarte a lo largo del camino, pero cuando vives en ese amor constante de Dios, ¡el
Señor te ayuda a transformar esos ataques en oportunidades para crecer y para ser
bendecido!
Amado hermano… ¡no dudes en parar y en volver a enfocarte en Dios cuando lo
necesites! Vamos demasiadas veces por la vida con el piloto automático encendido, y eso
no nos hace ningún bien. Te animo a que desarrolles el hábito de parar cuando notes que
no te encuentras bien, y de empezar a disfrutar de nuevo de la Presencia de Dios. ¡Eso te
hará mucho bien!

Dice Proverbios 3:6 RVC. “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus
veredas”

Hábito 4. Da siempre las gracias a Dios por todo ¡MULTIPLICA ESOS


MOMENTOS!

Las personas agradecidas son las que más suelen disfrutar de la vida,

Hace unos años se llevó a cabo un experimento entre estudiantes universitarios con altos
niveles de estrés. A algunos de ellos se les pidió que cada día escribiesen en un diario las
cosas negativas que les había ocurrido, a otros que escribiesen en él cualquier cosa que
quisiesen, y a otros que escribiesen solo las cosas que habían despertado en ellos un
sentimiento de gratitud.

¿Te imaginas cuál fue el resultado?

Aquellos que habían seguido el diario de gratitud redujeron considerablemente sus


niveles de estrés y ansiedad.

La gratitud nos hace más felices porque nos hace más conscientes de los regalos que Dios
nos ha dado. Es más: la gratitud nos permite revivir varias veces la felicidad que
experimentamos en un principio con cada cosa.

Estas últimas semanas, de hecho, he sido muy intencional a la hora de dedicar un tiempo
cada día para dar gracias a Dios por cosas específicas: por la casa en la que estamos, por
mi esposa y mis hijos, por el viaje que haremos podido hacer… ¡hasta por cosas tan
pequeñas como la suculenta de que pude comprar el otro día para mi oficinan!

La Biblia dice en1 Tesalonicenses 5:1RV60:

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús”

¡Sí, la perfecta voluntad de Dios para ti y para mí es que seamos agradecidos EN TODO!
La gratitud tiene un efecto multiplicador: cuanto más das las gracias a Dios y a las
personas, más disfrutas de cada momento de la vida, y más crece el gozo, la paz y la
bendición de Dios en nuestra vida.

Te invito a que dediques cada día 2 minutos para pensar en las cosas buenas que han
ocurrido en tu vida el día anterior, y también en las del pasado. Este sencillo hábito
impulsará tremendamente tu vida espiritual.

Hábito 5. Escucha con atención y responde con sabiduría NO LO SÉ… ?

Hay muchas personas que parece que no te escuchan cuando hablas

La conversación para ellas, al final, se convierte en una excusa para expresar lo que
piensan: apenas empiezas a hablar, ya están pensando en lo que van a contestar, sin
prestar realmente atención a lo que estás diciendo. ¡Qué mal sienta eso! ¿Verdad?

Por el contrario, ¡sienta tan bien mantener una conversación con personas que te
escuchan con atención! Como seres humanos necesitamos sentirnos escuchados, pero a
menudo ponemos más nuestra atención en hablar que en escuchar.
De hecho, no sé tú, pero yo he sentido varias veces a lo largo de mi vida que, como
cristiano, tenía que ser capaz de dar una respuesta a cualquier pregunta que me hiciesen
acerca de la fe. Es cierto que en nuestro corazón tenemos que prepararnos para hablar a
las personas que nos rodean acerca de Dios (1 Pedro 3:15 15 Al contrario, santificad a
Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa
con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que
hay en vosotros ), pero habrá a veces preguntas para que las que no tengamos una
respuesta clara. ¡Y no pasa nada!

He aprendido a lo largo de los años que, en esos casos, lo mejor que puedo hacer es ser
sincero y expresar con humildad que no sé la respuesta, que aún estoy creciendo en mi
caminar con Dios. ¡Esa humildad crea una conexión muy especial!

Hábito 6. ¡Sé amable siempre con todas las personas! NO IMPORTA LO QUE
DIGAN…

La amabilidad es una cualidad que no abunda demasiado en el mundo, sobre todo esa
amabilidad genuina que es acogedora, sincera y llena de amor.

Hay una forma de evaluar tu nivel de amabilidad. Estoy convencido de que, de manera
natural, tiendes a ser más o menos amable con las personas que son amables contigo,
pero ¿cómo reaccionas con aquellos que te responden mal, o que tienen actitudes incluso
irrespetuosas?

Ejemplo de la gasolinera o el restaurant

1) El apóstol Pablo le dijo a su joven discípulo Timoteo en Timoteo 2:24 NTV: “Porque
el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos…”

2) A su discípulo Tito le animó a que enseñase a los cristianos a “ser amables y mostrar
verdadera humildad en el trato con todos” (Tito 3:2, NTV deben ser amables y mostrar
verdadera humildad en el trato con todos. ).
Fíjate cómo, en ambos casos, Pablo se centra en lo importante que es ser amable con
TODOS.

¿Incluidos aquellos que nos responden mal,


que nos subestiman,
que son incluso directamente maleducados?

Especialmente con ellos. Si tienen esas actitudes es porque están heridos, están
envenenados por las mentiras del enemigo y por sus complejos. Lo que menos necesitan
es que les ataquemos y les devolvamos mal por mal.

Jesús dice: (Mateo 5:44Rv60). “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen” Cuando caminamos en este espíritu, ¡es tan liberador! El amor es la mayor
arma que nos ha sido dada por Dios, y cuando lo mostramos de una forma práctica, ese
amor actúa de una manera increíble en la vida de los que nos rodean, y de nosotros
mismos.

, ¡séamos amables con todos! A pesar de lo que digan o hagan, proponte siempre
bendecir a cada persona, y mostrarles esa amabilidad genuina. (Lucas 6:28 28 bendecid a
los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.)

Dios quiere usarte para crear una diferencia allí donde estás.

Hábito 7. Pon tus ojos en Dios y no en tus problemas APAGA LA ASPIRADORA?

Una de las tareas del hogar que más le gusta hacera mi esposa es pasar la
aspiradora. ¡Le encanta ver cómo el polvo es absorbido por la máquina, y cómo todo
queda limpio a su paso!

En nuestro día a día, sin embargo, nos cruzamos con elementos y circunstancias que
podríamos también considerar de alguna manera como “aspiradoras”, pero en un mal
sentido: tratan de absorber nuestras fuerzas, nuestra energía, nuestras finanzas y hasta el
gozo. Una noticia inesperada, una discusión con tu pareja o una molestia física, por poner
algunos ejemplos, pueden fácilmente dejarnos abatidos

¿Qué podemos hacer cuando pasamos por esos momentos y nos sentimos vacíos y sin
fuerzas?

Mira lo que dice este proverbio de la Biblia: “Todos los días del afligido son difíciles;
mas el de corazón contento tiene un banquete continuo” (Proverbios 15:15).

Piensa en esto por un instante: no es lo mismo pasar por momentos de aflicción que estar
afligido. Todos tenemos situaciones desafiantes, a veces incluso varias veces al día, pero
lo que marca la diferencia es precisamente tu reacción ante ellas. ¿Qué harás? ¿Dejarás
que te aflijan, o decidirás entregárselas al Señor y disfrutar del banquete continuo que
tiene preparado para ti?

Con el tiempo he aprendido a nunca dejarme afligir por las dificultades del día a día. Tan
pronto como vienen, se las entregó a Dios en oración, hasta que de nuevo me siento
renovado y lleno de gozo. ¡Nunca falla!

“Echo mi ansiedad sobre él” (1 Pedro 5:7), y sencillamente sigo disfrutando del resto del
día.

Cuando tu corazón esté afligido, ¡ven al banquete de la Presencia de Dios! Apaga en tu


mente esas “aspiradoras”, y desarrolla el hábito de ver siempre las cosas con los ojos de
Dios. ¡Eso te animará y te permitirá seguir adelante con fuerzas renovadas!

Oremos

¡Eres una bendición de Dios!

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