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En este capítulo 42 vemos que la escasez ha aumentado, no solo en Egipto sino en todas
las naciones cercanas. El padre de José envía a sus hijos a comprar grano, sin saber que
es José el gobernador de Egipto, a quien daban por muerto. Al llegar, no reconocen a
José pues vestía ropas egipcias y se inclinan delante de él, con el rostro en tierra (v.1-6).
¿Recuerdas que José tuvo este sueño años atrás? Amigo, los sueños de Dios no siempre
se cumplen al instante. Pasaron al rededor de 13 años para que este sueño fuera una
realidad. Los años transcurridos no fueron nada fáciles para José pues durante este
tiempo él estuvo en prisión, vivió en esclavitud, y estuvo lejos de su casa y su familia.
Sin embargo, la Palabra que Dios le había hablado a José se estaba cumpliendo en ese
preciso momento.
Amados hermanos, no sé qué es lo que Dios te haya hablado o qué promesa te ha dado
para tu vida, pero hoy quiero animarte a que te aferres a ello. Tal vez parece que las
promesas que Dios nos ha dado para nuestra familia, nuestro matrimonio o nuestra
economía, nunca se cumplirán. ¡No pierdas la esperanza, aférrate a esa Palabra!
Recuerda, José atravesó dificultades y pasaron 13 años para ver la promesa de Dios
cumplida en su vida.
Tú y yo tenemos que aferrarnos a esas promesas y creer que Dios las cumplirá. Tenemos
que permanecer firmes en Dios y en su Palabra, y no perder la esperanza a pesar de las
dificultades que podamos enfrentar durante la espera. No te des por vencido, sigue
creyendo que verás esas promesas cumplidas en tu vida. Amigo, no olvides que Dios
siempre cumple su Palabra.
Lo primero que hacemos al despertar marca la pauta por el resto del día y puede
perjudicar toda nuestra vida. Si lo primero que hacemos es ver nuestro teléfono, estamos
asentando un fundamento demasiado superficial. Te recomiendo no tocarlo hasta haber
hecho algo que represente tu esencia como orar, leer tu Biblia, hacer ejercicio, etc .
Leer en voz alta activa nuestras neuronas cerebrales porque no solo lo estamos viendo
con los ojos, sino que también lo escuchamos con el oído, redoblando su efectividad en
nosotros. Inicia cada día con un Proverbio para obtener sabiduría y termina cada día con
uno de los Salmos que están llenos de paz y esperanza. Además lee un capítulo de uno de
los Evangelios o de Hechos y otro de las cartas Pastorales, así como un capítulo del
Antiguo Testamento.
3. Ora.
Hagamos tiempo para conversar con Dios. Jesucristo constantemente se apartaba para
refugiarse en el Padre. De esa intimidad provienen la sabiduría, la fortaleza y la
dirección. Conversa con tu Padre celestial, asegúrate de que tu tiempo de oración no se
reduzca a una simple lista de peticiones, sino que madure en una conversación, en un
intercambio de ideas y sentimientos que te retroalimentan de la esencia y la
magnificencia del Señor. Permite espacios de silencio para escuchar la voz de Dios y
descubrir su corazón.
La Biblia está llena de promesas para aquellos que tomamos el tiempo de meditar y
atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones. Escribe un versículo que hable a tu
vida en el momento y ponlo en un lugar visible como tu coche, tu escritorio o el espejo
del baño donde lo veas todos los días y puedas repetirlo en voz alta. Al cabo de una
semana, podrás repetirlo de memoria no solo en tu mente, sino también en tu corazón.
Búscalo en la Biblia y lee el contexto en que fue escrito y medita al respecto en tus ratos
libres, esto enriquecerá tu comprensión de las Escrituras aún más y te guardará del error.
Te sorprenderá saber que la mayoría de los libros promedio solo requieren de cinco a
siete horas para leerse de pasta a pasta. ¡Eso significa que con dedicar tan solo 15
minutos al día puedes leer un libro cada mes! Todos tenemos 15 minutos que podemos
dedicarle a la lectura aunque sacrifiquemos un rato de Netflix o ESPN.
6. Beber agua.
Muchos planeamos con detalle cada día laboral y por eso somos
exitosos, pero cuando llega el fin de semana, lo dejamos al azar…
pasan los días y regresamos al trabajo sintiendo que el tiempo se
nos fue de las manos sin propósito alguno. Planea junto con tu
esposa y tus hijos las actividades que desean hacer. Busca cosas
que te gustan y te retroalimentan, luego, ponlas en el calendario, de
esta manera disfrutarás tu tiempo al máximo.
15. Apaga las notificaciones del celular.
Una de las más grandes distracciones con que luchamos hoy en día
es el teléfono. Se pierden literalmente horas al día en redes sociales
y notificaciones de deportes o noticias que en realidad carecen de
gran importancia (el equivalente a calorías vacías para el cerebro).
Apagar las notificaciones es el primer paso para tomar control del
teléfono sobre nuestra vida. Si no lo crees, activa la función que
evalúa el consumo semanal de “tiempo en pantalla” y te
sorprenderás de la manera en que te roba la existencia.
20. Sé agradecido.
Hazte del hábito de expresar gratitud a cada persona que haga algo
por ti, sea grande o pequeño. Dale las gracias a tu esposa por la
comida, la ropa limpia y planchada, a tus hijos por recoger su
habitación o tirar la basura, al mesero por atenderte, a tus
compañeros de trabajo por su aportación. Busquemos
intencionalmente oportunidades para ser agradecidos, esto
producirá un nuevo nivel de gozo en nuestra vida.