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“Le Roman de Tristan et Iseult” ( El Romance de Tristán e Isolda) es una obra literaria tal
vez más conocida de la edad media cuya trama podemos reconocer en las creaciones de
muchos autores posteriores y que hasta ahora sirve de inspiración para escritores,
compositores y cineastas.
El lector moderno conoce la versión de Joseph Bédier (“la autoridad más grande ... en todo
lo que hace referencia a la épica medieval”, según Carles Riba) publicada por primera vez
en el 1900.
Bédier ha recopilado varios fragmentos que se habían conservado, entre ellos el romance
de Tomás de Inglaterra ( Thomas d’Angleterre) compuesto en anglonormando más o
menos entre 1155 y 1160, de Béroul (un poeta normando del siglo XII), así como la versión
en alemán del 1200 del sajón Eilhart von Oberg (del texto original casi no se ha
conservado nada, no obstante, es conocido gracias a los manuscritos del siglo XV) y el
poema “Tristan” de Gottfried von Strassburg, compuesto probablemente en torno al año
1210 y basado en la obra de Tomás de Inglaterra, como se indica en los versos iniciales.
Finalmente hay que mencionar dos manuscritos de finales del siglo XII principios del siglo
XIII conocidos como “Follia de Tristany” de Berna y “Follia de Tristany” de Oxford, “Tristany
Rossinyol” (anónimo) y “La madreselva”, una lai de María de Francia.
Por lo tanto El Romance de Tristán e Isolda de Bedier, así como todas las obras medievales
que le sirvieron de base tienen una influencia celta bien marcada.
Además, dejando a parte los nombres de los personajes y de los lugares cuyo origen como
ya hemos visto es celta, el romance está impregnado de la temática celta. Como, por
ejemplo, la presencia de la magia. Uno de los elementos más importantes es el filtro de
amor. Al beberlo los protagonistas están condenados a amar uno al otro (“Perquè tal es la
seva virtut: els que en beuran plegats s’amaran amb tots els sentits i amb tot el
pensament, per sempre més, en vida i en mort”) . El filtro lo prepara la reina de Irlanda, la
madre de Isolda. La presencia de una figura femenina, reina-hechicera, es muy típico para
Otros indicios del mundo celta que vemos en el romance son los gigantes. Uno es el
Morholt, el tío de Isolda (“ ...el rei d’Irlanda… havia enviat cap a Tintagel… un cavaller
gegant, el Morholt...”). El otro es Urgan el Pelós que vivía en la tierra de Gales gobernada
por el duque Gilany y que se veía obligado a pagarle grandes tributos ( “...¿què donaríeu a
qui alliberés la vostra terra del gegant Urgan el Pelós, que reclama de vós tributs tan
feixucs?”). El tercer es el dragón (“El monstre… tenia el cap d’una vibra, els ulls roigs com
a carbons ablamats, dues banyes al front, les orelles llargues i peludes, urpes de lleó, una
cua de serpent, el cos escatós d’un grifó.”). A lo largo del romance Tirstán lucha con los
tres y los vence.
Otro personaje mágico es el enano Frocí. Parece un hechicero, un ser relacionado con la
brujería: “Ell coneix les set arts, la màgia i tota mena d'encantaments. Sap, en néixer un
infant, observar tan bé les set planetes i el curs dels estels, que conta per endavant tota la
seva vida punt per punt. Descobreix, per la potència de Bugibus i de Negró, les coses
secretes.” Basándose en esta descripción se puede deducir que Frocí tenía conocimientos
de astronomía y por lo tanto podría tener algo que ver con los druidas, que según Julio
Cesar en sus notas sobre Bretaña tenían conocimientos de astronomía.
Tampoco hay que prescindir en esta enumeración de elementos mágicos típicos para la
mitología celta del perro Petit-Crû, propiedad del ya mencionado duque Gilany de Gales.
Este perro tenía un cascabel con poderes mágicos que hacía pasar las tristezas, penas y
angustias y era regalo de un hada: “Era un gos encatat ivenia al duc de l’illa d’Avalló; una
fada li l’havia enviat com a present d’amor”.
En el romance hay descripción muy detallada de este animal: “ Ningú no sabria amb
paraules prou hàbils descriure la seva naturalesa i la seva beutat. El seu pèl era acolorit de
matisos tan meravellosament disposats, que hom no sabria anomenar el seu color, el seu
coll semblava de primer més blanc que la neu, la seva gropa més verda que fulla de trifoli,
un dels seus flancs roig com l'escarlata, l'altre groc com el safrà, el seu ventre blau com el
lapislàtzuli, la seva esquena rosada; però, al cap d'una estona de mirar-lo, tots aquests
colors dansaven als ulls i bellugaven, adès blancs i verds, adés grocs, blaus purpurins,
foscos i frescos. Portava al coll, penjat d'una cadeneta d'or, un cascavell d'un dring tan
clar, tan dolç, que de sentir-lo el cor de Tristany s'enterní, s'apaivagà i la seva pena se li
fongué.”
La mención de la isla de Ávalon también es muy significativa. Según la mitología celta es
una isla habitada por hadas. El nombre proviene de la palabra celta Annuvin o Annwyn que
podría traducirse como “el reino de las hadas”. El reino de Ávalon fue gobernado por
nueve reinas hadas, y seguramente la más conocida en la cultura popular es Morgana. Más
tarde, en el siglo XII, Ávalon se vincula con leyenda arturiana.
La presencia del mundo animal en el romance es también típica para la mitología celta. A
parte del perro mágico en el romance figura una pareja de golondrinas que traen el cabello
de Isolda hasta el rey Marc. Los pájaros tienen un papel especial en la mitología celta, son
portadores de las señales de los dioses. En el romance, el rey Marc al ver el cabello que le
traen toma la decisión de casarse predeterminando de esta manera su propio destino, así
como el destino de Isolda y de Tristán.
El amor de Tristán e Isolda está representado en el romance como en las leyendas celtas:
una fuerza vital, incontrolable e irracional, pero al mismo tiempo relacionada con la
muerte. En las versiones medievales de Tristán e Isolda el amor que se describe no
cuadra con el amor cortés de las novelas caballerescas de la época, tampoco cuadra el
personaje de Isolda con la Dama protagonista de estas obras. Este personaje femenino es
más propio de las leyendas celtas: Isolda tiene carácter, es impulsiva, atrevida, no tiene
miedo de infringir las normas impuestas por la sociedad. Es movida por sus sentimientos y
sus pasiones, y no por su deber y obligaciones. Así son las protagonistas de las leyendas
irlandesas que luchan por su amor, hacen el primer paso, muchas veces obligan a sus
amados a actuar y no se preocupan por las consecuencias. (Bekfola de la “Saga de
Bekfola”, Deyrdre de la saga “"Deirdre of the Sorrows", Gráinne de la saga “The Pursuit of
Diarmuid and Gráinne”).
Un elemento típicamente celta más es el viaje a la deriva de Tristán herido por Morholt a
Irlanda. En la mitología irlandesa conocido como immaram (significa “viaje”): un tipo de
relato que habla sobre el viaje de un héroe a la deriva hacia el mundo del más allá.
Y aquí es el momento de mencionar la naturaleza como otro elemento celta que tiene
mucha presencia en el romance. Para los celtas la naturaleza influía en la vida del hombre
mediante la energía regenerativa y transformadora que surgía a través de los elementos:
tierra, aire, agua y fuego. Los druidas basaban sus conocimientos y creencias en los
principios que regían la naturaleza. El agua es elemento de la vida a través de la cual fluye
la energía. Simboliza la pureza, la limpieza del alma y las emociones. También representa
el tránsito hacia otra vida. Por eso la imagen del mar en el romance tiene tanta
importancia. Aparece como una fuerza activa, como un personaje más. Primero, cuando
lleva el barco noruego (donde está Tristán raptado por los mercaderes noruegos) hacia las
tierras de Cornualles: “.. tots els mariners ho saben : la mar porta a desgrat els vaixells
deslleials, i no ajuda als raptes ni a les traïdories… coneixent que la fellonia del mar venia
d’aquell infant arrabassat en mala hora, feren vot d’alliberar-lo… Tot d’una caigueren els
vents i l’onatge.. i mentres que la nau dels noruecs despareixia al lluny, les ones
tranquilles… portaren la barca de Tirstany damunt la sorra d’una planja”.
Segundo, durante la lucha de Tristán contra Morholt en la isla de Sant Samsó: “Ningú no
veié l’aspra batalla; però per tres camins, semblà que l’oratge de mar portava a la riba un
crit furiós”. El mar hace de mensajero.
Luego cuando el mar trae la barca con Tristán herido por Morholt hacia las costas de
Irlanda, donde Isolda le salva la vida. Este viaje a la dervia como se ha dicho antes es el
típico immaram. En el viaje cuando Tristán llevaba a Isolda a Cornualles, el mar parece un
ser vivo que percibe la angustia de Isolda que no quiere marchar de Irlanda. El viento deja
de soplar y el barco no avanza . El mar está presente cuando Tristán e Isolda beben el filtro
de amor y los acompaña cuando ya no son capaces de resistir el amor que sienten uno
hacia el otro al haber bebido el filtro. Igual que en el último viaje de Isolda hacia Bretaña
para volver a curar a Tristán que se muere. Y finalmente el mar lleva de vuelta Cornualles
los cuerpos de Tristán e Isolda que por fin están juntos. Como se puede ver el mar está
presente en todos los momentos cruciales del destino de los protagonistas.
Resumiendo, El Romance de Tristan e Isolda del siglo XII (igual que la obra de J. Bédier) es
una mezcla de dos mundos: el cortés y el celta. De esta unión de la típica novela
caballeresca y la fuerte presencia de los elementos de la mitología celta salió una historia
de amor que a través de los siglos sigue emocionando y apasionando a los lectores.