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1 Several different terms are used throughout Scripture to indicate divine revelation. In
the OT, the major terms used are ( דָּ בָ רdābār, “word”; Gen 15:1), ( נָבִ יאnābîʾ, “prophet”; Num
11:29), ( חָ זָהḥāzâ, “to behold”; Num 24:4), ( ָראָ הrāʾâ, “to see”; Dan 8:15), and ( חָ זוֹןḥāzôn, “vision”;
Psa 89:19). Various other words found in the OT also may refer to divine revelation. The
Hebrew terms include ideas of speaking and seeing as well as specialized concepts like
prophecy that directly incorporate the idea of divine revelation. The major terms in the NT
include λόγος (logos, “word”; John 1:1), ὅραμα (horama, “vision”; Acts 10:17), ἀποκαλύψις
(apokalypsis, “revelation”; Rom 16:25), and προφήτης (prophētēs, “prophet”; Matt 1:22), along
with various other related words. These are similar in fashion to the OT terms in that they
include ideas of speaking and seeing as well as specialized terms indicating divine disclosures.
Michael Scott Robertson, “Divine Revelation,” ed. Douglas Mangum et al., Lexham Theological
Wordbook, Lexham Bible Reference Series (Bellingham, WA: Lexham Press, 2014).
2 “De manera que el sentido de la palabra se refiere al acto de hacer de conocimiento
humano algo que estaba antes sólo en el conocimiento de Dios y que el hombre no podía, de no
ser por esa acción, obtenerlo por sí mismo.”
Dios y se origina en él; 3 y que llega al ser humano, mediante sueños, visiones,
diálogos o escritos, a través de diversos medios, tales como teofanías, ángeles,
profetas, naturaleza o manuscritos. 4 Sobre este punto existen tres cosas que
aclarar, primero que Dios es capaz de comunicarse con cualquier ser humano, sin
importar su condición o credo;5 segundo, que Dios comunica lo mismo a todos
los seres humanos; 6 y tercero, que sólo algunos de los seres humanos con los que
Dios se comunica son profetas. 7
La diferencia entre un ser humano común y un profeta, no radica en que
uno recibe sueños y visiones mientras que el otro no, sino en que uno es inspirado
y el otro no. 8 El profeta es inspirado y esto significa que es capacitado para
entender y transmitir lo comunicado por Dios de forma fidedigna. 9 Todos
aquellos que no son profetas, comunican la voluntad de Dios tal como ellos la
entienden; y para garantizar su fidelidad, deben someter su comprensión a una
evaluación hecha por sus hermanos en la fe. 10
Por lo tanto, los adventistas creemos que la Biblia es la revelación de Dios,
más precisamente la revelación de su voluntad para el ser humano. Sin embargo,
tan cierto como un Ángel o un profeta pueden ser mal entendidos; la Biblia,
aunque es la revelación fidedigna de Dios, también puede ser mal entendida y
hasta no reconocida 11 como portadora del mensaje autentico de Dios para el
hombre. En consecuencia, se debe afirmar que los adventistas creemos que la
Biblia es la revelación inspirada de Dios, es decir, contiene y transmite la
revelación de Dios de forma fidedigna; sin embargo, tal como ya se señaló, esta
realidad no garantiza que todos los seres humanos lleguen a comprenderla de
forma fidedigna, pues el ser humano que no es profeta, tampoco es inspirado.
Esto no quiere decir que el docente universitario adventista–que a saber
no es inspirado–este privado de la comprensión de la revelación de Dios. Lo que
quiere decir, es que existe la posibilidad de que la comprenda mal. Esto lejos de
desmotivar el estudio de la Biblia, debería ser un aliciente para estudiarla más
Alfonso Lockward, Nuevo Diccionario de La Biblia (Miami: Editorial Unilit, 1999), 883.
3 Nadie puede obligar a que Dios se le revele, él se revela por su propia voluntad.
4 Aunque se incluye en esta categoría a la naturaleza, se debe reconocer que ella más
que la auto revelación de Dios, debe ser considerada como la evidencia de su existencia. Toda
revelación tiene un propósito y es intencional, sin embargo; se debe reconocer que este
propósito e intensión, es más sencillo de conocer a través de la revelación proposicional, que de
la revelación natural.
5 Sobre esto existen muchos ejemplos, Nabucodonosor es el más evidente.
Canonicidad de la Biblia
El término canon, tiene su origen en el hebreo kannesh y el griego kanón que
significa regla de procedimiento, criterio o norma. 12 Debido a ello, cuando se habla de la
canonicidad de la Biblia, se habla de dos cosas: 1) La Biblia es la única regla de fe y
conducta de quienes la tienen como la inspirada Palabra de Dios; 2) La producción de los
libros que hacen parte de la Biblia siguieron procesos, criterios o normas estandarizados
por Dios, y este punto reafirma que la Biblia—con sus 66 libros—es la Palabra inspirada
de Dios. 13
Es importante reconocer que el canon bíblico hoy en día, no es un asunto
totalmente zanjado, libre de observaciones y conflictos. Entre las diferentes tradiciones—
grupos religiosos—existen algunas variaciones sobre aquello que compone el canon
bíblico. Una comparación entre el canon aceptado por los católicos romanos, los
luteranos, los ortodoxos y protestantes, 14 evidencian aquello que se viene afirmando, pues
mientras los protestantes consideran un total de (39+27) 66 libros como canónicos, los
ortodoxos aceptan (54+35) 89 15 y los católicos romanos admiten a (46+27) 73 libros en
esta categoría. 16
Frente a esta realidad, pueden surgir dudas razonables sobre la autoridad
que tienen los 66 libros aceptados como canónicos por la Iglesia Adventista del
Séptimo Día. Para tratar de dilucidar el tema, en primer lugar, enumeraremos
algunas las características que tienen los documentos que hacen parte del canon,
pero que no determinan su canonización.
1. La antigüedad de los libros.
2. El idioma en el que fueron escritos los libros.
3. La presencia de valores religiosos y espirituales en su contenido.
4. Concordancia con el contenido y mensaje del pentateuco.
5. La aceptación por parte de una comunidad religiosa.
6. Su pertinencia.
12
también existen diferencias en el canon que cada uno de ellos acepta. El número 89 puede
variar, ya que para los propósitos de este documento se ha contado aún al salmo 151 como un
libro aparte. Sobre la comprensión que la iglesia ortodoxa tiene sobre el canon véase, Bulgakov,
Sergius, The Orthodox Chruch, trad. Lydia Kesich (New York, Vladimir´s Seminary Press,
1988), 9-25.
16 http://www.bible-researcher.com/trent1.html; véase también
http://www.corazones.org/diccionario/canon_escrituras.htm
Estas características, están presentes en todos los libros canónicos; sin
embargo, se debe reconocer que también están presentes en muchos otros
documentos. Existen; sin embargo, otras características más que se deben evaluar
antes de determinar si el libro es canónico o no.
1. Su sacralidad.
2. Su autoridad.
3. Su santidad.
4. Periodo en el que fue escrito.
5. Su inspiración.
6. Sus autores, si fueron profetas inspirados por Dios.
7. Su concordancia teológica, temática e histórica con los otros
documentos.
No todos los libros escritos en la antigüedad y en idiomas considerados
sagrados por algunos, cumplen todas estas características. Al hacer una
evaluación concienzuda sobre el tema, se puede notar que sólo los 66 libros
aceptados por los protestantes como canónicos, pasan todas estas pruebas, no
sólo las 7 últimas, sino también las 6 primeras. Debido a ello es importante
aclarar; que, aunque Dios ha dirigido—inspirado—la escritura de otros
documentos, se debe admitir que esos otros documentos, no fueron inspirados
con el propósito de servir como regla de fe y práctica para la humanidad en su
totalidad, este es el caso de algunos libros mencionados en la Sagrada Escritura,
pero que no llegaron hasta nuestros días, pues tuvieron un propósito muy
específico, respecto a tiempo, espacio y persona. 17
A lo señalado se debe añadir la evidencia histórica, respaldada por una
considerable cantidad de documentos, que, aunque no están de acuerdo en todos
los casos en un principio, exponen listas que especialmente muestran como fue
tomando cuerpo el canon del Nuevo Testamento. Entre estas listas están el Canon
Muratoriano (s. II d.C.), la lista de Eusebio de Cesarea (s. IV d.C.), la de Atanasio
de Alejandría (s. IV d.C.) y aunque estas listas no contienen los 27 libros del
Nuevo Testamento, ya para el año 367, en la carta pascual de Atanasio se puede
leer una lista con los 27 libros que hoy tiene el NT protestante. A esto se debe
añadir que “durante el siglo IV varios de los sínodos eclesiásticos—tales como
los de Roma (382), Hipona (393) y Cartago (397)—aceptaron los 27 libros del NT
como canónicos”. 18
Sin embargo, aunque la historia, respalda el canon de 66 libros, ella no es
determinante para que los adventistas del séptimo día aceptan al canon bíblico
17 Entre estos documentos se pueden mencionar a: 1) La carta del profeta Elías (2 Cron
21:12), 2) Los libros del profeta Semaías (2 Cron 12:15), 3) Las crónicas escritas por Natan y Gad,
4) Los muchos escritos mencionados por Lucas (Luc 1:1), 5) La carta escrita a la iglesia de
Laodicea (Col 4:16), entre otras.
18 Kwabena Donkor, “¿Quién decidió qué libros deben incluirse en la Biblia” en
Interpretación de las Escrituras: preguntas y respuestas bíblicas, ed. Gerhard Pfandl (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2012), 12.
protestante—la Biblia con 66 libros—como única regla de fe y práctica. Los
adventistas creen que, las características de los documentos que hacen parte del
canon, exigen que se concluya afirmando junto a Donkor que en “ambos
testamentos, los libros que llegaron a ser parte del canon bíblico tenían una
autoridad de autenticación propia”. 19
Sobre este punto es sumamente importante notar que existen corrientes de
pensamientos que tratan de hacer revivir el principio cristológico luterano, bajo
la nomenclatura de un canon dentro del canon. Es decir, hay quienes creen que
de todo lo que está en la Escritura, existen partes, conceptos o ideas que son más
autoritativas que otras partes, en consecuencia, algunos creen que las palabras
pronunciadas por el Señor Jesús—impresas en rojo en algunas Biblias—tienen
más autoridad que las pronunciadas por Pablo o Moisés, esto desvirtuaría el
concepto de revelación e inspiración de la Biblia y produciría distintos niveles de
autoridad canónica, dentro del mismo canon bíblico.
19 Ibid., 13.
hace de la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los
hombres y las mujeres a la luz mayor. ¡Oh, cuánto bien podría haberse
realizado si los libros que contienen esta luz hubiesen sido leídos con una
determinación de practicar los principios que contienen! Habría una
vigilancia, una abnegación y un esfuerzo resuelto mil veces mayores. Y
muchos más se regocijarían ahora en la luz de la verdad presente. 20
Respecto al uso que Ellen G. White hace de la Escritura, se debe afirmar
que ella, usa la Biblia, tal como los profetas que escribieron el Nuevo Testamento
usaron el Antiguo Testamento. 21
La interpretación de la Biblia
La interpretación de la Biblia, es uno de los grandes debates que todavía
se encuentra en el futuro. Es cierto que el 12 de octubre de 1986, un grupo de
teólogos adventistas que hacía parte de la Comisión de Métodos para el Estudio
de la Biblia, redacto el manuscrito conocido como el documento de Rio. Este
documento deja claro que los adventistas no usan las herramientas ni las
presuposiciones del Método Histórico Crítico y tampoco propone un método
como él único habilitado para estudiar e interpretar la Biblia, por lo contrario,
afirma,
En contraste con el método histórico-crítico y sus presuposiciones,
creemos que es útil presentar principios para el estudio de la Biblia que
sean coherentes con las enseñanzas de las propias Escrituras, que
preserven su unidad y que estén basados en la premisa de que la Biblia es
la Palabra de Dios. Tal enfoque nos llevará a una experiencia satisfactoria
y gratificante con Dios. 22
Sin embargo, esto no quiere decir que todos aquellos que estudian las
Escrituras lo hacen tomando en cuenta las pautas y recomendaciones dadas en el
documento de Rio. Sin embargo, un problema mayor es la interpretación hecha
por personas que sin haber dedicado tiempo suficiente para leer y releer la
Biblia—un significativo número de veces—y partiendo desde sus propias
presuposiciones o desde presuposiciones sociales, interpretan las escrituras y
Sagradas Escrituras: el enfoque adventista, ed. George W. Reid (Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 2009), 404.
exponen sus conclusiones como si se tratase de la verdad aceptada y promovida
por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Ejemplos de esto se observan permanentemente, entre profesionales,
teólogos y jóvenes adventistas, que levantan su voz para hablar sobre,
vestimenta, música, sexo, alimentación, observación del sábado y muchos otros
temas más. Como formadores en una institución adventista se debe tomar en
cuenta que las verdades que se anuncien no deben ser personales, sino
corporativas, y para tener la seguridad de que esto es así, no debemos confiar en
un sermón ni en un líder espiritual, se debe recurrir a fuentes autorizadas, por lo
menos en aquello que haya algo escrito.
Esto no priva a nadie de interpretar la escritura de forma particular y
privada, sin embargo, previene de los problemas que puede causar la predicaciòn
de diferentes interpretaciones en una sola iglesia. Por eso, toda interpretación
antes de ser divulgada debe ser consensuada por la iglesia mundial y para ello se
debe seguir el siguiente lineamiento:
2. LA BIBLIA Y SU RELACIÓN CON LAS CIENCIAS