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UNIDAD TEMÁTICA N°1: EL

PROCEDIMIENTO Y EL
EXPEDIENTE ADMINISTRATIVOS
BASES CONSTITUCIONALES DEL
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA.
El dictado de la Constitución de 1853 evidenció que según nuestros padres
fundadores el país adoptaba el régimen de jurisdicción única, tal como reza el artículo
100(12), el cual expresa que “corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales
inferiores de la Nación el conocimiento y decisión de todas las causas y/o asuntos en
que la Nación sea parte”. (Frallicciardi, Junio 2021)

Como puede apreciarse, nuestra Constitución histórica incorpora con carácter


progresista una visión independiente de las ideologías imperantes en el continente
europeo sobre la materia. Sin embargo, como se verá más adelante, las posturas
adoptadas a la hora de tener que interpretar el artículo 100 de la Constitución fueron
muy variadas, dado que en Estados Unidos imperaba el criterio de
indemandabilidad del Estado y nuestros juristas carecían de experiencia en una
novedad institucional que no tenía antecedente alguno entre nosotros como lo era la
justicia federal. (Frallicciardi, Junio 2021)

Ello generó hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX una clara
dicotomía entre el sistema adoptado por nuestras provincias, con una marcada
influencia del derecho continental europeo en estas últimas, mientras que en el orden
federal se da nacimiento a una singular figura para demandar a la Nación, como la
venia legislativa previa, cuyas dificultades de aplicación (15) dieron paso luego a la
“reclamación administrativa previa” (L. 3952) (16). (Frallicciardi, Junio 2021)

Por ello, en el siglo XIX, el concepto del derecho administrativo es


completamente diferente al adoptado en las primeras décadas del siglo XX. Su
enseñanza se integraba en el derecho constitucional y era considerado como el
derecho procesal de la Constitución (17). Su programa de estudio consistía en las
leyes y autoridades administrativas, tal como lo expresaba Lucio V. López en sus
lecciones dictadas en 1894 y publicadas en forma póstuma

Será entonces y recién a principios del siglo XX cuando el derecho


administrativo adquiere su fisonomía actual y la condición de disciplina autónoma, a
instancias de juristas como Rodolfo Bullrich(18) quien, a semejanza de lo que
representó Hauriou en Francia(19) y salvadas las distancias, reinventó el derecho
administrativo tal cual lo conocemos hoy en día, y de su lectura podemos reconocer
las principales instituciones que lo componen. Al impulso inicial dado por Bullrich a la
materia, se le agregaría luego el aporte infatigable del profesor Bielsa(20); ambos con
profunda influencia y admiración por el brillante desarrollo del derecho administrativo
francés

Sin embargo, y a pesar del destacable esfuerzo intelectual hecho hasta el


presente por fundar y sostener un derecho administrativo argentino, siempre subyace
un trasfondo de confusión en torno al rol que este cumple en el ordenamiento legal,
debido a la dualidad de fuentes de nuestro derecho público: por un lado, los principios
y bases constitucionales de innegable influencia judicialista(27) y, por el otro, la
permanente incorporación de figuras e instituciones de neto perfil europeo (francesas,
italianas, españolas y alemanas); circunstancia que deriva en no pocas
contradicciones tanto en el campo discursivo así como en cuestiones prácticas en las
que muchas veces el rol avasallador del poder y los privilegios arbitrariamente
concedidos a él han empañado su naturaleza tuitiva y el verdadero objetivo y razón de
ser de la disciplina, es decir, la protección y garantía de los particulares frente a los
poderes públicos.

EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
CONCEPTO Y NATURALEZA JURÍDICA
Según Tomas Hutchinson, el procedimiento administrativo consiste en la
serie de actuaciones que ha de llevar a cabo la Administración pública, en el
conjunto de formalidades y trámites que esta tiene que observar para emitir sus
decretos, disposiciones o resoluciones.

Dicho en otros términos, el procedimiento constituye la vía través de la cual


la administración canaliza y exterioriza su voluntad y se encuentra regulado en la
Ley N 19.549 y su decretos reglamentarios N° 1759/72 .
El procedimiento administrativo se puede definir como la sucesión ordenada
de actos y tareas materiales y técnicas cumplidas por o ante los órganos
administrativos, tendientes al ejercicio de la función administrativa y, de una
manera más restringida, como las secuencia de actos y formalidades tendientes
al dictado por la ejecución de un acto administrativo (Hutchinson, 2010, pág. 33)

PROCESO JUDICIAL Y PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO.
Cualquier proceso o procedimiento, puede ser definido como una pluralidad
de actos coordinados a través de una reciproca interdependencia y dirigidos
hacia un fin determinado.

La interdependencia existente entro los actos que lo componen constituyen la


nota medular que dan forma a todo proceso o procedimiento.

De esta forma mientras que el proceso judicial es dirigido por un órgano


neutral y carente de todo interés en el pleito -el juez- el procedimiento no
pretende garantizar la objetividad, neutralidad e independencia de la decisión,
sino asegurar la realización de un fin público por la misma administración.

Dicho en otras palabras, ambos constituyen un iter o camino con etapas


concatenadas e interrelacionadas y dirigidas hacia un fin (en el caso del proceso
ese fin será la sentencia y en el procedimiento administrativo será el dictado del
acto administrativo). Las principales diferencias radican en el fin perseguido y el
órgano rector de ese proceso o procedimiento, las cuales detallaremos en el siguiente
punto.

FACULTADES Y DEBERES DE LA ADMINISTRACIÓN


Los artículos 5 y 6 del reglamento y facultades ordinarias del órgano
competente y sus facultades disciplinarias.

Entre las primeras se ubican la tramitación y decisión de los expedientes según


el orden cronológico de ingreso y evolución, la concentración del procedimiento, la
creación de procedimientos sumarios de gestión a través de formularios, la prevención
de nulidades y la posibilidad de convocar a las partes para requerir explicaciones o
reducir discrepancias.

Entre las segundas, se faculta al órgano para testar frases injuriosas, excluir de
las audiencias a quienes las perturban, imponer llamados de atención, apercibimientos
o multas y separar a los apoderados por inconducta o entorpecer el procedimiento.
(García Pullés, 2015, pág. 713)

LAS CARACTERÍSTICAS Y FINALIDAD DEL


PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
De esta manera, el procedimiento tiene una doble finalidad: (Hutchinson,
2010, pág. 31)

a) constituir una garantía de los derechos de los particulares y

b) asegurar la satisfacción del interés general mediante la adopción de


las medidas necesarias por parte de los órganos de la administración.

En cuanto a su estructura, el procedimiento administrativo no se basa en la


contradicción entre dos o más partes en donde una tiene una pretensión de certeza
positiva, por sobre otra que tiene una pretensión de certeza negativa. Tampoco existirá
un juez que con imparcialidad, neutralidad e independencia deba valerse de las
pruebas producidas en el proceso para tomar una decisión en función de ello.

La estructura del procedimiento administrativo estará conformada por el


binomio administrado-administración y como fuera advertido precedentemente, la
finalidad no consistirá en resolver un conflicto particular sino que por el contrario, se
intenta además satisfacer el interés general a través de la protección de la
legalidad.

Más allá de las finalidades de tipo sustancial, el procedimiento administrativo


también posee varias finalidades de tipo formal estas son: (Hutchinson, 2010, pág.
32)

a) Producir una fase de conciliación anterior al juicio.

b) dar a la administración la posibilidad de revisar el acto y corregir


algún error

c) promover el control de legitimidad y conveniencia de los actos


inferiores

d) Facilitar la tarea tribunalicia al llevar a los magistrados actuaciones


sobre las cuales podrán valerse para basar sus pronunciamientos.

e) Permitir la mejor defensa del interés público.


PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO:
A continuación se detallarán dos grupos de principios que se agruparan por un
lado en las garantías sustantivas y, por el otro, en garantías adjetivas.

GARANTÍAS SUSTANTIVAS
Son principios que emanan del derecho natural y han sido receptados por
nuestra Constitución. De ahí se han proyectado a numerosas áreas del derecho y el
procedimiento administrativo no ha sido más que uno de los ámbitos a través de los
cuales se ha diseminado. Estos son igualdad, legalidad, defensa y razonabilidad o
justicia.

PRINCIPIO DE IGUALDAD
El principio de igualdad profesa no una igualdad absoluta, sino una relativa.
Tampoco contempla una igualdad de carácter aritmético sino proporcional a la
condición en que cada sujeto se halle frente al bien común susceptible de reparto.
(Conf art. 16 de la C.N.)

PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Este principio se basa en la exigencia de que Administración actúe de
conformidad con el ordenamiento positivo. Dicho en otros términos, mientras que
para los particulares la regla es la libertad (eso quiere decir que pueden hacer todo
aquello que no esté prohibido) para el Estado la regla es al revés; este podrá hacer
solo aquello que la ley le permita realizar.

La exigencia de la legalidad se traduce en que el accionar de la


Administración se realice de acuerdo con las normas y valores del sistema
jurídico, y es un principio medular del Estado de Derecho.

PRINCIPIO DE DEFENSA
Dada la naturaleza axiológica de este principio la garantía de defensa en
juicio es plenamente aplicable al procedimiento administrativo y cuya plena vigencia
constituye un elemento fundamental en el goce y vigencia de los restantes derechos
constitucionales.

Sus aplicaciones consistirán en, por ejemplo, permitir a los ciudadanos a


formular peticiones, producir pruebas u obtener pronunciamientos fundados.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD O JUSTICIA
Su raíz constitucional se encuentra plasmada en el articulo 28 de la
Constitución Nacional al disponer que los derechos no pueden ser alterados por
leyes que reglamentan su ejercicio.

GARANTÍAS ADJETIVAS
En el procedimiento administrativo existen determinados principios que
constituyen garantías en favor de los particulares y que le dan identidad al
procedimiento administrativo.

INFORMALISMO EN FAVOR DEL ADMINISTRADO


Corresponde destacar que el informalismo es siempre en favor del
administrativo quien puede invocar para si su aplicación, no pudiendo hacer lo mismo
la Administración.

Este principio radica en la innecesaridad de acudir a un abogado durante el


transcurso del procedimiento.

IMPULSIÓN DE OFICIO
En función del principio inquisitivo o de oficialidad, incumbe a la autoridad
administrativa dirigir el procedimiento y ordenar que se practique toda diligencia
que sea conveniente para el esclarecimiento de la verdad y la justa resolución de
la cuestión planteada. A diferencia del proceso civil, en donde predomina el principio
dispositivo, en el procedimiento administrativo predomina el principio inquisitivo.

PRINCIPIO DE INSTRUCCIÓN
Este principio, el cual constituye una derivación del anterior, implica que la
obtención de las pruebas, certificación o averiguación de los hechos,
corresponde no solo a las partes sino que también puede ser efectuada de oficio.

PRINCIPIO DE VERDAD MATERIAL


Mientras que en el proceso civil el juez debe ceñirse a juzgar según las
pruebas producidas por las partes –verdad formal- en el procedimiento administrativo
rige el principio contrario, la verdad material, pues el órgano administrativo deberá
ceñirse a los hechos y no solo a lo que las partes hayan invocado. Ello, toda vez
que la administración no puede depender de lo que el particular manifieste para tomar
una decisión.
EL DEBIDO PROCESO ADJETIVO.
Derecho de los interesados al debido proceso adjetivo, que comprende la
posibilidad:

a. Derecho a ser oído

b. Derecho a ofrecer y producir pruebas

c. Derecho a una decisión fundada

PRINCIPIO DE GRATUIDAD.
OTROS PRINCIPIOS
Además de los principios expuestos con anterioridad, existen otros que también
le dan entidad al procedimiento administrativo. Estos son celeridad, economía,
sencillez y eficacia de los trámites.

La aplicación de estos principios tendrá lugar en la medida que los mismos


no perjudiquen la aplicación de los principios enumerados precedentemente, los
cuales revisten mayor importancia.

TIPOS DE PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO
Si bien tradicionalmente se identifica el procedimiento administrativo como la
concatenación de actos destinados a la emisión de la voluntad administrativa, la cual
se instrumental a través de por ejemplo actos administrativos, disposiciones, decretos
o resoluciones, eso no quita que puedan existir diversos tipos de procedimiento
administrativo.

De esta manera, los procedimientos administrativos pueden ser clasificados


de la siguiente manera:

PROCEDIMIENTOS TÉCNICOS
Es aquel que se encuentra destinado al acopio, por parte de la
Administración, de los datos, informaciones y elementos de juicio necesarios para
tomar una decisión que no hace referencia a un derecho o interés legítimo concreto,
sino que afecta exclusivamente al interés general, al fomento del bienestar público.
No se puede hablar que existan particulares interesados, pues si bien dicho
procedimiento puede repercutir en derechos o intereses jurídicamente protegibles de
los particulares, estos no tienen el rango de interesados en el procedimiento técnico.

Este es el tipo de procedimiento que la administración lleva adelante cuando


por ejemplo se propone la construcción de obras públicas, modificación de servicios o
creación de otros nuevos.

PROCEDIMIENTOS DE GESTIÓN
Este tipo de procedimiento es aquel en el que tiene lugar una relación
jurídica definida entre la Administración y el particular interesado. Allí, por lo
tanto, se discuten derechos o intereses jurídicamente protegibles de carácter
administrativo de dicho particular.

La finalidad de este tipo de procedimiento es obtener una decisión concreta


de la Administración, que individualice una norma jurídica, declare, reconozca, o
proteja un derecho o, al menos, un interés jurídicamente protegible cuya afirmación la
pide la misma persona interesada en la declaración, reconocimiento o protección del
derecho.

PROCEDIMIENTOS RECURSIVOS O DE
IMPUGNACIÓN
Este es el procedimiento iniciado por un particular ante el mismo órgano
que dictó el acto o uno superior contra la decisión tomada por un órgano
administrativo en un procedimiento precedente; el objetivo del particular es obtener
una decisión que revoque el anterior.

PROCEDIMIENTO SANCIONADOR
Se trata de un procedimiento cuya finalidad es también que se reconozca,
declare o proteja un derecho, pero se trata de un derecho perteneciente a la
Administración: sancionar las extralimitaciones que cometan sus funcionarios y
los particulares.

Dicho en otros términos, se trata de un procedimiento de índole reparadora y


sancionadora.

Dentro de esta clasificación, se debe diferenciar entre los procedimientos


correctivos -los cuales se instrumentan contra los particulares- de los disciplinarios,
-que son aquellos que se inician contra los funcionarios públicos cuando violan sus
deberes.

PROCEDIMIENTOS DE EJECUCIÓN
Son aquellos iniciados para dar cumplimiento a un determinado acto a
través de la denominada autotutela ejecutoria. -Conf. art. 12 de la Ley Nacional de
procedimiento administrativo-.

LEGITIMACIÓN:
SITUACIONES JURÍDICAS SUBJETIVAS

En lo concerniente a las partes interesadas, el artículo 3 del decreto 1759/72


dispone que “El trámite administrativo podrá iniciarse de oficio o a petición de
cualquier persona humana o jurídica, pública o privada, que invoque un derecho
subjetivo o un interés legítimo; éstas serán consideradas parte interesada en el
procedimiento administrativo. También tendrán ese carácter aquellos a quienes el
acto a dictarse pudiera afectar en sus derechos subjetivos o intereses legítimos
y que se hubieren presentado en las actuaciones a pedido del interesado originario,
espontáneamente, o por citación del organismo interviniente cuando éste advierta su
existencia durante la sustanciación del expediente.

Los menores adultos tendrán plena capacidad para intervenir directamente


en procedimientos administrativos como parte interesada en la defensa de sus propios
derechos subjetivos o intereses legítimos.”.

La legitimación constituye un instituto de raíz procesal, y puede ser definido la


aptitud para actuar por sí en el proceso o por medio de representante convencional;
quien carece de la misma, debe actuar en juicio por medio de su representante legal.
De esta manera, la correcta interpretación de la legitimación permitirá determinar con
precisión qué grado de interés tiene el particular sobre el procedimiento administrativo.

Tanto la jurisprudencia como la doctrina han clasificado distintos niveles de


intensidad de la legitimación que puede darse; derecho subjetivo, interese
legítimo e interés simple. Existe una relación de intensidad entre ellos.

DERECHO SUBJETIVO,
Walter Jellinek y parte de la doctrina alemana, definen al derecho subjetivo
como: “el poder de voluntad conferido por el orden jurídico a un individuo en su
propio interés”.
Se ha impuesto la noción de que la nota diferenciadora del derecho subjetivo
es su individualidad, exclusividad: La pretensión es uti singuli para una o más
personas, pero una para cada una de ellas.

INTERÉS LEGÍTIMO
La nota tipificante del interés legítimo, por su parte, era la exigibilidad
concurrente, compartida en forma inescindible entre varias personas, de que la
administración no exceda sus facultades regladas ni dicte actos en abuso de
sus facultades discrecionales. Lo que tipificaba el interés legítimo era la
concurrencia inseparable de varias personas en la pretensión, a diferencia de las
situaciones en que la pretensión pueda individualizarse en forma exclusiva en cabeza
de una sola persona.

Dicho en otras palabras, el interés legítimo se configura cuando existe una


norma jurídica que determina la conducta que le corresponde a la
administración pública en un caso dado, conducta que también en virtud de esa
misma norma jurídica, un sujeto determinado puede exigir, por serle debida como
participe de un conjunto diferenciado de individuos y porque de su observancia
puede resultarle una ventaja o desventaja particular.

Cuando existe un interés legítimo proceden todos los recursos: Jerárquico,


reconsideración, etc.

INTERÉS SIMPLE.
El interés simple representa el nivel más bajo de legitimidad, y se define como
el mero interés que le corresponde a todo ciudadano o habitante en que la ley
sea cumplida. No habilita a iniciar acciones judiciales sino a formular denuncias en
mero interés de la legalidad.

Cuando se invoca un interés simple, tales recursos no proceden y tan sólo


pueden interponerse denuncias.

EL EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO
El artículo 7 del decreto 1759/72 (T.O. 2017) consigna algunas de las
cuestiones más importantes referidas a los expedientes administrativos. Es de
destacar que aquel inaugura el título II del decreto, que regula las cuestiones
vinculadas a los Expedientes.

En sus partes medulares, la mencionada norma dispone que:


“a. Se entiende por expediente administrativo el conjunto ordenado
de documentos y actuaciones que sirven de antecedente y fundamento al
acto administrativo así como las diligencias encaminadas a ejecutarlo.

b. Los expedientes tendrán formato electrónico y se formarán


mediante la agregación ordenada de los documentos, pruebas, dictámenes,
informes, acuerdos, notificaciones y demás diligencias que deban
integrarlos.

c. La tramitación de las actuaciones, comunicaciones, documentos y


expedientes se realizará mediante el Sistema de Gestión Documental
Electrónica, que permite realizar de manera integral la caratulación,
numeración, seguimiento y registro de movimientos de todas las
actuaciones y expedientes del Sector Público Nacional. Dicho sistema
actuará como plataforma para la implementación de la gestión de los
expedientes electrónicos. […]”

INICIO DEL PROCESO


Un procedimiento administrativo puede promoverse: (García Pullés, 2015, pág.
714)

1) por denuncia: cuando quien la hace sólo tiene un interés simple o


no pretende hacerse parte en los actuados, y entrega a la
administración sólo la información sobre un hecho que reclama un
pronunciamiento administrativo y para cuya emisión deberá tramitar
oficiosamente un expediente

2) Por reclamos: en el procedimiento administrativo se llama reclamo


a la presentación del administrado solicitando el reconocimiento de
una pretensión, normalmente encaminada a obtener el dictado de un
acto administrativo que la reconozca. Para el procedimiento
administrativo hace las veces de una demanda judicial, aunque con
las diferencias evidentes del caso.

3) Por recurso: cuando el administrado acude al procedimiento sólo


después de dictado un acto administrativo para impugnarlo o
solicitar su modificación, revocación o sustitución, por la misma
autoridad o el superior.
4) Por reclamo impropio: cuando se trata de la impugnación directa
de actos de alcance general, en los términos del artículo 24, inciso
a) de la ley nacional de procedimientos administrativos.

5) Por denuncia de ilegitimidad: cuando se trata de pretensiones


impugnatorias de actos administrativos que se presenten vencidos
los plazos para recurrir, en los términos del artículo 1 inciso e),
apart. 6° de la ley.

6) De oficio: por la propia administración pública.

Dígase que iniciado un procedimiento, se formará un expediente en el que se


agregarán las constancias bajo foliatura, agregándose a esos mismos actuados todas
las constancias vinculadas con la cuestión, aún las incidentales. El decreto 1883/1991
eliminó los expedientes “acorallados”, que tramitaban por separado y significaban un
gran problema para el conocimiento integral de lo actuado en cada caso (García
Pullés, 2015, pág. 715).

FORMALIDADES DE LOS ESCRITOS


El artículo 15 del reglamento dispone que los escritos serán redactados a
máquina o manuscritos, en idioma nacional, salvándose las testaduras o enmiendas y
llevarán un resumen de su petitorio en la parte superior, debiendo ser suscriptos por
los interesados o sus representantes y letrados. No obstante, se agrega que los
interesados podrán peticiones verbales que se agregarán por simple anotación en el
expediente bajo su firma. Una de las típicas concreciones de esta metodología es el
pedido verbal de una vista.

a su turno el artículo 16 del reglamento, con claras reminiscencias del artículo


330 del Código Procesal Civil Y Comercial de la Nación, establece los recaudos de
los escritos: nombre y apellido, domicilio real y constituido, relación de hechos,
descripción del derecho, la petición en términos claros, el ofrecimiento de
prueba y la firma del interesado.

La presentación de los escritos deberá constatarse con la atestación de un


cargo, manual o automático en el que se indique su fecha y hora. Los interesados
podrán solicitar que la administración selle copias de las presentaciones como medios
de prueba (García Pullés, 2015, pág. 715)
LOS PLAZOS
No es dudoso que la fijación de plazos representa un elemento esencial para el
principio de debido proceso adjetivo, pues constituyen una garantía para el particular
sobre la temporalidad de sus intervenciones, que justifica su tratamiento obligatorio por
la administración. Finalmente, la fijación de plazos constituye un límite para el
informalismo a favor del administrado, ya que, más allá de la posibilidad de solicitar su
prórroga antes de su vencimiento, que acude a favor de este último principio, su
carácter perentorio impide considerar que no tienen carácter obligatorio o que su
vencimiento no trae consecuencias gravosas para el negligente. (García Pullés, 2015,
pág. 716)

Se computan a partir del día hábil siguiente a la notificación o según lo


dispuesto en el Código Civil Y Comercial De La Nación si debieran contarse a partir de
la publicación de actos de alcance general (García Pullés, 2015, pág. 718)

En defecto de un plazo especial, se tomará como genérico el plazo de 10 días


(García Pullés, 2015, pág. 718)

Antes del vencimiento de los plazos podrá la Administración de oficio o a


pedido de parte disponer su ampliación por resolución fundada, aunque la
denegatoria de la solicitud debe ser notificada por lo menos con 2 días de antelación al
vencimiento (García Pullés, 2015, pág. 719)

Una vez vencidos los plazos establecidos para interponer recursos


administrativos se perderá el derecho para articularlos aunque la petición podrá
considerarse como denuncia de ilegitimidad (García Pullés, 2015, pág. 720)

La interposición de los recursos interrumpirá el curso de los plazos


(García Pullés, 2015, pág. 721). La Ley Nacional De Procedimientos Administrativos
usa indiscriminadamente los conceptos de suspensión e interrupción, como
equivalentes de “interrupción”, queriendo significar que fenecida la causal que provoca
la suspensión o la interrupción, los plazos se reinician. (García Pullés, 2015, pág.
722)

Se establece un plazo de gracia en el último párrafo del artículo 25 del


reglamento, donde permite presentar oportunamente un escrito dentro de las 2:00
primeras horas hábiles del día siguiente al del vencimiento del plazo (García Pullés,
2015, pág. 721)
El procedimiento administrativo está regido por el principio de oficialidad que
incluye la impulsión de oficio. Como consecuencia de ello, los trámites no son
susceptibles de extinguirse por caducidad, salvo que en ellos sólo se ventilen
cuestiones de interés privado.

No obstante, para evitar pretender que sea obtener una caducidad de los
puntos injustificada o imprevista coma la ley disciplinó un trámite que concluye
transformando en una especie de desistimiento implícito coma ya que de modo previo
a su declaración y después de 60 días de inactividad, debe intimarse al administrado a
instar el trámite y si éste no activa el procedimiento en otros 30 días, recién podrá
decretarse la caducidad, sin perjuicio de la facultad de utilizar las constancias del
expediente y las pruebas producidas en otro expediente posterior (García Pullés,
2015, pág. 722)

PATROCINIO LETRADO

VISTA DE LAS ACTUACIONES.


En la Administración Pública los expedientes no se encuentran, como en
tribunales, en las mesas de entradas de los juzgados, sino que transitan por distintas
dependencias de los ministerios, secretarías, subsecretarías u organismo. De tal
modo, no es posible acudir a la mesa de entradas de una dependencia y solicitar un
expediente, porque por regla general no se encuentra allí.

Como consecuencia de ello, una costumbre inveterada generó el “pedido de


vista” del expediente, que el Reglamento De La Ley Nacional De Procedimientos
Administrativos vino a disciplinar a través de sus artículos 38 y 76.

Por el primero de ellos, se establece que las partes podrán tomar vista del
expediente durante todo su trámite, salvo en los casos en que se declare su
reserva y sobre las partes alcanzadas por tal declaración, agregando que el
pedido de vista podrá hacerse verbalmente o por escrito y se concederá sin necesidad
de resolución expresa, pudiendo fijarse un plazo para hacerla posible. (García Pullés,
2015, pág. 724).

El artículo 76, por su parte, establece que la sola petición de vista para
interponer un recurso provoca la suspensión del plazo para interponer el
recurso, que se extenderá hasta que finalice el plazo por el cual se concede la vista.
(García Pullés, 2015, pág. 725)
El día de vista se considera que abarca, sin límites, el horario de
funcionamiento de la oficina en la que se encuentre el expediente.

Vista de expediente electrónico. La solicitud y otorgamiento de vista de los


expedientes electrónicos se hace de acuerdo con los siguientes procedimientos:

1. La consulta sin suspensión de plazo de las actuaciones por medios


electrónicos en la plataforma TAD es automático y no requerirá de
solicitud expresa del interesado. El usuario o el apoderado podrán
acceder al contenido de los expedientes que haya iniciado a través
de dicha plataforma TAD. El usuario podrá consultar la última fecha
de modificación, el estado del expediente y su ubicación actual;
también tendrá acceso a los documentos que se hayan vinculado. Si
el trámite está en curso, mediante el documento Constancia de
Toma de Vista, queda registro de la consulta dentro del expediente
electrónico, sin suspensión de plazo.

2. El otorgamiento de vista con suspensión de plazo de las


actuaciones por medios electrónicos requerirá petición expresa del
interesado o apoderado por escrito.

3. La vista se podrá otorgar mediante copia del expediente electrónico


en un soporte informático que aporte el interesado o el organismo.

4. A pedido del interesado y a su cargo, se facilitarán copias en


soporte papel de los documentos electrónicos que solicitare.”

ACTUACIONES RESERVADAS.
En cuanto a la reserva de las actuaciones, el reglamento ha establecido un
procedimiento muy estricto para hacerla posible, que reclama la explicitación de los
fundamentos concretos que se intentan resguardar y la previa intervención del
servicio jurídico, atribuyéndose la competencia para decidirla a una autoridad no
inferior a subsecretario de Estado o titular del ente descentralizado. (García
Pullés, 2015, pág. 725).

LA CITACIÓN DE TERCEROS
En lo que se refiere a la citación de terceros, es importante poner de relieve
que ella es una obligación de la administración, cada vez que establezca que los
procedimientos pueden afectar derechos o intereses legítimos de personas que no se
han presentado en las actuaciones, según lo prevé el artículo 3 del Reglamento.
(García Pullés, 2015, pág. 725)

FORMAS DE CONCLUIR EL
PROCEDIMIENTO
MODOS NORMALES: LA RESOLUCIÓN EXPRESA
Tras estos trámites, el procedimiento concluye ordinariamente mediante la
emisión del acto administrativo que decide la cuestión de fondo. La resolución expresa
supone una declaración de derecho y la atribución o rechazo de las pretensiones
presentadas a la administración. El acto decisorio debe emitirse cumpliendo los
recaudos de los artículos 1° inc. f) aparts. 3° (resolver las cuestiones propuestas), 7° y
8° de la ley (elementos esenciales informa del acto), con una de las alternativas
indicadas más arriba, que también podrían contener la modificación de un acto
anterior, en los términos del artículo 82 del reglamento. (García Pullés, 2015, pág. 729)

MODOS ANORMALES

LA FALSA RESOLUCIÓN TÁCITA.


En este sentido, con grave error, los artículos 63 y 65 del reglamento
establecen que el procedimiento puede concluir por “resolución tácita” remitiendo al
artículo 10 de la ley, a través de la caducidad reglada en su artículo 1, inc. e), apart. 9;
o por el desistimiento.

Se indica que ello es un error, porque en el sistema de la ley nacional de


procedimientos administrativos no existe la “resolución tácita”. La regulación del
silencio […] no constituye un caso de silencio “ficto” qué supone la creación de una
resolución fantasmagórica. Por el contrario, el silencio sólo confiere el derecho al
administrado de interpretar tal hecho, si lo quiere así, como una denegatoria, al solo
efecto de continuar el trámite en la misma sede administrativa o en sede judicial. Pero
es claro que no hay nada de “resolución tácita” (García Pullés, 2015, pág. 730)

LA CADUCIDAD
Transcurridos sesenta (60) días desde que un trámite se paralice por causa
imputable al administrado, el órgano competente le notificará que, si transcurrieren
otros treinta (30) días de inactividad, se declarará de oficio la caducidad de los
procedimientos, archivándose el expediente. Se exceptúan de la caducidad los
trámites relativos a previsión social y los que la Administración considerare que deben
continuar por sus particulares circunstancias o por estar comprometido el interés
público.

El procedimiento administrativo está regido por el principio de oficialidad que


incluye la impulsión de oficio. Como consecuencia de ello, los trámites no son
susceptibles de extinguirse por caducidad, salvo que en ellos sólo se ventilen
cuestiones de interés privado. (García Pullés, 2015, pág. 722)

No obstante coma para evitar pretender que sea obtener una caducidad de los
puntos injustificada o imprevista coma la ley disciplinó un trámite que concluye
transformando en una especie de desistimiento implícito coma ya que de modo previo
a su declaración y después de 60 días de inactividad, debe intimarse al administrado a
instar el trámite y si éste no activa el procedimiento en otros 30 días, recién podrá
decretarse la caducidad, sin perjuicio de la facultad de utilizar las constancias del
expediente y las pruebas producidas en otro expediente posterior (García Pullés,
2015, pág. 722)

Operada la caducidad, el interesado podrá, no obstante, ejercer sus


pretensiones en un nuevo expediente, en el que podrá hacer valer las pruebas ya
producidas. Las actuaciones practicadas con intervención de órgano competente
producirán la suspensión de plazos legales y reglamentarios, inclusive los
relativos a la prescripción, los que se reiniciarán a partir de la fecha en que
quedare firme el auto declarativo de caducidad;

EL DESISTIMIENTO
Se encuentra regulado en los artículos 66 a 70 del reglamento, que disponen la
necesidad de su realización por medio fehaciente y distinguen el desistimiento del
procedimiento del desistimiento del derecho. El primero importará la clausura de las
actuaciones en el estado en que se hallaren, pero admitirá el posterior planteo
una pretensión igual, advirtiéndose que si el desistimiento se refiriera a los trámites de
un recurso, el acto impugnado se tendrá por firme. El desistimiento del derecho
supone la renuncia a este e impide promover otro reclamo por el mismo objeto y
causa. (García Pullés, 2015, pág. 730)

Cuando la Administración Pública es parte del proceso que está siendo objeto
del desistimiento y es ella quien desiste, debe haber una autorización expresa que
permita al funcionario desistir del proceso o del derecho en el que la
administración es parte. (Carpenteri, 2011, pág. 504)
ALLANAMIENTO
Mediante esta medida, el demandado acepta lo pretendido por el actor,
reconociendo los fundamentos del planteo de este. Se trata de un acto unilateral
realizado por el demandado, que no requiere conformidad de la contraria. (Carpenteri,
2011, pág. 504)

En el caso que sea la administración la que se hallan en un proceso


contencioso administrativo, en primer lugar, será distinto al régimen de costas, debido
a que ella ha originado que el actor inicie el proceso administrativo, por lo que es poco
justo a allanarse luego y que el actor deberá pagar los costos en que se han incurrido.
En segundo lugar, deberá existir un poder suficiente con la autoridad competente. El
sujeto debe encontrarse expresamente autorizado y probarlo mediante documento
expedido por la autoridad que corresponda. (Carpenteri, 2011, pág. 506)

SATISFACCIÓN EXTRAPROCESAL DE LA PRETENSIÓN POR


LA ADMINISTRACIÓN DEMANDADA
Tiene lugar unilateralmente por parte de la demandada, quién hace
desaparecer las causas que motivaron la pretensión del demandante. (Carpenteri,
2011, pág. 506)

TRANSACCIÓN
Es un acto jurídico bilateral por el cual las partes haciéndose concesiones
recíprocas extinguen obligaciones litigiosas o dudosas. (artículo 832 del Código Civil
de la nación), a su vez, por la transacción no se transmiten sino que se declaran o
reconocen derechos que hacen el objeto de las diferencias sobre que ella interviene
(Carpenteri, 2011, pág. 507)

EXTINCIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LAS PARTES


EXTRAVÍO DEL EXPEDIENTE
REFORMA LEGISLATIVA QUE QUITE AL JUICIO SU RAZÓN
DE SER
EL SILENCIO O AMBIGÜEDAD DE LA
ADMINISTRACIÓN
La ley nacional de procedimientos administrativos, en su artículo 10, pero
también en las previsiones de sus artículos 23, inc. c), y 26, disciplinó un sistema de
“silencio derecho”, con base en las siguientes pautas: (García Pullés, 2015, pág. 731)
a) El silencio constituye una irregularidad que la administración debe
evitar.

b) El silencio es un hecho, o mejor, una omisión fáctica, que no


tiene efecto propio alguno, a no ser otorgar un derecho el
interesado.

c) Salvo que existiera norma expresa, el silencio sólo podrá


interpretarse por el administrado como negativa a su
pretensión.

d) El interesado puede permanecer esperando el pronunciamiento,


gozando de la suspensión de los plazos, o bien pedir sucesivos
pronto despachos, reclamar al superior en queja (artículo 71),
plantear un amparo por Mora ante la jurisdicción (artículo 28 de la
ley) o considerar denegada su petición y recurrir ese acto o acudir a
la sede judicial con su pretensión.

[…] Se arriba al silencio, en las pretensiones luego del vencimiento del


plazo fijado para el acto, subsidiariamente del plazo de 60 días hábiles
administrativos, tras los cuales el interesado debe requerir “pronto despacho” y
transcurrir todavía 30 días más desde ese requerimiento. Así queda configurado
el silencio como hecho que permitirá a las opciones antes narradas.

En el caso de los recursos, el sistema es diverso, porque bastará con el


vencimiento del plazo para decidirlos (normalmente 30 días) y se producirá el silencio,
sin necesidad de solicitar “pronto despacho”.
LOS PROCEDIMIENTOS ESPECIALES.
ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA.
LEY Nº 27.275.
DECRETO Nº 1172/2003. REGLAMENTO LEY
ACCESO A LA INFORMACIÓN
FALLO: “CIPPEC”
FALLO SAVOIA C/ SECRETARÍA LEGAL Y
TÉCNICA S/ AMPARO LEY 16.986
AUTOS / "Savoia, Claudio Martín c/ EN - Secretaría Legal y Técnica (dto. 1172/03) s/ amparo ley
PARTES
16.986".

FECHA 7 de mayo de 2019

JUECES Lorenzetti, Maqueda y Rosatti

HECHOS
/ ANTECEDENTES
 el 16 de mayo de 2011 Claudio Martín Savoia realizó un pedido a la Secretaria Legal y Técnica de la
Presidencia de la Nación, para que, en el marco de la normativa que garantiza el acceso a la información
pública, se pusieran a su disposición copias de los decretos del Poder Ejecutivo Nacional -cuya
individualización luce a fs. 24/25- dictados entre los años 1976 y 1983 por quienes se desempeñaron como
presidentes de facto.

 La secretaría interviniente rechazó su solicitud sobre la base de que los decretos en cuestión no eran de
acceso público, por haber sido clasificados como de carácter "secreto" y "reservado". Fundó su negativa en el
artículo 16, inc. a, del Anexo VII, del decreto 1172/03

 frente a ello, el peticionario interpuso una acción de amparo. Alegó, en lo esencial, que la, respuesta de la
Secretaría Legal y Técnica de la Nación estaba deficientemente motivada, además de que no se ajustaba a los
requisitos exigidos por las normas constitucionales y los tratados internacionales en materia de derecho de
acceso a la información. Agregó que, por el contrario, las normas vigentes habían dejado sin efecto el carácter
secreto de la información solicitada, ya que el decreto 4/2010 dispuso relevar de la clasificación de seguridad

 la magistrada de primera instancia hizo lugar al amparo por considerar, en lo sustancial, que el decreto 4/2010
era aplicable al caso. En tales condiciones, condenó al Estado Nacional para que, en el plazo de diez días,
"exhiba a la actora los decretos que no se encuentren dentro de las excepciones previstas por los artículos 2 y
3 del Decreto N°4/10". y agregó que "si la demandada alegare que los decretos cuya exhibición el actor solicita
se encuentran dentro de las excepciones previstas en los artículos 2 y 3 del Decreto 4/2010, deberá acompañar
copia certificada de tales normas a fin de que la Suscripta pueda 'tomar conocimiento personal y directo de lo
peticionado, asegurando el mantenimiento de su confidencialidad' (art. 40, inc. 2° , ley 25.326) para poder
verificar si las razones dadas justifican la negativa a su exhibición".

 a Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal hizo lugar al


recurso de apelación interpuesto por el Estado Nacional, revocó la sentencia de primera instancia y, en
consecuencia, rechazó el amparo. Por un lado, señaló que el peticionario no tenía legitimación para
demandar, por no haber demostrado un interés suficiente y concreto. señaló que el Poder Ejecutivo Nacional
había ejercido válidamente sus facultades para disponer, mediante resolución fundada, que
determinada información quedara excluida del acceso público irrestricto, en interés de la seguridad
interior, la defensa nacional y las relaciones exteriores de la Nación. Todo ello, sostuvo el tribunal a quo,
con fundamento en el artículo 16 de la "Ley de Inteligencia Nacional" 25.520 y su decreto reglamentario; así
como en el artículo 16 del "Reglamento General del Acceso a la Información Pública para el Poder Ejecutivo
Nacional", aprobado por el decreto 1172/03.

 contra dicho fallo, la actora dedujo recurso extraordinario federal, que fue parcialmente concedido, por
hallarse en juego la interpretación de normas de índole federal. El apelante alega que la sentencia de cámara
desconoció el principio republicano de publicidad de los actos de gobierno

 La actora se agravia porque el tribunal a quo le negó legitimación para acceder a información pública, en
contraposición a los estándares internacionales de los derechos humanos receptados por la jurisprudencia y las
normas locales que rigen en la materia, que reconocen este derecho a toda persona, sin necesidad de acreditar
un interés directo o una afectación personal.

AGRAVI  Sostiene, asimismo, que la alzada interpretó erróneamente diversas normas de naturaleza federal [ley
OS – DERECHO O
NORMATIVA 25.520, decreto 950/02, decreto 4/10, entre otras], y no explicó con fundamentación suficiente de qué
CUESTIONADA
modo se aplican en este caso.

 Finalmente plantea que, por tratarse de cuestiones vinculadas con el accionar de las Fuerzas Armadas
durante la última dictadura militar, y con el derecho a la verdad en torno a las violaciones de derechos
humanos cometidas en esos años, el asunto debatido excede el interés individual y conlleva un claro
supuesto de gravedad institucional, al comprometer instituciones básicas de la Nación.
DECISIÓ
N MAYORITARIA
 el derecho de acceso a la información se rige por el principio de máxima divulgación, "el cual establece la
presunción de que toda información es accesible, sujeto a un sistema restringido de excepciones, pues el
actuar del Estado debe encontrarse regido por los principios de publicidad y transparencia en la gestión pública,
lo que hace posible que las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ejerzan el control democrático de
las gestiones estatales, de forma tal que puedan cuestionar, indagar y considerar si se está dando un adecuado
cumplimiento de las funciones públicas" (Fallos: 338:1258; también Fallos: 335:2393; 337:256, 1108; y CIDH,
Caso "Claude Reyes y otros vs. Chile", sentencia del 19 de septiembre de 2006, Serie C, 151, párr. 92).

 las restricciones a este derecho deben estar previa y claramente fijadas por una ley en sentido formal;
responder a alguno de los objetivos permitidos por la Convención, esto es, "el respeto a los derechos o a
la reputación de los demás" o "la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas"; y ser "necesarias en una sociedad democrática, lo que depende de que estén orientadas a satisfacer
un interés público imperativo. Entre varias opciones para alcanzar ese objetivo, debe escogerse aquella que
restrinja en menor escala el derecho protegido. Es decir, la restricción debe ser proporcional al interés que
la justifica y debe ser conducente para alcanzar el logro de ese legítimo objetivo, interfiriendo en la
menor medida posible en el efectivo ejercicio del derecho" (conf. CIDH, Caso "Claude Reyes", antes citado,
párrafos 89 a 91; en igual sentido ver Fallos: 338:1258, considerando 25, y 339:827, considerando 5°; ver
también ley 27.275, artículo 1°, en cuanto establece que "los límites al derecho a la información pública deben
ser excepcionales, establecidos previamente conforme a lo estipulado en esta ley, y formulados en términos
claros y precisos, quedando la responsabilidad de cualquier restricción al acceso a la información a cargo del
sujeto al que se le requiere la información").

 En otras palabras, "...los sujetos obligados solo pueden rechazar un requerimiento de información si
exponen, describen y demuestran de manera detallada los elementos y las razones por las cuales su
entrega resulta susceptible de ocasionar un daño al fin legítimamente protegido. De esta forma, se evita que
por vía de genéricas e imprecisas afirmaciones, pueda afectarse el ejercicio del derecho y se
obstaculice la divulgación de información de interés público" (Fallos: 338:1258, considerando 26. A nivel
legislativo ver artículos 1, 2, 8 y 13 de la ley 27.275).

 la conducta del Estado Nacional puesta en juzgamiento en el presente resulta ilegítima. En efecto, la
contestación de la Secretaría Legal y Técnica de la Nación se limitó a invocar el carácter "secreto" y
"reservado" de los decretos, sin aportar mayores precisiones al respecto, y sin siquiera mencionar qué norma
jurídica daba sustento suficiente al Poder Ejecutivo Nacional para clasificarlos de esa manera y, por ende,
determinar que esa información fuera sustraída del acceso irrestricto de la ciudadanía.

 la legitimación para solicitar acceso a la información bajo el control del Estado es amplia, y que
corresponde a toda persona, sin necesidad de acreditar un interés directo para su obtención o una
afectación personal. (Considerando 13)

 el demandante se encuentra suficientemente legitimado para pretender el derecho de que se trata, y la


conducta estatal resulta claramente violatoria de los derechos constitucionales invocados en sustento de
la reclamación.

 DECISIÓN: se declara admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada

DISIDENCIAS

VOTOS
INDIVIDUALES

OBSERV
ACIONES  DERECHO AL ACCESO A LA INFORMACIÓN
LA ADMINISTRACIÓN AL SERVICIO DEL
ADMINISTRADO (DECRETO Nº 891/2017).

CLASE 1
 El principio de instrucción implica que el onus probandi recae sobre la
Administración, sin quitar que el administrado pueda ofrecer las pruebas
que considere necesarias para “colaborar” al procedimiento y lograr que
se resuelva más rápido.

CLASE 2
 La finalidad del procedimiento administrativo es diversa:

o Poner en conocimiento al Estado de un determinado hecho


conflictivo y lograr una reacción de su parte.

o Lograr una conciliación previa entre Estado y administrado.

o Constituir una garantía para los administrados.

o Lograr la satisfacción del interés general.


UNIDAD TEMÁTICA N°2: MEDIOS
DE PRUEBA. PUBLICIDAD. EL
SILENCIO DE LA ADMINISTRACIÓN.
MEDIOS DE PRUEBA
El titulo VI del decreto 1759/72 regula los aspectos referidos a la producción de
la prueba en el procedimiento administrativo.

OFRECIMIENTO DE PRUEBA
El artículo 46 establece que “La administración de oficio o a pedido de parte,
podrá disponer la producción de prueba respecto de los hechos invocados y
que fueren conducentes para la decisión, fijando el plazo para su producción y
ampliación, si correspondiere. Se admitirán todos los medios de prueba, salvo los que
fueran manifiestamente improcedentes, superfluos o meramente dilatorios.

Los actos de instrucción necesarios para la determinación, conocimiento y


comprobación de los hechos en virtud de los cuales deba pronunciarse la resolución,
se realizarán de oficio y a través de medios electrónicos, por el órgano que tramite
el procedimiento, sin perjuicio del derecho de los interesados a proponer aquellas
actuaciones que requieran su intervención o constituyan trámites legal o
reglamentariamente establecidos.

Las aplicaciones y sistemas de información utilizados para la instrucción de


los procedimientos deberán garantizar el control de los tiempos y plazos, la
identificación de los órganos responsables y la tramitación ordenada de los
expedientes, así como facilitar la simplificación y la publicidad de los procedimientos.”

Tanto para los procesos ordinarios como para los procedimientos sumarísimos,
las previsiones normativas estipulan que con la demanda y su contestación se
ofrecerá la prueba y se agregará la documental que estuviera en su poder. En la
reconvención también se debe proceder de igual forma; sin embargo, debe recordarse
que en el proceso sumarísimo no se admite reconvención conforme lo dispone el
artículo 498 CPCCN (Rodriguez Prado, 2011, pág. 476)

Por tales motivos, el principio de amplitud probatoria cobra suma relevancia,


por las restricciones a las que se ve sometido el administrado en la instancia previa
para acreditar los elementos probatorios que estime pertinentes (Rodriguez Prado,
2011, pág. 477)

ADMISIBILIDAD
CARGA DE LA TRAMITACIÓN
La presunción de legitimidad de que gozan los actos administrativos (artículo
12, LNPA) condujo a cierta jurisprudencia a invertir la carga de la prueba en los
procesos de impugnación de actos administrativos. […] la solución que propicia esta
doctrina jurisprudencial importaría una desigualdad de las partes en el proceso judicial,
que contraría los principios que gobiernan en esta materia (Rodriguez Prado, 2011,
pág. 473)

MEDIDAS DE PRUEBA
INFORMES

DICTÁMENES

PRUEBA TESTIMONIAL, CONFESIONAL Y PERICIAL.

PLAZOS.
PRECLUSIÓN.
ALEGATO.
VALIDEZ Y EFICACIA DE LAS
DECISIONES ADMINISTRATIVAS.

NOTIFICACIONES
En el procedimiento administrativo, sólo se notifican las resoluciones
expresamente indicadas por el reglamento y las demás que así determine la autoridad
competente. Pero la notificación no se produce por el mero transcurso del tiempo, sino
que requiere de un acto concreto o ficto.

En este orden de ideas, el artículo 39 del reglamento dispone que deben ser
notificados a la parte interesada: (García Pullés, 2015, pág. 726)
a) Los actos administrativos de alcance individual que tengan
carácter definitivo y los que, sin serlo, obtén a la prosecución de
algunos trámites;

b) Los que resuelvan un incidente planteado o en alguna medida


afecten derechos subjetivos o intereses legítimos;

c) Los que decidan emplazamientos, citaciones, vistas o traslados;

d) Los que se dicten con motivo o en ocasión de la prueba y los


que dispongan de oficio la agregación de actuaciones y

e) Todos los demás que la autoridad así dispusiere, teniendo en


cuenta su naturaleza e importancia.

CONTENIDO DE LA NOTIFICACIÓN
Esta cuestión es abordada por los artículos 39 y 43 del reglamento. Este último
expresa que “en las notificaciones se transcribirán íntegramente los fundamentos y la
parte dispositiva del acto objeto de notificación, salvo cuando se utilicen los edictos en
la radiodifusión en que sólo se transcribirá la parte dispositiva del acto” y que “en las
cédulas y oficios se podrá reemplazar la transcripción agregando una copia íntegra y
autenticada de la resolución, dejándose constancia en el cuerpo de la cédula u oficio”.

Por su parte, el artículo 39, en su primer párrafo establece que las


notificaciones “indicarán los recursos que se puedan interponer contra dicho acto y el
plazo dentro del cual deben articularse... O en su caso si el acto agota las instancias
administrativas” (García Pullés, 2015, pág. 727)

MEDIOS DE NOTIFICACIÓN
El reglamento disciplina de modo inteligente los medios de notificación, pues en
su artículo 41 brinda una regla general: “las notificaciones pueden realizarse por
cualquier medio que de certeza de la fecha de recepción del instrumento en que
se recibió la notificación, y en su caso, el contenido del sobre cerrado si éste se
empleare”

A partir de esta regla genérica, autoriza la notificación por acceso directo, por
presentación personal de la parte interesada, por cédula, por telegrama o carta
documento y por oficio impuesto, agregando cualquier otro medio que indique la
autoridad postal. (García Pullés, 2015, pág. 727)
VICIOS EN LAS NOTIFICACIONES
En cuanto a las notificaciones viciadas, el tema es tratado por los artículos 39
y 44, para vicios diversos pero con soluciones coincidentes. Por cierto, la primera de
estas normas del reglamento dispone que si se omitiera indicar los recursos que
pueden interponerse contra el acto o si éste agota la vía administrativa, ello no
perjudicará al interesado, quien contará con un plazo de 60 días para interponer
cualquier recurso -es decir un plazo que reemplaza a los fijados para recurrir- o un
plazo adicional de 60 días que se agrega al de 90 o 30 días para promover la
demanda judicial o el recurso, en caso de agotamiento de la vía. (García Pullés, 2015,
pág. 728)

En parecidos términos, el artículo 44 prevé que toda notificación que se


hiciere en contravención con las normas que regulan la materia carecerá de
validez, pero si resultara acreditado el conocimiento de la parte, a partir del día
siguiente se iniciará un plazo de 60 días para interponer los recursos administrativos o
se adicionarán 60 días al plazo de 90 o 30 días previsto en el artículo 25 para
promover la acción impugnatoria o el recurso directo. (García Pullés, 2015, pág. 728)

El artículo 40 plasma una disposición sumamente relevante y que tiene varias


implicancias prácticas, ya que trata de aquellos supuestos –relevantes en la praxis -
referidos a los defectos de las notificaciones.

“[…] las notificaciones se diligenciarán dentro de los CINCO (5)


días computados a partir del día siguiente al del acto objeto de
notificación e indicarán los recursos que se puedan interponer contra
dicho acto y el plazo dentro del cual deben articularse los mismos, o en su
caso si el acto agota las instancias administrativas.

La omisión o el error en que se pudiera incurrir al efectuar tal


indicación, no perjudicará al interesado ni permitirá darle por decaído su
derecho. No obstante la falta de indicación de los recursos, a partir del día
siguiente de la notificación se iniciará el plazo perentorio de SESENTA (60)
días para deducir el recurso administrativo que resulte admisible. Si se
omitiera la indicación de que el acto administrativo agotó las instancias
administrativas, el plazo para deducir la demanda indicada en el artículo
25 de la Ley de Procedimientos Administrativos Nº 19.549 comenzará a
correr transcurrido el plazo precedentemente indicado.

En los procedimientos especiales en que se prevean recursos


judiciales directos, si en el instrumento de notificación respectiva se omite
indicarlos, a partir del día siguiente al de la notificación, se iniciará el
plazo de SESENTA (60) días hábiles judiciales para deducir el recurso
previsto en la norma especial.”

El segundo y tercer párrafo son una nueva expresión del principio de


informalismo en favor del administrado, puesto que ante la hipotética situación en
donde el documento que notifique algunos de los actos contemplados en el artículo 37
contenga vicios de forma que atenten contra el derecho de defensa del administrado –
en este caso no consignar que recursos pueden interponerse o de si el mismo agota o
no la vía administrativa-, el artículo contempla una extensión de los plazos para
interponer los remedios que permitan agotar la vía administrativa.

LA ÉTICA Y LA BUENA FE EN EL
EJERCICIO DE LA FUNCIÓN
ADMINISTRATIVA.

CLASE 3
 Ejemplo clásico de la doctrina para ilustrar la diferencia entre derecho
subjetivo e interés legitimo se da en el caso de las contrataciones
públicas:

El proceso de selección de contratista debe ser legal, igualitario y eficaz


para todos los ciudadanos, y por lo tanto configura un interés legítimo.

En cambio, una vez seleccionado el contratista, nace en cabeza de éste


un derecho subjetivo que lo habilita a exigir determinados derechos que
le son propios por el contrato.


UNIDAD TEMÁTICA N° 3:
PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO SANCIONADOR.
RECURSOS ADMINISTRATIVOS.
EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO.
NATURALEZA JURÍDICA DE LAS
SANCIONES ADMINISTRATIVAS.

DISTINTOS TIPOS DE SANCIONES:


CONTRACTUALES
DISCIPLINARIAS
DE POLICÍA
TRIBUTARIAS
RELACIONES DE ESPECIAL SUJECIÓN.

PRINCIPIOS APLICABLES:
LEGALIDAD, TIPICIDAD, DEBIDO PROCESO,
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, NON BIS IN ÍDEM,
CULPABILIDAD, PROPORCIONALIDAD,
REFORMATIO IN PEJUS. PRINCIPIOS
INCORPORADOS A PARTIR DE LA ENMIENDA
CONSTITUCIONAL DE 1994.
EL CASO DE LAS PERSONAS
JURÍDICAS.
EL ADMINISTRADO COMO
COLABORADOR EN EL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO.

RECURSOS ADMINISTRATIVOS

RÉGIMEN GENERAL, CONTENIDO Y


ALCANCE.
Los recursos administrativos pueden ser definidos como los remedios o
medios de protección del individuo para impugnar los actos —lato sensu— y
hechos administrativos que lo afectan y defender sus derechos frente a la
administración.

Por de pronto, cabe distinguir los recursos en el procedimiento administrativo y


en el proceso judicial. Los recursos existentes contra la actividad administrativa se
dividen pues en:
1. administrativos

2. judiciales (que a su vez cabe distinguir según sean acciones o


“recursos directos” y que pueden ser más o menos amplios según los
distintos códigos procesal administrativos o “contencioso
administrativos.”)

Los primeros se tramitan ante las autoridades administrativas (o autoridades no


administrativas pero que ejerzan función administrativa); los segundos son los que se
tramitan ante un tribunal de justicia, imparcial e independiente según el sistema
constitucional argentino. En esta unidad nos focalizaremos solo en los primeros, los
cuales se encuentran regulados en el título VIII del decreto 1759/72.

RECURSO DE ACLARATORIA Y
RECTIFICACIÓN DEL ERROR MATERIAL
El recurso de aclaratoria se encuentra regulado en los artículos 101 y 102 del
decreto. Su objeto se orienta a subsanar errores materiales u omisiones que
pueda tener cualquier resolución.

El primero de los artículos en cuestión dispone que “En cualquier momento


podrán rectificarse los errores materiales o de hecho y los aritméticos, siempre
que la enmienda no altere lo sustancial del acto o decisión”

Asimismo, el segundo se orienta a regular lo concerniente al recurso de


aclaratoria respecto del acto administrativo definitivo – es decir aquel que
resuelve el fondo del planteo del procedimiento-. De esta manera el artículo 102
establece que “Dentro de los cinco (5) días computados desde la notificación a del
acto definitivo podrá pedirse aclaratoria cuando exista contradicción en su parte
dispositiva o entre su motivación y la parte dispositiva o para suplir cualquier
omisión sobre alguna o algunas de las peticiones o cuestiones planteadas. La
aclaratoria deberá resolverse dentro del plazo de diez (10) días”

RECURSO DE RECONSIDERACIÓN
Este remedio se orienta a que el mismo órgano que dicto el acto
administrativo lo revoque a contrario sensu en su totalidad o en parte.

Según el artículo 84 del decreto “Podrá interponerse recurso de


reconsideración contra todo acto administrativo definitivo o que impida
totalmente la tramitación del reclamo o pretensión del administrado y contra los
interlocutorios o de mero trámite que lesionen un derecho subjetivo o un interés
legítimo. Deberá interponerse dentro de los diez días de notificado el acto ante el
mismo órgano que lo dictó, el cual será competente para resolver lo que corresponda,
conforme a lo dispuesto por el artículo 82.”

Asimismo, el artículo 85 establece como se resuelve el mencionado remedio


en caso de delegaciones. Así, la norma dispone “Si el acto hubiere sido dictado por
delegación, el recurso de reconsideración será resuelto por el órgano delegado
sin perjuicio del derecho de avocación del delegante. Sí la delegación hubiere cesado
al tiempo de deducirse el recurso, éste será resuelto por el delegante.”

El artículo 87, por su parte, regula las cuestiones vinculadas al silencio -en
aquellos casos en el que recurso no es resuelto de manera expresa –circunstancia
que suele darse muy seguido en la práctica. Así la norma en cuestión dispone “Si el
recurso de reconsideración no fuere resuelto dentro del plazo fijado, el interesado
podrá reputarlo de negado tácitamente sin necesidad de requerir pronto
despacho.

Denegada la reconsideración expresa o tácitamente, podrá deducir, según el


caso:

a) Recurso de apelación para ante el órgano inmediato superior, si el acto


dictado por autoridad inferior al Director General o de jerarquía equivalente a la de
este fuere interlocutorio o de mero trámite. La apelación deberá interponerse
dentro de los cinco (5) días de notificada la resolución del recurso de reconsideración
o de vencido el plazo del artículo 86, debiéndose elevar las actuaciones de inmediato
y de oficio, para ser resueltas dentro de los quince (15) días de recibidas por el
superior, sin más sustanciación que el dictamen jurídico si correspondiere. Si los actos
interlocutorios o de mero trámite emanados de Directores Generales, autoridades de
jerarquía equivalente o mayor y las decisiones dictadas en los recursos de apelación
serán irrecurribles;

b) Recurso jerárquico si el acto impugnado fuere definitivo o impidiere


totalmente la tramitación del reclamo o pretensión del interesado, cualquiera
fuere la jerarquía del órgano emisor. El recurrente podrá optar por deducir
previamente recurso de apelación para ante el Director General, Director Nacional o
funcionarios de jerarquía equivalente, si el acto hubiere emanado de agentes de
jerarquía inferior, reservando el jerárquico para el supuesto de que aquéllos
desestimaren su pretensión. Este recurso de apelación, que deberá interponerse
dentro de los cinco (5) días de notificado el acto que lo motiva deberá sustanciarse”
Finalmente, y en lo que constituye una aplicación del principio de
informalismo en favor del administrado, el artículo 88 dispone que “El recurso de
reconsideración contra actos definitivos o asimilables a ellos y el de apelación
previsto en el artículo anterior, inciso b), llevan implícito el recurso jerárquico y en
su caso el de alzada en subsidio. Cuando expresa o tácitamente hubiere sido
rechazada la reconsideración, y en su caso, la apelación, las actuaciones deberán ser
elevadas de inmediato, de oficio o a petición de parte según que hubiere recaído o no
resolución denegatoria expresa. Dentro de los cinco (5) días de recibidas por el
superior podrá el interesado mejorar o ampliar los fundamentos de su recurso.”

En resumidas cuentas, se trata de un recurso que no obligatorio para el


agotamiento de la instancia administrativa, pero que resulta práctico para que el
mismo órgano que dictó el órgano que se impugna lo revea y eventualmente
identifique errores en su actuación. Asimismo, cuando el mencionado recurso va
dirigido hacia actos definitivos o asimilables a tal y sea interpuesto dentro de los plazos
establecidos en el artículo 88, llevará implícito el jerárquico. Ello, a los fines de
impulsar el procedimiento sin necesidad que el administrado tengo una participación
activa para lograr tal cometido.

RECURSO JERÁRQUICO.
El recurso jerárquico es aquel cuya interposición agota la instancia
administrativa y resulta obligatorio para acceder posteriormente a la instancia
judicial.

El artículo 89 del decreto dispone “El recurso jerárquico procederá contra todo
acto administrativo definitivo o que impida totalmente la tramitación del reclamo o
pretensión del administrado. No será necesario haber deducido previamente recurso
de reconsideración; si se lo hubiere hecho, no será indispensable fundar nuevamente
el jerárquico, sin perjuicio de lo expresado en la última parte del artículo anterior.”

En cuanto a los plazos, según los artículos 91 y 92 del decreto, debe


interponerse ante el mismo órgano que dicto el acto dentro de los 15 (quince) días de
notificado y el órgano resolverá en el plazo de 60 (sesenta) días.

En cuanto a los requisitos propios de tramitación, el artículo 92 establece


con claridad que “Cualquiera fuera la autoridad competente para resolver el recurso
jerárquico, el mismo tramitará en sede del Ministerio o secretaria de la
Presidencia de la Nación en cuya jurisdicción actúe el órgano emisor del acto;
en aquellos se recibirá la prueba estimada pertinente y se recabará obligatoriamente
el dictamen del servicio jurídico permanente.

Si el recurso se hubiere interpuesto contra resolución del ministro o


secretario de la Presidencia de la Nación interviniente, si mediaren cuestiones
jurídicas complejas o en cuyo respecto corresponda establecer jurisprudencia
administrativa uniforme, o si estuviere comprometido el erario público, será
también de requerimiento obligatorio el dictamen de la Procuración del Tesoro
de la Nación. No obstante, las cuestiones vinculadas al personal civil de la
Administración pública nacional que requieran dictamen jurídico serán resueltas sin
intervención de la Procuración del Tesoro de la Nación, por el órgano competente,
previo asesoramiento del servicio jurídico permanente de su área. El dictamen de la
Procuración del Tesoro de la Nación sobre dichos problemas sólo podrá solicitarse
cuando corresponda establecer jurisprudencia administrativa uniforme, cuando la
índole del interés económico comprometido requiera la atención del citado organismo
o cuando el Poder Ejecutivo lo estime conveniente para resolver recursos jerárquicos
o de alzadas.”

EL RECURSO DE ALZADA.
Este recurso apunta a obtener una instancia de revisión de un acto
administrativo definitivo o asimilable a tal emitido por un organismo
descentralizado. La revisión será llevada adelante por la administración central pero
solo en cuestiones principalmente concernientes a la legalidad, más no a la
oportunidad, merito o conveniencia. Este remedio se encuentra regulado a partir del
artículo 94 que dispone que procede “contra los actos administrativos definitivos
o que impiden totalmente la tramitación del reclamo o pretensión del recurrente
emanados del órgano superior de un ente autárquico procederá a opción del
interesado, el recurso administrativo de alzada o la acción judicial pertinente.”

Asimismo, el artículo 95 dispone “La elección de la vía judicial hará perder


la administrativa; pero la interposición del recurso de alzada no impedirá desistirlo en
cualquiera estado a fin de promover la acción judicial, ni obstara a que se articule ésta
una vez resuelto el recurso administrativo.”

Finalmente, en lo concerniente a la fundamentación de recursos anteriores -


tramitados por ante el ente autárquico- el artículo 97 dispone “El recurso de alzada
podrá deducirse en base a los fundamentos previstos por el articulo 73 in fine. Si el
ente descentralizado autárquicamente fuere de los creados por el Congreso en
ejercicio de sus facultades constitucionales el recurso de alzada sólo será procedente
por razones vinculadas a la legitimidad del acto, salvo que la ley autorice el control
amplio. En caso de aceptarse el recurso, la resolución se limitará a revocar el acto
impugnado, pudiendo sin embargo modificarlo, sustituirlo con carácter excepcional, si
fundadas razones de interés público lo justificare.”

EL PEDIDO DE SUSPENSIÓN DE LOS


EFECTOS DEL ACTO, PROCEDENCIA.
RECURSO DE REVISIÓN.
EL SILENCIO
DEBER DE PRONUNCIARSE DE LA
ADMINISTRACIÓN.
Según Fernando E. Juan Lima “El silencio administrativo puede definirse como
una ficción que la ley establece en beneficio del interesado y en virtud del cual se
considera estimada (silencio positivo) o desestimada (silencio negativo) la solicitud de
aquél cuando la administración incumple el deber que tiene de resolver y se dan los
demás requisitos exigidos por la ley. El silencio debe entenderse, siempre, como un
complemento de la obligación de resolver”

PREVISIÓN LEGAL ANTE EL SILENCIO


COMO RESPUESTA NEGATIVA O POSITIVA
FRENTE AL ADMINISTRADO
En el art. 10 de la ley 19.549 después de establecerse que por regla el
silencio de la administración debe interpretarse como negativa, se dispone que
sólo mediando disposición expresa puede otorgársele sentido positivo. Así, el
silencio administrativo reviste dos modalidades reguladas por el derecho positivo:

a) El efecto y alcance de permisión total de lo concretamente


pretendido o solicitado, y

b) el de denegación total de lo que se hubiera peticionado.

Para que el silencio tenga alcance positivo debe estar así determinado por la
ley, caso contrario se entenderá que ha mediado denegación tácita por parte de la
administración ya que respecto de la operatividad de dicho silencio es principio general
la denegación de lo pretendido por el peticionante y excepcional y subordinado a la
existencia de una norma jurídica que concretamente lo contemple, la admisión de lo
solicitado por el particular.
CASOS EN QUE SE APLICA.
En lo que se refiere a los recaudos que deben verificarse para la configuración
del silencio, en el orden nacional se contemplan dos modalidades distintas. Siempre
se requiere, claro está, la configuración de la demora de la administración por el
transcurso del plazo para resolver. Lo que no siempre es necesario es la denuncia de
tal demora a través de una petición expresa de pronto despacho.

Así, tratándose del silencio en vía de petición o reclamo, se exige la


denuncia de la mora administrativa y el transcurso de un segundo período de
inactividad. (De 30 días en el art. 10 de la LNPA, de 45 días en lo que respecta a la
específica vía reclamatoria —conforme lo dispuesto en el art. 31 de la ley citada.)

En cambio, cuando se ha articulado un recurso administrativo, el silencio


opera en forma automática, una vez que ha transcurrido el plazo para resolver.
(Conf. art 87 y 91 decreto 1752/72)

EL SILENCIO Y LA VÍA DE QUEJA.


EL AMPARO POR MORA
OBJETO Y PROCEDENCIA.
El amparo por mora de la administración es un tipo de acción destinado a
obtener en vía judicial un pronunciamiento de la administración en aquellos casos
en que se configura el silencio.

Constituye una especie dentro del género amparo previsto por el art. 43 de la
Constitución nacional y previamente, por el decreto-ley 16.986/66, como vía judicial
idónea contra toda omisión de las autoridades públicas que lesione derechos y
garantías reconocidos por la normativa vigente y tiene por finalidad

Dicho en otras palabras, es un remedio frente a la pasividad de la


administración en el marco de un expediente administrativo y el perjuicio se origina en
la no respuesta a un pedido de un particular, es decir, es la demora en sí, la que
lesiona las garantías constitucionales de debida defensa y de peticionar a las
autoridades.

Según Hutchinson “no decidir o decidir fuera del plazo constituyen conductas
irregulares de la administración que perjudican al particular y atentan contra el
accionar eficaz de aquella.” Asimismo, señala que el amparo por mora es una de las
diversas soluciones que ha contemplado la legislación para cuando la administración
no resuelve, y que no es otra cosa que una orden de pronto despacho de las
actuaciones administrativas

Este instituto se encuentra regulado en el artículo 28 de la Ley Nacional de


procedimientos administrativos, que dispone “El que fuere parte en un expediente
administrativo podrá solicitar judicialmente se libre orden de pronto despacho.
Dicha orden será procedente cuando la autoridad administrativa hubiere dejado
vencer los plazos fijados y en caso de no existir éstos, si hubiere transcurrido
un plazo que excediere de lo razonable sin emitir el dictamen o la resolución de
mero trámite o de fondo que requiera el interesado. Presentado el petitorio, el juez
se expedirá sobre su procedencia, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, y si
lo estimare pertinente requerirá a la autoridad administrativa interviniente que, en el
plazo que le fije, informe sobre las causas de la demora aducida. La decisión del juez
será inapelable. Contestado el requerimiento o vencido el plazo sin que se lo hubiere
evacuado, se resolverá lo pertinente acerca de la mora, librando la orden si
correspondiere para que la autoridad administrativa responsable despache las
actuaciones en el plazo prudencial que se establezca según la naturaleza y
complejidad del dictamen o trámites pendientes.”

En cuando al pronunciamiento definitivo, es de destacar que el juez no puede


decirle a la administración que resolver, sino que resuelva; es decir constreñirlo a
cesar su actitud pasiva en un plazo determinado.

Para ello la ejecución de la sentencia consistirá principalmente en la aplicación


de multas –y eventual inicio de causas penales por incumplimiento de deberes de
funcionario público- para que la administración se expida sobre el procedimiento.

DENUNCIA DE ILEGITIMIDAD.
UNIDAD TEMÁTICA N° 4:
CONTROL JUDICIAL DE LA
ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA.
LEY DE DEMANDAS CONTRA LA
NACIÓN Nº 3.952.
La ley 3952, denominada ley de demandas contra la Nación, contiene una serie
de disposiciones que resultan fundamentales a la hora de interponer una demanda
contra el Estado Nacional.

Si bien es una norma bastante antigua –data del año 1900- fue reformada en
1932 y en 1946 por las leyes 11.634 y por la ley 24.946 respectivamente, y parte de su
articulado aún tiene vigencia.

Originalmente el Estado era irresponsable –es decir no se le podía reclamar


indemnizaciones-. Con posterioridad, esa tesitura fue cediendo, pasando a un sistema
de venias legislativas –autorización del congreso- para terminar a un sistema como
el que tenemos hoy en día.

Los elementos más relevantes de la norma apuntalan cuestiones tales como


la competencia de los tribunales a la hora de entender en las demandas contra el
estado como así también las cuestiones vinculadas a los procedimientos de
notificación de la demanda.

En este último sentido corresponde recordar que al constituir el demandado


el Estado Nacional, las particularidades del proceso variarían por tratarse de una
persona cuyo régimen jurídico varía sustancialmente del resto de los sujetos.

De esta manera, el artículo 1 dispone que “Los tribunales federales y los


jueces letrados de los territorios nacionales conocerán de las acciones civiles
que deduzcan contra la Nación sea en su carácter de persona jurídica o de persona
de derecho público, sin necesidad de autorización previa legislativa, pero no
podrán darles curso sin que se acredite haber producido la reclamación del
derecho controvertido ante el Poder Ejecutivo y su denegación por parte de éste.”
En cuando a las comunicaciones, el artículo 3 de la ley en cuestión dispone “La
demanda se comunicará por oficio al Poder Ejecutivo por conducto del
Ministerio respectivo y al Procurador Fiscal, el cual deberá proceder previa
consulta y con sujeción a las instrucciones que le transmita dicho Ministerio”.

Lo que la norma dispone, es que la comunicación de la demanda no será


realizada a través de una cédula de notificación –instrumento procesal a través del
cual se ejecutan las notificaciones en el proceso civil- sino a través de un oficio.

DEMANDAS IMPUGNATIVAS Y NO
IMPUGNATIVAS O RESARCITORIAS.
RÉGIMEN JURÍDICO
La Corte Suprema de Justicia de la Nación distinguió entre la vía
impugnatoria, que presupone el agotamiento de las instancias administrativas
reglamentadas en los artículos 23 y siguientes de la Ley 19.549, tendiente a la
impugnación de un acto administrativo por razones de legitimidad, y la vía
reclamatoria, que persigue el reconocimiento de un derecho, aun originado en una
relación jurídica preexistente, basada en lo dispuesto por los artículos 30 y siguientes
de ese cuerpo legal.

Ahora bien, para entender de manera acabada los conceptos de demandas


impugnativas y no impugnativas, es menester entender el concepto de pretensión
procesal.

Las pretensiones procesales constituyen una declaración de voluntad a


través de las cuales se requiere algo. Las mismas pueden contenes variadas
declaraciones pero, en el marco del procedimiento y/o proceso administrativo las más
relevantes son las impugnativas y las no impugnativas o resarcitorias.

Las primeras –impugnativas-, con aquellas en las que se solicita la


revocación de un acto administrativo que puede encontrarse viciado en algunos
de sus elementos.

Antes de ventilar estas pretensiones en la arena judicial, es importante


destacar que es necesario agotar la instancia administrativa

Las no impugnativas son aquella a través de las cuales se exigen un


determinado comportamiento al Estado. En este tipo de pretensiones se encuentra
comprendidas las resarcitorias, que son aquellas que persiguen la obtención de
una indemnización por daños motivadas en diferentes supuestos de
responsabilidad estatal. Basta recordar que Estado puede ser responsable no solo
por su actividad ilícita sino también por su actividad lícita en la medida que se den los
supuestos para que eso suceda. Asimismo los alcances de la indemnización serán
diferentes en cada caso.

Más allá de la cuestión de fondo, la Ley exige la instrumentación de un reclamo


para canalizar la pretensión en el marco de un procedimiento administrativo. De esta
manera se instauran vías –la impugnativa y la reclamativa-.

Ahora bien, en los casos de demandas no impugnativas en donde se


persigue la obtención de una indemnización por daños, la ley de procedimientos
administrativo exime al particular de instrumentar un reclamo administrativo.

En tal sentido el artículo 32 de la ley de procedimiento administrativo dispone:


“El reclamo administrativo previo a que se refieren los artículos anteriores no será
necesario si mediare una norma expresa que así lo establezca y cuando: a) Se
tratare de repetir lo pagado al Estado en virtud de una ejecución o de repetir un
gravamen pagado indebidamente; b) Se reclamare daños y perjuicios contra el
Estado por responsabilidad extracontractual.”

El estado nacional no puede disponer libremente de los recursos públicos.


Asimismo, el artículo en cuestión hace mención expresa a la responsabilidad
extracontractual porque aquella derivada de los contratos administrativos se
encontrara regida por los reglamentos correspondientes que regulan las
contrataciones entre los particulares y el Estado.

EL CONTROL JUDICIAL DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
El sistema jurídico argentino ha empleado básicamente dos caminos paralelos:
el control administrativo y el control judicial. El primero, desarrollado a través del
principio de la jerarquía y, concomitantemente, por conducto de la actuación de los
organismos creados especialmente al efecto (Auditoría General de la Nación,
Sindicatura General de la Nación, etc.). El segundo, a través de la acción contencioso
administrativa, en sus diversas formas e instancias.

Para abordar este punto es relevante tener en cuenta que toda la actividad
llevada adelante por la administración pública es revisable por los jueces. Dicha
afirmación constituye una derivación del sistema republicado de gobierno –consagrado
en el artículo 1 de la Constitución Nacional-

Sin perjuicio de ello existen determinados límites que con el tiempo fueron
cincelados por la jurisprudencia en lo concernientes a aquellas cuestiones que se
encuentran exentas del control judicial. De esta manera las llamadas “cuestiones
políticas no justiciables” que tuvieron su apogeo en la jurisprudencia de la Corte
Suprema hasta principios del siglo XXI, momento en el cual dicha terminología
comenzó a ser abandonada constituía un creación que servía de límite al control
judicial. Lo mismo ocurre con la llamada “zona de reserva de la administración”
concepto adoptado del derecho francés, de donde proviene la mayor parte del derecho
administrativo Nacional.

Ahora bien, el tema en cuestión ofrece múltiples aristas ya que resulta


necesario acudir a conocimientos no solo del derecho constitucional sino también del
derecho administrativo para definirlo con claridad.

Así, el control judicial variará si el ejercicio de funciones administrativas


es ejercido de manera reglada o de manera discrecional.

En el primero de los casos, al estar determinado la forma de actuación de la


administración el control judicial será restringido a los motivos por el cual el poder
administrador eligió un determinado curso de acción que se encontraba o no
contemplado en las normas que regulan su actuación.

Por el contrario, cuando la actuación es discrecional, el control judicial será


más amplio, por cuanto la norma no establece de manera precisa que curso de
actuaciones debe seguir la administración. Ante dicha posibilidad, el juez analizará
que la medida adoptada haya sido razonable –en los términos del art. 28 de la
Constitución Nacional-.

Por otra parte, el control judicial también tiene una relevancia clave en la
actuación llevada adelante por los tribunales administrativos que ejercen
funciones son materialmente jurisdiccionales.

En sentido la Corte Suprema ha sostenido en “Fernandez Arias c/Poggio” que


“control judicial suficiente quiere decir: a) reconocimiento a los litigantes del
derecho a interponer recurso ante los jueces ordinarios; b) negación a los
tribunales administrativos de la potestad de dictar resoluciones finales en cuanto
a los hechos y al derecho controvertidos, con excepción de los supuestos en que,
existiendo opción legal, los interesados hubiesen elegido la vía administrativa,
privándose voluntariamente de la judicial (doctrina de Fallos: 205:17; t. 245:351).
La mera facultad de deducir recurso extraordinario basado en inconstitucionalidad o
arbitrariedad, no satisface las exigencias que en la especie han de tenerse por
imperativas.”

LOS RECURSOS ESPECIALES


Puede afirmarse que es un principio comúnmente aceptado aquél que sostiene
que la naturaleza de los “recursos judiciales directos” es revisora. En efecto, se
interpreta que esta jurisdicción tiene por objeto específico el conocimiento y resolución
de pretensiones relativas a actos de la administración sujetos al Derecho
Administrativo.

Corresponde considerar que los mismos no constituyen recursos procesales,


sino acciones judiciales de impugnación de instancia única, para cuya
sustanciación, salvo disposición expresa en contrario de la pertinente ley que lo
instituye, resultan aplicables las normas que regulan el procedimiento judicial de éstas.

No son sino acciones procesales de un tipo especial que se inician


generalmente por ante segunda instancia, pero también puede serlo ante la primera
como instancia única y por ende, carecen de efecto suspensivo respecto del acto
administrativo que se impugna a través de ellas. Salvo, que se hubiese requerido el
dictado de una medida cautelar de suspensión de la ejecutoriedad del acto
administrativo o el dictado de una medida de no innovar

Vale recordar que los presupuestos de admisibilidad son el agotamiento de


la vía administrativa y su interposición dentro del plazo legal en tanto los
sustanciales consisten en la legitimidad de la pretensión y su formulación previa
en sede administrativa. En el proceso contencioso el juez además de verificar la
existencia de los recaudos comunes que marca el código procesal, debe también
examinar el cumplimiento de las condiciones especiales de admisibilidad
establecidas en la ley 19549, cuyo incumplimiento puede, incluso, llevar al rechazo in
limine de la demanda.

Ahora bien los Recursos especiales plantean dos interrogantes, el primero de


ellos es si ambas vías —la de la demanda contenciosa y el recurso judicial directo—,
son excluyentes u optativas. La jurisprudencia se ha inclinado por la primera respuesta
respecto a que la interposición de una demanda ante instancias inferiores,
sustraería a la Cámara la competencia que la ley le atribuye con menoscabo del
ordenamiento jurídico vigente. Allí se dijo que esa posición condice con la doctrina
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso “Donaruma”, en cuanto a que
no es facultad del afectado elegir la vía u órgano judicial en busca de la protección de
sus derechos, en apartamiento de previsiones legales en este punto, sino autorizarlo a
dejar la esfera administrativa para pasar a la judicial, reservándose la ley el tribunal
competente y el plazo dentro del cual debe plantearse la acción o recurso. El segundo
problema está dado por el lugar de interposición y fundamentación del recurso
directo, ya que para algunos las normas de creación establecen que deben serlo en
sede administrativa y en otras en sede judicial directamente ante la Cámara. En este
aspecto cobran relevancia los plazos de caducidad. El art. 25 de la ley 19.549
establece que ante la falta de previsión expresa en la norma que acuerda el
recurso directo, rige un plazo de treinta días hábiles judiciales. Sin embargo, son
profusas las normas que establecen plazos diversos y a veces más exiguos para la
interposición de tales recursos.

A los fines de garantizar un control judicial suficiente en los denominados


recursos directos, las partes involucradas en la controversia tienen el derecho de
ofrecer y producir la prueba que consideren convenientes para el
esclarecimiento de la cuestión suscitada, patrón de revisión que surge de la
Constitución nacional y el que se impone, a falta de norma en sentido contrario. En
tales casos la apertura a prueba no deja de tener un carácter excepcional, limitación
que tiende a evitar la ordinarización del proceso de manera que la Cámara no se
convierta en una primera instancia.

La limitación de la apertura a prueba y la restricción en su producción en


segunda instancia puede llegar a conspirar con el arribo a una solución justa, aunque
la jurisprudencia del fuero es unánime acerca de que en los recursos directos la
apertura a prueba en la alzada tiene un carácter de excepción.

LEY 16.986 Y ACCIÓN DE AMPARO.


ÁMBITO DE APLICACIÓN. ART. 43 CN
El amparo constituye una garantía consagrada en la constitucion nacional. La
misma tiene particular relevancia a la hora de otorgar protección a los derechos ante
violaciones que de manera actual o inminente lesionen, restrinjan alteren o amenacen
derechos consagrados en la Constitución Nacional o en los Tratados.

Dicho instituto tiene tiene orígenes jurisprudenciales en dos casos; “Siri” y “Kot”
de los años 1957 y 1958 respectivamente.
En el primero de los mencionados, la policía de la Provincia de Buenos Aires
procedió a la clausura del diario Mercedes, operativo que se llevó a cabo sin aclarar
las razones del por qué de la medida. En consecuencia, Siri, director y administrador
del diario, se presentó ante la justicia alegando la violación de sus derechos de libertad
de imprenta y trabajo consagrados en los Artículos 14,17 y 18 de la Constitución
Nacional. El director del diario pretendía, en primer lugar, que se retirara la custodia
policial del local donde se imprimía el periódico, y segundo, que se levantara la
clausura impuesta. Siri se presentó ante el juez solicitando se requiriera a la policía
bonaerense un informe sobre quién había ordenado la clausura y los fundamentos de
la medida. Requerido el informe, el comisario informó que la orden había sido emitida
por la “Dirección de Seguridad de la Policía” y que el motivo lo desconocía. Ante esta
circunstancia, el juez requirió informes al jefe de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires, a la Comisión Investigadora Nacional y al Ministerio de Gobierno de la Provincia
de Buenos Aires. Todos manifestaron ignorar las causas de la clausura y la autoridad
que la había dispuesto. El magistrado, interpretando el pedido de Siri como un recurso
de Hábeas corpus, no hizo lugar al mismo en razón que no se había violado la libertad
física de ninguna persona. Habiéndose apelado la decisión del juez de primera
instancia, la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Mercedes confirmó la sentencia,
por lo que el afectado dedujo recurso extraordinario dejando en claro que no había
interpuesto un recurso de Habeas Corpus sino que se trataba de una petición a las
autoridades por la violación de garantías constitucionales. La Corte revocó la
sentencia de la Cámara de Apelaciones ordenando a la autoridad policial “cesar con la
restricción impuesta” exponiendo que, las garantías constitucionales invocadas por Siri
se hallaban restringidas sin orden de autoridad competente ni causa justificada y que
estos motivos bastaban para que fueran restablecidas íntegramente por los jueces;
“las garantías individuales existen y protegen a los individuos por el sólo hecho de
estar consagradas en la Constitución Nacional

En lo concerniente al fallo Kot, la empresa perteneciente al actor -KOT S.R.L.-


tuvo una huelga por parte del personal, en su fábrica textil de San Martín (Provincia de
Buenos Aires). La Delegación de San Martín del Departamento Provincial del Trabajo,
declaró ilegal la huelga, por lo tanto la empresa Kot ordenó a sus empleados retomar
las tareas dentro de las 24 horas. Frente al incumplimiento de dicho mandato se
despidieron a muchos obreros. Transcurrido poco más de un mes, el presidente del
Departamento Provincial del Trabajo declaró nula la resolución de la Delegación San
Martín e intimó a la empresa a reincorporar a los obreros despedidos. Al no llegar a un
acuerdo con la empresa, los obreros despedidos ocuparon la fábrica paralizándola
totalmente; por lo que Kot, gerente de la empresa hizo una denuncia por usurpación,
solicitando se desocupara la fábrica. El juez de primera instancia resolvió el
sobreseimiento definitivo en la causa y no hizo lugar al pedido de desocupación
alegando que se trataba de un conflicto gremial en el que los obreros no intentaban
ocupar la fábrica para ejercer un derecho de propiedad y que, por lo tanto, no existía
usurpación. La Cámara de Apelaciones en lo Penal de La Plata confirmó el
sobreseimiento definitivo. Contra esta sentencia Kot interpuso recurso extraordinario, y
la Corte lo declaró improcedente Si no se hiciera lugar al recurso de amparo se estaría
sometiendo al afectado a recurrir a una defensa lenta y costosa a través de los
procedimientos ordinarios. Esto perjudicaría en mucho más al interesado dado que lo
ocupado por los obreros no es un inmueble improductivo, sino una fábrica en
funcionamiento, privada de producir.” “En cuanto al fondo del asunto, es notoria la
restricción ilegítima por parte de los obreros, ya que ninguna ley de nuestro
ordenamiento jurídico les reconoce (ni a ellos ni a ningún otro sector, salvo sea por
legítima defensa o estado de necesidad), la facultad de recurrir por sí mismos a actos
para defender lo que estimen su derecho”. Aún si los obreros tuvieran toda la razón, la
ocupación de la fábrica por aquéllos es ilegítima.

Con posterioridad al los precedentes mencionados, se sancionó la ley 16.986.


La misma, que pretendía regular la acción de amparo la restringió fuertemente en sus
diversas disposiciones. Lo actitud tomada fue principalmente para evitar numerosos
reclamos ante un Estado que en ese entonces se encontraba ocupado por fuerzas
militares. Cabe recordar que la norma se sancionó en 1966. Unas de las tantas
restricciones que tenia -que incluso motivaron su denominación como “ley del
desamparo”- consistían en impedir que el juez declarara la inconstitucionalidad de una
norma.

En 1994 la discusión sobre la ley de amparo quedo zanjada por cuanto la


reforma de la Constitución:

“Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre


que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de
autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione,
restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y
garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez
podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión
lesiva. Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo
relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al
consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el
defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas
conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización.”

La norma en cuestión derogó las disposiciones que resultaban contradictorias


con la ley 16.986 .
MPUGNACIÓN JUDICIAL DE LOS ACTOS
Y HECHOS ADMINISTRATIVOS A PARTIR DE
LA LEY DE FACTO Nº 19.549.

LEY 25.344.

ACTOS DE ALCANCE INDIVIDUAL Y


GENERAL.

LA COMPETENCIA CONTENCIOSA
ADMINISTRATIVA.

EL RECLAMO ADMINISTRATIVO PREVIO


Y EL AGOTAMIENTO DE LA VÍA
ADMINISTRATIVA.

HABILITACIÓN DE INSTANCIA
REQUISITOS:
ACTO DEFINITIVO, LEGITIMACIÓN, CADUCIDAD DE
INSTANCIA.

PLAZOS DEL ARTÍCULO 25 DE LA LEY


DE FACTO Nº 19.549.
EL CONTROL JUDICIAL ADOPTADO POR
LAS PROVINCIAS ARGENTINAS A
DIFERENCIA DEL NACIONAL
ANÁLISIS DEL SISTEMA DE LA PROVINCIA
DE BUENOS AIRES SU ESTADO ACTUAL, LEY Nº
12.008 (T.O.)
ANÁLISIS DEL SISTEMA ADOPTADO POR LA
CIUDAD DE BUENOS AIRES LEY Nº 189.
UNIDAD TEMÁTICA N° 5:
PROCESO JUDICIAL. LA
RESONSABILIDAD DEL ESTADO.
DEMANDA
REQUISITOS FORMALES.
LEY Nº 25.344.

LAS MEDIDAS CAUTELARES,


CONTRACAUTELA.

MEDIDAS AUTOSATISFACTIVAS.

LEY 26.854.

EJECUCIÓN DE LAS SENTENCIAS


CONTRA EL ESTADO, PREVISIÓN
PRESUPUESTARIA.

FALLO “CURTI” DE C.S.J.N.

LA DEFENSA DEL ESTADO: EL CUERPO


DE ABOGADOS DEL ESTADO.

LA ACCIÓN DE LESIVIDAD.

LA ACCIÓN DE AMPARO.
EL PROCESO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO PROVINCIAL.

EL FISCAL DE ESTADO DE LA
PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

EL PROCESO EN LA CIUDAD
AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES.

PRESUPUESTOS DE
RESPONSABILIDAD ESTATAL,
FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES Y
LEGALES.
FACTOR DE IMPUTACIÓN: TEORÍA DEL
ÓRGANO, DAÑO O LESIÓN RESARCIBLE, NEXO
CAUSAL, TITULARIDAD O GUARDA DE LA COSA,
FACTOR DE ATRIBUCIÓN.
EVOLUCIÓN DEL CRITERIO DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA EN MATERIA DE
RESPONSABILIDAD POR HECHOS ACTOS U
OMISIONES LÍCITOS E ILÍCITOS.
ALCANCES DE LA INDEMNIZACIÓN,
FALLO: “MALMA TRADING S.R.L.”.
LEY 26.944

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