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470 Nº 1)
1. La esencia de la apropiación indebida se explica a partir de la conjunción de dos elementos que, según
el tenor literal del artículo 470, Nº 1º, del Código Penal, deben integrarlo: por un lado, la existencia previa de
un título que hubiera motivado la recepción de la cosa por parte del sujeto activo y que le hubiere impuesto,
simultáneamente, la obligación de devolverla o aplicarla (entrega, según el texto legal) a un determinado fin; y,
en segundo lugar, la verificación, por parte de este mismo sujeto de un comportamiento de contenido
apropiatorio sobre dicho objeto recibido.
2. La existencia del ilícito penal de que se trata, gira en torno a cuatro requisitos esenciales, a saber:
a) recepción por parte del sujeto activo, en virtud de un título precario, de dineros, efectos o cualquiera otra
cosa mueble, respecto de los cuales el sujeto pasivo ha efectuado voluntariamente un acto de disposición
patrimonial.
b) obligación del receptor de entregar o devolver los efectos recibidos en carácter de tenedor fiduciario.
c) realización por parte del agente de actos representativos de apropiación o distracción que el título no
autoriza, infringiendo de este modo las obligaciones de devolver lo recibido o destinarlo a los fines específicos
convenidos.
3. El tipo penal, así como en la apropiación indebida de dinero y demás cosas fungibles del artículo 471
Nº 1 del Código Penal, el ánimo de apropiación típico se encuentra situado a nivel de la conducta exterior del
agente, en donde se manifiesta la intención de no proceder a la devolución o integro de los dineros distraídos,
esto es, un acto de disposición o de voluntad que exterioriza el animus rem sibi habendi, vale decir, cuando el
agente inequívocamente encamina su accionar a no devolver o enterar similar cantidad de dinero a la que se
le entregó o retuvo por mandato legal.
4. Según lo previsto en los artículos 470 Nº 1 en relación con el artículo 467 inciso final del Código Penal, y
de la construcción general establecida por el legislador, el delito de apropiación indebida, calificación jurídica
propuesta por el ente persecutor para el conjunto de hechos reprochados según el auto de apertura, requiere
para su configuración que el sujeto activo —en este caso la acusada— en perjuicio de otro se apropiare o
distrajere dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble que hubiere recibido en depósito, comisión o
administración, o por otro título que produzca obligación de entregarla o devolverla. Como explica el profesor
Mario Garrido Montt, en la apropiación indebida el objeto material de la acción (dinero, efectos o cosa mueble)
se encuentra ya en manos del agente, en virtud de un negocio jurídico válido y preexistente; el abuso de su
parte radica en que con posterioridad se apropia unilateralmente de ese bien e infringe la obligación de
restituirlo, causando así un perjuicio al sujeto pasivo... el delito se caracteriza entonces porque el agente, con
voluntad unilateral, altera la tenencia legítima que inicialmente tenía sobre la cosa, transformándola en una
propiedad ilegítima al incorporarla dolosamente a su patrimonio, con clara violación de la confianza que
normalmente respalda esa clase de negocios o acuerdos (Derecho Penal, Tomo IV, parte especial, Editorial
Jurídica de Chile, tercera edición, pág. 363).
5. En efecto, se trata de una relación contractual, ajena al orden punitivo, de carácter civil, no susceptible
de configurar el delito de apropiación ilícita, en primer lugar, porque no se ha determinado el objeto material
del supuesto ilícito penal y, en segundo lugar, porque no ha existido perjuicio para el querellante, toda vez que
la obligación de entregar o devolver que pesa sobre el querellado puede recaer sobre otras tantas de la
misma especie y calidad, y no ha habido requerimiento previo para la determinación de las especies
efectivamente empleadas en la obra encomendada y la consecuente devolución de las supuestamente
sustraídas, de manera tal que no ha nacido la obligación de devolver especie alguna por parte del querellado.
6. En relación a las etapas del delito de apropiación indebida, éste supone la existencia de dos fases
distintas. En la primera fase el hechor actúa en forma correcta recibiendo bienes o efectos en depósito,
comisión o administración y/o en virtud de cualquier otro título, que produzca la obligación de devolverlos o
entregarlos. En la segunda fase, con la concurrencia de dolo específico, se desarrolla la actividad delictiva
propiamente dicha, con la evidente finalidad de apropiarse de la especie, con el abuso de confianza y de la
lealtad.
7. No cabe duda que en nuestro derecho penal positivo la apropiación indebida constituye un atentado en
contra de la propiedad, por lo demás nuestro Código Penal lo ubica, precisamente entre los delitos que la
afectan, y consiste en que una persona se queda para sí cosas ajenas sin cumplir algún deber jurídico que le
impone la obligación de entregarlas o devolverlas, es por ello que la mayoría de los autores consideran que el
bien jurídico protegido es el derecho real de dominio y debe importar una merma real del patrimonio del sujeto
pasivo. De esta suerte, sujeto activo de este delito resulta ser aquella persona no dueña de una cosa que no
cumple su obligación de entregarla o, devolverla ejerciendo sobre ella derechos que importan verdaderos
actos de dominio (forma de apropiación) o bien dándole un uso o destino perjudicial diferente al que se le ha
asignado (forma de distracción), será sujeto pasivo del mismo, entonces, quien resulta ser titular "del derecho,
que autoriza a exigir del obligado el cumplimiento de la obligación de restituir a su debido tiempo o de hacer
un uso determinado de la cosa ajena" (según definición de Ernesto Ure recordada por don Sergio Politoff
en El Delito de Apropiación Indebida, Nascimento, 1957, pág. 64).
Que, en definitiva, es parecer de estos sentenciadores que el derecho de retención que la ley concede al
arrendador para garantizar el pago de la renta por parte de su arrendatario, debidamente declarado mediante
sentencia judicial ejecutoriada, y que comprende bienes muebles de propiedad de este último, sólo confiere
acciones civiles para los efectos de su persecución y realización, con la preferencia legal de segunda clase.
No constituye, por su propia naturaleza jurídica, título que produzca obligación para el arrendatario de
entregar o devolver las especies retenidas, como tampoco recepción de ellas en calidad de depósito, comisión
o administración, como lo exige el tipo penal del Nº 1º del artículo 470 del Código Penal, de suerte que no
concurren los elementos que tipifican el delito de apropiación indebida, como lo han estimado acertadamente,
y conforme a derecho, los jueces del fondo. Del mismo modo, los alcances y aplicación que hicieron de la
norma del artículo 1942 del inciso 2º del Código Civil han sido los apropiados en derecho.
8. Lo característico del delito de apropiación indebida consiste en que al ejecutarlo el autor tiene ya la cosa
consigo, porque ésta le ha sido entregada por el propietario o tenedor legítimo y, por consiguiente, no necesita
"sustraerla", como en el caso del hurto, ni tampoco "hacérsela dar sirviéndose de un engaño", como ocurre en
la estafa. El delito se perfecciona cuando el sujeto, que ya la tenía en su poder pero con obligación de
entregarla o devolverla, se niega a cumplir con ese deber, sea porque no quiere hacerlo, sea porque se ha
puesto en la imposibilidad de realizarlo.
9. Los títulos traslaticios de dominio no permiten la configuración del delito de apropiación indebida.
Corte Suprema, 13/07/1987, Rol: 2896, Cita online: CL/JUR/302/1987
10. El solo hecho de ser las especies muebles cuya apropiación se imputa al querellado documentos de
índole tributaria, no transforma necesariamente a esta conducta en alguno de los delitos a que alude el juez a
quo en la resolución impugnada, y que se encuentran tipificados en el Código Tributario.
11. Se agota con la concurrencia copulativa de los comprendidos en el artículo 470 Nº 1 del Código Penal,
esto es, la recepción de dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble, a título de depósito, comisión o
administración, o a otro título que produzca la obligación de devolverlos, es decir, a título de mera tenencia, no
obstante ello, se apropian de las mismas o incurren en distracción. En otras palabras, se comportan a su
respecto como señor y dueño de tales cosas, perjudicando, así, a otro u otros, situación que es la que, en
concepto de esta Corte, se ha producido en autos.
12. El agente tenía sobre los dineros recibidos la obligación de entregarlos a su dueño y, al no hacerlo,
incumple su deber y se aparta de los términos de la relación jurídica que legitimaba su tenencia, sabiendo que
tales dineros no le pertenecían y que debía entregarlos en forma inmediata a su propietario, quien además se
los requirió expresamente. En consecuencia, contrario a lo sostenido en el recurso, los hechos asentados
configuran los presupuestos típicos de la mencionada figura criminal (delito de apropiación indebida)
(considerando 6º).
13. Cuando la cosa a que se refiere el artículo 470 Nº 1 del Código Penal es fungible, como es el dinero, la
apropiación indebida no puede verificarse sino frente a la negativa de restituir un valor equivalente. En este
caso, hubo una disposición de dinero por parte de la acusada y si bien no hubo una negativa a restituir, a
través del proceso puede apreciarse que eludió tal obligación.
14. No es indispensable para que se configure el referido delito que el dinero necesariamente deba haber
sido entregado directamente por el ofendido, puesto que éste puede haberlo recibido de terceros, en virtud de
un mandato, contrato que lo obliga a entregar lo recibido al mandante. De otro lado, además, cabe tener
presente que el mandato para el cobro es un título apto para originar eventualmente el delito de apropiación
indebida, sin que obste a ello que previamente no se haya rendido cuenta civil del mandato, ya que tal
requisito de rendición de cuenta no es indispensable para perseguir la responsabilidad criminal del mandatario
que se ha apropiado de los dineros percibidos a cuenta del mandante, alterando de esta manera la naturaleza
inicialmente civil de la relación, cayendo en el campo de la ley penal.
15. El delito de apropiación indebida, tipificado en el artículo 470 Nº 1 del Código Penal, supone que el
agente tenga en su poder el objeto material y que este objeto sea ajeno, pero además se requiere que exista
"apropiación", concepto este último que supone la integración de un elemento material u objetivo (la acción de
disponer del objeto material) con uno psíquico o subjetivo (el ánimo de hacerlo como si fuese propio). Sin
embargo y tal como señala Sergio Politoff Lifschitz en su obra El Delito de Apropiación Indebida, nueva
edición, actualizada y prologada por Manuel de Rivacoba y Rivacoba, ese animus requiere de una
exteriorización material, el cual se pone de manifiesto al momento de hacerse exigible la obligación de
restituir, sin que el deudor cumpla con ello. En palabras de Politoff, la inactividad del deudor pasa a tener una
significación "material", en todo equivalente al hacer positivo, como lo sería la constituida por actos de
disposición material y jurídica, presentándose una forma de apropiación de carácter "omisivo".
16. La ley requiere que la cosa se haya recibido por un título que produzca la obligación de entregarla o
devolverla, rasgo que diferencia esencialmente la apropiación indebida de otros a tentados contra la
propiedad, como el hurto o la estafa, porque la entrega de la cosa ha tenido lugar por un acto voluntario y
válido. El título no debe ser translaticio de dominio, porque la entrega a virtud de dicho título o no engendra
obligación alguna o sólo genera una obligación de pago o contraprestación, pero no de entrega o devolución.
En la apropiación indebida es imprescindible examinar la naturaleza del título. Los títulos a que se refiere el
artículo 470 Nº 1, que supone la entrega de la cosa, materialmente, pero con reconocimiento de dominio
ajeno, confieren la mera tenencia de la misma, de conformidad con la definición del artículo 714 del Código
Civil. El propietario ha constituido al hechor en mero tenedor de la cosa, no en poseedor.
17. Que el artículo 470 Nº 1 inciso primero del Código Penal sanciona a los que en perjuicio de otro "se
apropiaren o distrajeren dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble que hubieren recibido en depósito,
comisión o administración, o por otro título que produzca obligación de entregarla o devolverla". Como se
aprecia del precepto transcrito, el empleo de la locución "recibido" —forma verbal que denota la acción de
tener una cosa—, permite concluir que para configurar el delito de apropiación indebida es indispensable que
el sujeto activo detente los bienes muebles y que el sujeto pasivo se los hubiere entregado voluntariamente,
sea para un destino determinado (mandato) o bien con la posibilidad de devolverlos (comodato), según sea el
título de detentación. Sin entrega previa no puede haber apropiación indebida.
18. Que en el mismo orden de cosas, esta Corte comparte asimismo el criterio de mayoría sustentado por
la Quinta Sala de la Iltma. Corte de Santiago, en fallo pronunciado el catorce/06/dos mil cuatro, en los autos
Rol Nº 15.169-04, confirmado por la Excma. Corte Suprema, en el que se señala que en los casos como el de
la especie "(...) lo impago no es consecuencia del incumplimiento de obligaciones de índole civil —cual es la
previsión del artículo XXV de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre—, sino que de la
omisión de enterar dineros ajenos que nunca ingresaron al patrimonio del empleador y que continúan siendo
de dominio de los trabajadores, hecho que, además —y porque la omisión de enterar no es deuda— tal
apropiación ha dado lugar al tipo penal del artículo 19 inciso final del citado D.L. Nº 3.500".
19. Que a este respecto, cabe asimismo hacer mención a la sentencia dictada por la Excma. Corte
Suprema con fecha tres/02/dos mil cinco, en autos Rol Nº 551-05, en cuanto refiere que "efectivamente, el
Pacto de San José de Costa Rica en su artículo 7º Nº 7 dispone que nadie puede ser detenido por deuda,
pero, indudablemente, dicha Convención Internacional pretende impedir que por acuerdo de voluntades entre
acreedor y deudor, este último pueda ser privado de libertad, cuestión que no se produce tratándose de la
retención y pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores cuyos montos nunca han ingresado al
patrimonio del empleador, sino que simplemente éste ha tenido la calidad de diputado para el pago. Los
dineros han permanecido en su poder en calidad de depositario, por lo tanto, la distracción de los fondos, más
allá de significar una deuda con los dependientes, constituye un ilícito penal, previsto en el artículo 19 inciso
final del Decreto Ley Nº 3.500".
20. Que, cabe señalar, además, que en la especie, no se aprecia una vulneración al Pacto de San José de
Costa Rica, pues estando vigente el mismo, en el año 1993, se dictó la Ley Nº 19.260, que agregó el inciso
final al actual artículo 19 del D.L. Nº 3.500 y artículo 13 de la señalada Ley Nº 17.322, estableciendo un delito
con las penas previstas en el artículo 467 del Código Penal, al que con perjuicio del trabajador, se apropiare o
sustrajere el dinero proveniente de las cotizaciones, en consonancia con el artículo 19 Nº 18 de la
Constitución Política de la República, en orden a que el Estado debe supervigilar el adecuado ejercicio del
derecho a la seguridad social.
21. Quedando de manifiesto en el proceso que los dineros supuestamente apropiados no han sido
recibidos por la Sociedad que representa el querellado, de parte de la querellante, en depósito, comisión o
administración o por otro título que produzca obligación de entregarlos, ello sólo importa un incumplimiento
contractual, debiendo descartarse la comisión de este delito.
22. No hay ánimo de apropiación indebida si el chofer de taxi se ausenta tres días a beber en otra localidad
y no cedió el automóvil a ningún título. Este hecho es irresponsable, pero carente de ánimo de apropiación y,
por ende, no constitutivo de delito penal.
23. El administrador de un local comercial que tiene las llaves de la caja de fondos del mismo, no comete
apropiación indebida cuando retira de esa caja los dineros que allí se contienen, dado que no existe la entrega
fiduciaria propia de ese delito. En consecuencia, su conducta debe ser considerada como un hurto, si bien
agravada por el abuso de confianza del artículo 12 número 7 del Código Penal.
1. La esencia de la apropiación indebida se explica a partir de la conjunción de dos elementos que, según
el tenor literal del artículo 470, Nº 1º, del Código Penal, deben integrarlo: por un lado, la existencia previa de
un título que hubiera motivado la recepción de la cosa por parte del sujeto activo y que le hubiere impuesto,
simultáneamente, la obligación de devolverla o aplicarla (entrega, según el texto legal) a un determinado fin; y,
en segundo lugar, la verificación, por parte de este mismo sujeto de un comportamiento de contenido
apropiatorio sobre dicho objeto recibido.
2. La existencia del ilícito penal de que se trata, gira en torno a cuatro requisitos esenciales, a saber:
a) Recepción por parte del sujeto activo, en virtud de un título precario, de dineros, efectos o cualquiera
otra cosa mueble, respecto de los cuales el sujeto pasivo ha efectuado voluntariamente un acto de disposición
patrimonial.
b) Obligación del receptor de entregar o devolver los efectos recibidos en carácter de tenedor fiduciario.
c) Realización por parte del agente de actos representativos de apropiación o distracción que el título no
autoriza, infringiendo de este modo las obligaciones de devolver lo recibido o destinarlo a los fines específicos
convenidos.
3. El tipo penal, así como en la apropiación indebida de dinero y demás cosas fungibles del artículo 471
Nº 1 del Código Penal, el ánimo de apropiación típico se encuentra situado a nivel de la conducta exterior del
agente, en donde se manifiesta la intención de no proceder a la devolución o integro de los dineros distraídos,
esto es, un acto de disposición o de voluntad que exterioriza el animus rem sibi habendi, vale decir, cuando el
agente inequívocamente encamina su accionar a no devolver o enterar similar cantidad de dinero a la que se
le entregó o retuvo por mandato legal.
4. Según lo previsto en los artículos 470 Nº 1 en relación con el artículo 467 inciso final del Código Penal, y
de la construcción general establecida por el legislador, el delito de apropiación indebida, calificación jurídica
propuesta por el ente persecutor para el conjunto de hechos reprochados según el auto de apertura, requiere
para su configuración que el sujeto activo —en este caso la acusada— en perjuicio de otro se apropiare o
distrajere dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble que hubiere recibido en depósito, comisión o
administración, o por otro título que produzca obligación de entregarla o devolverla. Como explica el profesor
Mario Garrido Montt, en la apropiación indebida el objeto material de la acción (dinero, efectos o cosa mueble)
se encuentra ya en manos del agente, en virtud de un negocio jurídico válido y preexistente; el abuso de su
parte radica en que con posterioridad se apropia unilateralmente de ese bien e infringe la obligación de
restituirlo, causando así un perjuicio al sujeto pasivo... el delito se caracteriza entonces porque el agente, con
voluntad unilateral, altera la tenencia legítima que inicialmente tenía sobre la cosa, transformándola en una
propiedad ilegítima al incorporarla dolosamente a su patrimonio, con clara violación de la confianza que
normalmente respalda esa clase de negocios o acuerdos (Derecho Penal, Tomo IV, Parte Especial, Editorial
Jurídica de Chile, tercera edición, pág. 363).
5. En efecto, se trata de una relación contractual, ajena al orden punitivo, de carácter civil, no susceptible
de configurar el delito de apropiación ilícita, en primer lugar, porque no se ha determinado el objeto material
del supuesto ilícito penal y, en segundo lugar, porque no ha existido perjuicio para el querellante, toda vez que
la obligación de entregar o devolver que pesa sobre el querellado puede recaer sobre otras tantas de la
misma especie y calidad, y no ha habido requerimiento previo para la determinación de las especies
efectivamente empleadas en la obra encomendada
y la consecuente devolución de las supuestamente sustraídas, de manera tal que no ha nacido la obligación
de devolver especie alguna por parte del querellado.
6. En relación a las etapas del delito de apropiación indebida, éste supone la existencia de dos fases
distintas. En la primera fase el hechor actúa en forma correcta recibiendo bienes o efectos en depósito,
comisión o administración y/o en virtud de cualquier otro título, que produzca la obligación de devolverlos o
entregarlos. En la segunda fase, con la concurrencia de dolo específico, se desarrolla la actividad delictiva
propiamente dicha, con la evidente finalidad de apropiarse de la especie, con el abuso de confianza y de la
lealtad.
7. No cabe duda de que en nuestro derecho penal positivo la apropiación indebida constituye un atentado
en contra de la propiedad, por lo demás nuestro Código Penal lo ubica, precisamente entre los delitos que la
afectan, y consiste en que una persona se queda para sí cosas ajenas sin cumplir algún deber jurídico que le
impone la obligación de entregarlas o devolverlas, es por ello que la mayoría de los autores consideran que el
bien jurídico protegido es el derecho real de dominio y debe importar una merma real del patrimonio del sujeto
pasivo. De esta suerte, sujeto activo de este delito resulta ser aquella persona no dueña de una cosa que no
cumple su obligación de entregarla o, devolverla ejerciendo sobre ella derechos que importan verdaderos
actos de dominio (forma de apropiación) o bien dándole un uso o destino perjudicial diferente al que se le ha
asignado (forma de distracción), será sujeto pasivo del mismo, entonces, quien resulta ser titular "del derecho,
que autoriza a exigir del obligado el cumplimiento de la obligación de restituir a su debido tiempo o de hacer
un uso determinado de la cosa ajena" (según definición de Ernesto Ure recordada por don Sergio Politoff
en El Delito de Apropiación Indebida, Nascimento, 1957, pág. 64).
Que, en definitiva, es parecer de estos sentenciadores que el derecho de retención que la ley concede al
arrendador para garantizar el pago de la renta por parte de su arrendatario, debidamente declarado mediante
sentencia judicial ejecutoriada, y que comprende bienes muebles de propiedad de este último, sólo confiere
acciones civiles para los efectos de su persecución y realización, con la preferencia legal de segunda clase.
No constituye, por su propia naturaleza jurídica, título que produzca obligación para el arrendatario de
entregar o devolver las especies retenidas, como tampoco
recepción de ellas en calidad de depósito, comisión o administración, como lo exige el tipo penal del Nº 1º del
artículo 470 del Código Penal, de suerte que no concurren los elementos que tipifican el delito de apropiación
indebida, como lo han estimado acertadamente, y conforme a derecho, los jueces del fondo. Del mismo modo,
los alcances y aplicación que hicieron de la norma del artículo 1942 del inciso 2º del Código Civil han sido los
apropiados en derecho.
8. Lo característico del delito de apropiación indebida consiste en que al ejecutarlo el autor tiene ya la cosa
consigo, porque ésta le ha sido entregada por el propietario o tenedor legítimo y, por consiguiente, no necesita
"sustraerla", como en el caso del hurto, ni tampoco "hacérsela dar sirviéndose de un engaño", como ocurre en
la estafa. El delito se perfecciona cuando el sujeto, que ya la tenía en su poder pero con obligación de
entregarla o devolverla, se niega a cumplir con ese deber, sea porque no quiere hacerlo, sea porque se ha
puesto en la imposibilidad de realizarlo.
9. El solo hecho de ser las especies muebles cuya apropiación se imputa al querellado documentos de
índole tributaria, no transforma necesariamente a esta conducta en alguno de los delitos a que alude el juez a
quo en la resolución impugnada, y que se encuentran tipificados en el Código Tributario.
10. Se agota con la concurrencia copulativa de los comprendidos en el artículo 470 Nº 1 del Código Penal,
esto es, la recepción de dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble, a título de depósito, comisión o
administración, o a otro título que produzca la obligación de devolverlos, es decir, a título de mera tenencia, no
obstante ello, se apropian de las mismas o incurren en distracción. En otras palabras, se comportan a su
respecto como señor y dueño de tales cosas, perjudicando, así, a otro u otros, situación que es la que, en
concepto de esta Corte, se ha producido en autos.
11. El agente tenía sobre los dineros recibidos la obligación de entregarlos a su dueño y, al no hacerlo,
incumple su deber y se aparta de los términos de la relación jurídica que legitimaba su tenencia, sabiendo que
tales dineros no le pertenecían y que debía entregarlos en forma inmediata a su propietario, quien además se
los requirió expresamente. En consecuencia, contrario a lo sostenido en el recurso, los hechos asentados
configuran los presupuestos típicos de la mencionada figura criminal (delito de apropiación indebida)
(considerando 6º).
12. Cuando la cosa a que se refiere el artículo 470 Nº 1 del Código Penal es fungible, como es el dinero, la
apropiación indebida no puede verificarse sino frente a la negativa de restituir un valor equivalente. En este
caso, hubo una disposición de dinero por parte de la acusada y si bien no hubo una negativa a restituir, a
través del proceso puede apreciarse que eludió tal obligación.
13. No es indispensable para que se configure el referido delito que el dinero necesariamente deba haber
sido entregado directamente por el ofendido, puesto que éste puede haberlo recibido de terceros, en virtud de
un mandato, contrato que lo obliga a entregar lo recibido al mandante. De otro lado, además, cabe tener
presente que el mandato para el cobro es un título apto para originar eventualmente el delito de apropiación
indebida, sin que obste a ello que previamente no se haya rendido cuenta civil del mandato, ya que tal
requisito de rendición de cuenta no es indispensable para perseguir la responsabilidad criminal del mandatario
que se ha apropiado de los dineros percibidos a cuenta del mandante, alterando de esta manera la naturaleza
inicialmente civil de la relación, cayendo en el campo de la ley penal.
15. La ley requiere que la cosa se haya recibido por un título que produzca la obligación de entregarla o
devolverla, rasgo que diferencia esencialmente la apropiación indebida de otros atentados contra la
propiedad, como el hurto o la estafa, porque la entrega de la cosa ha tenido lugar por un acto voluntario y
válido. El título no debe ser translaticio de dominio, porque la entrega a virtud de dicho título o no engendra
obligación alguna o sólo genera una obligación de pago o contraprestación, pero no de entrega o devolución.
En la apropiación indebida es imprescindible examinar la naturaleza del título. Los títulos a que se refiere el
artículo 470 Nº 1, que supone la entrega de la cosa, materialmente, pero con reconocimiento de dominio
ajeno, confieren la mera tenencia de la misma, de conformidad con la definición del artículo 714 del Código
Civil. El propietario ha constituido al hechor en mero tenedor de la cosa, no en poseedor.
16. Que el artículo 470 Nº 1 inciso primero del Código Penal sanciona a los que en perjuicio de otro "se
apropiaren o distrajeren dinero, efectos o cualquiera otra cosa mueble que hubieren recibido en depósito,
comisión o administración, o por otro título que produzca obligación de entregarla o devolverla". Como se
aprecia del precepto transcrito, el empleo de la locución "recibido" —forma verbal que denota la acción de
tener una cosa—, permite concluir que para configurar el delito de apropiación indebida es indispensable que
el sujeto activo detente los bienes muebles y que el sujeto pasivo se los hubiere entregado voluntariamente,
sea para un destino determinado (mandato) o bien con la posibilidad de devolverlos (comodato), según sea el
título de detentación. Sin entrega previa no puede haber apropiación indebida.
17. Que en el mismo orden de cosas, esta Corte comparte asimismo el criterio de mayoría sustentado por
la Quinta Sala de la Iltma. Corte de Santiago, en fallo pronunciado el 14/06/2004, en los autos Rol Nº 15169-
04, confirmado por la Excma. Corte Suprema, en el que se señala que en los casos como el de la especie
"(...) lo impago no es consecuencia del incumplimiento de obligaciones de índole civil —cual es la previsión
del artículo XXV de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre—, sino que de la omisión
de enterar dineros ajenos que nunca ingresaron al patrimonio del empleador y que continúan siendo de
dominio de los trabajadores, hecho que, además —y porque la omisión de enterar no es deuda— tal
apropiación ha dado lugar al tipo penal del artículo 19 inciso final del citado D.L. Nº 3.500".
18. Que a este respecto, cabe asimismo hacer mención a la sentencia dictada por la Excma. Corte
Suprema con fecha 3/02/2005, en autos Rol Nº 551-05, en cuanto refiere que "efectivamente, el Pacto de San
José de Costa Rica en su artículo 7º Nº 7 dispone que nadie puede ser detenido por deuda, pero,
indudablemente, dicha Convención Internacional pretende impedir que por acuerdo de voluntades entre
acreedor y deudor, este último pueda ser privado de libertad, cuestión que no se produce tratándose de la
retención y pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores cuyos montos nunca han ingresado al
patrimonio del empleador, sino que simplemente éste ha tenido la calidad de diputado para el pago. Los
dineros han permanecido en su poder en calidad de depositario, por lo tanto, la distracción de los fondos, más
allá de significar una deuda con los dependientes, constituye un ilícito penal, previsto en el artículo 19 inciso
final del Decreto Ley Nº 3.500".
19. Que, cabe señalar, además, que en la especie, no se aprecia una vulneración al Pacto de San José de
Costa Rica, pues estando vigente el mismo, en el año 1993, se dictó la Ley Nº 19.260, que agregó el inciso
final al actual artículo 19 del D.L. Nº 3.500 y artículo 13 de la señalada Ley Nº 17.322, estableciendo un delito
con las penas previstas en el artículo 467 del Código Penal, al que con perjuicio del trabajador, se apropiare o
sustrajere el dinero proveniente de las cotizaciones, en consonancia con el artículo 19 Nº 18 de la
Constitución Política de la República, en orden a que el Estado debe supervigilar el adecuado ejercicio del
derecho a la seguridad social.
20. Quedando de manifiesto en el proceso que los dineros supuestamente apropiados no han sido
recibidos por la Sociedad que representa el querellado, de parte de la querellante, en depósito, comisión o
administración o por otro título que produzca obligación de entregarlos, ello sólo importa un incumplimiento
contractual, debiendo descartarse la comisión de este delito.
21. No hay ánimo de apropiación indebida si el chofer de taxi se ausenta tres días a beber en otra localidad
y no cedió el automóvil a ningún título. Este hecho es irresponsable, pero carente de ánimo de apropiación y,
por ende, no constitutivo de delito penal.
22. En la especie, la prueba rendida en el juicio es unívoca en cuanto a demostrar que los bienes
señalados por el fiscal en su acusación y que fueron transferidos en virtud del mandato otorgado, no eran de
dominio exclusivo de la víctima sino también pertenecían al inculpado, es decir, eran comunes a víctima y
encausado, por lo que el dinero que de su venta se obtuvo, no pertenecía exclusivamente a la afectada. En
ese contexto, y teniendo en cuenta que uno de los elementos del tipo penal de la apropiación indebida, es que
el objeto material del delito debe ser una cosa mueble y ajena, es lícito que los jueces del fondo se pregunten
si aquel requisito concurría. Resulta ilustrativo que en el delito de hurto, también delito contra la propiedad, se
discute si los bienes que se tienen en comunidad pueden ser considerados ajenos. Claro está que en el caso
de los inmuebles, no puede haber hurto de las cosas tenidas en copropiedad. Respecto de las cosas
corporales muebles, la tendencia tradicional niega la posibilidad de la concurrencia del delito de hurto entre
comuneros, por estimar que las cosas así tenidas no son ajenas, otra tendencia sostiene que si
la copropiedad se mantiene indivisa, no podría un comunero cometer el delito, porque en la especie la cosa
mueble no tendría el carácter de ajena respecto de ninguno de ellos. Lo anterior puede perfectamente ser
aplicable al caso sub lite. En consecuencia, en la sentencia recurrida los jueces absuelven al inculpado no
porque en esencia falte la rendición de cuentas derivada del mandato, sino porque el ente persecutor penal no
logró acreditar en su integridad los elementos del delito, como es, que las cosas apropiadas indebidamente
sean ajenas. De esta forma no puede entenderse, como lo pretende el Ministerio Público y recurrente, que los
razonamientos efectuados por los jueces del fondo sean contrarios a derecho (considerandos 6º a 9º de la
sentencia de la Corte de Apelaciones).
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