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Nanotecnología, medicina y el futuro de

la biología
Uno de los avances científicos más interesantes de los últimos tiempos es la aplicación de
la nanotecnología a la biología. Esta combinación abre nuevas fronteras a la medicina, al
permitir la creación de nuevos remedios. Lo explica Sonia A. Contera, catedrática de Física
Biológica en la Universidad de Oxford.

Física y nanotecnología
La realidad es muy compleja, pero, para sobrevivir, es muy importante entenderla. La clave
para sobrevivir es entender bien el ambiente complejo que nos rodea. La física es una de
las formas de entender la realidad que ha tenido más éxito. Es capaz de transformarla
porque puede extraer intuiciones de sus modelos lógicos y matemáticos. Esas intuiciones
luego se transforman en tecnología.

En el momento en que la física llegó a la nanotecnología, se abrió una puerta. La puerta de


poder preguntar a la complejidad biológica. El inicio de la nanotecnología en la biología fue,
principalmente, médico. Los médicos intentaron usar las nanopartículas para mejorar el
tratamiento del cáncer. El tratamiento del cáncer por quimioterapia ha producido muy
pocas nuevas medicinas en las últimas décadas. Y las que ha producido son muy poco
efectivas. Por tanto, los médicos buscan nuevas formas de interaccionar con genes y
proteínas a través de la nanotecnología. Esto les permitirá tener una manera más directa
de atacar problemas, como el cáncer.

Aplicaciones médicas
Ahí surgieron las medicinas que se empezaron a poner en liposomas. Empezaron a
colocarse en nanopartículas parecidas a las vacunas del Covid-19 para tratar cánceres.
Esto ha tenido un efecto bastante limitado porque los cánceres pueden inmunizarse frente
a estas nanopartículas. Hay muy pocos tratamientos de farmacología tradicional que
hayan llegado al mercado.

Otra aplicación de la nanotecnología a la medicina han sido los sensores. El problema de


los sensores todavía es muy complejo. Se han producido grandes avances en los últimos
cinco años, con nuevas maneras de crear sensores. Pero la pandemia ha llegado un poco
pronto para los sensores y hasta ahora no ha habido suficiente inversión en este campo. El
sueño de muchas personas trabajando en este campo es crear como pegatinas de
nanopartículas. Podríamos adherirlas al cuerpo. Serían capaces de medir, en tiempo real,
las concentraciones de elementos químicos, por ejemplo, de glucosa. Entonces, podrían
reaccionar aportando insulina cuando el cuerpo lo necesita, o creando tratamientos
específicos en campos concretos. La pandemia está acelerando muchísimo la inversión en
este tipo de proyectos. Queremos sensores que puedan hablar con nuestro teléfono y que
nos permitan observar las enfermedades que tenemos.
Los médicos buscan nuevas formas de interaccionar con genes y proteínas a
través de la nanotecnología. Esto les permitirá tener una manera más directa de
atacar problemas, como el cáncer.

Nanotecnología y proteínas
Un campo que va a revolucionar la nanotecnología es la nanotecnología hecha con
proteína. Este tipo de tecnología permiten fabricar proteínas que no existen en la
naturaleza, usando células. Esta es la nanotecnología más precisa y radical que existe,
pero no es un sueño. En 2022 ya tenemos en el mercado una vacuna para el Covid-19
hecha con nanotecnología de proteínas.

Durante la pandemia hemos visto que las nanopartículas de lípidos con ARN son capaces
de entrenar al sistema inmunológico para quitar un virus, pero también para quitar el
cáncer. Las nanopartículas y las medicinas tradicionales no han tenido ningún éxito muy
relevante en los últimos veinte años en el tratamiento del cáncer. Pero las inmunoterapias
están cambiando radicalmente el tratamiento de las enfermedades.

Tecnologías emergentes
Estas tecnologías de inmunoterapia, o la tecnología de las proteínas, son tecnologías
emergentes. Ya no se basan en una forma reduccionista de crear tecnología, de ver los
átomos, juntarlos y, a partir de ahí, diseñar. Por el contrario, están usando la complejidad
de la vida para crear nuevas tecnologías. Las vacunas del Covid-19 son nanopartículas de
lípidos con ARN dentro, que son capaces de activar el sistema inmunológico para
inmunizar contra el virus. Ya no se buscan solo vacunas inyectables, sino también como
implantes para el cáncer. Están empezando a usarse modelos nanotecnológicos y
materiales no solo para implantar sino, también, para reparar tejidos.

Otra área de la tecnología que está transformando el tratamiento de muchos problemas de


daños en tejidos, por enfermedad o por accidente, es la medicina regenerativa basada en
nanomateriales, desde la reparación de la espina dorsal, lograr que las neuronas vuelvan a
hablar unas con otras después de un accidente, a los órganos en chip -crear órganos
artificiales que nos permitan entender mejor la biología de los órganos y crear medicinas.

El futuro de la computación
Los modelos inteligentes y de datos llevan a la relación entre la biología, la nanotecnología
y el futuro de la computación. Los problemas biológicos y médicos son muy complejos y,
probablemente, no se puedan resolver con los modelos de computación actuales. Ahora
estamos intentando introducir la inteligencia artificial en casi todas las medidas médicas.
De una manera u otra, necesitamos formas mejores de entender todos esos datos que
estamos recogiendo de un montón de enfermedades, de un montón de procesos.
Los científicos empiezan a inspirarse en la biología para crear nuevos computadores que
les permitan, por ejemplo, ser más rápidos en comprender los problemas médicos. Son los
computadores neuromórficos, que puedan, por ejemplo, imitar a una planta cuando se gira
hacia el sol. Este tipo de computación neuromórfica es comprender cómo la naturaleza es
capaz de entender y de crear computaciones usando la energía y la información. La idea es
que estas estructuras complejas son capaces de cambiar de forma para entender la
información. La materia, orgánica o inorgánica, a escala nanométrica, es capaz de producir
computaciones. Son computaciones analógicas, no son digitales, y van a transformar cada
vez más la manera en que procesamos lo que entendemos por información.

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