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La dama y el armiño

El Renacimiento es sin duda la época más importante para el arte después de la


antigüedad, pero más que ser una época de promulgación del arte, fue una de
redefinición de la percepción del hombre, si el hombre antes solo era espectador de
lo divino, ahora lleva la pose de un ser divino, el ser cotidiano es resultado de dios y
por tanto su virtuosidad lo iguala, este es tan bello que donde se le represente se
hace de forma científicamente correcta, y su entorno es un elemento dinámico.
Las obras de Leonardo Da vince no son exención a la realidad mencionada, no en
valde antes que pintor era experto en anatomía y escultura, es por eso que la pericia
geométrica es vital en la composición de esta obra; por parte de la dama su figura
humana es totalmente realista, la edad de la muchacha es perceptible gracias a este
detalle, el fondo, aunque inexistente tiene relevancia dado su perspectiva espacial,
sin este elemento no es posible el contraste que resalta la luz, luz que por cierto
permite el movimiento en la imagen, la posición de la sombra reitera este efecto.
Todo aspecto en la obra esta razonado, cada factor es ordenado y aludido por y de
la misma época. Pero es necesario ahora, dado que estamos a punto de abordar el
campo más semántico, conocer ciertos antecedentes contextuales; Primero la
modelo del retrato era Cecilia Gallenari, amante de Ludovico Sforsa, quien sin
embargo ya tenía una vida de prestigio por parte de sus padres; segundo se cree
que la dama fue una estimada amiga de leonardo, y que obviamente hizo el retrato
por encargo del duque. Estos datos, que a simple vista carecen de relevancia, son
esenciales para conocer el por qué y el que, del elemento más semántico, el sutil y
muy adorable Armiño; Si sabemos que era amante de Ludovico, sabemos entonces
que el animal no se presenta como una carga disonante, de hecho, confirmamos
que es figura del prestigio y propiedad de la dama, claro la sola presentación en la
imagen hace esto deducible, pero es por el contexto que la imagen transmuta a un
discurso semántico; el Armiño es la visión de la dama, una mujer de alto estatus ,
regocijada en los altos privilegios, de virtud así como la piel del ser es valiosa. El
Armiño no resiste su caricia, porque aunque esta no porte la piel en la ropa, el
animal ya es un objeto más de su posesión, tanto es extensión de la musa que sus
miradas se ubican hacia la mismo dirección, sus cuerpos se posicionan y funden en
consecuencia del otro. Si el Armiño tiene tal repercusión, los elementos de soporte
no se quedan atrás, la ropa y el peinado aunque muy elegantes, carecen del
gallardismo propio de la época, Leonardo quién conocía a Cecilia, sabía que
destacaba tanto por su belleza como por su intelectualidad, la visión de la dama es
sencilla, su ropa no resalta más que su belleza, logrando así que al cubrirla la luz, la
imagen sea la de un ser resultado de lo divino y definido de manera casi ilustrativa,
la luz la mira a ella, y de dónde viene la luz ella mira alegra, inocente, y curiosa, es
una jovenzuela, pero su curiosidad es serena, propia de quién porta sabiduría. No
hay entonces un mensaje, pero si una reflexión; podemos discernir entonces la
perspectiva de leonardo.
“ella es Celia Gallenari, la amante más querida de Ludovico, quién alcanzó ese
merito a pulso, y quien además de su belleza es una mujer excepcionalmente lista”.
Mientras que los otros dos retratos de Da vince carecen de virtud, y se presentan de
forma estática, sin siquiera expresar alguna emoción, la dama es representada
solemnemente. Esa es la razón por la que escogí la obra, simplemente es un icono
de cómo llega a percibiese la belleza.

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