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ANEP

CFE
CeRP del Norte

Estilística y Análisis de textos II


Profesora Paula Rodríguez

Segundo parcial
¿Qué es un texto literario?
(Reformulación)

María Florencia Pochellú


2do Idioma Español

Octubre 2022
Introducción
En primer lugar, antes de elaborar una definición de texto literario, es fundamental
tener presente que hablar de textos literarios es hablar de textos artísticos. Esta característica
lleva a plantearse algunas preguntas: ¿Qué es el arte?, ¿qué obras son consideradas arte?,
¿cómo ha sido la evolución del arte?, ¿cómo se vinculan los términos arte y literatura?, ¿qué
es literatura?
Así, el trabajo se enfoca desde una mirada diacrónica de los conceptos anteriormente
mencionados: arte y literatura; y, a partir de ahí, se desarrolla el concepto de texto literario.
También se intenta problematizar sobre las diversas definiciones y consideraciones, y así
llegar a algunas reflexiones que permitan repensar la enseñanza de la literatura, revalorizando
el texto literario.
Para el desarrollo de este trabajo se seleccionaron diferentes bibliografías para
sustentar el marco teórico desde el punto de vista artístico y literario. Se consultaron autores
como Aguiar e Silva; Casamiglia y Tusón; Fidelino de Figueiredo; García Berrio y Huerta
Calvo; Oberti; Pozuelo Yvancos; y Wellek y Warren.
¿Qué es un texto literario?
El arte tiene numerosas definiciones. Ahora bien, considero que la que más se acerca a
un concepto amplio es la que señala que el arte se trata de la manera de expresión del carácter
creativo de los seres humanos. Es la herramienta que tiene el hombre para representar sus
sentimientos, emociones, la forma de ver la vida, de percibir sus vivencias y su relación con el
entorno que lo rodea. Existen muchas formas en las que el arte se muestra en el mundo. En la
antigüedad eran pocas las disciplinas que se consideraban arte; no obstante, el abanico se ha
ido ampliando de manera notable. La lengua, en particular el código escrito, es una de esas
formas en la que se manifiesta el arte. A esta forma de expresión artística se le denomina,
actualmente, literatura. De esta manera, los textos literarios son las obras que pertenecen a la
literatura.
Adicionalmente, según la descripción etimológica de la palabra arte, la misma tiene su
origen en el latín ars, artis, y del griego téchne, que significa “técnica”, por esto en un
principio se empleó para referirse a los oficios, como por ejemplo la herrería. También la
palabra arte es utilizada para referir a todos los procesos manuales, en los que son utilizados
reglas o técnicas específicas, que se encuentran orientadas a lograr el placer de los sentidos, es
por ello que también se escucha hablar sobre las artes culinarias.
Observando una línea de tiempo, se pueden identificar los diferentes movimientos
artísticos que han surgido, y determinar las etapas de cada uno de ellos. En términos
generales, se tienen evidencias de arte desde la Prehistoria, y desde luego en la Edad Antigua,
en la Edad Media, en la Edad Moderna y la Edad Contemporánea.
Según Gombrich (1999), si se contemplan las tres primeras épocas de la historia, muy
a grandes rasgos, el arte comienza a manifestarse con las famosas pinturas rupestres; luego en
la Edad Antigua se manifiesta a partir de los grandes monumentos de las principales
civilizaciones de ese período y también a partir de las obras vinculadas al poder político o
religioso. Seguidamente, en la Edad Media, las manifestaciones artísticas, aunque fueron muy
diversas, estuvieron relacionadas al teocentrismo.
Ahora bien, como indica Gombrich (1999), durante la Edad Moderna, con el paso del
teocentrismo al antropocentrismo, el arte experimentó un profundo cambio. Se desarrollaron
formas artísticas que se inspiraron en la Edad Antigua y teniendo, principalmente, al ser
humano como centro y modelo.
Por otro lado, sucesos tan relevantes como la Revolución Francesa, la Revolución
Industrial y las Guerras Mundiales, generaron nuevas manifestaciones artísticas, asociadas
directamente a los notables cambios políticos, territoriales, económicos, sociales y culturales.
En el siglo XIX por ejemplo, surgen movimientos como el Romanticismo y el Realismo. Se
replanteó sustancialmente la función del arte y el rol del artista, y por supuesto, la sucesión de
corrientes artísticas se aceleró. En términos generales, el arte se transformó en el medio
expresivo de los artistas, quienes se liberaron de las imposiciones de las academias de arte y
de la dependencia con los poderes institucionales para buscar la libertad artística.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, el núcleo de los movimientos artísticos
pasó de Europa a Estados Unidos. Estos años estuvieron fuertemente marcados por la
globalización y consecuentemente por la propagación y diversificación de las corrientes
artísticas. De esta manera, a partir del surgimiento de la posmodernidad, y hasta hoy,
coexisten múltiples corrientes. Las principales características del arte en la actualidad son: la
falta de corrientes estilísticas concretas; la valorización de la tradición artística; y el empleo
de diversos medios de expresión. En pocas palabras, el arte actualmente es ampliamente
diverso, multicultural, transversal e interdisciplinar.
La literatura, como una de las formas más antiguas de expresión artística, no es ajena a
esta transformación histórica. Así, en este punto surgen nuevas preguntas: ¿Qué es literatura?,
¿qué no lo es?, ¿cuál es la naturaleza de la literatura?, ¿cuál es el material o instrumento de la
literatura?
Ante todo, considero que es ligeramente más sencillo responder a la segunda pregunta.
No todo lo que está escrito es literatura, los primeros escritos que se conocen desde los
orígenes de la humanidad, no son textos literarios.
Si se atiende, para buscar su definición, al origen etimológico de la palabra literatura,
se encuentra en el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) que el término
literatura proviene del latín litteratura, y, si se rastrea el origen de este vocablo, se descubre
que proviene de littera, que significa letra. Esto, claramente, muestra la estrecha relación que
se ha establecido históricamente entre el concepto de literatura y el de escritura. Sin embargo,
es esencial señalar que esto no es del todo correcto porque muchas de las obras literarias más
famosas tuvieron una primera forma de expresión oral. Por este motivo no es adecuado
encasillar la literatura a una sola de sus posibles formas de manifestación.
Esta idea de la literatura como prácticamente sinónimo de escritura, lectoescritura o el
saber de las letras, se mantuvo vigente aproximadamente hasta el siglo XVII. Ahora bien, a
finales de este siglo el concepto de la palabra literatura comienza a evolucionar.
Como señala Aguiar e Silva (1972, p. 12) literatura pasó de equivaler a escritura, letras
y saber, y se comenzó a utilizar el término para hacer referencia a una actividad específica del
hombre, a un conjunto de obras que se pueden estudiar, a la producción literaria.
Posteriormente, la evolución continúa y la literatura se empieza a asociar específicamente a
las obras literarias de un determinado país. No obstante, algunas décadas después, la
evolución no se detiene y el concepto pasa a designar el fenómeno literario en general y no
particular de un país. Este camino conduce a la idea de literatura como creación estética. En
definitiva, entre los siglos XVII y XVIII el concepto de literatura se aparta de la idea de
escritura y se aproxima más a la idea de creación verbal con intención artística o estética.
Según Manuel Aguiar e Silva (1972, p. 13), el cambio semántico de la literatura se
produjo en el siglo XVIII, principalmente, por dos motivos. En primer lugar, porque la ciencia
estaba experimentando un profundo avance y esto dejó afuera a la literatura. Por otro lado, la
expansión de los géneros literarios en prosa, como la novela por ejemplo, requirió una
designación más general que pudiera incluir a todas las manifestaciones del arte de escribir.
Como se mencionó más arriba, el concepto de literatura se empieza a relacionar con el
de creación artística o estética. Así, empiezan a surgir nuevas definiciones como la de Álvarez
Espino y Góngora Fernández: “Literatura es el arte que imita la belleza por medio del
lenguaje”. De esta definición se puede resaltar la relevancia que se le da a la belleza, y al
lenguaje como forma de manifestación, pero sin determinar la escritura como medio. Aun así,
el concepto de belleza también presenta algunas dificultades y contrariedades, porque, por
ejemplo, algunas obras literarias no tienen la intención de reflejar belleza.
Fidelino de Figueiredo, un profesor, político, historiador y crítico literario porugués,
define en su obra Últimas aventuras (1941, p. 208 - 214) a la literatura como: “Creación, por
medio de la palabra sugestiva, de una suprarrealidad (o realidad aparencial), construida con
los datos profundos y singulares provenientes de la intuición y de las vivencias del creador,
elaborados por medio de una técnica, exteriorizados con fuerza expresiva”.
René Wellek y Austin Warren (1985, p. 30 - 31), comparten esta visión. Sostienen que
la esencia del arte literario se debe buscar principalmente en los géneros literarios
tradicionales, como lo son la lírica, la épica y el drama, en los cuales se hace referencia a un
mundo de fantasía o ficcional. Este mundo es equivalente a la suprarrealidad que menciona
Fidelino de Figueiredo. Wellek y Warren (1985, p. 28 - 29) están de acuerdo también con
Figueiredo en el hecho de considerar al lenguaje como instrumento de expresión de la obra
literaria y como componente clave para definir literatura. Por su parte Figueiredo habla de la
“palabra sugestiva” y de una exteriorización “con fuerza expresiva”; y por otro lado, Wellek y
Warren (1985, p. 27 - 30), se encargan de establecer distinciones entre el uso científico, el uso
literario y el uso cotidiano de la lengua.
De las palabras anteriores, se desprenden tres características de los textos literarios,
que los definen y diferencian de los textos no literarios: emplean un lenguaje literario;
predomina la función poética o estética del lenguaje; son ficticios.
Como se indicó arriba, los textos literarios son textos ficcionales. La ficción es el
producto de la imaginación y creación de un autor o de una comunidad. La literatura recrea
situaciones diferentes: sitúa al lector frente a seres maravillosos, personas con poderes
sobrenaturales, entre otros; pero también puede situar en lugares más parecidos a la realidad.
En cualquier caso, la literatura es ficción. Los hechos que se narran, aunque estén basados en
la realidad o tomen un hecho real como disparador, no son reales; la literatura crea cada
mundo del que habla.
De acuerdo con Wellek y Warren (1985, p. 32 - 33), no cabe duda de que el arte
impone una especie de estructura que saca el contenido de la obra del mundo de la realidad.
Sin embargo, es imprescindible advertir también que la distinción entre arte y no arte, entre
literatura y expresión lingüística no literaria es fluctuante. La función estética puede
extenderse a formas idiomáticas de la más diversa índole. En distintos períodos de la historia,
la esfera de la función estética parece dilatarse o contraerse; en tiempos pasados, la carta
personal fue una forma de arte, como lo fue el sermón, mientras que hoy, en consonancia con
la tendencia contemporánea contra la confusión de géneros, aparece un estrechamiento de la
función estética, un marcado hincapié en la pureza del arte. Lo mejor, sin embargo, parece ser
no considerar literatura más que las obras que predomine la función estética, aunque cabe
admitir la existencia de elementos estéticos tales como estilo y composición en obras que
persiguen una finalidad completamente distinta no estetica, como tratados científicos,
disertaciones filosóficas, libelos políticos, sermones, entre otros. La función poética del
lenguaje, conocida también como función estética, ocurre cuando el discurso tiene un
propósito estético, de modo que las formas de enunciación adquieren un alto grado de
importancia. Es una de las funciones del lenguaje identificadas por Roman Jackobson.
Es importante señalar que aunque la función de una obra literaria no tiene por qué ser
siempre la de la belleza, es decir, la estética, para que un texto se considere literario se deben
conocer y aprovechar aquellos recursos expresivos de la lengua como el léxico, la gramática o
la fonética, entre otros.
No cabe duda que a partir de lo expuesto hasta acá, se puede confirmar que no es
sencillo definir ni literatura ni texto literario, y que sus límites son difíciles de establecer. Aun
así, partiendo de sus principales características y de la delimitación del texto literario dentro
de la literatura, se puede esbozar una breve definición: el texto literario es aquel texto que
pertenece a algún género de la literatura y es considerado una forma de expresión artística. El
escritor expresa sus ideas, emociones, sentimientos o pensamientos a través del uso de
determinados recursos estéticos, literarios y utilizando la creatividad. En pocas palabras, es un
texto en el que se manifiesta la función poética o estética del lenguaje.
Conclusión
Para concluir, me gustaría comentar que este trabajo me llevó a reflexionar sobre la
pérdida de interés que hay, actualmente, por la literatura. Con todo, creo que es una
manifestación artística sumamente significativa. Curiosamente, en la antigüedad apreciaban
más la literatura, y toda persona que podía acceder a ella era muy culta; el resto de la
población era prácticamente analfabeta. En cambio, actualmente todos tenemos la posibilidad
de acceder a la literatura, pero no se le da tanta importancia como debería.
Considero que la dinámica pedagógica para la enseñanza de la literatura no se
desarrolla honestamente desde un proceso formativo dialógico. Los objetivos con los alumnos
a través de la lectura de los diferentes textos literarios no son, generalmente, asumidos en
forma integral; sino que el docente se limita a uno. En consecuencia, los alcances con los
alumnos son limitados.
A partir de estas consideraciones, personalmente creo que hay una necesidad de que el
docente reelabore una práctica pedagógica que dimensione y actualice el hacer literario hacia
horizontes más amplios y profundos, encaminado a la formación de la sensibilidad estética y
el pensamiento reflexivo e interpretativo del educando. Indudablemente la circunstancias
históricas y las exigencias de los alumnos, obligan al docente a romper esquemas y ajustarse a
los nuevos paradigmas educativos y teorías de aprendizaje.
Me parece imprescindible acercar a los alumnos textos literarios clásicos, pero
también modernos, que permitan su construcción personal y subjetiva. Creo que es muy
favorable atender a los intereses de los alumnos, pero también ampliar su cultura y sus
horizontes. Esto es lo fructífero de los textos literarios, que son enormemente heterogéneos y
amplios.
Bibliografía consultada

Aguiar e Silva (1972). Teoría de la literatura (vers. esp. Valentín García Yebra). Gredos.

Calsamiglia & Tusón. (1999). Las cosas del decir. Editorial Ariel S.A.

García Berrio, A. & Huerta Calvo, J. (1992). Los géneros literarios: sistema e historia. D.L.

Gombrich, E. H. (1999). La historia del arte. Sudamericana.

Oberti, L. (2002). Géneros literarios. Longseller.

Pozuelo Yvancos, J. M. (1988). La teoría del lenguaje literario. Cátedra.

Wellek, R. & Warren, A. Teoría literaria. Versión española de José María Gimeno (1985).

Editorial Gredos. Madrid.

Webgrafía

Fidelino de Figueiredo:

https://es.scribd.com/document/469794990/FUNCIONES-DE-LA-LITERATURA

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