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TEMA 2

Trastornos de la personalidad

ASIGNATURA

Psiquiatría forense
GRADO EN CRIMINOLOGÍA

TEMA 2
Trastornos de la personalidad

Alejandro Ballesteros Prados

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TEMA 2
Trastornos de la personalidad

Unidad didáctica.

Tema 2: Trastornos de la personalidad

INDICE

I. PRESENTACION .................................................................................................. 3
II. OBJETIVOS. ..................................................................................................... 4
III. ESQUEMA ........................................................................................................ 5
IV. CONTENIDO ..................................................................................................... 6
1. Trastornos de la personalidad. Concepto y generalidades .......................................... 6

2. Trastorno paranoide de la personalidad ............................................................... 7

3. Trastorno esquizoide de la personalidad .............................................................. 9

4. Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad ......................................... 11

5. Trastorno histriónico de la personalidad ............................................................. 12

6. Trastorno anancástico de la personalidad............................................................ 13

7. Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad............................... 14

8. Trastorno dependiente de la personalidad ........................................................... 15

9. Trastorno narcisista de la personalidad .............................................................. 17

10. Trastorno sádico de la personalidad .................................................................. 18

11. Trastornos mixtos y otros trastornos específicos de la personalidad ............................ 20

12. Imputabilidad ............................................................................................ 20

V. RESUMEN ...................................................................................................... 24
VI. GLOSARIO ..................................................................................................... 25
VII. BIBLIOGRAFIA ............................................................................................... 26
VIII. ACTIVIDADES................................................................................................ 27

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Trastornos de la personalidad

I. PRESENTACION

En este tema se explicará el concepto de personalidad normal y anormal y los criterios que
definen un trastorno de la personalidad. Enlazando con este concepto se desglosarán todos los
trastornos de personalidad específicos que contempla la CIE-10, amén de otros dos de indudable
relevancia forense, el trastorno narcisista y el sádico. El trastorno de personalidad antisocial no se
expone aquí puesto que tiene un tema específico aparte. De cada trastorno se describirán sus criterios
diagnósticos, características clínicas y aspectos conductuales, principalmente los de orden criminal.
Cerrará el capítulo el apartado de la imputabilidad en este tipo de trastornos.

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II. OBJETIVOS.

• Conocer qué es un trastorno de la personalidad y sus diferentes tipos.

• Aprender las características fundamentales de cada tipo de trastorno y su reflejo en la


conducta criminal.

• Profundizar en los criterios para valorar la imputabilidad de los trastornos de la personalidad.

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III. ESQUEMA

El tema se introducirá con el concepto de normalidad y anormalidad a la hora de evaluar una


personalidad para pasar a estudiar características clínicas y conductuales de cada trastorno y
cerrar con el estudio de la imputabilidad en este tipo de trastornos. El esquema del tema es el
siguiente:

1. Trastornos de la personalidad. Concepto y generalidades

2. Trastorno paranoide de la personalidad

3. Trastorno esquizoide de la personalidad

4. Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad

5. Trastorno histriónico de la personalidad

6. Trastorno anancástico de la personalidad

7. Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad

8. Trastorno dependiente de la personalidad

9. Trastorno narcisista de la personalidad

10. Trastorno sádico de la personalidad

11. Trastornos mixtos y otros trastornos específicos de la personalidad

12. Imputabilidad

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IV. CONTENIDO

1. Trastornos de la personalidad. Concepto y generalidades

Antes de intentar desentrañar qué es un trastorno de la personalidad conviene reflexionar acerca


de qué es aquello que llamamos personalidad. Grosso modo la personalidad puede definirse como
aquellos rasgos, pensamientos, sentimientos y tendencias de un individuo en su continua adaptación
a la vida. También como un patrón complejo de características psicológicas profundamente
arraigadas, en su mayor parte inconscientes, difíciles de cambiar, que se expresan de forma
automática en casi todas las áreas de funcionamiento del individuo. Estos rasgos inherentes e
intrínsecos son el resultado de una matriz particular, complicada e interconectada de condicionantes
biológicos, socioculturales y aprendizajes que, al fin y a la postre, suponen el patrón idiosincrásico
de percibir, sentir, pensar, afrontar y comportarse de un individuo. 1

Cada persona va a tener una serie de rasgos en su personalidad que se han construido en base a
esta compleja red de interacción biología-medio ambiente y que sirven para conocer cómo es, cómo
siente, cómo es previsible que se comporte. Y todo el mundo tiene uno o más rasgos definitorios de
uno o más tipos de trastornos. Por eso es importante saber dónde debe ponerse el límite entre lo
normal y lo patológico. Aunque se trata de una cuestión debatible, la norma general acepta que los
rasgos (personalidad normal) se diferencian de los trastornos (personalidad anormal) en tanto que
estos últimos son personalidades con muchos rasgos de un determinado tipo que son, además,
inflexibles, persistentes y desadaptativos. Esto es, que causan un deterioro sociofuncional o un
malestar significativo.

Desde el punto de vista clasificatorio van a aludirse los criterios de la C.I.E.-10 para aportar mayor
esclarecimiento diagnóstico sobre cada tipo de trastorno. Así, en lo tocante a los trastornos de
personalidad, la C.I.E.-10 establece que:

“Se requiere la presencia de una alteración de la personalidad no directamente atribuible a una


lesión o enfermedad cerebral importante, o a otros trastornos psiquiátricos, que reúna las siguientes
pautas:

1 Millon, T. (2003). Trastornos de la personalidad: Más allá del DSM-IV. Barcelona: Masson, 1ª ed.

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• Actitudes y comportamiento marcadamente faltos de armonía, que afectan por lo general a


varios aspectos de la personalidad, por ejemplo, a la afectividad, a la excitabilidad, al control
de los impulsos, a las formas de percibir y de pensar y al estilo de relacionarse con los demás.
• La forma de comportamiento anormal es duradera, de larga evolución y no se limita a
episodios concretos de enfermedad mental.
• La forma de comportamiento anormal es generalizada y claramente desadaptativa para un
conjunto amplio de situaciones individuales y sociales.
• Las manifestaciones anteriores aparecen siempre durante la infancia o la adolescencia y
persisten en la madurez.
• El trastorno conlleva un considerable malestar personal, aunque éste puede también aparecer
sólo en etapas avanzadas de su evolución.
• El trastorno se acompaña, por lo general aunque no siempre, de un deterioro significativo del
rendimiento profesional y social. Para diagnosticar la mayoría de los tipos citados más abajo,
se requiere a menudo la presencia de al menos tres de los rasgos o formas de comportamiento
que aparecen en su descripción.”
A continuación se desglosarán los diferentes tipos de trastornos descritos con independencia
nosológica por la CIE-10 a los que se añadirán descripciones del trastorno narcisista y del trastorno
sádico de la personalidad por sus indudables implicaciones criminógenas.

2. Trastorno paranoide de la personalidad

Criterios CIE-10

• Sensibilidad excesiva a los contratiempos y desaires.

• Incapacidad para perdonar agravios o perjuicios y predisposición a rencores persistentes.

• Suspicacia y tendencia generalizada a distorsionar las experiencias propias interpretando las


manifestaciones neutrales o amistosas de los demás como hostiles o despectivas.

• Sentido combativo y tenaz de los propios derechos al margen de la realidad.

• Predisposición a los celos patológicos.

• Predisposición a sentirse excesivamente importante, puesta de manifestado por una actitud


autorreferencial constante.

• Preocupación por “conspiraciones” sin fundamento de acontecimientos del entorno inmediato


o del mundo en general.

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Características clínicas

Suspicaces, recelosos, hostiles, una característica fundamental del paranoide es la


desconfianza hacia los otros, la sospecha de que los demás se van a aprovechar de ellos, los van a
engañar. Malinterpretan las acciones de los demás y suelen presentar reacciones desproporcionadas
en virtud de esta malinterpretación. Tajantes y drásticos como son, responden airados y con ira a lo
que conciben como traición o engaño y pueden llegar a cortar el contacto con una persona por un
desencadenante que podría ser percibido como mínimo para los ojos de un tercero. Caen fácil y
desgraciadamente en un círculo vicioso que consiste en: percibir intenciones ocultas o engaños ante
actitudes amistosas o neutras. Esto implica verse envueltos en problemas sociales, desencuentros,
desaprobaciones por parte de los demás ante sus reacciones. Cosa que, a su vez, cierra y
retroalimenta este círculo vicioso ya que se ven confirmadas y reforzadas sus sospechas de que el
mundo es hostil contra ellos. Celosos, posesivos, sensibles, desconfiados, rígidos, difícilmente
perdonan lo que consideran un agravio y son proclives a los rencores persistentes y a la necesidad de
venganza. Tienden a sentirse especialmente importantes y a culpar a los demás de sus problemas
(mecanismo psicológico que se conoce como proyección).

A nivel social suelen ser personas individualistas pero tienen capacidad gregaria con sujetos
de su mismo pelaje y fanatismo. No es infrecuente verles formar parte de sectas religiosas, políticas,
de grupos extremistas en los que dan rienda suelta a su agresividad contenida, o de partidos políticos
oficiales. Si se combina con rasgos narcisistas pueden llegar incluso a ser líderes políticos seguidos
fervorosamente por sus fieles. A lo largo de la historia de la humanidad este patrón de grupo paranoide
ha escrito páginas desdichadas en tanto que se erigen como conciencia única de la humanidad, suelen
querer imponer su ley, la verdadera y a la que se debe sometimiento, luchan con fanatismo contra
aquellos que sienten como perseguidores y fomentan limpiezas de determinados grupos considerados
por ellos indeseables o molestos.

Una consideración sociocultural a tener en cuenta es que el paranoidismo puede


incrementarse por circunstancias adversas del entorno y considerarse uno mismo como un perseguido
o apartado por su condición. No es extraño ver estas actitudes de suspicacia en personas predispuestas
que pertenecen a grupos étnicos minoritarios, en inmigrantes, refugiados, o en déficits sensoriales
(ciegos y sordos principalmente).

OJO: No confundir paranoide con paranoico. Paranoico es el modo coloquial con el que se
conoce al paciente afectado por un trastorno delirante crónico o paranoia (trastorno de ideas
delirantes persistentes, según la CIE-10). (Ver glosario). Y un trastorno paranoide de personalidad
tampoco es equivalente a una esquizofrenia paranoide, que se tratará en el capítulo correspondiente.

Conducta criminal

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Las personalidades paranoides tienen con cierta frecuencia implicaciones legales serias. Por sus
tendencias posesivas y de desconfianza celosa, su cónyuge suele ser escudriñado, controlado y
perseguido. No suelen acceder a la argumentación si se han convencido de una posible infidelidad y
en los casos más graves puede haber agresividad física y llegar al parricidio. La conflictividad puede
extenderse a la comunidad de vecinos con amenazas y agresividad física o verbal, robos o daños por
venganza. Del mismo modo se expande ante cualquier órgano con el que puedan tener contacto y
esperen algo de él. Médicos, estructuras de gobierno, la Administración; nunca harán las cosas a su
gusto y nunca quedarán satisfechos. Reclaman con frecuencia a los Tribunales y pueden convertirse
en auténticos profesionales querulantes del pleito. Su sentido combativo y tenaz les embarca en
reclamaciones sin fundamento que pueden llegar a los insultos, amenazas y agresiones contra la
autoridad que consideran que se interpone en su camino hasta llegar si es preciso a jefes de gobierno
o máximas autoridades competentes.

Su actuación no suele ser improvisada; más al contrario: calculada, precisa y ejecutada en el


momento adecuado. “La venganza se sirve fría” ejemplifica su habitual modus operandi. No obstante,
en ciertas ocasiones responden de forma rápida e impulsiva ante conductas o comentarios de terceros
que consideran increpatorios o faltos de respeto hacia ellos; también ante situaciones que viven como
injustas. Ya se verá en el capítulo correspondiente que muchos de los sociópatas más peligrosos
normalmente también tienen altos niveles de paranoidismo en su personalidad y comparten por ello
este mismo procedimiento contra los demás.

Por último, hacer notar que la actividad paranoide se ve favorecida y disparada por el uso puntual
o el abuso continuado de sustancias tóxicas, principalmente alcohol (un cuadro clásico son los celos
del alcohólico crónico) y estimulantes como anfetaminas y cocaína.

TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD

Características: Suspicacia, desconfianza, recelo, sospecha de engaños. Iracundos, rencorosos,


vengativos. Celosos, posesivos. Aires de grandeza, proyección de la culpa en otros.
Conducta: Querulancia, litigiosa, pleitista. Exigencia interminable, lucha infatigable. Venganza fría
y calculada: ojo por ojo. Celos y control patológico hasta el parricidio. Peor con tóxicos

3. Trastorno esquizoide de la personalidad

Criterios CIE-10

• Incapacidad para sentir placer (anhedonia).


• Frialdad emocional, despego o embotamiento afectivo.
• Incapacidad para expresar sentimientos de simpatía y ternura o de ira a los demás.
• Respuesta pobre a los elogios o las críticas.

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• Poco interés por relaciones sexuales con otras personas (teniendo en cuenta la edad).
• Actividades solitarias acompañadas de una actitud de reserva.
• Marcada preferencia por devaneos fantásticos, por actividades solitarias acompañada de una
actitud de reserva y de introspección.
• Ausencia de relaciones personales íntimas y de mutua confianza, las que se limitan a una sola
persona o el deseo de poder tenerlas.
• Marcada dificultad para reconocer y cumplir las normas sociales, lo que da lugar a un
comportamiento excéntrico.

Características clínicas

De natural reservados e introvertidos, su tendencia social es hacia el aislamiento y la


restricción de relaciones interpersonales. Tienen dificultad para iniciar y mantener amistades,
establecen unos límites muy marcados en la interacción con los demás, ciñéndose a lo superficial y
distante y dan la pinta de no tener interés en absoluto (e incluso aversión) por las actividades sociales,
familiares, de pareja y sexuales. Exteriormente son sujetos insípidos, gélidos, indiferentes a los
halagos o a las críticas; impertérritos emocionales. La escasa o nula expresión de sentimientos y
emociones y su desapego y embotamiento afectivo les conducen hacia un notable aislamiento social.
Como nota de relevancia psicopatológica, es el único tipo de personalidad que entraña un mayor
riesgo para el desarrollo de una esquizofrenia.

Conducta criminal

El interés forense del esquizoide radica principalmente en su dificultad para conocer, integrar
y cumplir con las normas sociales. Esto puede dar lugar a comportamientos extravagantes, vestimenta
y gestualidad excéntrica, hurtos, fugas de casa, deserción del ejército durante el servicio militar,
adscripción a grupos marginales o sectas religiosas o esotéricas, consumo y tráfico de drogas.

Las conductas violentas suelen estar relacionadas con el consumo de sustancias. El alcohol y
el cannabis fundamentalmente les desestructura gravemente, pudiendo llegar a desarrollarse cuadros
psicóticos agudos o verdaderas esquizofrenias. Los opiáceos, por el contrario, al igual que en los
pacientes esquizofrénicos, atenúan su malestar ya que tienen cierta actividad neuroléptica (ver
glosario) y se entiende a veces su consumo como una verdadera automedicación.

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TRASTORNO ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD

Características: Introversión, aislamiento, frialdad, escasa sintonía afectiva.


Conducta: Extravagante, huidiza, marginal (sectas). Violencia con alcohol y cannabis

4. Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad

Criterios CIE-10

Trastorno de personalidad en el que existe una marcada predisposición a actuar de un modo


impulsivo sin tener en cuenta las consecuencias, junto a un ánimo inestable y caprichoso. La
capacidad de planificación es mínima y es frecuente que intensos arrebatos de ira conduzcan a
actitudes violentas o a manifestaciones explosivas; éstas son fácilmente provocadas al recibir críticas
o al ser frustrados en sus actos impulsivos. Se diferencian dos variantes de este trastorno de
personalidad que comparten estos aspectos generales de impulsividad y falta de control de sí mismo.

Este trastorno se subdivide en dos:

• De tipo impulsivo: Las características predominantes son la inestabilidad emocional y la


ausencia de control de impulsos. Son frecuentes las explosiones de violencia o un
comportamiento amenazante, en especial ante las críticas de terceros.

• De tipo límite: Se presentan varias de las características de inestabilidad emocional. Además,


la imagen de sí mismo, los objetivos y preferencias internas (incluyendo las sexuales) a
menudo son confusas o están alteradas. La facilidad para verse implicado en relaciones
intensas e inestables puede causar crisis emocionales repetidas y acompañarse de una
sucesión de amenazas suicidas o de actos autoagresivos (aunque éstos pueden presentarse
también sin claros factores precipitantes).

Características clínicas

Este trastorno también se conoce como trastorno límite o borderline de la personalidad


porque son estructuras intermedias entre la psicosis y la neurosis (no confundir con la inteligencia
borderline, que es la situada entre la normalidad y el retraso mental leve).

Inestables, con cambios súbitos del estado de ánimo incluso ante un desencadenante mínimo.
Presentan marcada irritabilidad, labilidad emocional y conductas impulsivas (compras, sexo, abuso
de sustancias, atracones de comida, conducción temeraria). Tienen un yo inmaduro y un
funcionamiento social desajustado, con manifestaciones compartidas con las personalidades sanas,
neuróticas, con los psicóticos y con otros trastornos de personalidad. Suelen despertar intensas y
desagradables reacciones de contratransferencia (ver glosario). Es el trastorno de personalidad más

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frecuente, con un patrón de relaciones interpersonales inestables, intensas, volubles, que pasan de
la idealización a la devaluación. Suelen tener un apego fusional, generan vínculos de dependencia y
realizan esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Los sentimientos crónicos de
vacío que los acompañan y desgarran interiormente conjugados con su elevada impulsividad
desembocan en conductas autolesivas y en amenazas, intentos y consumaciones suicidas. Suelen tener
problemas para controlar la ira, que a veces se desboca sin poder procesar cuál ha sido el
desencadenante para ello. Escasa o nula tolerancia a la frustración. Tienen una autoimagen débil e
inestable y marcada desorientación y cambios en sus preferencias, incluidas las sexuales.

Conducta criminal

A nivel legal las repercusiones más graves van a estar desencadenadas por su impulsividad
desaforada, que puede generar actividades sexuales agresivas o de riesgo, despilfarros económicos,
conducción temeraria, robos, extorsiones, chantajes, agresiones o reyertas. Suelen asociar consumo
de sustancias, lo que multiplica exponencialmente la inestabilidad, impulsividad, agresividad y riesgo
suicida. Los tóxicos también pueden favorecer la aparición de lo que se conoce como episodios
micropsicóticos. Por otro lado, su facilidad para verse envueltos en relaciones intensas e inestables
pueden desencadenar crisis emocionales con finales tormentosos. Agresividad verbal, física,
amenazas y actos suicidas e incluso homicidas impulsivos y no premeditados.

TRASTORNO DE INESTABILIDAD EMOCIONAL, LÍMITE O BORDERLINE DE LA PERSONALIDAD

Características: Inestables, irritables, lábiles, impulsivos. Dependencia emocional. Dificultad para


tolerar la frustración y controlar la ira.
Conducta: Fruto de la impulsividad: sexo de riesgo, despilfarros, conducción temeraria, agresiones,
explosiones violentas, conductas suicidas, homicidios no premeditados.

5. Trastorno histriónico de la personalidad

Criterios CIE-10

• Tendencia a la representación de un papel, teatralidad y expresión exagerada de las


emociones.
• Sugestibilidad y facilidad para dejarse influir por los demás.
• Afectividad lábil y superficial.
• Búsqueda imperiosa de emociones y desarrollo de actividades en las que ser el centro de
atención.
• Comportamiento y aspecto marcados por un deseo inapropiado de seducir.
• Preocupación excesiva por el aspecto físico.

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Trastornos de la personalidad

Características clínicas

Este trastorno se caracteriza por una excesiva emotividad generalizada, teatral y desbordante y
conductas encaminadas a lograr la atención de los demás. Son personas que no se sienten cómodas
en ambientes en los que no son el centro de atención y harán lo posible por lograrlo. Tiene cierta
predominancia en el sexo femenino. Otras características de este tipo de personalidad son
egocentrismo, excesiva indulgencia para sí mismo, con una forma de hablar y de sentir notoriamente
subjetiva, considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad, yo hiperinflado,
sentimientos que son fácilmente heridos y conducta manipulativa para satisfacer las necesidades
propias.

Conducta criminal

A nivel forense principalmente es relevante su conducta sexual desinhibida y su comportamiento


inadecuadamente seductor. Son víctimas de violaciones reales pero también denuncian falsas
violaciones. Igualmente materializan denuncias falsas de otro tipo por su afán de notoriedad.
Protagonizan tentativas suicidas con un trasfondo movilizador de su entorno y suelen tener numerosas
dificultades matrimoniales hasta verse inmersos en relaciones de maltrato.

TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD

Características: Hiperemotividad, teatralidad, necesidad de atención


Conducta: Manipulativa. Desinhibición sexual. Víctimas de violación, relaciones de maltrato. Denuncias
falsas

6. Trastorno anancástico de la personalidad

Criterios CIE-10

• Falta de decisión, dudas y precauciones excesivas, que reflejan una profunda inseguridad
personal.
• Preocupación excesiva por detalles, reglas, listas, orden, organización y horarios.
• Perfeccionismo, que interfiere con la actividad práctica.
• Rectitud y escrupulosidad excesivas junto con preocupación injustificada por el rendimiento,
hasta el extremo de renunciar a actividades placenteras y a relaciones personales.
• Pedantería y convencionalismo con una capacidad limitada para expresar emociones.
• Rigidez y obstinación.
• Insistencia poco razonable en que los demás se sometan a la propia rutina y resistencia
también poco razonable a dejar a los demás hacer lo que tienen que hacer.

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Trastornos de la personalidad

• La irrupción no deseada e insistente de pensamientos o impulsos.

Características clínicas

Este trastorno también se conoce como personalidad obsesivo-compulsiva, que es diferente


al trastorno obsesivo compulsivo o TOC. Se caracteriza fundamentalmente por una preocupación
patológica por el orden, el perfeccionismo y el control. Control tanto mental como interpersonal,
sobre otros, intentando someter a los demás a sus propias normas y rutinas. Encorsetados en la norma
y el cumplimiento del deber, son personas que, también en su gestualidad, remedo de su
pensamiento, son rígidas y faltas de espontaneidad. Tercos, escrupulosos e inflexibles en temas de
moral, ética y valores, se caracterizan también por la retención. Esto se ve reflejado principalmente
en dificultad para desprenderse de objetos gastados o inútiles y en la tendencia avariciosa y
ahorradora a pesar de no tener por qué –por si vienen catástrofes futuras-. También son frecuentes
preocupaciones de índole hipocondriaca.

Conducta criminal

Este grupo se caracteriza por un bajísimo índice delictivo por su adherencia excesiva e indudable
a las normas y convencionalismos. De darse, son delitos por dudas, inseguridad u omisión.

TRASTORNO ANANCÁSTICO U OBSESIVO COMPULSIVO DE LA PERSONALIDAD

Características: Rigidez, terquedad, necesidad de orden, perfección y control. Cumplidores del deber.
Conducta: Poco espontánea, robotizada, encorsetada en las normas. Apenas delinquen, si acaso por
omisión.
7. Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad

Criterios CIE-10

• Sentimientos constantes y profundos de tensión emocional y temor.


• Preocupación por ser un fracasado, sin atractivo personal o por ser inferior a los demás.
• Preocupación excesiva por ser criticado o rechazado en sociedad.
• Resistencia a entablar relaciones personales si no es con la seguridad de ser aceptado.
• Restricción del estilo de vida debido a la necesidad de tener una seguridad física.
• Evitación de actividades sociales o laborales que impliquen contactos personales íntimos, por
el miedo a la crítica, reprobación o rechazo.

Características clínicas

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Trastornos de la personalidad

Las personalidades evitativas se caracterizan por un repliegue generalizado, retraimiento,


inhibición social e hipersensibilidad a las críticas negativas. Tienen arraigado un sentimiento de
incapacidad e inferioridad que les inhibe y distancia a la hora de emprender contactos íntimos y
sociales. Por miedo y vergüenza al ridículo, a la crítica o al rechazo, raramente intervienen en
conversaciones grupales. Hecho que se ve potenciado por su autoimagen de socialmente inepto,
personalmente poco interesante e inferior. Los únicos momentos en que no son presa de esta
autoevaluación tan negativa es cuando dan rienda suelta a la fantasía, que es su principal mecanismo
de defensa, gracias al que satisfacen imaginariamente sus deseos no cumplidos.

Conducta criminal
No son personalidades especialmente predispuestas para delinquir. Suelen tener casi siempre
que lo hacen algún móvil relacionado con alguna situación conflictiva no resuelta o inadecuadamente
elaborada. Situaciones que les hayan generado angustia, tensión, herida en la autoestima y que, por
esta inmadurez, pretendan compensarla con conductas agresivas. La inseguridad, el fracaso y el
resentimiento son el origen habitual de su violencia. Por otra parte pueden ser sujeto u objeto de
abusos y agresiones sexuales y tentativas de suicidio.

TRASTORNO ANSIOSO O EVITATIVO DE LA PERSONALIDAD

Características: Inseguridad, sentimientos de incapacidad e inferioridad. Miedo al ridículo y a la crítica.


Conducta: Evitativa, retraída, inhibida. Raramente delinquen. Violencia por resentimiento y como
compensación de inseguridad y fracaso. Abusos sexuales, intentos de suicidio.

8. Trastorno dependiente de la personalidad

Criterios CIE-10

• Fomentar o permitir que otras personas asuman responsabilidades importantes de la propia


vida.
• Subordinación de las necesidades propias a las de aquellos de los que se depende; sumisión
excesiva a sus deseos.
• Resistencia a hacer peticiones, incluso las más razonables, a las personas de las que se
depende.
• Sentimientos de malestar o abandono al encontrarse solo, debido a miedos exagerados a ser
capaz de cuidar de sí mismo.

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Trastornos de la personalidad

• Temor a ser abandonado por una persona con la que se tiene una relación estrecha y temor a
ser dejado a su propio cuidado.
• Capacidad limitada para tomar decisiones cotidianas sin el consejo o seguridad de los demás.

Características clínicas

Se trata de personas sumisas, con necesidad de aprobación social, afecto y voluntad de vivir
según los deseos de los demás. Difícilmente se muestran en desacuerdo con los demás por temor a
perder su apoyo o aprobación. Por falta de confianza en su propio juicio tienen dificultades para
iniciar proyectos propios o hacer las cosas a su manera. Sintiendo un desamparo desgarrador, si
terminan una relación importante, inmediantamente buscan otra en la que guarecerse. Con gusto
adoptan actitudes pasivas y delegan en los demás incluso que guíen y dirijan sus vidas y decisiones.
Su autoestima es frágil y dependiente de lo que los demás consideren de ellos mismos, de ahí su
subordinación absoluta. Quedan a merced del apoyo y el ánimo de los otros, así como de sus caprichos.
Por todo esto resultan francamente dóciles a las órdenes de aquellos de quienes dependen y de
personas con mando y autoridad. Pueden presentarse voluntarios para tareas desagradables si sienten
que con ello lograrán protección. Son perfectos cumplidores sin rechistar pero su excesiva pasividad
les hace vulnerables. La falta de recursos propios requiere de sentirse protegidos por la persona o
grupo del que dependen. Siempre actúan a favor de esa persona o de ese grupo sin mayor
cuestionamiento.

Conducta criminal

Como puede adivinarse, son personas fácilmente influenciables por terceros para que delincan
por ellos, tal es el miedo a perder a esa figura de referencia si no cumplen lo que se les ordena.
También por tanto serán presas de abusos y agresiones sexuales, maltratos físicos y psicológicos
crónicos que tardan tiempo en denunciar, si es que lo hacen. En raras ocasiones, sobre todo favorecido
por el uso de sustancias tóxicas para evadirse de su triste realidad, pueden llevar a cabo conductas
antisociales.

TRASTORNO DEPENDIENTE DE LA PERSONALIDAD

Características: Inseguridad, pasividad, dependencia, miedo al abandono y al rechazo. Necesitan la


seguridad de otros y que guíen sus vidas.
Conducta: Influenciable y sumisa. Cumplen sin rechistar. Pueden delinquir si su persona al mando se lo
ordena. Víctimas de maltrato crónico.

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Trastornos de la personalidad

9. Trastorno narcisista de la personalidad

Criterios DSM V (no aparece específicamente desglosado en la CIE-10)

Patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y


falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos
contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos siguientes:
• Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia (p. ej., exagera sus logros y talentos, espera
ser reconocido como superior sin contar con los correspondientes éxitos)
• Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal ilimitado
• Cree que es “especial” y único, y que sólo pueden comprenderle o sólo puede relacionarse
con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus
• Tiene una necesidad excesiva de admiración
• Muestra un sentimiento de privilegio (es decir, expectativas no razonables de tratamiento
especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus expectativas)
• Explota las relaciones interpersonales (es decir, se aprovecha de los demás para sus propios
fines)
• Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y
necesidades de los demás
• Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos sienten envidia de él
• Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.

Características clínicas

Su comportamiento es egoísta, arrogante, altanero, pretencioso, pomposo, engolado y desdeñoso


del resto de personas, a quienes consideran sistemáticamente inferiores y que únicamente existen
para satisfacerlos. A menudo carecen de empatía y se sienten por encima de las normas de
conviviencia: las conciben como superficiales o inaplicables a ellos mismos. Muestran una indiferencia
presuntuosa hacia los derechos de los demás, con quienes se relacionan exclusivamente si pueden
sacar algo de provecho propio. Sentimentalmente no suelen experimentar verdadero amor por su
pareja, sino que mantienen ese vínculo por el amor propio de ser queridos y admirados. Preocupados
por ser halagados, tienen fantasías de éxito ilimitado, son grandilocuentes, seudólogos (ver glosario)
y pueden elaborar historias de amor fantásticas o de otro tipo con la motivación de sostener su
verdadera fragilidad yoica, admirar a otros o generarles envidia. Normalmente son ellos los que
sienten y no pueden aguantar su envidia y se creen además objeto de envidia por el resto del mundo.
Son ambiciosos, se sienten mejores y por encima de los demás, únicos, especiales, y esperan de los
demás un trato en consonancia, mejor y diferente al resto.

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Trastornos de la personalidad

Conducta criminal

El narcisista puro puede verse involucrado en estafas, hurtos, apropiación indebida,


administración desleal. También, por su sistemático desprecio de los demás, protagonizar delitos
contra la libertad sexual. Normalmente como autores pero también en ocasiones como víctimas.

Consideración aparte es que muchos criminales tienen en su personalidad rasgos narcisistas, sin
que se trate concretamente de un trastorno narcisista. Principalmente en el desprecio a las normas
sociales, sentirse por encima de los demás, desdeñar sus sentimientos, tener poca empatía y
concebirse tan grandiosos que son capaces de protagonizar cualquier acto sin que se les atrape. Sería
un perfil de asesino televisivo que pretender rivalizar por su inteligencia o supuesta inteligencia con
los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD

Características: Egoísmo, arrogancia, falta de empatía, indiferencia hacia los demás, necesidad de
admiración, prepotencia, sentimientos de grandiosidad. Discurso seudológico y fantástico. Ambiciosos
y envidiosos.
Conducta: Encaminada a la propia satisfacción. Hurtos, apropiaciones indebidas, administración
desleal. Rasgos narcisistas en otro tipo de criminales.

10. Trastorno sádico de la personalidad

En las clasificaciones actuales no aparece como trastorno propio. Sí tuvo su inclusión en el DSM
III-R (la tercera edición revisada del DSM. Ahora va por la quinta, DSM-V) pero se sacó de la siguiente
edición, DSM IV para evitar conferir un estatus de trastorno mental a la maldad y perversión humanas,
para impedir que estos sujetos quisieran y pudieran apelar a un supuesto trastorno para no asumir la
responsabilidad de sus actos violentos y deliberadamente malvados. No obstante, especialmente al
criminólogo le debe interesar el perfil de personalidad y las motivaciones conductuales de las
personalidades sádicas.

Criterios DSM III-R (ya que no aparece en otras)

A. Un patrón patológico de conducta cruel, vejatoria y agresiva que empieza al principio de la edad
adulta y que se manifiesta por la presencia repetida de al menos cuatro de las siguientes
características:

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Trastornos de la personalidad

• Haber utilizado la crueldad física o violencia con el fin de establecer una relación
dominante (no sólo para alcanzar algún objetivo no interpersonal como puede ser golpear al
alguien con el fin de robarle).
• Humillar o dar un trato vejatorio a alguien en presencia de otros.
• Tratar o castigar con excesiva dureza a algún subordinado; por ejemplo, a un niño, un
alumno, un detenido o un paciente.
• Divertirse o disfrutar con el sufrimiento físico y psicológico de otros (incluidos los animales).
• Mentir con el fin de causar daño o herir a otros (no sólo para lograr algo).
• Conseguir que otros hagan la propia voluntad atemorizándoles (desde la intimidación hasta
causar verdadero terror).
• Restringir la autonomía de la gente con la que se tiene una relación más estrecha; por
ejemplo, no dejar que la esposa salga de casa sin compañía o que la hija adolescente haga
ningún tipo de vida social.
• Fascinación por la violencia, las armas, las artes marciales, las heridas o la tortura.
B. La conducta descrita en A no se ha dirigido únicamente hacia una persona (por ejemplo, la
esposa o un niño) ni ha tenido como único fin la excitación sexual (como en el sadismo sexual).

Características clínicas

Temperamento dominante, intimidador, malicioso y hostil. Personas que ejercen la violencia y la


crueldad física o psicológica por disfrute. Sienten satisfacción humillando e hiriendo los sentimientos
de los demás. El sadismo es prácticamente siempre malevolente; se busca el control completo sobre
otro ser humano. Son fácilmente irritables, con poco o nulo autocontrol, entran en estallidos de cólera
ante la menor frustración. Acostumbran a limitar la libertad de quienes los rodean, especialmente en
su círculo íntimo, mediante un control desproporcionado que ejecutan a través de amenazas,
coacciones o intimidaciones. Suelen ser autoritarios, rígidos y dogmáticos, intolerantes con quienes
no piensan como ellos. Muestran fascinación con temas relacionados con la muerte (torturas, campos
de concentración), perversiones sexuales y la violencia en general. En la sociedad, aspiran a alcanzar
posiciones que les permitan ejercer el control e imponer castigos. No tienen remordimientos,
sentimientos de culpa, empatía u otro sentimiento hacia sus víctimas.

Se puede pensar que el trastorno sádico y el trastorno antisocial de la personalidad sean la misma
cosa. De hecho, muchas veces coexisten en un mismo sujeto o, al menos, presentan rasgos del otro
trastorno en cantidad variable. Ambos trastornos comparten la actitud dominante, hostil y agresiva,
el engaño y la vulneración de los derechos ajenos para alcanzar objetivos propios, la habitual falta
de empatía y remordimiento. Sin embargo, no todos los sujetos antisociales son sádicos, es decir que
no obtienen placer con el sufrimiento ajeno, el control, la dominación y la humillación, que son
elementos nucleares del patrón sádico. Y, por otro lado, no todos los sádicos son antisociales en tanto

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Trastornos de la personalidad

que pueden llevar a cabo este tipo de comportamiento sin burlar ni violar sistemáticamente las
normas sociales ni las leyes, cosa habitual en las personalidades antisociales.

Conducta criminal

Evidentemente, los rasgos y las personalidades sádicos son francamente habituales en el


escenario forense y muy poco en las consultas, ya que no tienen conciencia alguna de anormalidad y
su comportamiento es completamente egosintónico (ver glosario); en absoluto les desagrada. Pueden
estar implicados en multitud de delitos. Los más frecuentes son los que implican abuso, control y
humillación de terceros, como lesiones, homicidio, asesinatos en serie, robos, secuestro, torturas,
maltrato y violencia doméstica, y abuso y agresión sexual.

TRASTORNO SÁDICO DE LA PERSONALIDAD

Características: Intimidación, dominación, humillación, control, abuso, perversión. Disfrute


con todo ello. Ausencia de remordimientos o culpabilidad. Autoritarios, intolerantes,
amenazadores.
Conducta: Dirigida a someter, humillar, controlar y hacer sufrir. Múltiples delitos: homicidio,
secuestro, tortura, maltrato, violaciones.

11. Trastornos mixtos y otros trastornos específicos de la personalidad

Simplemente conocer que hay otros trastornos que no satisfacen ninguna de las pautas anteriores
pero que tienen un estilo suficientemente marcado como para ser considerados trastornos específicos
de la personalidad. Estos son: trastorno narcisista (que ya se ha comentado por sus indudables
implicaciones forenses), trastorno excéntrico, trastorno inestable, trastorno inmaduro, trastorno
pasivo-agresivo y trastorno psiconeurótico de la personalidad. Y los trastornos mixtos de la
personalidad son aquellos que tienen características de varios de los trastornos de la personalidad
pero sin un grupo de síntomas predominante que permita un diagnóstico específico.

12. Imputabilidad

La delictogénesis en los trastornos de la personalidad es un asunto complejo que debe ser


estudiado con un enfoque holístico: desde la Criminología, la Psiquiatría, la Sociología y el Derecho.
No es un problema de personalidad únicamente sino de la interacción de esa persona con su medio
ambiente, con la sociedad, con las normas y con la motivación última del crimen ejecutado. Desde
esta perspectiva habrá que hacerse una serie de preguntas cuyas respuestas sean únicamente
escrutables analizando cada caso al pormenor.
• ¿Es el delito un síntoma de una enfermedad, consecuencia de una anomalía, o es un
desajuste social y de adhesión a las normas?

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Trastornos de la personalidad

• ¿Cuál es su patogenia: cuánto hay de constitucional/biológico y cuánto de sociogénico?


• ¿Cuál es el alcance y la intensidad de la enfermedad y su incidencia en la imputabilidad?
• ¿Cuál es el pronóstico social y la peligrosidad social?
• ¿Cuál debe ser el destino del sujeto tras el delito: tratamiento médico o sanción penal?
• ¿Es posible su recuperación para la sociedad?
A lo largo de la historia han intentado darse respuestas uniformes en base a distintas teorías y
concepciones del criminal y sus actos. Desde ser personas genéticamente predeterminadas con nula
capacidad de elección si el crimen se halla incrustado en su ADN hasta penalizar toda conducta sin
importar las bases biológicas, personales o sociales. Por ello, para entender psicológicamente la
motivación del acto delictivo, además de la prueba pericial psiquiátrica, deben exigirse otras
valoraciones que se centren en factores sociales, ambientales, que hayan influido en el desarrollo de
la personalidad y que contribuyen sin duda alguna a que una persona pueda cometer en un momento
determinado un delito.
Según la fórmula del anterior Código Penal los trastornos de personalidad no encajaban en absoluto
en la consideración de “enajenación mental” y hacía difícil o imposible que se modificara su
imputabilidad por conductas inadaptadas o antisociales. Sin embargo, en el actual art.20.1.ª se ha
visto que no se introduce el término “enajenación” sino el concepto más amplio de “alteración” o
“anomalía”, por lo que se abre la consideración de los trastornos de personalidad como posible causa
de exención de responsabilidad. Ya existen antecedentes jurisprudenciales que los considera como
enajenación mental en grado de eximente incompleta. Cuanto menos, de atenuante analógica.
En los trastornos de la personalidad no existen por norma general alteraciones cognitivas, déficits
en la inteligencia, trastornos formales o del contenido del pensamiento, alteraciones
sensoperceptivas. Son personas con un raciocinio normal: comprenden, razonan, distinguen el bien
del mal y tienen un sentido claro de la realidad. En este aspecto, no deben afectar ni comprometer
la capacidad de conocer y comprender la naturaleza y alcance de sus actos. Pero en cuanto a si han
actuado conforme a dicha comprensión deberá considerarse la afectación de la afectividad, la vida
relacional, la incapacidad, congénita o adquirida, para mantener relaciones sociales adaptadas, tener
condicionada su acción. También si el acto fue impulsivo, irrefrenable o irresistible o si, por el
contrario, y a pesar de su trastorno de personalidad, era capaz de inhibir y controlar su conducta y
comportarse de manera diferente a como hizo.
Así, en la valoración de la imputabilidad de los trastornos de la personalidad se deberán analizar
no sólo factores psicológicos sino también sociales, ambientales, de la configuración de esa persona
en la sociedad: lo que ha recibido de ella y lo que se le puede exigir.
En general, hasta hace unos años, en la Jurisprudencia entorno a la trascendencia penal de los
trastornos de la personalidad ha predominado el criterio de irrelevancia. Si dicha personalidad tenía
manifestaciones graves o concurría con otros factores psíquicos como retraso mental, consumo de

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Trastornos de la personalidad

sustancias o alteraciones cerebrales, sí se admitía la atenuante analógica o la eximente incompleta


de enajenación mental. También ha existido algún caso raro de exculpación total como en las SSTS
de 6 de junio de 1981, 12 de junio de 1982 y 19 de diciembre de 1986 bajo supuestos en las dos
primeras de “neurosis irrefrenables que han generado impulsos irresistibles o irrefrenables” y en la
tercera de “neurosis incoercible que coexista con otras alteraciones cerebrales y llegue a generar
impulsos irresisistibles.”
Hoy en día las sentencias siguen sin ser unánimes. Por ejemplo la STS de 7 de febrero de 2006
desestima que los trastornos de personalidad per se justifiquen la inimputabilidad del sujeto:
“Igualmente ha señalado que los trastornos de la personalidad, como es el caso, son patrones
característicos del pensamiento, de los sentimientos y de las relaciones interpersonales que pueden
producir alteraciones funcionales o sufrimientos subjetivos en las personas y son susceptibles de
tratamiento (psicoterapia o fármacos) e incluso pueden constituir el primer signo de otras
alteraciones más graves (enfermedad neurológica), pero ello no quiere decir que la capacidad de
entender y querer del sujeto esté disminuida o alterada desde el punto de vista de la responsabilidad
penal, pues junto a la posible base funcional o patológica, hay que insistir, debe considerarse
normativamente la influencia que ello tiene en la imputabilidad del sujeto, y los trastornos de la
personalidad no han sido considerados en línea de principio por la Jurisprudencia como enfermedades
mentales que afecten a la capacidad de culpabilidad del mismo (S.T.S. 1074/02, 1841/02, 2006/02)”
Empero, la STS 14 de mayo de 2001 es un gran resumen, de lectura recomendada, que, tras
reflexionar históricamente sobre la imputabilidad de los trastornos de personalidad, acaba
concluyendo que los trastornos de personalidad, por tratarse de anomalías o alteraciones psíquicas,
son objeto de exención o atenuación de condena.

“Dentro de las anomalías psíquicas la relevancia que debe darse a los transtornos de la
personalidad en el terreno de la imputabilidad penal no puede responder a una regla general (S.T.S.
de 10 de febrero de 1989, entre otras). Para algunos un trastorno de personalidad no es propiamente
una enfermedad mental, aunque en cualquier caso si es una anomalía psíquica. Como señala la
doctrina psiquiátrica la manifestación esencial de un trastorno de personalidad es un patrón duradero
de conductas y experiencias internas que se desvía marcadamente de lo que cultural o socialmente
se espera de la persona, es decir de lo que constituye el patrón cultural de conducta, y que se
manifiesta en el área de la cognición, en el de la afectividad, en el del funcionamiento interpersonal
o en el del control de los impulsos (al menos en dos de dichas áreas). Se trata de un patrón de
conducta generalmente inflexible y desadaptativo en un amplio rango de situaciones personales y
sociales, que conduce a una perturbación clínicamente significativa o a un deterioro social,
ocupacional o de otras áreas del comportamiento. El patrón es estable y de larga duración y su
comienzo puede ser rastreado, por lo menos, desde la adolescencia o la adultez temprana. No puede
ser interpretado como una manifestación o consecuencia de otro trastorno mental y no se debe al

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Trastornos de la personalidad

efecto psicológico directo de una sustancia (por ejemplo drogas de abuso, medicación o exposición a
tóxicos), ni a una situación médica general (por ejemplo, trastorno craneal). Ordinariamente existen
criterios específicos de diagnóstico para cada trastorno de personalidad.

Como hemos señalado la relevancia de los trastornos de la personalidad en la imputabilidad no


responde a una regla general. Desde luego no cabe hablar de exención completa, pues no anulan el
conocimiento ni la voluntad. La doctrina jurisprudencial los ha considerado en ocasiones irrelevantes
por estimar que en el caso concreto no se encontraba afectada dicha capacidad de conocimiento y
voluntad, elementos básicos del juicio de imputabilidad, (Sentencias de 14 de abril de 1984, 13 de
junio de 1985, 16 de enero de 1987, u 11 de noviembre de 1988, entre las clásicas, o sentencias de
15 de febrero y 2 de octubre de 2000, entre las más recientes). Por lo general, sin embargo, los
trastornos de personalidad se han valorado penalmente como atenuantes analógicas (sentencias de
12 y 27 de marzo de 1985, 27 de enero, 1 de julio y 19 de diciembre de 1986, 6 de marzo de 1989 o
5 de noviembre de 1997). No faltan otras resoluciones en que trastornos de personalidad
especialmente graves, generalmente asociados a otras patologías, han sido valorados como eximentes
incompletas (sentencias de 10 y 25 de octubre y 14 de noviembre de 1984, 15 de mayo de 1985, 16
de abril, 9 de mayo, 8 de julio y 5 de diciembre de 1986, 15 de enero y 6 de febrero de 1987, 29 de
febrero o 22 de julio de 1988, o 16 de noviembre de 1999). En esta última se destaca como la
sustitución legal de la expresión "enajenación mental" por la de "anomalía o alteración psíquica"
permite ya, sin esfuerzo alguno, incluir en el ámbito de esta circunstancia modificativa de la
responsabilidad a los trastornos de la personalidad, sin necesidad de recurrir a la analogía. Si ya
antes parecía superada la vieja cuestión de la naturaleza morbosa o patológica de estos trastornos,
nadie puede discutir ahora que son, exactamente, "anomalías o alteraciones psíquicas" por lo que,
no deben continuar siendo presupuesto de la atenuante analógica que hoy aparece en el art. 21.6
del Código Penal. Las psicopatías no tienen "análoga significación" a las anomalías psíquicas sino que
literalmente lo son.”

Por resumir, y evidentemente que estudiando pormenorizadamente y atendiendo a la singularidad


única de cada caso, debería apreciarse la eximente incompleta en un trastorno de personalidad (sin
otra psicopatología acompañante) sólo si el delito guarda relación de sentido con el tipo de anomalía
de que se trate.

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Trastornos de la personalidad

V. RESUMEN

El concepto de personalidad puede resumirse en aquella interacción de factores


biopsicosociales que conforman el modo de ser, sentir, pensar y relacionarse de un individuo. Cada
persona tiene una serie de rasgos o características que le son propios y que le definen. No osbtante,
hay construcciones anómalas de personalidad, también llamados trastornos de personalidad.
Hablamos de trastorno cuando hay un número excesivo de rasgos de una determinada personalidad y
cuando estos rasgos son inflexibles, persistentes y desadaptativos, haciendo sufrir a quien los presenta
o bien éste haciendo sufrir a otros por presentarlos. Los trastornos de la personalidad clasificados en
la CIE 10 son: paranoide, esquizoide, antisocial, límite, histriónico, anancástico, ansioso y
dependiente. Además, el presente capítulo ha dedicado un apartado al trastorno narcisista y al sádico
ya que estos dos, junto con el paranoide, son los que se van a ver con mayor frecuencia implicados
en delitos de sangre, fuera aparte del antisocial, al que se reservará un tema específico. El resto
también tienen relevancia criminal pero mucho menor. El anancástico el que menos y, en el lado
contrario del crimen, como víctimas, son frecuentes que se vean envueltos el histriónico, ansioso y
dependiente.

En lo tocante a la imputabilidad de los trastornos de personalidad, de lo que menos puede


hablarse es de unanimidad. No obstante, con el actual código penal, que afortunadamente avanza
respecto de sólo legitimar la enajenación mental como causa de inimputabilidad como sucedía en el
pasado, los trastornos de personalidad entran dentro de las “anomalías o alteraciones psíquicas”
recogidas en el art.20.1.ª y tiende a aceptarse a nivel jurisprudencial que si el delito guarda relación
de sentido con el tipo de anomalía de que se trate, incluso en ausencia de otra psicopatología, puede
hablarse, no ya de atenuante analógica sino de eximente incompleta.

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Trastornos de la personalidad

VI. GLOSARIO

Trastorno caracterizado por un delirio crónico centrado en un único tema


con preservación, por lo general, de la personalidad y del resto de
Trastorno delirante funciones psíquicas. Los temas más habituales del delirio o paranoias son
crónico o paranoia la erotomanía, la megalomanía, la persecución, la celotipia y la
dismorfofobia

Fármaco antipsicótico, tranquilizante mayor, empleado mayormente en


el tratamiento de esquizofrenia pero usado también para otras
Neuroléptico
enfermedades como trastorno bipolar, depresión resistente o trastornos
de personalidad

Concepto dimanado del psicoanálisis que viene a significar la reacción


emocional que el paciente provoca en el terapeuta. La transferencia es
Contratransferencia
el fenómeno inverso: las emociones y fantasías que la actitud y los
señalamientos del terapeuta despiertan en el paciente

Es una tendencia incontrolable a relatar hechos o historias que son


producto de la fantasía y que llegan a ser creídas por quien las relata.
En ocasiones, el seudólogo puede reconocer la falsedad de sus relatos,
Seudología
(fantástica) pero los necesita por diversos motivos internos y se siente inclinado,
compulsivamente, a inventar nuevas historias. Aparece frecuentemente
en la histeria, el narcisismo y en los trastornos facticios

Idea, sentimiento o comportamiento que está en armonía con uno mismo,


que se toma como propio y aporta valor. En el lado opuesto está el
concepto de egodistónico, que son ideas, sentimientos o
Egosintónico comportamientos indeseables para el individuo pero irrefrenables. Un
claro ejemplo de esto son las ideas obsesivas. El paciente, a pesar de
concebir como anómalo y ajeno, por ejemplo, creer estar infectado, no
puede quitárselo de la cabeza ni refrenar el impulso para lavarse.

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Trastornos de la personalidad

VII. BIBLIOGRAFIA

• Bibliografía básica.

Carrasco, J.J. y Maza, J.M. (2010). Tratado de Psiquiatría Legal y Forense. Madrid: La Ley, 4ª ed.

Delgado, S. y Maza, J.M. (2013). Psiquiatría Legal y Forense. Madrid: Bosch, 1ª ed.

García Andrade, J.A. (2002). Psiquiatría criminal y forense. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces,
2ª ed.

Millon, T. (2003). Trastornos de la personalidad: Más allá del DSM-IV. Barcelona: Masson, 1ª ed.

• Bibliografía complementaria.

CIE 10. Trastornos mentales y del comportamiento: descripciones clínicas y pautas para el
diagnóstico. Madrid: Meditor; 1992

Mohíno, S., Pujol, A. e Idiáquez, I. (2010). “Valoración de la responsabilidad criminal por el tribunal
supremo en los trastornos de la personalidad.” Revista Española de Medicina Legal, 36(1), 21-22

Núñez, M.C. y López, M.J. (2009). “Psicopatología y delincuencia: Implicaciones en el concepto de


imputabilidad”. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 11, r2:1-r2:8.

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TEMA 2
Trastornos de la personalidad

VIII. ACTIVIDADES

1. ¿Cuándo puede hablarse de un trastorno de la personalidad?:

a) Cuando una persona padece varios trastornos mentales

b) Cuando una persona tiene un patrón de funcionamiento marcado por sus vivencias infantiles

c) Cuando una persona presenta rasgos inflexibles, persistentes y desadaptativos en cantidad


suficiente de uno o varios trastornos de personalidad clasificados como tales

d) Cuando una persona ha cometido varios crímenes

2. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es verdadera respecto de los trastornos de la personalidad en


la CIE-10?:

a) Se definen como alteraciones en la personalidad atribuibles a lesiones cerebrales

b) El trastorno narcisista de la personalidad está contemplado como tal trastorno de la personalidad

c) El trastorno sádico de la personalidad está contemplado como tal trastorno de la personalidad

d) Todas son verdaderas

3. Señale cuál de las siguientes afirmaciones respecto del trastorno paranoide de la personalidad es
incorrecta:

a) Dentro de sus características clínicas están la suspicacia, el recelo y la hostilidad

b) El trastorno paranoide puede agravarse por varias circunstancias, consumo de tóxicos entre ellas,
y dar lugar a episodios psicóticos y otra psicopatología grave

c) Entre los crímenes violentos más frecuentes que pueden cometer está el parricidio

d) En ciertas clasificaciones, el trastorno paranoide se conoce también como paranoia o trastorno


delirante crónico

4. Señale la correcta respecto de los siguientes trastornos de la personalidad:

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Trastornos de la personalidad

a) La conducta del esquizoide y del evitativo tiene ciertas similitudes

b) La expresión afectiva del esquizoide y el histriónico es muy similar

c) A pesar de llevar a cabo una buena exploración psicopatológica es muy difícil diferenciar un sujeto
paranoide de un esquizoide

d) Todas son correctas

5. ¿Cuál de las siguientes relaciones entre trastorno de personalidad y efecto por los tóxicos es
incorrecta?:

a) Trastorno esquizoide y consumo de opiáceos - Empeoramiento

b) Trastorno esquizoide y consumo de cannabis - Empeoramiento

c) Trastorno parnoide y consumo de cocaína - Empeoramiento

d) Todas son correctas

6. Respecto del trastorno borderline de la personalidad, señale la incorrecta:

a) Se trata de estructuras intermedias entre lo psicótico y lo neurótico

b) Se trata de personalidades con inteligencia límite

c) Son personas impulsivas, inestables e irreflexivas

d) Las consecuencias penales suelen ir mayormente asociadas a sus conductas explosivas e impulsivas

7. ¿Cuál de los siguientes sujetos es más probable que experimente empatía?:

a) Sádico

b) Narcisita

c) Esquizoide

d) Anancástico

8. Señale la falsa respecto del trastorno sádico:

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Trastornos de la personalidad

a) Son personas crueles, malévolas, dominantes y hostiles.

b) Obtienen placer causando sufrimiento y humillación

c) Son personas con la conciencia de realidad nublada por su trastorno y difícilmente diferencian lo
correcto de lo incorrecto

d) Todas son falsas

9. Señale la falsa respecto del trastorno sádico:

a) En gran parte de los casos debe considerarse este trastorno como eximente incompleta

b) Si por definición un sádico obtiene placer con el sufrimiento ajeno no puede actuar de otro modo
sino haciendo sufrir, por lo que estaríamos ante un caso de inimputabilidad

c) Hay jurisprudencia que señala que casi más importante que conocer la naturaleza del trastorno es
conocer la relación de causalidad de dicho trastorno con el hecho que se juzga.

d) Todas son falsas

10. Respecto de la imputabilidad en los trastornos de la personalidad señale la falsa:

a) Tiende a aceptarse a nivel jurisprudencial que si el delito guarda relación de sentido con el tipo de
anomalía de que se trate, incluso en ausencia de otra psicopatología, puede hablarse, no ya de
atenuante analógica sino de eximente incompleta

b) La Jurisprudencia es unánime en este sentido

c) Con el anterior código penal la supuesta inimputabilidad de los trastornos de la personalidad estaba
más en el aire y se tendía a desestimar. No como ahora, que, gracias a la introducción de “alteración
o anomalía psíquica” en el art.20.1.ª se da cabida a los trastornos de personalidad

d) Todas son correctas

RESPUESTAS CORRECTAS:

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TEMA 2
Trastornos de la personalidad

1. c

2. b

3. d

4. a

5. a

6. b

7. d

8. c

9. d

10. b

30

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