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1
La parte central de este capítulo se encuentra basada en un trabajo anterior:
VÍTOLO, ALFREDO M., Regulation and restriction of constitutional rights, a comparative
analysis, Tesis para la obtención de la Maestría en Derecho (LL.M.) en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Harvard, EE.UU., 1989.
2
Aún hoy en día, la discusión continúa, sino acerca de la libertad humana, sobre
los fundamentos y justificativos de la misma.
3
Como expresa la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, “we
hold these truths to be self evident”.
4
La constitución de los Estados Unidos de 1787 no incluyó una declaración de
derechos, procurando mantener el espacio de la libertad mediante las limitaciones al
poder: el sistema federal y la férrea separación de poderes. Esta omisión no se debió a la
creencia de sus artífices de que los ciudadanos no gozaran de ciertos derechos, sino que
fue el resultado de las diferencias de opinión acerca de los posibles efectos que dicha
incorporación podría acarrear. Mientras Jefferson y Madison aprobaban su inclusión
(Ver O’BRIEN, DAVID, Views from the bench, Seven Bridges Press, p. 215; LABUNSKI,
RICHARD, James Madison and the struggle for the Bill of Rights, Oxford University
Press, 2006), HAMILTON consideraba que las declaraciones de derechos no resultan
necesarias en un sistema constitucional, el cual “se funda por hipótesis, en el poder del
pueblo y se cumple por sus representantes y servidores inmediatos. Estrictamente
hablando, el pueblo no abandona nada en este caso, y como lo retiene todo, no necesita
reservarse ningún derecho en particular... Voy más lejos y afirmo que las declaraciones
de derechos, en el sentido y con la amplitud que se pretenden, no solo son innecesarias
en la Constitución proyectada, sino que resultarían hasta peligrosas” (H AMILTON,
ALEXANDER, El Federalista, Fondo de Cultura Económica, México, 1943, Nº 84).
5
Este fenómeno se repite hoy en día en el ámbito del derecho internacional de
los derechos humanos (Ver CARRIÓ, GENARO, Los Derechos Humanos y su protección,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1990).
6
Tanto la Constitución de los Estados Unidos como la nuestra, incluyen en sus
preámbulos, como objetivo de la norma constitucional, el “asegurar los beneficios de la
libertad”.
7
Paradójicamente, la jurisprudencia constitucional norteamericana, a pesar de
que la novena enmienda de su constitución que estipula “la enumeración de ciertos
derechos en la constitución no deberá ser entendida como negación o menosprecio de
otros retenidos por el pueblo”, y que fue la respuesta de James Madison (Ver Annals,
1st. Congress, 1st. Session, I, p. 456), a las dudas expuestas por Alexander Hamilton en
el número 84 de El Federalista (Ver nota 4), ha sido reacia a sostener la existencia de
derechos individuales que el gobierno deba reconocer, fuera de aquellos derechos
expresamente enumerados o de aquellos “derechos fundamentales [enraizados en] las
«tradiciones y en la conciencia colectiva de la comunidad»” y que no se encuentran
expresamente mencionados en las primeras ocho enmiendas” (Griswold v Connecticut,
voto concurrente del Justice Goldberg, 381 US 479 (1965)), expresión ésta de alcance
extremadamente ambiguo. Para una descripción de las posiciones sobre el tema,
recomendamos la obra de JOHN HART ELY, Democracy and Distrust (Harvard
University Press, Cambridge, 1980).
8
En el debate en la Convención del Estado de Buenos Aires que revisara la
constitución de 1853 se hizo referencia expresa a la imposibilidad de que una
constitución escrita enumerara la totalidad de los derechos individuales. Así, el dictamen
de la Comisión Revisora destacaba: “los derechos de los hombres que nacen de su propia
naturaleza, como los derechos de los pueblos que, conservando su independencia, se
federan con otros no pueden ser enumerados de una manera precisa. No obstante esa
deficiencia de la letra de la ley, ellos forman el derecho natural de los individuos y de
las sociedades, porque fluyen de la razón del género humano, del objeto mismo de la
reunión de los hombres en una comunión política y del fin que cada individuo tiene
derecho a alcanzar”. Más adelante agregaba: “Una declaración de derechos
intransmisibles de los pueblos y de los hombres, en un gobierno que consiste en
determinados poderes limitados por su naturaleza, no podía ni debía ser una perfecta
enumeración de los poderes y derechos reservados. Bastaba en todas cosas algún
ejemplo, la enumeración de determinados derechos reservados, sin que por esto todos
los derechos de los hombres y de los pueblos quedasen menos asegurados que si
estuviesen terminantemente designados en la Constitución: tarea imposible de llenarse
por los variados actos que pueden hacer aparecer derechos naturales, así en los
individuos como en la comunidad...” (RAVIGNANI, EMILIO, ob. cit., Tomo IV, p. 772).
Sobre el alcance de la cláusula de derechos implícitos en nuestro sistema constitucional,
ver VÍTOLO, ALFREDO
M., Regulation..., cit. Asimismo, ver KAUFMAN, GUSTAVO ARIEL, Sentido y vigencia del
artículo 33 de la Constitución Nacional (original en poder del autor).
9
CLAVERO, BARTOLOMÉ, ob. cit., p. 28.
10
Un ejemplo muy claro de la afirmación aristotélica lo encontramos en la
célebre novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe. El náufrago Robinson, solo en la isla
es, técnicamente, un hombre enteramente libre, limitado solamente por sus principios
morales. Sin embargo, esa libertad es meramente aparente, ya que Robinson no logra
actualizar todas sus potencias, al no tener con quién interactuar. La aparición en la isla
de un nuevo habitante, Viernes, obliga a Robinson a limitar su “libertad”, pero a la vez
le permite disfrutar de una libertad más plena al poder desarrollarse en plenitud como
ser humano.
11
Ercolano c/ Lanteri de Renshaw, FALLOS, 136:170.
12
Avico c/De la Pesa, FALLOS, 172:29. Acerca de los límites del poder de
reglamentación, ver §6 infra.
13
LINARES QUINTANA, SEGUNDO V., Tratado de la ciencia..., cit., Tomo 4, p.
127. En igual sentido, BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Derecho Constitucional, Tomo II,
Ediar, 1966, p. 103.
14
Ver también LOZADA, SALVADOR M., Instituciones de Derecho Público, p.
206; DIEZ, MIGUEL M., ob. cit.,Tomo IV, p. 26; y DROMI, JOSÉ R., Policia y Derecho,
ED 84, p. 789, poniendo el acento este último en los peligros de los derechos irrestrictos
“[el ejercicio ilimitado de los derechos] conduciría a un bellum omniun contra omnes”.
15
CN, art. 14.
16
WILLOUGHBY, WILLIAM, On the Constitution, (Ed. 1929), citado por BIDART
CAMPOS, GERMÁN J., Derecho Constitucional, cit., Tomo II, p. 549. Ver también TRIBE,
LAURENCE, American Constitutional Law, cit, p. 682: “Incluir actividades particulares
dentro de la definición constitucional de «libertad» o «propiedad» no significa otorgarle
a dichas actividades total inmunidad frente a la regulación o restricción gubernamental”.
17
COOLEY, THOMAS, General principles of Constitutional Law, 2da. Edición -
Traducción española, 1898, p. 299.
18
Gibbons v Ogden, 22 US (9 Wheat) 1, 203 (1824); Brown v Maryland, 25 US
(12 Wheat) 419 (1827).
19
61 Mass (7 Cush) 53, 85 (1851). Ver también Jacobson v Massachusetts 197
US 11, 29 (1904) declarando válida una ley de vacunación general.
20
291 US 502 (1934).
21
Id. p. 523.
22
US (14 Wheat) 419, 443 (1827): “El poder de determinar la remoción de
pólvora es una rama del poder de policía, que incuestionablemente permanece, y debe
permanecer, en los estados... No podemos afirmar que esta [ley] no pueda ser clasificada
dentro de las leyes de inspección. La remoción o destrucción de artículos infecciosos o
peligrosos es, indudablemente, un ejercicio de dicho poder, y constituye una excepción
expresa a la prohibición que estamos considerando”.
23
36 US (11 Pet) 102, 142 (1837).
24
Id. p. 141. “Los poderes de policía del estado no son ni más ni menos que los
poderes de gobierno inherentes a todo soberano dentro de sus dominios” (Taney, CJ)
License Cases 46 US 504, 582 (1847). Recuérdese que el federalismo norteamericano
fue precisamente uno de los medios a través de los cuales los convencionales
constituyentes procuraron restringir al gobierno federal en su capacidad de limitar los
derechos individuales.
26
LINARES QUINTANA, SEGUNDO V., Tratado de la ciencia..., cit., Tomo
4, p. 146.
27
“[El poder de policía] es, y así debe ser por su misma naturaleza,
imposible de una definición o limitación exacta” (Miller, J.) Slaughterhouses cases 83
US 36, 62 (1873).
“Existen ciertos poderes en la soberanía de cada estado de la Unión, algo llamado
poder de policía, cuya exacta descripción y limitación nunca han tratado los tribunales
de determinar” Lochner v New York 198 US 45, 53 (1905).
28
“Se ha intentado muchas veces en esta Corte y en otras partes definir el
poder de policía, pero nunca ello ha logrado éxito completo. Es siempre más fácil
determinar cuando un caso particular cae bajo el alcance de dicho poder que dar una
definición abstracta del poder mismo que sea precisa. Nadie niega, sin embargo, que
dicho poder se extiende a todas aquellas cuestiones que afectan la salud y moralidad
públicas” Stone v Mississippi 101 US 814, 818 (1879).
29
Se considera al poder de policía basado en la doctrina de que “cada
individuo debe usar y gozar de su propiedad en forma consistente con los derechos de
25
FREUND, ERNEST, The Police Power, ps. 3-6 (1904).
26
FALLOS, 179:54 (voto en disidencia de los Dres. Repetto y Linares).
27
FALLOS, 7:150.
28
BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Derecho Constitucional, cit., Tomo II, p. 544.
29
QUIROGA LAVIE, HUMBERTO, Derecho Constitucional, cit., p. 229.
30
GONZALEZ, JOAQUÍN V., ob. cit., p. 109.
31
OYHANARTE, JULIO, El caso “Bonfante” y la autolimitación de los jueces,
ED 57, p. 805. Ver también las definiciones que dan LINARES QUINTANA, SEGUNDO V.,
ob. cit., Tomo 4, p. 300; BIDART CAMPOS GERMÁN J., Derecho Constitucional, cit.,
Tomo II, p. 549; y MARIENHOFF, MIGUEL S., ob. cit., Tomo IV Nº 1515.
32
BIDART CAMPOS GERMÁN J., Derecho Constitucional, cit., Tomo II, p. 547.
33
GORDILLO, AGUSTÍN, ob. cit., Tomo 2, Cap. V.
34
La Corte Interamericana de DDHH ha seguido este mecanismo de análisis en
la causa Kimel c/Argentina §58, sentencia del 2 de mayo de 2008, Serie C No. 177.
35
Citado por ALDER, JOHN, ob. cit., p. 69. Ya ARISTÓTELES había expresado:
“es preferible que gobierne la ley que uno cualquiera de los ciudadanos, y según este
mismo principio, aun cuando sea mejor que gobiernen determinados hombres, ellos
deben ser designados como custodios de las leyes y como subordinados a ellas”
(ARISTÓTELES, Política, Cap. 11, Aguilar, 1964, p. 1475).
45
Si bien la mayoría de la doctrina es conteste en señalar al constitucionalismo
de los siglos XVIII y XIX como heredero directo de sus antecedentes medievales –y en
particular de la Carta Magna–, no podemos dejar de señalar que algunas escuelas critican
esta posición, afirmando el carácter típicamente feudal de la Carta Magna y la
imposibilidad, pues, de encontrar unidad estructural entre este documento y el
constitucionalismo moderno (Ver GARCÍA PELAYO, MANUEL, Derecho Constitucional
Comparado, Alianza Editorial, Madrid, 1999, ps. 249 y sigs). En esta postura se enrola,
por ejemplo, LOVELAND (LOVELAND, IAN, Constitutional Law, a critical introduction,
Butterworths, Londres, 1996, p. 32).
ideas alcanzarán su desarrollo más acabado a fines del siglo XVIII
con el surgimiento del constitucionalismo moderno cuyas premisas
esenciales, como expresa De Vergottini, consisten en “el
reconocimiento: a) de la igualdad y el derecho de las personas como
valores fundamentales, b) del principio organizativo de la separación
de poderes y c) de los límites jurídicos al poder político”37.
36
El artículo 14 de la Carta Magna, dando nacimiento al Parlamento, entendido
como reunión de los señores feudales, cuyo consentimiento es requerido para ciertos
actos del monarca, en particular para la función recaudatoria, establece: “Para obtener el
consentimiento general al establecimiento de un «auxilio» –salvo en los tres casos arriba
indicados– o de una «fonsadera» haremos convocar individualmente y por carta a los
arzobispos, obispos, abades, duques y barones principales. A quienes posean tierras
directamente de Nos haremos dirigir una convocatoria general, a través de los
corregidores y otros agentes, para que se reúnan un día determinado (que se anunciará
con cuarenta días, por lo menos, de antelación) y en un lugar señalado. Se hará constar
la causa de la convocatoria en todas las cartas de convocación. Cuando se haya enviado
una convocatoria, el negocio señalado para el día de la misma se tratará con arreglo a lo
que acuerden los presentes, aun cuando no hayan comparecido todos los que hubieren
sido convocados”. Ver también, GARCÍA PELAYO, MANUEL, ob. cit., p. 254. Este autor
señala que ya a principios del siglo XV los autores de la época se preocupaban en
diferenciar el régimen inglés, basado en la limitación del poder del monarca por el
Parlamento, del francés, en donde el poder del rey era discrecional y carente de toda
limitación.
37
DE VERGOTTINI, GIUSEPPE, ob. cit., p. 3.
38
DICEY (DICEY, A.V., Introduction a l’etude du droit constitutionnel, citado
por LINARES QUINTANA, Tratado de la ciencia..., cit., Tomo 4, p. 243), sostiene que el
principio de legalidad significa “la supremacía absoluta o predominio de la ley regular
opuesto a la influencia de lo arbitrario, de la prerrogativa, o aún de una gran autoridad
discrecional del gobierno... En este sentido, el reinado de la ley se opone a todos los
sistemas de gobierno por personas investidas de poderes amplios, arbitrarios o
discrecionales”.
39
En forma similar, el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos establece: “Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al
goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la misma, no pueden ser
aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el
propósito para el cual han sido establecidas”.
40
Ver Cap. 1, supra respecto de las razones que justifican la distinción entre ley
y reglamento administrativo.
41
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, OC-6/86 La expresión
«leyes» en el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
42
Ver Cap. 8, infra.
43
Así ocurre también, por ejemplo, en el sistema constitucional español, en
donde, como señala Rubio Llorente: “la reserva de ley no deja en libertad al legislador
para remitir al reglamento cualquier regulación, sino que le impone la obligación de
hacerla por sí mismo, y no tolera otras remisiones que aquéllas que restrinjan
efectivamente el ejercicio de esa potestad (reglamentaria) a un complemento de la
regulación legal que sea indispensable por motivos técnicos o para optimizar el
cumplimiento de las finalidades propuestas por la Constitución o por la propia Ley”
(RUBIO LLORENTE, FRANCISCO, La Configuración de los Derechos Fundamentales en
España, en la obra colectiva, Liber Amicorum, Héctor Fix-Zamudio, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Volumen II., pág. 1336).
44
Proyecto de Constitución de la Sociedad Patriótica, art.194.
45
Ver SAMPAY, ARTURO, La filosofía jurídica..., cit., p. 10. En realidad, y tal
como hemos expresado en páginas anteriores, los orígenes de este principio pueden
incluso remontarse hasta la Carta Magna de 1215.
46
BADENI, GREGORIO, Instituciones de Derecho Constitucional, Ad-Hoc, 1997,
p. 250.
47
SABSAY, DANIEL A., Comentario a la Opinión Consultiva 6, en la obra
colectiva Derechos Humanos – Corte Interamericana – Opiniones consultivas, textos
completos y comentarios, Ediciones Jurídicas Cuyo, Mendoza, 2000, Tomo 1, p. 427.
48
R. v Lord Chancellor ex parte Witham [1997], 2All ER 779.
49
“[E]l poder de policía es un atributo necesario e inherente a toda soberanía,
anterior a las leyes y no necesita ser concedido o reconocido por las constituciones
porque es inalienable” (CAMPBELL BLACK, Handbook on American Constitutional Law,
citado por GONZÁLEZ CALDERÓN, JUAN A., ob. cit., Tomo 3, p. 135).
50
Señala JENNINGS, en una muy citada frase: “el Parlamento (se refiere,
obviamente, al parlamento británico), puede legislar para todas las personas y en todos
los lugares. Si aprueba una ley declarando que es delito fumar en las calles de París,
fumar en las calles de París es un delito” (JENNINGS, SIR IVOR, The law and the
Constitution, citado por MARSHALL, GEOFFREY, Teoría Constitucional, Espasa
Universitaria, Madrid, 1982, p. 61). El surgimiento de la potestad parlamentaria en
Inglaterra en el siglo XIII es equivalente al fortalecimiento del poder real en la Europa
continental.
Como sostiene GARCÍA PELAYO: “la variación es primordialmente de titular, pero no de
calidad de poder: al igual que el monarca continental, el Parlamento se hizo supremo, no
ligado al derecho anterior, sino superior a él” (GARCÍA PELAYO, MANUEL, ob. cit., p.
250).
51
Como sostienen MURPHY, FLEMING y BARBER: “la noción de que los
individuos deben ser gobernados por aquellos que ellos mismos eligen a veces se mezcla
en forma grosera con la noción de que existen limitaciones críticas tanto en aquello que
los gobiernos pueden hacer –sin tener en cuenta cuán democráticamente hayan sido
elegidos– y en el modo en que ejercen sus legítimos poderes” (MURPHY, WALTER,
FLEMING, JAMES y BARBER, SOTIRIOS, American Constitutional Interpretation, The
Foundation Press, 2nd. Edition, Westbury, 1995, p. 41). Esto ha llevado a algunos
autores como ALDER a distinguir entre dos versiones del rule of law: la débil y la fuerte.
En virtud de la primera, se requiere “que el gobierno se rija por un conjunto de reglas
capaces de guiar la conducta de sus sujetos”, mientras que la versión “fuerte” (o “subs-
52
RAVIGNANI, EMILIO, Asambleas..., cit., Tomo IV, p. 842.
53
Ver nota 61, supra. BLACKSTONE, en sus Commentaries on the laws of
England, citando al célebre juez Coke, sostiene que el Parlamento “tiene autoridad
soberana e ilimitada para hacer, confirmar, ampliar, restringir, abrogar, revocar, revivir
y exponer las leyes concernientes a todos los asuntos que tengan una determinación
posible, ya sean eclesiásticos, o temporales, civiles, militares, marítimos o criminales:
siendo este lugar, adonde reside aquel poder despótico, absoluto, que en todos los
gobiernos tiene una existencia, reside en alguna parte, y le está confiado por la
Constitución de estos reinos. Todos los perjuicios y daños, acciones y remedios que
trascienden del curso ordinario de las leyes, están dentro del alcance de este
extraordinario tribunal. Puede reglamentar o modelar de nuevo la sucesión de la
Corona..., puede alterar la
54
Como expresa LOVELAND (ob. cit., p. 27): “¿cuál es el modo en que dicho
consenso debe expresarse?”.
55
En la presente explicación seguiré en lo esencial a MURPHY, FLEMING y
BARBER, ob. cit., Cap. 3, ps. 41 y sigs.
56
Id., p. 43. Esta fue, de algún modo, la premisa básica en la que se basaron los
constituyentes norteamericanos de 1787 al fundar la garantía de los derechos en el
sistema federal, procurando mantener el poder lo más cercano posible al pueblo”.
57
Su posición lo lleva a criticar la concepción tradicional de que la constitución
deba ser la norma fundamental y superior del ordenamiento jurídico, sosteniendo que
dicha concepción encierra “la inflación del derecho constitucional, su grandiosa
pretensión de considerarse «superior» –por ser «mejor»– que la ley ordinaria dictada por
individuos comunes. Como aquél que come crema agria, y como consecuencia de ello
se hincha, nosotros los constitucionalistas nos hemos alimentado del desdén por la
energía política de la gente común” (PARKER, RICHARD, Here the people rule (A
constitutional populist manifesto)), Harvard University Press, Cambridge, 1994, p. 66).
58
TRIBE, analizando el problema respecto de la primera enmienda de la
constitución norteamericana, desarrolla una explicación que puede ser expandida a los
61
Una ejemplificación gráfica que utilizo con mis alumnos de los cursos de
derecho constitucional y derechos humanos puede servir para ilustrar la idea que
pretendo transmitir: imaginemos la sociedad como una caja de paredes rígidas, llena de
globos. Dentro de la misma hay globos de diversas formas, tamaños y colores, todos
diferentes, pero a la vez iguales, en tanto todos participan de una misma naturaleza, la
de ser globos. Cada uno de esos globos compite por inflarse al máximo de sus
posibilidades y capacidades. No resulta posible –dado lo limitado del espacio– que todos
se inflen al máximo, ni resulta tampoco admisible otorgarle a cada uno una misma
cantidad de aire para su inflado, ya que la pequeña bombita de carnaval reventaría con
la cantidad que ni siquiera serviría para despegar las paredes de la gran piñata. La
constitución es pues, el instrumento regulador que determina, –procurando alcanzar el
óptimo paretiano– los parámetros para permitir el máximo inflado de todos los globos,
sin que tal inflado perjudique las capacidades de los restantes dentro de la caja.
62
LASALLE, FERNANDO DE, Qué es una Constitución, Ed. Siglo Veinte, Bs. As.
1964, p. 63.
63
Si bien como sostiene NINO (NINO, CARLOS, Fundamentos de Derecho
Constitucional, Ed. Astrea, § 12) en general las constituciones fundacionales presentan
un déficit democrático en virtud de las imperfecciones en la representatividad de los
constituyentes, generalmente surgidos como consecuencia de un proceso revolucionario,
65
Este principio lleva a EKMEKDJIÁN a sostener que “poder y libertad son
fenómenos sociales contradictorios, que tienden a anularse recíprocamente” y que por
ello “el meollo de la historia humana ha sido la búsqueda del delicado e inestable punto
de equilibrio entre ambas magnitudes”. Para este autor, con quien coincidimos, “el
objetivo fundamental de toda constitución formal ha sido el de proteger el espacio de la
libertad frente a los permanentes embates del poder que trata permanentemente de
reducirlo a su mínima expresión”, principio que lleva a la categoría de axioma del
derecho constitucional. Desde este punto de vista, “el fin último de la sociedad política
no es tanto la persecución de[l] bien común, sino el de hacer viables las condiciones
necesarias para el máximo desarrollo de la personalidad de cada uno de sus integrantes
en todos sus aspectos”. (EKMEKDJIÁN, MIGUEL ÁNGEL, Tratado de Derecho
Constitucional..., Tomo I, cit., ps. 5-8 y 32). En el mismo sentido, BOBBIO: “[la
democracia] une [al individuo] a cada uno de los otros hombres semejantes a él, a fin de
que, gracias a su unión artificial, la sociedad quede constituida no ya como un todo
orgánico, sino como una asociación de individuos libres” (BOBBIO, NORBERTO, El
Futuro de la Democracia, Plaza y Janes, Barcelona, 1985, p. 15).
66
En igual sentido, BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Tratado..., cit., Cap. I § 17:
“[E]l derecho constitucional depende también, porque es derecho, del contexto social o
de la infraestructura social subyacente, porque es en ese ámbito donde tiene radicación”.
67
GARCÍA PELAYO, MANUEL, ob. cit., ps. 33 y sigs.
68
Ver BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Tratado..., cit., Tomo IV, Cap. I, § 42: “El
sistema constitucional está abierto a un ambiente o entorno, desde el cual le ingresan
aportes –unos buenos y otros nocivos– y al cual en retorno le remite respuestas.
Sencillamente hay interacción, comunicación, retroalimentación entre el sistema y el
ambiente”.
69
Ver CARRIÓ, GENARO, ob. cit.; BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Dogmática
Constitucional de los Derechos Humanos, en Boletín de la AADC, Agosto de 1993. La
necesaria intervención del Estado como garantizadora de los derechos individuales y su
interrelación con éstos es destacada por BOBBIO en estos términos: “El estado liberal es
el presupuesto [ ] del estado democrático...[S]e necesitan ciertas libertades para el
correcto ejercicio del poder democrático [y] se necesita el poder democrático para
garantizar la existencia y persistencia de las libertades fundamentales” (BOBBIO,
NORBERTO, ob. cit., p. 23).
70
“El mantenimiento de ese delicado equilibrio es la más grande contribución
que el Poder Judicial debe prestar a la seguridad jurídica y al bienestar general, a fin de
evitar que la concentración o la confusión de competencias entre el Poder Ejecutivo de
tipo presidencial y el Poder Legislativo –que se sustenta como el anterior en el sufragio
popular– conduzca a un abuso o desborde de poder que, bajo la aparente intención de
una mayor eficacia en el logro del bienestar general, rompa con el ordenamiento jurídico
vigente, con prescindencia de la Constitución y de la democracia” (Cocchia, Jorge
c/Estado Nacional, FALLOS, 216:2624, disidencia de los Dres. Fayt y Belluscio).
71
Al respecto ALBERDI, previendo el enfrentamiento que se daría entre las
libertades individuales y la actuación del estado, prevenía los peligros de los abusos por
parte de los detentadores del poder, con estas palabras: “Es preciso que el derecho
administrativo no sea un medio falaz de eliminar o escamotear las libertades y garantías
constitucionales” (ALBERDI, JUAN BAUTISTA, Bases..., cit., p. 79).
72
BOBBIO, NORBERTO, ob. cit., p. 23.
73
BORK cuestiona el uso del concepto de “debido proceso sustantivo”, al cual
considera vago e inadmisible constitucionalmente: “cuando la constitución nada dice,
[nos encontramos a merced de las mayorías legislativas]. Ello no es otro modo de
describir el plan básico americano: la democracia representativa” (BORK, ROBERT, The
tempting of America, The political seduction of the law, The Free Press, New York,
1990, p. 48).
89
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., p. 595.
90
BIELSA, RAFAEL, Estudios de Derecho Público, Tomo IV, p. 2.
91
GRONDONA, MARIANO F., Reglamentación de Derechos
Constitucionales, Depalma, 1986, p. 99.
chos supone, pues, ejercicio de ese derecho. La pérdida de éste,
dispuesta por una ley reglamentaria, excede los límites conceptuales
de lo que ha de entenderse constitucionalmente por
reglamentación”74.
74
MARIENHOFF, MIGUEL S., ob. cit., Tomo IV, Nº 1606.
75
CORWIN, EDWARD, The basic doctrine of Constitutional Law, 12 Mich.
L.Rev., ps. 264-266 (1912).
76
“El poder de reglamentar no es un poder para destruír, y limitación no puede
equipararse a confiscación” Railroad Commission Cases, 116 US 307, 331 (1886).
77
BROWN, RAY A., Due Process, Police Powers and the Supreme Court, 40
HARV. L. REV. 943, 966 (1926).
78
PRITCHETT, C. HERMAN, Constitutional law of the Federal System, p. 222.
En el mismo sentido en nuestro país, ver Mercado del Centro, FALLOS, 3:468.
79
Ercolano c/Lantieri de Renshaw, FALLOS, 136:170.
80
Nebbia v New York 291 US 502, 524-25 (1934).
81
License Cases 46 US (5 How) 504, 589 (1847); Munn v Illinois (Field, J., voto
en disidencia) 94 US 113, 145-46 (1876); Patterson v Kentucky 97 US 501, 504 (1878):
“[E]l poder de policía se extiende al menos a la protección de la vida, salud o propiedad
de la comunidad frente al ejercicio dañoso de su derecho por cualquier ciudadano...”;
Empresa Plaza de Toros, FALLOS 7:150; Saladeros de Barracas, FALLOS 31:273: “[En
la protección de la salud pública, el estado] no solamente puede imponer [] nuevas
condiciones, sino retirar la autorización conferida si estas no se cumplen” y también que
83
FREUND, ERNEST, ob. cit., p. 7.
84
Esta teoría ha sido llamada laissez faire constitutionalism (ver, entre otros,
LINDSAY, MATTHEW J., In search of “laissez-faire constitutionalism”, 123 Harv. L.
Rev. F. 55 (2010).
85
En Slaughterhouse Cases 83 US 36, 62 (1873), Miller, J., citando un caso del
estado de Vermont, escribe: “[L]as personas y la propiedad se encuentran sujetos a todo
tipo de restricciones y cargas para asegurar el comfort general, la salud y la prosperidad
del estado. Sobre el derecho perfecto de la legislatura para obrar de este modo, no se han
hecho, y sobre las bases establecidas, jamás podrán ser hechas en cuanto se refiere a las
personas físicas”; Bacon v Walker 204 US 311, 318 (1907): “[El poder de policía] no se
encuentra limitado a la supresión de lo que es ofensivo, causante de desorden o insalubre.
Se extiende al manejo de aquellas condiciones existentes en los estados para obtener de
ellos el máximo bienestar de sus habitantes”; Noble State Bank v Haskell 219 US 104,
111 (1911); Day Brite Lighting 342 US 421, 424 (1952): “El poder de policía no se
encuentra confinado a una categoría limitada [tales como la salubridad y la moralidad];
se extiende a todas las grandes necesidades públicas”. Debemos destacar que a pesar de
que la doctrina es denominada “norteamericana”, la Corte Suprema de Justicia de nuestro
país, ya en 1866 había utilizado el concepto de “bienestar general” para admitir la
restricción de los derechos, al sentenciar un caso sobre zonificación y libertad de
comercio: “si bien [la Constitución Nacional] en su artículo 14 declara el principio de la
libertad de toda industria lícita, esto no importa la inhibición de reglamentar su ejercicio,
y aun limitarlo por causas de utilidad general” (Mercado del Centro, FALLOS, 3:468).
86
FREUND, ERNEST., ob. cit., p. 416.
87
Idem. En Argentina, un razonamiento similar fue realizado, aún con
anterioridad a FREUND, por ESTRADA: “Observaré que tales leyes [aquellas regulando
las horas de trabajo y los salarios mínimos] no existen ni son pedidas sino en lugares
determinados, en que el desarrollo industrial y fenómenos peculiares como la sustitución
del trabajo manual por las máquinas, u otros análogos, han creado circunstancias
económicas especialísimas, de donde se siguen contratos desiguales e injusticias
flagrantes que la ley corrige amparando al débil, cuyos derechos naturales agravia el
fuerte auxiliado por el hambre de los pobres, por la humillación y las lágrimas de muchas
existencias precarias, tan duramente tratadas a veces por la suerte que dudan de la
Providencia cuando le piden «el pan nuestro de cada día». Mientras la necesidad no urge,
y la lucha entre la miseria y la codicia no se ha revelado, todas las sociedades se abstienen
ellas ofenden. La manufactura no puede aplastar la vida” (ESTRADA, JOSÉ MANUEL, ob.
cit., Tomo 3, p. 312).
88
FALLOS, 136:170. La disidencia de Bermejo se basa en el carácter
absolutamente liberal en que se fundaría la constitución: “nuestra Constitución, que en
su preámbulo se propuso asegurar los beneficios de la libertad civil, y en su artículo 33
mantiene explícitos los derechos y garantías derivados del principio de la soberanía del
pueblo y la forma republicana de gobierno, no admite la subordinación absoluta del
individuo a la sociedad, y desecha la idea de un bienestar general adquirido a expensas
del derecho y de la libertad individual que, en definitiva, conducirán seguramente a un
bienestar social más perfecto, no obstante transitorias perturbaciones”. Las críticas
formuladas por los autores a la adopción de ese criterio amplio se fundan, en su mayoría,
en el hecho de que nuestra Corte Suprema no adoptó las salvaguardias utilizadas en los
Estados Unidos, y por la amplitud otorgada al concepto de “interés público” (Ver en
general, EKMEKDJIAN, MIGUEL ANGEL, Temas..., cit., Cap. 1). Otros autores critican la
adopción misma del criterio. Así, GRONDONA, quien escribe: “La sola mención de servir
al interés de la comunidad o de la colectividad no vicia la reglamentación en cuestión,
sino que es el contenido del concepto de interés comunitario y la amplitud de los medios
de los cuales la legislación puede servirse los que lo hacen. [P]ara la Constitución, el
interés comunitario es que exista la mayor cantidad de derechos posible, en igualdad
ante la ley. Y el gobierno debe servir este interés por medio de reglamentaciones que
aumenten o protejan los derechos... La Corte Suprema, [al llevar el contenido del artículo
28 de la Constitución al ámbito de lo colectivo], lo saca de contexto, apartándose de la
defensa de los derechos individuales, pues es claro que cuando el
89
/02/2011 01:20:00 p.m.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 144
divinidad terrenal a la cual se le ofrendan, asiduamente, los derechos individuales”
(Idem, ps. 5, 143).
109
GRONDONA, ob. cit., p. 148.
las principales diferencias entre los Estados Unidos, Europa y la
Argentina, como lo analizaremos a continuación.
90
Coincidimos en este punto con la definición que realiza EKMEKDJIÁN,
conforme la cual los derechos no son sino la cobertura jurídica de los valores
(EKMEKDJIAN, MIGUEL A., Tratado, cit., Tomo I, p. 476.
91
Ver en general, EKMEKDJIAN, MIGUEL A., Tratado, Tomo I, ps. 475 y sigs;
MURPHY, WALTER y PRITCHETT, C. HERMAN, Courts, judges and politics.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 145
prácticamente sin variantes hasta nuestros días 92 . El uso por el
máximo tribunal de este criterio contemporizador resulta fundamental
para analizar y comprender la tendencia unívoca seguida al
determinar los límites admitidos a las reglamentaciones, tal como lo
discutiremos infra.
otros intereses”; Cuello, FALLOS, 255:293; Riego Rivas, FALLOS, 258:267; Dri
c/Gobierno Nacional, FALLOS, 264:94. Comparar con Cía Swift de la Plata c/Fisco
Nacional, FALLOS, 171:348: “La medida de los intereses y principios de carácter público
a tutelar, determinará la medida de las regulaciones en cada caso”; Ponzetti de Balbín
c/Editorial Atlántida, FALLOS, 306:1892, sacrificando la libertad de prensa frente al
derecho a la privacidad y a la dignidad.
113
Para una descripción y crítica del balancing test, ver MICHELMAN,
FRANK, Property, Utility and Fairness - Comments on the ethical foundations of “just
compensation” law, 80 HARV. L. REV. 1165, 1193-96 (1967).
92
Nougués, FALLOS, 98:52: “la reglamentación a que se refiere el artículo 14
no puede tener otro objeto que facilitar el ejercicio de los derechos y coordinarlos con
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 146
114
“La elección por los tribunales de ciertos valores constitucionales por
encima de otros, importa necesariamente alterar la escala de valores de la sociedad
misma, en tanto esa elección establece por sí misma prioridades entre valores
contrapuestos y, más aún constituye una decisión acerca del contenido mismo de dichos
valores” (TRIBE, LAURENCE, Constitutional Calculus..., cit.).
Como mencionáramos previamente en este capítulo, la Corte
Suprema de nuestro país adoptó el concepto amplio de poder de
policía en el caso Ercolano115, incorporando por primera vez los
derechos económicos a la Constitución116. Sin embargo, al adoptar
este nuevo criterio, la Corte fue extremadamente cauta, consciente de
los riesgos que la interpretación amplia poseía93. Hasta entonces, en
la Corte prevalecían las ideas de su célebre presidente Antonio
Bermejo, para quien: “para ser lícitas las leyes deberán «mantener
incólume y en su integridad» el derecho reglamentado”, o sea que no
podían “degradarlo ni mucho menos extinguirlo en todo o en parte”94.
En Ercolano, la Corte para admitir la restricción, (en el caso se
discutía la constitucionalidad de una ley que congelaba los alquileres
115
FALLOS, 136:170.
116
La protección del bienestar general ha sido desde aquella decisión, la
prin-cipal razón utilizada por la Corte para admitir la restricción a los derechos de
propiedad y libertad. Al declarar válida una ley que establecía indemnizaciones por
despido. la Corte dijo: “no se puede decir que la obligación para los patrones de
indemnizar al obrero, en determinadas condiciones, en virtud del contrato de empleo,
sea contrario al derecho de contratar ni importe una violación al derecho de propiedad.
De otra manera, toda la legislación dictada al amparo de la Constitución, como un
requerimiento de las necesidades sociales, padecería del mismo vicio” (Quinteros c/Cia.
de Tranvias AngloArgentina, FALLOS, 179:113). En similar sentido: Rusich, FALLOS,
181:210 (admitiendo la validez de la obligatoriedad de otorgar vacaciones pagas para los
93
“Hay restricciones a la propiedad y a las actividades individuales cuya
legitimidad no puede discutirse en principio, sino en su extensión. Tales son las que se
proponen asegurar el orden, la salud, y la moralidad colectivas; y hay asimismo otras
limitaciones como son las que tienden a proteger los intereses económicos, que no
pueden aceptarse sin un cuidadoso examen, porque podrían contrariar los principios de
libertad económica y de individualismo profesados por la Constitución” (Ercolano,
FALLOS, 136:170).
94
OYHANARTE, JULIO, ob. cit. En su opinión en disidencia en Ercolano,
Bermejo rechaza la idea de un poder de policía amplio: “Nuestra Constitución, que en
su preámbulo se propuso asegurar los beneficios de la libertad civil, y en su artículo 33
mantiene explícitamente los derechos y garantías derivados del principio de la soberanía
del pueblo y de la forma republicana de gobierno, no admite la subordinación absoluta
del individuo a la sociedad y desecha la idea de un bienestar general adquirido a expensas
del derecho y de la libertad individual”. (Ercolano, FALLOS, 136:170).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 147
obreros); Cía. Eléctrica Corrientes, FALLOS, 201:432; Castellano, FALLOS, 208:430;
Cine Callao, FALLOS, 247:121; Roldán, FALLOS, 250:46, declarando válida la obligación
de pagar cargas familiares basándose en principios de justicia social; Cavic, FALLOS,
277:147; Brunella de Wieser, FALLOS, 289:67; Córdoba Cía. Argentina de Seguros,
FALLOS, 295:552, entre otros.
de las viviendas, requirió la existencia de: a) un “interés público
intenso” que hiciera necesaria la intervención estatal; b) una situación
monopólica que impidiere “la acción eficiente del regulador común,
es decir la competencia”; y c) que la restricción no durase más allá de
lo estrictamente necesario95. Cuando la situación de emergencia no
fue probada, la Corte declaró inconstitucional la ley, realizando al
mismo tiempo una fuerte crítica de la teoría que en este trabajo hemos
llamado de la “democracia representativa”96.
95
“Llegándose a este punto extremo, la protección de los intereses económicos
constituye para el estado una obligación de carácter tan primario y tan ineludible como
lo es la defensa de la seguridad, de la salud y de la moralidad. Ya no se trata de obtener
simples ventajas o conveniencias para el público, sino de salvaguardar los intereses
supremos de la comunidad, amenazados por el aprovechamiento abusivo de una
situación excepcional... La concurrencia de estos dos elementos, interés público intenso
y monopolio, plantea un conflicto entre el derecho del particular que pretende usar
libremente de su propiedad y el interés de evitar los graves males que podría acarrear a
la sociedad el abuso de esa libertad” (idem, p. 264). Nótese la similitud del mecanismo
de análisis utilizado por nuestra Corte Suprema en este fallo con la teoría del escrutinio
estricto utilizada por la jurisprudencia norteamericana para la protección de derechos
fundamentales (ver infra, §6.5.).
96
Horta c/Harguindeguy, FALLOS, 137:47: “La doctrina de la omnipotencia
legislativa que se pretende fundar en una presunta voluntad de la mayoría del pueblo, es
insostenible dentro de un sistema de gobierno cuya esencia es la limitación de los
poderes de los distintos órganos y la supremacía de la Constitución. Si el pueblo de la
Nación quisiera dar al Congreso atribuciones más extensas que las que ya le ha otorgado
o suprimir alguna de las limitaciones que le ha impuesto, lo haría en la única forma que
él mismo ha establecido al sancionar el artículo 30 de la Constitución”.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 148
a fin de asegurar el bienestar general, cumpliendo así, por medio de
la legislación, los elevados propósitos expresados en el preámbulo”97.
97
FALLOS, 172:29.
98
Ver supra.
99
FALLOS, 172:291.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 149
constitucionales, sino de mantener el imperio de las facultades
legislativas que son indispensables para armonizar las garantías
individuales con las conveniencias generales, de manera de impedir
que lleguen a ser dañosos para la comunidad”124.
124
Idem.
125
Inchauspe, FALLOS, 199:483; Martini e Hijos, FALLOS, 200:450 en
donde la doctrina fue llevada a un extremo al convalidar la Corte una multa contra
un comerciante minorista por vender por sobre el precio máximo establecido, aun
frente a la prueba de que dicho precio era inferior al costo; Cine Callao, FALLOS,
247:121; Cavic, FALLOS, 277:147; Medaglia, FALLOS, 292:517. En la década de los
noventa, el criterio deferente se vio reforzado, aun frente a restricciones de
100
El dictamen del Procurador General Sebastián Soler en el caso Cine Callao,
FALLOS, 247:121, se refiere a los peligros creados por la desviación de poder, aun cuando
los motivos esgrimidos por el gobierno sean buenos: “No se halla en tela de juicio la
generosidad del propósito perseguido por la ley; lo que se cuestiona es la
constitucionalidad del medio empleado para lograrlo. Si la autoridad estima que ese
propósito debe cumplirse, tiene a su alcance para ello atribuciones indiscutibles... pero
lo que no puede es sustituir esas atribuciones por otras de las que carece: la de exigir que
aquél propósito lo realice un grupo determinado imponiéndole al efecto las obligaciones
del caso mediante el ejercicio de un poder de policía que, así ejercido, recuerda
conceptos de Campbell Black y del Justicia Brewer: «ese poder de policía tan fácilmente
pervertido hasta el extremo de convertirlo en un peligro para los derechos y la libertad»
que «ha llegado a ser el refugio de todo atentado a la autoridad»... [En esos casos] el
estado de derecho queda [] suplantado por el caos de hecho. Desaparece la estabilidad
jurídica y el pueblo, única fuente de soberanía, advierte, cuando es tarde, que la ha ido
depositando paulatina y gradualmente en manos de quien detenta el poder”. Ver también
el voto en disidencia del Ministro de la Corte Suprema Dr. Boffi Boggero en el mismo
caso: “Una cosa es sancionar leyes para cumplir con los elevados propósitos enunciados
por el Poder Legislativo y una muy otra es hacerlo, sea a título de «poder de policía», de
criterio evolucionado acerca de la libertad de comercio, de carga pública o del «bienestar
general» señalado por el Preámbulo, trasgrediendo derechos fundamentales como el de
propiedad, ejercicio del comercio y libertad de contratar”.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 150
derechos dictadas por el Poder Ejecutivo por razones de “necesidad y urgencia”
(ver, p. ej., Peralta, FALLOS, 313:1513; Cocchia, Jorge, FALLOS, 216:2624, entre
otros). Ver, Cap. 8, infra.
vidad del Congreso, especialmente en aquellos casos en que
consideró que la reglamentación había ido demasiado lejos127.
127
Cadagan, FALLOS, 173:65: “La facultad de regulación económica derivada
del poder de policía... debe ejercerse con mesura y fundamentos, conciliando los
derechos de la sociedad con las garantías constitucionales...”; Saltamartina, FALLOS,
176:22; Fernandez Arias c/Poggio, FALLOS, 247:646: “Es falsa y tiene que ser desechada
la idea que la prosperidad general... constituye un fin cuya realización autoriza a afectar
los derechos humanos o la integridad del sistema institucional vigente... El desarrollo y
el progreso no son incompatibles con la cabal observancia de los arts. 1 y 28 de la
Constitución, sino que por el contrario, deben integrarse con éstos, de modo tal que la
expansión de las fuerzas materiales y el correlativo mejoramiento económico de la
comunidad sean posibles sin desmedro de las libertades y con plena sujeción a las formas
de gobierno dispuestas por la ley fundamental. Porque para esas normas y esa conciencia,
tan censurables son los regímenes políticos que niegan el bienestar a los hombres, como
los que pretenden edificarlo sobre el desprecio o el quebranto de las instituciones.”;
Muñiz Barreto de Álzaga, FALLOS, 270:374; Los Pinos S.A. c/Municipalidad de la
101
BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Derecho Constitucional, cit., Tomo II, p. 551.
La Eléctrica del Norte, FALLOS, 179:54 (Voto en disidencia de los Ministros Repetto y
Linares); Inchauspe, FALLOS, 199:483; Ramos Más, FALLOS, 198:111; Rabinovich,
FALLOS, 217:468; Borelli, FALLOS, 243:449; Cine Callao, FALLOS, 247:121; Souto,
FALLOS, 253:478: “En cuanto [las leyes reglamentarias de derechos constitucionales]
sean razonables, sus disposiciones serán también obligatorias e insusceptibles de tacha
constitucional.”; Martinoli Suc., FALLOS, 305:831.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 151
Capital, FALLOS 293:617: “El poder de policía no obstante la amplitud de sus
atribuciones para establecer restricciones al dominio privado en miras del interés
general... encuentra limitaciones naturales en los derechos a la libertad y a la propiedad.”
cuestionada por violar el principio de igualdad ante la ley102: “Las
distinciones [que el legislador] establezca entre supuestos que estime
distintos son valederas en tanto no sean arbitrarias, es decir, no
obedezcan a propósitos de injusta persecución o indebido beneficio
sino una objetiva razón de discriminación, así sea su fundamento
opinable. De donde se sigue que la “razonabilidad” en las
discriminaciones legales que se dispongan, es la pauta más importante
para su admisión sin menoscabo de la garantía constitucional que se
analiza... [La discriminación] debe responder siempre a definidas
pautas objetivas y contener, para su validez frente a la garantía
constitucional de la igualdad, una intrínseca caracterización de
generalidad, de modo tal que no se niegue a unos lo que se concede a
otros en igualdad de situaciones”103.
102
CN, art. 16: “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre ni de
nacimiento; no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes
son iguales ante la ley...”
103
Muñiz Barreto de Alzaga, FALLOS 270:374. La Corte Suprema, ya desde sus
primeras decisiones definió los alcances de la cláusula de igualdad: “La verdadera
igualdad consiste en aplicar la ley según las diferencias constitutivas de ellos”
(Guillermo Olivar, FALLOS, 16:118).
104
Cine Callao, FALLOS, 247:121; Martinoli, Suc., FALLOS, 305:831.
105
Nebbia v New York 291 US 502 (1934).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 152
proporcionado a los fines que se procura alcanzar con ella”106. En
Rabinovich requirió también que la reglamentación para ser válida,
fuera “eficiente al fin requerido”134. Finalmente, en algunos casos
incluyó como requisito la demostración de la inexistencia de
iniquidad manifiesta135.
106
Inchauspe, FALLOS, 199:483. En forma similar, y poniendo el énfasis en los
criterios valorativos, se ha expresado GARCÍA BELSUNCE, para quien “lo razonable es
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 153
lo axiológicamente válido según las circunstancias del caso, es decir, aquello justo”
(GARCÍA BELSUNCE, HORACIO, Garantías Constitucionales, Abeledo Perrot, 1984, p.
100).
134
Rabinovich, FALLOS 217:468.
135
Idem; Martinoli, Suc., FALLOS, 305:831.
136
Orofino, FALLOS, 268:166.
137
Medaglia, FALLOS, 292:517.
138
Bonfante, FALLOS, 288:325; Linck, FALLOS, 294:383.
El contenido del concepto de razonabilidad fue sistematizado
posteriormente por Oyhanarte: “El artículo 28 [de la Constitución
Nacional] se interpreta hoy en el sentido que los actos estatales, para
ser válidos, tienen que ser razonables, lo cual, en orden al poder de
policía, significa que deben satisfacer cuatro requisitos: a) fin público;
b) circunstancias justificantes; c) proporcionalidad entre el medio
empleado y el fin perseguido; d) falta de iniquidad manifiesta”107.
107
OYHANARTE, JULIO, ob. cit.
108
Ver infra.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 154
§6.5. El análisis en los Estados Unidos
109
“Por más de medio siglo (1890-1937), los jueces consideraron el derecho a
adquirir, usar y disponer de su propiedad, incluyendo la propiedad que uno posee sobre
su propio trabajo, como el derecho fundamental e interpretaron la teoría económica del
laissez faire en la Constitución. Durante gran parte de aquella época, la supremacía
judicial fue una realidad, y el debido proceso sustantivo sostuvo que ciertas formas de
libertad eran tan fundamentales que el gobierno no podía limitarlas por ningún medio
(procedimiento), cualquiera que este fuere... A partir de 1937, la Corte desvió su atención
a otros derechos distintos que aquellos de propiedad y de la libertad de contratación”
(MURPHY, FLEMING y BARBER, ob. cit., ps. 930-31). Ver también LINDSAY, MATTHEW
J., ob. cit. en n. 102, supra.
110
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., p. 568. En Lochner,
198 US 45 (1905), la Corte expresó: “El acto debe poseer una relación más directa, como
de medio a fin, y el fin en sí mismo debe ser apropiado y legítimo, antes de que el acto
pueda ser considerado válido si interfiere con el derecho general de un individuo de ser
libre en su persona y en su poder de contratar respecto de su propio trabajo”.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 155
142
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional law, cit., p. 571. “[L]a “era
Lochner” [] sólo puede ser caracterizada con gran prudencia... Si bien la Corte Suprema
invalidó mucha legislación estatal y federal entre 1897 y 1937, en realidad son más las
leyes que sobrevivieron a los ataques fundados en violaciones al debido proceso que
aquellas que sucumbieron frente a él... No obstante, resultaría acertado concluir que
durante este período, la Suprema Corte estuvo bastante dispuesta –ciertamente más
dispuesta que lo que había estado en ninguna otra oportunidad– escudriñar e invalidar
reglamentaciones económicas de conformidad con la cláusula del debido proceso”
(idem, ps. 567-568).
reglamentación era inconstitucional145, y sólo la prueba de un interés
público compulsivo (compelling state interest), podía transformar
aquella en válida146.
Ver también: Adair v US 208 US 161 (1908) y Coppage v Kansas 236 US 1 (1915) en
donde se sostuvo la validez de contratos de trabajo que restringían la posibilidad de
afiliación gremial (yellow dog contracts); Adkins v Children´s Hospital 261 US 525, 554
(1923) invalidando una norma sobre salario mínimo.
145
“[L]a devoción mayoritaria a la libertad de contratación [en los primeros
años del siglo XX] llevó típicamente a denegar la legitimidad de legislación paternalista.
Dichas leyes eran «disturbios a la igualdad de derechos»; muchas «inequidades de
fortuna» eran «legítimas» consecuencias del sistema económico, más allá del alcance de
las legislaturas” (GUNTHER, GERALD, The Supreme Court, 1971 Term. Foreword: In
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 156
Search of evolving doctrine on a changing Court: A model for a newer equal protection,
86 HARV. L. REV. 1, 42 (1972)).
146
Muller v Oregon 208 US 412, 421 (1908) sosteniendo la validez de una
ley regulando el número máximo de horas que una mujer podía trabajar basándose en
que “madres saludables son esenciales para el nacimiento de hijos vigorosos, [por lo que]
la salud física de las madres se transforma en objeto de interés público y requiere de
cuidados para preservar le salud y vigor de la raza”; Block v Hirsch 256 US 135 (1921)
convalidando una ley congelando los alquileres de los departamentos, basado en la
existencia de un monopolio virtual y del interés público.
147
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., p. 578.
Loan Asso. v Blaisdell148 y en Nebbia v New York149 muestran el
comienzo de esta nueva tendencia, la que fuera formalmente adoptada
en West Coast Hotel v Parrish150 en donde, para convalidar una
reglamentación sólo se requirió “razonabilidad”. La Corte Suprema
ha mantenido este deferente nivel de escrutinio en el área de la
reglamentación de derechos económicos hasta nuestros días 151.
148
290 US 398 (1933).
149
291 US 502, 537 (1934): “Un Estado se encuentra libre de adoptar
cualquier política económica que considere razonablemente promotora del bienestar
general y de poner en ejecución dicha medida mediante legislación adaptada a aquel
propósito... Si la legislación aprobada es vista como razonablemente relacionada con un
correcto propósito legislativo, y no resulta arbitraria ni discriminatoria, los
requerimientos de debido proceso se encuentran satisfechos.”
150
300 US 379, 391 (1937): “La libertad protegida [en la Constitución] es
la libertad en la organización social, la cual requiere la protección de la ley contra los
males que amenazan la salud, seguridad, moralidad y bienestar de la población. La
libertad de la Constitución se encuentra por lo tanto sujeta a las restricciones del debido
proceso y a las reglamentaciones que sean razonables en relación con su objeto y sean
adoptadas en interes del debido proceso comunitario.”
151
So. Ca. St. Highway Dept. 303 US 177, 190 (1938); Carolene Products
304 US 144, 152 (1938); W. Va. Bd. Of Education v Barnette (Dictum) 319 US 624
(1943); Dandridge v Williams 397 US 471. Comp. con Allied Struc. Steel v Spannaus
438 US 234 (1978): “Si la cláusula de libertad de contratación aun mantiene significado,
debe ser comprendida como imponiendo límites al poder del estado para restringir
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 157
relaciones contractuales existentes, incluso en el caso del ejercicio del legítimo poder de
policía. La existencia y naturaleza de dichos límites fueron claramente indicados por esta
Corte en una serie de casos... En primer lugar, las legislaturas estaduales [deben declarar]
la existencia de una emergencia. En segundo término la ley debe ser dictada con el
propósito de proteger valores sociales básicos y no para favorecer a un grupo
determinado. En tercer lugar el remedio [debe encontrarse] apropiadamente limitado a
la situación de emergencia... Cuarto, las condiciones impuestas deben encontrarse
limitadas a la duración de la emergencia”. Ver TRIBE, LAURENCE, American
Constitutional Law, cit., ps. 621-22; BAKER, Has the Contract Clause Counter-
Revolution Halted?, 12 HAST. CONST. L.Q. 71,87 (1984).
esta nueva teoría sostenía que el gobierno, y en especial el gobierno
federal, poseía una obligación positiva de reglamentar la economía,
teniendo al mismo tiempo como deber proteger no sólo los derechos
enumerados en la Constitución, sino también aquellos derechos,
como aquel a percibir un salario mínimo y una educación decente,
que hicieran posible el uso fructífero de aquellos derechos
mencionados en la Constitución”111.
111
MURPHY y PRITCHETT, cit., p. 40.
112
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit. p. 408; Baldwin v GAF
Seelig 294 US 511,527 (1935); Dean Milk v Madison 340 US 349,354 (1951); Ver
también MALTZ, E. M., How much regulation is too much? - An examination of
Commerce Clause jurisprudence, 50 G. WASH. L. REV. 47 (1981).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 158
invalidez por el mismo método. Si este fuera un test adecuado, Gallup
sería mucho mejor juez que Marshall”113.
113
WORMUTH, F. D., The impact of economic legislation upon the Supreme
Court, 6 JOU. OF PUB. L. 296,302 (1957).
114
Mosley, 408 US 592 (1972).
115
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., p. 792.
157
Idem ps. 831, 832.
116
Nótese que esta posición no es sino, en el área de derechos “fundamentales”,
un retorno a los principios sostenidos durante la “Era Lochner”.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 159
que pongan en peligro intereses supremos, dan ocasión a una
limitación admisible”117.
117
374 US 398, 406 (1972).
118
Schenck v US, 249 US 47,52 (1918); W. Va. Bd. of Education v Barnette,
319 US 624 (1943); Chaplinsky, 315 US 568 (1942) (Palabras capaces de crear pelea
(Fighting words); Miller v California, 413 US 515 (1973); Roth, 354 US 476 (1957)
(Obscenidad).
119
US v O´Brien, 391 US 367,377 (1967).
120
Sherbert v Verner, 374 US 398,407 (1962); O´Brien, 391 US 367,381 (1967);
Los Angeles v Taxpayers for Vincent, 466 US 789 (1984). Sobre las dificultades creadas
por el uso del criterio de la “alternativa menos restrictiva”, ver NOTE, Less drastic means
and the First Amendment, 78 YALE L. JOU. 464 (1964). Ver también WORMUTH &
MIRKIN, The doctrine of the reasonable alternative, 9 UTAH L. REV. 254, 305-07 (1964).
121
US 144, nota 4 (1938): “Cuando la legislación cae claramente dentro de la
órbita de una prohibición específica de la Constitución, tal como, por ejemplo aquellas
de las diez primeras enmiendas..., quizás la presunción de constitucionalidad opere con
un efecto más acotado. Resulta innecesario considerar aquí si una ley que restringe
aquellos procesos políticos que generalmente traerían aparejados una derogación de la
ley no deseada debería estar sujeta –a diferencia de otros tipos de leyes– a una revisión
judicial más profunda a la luz de las prohibiciones generales contempladas en la
Enmienda Catorce. Tampoco resulta necesario investigar si debemos realizar
consideraciones similares con referencia a la revisión de aquellas leyes dirigidas a grupos
religiosos o nacionales particulares o a minorías raciales. Ni si un prejuicio contra
minorías distintas e inusuales puede ser una condición especial que tiende a cercenar
seriamente la operación de dichos procesos políticos que habitualmente sirven de apoyo
para la protección de las minorías, y que por lo tanto sea necesario en estos casos
proceder a efectuar una revisión judicial más profunda”.
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Este escrutinio estricto es utilizado por la Corte no sólo en casos
relacionados con la Primera Enmienda, sino también en otras dos
áreas que considera básicas: 1) apoyándose en la Cláusula del Debido
Proceso cuando se reclama por la privación de un derecho que se
considera fundamental, y 2) en el área del derecho a la igualdad. La
puerta hacia un escrutinio más estricto en estas áreas fue abierta por
el Justice Holmes en su famosa nota 4 al fallo Carolene Products163.
122
Kent v Dulles, 357 US 116 (1957); Shapiro v Thompson, 394 US 618, 634
(1969).
123
Stanley v Georgia, 394 US 557 (1969); Griswold v Connecticut, 381 US 479
(1965).
124
Reynolds v Sims, 377 US 533,562 (1963).
125
REDLICH, cit., p. 812.
126
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., ps. 798-99; Police
Dept. of Chicago v Mosley, 408 US 592, 99 (1972) invalidando una ordenanza
prohibiendo la realización de manifestaciones en un radio de 150 pies de
establecimientos escolares, con la excepción de manifestaciones pacíficas relacionadas
con problemas laborales de la escuela; Widmar v Vincent, 454 US 263 (1982),
declarando inválida la prohibición a un grupo religioso de utilizar un auditorio
considerado “foro público”.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 162
odiosa”, tal reglamentación es también sometida a escrutinio
estricto127.
127
Debe destacarse sin embargo que la mera demostración de que la
reglamentación afecta a clases diferentes de manera diferente no es suficiente para
sujetar la clasificación a escrutinio estricto, si no se encuentra presente un propósito
discriminatorio o una clasificación sospechosa (Dandridge v Williams, 397 US 471
(1970)).
128
Cleburne v Cleburne Living Center, 473 US 432 (1985).
129
LINDE, H.A., Due process of lawmaking, 55 NEB. L. REV. 197 (1976).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 163
sexo e ilegitimidad. La Corte, sin embargo rechazó la aplicación del
escrutinio estricto a dichos supuestos, si bien, considerándolas
clasificaciones “cuasi-sospechosas”, creó para ellas un nivel de
escrutinio intermedio130.
130
Este nivel de escrutinio intermedio puede también haber sido la respuesta al
creciente descontento existente en la Corte a comienzos de los años 70 respecto del
rígido sistema doble existente. Ver GUNTHER, GERALD, ob. cit., p. 17.
131
TRIBE, LAURENCE, American Constitutional Law, cit., p. 1559.
132
404 US 71 (1971).
133
429 US 190 (1976).
134
439 US 259 (1978).
135
NOTE, Intermediate Equal Protection scrutiny of welfare laws that deny
subsistence, 132 U. PENS. L. REV. 1547,1554 (1984).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 164
No obstante lo expresado, la aplicación de niveles especiales de
escrutinio para casos que no involucren cuestiones raciales, ha sido
errática136, en particular por la clara oposición del último Chief Justice
William Rehnquist a admitir la existencia de cualquier otro tipo de
clasificación “sospechosa” que aquellas basadas en cuestiones de
raza137.
136
Ver por ejemplo, Cleburne, 473 US 432 (1985), rechazando la aplicación de
este escrutinio intermedio a la denegatoria del permiso para operar un grupo
habitacional destinado a personas retardadas mentales.
137
Ver MURPHY, FLEMING y BARBER, ob. cit., Caps. 14 y 15.
138
GARCÍA ROCA, JAVIER, La interpretación constitucional de una declaración
internacional, el Convenio Europeo de Derechos Humanos, y bases para una
globalización de los derechos, citando expresiones del propio Tribunal Europeo.
139
Ver, por ejemplo, art. 8, referido a la vida privada y familiar, art. 9, libertad
religiosa, art. 10, libertad de expresión y art. 11, libertad de reunión y asociación.
140
CONVENIO EUROPEO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y
DE LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES REVISADO DE CONFORMIDAD CON EL PROTO-
COLO N° 11, art. 18.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 165
“proporcionalidad”183 tomada del derecho alemán 141 y del derecho
comunitario general, regla ésta que ha quedado reflejada
normativamente en el artículo 52.1. de la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea del año 2000, cuya
reformulación tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa 142
expresa: “Cualquier limitación del ejercicio de los derechos y
libertades reconocidos por la presente Carta deberá ser establecida por
la ley y respetar el contenido esencial de dichos derechos y
libertades143. Dentro del respeto del principio de proporcionalidad,
sólo podrán introducirse limitaciones cuando sean necesarias y
respondan efectivamente a objetivos de interés general reconocidos
por la Unión o a la necesidad de protección de los derechos y
libertades de los demás”. El Tribunal Europeo recurre constantemente
a esta regla en su jurisprudencia, considerándola inherente a los fines
de sopesar los derechos individuales y los intereses públicos generales
de la sociedad144145, si bien
141
Ver, ALEXY, ROBERT, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, Centro
de Estudios Constitucionales, 1993; en particular, cap. 6.
142
CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UNIÓN EUROPEA
(2010/C 83/02). Diario Oficial de la Unión Europea del 30 de marzo de 2010.
143
La noción de “contenido esencial” de los derechos es tomada de la
Constitución Alemana (art. 19.2), y no se diferencia, en lo fundamental, de la regla que
la Constitución Nacional utiliza en nuestro artículo 28 referida a la “no alteración” de
los derechos por parte de la reglamentación.
144
ARAI-TAKAHASHI, YASUDA, The Margin of Appreciation Doctrine and the
Principle of Proportionality in the Jurisprudence of the ECHR, Intersentia, 2001, pág.
145
.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 166
Devenney v. UK (Application No. 24265/94) del 19 de junio de 2002; TEDH, Fedorenki
v. Ukraine (Application no. 25921/02), sentencia del 1 de junio de 2006.
haciendo uso de ella de un modo fuertemente estructurado y
formalista146.
146
GARCÍA ROCA, JAVIER, La interpretación constitucional…, cit. en nota 180,
supra.
147
GOOLD, BENJAMIN, LAZARUS, LIORA Y SWINEY, GABRIEL, Public
Protection, Proportionality, and the Search for Balance, University of Oxford, Ministry
of Justice, Londres, 2007, pág. i; en similar sentido, LETSAS, GEORGE, Two concepts of
the margin of appreciation, 26 Oxford J. Legal Stud. 705 (2006).
148
Id. pág. ii.
149
RUBIO LLORENTE, FRANCISCO, La Configuración…, cit., pág. 1343.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 167
10.2 [del Convenio] no es sinónimo de «indispensable», tampoco
tiene la flexibilidad de términos tales como «admisible», «normal»,
«útil», «razonable» u «oportuno» e implica la existencia de una
«necesidad social imperiosa»”150.
150
TEDH, Handyside v. The United Kingdom, Application no. 5493/72,
sentencia del 7 de diciembre de 1976, criterio luego reiterado por ejemplo en el caso
Sunday Times v. Reino Unido (Application 6538/74), sentencia del 26 de abril de 1979.
En particular, en el caso McCann contra el Reino Unido, sentencia del 27 de septiembre
de 1995 (Application 18984/91), el Tribunal hizo aplicación concreta del criterio de
escrutinio estricto (ver §149).
151
Ver, por ejemplo, TEDH, Chassagnou and others v. France (Applications
25088/94, 28331/95 y 28443/95), sentencia del 29 de abril de 1999, § 91; Cha’are
Shalom Ve Tsedek v. France (Application no. 27417/95), sentencia del 27 junio de 2000,
§ 87; D.H. and others v. the Czech Republic (Application 57325/00), sentencia del 13 de
noviembre de 2007, § 208; Orsus and Others v. Croatia (Application no. 15766/03),
sentencia del 16 de marzo de 2010, § 156.
152
ARAI-TAKAHASHI, YASUDA, The Margin of Appreciation Doctrine…, cit.,
pág. 14.
153
TEDH, Case of Handyside… cit; Arai-Takahashi, sostiene que si bien el caso
Handyside fue el desencadenante del desarrollo del principio, este ya se encuentra en
numerosos fallos anteriores, (ARAI-TAKAHASHI, YASUDA, The Margin of Appreciation
Doctrine…, cit., págs. 5 y sigs.).
154
SWEENEY, JAMES A., Margins of Appreciation: cultural relativity and the
European Commission of Human Rights in the Post-cold war era (54 Int’l. & Comp.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 168
con las fuerzas vivas de sus [respectivos] países, las autoridades
nacionales están, en principio, en una mejor posición que el juez
internacional para dar una opinión acerca del contenido exacto de
estas exigencias así como acerca de la necesidad de una restricción o
penalidad destinada a dar una respuesta a ellas”197. El reconocimiento
de este margen es el que permite, dentro del respeto al principio de
subsidiariedad, el contralor por parte del Tribunal Europeo de las
decisiones adoptadas por los tribunales nacionales sin que los estados
vean excesivamente afectada su soberanía198, funcionando como una
suerte de principio de autolimitación de la justicia supranacional155; y
tiene como límite, no tanto “la importancia otorgada a cada uno de los
intereses que pueden justificar la limitación de la libertad, sino que se
encuentra en función de que exista un concepto europeo común en la
materia”156. Así, se ha
LIORA Y SWINEY, GABRIEL, Public Protection…, cit, pág. 2: “la doctrina del margen de
apreciación provee cierto margen al decisor democrático o especialista en su apreciación
y ponderación de los factores relevantes involucrados en el caso”.
197
TEDH, Case of Handyside… cit., § 48.
198
TEDH, Case of Handyside… cit. Como señala García Roca: “la
doctrina del margen expresa bien el actual punto equidistante entre el originario
Derecho Internacional, del que emana el tratado, y la progresiva garantía
constitucional judicializada que entraña el Convenio. Un instrumento del orden
constitucional europeo desarrollado cada vez más con principios y criterios propios
de una interpretación constitucional en vez de únicamente con los tradicionales
principios del Convenio de Viena sobre los tratados, pero que dista todavía de ser
una declaración constitucional por su supremacía formal y material” (GARCÍA
ROCA, JAVIER, La muy discrecional doctrina del margen de apreciación nacional
157
DE OLIVEIRA BARACHO, JOSÉ ALFREDO A prática jurídica no domínio da
proteção internacional dos direitos do homem (a Convenção Européia dos Direitos do
Homem, en la obra colectiva, Liber Amicorum, Héctor Fix-Zamudio, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Volumen I. – San José, Costa Rica, 1998, p. 392.
158
TRATADO DE LA UNIÓN EUROPEA. Versión consolidada, Art. 6.3. Diario
Oficial de la Unión Europea del 30 de marzo de 2010.
159
SAIZ ARNAIZ, ALEJANDRO, El Convenio Europeo de Derechos Humanos y
la garantía internacional de los derechos, Foro Constitucional Iberoamericano, nº 7,
2004; MURRAY, JOHN L. The influence of the European Convention on Fundamental
Rights on Community Law, 33 Fordham Int'l L.J. 1388 (2010).
160
SAIZ ARNAIZ, ALEJANDRO, El Convenio Europeo…, cit.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 170
La aplicación de la doctrina del margen, sin embargo, no ha
estado exenta de críticas, que proceden de diferentes vertientes. Están
quienes –desde una postura universalista a ultranza– critican la misma
sobre la base de que ella “se encuentra enfrentada con el concepto de
universalidad de los derechos humanos”161, dando pie a la idea de un
relativismo moral162. Por otro lado, otros sostienen que la doctrina no
es más que una vía política que le permite al Tribunal eludir
cuestiones sensibles que no desea tratar (o tratar aquellas en las que
sí tiene interés), siendo aplicada sin un análisis legal coherente, en
particular teniendo en cuenta que el concepto de “consenso europeo”
resulta claramente indeterminado y fuertemente subjetivo163. De igual
modo, se critica el propio concepto de “consenso” como legitimador
–o deslegitimador– del alcance de los derechos individuales 164 .
Incluso algún trabajo ha criticado la actuación del Tribunal señalando
que el estándar de aplicación de la doctrina del “margen de
apreciación” varía según cuál sea el estado que está siendo juzgado165.
161
BENVENISTI, EYAL, Margin of appreciation, consensus and universal
standards, 31 Int’l Law & Politics 843 (1999); LORD LESTER OF HERNE HILL, The
European Convention of Human Rights in the new architecture of Europe, Proceedings
of the 8th. International Colloquy on the European Convention on Human Rights, 227
(1995), entre otros.
162
LETSAS, GEORGE, Two concepts…, cit.
163
“Lejos de ser una doctrina o principio capaz de ser definido en abstracto o de
ser aplicado en concreto, el margen de apreciación es una etiqueta concluyente que sólo
sirve para ocultar la verdadera base sobre la que un tribunal de apelación decide si su
intervención en un caso particular se justifica. Como tal, tiende a impedir los tribunales
articular la justificación y los límites de su papel como guardianes de los derechos
humanos en una democracia…. Opera como un sustituto a un abordaje principista y
transparente al problema del nivel de escrutinio apropiado” (S INGH, RABINDER, Is there
a role for the "margin of appreciation" in national law after the Human Rights Act?, 1
European Human Rights Law Review, 15 (1999)).
164
Ver MURRAY, JOHN L. The influence…, cit.; GARCÍA ROCA, JAVIER, La muy
discrecional doctrina…, cit.
165
KAVANAUGH, KATHLEEN A., Policing the margins: Rights protection and
the European Court of Human Rights, 4 European Human Rights Law Review, 422
(2006).
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 171
§6.7. La situación actual en nuestro país
166
FALLOS, 306:1892.
167
367 US 497 (1961).
168
FALLOS, 312:2218.
169
Ver, por ejemplo, Dessy, FALLOS, 318:1894, en donde el uso del escrutinio
estricto fue postulado, respecto de los derechos fundamentales, por los ministros
Petracchi, Fayt y Boggiano.
06/02/2011 01:20:00 p.m. c:\users\vitolo\documents\la ley\capítulo 3.doc 172