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LAVADO DE MANOS HIGIÉNICO

ANTECEDENTES

Corría el año 1818, en Taban, capital de Hungría, cuando nació Ignaz Philipp
Semmelweis. Fue el quinto de siete hermanos e hijo de comerciantes. Hungría era
entonces parte del imperio austríaco, cuya capital era Viena.

Semmelweis inició sus estudios de medicina en Hungría, para posteriormente


trasladarse a la universidad de Viena donde se graduó como médico obstetra en
agosto de 1844, dedicándose al cuidado de las mujeres durante el embarazo y
durante el parto y alumbramiento del bebé. Conocido popularmente como el
«Salvador de Madres», descubrió que la incidencia de la fiebre puerperal podía ser
disminuida drásticamente desinfectándose las manos en las clínicas obstétricas.

El gran logro de Ignaz Semmelweis fue, a mediados del siglo XIX, descubrir el
origen infeccioso de la fiebre puerperal («fiebre del parto»), logrando controlar su
aparición con una simple medida de antisepsia, luchando con la oposición de sus
colegas médicos que no aceptaron sus observaciones que, por primera vez en la
historia de la medicina, estaban contrastadas con gran cantidad de datos
estadísticos. Descubrió por primera vez que la infección nosocomial de pacientes
por las manos contaminadas del personal sanitario era una de las formas comunes
de diseminación de los agentes infecciosos.

A los 28 años, Ignaz Semmelweis fue nombrado asistente de la primera clínica


ginecológica del gran hospital general de Viena Allgemeines KrankenHans. Esta en
su tiempo prestigiosa clínica vienesa, era una de las elegidas por numerosos
estudiantes de medicina de diferentes países europeos para realizar las prácticas de
final de carrera. Semmelweis observó la gran cantidad de mujeres que fallecían a
causa de la fiebre, provocando la muerte de un 10-35 % de las parturientas.

Semmelweis, en el año 1847, propuso lavarse cuidadosamente las manos con una
solución de hipoclorito cálcico cuando él trabajaba en la Primera Clínica Obstétrica
(Clínica I) del Hospital General de Viena, donde la mortalidad entre las pacientes
hospitalizadas en la sala atendida por obstetras (Clínica I), era de tres a cinco veces
más alta que en la sala atendida por matronas (Clínica II).

La Primera Clínica era el servicio de enseñanza para estudiantes de medicina; la


Segunda Clínica había sido seleccionada en 1841 solo para instrucción de
comadronas.

Conmovido por lo que observaba, empezó a recopilar información, a cuantificar


datos y reflexionar sobre lo que estudiaba. Comenzó a apreciar diferencias en las
frecuencias de presentación de la enfermedad entre las dos salas de maternidad
existentes y concluyó, luego de grandes esfuerzos y búsquedas, con la elaboración
de un nuevo concepto: existía una “materia cadavérica” que era transportada por las
manos de los médicos y estudiantes que tenían a su cargo la atención de las
madres en trabajo de parto en la Clínica y generaba en ellas la fatal enfermedad.
Propuso el uso de soluciones con cloro para el lavado de manos de los médicos y
estudiantes de medicina, antes y después de atender y examinar a sus pacientes.
Esta medida se inició a mediados de mayo de 1847. Minuciosamente anotó durante
temporadas el comportamiento de las muertes y descubrió que, con la simple
medida del lavado de manos, éstas disminuyeron extraordinariamente. Consultó los
archivos y registros del hospital de maternidad de Viena desde su apertura en 1784
hasta 1848. Elaboró tablas con los datos de partos, defunciones, y tasas de
mortalidad para esos años. Registró enormes diferencias en las tasas de mortalidad,
por ejemplo, del 12,11% en 1842 contra el 1,28% en 1848.

Comprobó el efecto fatal de la atención obstétrica por parte de los estudiantes de


medicina, estudiantes que provenían de hacer autopsias y prácticas con cadáveres,
en comparación con las tasas menores de mortalidad entre las pacientes asignadas
a las matronas en la Clínica 2, quienes no tenían contacto con los estudios
anatómicos en cadáveres.

Por parte de la sociedad científica responsable de analizar el problema, se daban


razones de lo más dispares, desde la muerte por la angustia que causaba el sonido
de la campanilla del monaguillo que precedía al sacerdote, cuando éste se dirigía
allá para administrar los sacramentos a las moribundas, la vergüenza que sentían
las mujeres ante los estudiantes, hasta la mala ventilación.

Semmelweis era consciente del absurdo de esas interpretaciones, pero no así cuál
era la causa que producía la fiebre puerperal. Todo cambió con la muerte de un
amigo y colega suyo del hospital, que durante la realización de una autopsia en una
de las clases que impartía, un alumno lo hirió con el bisturí en un dedo. Observó que
los síntomas que observaba eran los mismos que los de las mujeres fallecidas por la
fiebre y que los hallazgos de su necropsia fueron, en todo, similares.

Semmelweis defendió con vigor su descubrimiento y la salud de sus pacientes, “hay


que terminar con la matanza”, escribió. “Una vez que se identificó la causa de la
mayor mortalidad de la primera clínica como las partículas de cadáveres adheridas
a las manos de los examinadores, fue fácil explicar el motivo por el cual las mujeres
que dieron a la luz en la calle tenían una tasa notablemente más baja de mortalidad
que las que dieron a luz en la clínica…“.
Se dio cuenta de que estas partículas cadavéricas entraban por el torrente
sanguíneo de la persona afectada y que podía afectar no sólo a las mujeres que
habían dado a luz, sino que también afectaba a las embarazadas y a sus propios
hijos recién nacidos. Sus observaciones no fueron tenidas en consideración, siendo
incluso amenazado por sus propios compañeros.

Los datos eran incontrovertibles: las tasas de mortalidad de fiebre puerperal para la
Primera Clínica en la Institución de Maternidad de Viena cayeron notablemente
cuando Semmelweis implementó el lavado de manos a mediados de mayo de 1847.

Claramente, estaba culpando a los propios médicos y estudiantes de medicina de


estas muertes, era un insulto para la imagen de los médicos. Les estaba llamando
asesinos, llegaron a decir. Incluso su propio jefe, el Profesor Klein, estuvo en contra
de él y prohibió esta medida sanitaria, relevando del cargo a Semmelweis en 1849 y
dejando a Braun, quien creía que todo era problema de mala ventilación.
Nuevamente, la tasa de mortalidad aumentó.

DEFINICIÓN
El lavado de manos es la frotación vigorosa de las manos previamente
enjabonadas, seguida de un aclarado con agua abundante, con el fin de eliminar la
suciedad, materia orgánica, flora transitoria y residente, y así evitar la transmisión de
estos microorganismos de persona a persona.

El uso de soluciones alcohólicas para el lavado de manos constituye una alternativa


a tener seriamente en cuenta en la higiene de las manos en la actualidad (más
desarrollo en otro capítulo).

Flora residente: también llamada colonizante. Son microorganismos que se


encuentran habitualmente en la piel. No se eliminan fácilmente por fricción
mecánica.

Flora transitoria: también llamada contaminante o "no colonizante". Son


microorganismos que contaminan la piel, no encontrándose habitualmente en ella.
Su importancia radica en la facilidad con la que se transmiten, siendo el origen de la
mayoría de las infecciones nosocomiales.

LAVADO DE MANOS CLÍNICO

Objetivos

 Eliminar microorganismos transitorios y disminuir la flora residente, a través


de la fricción y utilizando un jabón antiséptico con el efecto residual más
prolongado posible.
 Evitar la diseminación de gérmenes y microrganismos de una persona a otra.
 Protegerse a sí mismo.
 Evitar la contaminación de material limpio.
 Eliminar la flora transitoria de la piel.

Condiciones generales para el lavado de manos :


 Mantener las uñas cortas y limpias, sin esmaltes y sin postizos. Las uñas largas
aumentan el riesgo de rotura de guantes.

 No usar anillos, relojes ni pulseras, estos elementos actúan como reservorio y


dificultan la limpieza de manos y antebrazos.

 El uso de cremas hidratantes después de la actividad laboral se considera


recomendable porque aumenta la resistencia de la piel y al mantenerse íntegra
disminuye la contaminación por gérmenes.

 Usar preferiblemente los jabones con dosificador.

 No reutilizar los envases del jabón ya que se contaminan fácilmente.

 Usar toalla de papel ya que la de tela se contamina fácilmente.

 El uso de guantes no suple el lavado de manos.

Material

 Jabón antiséptico
 Sanitas
 Lavabo
 Sesto
 Agua

los 11 pasos de la técnica del lavado de manos, que debe durar entre 40 y 60
segundos:

1. Mójese las manos con agua.


2. Deposite en la palma de la mano una cantidad de jabón suficiente para cubrir la
superficie de las manos.

3. Frótese las palmas de las manos entre sí.

4. Frótese la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda,


entrelazando los dedos y viceversa.

5. Frótese las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados.

6. Frótese el dorso de los dedos de una mano con la palma de la mano opuesta,
agarrándose los dedos.

7. Frótese con un movimiento de rotación el pulgar izquierdo, atrapándolo con la


palma de la mano derecha y viceversa.

8. Frótese la punta de los dedos de la mano derecha contra la mano izquierda,


haciendo un movimiento de rotación y viceversa.

9. Enjuáguese las manos con agua.

10. Séquese las manos con una toalla de un solo uso.

11. Utilice la toalla para cerrar el grifo.

DESINFECCIÓN DE MANOS

El alcohol gel no remplaza al lavado de manos, no surte efecto en manos sudorosas


y sucias, después de tres higienizaciones con alcohol gel se debe realizar un lavado
de manos con agua corriente y jabón.

Recomendaciones de uso:

• Cuando se atiende un paciente y por necesidad se debe cambiar de zona


anatómica, teniendo como propósito final, evitar el paso de microorganismos de una
zona a otra.

• Cuando se controla signos vitales o se administra medicamentos a varios


pacientes.

• Al tocar equipos, veladores, barandas y ropa de cama visiblemente limpia.


• Cuando no se cuenta con un lavamanos cercano al área de atención del paciente.

Características del alcohol gel:

 Las preparaciones de concentraciones entre 60 y 80% de alcohol


(isopropanol o etanol) son las más eficaces.
 Si contiene un emoliente como glicol al 1 o 3% evita la resequedad de la piel
y favorece el apego a esta técnica.
 No es necesario usar toallas de papel para el secado. Requiere menos
tiempo que el lavado tradicional con agua y jabón (40 a 60 segundos).
 Es importante el volumen del gel que se use; un volumen entre 2 a 3 mililitros
(generalmente dos aplicaciones de los dispensadores comunes).
 Usar en manos secas, ya que la presencia de agua disminuye la eficacia.
 No es eficaz contra Norovirus (gastroenteritis) y esporas (Clostridium difficile).
 Utilizar un dispensador con despachador que facilite su uso y evite
contaminación.

Existen otras preparaciones de soluciones antisépticas a base de clorhexidina 0.5 a


4%, yodopovidona 0.5 a 4% que no serán analizadas en este criterio.

El Procedimiento dura de 20 a 30 segundos

Procedimiento:

1ª.- deposite en la palma de la mano una dosis de producto suficiente para cubrir
todas las superficies

2.- frótese las palmas de las manos entre si

3.- frótese la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda


entrelazando los dedos y viceversa

4.- frótese las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados
5.- frótese el dorso de los dedos de una mano con la palma de la mano opuesta,
agarrándose los dedos

6.- frótese con un movimiento de rotación el pulgar izquierdo, atrapándolo con la


palma de la mano derecha y viceversa

7.- frótese la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano
izquierda haciendo un movimiento de rotación y viceversa

8.- una vez secas las manos, son seguras.

LAVADO DE MANOS QUIRÚRGICO

Es el indicado en las áreas clínicas entre la atención de pacientes y antes y después


de realizar procedimientos invasivos.

El lavado de manos quirúrgico requiere una serie de pasos bien definidos para evitar
que se produzca cualquier tipo de contaminación cruzada en hospitales.
El lavado de manos quirúrgico tiene como objetivo eliminar el mayor número posible
de patógenos presentes en manos y brazos antes de entrar en quirófano para evitar
la contaminación cruzada. 
El lavado de manos quirúrgico, a diferencia del lavado de manos convencional, se
realiza con composiciones jabonosas que contienen povidona yodada o clorhexidina
y se aplica sobre manos de forma exhaustiva y antebrazos. 
Requerimientos previos al lavado de manos quirúrgico
Antes de aplicar la técnica del lavado de manos quirúrgico, debemos asegurarnos
de que el personal técnico sanitario cumpla con los siguientes requerimientos:
 
 Las uñas deben estar cortas, limpias y sobretodo sin esmalte.
 Deben retirarse todas las joyas de las manos como, por ejemplo, anillos, pulseras o
relojes.
 En caso de heridas o cortes, el personal deberá abstenerse en la participación de
intervenciones invasivas hasta su cura.
 Prescindir de cepillos para el lavado de las manos o las uñas.
Objetivo

El objetivo del lavado quirúrgico de manos es eliminar microorganismos transitorios


y disminuir al mínimo posible los microorganismos residentes en la piel,
manteniendo una mínima población de bacterias mediante la inhibición de su
crecimiento durante el acto quirúrgico, evento obstétrico o procedimiento invasor a
través de la fricción y utilizando un jabón antiséptico con el efecto residual más
prolongado posible.

Lavado de manos quirúrgico procedimiento

Lavado de manos preliminar


 Abrir el set de lavado sin retirar la funda.
 Impregnar el cepillo de jabón.
 Mojar y enjabonar manos y antebrazos.
 El dispensador de jabón se debe accionar con el codo, así como el grifo si no
es de pedal o automático. Se aplica jabón en una mano y se enjabona de
mano a codo mediante movimientos circulares descendentes. Se procede de
la misma manera con la otra mano.
 Limpiamos con la púa, preferentemente debajo del agua el lecho ungueal de
cada uno de los dedos de una mano y luego de la otra.
 Frotamos uñas y yemas de los dedos con la parte del cepillo con púas.
 Enjabonamos de manos a codos con el lado de la esponja del cepillo
mediante movimientos circulares descendentes.
Se limpian sucesivamente:

 Primero, palmas y dorso de las manos.


 Segundo, dedos y espacios interdigitales. En el lecho ungueal y en los
espacios interdigitales es donde más gérmenes se encuentran. Se lavan
primero unas de las manos y a continuación la otra. Se deben limpiar todos y
cada uno de los dedos y espacios interdigitales.
 Tercero, muñeca y antebrazos hasta después del codo sin retroceder en el
proceso del cepillado. Se enjabona primero una de las extremidades y luego
la otra procediendo de forma similar.
 Cuarto: Realizamos un aclarado con las manos en alto. El agua debe caer
desde la punta de los dedos, por las manos, la muñeca y el antebrazo, hasta
el codo.
Lavado quirúrgico de manos principal
Mojar y enjabonar manos, limpiando sucesivamente:

 Primero, palmas: se frota la palma de una mano contra la palma de la otra.


 Segundo, palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda,
entrelazando los dedos y luego palma de la izquierda sobre dorso de la
derecha de forma similar.
 Tercero, palma contra palma entrelazando los dedos.
 Cuarto, dorso de los dedos de una mano contra la palma de la mano
contraria manteniendo unidos los dedos.
 Quinto, limpieza dedo a dedo. Dedos izquierdos con la mano derecha
actuando sucesivamente en cada uno de los dedos, y a continuación dedos
derechos con la mano izquierda actuando de forma similar.
 Sexto, frotar la yema de los dedos sobre la palma de la mano contra lateral.
 Séptimo, enjabonar de mano a codo realizando movimientos circulares
descendentes. Primero en uno de los antebrazos y luego en el otro.
 Octavo, aclarar con agua. Se debe realizar lavado y aclarado con las manos
más altas que los codos y separadas del cuerpo para no contaminarlas.
Primero una de las manos y después la otra.
Lavado complementario
 

Se realiza de forma similar al lavado principal, con uno o dos lavados


complementarios. En caso de hacer dos, primero se repite el proceso hasta la mitad
del antebrazo.

1. Palma de una mano contra palma de la otra.


2. Segundo, palma de una mano contra dorso de la otra.
3. Tercero, palma contra palma entrelazando dedos.
4. Dedos de una mano, contra palma de la otra.
5. Limpieza dedo a dedo.
6. Yema de dedos contra palma de la otra mano.
7. Enjabonado hasta la mitad del antebrazo.
8. Aclarado.
Finalmente, realizamos un tercer lavado hasta la muñeca.

1. Palma de una mano contra palma de la otra.


2. Palma de una mano contra dorso de la otra.
3. Palma contra palma entrelazando dedos.
4. Dedos de una mano contra palma de la otra.
5. Limpieza dedo a dedo.
6. Yema de dedos contra palma de la otra mano.
7. Enjabonado hasta la muñeca.
8. Aclarado.
9. Nos secamos con una toalla de papel desechable y utiliza ésta para cerrar el
grifo en caso de que el grifo no se accione vía sensor o pedal.

LOS 5 MOMENTOS DEL LAVADO DE MANOS:

Considerar los 5 momentos del lavado de manos:

1. Antes del contacto con el paciente. Para proteger al paciente de los gérmenes
dañinos que usted tiene en las manos. Ejemplo: al estrecharle la mano, al ayudarle
a moverse, al realizar un examen clínico.

2. Antes de realizar una tarea limpia/aséptica. Para proteger al paciente de los


gérmenes dañinos que puedan ingresar a su cuerpo, incluido sus propios gérmenes.
Ejemplo: cuidado oral, dental, aspiración de secreciones, curaciones, inserción de
catéteres, preparación de alimentos, administración de medicamentos.

3. Después de una exposición a fluidos corporales y después de quitarse los


guantes: Para protegerse y proteger el entorno de atención de salud de gérmenes
dañinos del paciente. Ejemplo: cuidado oral, dental, aspiración de secreciones,
extracción y manipulación de sangre, orina, heces y desechos de los pacientes.
4. Después del contacto con el paciente: Realizar la higiene de las manos después
de tocar al paciente o su entorno inmediato, cuando nos alejamos del paciente. Para
protegerse y proteger el entorno de atención de salud de gérmenes dañinos del
paciente. Ejemplo: al estrecharle la mano, al ayudarle a moverse, al realizar un
examen clínico.

5. Después del contacto con el entorno del paciente: Para protegerse y proteger el
entorno de atención de salud de gérmenes dañinos del paciente. Ejemplo: cambiar
la ropa de cama, ajustar la velocidad de perfusión.

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