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Comprensión lectora
No obstante, durante sus periodos de lucidez, volvió a Hungría e instaló allí su propia clínica,
donde aplicó con gran éxito las medidas higiénicas: ninguna mujer contrajo la temida enfermedad.
Y a fe que lo hizo: un día, tras practicar una autopsia, se cortó adrede en un dedo con el bisturí. Poco
después, murió víctima de la enfermedad contra la que había luchado toda su vida, pero con la
esperanza de que ello convencería definitivamente a la comunidad médica de la necesidad de adoptar
PEDRO PABLO ATUSPARIA
Así, aunque parezca increíble, medidas higiénicas contra las infecciones (que hoy en día nos resultan
tan cotidianas en cualquier hospital), tales como lavarse las manos, usar batas blancas (en las que es
posible detectar enseguida cualquier tipo de suciedad), hervir los instrumentos quirúrgicos, usar
gasas escrupulosamente limpias, no fueron formalmente adoptadas hasta la segunda mitad del siglo
XIX. Y gran parte del mérito se lo debemos a la sabia intuición, estudio, obstinación y sacrificio del
buen doctor Ignaz Philipp Semmelweis.
1 Adaptado de Peláez, J. (2008). La aldea irreductible. Lavarse las manos, una obstinación que salvó muchas vidas.
Recuperado de
<https://goo.gl/2LYrdZ>
3. ¿Qué relación existe entre las lecturas “Lavarse las manos, una
obstinación que salvó muchas vidas” y “El lavado de las manos”?
a. El texto “Lavarse las manos, una obstinación que salvó muchas vidas” es un ejemplo de la
lectura “El lavado de las manos”.
b. Los textos “Lavarse las manos, una obstinación que salvó muchas vidas” y “El lavado de
las manos” se oponen.
c. El texto “Lavarse las manos, una obstinación que salvó muchas vidas” demuestra la
importancia de la lectura “El lavado de las manos”.
d. El texto “El lavado de las manos” es el origen de la lectura “Lavarse las manos, una
obstinación que salvó muchas vidas”.
PEDRO PABLO ATUSPARIA